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KEVALA

KUMBHAKA
Entre el todo y la nada

Reflexiones sobre la postura del despertar

Emilio J. Gómez
La plena comprensión del presen-
te texto implica una práctica de
yoga y meditación comprometida,
así como la enseñanza directa de
un profesor competente en la ma-
teria tratada.

-2-
DEDICATORIA

A los que han aprendido a sentir al Espíritu


en las gotas del rocío o en los pétalos de una flor…
Pero sobre todo en la mirada de los demás.

-3-
Me postro ante la omnipresencia de Sri Ramana Maharshi,
a quien considero mi Maestro espiritual.
Él ha guiado toda mi vida y en su amorosa mirada
siempre he encontrado sabiduría, comprensión y consuelo.

-4-
Indice

A modo de presentación, 13
Prólogo, 17

I. La postura. Primero, lo primero, 27


Sobre la postura. Detalles técnicos, 27
Tipos de posturas, 28
Sobre la energía Kundalini, 34
Simbología de la Kundalini, 36
El cuerpo: un circuito bio-eléctrico, 37
Jnana mudra y Chin mudra, 38
Dhyana mudra, el gesto de la meditación, 40
El mudra de la transformación, 41
Consideraciones budistas sobre la energía, 43
Siddhasana, la postura perfecta, 45
La pefección en la postura, 46
Radja yoga, 48
Hatha yoga, 49
Hatha y Radja yoga, una práctica ideal, 51
La postura del despertar, 51
Comodidad en la postura, 52
Requisitos del meditador, 53
La búsqueda espiritual como juego, 55
Párpados ¿cerrados o abiertos?, 57
1. Párpados cerrados Shambhu, el sello de Shiva, 58
Sambhavi mudra con los párpados cerrados, 60
Kechari mudra y Nabho mudra, 61
Sentido y utilidad de Kechari y Nabho mudra, 62

-5-
Jivha bandha, la alternativa, 68
2. Párpados entreabiertos, 69
Las hojas del árbol. Un ejemplo, 70
Atención, concentración y meditación, 71
3. Párpados abiertos, 73
Obstáculos para meditar, 75
¿Luchar contra el ego?, 76
Viveka, el discernimiento, 77
Profundizando en los obstáculos, 79
Sobre las fluctuaciones mentales, 81
Parar la mente, 82
Trataka, fijar la mirada, 86
Diferentes tipos de trataka, 87

II. Alineación, la búsqueda del equilibrio, 91


Zona lumbar, caballo de batalla, 91
Pelvis elevada y basculada, 92
Zafu, el cojín de meditación, 93
¿Cómo hacer un zafu?, 95
Espalda erguida, que no recta, 97
1ª Curvatura: zona lumbar, 99
2ª Curvatura: zona dorsal, 104
Respirar, primer y último acto en la vida, 105
La respiración, eslabón olvidado, 106
La respiración, clave de la vida, 106
Respiración yóguica completa, 108
Más sobre la Respiración yóguica completa, 110
Respiración yóguica completa avanzada, 111
OM, la sílaba sagrada, 114
Forma de recitar el mantra OM, 116

-6-
Diversas interpretaciones del mantra OM, 117
Práctica del mantra OM, 121
Ujjayi pranayama, la respiración victoriosa, 123
3ª Curvatura: zona cervical, 126
Granthis, los nudos psíquicos, 128
Vidya, el conocimiento liberador, 129
Hatha & Radja yoga, una conjunción ideal, 130
La alienación correcta, 133
Centro de gravedad y líneas de dirección, 134
Encontrar el centro de gravedad, 136
Sobre el equilibrio, 138
Energía en movimiento, la tercera fuerza, 139
Gunas, cualidades de la manifestación, 141
Sobre Sattwa Guna, 142

III. Relajación. Imprescindible, 147


Comenzar por el rostro, 148
Práctica de relajación general consciente, 150
Savasana, la postura del cadáver, 153
Lenguaje corporal, 156
Savasana, detalles técnicos, 158
Atención sobre la respiración en la relajación, 159
Beneficios de la relajación consciente, 161
El cerebro vibra, 163
Samadhi, 165
Tipos de Samadhi, 167
Savikalpa Samadhi, 167
Asampragyata Samadhi, 168
Nirvikalpa Samadhi, 169
Maha Samadhi, 170

-7-
Ondas cerebrales y estados de consciencia, 170
1.1 Ondas Beta, 171
1.2 Jagrat, la consciencia vigilia, 171
2.1 Ondas Alfa, 171
2.2 Swapna, la consciencia subconsciente, 173
3.1 Ondas Theta, 174
3.2 Sushupti, el inconsciente, 175
4.1 Ondas Delta, 176
4.2 Turiya, la dimensión trascendente, 177
4.3 Reflexiona sobre lo leído, 177
5.1 Turiyatita, el quinto estado, 179
Estados, cuerpos y envolturas, 180
Trapasar cuerpos, envolturas y estados, 182
Diferentes yogas, diferentes vías, 183
Sobre el Bhagavad Gita, 185
Avatar, lo que desciende, 186
Sobre los maestros espirituales, 188
Monasterios y Ashrams, 191
Fundamentos de las religiones, 192
1. Principios, 192
2. Mitología, 192
3. Ceremonias, 193
La unidad cerebro-mente, 195
Es posible…, 196
Lo más natural, 197
Relajarse, un arte olvidado, 198
Expresar los sentimientos. Ser fiel a uno mismo, 200
Una sola palabra, 202

-8-
IV. Consciencia corporal e inmovilidad, 205
Expandir la consciencia, 205
Consciencia testigo, apego y desapego, 206
Observar, clave de Vairagya, 205
Dolor y sufrimiento, 209
La postura del despertar, un laboratorio, 210
Vipassana, visión cabal, 212
Dos preguntas, una misma cuestión, 214
Entrar en la inmovilidad, 215
Amable perseverancia, 218
Una propuesta de trabajo interior, 219
Deshacer la postura, 219
Mantener la postura, 222
Liberación del sufrimiento, 223
Despertar del sueño, 225
La postura, un maestro, 225

V. Consciencia corporal… y respiración, 227


Respirar… tal vez vivir, 228
1. Atención al abdomen, 230
2. Atención al pecho, 232
3. Atención a la nariz, 235
Anapanasatti yoga, el yoga del aliento, 236
Anuloma Viloma Pranayama, la respiración alterna, 238
Ujjaji Pranayma, la respiración victoriosa, 239
A modo de resumen… y algo más, 240
Sobre la atención dividida, 240
Es preciso realizar una aclaración, 241
Dividir la atención, 241

-9-
Trabajar la atención dividida, 242
Reflexión sobre la iluminación, 243
a) Síntesis previa, 243
b) La auténtica naturaleza, 244
c) Un planteamiento singular, 245
d) Dormir, tal vez soñar, 245
No intentes cambiar a nadie, 246
e) Una manera diferente de mirar, 247
¿Es necesario el esfuerzo para despertar?, 248
Diferentes tradiciones, mismos métodos, 249
Al final, sin esfuerzo…, 251
A modo de resumen de las instrucciones, 253

VI. Contar respiraciones, 255


Sentido común, 256
La postura, receptáculo de técnicas, 257
Contar respiraciones desde 1 a 21, y desde 21 a 1, 257
Sutil desarrollo de la voluntad, 260
Profundizar en la técnica, 261
Contar ciclos de respiraciones, 262
Libertad, patrimonio de la humanidad, 263

