CRIMINOLOGIA
CRIMINOLOGIA
CRIMINOLOGIA
EDUBP | SEG | p r i m e r c u a t r i m e s t r e
í n dic e
presentación 3
programa 4
contenido módulos
mapa conceptual 6
macroobjetivos 7
agenda 7
material 9
material básico
material complementario
glosario 11
módulos *
m1 | 14
m2 | 84
m3 | 105
m4 | 126
* cada módulo contiene:
microobjetivos
contenidos
mapa conceptual
material
actividades
glosario
evaluación 172
Para darle un nombre a esta nueva área del conocimiento, la historia ha visto
articular variadas titulaciones: “reflexología criminal”, “antropología criminal”,
“biología criminal”, “sociología criminal”, frente a lo cual cada una de estas
denominaciones respondía a los posibles niveles de observación de un mismo
fenómeno, dependiendo si se enfocaban en una causalidad antropológica,
biológica, sociológica, o psicológica, pero en definitiva referían todas a
exploraciones científicas del delito como conducta, y que bien fueron finalmente
cobijadas bajo el nombre “Criminología”.
Pero esta cooptación de la cuestión criminal por parte de esa redituable industria,
en vez de banalizar o frivolizar el tratamiento del problema, lo tematizó y situó
ante el sujeto común, un modelo de abordaje para esa cuestión criminal que,
incluso, puso en crisis la imagen tradicional de los sistemas de persecución
penal que asocian el remedio al crimen, sólo con el uso de la fuerza y el número
de policías, comenzando incluso a redefinir el estereotipo al que debe responder
el moderno investigador del crimen, más asociado al quehacer científico que
nunca.
Quizás algunos de los interrogantes que puedan ir surgiendo tengan que ver
con lo siguiente: ¿Qué es un crimen?, ¿Por qué categorizamos como criminal a
alguien?, ¿Por qué los individuos reaccionamos ante el crimen y ante el criminal
de determinada manera? ¿Es posible prevenir el crimen? ¿Las leyes penales
inciden sobre la conducta criminal? En definitiva, ¿la criminología da respuestas
al problema del crimen y a la cuestión criminal?
p r o g ram a
Unidad 2: La Criminología.
• ¿Los fundadores de la Criminología como Ciencia? 1.Cesar Lombroso (1836-
1909) 2.Enrico Ferri (1856-1929). 3.Rafael Garófalo (1851-1934)
a ge n da
SEMANAS 1 2 3 4
1
2
3
Consigna
4 1 y 2 de la
Evaluación
5
6
Consigna
7 3 y 4 de la
Evaluación
8
9
10
Consigna
11 5 y 6 de la
Evaluación
12
13
14
Consigna
15 7 y 8 de la
Evaluación
Material Básico:
• Contenidos desarrollados en el material de cátedra y en las actividades de
los módulo.
• MARCHIORI, Hilda. “CRIMINOLOGIA -INTRODUCCIÓN-. Córdoba.
Ed. Marcos Lerner Editora Córdoba. 1999. Capítulo I, únicamente el
punto “Etapas Históricas y Objetivos de la Criminología”; el Capítulo II
Teorías Criminológicas. Criminología Clínica; el Capítulo III, Criminología
Interaccionista; y el Capítulo IV, Criminología Organizacional.
• ELBERT, Carlos Alberto; “Manual Básico de Criminología”. Buenos Aires. Ed.
Eudeba. 1998 . Capítulo 4 “El positivismo criminológico”. Pueden acceder a
el en el siguiente Sitio web: https://sites.google.com/site/jorgeluisjofre/
Recursos-Acadmicos/Archivos ; o también en el siguiente link en pdf
“ELBERT_Manual Básico de Criminología.pdf” IC 1
• SOZZO, Máximo.,“Seguridad Urbana y Tácticas de Prevención del Delito.
(Publicado en: Cuadernos de Jurisprudencia y Doctrina Penal, Ad-Hoc,
BsAs, N. 10, 2000 IC 2
Material Complementario:
• ANITUA, Gabriel Ignacio, “Historia de los pensamientos criminológicos”.
Buenos Aires. Ed. Del Puerto, 2005.
• ANIYAR DE CASTRO, Lola y CODINO, Rodrigo; “Manual de Criminología
Sociopolítica”. Buenos Aires. Ed. Ediar. 2013
• BARATTA, Alessandro, “Criminología crítica y critica del derecho penal”.
México, Ed. Siglo XXI, 1991
• BECCARIA: “De los delitos y las penas”, Madrid, Alianza, 2011 (8.ª reimp.).
• BENTHAM, Jeremías, “El Panóptico”. Madrid. Ediciones de La Piqueta. 1978
• BERGALLI, BUSTOS ET ALL; “El Pensamiento Criminológico. Vol I. Un
Análisis Crítico”.Bogotá. Ed Temis. 1983
• BERGALLI, BUSTOS ET ALL; “El Pensamiento Criminológico. Vol II. Estado y
Control”.Bogotá. Ed Temis. 1983
• ELBERT, Carlos Alberto; “Manual Básico de Criminología”. Buenos Aires. Ed.
Eudeba. 1998
• FERRI, Enrico: “Sociología criminal”, Ed. Analecta, Pamplona, 2005.
• FOUCAULT, Michel. “La Verdad y las Formas Jurídicas”. Ed. Gedisa.
Barcelona. 2008
• FOUCAULT, Michel. “Las Palabras y las Cosas. Una Arqueología de las
Ciencias Humanas” Ed. Siglo XXI. México. 2008
• FOUCAULT: “Vigilar y castigar”, Ed. Siglo XXI, Madrid, 1982.
• GARCIA-PABLOS DE MOLINA, Antonio, “Tratado de Criminología”, 4.ª ed. Ed
Tirant Lo Blanch. Valencia, , 2008
• GAROFALO: “La criminología: estudio sobre el delito y sobre la teoría de
la represión”, Ed. B de F, Buenos Aires, 2005.
• HOBBES, Thomas. “LEVIATAN”. Ed. Losada. Buenos Aires 2003
material | IC
información complementaria 1 - 2
m1
m1 microobjetivos
m1 contenidos
Y, por cierto, desplegar el talento analítico que disponemos para convertir todo
ese bagaje en una verdadera herramienta de transformación.
El compromiso que debe suscribirse radica en asumir la responsabilidad de
saber que lo que desarrollemos debe aportar a la construcción de una sociedad
abierta, tolerante e inclusiva, y nunca representar el fundamento de la dominación
de unos sobre otros.
Este compromiso y responsabilidad debe ser común a todos los “intelectuales”,
pero debemos tener en claro que en criminología los discursos se dirigen a la
explicación de un problema común que es garantizar el “orden social”, y por
ello, en definitiva, es el “desorden social” y las amenazas al orden constituido
lo que aparenta ser la motivación principal para indagar en la materia. Por eso,
antes de procurar respuestas que faciliten el desarrollo de tecnologías dirigidas
a la dominación por parte de grupos dominantes, debemos desarrollar esa
inteligencia crítica que debe caracterizar a todo intelectual para poner bajo
análisis también esa pretensión de respuesta social, institucional y económica
para exponer y denunciar todo intento de dominio del cuerpo y del espíritu.
Esa responsabilidad de los intelectuales debe estar presente para no caer en lo
que Foucault bien observó en la historia de la criminología en Europa del siglo
XIX:
Seguramente debiéramos tener más que presente la exigencia que Alain Badiou
hace a los intelectuales: no convertirse en “el perro guardián de los que mandan”.
2. Orígenes de la Criminología
Como hemos visto hasta aquí, la criminología es una disciplina científica cuyo
objeto es el estudio y análisis del delito, del delincuente, de las víctimas, de la
criminalidad, y de la reacción social e institucional que producen esos fenómenos;
teniendo como finalidad lo que identificamos como el mantenimiento del orden.
Seguramente podremos construir una mejor y más completa referencia a
nuestro objeto de estudio, pero para lograrlo es necesario recordar quienes
nos precedieron en la investigación, reflexión y discusión sobre estos aspectos,
que reconocemos propios de nuestra materia, y se instauraron como anteriores
a las escuelas clásica y positivista del siglo XIX, y sus derivaciones posteriores,
dirigidas todas sus corrientes, a dotar de un carácter científico a la criminología.
Para autores como Antonio García-Pablos de Molina, uno de los más prolíficos
catedráticos en criminología de la actualidad, hay dos tipos de fuentes a las que
hay que recurrir para esta reconstrucción histórica: las de carácter filosófico,
ideológico o político (utópicos, ilustrados, clásicos, reformistas) y las de
naturaleza empírica (Fisiología, Frenología, Psiquiatría entre otras).
Los invitamos a hacer con nosotros, un recorrido por algunos hitos en la historia.
Si bien este tipo de sociedades se replicaron en distintas partes del planeta, nos
interesa particularmente enfocar el lente en la Europa de fines del medioevo,
donde los señores de la época retomaron el ejercicio del poder punitivo, que
tan buenos resultados le dio a la Roma imperial para ejercer su señorío en toda
la cuenca del mediterráneo y hasta su ocaso fue el modelo de dominación de
ejerció con tanta eficacia.
