Causas y Consecuencias DL Alcohol en Los Adolescentes
Causas y Consecuencias DL Alcohol en Los Adolescentes
Causas y Consecuencias DL Alcohol en Los Adolescentes
Causas
El alcoholismo es un tipo de droga dependencia. Hay dos tipos de dependencia en esta adicción: la física y la psicológica. La
dependencia física se revela por sí misma, cuando se interrumpe la ingesta de alcohol, con síntomas muy claros como la
tolerancia, cada vez mayor, al alcohol y enfermedades asociadas a su consumo. El efecto directo del alcohol en el sistema
nervioso es la depresión, como resultado de la disminución de la actividad, la ansiedad, tensión e inhibiciones. Incluso un
pequeño nivel de alcohol dentro del cuerpo enlentece las reacciones. La concentración y el juicio empiezan a empeorar. En
cantidades excesivas, el alcohol produce una intoxicación y envenenamiento.
El alcohol también afecta a otros sistemas corporales. Puede aparecer una irritación del tracto gastrointestinal con erosiones
en las paredes del estómago debidas a las náuseas y vómitos. Las vitaminas no se absorben bien, y esto ocasiona
deficiencias nutricionales en los alcohólicos de larga evolución. También ocasiona problemas en el hígado (cirrosis hepática).
El sistema cardiovascular se ve afectado por cardiopatías. También puede aparecer una alteración sexual causando una
disfunción en la erección del pene en el hombre y una desaparición de la menstruación en la mujer. El consumo de alcohol
durante el embarazo puede causar problemas en el desarrollo del feto, produciendo el llamado síndrome fetal del alcohol.
El desarrollo de la dependencia del alcohol puede ocurrir entre los 5 y 25 años siguiendo una progresión. Primero se
desarrolla la tolerancia alcohol. Esto ocurre en personas que son capaces de consumir una gran cantidad de alcohol antes de
que se noten los efectos adversos. Después de la tolerancia aparecerán los lapsus de memoria. Más tarde aparece la falta
del control de beber, y la persona afectada no puede permanecer sin beber, lo necesita para desarrollar su vida diaria.
El problema más serio de los bebedores son las complicaciones físicas y mentales. Algunas personas son capaces de
conseguir un control sobre su dependencia en las fases tempranas antes de la total pérdida del control. No hay una causa
definida del alcoholismo, pero hay factores que pueden jugar un papel en su desarrollo. Es más probable el
desencadenamiento de un alcoholismo en las personas con algún familiar alcohólico que en otras que no lo tienen. No se
conoce la razón, que puede encontrarse en anomalías genéticas o bioquímicas.
Causas del consumo de alcohol en los jóvenes:
La mayoría de los jóvenes toman bebidas alcohólicas
Para sentirse bien y divertirse. Para estar más a gusto en reuniones.
Para descansar y olvidar el estrés. Para ser parte del grupo.
Para escapar de los problemas. Para emborracharse
Porque les gusta el sabor de las bebidas
alcohólicas
Efectos del alcoholismo: Podemos considerar que existen dos tipos de intoxicación debida al consumo de alcohol cada una
con características diferentes; Intoxicación Aguda e Intoxicación Crónica.
a. Intoxicación Aguda: Es la ocasionada por la ingestión masiva de alcohol. La absorción de este alcohol por el organismo
esta determinada por:
La graduación: concentración de alcohol en la bebida. El peso del sujeto: menos peso, más absorción.
La composición química de las bebidas: puede favorecer El sexo: las mujeres son más sensibles.
la absorción del alcohol
La habituación: estados avanzados de alcoholismo
La presencia de comida en el estomago reducen la tolerancia al alcohol.
Una vez absorbido el alcohol, es metabolizado en una compleja serie de reacciones. Los efectos, según la cantidad, pasan
por:
1. Frase prodrómica: (0,25 gr/L-0,3 gr./L) Cuando el individuo percibe un cambio en su estado mental. Determinados
test psicomotores y aptitud revelan alteraciones que afectan la percepción de los sentidos y una disminución de los reflejos.
2. Excitación: (0,3 gr. / 1,5 gr/L) Perdida de la inhibición y perdida del autocontrol con parálisis progresiva de los procesos
mentales más complejos. Este es el primer estado que puede comportar cambios de personalidad.