VII. Kevala kumbhaka. Punto de inflexión, 267


¿Qué es Kevala kumbhaka?, 267
Chit Jada granthi, el nudo de la consciencia, 269
Punto de inflexión, 270
De Saguna a Nirguna, 271
Las técnicas son un medio, nunca un fin, 272
Diferentes tipos de retenciones del aire, 275

- 10 -
Kumbhaka, esencia del Pranayama, 275
¿Qué es Kumbhaka?, 276
Fisiología del Kumbhaka, 277
Kevala Kumbhaka, 280
Kevala Kumbhaka y Samadhi, 282
Kumbhaka y Kundalini, 285
Después del despertar de la energía, 287
Pavritti y Nivritti, los senderos de la energía, 290
Las dos crisis en el ser humano, 291
Inducir Kevala Kumbhaka, 292
Teoría, enseñanza y práctica, 294
Abhyasa y Vairagya, práctica y desapego, 296
Yoga Sistemático, 298

VIII. Presencia de Ser, 303


Un cambio substancial, 303
Presencia de Ser, 304
La queja de la esencia, 305
La sensación olvidada, 306
El valor de la experiencia “soy”, 308
Urgente: recuperar la presencia de Ser, 309
Sobre el dolor, el placer y la felicidad, 310
Comprender, lo único necesario, 312
Un inteligente e inevitable cambio de vía, 313
De buscador a encontrador, 317
Disponibilidad, 317
Modos diferentes de práctica, 318
1º Grupo. Quizás el cuerpo podría contener un alma, 318
2º Grupo. Alma atrapada en el cuerpo, 320
3º Grupo. Percepción invertida, 320
De nuevo Abhyasa, la práctica constante, 321
- 11 -
Diferencia entre Samadhi y Kaivalya, 323
El cero, portal de entrada, 324
En Occidente, la tradición dice…, 325
Entre el todo y la nada… la creación, 327
Aprender a pensar, 331
a. Palabras, 333
b. Imágenes, 333
c. Emociones, 334
d. Saber que…, 335
Ekagrata, 336
Kalpa Vriksa, el árbol de los deseos, 339

IX. Atma Vichara, la auto-indagación, 341


Nada anusandana, el silencio interior, 343
Sita Upanishad, 350
Atma Vichara, indagación del Ser, 351
Precauciones en torno a Atma Vichara, 354
Profundizar en el Atma Vichara, 355
Atma Vichara. Sobre la práctica, 357

X. Silencio Interior, 365


Meditar es aprender el arte de morir consciente, 366
Miedo a morir, 367
Un único problema, 369
Dama de blanco, 372
Expuso Allan Watts, 373
Silencio, paz y amor, 374

Anexo, 359
El éxtasis con los ojos abiertos, 379
A modo de epílogo, 384
- 12 -
A modo de presentación

Al finalizar “Silencio Interior - Ensayo sobre meditación”,


me prometí que no volvería a escribir ningún libro más, pues
consideraba que ya había dicho todo lo que tenía que decir, y
hasta ese momento así era.

Sin embargo, un tiempo después se me pidió que escribiera


sobre el Camino de Santiago. En un principio, la negativa fue
rotunda, pero me sentía en deuda con el Camino y todo lo que
me había aportado. Así fue como nació “Vidio – Fisterra,
bitácora de un viaje a pie”.

Extenuado por el ingente esfuerzo que supone dar a luz un


libro –cosa que el lector no puede ni tan siquiera imaginar–
de nuevo me volví a realizar la misma promesa de antaño:
“Jamás volvería a escribir un libro”. Y es que, entre otras
cosas, ocurre que no obtengo ningún placer con la escritura.

No obstante, el acto de escribir se ha convertido en una ex-


traña necesidad que comienza a serme familiar. La reconozco
cuando desde las profundidades del subconsciente emerge esa
inquietud que pugna por existir y expresarse, manifestándose
en el mundo exterior en forma de palabra escrita.

Resulta fácil detectarla, pues suele dejar un rastro de cuarti-


llas manuscritas a altas horas de la madrugada. Con el tiempo
he aprendido a aceptarla y también a rendirme a su merced,
concediendo luz verde a un proyecto que siempre termina por
sorprenderme.

- 13 -
Cuando ello ocurre, toda la maquinaria se pone en marcha y
algo, adornado con un cierto halo de misterio, comienza a
suceder. Entonces sé que ha llegado el momento de sentarme
ante el teclado del ordenador, hacer varias respiraciones pro-
fundas… y ponerme al servicio de aquello que desea expre-
sarse en el mundo de las formas.

En ese instante un extraño proceso sucede en mi interior. Ide-


as, conceptos y pensamientos se agolpan excitados en la zona
frontal de la cabeza, al punto de llegar a colisionar entre sí.
Todos ellos luchan con ardor y frenesí por salir al exterior y
llegar el primero, como si de espermatozoides intelectuales se
trataran. Al final, todos salen proyectados sobre la pantalla
del ordenador en forma de eyaculación literaria.

Quizás no debiera de escribir estas cosas, quizás sí. ¿Importa?


Desde luego que no. El instante presente me devuelve a la
realidad. Ahora mismo es primavera. Llueve con fuerza y las
gotas arrecian contra los cristales de la ventana. Son las 04:45
de la madrugada. A mi alrededor, mientras todo duerme, per-
cibo cómo la consciencia está muy alerta, muy despierta. Un
pensamiento cruza la mente: “Así debe ser”. Al mismo tiem-
po, observo cómo los labios esbozan una suave sonrisa.

Demasiado bien sé que mi existencia está al servicio del Yo-


ga. Tanto, que escribir ha llegado a convertirse en parte de mi
práctica, como si de una acción de Karma yoga se tratara…
Karma yoga, el yoga de la acción desinteresada… De esa
manera, carente de pretensión personal, las cosas suceden.
¿Quién o qué hace que sucedan?

- 14 -
Así es como contemplo el proceso de la escritura: una acción
carente de interés personal que contemplo suceder a través de
mí. Tan sólo me limito a permitir que ocurra. Simplemente.
Sin importar el resultado final ni esperar nada a cambio.

Sin lugar a duda, cuando finalice Kevala Kumbhaka me vol-


veré a formular la antigua promesa de no volver a escribir
nada más. Sin embargo, algo en mi interior me dice que esa
vieja y reiterada promesa volverá a verse rasgada.

Bueno, si a través de la palabra escrita una sola persona llega-


ra a obtener un solo instante del silencio y la paz que brotan
de la experiencia de Kevala kumbhaka, volvería a escribirlo
todo de nuevo mil veces.

¡Qué todo sea para bien!


¡Que todos los seres sean felices!

En este inmenso hormiguero humano que hemos dado en


denominar Madrid.

Primavera, 2012

- 15 -
Prólogo

Muchos alumnos han sido los que me han preguntado sobre


la sorprendente suspensión de la respiración que, en algunas
ocasiones, se ha producido de manera totalmente espontánea
durante la práctica de la meditación sin que en ningún mo-
mento mediara intervención alguna de su voluntad.

