Elaborar Un Mapa Conceptual Del Capítulo 3 6572

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Elaborar un mapa conceptual del capítulo 3 Fines de la educación y hacer un comentario del capítulo person

Fines de la Educación

En la historia Los agentes de la educación

La educación primitiva era conservadora, la educación


Familia
moderna tienen a ser progresista
Atmosfera Cultural
En Esparta se consideraba al militarismo como la meta de Estimulo hogareño
Periódicos – editoriales
la educación.
Radio – prensa
En Roma la educación era mas practica que Atenas. Cadenas emisoras
Conferencias
En la Edad Media primaron las cualidades espirituales de la Espectáculos musicales
Bibliotecas
educación
Tecnología
Ahora se glorifican las capacidades naturales del hombre.

Comentario: Los propósitos útiles a la educación son la formación intelectual,


la formación para la explicación de la verdad causal y la valoración de las
ciencias y del pensamiento filosófico, artístico, religioso.
Realizar un resumen del capítulo 4 Gobernanza y políticas publicas

La educación no sólo plantea problemas desde una perspectiva constitucional y


administrativa. También representa el orden financiero en lo social y, por supuesto, en
lo político. Con relación a lo primero, es evidente que la presentación del servicio
educativo se traduce en una fuerte responsabilidad económica para el Estado. Sin
embargo, hay una profunda diferencia conceptual entre encarar el costo financiero de la
educación como un gasto o como costo financiero o bien una inversión. En el primer
caso se tiene un enfoque restrictivo y burocrático de lo material; en el segundo, se
contempla a la educación como un instrumento del desarrollo, quizás el más importante,
ya que se refiere a la formación del capital humano.

Con esta idea, es el Estado mexicano, mediante organismos designa- dos por él, el que
realizará funciones para la formación y capacitación de los trabajadores que se
dedicarán a educar, investigar y difundir la cultura de nuestro país. Asimismo, el
artículo 123, que se refiere al aspecto la- boral, regula las acciones, como lo establece la
Ley General del Trabajo, para que los trabajadores de la educación, en tanto presten sus
servicios durante una jornada laboral, obtengan salarios y prestaciones de acuerdo con
la anterior ley.

Además, este organismo también tiene la facultad de avalar puestos y funciones,


incluyendo las administrativas (direcciones escolares y supervisiones), que aunque no
tienen tanta injerencia en lo académico, en algunos casos sí se determinan con un
examen de oposición —de igual forma, se siguen dando las “recomendaciones” de
personas que llegan a laborar al nivel sin tener el perfil profesional correspondiente.

Otro aspecto importante y prioritario de índole nacional es la preservación sustentable


de los condiciones que permitan ordenar y volver fecundo el trabajo a corto, mediano y
largo plazo; para el mejoramiento de la educación se exige: el establecimiento de reglas
claras, y pertinentes y el financiamiento suficiente, todo ello dentro del diálogo
respetuoso y responsable que se ha construido; no obstante los resultados que el país ha
logrado en el ámbito educativo respecto de otros países de la OCDE.

Con el fin de lograr una mejor operación del modelo educativo, el establecimiento de
reglas debe estar encaminado hacia una mayor precisión de las obligaciones de cada
parte. En particular, si bien la Ley General de Educación distribuye las funciones
educativas de la federación y de los estados, se requiere permanente comunicación y
mayor claridad sobre la manera de ejercer las atribuciones.

El planteamiento pedagógico en educación media superior es imprescindible; se


requiere de una eficaz coordinación con las autoridades educativas a fin de establecer
rutas de trabajo conjunto y corresponsabilidad para la concreción del modelo educativo,
así como mecanismos de acompañamiento en las escuelas, seguimiento a los principales
indicadores relacionados con el aprendizaje y el desarrollo de competencias entre los
estudiantes.

Por estas razones, se creó el mecanismo de coordinación regional en materia educativa,


dividiendo al país en cinco zonas educativas: Centro, Noreste, Sur-Sureste, Occidente y
Noroeste, que agrupan a las autoridades de cada región, encabezadas por sus
gobernadores.

Periódicamente, estas autoridades se reúnen con el secretario de Educación Pública y su


equipo de trabajo para dar seguimiento a los avances y retos del sector educativo, a
partir de indicadores y metas establecidas conjuntamente. La conformación de estos
grupos permite el desarrollo de agendas de trabajo pertinentes para analizar y ofrecer
respuestas a problemáticas comunes, así como intercambiar mejores resultados.

De manera complementaria, en la educación media superior el Modelo Educativo 2016


propone un nuevo mecanismo de coordinación. Al contrario de la educación básica, este
nivel educativo se caracteriza por una gran diversidad institucional. Históricamente, esta
situación ha generado una serie de retos importantes, como una amplia dispersión y
heteroge- neidad curricular, la ausencia de un perfil del egresado, problemas de per-
tinencia y relevancia, y la falta de equivalencias curriculares entre subsistemas. Frente a
estos desafíos, se creó el Sistema Nacional de Educación Media Superior (Sinem) que
reúne a los titulares de todos los subsistemas para mejorar la coordinación y la
colaboración, siempre respetando el federalismo, la autonomía universitaria y la
diversidad educativa.

Para lograr la transformación de la educación, además de una nueva gestión del sistema
educativo que permita llevar el planteamiento curri- cular a las aulas, se requiere de una
revisión de la formación y el desarrollo profesional. La profesionalización de los
maestros debe comenzar desde su formación inicial y ser continua durante toda su vida
laboral.

Como la investigación en torno al aprendizaje ha demostrado, el papel del docente es


esencial para que los estudiantes aprendan y logren tras- cender los obstáculos de su
contexto. Un buen maestro debe tener altas expectativas sobre el desempeño de sus
alumnos, y partiendo del nivel cognoscitivo en el que se encuentran, el reto es llevarlos
a desarrollar su máximo potencial.

