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El agnosticismo es una postura filosófica que sostiene la imposibilidad de conocer la

naturaleza o existencia de Dios. Esta postura implica que los seres humanos y la humanidad
no pueden conocer o descifrar ciertas cuestiones trascendentales, no sólo religiosas sino
también metafísicas.

Dicho de otro modo, el agnosticismo es una doctrina que sostiene que los seres humanos
estamos limitados a lo estrictamente vinculado con el fenómeno de nuestra experiencia, es
decir, con aquello que podemos experimentar: el mundo a nuestro alrededor, nuestras
mentes y nosotros mismos.

El término “agnosticismo” tiene su raíz etimológica en la palabra griega ágnostos, que


significa “incognoscible”. A pesar de que el agnosticismo, en tanto que escuela filosófica,
tiene una larga historia y ha recibido diferentes connotaciones en diversos periodos, fue
Thomas H. Huxley (1825-1895), el naturalista inglés, quien dio al término el sentido de una
antítesis del “gnóstico” de la historia de la Iglesia. En un congreso de la Sociedad de
Metafísica de Londres en 1869, Huxley definió al “gnóstico” como alguien que pretende
saber mucho sobre asuntos que otros desconocen (1893, 237-245). En su
libro Agnosticismo de 1889 reiteró esta definición. Sobre todo es importante resaltar aquí la
oposición señalada por Huxley entre una “gnosis” religiosa, que pretende conocer lo
incognoscible, y el “agnosticismo” del científico, que se rehúsa a determinar a priori la
solución de los problemas que constituyen el objeto de su investigación. En efecto, es
justamente esta negación la que constituye el significado del agnosticismo moderno, en
tanto que este no busca ser, en la mayoría de los casos, una refutación hostil de asuntos
metafísicos o religiosos –como es el caso del ateísmo–, sino más bien un llamado a
suspender el juicio con respecto a la cuestión de Dios y lo Absoluto. Para no inhibir la
investigación científica, la existencia de Dios o lo Absoluto no es ni negada ni afirmada por
el agnosticismo. Mientras que el ateísmo mantiene que no existe Dios, el agnosticismo se
limita a afirmar que no poseemos, desde el punto de vista científico y cognitivo,
instrumentos racionales adecuados para afirmar o negar tales realidades.

En una carta de 1879, Charles Darwin se declaró un agnóstico en este sentido acuñado por
Huxley. De modo semejante, Herbert Spencer, quien defendió en sus First Principles de
1862 la imposibilidad de demostrar científicamente la existencia de una fuerza misteriosa
que sostiene los fenómenos naturales, fue clasificado como un agnóstico. El fisiólogo
Raymond Du-Boys afirmó en su libro The Seven Enigmas of the World (1880) que ante los
profundos misterios del mundo y de la existencia es más responsable para el ser humano, y
sobre todo para el científico, declarar que no podemos saber, dado que tales enigmas
desbordan el ámbito del conocimiento científico.

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