Algunos lo preguntaban aún con el sobresalto en el tono de su


voz, otros desde la curiosidad. Pero, de un modo u otro, en la
inmensa mayoría de los casos se podía apreciar el anhelo de
querer saber más sobre esta singular parada respiratoria que
les había provocado un inmediato estado de reconexión con-
sigo mismos, llevándoles a una dimensión más profunda
donde los conceptos del todo y la nada carecen de sentido.

Así pues, escribo estas líneas motivado por la necesidad de


transmitir claridad y tranquilidad al respecto, o tal vez como
fruto del anhelo por compartir mi búsqueda interior. Sea co-
mo fuere, me he dejado llevar por el impulso de profundizar
en la amplia fisura que se abre en la mente cuando la respira-
ción queda suspendida de un modo natural.

Poco a poco, notas y experiencias fueron cobrando forma,


dando lugar a reflexiones sobre la práctica del Yoga. Por este
motivo, y aunque la traducción literal de Kevala Kumbhaka
es “retención natural”, al incluir temas paralelos al proceso de
la meditación decidí agregar el subtítulo: “Reflexiones sobre
la postura del despertar”.

- 16 -
De este modo, se han incluido otros temas de interés, tales
como los detalles técnicos de la postura, la necesidad de su
correcta alineación, la imprescindible relajación, algunas
aclaraciones sobre la inmovilidad… y un largo etcétera.

Además, no podía faltar la sugerencia ofrecida al practicante


de utilizar la respiración como un soporte idóneo para el des-
pertar de la consciencia y su posterior cultivo a través de la
denominada “postura del despertar”.

Porque no basta con el despertar la consciencia, no es sufi-


ciente el “darse cuenta”; se hace imprescindible el cultivo
intencionado de tal estado para hacerlo constante en la vida
cotidiana, instalando al practicante en un presente continuo.

Un aquí y ahora constantes, tanto en la práctica de la medita-


ción como en la vida cotidiana. De este modo, llega un mo-
mento en el que desaparece la diferencia, haciendo del propio
vivir una práctica de meditación.

Es evidente que este texto está dirigido a esa minoría de per-


sonas en verdad interesadas y comprometidas con el desper-
tar de la consciencia. Este es el motivo por el que a diario se
sientan en silencio y quietud para cultivar la presencia de Ser.

De esta manera, gracias a una práctica sistemática, se inicia


un proceso de estabilización en la consciencia testigo, lo cual
proporciona una progresiva desidentificación con el ego y la
personalidad, creada de manera inconsciente a través de la
imaginación y proyección de la mente.

- 17 -
Sea como fuere, resulta inevitable que mientras exista identi-
ficación del ego con la personalidad, la mente va a continuar
generando preguntas. A su debido momento todas serán res-
pondidas a través del Sad Gurú, el maestro interior que todo
ser humano lleva en su Corazón.

¿Cómo conectar con tal sabiduría? Nuestra experiencia nos


dice que será la práctica diaria la que nos traerá los frutos
deseados. Una suave y siempre amable perseverancia es la
actitud idónea que permitirá el despertar de la presencia de
Ser e integrará el estado de meditación en la vida cotidiana.

Finalmente, veremos cómo será la propia meditación la que


en verdad enseña a meditar. Quizás podamos llegar a leer
cientos de libros al respecto. Incluso, en un ataque de osadía,
nos atrevamos a escribir uno como éste. Sin embargo, ningu-
na palabra escrita o hablada podrá igualar a la práctica.

Ojalá que el presente texto pueda proporcionar respuestas que


faciliten la comprensión, al menos teórica, de los procesos
físicos, mentales y psicológicos que durante la meditación
suceden. Nos encontramos en Occidente, y aquí nuestra men-
te necesita comprender qué hace, por qué y para qué.

Si la mente no comprende, se tornará inquieta; entonces será


menos fácil de dominar. Y aunque en última instancia no se
trate de dominar a la mente sino de trascenderla, sin duda que
todo será mucho más sencillo si la mente está calmada gra-
cias a una comprensión clara y coherente.

- 18 -
Por todos estos motivos, ahora y siempre invitamos a practi-
car el cultivo de la presencia de Ser a través de la meditación
sentada y en quietud. Como consecuencia de tal práctica
emergerán preguntas. Bienvenidas sean todas ellas, pues son
fruto de un vivo interés.

Demasiado bien sabemos los profesores que si no hay pre-


guntas, no hay interés. Preguntas y respuestas se suceden
unas a otras hasta llegar a la comprensión final, esa que des-
pierta la certeza en el practicante de que todas las respuestas
están ya en su interior.

Finalmente, al editar el presente texto ha sido nuestro deseo


ofrecer toda la ayuda, apoyo y ánimo necesarios para iniciar
la práctica a los alumnos noveles, y continuar profundizando
en la misma a los más avezados.

Feliz teoría y mejor práctica.

Emilio J. Gómez

- 19 -
Ajusta los detalles técnicos de la postura
y cierra o entorna los párpados…

La pelvis ligeramente basculada hacia delante,


como si quisieras echar el vientre sobre el regazo.
La espalda erguida, pero sin tensión…

Relaja el rostro… Siente cómo al relajar


los músculos faciales esa misma sensación
se extiende por todo del cuerpo…

Expande la consciencia por todo el cuerpo inmóvil…


Evita los movimientos mecánicos e inconscientes...
Permanece en quietud... Entra en inmovilidad…

Sin dejar de percibir el cuerpo como si fuera


una unidad, observa la respiración…
La atención está dividida…

- 20 -
Sin dejar de percibir todo el cuerpo…
y manteniendo la atención en la respiración,
cuenta respiraciones.

Al final de la exhalación puede


suceder que la respiración cese...
Evita forzar tal detención,
mejor permite que suceda…

A raíz de tal retención se experimenta


una evidente conexión con el Sí mismo…
Quédate ahí, en tu propia sensación de Ser.

¿Qué está sucediendo ahora?


¿De qué te das cuenta?
¿Quién se da cuenta?
¿Quién es ese yo?
¿Quién eres?
¿Qué eres?

La mente no puede responder a


la pregunta ¿quién soy yo?
En su lugar, aparece un estado de silencio interior…
Eso eres. Esa es tu verdadera naturaleza.
- 21 -
Al yogui se le respeta…

- 22 -
I. La postura. Primero, lo primero

Ajusta los detalles técnicos de la postura


y cierra o entorna los párpados…

“Sólo con un asana, si se entendiera bien qué es,


se podría contemplar a Dios”.
Swami Omkarananda

Sobre la postura. Detalles técnicos

Así es como comienzan muchas instrucciones sobre cómo


meditar, o quizás mejor expresado sea decir: sobre cómo in-
ducir la meditación. El asunto es que la meditación no se
puede practicar. A lo que denominamos meditación es en
realidad un estado de consciencia que se encuentra más allá
de la mente, el cual se corresponde con la verdadera naturale-
za esencial del ser humano, que es espiritual.

No podemos meditar. En todo caso, lo que sí se puede hacer


es poner las condiciones adecuadas para que el estado de me-
ditación sobrevenga. Condiciones idóneas para que el practi-
cante pueda sumergirse en sí mismo, hasta tornarse conscien-
te de que tal estado de Ser es su auténtica naturaleza, que
siempre lo ha sido y lo continuará siendo aún después de
abandonar el cuerpo físico que le sirve de morada temporal.