Por ello, el Modelo Educativo 2016 refuerza la confianza en el profesionalismo de los


maestros y deja de considerarlos preponderantemente como transmisores del
conocimiento prescrito en un currículo vertical, poco abierto a la creatividad y a la
adaptación a diferentes entornos. Más bien, la premisa del Modelo Educativo 2016 es
que los maestros son agentes capaces de discernir sobre la aplicación del currículo
frente a alumnos con características heterogéneas.

A su vez, este planteamiento exige que tanto en lo individual como en lo colectivo los
maestros cuenten con los apoyos necesarios para facilitar su quehacer como educadores
y contribuir a su desarrollo profesional. Es decir, que tengan acceso a recursos
pedagógicos innovadores, una formación continua y asesoría técnica-pedagógica para
trabajar de ma- nera planeada, actualizada y orientada al aprendizaje de los alumnos y a
la solución de los problemas diarios y diversos que se presentan en el aula. Para ello, es
prioritario el liderazgo institucional en el área académica, ya que debe haber una
conducción puntual y pertinente respecto de los propósitos que se pretenden lograr,
explotar la creatividad de los docentes en beneficio de los estudiantes y cuidar los
procesos de avance en la formación respecto de los planes y programas.

Con el fin de ordenar este proceso de profesionalización del magisterio y construir un


nuevo sistema basado en el mérito, la reforma educativa creó el Servicio Profesional
Docente, que define los mecanismos para el ingreso, la promoción, el reconocimiento y
la permanencia de los maestros en servicio.

Los retos que se plantean actualmente para el país requieren de una selección cuidadosa
del personal docente para asegurar que sean los

mejores quienes lleguen al salón de clases. De conformidad con la re- forma educativa,
los concursos para el ingreso al Servicio Profesional Docente deben asegurar la
idoneidad de los nuevos maestros. Además de perfeccionar el diseño y los procesos de
evaluación, el trabajo con las autoridades educativas locales debe continuar para
asegurar la transparencia en la observancia de la prelación. Estas mismas
consideraciones deben observarse respecto de la evaluación con fines de promoción a
cargos de dirección o de supervisión, pero sobre todo ver la evaluación como una
manera alterna de reorientar procesos educativos.

Los maestros incorporados al Servicio Profesional Docente deben presentar una


evaluación diagnóstica al término de su primer año, que deberá proporcionarles
retroalimentación útil para su desarrollo profesional. De manera general, todos los
docentes deben presentar periódicamente una evaluación de su desempeño con el fin de
fortalecer y actualizar su desarrollo profesional. En ningún momento se puede
considerar que esta evaluación tenga un fin punitivo.

Por el contrario, siempre deberá aportar información que a los maestros les resulte
valiosa para mejorar su trabajo.

La evaluación debe tomar en cuenta el contexto en que el docente aplica las capacidades
básicas que todo maestro debe tener. Por la complejidad de la materia, el diseño de la
evaluación y los mecanismos para su aplicación deben ser objeto de una revisión
permanente para responder, cada vez mejor, al propósito de impulsar el desarrollo
profesional de los maestros en los variados contextos en que llevan a cabo su trabajo. A
lo largo de su trayectoria laboral, los maestros que acrediten un buen desempeño serán
beneficiarios de promociones y reconocimientos que estimulen su desarrollo
profesional.

Los maestros tienen derecho a opciones de formación y actualización pertinentes que


tomen en consideración sus funciones, su antigüedad, sus requerimientos específicos
para un mejor desempeño y aspiraciones profesionales, así como los retos que enfrentan
en sus propias escuelas. Tras su ingreso al servicio, los nuevos maestros tienen derecho
a recibir el acompañamiento de un tutor durante los primeros dos años de ejercicio
profesional.

No obstante, aún se requiere avanzar en el desarrollo de programas de tutoría que les


brinden una sólida inducción a la responsabilidad que adquieren en contextos escolares
específicos
De manera más general, la actualización y formación continua para los maestros en
servicio ha de contemplar el aprendizaje del docente sobre su propia práctica y de las
experiencias de sus pares, así como la actualización de conocimientos y competencias
docentes (el plantea- miento pedagógico de la reforma educativa para su mejora
permanente). Como un reconocimiento a los docentes con alto nivel de desempeño, se
les debe invitar a colaborar en actividades de tutoría y orientación con sus pares.

Para la mejora continua de la labor docente, tanto en la educación básica como en la


media superior, se debe privilegiar el trabajo colaborativo y colegiado como mecanismo
de articulación del quehacer escolar. Esto permitirá a los maestros reflexionar sobre su
propia práctica e intercambiar experiencias relacionadas con la enseñanza y la didáctica,
superando con ello el trabajo individual que ha caracterizado al modelo tradicional.

En esta tarea destaca también el fortalecimiento de los asesores técnico-pedagógicos,


cuya función es orientar, apoyar y acompañar a los docentes para lograr una mejoría
tanto de los aprendizajes de los alumnos como de la formación docente. La colegialidad
y comunicación interna en la escuela son la clave para la innovación y la superación de
la comunidad educativa.

En este sentido, el Servicio de Asistencia Técnica a la escuela debe ser un mecanismo


centrado en identificar las necesidades de formación de las escuelas para apoyarlas en
su propio ámbito, con el concurso de los centros de maestros y de las supervisiones, así
como con sus equiva- lentes en los subsistemas de la educación media superior. La
formación continua debe impartirse mediante dos mecanismos complementarios:
primero, por un lado, el que se deriva directamente de las escuelas, y por otro, el
aprovechamiento de la oferta con que cuentan actores e instancias nacionales, estatales
y locales para generar propuestas formativas relevantes y pertinentes que atiendan los
problemas específicos de las escuelas y los maestros; como segundo mecanismo, la
oferta de herramientas para el docente deberá ser más amplia, focalizada, heterogénea e
incluir modalidades presenciales, virtuales y mixtas. La formación continua debe
aprovechar el potencial de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC)
para cerrar brechas en el acceso a materiales y contenidos de calidad para todos. El
objetivo debe ser superar las limitaciones de la formación descontextualizada, que ha
probado ser poco efectiva.
Esto obliga a que los órganos encargados de la formación continua tomen en cuenta los
resultados de las evaluaciones del desempeño para construir, junto con los propios
docentes, los trayectos educativos que requieran. Es decir, la información derivada de
las evaluaciones ha de ser de utilidad para la mejora permanente y para atender los
requerimientos de los maestros, pero también para ofrecerles la posibilidad de contar
con planes de formación profesional que les permitan acreditar nuevos grados
académicos y tener acceso a promociones en su carrera docente.

