2 Grupo Matrimonio en La Antingua Roma (Lectura)

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MATRIMONO EN LA ANTIGUA ROMA

TABLA DE CONTENIDOS

1. INTRODUCCION
2. JUSTIFICACION
3. El MATRIMONIO EN LA ANTIGUA ROMA

3.1 INCAPACIDADES PARA CONTRAER MATRIMONIO


3.2 IMPEDIMIENTOS PARA CELEBRAR EL MATRIMONIO
3.3 EFECTOS DEL MATRIOMONIO
3.4 DOTE
3.5 NULIDAD DEL MATRIMONIO
3.6 DISOLUCION DEL MATRIMONIO
3.7 MATRIMONIO CUM MANU
3.8 ELECCIÓN DE LA FECHA.
3.9 CEREMONIA

4. DIVORCIO EN LA ANTIGUA ROMA


5. DERECHO PENAL MATRIMONIAL

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6. EL CONCUBINATO, AMANCEBAMIENTO O UNIÓN LIBRE
7. EL CONTUBERNIO: ASUNTO DE ESCLAVOS.
8. BIBLIOGRAFIA

INTRODUCCIÓN.

La civilización romana fue una de las más, por no decir la más, poderosa que se halló
en la antigüedad en Mesopotamia. Esta surge en una península italiana con un
pequeño pueblo agrícola, llamado ciudad de Roma, localizado cerca al mar
mediterráneo y que con el tiempo se convertiría en uno de los mayores imperios que
el mundo antiguo haya conocido.

Esta gran potencia se centró principalmente en las familias, ya que estas fueron los
engranajes para el funcionamiento del imperio. Estas familias eran conformadas por
los padres y sus herederos, ya que la función de la familia era dejar herederos para
que roma siguiera extendiéndose. El “Paterfamilias” era la entidad máxima de la
familia, era él quien tomaba las decisiones en la familia y quien la lideraba. Para la
expansión de la familia, se usaba el matrimonio. Cuando los romanos inician con la
idea de matrimonio, era un acto que únicamente los patricios podían realizar; los
patricios podían ver el matrimonio como una alianza política. Después, el
matrimonio pudo contraerse entre romanos y plebeyos, gracias a la Lex Canuelia.
Aunque este vínculo no era eterno, ya que el divorcio, que favoreció a la mujer,
rompía el vínculo creado y así separar las dos partes.

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JUSTIFICACIÓN

En el trabajo propuesto se nos habla del matrimonio y el divorcio en la edad de roma,


nos muestra como era considerado ambos en el caso del matrimonio era entendido
como la unión del hombre y la mujer para dejar su linaje a través del tiempo y su
propagación en la tierra.
El divorcio era considerado un acto de odio o desacuerdo entre ambos y el fin de una
unión. En roma era normal que las personas con mayor poder se casaran y el pueblo
no tenía este privilegio ya que no se consideraba su sangre apta para perduran en el
tiempo también el acto del cas miento era una obligación de las personas con mayor
pode si no se casaban eran penalizados con la muerte o no se le entregaba su herencia
y el despojo de unas tierras de su propiedad, en el divorcio se vio muy a mayor
medida por la corrupción moral de roma a la llegada del cristianismo este acto tenían
unas penalizaciones si la causa no podía ser justificada entre ambos.
Estos se ven influenciados en la vida actual ya que tanto el matrimonio como el
divorcio en roma es muy parecido al de hoy en día ya que tiene el mismo significado
tanto en lo social como en lo religioso y el divorcio también con sus penalizaciones.

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EL MATRIMONIO EN LA ANTIGUA ROMA

El matrimonio es denominado “Iustae Nuptiae” o “Iustum Matrimonium”. El varón


toma el nombre de “vir y la mujer de “uxor” Según Justiniano. El matrimonio es la
unión del varón y la mujer que implica una costumbre individual de vida o bien es la
unión del varón y la mujer, con el propósito de convivir en forma perpetua e
indisoluble , para la creación de herederos; era una de las instituciones principales,
desarrollada en la época de la República y modificada en el Imperio. Ulpiano lo
define como: “la facultad que tienen un hombre y una mujer con el propósito de vivir
en una comunidad indisoluble” y Modestino como “la unión de un varón y una mujer,
un consorcio de toda la vida, una comunidad del Derecho divino y humano”

Antes, para considerar que una pareja estaba casada, no era necesario un acto jurídico
o religioso.

