Bioetica en La Revelación

Descargar como doc, pdf o txt
Descargar como doc, pdf o txt
Está en la página 1de 13

LA VIDA HUMANA

La revelación bíblica reconoce el valor de la vida humana como don y bendición


de Dios; de igual forma la tradición cristiana de la Iglesia ha subrayado
continuamente el valor de la vida humana y la exigencia ética de respetarla
sobre todo en aquellas situaciones en que puede estar especialmente
amenazada, por ello es fundamental hacer una revisión general de lo que
implica el sentido de la vida para todos los hombres y mujeres de buena
voluntad.

I. LA VIDA HUMANA EN LA REVELACIÓN BÍBLICA1


La reflexión desde el punto de vista de la ética cristiana se ha basado siempre
como elemento de referencia fundamental. El mensaje que se encuentra
contenido en la Biblia, que se ha ido decantando en una tradición de más de 20
siglos. Pero siempre se ha afirmado que las exigencias éticas cristianas no sólo
tienen validez para el creyente, sino que representan los valores éticos que
todo hombre, cristiano o no, tiene grabados en su conciencia, más aún que en
el mismo ser humano existe unos principios fundamentales del respeto a la
vida y a su semejante.
Por otro lado el concepto de ley natural, de raíz estoica, pero plenamente
integrado en la reflexión escolástica desde Tomás de Aquino, es el que mejor
ha expresado esa exigencia de universalidad de los valores éticos cristianos y,
al mismo tiempo, humanos: Todos los mandamientos de la nueva ley son
también mandamientos de la ley moral natural. Cristo no añadió ninguna
prescripción moral de carácter positivo a la ley moral natural. El modelo ético
de la ley natural, de carácter predominantemente deontológico, es el mejor
reflejo y exponente de esta pretensión de universalidad de la moral católica en
general y en concreto, en los temas de la ética de la vida.
El mensaje manifiesto en la divina revelación, no es primariamente moral; se
sitúa, en primer plano, en el nivel de la experiencia de fe y de la relación del
hombre con un Dios que ha salido a su encuentro en la historia. La Biblia no
es, de ninguna forma, un código o recetario moral, en el que se contengan
respuestas exactas y nítidas ante los dilemas e interrogantes éticos del
hombre, como mucho pueden pretender encontrar la salida a todas las
situaciones que pueden estar viviendo. Pero tenemos que recordar que las
experiencias religiosa llevan necesariamente al plano del quehacer ético. La
pregunta que hacen aquellos primeros creyentes a los apóstoles, testigos del
Resucitado, "¿qué tenemos que hacer?" (Hech. 2, 37), es una excelente
formulación de la relación entre fe y obras, entre la experiencia religiosa
cristiana y la respuesta ética.

1. ANTIGUO TESTAMENTO
En los textos de la Sagrada Escritura podemos encontrar una gran cantidad de
referencias a la ley natural de conservación de la vida humana acosta de todo,
a pesar de que también podemos encontrar otras lecturas que ponen en riesgo

1
Síntesis de los capítulos IV y V de Bioética Teológica de Javier Gafo, Humanae Vitae (1968) de Pablo VI
y Evangelium Vitae (1995) de Juna Pablo II.

1
la vida humana, quizás con la intención de mostrar la realidad que muchas
veces como seres humanos vivimos en el día a día.
1.1.-Principales TEXTOS:
a. El quinto mandamiento del Decálogo “no matarás” (Ex 2, 17; Dt 5, 6-
21), es el resumen más conocido de la actitud bíblica ante la vida humana. El
término hebreo usado es rasah, “no cometerás homicidio”, e incluye el
homicidio involuntario. Pero no se refiere al homicidio en tiempo de guerra, al
suicidio o a la pena de muerte. Así, lo que prohíbe el Decálogo es el homicidio
ilegal, o sea el tomarse la justicia por la mano, con el fin de salvaguardar la
vida de los inocentes.
b. La prohibición sacra de matar: Junto al “no matarás”, existe en los
pueblos primitivos la prohibición sacra de matar; y quien mataba era castigado
con la pena de ostracismo, como sucedió con Caín (Gen 4, 13-15). Para el
hombre primitivo, el que mata a otro hombre ofende a Dios, ya que todo ser
humano es sagrado. Así, Dios aparece como el vengador de la sangre humana
derramada, incluso de la del enemigo (Gen 4, 9-13). Dios hace caer la sangre
del inocente sobre el culpable (Jue 9, 23), aunque a veces se reserva a su
intervención para el día del juicio (Is 63, 1-6). 1Sam 19,9: David contra Urías.
c. Violencia en AT: están presentes en el AT la ley del talión, la pena de
lapidación, la destrucción a sangre y fuego de las ciudades conquistadas (en
salmos y textos apocalípticos). Las guerras son guerras de Yahvé, que se
celebran con cantos, mientras que los enemigos de Israel lo son también de
Dios (Ex 17, 16; 1Sam 18, 17; Jue 5, 23). Yahvé se deja llevar
frecuentemente por la ira, y el AT aplica este término 5 veces más a Dios que
al hombre (Gen 32, 23; Ex 4, 24; Num 14, 11; Jue 13, 22; Is 5,5...).

