Comer Relaciona y Confronta Mundos 2021
Comer Relaciona y Confronta Mundos 2021
Comer Relaciona y Confronta Mundos 2021
(y confronta)
mundos
Imagen de portada por Raúl Góngora,
Mundanus (serie), 2019-2021.
Autoras y autores
Marta Fernández Calvo
Sarah Bak-Geller Corona
Daniela Ruiz Moreno
Vinik Juré Osés Sulvarán
Cocina Colaboratorio
Liz Hernández
Elena Mazzetto
Raúl Góngora
Andrea Reed-Leal
Sexto
Renata Lira
colectivo amasijo
Valeria Mata
Vera Armus
Camila Loew
Pável Zayas
Valeria García-López
Cristina Consuegra.
plasta color
Coordinación editorial:
Valeria Mata
Diseño editorial:
Materia Prima Estudio
Arantxa Osnaya
Primera edición:
octubre de 2021
ISBN en trámite
33 Sobremesa
Liz Hernández 146 Street food y comida callejera en Barcelona
Vera Armus y Camila Loew
76 Nos queríamos mucho 200 Sobre las autoras y autores de esta publicación
Marta Fernández Calvo
Introducción
sugieren miradas estimulantes, propuestas por distintas autoras(es) y colecti-
vos de Iberoamérica, para reflexionar sobre un tema que nos atraviesa a todas
y todos. Es importante contarles, antes de sumergirse en ella, que esta publica-
ción no intenta igualar el estilo de las diferentes colaboraciones textuales y
Valeria Mata gráficas que la componen; al contrario, tiene un claro interés en evidenciar la
multiplicidad de voces. Así, en este volumen conviven la investigación acadé-
mica con el relato personal, la entrevista con la obra gráfica y el ensayo literario
con la receta.
Comida
e identidad
Los primeros intercambios alimentarios entre
nahuas y españoles¹
Las crónicas del siglo XVI —tanto en náhuatl como en español— que describen la
llegada de los españoles a la costa del actual estado de Veracruz insisten sobre
la preocupación del tlatoani mexica Motecuhzoma Xocoyotzin por conocer la
identidad de los recién llegados. Estos documentos enumeran distintas estra-
tagemas ideadas por el monarca con el objetivo de comprender si la naturaleza
de los expedicionarios era humana o divina. Entre estas pruebas destaca la tras-
cendencia de la ofrenda de distintos tipos de comidas. En efecto, a ojos de Mo-
tecuhzoma, la elección o el rechazo de uno u otro alimento habría determinado
con qué tipo de criaturas se estaba enfrentando su reino. La alimentación divina
podía variar de acuerdo a los campos de acción de cada entidad sobrenatural.
Los seres telúricos y del inframundo, como Tlaltecuhtli, diosa de la tierra, y Mict-
lantecuhtli, señor del Mictlan, así como Huitzilopochtli, Tezcatlipoca y Tonatiuh,
consumían cuerpos, sangre y corazones. Los destinatarios de ofrendas de co-
pal, de animales e insectos se identifican con entidades en cuyo culto los aro-
mas de los alimentos eran compartidos con los seres humanos. Bernardino de
Sahagún, Hernando de Alvarado Tezozomoc y Diego Durán concuerdan al seña-
lar que Motecuhzoma encargó a sus emisarios entregar a los expedicionarios
una gran variedad de manjares, de doce a quince cargas. Su enumeración es
muy detallada y refleja la voluntad del soberano de presentar todos los alimen-
tos apreciados por los mexicas, como tortillas, tamales, aves de todo tipo —tanto
asadas como en guisado—, todo género de caza, de pescado, de guisados, de
Los emisarios de Motecuhzoma Xocoyotzin ofrecen alimentos a los expedicionarios. Ms. Med. Palat. 220, vol. 3,
libro XII, fo. 12v. (detalle). Florencia, Biblioteca Medicea Laurenziana. Con permiso del MiC. Queda prohibida ¹ Este texto es el resultado de la reelaboración y ampliación de dos notas de difusión publicadas en la página
cualquier reproducción posterior por cualquier medio. web del Proyecto Noticonquista, UNAM, Instituto de Investigaciones Históricas.
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Pero ¿qué tipo de seres podían ser los españoles y cuál comida era la más ade-
cuada para ellos? Para estar seguro de que los emisarios ofrecieran al jefe de
los españoles todas las opciones alimenticias posibles, Motecuhzoma les
encargó llevar también algunos cautivos para sacrificarlos. Así que los mensa-
jeros no dudaron en empapar y cubrir las tortillas con la sangre de los sacrificados,
provocando la repugnancia de los españoles. Ahora bien, el rechazo por el con-
sumo de los cautivos proporcionó a Motecuhzoma un primer marco de referencia Los emisarios del tlatoani degustan las comidas españoles. Ms. Med. Palat. 220, vol. 3, libro XII, fo. 9v. (detalle). Florencia,
Biblioteca Medicea Laurenziana. Con permiso del MiC. Queda prohibida cualquier reproducción posterior por cualquier
para comprender la naturaleza de los expedicionarios, al no poder ser incluidos medio.
en el conjunto de entidades consumidoras de cuerpos humanos, corazones y
sangre. En cambio, los recién llegados degustaron con mucha satisfacción las
ricas comidas y bebidas ofrecidas por los mensajeros.
Éstos volvieron a México-Tenochtitlan con los dones que los españoles regala-
ron en agradecimiento, formados por bizcocho blanco, tocino, tasajo y vino. Los
colaboradores de Sahagún aseguran que el soberano reaccionó con maravilla y
espanto a la vista de esos alimentos. La dureza y el sabor dulce y ahumado del
bizcocho convencieron al tlatoani de que se trataba de una comida divina, “del
infierno”, y que no podía ser consumida. El bizcocho y el vino fueron puestos en
el cuauhxicalli frente al templo de Huitzilopochtli, se incensaron y llevaron con
una gran procesión a Tollan/Tula, para ser enterrados en el templo de Quetzalcóatl
“cuyos hijos eran los que habían venido”.
Según los mexicas, el desagrado por la comida constituida por los cautivos y el
aprecio por las tortillas, carnes y frutas colocaron a los expedicionarios fuera de
2 Los ixiptla eran —en la mayoría de los casos— esclavos elegidos para representar a un dios o una diosa
durante un lapso temporal muy específico. Durante este tiempo, eran tratados como la misma divinidad y eran algunas categorías de seres divinos. En cambio, Motecuhzoma repudió una
involucrados en un conjunto de actividades propias de las fiestas del ciclo solar, como recorridos ceremoniales, comida —bizcocho y vino— que, a pesar de ser “sabrosa”, era “muy dura”. La tex-
danzas, visitas del mercado, etc. Sobre el tema, véanse Bassett (2015) y Dehouve (2016).
3 Teotl (pl. teteo) es un término traducido como “dios” en las fuentes del siglo XVI. En realidad, los investi- tura era insólita y generalmente rechazada por los mexicas en términos
gadores han demostrado que los campos de acción de este vocablo son mucho más amplios, al englobar seres
humanos, animales o fenómenos considerados como “maravillosos” o “fieros”. A este respecto, véanse Graulich
alimentarios. Estas características llevaron a considerar los alimentos como
(2014), Bassett (2015), Olivier (2019) y Olivier y Bouchan (2019). pertenecientes a una otredad desconocida.
16 17
tuvo lugar en Tenochtitlan, donde tenochcas y tlatelolcas proporcionaron cons- Mikulska, Katarzyna, 2016, Tejiendo destinos: un acercamiento al sistema de comunica-
tantemente a los expedicionarios alimentos señoriales, resumidos ción gráfica de los códices adivinatorios, México y Varsovia, El Colegio Mexiquense,
Universidad de Varsovia, Instituto de Estudios Ibéricos e Iberoamericanos.
invariablemente en la triada: tortillas blancas, guajolote y fruta. La presencia
constante de estos alimentos puede llevar incluso a pensar que este conjunto Montes de Oca, Mercedes, 2013, Los difrasismos en el náhuatl de los siglos XVI y XVII,
México, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones
culinario funcionaba como difrasismo o trifrasismo,⁴ tanto a nivel lingüístico Filológicas.
como pictográfico, para englobar el conjunto de la comida señorial ofrecida.
Muñoz Camargo, Diego, 2003, Historia de Tlaxcala, Madrid, Dastin.
Lejos de ser simplemente dones proporcionados a los extranjeros, las ofren- Navarrete, Federico, 2019, ¿Quién conquistó México?, México, Debate.
das de alimentos tenían la función explicita de comprender la cualidad del Olivier, Guilhem, 2019, “Teotl and Diablo. Indigenous and Christian conceptions of gods
enemigo, de circunscribir sus campos de acción y de manipular sus reaccio- and devils in the Florentine Codex”, en J. Favrot y K. Terraciano (coord.), The Florentine
nes. Asimismo, la refinada tipología de manjares que tanto mexicas como Codex. An encyclopedia of the nahua world, Austin, University of Texas Press, pp. 110-122.
tlaxcaltecas ofrecieron a sus huéspedes se puede leer como un lenguaje alta- Olivier, Guilhem y Patricia Ledesma Bouchan, 2019, Tetzáhuitl. Los presagios de la
mente jerarquizado, en el que los extranjeros eran tratados con el honor atribuido Conquista de México, México, Instituto Nacional de Antropología e Historia.
tanto a los nobles como a los teteo. Sahagún, Bernardino (de), 1979, Códice Florentino. Manuscrito 218-20 de la Collección
Palatina de la Biblioteca Medicea Laurenziana, 3 vol., México, Secretaría de Gobernación,
Archivo General de la Nación.
Sahagún, Bernardino (de), 1989, Historia general de las cosas de Nueva España, ed. de J.
García Quintana y A. López Austin y, 4 vols, México, Cien de México.
⁴ El difrasismo es una forma lingüística formada por estructuras pareadas. Consiste en el empleo de dos lexe- Tapia, Andrés (de), 2003, “Relación de algunas cosas de las que acaecieron al muy ilustre
mas para expresar un tercer concepto o idea. Por ejemplo, “in huipil, in cueil” es uno de los difrasismos que señor don Hernando Cortés, marqués del Valle, desde que se determinó ir a descubrir en
significa “la mujer”. Tales difrasismos o trifrasismos pueden expresarse de forma gráfica en los manuscritos la Tierra Firme del Mar Oceano”, en J. Díaz, A. de Tapia, B. Vázquez, F. de Aguilar, La
pictográficos. Véanse Montes de Oca (2013) y Mikulska (2016). Conquista de Tenochtitlan, Madrid, Dastin, pp. 65-118.
20
Texto por
Cristina Consuegra
planetarios
norte del planeta, el nogal que veo desde mi ventana no pierde las
hojas del todo. Sus ramas nunca se desnudan, pero en la transi-
ción de un follaje a otro, yo percibo la tensión del instante que
sostiene y prepara la renovación del ciclo en el que la muerte tam-
bién es el retorno de la vida.
Fotografías por Así como este nogal, las plantas se desplazan de muchas mane-
ras. Siempre lo han hecho. Aunque se enraízan como quizás ningún
Gerrit Stollbrock animal puede hacerlo —yo todavía lo intento: quise meter mis pies
dentro de unas botas de lluvia repletas de tierra para enrai-
zarme…—, insistir en que las plantas son un ícono de inmovilidad e
inercia es reproducir la idea heredada del pensamiento moderno
occidental que sistemáticamente ha negado su agencia. Esta
forma de violencia ha creado la ficción de que la subjetividad es
una prerrogativa humana, lo que a su vez ha servido como justifi-
cación de las prácticas coloniales contemporáneas de
instrumentalización e industrialización del mundo vegetal.
