Genus Genitales y Generacion

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COMPRIMIDOS

de
SExo para 1
Comprimi2.

Joserra Landarroitajauregi
PENSAR

GENUS :
GENITALES y

GENERACIÓN
Queda prohibida la reproducción total o parcial de este libro, ni su incorporación a un sistema infor- A mis hijos, lo mejor que he hecho nunca.
mático, ni su transmisión por cualquier medio (sea electrónico, mecánico, por fotocopia u otros), sin A Pilar, lo mejor que hago ahora.
el previo permiso por escrito de los titulares del copyright. La infracción a esta prohibición constituye
A la Sexología Sustantiva, lo mejor que haré en el porvenir.
delito contra la propiedad intelectual y está penado por ley.

© José Ramón Landarroitajauregi Garai

© 2013, Editorial ISESUS


Editorial ISESUS es el sello editorial
del Instituto de Sexología Sustantiva (ISESUS).
www.isesus.es / [email protected]

Todos los derechos reservados

ISBN: 978-84-940866-2-5

Primera edición: abril de 2013


Depósito Legal: VA-228-2013
Impresión: Gráficas Lafalpoo, S. A. (Valladolid)
Diseño y edición: Eva Melgar

Impreso en España / Printed in Spain

2 3
ÍNDICE

COMPRIMIDOS DE SEXO PARA PENSAR

CAPÍTULO 0
21
PROLEGÓMENO GENERAL AL TRATAMIENTO CON «COMPRIMIDOS» 11
0.1 Pensar el sexo en Comprimidos 12
0.2 Sugerencias para una lectura creativa 13
0.3 Un libro anodino e irrelevante 14
0.4 Nuestra ignorancia sobre sexo 15
0.5 Transmisión de saberes 15
0.6 El sexo de «antes» y el de «ahora» 17
0.7 Una Educación Sexual que quiera educar y que quiera sexuar 19
0.8 Educar en la convivencia y en la cooperación de los sexos 20
0.9 Revisar el sexo y plantearlo de otra manera 22
0.10 Dos reiterativas cuestiones: una histórica, otra epistemológica 24

4 5
COMPRIMIDOS DE SExO PARA PENSAR / COMPRIMI2.1 / GENuS ÍNDICE

COMPRIMI2.1 5.1 La virginidad y sus significados 62


5.2 La prueba hemorrágica 63
LIBRO PRIMERO 5.3 Himeneo, desfloración y sangrado 65

&
5.4 Una persecución imperativa 66
5.5 Posponer el coito para aprender a ser amante 68
5.6 La mal llamada asexualidad 70

CAPÍTULO 6
GANAS DE GONOS: REFLEXIONES GONADALES 73
GENuS: GENITALIA y GENERACIÓN 6.1 Machos testiculares y hembras ováricas 73
6.2 El «mono» de hormonas 75
CAPÍTULO 1 6.3 La cuestión seminal antigua 76
INTRODuCCIÓN A COMPRIMI2.1 27 6.4 Actualización de aquel «Saber que nada sabía» 78
6.5 Diferencias gonadales 79
CAPÍTULO 2 6.6 Gónadas y evolución de la Vida 81
DESENVAINAR LA VAGINA 31 6.7 Ovario: hormogénesis y ovogénesis 82
2.1 Un hueco por rellenar 32 6.8 Testículos: hormogénesis y espermatogénesis 85
2.2 Dos vaginas: la extática y la anestésica 33 6.9 Eyaculación 87
2.3 ¡Coño! con el coño 34
2.4 La asociación pene/vagina 35 CAPÍTULO 7
2.5 Hembras fálicas y falocráticas 37 FALLOS DEL FALO y PENuRIAS DEL PENE 89
7.1 Si que trae cola lo de la colita 90
CAPÍTULO 3 7.2 Muchos penes en el Zoo 92
GINOGENITALIA y PuRITAS: 7.3 A propósito de formas y volúmenes 93
LA PuRÍSIMA IMPuDICIA DE LAS GÍNICAS IMPuREZAS 41 7.4 El tamaño de la «importancia del tamaño» 94
3.1 Líneas de defensa cambiantes y dinámicas 41 7.5 Un mecanismo «diseñado para f@llar» 96
3.2 Los peligros del exceso de celo higiénico 44 7.6 El antiguo «kratos del falo» y el nuevo «kratos antifalocrático» 98
3.3 ¿Por qué tanta sensación de suciedad íntima? 47 7.7 Falo: poderío e impotencia 99
3.4 Los Monstruos del menstruo 50
CAPÍTULO 8
CAPÍTULO 4 GÉNERO GENITAL
KLÍTORIS: LA PEQuEÑA PRINCESA MIRMIDONA 53 O LA OBLIGACIÓN LEGAL DE ESTAR GENITALMENTE CLASIFICADO 103
4.1 Al alcance de la mano 54 8.1 Genitales que generan género 104
4.2 Hablemos de ablaciones 55 8.2 La ventaja de «tenerlos bien puestos» (los conceptos) 105
4.3 Anorgasmia por mutilación clitoriana simbólica 57 8.3 La creación de un Nuevo Credo Antropocreacionista 108
4.4 Similares no quiere decir asimilables 59 8.4 No son los padres, son los reyes (del mambo) 109
8.5 ¿Discernir o decidir?, ¿acertar o aceptar? 112
CAPÍTULO 5 8.6 El Tiresias contemporáneo 114
VIRGINALES HIMENEOS 61 8.7 Identidad (trans)sexual 118

6 7
COMPRIMIDOS DE SExO PARA PENSAR / COMPRIMI2.1 / GENuS

CAPÍTULO 9
LA CONCEPCIÓN
DEL CONCEPTO DE CONCEPCIÓN 123
9.1 El inicio del inicio 123
9.2 Formación y transformación del nasciturus 125
9.3 «Embarazabilidad» 126
9.4 Condiciones del embarazo 129
9.5 Con truco pero sin trampa 130
9.6 Conceptualización de la concepción 131

CAPÍTULO 10
COMPRIMIDOS DE SEXO PARA PENSAR
CONTRAGENERACIÓN ANTIGuA 133
10.1 Batallas morales a propósito de «contrageneración» 134
COMPRIMI2.1

&
10.2 Qué es lo que hizo Onán 138
10.3 Anticoncepción antigua 141
10.4 Saber contraceptivo: la transmisión de secretos 142
10.5 Interrumpir el embarazo 145
10.6 Nasciturus: historia de hechos y derechos 147

CAPÍTULO 11 LIBRO PRIMERO


ANTICONCEPCIÓN CONTEMPORÁNEA:
EL FENÓMENO y LA IMPOSTuRA 149 GENuS: GENITALIA y GENERACIÓN
11.1 El fenómeno anticonceptivo 150
11.2 Curiosas paradojas 151
11.3 La impostura anticonceptiva 153
11.4 Sugerencias para una gestión conceptiva sensata 156
11.5 Eficacia anticonceptiva 158
11.6 Fallas y fallos contraceptivos 159

CAPÍTULO 12
FABRICACIÓN DE ANGuSTIAS y GENERACIÓN DE PATRAÑAS 163
12.1 Los Guardianes de Puritas 164
12.2 Creación de «criaturas temibles» 169
12.3 Profilaxis anticonceptiva 172
12.4 Los superpoderes paranormales de «EspermatoRambo» 173

ADENDA 175

8 9
0 / PROLEGÓMENO GENERAL

21 CAPÍTULO 0
PROLEGÓMENO GENERAL
AL TRATAMIENTO CON «COMPRIMIDOS»

Este ejemplar pertenece a una colección de libros que lleva el título genérico de «Comprimi-
dos de sexo para pensar». Se trata de una serie de trabajos de «sexología básica» al servicio de
la formación sexual de quienes no la han recibido (pues, pese a ser un derecho reconocido,
aún persiste desatendido). Como pretende ser «materia universal apta para todos los públi-
cos», quiere llegar a hombres y mujeres, jóvenes y adultos; personas en formación o forma-
das, profesionales o curiosos, doctos o legos, crédulos o críticos... Por esa razón, comenza-
mos por el principio y por lo más elemental.

Ahora sí, no pretendemos acercar «el sexo al pueblo» sino, al contrario, pretendemos acer-
car «el pueblo al sexo». No vamos a simplificar el sexo para facilitar que el pueblo ignorante
entienda una tontería sinsorga, sino que, al contrario, vamos a ofrecer un sexo complejo para
un pueblo culto que es tratado y se hace tratar con inteligencia.

Precisamente porque nada se da por sentado (incluso que se conozcan los otros volúmenes,
anteriores o posteriores, de esta colección), esta obra tiene dos Introducciones: esta prime-
ra, que es donde estamos y que es un «prolegómeno general» a toda la colección, por lo que
se repite en todos los Comprimidos; y una segunda, «introducción al volumen», que es espe-
cífica para cada libro concreto.

10 11
COMPRIMIDOS DE SExO PARA PENSAR / COMPRIMI2.1 / GENuS 0 / PROLEGÓMENO GENERAL

0.1 Pensar el sexo en Comprimidos «sexo para pensar» propongo pensar sobre «lo que se hace» (incluso pensar «antes de hacer»
o «después de haber hecho» o «en vez de hacer»). Sin embargo, me interesa bien poco lo que
El propósito de esta colección de libros es muy sencillo: ofrecer sexo «para pensar» en textos se haga o no se haga, pues lo que expresamente propongo es pensar un sexo que es pensa-
«comprimidos»; de ahí el título general. Pero no está de más explicar qué entiendo por com- ble y que merece la pena que sea pensado. Así, no me preocupa si se hace o qué se hace, sino
primido y qué entiendo por pensar el sexo. si se piensa y qué se piensa. Especialmente propongo pensar sobre nuestro «ser sexuados», so-
bre nuestro «ser pensantes» y sobre cómo hemos «pensado el sexo».
En primer lugar, el término comprimido es –a la vez– un adjetivo y un sustantivo; lo cual tie-
ne su intríngulis. En tanto que sustantivo, un comprimido es una «píldora», que es lo que pre- 0.2 Sugerencias para una lectura creativa
tenden ser estos textos: píldoras livianas –sencillas de ingerir y fáciles de digerir– que puedan
ser tragadas de una sola vez (como mucho, acompañadas de un «traguito para empujar»). Aho- Cuando esté terminada, esta colección de Comprimidos tendrá cinco entregas que irán apa-
ra bien, comprimido es también un adjetivo que quiere decir «apretado» (luego también: for- reciendo en un determinado orden de publicación. Cada entrega se ofrecerá en un volumen
zado, estrujado, machucado...). Se refiere a lo que ha quedado disminuido de su volumen ori- independiente que puede ser leído en cualquier orden. A su vez, cada volumen contendrá
ginal, mediante alguna fuerza. Con lo cual, podría ocurrir –por culpa de la compresión– que diversos textos que también pueden ser leídos en cualquier orden. No obstante, en uno y otro
quedase disminuida la comprensión; pues, disminuyendo el volumen, se aumenta la densidad, caso, se ofrecen en una secuencia concreta que pretende ser lógica; pero puede ser divertido
haciendo más ardua la lectura. Por ello he procurado que ocurra lo que dice el sustantivo sin coger azarosamente un volumen, abrir por la página que salga y empezar a leer allí donde
que ocurra lo que dice el adjetivo. Así pues, he evitado la densidad, la dificultad y el rebosa- los ojos se posen. También puede hacerse una lectura rápida ojeando sólo las frases-flashes.
miento para ofrecer un puñado de textos breves que pretenden ser «tratamiento contra la ig- Esta fórmula permite una «sexología de taberna», sin demasiadas ambiciones. Si te gusta la idea,
norancia» en los cuales nada se comprime, sino, al contrario, se resume, se apunta, se provo- puedes probar a hacerlo de ese modo. A su vez, si algo te aburre (o no te interesa o ya te lo
ca o se sugiere. Con lo que quieren ser «comprimidos sin comprimir», en los que se abordan sabes), no te detengas en ello: salta unos párrafos

A
temas a través de textos breves que –a su vez– se subdividen en epígrafes cortos. Además, he o unas páginas y sigue por otro lado. unque son textos «para pensar»,
intercalado, entre comillas, infinidad de tropos (imágenes, retruques, metáforas, recursos re- también son conceptos «para sa-
tóricos, neologismos o figuras literarias) que son –en sí mismos– mensajes telegráficos. Adi- Es probable que, si estás haciendo una lectura con- ber»; incluso lecciones «para

