Usufructo Romano

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Usufructo romano

El usufructo, (ususfructus o fructus) es un derecho a percibir para sí los frutos de una cosa
ajena, dejando a salvo su sustancia, es decir, sin poder alterar la estructura ni el destino
económico de la cosa.

El origen de esta institución de la época republicana se debió al propósito del testador de


asegurar a determinadas personas, especialmente a su esposa no in manu, un disfrute de
bienes suficiente para la subsistencia mientras viviese, pero dejando a sus herederos la
propiedad de esos bienes.

Reconocida a una persona el derecho de percibir los frutos (fructus) había que presuponer
un cierto poder de manejo (usus) de la cosa: “fructus sine usu ese non potes” es decir, no
puede haber disfrute sin el ejercicio de un poder de manejo. De tal manera que era una
tenencia de la cosa a modo fructífero El usufructuario hacía suyos, por percepción, los
frutos: las crías de los animales sí, pero no los partos de las esclavas; las adquisiciones
resultantes de los servicios del esclavo sí, pero no de las herencias o legado recibidos por
éste, los que al igual que los partos de las esclavas pasaban a pertenecer al nudo propietario.

Al titular del bien, le quedaba el derecho de disponer de la cosa y aún de gozarla en los
límites en que no obstaculizara el usus y el fructus del usufructuario. El derecho del
usufructuario se extendía a todo posible goce que fuese compatible con el derecho del
propietario a que la cosa no experimentara transformación o destrucción.

El usufructuario no podía enajenar su derecho, pero nada le impedía ceder su ejercicio. No


podía alterar la esencia y destino de la cosa. Las características del usufructo son: su
correlación con el destino económico de la cosa; su carácter personal y temporal.

Constitución y extinción Cuasi-usufructo

A comienzos de la época imperial, se configuró lo que se llamó cuasi usufructo (quasi


ususfructus). Mismo que, generalmente obtenía el derecho de usufructo por legado,
adquiría la propiedad de las cosas, pero se comprometía, mediante caución, a restituir al
concluir la relación, una cantidad igual y del mismo género de las cosas recibidas. Por
tanto, esta figura se diferencia del usufructo en que no proporcionaba la simple detentación
de la cosa, sino que traía aparejada la adquisición de ella en propiedad. Aplicable a cosas no
consumibles pero deteriorables. Consistió en la facultad de usar una cosa dentro de los
estrechos límites de las necesidades propias o familiares.

LA PROPIEDAD

La propiedad es el goce pleno y absoluto sobre una cosa corporal. El derecho de propiedad
es aquel en virtud del cual las ventajas que puede procurar una cosa son atribuidas todas a
una persona directamente. Los beneficios que otorga a su titular, de acuerdo a la visión
romana son: ius utendi o usus, ius fruendi o fructus y ius abutendi o abusus. Por usus se
entiende el derecho de servirse de la cosa conforme a su naturaleza o destino, fructus el
derecho a percibir los productos, sean reales como los intereses de una suma de dinero, o
frutos en general; abusus, o derecho de disposición consiste en la facultad de transformar,
enajenar y aún destruir la cosa. El dominio o propiedad romana, presenta las siguientes
características, mismas que son el resultado de las modalidades de su génesis y desarrollo
históricos. a) Absoluta, porque todas las facultades del titular que no están taxativamente
prohibidas o limitadas, es decir, quedan indeterminadas e infinitas. b) Perpetua, ya que no
se extingue por el no ejercicio, ni lleva en sí una causal de extinción. c) Exclusiva, debido a
que no se concibe una simultánea titularidad de dos o más sujetos sobre una misma cosa, ya
que, de lo contrario, estaríamos hablando del condominio, basado en la coexistencia de
varios derechos de propiedad de distintos sujetos, pero sobre partes alícuotas o ideales de
una cosa.

