Historia de Las Palomitas de Maiz

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Historia de las palomitas de maíz

Como alimento aporta fibra, minerales y vitaminas. Además, están asociadas a


muchos aspectos de nuestra vida cotidiana. En CurioSfera-Historia.com, te
explicamos la historia de las palomitas, su origen y cómo se han expandido por
todos los países del mundo.

No te pierdas la historia del maíz

Qué vas a encontrar aquí


 1 Origen de las palomitas de maíz
 2 Expansión de las palomitas de maíz
 3 Por qué se comen palomitas en el cine

Origen de las palomitas de maíz


Antes de conocer su origen, debes saber que las palomitas de maíz, depende del
país se pueden llamar de diferentes maneras: cotufas, pochoclos, cabritas, roscas,
canchas, poporopos, canguil o crispetas,  etcétera. Con sal, sin sal, con azúcar,
coloreadas, con mantequilla. ¡Cuantos tipos diferentes!

Cuando allá por el año 1492 los españoles desembarcaron en las costas del


continente americano, los habitantes autóctonos les ofrecían, a modo de obsequio
de bienvenida, unos curiosos collares elaborados con palomitas de maíz.

Unos pocos años después, sobre el 1510, cuando Hernán Cortés entró en la ciudad
de México observó que los sacerdotes aztecas portaban unos amuletos formados
por tiras de palomitas de maíz.
Esto es algo que actualmente no debe sorprenderte, es un grano originario de esas
tierras. Además fue uno de los primeros cereales cultivados por el hombre junto
con la cebada y el trigo. Los amerindios lo han cultivado y consumido desde hace
más de seis mil años y, del mismo modo, sabían cocinarlo de numerosas formas.

Eran conocedores, por ejemplo, de que no todos los granos de maíz explotan
con el calor. Sabían que esto sucedía en función de la cantidad de agua de su
interior.

Para estallar y expandirse bajo los efectos del calor, un grano de maíz debe
tener aproximadamente un 15 por ciento de agua. Solo entonces el agua se
evapora y el grano se convierte en esa blanca y blandita masa que llamamos
palomitas.

Los amerindios sabían que el maíz dulce se debía consumir rápidamente y que, en
cambio, el maíz duro era más idóneo para molerlo y hacer harinas y pan.

Descubrieron que mezclando ambos tipos de grano se podían hacer palomitas de


maíz. Para prepararlas tenían tres sistemas:

1. Ensartaban una mazorca con un palo para acercarla al fuego y,


posteriormente, recogían los granos que habían estallado.
2. Arrojaban directamente los granos a las llamas y recogían los que salían
despedidos al explotar.
3. Calentaban una vasija de arcilla en cuyo interior había arena gruesa, que al
calentarse, provocaba el estallido de los granos de maíz.

Como curiosidad, en algunas excavaciones arqueológicas, se han encontrado


tumbas con miles de años en cuyo interior había restos de palomitas de maíz como
parte del ajuar funerario.

Expansión de las palomitas de maíz


No fue hasta el año 1880 que no se fabricaron máquinas palomiteras para
preparar esta golosina. Pero el problema era que el grano de maíz solo se podía
comprar en grandes cantidades, normalmente sin desgranar, por lo que su empleo
doméstico no era habitual.

Para intentar solucionarlo, al final del siglo XIX la famosa cadena de tiendas
estadounidense Sears ofrecía a sus clientes la posibilidad de adquirir sacos de 12
kilos de mazorcas de maíz indio por un dólar.

No obstante, al estar un cierto tiempo almacenado, se acababa secando demasiado


el grano y hacía que la mayoría no explotara.
Esto hizo que se hiciera popular el término “viejas solteronas”, nombre que se le
daba a los granos que no se convertían en palomitas de maíz.

El problema se solventó en 1907 con la aparición de una máquina eléctrica


doméstica que hacía palomitas.

En la publicidad se podía leer: “de todos los aparatos eléctricos caseros, nuestra


tostadora de maíz es el más ligero. Incluso los más pequeños de la casa podían hacer
palomitas de maíz sin riego alguno”.

En 1929 llegó la gran depresión económica americana, e hizo que se incrementara


el consumo del barato grano de maíz. Y una de las maneras más habituales y
económicas de cocinarlo era tostando el grano haciendo palomitas.

No obstante, el empujón final para su popularidad llegó gracias al cine.

Por qué se comen palomitas en el cine


En 1927 llegó el cine con sonido y las grandes masas podía acceder al cine. Antes,
con el cine mudo, ir a ver películas era algo que estaba reservado a personas que
sabían leer y con cierto estatus social.

Julia Braden, en Missouri, Estados Unidos, tuvo la idea de que los espectadores


pudieran aplacar la tensión que provocaban algunas películas comiendo.

Las palomitas de maíz eran ideales para este fin. Para ello consiguió convencer a
los propietarios del Linwoood Theatre para poner en la entrada un puesto para
vender cucuruchos de palomitas de maíz.

Tuvo tanto éxito, que en poco tiempo, al ver el tremendo negocio, los dueños de
las salas de cine ponían sus propios puestos en las antesalas de los cines.

En 1940 no existía ni un solo cine norteamericano que en su entrada no tuviera un


puesto de palomitas.

Por tanto, el cine consiguió que este alimento alcanzase unas cifras de consumo
que nunca se habían alcanzado. Tanto es así que durante algún tiempo, en algunos
puntos del país se llamaban a los cines “pop-corn saloons”, es decir, salones de
palomitas de maíz.

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