Bien vale aclarar en este punto, para evitar decepciones originadas en una
desbordante curiosidad, que no nos adentraremos en la cuestión criminal de
la antigua Sumeria cuyos registros de leyes sancionatorias se remontan al año
3000 AC.; o de Babilonia, con la huella que dejó la aplicación del Código de
Hammurabi allá por el 1700 AC., ya que, reiteramos, el foco de análisis para
nosotros es la Europa continental de finales de la Edad Media.
La razón de esta incisión en el dorso de la historia no es antojadiza sino que
permite observar esa marca característica en el ejercicio de la autoridad que se
mantiene hasta nuestros días, llamado poder punitivo.
Cuando Roma pasó de la república al imperio, el ejercicio del poder punitivo
fue mucho más evidente y cruel. La Roma Imperial pasó con ello a gozar de los
beneficios que le otorgaba esta modalidad de afianzamiento de su autoridad,
hasta que en el siglo V las cosas empezaron a cambiar, ya que Roma sucumbe
ante los pueblos bárbaros.
Con el declive de Roma en Europa, ese modelo de poder punitivo cayó con ella,
y los pueblos bárbaros fueron avanzando con sus costumbres sobre las tierras y
el tiempo, hasta que comenzado el tránsito sobre los siglos XI y XII, los señores,
los reyes, y la iglesia, reflotaron ese modelo que con tanta eficacia les permitió a
los romanos ampliar sus dominios durante tantos siglos, y más allá de sus siete
colinas.
Resaltemos que aquel poder punitivo ejercido contra aquel que dañaba o
lesionaba a las personas o sus intereses, adquiere una trascendencia especial
cuando la víctima de la lesión o daño es apartada de la escena en la que
podía exigir venganza, reconstitución o reparación, para ocupar su lugar el
representante del rey, en un proceso donde se arrebata la condición de víctima
al damnificado y es el rey el único ofendido por la afrenta a su autoridad, por la
desobediencia a las normas que había creado, por su rebeldía.
Vale resaltar aquí, como bien advierte Foucault, que el surgimiento de la
interrogación no puede ser entendido como el resultado del progreso de la
racionalidad, en grave error se incurriría de interpretarse esto, como la victoria
de la razón sobre las viejas prácticas de aquel Derecho Germánico. En realidad,
era una manera muy precisa de ejercer desde el poder un saber que deriva de
una nueva forma de relación de poder. Remarquemos que la insquisitio, preveía
también prácticas de tortura y de delación, que infringían terror a la población
de la época.
Destaquemos en este punto que algunos autores como Gabriel Ignacio Anitúa,
afirman que el derecho penal que se gestó en esa época tomó la referencia del
infractor, del “otro” como un enemigo.
Ese modelo, esa forma de ejercer el poder, de averiguar verdades mediante
el interrogatorio y aplicar penas como se les aplicaba, encontró su máxima
expresión en la represión de la herejía por parte del Iglesia Católica. El puente
que supo tender la iglesia entre aquel poder punitivo del imperio romano y su
estructura de poder se debió a su organización burocrática, jerárquica y a sus
prácticas de inquisitio, para obtener confesiones y garantizar la disciplina en los
dispersos monasterios que eran controlados pocas veces.
Kramer y Sprenger
en MALLEUS MALEFICARUM -
1487
El pensamiento utópico
La ilustración
La ilustración es la liberación
del hombre de su culpable
incapacidad. La incapacidad
significa la imposibilidad de
servirse de su inteligencia sin
la guía de otro. Esta incapa-
cidad es culpable porque su
causa no reside en la falta
de inteligencia sino de deci-
sión y valor para servirse por
sí mismo de ella sin la tutela
de otro. ¡Sapere aude! ¡Ten el
valor de servirte de tu propia
razón! He aquí el lema de la
ilustración.
MONTESQUIEU (1689-1755)
Tal como manifiesta Foucault, Bentham no sólo veía una cárcel, él veía una
definición de las formas de ejercicio del Poder.
¿Había diferencias en aquellos años entre un reglamento de prisión, una escuela,
un asilo o un orfelinato?, la respuesta es obviamente Ninguna. El desarrolló la
idea de un poder omnicontemplativo.
La prisión de Bentham es la representación arquitectónica de un sistema
formidable de disciplinamiento, que, a su vez, dependiendo de la escala, permite
representar un panópticum social, en el cual el sistema de vigilancia diseñado
por los grupos dominantes tiene el control de la vida de educandos, presos,
locos, enfermos, pobres, pero fundamentalmente es el ejercicio de la opción de
ver sin ser visto.
La expresividad del arte es más clara aún, donde los buenos son siempre bellos,
como los ángeles y sus hermosas figuras, y las entidades diabólicas, presentadas
con horrorosas y contrahechas figuras.
La Frenología
La Frenología fue una disciplina que como punto de partida entendía que no era
posible explicar el hombre intelectual y moral sin estudiar primordialmente al
“hombre físico”.
Para la frenología las fuerzas que motivan los actos de los hombres no eran
intelectuales sino eminentemente físicos, marcando su rechazo al libre albedrío.
Los “frenólogos”, afirmaban que podían determinar, a través del estudio del
cráneo, el emplazamiento físico de las funciones psicológicas, y trabajando con
el cerebro como objeto de estudio, determinarían el punto donde se originaría
cada facultad intelectual, instinto o afecto, dependiendo la magnitud de estos,
del mayor o menor desarrollo de la parte cerebral correspondiente.
El nombre Frenología -deriva del griego “phren”, inteligencia, y “logos” tratado-,
tiene su principal desarrollo en el siglo XIX, pero sus antecedentes se remontan
al año 220 AC con Erisístrato, médico de la Grecia Antigua quien por sus trabajos
es considerado el fundador de la fisiología experimental al llevar adelante
experimentaciones con animales.
Unidad 2: La Criminología.
¿Los fundadores de la Criminología como Ciencia?
En este repaso histórico por quienes dejaron huella en el marco de la Criminología,
los invitamos a conocer, a través de una breve reseña, a tres figuras trascendentes
en la Criminología Científica: Lombroso, Ferri y Garófalo. Independientemente
que en las siguientes unidades veamos a los citados enmarcados en las escuelas
de pensamiento que los contuvieron, un breve repaso por sus vidas representa
el cierre adecuado a la presente unidad.
Cesar Lombroso (1836-1909)
En más de un manual y antología, encontramos a quienes reconocen a Cesare
Lombroso como el hito fundacional de la Criminología Científica, a partir de su
obra El hombre delincuente de 1876. Pero como ya venimos viendo en la lectura
de la materia, el pensamiento criminológico venía integrándose con los aportes
de muchos pensadores. A algunos podrán reconocer como fuente necesaria, y a
otros, como la disonancia llamada a enriquecer con otras armonías esta sinfonía
del conocimiento criminológico. Su Criminología, del movimiento positivista
criminológico italiano, como se verá, estuvo más cerca de los frenólogos y
psicólogos que de los sociólogos del siglo XIX. La influencia de los primeros, y
de los médicos en general, fue muy importante en sus años de formación.
César Lombroso nació en Verona, Italia, el 6 de noviembre de 1835. Proveniente
de una familia de origen judía, fue impulsado a seguir los estudios de medicina.
Su tesis doctoral fue un “Estudio sobre Cretinismo en Lombardía”.
En 1858, ingresa al Hospital de Santa Eufemia en Pavía, para llevar adelante sus
prácticas, organizando más adelante una sección para enfermos mentales.
Para 1859 Italia entra en guerra y Lombroso se incorpora al ejército como médico.
En 1863 regresa a su hospital y se le permite dar clase como docente, y por
primera vez imparte lecciones de Psiquiatría presentando enfermos mentales en
clase. En ese mismo año escribe: “Medicina Legal para Enajenados Mentales”.
En el año 1871, haciendo la autopsia del bandido calabrés Villela, creyó encontrar
en su cráneo un rasgo distintivo inquietante, el cual consideraba impropio de
los hombres actuales, un hoyuelo o foseta en la cresta occipital, común en
Cesar Lombroso
Rafael Garófalo
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información complementaria 1
CRIMINOLOGÍA
Lamentablemente, por ser palabras de cierre, las opiniones del autor no pudieron ser
objeto de debate, lo que hubiese dado lugar a un interesante intercambio de opiniones.
A quienes firmamos esta nota no nos queda, en consecuencia, otro recurso que el
análisis de ese trabajo acudiendo a publicaciones especializadas.
El congreso que origina el objeto de estas reflexiones debatió –ya sobre el fin de
siglo– acerca de la disciplina criminológica, el lugar de lo empírico y lo teórico en
ella, su articulación con otras disciplinas, la compleja red de poderes con que se
entreteje y su ubicación dentro del contexto de las ciencias sociales. También sobre
su proyección futura durante el siglo que ahora es presente. Como es dable imaginar,
a estos puntos de vista generales se llegó por caminos diversos, con matices
particulares, apoyados en los bien conocidos avatares históricos, epistemológicos y
políticos de la disciplina a lo largo del siglo XX.