3. Incoordinación: (1,5 gr/L-3 gr/L): Temblor, confusión mental, incoordinación motriz: generalmente, la persona acaba
durmiéndose.
4. Coma y muerte (+3 gr/l)
b. Intoxicación crónica:
Provocada por intoxicaciones agudas repetidas o excesivas y continuadas consumo de alcohol. La enfermedad dependerá
del hábito de beber de cada individuo. El beber consistentemente y en forma sostenida puede con el transcurso del tiempo
causar síntomas de supresión durante los períodos de no tomar y un sentido de dependencia, pero esta dependencia física
no es la única causa del alcoholismo. Estudios sobre las personas con enfermedades crónicas quiénes han tomado
medicamentos para el dolor durante mucho tiempo han encontrado que una vez que estas personas resisten el proceso de
retiro físico, a menudo pierden todo deseo para los medicamentos que habían estado tomando. Para desarrollar alcoholismo,
otros factores generalmente juegan un rol, incluyendo la biología y la genética, la cultura y la psicología. (12)
El alcohol y la química cerebral
El deseo para el alcohol durante la abstinencia, el dolor de la supresión y la tasa alta de recaídas se deben a la adaptación y
dependencia del cerebro a los cambios en su química causados por el uso de largo plazo del alcohol. El alcohol actúa como
un depresivo en el sistema nervioso central y causa relajación y euforia. En el cerebro, un grupo pequeño de mensajeros
químicos, conocidos como neurotransmisores, es responsable de los cambios en el comportamiento después de beber
alcohol. (12)
Factores genéticos y el alcohol
En las personas con alcoholismo severo, los investigadores han ubicado un gen que afecta la función de una estructura de
nervio-célula conocida como receptor de dopamina D2 (DRD2), el cual, a su vez, influye la actividad de dopamina. Este gen
también se encuentra en las personas con el trastorno de déficit de atención, quienes tienen un mayor riesgo para el
alcoholismo, y es también presente en las personas con el síndrome de Tourette y autismo(11). La asociación de este gen
con estos problemas neurológicos conduce a algunos expertos a creer que el gen receptor de dopamina D2 no es una causa
primaria del alcoholismo, pero que las personas con este gen tienen mayor probabilidad de beber para tratar los síntomas
psicológicos y conductuales de sus trastornos neurológicos. Además, un estudio principal no encontró alguna conexión en lo
absoluto entre el gen DRD2 y el alcoholismo. Se necesita más trabajo en esta área. (12)
El alcohol, la depresión y la ansiedad.
Algunas personas beben para aliviar la ansiedad o la depresión, y teorías se han propuesto sobre el hecho de que una
tendencia hereditaria para la depresión o la ansiedad pueden hacer a personas más propensas al alcoholismo. Estudios han
indicado, sin embargo, que cuando los niños de padres alcohólicos son criados por padres no alcohólicos, sus riesgos para el
alcoholismo permanecen altos pero oportunidades para la depresión o la ansiedad no son mayores que las de la población
general. En efecto, la ansiedad y la depresión mismas son causadas por el alcoholismo y pueden ser reducidas después de la
supresión del alcohol. La depresión y la ansiedad también pueden desempeñar una función principal en el desarrollo de
alcoholismo en los ancianos y en otros quienes son sujetos a cambios de vida no deseados, como la jubilación, la pérdida de
un cónyuge o amigo(a) y los problemas médicos. (12)
El alcohol y los efectos físicos
El alcohol no está expuesto a ningún proceso de digestión por lo que en su mayoría pasa primero al intestino delgado para
después ser absorbido por el torrente sanguíneo. Sólo una pequeña parte llega directamente a la sangre a través de las
paredes estomacales. En la sangre el alcohol es metabolizado (descompuesto para ser eliminado o aprovechado por el
organismo) mediante el proceso de oxidación. Es decir, se fusiona con el oxígeno y se descompone de modo que sus
elementos básicos abandonan el cuerpo de forma de bióxido de carbono y agua. El primer lugar de oxidación es el hígado, el
cual descompone aproximadamente el 50% del alcohol ingerido en una hora. El resto permanece en el torrente sanguíneo
hasta ser eliminado lentamente. (12)
El alcohol y los efectos psicológicos