L
cionalmente, entre los propios párrafos, he insertado lo vencional, te sobren las frases-flashes pues segura- aprender». Si no aprendes, serás
que llamo «frases-flashes» (que son sentencias breves que
as «frases-flashes» como esta mente te resultarán reiterativas. Si es así, sáltatelas
son sentencias breves que ignorante; así que no te enga-
quieren ser resumen, llamada, reclamo, aviso, subraya- y pasa de ellas. ñes: te engañarán. x y z n
do, provocación o recordatorio). Finalmente, entre cor- quieren ser resumen, subra-
chetes, he incluido «notas a pie de párrafo»* señaladas, xyzn
yado o provocación. En cada uno de estos Comprimidos trato de llegar a quienes tienen un menor nivel de co-
en el párrafo correspondiente, por un asterisco. nocimiento sexológico sin aburrir a quienes tengan un mayor nivel. Parto de la premisa de
*[Estoesuna«notaapiedepárrafo»quesirvecomomuestradelasqueseencontrarándespués.] que sólo intereso a lectores –casi siempre, lectoras– inteligentes. Por otro lado, advierto que,
formulo reflexiones hechas desde una determinada episteme* (Sexología Sustantiva), desde
Aclarada la cuestión «comprimida» quiero explicar el otro asunto que el título apunta: un sexo una determinada perspectiva (la Perspectiva de los Sexos) y desde un determinado paradig-

E
«para pensar». Soy consciente de que el sexo en el siglo ma (el Paradigma del Sexus). Si no te convence esta episteme, esta perspectiva o este para-
l sexo del siglo XXI no «se XXI no «se piensa»; al contrario, «se hace». Por lo tanto, digma me temo que no va a gustarte mi obra. Así que, si ves que esto ocurre, es mejor que
piensa», «se hace». No es una tengo muy presente que, en este tiempo que nos ha to- cierres las tapas y lo dejes (no merece la pena seguir leyendo lo que no se está disfrutando,
idea (mucho menos una con- cado vivir, el sexo no es una idea (mucho menos una o lo que no resulta nutritivo y estimulante). Más aún, si notaras malestar, desazón, inquie-
dición, un hecho o un valor), condición, un hecho o un valor), sino una acción; aun- tud o enfado con esta lectura, deberías poner mi nombre en tu lista de «autores malditos» y
sino una acción; aunque que más bien: una interacción y una conducta. Sin em- actuar en consecuencia.
más bien una interacción o bargo, porque soy consciente de ello, esta obra es una in- *[Episteme:conocimientoteóricoelaborado,complejoycoherenteconloshechos,bienapoyadoporlasevidencias.Episte-
una conducta. xyzn vitación a «pensar el sexo». Puede parecer que diciendo mología:disciplinaquetratadeconocercómoconocemos.]

12 13
COMPRIMIDOS DE SExO PARA PENSAR / COMPRIMI2.1 / GENuS 0 / PROLEGÓMENO GENERAL

Este libro no sólo forma parte de una colección; sino que es también parte de un proyecto mi obra (casi todas conocidas); pero pensando en ellas he remozado aquellos textos y he in-
más ambicioso de divulgación sexual que trata de aunar Pedagogía y Sexología, ofreciendo cluido ideas nuevas para que este material resulte original y novedoso también para quienes

S
materiales didácticos que puedan llegar a todos los miembros de la comunidad educativa y he impartido clases en los últimos 20 años.
a todas las comunidades educativas. Con lo que, si la intentona tiene algún éxito (aunque sea omos hijos de una cultura se-
humilde) esperamos lograr financiación suficiente para seguir editando más volúmenes. Así 0.4 Nuestra ignorancia sobre sexo xológicamente inculta. Tan ig-
pues, si la idea te parece buena y apoyas esta iniciativa, puedes contribuir a que sea conoci- norante que incluso desconoce
da (y reconocida) del modo que mejor consideres. En este mundo de imágenes, redes, co- Somos hijos de una cultura sexológicamente inculta. Tan la tremenda dimensión de su
municación... cualquier publicidad positiva es bien recibida. ignorante que desconoce, incluso, la tremenda dimen- propia ignorancia. x y z n
sión de su propia ignorancia. Creemos que sabemos algo
Finalmente, una aclaración: aunque son textos «para pensar», también son conceptos «para sobre sexo porque ya sabemos cómo vienen los niños, porque tenemos algunas nociones de
saber»; incluso lecciones «para aprender». Si no aprendes nada, aquí o en otro lado, seguirás cómo gozar de algunos placeres genitales, porque hemos logrado algunos recursos tecnoló-
en la ignorancia; luego, no te engañes: te engañarán. Mi padre solía decir: «cuanto más bo- gicos para copular sin embarazarnos o porque hemos adquirido algunas nociones sobre cómo
rrego, más lana». Y yo, que he dedicado toda mi vida a estudiar el sexo, hace mucho que des- protegernos de algunos peligros sexuales; o sea, porque «alguneamos» algunas «cosillas peri-
cubrí que, respecto a este tema, hay mucho «explotador de borregos» y mucha «industria del sexuales».

I
esquile».
ncluso quienes saben, van a en- La ignorancia de una determinada sociedad no es un hecho absoluto, sino algo relativo: de-
0.3 un libro anodino e irrelevante contrar en este trabajo materia ori- pende del conocimiento que se tenga sobre esa materia en ese momento y depende, además,
ginal y novedosa (incluso impac- de su transmisión. Así, no eran ignorantes los que, en el siglo XIII y en Occidente, no sabían
Considero que –en un mundo sexológicamente cul- tante y sorprendente). Como que la Tierra era redonda (pues no había modo de saberlo); pero sí es ignorante quien en el
to– este libro tendría que ser anodino, irrelevante, mínimo garantizo otra perspec- siglo XX sigue sin enterarse (o lo niega o reniega de ello). Respecto de la «cuestión sexual»
innecesario y redundante; pues, ofrece conocimien- tiva diferente y un modo distinto no puede afirmarse que nuestros antepasados fueran ignorantes: de hecho, transmitían bas-
tos elementales que habrían de ser abordados en la de abordar estos temas. x y z n tante bien –mediante sus sistemas de transmisión– aquello que querían transmitir y aquello
educación sexual obligatoria y universal, llevada a que era transmisible. Otro asunto es que, en aquel tiempo, no tenían siquiera los conoci-
cabo en el seno del Currículo Escolar Ordinario. Así que, en ese mundo sexológicamente edu- mientos que hoy constituyen los cimientos de nuestra ignorancia.
cado (que aún estamos muy lejos de construir) esta obra estaría dirigida, exclusivamente, al
alumnado; esto es, a «personas haciéndose» y no a «personas hechas». Sin embargo, esta obra Puede que hoy sepamos que aquello que entonces sabían y transmitían era incierto (hasta sa-
va a ser leída –sobre todo– por adultos que ya cursaron secundaria y bachiller, sin que allí se bemos que hubo mucho engaño dicho con propósito de engañar). También sabemos que
les ofreciese nada de lo que aquí se ofrece. Más aún, muchos de quienes lean esta obra tie- transmitieron mucha más ignorancia que conocimiento. Sin embargo, resulta que somos más
nen formación universitaria (incluso estudios en psicología o medicina), pero tampoco en ignorantes nosotros aunque la razón de nuestra ignorancia sea otra. Somos ignorantes por-
aquella formación superior recibieron nada de lo que aquí se entrega. Así que, hasta quienes que no estamos transmitiendo lo mucho transmisible que tendríamos que estar transmitien-
saben –o creen saber– van a encontrar en este trabajo materia original y novedosa, impac- do, porque hay mucho conocimiento transmisible que espera ser transmitido. Dicho más cla-
tante y sorprendente. Pues, como mínimo, les garantizo otra perspectiva diferente a la que ramente: aunque habitamos la época de las transmisiones, en relación al «sexo estudiado»
tenían y un modo distinto de abordar estos temas. somos ignorantes por «déficit de transmisibilidad».

L
a transmisibilidad no es sólo
Mas no puedo garantizar originalidad universal. Quienes hayan seguido mi trayectoria como 0.5 Transmisión de saberes responsabilidad del emisor, sino
docente y escritor (fundamentalmente profesionales formados en Sexología Sustantiva) re- también del receptor. x y z n
conocerán que buena parte de las ideas y textos que aquí se ofrecen ya estaban presentes en La transmisibilidad no es sólo responsabilidad del emi-
trabajos anteriores (especialmente en «Sexorum Scientia Vulgata», que es un monográfico pu- sor, sino también del receptor. Más aún, sobre todo, es asunto de la curiosidad y la compe-
blicado en Revista Española de Sexología). A decir verdad son pocas las personas que siguen tencia del receptor. Nunca hubo tantos recursos para que la persona curiosa y competente

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«
COMPRIMIDOS DE SExO PARA PENSAR / COMPRIMI2.1 / GENuS 0 / PROLEGÓMENO GENERAL

pudiese encontrar aquello que estaba buscando. Hoy tenemos la «Biblioteca de Alejandría» prohibición, al tabú o a la represión (tampoco a la Aunque nadie se ocupe del sexo,
al alcance de la mano y sin tener que viajar hasta Egipto; tan sólo hemos de navegar por la iglesia o a la dictadura). Hoy, los mensajes y los dis- el sexo todo lo ocupa. Pero aun es-
red sin levantarnos de la silla. Nunca ha sido tan fácil que –buscando por aquí y por allí– al- cursos –explícita o implícitamente– sexuales lo in-
tando en todas partes, apenas de-
guien pudiese encontrar lo que buscaba. Aquello que contesta a sus preguntas; incluso abrien- vaden todo; de hecho, «aunque nadie se ocupe del
dicamos energía y tiempo para
do horizontes nuevos que no había atisbado previamente. sexo, el sexo todo lo ocupa». Está en todas las par-
tes, pero apenas dedicamos energía y tiempo para
estudiarlo, conocerlo, respetarlo o
Los dos modos fundamentales de transmitir el conocimiento a las siguientes generaciones son estudiarlo, conocerlo, respetarlo, transmitirlo... transmitirlo.» xyzn
la Educación y la Cultura. Y el gran recurso para esta transmisión –no es el único, pero sí uno
muy potente– es la escritura sobre algún soporte. Esta obra, desde su humildad, pretende ofre- 0.6 El sexo de «antes» y el de «ahora»
cerse a la Educación y a la Cultura en dos soportes: el libro convencional y el digital. Ade-
más, esta segunda opción –en e-book– se ofrece fácil, barata y sin seguridad alguna (aceptando Aunque no es lo mismo antes que ahora; lo cierto es que resultan bastante parecidos el «sexo
que quien no quiere –o no puede– pagar, no lo haga; pero permitiendo que sí pueda acce- de ahora» y el «sexo de antes». La mayor parte de la información sexual que nos llega por do-
der a él). Contra lo que proponen esos depravados que han privatizado el conocimiento con quier no transmite otra cosa que «ignorancia antigua»; eso sí, disfrazada de «conocimiento mo-
motivo de su privilegiada «propiedad intelectual», privando de cultura a los más «deprivados», derno». Como resultado de todo ello, persisten enormes e innumerables lagunas, errores, men-

L
creo que «robar conocimiento para nutrirse y crecer, tiras, equívocos, paradojas, contradicciones... en torno al

C
ada vez que nace un bebé, no es robar»; al contrario, considero que enriquecer- a mayor parte de la informa- conocimiento de las cuestiones sexuales. Incluso las más
llega al mundo un salvaje. Por se con la ignorancia ajena o esconder el conocimien- ción sexual que nos llega por mínimas, las más elementales y las más básicas.
eso tratamos de inculcarle to en lugares inaccesibles sí es apropiación indebida. doquier no transmite otra
aquello que le sirva para «vi- cosa que «ignorancia anti- Hubo un tiempo en el que el problema era el silencio, la
vir la vida lo mejor posible» a él En mi alegato en pro de la Educación (en este caso se- gua» disfrazada de «conoci- desinformación, la prohibición, la represión, la castración
y a los demás. x y z n xual) parto de la siguiente premisa: cada vez que nace miento moderno». x y z n y la culpa. Pero ahora los problemas son: el griterío, la
un bebé, llega al mundo un salvaje (desde luego un in- sobreinformación, la ostentación, la obligación, la glo-
culto, un ignorante, un inmoral, un analfabeto). Precisamente porque venimos así, «nos edu- balización, la estandarización, la normalización, la presión... Cada tiempo tiene sus proble-
can y les educamos». Si viniéramos educados no habría que educarnos; más aún, si los infantes mas y ha de encontrar sus soluciones. El mayor de nuestros problemas es que usamos «solu-
fuesen lo angelicales y beatíficos que muchos creen (y si la cultura fuese tan perversa y siniestra ciones viejas» para resolver «problemas nuevos»; y, al contrario, no usamos «soluciones clásicas»
como algunos se obstinan en afirmar) mejor haríamos en no ejercer influencia alguna. Si así para resolver «problemas ancestrales».
fuese, mejor sería dejarlos en paz con su «bondad primordial» y no contaminarlos con «ba-
sura cultural» o con «domesticación obligatoria». Pero –con sus errores, sus contradicciones y Tendemos a creer que nuestros predecesores eran tontos, pero en ningún caso somos más lis-
sus limitaciones– la educación es uno de los mejores inventos que el ser humano ha hecho a tos que ellos. Ellos tenían sus cuentos y nosotros los nuestros; sólo hemos sustituido aquellos
lo largo de la historia. Por razón de esta educabilidad tratamos de transmitir todo lo que sea cuentos por estos cuentos. Así: los niños ya no vienen de París (pero vienen de Esta(r)dos Uni-

