04 La Transmigracion de Las Almas
04 La Transmigracion de Las Almas
04 La Transmigracion de Las Almas
Tema 4
La Transmigración de las
Almas
Instituto
SAHu
La Transmigración de las
Almas
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EVOLUCIÓN E INVOLUCIÓN
En cuestiones de esoterismo,
orientalismo, ocultismo, etc., los eruditos
tienen plena libertad para escribir lo que
les plazca; empero no deben olvidar el
Libro de Oro. Quiero referirme al patrón
de medidas: el Tarot...
Nadie podría violar impunemente
las Leyes del Tarot sin recibir su
merecido; recordad que existe la Ley de
la Katancia, el Karma superior... Hay
responsabilidad en las palabras...
El dogma de la Evolución
quebranta las leyes cósmicas del Arcano
10 del Tarot, viola los desideratos del
Libro de Oro..., conduce a muchas gentes
al error.
Obviamente, todo erudito ocultista,
esoterista, debe siempre apelar al patrón
de medidas, al Tarot, si es que no quiere
caer en el absurdo.
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LA TRANSMIGRACIÓN
DE LAS ALMAS
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tal ciclo de vidas sucesivas, tenemos innumerables oportunidades para la Auto-
Realización; aprovecharlas es lo indicado.
Desafortunadamente, nosotros reincidimos en el error incesantemente, y
el resultado al fin, suele ser el fracaso.
Resulta palmario y evidente, que no todos los seres humanos quieren
hollar la senda que ha de conducirlos a la liberación final.
Los distintos mensajeros que vienen de lo alto, profetas, Avataras,
grandes apóstoles, han querido siempre señalarnos con precisión exacta la
rocallosa senda que conduce a la auténtica y legítima felicidad.
Desgraciadamente, las gentes nada quieren con la sabiduría divina, han
encarcelado a los Maestros, han asesinado a los Avataras, se han bañado con la
sangre de los justos, odian mortalmente todo lo que tenga sabor a Divinidad.
Sin embargo, todos como Pilatos se lavan las manos, se creen santos,
suponen que marchan por el camino de perfección.
No podemos negar el hecho contundente y definitivo de que existen
millones de equivocados sinceros, que muy honradamente presumen de
virtuosos y piensan de sí mismo lo mejor.
En el Tártarus viven Anacoretas de toda especie, místicos
equivocados, sublimes faquires, sacerdotes de muchos cultos, penitentes de
toda especie, que todo aceptarían menos la tremenda verdad de que están
perdidos y que marchan por el camino de la maldad.
Con justa razón dijo el Gran Kabir Jesús: «De mil que me buscan uno me
encuentra, de mil que me encuentran uno me sigue, de mil que me siguen uno
es mío.»
El «Bhagavad Gita» dice textualmente lo siguiente:
«Entre miles de hombres, tal vez uno intente llegar a la perfección; entre
los que lo intenten, posiblemente uno logre la perfección, y entre los perfectos,
quizá uno me conoce perfectamente.»
Así pues, paciente lector, si el Alma humana, agota las 108 existencias,
que por cierto guardan estricta concordancia matemática con el número de
cuentas que forman el collar del Buddha, y de acuerdo con las Leyes del
Tiempo, Espacio y Movimiento, tal Alma involuciona inevitablemente en el
Reino Mineral sumergido, hacia el Centro de Estabilidad Planetaria, para
reascender evolutivamente un poco más tarde.
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Sin embargo, cualquier nuevo reascenso desde el Centro de Gravedad
terrestre, exige previa desintegración del Mí Mismo, del Ego, del Yo
Psicológico. Esta, como hemos dicho, es la «Muerte Segunda».
Como quiera que la Esencia está embotellada ente el Ego, la disolución
de este último se hace indispensable a fin de que ella se libere. En el Centro de
Estabilidad Planetaria se restaura la Prístina Pureza original de toda esencia.
