Reto 5 - Emprendimiento Social e Innovación

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CATEDRA UNADISTA (E_LEARNING) - (434206A_761)

Reto 5 - Emprendimiento social e innovación

Tutor:
Gloria Bibiana Quiñones Perafán

Estudiante: Leidy Suleima Aleman Cárdenas


Grupo: 434206_274

UNIVERSIDAD NACIONAL, ABIERTA Y A DISTANCIA – UNAD


PROGRAMA COMUNICACIÓN SOCIAL
CEAD – JOSÉ ACEVEDO Y GÓMEZ
BOGOTÁ
2020

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Contenido

Innovación 3
Emprendimiento Social 4-9
Enlace del vídeo 10
Conclusiones 11
Bibliografia 12

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Innovación

Es un cambio que introduce novedades, y que se refiere a modificar elementos ya existentes con el
fin de mejorarlos, aunque también es posible en la implementación de elementos totalmente nuevos.
Este término proviene del latín "innovativo" que significa "Crear algo nuevo", y está formada por el
prefijo "in-" (que significa "estar en") y por el concepto "novus" (que significa "nuevo").

En el sentido estricto, en cambio, se dice que de las ideas solo pueden resultar innovadoras luego de
que ellas se implementan como nuevos productos, servicios, o procedimientos, que realmente
encuentran una aplicación exitosa, imponiéndose en el mercado a través de la difusión.1

Hay una forma de innovación consistente en la mejora de la gestión empresarial con nuevos
procedimientos, utilización de una tecnología, automatización, mejorando la calidad, definiendo
nuevas formas de satisfacer al cliente, son sólo algunas ideas de lo que puede ser y conseguir la
innovación y ayuda a las empresas a crecer y ser más competitivas.2

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Emprendimiento Social

El emprendimiento social es la parte del emprendimiento en general que tiene por protagonistas a
las personas e instituciones de la economía social al servicio de valores que van directamente más
allá del mero beneficio económico personal de las personas emprendedoras, para desarrollar
iniciativas y redes compartidas capaces de generar valor añadido social en sentido amplio.

La adjetivación del emprendimiento como “social” tiene el sentido de diferenciarse del


emprendimiento comercial, que se dirige a las actividades económicas en general, mediante el
desarrollo de nuevas actividades y nuevas organizaciones cuyo éxito beneficia directamente a sus
impulsores solo indirectamente a la sociedad en términos de creación del empleo o de generación de
renta y de riqueza. El emprendimiento social se caracteriza por pertenecer al sector privado de la
economía, y no al sector público.

Tanto el emprendimiento comercial como el social tienen varios puntos en común, como la
detección de necesidades no cubiertas o insuficientemente cubiertas, la innovación en productos o
servicios que diferencien a las actividades emprendedoras del resto, el diseño de estructuras
organizativas capaces de proporcionar tales bienes y servicios a una escala adecuada, o las
dificultades iniciales de los proyectos de emprendimientos (financiación, tamaño mínimo, pérdidas
iniciales, etc.).

Sin embargo, en el caso del emprendimiento social, las necesidades no cubiertas de modo adecuado
se caracterizan por ser comunes a amplios grupos sociales con menor poder adquisitivo, o ninguno;
la innovación en productos y servicios se caracteriza por aportar en su producción, distribución,
etc., connotaciones sociales ampliamente compartidas, como las restricciones ecológicas s a la
producción, la orientación hacia los bienes preferentes, la ausencia de beneficio o la reinversión del
mismo, etc. Las estructuras organizativas mediante las cuales se aplican las ideas del
emprendimiento social no son de mercado, en algunos casos, y en otros, pese a ser de mercado en el
sentido de que la mayor parte de sus ingresos procedente del mercado, cualifican su actuación
mediante el cumplimiento de determinados criterios (como por ejemplo los propios del movimiento
cooperativo, que son los más conocidos), en beneficio de los sectores sociales a los que se dirigen y
de sus propios trabajadores, y no meramente de los detentadores del capital financieros.

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Las dificultades financieras del emprendimiento social se palian en la medida de lo posible a través
del recursos a mecanismos como el mecenazgo, el microfunding, el recursos a la obra social del
movimiento cooperativo, las líneas de financiación de algunas entidades socialmente responsables,
la participación en viveros o incubadoras de empresas sociales, o algunas líneas públicas de
financiación en condiciones menos restrictivas que las habituales. A menudo, el impulso inicial de
todo ello recae en emprendedores sociales concretos, que son personas que conocen en profundidad
las necesidades de algunos sectores sociales con dificultades estructurales, son capaces de organizar
una comunidad de beneficiarios potenciales y de desarrolladores del proyecto social, y están
fuertemente motivados hacia el cambio social (sea por distintas razones psicológicas, ideológicas,
religiosas, generacionales, de desarrollo personal, etc.).