La oferta de formación continua debe diseñarse para atender las necesidades que el
modelo 2016 plantea a supervisores, directores y docentes. Asimismo, debe contemplar
las necesidades de cada etapa en la implementación del modelo educativo, así como las
particularidades de los niveles y sus distintas modalidades, tanto en educación básica
como en media superior.

Una oferta de formación continua amplia y adecuada permitirá a los docentes avanzar
hacia la materialización de la visión que el nuevo cu- rrículo plantea: por un lado,
orientada a la actualización de contenidos, y por otro, a la renovación del trabajo en el
aula, a partir de la introducción de innovaciones y estrategias pedagógicas para
propiciar los ambientes de aprendizaje y los procesos de evaluación y generación de
materiales característicos del siglo XXI. El planteamiento pedagógico de la reforma
educativa, tanto en la educación básica como en la media superior, debe contribuir al
desarrollo de liderazgos directivos académicos y de gestión para favorecer que las
escuelas estén efectivamente orientadas a lograr aprendizajes significativos y
pertinentes.

En los procesos de formación docente deberá impulsarse la participación de las


instituciones de educación superior y las escuelas normales nacionales y estatales con el
fin de ampliar las opciones de formación, actualización y desarrollo profesional. En
cuanto a las aspiraciones profesionales de los maestros, es necesario contemplar, entre
otras posibilidades, la promoción a cargos de dirección o supervisión, el nombramiento
como asesores técnico-pedagógicos temporales o permanentes, los movimientos
laterales temporales, la promoción sin cambio de función, y la asignación de un mayor
número de horas de clase.

En este sentido, las evaluaciones docentes deben asegurar al magisterio que el


otorgamiento de estos beneficios se realice de forma objetiva y transparente, no obstante
las consideraciones ajenas a las evaluaciones; sin embargo, las funciones se siguen
determinando a partir de un antecedente político o bien recomendación en la mayor
parte de los casos, también existen situaciones que se justifican porque efectivamente el
docente concursa la plaza y desde ese momento se hace evidente la preparación
académica y desde luego su inestabilidad laboral en tanto resulte no idóneo.

El modelo educativo a establecer requiere de la participación y el compromiso de las


escuelas formadoras de maestros. La autoridad educativa deberá asegurar que
desempeñen el papel que a ellas corresponde. Es indispensable que las escuelas
normales impulsen los cambios necesarios para actualizarse y seguir siendo el pilar de
la formación inicial de los maestros de educación básica.

En esta transformación, las escuelas normales han de organizarse como instituciones de


educación superior que funcionan con la calidad necesaria para ofrecer opciones para la
innovación, la auténtica colegialidad académica entre los docentes y el diálogo con
diversos campos del conocimiento: el interés por aprender de la diversidad debe ser eje
de su vida cotidiana.

La transformación de las normales debe considerar, desde luego, la renovación y el


fortalecimiento de su planta docente y la revisión de los planes y programas de estudio,
en función del planteamiento curricular del Modelo Educativo 2016. Este
replanteamiento ha de abrir espacio a la creatividad y la innovación necesarias para
impulsar la formación de los maestros que el país requiere.

En esta transformación es importante considerar que las escuelas normales funcionan de


distintas maneras, con grados diferenciados de cumplimiento de la normalidad mínima,
con personal académico que cuenta con diversos niveles de preparación.

El Modelo Educativo 2016 también demanda que la formación inicial de maestros


construya sinergias entre las escuelas normales y las universidades. El propósito debe
ser perfilar un tipo de colaboración en el que, más allá de las instituciones en sí mismas,
se fortalezca la formación inicial de los futuros docentes, independientemente de la
escuela de donde provengan. Para construir una sinergia de esta naturaleza, habrá que
iniciar un diálogo y un acercamiento generalizado y materializado en el ámbito local
para que ambas instituciones se complementen. En este proceso será fundamental
asegurar que las virtudes de las escuelas normales se valoren, a la vez que fortalezcan el
conocimiento pedagógico especializado, su vocación docente, así como sus mejores
prácticas. Estas colaboraciones deberán ajustarse según el nivel escolar y las
especialidades de la formación docente, en tanto que cada uno expresa necesidades
distintas.

Es necesario reflexionar sobre las condiciones académicas y de autonomía para la


elaboración de los planes, programas y autogestión de las escuelas normales, pues no
son equiparables a las universidades. Por tanto, ¿por qué se ubican como instituciones
de educación superior si siguen estando subordinadas por el Estado, al igual que sus
procesos académicos y administrativos?

En este sentido, con lo anterior se reafirma que las licenciaturas en educación que
ofrecen las escuelas normales deben revisarse a fin de contar con espacios curriculares
para el intercambio académico y estudiantil con las universidades. Los programas,
rígidos y obsoletos por- que no son congruentes con la realidad, deben ser abandonados
y dejar abierta esa posibilidad.

La capacidad de aportación de las instituciones de educación superior en materia de


formación docente también debe enriquecerse. Esto puede lograrse mediante el
intercambio de alumnos y maestros con otras instituciones o desarrollando núcleos
académicos dedicados a la investigación educativa y a generar una mayor discusión que
facilite la colaboración en materia curricular y el desarrollo de una mejor oferta
académica.