Clases de propiedad:
Propiedad quiritaria: El verdadero derecho de propiedad, la propiedad romana por
excelencia, se designó bajo el nombre de dominium ex iure quiritium. Figura jurídica
regulada por el ius civile, y contó con la más amplia tutela legal por medio de la típica actio
in rem, la reivindicatio. Exigía para su existencia que el sujeto titular del derecho fuera un
ciudadano romano, y que fuera libre y sui iuris. Por ende, la propiedad quiritaria no era
accesible a los extranjeros o peregrinos, que no podían ser propietarios iure civil. En
síntesis, este derecho especial de dominio ex iure quiritium sólo podía ser ejercido por un
ciudadano romano, sobre una cosa romana y adquirido por un medio romano.
Propiedad bonitaria Tuvo reconocimiento legal en el derecho romano por la acción del
pretor, por lo que se llegó a denominar propiedad pretoria, y se daba cuando faltaba alguno
de los requisitos necesarios para la existencia del dominio quiritario. En caso de que el
sujeto que quisiera adquirir un bien fuera incapaz derivado de su condición, como por
ejemplo un extranjero, o en caso de que el objeto no fuera idóneo, como cuando se
transmitía un fundo situado en suelo provincial; o si el modo de transmisión no era uno de
los reconocidos por el derecho civil, como podría ser la tradición, se transmitía una
propiedad imperfecta, ya que no se configuraba el dominium ex iure quiritium. El pretor,
conociendo las intenciones de las partes, cedía ante el rigorismo del derecho civil,
diversificándose este tipo de propiedad en tres distintas modalidades, a saber: a) Propiedad
peregrina, que se presentaba cuando el sujeto no era un ciudadano romano, sino un
peregrino, que, al carecer del status civitatis; no podía gozar del cominium ex iure
quiritium. b) Propiedad provincial, que hace referencia a la transmisión de un inmueble
radicado en provincia. Los fundos provinciales a diferencia de los itálicos, no estaban
regulados por el ius civile, y 163 por tanto, no podían ser objeto de propiedad privada
quiritaria. Los inmuebles provinciales se consideraban propiedad del Estado romano, y por
ello eran gravados por un canon a favor de éste, el cual funcionaba como un impuesto
territorial llamado stipendium en las provincias senatoriales que recaudaban y pagaban al
Estado los municipios. En las provincias imperiales, su percepción era realizada
directamente por el Estado y se denominaba tributum. c) Propiedad pretoria o “in bonis”, se
presentaba esta, cuando se hubiera transmitido una cosa susceptible de dominio quiritario
aunque fuera entre ciudadanos romanos, sin los modos solemnes del ius civile.

Características del usufructo

El usufructo es un derecho real en una cosa ajena, por lo que los bienes usufructuados no
forman parte del patrimonio de quien los usa, sino de su titular o dueño.

Por ende, muchos de los derechos de propiedad de la cosa le estarán impedidos, como los
de venta, por ejemplo. Por lo demás, es un derecho al disfrute completo, sin límites, pero
definido en un margen de tiempo preconcebido, o sea, temporal.
Existen diversos bienes usufructuables: bienes materiales (muebles o inmuebles), derechos,
servicios, incluso puede usufructuarse una parte de la cosa y no la cosa en su totalidad,
según se desee. Esto va desde viviendas, automóviles, maquinaria, plantaciones, capitales,
rebaños, etc.

Usufructo temporal y usufructo vitalicio

En líneas generales, el usufructo se clasifica en dos, según su duración preconcebida:


temporal y vitalicio. El usufructo temporal es aquel que tiene un período de duración
establecido en su contrato y de antemano, al término del cual se vence, es decir que el
derecho de goce y disfrute regresa al legítimo dueño de la cosa. Este es el tipo de usufructo
más común.

En cambio, un usufructo vitalicio tiene la duración de la vida entera del usufructuario, y


sólo entonces regresará al dueño los derechos de disfrute de la cosa.

Contrato de usufructo

Toda relación de usufructo se guía por los términos de un contrato de usufructo. Este
contrato, lógicamente, rige los términos del acuerdo y, entre otras cosas, determina el tipo
de usufructo y su duración.

También indica el porcentaje del valor total del bien que el dueño deberá recibir por parte
del usufructuario, así como las fianzas, las cargas ordinarias, la redacción de un inventario
(si aplica), y el modo en que el contrato mismo habrá de extinguirse.

En muchos de estos contratos, además, se pueden incluir condiciones suspensivas, que


establecen requisitos para acceder al usufructo o para no perderlo. Estos contratos deben
presentarse y certificarse ante el organismo pertinente del Estado, como cualquier otro.

Ejemplo de cálculo de usufructo

El valor de un usufructo se calcula en base a los términos de tiempo de uso pautados. Por
ejemplo, un usufructo vitalicio suele emplear la fórmula siguiente:
Usufructo = 89 – edad del usufructuario

Ya que, al ser para toda la vida, los rangos de valor del usufructo estarán entre el 10% y el
70% del valor total del bien. Por ejemplo, si deseamos usufructuar una casa para vivir en
ella de por vida, deberemos pagar al dueño un monto estimado según la regla anterior, para
compensarle económicamente por el derecho a goce y disfrute que nos estará cediendo.

No podremos vender la casa, ni disminuir su valor libremente, pero sí podremos gozar de


sus frutos: podremos alquilar una habitación, por ejemplo, o tener un pequeño huerto en el
jardín.

Usufructo y nuda propiedad

La nuda propiedad es el derecho exclusivo de los propietarios sobre una cosa cedida en
usufructo, por lo que no detenta el derecho de disfrute de la misma.

Por ejemplo, el propietario de un departamento que esté cedido bajo términos de alquiler se
conoce como el nudo propietario de la misma, pudiendo venderla si se le antoja; mientras
tanto, los derechos de uso y fruto (de allí viene el término, del usufructus latino) del mismo
corresponderán al alquilador.

Los derechos del nudo propietario, pues, son:

 Recuperar la cosa cedida en usufructo en buen estado, una vez extinguido el


usufructo de acuerdo a los términos del contrato.
 Disponer de la cosa, es decir, enajenarla a voluntad.
 Ejercer otros derechos que la propiedad de la cosa le otorgue.

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