Ascienden aquéllos que han disuelto el Ego. Descienden aquéllos que no
lo han disuelto. Los victoriosos se convierten en Buddhas, en Maestros. Los
fracasados, después de la Muerte Segunda, se transforman en Elementales de
la Naturaleza.
Grave sería que el Ego no tuviera límites y continuara eternamente
desarrollándose y desenvolviéndose; jamás tendría el mal del mundo límite, se
extendería victorioso por los espacios infinitos y dominaría todos los cosmos.
En este caso si habría injusticia. Afortunadamente, el Gran Arquitecto del
Universo ha puesto un dique al mal.
Aquéllos que quieran Auto-
Realizarse Intimamente con el
propósito de evitarse el descenso a los
mundos infiernos, deben meterse por la
Senda de la REVOLUCION DE LA
CONCIENCIA; esto significa separarse y
apartarse completamente de la Leyes de
Evolución e Involución.
Descender en el Mundo Soterrado,
es radicalmente diferente al ascenso
evolutivo sobre la superficie de la Tierra.
La recapitulación animálica en abismo es
de tipo degenerativo, involutivo,
descendente, doloroso. La recapitulación
vegetaloide entre las entrañas de la Tierra
es espantosa, los que por tal proceso
pasan, parecen más bien sombras que se
deslizan por aquí, por allá y por acullá en
sufrimientos inenarrables.
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La recapitulación
involutiva descendente
mineral entre las entrañas del
mundo en que vivimos, es
más amarga que la muerte
misma, las criaturas se
fosilizan, se mineralizan y se
desintegran lentamente entre
tormentos imposibles de
explicar con palabras.
Es evidente que la
destrucción del Sí Mismo, la
aniquilación del Ego, la disolución del Sí Mismo en las regiones sumergidas del
Averno, es absolutamente indispensable para la destrucción del mal dentro de
cada uno de nosotros. Obviamente, sólo mediante la muerte del ego, se hace
posible la Liberación de la Esencia, entonces ésta resurge, y sale a la superficie
planetaria, a la luz del sol, para reiniciar un nuevo proceso Evolutivo dentro de
estas dos Leyes Mecánicas de la Naturaleza.
El reascenso se verifica siempre atravesando los estados mineral, vegetal
y animal hasta reconquistar el estado humanoide que otrora se perdiera. Es
claro que con el reingreso a este estado, nuevamente se nos asignan otra vez
108 existencias, que también tienen relación con las 108 vueltas que el Brahmán
indostánico hace alrededor de la Vaca Sagrada, y que si no las aprovechamos
debidamente, nos conducirán por el camino descendente, de regreso al Averno.
La Conciencia sufre tanto los procesos Evolutivos como los Involutivos.
Millones de humanoides tienen la Conciencia dormida, mas al entrar en el
Abismo, después de las 108 existencias, despiertan inevitablemente en el mal y
para el mal. Lo importante en este caso es que de todas maneras despiertan
aunque sea para justificar sus errores en los mundos infiernos.
Aquéllos que creen llegar a la Auto-Realización con el tiempo y mediante
la Evolución, y ganando muchas experiencias, están de hecho equivocados;
éstos que así piensan están aplazando el error de siglo en siglo, de existencia en
existencia, y la realidad es que al fin se pierden en el Abismo.
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El descenso dentro de las entrañas del reino mineral con el propósito de
liberar la Esencia de entre los elementos indeseables que en una u otra forma
se adhieren a la psiquis, se repite una y otra vez hasta un total de 3.000 veces.
Concluidos los 3.000 periodos de la Gran Rueda, cualquier tipo de Auto-
Realización Intima resulta
imposible.
Sin embargo, hay en esta Ley
de la Transmigración de las Almas
algo que no hemos dicho; hemos
citado la ley del Eterno Retorno,
hemos mencionado es otra Ley
conocida como Recurrencia; mas
debemos aclarar que estas dos
citadas leyes se desarrollan y
desenvuelven sobre la línea espiral
de la vida.