Los mexicanos reconocen y valoran la responsabilidad invaluable que los docentes


tienen en el proceso educativo y su papel en la comunidad escolar. Por ello, el Estado
debe redoblar esfuerzos para brindar las herramientas y los recursos que los maestros
necesitan en su ejercicio profesional y para dignificar su labor, siempre orientados a la
construcción de un mejor país a través de una educación de calidad y con equidad,
anteponiendo el interés por la formación del sujeto en todas las decisiones del ámbito
educativo.

Otro actor indispensable para una gobernanza efectiva del sistema educativo es el
Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE). Desde su fundación en
1943, el SNTE ha desempeñado un papel crucial en la vida y desarrollo del magisterio,
con la irrenunciable tarea de procurar la defensa de los derechos laborales de sus
agremiados.

El Modelo Educativo 2016 plantea una serie de cambios importantes respecto al papel
de las autoridades de la escuela y del maestro. Deja de considerar a los maestros como
simples transmisores de conocimientos prescritos en un currículo cerrado a la
creatividad, sino que los concibe como profesionales con la capacidad de aplicar el
currículo acorde a las características heterogéneas de su entorno y sus alumnos.

En este contexto de cambio, el SNTE ha mostrado una gran responsabilidad y ha sabido


modernizarse para sumarse a esta profunda transformación del sistema educativo
nacional. La organización gremial con- tribuye a elevar la calidad de la educación desde
su responsabilidad, que consiste en acompañar a los maestros y velar por sus derechos
laborales, y es respetuosa de las atribuciones de la autoridad, responsable de la política
pública en materia educativa.

Dentro de ese marco de respeto mutuo, una colaboración estrecha y un diálogo


permanente entre la autoridad educativa y el sindicato son fundamentales para una
conducción eficaz del sistema educativo y el bienestar del magisterio.

Lo anterior, como discurso, existe y está plasmado en documentos, sin embargo, la


realidad del gremio docente demanda menos corrupción entre los sindicatos, que sirven
a intereses políticos y económicos del sistema y no así a las necesidades laborales y
educativas de los diferentes contextos.

Según el Modelo Educativo 2016, una de las claves para el buen funcionamiento del
sistema en su conjunto, y sobre todo a nivel de cada plantel escolar, es una activa y
responsable participación social. En particular, el involucramiento de los padres de
familia es un factor que incide ampliamente en el desempeño académico y el desarrollo
de los alumnos. En el tradicional modelo de gestión vertical, los padres de familia han
tenido pocas posibilidades de participar activamente en la vida de las escuelas, porque
éstas no tenían márgenes de decisión propia que lo hicieran posible.

Al poner a la escuela al centro del sistema educativo y dotar a los planteles de una
mayor autonomía de gestión, el modelo derivado de la reforma educativa facilita un
involucramiento más activo de los padres de familia, que favorece el buen
funcionamiento de las comunidades escolares de las que forman parte. De manera
puntual, el artículo 10º de la Ley General de Educación fue reformado para reconocer a
los padres de familia como agentes del sistema educativo, con el fin de promover su
participación de manera más activa, organizada y corresponsable.

Los padres de familia tienen un importante papel en la gestión escolar: participan en la


toma de decisiones y cumplen una función de contraloría social; además, tienen
incidencia en cómo se usan los recursos que reciben los planteles y contribuyen a la
transparencia y a la rendición de cuentas. Esto es particularmente relevante en la
implementación del programa de infraestructura Escuelas al CIEN, en vista de la
magnitud de los recursos de que dispone.

Los padres de familia asumen la función de contraloría, son reviso- res de procesos
escolares y toman decisiones para el mejoramiento de las instituciones. Pero, ¿quién
pone límites a la injerencia de los padres de familia en el trabajo del docente?; ¿qué
repercusiones surgen a par- tir de la toma de decisiones y mejoramiento de las
instituciones?

Queda claro que el desempeño del docente no puede estar supeditado al criterio de los
padres de familia; esto resulta perverso para desacreditar y discriminar el trabajo de un
profesional.

Por otro lado, la experiencia de variados programas ha enseñado que dotar a las escuelas
con presupuestos propios detona dinámicas positivas de participación social y
organización escolar, además de beneficios tangibles para los planteles en términos de
mantenimiento. El modelo educativo fortalece a la educación pública y promueve que
los padres de familia participen en la escuela para contribuir a mejorar la educación de
sus hijos, sin que ello implique que deban hacer pago obligatorio alguno; sin embargo,
es evidente que esta situación es parte de una gobernanza de control y sometimiento, ya
que en verdad existe un presupuesto destinado a instituciones educativas.

Los Consejos Escolares de Participación Social en la educación tienen un papel


importante en el apoyo que puedan otorgar a los Consejos Técnicos Escolares. Si bien
compete a éstos, es decir, al director y a los maestros de cada escuela realizar la
planeación académica y diseñar la ruta de mejora, existe espacio para que los padres de
familia apoyen en las tareas a fin de que se lleven a cabo los objetivos trazados. Esto
puede implicar desde apoyos para que se cumpla el planteamiento pedagógico de la
reforma educativa, la normalidad mínima, hasta contribuir median- te actividades
extracurriculares que promuevan la lectura, la convivencia sana, el cuidado del medio
ambiente o una alimentación saludable.

En la gobernanza que propone el Modelo Educativo 2016, el poder legislativo tiene un


papel crucial. Al haber aprobado las modificaciones de la reforma educativa, a la
Constitución y a las leyes reglamentarias del sector educativo, el Congreso de la Unión
se constituyó como un actor clave en esta transformación.

Además, la Cámara de Diputados aprueba cada año el presupuesto educativo, elemento


indispensable para la adecuada puesta en marcha de la reforma (aunque el presupuesto
actual no es equiparable con las propuestas y necesidades de lo que se requiere en el
ámbito educativo). Por estas razones, se debe mantener un diálogo cercano y constante
entre población escolar, autoridad educativa e integrantes de ambas cámaras del
Congreso de la Unión. El financiamiento de la educación representa un reto mayor, ya
que en la relación entre la federación y los estados es un punto de discusión permanente.
Es preciso asegurar el pago oportuno a los maestros y una mejor administración de
personal. Ello hace indispensable mejorar los sistemas de información, especialmente de
aquellos que puedan nutrirse a partir de los registros elaborados en las escuelas y en las
áreas de administración de los aparatos educativos locales.