1.2. INTERPRETACIÓN de los datos bíblicos:


 En primer lugar: es evidente afirmar que el contexto histórico-cultural de
Israel: se trata de un pueblo violento, porque está rodeado de violencia y
amenaza.
 En un segundo momento es necesario indicar que existe un avance
gradual de la imagen de Dios, la conciencia moral y la madurez humana
del pueblo. Los israelitas avanzan con respecto a la venganza de sangre
indiscriminada (Gn 4, 23-24), la ley de talión (Ex 21, 23-25), prohibición
de la venganza (Dt 32, 35), amor al prójimo como a uno mismo (Lev 19,
17-18) y al extranjero. Israel alcanzó cotas de moralidad y
humanitarismo muy altas respecto a los pueblos vecinos; de ahí su
conciencia: "¿qué nación tiene unas leyes tan justas?" (Dt 4, 8).
 Por otro lado, la vida es un don de Dios y una bendición (Gen 1,28; 9,1),
por eso Israel le invoca constantemente como el Dios vivo (Jos 3,10; Sal
42,3…). La vida humana aparece como una coronación de toda la
creación. Dios, con su soplo, crea a su imagen al hombre. Dios no se
complace en la muerte, no ha creado al hombre para que muera, sino
para que viva (Prov 2,19; Sal 16,11).

2
 En este sentido se evidencia también la progresiva defensa de la vida
humana se fundamenta: el hombre es creado a imagen y semejanza de
Dios.
 Entre otras cosas se puede determinar que a lo largo de los textos se va
depurando la imagen de Dios: su ira es pasajera, es rico en piedad; está
al lado de los débiles; es contra los opresores; quiere justicia y no culto
vacío o sacrificios; habrá un futuro de paz (textos proféticos: Os, Am, Is,
Jer, etc.)
 Por último, se puede evidenciar que en el AT no llega jamás a una idea
de Dios extraña a la violencia: subiste la idea de la venganza de Dios,
sacrificios, la cual se encuentra unida a la idea de Dios lento a la cólera y
rico en piedad clemencia y misericordia. etc.

2. NUEVO TESTAMENTO
Jesús es la buena noticia de salvación, es el mesías. El ungido, esperado por
todo el pueblo de Israel, es el anhelado, la esperanza de la humanidad, Él da
sentido y cumplimiento de la obra de Dios en medio de la historia de la
humanidad. Daremos un vistazo breve a la imagen que nos muestra la
Sagrada Escritura con respecto al sentido de la vida.
2.1 La sociedad judía en la época de Jesús:
En la época de Jesús había una aguda tensión política. Existían cinco grupos:
esenios, que vivían alejados de la sociedad, desentendiéndose de la política;
saduceos, que eran colaboracionistas con Roma; fariseos, hostiles, con una
resistencia pasiva, pero tributaban al Imperio; jasidim, piadosos, el común del
pueblo; y zelotas (“fervientes” o “ardientes”), el ala radical de los fariseos,
partidarios exaltados de una resistencia activa contra. Para estos últimos,
pagar tributo al César constituía un crimen religioso. Hubo sublevaciones,
represión y ejecuciones.
2.2 ¿Fue Jesús un revolucionario?
Ante esta realidad histórica vivida por parte del pueblo de Israel en tiempo del
Imperio Romano, cabe la posibilidad de Jesús formaba parte de este grupo de
nacionalista de Israel que luchaba, anhelaba y esperaba la libertad de la
opresión política.
Algunos teólogos opinaron que si, entre ellos: Reimarus (s. XVIII) Jesús fue un
“agitador político”; de igual forma Brandon (1967) considera a Jesús como un
para-zelota. Pero también existen otros grupos contrarios a esta postura entre
ellos se encuentran: Cullmann (1980), Hengel (1973), los cuales sostenían la
posibilidad que no era un revolucionario nacionalista, sino un hombre
preocupado por el sufrimiento de la humanidad sumergida en la violencia,
injusticia, opresión, odio y desamor.
Pero, algunos discuten esta última tesis; por ejemplo: el nombre de algunos
discípulos: Simón el Zelota: seguramente fue miembro de ese grupo
revolucionario (zelota) y se quedó con ese apodo. El mismo Iscariote (Judas):
para algunos esa palabra significaría “sicario”; pero tal término no fue utilizado
en tiempos de Jesús y, más bien, debió significar “hijo de Qeriot”. c. Santiago
y Juan los hijos de Zebedeo: a los que el mismo Jesús les dio el apelativo los