Por los motivos señalados, las palabras finales de ZAFFARONI resultaron provocativas,
pues desplegó una posición de escepticismo epistemológico hacia la criminología y
por extensión hacia otras ciencias sociales. No obstante, su posición encarna un dilema
que, con frecuencia, se presenta a todos los que están vinculados a la práctica de las
ciencias sociales. Es bien conocido el doble compromiso en que los científicos sociales
se encuentran involucrados. Por una parte, la vida académica en particular y la
intelectual en general, especialmente en el área de las ciencias sociales, se desarrolla
en el espíritu del escepticismo metódico, en el sentido de que toda respuesta es
provisoria. El conocimiento científico, esto es sabido, avanza de modo más grato
cuando se encuentra libre de presiones, y en el área social desarrolla a menudo formas
de pensamiento crítico, que, como en el caso de la criminología y la psiquiatría, han
cuestionado en las últimas décadas la persistencia de muchas instituciones, tales como
el manicomio y la prisión.
Pero, por otro lado, la aplicación de los conocimientos científicos a estrategias sociales
(en salud pública, asistencia social, control social, justicia penal), reclama compromisos
inmediatos. En estos ámbitos no hay lugar para el escepticismo o la ironía, pues en
ellos, más allá de las diversas consideraciones teóricas, es necesario desarrollar
estrategias para “atender las urgencias”, pues en esos casos se hallan comprometidos
valores esenciales que implica la convivencia democrática.
Pero, a pesar de esa discusión teórica y de esas diversas prácticas, el delito continúa,
las prisiones siguen existiendo y en un contexto en el que las mutaciones estructurales
que se vienen operando en el mundo a partir de la década de 1970, han generado en
muchos países crisis económico-sociales, vinculadas a fenómenos de aumento de
desocupación. Este proceso ha sido paralelo al aumento de los índices de
encarcelamiento en muchos lugares del mundo (no nos pronunciamos aquí respecto
de relaciones causales, sólo constatamos la emergencia de estos fenómenos).
Afligidos por ello y dado que la trayectoria criminológica de ZAFFARONI nos resulta
digna del mayor respeto, dos especialistas de distintos campos de las ciencias sociales
hemos preparado este análisis, que ponemos hoy a consideración de los interesados
en la temática criminológica, epistemológica y de las ciencias sociales en general.
Para cumplir esa estrategia discursiva, una de las tácticas consiste en presentar una
visión de la historia de la criminología de carácter global que arranca en el Malleus
Maleficarum. Esta obra, producida en el siglo XV, enseñaba, entre otras cosas, a detectar
los indicios que permitían desenmascarar a una bruja. A partir de ese texto y utilizando
unos pocos mojones históricos, el planteo de ZAFFARONI establece una continuidad
que llega hasta los discursos y las prácticas criminológicas de nuestros días.
1. MICHEL FOUCAULT. La arqueología del saber, México, Siglo XXI, 1991, pp. 9 a 12.
2. LUCIEN FEBVRE. “De 1892 a 1933. Examen de conciencia de una historia y un historiador” y “Vivir la
historia. Palabras de iniciación”, en Combates por la historia, Barcelona, Planeta-Agostini, 1993.
con el libro El martillo de las brujas3. Dejaremos para otro trabajo demostrar en
detalle por qué tal afirmación es discutible desde el punto de vista epistemológico e
histórico. No obstante, querríamos decir que tal enunciado desconoce el enorme trabajo
llevado a cabo por importantes autores, criticando las afirmaciones globalizantes que
no explican lo específico. Así, en este caso, todos sabemos que hay poder punitivo,
así como que el hombre tiene reacciones ante la muerte o que tiene una vida cotidiana,
pero el asunto no consiste en reiterarlo, sino en ver las mutaciones, los cómo específico,
para actuar sobre ellos a partir de su conocimiento4.
En las últimas décadas, quien citó por primera vez al Malleus fue FOUCAULT, en La
vida de los hombres infames, pero lo hizo, curiosamente, en una dirección diversa a
la de ZAFFARONI. No para afirmar que allí empezó la criminología, sino, precisamente,
para mostrar la cesura entre la caza de brujas y la criminología en el sentido moderno
(y no es que FOUCAULT intentase defender a la criminología moderna). Tampoco lo
hizo para sostener continuos históricos, pues según nos dice en la Arqueología del
saber, el concepto de “continuidad” es un grave obstáculo epistemológico para conocer
de modo descentrado, produciendo formas de saber que operen como medios de
resistencia al poder. En total acuerdo con antropólogos como LÉVY STRAUSS y
epistemólogos como BACHELARD, FOUCAULT afirma que la idea de “continuidad” supone
que hay un centro de la historia y un punto de llegada de la misma y ese punto de
llegada es el sujeto que habla5.
Por otra parte, no ver las rupturas y no diferenciar las especificidades en este tipo de
disciplinas, puede permitir sacar como consecuencia que existe una analogía entre el
suplicio en la posesión demoníaca, el modelo correccional, la tortura en campos de
concentración y las penas alternativas a la privación de libertad. ¿Podemos, con
franqueza, afirmar tal cosa? ¿Qué diría de esto cualquier persona procesada o
condenada? Para quienes padecen, por estado de vulnerabilidad, algún tipo de penas,
¿será lo mismo efectuar trabajos comunitarios que morir quemado en la hoguera tras
haber sido torturado? Por otra parte, ¿creer o afirmar que “todo es igual y nada es
mejor”, qué efectos produce en los seres humanos?, el desencanto y el escepticismo,
¿no pueden ser acaso efectos de poder, de un poder más fino y más sutil que ningún
otro, pues modela nuestras acciones sin que tengamos conciencia de ello?
3. Malleus Maleficarum, por ENRIQUE INSTITORIS (HEINRICH KRÄMER) y JAKOB SPRENGER. Edición original:
Estrasburgo, 1488. Traducción española: Ediciones Felmar, España, 1976. En alemán : DTV, Munich,
1993. En inglés: Montagne - Summers, Londres, 1951. En francés, París, 1973.
4. En otro trabajo reciente, ZAFFARONI revela, por el contrario, una actitud cuidadosa con las especificidades
históricas acerca del concepto de “crimen organizado”. Sin embargo, atribuye allí también al Malleus
la génesis del derecho penal autoritario (en: El crimen organizado: una categorización frustrada,
cuadernos del departamento de Derecho Penal y Criminología, 1999, pp. 254 y 285).
5. Cfr. SUSANA MURILLO. El discurso de FOUCAULT: Estado, locura y anormalidad en la construcción del
individuo moderno, Buenos Aires, Of. de Publicaciones del CBC y carrera de Sociología, UBA, 1997
ZAFFARONI dice que se da cuenta que durante años ha hablado acerca del “curso de los
discursos de la cuestión criminal”. Ahora bien, intentar hacer criminología, o alguna
otra disciplina social, centrándose en el “curso de los discursos”, implica un problema
metodológico, que está vinculado a ciertos supuestos teóricos. En estas disciplinas
parece indicado hablar de prácticas discursivas y no discursivas. El discurso es una
práctica conformada por reglamentos, leyes, decretos, conceptos teóricos. Pero esa
práctica discursiva es inseparable de otra práctica, que llamaremos “práctica no-
discursiva”, lo que podríamos denominar “visibles” por contraposición a “enunciados”.
Las prácticas no-discursivas, las “visibilidades”, son, por ejemplo, los diseños
arquitectónicos, las posturas corporales, los hábitos y códigos no escritos. Enunciables
y visibles tienen su propia lógica, cada uno tiene su propio régimen; el uno es un
régimen de palabras y el otro de cuerpos y observación de los mismos. Pero esas dos
lógicas se complementan y sólo son separables a los fines analíticos. Un saber acerca
de la locura o el crimen, no puede obviar los regímenes antes aludidos. Los códigos
escritos y los no-escritos, los reglamentos y las arquitecturas, los conceptos teóricos
y las prácticas ocultas, permiten reconstruir, por ejemplo, el ámbito de lo carcelario o
el mundo de la llamada “desviación”. Para ello, los conceptos deben cotejarse con la
arquitectura, modalidades, uniformes, alojamientos, prácticas concretas, etc. De un
modo más sencillo podría hablarse de “escribir las prácticas” al mismo tiempo que
“reconstruir los discursos”. En esta doble reconstrucción se debería evitar pensar que
la teoría se “deduce” de la práctica o que la práctica es “aplicación” de la teoría. Entre
el nivel de las prácticas discursivas y extradiscursivas hay entrecruzamientos,
encuentros y desencuentros. Por ello, un llamado “curso de los discursos” es engañoso,
si se ignora al mismo tiempo el curso de las prácticas extradiscursivas, pues en ellas
la carne y la sangre están de alguna manera presentes. Seguir sólo el “curso de los
discursos” puede hacernos incurrir en el error de pensar que la criminología es sólo lo
que dicen criminólogos y otros científicos sociales, olvidando, otra vez, a los más
ocultos actores del proceso.
concienzudo análisis: “Todo esto nos demuestra que en nuestro margen es necesario
un saber que nos permita explicar qué son nuestros sistemas penales, cómo operan,
qué efectos producen, por qué y cómo se nos ocultan estos efectos, qué vínculo
mantienen con el resto del control social y del poder, qué alternativas existen a esta
realidad y cómo se pueden instrumentar” (p. 19).