22 23
Lo sabían los pueblos amerindios: los pájaros son por- A las cabras de Milpa Alta les gusta comerse la flor mo-
tadores sagrados de conocimientos relacionados con rada de la pega-ropa. En el potrero en el que están pas-
el chile, además de los propagadores principales de su tando, la semilla de la pega-ropa se esparció colgada
semilla. La capsaicina del chile, que intoxica a sus de- del rebozo del pastor.
predadores y competidores —y a nosotras nos quema
la boca—, no afecta el metabolismo de los pájaros. Por La marea sube y las plantas flotantes tocan las orillas
encima de una planta de chile, siempre habrá volado un del manglar. Luego baja y se despiden.
pájaro.
El chayote que sembré en una matera en mi sala reptó
Al desembarcar en América, una mujer negra resistió a con sus zarcillos hasta la ventana, que a su vez usó de
la opresión y separación de su familia escondiendo en trampolín, y ahora vive más afuera que adentro. Lo en-
el pelo de su hijo unas semillas de arroz. Para él, poder- tiendo: allá está el sol.
se alimentar de los frutos de estas semillas se convirtió
en la posibilidad de ganar autonomía sobre su cuerpo Metimos en agua el par de piñas que recolectamos en el
esclavizado. bosque y sus escamas, que estaban abiertas, se cerra-
ron. Las semillas, como pasa en los días de lluvia en la
El coco es un náufrago que viajó a la deriva por todos Sierra, quedaron atrapadas en la piña, me imagino que
los mares y llegó a todas las costas. están esperando a que el ambiente se seque de nuevo
para ejecutar su vuelo y dispersarse lejos del pino ma-
Las esporas de los helechos se propagan por el aire dre, aunque a ella ya la dejamos atrás.
como pájaros migratorios y recorren distancias insos-
pechadas como la que hizo la vainilla con los conquis-
tadores cuando se la llevaron desde Mesoamérica has-
ta Madagascar.
28 29
Sobremesa
por
Platos en la mesa, Barro rojo y acrílico sobre lienzo, 2017. Liz Hernandez
34
Cartulinas del Tianguis (Comemos por los ojos), Acrílico sobre lienzo, 2019.
No debería sorprendernos que la comida que toma tanto tiempo en
prepararse tome aún más en ser digerida.
Hablamos de casas en las que nunca viví pero que siento conocer a
detalle. De personas que quizás no existan, pero cuyos nombres
perduran. También los muertos tienen un asiento, y hablamos de
ellos y con ellos. En la sobremesa vi a mi abuelo llorar, a escondidas
y por única vez, detrás de un escudo hecho con una servilleta teñida
de mole.
37
Contar crónicas
en medio de
platos sucios
es la actividad
favorita de
aquellos que no
quieren olvidarse
de quiénes son y
Desde la milpa se ve el
mundo entero, Acrílico
sobre lienzo, 2018. de dónde vienen.
38 39
La milpa
es una ética
Imagen manipulada por Vinik Juré para mostrar el área de cobertura de Mesoamérica.
Mapa del siglo XVI descargado de la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos.
sujeto a las necesidades y deseos de su institución laboral y no deciden exac- En su texto “Diccionario del desarrollo. Una guía del conocimiento como poder”,
tamente qué comerán. En las comunidades rurales donde se intenta imitar el Jean Robert relata anecdóticamente el oficio de Don Bartolo, su vecino campe-
mismo modelo de trabajo, la gente tiene cada vez menos tiempo libre, o sea que sino. Don Bartolo se siente orgulloso de poder plantar la tierra y obtener maíces
es menos campesina. Con el transcurso de los años, la capacidad de produc- ricos. Para hacerlo, él necesita “enjundia”, un sentimiento que caracteriza el de-
ción de milpa ha cambiado considerablemente debido a la migración a centros seo y la fortaleza física para trabajar la milpa a pesar de que este oficio lo man-
cosmopolitas de trabajo u otros modelos de organización dentro del campo que tenga en el radar del subdesarrollo. Robert describe cómo, bajo la perspectiva
siguen parámetros urbanos. Un ejemplo es la región mixteca en Oaxaca, una de la teoría económica convencional, los agricultores de subsistencia —los que
de las zonas con mayor migración y erosión del suelo del estado. Campesinos no producen excedentes— no trabajan para generar valor financiero, por lo que
y campesinas me han respondido en diferentes entrevistas que ya no quieren no suman al desarrollo de una nación. Es decir, para estar “desarrollado” el valor
hacer milpa ni seguir trabajando su maíz cajete. En una conferencia le pregunté de cambio debe ser más importante que el valor de uso. Sin embargo, el poder
a Jesús León Santos, cofundador de CEDICAM,¹ por qué a pesar de que la mil- simbólico de los alimentos y la tierra depende del significado que un grupo de
pa es fundamental para la regeneración del suelo y el tejido social en la Mixteca personas le otorgue a sus alimentos. Este significado tendrá la capacidad de di-
la gente no quiere cultivarla más. Me contestó que la razón principal es porque rigir la conducta de éstas. Por eso, para muchas comunidades es indispensable
para hacer milpa se necesita trabajar en colectivo y lamentablemente muchas hacer celebraciones, ofrendas, comidas, sobremesas, nutrirse bien y gustar de
comunidades se encuentran fracturadas. Solo bajo ciertas condiciones la milpa lo que se come. En todos estos actos se encuentra el valor de uso de la comida
puede ocurrir y es muy difícil lograrlo individualmente. El cultivar milpa exige ha- para una comunidad, y es por ello que muchas y muchos campesinos no siguen
cer acuerdos, planear el futuro y tiene muchas implicaciones, la independencia la lógica de la economía acumulativa. Robert finaliza planteando que los obse-
alimentaria es una de ellas. quios de la milpa son múltiples y concretos, inmediatamente sensibles al gusto
y a los alegres festivos que provoca. Pero ciertamente la milpa no es la acción
¹ Centro de Desarrollo Integral Campesino de la Mixteca. abstracta de producir una materia comercializable llamada comida.
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La lógica campesina de la milpa quizá pueda plantear una respuesta ante estos
dilemas. Si el lenguaje es un ejercicio mnemotécnico para recordar las impre-
siones del mundo y algunos pueblos ocupan la lírica o la poesía para aprender
sobre religión, filosofía o historia, entonces los pueblos campesinos de Me-
soamérica para aprender ética hacen milpa. La relación con el buen vivir no se
encuentra en la respuesta a las dicotomías con las que nos enfrentamos diaria-
mente. Más bien, en un andar comunitario en el que nos entendemos comple-
tos solamente si es en compañía de todas las cosas del mundo. Esta práctica
moral llamada milpa se reproduce porque necesariamente se comparte. Es una
parcela pedagógica porque conforme se trabaja se aprende. “La enseñanza es
estar contentos”, dice Grimaldo Rengifo, porque para aprender no bastan los
sentidos, sino las emociones. Cuentan campesinas y campesinos que los hijos
aprenden a criar a los animales y a cultivar porque ahí están siempre observan-
do y aprendiendo, pero también jugando. Reproducir de adulto esta ética no es
más que emocionarse con el gusto de un platillo, por la forma de vida campesi-
na recordada.
Referencias
Boege Schmidt, Eckart, 2008, El patrimonio biocultural de los pueblos indígenas de México,
Ciudad de México, Instituto Nacional de Antropología e Historia: Comisión Nacional para el
Desarrollo de los Pueblos Indígenas.
Esteva, G. y Marielle, C. (coordinadores), 2003, Sin maíz no hay país, Ciudad de México, Dirección
General de Culturas Populares e Indígenas.
Pérez Ricardez, C. 2007, “Mezcales tradicionales de los pueblos de México: herencia cultural y
biodiversidad”, Ciencias, 87, 54-67, Ciudad de México, UNAM.
Toledo, V.M. y Barrera Bassols, N. 2009. La memoria biocultural, Barcelona, Icaria Editorial El maíz criollo de Lalo, milpero de los Valles Centrales de Oaxaca.
53
Comida
cuidadosamente
envuelta:
Mi traducción favorita del Náhuatl tamalli es: “envuelto
cuidadoso”. Fue propuesta por la historiadora Guadalupe
San Vicente en su Repertorio de tamales, para la bri-
llante compilación Cocina indígena y popular. Es corta y
simple. No obstante, dice todo lo que necesitamos saber
sobre los tamales; lo que son, en esencia —bondad
empaquetada— pero también, que su confección implica
cuidado e imaginación, pues nada está escrito sobre lo
que pueden traer dentro. Incluso un bebé puede con-
vertirse en un “tamalito” dentro del rebozo de su abuela.
una familia
multicultural
Por Renata Lira
54 55
A través de los años, los tamales han llegado a las sabias manos de
cocineras de muchos lugares, que con tino y buena sazón han elegido
los ingredientes más característicos de sus tierras para confeccionar
cuidadosos paquetes de alegría y sustento. Los tamales pueden refle-
jar los gustos y tradiciones de una familia o de un pueblo entero. Sus
recetas no se inventan de la noche a la mañana, y no ofrecen fórmulas
perfectas; para hacer buenos tamales hay que aprender a prepararlos
desde cero, y a calcular los ingredientes y los tiempos “al tanteo”.
56
Un tamal
Hoy en día, existen historias de éxito que comienzan y terminan con ta-
males. La venta de éstos, ya sea de puerta en puerta, o en la esquina de
cualquier pequeña o gran ciudad, tiene la capacidad de convertir a una
“hispanoamericano”
mujer inmigrante de escasos recursos —aun en riesgo constante de ser
detenida o deportada— en una reina urbana, como son los casos de las
mexicanas Alicia Villanueva, en el Área de la Bahía de San Francisco, o
de Evelia Coyotzi, en Queens, Nueva York, por mencionar un par.
La comida cuidadosamente envuelta ha sostenido a los seres huma- Esta receta es un intento de interpretación de la diversidad de América y su
nos de diversas formas, durante miles de años. Tamales de todos tipos, mestizaje con las culturas de otros pueblos de Oriente y Occidente, a partir de
tamaños y sabores, nutren el cuerpo y el espíritu, y dotan de un sentido la colonización española. En este caso, el tamal viene envuelto en hoja de plá-
de pertenencia, tiempo y lugar a personas de distintos orígenes. Cada tano, que es característica en la mayoría los lugares donde se preparan tamales
mañana en la capital mexicana —sin falta, por encima de cualquier pan- y una de las maneras más comunes de envolverlos, junto con las hojas de maíz
demia o terremoto nacional— el olor a leña quemada, vapor y maíz que o totomoxtle. La base es de masa de maíz nixtamalizado —un elemento casi
expiden innumerables anafres y tamaleras localizadas a cada paso de inseparable de la idea de tamal, más no indispensable—, mezclada con otros
la ciudad, nos anuncia que es hora de calentar motores y echar a andar, dos ingredientes, además de sal. Uno que marcó un antes y un después en la
no sin antes clavarle los dientes a una “guajolota” que nos devuelva el historia de los tamales: la manteca, y otro que comparten más culturas de las
alma al cuerpo, mientras asimilamos su amor en el estómago con un que imaginamos: el achiote —o anato—. Finalmente, este tamal trae adentro una
sorbo de atole calientito —maíz con maíz, sí es país—. Y cuando el día mezcla de ingredientes nativos de las colonias, y otros que fueron introducidos
está por terminar, las bicicletas parlantes con sus bocinas enormes, después de la conquista a través de la Ruta de la Seda: carne de cerdo —coci-
de no muy precisa fidelidad, pero con harta y pegajosa enjundia am- da, deshebrada y guisada en sofrito —, jitomate, cebolla, ajo, chile verde, sal y
bulante, anuncian que nuestros ricos tamales oaxaqueños calientitos pimienta, aceitunas, pasas, huevo cocido y plátano macho.
han llegado por fin a reconfortarnos, después de un día intenso estire y
afloje, para calmarnos el estómago y las preocupaciones, y desearnos
felices sueños.