3
Boanerges que significarían “hijos del trueno”. A modo de conclusión: sólo
Simón pudo haber sido miembro del movimiento zelota.
Por otro lado, algunas frases de Jesús quizás le comprometan: "No he venido a
traer la paz, sino la espada" (Mt 10,34) Jesús se está refiriendo a las divisiones
y tensiones, consecuencia de su mensaje aun en el interior de la familia. La
predicación que podría denominarse como "predicación social" del Maestro: sus
denuncias contra los ricos, las bienaventuranzas (Mt 5; Lc 6, 20-23...). Pero
también hay que advertir que Jesús no predicaba la “lucha de clases”, que sus
motivaciones son religiosas, y que también se relacionaba con ricos y
publicanos al mismo tiempo. En el lugar de Getsemaní cuando les advierte:
"que venda su manto y compre una espada": puede referirse a las vicisitudes
de los discípulos después de la partida de Jesús; seguramente Él habla en
sentido figurado y no invita a la rebelión armada.
Los mismos gestos de Jesús: Entrada en Jerusalén: no es un asalto, sino una
entrada humilde (Zac 9,9). Expulsión de los mercaderes: diferentes
interpretaciones de los evangelistas: Mt (gesto mesiánico), Mc (sentido
escatológico y apertura a los gentiles), Lc (condena el comercio), Jn (el
sistema religioso será sustituido por el Cuerpo Resucitado de Jesús). Queda
claro que estos gesto pueden interpretarse con un sentido violento, pero está
claro que es un gesto simbólico, no tiene carácter político.
2.3 ¿El Evangelio enseña la violencia?
Es posible teóricamente que, aunque Jesús no fuese violento, ni zelota, sin
embargo, algunas de sus afirmaciones incitasen a la violencia:
 "El Reino de Dios sufre violencia y gente violenta lo arrebata" (Mt 11,12 y Lc
16,16). La violencia que se menciona no parece referirse al empleo de la
violencia física, sino al entusiasmo que surge ante el anuncio del Reino.
 "No he venido a traer a paz sino la espada" y "he venido a traer fuego a la
tierra" (Lc 12,49). No se trata de una acción violenta contra alguien, sino de
la exigencia de dinamismo humano para tomar una decisión ante el
Evangelio.
2.4 La no-violencia en el Evangelio:
Estamos claros que no hay ninguna palabra o gesto de Jesús, que pueda
interpretarse claramente como favorable a la violencia. Y, por el contrario,
existen muchas enseñanzas de Jesús a favor de la no-violencia.
 Las bienaventuranzas dirigidas a los tolerantes, pacíficos, perseguidos ...
(Mt, 5,5s)
 “Como queréis que os traten los hombres tratadlos vosotros a ellos” (Lc
6,31)
 “Amad a vuestros enemigos (Mt 5,46) ...
Jesús defiende que la vida prevalece sobre la ley del sábado (Mc3,4). Anuncia
a un Dios de vivos, no de muertos (Mc 12,27). El mismo devuelve la vida a la
vida eterna, cuyo alcance se da sacrificando la vida presente (Mt 16,25). El
mismo se auto define Yo soy el camino la verdad y la vida.
Así, no se puede hacer de Jesús un guerrillero sin cambiar el conjunto de los
datos de NT (H. Küng). Jesús asume esa experiencia sapiencial humana, que

4
descubre en la violencia una especie de lógica cancerígena que acaba por
destruir al mismo que la ejerce (González Faus).

3. REFLEXIÓN FINAL
En la reflexión ética de la Iglesia, ha sido frecuente incidir en el “textualismo” y
basar sus respuestas éticas en determinados textos aislados de la Biblia, los
cuales han sido escritos en contextos culturales distintos.
Sin embargo, el mensaje bíblico incluye unos contenidos de fe que exigen
orientaciones éticas sobre el valor de la vida que, según McCormick,
constituyen el marco y contexto desde el que deben afrontarse los dilemas
éticos concretos que hoy se plantean en el campo de la ética cristiana. Señala
los siguientes:
Dios es el autor y el conservador de la vida; el hombre ha sido creado a
imagen y semejanza de Dios.
La vida es un don; posee el gran valor que Dios le ha conferido pues El es su
autor y su fin.
Los hombres han sido transformados en criaturas nuevas, comunidad de
transformados, por la vida, muerte y resurrección de Jesucristo; el pecado y la
muerte han sido vencidos. Debemos poner en él nuestra esperanza y tomarle
como nuestra ley y nuestro modelo.
El último significado de la vida consiste en desarrollar la nueva vida.
La manifestación concreta de esta vida en Cristo es el amor mutuo, que se
manifiesta en actos concretos de justicia, de gratitud, de caridad.
El hombre es un peregrino sobre la tierra, donde no tiene su morada
permanente.
Dios se ha relacionado con el hombre de "muchas maneras", pero su suprema
y definitiva manifestación o epifanía es su Hijo Jesucristo.
El Espíritu se nos ha dado para inspirarnos y guiarnos en este camino.
Nuestro último destino es la venida del Reino: el retorno de Cristo glorificado
para redimir definitivamente al mundo.
La Nueva Alianza ha sido confiada al pueblo de Dios, dirigido por sus pastores.
El nuevo pueblo debe hacer continuamente presente a su Señor, en su muerte
y resurrección, a través de la celebración de la Eucaristía.