Cuando los romanos empezaron a contraer matrimonio, era relativamente un


privilegio donde únicamente los patricios podían casarse; esta capacidad jurídica
recibía el nombre de Connibium pero, ni los plebeyos, ni los extranjeros tenían
derecho a esto. Los patricios podían ver el matrimonio como el sellamiento de
alianzas políticas, como lo fue el de Julia (hija de Julio Cesar) y Pompeyo. Después,
el matrimonio pudo contraerse entre romanos y plebeyos, gracias a la Lex Canuelia,

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del año 445 a.C. Pero, los extranjeros, esclavos y personas que practicaban la
prostitución, no podían contraerlo.

Augusto, primer emperador romano, tuvo ciertos problemas con la promulgación del
matrimonio. La fecundidad de las parejas se vio afectada por el plomo que se
encontraba en las tuberías, evitaban procrear más de dos hijos por la disputa de
propiedades y herencias y las patricias consideraban no casarse para no depender del
régimen de un marido, sino seguir bajo el mandato de su padre o de sus hermanos
quienes probablemente serían un poco más flexibles o dolientes que un marido.
Augusto, para que se retomara el matrimonio como un acto importante, decidió
establecer la Lex Lulia de Martidandis Ordinibus y Lex Papia Poppaea que
determinaron que los hombres entre los veinticinco y los sesenta años pertenecientes
al senado y al orden secuestre y las mujeres entre los veinte y los cincuenta años,
pertenecientes a las mismas entidades, debían, obligatoriamente estar casados; si
hombres y mujeres en las edades establecidas no tenían un acuerdo matrimonial
serían penalizados con el impedimento del recibimiento de bienes y/o herencias de
personas ajenas a su familia.

El matrimonio, como fue ya mencionado, era de las instituciones principales de


Roma, por lo tanto, cualquier persona no podía contraerlo. Existían unos requisitos
para poder realizar la ceremonia; la edad mínima para los hombres eran 14 años y
para las mujeres 12, muy rara vez un hombre pasaba los treinta sin estar casados y
una mujer los 15 años. Socialmente era aceptado un matrimonio entre un hombre

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menor y una mujer mayor pero, poco común. La edad en las mujeres, provocó el
fallecimiento de varias en los partos, pues el cuerpo no estaba totalmente
desarrollado y capacitado. El segundo requisito es, que solamente los ciudadanos
romanos libres podrían contraer matrimonio. El tercero, establece que
necesariamente debe haber un consentimiento por parte de los dos conyugues y el
ultimo, que también el Pater Familia debe dar su consentimiento.

Por otro lado, se instauraron unos impedimentos que si una de las dos partes los
asumía, no serían aptos para el matrimonio; por ejemplo, ser esclavos, haber
realizado votos de castidad, la castración, el rapto (cuando una mujer era raptada por
un hombre, no podían contraer el sacramento), el parentesco lineal (padres e hijos),
el parentesco colateral (hermanos), la religión (cristianos con judíos) y el adulterio
por cualquiera de las dos partes.

Antes del matrimonio, como hoy en día, se daba el noviazgo, en esa época un poco
diferente. El noviazgo, en latín Sponsalia, era la ceremonia donde se reunían las
familias de los dos conyugues, el novio brindaba a la novia algunos regalos y entre
esos, un anillo de hierro, que con el pasar de los años terminó siendo de oro, el cual
era puesto en el dedo anular de la mano izquierda, que tenía como significado el
vínculo entre este dedo y el corazón. Además se firmaba el contrato nupcial, donde
se establecía el monto de la dote. Posterior a esto, se realizaba un banquete y se
esperaban algunos meses y hasta dos años para celebrar el matrimonio.