Ingredientes
*Las cantidades de los ingredientes son aproximadas y flexibles.
Guadalupe Pérez San Vicente, 2013, Repertorio de tamales en Cocina Se mezcla todo y se amasa. El achiote Para armar:
indígena y popular, CONACULTA.
puede diluirse en el agua antes para que 250 g de plátanos machos fritos en ro-
Shahagún, Fray Bernardino de, con anotaciones de Ángel García Garibay se incorpore mejor. dajas
K., Historia general de las cosas de la Nueva España, 2016, Porrúa. 250 g de pasas
Rodríguez Pastor, Humberto, 2008, La vida en el entorno del tamal 250 g de aceitunas
peruano, Universidad de San Martín de Porres. De 4 a 5 huevos cocidos y rebanados
62 63
Acompañar
trascienda al vínculo de amistad, o viceversa. El balance es complejo y muchas
veces perecedero.
al alimento
o de la potencialidad de generar estructuras. Abierta porque no actúa desde la
imposición sino desde un constante diálogo asertivo. Permeable porque está
atenta a las derivas, recepciones, efectos que la exploración artística va toman-
do, y a la identificación de las nuevas necesidades de la estructura que se va
generando.
3. Presta especial atención a las escalas de los proyectos que emprende. Tiene
como límite el extractivismo, por lo que busca la sustentabilidad material y afec-
tiva de los ecosistemas donde funciona o que propicia.
Medio de vinculación con el mundo y acom- Se abre así a prácticas artísticas donde lo vincular y lo procesual son justamen-
te la materia principal. Esto hace que sean consideradas prácticas incompletas.
pañamiento del proceso de subjetivación, eso Suelen ser prácticas complejas de describir en pocas palabras lo que las vuelve
es lo que las artes han sido para mí y lo que he resistentes o inadecuadas para ser comprendidas como un objeto de transac-
ción. Más bien exploran otras maneras de generar contratos de compromiso,
aprendido a hacer con ellas. apoyo y distribución.
*
Acompañar significa, entre otras cosas, comer
Desde la filosofía y antropología, pero sobre todo desde el viaje y la conver-
del mismo pan. Me pregunto entonces: ¿cómo sación, Rodolfo Kusch (Argentina, 1922-1979), dedicó gran parte de su vida a
comemos y acompañamos? O mejor: ¿cómo comprender las condiciones de existencia y de convivencias en el continente
americano o, como él también lo llamó, en “Nuestra América”. En su investiga-
acompañamos y comemos? ción vital, Kusch abordó también preguntas en torno al alimento en América,
67
Claro que si se unieran entre nosotros el hombre y el alimento, sería cosa de ir a un restaurante,
pedir una comida y una vez deglutida decirle al mozo, sin más, “señor, no pienso pagar esta comida
porque ella fue desde siempre sagrada”. Imposible, ¿verdad? (...) Nuestro régimen supone otras co-
sas como ser esas monedas con que debemos pagar la comida. Y ¿qué régimen es ese? Pues en
cierta medida, el del escaparate. Porque lo sagrado es aquel ámbito donde todos los opuestos se
unen. Si aquí se vive por separado el bien y el mal o la tristeza y la alegría, allá entre lo sagrado todos
se funden en una sola cosa, sin que ningún opuesto predomine. ¿Y cómo no se iba a pensar eso del
alimento? Es lo más opuesto al hombre, supone la salida hacia afuera. (…) Por eso el alimento era
sagrado para el indio, porque era la primera oposición y el primer síntoma de la caída del hombre en
el mundo. Y también implica el misterio de que haya mundo y de que tengamos que alimentarnos.
Comer significaba entonces, volver a juntar lo que los dioses habían separado.
Y nosotros no tenemos nada escrito, ni siquiera un contrato. ¿Y cómo hacemos para destruir la
oposición del alimento? El indio se funde al alimento, uno y otro mantienen su vigencia: el alimento
es indio, el indio es alimento, casi como en los ritos. Y ¿nosotros? Pues nos devoramos el plato, así
vencemos la oposición.
71
Cuidadorxs Invisibles, con Marta Fernández Calvo: la tarea rete- La tarea de América es buscar el opuesto perdido “por debajo de
rritorializada la ciudad” dice Kusch, “haciendo así, recién aparece la posibilidad
Antes de mi llegada a Madrid, la artista Marta Fernández Calvo de conciliar opuestos: se piensa a partir de la vida misma, se ve la
ya pensaba en la génesis de un proyecto con cuidadorxs no pro- realidad animal en la cual todo es semilla y debe convertirse en
fesionales de personas con enfermedades degenerativas. Marta fruto.”
me invitó a acompañar este proyecto junto a un grupo de artistas
y una trabajadora social. La intención principal de Cuidadorxs In- No hay posible separación de esa ecuación, estar en el mundo
visibles era realizar una escucha amplificada de la cotidianidad de desde el arte también es pensar desde la vida misma. Y para ga-
personas cuidadoras a través de diferentes prácticas artísticas, nar en precisión, volvemos al inicio, arte en tanto proceso, en tan-
desde la arquitectura, el performance, el canto, etcétera. to gesto, en tanto estructura de afectos, aquel arte situado que
nos permite acompañarlo desde que es semilla hasta ser fruto, y
Este ha sido un proyecto que hospedó mi llegada a esta ciudad y a que hace posible comprendernos en nuestro devenir. ¿Cuál es el
través del cual pude poner en práctica la curaduría, acompañando opuesto del arte?
no solo a un grupo de artistas, sino también a un grupo de perso-
nas que viven en Madrid desde hace muchos años y que no se
conocían previamente. Aquí, el rol de acompañamiento se amplió
y requirió generar una estructura de de convivencia y comunica-
ción virtual, pero no por ello menos activa. El alimento nos permi-
tió estar juntas. Cada una de las personas participantes compar-
tió un video grabado por ellas mismas con una receta vinculada
a la persona que cuidan. De esa manera, algunas compartieron
Still de video de Cuidadorxs Invisibles, proyecto de Marta Fernández Calvo. El video fue realizado por Verónica,
trucos heredados o transformaciones propias de las recetas, pero una de las participantes del proyecto y cuidadora no profesional de su madre, Victorina.
también historias de migración o de sus lugares de nacimiento,
donde aprendieron aquellas recetas. Comparto el relato de una
de las cuidadoras, Verónica, que vive en España desde hace mu-
chos años junto a su madre Victorina, de quien aprendió la receta
de la sopa de ajo:
“Voy a hacer una receta que se hacia en casa de mi madre en Buenos Aires, no
solo para toda la familia sino para el club donde nos reuníamos como paisanos
de la provincia de León, que hay muchos. Mi madre lo preparaba los domingos,
cuando nos juntábamos con los paisanos para hacer asados en familia, los pai-
sanos con sus hijos, sus nietos. Nos reuníamos a hacer fiestas en las afueras
de Buenos Aires (…) y ella lo hacía allí. Los domingos por la tarde cuando ya nos
íbamos a volver para las casas de cada uno, ella [Victorina] juntaba los panes
que habían sobrado de todas las mesas de los asados y hacía unos caldos. Y
los preparaba en unas cazuelas de medio litro que ahora no tengo aquí, me han
quedado en Buenos Aires y aquí no tengo ninguna. A cada uno le preparaba su
cazuela, se iba a su mesa y luego volvía y recogíamos todo y lo guardábamos en
el baúl del coche de mis padres y nos volvíamos al centro de Buenos Aires, a la
capital. Así que esta es una receta a la que yo le tengo mucho cariño y por eso la
quiero compartir con vosotras.”
76
Por Marta Fernández Calvo
Nos queríamos
mucho
La comida, y sobre todo la acción de cocinar es un elemento frecuente en mi
obra y, más allá de la actividad de comer como algo relacional, aparece en mis
instalaciones o performances como un elemento muy vinculado al contexto so-
ciopolítico en el que tienen lugar, determinando el propio funcionamiento de las
piezas. La cocina es, para mí, un espacio de resistencia en el que las recetas se
convierten en piezas musicales, alter egos, performances y ejercicios de ficción
con los cuales atravesar fronteras y convocar la alegría, el duelo y el amor.
Las personas,
las estrellas.
No irse Madrid
Una mañana sí y otra no preparaba tortillas de patatas Hola, Marta. Mira, buenas noches.
en la cocina de mi casa que después llevaba a Lilliput Quería para mañana 2 de zanahoria, por favor, y 2 de brownie, ¿vale?
2 de zanahoria y 2 de brownie, ¿vale?
Stores, la tienda de delicatessen del barrio, colgando Marta, escúchame: que sean 3 brownie, ¿vale?
del manillar de mi bici. Nunca encontré un tupper ni una Que sean 3 brownie y 2 de zanahoria, ¿vale? Para mañana, ¿vale? Gracias
solución que me permitiera llevar más de tres tortillas Eh… hola, Marta.
a la vez. Tampoco llegó a ser necesario. En realidad, se Mira: para mañana, por favor, 2 tartas de brownie y 2 de zanahoria, ¿vale?
Hola, Marta. Mira: para mañana, por favor, quiero…
trata de controlar el pendular de los platos y de no cubrir Traeme 3 brownie y una tarta de zanahoria, ¿vale?
la tortilla con plástico cuando está caliente para que la Para mañana pero, ¡avísame para qué hora porque no tengo!
superficie no se quede blanca. Las necesito para las 2 de la tarde por favor que se me han acabao, ¿vale?
Hola, Marta. Mira, para el jueves… ¡ah no! 3 de brownie y 2 de zanahoria, ¿vale?
Que sean 3, 2, ¿vale?
Empecé a planear mudarme a España y a darle vueltas Marta traeme las 4 de brownie y de zanahoria 2 nomás, ¿vale?
a la tortilla y a cómo sobrevivir en un lugar donde todo el Y ya te avisamos… ya para el lunes serían no sé si…
mundo sabe hacerla. Dublín es carrot cake y mi tortilla Si te da pa 5 traeme 5 brownies, ¿vale?
se convertiría en tarta de zanahoria al atravesar la fron- 5 y dos de zanahoria, ¿vale?
Gracias
tera de vuelta a España. Si tienes 4 de brownie para mañana me las traes las 4, ¿vale?
No pasa nada. Ya si te animas a hacer una para traernos el viernes por la maña-
Me costó un año dar con la cobertura perfecta y los tru- na… eh… nos traes, ¿vale?
cos para hacer una tarta que pudiera parecer hecha por O nos traes 2 para el viernes y ya… Me avisas de todas maneras. Las 4 que tie-
nes tráemelas; las 4 más 2 de zanahoria, ¿vale?
manos irlandesas. Gracias, Marta.