Las potencialidades actuales y futuras del emprendimiento social han llevado a la Unión Europea a
proponer una estrategia para su impulso, que contiene como elementos principales:

El incremento de la visibilidad y el reconocimiento de las empresas de economía social en sentido


amplio (mediante la difusión de su impacto social; la puesta en práctica de una estrategia de
comunicación sobre el emprendimiento social a escala de la UE; el desarrollo de redes
internacionales en el sector; y la incorporación del emprendimiento social en todas las políticas,
programas y prácticas de las administraciones públicas).
El desarrollo de un entorno económico europeo que permita a la economía social y sus empresas
acceder a la financiación (en particular para favorecer la formación de su capital humano; para
facilitar la financiación de sus infraestructuras; y para el desarrollo de viveros o aceleradores
especializados en empresas de economía social).
El establecimiento de normas legales y reglamentarios que propicien la creación y el desarrollo de
empresas que operen en dicho sector (por ejemplo, mediante las adecuadas consideraciones sociales
en la contratación pública).
Los enfoques teóricos sobre la empresa social
Los desarrollos teóricos sobre el concepto de empresa social comenzaron a desarrollarse a ambos
lados del Atlántico a mediados de la década de los 90 del siglo XX y han dado lugar a una
diversidad de enfoques que, ofreciendo coincidencias significativas, también presentan una notable
diversidad conceptual que hace difícil una delimitación de la empresa social compartida por dichos
enfoques. Un detallado análisis comparativo del enfoque continental europeo y de los dos
principales enfoques norteamericanos puede encontrarse en los trabajos de Defourny y Nyssens
(2012) y de Monzón y Herrero (2016).

El enfoque europeo continental EMES

La red europea de investigación EMES establece nueve criterios de identificación de la empresa


social agrupados en tres bloques, a saber, el de la dimensión económica y empresarial, el de la
dimensión social y el de la dimensión participativa. De esta forma se facilitan dos objetivos: el

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primero de ellos, reconocer fácilmente la empresa social como parte integrante de la economía
social y, el segundo objetivo, facilitar una perspectiva comparada con los enfoques norteamericanos
de la empresa social.

Los tres indicadores de la dimensión económica y empresarial configuran a la empresa social como
un productor de mercado, por utilizar la terminología de los Sistemas de Contabilidad Nacional, y
permiten diferenciar a la empresa social de las entidades del Tercer Sector de Acción Social, cuya
principal fuente de recursos no proviene del mercado. Una actividad continuada de producción de
bienes y servicios, un nivel significativo de riesgo económico y una mínima cantidad de trabajo
remunerado, son los tres indicadores que permiten diferenciar a las empresas sociales de las
entidades de acción social, que los Sistemas de Contabilidad Nacional clasifican en el sector
institucional Instituciones Sin Fines de Lucro al Servicio de los Hogares (ISFLSH).

En cuanto a los indicadores de la dimensión social destaca el objetivo explícito de beneficiar a la


comunidad, así como el que las empresas sociales sean la consecuencia de dinámicas colectivas,
que impliquen a colectivos de personas. El tercer indicador de esta dimensión social tiene que ver
con la lucratividad, ya que, aunque de forma limitada, se permite la distribución de excedentes,
como es el caso de muchas cooperativas.

La tercera dimensión, vinculada a las exigencias de un gobierno participativo de las empresas


sociales es, probablemente, una de las diferencias más significativas en el enfoque EMES y los
enfoques norteamericanos. Los tres indicadores de esta tercera dimensión hacen hincapié en la
autonomía de gestión y gobierno del grupo de personas que crean y desarrollan el proyecto
empresarial, tanto en relación a los poderes públicos como respecto a otras entidades privadas. Y,
de forma expresa, señalan la importancia de que los procesos de toma de decisiones sean
democráticos y participativos, no vinculados a la propiedad del capital.

Esta triple dimensión de la empresa social en el enfoque EMES configura a las empresas sociales
como parte integrante del amplio conjunto de agentes que integran la economía social y que, como
se verá más adelante, conforma el concepto de empresa social que ha prevalecido en los
documentos de las instituciones de la Unión Europea.