Esto significa que cada ciclo
de manifestación se procesa en
espiras o curvas cada vez más altas
dentro de la gran línea espiral del
Universo. Como quiera que esto
también suele ser un poco
abstracto, me veo en la necesidad de aclarar mejor, a fin de que todos Uds.
puedan comprender profundamente la Enseñanza.
Al escaparse la Esencia después de la Muerte Segunda, al resurgir, al salir
nuevamente a la luz del Sol, obviamente transformada en gnomo, habrá de
reiniciar un nuevo proceso evolutivo, pero dentro de una octava superior.
Esto significa que tal criatura Elemental mineral, se hallará
indudablemente dentro del Reino Mineral con un estado de Conciencia
superior al que tenía cuando iniciaba Evolución similar en el anterior ciclo de
manifestación.
Al proseguir con estas explicaciones, no deben olvidar que cualquier
ciclo de manifestación incluye evoluciones en los Reinos Mineral, Vegetal,
Animal y Humano (en este último se nos asignan siempre 108 existencias).
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Si examinamos un caracol, veremos curva sobre curva, algo semejante a
una escalera de tipo espiraloide; es evidente que cada uno de estos ciclos de
manifestación se desarrolla en curvas cada vez más altas.
Ahora os explicaréis por qué motivo existe tanta variedad de Elementales
minerales, vegetales, animales y diversos grados de inteligencia entre los
humanoides.
Incuestionablemente es muy grande la diferencia entre los Elementales
minerales que por vez primera comienzan como tales y aquellos que ya han
repetido el mismo proceso muchas veces.
Lo mismo podemos decir sobre los Elementales vegetales y animales, o
sobre los humanoides.
Como quiera que los ciclos de manifestación son siempre 3.000, el último
de éstos realmente se encuentra en una octava muy alta.
Aquellas Esencias que dentro de las 3.000 vueltas de la Rueca no lograron
la Maestría, se absorben en su Chispa Virginal para sumergirse definitivamente
entre el seno del Espíritu Universal de vida.
Es notorio, palmario y evidente, que durante los ciclos de manifestación
cósmica, hemos de pasar por todas las experiencias prácticas de la vida.
Indubitablemente, cualquier Esencia que haya pasado por los 3.000
ciclos de manifestación ha experimentado también 3.000 veces los horrores
del Abismo, y por ende, ha mejorado y adquirido Auto-Conciencia.
Así pues, tales Esencias tienen de hecho pleno derecho a la felicidad
Divina. Desafortunadamente, no gozarán de la Maestría; no la adquirieron y
por ello no la tienen.
Ostensiblemente, no son las Chispas Virginales o Mónadas Divinas las
que sufren, sino la Esencia, la emanación de las citadas Chispas, lo que de Alma
tenemos cada uno de nosotros.
Los dolores pasados por toda Esencia ciertamente vienen a ser bien
recompensados, porque a cambio de tantos sufrimientos se adquiere Auto-
Conciencia y felicidad sin límites
Maestría es diferente; nadie podría lograr el Adeptado sin los tres
Factores de la Revolución de la Conciencia, expresados claramente por
Nuestro Señor el Cristo: «el que quiera venir en pos de mi, niéguese a sí mismo,
tome su cruz y sígame.»
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Negarse a sí mismo significa disolución del «Yo»; Tomar la Cruz, echarla
sobre nuestros hombros; representa el nacimiento alquímico, el trabajo con el
Maithuna (aspecto del que hablaremos en temas posteriores). Seguir al Cristo
equivale a sacrificarse por la humanidad, a dar la vida para que otros vivan.
Si en 3.000 ciclos de 108 vidas cada uno, no se viven estos Tres Factores
de la REVOLUCIÓN DE LA CONCIENCIA, toda puerta se cierra y la
Esencia misma, convertida en un Elemental inocente, se sumerge entre el seno
de la Gran Realidad, es decir, entre el gran Alaya del Universo, entre el Espíritu
Universal de Vida o Parabrahatman, como le denominan los indostanes.