Escucha, Marta. Para mañana tráeme las 4 de brownie, para mañana, ¿vale?
Que tenga antes de las dos porque no tengo nada de torta de brownie, ¿vale?
Y las dos de zanahoria y ponme pal viernes 4 de brownie más, ¿vale?
Entonces serían: 4 pal viernes de brownie y pa mañana las 4 que tienes ahí
más 2 de zanahoria. Eso, ¿vale?
Gracias, chao.¹
1 Transcripción de los audios de WhatsApp que me enviaba el ayudante de cocina de un restaurante en Madrid.
82 83
Rosquillas María
A mi abuelo le encantaba el dulce,
y mi yaya era una repostera increíble.
Cuando él falleció
ella olvidó todas sus recetas
y la familia
se quedó sin postres.
Unas semanas después del Día de la Virgen de agosto
catorce años después, al vaciar su casa
Amuleto¹
apareció una carpetita amarilla con todas ellas
en el fondo de un armario. - Y, si el chile ancho pudiera hablar, ¿qué te diría?
- Me diría: yo echo para atrás las cosas malas
- ¿Y el frijol?
- Vengo a medida para tu bien
Casas de comidas
El olor a
Pitu me pidió que esperáramos a que hubiera alcachofas de temporada
para grabar el sonido de su menestra de verduras.
Su¹ cantó la menestra
un bacalao
patatas fritas
y canutillos de postre.
es intermitente
de no ser la vida tan diferente ahora.
María llegó a Delfina³ con todos los ingredientes para una gran cena.
Mi hermana encontró el modo de que transportara una merluza a Londres
en su maleta. Había que enfriarla mucho antes de hacerle un vacío suave
para que la carne no se rompiera.
Amparo, Encarna y Pilar creían que los clientes iban a sus casas de comi-
das porque hacían las mejores croquetas y la mejor merluza rebozada. Su
pena era que nadie se acordaría de ellas, ni de sus cocinas. como la luz
Croquetas en el Alzheimer de Pilar
Croquetas, el orgullo de Amparo
Aceite de croquetas en los apretones de manos.
y un menú lleno de círculos
del sol
Las relaciones de
poder atraviesan
nuestras mesas
Una conversación con
Sarah Bak-Geller Corona¹
VM: Esto me lleva al tema de la “autenticidad”. Para valorizar una SB: Es interesante la doble pregunta porque hace referencia a dos dimensiones
receta, ingrediente o cocina, suelen evocarse conceptos como esenciales de la cuestión alimentaria. La primera cuestión se relaciona con la
nostalgia, salvaguarda o pureza. ¿Puede hablarse de autenticidad cultura material: las formas de producción, consumo, uso de utensilios, técni-
en la comida? cas, o ingredientes. La segunda tiene que ver con la corporalidad, y nos remite a
una dimensión más conceptual, de los imaginarios. Ambas están ligadas, pero
SB: Al buscar la autenticidad se pierde de vista lo principal de la co- empiezo por la primera. La conquista transformó las formas de producir alimen-
mida: que produce sentidos distintos según el contexto social y po- tos en Mesoamérica; frente a la milpa, por ejemplo, se impuso el monocultivo,
lítico, los actores involucrados y el propósito con el que se prepara. especialmente de cereales. Esto tuvo consecuencias importantes en la alimen-
¿Se hizo un platillo para una mesa de restaurante, para un ritual, para tación, pues el monocultivo implica trabajo intensivo para cuidar las cosechas, y
un ámbito doméstico? La autenticidad está también muy relaciona- el tiempo empleado por los mesoamericanos para ir a recolectar, pescar o cazar,
da al nacionalismo. Todas las naciones han fabricado sus mitos de se redujo considerablemente. El monocultivo tiene la ventaja de proveer alimen-
origen, en el discurso nacionalista lo “auténtico” y lo “originario” es- to de manera más segura, pero implica también una gran pérdida de diversidad.
tán siempre presentes. De hecho, ya para el siglo XIX, Orozco y Berra menciona que muchos de los ali-
mentos de los que hablaba Fray Bernardino de Sahagún en sus crónicas habían
dejado de existir.
Junto con la comida traída por los españoles viene también la doctrina católica,
nuevas jerarquías y símbolos asociados a los alimentos locales y a los recién lle-
gados. El maíz, que como dice el Popol Vuh es el alimento del que está hecha la
humanidad, se vuelve un alimento de segunda frente al trigo, la vid o el cordero,
que tienen un simbolismo clave en el dogma católico.
Por otro lado, con la conquista también se introduce una nueva jerarquía de las
corporalidades. Hay un cambio en la percepción de los cuerpos. Para los con-
quistadores, había cuerpos superiores —el cuerpo europeo, fuerte, vigoroso y
productivo— y cuerpos inferiores —el cuerpo indígena, concebido como afemi-
nado, flojo, taciturno—.
VM: ¿Cómo es que ha sobrevivido con tanta vitalidad y resiliencia VM: Si pudieras elegir un platillo, una bebida y un utensilio de coci-
la cultura alimentaria mesoamericana a pesar de tres siglos de co- na producto de la fusión de la tradición mesoamericana y la euro-
lonización? pea, ¿cuáles elegirías?
SB: Esa es una pregunta que tenemos muchos de los que nos de-
dicamos a investigar este tema. ¿Cómo es posible que siga de pie SB: El mole me parece el alimento más representativo de la idea de
esta cultura alimentaria, después de tantos años de colonización, fusión, mestizaje y reconstrucción de sentidos. Es un platillo que aún
de violencia del Estado, de la ideología del mestizaje que fue una hoy produce debate y hasta la fecha sigue mezclando lo globalizado
ideología del blanqueamiento, o después de las políticas públicas con lo mexicano. Hay una leyenda sobre San Pascual Bailón —el san-
neoliberales de los últimos treinta años? Las formas de colonización to español de la eucaristía cuya historia fue reinventada por los novo-
no han parado. Quizá uno de los elementos claves para pensar una hispanos— asociada al mole que me gusta y sobre la que he escrito.
respuesta está en el hecho de que en México la comida forma parte Se decía que San Pascual trabajaba como cocinero en un convento
de los rituales de creación de colectividad. La comida permite a una en Puebla, y que un día se tropezó en la cocina, tirando chocolate,
comunidad identificarse como tal, generar pertenencia y sentido de chiles, especias y otros ingredientes en una olla, creando el mole a
vida. En la mayoría de los rituales no es posible sustituir el maíz por partir de ese accidente.
la cebada o el arroz, y ciertos alimentos como el chile o el maíz están
vinculados con cuestiones más cosmológicas y existenciales. No se Para la bebida elegiría los atoles de trigo, que en Michoacán se to-
trata de un consumo individual o hedonista, sino que existe un sen- man mucho y que siempre me han llamado la atención. Es admira-
tido de comunidad que va más allá de una cuestión de gustos o pre- ble el gran conocimiento que debe emplearse para integrar texturas,
ferencias personales. La comida, siguiendo a Levi Strauss, es buena colores, sabores y formas de cocción. Pensar en un utensilio es más
para pensar, es un lenguaje que permite expresar. Frente al capita- difícil, pero está la mancerina, por ejemplo, que es un plato con una
lismo caníbal, es impresionante que las organizaciones colectivas taza o jícara pegada al centro en la que se servía chocolate.
sigan funcionando como defensa y red de solidaridad. Y la comida
está siempre ahí, es símbolo de la comunidad.
SB: Ya desde la Italia fascista, Marinetti decía que la comida del fu-
turo consistiría en píldoras que contendrían todos los nutrientes ne-
cesarios. Los experimentos de este tipo siempre han sido una ten-
tación, y creo que se relacionan con la idea de deshumanización. Sin
embargo, muchos de estos experimentos priorizan el aspecto bio-
lógico de la alimentación, su función fisiológica, y esto deja de lado
la dimensión social. La comida atraviesa todos los actos de nuestra
vida y tiene tantos simbolismos y sentidos que no puede borrarse de
repente su parte cultural. Por lo tanto, no veo muy mediato ningún
experimento que no tenga en cuenta ambas funciones de la alimen-
tación. No creo que nos convirtamos en una especie que se alimenta
de polvos y píldoras.
104
La comida es el resultado cultural de la manipula-
ción humana de la naturaleza con el propósito de
nutrir, deleitar y ritualizar la interacción con los ani-
males, las plantas y el reino fungi. Desde nuestro
interés por explorar la alimentación y sus implica-
ciones culturales en el territorio mexicano, hemos
formado el proyecto Sexto, que propone diferentes
maneras de interactuar con la comida como una
herramienta comunicativa.
Dos hongos
ñuu savi
Sexto: Juan Escalona,
Berke Gold y Cristina Rubio
2 Nuni o maíz es una de las más importantes, aunque también se cultiva nduchi o ayocote, nde’e trasnu o
1 Amantes de los hongos. durazno, nde’e yuhci o manzana, nde’e ndute o pera, y una gran variedad de yuba o quelites.
108
El Ji’i ndanduji puede tener un tamaño de entre seis y quince centí- Estas especies comparten características biológicas, se recolectan de manera si-
metros, es un hongo delgado y poco carnoso. Se puede encontrar milar y aportan sabores y aromas distintivos del reino fungi, sin embargo, al ser
en dos tonalidades, una con estípite amarillo intenso y píleo café manejados por el humano sus historias comienzan a alejarse. Los ji’i ndanduji se
oscuro, y otra con estípite naranja brillante y píleo café claro. Su distribuyen entre las familias de lxs recolectorxs y el excedente es vendido en el
aroma es un concentrado de olor a bosque, una mezcla de tie- mercado local o en el de la ciudad cercana de Tlaxiaco. Su abundancia permite que
rra mojada con notas herbales y de acícula de pino. La variedad algunos kilos sean deshidratados para ser consumidos o vendidos fuera de la tem-
de estípite naranja tiene además destellos de fruta dulce. El sabor porada. Al llegar a los hogares mixtecos, se vuelven parte de guisos como el ndeyu
podría describirse como umami, con un regusto cárnico y petricor. uwa kuaa (mole amarillo), se comen en ndishii cuiji (salsa verde) o ñuu co’yo ji’i (a la
La textura del ji’i ndanduji es fibrosa, parecida a la carne de res mexicana) o se sazonan y utilizan para rellenar sta’a ñama (tamales). Estas com-
deshebrada. plejas y elegantes técnicas mixtecas permanecen mayoritariamente como conoci-
miento local. Pocos de estos platillos se ven reflejados en otras partes del Estado
3 El Ji’i yisi u hongo de aguacate corresponde a la especie biológica de Tricholoma mesoamericanum. de Oaxaca, en las grandes ciudades de México o en los miles de libros, revistas y
4 El Ji’i ndanduji o patita de pollo corresponde a la especie biológica de Craterellus tubaeformis. documentales que han puesto en boga la gastronomía mexicana.
111
6 Actividades en las que usamos la comida como medio para contar una historia, un hallazgo,
una hipótesis o un pensamiento. Ji’i yisi. Foto de Ana Lorenzana.
