Teoria Del Bloom Tiqqun
Teoria Del Bloom Tiqqun
Teoria Del Bloom Tiqqun
Tiqqun
Diagramación y diseño:
Inteligenciacomún Ediciones
Mayo de 2020
Santiago,
territorio dominado por el estado
Chileno.
Piratea, Discute, Acciona y Propaga
LOS PENSAMIENTOS
NO TIENEN PROPIEDAD
Índice:
5
6
TIQQUN: UNA AVENTURA POLÍTICA
SOBRE «TEORÍA DEL BLOOM» E «INTRODUCCIÓN A LA
GUERRA CIVIL»
Jordi Carmona Hurtado
12
CRISIS DE LA PRESENCIA: UNA LECTURA DE TIQQUN-
Amador Fernández Savater
Siniestro total
20
Para Tiqqun, la inquietud que resulta de ahí no es un fe-
nómeno negativo, sino precisamente la condición ne-
cesaria (pero no suficiente) para otro habitar. Porque,
¿quién pierde la realidad y el mundo? ¿Qué es lo que
entra en crisis? En general, la presencia que se desfon-
da es la figura clásica del sujeto como entidad completa,
autárquica, regente, centro y medida de todas las cosas.
El filósofo Reiner Schürmann, citado a menudo por Tiq-
qun, la describe así: “El hombre se fija de manera unilate-
ral en los objetos a su disposición. Dicho de otro modo,
experimenta al ser como aquello que lo enfrenta, como
una prueba de fuerzas. Frente a este mundo que se le
opone, se afirma como sujeto; se capta como el centro
de referencia de lo real. El sujeto seguro de sí y obnubila-
do por su poder mide todo con la vara de su inteligencia
y voluntad. El único tipo de verdad reconocida es la ver-
dad eficaz, la que sirve para algo”.
30
dose otro2.
• Un preguntar vinculante
No se trata de distinguir entre teoría y práctica. Una
“práctica” puede ser perfectamente tan general y abs-
4 En ese sentido, me vienen a la cabeza inmediatamente los textos
crítico-radicales escritos sobre los movimientos más recientes: an-
ti-globalización, Nunca máis, “no a la guerra”, 13-M, V de Vivienda,
etc.
46
tracta como hemos dicho que es la crítica. Y sin duda
también a través del combate del pensamiento nos ha-
cemos presentes aquí y ahora, desafiando la ausencia
que gestionan los dispositivos. La pregunta entonces
sería más bien cómo el pensamiento se hace fuerza ma-
terial: capaz de desafiar la impotencia y la indiferencia,
de poner entre paréntesis los automatismos corrientes
y conmover los cuerpos, de tocar, afectar y desequilibrar
el mundo.
To be continued…
57
ALGUNAS REFERENCIAS
Tiqqun 1 y Tiqqun 2, especialmente “Una metafísica
crítica podría nacer como ciencia de los dispositivos”
(todos los textos en francés: www.bloom0101.org).
Sobre Tiqqun:
“Avant-garde & Mission. La Tiqqounnerie” http://lague-
rredelaliberte.free.fr/doc/tiqq.pdf
Otros:
F. Zourabichvili, Deleuze, una filosofía del acontecimien-
to (Buenos Aires, Amorrortu, 2004).
58
R. Schürmann, Le principe d’anarchie. Heidegger et la
question de l’agir (París, Seuil, 1982).
59
60
TEORÍA DEL BLOOM
63
APROXIMACIÓN AL BLOOM — Para el entendimiento,
el Bloom puede ser definido como aquello que, en cada
hombre, permanece por fuera de la Publicidad, y que,
por tanto, constituye de igual manera la forma de exis-
tencia común de los hombres singulares al interior del
Espectáculo, que es la retirada consumada de la Publici-
dad. En este sentido, el Bloom es primeramente sólo una
hipótesis, pero es una hipótesis que se ha vuelto verda-
dera: la “modernidad” la ha realizado; una inversión de
la relación genérica se ha producido efectivamente en
ella. El ser comunitario que, en las sociedades tradicio-
nales, se afirmaba, además de como hombre privado,
como hombre singular, se ha vuelto para sí mismo un
hombre privado que se afirma, además de como ser co-
munitario, como ser social. La república burguesa pue-
de vanagloriarse de haber entregado la primera traduc-
ción histórica de envergadura, y en general el modelo,
de esta notable aberración. En ella, de manera inédita,
la existencia del hombre en cuanto individuo viviente
se encuentra formalmente separada de su existencia en
cuanto miembro de la comunidad. Mientras que, por
un lado, no se le permite participar en los asuntos pú-
blicos que abstrae de toda cualidad y de todo conteni-
do propios, en cuanto “ciudadano”, por el otro, y como
una consecuencia necesaria del primer movimiento, “es
precisamente aquí, donde pasa ante sí mismo y ante
los demás por un individuo real, que es una figura ca-
rente de verdad” (Marx, La cuestión judía), por estar
privado de Publicidad. La era burguesa clásica ha coloca-
do así los principios cuya aplicación ha hecho del hombre
eso que conocemos: la agregación de una nada doble,
la del “consumidor”, ese intocable, y la del “ciudadano”
64
(¿qué puede ser más ridículo, en efecto, que esa abstrac-
ción estadística de la impotencia que se insiste en se-
guir llamando “ciudadano”?). Pero esta era corresponde
únicamente a la fase final de la larga gestación del Bloom,
en la cual no ha sido conocido todavía como tal. Y con
razón, hacía falta nada menos que el derrumbamien-
to, de acuerdo con el concepto, de la totalidad de las
instituciones burguesas y una primera guerra mundial
para parirlo. Es pues solamente con el advenimiento del
Espectáculo, y la entrada en la efectividad de la metafí-
sica mercantil que le corresponde, que la inversión de
la relación genérica toma una significación concreta, ex-
tendiéndose al conjunto de la existencia. El Bloom de-
signa a continuación el movimiento igualmente doble
mediante el cual, a medida que se perfecciona la aliena-
ción de la Publicidad y que la apariencia se autonomi-
za de todo mundo vivido, cada hombre ve el conjunto
de sus determinaciones sociales, es decir, su identidad,
volvérsele extrañas y ajenas, incluso cuando aquello que
en él excede toda objetivación social —su pura singu-
laridad desnuda e irreductible— se despega como el
centro vacío de donde procede en adelante todo su ser
entero. Tanto más la socialización de la sociedad arroja la
intimidad bajo todas sus formas a la Publicidad, tanto
más lo que queda por fuera de ella —la parte maldita de
lo innombrable— se afirma como el todo de lo humano.
La figura del Bloom revela esta condición de exilio de
los hombres y de su mundo común en lo irrepresenta-
ble como la situación de marginalidad existencial que
les corresponde en el Espectáculo. Pero por encima de
todo, manifiesta la absoluta singularidad de cada áto-
mo social como lo absolutamente cualquiera, y su pura
65
diferencia como una pura nada. Seguramente, el Bloom
no es, como lo repite incansablemente el Espectáculo,
positivamente nada. Solamente, sobre el sentido de esta
“nada”, las interpretaciones divergen.
134
135