El enfoque norteamericano de la escuela “Earned Income” (generación de ingresos)


Las diferentes corrientes de pensamiento norteamericanas sobre la empresa social han sido
agrupadas en dos enfoques principales (Dees y Anderson, 2006), el enfoque de la escuela “Earned
Income” y el de la escuela de “innovación social”, promovido por Ashoka.

El enfoque “Earned Income” subraya el papel que desempeñan las empresas sociales como
organizaciones que realizan una actividad mercantil con el propósito de generar ingresos que
financien fines sociales. A su vez, dentro de este enfoque cabe distinguir dos desarrollos, el

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denominado “Commercial Non-Profit” (enfoque comercial no lucrativo) y el “Mission-Driven
Bussines” (enfoque del negocio orientado a la misión). En el enfoque “Commercial Non-profit” las
empresas sociales se sitúan en el ámbito de las organizaciones no lucrativas, al no repartir sus
beneficios, que se destinan al cumplimiento de su misión social. Las empresas sociales pueden
desarrollar cualquier actividad de negocio, aunque dicha actividad solo esté relacionada con su
misión social por los recursos financieros que asegura. El enfoque “Mission-Drivern Bussines”
amplia el ámbito de las empresas sociales a cualquier forma de empresa, incluidas las empresas
lucrativas, siempre que desarrollen una misión social.

El enfoque norteamericano de la innovación social

El enfoque de la innovación social se centra exclusivamente en la innovación social y en la


satisfacción de las necesidades sociales, siendo secundario en el mismo la forma de propiedad,
pública, capitalista o de economía social. Dicho enfoque pone el énfasis en el papel individual del
emprendedor social, a diferencia del enfoque EMES, que contempla a las empresas sociales como
consecuencia de dinámicas colectivas. El emprendedor social es la figura clave de la empresa
social, en tanto que principal responsable del emprendimiento y del cambio social.

Las principales diferencias entre los enfoques norteamericanos y europeo sobre la empresa social
tienen mucho que ver con los diferentes contextos en que surgieron. En Estados Unidos la empresa
social fue una respuesta empresarial a desafíos sociales tradicionalmente atendidos por las
organizaciones no lucrativas de acción social que, ante la reducción de subsidios públicos y
donaciones privadas en la década de los ochenta del siglo pasado, tuvieron que desarrollar
estrategias empresariales que generarán ingresos para financiar sus actividades filantrópicas. En
Europa Occidental las empresas sociales surgieron para ayudar a resolver problemas de desempleo
estructural y de colectivos de difícil empleabilidad, además de atender otros servicios sociales
orientados a colectivos en riesgo de exclusión social. Es decir, en general, no se crearon para
financiar a entidades no lucrativas de acción social, sino para resolver problemas de desempleo y de
atención social a grupos sociales vulnerables mediante el ejercicio de actividades productivas
diversas. Expresado en términos de actores, mientras que en Estados Unidos los protagonistas del
emprendimiento social fueron las fundaciones y asociaciones de acción social, en Europa fue la
tradición cooperativa, en el ámbito de la economía social, la que estuvo en la base del desarrollo de
las empresas sociales, como puso de relieve el extraordinario desarrollo de las cooperativas sociales
italianas desde mediados de la década de los noventa del siglo pasado. Las principales similitudes y
diferencias entre los diferentes enfoques de la empresa social pueden apreciarse en el Cuadro, en el
que la empresa social del enfoque EMES es la única que, de forma inequívoca, se sitúa en el marco
teórico y conceptual de la economía social, diferenciándose del resto de enfoques, sobre todo, por la
dinámica colectiva del emprendimiento social y por la dimensión democrática y participativa de su
sistema de gobernanza, ausente o secundaria en los enfoques norteamericanos.

Cuadro: Coincidencias y diferencias entre los principales enfoques de empresa social

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La identificación de la empresa social por las instituciones de la unión Europea en el ámbito de la
economía social
En un escenario dominado por la crisis financiera y económica que se desató en septiembre de 2008
las instituciones de la Unión Europea (Comisión, Comité Económico y Social, Comité de las
Regiones y Parlamento Europeo) promueven diversas iniciativas para impulsar políticas públicas de
apoyo a las empresas sociales, lo que les obliga a delimitar las características identitarias que dichas
empresas deben tener para ser acreedoras de dichas políticas. Por su carácter pionero destaca el
Dictamen del Comité Económico y Social Europeo (CESE) sobre “Distintos tipos de Empresa”
(01/10/2009, INT/447). En dicho Dictamen se perfilan las principales características de las
empresas sociales, su vinculación a la economía social (“cooperativas sociales y otras empresas
similares de muy diverso estatuto jurídico”) y sus ámbitos preferentes de actuación (“prestación de
servicios como la sanidad, el medio ambiente, los servicios sociales y la educación,… la creación de
empleo y la integración en el mercado de trabajo de personas desfavorecidas”) y se insta a la
Comisión Europea para que considere “seriamente la posibilidad de diseñar una política para
empresas sociales”.