Quizás, para que tal comprensión suprema suceda, la primera


condición de todas consista en instalar el cuerpo en una pos-
tura que sea lo suficientemente cómoda a la vez que erguida,
estable y relajada.

- 23 -
En definitiva, habrá de ser una postura que permita al practi-
cante una cierta disminución de las impresiones procedentes
del mundo exterior con el fin de poder sumergirse en el mun-
do interior. Por este motivo se considera a la denominada
“postura del despertar” como el pilar central sobre el que se
asienta la práctica del Radja yoga, el yoga del auto-
descubrimiento, o tal y como lo denominaba Swami Viveka-
nanda, el yoga del autoconocimiento.

Otras condiciones externas pueden ser también de utilidad a


la hora de favorecer la práctica. Así pues, una suave penum-
bra en la habitación, temperatura agradable, ropa cómoda,
tomar un baño previo, quizás el aroma a incienso… Todo ello
puede ser útil para que la mente se aquiete y facilite el cami-
no hacia el mundo interior. Ahora bien, ninguna de tales con-
diciones externas ha de convertirse en un factor indispensable
para la práctica.

Tipos de posturas

De entre todas las posturas quizás la más conocida, y posi-


blemente también la menos empleada, al menos en Occiden-
te, sea Padmasana, la postura del loto, donde las piernas se
cruzan una sobre otra y las plantas de los pies quedan vueltas
hacia arriba, mientras que los tobillos ejercen una suave pre-
sión sobre las caras internas de los muslos, activando con
precisión determinados puntos de acupuntura para permitir un
mejor flujo de la energía vital.

- 24 -
Una variante de la anterior postura es Ardha padmasana, el
medio loto, donde tan sólo una de las piernas queda cruzada
sobre la otra. Resulta evidente que esta postura es mucho más
accesible para la mayoría de los occidentales que el loto
completo, por ello es también mucho más practicada.

Es natural que así sea, máxime si se tiene en cuenta que


prácticamente se obtienen los mismos beneficios que con
Padmasana, el loto completo, pero sin la posible aparición de
sus numerosos efectos secundarios.

¿Cuáles son los efectos secundarios que pueden surgir con la


práctica del loto completo? Básicamente, el practicante puede
encontrarse con problemas en las rodillas, en concreto en
tendones y fibrocartílagos, los famosos meniscos.

Tales problemas pueden aparecer a lo largo de años de


práctica. De hecho, en algunos círculos médicos se comienza
a hablar de “la rodilla del meditador” para dar nombre a una
patología que va en aumento entre aquellos practicantes ave-
zados que han usado durante largo tiempo esta singular pos-
tura, la cual ha llegado casi a convertirse en símbolo del Yo-
ga y también del budismo.

Sin embargo, es el Yoga el que ha de saber adaptarse a las


capacidades físicas y psíquicas del practicante, y no al contra-
rio. Es posible realizar el viaje hacia el interior a través de
otras posturas de menores efectos secundarios, pero que a su
vez permitan mantener el cuerpo en posición vertical, ergui-
do, firme, estable y relativamente cómodo.

- 25 -
También sería deseable que la postura exhalara una cierta
naturalidad, inducida sobre todo por la ausencia de tensiones
innecesarias. En realidad, la postura de meditación es muy
natural y relajada. A la larga se llega a comprender que es la
más natural de las posturas.

Por este motivo, el practicante dispone de otros asanas, pos-


turas, tales como Sukhasana, la postura fácil, donde tan sólo
se trata de cruzar las piernas de manera simple y sencilla,
obteniendo así mayor comodidad. De esta manera, nos en-
contramos con un precepto básico en el sendero del autoco-
nocimiento:

Que la postura nunca llegue a ser inconveniente


ni obstáculo para la práctica de la meditación.

Para aquellos alumnos y practicantes que cuentan con mayor


experiencia en Hatha yoga, el yoga físico, o bien que su cuer-
po les permite una mayor flexibilidad –los hiperlaxos–,
quizás puedan también intentar instalarse en Siddhasana, la
postura perfecta.

Ambas posturas de meditación –Siddhasana y Padmasana–


aparecen referenciadas en el Hatha Yoga Pradipika, texto
clásico sobre el Yoga cuya traducción es “Luz sobre el Hatha
Yoga”. Fue escrito por Swatmarama, yogui que vivió a me-
diados del siglo XIV d.C. En él podemos leer:

- 26 -
HYP I. 33 Shiva enseñó 84 asanas. Se describen ahora los
cuatro más importantes: siddhasana, padmasana, simhasa-
na y bhadrasana.

HYP I. 34 El mejor de los cuatro es siddhasana, que debe


practicarse siempre de forma cómoda.

HYP I. 35 Siddhasana: se ubica con firmeza un talón con-


tra el perineo y se coloca el otro talón justo encima del
órgano sexual (a la altura del pubis), sujetando el miembro
viril entre los dos pies (en la versión femenina, el talón más
bajo debe colocarse en la entrada de la vagina). Se mantie-
ne el mentón contra el pecho y se permanece sentado in-
móvil y en posición erguida, con los sentidos controlados y
la mirada fija en el entrecejo (shambhavi mudra). Sidd-
hasana permite atravesar la puerta que conduce al estado
de perfección.

HYP I. 36 Siddhasana se puede realizar también colocando


el talón izquierdo por encima del medhra o del yoni, y el
talón derecho por encima de éste.

HYP I. 37 Algunos conocen a esta variante de siddhasana


como vajrasana, muktasana o guptasana.

HYP I. 38 Igual que entre los yama y niyama, las prácticas


más importantes son la moderación en la dieta y ahimsa
(ausencia de violencia), los siddha (sabios) saben que el
más importante de los asanas es siddhasana.

HYP I. 39 De entre los 84 asanas, sólo siddhasana se ha


de practicar a diario, pues purifica los 72.000 nadis.

HYP I. 40 El yogui que practica siddhasana durante doce


años, medita sobre su auténtica esencia (Atman, el Sí mis-
mo) y come con moderación, logra el éxito en el Yoga.
- 27 -
HYP I. 41 Si se domina siddhasana, y se logra contener el
prana con la práctica de kevala kumbhaka, no son precisos
los demás asanas.

HYP I. 42 Al adoptar firmemente siddhasana los tres


bandhas aparecen de forma natural, sin esfuerzo. Cuando
se ha perfeccionado siddhasana se puede gozar del éxtasis
proporcionado por el estado meditativo que surge por sí so-
lo.

HYP I. 43 No hay asana como siddhasana, ni kumbhaka


como kevala, ni mudra como kechari, ni laya como nada.

HYP I. 44 Padmasana: se coloca el pie derecho sobre el


muslo izquierdo y el pie izquierdo sobre el muslo derecho;
se cruzan los brazos por la espalda y se cogen los dedos
gordos de ambos pies, el del derecho con la mano derecha
y el izquierdo con la mano izquierda, se aprieta la barbilla
contra el pecho y se fija la mirada en la punta de la nariz
(nasagra dhristi). Padmasana cura todas las enfermedades
del yogui.

HYP I. 45-46 Variante de padmasana: colocar los pies so-


bre los muslos contrarios y las manos en el regazo con las
palmas hacia arriba, una encima de la otra. Fijar la mirada
en la punta de la nariz y tocar con la punta de la lengua la
raíz de los dientes incisivos superiores. Apretar la barbilla
contra el pecho y elevar apana vayu con suavidad median-
te la contracción del ano (ashvini mudra).