Quienes fracasan definitivamente, quienes no saben aprovechar las
innumerables oportunidades que estos 3.000 periodos nos deparan, quedarán
para siempre excluidos de la Maestría. En este último caso, aquella Chispa
Inmortal que todos llevamos dentro, la Mónada sublime, recoge su Esencia, es
decir, sus principios anímicos, se la absorbe en sí misma y se sumerge luego en
el Espíritu Universal de vida para siempre.
Es obvio que las Mónadas fracasadas no lograron la Maestría; poseen la
Felicidad Divinal, mas no tienen legítima Auto-Conciencia; son apenas Chispas
de la Gran Hoguera, no pudieron convertirse en Llamas...
Estas Chispas Virginales ven a los Maestros, a los Dioses, en forma similar
al modo que las hormigas ven a los humanoides. Estas Mónadas que no
lograron o no quisieron la Maestría, definitivamente quedaron excluidas de
toda escala jerárquica. Aclaro: no todas las Chispas inmortales, no todas las
Mónadas sublimes quieren la Maestría.
Cuando alguna Mónada, cuando alguna Chispa Divinal, quiere de verdad
alcanzar el sublime estado de «Mónada-Maestro», es indubitable que trabaja
entonces a su Esencia, a su Alma, despertando en esta Alma infinitos anhelos
de espiritualidad trascendente.
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PREGUNTAS Y RESPUESTAS
P.- Querido Maestro, por todo lo que Ud. acaba de exponer parece
ser, si no me equivoco, que eso es precisamente lo que quiso decir el Señor
Krishna cuando habló de la transmigración de las Almas, y también el
Maestro Pitágoras cuando se refirió a la Metempsicosis. ¿Es esto así?
R.- Escucho la palabra del caballero que hizo la pregunta y es claro que
me apresuro a responderla: Amigos, señoras, ciertamente esto que estoy
afirmando esta noche, tiene documentación en la India y en Grecia. La
primera con la maravillosa doctrina expuesta por aquel antiguo Avatara
Indostán llamado Krishna, y en la segunda la doctrina de Pitágoras.
Obviamente la Metempsicosis de aquel gran filósofo griego y la
doctrina de la transmigración de las Almas enseñada por el Avatara hindú,
son idénticas en la forma y en el fondo, desafortunadamente las gentes
tergiversan la enseñanza y por último la rechazan en forma arbitraria.
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Ciertamente las leyes de la Evolución y de la Involución, trabajan en
forma armoniosa y coordinada en toda la naturaleza.
Es indubitable que a toda subida le sucede una bajada, a todo ascenso un
descenso; sería pues absurdo suponer que la ley de la Evolución fuese algo
diferente.
Si ascendemos por una montaña indudablemente llegaremos a la
cima, después habremos de descender. Así es la ley de la Evolución y de la
Involución, mis queridos hermanos.
Estas dos grandes leyes constituyen el eje mecánico de toda la Naturaleza;
si cualquiera de estas dos leyes dejase de funcionar siquiera un momento, se
paralizarían de hecho todos los mecanismos naturales. Hay Evolución en el
grano que germina, crece y se desarrolla; existe Involución en el vegetal que se
marchita y muere.
Hay Evolución en la criatura que se desarrolla dentro del vientre materno,
en el niño que nace, en el adolescente, en el joven, existe Involución en aquel
que envejece y muere.
Los procesos Evolutivos e Involutivos se hallan completamente
ordenados dentro de esta gran Creación.
Desgraciadamente, aquellos que se han embotellado en el Dogma de la
Evolución, no son ya capaces de comprender los infinitos procesos
destructivos y decadentes de todo lo que es, de todo lo que ha sido y de todo
lo que será.
Ni la Evolución, ni la Involución, podrán llevarnos jamás a la Auto-
Realización Intima del Ser.
Si nosotros de verdad queremos liberarnos, si en forma seria anhelamos
la auténtica felicidad, necesitamos en forma urgente e inaplazable meternos
por la senda de la Revolución de la Conciencia.
No está de más enfatizar la idea trascendental y trascendente, de que no
es posible llegar a la Gran Realidad mientras giremos incesantemente con la
rueda del SAMSARA.