114 115
Ingredientes Procedimiento 500 ml de aguamiel 1. Limpiar el ji’i yisi con un trapo húmedo para
fresca quitar el exceso de tierra. Apartar el ji’i yisi más
400 g de ji’i ndanduji 1. Enjuagar los hongos con abundante agua para 250 g de ji’i yisi pequeño, desmenuzar el resto en porciones del-
100 g de masa retirar el exceso de tierra, y exprimirlos. gadas y reservar.
6 piezas de chile guajillo 2. En una olla con agua hirviendo agregar los 2. En una cacerola colocar el aguamiel y dejar a
4 piezas de chile puya hongos, bajar a fuego medio, tapar y dejar cocer fuego medio hasta que suelte el hervor. Apagar
¼ cdta de orégano durante 5 minutos. Escurrir los hongos y reser- el fuego, añadir el ji’i yisi, revolver, tapar y dejar
¼ cdta de orégano var el caldo. reposar durante 10 minutos.
2 cdas de sal 3. Limpiar los chiles y tostarlos en un comal a 3. Colar el líquido y dejar enfriar. Una vez frío, va-
4 tazas de agua fuego medio moviendo constantemente para ciarlo en una charola poco profunda, un tazón o
¼ cdta de comino evitar que se quemen. Tostar también la cebolla, un refractario y meterlo al congelador.
¼ cdta de pimienta el ajo, la pimienta, el clavo y el comino. 4. Revisar a los 30 minutos o hasta que la su-
¼ cdta de clavo 4. Cocer los chiles en dos tazas de caldo de hon- perficie se haya congelado y revolver con un te-
2 dientes de ajo gos por 5 minutos. Apagar, tapar y dejar reposar nedor. Repetir este paso hasta dos o tres veces
½ cebolla pequeña 10 minutos. Una vez listos, licuarlos con todo y cada media hora hasta que toda la mezcla que-
caldo, junto con las especias, la masa y una taza de con la consistencia perfecta.
más de caldo de hongos. 5. Servir con una rebanada delgada del ji’i yisi
5. Colocar la mezcla en una olla a fuego medio, pequeño.
agregar sal al gusto y cocinar durante 20 minu-
tos moviendo constantemente para evitar que
se pegue.
6. Añadir los hongos, el epazote y el orégano, y
cocinar por 10 minutos más. Rectificar la sazón,
apagar el fuego y dejar reposar.
7. Acompañar con tortillas. 7 En Japón, el matsutake (nombre en japonés para el Tricholoma mesoamericanum o magnivelare) ha alcanzado
precios históricos en subastas debido a que se ha convertido en una insignia cultural. Es considerado como un
regalo de lujo y gran respeto
116 117
Chocolate para madre—, completó doce volúmenes y más de 2,000 páginas sobre
su vida íntima y espiritual. En ellos cuenta la ardua espera de más
de veinte años para poder entrar al convento, su infancia en la
hacienda familiar, sus visiones y experiencias místicas y la vida
alcanzar el cielo
cotidiana dentro de los dos conventos en los que vivió, primero en
Puebla y luego en Oaxaca. En el párrafo de introducción del primer
volumen se asegura de dejar explícita su autoría y declara que su
bienhechor prefirió mantener la transcripción original de su propia
(¿o el infierno?)
mano a pesar de que las hojas habían sido manchadas de choco-
late cuando un niño le llevaba una taza al oficial franciscano que
inspeccionaba sus escritos —“por si había en ellos algún engaño
del enemigo”— y la regó sobre las hojas. El chocolate fue una bebida
que se consumía cotidianamente e incluso en días de ayuno den-
tro de los conventos en la Nueva España, como lo demuestran el
manuscrito manchado de María de San José y las prácticas ali-
menticias que describe en él.
Las prácticas de ayuno en los conventos
novohispanos Las percepciones sobre las bebidas a base de cacao variaron des-
pués de la conquista, en algunos momentos incluso de formas
contradictorias. Para algunos, el cacao seguía asociado a las prác-
ticas rituales prehispánicas, por lo que levantaba sospechas de
En 1703, la madre María de San José (1656-1719) transcribe su autobiografía es- herejía, idolatría y fidelidad al diablo. Para otros, el tradicional uso
piritual en una celda en el recién fundado convento de Nuestra Señora de la So- del cacao en ritos de veneración de dioses podía precisamente
ledad, en la ciudad de Oaxaca. Las celdas eran pequeñas habitaciones dentro ser útil para evangelizar a los indios e indias. Toribio de Benavente,
de los conventos, donde las monjas se recluían en solitario para sus prácticas apodado por los nahuas Motolinía, “el que se aflige”, fue uno de los
de lectura, meditaciones y rezos. La monja pasaba horas e incluso días alejada primeros doce frailes que llegaron a la Nueva España a evangelizar
de la vida exterior dentro de su habitación. Desde niña había elegido dedicarse a a la población y propuso que la bebida del cacao podría reempla-
Dios y llevar una vida de extrema austeridad, es decir, rechazar toda propiedad y zar al vino en el rito cristiano, sobre todo porque éste era escaso.
bienestar material. Según cuenta en sus diarios, desde los nueve años practica- Sin duda, el chocolate fue pronto introducido a la esfera religiosa
ba el ayuno estricto y la privación del sueño como métodos para trascender los en la Nueva España. En el Convento de San Salvador en Malinalco,
apegos terrenales. Cuando vive entre las religiosas, unos años más tarde, conti- fundado por los frailes agustinos alrededor de 1543, artistas indí-
núa con estas prácticas de auto-mortificación, ya que se entiende que el ayuno, genas decoraron los murales con motivos del “paraíso terrenal”,
la restricción total o parcial de alimentos y bebidas, purifica el cuerpo de los pe- en los que los árboles de cacao abundan como símbolos del sin-
cados. El debilitamiento del cuerpo era el fortalecimiento del espíritu. Si bien el cretismo religioso que estaba floreciendo.
convento novohispano era un espacio donde los más exquisitos guisados eran
preparados —la huerta, el refectorio, la despensa y la cocina funcionaban como
espacios de convivencia y recreación—, las prácticas alimentarias, sin embargo,
giraban principalmente en torno a las reglas de observancia, y hacían de la co-
mida —o de su restricción— un rito sagrado. ¹ María de San José había escrito sus libros años antes para el obispo de Puebla Manuel Fernández de Santa
Cruz, pero no fueron publicados y de hecho varios volúmenes se perdieron, teniendo ella que volver a
escribirlos.
119
bien hecho y lindo, y tal que solo los señores le beben, blando,
espumoso, bermejo, colorado y puro, sin mucha masa; a las veces
le echan especias aromáticas, y aun miel de abejas y alguna agua
rosada” (Sahagún 561). Las pinturas representan a una mujer que
desde una gran altura deja caer el cacao sobre la vasija de barro
para espumar bien la bebida. Al lado un indio muele las semillas y
una india lo mezcla con almendras o granos de maíz cocidos.
Referencias
Semillas, pertenencia
y saberes colectivos en el
territorio a través de los
Archivos Bioculturales Vivos
Por Adriana Cadena Roa y Mariana Martínez
Balvanera, de Cocina Colaboratorio
Los espacios para cuidar de los demás, compartir, escuchar e intercambiar ges-
tos de generosidad y hospitalidad, son cada vez más necesarios para replantear
los escenarios desiguales, excluyentes y devastadores que producen las lógi-
cas socio-económicas en el sistema alimentario actual. Una forma peculiar de
poder contrastar lo que ha implicado la vida moderna en nuestra relación con la
comida y el paisaje que la produce, implica re-encontrarnos con un espectro de
experiencias sensoriales que nos permiten vincular el pasado con el presente,
recrear recuerdos a través de sabores, olores, texturas y re-conectar con una
memoria colectiva biocultural. La comida es un conducto para re-descubrir
nuestra interdependencia con el paisaje, las especies que lo componen y las
relaciones que construimos día a día. Al ingerir los alimentos reconstruimos his-
torias asociadas con el pasado de quienes los comen; las técnicas empleadas
para encontrar, cosechar, procesar, preparar, servir y consumir esos alimentos.
A través de esas historias tejemos redes de acompañamiento y cuidado con, en La memoria evolutiva de nuestros ingredientes depende de quienes
y desde los otros, porque el poder sensorial de la comida nos permite corporizar memorizan, aprenden y recuerdan sus relaciones con el territorio
lo que somos y hablar de nuestras culturas, de los placeres de cocinar y degus- mediante tecnologías de modificación e ingenierías comunitarias.
tar, de dar y compartir. El cocinar como un acto de resistencia para crear Los alimentos, la cocina, las recetas, las semillas tienen sus propias
comunidad. historias que integran saberes, intercambios, tequios, trueques, for-
mas de agricultura y muchos otros elementos que nos recuerdan
quiénes somos en relación con otros, con el paisaje y la tierra. Es
nuestra vida social la que sustenta la memoria biocultural, expresa-
da como un conjunto de conocimientos, prácticas, usos, y estrate-
gias que entrelazan el paisaje, sus recursos naturales y las múltiples
concepciones del mundo. Esta memoria, que subsiste y resiste en
comunidades de nuestro país, está en constante diálogo e intercam-
bio con otros territorios y prácticas. Partiendo del reconocimiento de
estas interconexiones y de la celebración de historias de resistencia
comunitaria a través de los alimentos es que imaginamos y co-cons-
truimos el Archivo Biocultural Vivo a inicios del 2021. Con este, la in-
tención es visualizar, archivar y compartir las distintas capas del pa-
trimonio biocultural con, en y para las comunidades de Loma Bonita,
al sur de la Lacandona en Chiapas, Santo Domingo Tomaltepec, los
Valles Centrales de Oaxaca y Xochimilco, remanente de la antigua
Tenochtitlan. Este ejercicio, que toma formas particulares en cada
comunidad, es una herramienta que conecta distintas formas de ver
y conocer el mundo a través de la agrobiodiversidad local.
Con este ejercicio, buscamos generar procesos participativos considerando El Archivo es nuestro “umbral” para escuchar y aprender de los conocimien-
principalmente tres disciplinas: el arte social, la museología crítica y el diseño tos situados, para vincularnos con los conocimientos académicos y también
de sitio específico. Nuestra intención es reforzar vínculos comunitarios desde populares, establecer puentes e imaginar posibilidades para un mundo —o
un enfoque creativo, reflexivo, performativo y situado. Al conectar diferentes mejor, para un sistema alimentario— guiado por la solidaridad, el cuidado y la
historias sobre las semillas con un archivo que se materializa gracias a una serie justicia. ¿Qué memorias nos develan el sabor del intercambio y la
de audios, documentos y fotografías, es posible visualizar una variedad de lec- resistencia?
turas acerca de la conectividad entre los alimentos, la cocina y el territorio, más
allá de una estructura narrativa jerarquizada. Por memoria entendemos un conjunto de prácticas sociales que construyen
las identidades, las biografías y los relatos históricos que dan forma tanto a la
Las semillas que conforman el archivo se intercambian en las comunidades vida individual como a la comunitaria. Más allá de reconstruir el pasado, en
junto con las visiones del mundo de los participantes, este acto sugiere otras este ejercicio buscamos reconocer las representaciones físicas y narrativas
formas de conectarse unos a otros y de crear comunidad para fortalecer las que se producen sobre él. También nos parecen importantes formulaciones
estrategias comunes, vitales para la dimensión política y económica de la actuales que adquieren mayor sentido en las comunidades y dan lugar a la
memoria biocultural. De esta forma se promueve, por un lado, el intercambio de generación y transmisión de conocimientos intergeneracionales.
saberes y conocimientos como una práctica de resiliencia comunitaria ante las
incertidumbres climáticas, socio-políticas y económicas del futuro. Y por otro,
se configuran escenarios de acción colectiva que sustentan nuevos sentidos de
pertenencia, significados e incluso espacios o ecosistemas, de ahí que están
vivos.