El resto del trabajo –de 280 páginas– está dedicado a la afirmación de la criminología
como una disciplina especialmente referenciada a la cuestión del poder. Pareciera,
entonces, que el autor ha variado su pensamiento anterior, expresando ahora
conclusiones escépticas en cuanto a la posibilidad de asir un concepto sobre lo
criminológico. Por nuestra parte, consideramos oportuno recordar que, en
epistemología, todas las definiciones son harto complejas, por no decir imposibles, si
se parte de la base de que siempre son provisorias, incompletas y objeto de inexorable
superación. La definición tautológica sólo es posible en muy pocos casos y lo más
frecuente en ciencias sociales es la determinación del concepto a través de su desarrollo
histórico. El concepto mismo de ciencia es imposible de precisar de modo universal,
sin que, por ello, la idea de ciencia o de lo científico hayan desaparecido. Para decirlo
con palabras de uno de los autores de este artículo: “El grave problema que presenta
la definición de ciencia resulta de sus perfiles cambiantes, porque es histórica,
contingente, y objeto de constante reelaboración epistemológica” [...] “Muchos
epistemólogos niegan lisa y llanamente la posibilidad de definir la ciencia, porque
cada dato que se integra en ella deja automáticamente excluidas ciertas parcelas del
conocimiento posible”7. Puede afirmarse, entonces, que el punto de partida del
razonamiento de ZAFFARONI (la dificultad de definir absolutos) no es novedoso ni
exclusivo de la criminología.
7. CARLOS ELBERT. Manual básico de criminología, Buenos Aires, Eudeba, 1998, p. 24.
La pregunta que, entonces, podemos hacernos es ésta: ¿Qué estrategia subyace en los
discursos que caracterizan como “sospechosos” a los actos de poder, si es casi universal
el reconocimiento de que el poder está presente en todas las relaciones sociales? ¿Por
qué razón algunos locutores continúan enunciando su constante prédica contra el
ejercicio del poder y particularmente del poder en sentido abstracto? ¿Cuál es el
beneficio que el locutor obtiene? La estrategia de la denuncia de todos los poderes de
la tierra tiene la ventaja de colocar al locutor más allá de este mundo, más allá del
poder, en un sin poder. Pero de ese modo, mediante un hábil juego discursivo, lo sepa
o no quien lo ejercita, tenga o no conciencia de ello, termina tomando la posición de
algunos de aquellos a quienes denuncia, pues, al pretender evitar el ejercicio discursivo
del poder, se coloca en la neutralidad. Por su parte, la pretensión de neutralidad es un
más peligroso ejercicio del poder, ya que quien lo hace esconde, aun sin saberlo, su
ejercicio del mismo, al par que, al adoptar una posición “desencarnada”, “más allá”
de los humanos se ubica como los dioses, cuya palabra debe ser escuchada y aceptada,
pues ella no es portadora de la ley, sino la ley misma. Este tipo de discurso no impulsa
a pensar, sino que se cierra en sí mismo; sólo el lenguaje consciente de la propia
finitud, de los propios límites, puede ser un lenguaje que incite a pensar , esto es, a
elaborar nuevos interrogantes y a construir, entre todos, nuevos conocimientos. En
cambio, el lenguaje metafísico es cerrado, completo, sin poder y sin fisuras.
Por otra parte, pretender hablar desde el no-poder implica otro peligro: esta pretensión
ignora que si hay poder hay resistencia, porque si no fuese así, no sería necesario
ejercerlo. No verlo entraña el peligro de caer en la indiferencia típica de nuestros
tiempos, que, ante la presunta imposibilidad de cambios, se encierra en sí misma, lo
cual, en realidad, no es más que un efecto de poder. El conocimiento es apoderamiento
pero también resistencia a los poderes. Esta lucha de fuerzas tal vez no terminará
jamás, pero es uno de los pocos sentidos de lo humano.
Ahora bien, frente a la sospecha de que esta lucha poder-resistencia tal vez jamás
acabe, ¿debemos sumirnos en la indiferencia o el desencanto? ¿O, por el contrario,
ello debe impulsarnos a seguir conociendo y pensando para modificar lo real en la
medida en que sea posible? Esto tal vez sea una decisión, tal vez no haya un fundamento
último de tipo racional para la misma, pero sí hay resoluciones éticas, cuyo último
punto de apoyo está en quien las toma. Sabemos que no habría humanidad sin ley y la
ley supone ejercicio del poder. ¿Qué haremos? ¿Suprimir la ley?, ¿aceptarla de modo
acrítico? En suma, estamos ante un dilema sin salida. El trabajo de ZAFFARONI así
parece sugerirlo y en ese sentido trasunta, tal vez más allá de sus intenciones, el
desencanto postmoderno.
8. El mismo problema se planteó en una discusión académica anterior, sobre el contenido del libro de
ZAFFARONI, En busca de las penas perdidas cuando el autor explicó las razones que lo llevan a no
embarcarse en ninguna teoría política y a no profundizar sobre las estructuras concretas del poder
estatal en América Latina. Cfr.: “Encuentro con las penas perdidas”, publicación dirigida por CARLOS
ELBERT, Colección Jurídica y Social n.° 9, Santa Fe, 1993, pp. 99 y 100
La desconfianza y el rechazo del conocimiento, aún con las limitaciones del mismo que
el curso del siglo XX ha mostrado es, en el terreno de la criminología, de las ciencias
sociales y del derecho penal, peligrosamente vecino de una estrategia discursiva que, a
partir de la década de los 80 y en relación al consenso de Washington y la emergencia
de las políticas neoliberales, ha vuelto a propagandizar la idea de que en los hombres
hay tendencias destructivas que son inevitables. Desde esa perspectiva, tanto el crimen,
como la locura, serían parte de la esencia humana y la sociedad sólo podría ocuparse de
reprimirlos a fin de defenderse de ellos. La idea de tolerancia cero está en buena medida
basada en este supuesto metafísico. Por ello creemos que es fundamental reflexionar
profundamente acerca de los propios dichos, a fin de evitar que nuestras afirmaciones
favorezcan, más allá de nuestros deseos, tal concepción de lo social.
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Sociedad Un estudio afirma que los elmund
elmund
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Economía delincuentes guapos reciben elmund
elmund
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“Desde los inicios hasta Hobbes. ¿Qué pasaba antes? ¿Qué está
pasando ahora? ¿Aprendimos algo?
información complementaria 1
Juan S. Pegoraro
Desde el principio he hecho ver que la igualdad
es un estado de guerra y que la desigualdad
ha sido introducida por consentimiento
universal.
Th.Hobbes. De Cive
Por otra parte el imaginario colectivo concibe que el Derecho Penal y las
instituciones que lo gestionan lo pueden defender de la amenaza del crimen y
de la inseguridad. Pero sabemos que los más grandes crímenes fueron
cometidos precisamente por esas instituciones que invocando el derecho de
imponer el orden castiga apelando a la ideología de la defensa social, al
racismo, la xenofobia, el sexismo, la religiosidad, y “razones de estado” y así
ha mutilado, asesinado, quemado, violado personas y desaparecido razas,
grupos humanos, sectas, comunidades, tribus, pueblos enteros.
La nueva inseguridad
Bibliografía
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Poder, Política y Pueblo. México: Fondo de Cultura Económico.
m1 |actividad 1 | IC
información complementaria 2
• Lea el artículo “El caso Fritzl: ¿Tenía razón Lombroso? (1)” alojado en: https://
www.elimparcial.es/noticia/12775/opinion/el-caso-fritzl:-tenia-razon-
lombroso-1.html. Pueden tener acceso al mismo en pdf “1_BACIGALUPO_
El caso Fritzl_ ¿Tenía razón Lombroso_MOD 1_ACT_2.pdf” IC 1
• Lea el artículo “El caso Fritzl: ¿Tenía razón Lombroso? (2)” alojado en:
https://www.elimparcial.es/noticia/12906/el-caso-fritzl:-tenia-razon-
lombroso-2.html. Pueden tener acceso al mismo en pdf “2_BACIGALUPO_
El caso Fritzl_ ¿Tenía razón Lombroso_MOD 1_ACT_2.pdf” IC 2
2. Lea el artículo “El caso Fritzl: ¿Tenía razón Lombroso? (3)” alojado en:
https://www.elimparcial.es/noticia/13029/el-caso-fritzl:-tenia-razon-
lombroso-y-3.html. Pueden tener acceso al mismo en pdf “3_BACIGALUPO_
El caso Fritzl_ ¿Tenía razón Lombroso_MOD 1_ACT_3.pdf” IC 3
opinión m1 |actividad 2 | IC
información complementaria 1
Viernes, 18 de Agosto de 2017. Actualizado a las 16:37
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https://www.elimparcial.es/noticia/12775/opinion/el-caso-fritzl:-tenia-razon-lombroso-1.html
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Sin las bases científico-experimentales actuales, Ferri sostenía ya en 1878 “la negación
del libre albedrío”, basándose en la imposibilidad de su prueba científica, sin tener en
cuenta que entonces tampoco había pruebas científicas del determinismo. Pero, la
situación actual es distinta: las actuales investigaciones experimentales del
funcionamiento cerebral vuelven a la suposición de que la “libertad de la voluntad es
sólo apariencia, detrás de la cual se encuentra una permanente conexión causal de
estados neuronales regidos por leyes naturales”. En la filosofía, consecuentemente, se
formula la pregunta de si es todavía válida la tesis de que el hombre es un ser racional y
“si en un mundo causalmente cerrado queda lugar para elección de alternativas de
actuación”. Si no cabe la elección de alternativas un concepto fundamental del derecho
penal podría perder todo fundamento: la culpabilidad, considerada fundamento y medida
de la pena, estaría en riesgo, si, como creía el personaje de Borges, “todo casual
encuentro [es] una cita”. El problema es grave porque en el derecho actual se piensa
que la culpabilidad es una exigencia del respecto de la dignidad de la persona.