¿De qué sirve, señores y señoras, retornar incesantemente a este valle de
lágrimas, evolucionar e involucionar constantemente y bajar una y otra vez a
los Mundos Infiernos?
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Es nuestro deber despertar Conciencia para ver el camino que ha de
conducirnos con precisión absoluta a la liberación final.
Incuestionablemente, muchas preclaras inteligencias del saber oculto,
transmitieron a la humanidad a finales del siglo pasado y principios del
presente, una enseñanza elemental, sencilla.
Es claro que tales personas sólo se propusieron enseñar públicamente las
primeras letras de la doctrina secreta. Entonces no se detuvieron demasiado en
el análisis de las leyes evolutivas e involutivas.
Ya Rudolf Steiner en 1912, aseveró que ellos, los iniciados de aquella
época, sólo habían entregado una enseñanza incipiente, elemental, pero que
más tarde se daría a la humanidad una doctrina esotérica superior de orden
trascendental.
Ahora nosotros estamos entregando este tipo de doctrina esotérica
superior.
Es pues indispensable no condenar o criticar a aquellos que en el pasado
trabajaron en alguna forma por la humanidad. Ellos hicieron lo que pudieron;
ahora debemos nosotros dilucidar y aclarar.
P.- Maestro, Ud. decía que algunas Mónadas tienen interés en Auto-
Realizarse y otras no, a pesar de que todas emanan del Absoluto; yo
conceptuaba que todas tenían el deber de buscar su Auto-Realización.
¿Podría explicarme un poco más sobre esto?
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P.- Con esto que nos acaba de explicar, Maestro, ¿podríamos decir
que la Mónada es responsable de que la Esencia vaya al Infierno?
R.- Veo en el auditorio a una dama que con toda sinceridad me ha hecho
una pregunta y es evidente que me alegra responderle: Señores y señoras,
cuando una Mónada Divinal quiere la Maestría, es ostensible que lo logra
trabajando incesantemente a la Esencia desde adentro, desde lo más profundo.
Resulta palmario y manifiesto que si la Mónada no está interesada por la
Maestría, jamás despertará en la Esencia incorporada ninguna aspiración
íntima. Obviamente en este caso, la Esencia desprovista de todo anhelo,
enfrascada en el Ego, embutida entre el Mí Mismo, ingresará a los Mundos
Infiernos.
Así pues respondo en forma enfática diciendo: La Mónada sí es culpable
del fracaso de toda Esencia. Si la Mónada trabajara a la Esencia realmente,
profundamente, es incuestionable que esta última jamás descendería fracasada
al Tártarus.
P.- Maestro, ¿se debe a esto que a muchas personas que se les habla
de las enseñanzas Gnósticas, a pesar de que captan perfectamente lo que
les explicamos, no se deciden a seguir por el Camino de la Revolución de
la Conciencia? ¿Quiere decir que su Mónada no las trabaja para que
sigan por el camino de la Auto-Realización?
P.- Maestro, estas Mónadas que jamás están interesadas por trabajar
a su Esencia, ¿pertenecen nada más al planeta Tierra o también existen
en otros planetas?
R.- Con el mayor placer daré respuesta a la pregunta del caballero: quiero
que Uds., amigos míos, comprendan bien lo que es la recapitulación
animálica, vegetaloide y mineraloide abismal.
Descender involucionando entre las entrañas del mundo soterrado, es
radicalmente diferente al ascenso evolutivo sobre la superficie de la Tierra.
La recapitulación animálica en el Abismo es de tipo degenerativo,
involutivo, descendente, doloroso.
La recapitulación vegetaloide entre las entrañas de la Tierra es espantosa;
los que por tales procesos pasan, parecen más bien sombras que se deslizan
por aquí, por allá y acullá en sufrimientos inenarrables. La recapitulación
involutiva descendente mineral entre las entrañas del mundo en que vivimos
es más amarga que la muerte misma; las criaturas se fosilizan, se mineralizan y
se desintegran lentamente entre tormentos imposibles de explicar con palabras.