Intercambiando en ejido Loma Bonita, 2021, foto de Rubén Garay Mapeando semillas en ejido Loma Bonita, 2021, foto de Rubén Garay
132
Sembrando las semillas en parcelas comunales en Loma Bonita, 2021, foto de Rubén Garay
Como este árbol está pegado a la calle no tiene fruta, porque los niños la bajan,
pues ellos se la comen. Este es el guatope. Este tipo de árbol frutal no había
aquí, nosotros lo trajimos desde hace como diez años de ahí de la costa de
Chiapas, por Tapachula. Este se la pasa dando todo el año, le corta uno la fruta y
le empieza a florear otra vez, da como cuatro veces al año. Es una vaina, la abre
uno y ahí está la semilla, es como algodón, algodón dulce.
Juan Carlos Zacarías Vazquez, Ejido Loma Bonita, Chiapas, 2021.
Pues mi esposa ya seleccionó el maíz para el sembradío. Este es el que nos hace
sobrevivir. No es el común y corriente, es el más chico. Este es el maíz para hacer
tortilla que se escoge del más grande. Lo que nosotros sembramos casi no se
pierde porque se lo damos a las hijas o nietas. Así lo reparto para que no se
pierda.
Juana y Florentino Martín, Santo Domingo Tomaltepec, Oaxaca, 2021.
Normalmente la verdolaga es una maleza. Aquí en San Gregorio tuvimos a bien La semilla está en chapín, es mucho más trabajoso, pero así ya es
que domesticamos la verdolaga. Para sacar la semilla tienes que cortarla, garantía de que el pájaro ya no lo saque porque la planta ya está
secarla, es muy laborioso. Esta semilla es una de las pocas que siguen siendo protegida por el mismo chapín. Es el maíz chinampero, del mismo
criollas y de México. Casi todas las demás aquí, vienen de importación. que se siembra aquí… Desafortunadamente ya la mayoría de las
Don Samuel Aguilar, San Gregorio Atlapulco, Xochimilco, Ciudad de México, 2021. chinampas están en el abandono, en una que otra se siembra de
maíz y en una que otra se siembra hortaliza
José, Xochimilco, Ciudad de México, 2021.
Epazote de Carlos
El epazote, ya casi no se ve nada por aquí. Yo creo que tiene que ver mucho el
clima y la calidad del agua porque es muy delicado. Los metales que ahora trae
el agua yo creo que son los que le hacen daño al epazote. Yo recuerdo que mi
abuelo tenía ahí su chinampa, por lo que se llama el bordo, y sí le salía mucho
epazote. Aquí no se ha perdido la semilla todavía porque sigue saliendo. Lo que
pasa es que si lo quieres cultivar ya no se te da tan bien.
Carlos Avelino, San Gregorio Atlapulco, Xochimilco, Ciudad de México, 2021.
Epazote de Carlos
146
Street food y
comida callejera
en Barcelona
Por Vera Armus
y Camila Loew
I.
La street food hoy marca tendencia, pero vender comida y comer en la calle no
deja de ser una actividad milenaria. En la Barcelona de hoy —una ciudad de refe-
rencia turística con carácter cosmopolita y multicultural— podemos distinguir
entre la comida que se consume en la calle, frecuentemente la que ha sido
importada por grupos inmigrantes, y lo que se llama street food, una moda que
se sirve no (solo) en la calle, sino en restaurantes, ferias y eventos sociales.
A su vez, en las urbes más cosmopolitas del mundo, consumir street food con-
lleva hoy en día ciertas connotaciones de estatus sociocultural: si vivo en una
ciudad cosmopolita y consumo la street food de un lugar lejano, es porque lo
conozco, es capital cultural, es una manera de mostrar mi experiencia de mundo,
por más que no haya estado nunca en ese lugar lejano, por más que la comida
callejera se haya transformado significativamente hasta adaptarse al paladar
local.
Vera, intrigada por esta misma pregunta, en 2019 llevó a cabo una investigación
Nuestro viaje hacia los entresijos de la comida callejera en Barcelona empezó a sobre la oferta de comida callejera en Barcelona, prestando atención a la diná-
partir de las experiencias concretas que nos llevaron a escribir este artículo. Por mica de fusión de las propuestas gastronómicas que se encuentran en la ciudad.
un lado, Camila lleva más de quince años trabajando con extranjeros en Al comparar sus conclusiones sobre la comida callejera de Barcelona con las
Barcelona: tanto los estudiantes universitarios norteamericanos a través del del ámbito neoyorquino —una ciudad que ha tenido una larga y establecida his-
Food Studies & Gastronomy Program de la Universidad de Barcelona, como los toria con el tema— surgieron varias observaciones sobre las particularidades del
turistas que vienen a través de su emprendimiento de turismo culinario escenario barcelonés. En Barcelona, la street food resulta de una moda global
Sobremesa. Quiso aprovechar el interés que despierta el concepto de street que se materializa en los food trucks y los “restaurantes de street food” y parece
food para dar a conocer rincones de Barcelona y su gastronomía a los que los estar vinculada, ante todo, al entretenimiento gastronómico. Aunque existe
extranjeros que la visitan no siempre llegan, o al menos no miran con buenos comida callejera que ha llegado a Barcelona por los inmigrantes, el ámbito trendy
ojos. Asimismo, durante la pandemia, Camila estuvo abocada a dar clases de parece estar dominado por estas ofertas fusión. Y la fusión se emplea como
cocina online para escuelas culinarias de California, que por el confinamiento se estrategia para exponer al público local a las cocinas de otras culturas.
tuvieron que reinventar. Ofrecer temas culinarios diversos en torno a la gastro-
nomía de España para captar el interés de las personas confinadas en casa Estas dos experiencias profesionales y académicas informan la narrativa y aná-
durante la pandemia, llevó a buscar conceptos creativos y una oferta siempre lisis que presenta este texto.
nueva. San Francisco, donde se encuentran las escuelas de cocina menciona-
das, es una ciudad culinariamente rica y diversa, en la que la población de clase II.
media-alta busca constantemente la innovación; aquí, conocer culturas culina-
rias diversas es una manera de mostrar capital cultural. Observando el gran En los últimos años, han aparecido muchísimos restaurantes en Barcelona que
interés por la street food de otras culturas del mundo, Camila decidió probar el proclaman ofrecer street food, la mayoría de ellos de culturas gastronómicas
concepto de “Barcelona street food”. Las entradas para la primera clase se ago- importadas de cocinas tradicionales latinoamericanas y del sudeste asiático.
taron casi de inmediato; el interés era evidente. Y llegada a este punto se tuvo Como ya hemos mencionado, Barcelona no es una ciudad conocida por una tra-
que preguntar… ¿qué es exactamente la street food de Barcelona? Diseñar un dición de comida callejera propia, sino que casi siempre viene de fuera y en la
menú representativo no fue fácil, dado que en Barcelona la comida sucede casi mayoría de los casos, se adapta para satisfacer al gusto local. A modo de ilustra-
siempre en torno a la mesa: es un momento de compartir que se suele practicar ción, The World's Best Street Food, un libro de recetas publicado por la editorial
de manera relajada y sentada, y no de pie y en la calle, como la definición de de guías de viajes Lonely Planet, ofrece más de cien recetas de todo el mundo,
street food supone. La sobremesa, ese concepto tan local, no parece compati- pero ninguna es de España. Algunos países mediterráneos se ven representa-
ble con el acto de consumir comida en la calle. dos en el libro, tales como Turquía, Grecia o Italia, pero España no. Históricamente,
esto se puede explicar por la costumbre prevalente de comer en torno a la mesa,
pero también debido a estrictas regulaciones urbanas en torno a la venta y con-
sumo de comida en la calle. La venta de comida callejera está regulada en
diversos niveles: europeo, nacional, por la autonomía y el ayuntamiento de cada
ciudad específica; es el propio ayuntamiento el que tiene que autorizar el per-
miso para la venta ambulante. En Barcelona, las regulaciones han sido
particularmente estrictas y por ahora el ayuntamiento solo permite la venta
ambulante de comida en eventos públicos, de allí que veamos la aparición de
los food trucks y puestos solamente en estas ferias gastronómicas o eventos
culturales.
150
También es importante notar que, en muchos casos, los establecimientos de En unos pocos casos observados en Barcelona, en cambio, el restaurante de
street food en Barcelona son restaurantes que física y estéticamente no tienen street food logra conservar un poco más la “identidad” de la cultura culinaria de
nada que ver con los puestos callejeros. Clubhaus es un cruce entre restaurante, la que proviene, y la función tradicional de la comida callejera. Toma Ya Street
bar y discoteca, y así representa, quizá, lo opuesto de comer en la calle. Teniendo Food, un restaurante de street food fusión peruano, ha integrado arquitectónica-
en cuenta que el precio de cada plato rodea los 12 euros, también se ve un giro mente el diseño de un puesto callejero, como también unos precios más
importante frente a la idea de que la comida callejera puede servir como una económicos. Su oferta gastronómica reúne elementos culinarios que tienen
solución económica para resolver la comida. Raquel Blasco, dueña y chef de sentido en una fusión conceptualmente “armoniosa”. Por ejemplo, uno de sus
Casa Xica —un restaurante de street food de fusión inspirado en sus viajes a platos estrella es el ceviche de piquillo, que sustituye la leche de tigre de ají
Asia— confirma esta idea en su entrevista con Vera en 2019: “El street food es amarillo —típico del ceviche peruano— por una que se elabora con pimientos del
comida de la calle a precios populares, pero de calidad. Es algo que aquí [en piquillo ahumados con una emulsión de oliva. Si bien reemplaza varios elemen-
Barcelona] no solemos entender, porque tenemos una versión muy fusión, o tos de la receta tradicional peruana, este ceviche de piquillo logra integrar
hipster…”. ingredientes mediterráneos coherentes con la receta original.
Curiosamente, el dueño de Toma Ya, Salvador Álvarez, comentó que optó por no
invertir mucho en marketing y prefirió que la gente se fuera enterando de su
oferta poco a poco: “si está bueno, la gente habla boca a boca y esto dura más
que cualquier publicación de Instagram. Y eso es lo que pasó”. Aunque quizá
Toma Ya sea una excepción, demuestra que es posible mantener una cierta fide-
lidad a sus raíces callejeras, con precios moderados, un espacio pequeño y
desenfadado con una cocina abierta, y recetas que incorporan ingredientes cul-
turalmente diversos, pero no quitan esta “esencia” de la cual hablaba Latuff.
