01 - Alumbramiento

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 3

Fragmentos para pensar la vocación fugaz de Andrés Neuman

Por Thania Aguilar

Andrés Neuman, poeta y narrador de formas breves y, también, de formas


extremas y exhaustivas, descubrió casi por casualidad que un Julio Cortázar había
traducido los cuentos de Edgar Allan Poe con los que se inició en el mundo de la
literatura. También, casi por casualidad, se enteró de que el traductor tenía un
buen y jugoso número de textos a los que no tardaría en hincarles diente. Cuando
Neuman descubrió que el traductor de su edición de La metamorfosis era un tal
Jorge Luis Borges, el entonces jovencísimo Andrés asumió, naturalmente, que
todos los traductores eran por definición, y no por fortuna, definitivos autores de
cuentos.

Alumbramiento fue publicado por la editorial Páginas de Espuma hace trece años,
en 2006. Está formado por un total de 37 cuentos divididos en cuatro partes (Otros
hombres, Miniaturas, Lecturas y un Apéndice curioso) y, de acuerdo con el autor, la
idea que atraviesa el libro, como el hilo en una colcha llena de remiendos, es la de
replantear los roles masculinos de sus personajes principales.

De esa forma vemos a un hombre dando a luz, literalmente, a otro hombre; vemos
a un campeón boxeador que noquea a sus adversarios por el miedo que le provoca
que alguien pueda desfigurar su perfecta y hermosa cara; el héroe de un pueblo que
está cansado de ser el justiciero; un papá y un hijo que despiertan, en sospechosas y
semidesnudas condiciones, en la misma cama deshecha después de una noche de
copas; y un hombre que tiene toda la intención de ir por una prostituta, pero al
final acepta la propuesta de una mujer con un timbre de voz demasiado grave.

Aunque si bien es cierto que una de las convicciones más declaradas de Neuman es
su preocupación por construir a sus personajes con perspectiva de género y desde
un discurso empapado de feminismo (a decir del autor, las posibilidades de
proponer personajes más complejos aumentan si se piensan fuera de los típicos
roles heredados del patriarcado), quizás en Alumbramiento sólo sea un hilo
tangencial. Quizá, o más bien, comparte protagonismo con el deseo, casi llegado a
lo obseso, por la vida del otro.

Andrés Neuman es, por mucho, uno de los escritores contemporáneos más
completos del mapa de la literatura en español de nuestros días. Autor de los tantos
géneros. Lleva bajo el brazo seis de novela, doce de poesía, cinco de cuento y cuatro
de ensayo. Si bien se le conoce por los premios de novela que se ha agenciado
(como seguro muchos saben, su novela debut, Bariloche, no sólo fue finalista del
premio Herralde en 1999, sino también le arrancó a Roberto Bolaño el elogio que
hasta la fecha sigue siendo incansablemente reproducido en todo texto en donde se
hable de él), Neuman es en realidad un practicante riguroso y entusiasta del haiku,
del microrelato y del relato breve. Lo que no quita que El viajero el siglo
(Alfaguara, 2009) y Fractura (Alfaguara 2018) con facilidad, maestría y soltura
desborden más de quinientas páginas cada una. Y es irónica la cantidad frente a
“Novela de terror”, cuento incluido en Alumbramiento: “Me desperté recién
afeitado”.

Desde la correspondencia de dos amigos desdichados que se inventan situaciones


afortunadas para no admitir que la están pasando mal hasta la obsesión de un
hombre por convertirse en su mejor amigo (al grado de tolerar que éste se acueste
con su mujer); desde el hombre que comienza a ir desnudo al trabajo y logra que,
poco a poco, todos sus compañeros se despojen de sus prendas hasta la pareja cuya
sincronía y compatibilidad les impide estar junta. Desde los dos amigos que
intercambian vida para al final darse cuenta de que son mejores viviendo la vida del
otro hasta el autor novel que roba el relato (y la novia) a un autor desconocido.

Hay en las historias que forman Alumbramiento, además de recursos que


confeccionan con hilo fino cada uno de los universos breves, una urgencia por parte
de los protagonistas de vivir la experiencia de un alguien ajeno ellos. De negarse a
sí mismos. Una especie de curiosidad latente en muchos ellos nos hace pensar con
patetismo y humor en esa condición absoluta que nos atraviesa siempre: las
experiencias no pueden ser más que personalísimas y sin posibilidad de
intercambio.

En Alumbramiento encontramos no sólo una preocupación por contar una


historia, sino por darle vueltas a la misma práctica con la que se está contando algo.
“El dodecálogo de un cuentista” es el ejemplo más evidente, pero en Lecturas
(última parte del libro), las reflexiones se cuelan entre las letras y nos dan frases
como “Los cuentos no mienten nunca si uno sabe leerlos” o “Di un respingo en la
silla y me abalancé sobre el libro de cuentos recién terminado, que me había dejado
en esa grata melancolía durante la que se gestan las opiniones verdaderas acerca de
los libros”.

La prosa lírica. La metaficción. La construcción de narradores de personalidad


dudosa. El tono sarcástico. La autorreflexión del autor en torno al cuento, desde la
práctica y la teoría. Si bien las cuentistas de la misma generación que el autor,
como Samantha Schweblin o Mariana Enríquez, son la dignísima competencia en el
género, probablemente sea la de Neuman la única pluma que se dedique al oficio
con la vocación lúdica que sólo las formas breves saben dar.

También podría gustarte