5
II. LA VIDA HUMANA EN LA TRADICIÓN CRISTIANA:

1. LA TRADICIÓN PRECONSTANTINIANA
Desde que aparecen las primeras comunidades cristianas hasta la Pax Constantina, las 1ªs
reflexiones cristianas sobre la vida humana se desarrollan en el mundo grecorromano:
 Homicidio: siempre condenado: Didajé, Epístola de Bernabé, Tertuliano (pecados capitales:
homicidio, apostasía, adulterio). Valoración basada en el carácter absoluto y permanente del
"no matarás"(EV, 54).
 Legítima defensa de la propia vida: no se reconocía la legitimidad en la defensa de la
propia vida (Tertuliano, Cipriano, Lactancio). Ello se debía a tres razones:
1. la interpretación literal del Sermón del Monte y el texto sobre el juicio final (Mt 26, 25);
2. una insuficiente distinción entre la venganza y la defensa propia;
3. el temor ante todo al derramamiento de sangre (horror sanguinis).
 Pena de muerte: Fue aplicada con frecuencia a los cristianos. No se condena en sí, pero se
rechaza el que los cristianos participen en una ejecución, o la ejecuten.
 Guerra: Se planteaba el problema de los soldados que querían ser cristianos, o el caso de
los cristianos que deseaban entrar a la vida militar. Pero el rechazo del servicio militar no
era una mera actitud pacifista; había que tener en cuenta también otros motivos: la
existencia de cultos idolátricos al César, la forma de vida castrense, la violencia ejercida
contra los civiles, etc. Las respuestas a este problema no era uniforme, ni clara:
o Justino, Taciano, Lactancio y a veces Tertuliano: tomaron partido contra la guerra y el
servicio militar
o Orígenes parece que legitimaba a veces la “guerra justa” (como, aunque él mismo se
contradecía, porque desaprobaba que se matara en cualquier circunstancia).
 Suicidio: Fue condenado por los Padres (Justino, Clemente de Alejandría, Lactancio),
aunque hubo ciertas matizaciones. En efecto, un tema candente en esa época era las
persecuciones:
o para muchos, como Tertuliano e Ignacio de Antioquia, no se debía huir al martirio;
o mientras que para otros, como Justino y Clemente de Alejandría, el martirio provocado
(entregarse a las autoridades romanas) equivalía a suicidarse, lo cual era condenable.
 Tiranicidio: 1º. Los creyentes se mantenían alejados de la política, aunque consideraban
que las autoridades eran queridas por Dios y oraban por ellas. Insistían en el pago de
impuestos.
2º. Ireneo fue el primero en insinuar una resistencia activa contra el usurpador.
Tertuliano, Hipólito, Cipriano y Lactancio siguieron esa misma línea.
3º. Los cristianos entran en política y llagan a aceptar el tiranicidio (Eusebio) para liberar
el país del tirano.

2. LA PAX ROMANA de Constantino


Con el Edicto de Constantino (313) se produce un cambio profundo de mentalidad.
Este nuevo estilo se manifiesta en el uso de la fuerza: el Concilio de Arlés (314)
amenazaba con excomunión a los soldados que desertaran del ejército (el Estado había dejado
de ser perseguidor). Pero aún siguieron vigentes las posiciones preconstantinianas: S. Basilio
impuso años de penitencia a los soldados que volvían de la guerra con las manos manchadas
de sangre.
El constantinismo ofreció a la Iglesia el poder institucionalizado y ésta lo aceptó. Eusebio,
el teólogo del Imperio, puso las bases teológicas que justificaban el uso del poder temporal por
parte de la Iglesia. Hizo decir a Constantino en el Concilio de Nicea “Vosotros sois Obispos de
lo interno de la Iglesia y yo de lo externo”; en tal virtud, el Estado permitió que los Obispos
impusieran sus mandamientos y creencias en el Imperio y el Emperador (Vicario de Cristo)