En el marco mismo de las ideas penales, por otra parte, la situación no es menos
compleja. La solución de casos como el de Fritzl no resulta fácil. Desde el punto de vista
de la Justicia, la respuesta consiste en hacer soportar al delincuente un mal equivalente
al causado a sus víctimas. La perspectiva de la prevención de nuevos hechos impone
distinciones. Si se trata de la prevención individual, es decir, de la repetición de un
hecho semejante por el mismo autor, las posibilidades de que Fritzl, de 73 años,
https://www.elimparcial.es/noticia/12906/el-caso-fritzl:-tenia-razon-lombroso-2.html
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EDUBP | SEGURIDAD | Criminología - pag. 79
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Viernes, 18 de Agosto de 2017. Actualizado a las 16:37
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información complementaria 3
PORTADA ESPAÑA INTERNACIONAL CULTURA ECONOMÍA SOCIEDAD DEPORTES
opinion
Lo problemático de este caso, en realidad, sería utilizarlo para justificar nuevas medidas
excepcionales para la prevención de otros similares. Aunque haya sido descubierto
después del de Natascha Kampusch, con el que guarda alguna analogía, no
disponemos de suficientes elementos empíricos para justificar medidas generales. Es
posible que casos como el de Fritzl sean de muy difícil prevención con los medios del
derecho penal.
Sin embargo, las más recientes informaciones sobre el hecho ponen de manifiesto,
además de aspectos puramente policiales (existencia de otros partícipes, la pregunta de
cómo es posible que un hecho de esta naturaleza ocurra en un medio urbano, la
resignación de las víctimas etc.), una cierta desorientación sobre la necesidad de una
solución general de este fenómeno criminal. Según informan los periódicos, parece que
en el Ministerio de Justicia austriaco se piensa, dado el historial de Fritzl, que los
antecedentes por delitos sexuales se deberían cancelar en un tiempo mucho mayor (30
años) que el actualmente previsto para otros delitos (10 ó 15 años). Esto es posible y
muy probablemente también es conveniente, aunque carecería por sí solo de efectos
preventivos, pues los datos registrados sólo serán utilizables ante un nuevo delito por el
que resulte sospechoso un autor ya registrado. Es la típica reacción de oportunismo
legislativo de convertir una circunstancia particular de un caso en el fundamento de una
regla general.
https://www.elimparcial.es/noticia/13029/el-caso-fritzl:-tenia-razon-lombroso-y-3.html
Todas estas reflexiones parecen justificar la opinión de que lo más importante que
sugieren casos como éste es que la prevención del delito no es la función primordial ni
la única legitimadora de la pena y, en todo caso, no es la que permitiría afirmar con
claridad su eficacia. En hechos de esta especie la legitimación de la pena tendrá, de
todos modos, una función preventiva, que impedirá confundirla con un mero acto de
venganza, aunque diferente de las formas tradicionales de prevención mediante el
temor a la pena. La estabilidad social requiere la punibilidad de estos hechos aunque
existan fundadas dudas sobre el efecto preventivo individual o general de la pena. En
términos técnicos, pero comprensibles: la sociedad quiere saber que las normas que Inserta
prohíben los delitos están vigentes y que operan en el caso concreto. La función de la
pena será precisamente contribuir a esa estabilidad comunicando la ratificación de las
normas violadas y demostrando la eficacia del sistema jurídico penal.
Si se contestara esta tesis sosteniendo que tal necesidad de la sociedad carece de una
base empírica suficiente, cabría responder con una seguridad casi absoluta que ningún
ciudadano racional y realmente informado de la problemática admitiría que en este caso
la pena careciera de legitimidad por la inutilidad social de la pena aplicable. Se trata de
una suposición extraordinariamente cercana a una prueba empírica, que como tal sería
imposible. Me
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m1 glosario
m2 microobjetivos
m2 contenidos
Ustedes verán que en el siglo XIX todo lo que fue un saber aparentemente
disperso, de golpe se fue “ordenando”, y se identificaron al menos dos direcciones
de pensamiento que tienen una determinada orientación, se distinguen por un
método peculiar y responden a unos determinados presupuestos filosóficos.
Pero vale aclarar que muchas de esas diferencias tuvieron origen en los
enfrentamientos intelectuales de sus exponentes. También, debe decirse, esos
enfrentamientos propiciaron la delimitación de campos, la precisión en esos
métodos, y un mayor desarrollo intelectual por ganar espacios de realización
política en base a ellas.
A continuación, un breve recorrido por las llamadas Escuelas Clásica y Positivista.
Giovanni Carmignani
Francisco Carrara
Una cuestión para remarcar del positivismo es el concepto que tiene del hombre
y como impactará con ello, en las ciencias penales.
La concepción antropológica dominante en el universo positivista es la tendencia
por entender al hombre en un sentido puramente biológico-naturalista.
El cientificismo del positivismo, desde lo antropológico, no distingue al hombre
de los demás entes, salvo por la complejidad misma del hombre, y esa mayor
complejidad, no lo saca de su mero nivel biológico, lo que definitivamente nos
pone en un problema a la hora de analizar la cuestión de la “dignidad humana”.
La ciencia jurídica y más precisamente el Derecho Penal visto con este lente,
no deja traslucir otra cosa que un mero dispositivo destinado a causar algunos
efectos y evitar otros. Siendo así, ¿qué política penal surge de esta concepción
biologicista del hombre?
Para los positivistas, lo que debe evitarse y lo que debe fomentarse puede ser
reconocido empíricamente. Los hechos verificados, muestran lo “dañoso” y lo
“benéfico”. Pero eso lo pueden reconocer los integrantes del grupo de iniciados
en el saber científicos. Y de nuevo los problemas. Unos pocos. Entonces una
sociedad regida por esa minoría de científicos -positivistas, por cierto-.
Otro positivista que debe destacarse fue Emile Durkheim, pensador francés,
reconocido como uno de los fundadores de la Sociología.
Para Durkheim, el delito no es malo en sí, sino que es malo en tanto la conciencia
social lo reprueba, por eso en su obra “De la División del Trabajo Social”, deja
entender que lo único común al delito, es la reacción que generan, ya que hieren
estados fuertes y precisos de la conciencia colectiva; no hieren sentimientos
vagos y mutables como el amor, por ejemplo. Hieren con precisión a lo
precisamente definido, vida, integridad física, propiedad.
Émile Durkheim
La escuela Positiva
La Unidad anterior, comenzó con una aclaración respecto de la forma en que la
Escuela Clásica, había nacido, pero en la presente Unidad, al hablar de la forma
en que se constituyó la Escuela Positiva, se verán sensibles diferencias.
Muy por el contrario, con lo que ocurrió con el origen de la anterior Escuela, la
Escuela Positiva tuvo una existencia real, a partir de la convergencia de tres áreas
del conocimiento amalgamadas con un objetivo común, medicina, derecho,
sociología, con profesionales dispuestos a satisfacer su curiosidad científica y
tras la figura de Cesare Lombroso, amalgamaron sus conocimientos en lo que
hoy conocemos como la escuela positiva.
Además, tuvieron su propio medio de difusión. La revista “Archivos de Psiquiatría,
Ciencia Penal y Antropología Criminal”, la que representó un verdadero éxito
para la divulgación de sus trabajos.
El momento en que esta escuela irrumpe en la historia del conocimiento
criminológico, es a partir de la eclosión del prestigio de las ciencias naturales.
Aunque todavía dentro del concepto del Estado como producto de un consenso
social - a partir de las ya estudiadas teorías contractualistas de Hobbes y de
Rousseau-, el cual había dado piso a la Criminología Clásica, producen una
primera ruptura en el pensamiento criminológico al desviarse la atención sobre
otro objeto de estudio: ya no es el delito, sino el delincuente.
En tanto la Criminología Clásica se enfocó en el estudio del delito y del sistema de
Justicia Penal, diseñado para el ejercicio de la libertad y de los límites del poder
punitivo del Estado, la Escuela Positiva se enfocó en el estudio del delincuente y
en la sociedad, más allá de que lo hayan hecho con su sesgo positivista.
¿A qué nos referimos con el sesgo positivista? A una dirección del proceso de
análisis, tomada en el marco de lo que consideraban “palpables” relaciones de
causa-efecto en la conducta infractora de normas sociales y penales; vinculando
la sociedad con la ecología desde una perspectiva biologicista, sugiriendo
Está claro que, la aparición de la Escuela positiva fue casi inevitable ante la falta
de respuesta de quienes formaron parte de la escuela clásica. La ineficacia para
la reducción del delito -como dijimos-; y el desprecio de la “metafísica” vista
más como una capacidad retórica para dar significado a lo abstracto antes que
como camino para la resolución de los problemas de la sociedad europea de la
época, fueron claramente argumentos de peso para ver como natural el proceso
de empoderamiento de los positivistas.