Por ello, el Modelo Educativo 2016 propone la creación del Sistema de Información y
Gestión Educativa (Siged), a partir de los requerimientos de las escuelas. Este sistema
deberá permitir capturar electrónicamente la información que se genera en la escuela,
referida al control escolar, movimientos de personal que suceden en la escuela, y
registros de la infraestructura escolar y de bienes muebles. La información capturada en
la operación ordinaria de las escuelas deberá producir las transacciones requeridas para
que las áreas administrativas provean a las escuelas de los apoyos humanos y materiales
pertinentes. El Siged deberá ser una herramienta que facilite que las escuelas cuenten
con las plantillas de maestros completas desde el primer día de clases y que haya
sustituciones oportunas del personal frente a grupo. Los directo- res de las escuelas
verán fortalecida su autoridad en la medida que el Siged les sirva como herramienta de
gestión que sustituya los trámites largos, complejos y de resultados inciertos que con
mucha frecuencia han debido hacer hasta la fecha.
Las supervisiones, áreas intermedias y autoridades del planteamiento pedagógico de la
reforma educativa, ámbitos estatal y nacional, deberán encontrar en el Siged el medio
para conocer mejor lo que sucede en las escuelas. Al parecer, el discurso en políticas
públicas es subjetivo, porque la realidad demanda mejores condiciones laborales en las
escuelas; en este sentido, los procesos de transacciones son cada vez más complejos y ni
se diga la carencia de apoyos humanos y materiales; por otro lado, las plantillas de
maestros no se completan, tan es así que termina el ciclo escolar y algunos docentes no
han concluido por falta de nombramien- to, porque no recibieron pago o, en su defecto,
porque no les renovaron su contrato.

Un México con Educación de Calidad requiere robustecer el capital humano y formar


mujeres y hombres comprometidos con una sociedad más justa y más próspera. El
Sistema Educativo Mexicano debe fortalecerse para estar a la altura de las necesidades
que un mundo globalizado demanda. Los resultados de las pruebas estandarizadas de
logro académico muestran avances que, sin embargo, no son suficientes. La falta de
educación es una barrera para el desarrollo productivo del país ya que limita la
capacidad de la población para comunicarse de una manera eficiente, trabajar en equipo,
resolver problemas, usar efectivamente las tecnologías de la información para adoptar
procesos y tecnologías superiores, así como para comprender el entorno en el que
vivimos y poder innovar (Plan Nacional de Desarrollo 2013-2018).

La teoría del capital humano prescribe que un estudiante, en la medida que invierta en
su educación, en esa forma será retribuido como profesionista: a mayor número de
grados profesionales, mayor y mejores puestos laborales y por tanto mayor salario.

La falta de capital humano no es sólo un reflejo de un sistema de educación deficiente,


también es el resultado de una vinculación inadecuada entre los sectores educativo,
empresarial y social.

La reforma institucional y la reforma administrativa como fin —don- de lo


administrativo rebasa lo educativo y los maestros se preocupan más por cómo y cuándo
entregar documentos, minimizando el aprendizaje de los niños— están permeadas del
aparato burocrático, median- te la inserción de programas y proyectos como sistema
remedial para los grandes males (español y matemáticas) que aquejan a la educación.
Como ejemplo, los maestros deben subir a la plataforma las calificaciones y
recomendaciones a cada alumno, en el caso de un maestro de español de educación
secundaria, que atiende a cuatro grupos con 50 alumnos por grupo, deberá subir 200
comentarios o recomendaciones en cada evaluación (entrevista 06/03/17); en este caso,
¿el maestro esta rá más preocupado por el tiempo en que estará abierta la plataforma, o
por el aprendizaje de sus alumnos?

En el caso de nuestro país, la planeación del desarrollo está encuadrada por el contexto
internacional que se vive y por la historia y evo- lución reciente de nuestra economía.
Por un lado, el Banco Mundial, en una de sus recomendaciones, dice que se debe
descentralizar la gestión

El trabajo docente en la escuela primaria demanda, entre otras destre- zas, las de
observar e interpretar los sucesos en el salón de clase y tomar decisiones adecuadas e
inmediatas que permitan organizar el trabajo de todos los alumnos, atender
especialmente a aquellos que lo requieran y resolver los conflictos que se presenten
durante la jornada de trabajo, con el fin de alcanzar los propósitos educativos.
Asimismo, es indispensable que los maestros posean una gran capacidad de
comunicación para explicar, narrar, argumentar y transmitir instrucciones o formular
preguntas o comentarios, identificar las reacciones de sus alumnos y aun sus estados de
ánimo tanto en clase como fuera de ella.

La profesión docente tiene que ver con las competencias desarrolladas en la formación
inicial, pero también durante la práctica misma, en el desarrollo del ejercicio
profesional, donde se aplican todos los saberes y la práctica que se transforma en el arte
de enseñar.