El Dictamen del CESE sobre “Espíritu empresarial y empresas sociales” de 26/10/2011 (INT/589)
establece las siguientes características comunes de las empresas sociales:

Principalmente objetivos sociales en lugar del lucro


Reinversión de la mayor parte de los excedentes
Diversidad de formas jurídicas.
Productores de bienes y servicios con innovación social.

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Entidades independientes, estructuras participativas de codecisión y gobernanza democrática.
Procedentes o asociadas con organizaciones de la sociedad civil.

Al mismo tiempo que el anterior Dictamen, la Comisión Europea no solo ofrece una descripción de
las características de la empresa social, sino que expresamente las define como parte integrante de
la economía social: la empresa social es un operador de la economía social, cuyo objetivo principal
es tener un impacto social, en lugar de obtener un beneficio para sus propietarios o accionistas.
Produce bienes y servicios para el mercado de una manera innovadora y emprendedora y utiliza sus
beneficios principalmente para lograr los objetivos sociales. Está sometida a una gestión
responsable y transparente, e involucra en ella a sus empleados, clientes e interesados en sus
actividades (Comunicación de la Comisión Europea “Iniciativa en favor del emprendimiento
social”, COM (2011) 682, 25/10/2011). La comunicación de la Comisión también señala el ámbito
de actuación preferente de las empresas sociales: a) empresas que prestan servicios sociales o
suministran bienes y servicios destinados a un público vulnerable y b) empresas que persiguen la
inserción laboral de personas de difícil empleabilidad pero cuya actividad puede incluir bienes y
servicios que no sean sociales.

Por su parte, el Reglamento (UE) nº 1269/2013 del Parlamento Europeo y del Consejo sobre
Empleo e innovación social reitera el concepto de empresa social ya establecido en la
Comunicación de la Comisión anteriormente citada, al igual que la Resolución del Consejo de la
Unión Europea sobre la promoción de la economía social de 7 de diciembre de 2015.

Por último, el GECES (Grupo de Expertos de la Comisión para el Emprendimiento Social) en su


Informe General dado a conocer en octubre de 2016 (General Report GECES: 2016) subraya las
raíces europeas de la empresa social basadas en el concepto de economía social, reiterando que “a
pesar de su gran variedad, las empresas sociales comparten, al menos, cuatro rasgos comunes: un
objetivos social, conducta emprendedora, gobernabilidad democrática y/o participativa y
reinversión de los beneficios”.

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Enlace Video
https://youtu.be/HiDjRs5FijA

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Conclusión

Durante todo el proceso del curso hemos conocido diferentes conceptos y procesos,
destinados a llevarnos a potencializar nuestras competencias y habilidades con el fin de ser
profesionales enfocados al desarrollo de las comunidades, con capacidad de organización, y
autogestión.
Al revisar esta última actividad propuesta dentro del curso cátedra Unadista, concluimos
que, para lograr emprender, es importante contar con “la capacidad de generar cosas
diferentes y originales, es decir de la creatividad” (Schnarch Kirberg A. 2007), que no es
otra cosa que la capacidad de innovar o buscar la necesidad donde otros no la han visto, y la
solución precisa a esa necesidad. Y si a esto le sumamos la gran responsabilidad de
emprender socialmente, nos hace garantes obligatorias d que esa solución, aporte de manera
positiva a la sociedad, o comunidad en la que nos encontramos.

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Bibliografía

 Concepto de Emprendimiento Social, http://www.economiasostenible.org/concepto-de-


emprendimiento-social/, Portal de la Responsabilidad Social, del Emprendimiento y de la
Economía del Bien Común · Diseño web: Visualco

El emprendimiento social y sus características


básicas, http://www.economiasostenible.org/concepto-de-emprendimiento-social/ Portal de la
Responsabilidad Social, del Emprendimiento y de la Economía del Bien Común · Diseño web:
Visualco.
«Innovación y competitividad empresarial». La riqueza de las regiones. 23 de mayo de 2016. Consultado
el 30 de octubre de 2018. https://es.wikipedia.org/wiki/Innovaci%C3%B3n

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