HYP I. 47 Esta es padmasana, destructora de todas las en-


fermedades. No es conseguida por todos, únicamente en
personas de gran percepción.

HYP I. 48 Adoptar padmasana con una mano sobre otra en


el regazo (bhairava mudra) y la barbilla firmemente apre-
- 28 -
tada contra el pecho. Meditar sobre la Realidad Suprema,
contrayendo frecuentemente el músculo del ano para hacer
subir apana vayu. Análogamente, llevar el prana vayu
hacia abajo (contrayendo la garganta con jalandhara
bandha). De esta forma, se despierta la energía kundalini y
se logra el conocimiento supremo.

HYP I. 49 Sin duda alguna, cuando el yogui se sienta en


padmasana y controla el prana inspirado a través de los
nadi alcanza la liberación.

Tanto en Siddhasana como en Padmasana lo que permite la


singular posición de pies y piernas es la apertura de la pelvis.
Anatómicamente hablando, las rodillas poco o nada tienen
que ver, aunque a primera vista así lo pudiera parecer. Tal
apertura de la pelvis se logra a través de un prolongado y
profundo trabajo con los asanas, las posturas características
del Hatha yoga.

Ambas posturas son excelentes por la sensación de estabili-


dad y centramiento que transmiten al psiquismo del practi-
cante. Además, en Siddhasana destaca la activación energéti-
ca que se genera en los centros inferiores gracias a la suave
presión que los talones ejercen sobre los kshetrams* de Mu-
ladhara y Swadhistana chakras**, invitando al despertar de
la energía Kundalini***.

* Kshetram: reflejo del chakra ubicado en la zona anterior y posterior del


cuerpo y desde la que se conecta con facilidad con el propio chakra.
** Chakra: rueda o vórtice de energía. Centro psíquico-energético.
*** Kundalini: energía espiritual del ser humano que, según la tradición
del Yoga, yace dormida en Muladhara chakra.

- 29 -
Sobre la energía Kundalini

Cuenta la tradición que la energía Kundalini representa a la


Shakti, la energía que crea el universo material, lo mantiene y
finalmente lo disuelve, dando lugar a la inexorable Ley de la
Impermanencia y los ciclos temporales en los que se expresa.

Así pues, todo lo que existe en el mundo exterior ha sido


creado a través de los elementos (tierra, agua, fuego, aire y
éter) y está sometido al nacimiento, crecimiento y finalmente
su disolución en forma de muerte. Absolutamente todo. Nada
es para siempre, en el universo todo es mutación constante.

En un principio, la energía Kundalini descendió a través de


Sushumna nadi*, el canal central, traspasando todos los cha-
kras, para terminar instalada en la base de la columna verte-
bral, en Muladhara chakra o “centro raíz”.

En Muladhara chakra la energía se adormeció, adormeciendo


también las potencialidades y posibilidades creadoras del ser
humano, sumergiéndole en maya, la ilusión, el sueño siempre
cambiante del mundo exterior.

Dice también la tradición que mientras la energía Kundalini


permanezca dormida en Muladhara chakra, la persona se
encuentra sometida al ilusorio sueño de la mente, el ego y la
personalidad, a través de las proyecciones e identificaciones
propias que tal estado conlleva, manteniendo viva la ilusión
de la individualidad a través de los deseos y aversiones, y
padeciendo por todo ello un elevado nivel de sufrimiento
innecesario.

* Nadi: canal psíquico-energético.

- 30 -
El mundo aparece entonces como una proyección de formas,
luces y sombras. Un fascinante decorado que lleva al ser
humano al olvido de Sí mismo y de su auténtica naturaleza,
generándole el sentimiento de separación de la unidad primi-
genia a través de una siempre imaginada dualidad, producida
por la proyección de la mente y la identificación de la cons-
ciencia con el ego y la personalidad.

Nunca te separaste, lo imaginaste.

El despertar y posterior sublimación de la energía Kundalini


o Prana Shakti a través de Sushumna nadi, de nuevo traspa-
sando todos los chakras, pero ahora en sentido inverso, reali-
zando un recorrido ascendente hasta llegar a su fuente origi-
nal en Sahasrara chakra, produce un sensible aumento del
nivel de vibración de la energía.

Con tal aumento, la consciencia despierta a planos cada vez


más sutiles y elevados, provocando un progresivo aumento de
comprensión en el individuo. Comprensión que puede llevar-
le a la percepción del estado de no-separación, tomando
consciencia de formar parte del mundo que le rodea.

En tal estado el individuo experimenta que no es un ente se-


parado y que en realidad nunca existió separación alguna,
comprendiendo por propia experiencia que entre el mundo
interior y el exterior jamás ha existido ninguna separación.

- 31 -
Maya, el velo de la ilusión que cubría la percepción del mun-
do y su imaginada individualidad, se ha disuelto. En su lugar
queda instalada la clara comprensión. Con ello también ha
desaparecido la proyección con el mundo exterior y la identi-
ficación de la consciencia con el ego y la personalidad. La
idea de individualidad se ha diluido por completo.

Finalmente, será en Sahasrara chakra donde la Kundalini


Shakti, la energía, se funde con Shiva, la Conciencia pura,
alcanzando el estado de Samadhi, el éxtasis donde Sat, Chit,
Ananda –ser, consciencia y felicidad– aparece con evidencia
para mostrar la auténtica naturaleza del ser humano. Esta
fusión entre energía y consciencia es el principal objetivo del
Yoga y de la Sadhana, la práctica espiritual.

Simbología de la Kundalini

En términos de simbología, la energía Kundalini se represen-


ta como una serpiente que aparece dormida en Muladhara
chakra, donde se dice que reposa enroscada en tres vueltas y
media. Cuando se la representa con la cabeza hacia abajo
significa que la energía está dormida, mientras que si está
hacia arriba el significado es que la Shakti ha comenzado a
despertar y el individuo está interesado en la evolución espiri-
tual.

A las vueltas de la serpiente se les han concedido diferentes


significados. Así, las tres vueltas pueden simbolizar los tres
Gunas, las cualidades de la manifestación del universo a
través de la materia: Rajas, Tamas y Sattwa, actividad, pasi-
vidad y equilibrio.
- 32 -
También pueden simbolizar los diferentes estados de cons-
ciencia: Jagrat, vigilia; Swapna, sueño con ensueños; y Sus-
hupti, sueño profundo sin ensueños. Finalmente, la media
vuelta representaría a Turiya, el cuarto estado, que se corres-
ponde con la dimensión trascendente, el estado de conscien-
cia donde se experimenta la no-dualidad.

Turiya es un estado de consciencia no considerado por la


psicología de Occidente. Se trata de un nivel donde los tres
Gunas han sido trascendidos y dejan de ejercer su influencia.
De este modo, la consciencia no es afectada por las fluctua-
ciones que la mente experimenta en las otras dimensiones.

Turiya referencia un estado que se encuentra más allá de las


habituales coordenadas espacio-temporales y la ley de la cau-
salidad. Señala a una dimensión donde el tiempo y el espacio
no existen, y por lo tanto tampoco le afecta. Así pues, Turiya
es el estado de consciencia donde la no-dualidad deja de ser
un concepto para experimentarse como una evidencia pro-
fundamente reveladora.