Después de la Muerte Segunda, la Esencia se escapa, resurge a la Luz del
Sol para recapitular procesos similares en forma evolutiva, ascendente,
inocentes y felices.
He ahí pues, amigos míos, la diferencia entre recapitulaciones involutivas
y evolutivas.
En todo caso, todos estos infinitos procesos involutivos y evolutivos
son de tipo exclusivamente lunar y se desenvuelven claramente dentro del
caracol universal.
P.- Maestro, nos explica Ud. que con cada ciclo de existencias los
Elementales en el proceso evolutivo van despertando Conciencia porque
se va procesando en octavas más elevadas. ¿Este despertar de Conciencia
es acaso el resultado de los sufrimientos por la Involución o es el resultado
del proceso ascendente?
R.- Distinguido amigo, es bueno que Ud. entienda que la Conciencia sufre
tanto en los procesos evolutivos como en los involutivos, y que por lo tanto, a
base de tantos esfuerzos y sacrificios va despertando progresivamente.
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Millones de humanoides tienen la Conciencia profundamente dormida,
mas al entrar en el Abismo después de la 108 existencias de cualquier ciclo de
manifestación, despiertan inevitablemente en el mal y para el mal.
Lo interesante en este caso es que de todas maneras despiertan, aunque
sea para justificar sus errores en los Mundos Infiernos.
Cualquier iluminado clarividente podrá evidenciar por sí mismo el hecho
de que los Elementales inocentes están despiertos en el sentido positivo
evolutivo.
Vemos pues dos tipos de Conciencia despierta: primero el de las criaturas
inocentes de la naturaleza; segundo, el de los humanoides involucionantes del
Abismo.
Existe una tercera clase de gentes despiertas: me refiero a los Maestros, a
los Dioses, pero no es de ellos de quienes en este preciso instante nos estamos
ocupando.
Incuestionablemente, dentro de la Rueda del SAMSARA, girando con la
misma, existen Conciencias inocentes despiertas, y también criaturas
involucionantes abismales, despiertas en el mal y para el mal.
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RECUERDOS ANCESTRALES
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Cual si fuese una maldición insoportable, cada una de mis existencias se
repetía dentro de la línea espiraloide, en curvas más y más bajas... Obviamente
me había precipitado por el camino involutivo, descendente.
Me revolcaba como el cerdo en el lodo abyecto de todos los vicios y ni
remotamente me interesaban los temas espirituales...
Es incuestionable que me había tornado en un cínico irredento: resulta
palmario que cualquier tipo de castigo por grave que éste fuera, estaba de hecho
condenado al fracaso...
Dicen que ciento ocho cuentas tiene el collar del Buddha y esto nos indica
el número de vidas que se le asignan a toda Alma...
Debo hacer cierto énfasis al decir que la última de esas ciento ocho
existencias fue para mí algo definitivo..., entonces ingresé en la Involución del
reino mineral sumergido.
La última de esas personalidades fue de sexo femenino y es evidente que
después de revolcarse en el lecho de Procusto me sirvió de pasaporte para el
Infierno...
Entre el vientre mineral de aquel mundo, blasfemaba, maldecía,
hería, insultaba fornicaba espantosamente y me degeneraba más y más sin
dar muestras jamás de arrepentimiento...
Me sentía cayendo en la remota lejanía del pasado; la forma humana me
disgustaba; prefería sumir entre esos abismos figuras de bestias; después parecía
yo planta, sombra que se deslizaba aquí, allá y acullá; por último sentí que me
fosilizaba...
¿Convertirme en piedra? ¡Qué horror!... Empero, como quiera que
ya estaba tan degenerado, ni eso me importaba...
Ver cual leproso de la ciudad de los muertos vivientes caer dedos, orejas,
nariz, brazos y piernas, ciertamente no es nada agradable; sin embargo, ni esto
me conmovía...
Fornicaba incesantemente en el lecho de Procusto con cuanta larva se
acercaba y sentía que me extinguía como vela, candela o cirio...