C
transmisible, válido y valioso; especialmente conocimientos, valores, actitudes, experiencias, dos); ya no los trae la cigüeña sino la «asamblea
destrezas y habilidades. Sobre todo, tratamos de inculcar aquello que sirva para «vivir la vida diádica» (tomando una decisión consensuada); ada tiempo tiene sus problemas y ha
lo mejor posible», para uno mismo y para los demás. las mujeres ya pueden tener placer (y lo que po- de encontrar sus soluciones. Uamos
dría ser un hecho se ha convertido en un dere- «soluciones viejas» para resolver «pro-
Analizado el asunto con rigor, no puede decirse que, a lo largo de la historia, Cultura y Edu- cho y un deber); pueden gozar sin ser putas o blemas nuevos», pero no usamos «so-
cación hayan hecho un gran trabajo en relación a la transmisión de conocimientos, valores ninfómanas (pero pueden transformarse en luciones clásicas» para resolver «pro-
y habilidades en torno a los sexos y sus relaciones. Nuestro pasado sale muy mal parado, es- obreras del placer y en mendigas del amor); el blemas ancestrales». xyzn
pecialmente en relación a tres temas sexuales: el lugar y el papel de la mujer, el desprecio al deseo masculino ya no es pecado (pero puede
cuerpo y al deseo, y la persecución de amores y placeres. Pero ya no cabe culpar de ello a la ser falta o delito); ya podemos gozar –unos y otras– del orgasmo (pero podemos tiranizarnos

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mutuamente en su consecución); antes estaba prohibido (y ahora está obligado)... Antes pa- 0.7 una Educación Sexual que quiera educar y que quiera sexuar
gábamos la culpa del pecado original que cometieron nuestros padres y madres para traernos
al mundo; ahora los varones pagamos la culpa por lo que hicieron los padres y abuelos de quie- Supuestamente, ya estamos haciendo Educación Sexual en el sistema público de enseñanza.

A
nes reclaman aquellas deudas con las madres Al menos eso decimos. Nos encanta presumir de ello, repitiendo por doquier que nuestros
y abuelas de quienes tenemos que pagarlas.
ntes se pretendía una «concepción an- hijos «saben más que nosotros» porque el sexo «ya no es tabú». Sin embargo, salvo algunas
Antes se pretendía una «concepción antihe- tihedónica» y ahora una «hedonia an- nociones sobre reproducción humana incorporadas en la asignatura de Ciencias Naturales, la
dónica» y ahora una «hedonia anticonceptiva». ticonceptiva», de modo que aunque pa- Escuela sólo ofrece charlas o cursillos preventivos, centrados en la higiene venérea y en la tec-
En fin, que es cierto que han cambiado algu- rece que han cambiado algunas cosas, nología contraceptiva (o sea, para evitar infecciones de transmisión sexual y para evitar em-
nas cosas; pero todo permanece invariable. todo permanece invariable. xyzn barazos adolescentes). Con ello hacemos «prevención sexual» diciendo que hacemos «educa-
ción sexual». Y es tanta nuestra ignorancia que ni siquiera distinguimos lo uno de lo otro.
Es muy común que, diciendo que se habla de sexo, se hable de otra cosa. Muchas veces ha-
blamos de moral y de política. No está mal hablar de moral o política, pero sí está mal ha- Educar es «promover lo bueno» y prevenir es «evitar lo malo». Son dos cosas distintas y, mu-
cerlo diciendo que se habla de sexo. Lo peor del asunto es que pasa sin advertirse qué está chas veces, son dos cosas distantes. La prevención es Ministerio de Sanidad y está centrada
pasando: que nos hemos salido del tema, o que ni siquiera habíamos entrado en el tema. en los temores y en «lo urgente». La educación es Ministerio de Educación y no se hace des-
de el temor sino desde el valor; además no prevalece «lo urgente», sino «lo importante». En
Durante muchos siglos, el sexo era generación y genitales (o sea, el propósito y los instru- ningún caso puede sustituirse lo uno por lo otro, aunque sea eso lo que estamos haciendo.

E
mentos para alcanzarlo). Ahora el sexo es «lo que hacemos con los genitales», haciendo «como Con lo cual no hacemos educación sexual ni
si» quisiésemos hijos, pero buscando placer y usando anticonceptivos para no tenerlos. Así siquiera cuando decimos que estamos ha-
ducar es «promover lo bueno» y prevenir es
que, si antes se creyó que el sexo era «genitalia generativa», ahora se cree que el sexo es «inter- ciéndola ni cuando de verdad queremos ha- «evitar lo malo». La prevención se hace con
acción hedónica de los genitalia». Eso es lo que casi todo el mundo tiene en la cabeza cuan- cerla. presupuestos del Ministerio de Sanidad y
do usa el término sexo: «conducta genital»; o lo que es lo mismo, «conducta intergenital con se centra en los temoresy en «lo urgente». La
propósito de logro orgásmico», o sea: «jodienda». El asunto es tan grave que ya hay hasta La realidad de la Educación Sexual en Es- educación se hace con presupuestos del Mi-
una «Jodiendología» que se hace llamar Sexología (aunque, más bien, se hace llamar Salud paña es puro «algunismo» (sic) que explico nisterio de Educación y se centra en los
Sexual). del siguiente modo: «algunos chicos y algu- valores y en «lo importante». xyzn
nas chicas en algunos centros escolares de
Quienes habitan el siglo XXI piensan que el sexo es «algo que se hace»; sin embargo, ningún algunos lugares reciben algunos contenidos de alguna educación (que para disimular un poco
diccionario refrenda esta opinión. Cuando se cae en la cuenta de que el «sexo» del dicciona- se le denomina afectivo-sexual) en algún momento de su vida gracias a que algunos educa-
rio no es comportamiento, se culpa a los respon- dores (algunas veces con alguna formación algo sexológica) consiguen que, alguna vez, algún

D
efinición común (pero errónea) de sables de éste por no recoger este uso del habla. responsable político ofrezca alguna financiación para llevar a cabo alguna intervención edu-
sexo: «lo que se hace con los geni- Es muy común creer que muchos analfabetos sa- cativa que alguna vez, a algunos, les sirve para algo».
tales con el propósito de obtener ben más que un gramático.
placer» o «lo que se hace para tener Ya sé que, contado así, resulta desolador; pero garantizo que describe lo que hay; o sea, «ter-
hijos pero sin tenerlos (porque se Gracias a la universalización de la ignorancia, el cermundismo educativo». Pero no nos faltan los recursos, las competencias, los profesiona-
usan anticonceptivos»).x y z n sexo del siglo XXI es publicidad y es mercado, es les formados o los medios. Es sólo un problema de ignorancia, de inercia y de desidia de quie-
tentación y es norma, es acción y es discurso. La nes podrían resolver este problema y ni siquiera saben que tienen este problema. Porque
información es mucha pero la formación es poca; los recursos son muchos pero los conceptos simplemente son tan ignorantes como los demás.
son pocos; los intereses son muchos pero los conocimientos son pocos. Y todo esto ocurre
porque la Cultura y la Educación no han transmitido lo transmisible y porque los que habi- En la Escuela (fuera de esos cursillos y esos talleres) también se hace educación sexual (infor-
tamos este tiempo no nos hemos detenido a pensar sobre el asunto con un cierto rigor. mal, incidental, no profesional, inconsciente, no curricular...). Pues no educamos –sólo– cuan-

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do sabemos que estamos educando; educamos –también– con lo que decimos y con lo que aborde sus diferencias, sus identidades, sus mixturas y sus interacciones (tanto públicas como
hacemos. Así que educamos cuando no sabemos que estamos educando. Y esto es así porque íntimas). Cuando decimos Educación Sexual (o sea, de los sexos) sólo tratamos de que dia-
«no es posible no educar». Esta educación sexual –que se hace sin saber que se está haciendo– loguen –y cooperen sinérgicamente– estas dos magníficas facultades humanas: la de ser edu-
sigue promoviendo la desconfianza y la prevención entre los sexos. Respecto de las chicas, no cables y la de ser sexuados. Nada más, pero tampoco nada menos. Se trata de poner a co-

E
n las aulas se está llevando a cabo un se ha movido un ápice de aquel «¡cuidado laborar, al mismo nivel, a dos disciplinas que

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con los chicos!». Sólo ha cambiado quién lo conozco bien: la Sexología y la Pedagogía. a Educación Sexual no educa los
programa sistemático de «desexuación» genitales y sus usos, sino los sexos
dice y con qué motivo lo dice. Ha cambiado
de niños y niñas. Les estamos educando la música, pero la letra es la misma. y sus interacciones.
«sin sexo», «al margen del sexo» y «con
Con más o menos conciencia y tesón –desde el si-
glo XVIII, o sea, desde la emergencia del «segundo
xyzn
independencia del sexo». La educación Nos engañamos diciendo que los sexos con- sexo»– estamos construyendo un nuevo Orden Sexual: el de la convivencia y la cooperación
sexual que se hace sin saber que se hace viven en las aulas. En el mejor de los casos, de los Sexos. Esta construcción requiere una destrucción: hay que demoler el Antiguo Orden
sigue promoviendo la desconfianza y la concurren o coexisten; pero ni cooperan, ni Sexual Patriarcal (que es también genésico, antrópico y puritano). Para ello, se acabó que los
prevención entre los sexos. xyzn interactúan, ni se conocen, ni se reconocen, hombres vivan una vida y las mujeres otra vida del todo distinta. Se acabó que tu sexo de-
ni se disfrutan. Desde luego, no lo hacen en termine tu vida, tus decisiones y tus posibilidades (incluso tu sueldo). Se acabó que sólo haya
tanto que sexuados y en tanto que sexuales (mucho menos en tanto que eróticos y amantes). un modo de ser hombre y un modo de ser mujer. Se acabó que sólo haya un modelo de amor,
Y cuando esto ocurre (que siempre ocurre), ocurre «a pesar de» la Escuela, y no «gracias a» la un modelo de erótica, un modelo de convivencia, un modelo de relación... Se acabó que la
Escuela. Al contrario, en las aulas se está llevando a cabo un programa sistemático de «dese- meta de la mujer sea casarse para tener hijos (y permanecer virgen e inmaculada hasta ese
xuación» de los niños y las niñas: se les educa –se les pretende educar y se les quiere educar– momento). Se acabó que la meta del hombre sea llegar a ser el paterfamilias (o sea, propie-
como personas* (o sea: sin sexo, al margen del sexo, con independencia del sexo...). Pero la tario de esposa y prole, y sostén y sponsor de la familia). Se acabó que unos sean soberanos
educación sexual –si quiere darse a sí misma ese nombre– pretende precisamente (al contra- y las otras tuteladas. Se acabó que sólo se unan o cooperen para constituir una familia (con
rio de lo que estamos haciendo) educar en lo que el término persona omite: o sea, educar el propósito de procrear y criar hijos comunes). En fin, que se acabaron muchas cosas y otras
en el sexo (y aún mejor: educar en los sexos, en la «existencia sexuada» y en la condición in- muchas que se irán acabando; pues, mejor o peor, llevamos ya dos siglos derruyendo ese vie-
tersexual universal). jo Orden Sexual hecho de Pater, de Genus, de Ánthropos y de Puritas*.
*[«Persona»esalguiendesposeídodesusexo.] *[SonloscuatroreferentesepistémicosdelAntiguoOrdenSexual:Padrepatriarcal,propietarioyjerárquico,amoyseñor;gé-

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urante siglos la escuela luchó contra el nerogenésicoygenitalqueprescribelavidaentera;humanoandrocentrado(dondelomasculinoeslareferencia);purísima
Durante siglos la escuela luchó contra el «sexo que se hace» (por lujurioso); ahora PurezadelalmainmaculadaquecombatelaCarneséptica.]
«sexo que se hace» (porque era lujurioso); lucha contra el «sexo que se es» (por dis-
ahora lucha contra el «sexo que se es» (por- criminador). Lo que no cambia es que la Ahora bien, para construir un nuevo Orden Sexual –que ya estamos levantando– se requie-
que es opresor o discriminador). Lo que no escuela lucha contra el sexo. ren unos planos que aún no hemos dibujado. No se trata sólo de no ser «lo que fuimos y ya
ha cambiado es que la escuela no promue-
xyzn no queremos ser», sino que toca construir «lo que queremos llegar a ser». Este nuevo Orden
ve el sexo (ni los sexos), sino que lo omite y se previene de él (incluso lo combate). Por eso que ya estamos forjando interpela a la institución pública de educación formal (con propó-
la no educación sexual que estamos haciendo en la escuela es una mezcla de «educación anti- sito pedagógico y realizada en un marco institucionalizado, profesionalizado, obligatorio y

S
sexual» y de «anti-educación sexual». Así que, una Educación Sexual –que pretenda sexuar y universal); pero también interpela a la ins-
que pretenda educar– sigue siendo la asignatura pendiente de la escuela. titución que busca la Verdad aun sabiendo e acabó que tu sexo determine tu vida, tus
que no existe; incluso a la institución que decisiones y tus posibilidades (incluso tu
0.8 Educar en la convivencia y en la cooperación de los sexos busca la Belleza. Se hace necesario un nue- sueldo). Ahora bien, también se acabó que
vo Orden de Conocimiento sobre los sexos niegues o reniegues de tu condición se-
Cuando los sexólogos hablamos de Educación sexual no nos referimos a una educación de y sus relaciones. Precisamos de estudio, re- xuada. Sé el hombre o la mujer que eres y
los genitales y sus usos, sino a una educación de los Sexos; por lo tanto, a una formación que flexión, investigación, rigor, veracidad, dis- no quieras ser lo que no eres. xyzn
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ciplina; o sea, hemos de invertir en buscar y producir evidencias, ideas, conceptos, teorías y mientos, relaciones, perspectivas y valores –del todo novedosos– que producen un nuevo mar-
episteme. Así pues son necesarias una Escuela, una Ciencia, una Disciplina y una Tecnología co de comprensión más complejo y elaborado: una nueva episteme. Es como si empezases
que pretendan este Nuevo Orden Sexual. Y para producir todo eso habrá que dedicar mu- a ver lo que antes no veías (aunque estuviese delante de tus ojos).