El cuerpo: un circuito bio-eléctrico

Resulta más que interesante analizar el cruce de piernas que


caracteriza a la postura del despertar en cualquiera de sus
variantes. Una de sus cualidades principales es que el practi-
cante queda aislado de las fuerzas telúricas de la Tierra y sus
influencias. Tal aislamiento le va a resultar de gran ayuda a la
hora de conseguir que la mente disminuya el flujo de sus
fluctuaciones y termine por aquietarse.

- 33 -
El cuerpo viene a ser como un generador de energía eléctrica,
a la cual la ciencia ha denominado Bio-plasma. Tal energía
circula por todo el organismo y precisamente lo que se logra
a través del cruce de piernas y las posiciones de las manos es
construir un circuito cerrado en todo el cuerpo. Circuito por
donde la energía pueda circular y dirigirse hacia el interior,
en lugar de dispersarse hacia el exterior.

Jnana mudra y Chin mudra

Las palmas de las manos se pueden colocar sobre las rodillas


o muslos, mientras que los dedos ayudan al cierre del circuito
energético a través de los mudras, los gestos psíquicos.

Los mudras más conocidos y utilizados son: Jnana mudra, el


gesto del conocimiento, y Chin mudra, el gesto de la energía.
En ambos mudras se juntan –siempre sin tensión– los dedos
índice y pulgar de la misma mano con el fin de canalizar la
energía hacia el interior.

Chin mudra, según la tradición de Satyananda

- 34 -
La diferencia entre ambos mudras estriba en que, según la
tradición de Satyananda, en el primero, Jnana mudra, las
palmas de la manos reposan sobre los muslos o rodillas,
mientras que en el segundo, Chin mudra, las palmas están
vueltas hacia arriba, siendo los dorsos de las manos los que
reposan sobre las piernas.

Ambos mudras resultan igual de efectivos a la hora de reali-


zar el cierre del circuito de la energía que recorre todo el
cuerpo, dejando en libertad al practicante para que experi-
mente y descubra por Sí mismo con cuál de ellos se siente
mejor.

En alguna ocasión hemos encontrado cambiados los nombres


de estos mudras, como en el caso de Gertrud Hirschi en su
libro “Mudras, el poder del yoga en tus manos”. En realidad,
da igual el nombre que se les pueda dar. Lo importante es
conocer su utilidad y sobre todo, practicarlos.

El significado del cierre de los dedos índice y pulgar simboli-


za la unión de la consciencia individual con la conciencia
universal cuando los tres Gunas, representados por los tres
dedos restantes de la mano, han sido trascendidos.

Sugiere la tradición que si el Sol no ha salido aún, o ya se ha


puesto, se utilice Chin mudra, palmas de las manos vueltas
hacia arriba. Y por el contrario, si el Sol está en el cielo, em-
plear Jnana mudra, las palmas vueltas hacia abajo.

Tales matices está bien conocerlos, pero conviene evitar de-


jarse influenciar o condicionar por ellos, pues conllevan el
riesgo de perderse en prácticas ritualistas que poco o nada
- 35 -
tienen que ver con el verdadero sentido de la meditación. Con
el fin de evitar extraviarse en detalles carentes de importancia
o en posibles ritos vacíos, sugerimos mantener una aséptica
distancia al respecto

Otra cosa a tener en cuenta es que, una vez elegido el mudra,


es preferible evitar cambiarlo por otro, pues la búsqueda de
un gesto mejor puede llevar al practicante a deshacer la pos-
tura cada cierto tiempo, siguiendo de este modo el juego a la
mente, que no quiere cesar su actividad.

Dhyana mudra, el gesto de la meditación

Sin lugar a dudas, el gesto de las manos por excelencia a la


hora de practicar meditación es Dhyana mudra, el gesto de la
meditación. En Dhyana mudra una mano reposa sobre la otra
formando un pequeño cuenco que descansa en el regazo,
mientras que los pulgares están unidos por las yemas de los
dedos, formando una línea horizontal. Tal posición de los
dedos puede utilizarse también como un indicador para cono-
cer el estado interno del practicante.

Dhyana mudra, el gesto de la meditación

- 36 -
Si los dedos pulgares decaen y forman un valle, es indicador
de que hay sueño o apatía. Por el contrario, si los dedos están
tensos y toman la forma de una montaña, el estado que pre-
domina es la tensión. Lo ideal sería que ambos dedos estuvie-
sen horizontales y con un nivel de tensión-relajación equili-
brado, sirviendo de referencia al resto del cuerpo.

La culminación de Dhyana mudra llega en la alineación de


las yemas de los dedos pulgares con la punta de la nariz a
través de una línea imaginaria que desciende en vertical. Para
conseguirlo, el mentón debe quedar ligeramente recogido,
obteniendo así una sutil activación en las inervaciones cervi-
cales y facilitando el riego sanguíneo en el cerebro.

Los dedos meñiques de ambas manos están en suave contacto


con el bajo vientre. En concreto a dos o tres centímetros por
debajo del ombligo, zona donde según la tradición japonesa
se encuentra el Hara, el centro de la energía.

En esta zona se encuentra también ubicado el kshetram de


Manipura chakra, el chakra umbilical, y Kanda, punto donde
según la tradición del Yoga nacen todos los nadis o circuitos
a través de los cuales el prana, la energía, se distribuye por
toda la anatomía sutil del organismo.

El mudra de la transformación

Dhyana mudra, el gesto de la meditación, es también utiliza-


do por la tradición budista, en especial por la escuela Soto
Zen, propia del linaje Mahayana (vehículo grande). Tal es-
cuela hace especial hincapié en la práctica de la postura del
despertar en silencio y quietud que se ha denominado Za zen.
- 37 -
El fundamento de la práctica del Za zen está basado en el
término “Shikantaza”, cuya traducción del japonés es “sen-
tarse y nada más”. La inmovilidad en la postura, característi-
ca de la escuela Soto, tiene su origen en la técnica del Radja
yoga Kaja Sthairyam, cuerpo inmóvil, que veremos más ade-
lante.

De este modo, podría afirmarse que la inmovilidad es el subs-


trato fundamental sobre el que se asienta la práctica de la
meditación, sea budista, vipassana, zen, taoísta, yóguica… o
de cualquier otro tipo, pues se considera a la postura de medi-
tación como un mudra, un gran un gesto que llega a abarcar
todo el microcosmos “psico-físico-mental” del ser humano.

Ciertamente, no faltan motivos para tal consideración, pues la


práctica de la meditación se inicia asumiendo una postura
física que con la práctica termina por convertirse en un gesto
que abarca a todo el cuerpo y por extensión a una actitud ante
la vida. Contemplada desde este punto de vista, la postura del
despertar puede ser interpretada como un mudra de transfor-
mación. Un gesto pleno de detalles que genera una actitud
concreta, haciendo de la práctica de la meditación un proceso
profundo, donde la comprensión lleva a la aceptación y pos-
terior transmutación, para finalizar en la transformación del
individuo.