En Roma, estaban instituidos dos tipos de matrimonio: el matrimonio Cum Manu y


el matrimonio Sine Manu. El primero, consistía en el paso del poder sobre la mujer
romana, del padre al esposo; es decir, la mujer dependía únicamente de los que su
esposo considerara pertinente. El segundo, se impulsó cuando el primero dejo de ser

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considerado el más adecuado y se fundamentaba en que la mujer permanecía bajo el
poder de su padre y era poseedora de herencias y bienes según su padre lo dispusiera.

INCAPACIDADES PARA CONTRAER MATRIMONIO.

- Estas pueden ser de dos formas:

a) Incapacidades absolutas :Eran aquellas que impedían el matrimonio de una


persona con cualquier otra (esclavos, peregrinos, latinos, latinos junianos y
dedicticios) carecen del “ius connubii”.

b) Incapacidades relativas.:Eran aquellas que constituían impedimentos para


celebrar el matrimonio y 2 personas determinadas por circunstancias personales.

IMPEDIMENTOS PARA CELEBRAR MATRIMONIO

Son las causas que se oponen a la celebración del matrimonio, están fundadas en
razones de parentesco, en consideraciones político-sociales y en la existencia de lazo
matrimonial anterior.

EFECTOS DEL MATRIMONIO

Dentro de las relaciones matrimoniales, la mujer participa del mismo rango social
del marido, aún cuando la condición de plebeya o libertina no se extingue en virtud
de su matrimonio con un patricio o un ingenuo respectivamente. Los esposos se
deben fidelidad y ayuda mutua.

“CUM MANUS” la mujer deja de formar parte de su antigua familia para entrar en
la del marido; este se hace propietario a titulo universal de todos los bienes que

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pertenecen a la esposa y de los que adquiera con posterioridad por su calidad de
“alieni iuris” = personas bajo el mismo dominio de otros.

Al morir el marido, la mujer entraba a la sucesión en iguales condiciones que la de


los hijos. En el matrimonio “SINE MANUS”, la mujer no caía bajo la potestad del
marido, ni entraba a la familia del marido.

LA DOTE

Se define como una donación hecha al marido para solventar los gastos del marido.

La palabra dote proviene de la latina dos, que deriva a su vez de dare (dar o
entregar), y originariamente constituía una auténtica donación que el marido
adquiría definitivamente, aunque en Derecho clásico ya no tiene tal consideración.
En efecto, en esta época se entiende por dote el conjunto de bienes que el marido
recibe del padre de la mujer, de la misma mujer o de un tercero, para ayudarle a
soportar las cargas del matrimonio (ad sustinenda onera matrimonii).

Aunque en principio la obligación de dotar a la mujer que iba a contraer


matrimonio era sólo moral, bien pronto llegó a convertirse en un deber jurídico.
Existían varias formas a través de las cuales se constituía la dote a favor del
marido, pero en la época postclásica, más precisamente a partir de Teodosio (s.V.)
se hizo posible la constitución mediante un simple pacto (pactum dotis) desprovisto
de formas, que se generalizó como medio habitual con Justiniano, siendo usual en
este época recurrir al documento escrito para constituirla (instrumentum dotale).

En Derecho clásico, teóricamente el marido adquiría la propiedad de los bienes


entregados como dote (bona dotalia), pero en la práctica no podía ser contemplado
como un auténtico propietario, ya que debía destinarlos a un fin determinado

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(aliviar las cargas del matrimonio), no podía vender ni pignorar los fundos dotales
(según la lex Iulia de maritandis ordinibus), y sobre todo estaba obligado a
restituirlos a la mujer una vez disuelto el matrimonio. A la vista de esta ambigua
situación podríamos afirmar paradójicamente, que el marido es propietario de los
bienes dotales pero que éstos pertenecen a la mujer, "son suyos".