A esto hay que sumarle, el respeto por el método científico de observación y
registro llevado adelante meticulosamente por Lombroso, entre otros; el respeto
que se ganaba la estadística como forma de ordenar cuantitativamente los
datos de la realidad, para interpretar cuanto menos constantes atendibles en la
reproducción de fenómenos de distinta naturaleza.
m2 |contenidos | IC
información complementaria 1
Material Básico:
• Contenidos desarrollados en el material de cátedra y en las actividades del
módulo.
• ELBERT, Carlos Alberto; “Manual Básico de Criminología”. Buenos Aires. Ed.
Eudeba. 1998 . Capítulo 4 “El positivismo criminológico”. Pueden acceder a
el en el siguiente Sitio web: https://sites.google.com/site/jorgeluisjofre/
Recursos-Acadmicos/Archivos ; o también en el siguiente link en pdf
“ELBERT_Manual Básico de Criminología.pdf”
Material Complementario:
• ANIYAR DE CASTRO, Lola y CODINO, Rodrigo; “Manual de Criminología
Sociopolítica”. Buenos Aires. Ed. Ediar. 2013
• RODRIGUEZ MANZANERA, L. “Criminología”. 2a edición. México: Ed.
Porrúa. 1981
• BERGALLI, BUSTOS ET ALL; “El Pensamiento Criminológico. Vol I. Un
Análisis Crítico”.Bogotá. Ed Temis. 1983
• BERGALLI, BUSTOS ET ALL; “El Pensamiento Criminológico. Vol II. Estado y
Control”.Bogotá. Ed Temis. 1983
• FOUCAULT, Michel. “Las Palabras y las Cosas. Una Arqueología de las
Ciencias Humanas” Ed. Siglo XXI. México. 2008
• BARATTA, Alessandro, “Criminología crítica y critica del derecho penal”.
México, Ed. Siglo XXI, 1991
• PAVARINI, Massimo, “Control y dominación”, México, Ed. Siglo XXI, 1993
• TAYLOR, Ian, WALTON, Paul y YOUNG, Jock, La nueva criminología.
Contribución a una teoría social de la conducta desviada. Bs. As., Amorrortu,
1997 (2°reimp)
• Zaffaroni, Eugenio. “Tratado de Derecho Penal” Parte General TII. Ed. Ediar.
Buenos Aires. 1987
• Zaffaroni, Eugenio et All. “Derecho Penal. Parte General” 2° Edición. Buenos
Aires. 2002.
m2 | actividad 1
Tenga en cuenta que la Escuela Positiva niega por completo la posibilidad del
libre Albedrío.
m2 | actividad 2
Esperamos su respuesta.
m2 glosario
m3 microobjetivos
m3 contenidos
En un período de debilitamiento
e ineficiente control social en las
sociedades industriales avanza-
das, lo continuos conflictos y la
desintegración son alternativos y
aún aspectos simultáneos.
La desintegración social implica
una reducción en la capacidad de
un grupo de controlar el compor-
tamiento de sus miembros y una
declinación de la interacción e
influencia; los conflictos sociales
implican un crecimiento de
Morris Janowitz
la interacción entre los grupos
sociales sobre la base del anta-
gonismo en los significados y en
las metas.
Pero, visto lo desarrollado hasta aquí, coincidiremos que aún queda tela por
cortar antes de concluir, respecto de cómo sería definida esta disciplina y cuál
sería su objeto.
Por de pronto, y hechas estas consideraciones previas, convengamos que
la pretensión de definir está signada por la pretensión de fijar con claridad el
significado o naturaleza de algo. ¿Pretensión que se puede alcanzar de manera
unívoca?
En el caso de la Criminología, como en general en toda materia integrante del
universo de las Ciencias Sociales, lo problemático se observará por la existencia
de tantas definiciones como autores traten la cuestión.
Veamos ahora que nos dicen los que saben, respecto de lo que consideran que
es la Criminología.
Definiciones
En primer lugar, recordemos que etimológicamente “Criminología”, deriva de
criminis, vocablo latino que significa crimen y de logos, voz griega que significa
estudio, tratado, por lo que podemos interpretarlo como el estudio acerca del
crimen.
Seguramente, los distintos autores a quien debemos el nombre de nuestra área
temática de interés deben haber pensado en esa definición etimológica.
2. Estudio de la Pena
Continuando con el análisis de los objetivos, para Marchiori, la segunda etapa
de la Criminología gira en torno al problema del castigo del accionar delictivo.
Esta problematización, se corresponde con la necesidad de romper con una
práctica donde el castigo, generalmente la muerte, se aplicaba, cualquiera sea
el delito.
Con el tiempo el concepto de equilibrio comenzó a desarrollarse sobre todo en
la búsqueda de una relación entre delito y pena. De allí viene la construcción
simbólica que desde el arte se realiza, pretendiendo ligar ese equilibrio, a la
imagen de la justicia, acompañando a la dama de los ojos vendados la figura de
una balanza.
4. Estudio de la Criminalidad
Analizar en forma global el fenómeno delictivo, en relación con el grupo social, y
el territorio donde se despliega fue el objeto central de esta etapa.
Esta etapa de la Criminología se va a caracterizar por su análisis de los grupos
sociales, las condiciones económicas y sociales que afectan la comisión de los
delitos.
Aquí, el lente se enfoca en identificar distintas variables que puedan relacionarse
con el delito. Índices demográficos, vinculados a sexo, edad, educación salud,
religión, necesidades insatisfechas, variables económicas. Las observaciones
son comprensivas incluso del clima, y características geográficas como
topográficas o lo urbano y lo rural.
Con Quetelet, de quien tuvimos una aproximación en el módulo anterior y
con Guerry, vemos de que manera los estudios estadísticos, geográficos y
cartográficos se vincularon con comportamientos sociales.
Pero Alejandro Lacassagne realiza observaciones cruciales, que le permiten
afirmar que el criminal es peligros en cuanto se encuentra en un medio adecuado
para delinquir.
Apunta a su vez, que, a mayor desorganización social, mayor criminalidad y a
menor desorganización social, menor criminalidad,
Emilio Durkheim a su vez, se enfoca en la “anomia”, como falta de normas que
provoca conflictos sociales.
Destaca dos tipos de Anomia; a) La anomia aguda, producto de las
transformaciones sociales sumamente rápidas; y b) La anomia crónica que
surge ante la aceptación y búsqueda del progreso más rápido y destructivo en
las cuales las relaciones industriales y comerciales quedan libres de todas las
restricciones.
Abolicionismo
Construccio- Criminología Nuevos bienes
Reacción Social
nismo Interaccionista jurídicos
protegidos
m3 material
Material Básico:
• Contenidos desarrollados en el material de cátedra y en las actividades de
los módulos.
• JANOWITZ, Morris: Teoría Social y Control Social. IC 1 En: American Journal
of Sociology. Universidad de Chicago.1975. Vol. 81, 1. Traducido por Juan
Pegoraro. Revisión de Máximo Sozzo y Publicado en Delito y Sociedad.
Revista de Ciencias Sociales, N°6/7,1995.
• SOZZO, Máximo., “Seguridad Urbana y Tácticas de Prevención del Delito.
(Publicado en: Cuadernos de Jurisprudencia y Doctrina Penal, Ad-Hoc, BsAs,
N. 10, 2000). Para acceder en PDF, SOZZO_TACTICAS DE PREVENCION.
PDF. IC 2 O también puede accedes desde la siguiente página: “https://sites.
google.com/site/jorgeluisjofre/Recursos-Acadmicos/Archivos”
• MARCHIORI, HILDA “Criminología -Introducción- “. Córdoba. Ed Marcos
Lerner. Editora Córdoba. 1999. Capítulo I, “Etapas Históricas y Objetivos de
la Criminología”
Material Complementario:
• ANIYAR DE CASTRO, Lola y CODINO, Rodrigo; “Manual de Criminología
Sociopolítica”. Buenos Aires. Ed. Ediar. 2013
m3 |contenidos | IC
información complementaria 1 - 2
m3 | actividad 1
m3 | actividad 2
Consignas:
1- Piense seis funciones que puedan explotarse en una empresa privada, y que
surjan de sus conocimientos de criminología en su profesión de Licenciado
en Seguridad.
2- ¿De qué forma se presentaría como el profesional ideal para esa empresa,
con esas seis funciones “apetecibles” en las que ha pensado, y que sin duda
harán que desde la empresa le hagan una jugosa oferta laboral?
3- Defina con precisión la actividad que desarrolla la empresa.
m3 glosario
m4 microobjetivos
m4 contenidos
Esta realidad justifica con creces exponer de forma un tanto más profunda algunas
de las modalidades más exitosas de abordaje preventivo de la seguridad.
Particularmente, presentaremos algunas de ellas, con material básico, que
permitan dimensionar cada una de esas modalidades como verdaderas
herramientas para la prevención.
Tomar conciencia durante el transcurso del período de formación profesional
que la sociedad está esperando recibir personas con capacidad de resolver los
problemas, por los que desde hace años viene reclamando soluciones, obliga a
doblar los esfuerzos por analizar con un fuerte espíritu crítico los errores que se
cometieron, y a multiplicar el sacrificio por asimilar los conocimientos necesarios
para construir modelos eficaces y efectivos que respondan a las exigencias de
una sociedad democrática.