6
debía luchar contra los enemigos del cristianismo. Así surge la concepción del Sacro Imperio
Romano Germánico.
Toda esta línea persiste en los Santos Padres y durante la Edad Media:
 San Agustín desacraliza el Imperio, al que convierte en realidad terrena y secular, y afirma
que los derechos del Estado pagano quedan anulados con la llegada de la Iglesia.
 Gregorio VII afirmará que el Papa tiene poder para deponer a los Emperadores (Dictatus
Papae). Se justifica el recurso a la violencia, excomuniones y anatemas, cruzadas, guerras
contra los herejes (Decreto de Graciano, 1160). La pena de muerte comienza a ser
justificada desde Agustín.

3. LA DOCTRINA TRADICIONAL CATÓLICA SOBRE EL VALOR DE LA VIDA HUMANA


En la escolástica surgieron dos tradiciones:
 Scoto: "no matarás" es una prohibición absoluta de toda occisión voluntaria; sólo podía
ser legitimada en virtud de una dispensa formal de Dios.
 Tomás de Aquino: "no matarás" significa "no matarás al inocente"; así, “...si un hombre
es peligroso a la sociedad y la corrompe por algún pecado, laudable y saludablemente se le quita la
vida para la conservación del bien común”. Esta postura predominará posteriormente: se puede
extirpar un miembro gangrenado para mantener la salud del cuerpo.
La moral católica siempre defendió la vida humana, y condenó el homicidio y el suicidio.
Razones básicas que consideran que la vida:
 Es un bien personal (caridad debida a uno y a los demás).
 Es un bien de la comunidad (la persona está ordenada a la sociedad; la parte al todo).
 Es un don recibido de Dios, a quien pertenece (derecho de Dios, único señor de la vida;
nosotros, sólo somos administradores).
Excepciones al principio general de la inviolabilidad de la vida humana:
 Clásicas: Legítima defensa, pena de muerte y guerra justa
 Añadidas por la moral casuista:
o Aborto indirecto (principio de doble efecto).
o Suicidio indirecto, posteriormente eutanasia (el mismo principio).
o Muerte del tirano: aquí se puso reparos a la muerte del tirano que llegaba al
poder legítimamente, pero no al usurpador.

El principio general y las excepciones se sintetizan alrededor de 4 binomios:


1. Inocente/culpable: La vida del inocente es inviolable. La inviolabilidad de la vida del
culpable, en cambio, admite excepciones.
2. Autoridad pública/privada: La autoridad pública puede disponer de la vida de otros, por
el principio de “la parte para el todo”; la autoridad privada sólo puede quitar la vida por
legítima defensa.
3. Acción directa/indirecta: Se aceptan excepciones en muertes causadas por una acción
indirecta (suicidio, eutanasia, aborto); en ningún caso se admite causar la muerte mediante
una acción directa (condenada).
4. Inspiración divina/humana: Se admiten excepcionalmente el homicidio o el suicidio, si
proceden de una “inspiración divina” (concepto introducido por S. Agustín), como el caso de
Abraham, Sansón, o los casos de los mártires cristianos. No se acepta quitar la vida por
inspiración humana.
Por tanto, las excepciones de la Moral clásica se resumen en:
 No quitarse la vida, a no ser por inspiración divina o de forma indirecta.
 No matar a un inocente, a no ser por inspiración divina o forma indirecta.
 No matar al agresor, a no ser en defensa propia y "con moderación".
 No matar al malhechor, a no ser por la autoridad pública y atendiendo al orden jurídico.