Justiniano puso fin a tal ambigüedad calificando definitivamente la dote como res
uxoriae (cosas de la mujer). Tilda de sutiliza legal (subtilitas legum) la adquisición
de la propiedad por el marido, y corrobora sin ambages que los bienes dotales
pertenecen en propiedad a la mujer, pudiendo interpretarse que las facultades del
marido sobre los mismos, corresponderían a las de un usufructuario.

Finalmente, en cuanto a la obligación de restituir la dote por parte del marido, es


garantizada por una hipoteca legal privilegiada sobre los bienes de éste a favor de
la mujer, la cual podía ejercitar la actio ex stipulatu o progresivamente la actio rei
uxoriae para exigir la restitución; con Justiniano tales acciones se confunden en una
sola denominada acción de dote (actio de dote).

Antes de la reforma de 13 de Mayo de 1981, la dote era amplia y minuciosamente


contemplada en el Código Civil Español, guardando regulación gran afinidad con
el Derecho romano; pero después de dicha reforma no se menciona más este
instituto, quedando abolido definitivamente, aunque con anterioridad ya había
caído en desuso.

Cuando el matrimonio era libre, esto es, cuando no iba acompañado de la conventio
in manum, se llamaban bienes parafernales (del griego pará = fuera y pherné =
dote) o extradotales, todos aquéllos que pertenecían a la mujer y de los cuales ésta,

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no habiéndolos constituído en dote, conservaba la libre disposición. La mujer podía
administrarlos por sí misma o encomendar al marido su custodia o administración,
como habitualmente ocurría. Los bienes parafernales que habían sido confiados al
marido, debían ser ineludiblemente restituídos a la disolución del matrimonio; a
este respecto, tanto la mujer como sus herederos podían reclamarlos con la acción
de depósito o la de mandato según los casos, o incluso mediante acción
reivindicativa, como propietaria que era de los mismos.

NULIDAD DEL MATRIMONIO

El matrimonio es nulo y no produce ninguno de los efectos legales que le atribuye


el Derecho cuando falta alguno de los requisitos de validez.

DISOLUCIÓN DEL MATRIMONIO

Las causas que lo motivan son las siguientes:

a) Muerte de uno de los esposos.- En este caso el varón podía casarse


inmediatamente, la mujer en cambio debería observar el periodo de viudez de 10
meses para evitar la confusión del parto.

b) Extinción de la libertad (“capitis Deminutio)

c) La perdida del status civitatis de uno de los esposos

d) El divorcio

MATRIMONIO CUM MANU

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Este tipo de matrimonio tenía tres formas de celebración.

1. CONFERRATIO.
El Confarreatio es la forma más antigua de celebración. Fue la única forma donde
podía estar presente un sacerdote quien debía ser hijo de una pareja casada de la
misma forma. Los sacerdotes que asistían a la ceremonia eran Los Flamen, que
representaban a Júpiter y Los Pontifices Maximi.
Se exigía la presencia de 10 testigos.

El momento consistía en los novios sentados uno al lado del otro con las cabezas
cubierta, apoyados en dos bancos cubiertos de piel de oveja, lo que se ofrecía como
sacrificio. El novio tomaba un poco de sal y una bola de espelta (tipo de cereal) y
daba una vuelta a la derecha del altar, poniendo los dos elementos en las manos de
los dos novios y así jurarle amor eterno a su futura esposa.

2. COEMPTIO.
El Coemptio era una venta simbólica, es decir, el hombre compraba a la mujer
dándole una moneda de plata y otra de bronce a cambio a su padre, lo que le brindaba
al hombre un equilibrio total. En este acto solo era necesario la presencia de 5
testigos.

3. USUS.

El Usus se basaba en la convivencia de hombre y mujer durante los 365 días del año;
si la mujer decidía deshacer el matrimonio, solamente debe dormir tres noches
seguidas alejada del novio y así quedará totalmente disuelto el compromiso.

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Los romanos tenían uno que otro rito para el matrimonio. La fecha y la ceremonia
son los dos más destacados y de los que vamos a hablar a continuación.

ELECCIÓN DE LA FECHA.