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chas energías y muchos recursos.
ara construir un Nuevo Orden Se- Después de estudiar el sexo con rigor, detenimiento y consideración se alcanzan algunas con-
Este desafío –el de la convivencia y la coopera- xual son necesarios unos planos que clusiones que pueden ofrecerse mediante un sencillo Decálogo Sexológico Sustantivo:
ción de los sexos– requiere de una nueva filoso- aún no hemos dibujado. No consiste
fía de la Cultura que tome las relaciones entre los sólo en «no ser» aquello que fuimos 1. Condición ineludible. El sexo no «se hace» ni «se tiene»: el sexo «se es». Por lo tanto, no es
sexos –tanto públicas, como íntimas– como un y ya «no queremos ser»; toca cons- un atributo o una conducta; sino una condición. Somos –ineludiblemente– seres sexuados.
objeto de conocimiento prioritario, como un va- truir lo que «queremos llegar a ser». Así pues, no existen las personas; existen los hombres y las mujeres (con sus múltiples he-
lor fundamental y como un tema central de su Para ello se hace necesario un nuevo chos de diversidad).
agenda. Necesitamos producir una Sociedad que Orden de Conocimiento sobre los se- 2. Intersexualidad universal. No nos sexuamos como hombres «o» como mujeres; sino como
pretenda: hombres «y» como mujeres; pues el sexo no es disyuntivo, sino conjuntivo. Por ello somos
xos y sus relaciones. xyzn seres intersexuales. La intersexualidad no es la excepción, sino la norma.
n conocer, considerar y valorar a los hombres en tanto que hombres (aceptando los muchos 3. Identidad sexual disyuntiva. Pese a lo anterior (incluso, en contradicción con ello) cons-
y diversos modos de ser hombre: desde los más masculinos hasta los más femeninos); truimos una identidad sexual firme, invariable y disyuntiva. Nos sexamos (desde dentro)
n conocer, considerar y valorar a las mujeres en tanto que mujeres (aceptando los muchos y y nos sexan (desde fuera) como hombres o como mujeres. En virtud de la «sexación for-
diversos modos de ser mujer: desde los más femeninos hasta los más masculinos); mal perinatal» (sexo legal), nos crían como hombres o como mujeres (sexo de crianza). A
n conocer, considerar y valorar las interacciones, tanto públicas como íntimas, que unos y otras partir de la etiqueta sexual que cada quien se da a sí mismo (autosexuación), en un com-
van tejiendo en tanto que sujetos inexorablemente sexuados, sexuales y eróticos que, en lo plejo diálogo con la etiqueta sexual que le ha sido puesta e impuesta (alosexuación), se
íntimo, suelen hacerse amantes, formar parejas y procrear; y que, en lo público, constitu- construye la «identidad sexual».
yen juntos y en inestable equilibrio de poderes y complicidades, de deseos y deberes, de 4. Sexistencia. En tanto que seres ineludiblemente sexuados, vivimos una existencia sexuada
atracciones y rechazos... la res pública toda (luego la ciudadanía, la política, la sociedad, la (una sexistencia). Desde mi sentirme el «hombre concreto que soy» (o la «mujer concreta
ciencia, la educación, la historia…; en fin, la humanidad). que soy») trenzo y tejo mi experiencia, dando significado a mi existencia como hombre
(o como mujer).
0.9 Revisar el sexo y plantearlo de otra manera 5. Corolarios del ser sexuado. Porque somos sexuados, somos, además: sexuales, sexados, eró-
ticos y hedónicos. Y podemos ser también: amantes, convivientes, gozantes, procreantes,
Soy sexólogo, así que para mí el sexo es objeto de estudio, de comprensión, de trabajo y de y sinérgicos.
conocimiento (no sólo intelectual; sino también vivencial, existencial, experiencial, relacio- 6. Condiciones intrínsecas. El sexo es «productor de diferencia» (incluso de «metadiferencia»,
nal...). Seguramente por ello promuevo un sexo culto, cultivado, estimulante e interesante. luego de «diversidad»). Las diferencias sexuales no diferencian sólo «entre los sexos», sino
Más aún, un sexo estudiable con una ciencia que lo estudie específicamente (que además de «dentro de los sexos» (así que hay muchas diferencias sexuales «entre los hombres» y «en-
comprenderlo, lo estime y lo aprecie). tre las mujeres»). Pero el sexo es también «anhelo del otro» y «anhelo de gozo», así que es
«querencia de encuentro» (entre diferentes y diversos).
También soy pedagogo, así que trato de ofrecer el sexo como un valor: el valor del sexo, el 7. Valores sexuales. Los valores que intrínsecamente el sexo aporta son: a) en el plano del in-
valor de cada sexo (y aún mejor, el valor de los sexos en interacción cooperativa). Se trata dividuo: la diferencia, la búsqueda y el encuentro, y b) en el plano social: la diversidad,
de un valor especialmente válido y valioso (incluso, tal como son las circunstancias, valero- la convivencia y la cooperación; o sea, la sinergia intersexual. Estos valores –válidos, va-
sos). Pretendo transmitir los valores –que son muchos– que emergen del propio conocimiento lederos y valiosos– que emergen del sexo son «valores sexuales».
del sexo. Pues ocurre con el sexo (como con el resto de materias importantes) que cuando 8. Necesaria inversión en sinergia. Los sexos ineludiblemente interactúan y conviven. No sólo
lo conoces, lo estudias, lo comprendes y lo estimas, surgen experiencias, evidencias, conoci- en las plazas, en las fábricas, en las aulas, en las familias y en las alcobas; sino también en

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COMPRIMIDOS DE SExO PARA PENSAR / COMPRIMI2.1 / GENuS 0 / PROLEGÓMENO GENERAL

el interior del propio individuo. Pero siendo ineludible esta convivencia y esta interacción, *Un«palimpsesto»esunareescritura–inclusouna«re-reescritura»–hechasobreunaescrituraprevia.(Porejemplo:tras
no siempre es armoniosa ni sinérgica. Resulta una excelente inversión promover y procu- siglosde«cópulagenésica»,ahora«cópulahedónica».
rar armonía, cooperación y sinergia entre los sexos en todos los planos de la realidad: in- **Un«sincretismo»esunamezclaoconjuncióndetesisyteoríasdeorigendiversoqueresultanmanifiestamentedivergen-
dividuo, pareja, familia, grupo, sociedad. tesycontradictorias,peroquesesostienenarracimadas.(Porejemplo:anticoncepcióncopulatoria,placerfemeninovagi-
9. Educación sexual. La educación sexual debe servir para que: a) el individuo sexuado se des- nal,igualdadsexual,erosagápico,génerosdesexuados...).
cubra, se conozca, se acepte, se gestione, se quiera y se goce; b) los sexos se descubran, se ***Un«mosaico»esunconjuntoconstituidoporelementos,materialesyformasdiversas,deorígenesdiferentes.(Porejem-
conozcan, se acepten, se gestionen, se quieran y se gocen; y c) la Cultura y la Sociedad sus- plo:unsexohechodeaspectospsicosociales,biología,historia...).
tituyan la segregación, la discriminación y la guerra sexual por la convivencia entre los Se-
xos y la Sinergia Intersexual. Precisamente por ello «lo posterior» casi nunca niega «lo anterior», ni siquiera cuando lo pre-
10. Conocimiento sexológico. El sexo debe ser estudiado, comprendido y considerado des- tende. Más bien al revés, casi siempre «lo anterior» se añade y se integra con «lo posterior»,
de sí mismo (y no desde otras instancias que le son ajenas, como: puritas, sanitas, moris, coexistiendo y formando mezcolanzas que pueden resultar absurdas, pero que se mantienen
psique, polis, demos, etc.), así que requiere de una disciplina propia que lo estudie sin des- firmes y estables per secula seculorum. Puede decirse que la evolución eidética humana es adi-
gajamiento ni mutilación alguna. El conocimiento sexológico –como cualquier otro– debe tiva, acumulativa y tendente al «mosaicismo», al «palimpsesto» y al «sincretismo»; por lo tan-
ser riguroso y ha de transmitirse y democratizarse. Aunque no esté suficientemente insti- to, resulta una amalgama contradictoria y paradójica. Así, puede ocurrir que lo antiguo sea
tucionalizada (ni reconocida) hay suficiente Ciencia de los Sexos para que la sociedad se lo más novedoso y vanguardista mientras que la novedad puede estar absolutamente anti-
beneficie del conocimiento que produce. cuada (incluso resultar un maldito fraude). Esto que señalo es especialmente cierto en rela-
ción a las «mentalidades» (las teorías, las cosmovisiones, las epistemes…) que son produccio-
Esta colección de libros quiere ser una ocasión, una oportunidad y un acicate para hacer po- nes de un determinado «zeitgeist»*.
sible el último punto de este Decálogo. *Expresióngermánica–quepuedetraducirsecomo«espírituintelectualdelostiempos»–quehabladeloshechosde«men-
talidad»deundeterminadoperiodo.
0.10 Dos reiterativas cuestiones: una histórica, otra epistemológica
Aclarado que nuestro conocimiento sexual contemporáneo es un «mosaico sincrético de su-
Para finalizar este Prolegómeno General, vamos a formular dos reflexiones que aparecerán cesivos palimpsestos», quiero plantear una segunda reflexión de orden epistémico. Tendemos
de forma reiterada a lo largo de toda la colección: una de de orden histórico y la otra de or- a creer que sólo existe «lo que se sabe que existe» (incluso «lo que se sabe que se sabe que exis-
den epistémico. La primera la llamaremos «la tendencia al mosaico sincrético» y la segunda te»); pero muchas cosas sexuales no se saben (por ejemplo, porque se silencian o se ocultan)
«el misterio metacognitivo». con lo que puede ser que alguien, en algún lugar y algún tiempo, sí sepa algo, pero no se sabe
que lo sabe. Así pues, resulta difícil saber: si se sabe, qué se sabe, cuánto se sabe, quién lo sabe
Aunque en esta colección de libros no se va a hablar de saberes antiguos (en esta misma edi- y/o desde cuándo se sabe. Tal ha ocurrido a lo largo y ancho de la historia, con muchas ma-
torial ya he publicado un libro –Nociones de Sexosofía Antigua*– sobre este tema), en oca- terias sexuales; precisamente porque han sido clandestinas, secretas o tabuíticas. Pasaban, pero
siones nos pasearemos por nuestra historia, cercana y remota, buscando explicaciones anti- se creía que no pasaban y se negaba que pasasen (incluso sabiendo que estaban pasando).
guas para hechos actuales. Nuestras teorías –en este caso del sexo– nunca son del todo nuevas; Más aún, muchas de esas negativas no eran desconocimiento sino combate y descalificación.
incluso las más contemporáneas y novedosas ya se «pensaron», de una u otra forma, hace dé- Así, se negaba que estuviesen pasando para impedir que siguieran pasando.
cadas, siglos o milenios.
*TítulopublicadoporEditorialISESUS,alaquepertenecetambiénestevolumen. Se produce una interacción entre los «hechos» y las «nociones de los hechos»; por lo tanto en-
tre el hecho y su mención. Cuando no hay noción ni mención –o sea, cuando no hay térmi-
En la historia siempre van ocurriendo cambios, novedades y transiciones que conviven con no ni expresión– el hecho mismo tiende a disminuir o a desaparecer. Al final parece que sólo
inercias, tradiciones y arcaísmos, formando «palimpsestos»*, «sincretismos»** y «mosaicos»***, existe «lo que existe en el lenguaje» y en el discurso. Por eso hablar o callar sobre lo que ocu-
de forma que la mayor parte de nuestro conocimiento sexual es un «mosaico sincrético cons- rre (o lo que no ocurre) tiene tanta incidencia en lo que ocurre (o no ocurre). Así que callar
tituido por sucesivos palimpsestos». no sólo es omitir; es también impedir.