La vida entre las entrañas minerales de tal planeta obviamente se me hacía
demasiado aburridora, y por ello, como queriendo matar el tiempo tan largo y
tedioso, me revolcaba como un cerdo entre la inmundicia.
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Me debilitaba espantosamente todo hecho pedazos y moría
penosamente; me desintegraba con una lentitud horrenda...
Ya ni siquiera tenía fuerzas para pensar (mejor estuvo así). Por fin llegó la
Muerte Segunda de la cual habla el Apocalipsis de San Juan; exhalé el postrer
aliento y luego...
La Esencia quedó libre; me vi convertido en un hermoso niño; ciertos
Devas después de examinarme detenidamente, me permitieron entrar por las
atómicas puertas que le conducen a uno de regreso a la superficie planetaria, a
la luz del sol.
Ostensiblemente había muerto el Ego, el Mí Mismo, el Yo. Mi Alma libre
asumía ahora la bella forma de un tierno infante!... ¡Qué dicha, Dios mío! ¡Cuán
grande es la misericordia de Dios!...
La Esencia liberada del Ego es íntegramente inocente y pura. El Yo aquel
se convirtió dentro de las entrañas de ese mundo en polvareda cósmica...
¿Cuánto tiempo viví en los mundos infiernos? No lo sé: posiblemente
unos ocho mil o diez mil años...
Ahora desprovisto de ego retorné a la senda de tipo evolutivo; ingresé al
reino de los gnomos o pigmeos, seres que trabajan con el limo de la tierra,
Elementales inocentes del mineral...
Más tarde ingresé a los paraísos Elementales del reino vegetal;
reincorporándome constantemente en plantas, árboles y flores; ¡Cuán dichoso
me sentía en los templos del Edem recibiendo enseñanzas a los pies de los
Devas!...
La dicha de los paraísos Jinas es inconcebible para el humano
razonamiento.
Cada familia en esos Edenes tiene sus templos y sus instructores; uno se
llena de éxtasis al entrar en el santuario de los naranjales, o en la capilla de la
familia Elemental de la hierbabuena de menta, o en la iglesia de los eucaliptos...
Tratando de procesos evolutivos debemos hacer el siguiente enunciado:
«Natura non facit saltus» (la Naturaleza no hace saltos). Es pues evidente
que los estados más avanzados del reino vegetal me permitieron el paso al
estado animal.
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Comencé reincorporándome en organismos muy simples y después de
haber tenido millones de cuerpos, concluí retornando en organismos cada vez
más y más complejos...
Como sobresaliente nota de estos párrafos, debo aseverar que aún
conservo remembranzas muy interesantes de una de esas tantas existencias, a
la orilla de un hermoso río de aguas cantarinas que alegre se precipitaba
siempre entre su lecho de rocas milenarias...
Era entonces una humilde criatura, un espécimen muy particular del
género de los Batracios. Me movía dando saltitos aquí, allá y acullá, entre el
boscaje.
Es evidente que tenía plena Conciencia de mí mismo; sabía que
otrora había pertenecido al peligroso reino de los animales intelectuales... Mis
mejores amigos eran los Elementales de esos vegetales que tenían sus raíces a
orillas del río, con ellos platicaba en el lenguaje universal...
Moraba deliciosamente en la umbría muy lejos de los humanoides
racionales; cuando presentía algún peligro de inmediato me refugiaba entre las
aguas cristalinas...
Muchas veces continué retornando en variados organismos, antes de que
tuviera la dicha de reincorporarme en un espécimen de cierta clase de anfibios
muy inteligentes, que alegres salían de entre las procelosas aguas del Ponto para
recibir los rayos solares en la arenosa playa...
Cuando llegó la terrible Parca soberana que a todos los mortales hace
estremecer de miedo, di el último adiós a los tres reinos inferiores y regresé en
un organismo humanoide; así reconquisté trabajosamente el estado de animal
racional que otrora perdiera...