La cultura romana tenían ciertas fechas escogidas para la celebración del matrimonio
y otras en la cuales definitivamente era mejor que se realizara. Las fechas, no eran
fechas al azar, eran fechas con algún significado o en la que se celebraba otro
acontecimiento.

Por ejemplo, la fecha más favorable para un matrimonio era la segunda mitad del
mes de junio, época en la cual se daba el solsticio de verano, acontecimiento de suma
importancia para los romanos.

Por otro lado, las menos favorables, empezamos con el mes de mayo, desaconsejado
por ser el mes donde se festejaba la Lemuria (nombre de un supuesto continente
donde se apreciaba la existencia de Lémures o parientes cercanos). Entre el 13 y el
21 de febrero y el 1 y el 15 de marzo tampoco era aconsejable casarse, y por último,
los días en los que se abría la puerta del mundo, es decir, el 24 de agosto, el 5 de
octubre y el 8 de noviembre.

Estas fechas no eran obligatorias ni estaban prohibidas pero, el hecho de tener otras
celebraciones, probablemente más importantes, influía en la decisión de los invitados
en cuanto a asistencia. Sin embargo, las viudas optaban por realizar su ceremonia de
matrimonio en estas fechas para pasar desapercibidas.

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CEREMONIA

La ceremonia de un matrimonio en la antigua Roma tiene varios momentos y varios


elementos con un gran significado.

Primero hablaremos de la novia. La novia el día anterior de la ceremonia, dedicaba


sus juguetes de infancia a Lares (deidad romana) al igual que su bulla, la bulla era un
collar representativo que era puesto en la mujer en su octavo día de vida como
símbolo de protección del mal de ojo. Haciendo referencia al vestuario, la novia viste
una túnica recta de color blanco que cubría hasta los pies y poseía un aspecto rígido;
hacía uso de un cinturón que era atado con un nudo especial, el cual llevaba el nombre
de Nodus Herculeus que sería desanudado por el marido en la noche de bodas. En el
pelo se apreciaban seis trenzas atadas con una cinta o lazo de lana, que eran cubiertas
por un velo naranja llamado, el flammeum; este acto (la postura del velo) era el más
importante de la ceremonia y se le denominaba nubere. Encima del velo se posaba
una corona de mejorana y verbena (hierbas) que posteriormente pasaron a ser hojas
de naranja en la época del imperio. Los zapatos de la novia eran del mismo color del
velo, es decir, anaranjado. La novia era asesorada por una prónuba, esta es una
matrona que daba ejemplo de ser una esposa ideal, ya que aún estaba casada y
viviendo con su marido.

La ceremonia se realizaba en la casa de la novia, donde se enfatizaba especialmente


en la decoración de las puertas y las ventanas con ramas, hojas y flores de árboles.

La pronuba, juntaba las manos de los novios después de la declaración de la novia y


se procedía al banquete donde participaban las familias de las dos partes y también
algunas amistades; el evento se alargaba hasta el atardecer.

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Ahora pasamos al primer momento, el deductio. El deductio es una simulación de
secuestro por parte del novio a la novia; la novia se refugiaba en los brazos de su
madre y el novio trataba de quitársela. El acto anterior hace referencia al rapto de las
sabinas ocasionado por Rómulo en su gobierno.

El segundo, hace referencia al cortejo, donde se encendían unas antorchas que


anunciaban el camino de la novia hasta la residencia del marido. La esposa iba
acompañada por tres niños, uno delante de ella con una antorcha y los otros dos
tomados de la mano de la esposa.

Los niños o la esposa llevaban un huso y una rueca que simbolizaba la vida
doméstica. Los restos de la antorcha de espino que cargaba el niño, eran repartidos
entre los asistentes porque estos otorgaban longevidad (esperanza y duración de la
vida). Mientras la novia se avecina al su nuevo hogar, las personas que venían
acompañando a los novios gritan “Thalasse” (deidad protectora del matrimonio). El
novio recibe a la novia quien le ofrece fuego y agua. La puerta de la casa estaba
embadurnada con una mezcla de aceite de oliva y grasa de animal. Por último, la
novia entraba acompañada de su novio o de la pronuba evitando el tropiezo de alguna
de las personas porque no era una buena señal; cuando la novia entraba a la
habitación, se daba por terminado el segundo momento y la pareja estaba
oficialmente casada.