El alcohol afecta en primer lugar al Sistema Nervioso Central (ver anexo # 5) y su ingerencia excesiva y prolongada puede
provocar daño cerebral. Popularmente se cree que el alcohol incrementa la excitación, pero en realidad deprime muchos
centros cerebrales. La sensación de excitación se debe precisamente a que al deprimirse algunos centros cerebrales se
reducen las tensiones y las inhibiciones y la persona experimenta sensaciones expandidas de sociabilidad o euforia. Por eso
se dice, que el alcohol "anestesia la censura interna". Sin embargo, si la concentración de alcohol excede ciertos niveles en la
sangre interfiere con los procesos mentales superiores de modo que la percepción visual es distorsionada, la coordinación
motora, el balance, el lenguaje y la visión sufren también fuertes deterioros. Fuertes cantidades de alcohol reducen el dolor y
molestias corporales e inducen al sueño. Pero su uso continuo irrita las paredes estomacales llegando incluso a desarrollarse
úlceras. Adicionalmente tiende a acumularse grasa en el hígado, interfiriendo con su funcionamiento. En alcohólicos crónicos
se provocan graves trastornos cerebrales, hepáticos (cirrosis) y cardiovasculares (aumenta la presión sanguínea y con ello el
riesgo de un infarto). Está demostrado que el alcohol incrementa el nivel de los triglicéridos (grasa no saturada o vegetal en
las arterias) y con ello también el riesgo de un infarto. Finalmente, como es ampliamente conocido, el alcohol provoca
adicción física y dependencia psicológica. (12)
Iniciar el consumo de alcohol antes de los 18 años aumenta la probabilidad del continuarlo en la adultez, así como la
de recurrir a otras drogas como la marihuana o la cocaína. En Colombia se ha encontrado que quienes inician el
consumo de alcohol a los 14 años o antes, tienen un riesgo 4 veces mayor de presentar consumo problemático de
alcohol y 10 veces más de utilizar otras sustancias, en comparación con los que empiezan a beber después de los 21
años
El consumo de alcohol en menores de 18 años puede influir de manera negativa en el desarrollo del cerebro
Debido a que el consumo de alcohol a corto plazo afecta la memoria y el aprendizaje; los adolescentes bebedores
tienden a obtener los más bajos resultados en su rendimiento escolar
La imagen muestra la maduración del cerebro entre
los 4 y 21 años de edad. Las partes azules indican
qué áreas se encuentran completamente
desarrolladas, mientras que las rojas, verdes o
amarillas todavía no lo están.
Además de lo anotado anteriormente, como el alcohol llega a todo el cuerpo a través de la sangre, cuando el adolescente
toma y además abusa del alcohol, es decir, cuando bebe en una cantidad y frecuencia que es dañina para el organismo, el
consumo puede hacerlo vulnerable a otros riesgos que afecten su salud y bienestar, como por ejemplo:
Alteraciones en el desarrollo y crecimiento de los huesos
Mayor predisposición a enfermedades respiratorias
Mayor susceptibilidad a contraer infecciones
Trastornos del sistema endocrino: disminución de la producción de la hormona del crecimiento (GH) encargada no
sólo del crecimiento y el desarrollo sino también de los procesos de diferenciación sexual y maduración en la pubertad
Retardo en la maduración de los caracteres sexuales secundarios (características fisiológicas que permiten
distinguir al hombre y a la mujer, diferentes del aparato reproductor, como por ejemplo, la barba y la voz)
Trastornos cardiovasculares: alteraciones del ritmo cardiaco, hipertensión arterial y miocardiopatía dilatada por
consumo crónico (afección a partir de la cual el corazón se debilita y se dilata y no puede bombear suficiente sangre al
resto del cuerpo)
Trastornos gástricos: irritaciones en la pared intestinal que aumentan la probabilidad de desarrollar gastritis,
vómito y alteraciones del tránsito intestinal
Cáncer: la Agencia Internacional para la Investigación en Cáncer afirma que hay suficiente evidencia en humanos
para concluir que el consumo de alcohol causa cáncer de cavidad oral, faringe, laringe, esófago, colon, recto, hígado y
mama en la mujer. Cabe recordar que el consumo masivo de alcohol en adultos también está asociado con esta
enfermedad; sin embargo, mientras a más temprana edad empiece una persona a tomar alcohol, mayor riesgo
tendrá.