Por tanto, el desempeño docente se refiere al conjunto de actividades cotidianas que


realiza el maestro para generar aprendizajes en sus estudiantes; aprendizajes que
significan cumplir los propósitos de las asignaturas y, en consecuencia, lograr el perfil
de egreso del Plan de Estudios; además, se enfoca a fortalecer habilidades, actitudes y
valores para aprender a vivir con los demás. También tiene que ver con la identidad
profesional y ética del docente, y con su historia de vida, que se verán reflejadas en su
práctica profesional.
Realizar un informe de lectura del capítulo 5 Consejos técnicos escolares

Desde hace varias décadas, las reformas educativas han estado presentes en nuestro país
como un símbolo de búsqueda para mejorar la calidad educativa y el derecho a la
educación que tienen todos los niños y jóvenes de nuestra nación; como consecuencia,
las autoridades educativas se han visto preocupadas por alcanzar los estándares
propuestos por organismos de talla internacional como la Organización para la
Cooperación y el Desarrollo Económicos (ocde), la Organización de las Naciones
Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (unesco) y el Fondo Monetario
Internacional (fmi), entre otros, con el propósito de alinear las competencias que se
requieren para integrarse a la actual sociedad mediática y globalizada. Por tanto,
actualmente se formula un nuevo modelo educativo que plantea dentro de su estructura
un cambio paradigmático en la organización y funcionamiento de los Consejos Técnicos
Escolares (cte) en educación básica, como una modalidad en la que prevalece la
autonomía de gestión y el aprendizaje entre pares y cuya finalidad es atender los
problemas educativos y establecer metas, objetivos y estrategias de intervención que
contemplen las prioridades (mejora de los aprendizajes, rezago escolar, funcionamiento
de la normalidad mínima escolar y convivencia sana, pacífica y formativa) enmarcadas
en el Sistema Básico de Mejora Escolar propuesto por la Secretaría de Educación
Pública (sep).

El CTE en la Escuela de organización completa estará integrado por la totalidad del


colectivo docente. Corresponde al director de la escuela presidir el CTE; de igual
manera, a quien desempeñe esta función en una escuela con cuatro o más integrantes en
el colectivo docente.

Las escuelas de organización incompleta de una misma zona, donde el personal sea
menor a cuatro docentes se integrarán en un solo CTE o de acuerdo con las condiciones
geográficas. Será presidido por el supervisor de zona.

El artículo 31, del capítulo IV, del acuerdo 98, por el que se establece la organización y
funcionamiento de las escuelas de educación secundaria, establece que en las escuelas
de educación secundaria “funcionará un órgano de consulta y colaboración denominado
Consejo Técnico Escolar, cuya función será auxiliar al director en la planeación,
desarrollo y evaluación de las actividades educativas y en la solución de los problemas
trascendentes del plantel”
Con la firma del Acuerdo Nacional para la Modernización Educativa en 1992, se obtuvo
un compromiso creado por las instancias del gobierno federal, las entidades federativas
y el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (snte), cuyo propósito fue
“elevar la calidad de la educación pública” (dof, 1992, p. 7), planteando como retos: la
reorganización del sistema educativo, la reformulación de los contenidos y materiales
educativos y la revaloración de la función magisterial. Dentro de esta última, se
establece la necesidad apremiante de la actualización, capacitación y superación del
magisterio en ejercicio, para lo cual se estable el Programa Emergente de Actualización;
de esta manera, se inicia con cursos para fortalecer la práctica docente.

El CTE sesionará 13 días distribuidos de la siguiente forma: cinco días hábiles para la
fase intensiva previos al inicio de cada ciclo escolar y ocho días hábiles para la fase
ordinaria. Cada sesión del CTE abarcará el total de horas de la jornada escolar
establecida según el calendario escolar implementado. Por ningún motivo los días
programados para las sesiones del CTE se usarán en actividades sociales, cívicas,
festivales o cualquier otra acción distinta a los propósitos de las mismas.

Para dar cumplimiento al mandato constitucional de promover una educación de calidad


que desarrolle las capacidades y habilidades de los estudiantes en su inserción en el
mundo globalizado, las autoridades educativas establecieron acuerdos mediante el
Consejo Nacional de Autoridades Educativas (Conaedu); asimismo, la Subsecretaría de
Educación Básica impulsó el Sistema Básico de Mejora Educativa (sbme) con la
finalidad de promover la autonomía de gestión escolar a partir del ciclo escolar 2013-
2014.

La normalidad mínima escolar. Se refiere al conjunto de las condiciones básicas que


deben cumplirse en cada escuela para la buena organización y desempeño de la tarea
docente, así como al logro de los aprendizajes de los educandos, que garanticen el
desarrollo de acciones y el proceso educativo; por tanto, se establecen los siguientes
rasgos de la normalidad mínima en la operación de las escuelas

Por lo que uno de los grandes desafíos educativos es que los estudiantes aprendan a
convivir en un ambiente de respeto, tolerancia hacia la diversidad, viviendo en
democracia y respetando la multidiversidad y multiculturalismo de los pueblos.
Asimismo, la convivencia es un instrumento para combatir prejuicios, estereotipos,
segregaciones y racismo, entre otros; por ello es considerada como uno de los grandes
pilares dentro de la formación de los estudiantes, coadyuvando a prevenir situaciones de
acoso escolar, violencia y delincuencia, entre otros, cuyo efecto negativo impacta en las
condiciones para la mejora de los aprendizajes de los alumnos.

Otra de las condiciones del sbme está centrada en el fortalecimiento de la función


supervisora, con lo cual se pretende alejar al supervisor del control administrativo y que
su labor “se concentre en vigilar y asegurar la calidad del servicio educativo que se
presta en los planteles y que mantenga permanentemente informadas a las autoridades
educativas de los avances en el logro de aprendizajes de los educandos” (dof, 2014b); es
decir, que reduzca las tareas administrativas y se fortalezcan sus funciones de asesoría,
acompañamiento y orientación pedagógica

Como parte de las condiciones del sbme, se establecen los Consejos Técnicos Escolares,
que son una modalidad de trabajo colaborativo en donde se definen las problemáticas
educativas que aquejan a la institución y se enmarcan los objetivos, las metas y las
acciones que buscan alternativas para la mejora de la calidad educativa. Es decir, “son
espacios donde de manera colegiada se autoevalúa, analiza, identifica, prioriza, planea,
desarrolla, da seguimiento y evalúa las acciones que garanticen el mayor aprendizaje de
todos los estudiantes de su centro escolar” (dof, 2014b); también se considera como “el
colegiado integrado por el director y la totalidad del personal docente de cada escuela
encargados de planear y ejecutar decisiones comunes dirigidas a que el centro escolar,
de manera unificada, se enfoque a cumplir satisfactoriamente su misión.