De hecho, el propio acto de sentarse en quietud y silencio es


más relevante que la técnica empleada como soporte mental.
A fin de cuentas, las técnicas no dejan de ser otra cosa que
meros instrumentos para mantener a la mente ocupada, mien-
tras la consciencia traspasa las diferentes envolturas y estados
en su viaje hacia el interior.
- 38 -
Sin duda alguna, el acto de sentarse y entrar en la postura de
meditación es uno de los gestos más sublimes y sagrados que
existen y que todo ser humano, cualquiera que sea su sexo,
raza, religión, nacionalidad o condición, puede realizar. La
postura del despertar es patrimonio de la humanidad.

La postura correcta es de por sí


el propósito de nuestra práctica.
Cuando se logra esta postura
se está en el estado naturalmente correcto.
Por eso no hay necesidad de esforzarse
para alcanzar ningún estado especial.
T. D. Suzuki, maestro zen

Consideraciones budistas sobre la energía

La tradición budista considera también el despertar de la


energía Kundalini. Sin embargo, tan sólo lo tiene en cuenta a
raíz del momento en que la Kundalini ha llegado a Manipura
chakra, el centro umbilical.

Por este motivo, tiene todo el sentido que los dedos meñiques
de ambas manos estén en contacto e incluso que presionen
con suavidad esta zona. De este modo, se utiliza Dhyana mu-
dra como un medio más para activar Manipura chakra.

A la tradición budista-zen no le faltan motivos para aplicar de


esta manera Dhyana mudra, pues según la tradición del yoga

- 39 -
la energía Kundalini puede despertar de su letargo en Mulad-
hara chakra y comenzar su ascenso, pero al llegar a Swadhis-
tana chakra, el centro sexual, puede y suele ocurrir que de
nuevo regrese al chakra raíz para continuar allí su sueño.

Este mismo proceso puede suceder en repetidas ocasiones.


Por este motivo, la tradición budista considera que sólo cuan-
do la energía Kundalini ha ascendido hasta Manipura chakra
el retorno a los centros inferiores no se produce, ya no hay
vuelta atrás. El proceso del despertar se ha puesto en marcha
de manera irreversible.

Shakti, la energía, abandonando los nadis Ida y Pingala por


donde circulan las energías vital y mental, respectivamente,
continua su ascenso hacia los centros superiores a través de
Sushumna nadi, el nadi central, hasta llegar a Ajna chakra, el
centro mental e intuitivo.

Desde Ajna chakra, la Shakti continuará su ascenso hasta


llegar a Sahasrara chakra, donde se producirá la unión con
Shiva, la conciencia pura, dando lugar al Samadhi, el estado
de plenitud total, objetivo primordial del Yoga, de todos los
yogas, pues a fin de cuentas, los diferentes tipos de yoga bus-
can el mismo y último fin, el Samadhi.

Según la tradición budista, a tal estado se le denomina Nirva-


na, vacío, pero el estado es siempre el mismo, tan sólo cam-
bia el nombre, según sea la tradición. Términos diferentes
para tratar de denominar un mismo estado de consciencia que
por su propia naturaleza, al encontrarse más allá de la mente,
resulta indefinible.

- 40 -
Este es el motivo por el que la tradición budista sólo tiene en
cuenta los centros o chakras a partir de Manipura chakra,
descartando los centros inferiores como Swadhistana chakra,
el centro sexual, y Muladhra chakra, el centro instintivo o
raíz.

Por supuesto, siempre desde el respeto a todas las tradiciones,


consideramos como más completo el trabajo que integra la
activación de todos los chakras, incluidos los inferiores, de-
nominados así sólo por encontrarse en la base de la columna
vertebral.

Por este motivo, nos atrevemos a sugerir la práctica de Sidd-


hasana, la postura perfecta, ya que la activación energética
derivada de la suave presión de los talones sobre los kshe-
trams de Muladhara y Swadhistana chakras ejerce una sutil
pero constante llamada al despertar de la energía Kundalini,
al tiempo que se realiza un trabajo más completo y equilibra-
do.

Siddhasana, la postura perfecta

A Siddhasana se la conoce como la postura perfecta no por-


que lo sea en sí misma, sino porque se considera que es a
través de ella como se llega a alcanzar el estado de perfec-
ción. No obstante, conviene recordar que la postura de medi-
tación, sea la que sea, conviene considerarla siempre como
una herramienta, y por lo tanto como un medio, antes que
como un fin.

- 41 -
La pefección en la postura

Consideramos que la perfección en la postura no existe, ni


dentro del Radja Yoga, ni tampoco en el Hatha Yoga, a pesar
de su amplia gama de posturas. La mente gusta de retos y
desafíos, por este motivo busca una ilusoria perfección dentro
de la postura.

La perfección es una idea que se puede asimilar con el hori-


zonte: cuanto más se camina hacia él, más se aleja. Por lo
tanto, no hay motivo para temerla, buscarla o pretenderla,
pues nunca se la va a alcanzar.

Además, la perfección no deja de ser otra cosa que un con-


cepto más dentro de la mente, y como tal debe ser trascendi-
do. Por otro lado, el anhelo de perfección genera tensiones
innecesarias que pueden llegar a obstaculizar el libre fluir de
la energía y la expansión de la consciencia.

Finalmente, tales tensiones, inconscientes en muchos casos,


terminan por convertirse en bloqueos que impiden el natural
reencuentro de la energía con la consciencia, es decir el reen-
cuentro con nuestra auténtica naturaleza de Ser.

Un anhelo de perfección excesivo puede llevar al practicante


a olvidar el motivo primigenio por el que un día comenzó la
Sadhana, que no es otro que la búsqueda espiritual, llegando
a convertir el anhelo de perfección en un objeto de distrac-
ción. Es decir, en un camino más por el que extraviarse, antes
que encontrarse.

- 42 -
Todo ello sin tener en cuenta el afán competitivo, inherente a
la naturaleza humana, que puede despertarse utilizando como
telón de fondo un cierto ideal de perfección espiritual envuel-
to en una atmósfera de práctica de Hatha Yoga.

Bajo este escenario incluso se llegan a organizar en la India


“olimpiadas” de asanas. Cabe preguntarse: ¿qué sentido pue-
de tener este tipo de eventos que no sea otro que nutrir un ego
que busca reconocimiento? Además, qué lejos queda todo
ello de la necesaria intimidad que requiere la conexión con el
Atman, el Sí mismo.

No obstante, que consideremos la búsqueda de la perfección


en la postura como un concepto mental más y por lo tanto
como un obstáculo, no es indicador de que no sea importante
tratar de realizar la práctica de las posturas del mejor modo
posible; por supuesto, siempre según las posibilidades y ca-
pacidades reales de cada practicante.

Tratar de mejorar la práctica es sin duda un fin noble, siem-


pre y cuando la posible obsesión por la perfección haya sido
erradicada en su totalidad. Tal pretensión impediría profundi-
zar en el auténtico sentido del Yoga, que no es otro que el
despertar de la consciencia.

Sin olvidar que el anhelo de perfección puede conducir a le-


siones físicas, siempre innecesarias. ¿Qué sentido puede tener
una práctica tan intensa que llegue a violentar el cuerpo?
Ninguno. Además, Ahimsa, ausencia de violencia, el primer
precepto de los Yamas* del Yoga, quedaría roto.

* Yama: primer peldaño de los ocho que componen el Ashtanga Yoga, los
ocho pasos que indicara Patanjali en sus Yoga Sutras.