También se encuentran otros tipos de riesgos o daños asociados al consumo de alcohol durante la infancia y la
adolescencia:
Mayor probabilidad de desarrollar problemas del estado del ánimo, como depresión o ansiedad
Aumento en la probabilidad de realizar conductas sexuales de riesgo que pueden llevarlos a contraer
enfermedades de transmisión sexual y embarazos no deseados
Mayor probabilidad de ser víctima de delitos como violación, robo y agresión
Se ha visto que el inicio del consumo a temprana edad aumenta las probabilidades de ser víctimas o estar
vinculados con crímenes violentos
Dificultades académicas (ausentismo, deserción escolar, dificultades en el aprendizaje, entre otros)
Es importante que ahora que dispone de esta nueva información, empiece a tenerla en cuenta para tomar nuevas
y mejores decisiones.
Los adolescentes han bebido alcohol durante siglos, pero el que hasta ahora había sido un debate social y moral podría no
tardar en centrarse en la neurobiología. Los costes de un consumo elevado a una edad temprana parecen ir mucho más allá
del tiempo que roba el alcohol a los deberes, el riesgo de peleas o accidentes y las dificultades que añade al crecimiento.
Cada vez más investigaciones indican que el alcohol provoca más daños al cerebro en desarrollo de los adolescentes de lo
que se solía creer, y les causa unas lesiones significativamente mayores que al cerebro de los adultos.
Los jóvenes aguantan más bebiendo y también dañan más sus funciones cognitivas
Una zona afectada es el hipocampo, que resulta crucial para la memoria y el aprendizaje
Aunque son preliminares, los hallazgos han echado por tierra la suposición de que la gente puede beber mucho durante años
sin sufrir lesiones neurológicas significativas. Y la investigación incluso apunta a que un gran consumo de alcohol a una edad
temprana podría socavar precisamente las capacidades neurológicas necesarias para protegerse del alcoholismo.
Los nuevos descubrimientos pueden ayudar a explicar por qué las personas que empiezan a beber a una edad temprana
corren un enorme riesgo de convertirse en alcohólicas. Según los resultados de un sondeo realizado en Estados Unidos entre
43.093 adultos y publicado el 3 de julio en Archives of Pediatrics & Adolescent Medicine, un 47% de las personas que
comienzan a beber alcohol antes de los 14 años desarrollan una dependencia en algún momento de su vida, en comparación
con un 9% de aquellos que esperan como mínimo hasta los 21 años. La correlación se mantiene incluso cuando se tienen en
cuenta los riesgos genéticos de alcoholismo.
La prueba más alarmante de daño físico proviene de experimentos de laboratorio con cerebros de ratas adolescentes
sometidos a grandes cantidades de alcohol. Esos estudios observaron importantes daños celulares en el cerebro anterior y el
hipocampo. Y, aunque no está claro hasta qué punto pueden aplicarse directamente esos hallazgos al ser humano, existen
ciertas pruebas que indican que los alcohólicos jóvenes pueden sufrir déficit análogos. Por ejemplo, los estudios realizados
durante los últimos ocho años por investigadores de San Diego descubrieron que los adolescentes alcohólicos obtienen
malos resultados en pruebas de memoria verbal y no verbal, concentración y ejercicio de las habilidades espaciales, como las
necesarias para leer un mapa o montar una estantería.
"Ahora no cabe duda de ello: el consumo excesivo de alcohol en la adolescencia entraña consecuencias cognitivas a largo
plazo", afirma Aaron White, catedrático adjunto de investigación del departamento psiquiátrico de la Universidad de Duke y
coautor de un estudio reciente sobre consumo extremo de alcohol en campus universitarios. "Evidentemente, hace cinco o 10
años no sabíamos que el alcohol afectaba al cerebro adolescente de forma distinta", señala White, que también ha
participado en la investigación de Duke sobre los efectos del alcohol en ratas adolescentes. "Ahora existe una sensación de
urgencia. La situación es la misma que cuando todo el mundo se dio cuenta de lo malo que era que las mujeres embarazadas
tomaran alcohol".