7
 No matar al enemigo, a no ser en caso de guerra.
 No matar al tirano, a menos que lo sea por usurpación.

4. LOS PRINCIPIOS DE DOBLE EFECTO Y DE TOTALIDAD

Estos dos principios, junto con el de los medios ordinarios y extraordinarios (se aplica en
eutanasia), permiten a la moral católica buscar una ética objetiva. Se pueden aplicar al aborto
y a la eutanasia.
1) PRINCIPIO DE DOBLE EFECTO:
Se usa, desde el s. XVI (en torno al principio voluntario directo e indirecto), cuando hay
confluencia de efectos buenos y malos:
 Directo: la voluntad busca el efecto en sí mismo como fin o como medio.
 Indirecto: la voluntad no busca el efecto malo, sólo lo tolera al querer directamente un
efecto bueno.
FORMULACIÓN tradicional del principio de doble efecto: éticamente se puede realizar una
acción, que comporta un efecto positivo y otro negativo, si se dan conjuntamente las
CONDICIONES siguientes:
 La acción es en sí misma positiva o indiferente;
 El agente moral pretende (intención) un efecto positivo y se opone al negativo;
 Existe proporción entre el efecto positivo y el negativo; este último debe ser
equiparable o menor que el primero;
 El efecto positivo no es causado por el negativo; éste no puede ser medio para
conseguir el positivo. Sin embargo, del efecto positivo puede seguir otro efecto negativo.
Esta formulación ha sido aplicada a muchos casos; por ejemplo se ha legitimado el aborto
en caso de un embarazo en que simultáneamente se desarrolla un cáncer uterino que pone en
peligro la vida de la madre; calmantes a un enfermo, aunque eso acelere su muerte; etc.
OBJECIONES:
 Simplismo al hablar de calificar una acción como buena, indiferente o mala, sin atender el
contexto;
 Excesiva importancia a la conexión entre la causa y el efecto;
 Difícil distinguir una acción y sus efectos: lo que para unos es efecto, para otros es acción.
Este principio ha servido para dar objetividad a la moral, pero también ha presentado
importantes limitaciones. En efecto, el principio de doble efecto no puede explicar la legítima
defensa ni la pena de muerte.

2) PRINCIPIO DE TOTALIDAD
Alcanzó su culmen en tiempos de Pío XII. FORMULACIÓN:
“La parte existe para el todo y, por tanto, el bien de la parte queda subordinado al bien
del todo; el todo es determinante para la parte y puede disponer de ella en interés suyo”.
LIMITACIONES porque su aplicación concreta es problemática: si bien es cierto que
un miembro gangrenado está al servicio del bien del cuerpo y puede ser legítimamente
amputado, ¿se puede sacrificar a la persona en beneficio de la sociedad? Zabala recuerda que
“el verdadero bien del todo social consiste precisamente en la defensa y en la promoción de los
individuos que integran la comunidad” (Pío XII y la Iglesia han compartido este criterio). Así, el
bien común tiene que ser personalizado: el individuo no puede ser sometido sin más.
Hay autores actuales que prefieren hablar del principio del derecho preferente, que
pone en primer lugar los valores personales implicados y tiene en cuenta las características de
la acción efectuada. Desde este enfoque se facilita una moral de caracteres menos absolutos.

8
5) REFLEXIONES FINALES2
1. Lo específico de la moral cristiana no son normas nuevas, sino la intencionalidad.
2. La fe no sustituye la razón, sino que la ilumina; y la razón informa a la fe 3.
3. La moral católica debe utilizar el discurso racional ético, evitando fundamentalismos y
literalismo bíblico.
4. Las exigencias éticas humanas están condicionadas por la cultura, pero ésta puede distorsionar
los valores humanos básicos. La fe cristiana los ilumina, les da un contexto para saber leerlos,
subrayando los verdaderos, contra todas las distorsiones culturales.
5. Valores de la Tradición cristiana asumibles en el campo de la bioética (también por éticas no-
creyentes, lo cual permite el diálogo entre cosmovisiones):
 Valor e intrínseca dignidad de todo el ser humano (fin en sí mismo).
 La vida humana es un valor fundamental (supuesto de cualquier otro valor personal); para el
cristiano no es el valor supremo y absoluto (puede entrar en conflicto con otros valores):
"nadie tiene más amor que el que da la vida por sus amigos" (Jn 15,13); "el que pierde su vida la
ganará" (Lc 17,33 y par).
 Evitar un culto idolátrico a la vida, defenderla a cualquier precio: la Iglesia habla de medios
proporcionados (ordinarios/no ordinarios; razonables/no razonables). Y condena lo que amenaza la
vida (agresiones estructurales, concepciones utilitarias del hombre).
 La libertad es un valor básico del cristiano: es su vocación (Gal 5, 13), pero conlleva riesgos de
libertinaje.
 La ética cristiana está basada en el amor gratuito, con predilección por los débiles y
marginados.
 Jesús insiste en lo esencial de la solidaridad humana. Por eso, la ética cristiana no es
individualista.
 Superación de la espiral de violencia: no se vence al mal con el mal.
6. Se está excluyendo la religión del debate de la bioética. 3 Consecuencias negativas:
a) reducción de lo ético a lo jurídico.
b) el discurso moral está perdiendo la sabiduría acumulada por las grandes tradiciones religiosas.
c) se borra un particularismo moral de cada comunidad para pasar a una comunidad general pluralista
(pero el pluralismo se convierte en fuerza opresora que obliga a silenciar las propias convicciones y
a usar un "esperanto moral").
7. ¿Qué tendría que revisar la Iglesia? El recuerdo histórico nos hace concientes de la
falsedad de ciertas "razones" religiosas que han desvirtuado el mensaje evangélico; fue la
ética laica que ayudó a comprender los elementos cristianos oscurecidos. Hay que subrayar:
 De las 3 excepciones clásicas, hoy cuestionadas: guerra y pena de muerte. Sigue en
pie la legítima defensa4.
 Hablar menos del valor "sagrado o absoluto" de la vida humana; es un valor
fundamental o fundante de todo otro valor, pero no absoluto: "nadie tiene mayor amor
que el que da la vida por sus amigos".
 La fórmula "Dios es el único señor de la vida humana y el hombre es su mero
administrador" debe ser revisada; subraya: insuficientemente la autonomía del
hombre y una imagen poco generosa de Dios. La "inspiración divina" (justificaba
personajes del AT y algunos mártires), hoy es leída como "decisiones humanas
asumidas responsablemente desde la fe".