Una de las características más notables de las respuestas a la situación de (in)
seguridad verificable en toda la región, es el continuo devaneo pendular entre
los discursos preventivos y las políticas represivas, en un constante movimiento
de aparentes avances y evidentes retrocesos.
Debemos convenir que más allá de los discursos que se dan en algunas tribunas
donde se apela a frases como “el padre del delito es la exclusión social”; “No
habrá seguridad si no hay compromiso de la ciudadanía”; o “la participación
ciudadana es vital para la seguridad”; se observa de manera palmaria que los
mayores recursos, los actos más visibilizados, los anuncios más festejados y las
reformas más promovidas, se centran en la mayor cantidad de móviles, el mayor
número de policías, el aumento de las penas y la responsabilidad penal a menor
edad.
Pero lo más grave del discurso de la Seguridad, es su capacidad deshumanizante
cuando apela a su construcción más devastadora: El miedo.
2. Modelos de prevención
En este punto, siguiendo a Máximo Sozzo en “SEGURIDAD URBANA Y TÁCTICAS
DE PREVENCIÓN DEL DELITO”, el cual fue objeto de lectura obligatoria en
el módulo 3, les recordamos lo que venimos afirmando desde las primeras
unidades de la materia.
El recurso penal, no competa el contenido de la Criminología. Y lo que es peor,
no satisface la exigencia ciudadana respecto de la cuestión criminal.
Ese recurso, es la “forma” en que el Poder Punitivo se manifiesta como ejercicio
de autoridad, para lo cual, se asoció indisolublemente a modelos represivos. Pero
más allá de esa realidad, los teóricos del derecho, además, persisten en asignar
a la norma penal una función preventiva, y aun concediéndole esa complejidad,
autores como Alessandro Baratta, ya denunciaron el fracaso rotundo de los
sistemas de justicia criminal, para prevenir el delito.
La constante exigencia de prevención, y el vacío que el sistema penal dejó al
respecto, estimuló el desarrollo de los denominados recursos extrapenales,
como dispositivos para la prevención del delito.
Algunos de esos recursos, integrados desde la criminología, representan
tipologías diferenciadas para la prevención que, dispuestas y formuladas
operativamente, son distinguidas por Sozzo, como Tácticas Alternativas de
Prevención del Delito.
Cada una de estas tácticas o modelos, tienen sustento a su vez en las teorías
explicativas del delito que estudiamos anteriormente.
Por ejemplo, la Táctica Situacional y Ambiental, tiene su anclaje en las teorías
ecológicas del delito, la de elección racional u otras que hacen énfasis en el
cálculo que hace el delincuente entre el costo y el beneficio del delito antes de
delinquir.
Experiencias
de policía
Esta táctica comunitaria,
parte del los serenaz-
supuesto del gos de Perú, Los procesos
poder del así como tam- participativos
La comunidad,
empodera- bién el involu- si no preveen
el capital social
miento ciu- cramiento en un liderazgo y
y sus vínculos,
dadano y su proyectos de asistencia téc-
(redes) Tam-
capacidad de corto alcance, nica, pueden
Comunita- bién las co-
reconstituir a enfocados a convertirse en
rio producciones
través de la la prevención nuevas frus-
de seguridad,
convivencia, social o situa- traciones para
asociaciones
los acuerdos cional. la comunidad
público, priva-
y la solida- 1) Community produciendo el
das, etc.
ridad, , una Policing; salto contrario
comunidad 2)Neighbour- al esperado.
“disfrutable” hood Watch;
3) Tolerancia
Cero
Prevención Situacional-Ambiental
Esta táctica es una forma de intervención, con fuerte arraigo en países
anglosajones y en un paulatino proceso de radicación en Latinoamérica,
particularmente propiciada y con algunas experiencias exitosas en Chile.
Estas teorías, a diferencia de las teorías de la criminalidad, no se interesan por
las razones por las que una persona se convierte en delincuente (de hecho,
mantienen que, en la mayoría de los casos, los delincuentes no son tan diferentes
del resto de la población) y en cómo rehabilitarlos, sino en las circunstancias en
las que se delinque y en reducir las oportunidades para el delito.
Las teorías en las que se basa la prevención situacional del delito incluyen: la
teoría de las actividades rutinarias (Cohen y Felson,); la teoría de la elección
racional (Cornish y Clarke,); la teoría del patrón delictivo (Brantingham y
Brantingham); aquellas teorías que enfatizan la modificación del ambiente físico
para prevenir el delito, incluidas la prevención criminal basada en la modificación
del ambiente físico (Jeffery,) y la teoría del espacio defendible (Newman,); y, por
último, la policía orientada a la solución de problemas (Goldstein,).
C. Ray Jeffery
La Seguridad Ciudadana
¿Mera retórica política o un paradigma a seguir?
La tematización de la Seguridad y su elevación a la categoría de “principal
problema” a resolver en la agenda política latinoamericana, ha generado una
proliferación de discursos y referenciaciones a distintas “modalidades” de la
seguridad, que, en vez de aportar claridad conceptual a los ciudadanos, termina
por convertir los espacios de diálogo sobre la seguridad en una Babel, donde el
entendimiento para la búsqueda de consensos corre el riesgo de desvanecerse.
El presente artículo, pretende dar un marco para la comprensión de los
referenciaciones tanto a la seguridad pública como a la seguridad interior y a
su vez, reafirmar como modelo distintivo a la Seguridad Ciudadana, planteando
incluso como incógnita, el porqué de su falta de consolidación como política
pública.
De manera cotidiana, el hombre común, la madre de familia, la sacrificada
educadora, el esperanzado joven, es bombardeado con noticias que
inevitablemente tematizan la cuestión “seguridad”.
Medios de prensa escritos, radiales y televisivos, buscan respuestas a los
reclamos que, en forma individual o grupal, desde el dolor o la bronca, se
replican potenciando la exigencia de responsabilización de los actores públicos.
Cuando los micrófonos, grabadores y cámaras se dirigen a funcionarios, sean
políticos, policiales o judiciales, comienzan a surgir las respuestas guionadas
y “políticamente correctas”, que más que representar el análisis oficial del
problema, y la presentación de vías de solución al mismo, pasan a formar parte
de una nueva categoría de “Oscar” a la mejor “Respuesta Elusiva”, donde el
que “esquiva con estilo”, recibe un tiempo extra de inmunidad, tal como resulta
de los “reality” televisivos, y aquel que aunque tímidamente asuma o impute
incapacidades institucionales o personales, pasa a recibir el disfavor de la
corporación expuesta en su inutilidad.
Seguridad en Democracia
No quedan dudas que nuestra democracia posee una legitimidad de origen,
vinculada a lo electoral, y representa un sistema de mínimos que nos indican
que hemos alcanzado un umbral. Además, esa legitimidad debe integrarse
con una legitimidad de ejercicio del poder –Estado democrático de derecho- y
una legitimidad de fines, a través de sus objetivos declarados de desarrollar
Al respecto, ya Alessandro
Baratta nos expresaba “Los
resultados que ha llegado a
obtener, desde hace ya tiempo,
el análisis histórico y social de
la justicia criminal,” y los siste-
mas de policiamiento clásico,
“… se pueden sintetizar con
la afirmación de que el sistema
de justicia criminal…”, sus órga-
nos, e instituciones con las que
trabaja para el cumplimiento de
sus fines, “…se manifiesta inca-
paz de resolver lo concerniente
a sus funciones declaradas.
Esto significa que la pena, como
instrumento principal de este
sistema, falla en lo que respecta
a la función de prevención de la
criminalidad…”. (Baratta, 1997)
Pero, además, debe integrarse este marco, con las acciones tendientes
a PROTEGER a las personas, diferentes de aquellas que pretenden
EMPODERARLAS.
Sepamos que hay acciones que dependen de un rol más activo de la ciudadanía
y hay acciones que ponen a la ciudadanía en un rol un tanto más pasivo y a su
vez, se pueden observar aquellas en las que se estimulan en mayor o en menor
grado las capacidades en las personas, para enfrentar o prevenir las situaciones
de inseguridad, como un elemento de la respuesta.
El fortalecimiento de las funciones tradicionales de la policía y la justicia implica
una serie de acciones representativas de una política de Control, con carácter
de Protección.
Mecanismos que faciliten a la ciudadanía el procedimiento de denunciar hechos
ilícitos, aportando agilidad, comodidad, buen trato y respeto a los derechos de
las víctimas, es representativo de la existencia de una política de Control que se
acerca al Empoderamiento.
Las acciones tendientes a la efectiva igualdad de oportunidades educativas,
o las que tienden la eliminación de la precarización laboral, o las que buscan
mejorar las condiciones sanitarias de comunidades vulnerables, forman parte
de una grilla elemental de políticas sociales que se centran en la Prevención y el
Empoderamiento.
A su vez, las acciones de prevención situacional contienen elementos de
Prevención y de Protección.
Por último, podemos observar políticas que se encuentran en la intersección de los
ejes Protección-Empoderamiento y Prevención-Control. Allí se pueden identificar
acciones que combinan satisfactoriamente, elementos de las dos dimensiones y
que aportan significativas posibilidades de éxito. Entre ellas están los modelos
de policiamiento comunitario; las Juntas o Foros de Participación Ciudadana
para la Seguridad Ciudadana; y las que fortalecen el rol de los gobiernos locales
para el abordaje de la (in)Seguridad Ciudadana.