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COMPRIMIDOS DE SExO PARA PENSAR / COMPRIMI2.1 / GENuS 1 / INTRODuCCIÓN A COMPRIMI2.1

&
Denomino a todo este asunto sobre los saberes, las ignorancias y los silencios como el «mis-
terio metacognitivo» y puede resumirse del siguiente modo: «sabemos lo que sabemos por-
que sabemos que lo sabemos». Así pues, se trata de indagar sobre «cómo se sabe lo que se

T
sabe», lo cual es un interrogante característi-
camente epistemológico. En gran medida la
endemos a creer que sólo existe «lo que se
Sexología Sustantiva trata de desentrañar sabe que existe» (incluso «lo que se sabe
este «misterio metacognitivo» cuando guar- que se sabe que existe»); pero hay cosas LIBRO PRIMERO
da relación con los sexos y sus interacciones. que pasan, y se cree que no pasan (in-
cluso se niega que pasen sabiendo que GENuS: GENITALES y GENERACIÓN

21
pasan, pero queriendo que dejen de pa-
sar). Por ello callar no sólo es omitir; es
también impedir. xyzn

CAPÍTULO 1
INTRODuCCIÓN A COMPRIMI2.1

Este libro que tienes en tus manos –que llamamos «Comprimi2.1»– es la primera entrega de
una colección que lleva como título general: «Comprimidos de Sexo para Pensar». Este primer
volumen se titula «Genus: genitales y generación»; así pues, empezaremos a pensar el sexo ha-
blando del «sexo de toda la vida» y abordaremos «lo que siempre fue el sexo», o sea, los ge-
nitales y la generación. Por lo tanto dedicaremos este volumen a lo que, erróneamente, aún
creemos que es el sexo: genitales, cópula y concepción. Así pues, en esta primera entrega no
«pensaremos el sexo» sino que reflexionaremos sobre la «generación», que es «una parte del
sexo»: precisamente, la parte del sexo que, durante siglos, significó el «sexo mismo».

Como la generación no es «el sexo» pero sí es «del sexo», sexualizaremos la generación que
durante siglos ha estado desexualizada. Más aún, descubriremos y describiremos el sexo que
la generación estaba ocultando y ofreceremos una perspectiva diferente de la generación y
los genitales. Por lo tanto, conviene aclararlo en primer lugar: no vamos a hablar de un «sexo
genésico y genital» (que es el cuento antiguo y anticuado que nos han contado desde niños
y es la quimera que tenemos que desaprender), sino que vamos a hablar de una «generación
sexuada y sexualizada».

Durante milenios eso –y nada más– ha sido el sexo: la generación y los instrumentos para lle-
varla a cabo. De lo cual parecía (y, para muchos, aún parece) que «lo sexual» está hecho de
«genesia, género y genitalia». Este marco teórico se resume en una sola fórmula: «sexo=ge-

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COMPRIMIDOS DE SExO PARA PENSAR / COMPRIMI2.1 / GENuS 1 / INTRODuCCIÓN A COMPRIMI2.1

D N
neración»; tras la cual subyace el viejo – urante milenios el sexo ha sido la genera- plo, iremos viendo que esos órganos que te-
o permitas que las ramas del árbol ge-
y periclitado– paradigma del Genus. De ción y los instrumentes para llevarla a cabo; nemos entre las piernas no sólo «generan»
nital te impidan ver el bosque de los se-
aquella milenaria raíz (genus) persisten así, hemos heredado un sexo hecho de gene- (que es lo que siempre nos han dicho) sino
un montón de términos que empiezan
xos. No se trata de podarlas: ¡mueve tu que también realizan otras acciones que se
sia, géneros y genitales; lo cual resulta hoy posición y cambia tu perspectiva! Verás
por «gen». Así: generación, genital, ge- nos habían quedado ocultas pero que han
nesia, gen, género, degeneración...
una ruina inhabitable. xyzn que merge otra visión más compleja y de ser desveladas, reveladas y revalorizadas.
completa. xyzn Por ejemplo, también «sexuan», «sexan» y
Siguiendo aquella lógica antigua, se nos ha hecho creer –y nos hemos creído– que el sexo es «sensan», que son verbos que ni siquiera co-
«lo que hacemos con los genitales». Sin embargo, como ya se ha adelantado en el primer pun- nocíamos pero que expresan acciones que estos órganos hacen. En concreto: diferenciar se-
to del Decálogo que ofrecimos en el Prolegómeno General, «el sexo no se hace ni se tiene: el xualmente (sexuar), clasificar sexualmente (sexar) y sentir sensaciones sexuales (sensar). Aun-
sexo se es; o sea, somos sexuados». Y precisamente porque somos sexuados, tenemos carac- que no caímos en la cuenta o aunque nos negásemos a reconocerlo, estos órganos que
teres sexuales (entre otros, los genitales) y hacemos conductas sexuales (entre otras, el coito). tenemos entre las piernas también hacen todo esto... y lo hacen desde siempre, porque no
es un «invento moderno» sino un «descubrimiento contemporáneo». Así, tanto o más que «ge-

P
orque somos sexuados y justamente por Estas conductas sexuales pueden –o no– nitales y generativos» (o sea, instrumentos para la generación), que es lo que siempre hemos
serlo tenemos caracteres sexuales (entre perseguir un propósito genésico y pueden pensado, resulta que son también órganos «sexuantes y sexuados» (o sea, instrumentos para
otros, los genitales) y hacemos conductas –o no– implicar a los genitales. Muchas ve- diferenciar sexualmente y estructuras que se diferencian sexualmente). Pero son también ór-
sexuales (entre otras, el coito). x y z n ces pueden tener (alternativa, sustitutiva, ganos «sexantes y sexados» (o sea, órganos para clasificar sexualmente y órganos sexualmen-
adicional o complementariamente) un pro- te clasificados). E incluso, como también veremos, son órganos «sensoriales y sensitivos» (o sea,
pósito hedónico o erótico, lo cual es tan propio como lo otro. Incluso caben otros propósi- instrumentos para sentir sentimientos y para sensar sensaciones). En fin, que llamarlos geni-
tos que no siendo –de sí– sexualmente propios, tampoco tienen por qué ser sexualmente ina- tales –e insistir en la cuestión genésica– ha sido una forma de subrayar unas cosas, al precio
propiados (por ejemplo, el propósito vinculante, el experimental, el aglutinador, el adulador de ocultar otras.
o el mercantil son propósitos que han estado presentes en los encuentros carnales de todos
los tiempos y culturas). Por otro lado, tales comportamientos pueden implicar otros territo- No se trata de dar la vuelta (ocultando lo mostrado y desvelando lo omitido), pero sí se tra-
rios anatómicos no genitales como pueden ser: pezones, ano, nalgas, senos, axilas, boca, vul- ta de volver a considerar, desde este conocimiento nuevo, aquellas (des)consideraciones an-
va, escroto, perineo, orejas, cuello, nuca, vientre... tiguas. Así pues, no se trata de destruir «gen(us)», pero sí de construir «sex(us)», lo cual obli-
ga a reubicar «lo genésico» dentro de «lo sexuado».
Aquí hablaremos de Generación, pero no hablaremos desde aquel Paradigma de Genus, ni
mucho menos desde aquella perspectiva sexomísica* de Puritas; sino que lo haremos desde En este trabajo vamos a decir muchas cosas novedosas. Podría parecer que todo esto nuevo
otra perspectiva, contándolo de otro modo radicalmente diferente. Hablaremos desde otro que vamos a decir es el resultado de nuevas investigaciones o de nuevos descubrimientos que
paradigma: el Paradigma de Sexus. Con lo que, mirando las mismas cosas, veremos cosas di- requerirían de nuevos inventos tecnológicos que no eran posibles en otro tiempo. Pero no
ferentes, pues la nueva perspectiva ofrece una visión novedosa, crítica y creativa. En este sen- es cierto. Para llegar a donde estamos llegando, no ha hecho falta inventar aparatos tecno-
tido me gusta decir: «no permitas que las ramas del árbol genital te impidan ver el bosque lógicamente complejos («ciberchispómetros»); sólo ha habido que crear un aparataje teórico
de los sexos. Pero no se trata de podarlas: ¡mueve tu posición epistémica y cambia tu pers- complejo y novedoso: una nueva episteme comprensiva (que no normativa). Finalmente,

N
pectiva de mirar! Emergerá otra visión más compleja y completa». como sólo vemos lo que nuestra teoría nos
*[Sexomisia:aversión,rechazoorepugnanciacombativahaciaelsexo.] permite ver, «no lo hemos visto aunque lo
ada de lo nuevo es del todo nuevo; pero
teníamos ante la vista» porque no teníamos sólo vemos lo que nuestra teoría nos
Así, hablando de lo más elemental, cercano y conocido (genitales, generación, cópula, con- la teoría que permitiese verlo. O dicho de permite ver. No cambia lo que miramos,
cepción y anticoncepción) –que es lo que haremos en este volumen– tendremos ocasión de otra manera, no ha cambiado aquello que sino nuestra manera de mirarlo. Es un
ir comprobando cómo, a lo largo de la historia, Genus nos ha ocultado a Sexus. Por ejem- miramos, sino sólo nuestro modo de mi- asunto de perspectivas. xyzn
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COMPRIMIDOS DE SExO PARA PENSAR / COMPRIMI2.1 / GENuS 2 / DESENvAINAR LA vAGINA

rarlo. Ahora sí, como lo miramos de otro modo y desde otro lado, lo vemos totalmente di-
ferente. Se trata, efectivamente, de un «asunto de perspectivas»; y la nuestra no es la «Pers-
pectiva del Género» sino la «Perspectiva de los Sexos». Son perspectivas distintas y, bastantes
veces, distantes.

Todo lo que hemos visto durante dos milenios y medio, incluida la pseudomoderna «pers-
pectiva del Género», puede resumirse muy brevemente en el pensamiento de Aristóteles que
lo contó en «De la Generación de los Animales», del siguiente modo: «Puesto que [macho y
hembra] están definidos por una cierta facultad («dynamei») y una cierta función («ergoi»),

21
como además se necesitan instrumentos para cada actividad, y las partes del cuerpo son los
instrumentos para estas facultades, es necesario que también existan órganos para la procre-
ación y la cópula y que éstos sean diferentes entre sí, en lo que diferirán el macho y la hem-
bra».

Este ha sido el hecho diferencial aristotélico: el locus genitalis y la complementariedad gené-


sica. Así pues, aquellos «genos» (hoy géneros) son necesarios para «generar» y la «facultad ge- CAPÍTULO 2
neradora» requiere de «instrumentos generadores» (genitales) que son «diferentes y comple-
mentarios». La hembra tiene genitales para «concebir, gestar y parir» mientras que el macho tiene
DESENVAINAR LA VAGINA
genitales para «engendrar». Uno insemina y la otra es inseminada. Ese es el hecho diferencial
aristotélico –la «maquinaria genésica»– que es el lugar de la diferencia entre los géneros y es el Los humanos creamos realidades que no existen pero que acaban teniendo una existencia, aun-
lugar de la función generativa. Esa ha sido la explicación que ha prevalecido durante dos mi- que sea espectral y quimérica, sólo porque nos las creemos. Con ello se produce un extraño
lenios y medio y esa es la «ruina inhabitable» que ha de ser, ahora, intelectualmente demoli- bucle: «son creadas para que sean creídas; y son creídas porque fueron creadas». Tal asunto
da, dejando sólo los vestigios que adviertan a las generaciones futuras. nos viene ocurriendo –durante muchos siglos– con muchos temas relacionados con el sexo
(la razón del himen, los «monstruos menstruales», la «inferioridad femenina», la «completitud»
Hubo que esperar dos milenios y medio –en el primer tercio del siglo XX– para que la pri- de la cópula, el «espermatozoide Rambo»...); pero empezaremos ahora por una creación muy
mera generación de Sexólogos (Havellock Ellis, Magnus Hirschfeld y Gregorio Marañón) co- elemental y muy cercana: la vagina. A fuer de fabular respecto de ella –forzándola entre lo
menzara a desarrollar un nuevo marco teórico que explicara la formación de ambos sexos y sublime y lo execrable– la hemos convertido en un «cuento chino» increíble, en una «pesadi-
todos sus múltiples hechos de diversidad. Hoy reconocemos aquellos primeros conocimien- lla infantil» dentada y en una «prueba del algodón» virtuosa. Dedicaremos este Comprimido
tos como los albores de la actual Teoría de la Intersexualidad. Desde entonces, se produjo un a tratar de alumbrar sobre la «luz» de este «oscuro lugar» donde vimos la luz por vez prime-
cambio de paradigma que ofrecemos mediante una afirmación/provocación que vamos a con- ra aquel día de nuestro alumbramiento. Y como resulta que la cuestión «lumínica» vaginal se
vertir en una frase-flash y que puede considerarse el resumen de este libro y el motivo de es- nos ha vuelto «oscura al entendimiento», conviene explicar este juego de palabras.