Cuando la mujer llega al hogar de su esposo se le conduce a los penates, donde están
los dioses domésticos y ahí ambos esposos ofrecen un sacrificio, hacen la libación y
juntos comen una torta de flor de harina mientras recitan oraciones en presencia y
ante los ojos de las divinidades de la familia, de ahí quedan asociados en el mismo
culto, ahora la mujer tiene los mismo dioses, los mismos ritos, las mismas oraciones,

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las mismas fiestas de su marido. El matrimonio ha desligado a la mujer de la familia
de su padre y ahora lleva ofrendas a los antepasados de su marido quienes se han
convertido en los suyos, el matrimonio ha sido para ella un segundo nacimiento. Al
día siguiente la novia vestía una stola de las matronas y se realizaba una ofrenda a
Lares y a Penates (genios protectores del hogar). Ese día también se realizaba un
banquete en el que hacían presencia únicamente los familiares de los recién casados.

DIVORCIO EN LA ANTUGA ROMA

El matrimonio romano se basaba en una situación de hecho dada por la convivencia;


y en un vínculo afectivo, la “affectio maritalis”. Desaparecido alguno de estos
elementos no subsistía el matrimonio. Solo se exigían formalidades para disolver el
matrimonio en los casos de matrimonio “cum manu”, pues hacían nacer una
“potestas” a favor del pater que era necesario destruir, exigiéndose para ello una
ceremonia contraria a la que le dio nacimiento, que en el caso de la “conffarretio”,
era la “diffarreatio”; en la coemptio y el usus no se requerían solemnidades
especiales.

En el siglo V a.C. se dio la elaboración de la ley de las doce tablas, en las cuales se
puede ver que temas de familia se concentraban entre la tabla IV y la tabla V, entre
los varios temas que se tenían se tiene el divorcio a favor de la mujer, para darle
efecto a este acto, la mujer abandonaba 3 días la casa conyugal.

Entre los romanos, había que distinguir si la disolución del vínculo era por voluntad
unilateral de uno de los cónyuges, en cuyo caso se llamaba repudio; del divorcio
propiamente dicho, que era una decisión conjunta y permanente de no continuar con
la comunidad de vida. Bonfante sostiene una opinión divergente. Nos dice que era
repudio si la decisión era tomada por el marido, y divorcio si partía de la mujer.

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El repudio fue una facultad exclusiva del marido, en la primera época romana cuando
lo habitual era el matrimonio “cum manu”, debiéndose dar razones fundadas para
ello, por ejemplo, por adulterio o graves injurias.

Con la expansión de Roma y el contacto con otras culturas, sobre todo la griega, el
repudio y el divorcio se hicieron mucho más frecuentes. Con los matrimonios “sine
manu” fue aún mucho más fácil disolver el matrimonio, siendo común recurrir al
repudio sin invocación de causales tanto los hombres como las mujeres.

La gran cantidad de repudios y divorcios provocó tanta corrupción moral, que


Augusto a través de la ley Iulia de adulteris impuso que el repudio debía ser efectuado
en presencia de siete testigos y con la participación de un liberto.

Por influencia del cristianismo si bien no pudo eliminarse el repudio se le impusieron


causales. Si el repudio era incausado se sancionaba al marido con la pérdida de la
dote y ya no podía volver a casarse. Si igual se casaba, la esposa repudiada tenía la
posibilidad de apoderarse de la dote que hubiera entregado la nueva esposa. Si era la
mujer la que repudiaba incausadamente perdía sus bienes que pasaban al ex marido,
y además era deportada. Fueron introduciéndose cada vez más causales, hasta
hacerse una extensa lista, que el emperador Justiniano redujo a cinco. Por parte del
marido, la esposa podía alegar: haber intentado matarla, haber cometido adulterio,
haberla acusado falsamente de adúltero o haberla instigado a cometerlo, y la
conspiración.