Una de las dos zonas cerebrales que se sabe que se ven afectadas es el hipocampo, una estructura crucial para el
aprendizaje y la memoria. En 1995, el grupo del neuropsicólogo Scott Swartzwelder del Duke y el Veterans Affairs Medical
Center de Durham, al que pertenece White, observó que las ratas que se encontraban bajo los efectos del alcohol tenían
muchos más problemas que las ratas adultas achispadas cuando se les pedía repetidamente que localizaran una plataforma
sumergida en una bañera de agua turbia y que nadaran hasta ella.
Swartzwelder afirma que es probable que en adolescentes humanos unos mecanismos neuronales análogos expliquen las
lipotimias, una pérdida de memoria para los acontecimientos que se producen durante una noche de gran consumo de
alcohol sin pérdida del conocimiento.
Toren Volkmann, de 26 años, es un estudiante de la Universidad de San Diego que a los 14 años empezó a beber
copiosamente casi todos los fines de semana, y a los 24 años ingresó voluntariamente en una clínica para someterse a un
programa de tratamiento del alcohol. "Para mí era algo habitual padecer una lipotimia al menos una o dos veces cada fin de
semana cuando estaba terminando el instituto, y por supuesto en la universidad; no le daba ninguna importancia", dice
Volkmann, coautor, junto con su madre, Chris, de From binge to blackout [De la borrachera a la lipotimia]
. Otras investigaciones han descubierto que, aunque las ratas adolescentes alcohólicas se vuelven más sensibles a la
discapacidad de la memoria, sus células del hipocampo responden menos que las de los ejemplares adultos al
neurotransmisor ácido gamma-amino-butírico (GABA, siglas en inglés), que ayuda a inducir tranquilidad y somnolencia. Este
mecanismo celular puede ayudar a explicar la observación que realizaba Jack London en John Barleycorn: las memorias
alcohólicas de que cuando era un adolescente podía seguir bebiendo mucho tiempo después de que sus compañeros adultos
se hubieran quedado dormidos.
"Sin duda, algo cambia en el cerebro cuando está expuesto al alcohol de forma temprana", dice Swartzwelder en una
entrevista. "Es un arma de doble filo y ambos filos son malos. Los adolescentes pueden beber
os adolescentes han bebido alcohol durante siglos, pero el que hasta ahora había sido un debate social y moral podría no
tardar en centrarse en la neurobiología. Los costes de un consumo elevado a una edad temprana parecen ir mucho más allá
del tiempo que roba el alcohol a los deberes, el riesgo de peleas o accidentes y las dificultades que añade al crecimiento.
Cada vez más investigaciones indican que el alcohol provoca más daños al cerebro en desarrollo de los adolescentes de lo
que se solía creer, y les causa unas lesiones significativamente mayores que al cerebro de los adultos.
TRASTORNOS EN LA MOTIVACIÓN
Además de en el hipocampo, el alcohol también parece provocar daños graves en las zonas frontales del cerebro
adolescente, que son cruciales para controlar los impulsos y reflexionar sobre las consecuencias de las acciones, unas
capacidades de las que carecen muchos adictos y alcohólicos de todas las edades.
En 2000, Fulton Crews, un neurofarmacólogo de la Universidad de Carolina del Norte, sometió a ratas adolescentes y adultas
al equivalente a una borrachera de cuatro días y luego les practicó una autopsia, seccionando el cerebro anterior y rociándolo
con una solución de plata para identificar neuronas muertas. Todas las ratas presentaron algunas células muertas en el
cerebro anterior, pero el daño fue como mínimo el doble de grave en el cerebro anterior de las ratas adolescentes, y se
produjo en algunas zonas que quedaron totalmente intactas en los ejemplares adultos.
"El alcohol provoca un trastorno en algunas zonas del cerebro esenciales para el autocontrol, la motivación y la fijación de
metas", afirma Crews, y puede agravar vulnerabilidades genéticas y psicológicas ya existentes.
"El consumo temprano de alcohol afecta a un cerebro sensible de un modo que fomenta la progresión hacia la adicción",
añade.
"Supongamos que usted ha sido detenido por conducir borracho y ha pasado varios días en la cárcel", comenta Crews.
"Usted diría: 'No pienso volver a ir a toda velocidad ni conducir bebido', porque tiene la capacidad de sopesar las
consecuencias y la importancia de una conducta. Eso es exactamente lo que los adictos no hacen".
*
Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 20 de febrero de 2007