154 155
de se concentran food trucks. Las ferias Desde la perspectiva de las recetas, otro ejemplo notable que demuestra las
peculiaridades de la street food en Barcelona es el caso de la empanada y sus
All Those Food Market, o Palo Alto Fest cruces transoceánicos. Hoy en día, las empanadas se consumen en casi todos
tienen lugar periódicamente —un fin de los países de habla hispana, pero llegaron a América desde España gracias a los
árabes, quienes a su vez las tomaron de las tradiciones persas. Lejos aún de la
semana al mes en el caso de esta última; cultura urbana de la comida callejera, el origen histórico de la empanada pro-
viene de la necesidad de los pastores y trabajadores del campo de transportar
más espaciada la primera— y requieren alimentos consigo durante el viaje, hecho facilitado por el envoltorio de pan o
masa —casi todas las culturas tienen su versión de receta de masa rellena trans-
pagar una entrada para tener acceso a su portable—. La masa, además de hacer más fácil el transporte, también permitía
oferta gastronómica. Ambas ferias no se una mejor conservación del alimento, que casi siempre incluía alguna forma de
proteína animal. Las empanadas llegaron a América con la conquista española,
encuentran en la calle, sino en un espacio y en cada región desarrollaron sus propias versiones. Tal vez las más conocidas
son las empanadas argentinas —aunque también cada región en Argentina pre-
cerrado, lo que supone una vuelta de tuer- senta variaciones en cuanto a ingredientes y métodos de preparación—. A
diferencia de la empanada gallega, que es la más conocida de las empanadas
ca al food truck callejero, que surgió como de España y tiene forma de tarta o pastel, las argentinas son individuales, en
alternativa económica a un restaurante. forma de semicírculo de masa de unos 20 cm. En Argentina comer empanadas
es una tradición largamente establecida; ya no se comen en la calle, sino que se
Algunos food trucks que empezaron en compran y llevan a casa para reuniones sociales, incluso con cierta connotación
simbólica para las fiestas patrias, en todas las clases socioeconómicas.
estas ferias luego se convirtieron en res- Tradicionalmente han sido acompañadas con vino, pero también con cerveza,
cuyo consumo aumentó desde fines del siglo pasado.
taurantes propiamente; dada la limitación
de únicamente poder vender en las ferias En la Barcelona de hoy en día, la oferta de empanadas es abundante. Un caso
interesante es Las Muns, una cadena de tiendas de empanadas iniciada en 2013
y mercadillos autorizados, se les hacía por dos inmigrantes argentinos, que tuvieron la idea de reinventar la empanada
argentina para ofrecerla como una alternativa saludable a la comida rápida. Hoy
muy difícil a los emprendedores convertir cuentan con más de diez tiendas en Barcelona además de franquicias en muchas
partes de España. Las Muns apuesta por una carta que incluye los tradicionales
el food truck en un proyecto rentable. sabores argentinos y los combina con sabores —y colores— innovadores,
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clásico bocadillo estadounidense, pero con ingredientes veganos. También tra- Cardoso, Ryzia de Cassia Vieira, et. al., eds. 2014, Street Food: Culture,
Economy, Health, and Governance, New York, Routledge.
bajaron con carne picada vegetal de la marca Heura —una empresa catalana de
proteína vegana que se ha vuelto muy popular en los últimos años—, quizá como D’Antuono, L. Filippo, 2016, “Traditional Foods”, en Caballero, Benjamin et.
al., eds. Encyclopedia of Food and Health, Oxford, Academic Press.
una oportunidad para aprovechar el auge del interés en la dieta vegana, sumado
al street food. Además de contar ya con una veintena de locales por la península Malhotra, Sunita, 2017, “Food safety issues related to street vendors”, en
Rajul Kumar Gupta et. al., eds. Food Safety in the 21st Century, Oxford,
ibérica, Las Muns participa en ferias gastronómicas y culturales de Barcelona Academic Press.
con food trucks.
Para terminar, nos gustaría ofrecer alguna reflexión sobre el contexto de la pan-
demia y cómo está afectando las costumbres locales. Es un poco pronto aún
para llegar a grandes conclusiones, pero sí detectamos que, a grandes rasgos,
el consumo de comida en la calle ha aumentado debido a la necesidad de estar
al aire libre el mayor tiempo posible, unido a la profunda necesidad local de
seguir reuniéndose. Si bien los restaurantes en Barcelona están abiertos ahora
mismo con aforo reducido, muchas personas prefieren comer al aire libre, sen-
tados siempre que sea posible —el ayuntamiento habló al principio de ampliar
los permisos de las terrazas, pero eso aún no parece haber sucedido—.
La oferta de street food en Barcelona, ya sea por moda o por pandemia, no para
de crecer. Lo que está por verse es si el contexto pandémico favorecerá una
relajación de las estrictas regulaciones contra la venta ambulante, o si se apro-
barán nuevas propuestas que flexibilicen las restricciones actuales, como por
ejemplo los food halls al aire libre. Revisitar el panorama de la comida callejera y
la street food en Barcelona en unos años, postpandemia, nos podrá echar luz
sobre el asunto.
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Empanadas de
Heura al curry¹
Ingredientes Para elaborar la masa:
Para el relleno: 1. Tamizamos la harina dentro de un bol,
300 gramos de Heura, bocados origi- agregamos la sal y mezclamos.
nales (u otra marca de carne vegetal). 2. Colocamos el curry y la cúrcuma en
100 gramos de pimiento rojo polvo dentro de la medida de agua,
100 gramos de pimiento verde mezclamos para disolver.
1 cebolla mediana 3. Hacemos un hueco en el medio de la
100 ml de leche de coco harina y agregamos agua con los condi-
1 cdta de café de harina de trigo mentos, vamos mezclando con los de-
1 cdta de café de curry en polvo dos o un tenedor mientras agregamos
Una pizca de sal lentamente el aceite.
Una pizca de pimienta recién molida 4. Con las manos, comenzamos a unir
Una cdta de pimentón de la Vera
los ingredientes.
5. Espolvoreamos la mesada con harina
Para la masa:
y amasamos durante 10 minutos o hasta
1 kg de harina
280 g agua que la masa esté lisa y homogénea.
200 g de aceite 6. Envolvemos con film o tapamos el bol
25 g de sal y dejamos reposar 20 minutos aproxi-
1 cda de curry en polvo madamente.
1 cda de cúrcuma 7. Estiramos con un rodillo hasta conse-
guir un espesor de 2,5 a 3mm.
8. Espolvoreamos con harina y corta-
mos con aro (o cualquier material cor-
tante de forma circular) círculos de 12 a
14 cm de diámetro.
1 Receta de Las Muns, reimpresa con su permiso. Empanadas de Heura al curry de Las Muns
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Mundanus
Por Raúl Góngora
De la pepa
a la raíz
Por Valeria García-López
El viaje de las semillas manos reside el poder de decidir qué y cómo nos alimenta-
mos—, y por otro, las semillas criollas y nativas que se reconocen
Para acercarnos al universo de las semillas hay múltiples caminos. El mío como una expresión histórica e identitaria, y que no están
comenzó desde la curiosidad: las veía en los frutos, las mordía, las tiraba por ahí. mediadas solamente por un valor económico y utilitario que
Sabía que algunas “pepas”, como llamamos a las semillas en Colombia, podían hace parte de la construcción de la soberanía de alimentaria.
comerse y otras estaban estrictamente prohibidas. Luego pude reencontrarlas
cuando estudié biología, y con la ayuda de los microscopios aumenté el tamaño En este ensayo, pretendo hablar de cómo las semillas nativas y
de lo imperceptible para descubrir sus formas, colores y estructuras. Cotiledones, criollas, a diferencia de las semillas industriales, tienen dimen-
testas, plúmulas, hipocótilos, tegumentos y endospermos, nombres que pare- siones materiales y simbólicas importantes que responden a
cen un embrujo en latín y no las partes de este embrión vegetal. las distintas formas de habitar el mundo de los pueblos origina-
rios y las comunidades campesinas. A su vez, estas formas de
Mi curiosidad inicial siguió alimentándose con teorías, prácticas, nombres cien- estar en el mundo contribuyen a la diversidad biológica y cultu-
tíficos, viajes a campo y nuevos conceptos. Empecé a conocerlas más allá de su ral, y por ende fortalecen la soberanía alimentaria. Decidí
definición —“la semilla es el principal órgano reproductivo de la gran mayoría de construir el texto en tres partes, cada una alude a un momento
las plantas superiores sobre la tierra”—. Lo que me permitió entender un poco diferente que tiene lugar dentro del proceso de crecimiento de
más sobre la complejidad de la ciencia de la vida. las semillas. El primer apartado es la preparación de la tierra, en
el que exploramos el contexto actual del sistema alimentario; el
Tiempo después, seguí investigando el papel de las semillas en la agricultura y segundo momento gira alrededor de la siembra de las estrate-
la biodiversidad a través de la agroecología y la ecología política. Lo anterior hizo gias y prácticas que llevan a cabo las colectividades para la
posible que ampliara mi mirada sobre el sistema alimentario global y las relacio- defensa y cuidado de las semillas; y por último llega la germina-
nes de poder que allí se desarrollan. Dentro de este sistema encontramos dos ción, que contiene ideas, reflexiones y preguntas, además de
perspectivas confrontadas: por un lado, el sistema industrial de semillas que algunos cuadros informativos que tienen como objetivo abonar
tiene un monopolio alimentario debido a intereses económicos —en pocas este viaje de la manera más fértil posible.
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Orville L. Freeman,
Secretario del Departamento de Agricultura de EUA
Las semillas son las herramientas que tienen las plantas para encontrar nuevos
sitios y ambientes para crecer. Si lo pensamos, al igual que la dispersión de las
semillas, el movimiento humano es la posibilidad de encontrar otros espacios,
expandir nuestras experiencias y, de vez en cuando, "echar raíces". De igual
forma, nuestras reflexiones y preguntas son formas de migrar y trascender, más
allá de lo que creemos cierto o lo que damos por hecho. Siri Hustvedt ha escrito
que es el imaginario el que nos sostiene y nos permite llegar a espacios
inexplorados.
Junto con el movimiento, hay una fuerza latente en las semillas que es la adap-
tación. Es decir, las respuestas sucesivas ante los cambios externos e internos
debidas a la capacidad de resistencia frente a las condiciones variantes. Esta
adaptación también la vivimos actualmente como humanidad, pues se vuelve
necesario considerar caminos alternativos que permitan más empatía, justicia y
equilibrio con el entorno dentro de esta realidad cambiante.
Feria de semillas en Maní, México.
Casa-escuela de semillas nativas y criollas.
Asimismo, la diversidad tiene un vínculo con las semillas que se manifiesta desde
la dispersión —mediante el viento, el agua, o la adhesión a superficies—, la varie-
dad de especies, formas, colores y métodos de reproducción. Esta diversidad
biológica puede aplicarse también a la diversidad —cultural, identitaria, étnica,
sexual—. La importancia de defender cualquier tipo de diversidad es finalmente
lo que nos permite ampliar posibilidades y obtener múltiples herramientas para
el sostenimiento de la vida.
¿Qué tipos de
semillas existen?
La defensa de
semillas nativas y
criollas es apoyada
por diferentes
acciones, entre
ellas están:
Territorios Libres de Transgénicos es una acción política que nace por ini-
ciativa de la sociedad civil que propone evitar la entrada de semillas transgénicas
para defender sus sistemas agrícolas locales y su alimentación desde un enfo-
que territorial.
190
Un comer
que circula
el territorio
Por Rosalia Paz Campechano,
Carmen Serra y Martina Manterola,
de colectivo amasijo
193
Hacer
Conocer
Creamos el mundo a través de los haceres que vivi-
Con Alberta Matus, en la Costa Chica de Oaxaca, aprendimos un comer de las mos. El espacio de nuestro hacer permite las rutas en
tortillas. Desprender, rodar, remojar y comer; desprender, rodar, remojar y comer; las que los objetos resultan de las acciones. Cada
desprender, rodar, remojar y comer. Así hasta llegar al centro, al centro húmedo acción, tan múltiple como creadora, sucede en un terri-
salseado que se dobla y se toma, ya sea para comerlo o para depositarlo en otra torio especifico y surge desde él y con él. La vida
tortilla, y volver a empezar. cotidiana, un acoplamiento estructural con su medio.