Contra la mujer como causas de divorcio podía esgrimir el marido: Haber intentado
matarlo, que hubiera cometido adulterio, conspiración, que hubiera pasado la noche
fuera del hogar del marido o de su familia, reunirse con personas de sexo masculino
que fueran extraños; y por último, asistir sin permiso del marido, al circo o al teatro.

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El repudio sin causa no fue permitido por Justiniano que lo declaró ilegal. El mismo
emperador sin embargo permitió el divorcio sin culpa del otro cónyuge en algunos
casos, que según la Constitución del 542 fueron: que el marido fuera impotente, que
estuviera alguno de ellos cautivo, o que alguno ingresara en la vida monacal.

El divorcio por común acuerdo solo fue permitido si los esposos formularan votos
de castidad. Su sucesor Justino lo admitió, al quitarle todo castigo.

DERECHO PENAL MATRIMONIAL

Los romanos tenían un vínculo muy fuerte con respecto a la familia, y para integrar

a un nuevo miembro a la familia se usaba el matrimonio, para que este perteneciera

a la familia. Un problema muy grande con respecto a esta unión era, que después de

un cierto tiempo, cual fuese la causa, la mujer o el hombre podrían ser un caso de

adulterio, lo cual significaba una deshonra para la familia que sufría con este hecho,

ya que viola a lo que llamamos la fidelidad conyugal y por este motivo, la pena

romana hasta la lex lulia de adulteris coercendis, con esta se pretendía conservar en

lo posible la oralidad de los casados.

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Esta manifestación legislativa creada por augusto, se dividió para dos grupos

sociales, por un lado los patricios, aristócratas y los integrantes de la familia aurea,

y por el otro lado, la ley enfocada en el resto de los romanos.

Esta ley le da el derecho al padre o al marido (sui iuris, cum manu) a matar a la hija

adultera y a su “cómplice”. Estas reglas exaltaron la importancia de la infidelidad en

la sociedad romana, y una causa común de suicidio femenino era que fuesen acusadas

por ser adulteras. A inicios de estas reformas, la infidelidad era algo que se cohibía

en la familia, es así que el paterfamilia de la mujer o el del

casado, que había hecho la conventio in manum, basándose en la grave ofensa de

adulterio, podían dar incluso la muerte (ius occidendi) a la casada infiel y su

remitente en este acto, y es con esto como se podía salvar el honor de la familia. Esta

práctica fue realizada hasta que augusto, pasó de convertir esta sanción en un crimen

publicum que de igual forma terminaría con la muerte de los adúlteros, pero haciendo

un cambio en las situaciones en la que se declarara impune al homicida, regulando y

organizada a través de una quaestio de adulteriis, que pudo subsistir hasta finales de

la época clásica.

EL CONCUBINATO, AMANCEBAMIENTO O UNIÓN LIBRE

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Consistía en la convivencia conyugal de dos ciudadanos libres pero sin estar casados.
Como la dote es un requisito del matrimonio legítimo, en el caso del amancebamiento
no hay intercambio de dote, por lo tanto tampoco había una obligación de fidelidad,
siendo asimismo una unión separable en cualquier momento por la voluntad de
cualquiera de las partes, sin que esa disolución implique obligaciones económicas de
ningún tipo. En Roma había una serie de requisitos que debían efectuarse para que
el concubinato fuese válido. Son los siguientes:

1. Ninguna de las partes estuviese casado legítimamente, ya que en ese caso no sería
concubinato, sino adulterio.

2. La mujer haya superado ya la etapa de la pubertad, es decir, debe ser púber.

3. Debe existir libre consentimiento por ambos integrantes y que, por tanto, ninguno
se vea obligado.

4. El concubinato debe ser de dos personas, y no más (es una relación monógama,
no una situación similar a un harén).

Esta clase de unión se da desde los tiempos antiguos de la Roma más primitiva,
aunque empieza a ser tenida en cuenta por la legislación ya citada en otros post de
Augusto a principios del Imperio. Desde aquel momento, se reconoce el concubinato
por ley y es una relación pública que socialmente no es necesario ocultar.

