Tema 3 - Educación Paleocristiana
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Tema 3 - Educación Paleocristiana
UNED 2014/2015
Ruth Riesco
Entendemos la Educación Paleocristiana como la labor misional y de formación religiosa llevada a cabo
por antiguas comunidades seguidoras de Jesucristo, y que abarcó desde s.I d.C. hasta mediados del s.VII d.C. La
PATRÍSTICA es el estudio y análisis de las obras de los autores encargados de esta labor de formulación, explica-
ción, consolidación y asentamiento del dogma cristiano, siendo la PATROLOGÍA el estudio de su biografía y con-
texto histórico.
Estos siete siglos no fueron fáciles ni uniformes, ya que el Cristianismo se presentó como una realidad ra-
dicalmente nueva y original, de naturaleza esencialmente religiosa, que proclamaba la existencia de una sola
religión verdadera, que llegara a todo ser humano por igual, y un único Dios creador, salvador del hombre, om-
nisciente y omnipotente, ideas muy novedosas y radicales para la cultura antropocentrista y politeísta grecorro-
mana que eran partidarios de la desigualdad existencial de la condición humana.
El Cristianismo nació para transformar esa realidad y poder hacer llegar a todo humano, sin exclusión al-
guna, un mensaje de esperanza y felicidad eterna. Nace de un tronco judío, desarrollándose en sus inicios en un
mundo políticamente romano y culturalmente helénico:
El ámbito judaico (religioso): aportó el contenido doctrinal, moral y ascético del Antiguo Testamento
El ámbito romano (político y social): le proporcionó los medios para expandirse gracias a 3 ventajas:
la tolerancia religiosa hacia los pueblos sometidos, la seguridad que ofrecía la pax romana y el apoyo políti-
co e institucional de los emperadores romanos que validaron la libertad religiosa y el culto, declarando el
cristianismo religión oficial del imperio en el 380 d.C (por el Emperador Teodosio).
El ámbito griego (cultural y filosófico): le prestó las armas culturales para su explicación y difusión: el
legado cultural racionalmente elaborado y sistematizado y el esquema terminológico y conceptual de la
paideia y la humanitas que facilitaron la comprensión del mensaje y la Revelación cristianos, una lengua
común que facilitó la difusión y el sistema educativo grecorromano que sirvió de cauce para propagar la fe.
Este proceso de inculturación no fue fácil ni uniforme. La Revelación cristiana nació para ser enseñada, in-
terpretada y transmitida, tarea que recayó inicialmente en los Padres de la Iglesia (obispos al principio y otros
cristianos y laicos de virtud y fe contrastadas después) y que con sus enseñanzas y escritos dieron lugar a la ERA
PATRÍSTICA. Proceso en el que se distinguen cuatro periodos:
Siglos I - II: Representada por los PADRES APOSTÓLICOS, llamados así por recibir sus enseñanzas de los discí-
pulos de Cristo de manera directa. Su principal preocupación fue explicar con sencillez y fidelidad el
mensaje cristiano. Su primer exponente fue la DIDACHÉ, que plantea los cuatro puntos de la doctrina
cristiana centrales para la enseñanza: las bases morales del cristianismo, los preceptos litúrgicos del
bautismo y la eucaristía, reflexiones sobre la jerarquía eclesiástica y párrafos sobre una segunda veni-
da de Cristo.
Siglos II - III: Destacan los PADRES APOLOGISTAS. El Cristianismo ya era conocido e influente suficientemente
en esta etapa, por lo que se preocuparon en adoctrinar al público no cristiano. Aparecen escritos de
defensa al cristianismo, unos dirigidos a emperadores romanos para explicarles, entre otras cosas, por
qué adorar a un dios humano y otros dirigidos a paganos cultos que compartían ideas comunes a las
cristianas. Los apologistas combatieron también las herejías de su tiempo (gnosticismo y el montanis-
mo).