2
Nos podemos apoyar en la Tesis 43
3
"El hombre tiene una ley escrita por Dios en su corazón, en cuya obediencia consiste la dignidad
humana" (GS 16).
4
Juan Pablo II, en Evangelium Vitae 55: "nadie puede renunciar al derecho a defenderse por amar
poco la vida o a sí mismo, sino sólo movido por amor heroico", no es sólo "un derecho, sino un deber
grave, para el que es responsable de la vida de otro, del bien común de la familia o de la sociedad ".
Puede conllevar la eliminación del agresor "incluso en el caso de que no fuese mortalmente responsable
por falta de uso de razón".

9
 No absolutizar el concepto de calidad de vida. Hay que conciliar entre cantidad y
calidad de vida. Ya se hace con el tema de la eutanasia (más bien con la Limitación del
Esfuerzo Terapéutico), falta aplicar a otros temas.
 Han sido importantes los principios éticos (no revelados) de doble efecto y de totalidad,
pero tienen sus limitaciones. Hoy se prefiere la figura de: "conflicto de valores o de
bienes".
 Peligro de una Bioética "católica": al buscar el diálogo, puede diluir exageradamente
elementos irrenunciables de su mensaje, centrados especialmente en torno al principio
de beneficencia: valor del débil, entrega, generosidad, gratuidad, altruismo, relación de
amistad personal sanitario-enfermo, etc.
 Las "razones" de la cultura actual tienen el peligro de llevar a una Bioética muy
"correcta y aséptica", respetuosa (privacidad, derechos del enfermo), pero carente de
entrega y generosidad, poco sensible hacia individuos "poco rentables o productivos".
Aquí puede situarse la gran aportación de la bioética de inspiración cristiana.

III. ALGUNAS APLICACIONES MORALES A LOS CASOS EN QUE LA VIDA SE VE


AMENAZADA.

En nuestros días el debate en el campo de la bioética se debate en muchos frentes, cada


vez más complejos y ciertamente alejados del contexto socio-cultural y sobre todo científico-
técnico de la Sagrada Escritura y la Tradición más antigua. Hoy el hombre sabe y puede
intervenir en los momentos más incipientes del inicio de la vida humana así como en el último
y definitivo. Es necesario recurrir tanto a la Sagrada Escritura como a la Tradición desde las
orientaciones, criterios y valores fundamentales a cerca de la vida humana como marco y
horizonte desde donde establecer adecuados juicios éticos sobre temas tan dispares y
complejos como son el aborto, clonación, experimentación con células troncales, manipulación
genética, eutanasia, limitación del esfuerzo terapéutico, suicidio asistido…
De nuevo nos encontramos ante la necesidad de establecer un adecuado “círculo
hermenéutico” (Heidegger) que nos permita “hacer hablar” a la Biblia a través de preguntas
indirectas sobre aspectos decisivos del tema cuyas respuestas nos den luz para abrirnos a
nuevos horizontes.
Expondré dos muestras de todo ello representativas de sendos momentos en que la vida
humana está especialmente amenazada: Aborto (principio de la vida) y Eutanasia (final de la
vida).

A) ABORTO (Principio de la vida):


SAGRADA ESCRITURA: Se fundamenta en el 5º mandamiento del Decálogo. “Los textos de la
Sagrada Escritura nunca hablan del aborto voluntario y, por tanto, no contienen condenas
directas y específicas al respecto, presentan de tal modo al ser humano en el seno materno,
que exigen lógicamente que se extienda también a este caso el mandamiento divino ‘no
matarás’” 5.
TRADICIÓN: La Tradición eclesial rechaza el aborto aunque la disputa sobre la animación del
feto no dará calificación de homicidio en sentido estricto al realizado antes de la adquisición de
forma humana.
También la moral católica admitirá el llamado “aborto indirecto”, aplicando el principio del
doble efecto con su condiciones exigidas.

B) EUTANASIA (Final de la vida):


SAGRADA ESCRITURA: El concepto y la realidad de la eutanasia son extrañas al mundo de la
Biblia. El estoicismo sí admitía tal práctica, pero la ética cristiana se distancia pronto de la
estoica.