En ese, mi nuevo estado de Bípedo tricerebrado o tricentrado,
rememoraba, evocaba, insólitos sucesos abismales; ni remotamente deseaba
volver al mundo soterrado; anhelaba aprovechar sabiamente el nuevo ciclo de
ciento ocho vidas que ahora se me asignaban para mi Auto-Realización íntima...
La experiencia pretérita había dejado dolorosas cicatrices en el fondo de
mi Alma; en modo alguno estaba dispuesto a repetir los procesos involutivos
de los mundos infiernos.
Bien sabía que la rueda del Samsara gira incesantemente en forma
evolutiva e involutiva y que las Esencias después de su paso por el reino animal
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intelectual, descienden millares de veces al horroroso precipicio para eliminar
los elementos subjetivos de las percepciones; empero, de ninguna manera
anhelaba yo más sufrimientos abismales y por ello estaba bien dispuesto a
aprovechar mi nuevo ciclo de existencias racionales.
Por esa época la civilización de dicho planeta había llegado a su cúspide;
los habitantes de aquel mundo tenían naves marítimas y aéreas, gigantescas
ciudades ultramodernas, poderosas industrias y comercio, universidades de
todo tipo, etc., etc., etc., desafortunadamente no se coordinaba en modo
alguno tal orden de cosas con las inquietudes del espíritu.
En una cualquiera de esas mis nuevas existencias humanoides, con
la Conciencia inquieta, como sintiendo un extraño terror, resolví inquirir,
indagar, buscar el camino secreto...
Dice un proverbio de la sabiduría antigua: «Cuando el discípulo está
preparado el Maestro aparece».
El Gurú, el Guía, apareció para sacarme de las Tinieblas a la Luz; él me
enseñó los Misterios de la Vida y de la Muerte; él me indicó la Senda del Filo
de la Navaja.
Así devino el Misterio del Aureo Florecer; yo comprendía a fondo mi
propia situación; sabía que tan sólo era un pobre homúnculo racional, mas
anhelaba convertirme en Hombre Verdadero y es obvio que lo logré en aquel
gran día cósmico, en aquel anteayer sideral, muchísimo antes del Mahanvantara
de Padma o Loto de Oro.
Desgraciadamente por aquellos tiempos tan remotos, cuando apenas
iniciaba mis estudios esotéricos a los pies del Maestro, no gozaba de
fortuna alguna; mi familia - habitantes de aquel mundo- vivía en la pobreza;
una hermana que velaba por la casa ganaba míseros centavos en el mercado
público vendiendo frutas y verduras; yo solía acompañarle...
En alguna ocasión me encerraron en horrenda prisión sin motivo de
ninguna especie... Mucho tiempo estuve tras las rejas crueles de aquella cárcel;
empero -y esto es curioso- nadie me acusaba; no existía delito que perseguir; se
trataba de un caso muy especial y para colmo, ni siquiera figuraba mi nombre
en la lista de presos; obviamente existía cierto tipo de persecución secreta
contra los Iniciados; así lo vine a comprender.
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Pacientemente, en espera de alguna oportunidad, acechaba cualquier
instante venturoso con el propósito de escapar...
Varias veces lo intenté en vano, mas al fin, un día de esos tantos, los
guardas sin saber cómo ni por qué se olvidaron de una puerta dejándola abierta;
es incuestionable que de ninguna manera estaba dispuesto a perder la tan
anhelada oportunidad: en cuestión de segundos, salí de aquella prisión dando
después ciertos rodeos a una plaza de mercado, con el deseo de despistar a
algunos policías que me alcanzaron a ver y que me seguían. De todas maneras
triunfé en el intento y me alejé de aquella ciudad para siempre.
Concluiré el presente capítulo diciendo que sólo trabajando en la Fragua
Encendida de Vulcano logré entonces convertirme en Hombre Auténtico.
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GLOSARIO
Katancia.- Karma de tipo superior, aplicado a los seres que se han auto
realizado y llegan a cometer algún error.
2. ¿En la Biblia como aparece el simbolismo del paso del Alma por el reino
mineral, vegetal, animal y humano?