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Siglos IV – VI: Fue la Edad de Oro patrística. Etapa de consolidación y estabilidad religiosa, garantizadas
por el Edicto de Milán (313) y la conversión del cristianismo como religión oficial del Estado (380), que
permitieron a los Padres grecolatinos consolidar y despejar dudas sobre algunos aspectos centrales
de la Iglesia: la naturaleza divina, la trinidad de Dios y su encarnación humana. La libertad de culto
permitió construir grandes basílicas y emprender la evangelización progresiva de zonas rurales. Aun-
que también hubo herejías y controversias que marcaron divisiones eclesiales (arrianismo, nestoria-
nismo, monofisismo).
Siglos VI – VIII: Etapa de declive, con un importante deterioro social y cultural producido por la caída del
Imperio Romano de Occidente y las invasiones bárbaras. Las disputas dejan a un lado la dogmática pa-
ra preocuparse más por el funcionamiento eclesial, la moral y el culto.
1. Carece de terminología pedagógica propia. Fue el lenguaje cultural grecolatino el que sirvió de base para
expresar y difundir el cristianismo, toda la terminología pedagógica que utilizaron está relacionada con
las voces paideia, educatio, humanitas, instructio, Christós y sus derivados.
2. Convicción de que el mensaje proclamado era una doctrina revelada por Dios, no un producto social o
cultural. Propuesta nueva y radical que supuso sustituir la concepción secular de la existencia por una
concepción teocéntrica de la vida, donde Dios es referencia de todo pensamiento y acción.
3. Apuesta por una concepción antropológica nueva: el cristianismo consideró a toda persona humana cria-
tura hecha a imagen y semejanza de Dios, con igualdad esencial de naturaleza, origen y destino.
4. La Santidad es su fin. El cristianismo diferenció tres momentos fundamentales en la historia del hombre:
la creación, la caída y la redención. Tras ser creado, el pecado original hizo caer al hombre y perder su
santidad, siendo su objetivo el recuperarla (redención).
5. El primer agente de la educación es el Espíritu Santo (Pneuma). Encargado de guiar hasta la verdad com-
pleta, dota al hombre de los dones que posibilitan su educación: espíritu de sabiduría, inteligencia,
consejo, fuerza, ciencia, piedad y temor de Dios.
6. El segundo agente fue Cristo como maestro. La educación cristiana no es antropocéntrica ni independien-
te como la pagana, sino cristocéntrica, donde el Verbo encarnado (Cristo como hijo y palabra de Dios
hecha carne) era la causa principal de toda forma de enseñanza y aprendizaje. Sólo a él podemos de-
nominar maestro, el maestro exterior existe, pero con función instrumental y por encargo.
7. El tercer agente fue el propio discípulo, el cual debe acercarse a Dios a través de la Purgación liberación,
a través de la ascética, de todos los lastres producidos por el pecado original, la Iluminación debía
vivir como Cristo, afectivo, ascético y espiritual, amando la pobreza y la dignidad del hombre por en-
cima de todo y la Unión con Dios que demandaba separarse del mundo.
8. Importancia de la fe para acceder a la vida sobrenatural, sin la cual no se entendía el cristianismo. La in-
teligencia y la voluntad eran insuficientes para pasar de un plano natural a otro sobrenatural.
10. Fin pedagógico escatológico: la perfección y felicidad se alcanzan en el más allá, no en el más acá. El
hombre es un peregrino que no tiene su ciudadanía en este mundo sino en la ciudad divina
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Educación eminentemente religiosa cuyo fundamento se recoge en las Sagradas Escrituras, compuestas por
los libros del Antiguo y Nuevo Testamento. Gracias al Concilio de Roma del 382 d.C, se instauró definitivamente el
Canon Bíblico convirtiéndose en la primera Biblia, cuya idea central es la existencia de un único Dios, que contiene
las personas del Padre, Hijo y Espíritu Santo y es Creador y Señor del Universo. Dios trasmite un mensaje de amor a
los hombres a través de su hijo Jesucristo, y la educación cristiana es posible porque el mismo Cristo entregó esta
doctrina a la Iglesia para su guardia, custodia y transmisión.