N
cribirlo. Dice así: o son los genitales los que generan los géne-
En anatomía se llama «luz» al hueco que deja –en su interior– un órgano. Lo peculiar de la
ros genésicos; sino que es la sexuación la que
vagina es que ha sido definida por su luz (o sea, por su oquedad); pero este «lugar de la luz»
sexua a los intersexuales sexos, produciendo di-
(o sea, este «espacio hueco») sigue siendo un lugar donde la luz del conocimiento (científico,
ferencias y diversidades sexuales (entre los se- cultural e íntimo) apenas ha llegado; incluso aún resulta –especialmente– un «lugar desco-
xos y dentro de los sexos). xyzn nocido» y un «lugar oscuro» (vivido como un «rincón lúgubre y maloliente» situado en el «ex-
trarradio del cuerpo» y «a orillas del ano»). Finalmente, el luminoso y alumbrado «lugar de
la luz» (el hueco donde se alumbra) se ha convertido en «gruta oscura» situada «allí abajo».

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COMPRIMIDOS DE SExO PARA PENSAR / COMPRIMI2.1 / GENuS 2 / DESENvAINAR LA vAGINA

Como enseguida veremos, en ningún caso es gruta, ni está «abajo» (salvo en el plano moral ta sólo de un «conducto de entrada» (para la cópula y la inseminación) sino que es también
de los puritanos). No deja de ser curioso que, quedando tan cerca del ombligo (que repre- un «conducto de salida» (para la secreción, la menstruación y el parto). Así que, aunque la
senta «el centro»), se asocie con «los abajos». Desde luego, al margen de simbolismos mora- imagen de la funda nos confunda, en la vagina no sólo «se entra y se mete», sino que tam-

S
les difamadores, la vagina ocupa un lu- bién «se sale y se saca»; pero sobre todo –que es lo sustancial del asunto– «se conduce» y «se
omos capaces de crear (y creer) realidades que
gar tan central (anatómica, simbólica e conecta», o sea «se comunica». Es obvio entonces que la imagen de «vaina» resulta especial-
no existen (incluso que no pueden existir por-
intelectualmente) que está muy cerca de mente desafortunada. Hubiese sido más descriptiva la alegoría de pasillo, galería, corredor,
donde se cortan los tres planos anató-
que son imposibles). Tales quimeras acaban pasarela o puente. En cualquier caso, se use la imagen que se use, la vagina comunica «lo ex-
micos y donde convergen todas las cos- teniendo una existencia en el seno de las cre- terno» con «lo interno», «lo extra-abdominal» con «lo intra-peritoneal», y «lo sensitivo» con
movisiones antiguas y modernas de lo encias. Son creadas para ser creidas y son cre- «lo reproductivo».
femenino. ídas por haber sido creadas. xyzn
La vagina también es: la parte inferior del canal del parto, la vía de salida de las secreciones
2.1 un hueco por rellenar vaginales y uterinas, parte del sistema inmune femenino, parte del sistema sensorial y sensi-
tivo (incluso hedónico) femenino, y parte del aparato genital femenino (interno y externo).
Tradicionalmente se ha considerado a la vagina como un orificio o un hueco; o sea, una «vai- Así que, aunque se haya insistido en considerarla sólo como un órgano genital, resulta que
na» (que es, precisamente, lo que su nombre indica). En coherencia con su nominación, la va- es también –al menos una parte de ella– un órgano sensorial. Es «genital» porque participa
gina es una funda, una cubierta, un recipiente o un estuche; o sea, un alojamiento. No hace en la generación; pero es «sensorial» porque participa en la sensibilidad. Se trata de dos fun-
falta mucha erudición para darse cuenta que, tras este nombre, subyace una idea antigua y ciones que están anatómicamente bien diferenciadas.
androcentrada que hace relación a la cópula y a sus atávicas asociaciones: femenino/pasivo
y masculino/activo. Así, la imagen de la vaina remite al acto de «insertar la daga en su fun- 2.2 Dos vaginas: la extática y la anestésica
da», en referencia expresa a un acto que presupone «activa intromisión del pene en la pasi-
va vagina». Ahora bien, toda esta imaginería no está en el cuerpo ni es anatomía; sólo está Aunque su nombre –en singular– señale que hablamos de una entidad específica, la vagina
en nuestro marco teórico. Además, puestos a hablar de funda, el pene de todos los mamífe- está constituida por dos tramos que son del todo distintos; tanto que, en realidad, se trata

L
ros ya viene, «de fábrica», con su propia funda: el prepucio. Como en la tradición bíblica se de dos estructuras anatómicas diferentes.
propone su pronta extirpación, esta cubierta ha sido ancestralmente mutilada sin que nadie De un lado tenemos el primer tercio (que co- a vagina comunica «lo externo» con «lo
haya hecho nunca discurso conservacionista alguno. Esta falta de reactividad me hace pen- rresponde a la porción inferior), y de otro interno» y también «lo sensitivo» con
sar que, desde siempre, los varones se han des- lado tenemos los dos últimos tercios (que co- «lo reproductivo»; o sea, lo sensorial con lo

L
a vagina no es una «vaina» (ni un re- hecho de un estuche (el propio) para poder re- rresponden a la porción superior). Uno y genital. Está constituida por dos tramos
cipiente, ni un hueco, ni un tubo). clamar otro estuche (el ajeno). otro segmentos vaginales tienen diferente que son estructuras anatómicas dife-
Esta imaginería no está en el cuerpo, procedencia embriológica, diferente morfo- rentes: la porción inferior es extática y la
ni es anatomía; sólo está en nuestro Lo sustancial de la vagina no es el hueco con el logía, diferente fisiología, diferente irrigación porción superior es genésica. xyzn
anticuado marco teórico. x y z n que es asociada, sino las paredes que la delimi- sanguínea, diferente inervación nerviosa...; o
tan; pues la vagina es un «espacio virtual» sus- sea, son dos cosas diferentes. El primero es parte de los «genitales externos», mientras que el
ceptible de abrirse –ensancharse o dilatarse– en determinadas condiciones (fundamentalmente segundo es parte de los «genitales internos». El primero procede del ectodermo (como la piel,
excitación y parto). Todo esto es posible gracias a las especiales características de estas pare- el cerebro y todo lo que tiene sensores externos), mientras que el segundo procede del me-
des vaginales que, en condiciones fisiológicas normales, se repliegan sobre sí mismas sin de- sodermo (como los huesos, los músculos, las gónadas o el aparato excretor). Puesto que son
jar luz alguna (excepto en sus extremos). Así pues, aunque durante milenios nos haya pare- dos y son diferentes, usaremos dos nombres: llamaremos «vagina inferior» al primer segmento
cido evidente e incontrovertible, las mujeres no tienen vaina para que el macho aloje allí su y «vagina superior» al segundo. El primero es un órgano para «sensar sensaciones»; podríamos
apéndice genital; lo que tienen todas las mamíferas placentarias –incluidas las humanas– es decir que un órgano para el éxtasis. Sin embargo, el segundo es un órgano insensible; o sea,
un «conducto» que conecta los órganos reproductores con el exterior del cuerpo. No se tra- anestésico.

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COMPRIMIDOS DE SExO PARA PENSAR / COMPRIMI2.1 / GENuS 2 / DESENvAINAR LA vAGINA

La vagina inferior mide 4-5 cm y se corresponde con el tercio inferior que desemboca en la (lo mismo la inserción del pene, como la de juguetes, dedos, tampones, anillos...) es un asun-
vulva. Es más alta que ancha (como un huevo puesto de pie) y más estrecha que la vagina to vaginal. Asimismo, los olores y las secreciones proceden de la vagina. Por lo tanto, a cada
superior. Está rodeada de potente musculatura estriada (por lo que responde a contracción cual lo suyo.
o relajación voluntaria) y está muy vascularizada. Como el resto de la vulva, evoluciona des-
de el seno urogenital y es sumamente sensible. Podría decirse que es la parte profunda (in- Este asunto de la precisión terminológica tiene otra lectura diferente. Aclarado que deben dis-
cluso la parte invaginada) de la vulva. tinguirse las dos vaginas (inferior y superior) y, aclarado que la vagina inferior tiene la mis-
ma procedencia embriológica que la vulva (hasta el punto que puede decirse que la vagina
La vagina superior se corresponde a los dos tercios superiores que dan al útero. Esta porción inferior es una invaginación de la vulva), resulta que el término coño es el que mejor des-
vaginal mide 8-10 cm y es morfológicamente más ancha que alta (como un huevo tumbado). cribe, con una única palabra de larga tradición, esta unidad –funcional y anatómica– consti-
Está rodeada de musculatura lisa (que no se contrae ni se relaja a voluntad) y no está tan vas- tuida por la vulva y la vagina inferior. Así que la misma palabra que nada precisa, es la que
cularizada como la vagina inferior. Al contrario que aquella, es del todo anestésica (así que mejor precisa este novedoso concepto que «vulviza» la vagina inferior.
no tiene sensibilidad alguna); razón por la cual las mujeres no sienten el tampón o el anillo
vaginal cuando éstos están bien colocados. Por todo ello, la vagina superior es especialmen- No obstante, dadas las circunstancias de escaso discernimiento (incluso de ignorancia) quizás
te dócil, plástica y elástica, y acepta bien la deformación mecánica (lo cual permite la ins- sea mejor empezar por el principio; o sea, distinguiendo la vulva de la vagina, lo que supo-
pección ginecológica sin anestesia alguna). Al igual que el resto de los genitales internos, la ne en primer lugar reconocer la vulva como entidad anatómica específica; como algo que exis-
vagina superior se forma desde los conductos de Muller (como el útero y las trompas de Fa- te, que está, que ha de ser tenido en consideración y que debe ser nombrado. Pues la vulva
lopio). sigue siendo la gran desconsiderada: la innominada, la desatendida, la desconocida. Sin em-
bargo, es el genital externo femenino y el lugar de la sexación gínica; por lo tanto es la «re-

E
2.3 ¡Coño! con el coño presentación de lo femenino». Pero, además, es el espacio privilegiado para las sensaciones
l término «coño» merece ser redimido. De he- femeninas y el templo para la celebración del encuentro íntimo (tanto solitario como com-
La expresión «coño» –muy común en los cho, es quien mejor describe (con una palabra partido).
usos del habla– puede resultar basta y de larga tradición) esta unidad –funcional y
grosera, por lo que se considera inade- anatómica– constituida por la vulva y la va- Para resolver este enredo de las nominaciones confusas y las omisiones difusas, veo apropiado
cuada para usos eruditos. Sin embargo gina inferior. No estaría mal «desvaginizar» desvaginizar el significado del término coño para vulvizarlo. Desde luego, nos iría mejor si
resulta curioso que siendo palabra clási- el coño y «vulvizarlo». coño significase, clara e inequívocamente, vulva; como ya ocurre en la expresión cunnilingus.
ca de origen latino, incluso con gran tra-
xyzn De hecho, eso mismo es lo que propone el Diccionario cuando explica –a mi juicio, con mu-
dición literaria, no haya alcanzado el estatus de palabra culta; ni qué decir que esto se debe cho tino– que el coño es el «genital externo». Aunque –también a mi juicio– el Diccionario
a su torticera connotación. A mi juicio, el término merecería ser rescatado, reparado y redi- comete este mismo error que estoy señalando de aludir (como genital externo) pero eludir
mido. Ahora sí, aunque sea una palabra digna, es un término confuso que no discrimina; al (con su propio nombre) a la vulva. Si hubiera sido yo quien hubiese redactado esta entrada
contrario, tiende a mezclar y asimilar la vagina con la vulva; así, coño sirve para hablar in- del Diccionario, habría puesto contundentemente: «coño=vulva».
distintamente de la una y de la otra, sin diferenciar que son geografías –anatómica, fisioló-
gica, morfológica y sexualmente– diferentes. Por ello no estaría mal reflexionar sobre su uso; 2.4 La asociación pene/vagina
pero no por gazmoñería, sino por precisión y por rigor.
No es cierta la máxima que afirma que «donde los machos tienen pene, las hembras tienen
Atendiendo a los usos del término parece que el coño fuese visible, olible, tocable, comible, vagina». Subyace en esta asociación aquel antiguo marco teórico genésico obsesionado con
penetrable...; lo cual no es –ni puede ser– verdad. Al menos no puede serlo todo a la vez. la cópula. En realidad esta máxima sólo explica cómo nos hemos venido explicando el asun-
La vulva puede verse (aún más fácilmente si las piernas están abiertas y el pubis rasurado, y to a lo largo de la historia, pero nada explica de lo que realmente quiere ser explicado y ha
muy especialmente en posición ginecológica); también puede comerse (en realidad, besarse, de ser explicado. Puestos a hacer homologías entre machos y hembras, puede decirse que: don-
lamerse, succionarse...) o puede tocarse (palparse, rascarse, acariciarse...); pero la penetración de los machos tienen testículo, las hembras tienen ovario; donde las hembras tienen vulva,