De cara a la descendencia, los hijos habidos del concubinato son considerados por
las leyes romanas hijos naturales, no legítimos. Es decir, los niños y niñas nacen ya
como sui iuris, fuera de la potestad de cualquier pater familias, y siguen siempre la
condición jurídica y social de la madre (si ella es ciudadana libre, si tiene rango
senatorial, si es ecuestre… los hijos serán lo mismo que ella).

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La transmisión fundamental del patrimonio se llevaba a cabo por vía masculina, por
lo tanto ser hijo natural y carecer de pater familias no era nada ventajoso para esos
niños. Más bien es lo contrario: era una tara social a la hora de progresar en la
vida, ya que ese niño o niña será una persona sin el apoyo de una familia paterna
dentro de una sociedad tan patriarcal como la romana; tendrá que medrar por sí
mismo sin amparo, sin apoyo económico ni profesional, sin posibilidad de herencia
paterna, etcétera, todo ello normal en un hijo legítimo de cualquier familia romana.
Por lo tanto, ser hijo natural de un concubinato era una desventaja que privaba a ese
hijo de los recursos que sí gozan el resto de ciudadanos.

La razón por la que los ciudadanos optaban por el concubinato, podían ser:

• Aquellas mujeres que recurrían a este tipo de uniones, eran mujeres de baja
extracción social que no tenían dinero para la dote. Por lo tanto, si ella quisiera
una pareja masculina, deberá entonces, marcharse sin ningún tipo de respaldo
económico, ni siquiera para el mantenimiento de la descendencia (a no ser que
él, de manera voluntaria, decidiese ayudarla de algún modo, pero por
generosidad, no por que estuviese obligado legalmente).

• En el caso de los hombres que optan por este tipo de convivencia, puede ser
que se tratase de aquellos que no desean un matrimonio legítimo debido a que
hay una gran diferencia social con la mujer a la que quiere. Podría tratarse
también, al hilo de esto, de casos de imposibilidad, ya que por ejemplo los
senadores tenían prohibido casarse con una liberta, pero no vivir con ella en
concubinato. Un tercer caso sería el de aquellos hombres que no desean tener
más hijos legítimos porque ya tienen suficientes como para garantizar la
continuidad de su estirpe y el reparto de su herencia.

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EL CONTUBERNIO: ASUNTO DE ESCLAVOS

Llamamos contubernio en Roma a la convivencia conyugal entre dos esclavos, que


necesitaría de la autorización de los dueños de éstos. La descendencia seguirá
siempre la condición de la madre (esclava) y esos hijos pertenecerán al dueño de
dicha esclava.

Y es que los esclavos no tenían derecho a formar una familia, pero sí que se tiene en
cuenta la relación consanguínea de cara al futuro. Es decir, en caso de que fuesen
liberados a lo largo de su vida, sí que pueden saber de quién son hijos, especialmente
para que no se produzcan relaciones incestuosas, pero en ningún caso son
reconocidos como familiares legales por las leyes romanas.

El contubernio puede ser también una convivencia o unión entre un ciudadano


libre y un esclavo, bien sea éste propio o ajeno, pero se trata de casos muy mal vistos
socialmente y también por las leyes romanas, pudiendo imponerse castigos como
convertir a la parte libre en esclava en caso de que no se disuelva esa unión. Y es que
supone una extraña inversión o subversión del orden social.

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BIBLIOGRAFIA

1 Trabajos citados
(s.f.). Obtenido de https://siglosatras.wordpress.com/2010/05/14/el-concubinato-romano-ilegitimo-
pero-aceptado/

ANONIMJO. (08 de 08 de 2011). Programa de Derecho romano. Recuperado el 25 de 03 de 2018, de


Programa de Derecho romano: https://historydamago.wordpress.com/category/derecho-
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Coulanges, F. d. (1986). La ciudad antigua . Editorial Porrua, S. A.

El concubinato romano, ilegítimo pero aceptado. (14 de Mayo de 2010). Obtenido de


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