Es decir, se pretende fortalecer los aprendizajes de los estudiantes, para lo cual se


realiza un diagnóstico que orienta la planeación, el seguimiento y la evaluación de las
acciones dirigidas al logro educativo. Asimismo, se plantea la optimización del tiempo
efectivo de clase y la aplicación adecuada de materiales. También, se pretende fortalecer
el desempeño profesional con la finalidad de capacitar a los docentes y directivos.
Elaborar un análisis del capítulo 6 un acercamiento a cuestiones básicas de la
gobernanza

A lo largo del desarrollo de la humanidad, el hombre instituyó diversas costumbres y


formas de relacionarse para poder convivir; es decir, a lo largo del tiempo y en sus
diversos contextos, estableció diferentes reglas del juego que determinaron el tipo de
sociedades en que se desenvolvió, y en ese sentido la actualidad no es la excepción.

Sin embargo, aunque de uso generalizado, no hay hasta el momento una definición
única y consensuada de este concepto, por lo que en ocasiones se puede llegar a utilizar
de forma indiscriminada, como un traje a la medida para diversas situaciones o, como
dice Guy Peters (2007, p. 1), “como las palabras de Alicia en el País de las Maravillas,
es decir, significa exactamente lo que cada académico quiera que signifique”. Es así que
gobernanza es un término polisémico, que puede tener diversos matices no sólo en su
concepción, sino también en su uso, pero que más allá de su incorporación actual a la
política pública como un mero mecanismo de asimilación de tendencias internacionales,
implica —en su connotación reciente y más generalizada— una nueva forma de relación
entre el Estado y la sociedad civil, lo que para algunos puede ser un camino para la
participación de la ciudadanía en el manejo de su destino, y para otros propiciar un
Estado que se deslinde de sus responsabilidades.

A partir de entonces, el BM utiliza una serie de criterios para calificar la calidad de la


gobernanza en los diversos países del mundo, a través de los cuales evalúa normas y
prácticas de gobernanza de los Estados y organizaciones, ello como una metodología
para el otorgamiento de créditos. Estas categorías son las que sirven como guía para
determinar los objetivos de los programas de este organismo internacional.

Es en este contexto que en América Latina se tradujo el término que nos ocupa como
gobernabilidad, lo que aumenta la confusión en su uso. Es necesario hacer un alto en el
camino para aclarar un poco más el concepto de gobernanza desde la perspectiva actual,
tomando como punto de partida que éste se refiere a las estructuras y los procesos con
los que van a interactuar el Estado y la sociedad civil, lo que puede marcar distintos
grados de gobernanza y, por supuesto, distintas relaciones de poder en el manejo y toma
de decisiones, pero que bajo el contexto mundial actual parece marcado por una pérdida
de poder estatal y un mayor predominio social.
Algunas interpretaciones del término gobernanza se limitan a considerarla únicamente
como la participación de la sociedad civil en las esferas del poder para la toma de
decisiones que afectan al colectivo; sin embargo, no hay que perder de vista que la
gobernanza va más allá de la participación ciudadana, ya que —en términos coloquiales
— son las reglas del juego (que toda comunidad tiene en diversas circunstancias y
tiempos históricos), consideradas éstas como las estructuras y los procesos que
permitirán y definirán la participación de los distintos actores de la sociedad, incluido
por supuesto el Estado, al cual algunos consideran debilitado o excluido de esta
dinámica; no obstante, autores como Aguilar (2007) consideran que su papel es de suma
importancia porque dirige este desarrollo.

La gobernanza, resume, es una “compleja integración entre las instituciones existentes,


normas/valores y gobernados”

Después de hacer una breve referencia sobre lo que para algunos autores significa la
gobernanza, como procesos y estructuras que norman la interacción para el logro de
objetivos comunes de los actores sociales integrados en redes y que en su uso
generalizado actual se interpreta como la participación de la sociedad civil en la toma de
decisiones en conjunto con el Estado, se debe referir que, de acuerdo con Urriza et al.
(2016), la gobernabilidad “es la capacidad de los actores intervinientes para llevar
adelante un buen gobierno, el cual depende de la gobernanza, es decir, de las reglas de
juego definidas”; hay que aclarar que los autores citados con anterioridad retoman la
propuesta de Torres-Melo (2007), la cual se caracteriza por su sencillez y claridad en su
concepción sobre gobernabilidad.

De acuerdo con Aguilar (2007), como respuesta a esta crisis, apareció como propuesta
de solución lo que se llamó la “nueva gestión pública” (NGP), que tuvo bastante
aceptación no sólo en los ámbitos del gobierno, sino también entre los miembros de la
sociedad y la academia, como un instrumento para restablecer la gobernabilidad
perdida, desde un enfoque de gobernanza.

La NGP tiene como objetivo mejorar la gestión para la toma de decisiones a partir de
instrumentos de medición y evaluación, entre otros. Esta disciplina critica al Estado
jerárquico, centralizado, que cuenta con reglamentos inalterables, al tiempo que se
ofrece como el mecanismo que puede lograr una mayor eficiencia y calidad de la
gestión pública.
Cabe señalar que la gobernanza en la educación es un reflejo de los retos que enfrentan
las sociedades en el siglo XXI que, como se mencionó con anterioridad, se caracterizan
por su complejidad, diversidad y velocidad. Y es que nunca antes el mundo había girado
tan rápido y había sido tan pequeño como ahora; el vertiginoso avance tecnológico de
las últimas décadas, así como su consecuente producción de información, ha
transformado las relaciones sociales, económicas, políticas y culturales que rigen a la
humanidad. Las interrelaciones propiciadas por la tecnología globalizaron el mundo en
un nuevo orden social. Sin embargo, estos cambios han propiciado un desarrollo
desigual y un mundo más competitivo, regulado por el libre mercado y la
transformación del Estado en el ejercicio de su poder. Estas variaciones, dicen Garbanzo
y Orozco (2010), son profundas e irreversibles y tienen su efecto en diversos ámbitos,
entre ellos la educación, tal vez uno de los sectores cuyo papel trascendental en la
sociedad (desde su origen formal en la época de la revolución industrial) es uno de los
más cuestionados, sobre todo cuando en el contexto actual “rápidamente quedan
obsoletos conocimientos y prácticas asumidas como válidas en los distintos campos de
las actividades humanas”

Respecto a la autonomía de gestión, es importante señalar que para algunos autores el


último vocablo de este concepto compuesto es sinónimo de administración; sin
embargo, Botero (2007) no lo considera así, ya que se puede administrar sin gestionar.