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COMPRIMIDOS DE SExO PARA PENSAR / COMPRIMI2.1 / GENuS 2 / DESENvAINAR LA vAGINA

E C
los machos tienen escroto; donde los machos l pene y la vagina no son homólogos. uando hay cópula no hay necesa- de que no haya vagina. Hay especies, funda-
tienen pene, las hembras tienen clítoris. Y Donde los machos tienen testículo, las riamente pene y vagina. Pero sí hay mentalmente aves, donde no hay órgano pene-
donde las hembras tienen vagina, ¿qué tienen hembras tienen ovario; donde las hem- pequeño espermatozoide nómada y trador alguno, así que el encuentro gamético se
los machos? La respuesta es bastante compleja produce en el interior de ella gracias a la «apo-
bras vulva, los machos escroto; donde gran óvulo sedentario. x y z n
(pues hay que definir previamente qué es la va- sición cloacal» (denominada «beso cloacal»). En
ellos pene, ellas clítoris. Y donde ellas
gina), pero para no complicarnos demasiado la estos casos ambos sexos tienen cloaca; así que, aunque no hay órgano penetrador, se cum-
vida puede afirmarse: utrículo prostático.
vagina, ellos próstata. xyzn ple el «rol genésico», porque uno eyacula y la otra recibe el esperma; uno fecunda y la otra
es fecundada. Con unas u otras formas, el órgano copulador ya está presente en anfibios, rep-
Como ya se ha dicho, el paradigma antiguo afirmaba que «el sexo es la generación» (y está tiles y aves (incluso en insectos), sin embargo la vagina (al igual que el útero o las glándulas
en los genitales que sirven para la cópula). Desde esta perspectiva los machos tienen pene que mamarias) es característica exclusiva de las mamíferas placentarias.
penetra y las hembras vagina que recibe. Se trata de una prueba –otra más– de cómo vemos

L
«lo que ha de verse para que nuestro marco teórico cuadre». Desde siempre se sabe que exis- Los órganos copuladores de los reptiles escamo- a vagina es un «invento evolutivo»
ten personas con vagina y con pene (o con pene y con mamas) pero nunca –y en ningún caso– sos (serpientes y lagartos) –denominados hemi- posterior al pene y al clítoris; los cua-
existen (han existido o pueden existir) personas con clítoris y con pene. Esto podía haber dado penes–, los de algunas aves (avestruz, ánade o fla- les, a su vez, surgen al mismo tiempo
alguna pista, pero para ello habría que haber tomado en consideración el clítoris (cosa que menco) o los de algunos reptiles (tortuga y
no se ha hecho, salvo a los efectos de ablación). En cualquier caso el pene y la vagina no son cocodrilo) no son exactamente penes pero sí son
(pues son lo mismo). xyzn
órganos homólogos ni asimilables. Se visitan para la cópula y nada más. órganos para la cópula. Incluso algunos de ellos son también órganos eréctiles (los hay lin-
fáticos, pero también vasculares); e incluso los hay manifiestamente sensibles. Por otro lado,
Se ha dicho que la cópula es muy común en el reino animal, lo cual es bastante cierto. Sin los órganos receptivos para la cópula de aves, anfibios y reptiles (así como de peces cartila-
embargo estos órganos –pene y vagina– no son tan frecuentes, por lo que hay mucha cópu- ginosos o de mamíferos no placentarios) no son vaginas. Aunque diferentes entre sí, todos
la animal sin pene o sin vagina; así que no deben presuponerse sólo porque se produzca có- tienen «cloaca», que es una cavidad abierta al exterior en la cual confluyen el tubo digestivo,
pula. Hay muchas especies en las que no hay cópula alguna (así ocurre en la mayor parte de el aparato urinario y el sistema reproductor. Se trata de un diseño evolutivo «más antiguo»
los peces) por lo que tampoco hay órganos copuladores (ni el penetrante ni el penetrado). que la vagina y puede encontrarse en toda la escala filogenética hasta llegar a los mamíferos
Hay especies en las cuales los machos sí tienen pene, pero las hembras no tienen vagina (tie- placentarios. Entre estos últimos, las hembras de hiena manchada tampoco tienen vagina, pero
nen cloaca); sin embargo las hembras de todas estas especies en las cuales ellos tienen «pene eso lo explicaremos más adelante.
de verdad», ellas –de verdad– tienen clítoris. De hecho hay especies –sobre todo reptiles y
aves– cuyas hembras tienen clítoris, pero no vagina. Lo que no es posible es una especie en En resumen, la vagina es un «invento evolutivo» posterior al pene y al clítoris, los cuales, a su
la que las hembras sí tengan vagina y los machos no tengan pene. La razón de todo ello es vez, surgen al mismo tiempo (pues son homólogos). Luego si en una especie concreta hay
que la vagina es un «invento evolutivo» posterior al pene y al clítoris. pene, hay también clítoris, pero puede no haber vagina.

No todo «órgano penetrador que eyacula» es un pene (por ejemplo, el pterigodio del tibu- 2.5 Hembras fálicas y falocráticas
rón no lo es). Tampoco toda «cavidad penetrada donde se descarga el eyaculado» es una va-
gina (por ejemplo la cloaca de una gallina no lo es). En casi todas las especies en las que se Las hembras de «hiena manchada» (o «hiena moteada») tienen un clítoris tan grande y fali-
practica la fecundación interna mediante cópula, hay un órgano penetrador (y, si lo hay, siem- forme que parece un pene. No sólo lo parece por su enorme tamaño (entre 15 y 20 cm, o
pre es masculino) y hay un órgano receptor (que, si lo hay, siempre es femenino). Hasta aquí sea, más grande que el propio pene de los machos) o por su forma, sino por su función. Ha-
es bastante fácil de entender: si hay cópula, él penetra y ella es penetrada; él fecunda y ella blamos de un clítoris rodeado de prepucio y horadado por la uretra (así que orinan por él
es fecundada. Y esto es así porque la cópula es un «invento evolutivo» posterior a los game- como cualquier macho mamífero). Estas hienas no tienen vulva (ni entrada vaginal) y, en la
tos anisogámicos; luego si hay cópula es seguro que hay pequeño espermatozoide nómada base del clítoris, tienen un escroto que asemeja unos testículos. En realidad son labios mayores
y gran óvulo sedentario; pero puede no haber pene. O –lo cual es todavía más común– pue- soldados y rellenos de una sustancia grasa, lo cual les da este aspecto de bolsa escrotal.

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COMPRIMIDOS DE SExO PARA PENSAR / COMPRIMI2.1 / GENuS 2 / DESENvAINAR LA vAGINA

Esta andrización de estas hembras no sólo afecta a sus genitales, sino también al resto de su En cuanto a la cópula, ésta ocurre por vía uretral: el pene del macho penetra el clítoris de la
cuerpo y a su conducta. En esta especie, las hembras son más grandes, voluminosas, pesadas hembra (lo cual resulta posturalmente complicado). En la época de celo ocurren cambios fi-
y fuertes que los machos; también muestran niveles más altos de agresividad, competición y siológicos que facilitan la cópula; así, el clítoris se torna flácido y se revierte hacia el interior,
jerarquía que aquellos (son ellas las que asumen la jefatura de una manada que resulta ser un el meato se ensancha y se relaja, y la uretra (y los tejidos circundantes) se dilatan e hipertro-
«clan matriarcal»); también son ellas las que eligen al macho, incluso compitiendo violenta- fian para –de este modo– permitir la penetración. También ocurren estos mismos cambios fi-
mente contra las rivales. Estas hembras son excelentes cazadoras, celosas defensoras de su te- siológicos en torno al parto (que también es sumamente difícil, extenuante y doloroso) en el
rritorio y muy jerárquicas y competitivas; así, resultan violentas –incluso sanguinarias– en la que se produce casi siempre un desgarro uretral y clitórico. Todo ello da lugar a un alto ín-
defensa de su posición jerárquica en el entramado social. En estas luchas por mantener o su- dice de mortalidad (tanto del neonato como de la propia parturienta). Es común que el pri-
bir en el escalafón social, adquiriendo estatus, es común –y muy notorio– que el clítoris se mogénito muera asfixiado en el propio canal de parto (lo cual ocurre en el 60% de los par-
erecte, incluso ofreciendo ostentosa hinchazón, cuando se produce un acto de dominación. tos primerizos) y es común que la madre también muera por causa del parto (el 10% de ellas
Incluso son comunes los actos sodomíticos (reales o simulados) entre hembras, en los cuales mueren pariendo). A su vez, este desgarro producido en el primer parto facilita la viabilidad
la «dominante» penetra a la «dominada» (o al macho dominado si es el caso). Así mismo, es- de los futuros partos. En cuanto a la crianza, las cosas son, más o menos, del siguiente modo:
tas hienas muestran, desde su juventud, juego agresivo, lucha simbólica y conducta lúdica te- tras una gestación de casi cuatro meses, las hembras paren una o dos crías que nacen nota-
meraria (asumiendo riesgos por diversión, blemente desarrolladas (pesan unos 1500 gramos), las cuales hacia los 40 días comenzarán a

L
as hembras de hiena manchada son más exhibición u ostentación). En fin que, se mi- merodear autónomamente y a participar de la vida de la manada. Entre las hienas mancha-
«masculinas» que los machos. Muestran ren como se miren, estas hienas parecen das no existe la monogamia, tampoco hay cooperación parental en la crianza y la supervi-
niveles más altos de agresividad, compe- «hienos» (sic). Incluso resultan ser más azu- sión maternal apenas dura el tiempo de la lactancia. Las responsabilidades de la pareja y la
tición y jerarquía que aquellos, y son ex- les (quiero decir, más ándricas) que ellos. familia las asume el clan.

E
celentes cazadoras, celosas defensoras de n términos «genésicos» hablamos de hembras
su territorio y sanguinarias en la defensa Parecen tan masculinas que los zoólogos tu- Las impactantes e inquietantes peculia-
sin vagina y hablamos de un órgano (fe-
de su posición jerárquica. x y z n vieron grandes dificultades para recono-
cerlas como hembras y durante mucho
ridades de esta especie interpelan a
científicos, filósofos, políticos, moralis-
menino pero masculinizado) que es, al
tiempo creyeron que eran hermafroditas, pues –pese a tener unos genitales característicamente tas... pero muy especialmente interesan
tiempo, penetrador y penetrable. xyzn
ándricos– como el resto de las hembras mamíferas: tienen celo, son inseminadas mediante pe- a sexólogos y feministas porque son mu-
netración, llevan la carga del embarazo, paren y se encargan de la lactancia y la primera crian- chos los interrogantes, las reflexiones, los símiles y las consecuencias que se derivan de la com-
za; o sea, son hembras mamíferas. Pero son hembras con falo y sin vagina; lo cual resulta ab- prensión cabal de este asunto. En términos genésicos hablamos de «hembras sin vagina» (lue-
solutamente desconcertante (máxime cuando existen otros dos tipos de hiena en las que nada go de una «cópula sin vaina») y hablamos de un órgano (femenino pero masculinizado) que
de esto ocurre). es –al tiempo– penetrador y penetrable (que se pone erecto para lo primero y se pone fláci-
do para lo segundo); en términos políticos y antropológicos hablamos de un «matriarcado
Durante siglos se creyó que no era posible una hembra sin vagina. En realidad, se pensaba falocrático» (con un poder femenino dominante, agresivo y jerárquico) y hablamos de una
que todas las especies con fecundación y gestación interna tendrían que tener vagina, pues «alianza gínica de manada» (que no está muy lejos del valor feminista de la «soridad»). Incluso
se trata del lugar donde ocurren dos acontecimientos del todo necesarios para la continui- resulta sorprendente el «altruismo extremo» del primogénito (pues el casi garantizado desgarro
dad de la vida: la cópula y el parto. En el caso de las hienas manchadas hay cópula y hay par- clitórico del primer parto facilita la viabilidad de los siguientes partos). Desde luego, no fal-
to, pero estos sucesos no son vaginales sino uretrales. Estas hembras orinan, copulan (además tan los motivos para que estas peculiares hembras sean estudiadas e interpretadas.
pueden penetrar y ser penetradas), paren, gozan y son fecundadas gracias a su clítoris. Todo

E
lo cual, además de ser sorprendente y Hoy, que el asunto se ha comprendido, la explicación es bastante sencilla. Todas estas pecu-
extraordinario, tiene unas enormes
stas hembras orinan, copulan (pueden pene- liaridades hiperándricas de las hembras de hiena manchada son el resultado del éxito evolu-
consecuencias y unos impresionantes trar y ser penetradas), paren, gozan y son fe- tivo de una mutación genética (que también puede ocurrir en otros mamíferos; incluso en hu-
costos. cundadas mediante su clítoris. xyzn manos). Mientras que, en el resto de los mamíferos, esta característica –heredada mediante