- 43 -
Radja yoga

De forma habitual, en Occidente se suele conocer al Radja


yoga como “yoga mental”. Sin embargo, consideramos que
tal definición carece de precisión, ya que la idea que se
transmite es que el objetivo de esta rama del Yoga es el con-
trol de la mente. Y nada más alejado de la realidad, pues lo
que precisamente busca y pretende el Radja yoga es la tras-
cendencia de la mente, no su control.

Trascender, ir más allá, traspasar las diferentes envolturas y


estados que configuran el psiquismo del practicante para en-
contrar aquello que de auténtico y real existe en su interior,
este es el verdadero sentido del Radja yoga.

Por este motivo, encontramos más acertada la definición que


Swami Vivekananda diera a este tipo de yoga cuando lo de-
nominó “yoga del autoconocimiento”. También podría consi-
derarselo como el “yoga del auto-descubrimiento”, pues su
práctica sistemática conduce al descubrimiento de la natura-
leza última, esencial y auténtica que cada ser humano es.

La traducción literal de Radja Yoga viene a ser: yoga regio,


real. Este tipo de yoga estuvo muy en boga en la India duran-
te el siglo XVI d.C., en especial entre los miembros de la
realeza, dando origen a su nombre. En un nivel de explica-
ción más simbólico podría encontrarse en el término “Radja”
una referencia oculta al Yo trascendente, considerándolo co-
mo el gobernador supremo o rey del cuerpo-mente.

Incluso es posible considerar el término Radja como una re-


ferencia a Ishvara, el Señor o Dios, reconocido por Patanjali

- 44 -
en sus Yoga Sutras como un “Yo” especial entre los innume-
rables yoes personales, ilusorios e intrascendentes, que confi-
guran la personalidad.

Hay quien ha categorizado al Radja yoga como el yoga real,


el auténtico, el yoga verdadero, pero consideramos que esta
acepción carece de sentido, pues ¿qué tipo de yoga no es ver-
dadero?

Hatha yoga

Otro tanto de lo mismo ha venido a ocurrir con el Hatha yo-


ga, que en Occidente se le ha terminado por conocer como el
“yoga físico”. Quizás esto ha sido debido al deseo exclusivo
de bienestar, rasgo que caracteriza a ciertos occidentales por
quienes, en algunos casos, se ha llegado a tergiversar la tradi-
ción ascética más antigua de la humanidad, convirtiéndola en
una gimnasia de moda, un bien de consumo y un producto
más para el bienestar.

Todo ello ha sucedido con el único fin de otorgar satisfacción


a un estrecho segmento de la población que ha hecho del cul-
to al cuerpo un estilo de vida y en algunos casos también un
negocio para oportunistas.

El Hatha yoga es ante todo el yoga del equilibrio. Es la disci-


plina en la que a través de la práctica de sus posturas corpora-
les se consigue el equilibrio entre las energías vitales y men-
tales – solares o lunares– existentes en el organismo.

- 45 -
Tal equilibro sutil viene a ser una condición previa y casi
indispensable antes de iniciar el viaje hacia el mundo interior,
en dirección hacia el autoconocimiento y también el auto-
descubrimiento (ambos términos vienen a ser sinónimos).

El significado literal de Hatha yoga es: “yoga de la fuerza”, o


también “el que fortalece” y acondiciona el cuerpo. En círcu-
los más tradicionales se acepta que el término sánscrito
“hatha” pase a ser la combinación de “ha” y “tha”, Sol y
Luna, los cuales representan a las energías vitales y mentales.
No obstante, Surya y Chandra, solar y lunar, también son
aceptados, realizando una evidente alusión al Sol y la Luna.

Sin duda que no quedará quien también guste de ver en tal


fusión del Sol y la Luna la unión de Shiva y Shakti, la simbo-
logía tántrica de la consciencia y la energía. No les faltará
razón, pues a fin de cuentas no dejan de ser símbolos. Recor-
demos que el símbolo se creó para expresar aquello que no se
puede expresar mediante palabras.

Expresa el Hatha Yoga Pradipika sobre el Hatha yoga:

HYP I. 17 Siendo los asanas el primer componente del


Hatha yoga deben tratarse primero. Los asanas otorgan
quietud (física y mental), liberan de enfermedades y dan
flexibilidad a nuestros miembros.

Sea como fuere, lo cierto es que las posturas del Hatha yoga
acondicionan cuerpo y mente para la conexión consciente con
el Espíritu, la cual se produce durante la práctica del Radja
yoga a través de la postura del despertar.

- 46 -
Hatha y Radja yoga, una práctica ideal

Sin embargo, lo que viene a suceder es que ambos tipos de


yoga –Hatha y Radja– terminan por fusionarse entre sí para
quedar fundidos en una sola y continua práctica, ora en mo-
vimiento, ora en quietud. Un tipo de yoga sigue al otro como
la noche sigue al día, ya que ambos son preparación y tam-
bién natural consecuencia del otro.

Así, ocurre que al finalizar la relajación, tras una sesión de


asanas, la mente queda aquietada, receptiva y dispuesta a
traspasar las diferentes envolturas que conforman al ego y la
personalidad para contactar con la esencia a través de la quie-
tud corporal y el silencio de la meditación.

Retomamos las palabras del Hatha Yoga Pradipika:

HYP II.76 No se puede completar el Hatha yoga sin la


práctica del Radja yoga, y viceversa. Por tanto, se han de
practicar ambos tipos de yoga hasta obtener el estado de li-
beración.

La postura del despertar

Al margen de los diferentes tipos de posturas de meditación


que existen y de los nombres en sánscrito que se puedan utili-
zar, a la postura de meditación se la conoce como la “postura
del despertar”. Pero ¿por qué este nombre? ¿Qué es lo que se
despierta? Lo que se despierta es la consciencia de Ser. Por
este motivo tal postura no puede ser cómoda. Pero, paradógi-
camente tampoco resulta incómoda. ¿Entonces…?

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La postura del despertar es ante todo exigente. ¿Qué exige?
Exige que, una vez instalado en ella, la presencia del medita-
dor esté al cien por cien alerta, lúcida… despierta.

Así pues, el practicante que en verdad anhele el despertar de


la consciencia debe elegir la postura más conveniente para su
cuerpo, sabiendo que no existe ninguna mejor que otra, ya
que en última instancia tal despertar no depende por entero de
la postura, sino que confluyen muchos más factores, aunque
ciertamente la postura es un elemento potenciador.

Si el cuerpo impone limitaciones que impidan sentarse con


las piernas cruzadas sobre un cojín en el suelo, que ello no
sea impedimento para la práctica de la meditación, pues es
posible instalarse sobre una banqueta que disminuya la pre-
sión en piernas y rodillas. Incluso es perfectamente lícito rea-
lizar la práctica sentado en una silla, siempre y cuando se
evite apoyar la espalda sobre el respaldo.

Comodidad en la postura

La postura del despertar puede ser interpretada como la ale-


goría de un receptáculo en el cual se van a verter diferentes
técnicas. Tales técnicas, al margen de desarrollar la atención
y potenciar la concentración, permitirán traspasar las diferen-
tes envolturas y estados que componen al ser humano en el
viaje hacia el Atman, el Sí mismo, el cual se encuentra apa-
rentemente escondido en el mundo interior, como si de un
tesoro oculto se tratara.

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Silencio Interior
Escuela de Silencio

igluv murua tse non murtson murua

[email protected]

www.silenciointerior.net

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