El contenido del cristianismo se caracteriza por cuatro principios: se trata de una doctrina revelada por el
propio Dios no por ningún hombre, cuyo contenido es inmensurable, inabarcable o incomprensible por el hombre
hasta que no alcance la vida eterna y cuyo mensaje, inmutable y universal, trasciende al hombre y desborda el plano
intelectual para ser vitalmente incorporado en cada ser humano.
La pedagogía paleocristiana se caracteriza por su carácter secular: es su fin encaminar al hombre a la ciudad
de Dios, para lo que es dotar inspirar el mundo terrenal de sentido cristiano. Los cristianos están llamados a cristia-
nizarse en el mundo mediante una acción humanizadora de acercamiento a Dios.
Los Padres de la Iglesia conformaron el contenido de paideia cristiana, siendo ORÍGENES su mayor artífice.
Según él, la educación debía basarse en una tradición literaria doble: prestar atención a la Biblia de mayor enti-
dad, que carece de error por ser divina y a las letras griegas y latinas tamizadas por la religión cristiana de menor
entidad pero necesaria para entender la anterior.
a) LA FAMILIA
Se define por su carácter religioso y sacramental. Es el mismo Dios quien construye, alienta y sostiene la fa-
milia desde el mismo momento de la creación. La unión entre el hombre y la mujer es indisoluble y tiene su funda-
mento en el amor trinitario de Dios (unión entre Padre, Hijo y Espíritu Santo), concretado en la aceptación, donación
y entrega de por vida entre un hombre y una mujer (matrimonio consentido por los cónyuges) y con el ejemplo del
amor de Cristo por su Iglesia. Los primeros Padres de la Iglesia quienes defendieron el matrimonio como vía de
santificación y colaboración con la obra creadora de Dios, a través de la descendencia y la educación de los hijos.
La vivencia de la fe se aprendía inicialmente en la casa romana, helénica o judía, las cuales siguieron exis-
tiendo como unidades sociales seculares. Eran el primer entorno comunitario, lugar de identificación personal regido
por sólida y severa autoridad paterna que el cristianismo fue suavizando. Normalmente tras la conversión del padre
seguía la conversión del resto de la familia, aunque no siempre no por parte de todos los miembros de la casa: el
cristianismo reclamaba la libertad de las conciencias, aceptando y respetando a quien no abraza la fe.
Tras la conversión, seguía la consolidación mediante la formación en las casas, las cuales se convirtieron en
las primeras Iglesias domésticas, normalmente denominadas con el nombre del pater familias (ej. Iglesia doméstica
de Esteban). Jesús enseñaba en todas partes pero especialmente en la intimidad de las casas. A partir del s.II, apare-
cen catacumbas y otros edificios dedicados al culto y la caridad, utilizados por los conversos al cristianismo y admi-
nistrados por obispos, sacerdotes y diáconos. A partir del Edicto de Milán (313) y hasta el s.VII la principal muestra
de la arquitectura paleocristiana fue la Basílica, escogida para diferenciar el lugar de culto cristiano de los templos
paganos.
b) EL CATECUMENADO
Aparece a partir del s.II y se define como el período de instrucción al que se sometían los que querían con-
vertirse al cristianismo a través del bautismo. Su temporalización y formas variaban dependiendo de las épocas y
lugares, aunque presenta rasgos comunes que lo configuran como institución educativa ideal para satisfacer las
exigencias de la formación cristiana. Constaba de tres partes:
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1. Entrada en el catecumenado: consistía en la presentación de los candidatos por parte de los padrinos y la
realización de un examen de admisión ante la comunidad para verificar la sinceridad de sus actitudes,
motivos y deseos. Una vez aprobado, pasaban a formar parte de los catecúmenos.