Ustedes con estas líneas habrán tenido la oportunidad de observar, las diferencias
entre un profesional de seguridad que realice un despliegue técnico basado
en conocimientos criminológicos, y una empresa de venta de tecnología con
interesantes ofertas en cámaras y servicio de monitoreo.
Lo visto hasta aquí, pretende dejar en claro, que las respuestas a las situaciones
de inseguridad ciudadana no solo deben proteger pasivamente a las personas,
sino que fundamentalmente deben estimular sus capacidades para hacer frente
a las amenazas identificadas y para fortalecer su resistencia y sus oportunidades
para actuar en su propio nombre y en el de otros.
Y el modelo de Seguridad Ciudadana es la matriz más completa para dar las
respuestas que exigen.
INSTITUCIÓN RESPON-
REGISTROS O FUENTES DE INFORMACION
SABLE
Policía, policía judicial Denuncias formuladas por la ciudadanía o
o fuerzas de seguridad actuaciones de oficio en hechos en los que
con competencia en la deban intervenir por imperio legal.
investigación penal pre-
paratoria
Procedimientos policiales, de causas contra-
Policía o Fuerzas de
vencionales (que violan los códigos de convi-
Seguridad
vencia urbana).
Denuncias formuladas por la ciudadanía en
Ministerio Público Fiscal forma directa ante los Fiscales o actuaciones
iniciadas de oficio por el agente fiscal.
Registro de Sentencias Condenatorias.
Debe tenerse en cuenta que depende el sis-
tema procedimental del estado, pueden existir
condenas en Juicios Abreviados Iniciales (ante
Poder Judicial
Jueces de Control que llevan adelante un juicio
abreviado ante la confesión lisa y llana de un
hecho descubierto en flagrancia); en Cámaras
criminales (de Juicio común);
La Presentación de la Información
Presentar la información del delito y la violencia, implica tener en claro aspectos
metodológicos que permitirán no sólo la focalización del análisis, sino que
también permitirán desarrollos comparativos que enriquecerán el diagnóstico.
En este punto, centraremos el desarrollo en una serie de indicadores que definen
qué se quiere conocer y qué se pretende poner a consideración pública.
Podemos decir que un indicador es una medida que sintetiza una situación de
importancia, cuya evolución en el tiempo es importante reconocer.
Debe entenderse, que un indicador es una herramienta que permite clarificar
situaciones o estados y determinar su evolución en el tiempo. Se diseñan para
contar con un estándar contra el cual evaluar, estimar o demostrar el progreso
con respecto de una situación o en relación con metas establecidas.
Los indicadores, en el marco de la Seguridad Ciudadana, son de vital importancia,
ya que se constituirán como verdaderas “señales” que nos facilitarán saber dónde
estamos y hacia donde nos dirigimos con respecto a determinados objetivos y
metas, así como evaluar programas específicos y determinar su impacto.
Para cada indicador, debe existir una definición y metadatos, que permitan
mejorar su mejor comprensión y fundamentalmente su socialización. Deben
ser confiables y exactos, y la recolección de la información debe estar dirigida
a que se construya el mismo indicador de la misma manera y bajo condiciones
similares, mes a mes, semestre a semestre, año tras año -depende el ciclo
temporal que pretenda analizarse-, de modo que las comparaciones sean
válidas. Deben estar disponibles para varios años, con el fin de que se pueda
observar el comportamiento del fenómeno a través del tiempo, así como para
diferentes regiones y/o unidades de análisis.
Estas cuestiones son claramente explicitadas, porque recién en los últimos años,
se comenzó a transitar por un camino que permitirá resolver problemas como, la
multiplicidad de indicadores para describir los casos de criminalidad y violencia;
la existencia de diversas fuentes no conciliadas para los mismos temas o
territorios; la diversidad de definiciones, mecanismos y tecnologías para producir
B) Tasa de denuncias
La tasa de denuncias es un dato estadístico, que corresponde a una expresión
numérica que permite llevar valores a una escala común y, por tanto, hacer
comparables las mediciones, sin importar las diferencias de población entre
ciudades o entre ellas y las localidades más pequeñas.
Internacionalmente, como hemos visto más arriba con el “Sistema Regional
de Indicadores Estandarizados de Convivencia y Seguridad Ciudadana”, se
ha impuesto la norma de expresar las denuncias en tasas por cada 100.000
habitantes, lo cual permite comparar entre países o ciudades, sabiendo que
estamos en una escala común de magnitudes.
Entonces:
Distribución de
frecuencias de
homicidios dolosos
por franja horaria de
ocurrencia
Por ejemplo, en el cuadro que antecede puede observarse que entre las 20:00hs y
las 23:59, se produjo el 26% de los homicidios dolosos, lo cual podría determinar
que en dicha franja horaria se correría un mayor riesgo que en otros horarios
por una simple observación cuantitativa. Pero la distribución de hechos en las
distintas franjas analizadas, muestra una relativa normalidad que no permitiría
de manera concluyente decir que una franja es más segura que otras en tanto
no haya elementos que permitan comprender cualitativamente el fenómeno
estudiado.
Dir. Nac. de Política Criminal – Min.de Justicia, Seguridad y DD. HH.- Argen-
tina.2008
Referencias.
• Bjorn Moller, 1996, “Conceptos sobre seguridad: nuevos riesgos y desafíos”.
DESARROLLO ECONOMICO - REVISTA DE CIENCIAS SOCIALES IDES,
Buenos Aires, vol. 36, N.º 143, octubre-diciembre 1996 (pp. 769-792)
• Boutros Boutros – Ghali. 2003. “La interacción entre democracia y desarrollo”.
UNESCO
• “Tratado Marco de Seguridad Democrática en Centroamérica” 1995.
Disponible en Versión digital en: “http://www.sica.int/busqueda/Centro%20
de%20Documentaci%C3%B3n.aspx?IDItem=974&IdCat=10&IdEnt=330&Id
m=1&IdmStyle=1”
• OEA. 2008. “La seguridad pública en las Américas: Retos y oportunidades”
www.oas.org
• PNUD. 1994. “Un programa para la cumbre mundial de desarrollo social”
Informe sobre Desarrollo Humano
• PNUD. 2004 “La democracia en América Latina: hacia una democracia de
ciudadanas y ciudadanos”. - 2a ed. - Buenos Aires. Aguilar, Altea, Taurus,
Alfaguara, 2004.
• PNUD. 2008. Proyecto Regional De Gobernabilidad Local En América Latina.
“Gobernabilidad Local, Convivencia Y Seguridad Ciudadana Marco Para La
Acción”. Disponible en formato en: http://www.regionalcentrelac-undp.org/
images/stories/DESCENTRALIZACION/marcoparalaaccion.pdf
• PNUD. 2009. “Abrir espacios para la seguridad ciudadana y el desarrollo
humano” Informe sobre Desarrollo Humano para América Centra. IDHAC,
2009-2010
• PNUD. OEA. 2010 “Nuestra Democracia”. México FCE, PNUD, OEA.
información complementaria 1 - 2 - 3
m4 material
Material Básico:
Material Complementario:
• ANIYAR DE CASTRO, Lola y CODINO, Rodrigo; “Manual de Criminología
Sociopolítica”. Buenos Aires. Ed. Ediar. 2013
• BARATTA, Alessandro, “Criminología crítica y critica del derecho penal”.
México, Ed. Siglo XXI, 1991
• BERGALLI, BUSTOS ET ALL; “El Pensamiento Criminológico. Vol I. Un
Análisis Crítico”.Bogotá. Ed Temis. 1983
• BERGALLI, BUSTOS ET ALL; “El Pensamiento Criminológico. Vol II. Estado y
Control”.Bogotá. Ed Temis. 1983
• ELBERT, Carlos Alberto; “Manual Básico de Criminología”. Buenos Aires. Ed.
Eudeba. 1998
• FERRI, Enrico: “Sociología criminal”, Ed. Analecta, Pamplona, 2005.
• GAROFALO: “La criminología: estudio sobre el delito y sobre la teoría de la
represión”, Ed. B de F, Buenos Aires, 2005.
• JANOWITZ, Morris: Teoría Social y Control Social. En: American Journal of
Sociology. Universidad de Chicago.1975. Vol. 81, 1. Traducido por Juan
m4 | actividad 1
¡Organicemos la estantería!
m4 | actividad 2
En la última parte del módulo 4 vieron el giro práctico que toma la criminología
para un licenciado en seguridad, por eso es vital que conozcan algunas
operaciones de estadística básica que les permitan dar el paso inicial de toda
evaluación en seguridad.
El objeto de la presente actividad es que usted vaya internalizando las formulas
básicas en materia estadística, y que son fundamentales para la criminología.
Por eso, se pone a su disposición una tabla de la frecuencia delictiva del Robo
en el continente americano, pero pueden aportar la que ustedes dispongan.
1. Criminalidad y Violencia
Número total de casos de robo registrados por la policía. Por robo se entiende
el hurto de bienes de una persona venciendo resistencia con el uso de la
fuerza o con amenaza del uso de la fuerza. En la categoría de robo se incluyen
los atracos. tirones y los hurtos con violencia. pero no el carterismo ni la extor-
sión.
m4 glosario