Por su parte, el tema de la autonomía ha estado presente por más tiempo en la discusión
educativa, aunque en el ámbito de las universidades, por ejemplo desde el siglo xi en
Europa, ya se discutía sobre el mismo. En la década de 1960, con los diversos
movimientos estudiantiles que se registraron en el mundo, se fortaleció la concepción de
autonomía universitaria, con postulados básicos como: cogobierno, estatutos, planes
educativos y recursos propios de inversión, los cuales no fueron influenciados por los
cambios de gobierno, entre otros. Desde esta mirada universitaria y en el contexto
actual, la autonomía se concibe con un mayor panorama, no sólo hacia adentro de la
institución sino más allá, en su incidencia con su entorno, con el propósito de mejorar la
calidad de vida de los estudiantes y brindar solución a los problemas de la sociedad, lo
que nos lleva a un enfoque de gobernanza. Dentro de este marco, la autonomía permite
que “las instituciones educativas cuenten con oportunidades y capacidades para tomar
decisiones y realizar proyectos educativos propios, pertinentes y relevantes a las
necesidades de los estudiantes y a los requerimientos de formación ciudadana y de
desarrollo local, regional y nacional”

La autonomía de gestión “es un instrumento que debe ser acompañado de la tecnología


y de las actitudes adecuadas que la hagan operativa”, que también requiere un cambio
de idiosincrasia y democratización de las estructuras (Macri, 2000, p. 3). En el contexto
actual, la tendencia internacional es ver a la gestión pedagógica como el factor de
cambio que mejore la calidad de la educación y atienda las prioridades educativas; ya lo
señalan así Ezpeleta y Furlan en un documento de la Unesco (1992) en el que enfatizan
que la gestión también debe cambiar en sus prácticas, porque de lo contrario no se
concretará como el espacio de transformación necesario en los centros escolares.

“Para que esto tenga lugar, deben producirse las necesarias transformaciones
sistemáticas de la gestión política y pedagógica para reubicar en este contexto la
capacidad de iniciativa de cada establecimiento” (p. 17). Al respecto, Bolívar (2009)
considera que en el contexto actual es bien vista la autonomía de gestión porque se toma
a la escuela como la base en la que se van a realizar los cambios que permitan mejorar
la educación, en donde la comunidad tome sus propias decisiones con una mayor
participación de docentes, padres de familia y comunidad, incidiendo también en esta
última, entre otras buenas intenciones.

Desde esta mirada crítica, son varios los autores que advierten que la autonomía de
gestión ofrece bajos resultados en la mejora educativa, su utilización política y hasta sus
peligros para la existencia del sistema educativo regulado por el Estado; uno de estos
autores es Bolívar Botía (2004), quien pone énfasis en que la autonomía es “más bien un
mecanismo del discurso pedagógico por el que, en estos tiempos de debilidad para
imponer normas, el Estado se ve forzado a recurrir al discurso de la ‘autonomía’ para
justificar su gobierno de la educación”

Gobernanza es una palabra de utilización reciente cuya connotación actual y matices


conceptuales y de uso son el pretexto para la disertación entre académicos; de
explotación y manejo entre políticos y organismos internacionales; pero también de
significación, apropiación y plataforma por parte de la sociedad civil para lograr una
mayor participación en la toma de decisiones que afectan a todos. En su
conceptualización, la mayoría de los autores consultados coincidió en que este término
se refiere a las estructuras y los procesos que marcan y dirigen la actuación y relación de
los diversos actores que conforman la sociedad, es decir, las reglas del juego, y que la
gobernabilidad no es sinónimo de gobernanza, sino un elemento importante para lograr
una buena gobernanza. En su utilización práctica es herramienta metodológica de
organismos internacionales para evaluar la calidad de las normas y prácticas de
gobiernos, así como de organizaciones a fin de beneficiar o no con financiamiento o
programas de desarrollo.

Desde esta perspectiva, y tomando a la gobernanza como una herramienta teórica y


metodológica, las escuelas pueden lograr ser un espacio de democratización que no sólo
mejore el nivel educativo de sus educandos, sino que con la participación de todos se
logre trabajar a favor de la comunidad. Sin embargo, para lograr esto el camino es largo
y en ocasiones sin uso, en el que se deberá otorgar autonomía de gestión a las escuelas
en un ámbito de gobernanza, sin que se les abandone a su suerte, por lo que el Estado no
debe delegar sus funciones en el ámbito educativo. La discusión está dada: ¿el enfoque
de gobernanza es una forma de que el Estado olvide su obligación con el sistema
educativo? ¿Hasta dónde se debe otorgar autonomía de gestión a las escuelas dentro de
un enfoque de gobernanza? ¿Qué tanto padres de familia, representantes de
organizaciones civiles y empresariales, entre otros, están dispuestos a participar en las
instituciones escolares? Y por último: ¿lo que decide una mayoría siempre es lo mejor?
Parece que el tema de la gobernanza escolar es un claro-oscuro, en donde hay mucho
que discutir todavía en cuanto a sus posibilidades e implicaciones, pero que requiere
además una profunda transformación y formación de todos los actores involucrados en
la educación porque finalmente ésta es la base y el motor del desarrollo y futuro de una
sociedad.

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