2. Catequesis o tiempo de catecumenado: Los catecúmenos se formaban durante tres años compartiendo
sus bienes con quien les instruía. Formación centrada en tres dimensiones: doctrinal formación-
ilustración, moral conversión y ritual introducción a la oración y símbolos de la fe.
3. Elección para el Bautismo: tenía lugar tras pasar un segundo examen, donde padrinos y comunidad testi-
ficaban sobre la conducta y preparación del candidato. Una vez apto, se preparaba más intensa y defi-
nitivamente para el bautismo, el cual tenía lugar el sábado santo en la vigilia de pascua.
Los responsables de esta labor fueron los obispos y posteriormente los presbíteros (sacerdotes). Fue impor-
tante la figura del padrino como encargado de comunicar la fe, suscitando el interés y la primera conversión. Sobre-
salían también los catequistas, que podían ser clérigos o laicos, y se encargaban de preparar e instruir a los catecú-
menos adaptando el mensaje a su capacidad, iniciándolos a la oración y testificando ante el obispo sobre su conduc-
ta moral.
En los ss. III-IV el catecumenado alcanza su pleno desarrollo como institución, la cual se fue devaluando pro-
gresivamente hasta desaparecer hacia los siglos V y VI debido a la paz constantiniana (313) y el reconocimiento del
cristianismo como religión oficial del Estado romano (380).
c) LA ESCUELA PAGANA
Los cristianos, al igual que el resto de ciudadanos, se formaron en escuelas paganas, donde dieron clase y de
obtuvieron instrucción, conocimientos y los recursos didácticos necesarios para llevar a cabo su obra evangeliza-
dora. Acudir a esta escuela no significaba que aceptaran su cultura y fines, en sus inicios algunos cristianos conside-
raron que esta formación como extraña o incompatible con la educación cristiana.
Más adelante, se pasó del rechazo a la aceptación selectiva de sus contenidos, afirmando que podían servir
de base y preparación para los estudios cristianos. Gregorio de Niza afirmaba que hay una parte de la formación que
depende del hombre y no de Dios directamente, siendo su libertad personal, inteligencia y esfuerzo quienes han de
procurar engendrar en él la virtud natural.
Una vez despejadas las dudas, en los siglos III y IV los cristianos asistieron a las escuelas clásicas y fundaron
escuelas abiertas dando clase en ellas. Orígenes fue uno de los primeros cristianos en abrir una escuela de gramáti-
ca para atender las necesidades de su familia; según avanza el tiempo crecen las conversiones y los maestros cristia-
nos, tanto en la enseñanza primaria como en la media y superior.
Fue importante el papel desempeñado por los cristianos en la escuela clásica, el cual que sirvió para asumir
el valor de la ciencia y el conocimiento plasmado en la tradición y no para transformar la escuela clásica en una reli-
giosa.
No se crearon escuelas elementales o de nivel medio, sólo se crearon centros de cultura superior filosófico-
teológicos, ya que la Revelación cristiana exigía reflexión, explicación y respuestas profundas a preguntas y temas
sólo abordables desde la Filosofía y la Teología. Destacan las escuelas de Roma y Alejandría y la catequesis de Oríge-
nes con una formación literaria y filosófica sólida y el estudio profundo de la Sagrada Escritura, aunque no tuvie-
ron continuación
Siguieron existiendo los estudios teológicos pero no de manera institucional, sino que la Teología lo invadió
todo, tanto a miembros del clero como a fieles que añadían un extra de cultura religiosa a sus conocimientos profa-
nos. Los fieles reciben formación religiosa de la catequesis elemental impartida en el templo y en la predicación; el
clero, por medio del contacto personal con el obispo y los sacerdotes de más edad. Esto representa una regresión a
nivel institucional, no un progreso.
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