5
Evangelium Vitae. Juan Pablo II, 1995.

10
TRADICIÓN: A partir de los siglos XVI y XVII comienzan a referirse a ello basándose en la
distinción entre medios ordinarios/extraordinarios.
Pio XII: Existe una obligación de conservar la vida y la salud, “pero esto no obliga
habitualmente más que al empleo de los medios ordinarios, es decir, medios que no impongan
ninguna carga extraordinaria para sí mismo o para otro”. Aparece un reconocimiento a la
autonomía del enfermo en estas decisiones (importante para el testamento vital). No es
eutanasia, dirá, sino de una legítima aplicación del principio del doble efecto (sería, en
terminología clásica, la ortotanasia o eutanasia pasiva).
Evangelium Vitae: NO al ensañamiento terapéutico, al suicidio asistido a la eutanasia
por razones utilitarias. Subraya el valor de los cuidados paliativos y la legitimidad de
administrar analgesia y sedación para aliviar los dolores del enfermo aunque de ello se
siguiese una abreviación de su vida.

III. ALGUNAS APLICACIONES MORALES A LOS CASOS EN QUE LA VIDA SE VE


AMENAZADA.
A) Principio de la vida:
 ESTATUTO HUMANO DEL EMBRIÓN (nasciturus)

11
+ Es una realidad biológica humana, con información genética humana.
+ La información genética es prefiguradora (unicidad y univocidad en principio), aunque
no cerrada (puede interactuar en las primeras fases con la madre).
+ Es un organismo autónomo: El nuevo ser organiza su desarrollo. La madre proporciona
albergue, alimento, energía y clima afectivo.
+ Hay una continuidad del desarrollo embrionario:
- Las potencialidades presentes en el zigoto se desarrollan paulatinamente.
- No existe una fase subhumana.
- Se distinguen fases del desarrollo para la valoración:
 Fecundación.
 Nidación: límite de la unicidad y univocidad.
 Final de la organogénesis: actividad cerebral.
 Viabilidad: capacidad de existencia exterior.
 Nacimiento.
 El establecimiento de relaciones se produce ya antes del parto.

 VALORACIÓN ÉTICA de los distintos tipos de aborto provocado.


Principio general: no al aborto (GS 27 y 51, EV). La debilidad del no-nacido requiere de un
especial cuidado.
 Aborto terapéutico: En caso de peligro para la vida de la madre (hoy queda reducido a
los embarazos ectópicos).
- Doctrina tradicional: a partir del principio de doble efecto se condena el aborto
directo, no así el indirecto (tratamiento cyrativo que desemboca en aborto
impremeditado).
- Doctrina actual: plantear el tema desde el conflicto de valores mediante la asunción
de la propia acción ética.
 Aborto eugénico: Cuando existen malformaciones o anomalías congénitas en el feto.
- No hay razones objetivas para la eliminación: toda vida tiene una dignidad
intrínseca, a la que se le impide un desarrollo que por ser “incompleto” no deja de
ser valioso.
 Aborto ético-humanitario: Cuando ha existido una violación o incesto.
- Hay que primar la vida del más débil.
- Algunos moralistas católicos (no el magisterio) defienden el uso de medidas que
pueden impedir una posible nidación (“píldora del día después”)
 Aborto psico-social: Cuando hay razones personales, familiares, sociales o económicas.
- Prima la vida del más débil.

B) Final de la vida: EUTANASIA


 ORTOTANASIA: Muerte a su tiempo, sin abreviaciones tajantes (eutanasia) y sin
prolongaciones innecesarias (distanasia o “encarnizamiento terapéutico”). Es éticamente
valiosa. Y se deben cumplir estos principios:
- Proporcionar una atención personalizada al enfermo, tanto en los temas médicos,
psicológicos, familiares, sociales y espirituales.
- El enfermo (o sus familiares) tienen una opinión fundamental sobre las medidas a
tomar que puedan prolongar o abreviar la vida.
- Las dosis crecientes de calmantes son aceptables para aliviar los sufrimientos del
doliente, aunque ello implique el acortamiento de la vida.
- El empleo de medios extraordinarios para la prolongación de la vida del paciente es, en
muchos casos, reprobable.
 CACOTANASIA: Muerte del enfermo terminal sin que éste lo pida. Es reprobable.
 EUTANASIA libremente elegida: Muerte del enfermo o impedido a petición de éste.
+ No es aceptada (EV).

12
+ Se deben proporcionar a los enfermos y a sus familiares medios alternativos para paliar
el sufrimiento y atenuer las consecuencias que sobre la convivencia de su entorno
llegan a producirse.

13

También podría gustarte