Experimentamos la circularidad e iteración de los movimientos y ritmos que El mundo de Alberta Matus es circular. Siembra y cuida
devienen al comer una tortilla de este modo. Se va desprendiendo y comiendo de su milpa acompañada de las lluvias. Después, junto
la periferia hasta llegar al centro. La tortilla se puede mantener en una mano, con las secas, se irá a piscar, deshojar y desgranar.
mientras que la otra mano irá fragmentando, remojando y colocando en la boca Siembra sus hierbas, chiles y tomates cerca de donde
los pedazos arrancados. Si uno no domina el uso de las manos, puede instalar la lava para aprovechar el agua, que cada día está peor
tortilla en una superficie medianamente plana. Las piernas siempre son una repartida. Va al monte en busca de leña para su fogón,
opción; algunas niñas las usan para colocar ahí su tortilla, otras la ponen sobre en el que quema las piezas de barro utilizadas en su
la mesa. Debido a la pandemia, mientras su madre trabaja, estás niñas —no cocinar. De las cenizas, hace nixtamal, y también deja
mayores a doce años— pasan los días con su abuela Alberta, en un espacio que unas pocas en un hoyo negro que se volverá composta
nos revela otras formas de habitar. y regresará al monte. Teje la mahuahua, corteza del
194 195
Toda acción humana es un acto biológi- La percepción de escasez que tuvieron la mayoría de los
co-cultural, las acciones surgen en colonizadores tenía relación con el fracaso de sus expecta-
relación con un territorio especifico. tivas. El imaginario colonial fue desdibujando los alimentos
Distinguir en la vida cotidiana el acopla- locales. El sistema alimenticio dominante fue el principio de
miento estructural entre organismo y un largo proyecto homogeneizador que buscó terminar con
nicho, devela mundos y desenvuelve el canto de la diversidad.
modos de vida.
¿Bajo qué categorías se etiquetó o se etiqueta a la ardilla,
¿Qué territorio distinguimos con nues- tuza, iguana, conejo, venado o guajolote; al maíz, a la cala-
tros haceres? ¿Qué sucede cuando se baza, o al frijol; al xoxogo, apachite o cuateco; al corozo o a
colonizan los territorios? la palma real?
Lenguajear
En las montañas de Emilia Romaña —al norte de Italia—, se usa el verbo lasvelt,
que indica la disposición corporal o emoción para llevar a cabo la acción de bajar
una montaña: pisar lo menos posible o bajar rápidamente para no lastimarse las
rodillas. En el sur de la India tienen cientos de verbos para la acción de respirar.
Caminar y respirar son acciones culturales.
¿A qué territorio nos queremos mudar? ¿Desde qué conocer queremos habitar?
198 199
Redondear
Agradecer
y autores de esta
donde trabajó en la performance Food Chorus que fue presentada
en Victoria & Albert Museum y en el Centro Cultural de España en
México. En 2021 ha desarrollado el proyecto Yo echo para atrás las
cosas malas en colaboración con Ruta del Castor y en residencia
publicación
en SOMA y Proyecto Público Prim (Ciudad de México) El proyecto
fue presentado en Zona MACO, Proyecto Público Prim y Ex
Convento del Carmen (Guadalajara) Actualmente está desarro-
llando el proyecto Cuidadorxs Invisibles ganador de la convocatoria
Art for Change de la Fundación ‘la Caixa’ y prepara colaboraciones
con la Bienal de la ONCE (Madrid), Art Jameel y Delfina Foundation
(Arabia Saudí), Museos de Jalisco (México) Felipa Manuela (Madrid)
y Performa Gal entre otros. Vive en Madrid.
colectivo amasijo surge desde la emoción de entrar en acción, Elena Mazzetto es Profesora en la Facultad de Filosofía y Letras
atrevernos a crear las estructuras que nos permitan habitar en de la UNAM (División del S.U.A) y tutora en el Posgrado de Estudios
comunidad en dónde cuidarnos y cuidar el territorio que habita- Mesoamericanos (UNAM). Es Doctora en Historia por la Universidad
mos sea nuestra prioridad. Colectivo amasijo genera el espacio Ca’Foscari de Venecia (Italia) y por la Universidad de Paris I
para reflexionar activamente sobre el origen y diversidad de nues- Panthéon-Sorbonne (Francia). Ha realizado tres estancias de pos-
tros alimentos. Escuchamos las narrativas no dominantes de doctorado, dos en la Université Libre de Bruxelles (Bélgica,
aquellos cercanos a la tierra, quienes nos ayudan a medir el costo 2013-2014 y 2017) y una en el Instituto de Investigaciones Históricas
real de la degradación territorial y nos muestran en el camino hacia de la UNAM (México, 2015-2017). Ha impartido clases en la
la regeneración de la tierra. Somos un grupo de mujeres que enten- Université Libre de Bruxelles y en el Posgrado de Estudios
demos que a través de celebrar la diversidad podemos Mesoamericanos de la UNAM. Es autora del libro Lieux de culte et
replantearnos la cultura de la escasez. Visibilizar la interdepen- parcours cérémoniels dans les fêtes des vingtaines à Mexico-
dencia entre lengua, cultura y territorio es un acto cotidiano de Tenochtitlan (BAR, Oxford, 2014) y coordinadora y co-coordinadora
nuestro colectivo para entender a la comida como una red de de los volúmenes: Vous n’en mangerez point. L’alimentation comme
relaciones. distinction religieuse (Ediciones de la Universidad de Bruselas,
2020) y Mesoamerican Rituals and the Solar Cycle. New
Perspectives on the Veintena Festivals (Peter Lang, 2021). Es ade-
más autora de artículos en revistas científicas y capítulos de libro,
publicados en Europa, México y Estados Unidos. Sus temas de
estudio son la cultura y la religión náhuatl prehispánica, en particu-
lar las fiestas del año solar y la alimentación.
Sexto es un proyecto de investigación y gastronomía que busca Vera Armus es antropóloga y creadora de contenidos gastronó-
explorar, entender y cocinar la diversidad comestible del territorio micos. Gracias a sus orígenes argentinos y neoyorquinos, creció
mexicano de manera respetuosa y creativa, entendiendo los ingre- navegando distintas culturas, algo que alimentó su interés por la
dientes como piezas clave de la cultura que los rodea. Buscamos antropología social y la cultura gastronómica. Es licenciada en
compartir ese conocimiento a través de la comida por medio de antropología por Claremont McKenna College y tiene un Máster
productos de temporada (sidra artesanal), historias comestibles en Gestión del Patrimonio Culinario de la Universidad de Barcelona.
(menú de tiempos o antojitos), seminarios, ensayos y participación En 2016, escribió sobre las identidades migratorias de argentinos
en eventos culturales. “Somos lo que comemos”, decía Jean en Barcelona en una investigación titulada From Parrilla to Pa amb
Anthelme Brillat-Savarin, quien inspiró el inicio de este camino lla- Tomàquet: Argentine Migrant Identity in Barcelona, Spain. Su tra-
mado Sexto. Bien decía, o más bien así lo quisimos interpretar, que bajo de fin de Máster fue sobre la presencia de la fusión y la mezcla
los sentidos son instrumentos para interactuar con nuestro “étnica” de comida callejera en Nueva York y Barcelona (2019).
entorno, y así, bajo una premisa donde los cinco sentidos son Trabaja como Community Manager en Sobremesa y ha escrito
herramientas, el cerebro se convierte en un sexto instrumento que artículos para medios como Los Angeles Magazine y Devour Tours.
procesa las señales recibidas por los otros cinco, por lo que cada Es amante de las empanadas argentinas, la pizza neoyorquina y el
entrada, independientemente de la fuente, ya sea el ojo o la len- turrón de Jijona.
gua, tiene la misma validez emocional e intelectual.
Cocina Colaboratorio es un proyecto que reúne a comunidades Mariana Martínez Balvanera trabaja en la intersección entre la
de agricultorxs, productorxs, académicxs, creativxs y chefs alre- arquitectura, el diseño social y el arte de índole relacional. Es
dedor de la mesa de la cocina para conectarse, intercambiar maestra en Espacios Narrativos de Central Saint Martins,
conocimientos y prototipar nuevas alternativas transdisciplinarias Universidad de las Artes de Londres. En su práctica diseña espa-
de sistemas agroalimentarios. Es un laboratorio para ideas que cios catalizadores de intercambio y acción, y creadores de nuevos
concilian la restauración del paisaje, la conservación, la produc- sentidos de pertenencia colectivos. En 2018 co-fundó el proyecto
ción de alimentos y un mejor sustento en comunidades rurales. El Cocina Colaboratorio en colaboración con el colectivo Cascoland
proyecto fue fundado en 2018 como una iniciativa para promover y la UNAM, y actualmente es coordinadora creativa del proyecto.
las prácticas del arte relacional, el diseño social y la investiga-
ción-acción participativa en busca del fortalecimiento de agencias
locales y de la reestructuración en las hegemonías del conoci-
miento ante la crisis climática. Desde el 2020 el proyecto se
desarrolla en Loma Bonita, Chiapas, Santo Domingo Tomaltepec,
Oaxaca y Xochimilco, Ciudad de México. La red que se genera
desde el proyecto se encuentra en constante ampliación y cam-
bio, con residentes de comunidades, distintas facultades de la
UNAM y otras universidades, organizaciones locales y una gama
de colaboraciones de profesionales de diferentes disciplinas.
Cristina Consuegra es antropóloga y cocinera. Su práctica se Raúl Góngora nació en la ciudad de México y estudió Fotografía
centra en explorar, por medio de sembrar, cocinar, caminar y escri- en la Rietveld Academie en los Países Bajos, Amsterdam.
bir, las relaciones de asociación y cuidado entre los mundos Actualmente vive y trabaja en California. Su trabajo se enfoca en la
humano y más que humano, las cuales la implican y a su vez son manipulación del paisaje y su composición, características que
una clave para atender y entender su participación en el metabo- delinean la seriedad en el proceso y sus habilidades. En particular
lismo planetario. Ha trabajado en proyectos de conservación se enfoca en la intersección entre la fotografía y la escultura, los
participativa de la biodiversidad y patrimonio agroalimentario en cambios de percepción y la descontextualización. Los arreglos
diferentes regiones de Colombia, y recientemente ha colaborado son construidos de manera espontánea en lugares de encuentro
con varios artistas en proyectos relacionados con comida. Es con los objetos y se definen simplemente como escultura a partir
coautora de los libros Historias junto al fogón, Usar para conservar. del acto fotográfico. Le interesa la exploración de los límites actua-
100 plantas del caribe colombiano, y Mundos Mutuos. La cocina les de la creación de imágenes fotográficas abstractas y su relación
como taller. con las memorias y objetos encontrados. Combinó diferentes pla-
nos tanto bidimensionales como tridimensionales, mismas piezas
que llamó instalaciones temporales in situ. Le interesa abrir un
diálogo entre mi punto de vista y la tensión que encuentro particu-
larmente entre lo que subyace a lo cotidiano y lo mundano.