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COMPRIMIDOS DE SExO PARA PENSAR / COMPRIMI2.1 / GENuS 3 / GINOGENITALIA y PuRITAS

un gen recesivo– es excepcional y ocurre a unos muy pocos individuos, en el caso de las hie-
nas manchadas se ha convertido en una «característica de la especie». Se trata de la mutación
del gen CYP19 que produce la aromatasa (enzima encargada de producir estrógenos a par-
tir de andrógenos). Todos los mamíferos que tengan esta característica genética se verán so-
metidos a una gestación con niveles androgénicos extraordinariamente altos, lo cual influirá
notablemente en todos los hechos de sexuación (tanto prenatales como postnatales). Como
los niveles de «pintura azul» (andrógenos) son muy altos y los niveles de «pintura rosa» (es-
trógenos) son muy bajos, todos los productos «pintables y pintados» salen muy azules (así pues,

21
todas las estructuras susceptibles de andrizarse se andrizan efectivamente). A su vez, como tam-
bién se andriza su cerebro, se masculiniza

C
omo los niveles de «pintura azul» (an- su conducta; por eso estas hembras son tan
drógenos) son muy altos y los niveles de competitivas, agresivas, jerárquicas, pro-
«pintura rosa» (estrógenos) son muy ba- miscuas, dominantes, penetrativas...
jos, salen muy «azules». Y como tam-
bién se «andriza» su cerebro, se masculi- Por cierto, entre los humanos también na- CAPÍTULO 3
niza su conducta. x y z n cen algunas «niñas» con estas mismas ca-
racterísticas derivadas de una mutación de GINOGENITALIA y PuRITAS:
este mismo origen. A pesar de su manifiesta masculinidad, suelen sentirse chicas y suelen ser LA PuRÍSIMA IMPuDICIA DE LAS GÍNICAS IMPuREZAS
líderes de grupos femeninos (incluso feministas). De todo lo cual resulta una curiosa reflexión:
incluso en los ámbitos más combativos frente a «lo androcentrado» prevacele «lo androgé- Durante tres milenios los genitales han sido sucios y las mujeres tenían que ser limpias (me-
nico». jor aún, impolutas o inmaculadas). A su vez, nada más sucio para una mujer que tocarse los
propios genitales; así que las mujeres han establecido extrañas relaciones con ellos. Básicamente
no los han tenido como «propios», sino como «propiedad ajena» para que otros los usasen;
o más bien usufructasen.

Más allá de sus simbolismos, los genitales femeninos son una apertura hacia el interior del cuer-
po. A través de ellos, el útero, las trompas y los ovarios (que son órganos intraperitoneales;
luego especialmente vulnerables) quedan expuestos a los peligros del exterior. Por esta razón
están «diseñados»* como un sistema –múltiple y complejo– de defensas físicas y bioquímicas
que presumen la primigenia desnudez de la mujer (pues el bidé y el cambio diario de ropa
interior son acontecimientos del todo ajenos a la Evolución de la Vida).
*[Usamosexpresiones«creacionistas»paraexplicarhechosevolucionistas,locualesunsinsentido.Noobstante,hechala
aclaración(nihaydiseñonihaydiseñador)mepermitoestalicencialiteraria,quenoesciertaperoeshermosa.Losre-
cursosliterariosnotienenporquéserrigurosos.Lostérminoscientíficossítienenqueserlo.]

3.1 Líneas de defensa cambiantes y dinámicas

Los genitales femeninos ofrecen las siguientes líneas de defensa: pilosidad púbica, cerramiento
de labios mayores, cerramiento de labios menores, himen, acidez vestibular, repliegue de las pa-

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redes vaginales, flora vaginal y tapón cervical. Este complejo sistema defensivo está diseñado decrementa con el déficit estrogénico (muy notablemente a partir de la menopausia). Por ra-
como un parapeto múltiple frente a la entrada de gérmenes patógenos, pero presenta dos in- zón de esta relación entre estrógeno y vello púbico, desde muy antiguo y en muchas cultu-
convenientes: 1) dificulta las entradas inocuas (incluso benéficas) cuales pueden ser: inserción ras, se ha asociado la frondosidad púbica con la fertilidad, incluso con la deseabilidad (lo cual
de instrumentos (higiénicos, sanitarios, lúdicos...) o la propia penetración necesaria para la fe- no siendo del todo exacto, tampoco es del todo descabellado).
cundación, y 2) obstaculiza las salidas necesarias (flujo vaginal, sangre menstrual, secreciones ute-

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rinas…). Por esta razón el sistema no es En la niña, y mientras no ha salido aún el vello púbico, son los labios mayores los que, per-
os genitales femeninos están diseñados estático sino dinámico, y sufre distintas mo- maneciendo unidos, cierran la vulva (lo cual explica expresiones como raja o hucha). Poste-
como un sistema –múltiple y complejo– de dificaciones: a lo largo del ciclo vital, a lo lar- riormente, la apertura interlabial se va ensanchando (sobre todo en relación a la edad, los
defensas físicas y bioquímicas. En el in- go del ciclo menstrual y en relación a los partos y la excitación sexual) conformando la característica morfología vulvar que guarda cier-
terior de la vagina los espermatozoides cambiantes estados fisiológicos de la mujer ta similitud con los moluscos bivalvos (lo cual ha dado lugar a expresiones tales como con-
son (a los efectos inmunológicos) «gér- (excitación, gestación o parto). cha o almeja). Así que, efectivamente, los labios mayores, en sus procesos de evolución bio-
menes extraños». xyzn gráfica, se transforman desde «raja» infantil hasta

L
Así, a lo largo de la vida de la mujer el sis- «almeja» adulta, resultando crecientemente inefica- os labios mayores, en sus procesos
tema defensivo genital pasa de ser un sistema exclusivamente mecánico y oclusivo (durante ces en su función oclusiva de cierre. de evolución biográfica, se trans-
toda la niñez y hasta la pubertad) a ser un sistema mixto, constituido por defensas físicas y forman desde «raja» infantil hasta
bioquímicas (a partir de la menarquía). Por debajo –y por dentro– de los labios mayores, «almeja» adulta. xyzn
los labios menores ofrecen otro nuevo cerramien-
Este sistema sufre modificaciones en relación al momento del ciclo menstrual; así, por ejem- to del vestíbulo, que, a su vez, queda en un plano más profundo que el resto de la vulva. Así
plo, durante la ovulación –y para facilitar la receptividad a los espermatozoides (que, a los efec- pues, la acción sinérgica de estos dos pares de labios (mayores y menores), morfológicamente
tos inmunológicos, son «agentes externos»)– el moco cervical se licúa y la flora vaginal decre- diferentes, garantiza que el cierre sea razonablemente efectivo a lo largo de toda la vida. Sin
menta su actividad. El resto del tiempo –excepto en el periodo de sangrado menstrual, que embargo, antes de la pubertad (cuando aún no hay vello púbico ni tampoco flora vaginal)
cae y desaparece– el moco es sólido e impermeable, lo cual impide entradas y salidas del úte- es el himen quien asegura un cerramiento adicional de la entrada vaginal. Efectivamente, este
ro (mientras permanece sólido actúa como un «método de barrera» haciendo infértiles a las tejido vestibular sirve a la defensa de quienes aún no tienen vello púbico ni flora vaginal; pero,
mujeres fértiles). Las alteraciones físicas de este moco cervical son una indicación de la fertili- llegada la menarquía esta membrana oclusiva se va desvascularizando y degradándose, con
dad momentánea de una mujer. lo que se rasgará con mucha mayor facilidad cuanto más tiempo pase. Por eso la imagen de
una desfloración muy dolorosa y sumamente hemorrágica sólo es relativamente cierta cuan-

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El sistema defensivo también presenta variaciones en relación a los estados fisiológicos. Por do es muy temprana y está muy cercana –inclu-
ejemplo, tanto los labios (mayores y menores) como las paredes vaginales se ensanchan y se
a imagen de una desfloración muy so es anterior– al inicio de las primeras reglas. El
abren con la excitación; así mismo, el cuello del útero se dilata en el periodo de caída endo- dolorosa y sumamente hemorrágica médico romano Sorano, que ya se dio cuenta de
metrial, perdiendo el tapón mucoso. A su vez este cérvix modifica su posición a lo largo del sólo es (relativamente) cierta cuando esto, aconsejó a los padres romanos que pospu-
ciclo y presenta enérgicas contracciones en el orgasmo. Por todo ello, la mujer excitada está es muy temprana. y está muy cer- siesen las bodas de sus hijas (las cuales podían ca-
más expuesta y la mujer menstrual, también. El día de la ovulación también está más expues- cana al inicio de las primras re- sarse a partir de los doce; y solían hacerlo con ca-
ta, pero sólo frente a los gérmenes que sepan «bucear». glas.De ahí que fuese más común torce o quince).
en épica del Imperio Romano,
En la mujer adulta, el vello púbico constituye la primera línea de defensa genital. Esta fron- cuando las niñas se casaban entre No todos los «cierres» genitales femeninos están
dosa mata de vello enmarañado retiene partículas externas (también retiene olores y fero-
monas de producción propia), lo cual activa la maquinaria subliminal de aquello que el cór-
los 12 y los 15 años. x y z n en el exterior de la vagina; introito arriba, en la
vagina superior, las paredes vaginales permanecen
tex no domina (atracción, deseo y excitación). El vello púbico –que es deudor de la acción plegadas sobre sí mismas, ocluyendo la luz, luego actuando como un cierre adicional. De he-
de los estrógenos– no emerge hasta la llegada de la pubertad; y la densidad pilosa púbica se cho, en condiciones normales la vagina permanece del todo cerrada, sin hueco alguno.

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A partir de la pubertad emerge la mucosa vaginal. Se trata de un nuevo sistema bioquímico trual... No es grave que una cosa huela a «lo que esa cosa huele»; lo grave sería precisamen-
que ofrece una protección adicional. Esta flora está constituida por hongos (cándidas) y bac- te lo contrario: que no oliese a nada (como si fuese de plástico o metal) o que huela a otra
terias (lactobacilos). Las bacterias son las responsables de la creación del ácido láctico; por lo cosa distinta que ella misma (lo cual podría indicar una enfermedad).
tanto, productoras del característico ph vaginal (ácido) así como del característico olor de la
vagina (que no es, aunque se afirme, desagradable, sino más bien reconocible y característi- Como ya se ha dicho, a partir de la pubertad las paredes vaginales se recubren de flora, así
co). La flora vaginal está sometida a influencias hormonales de modo que, en periodo de ovu- que comienza a producirse una secreción transparente o blanquecina conocida como «flujo
lación, disminuye su actividad; y en periodo de sangrado menstrual, declina. En esos mo- vaginal» (si es muy profusa suele denominarse «leucorrea»). Esta secreción puede ser incolo-
mentos –en especial durante la ovulación– las mujeres reducen la eficacia de su sistema inmune ra, pero no es inodora; al contrario, ofrece un característico olor a mar o a puerto. Como se
puesto que los anticuerpos específicos matarían a los espermatozoides como si fueran gér- trata del sistema de protección y autolimpieza vaginal, no debe de realizarse ninguna acción
menes extraños. Por otro lado, hongos y bacterias vaginales conviven en «equilibrio dinámi- contra ella.
co», de suerte que un decremento bacteriano (producido, por ejemplo, por la acción de los
antibióticos) puede producir una proliferación de hongos y ser causa de candidiasis. Por ello En estados de excitación erótica, la vagina produce otros fluidos. En concreto, se produce un
es fundamental no producir interferencias químicas en la ecología vaginal; por ejemplo, por exudado y un trasudado que sirven al propósito lubricante (incluso, alcanzado un umbral de
el uso de jabones, detergenes o desodorantes. excitación, puede ser una secreción eyaculadora). Así mismo, en el periodo ovulatorio el moco
cervical se licúa y cae por efecto de la gravedad (asemejándose a la clara de huevo). Final-

A
En la profundidad de la vagina, se encuentra el último sistema de protección; o sea, la últi- mente, cada mes, se produce el sangrado
ma barrera y la última frontera: el tapón de moco cervical (que está en el cuello del útero o menstrual como resultado de la caída –para su
lgunas mujeres consideran desagra-
cérvix). Este moco sufre, a lo largo del ciclo menstrual, transformaciones que lo hacen más sustitución– del endometrio disuelto en san- dables sus secreciones vaginales y sus
líquido y permeable en el momento de la ovulación (permitiendo el acceso a todos aquellos gre. olores. Al contrario, muchas personas
que sepan «bucear» y ofreciéndole abastecimiento en plena carrera). Sin embargo, este tapón buscan consciente y voluntariamente
permanece sólido e impenetrable durante el resto del ciclo (excepto en los días de sangrado Algunas personas, sobre todo mujeres, in- el acceso a los aromas íntimos de sus
menstrual, que desaparece totalmente). Esto impide, durante buena parte del ciclo, cualquier comprensible e ignorantemente, consideran amantes. xyzn
acceso al útero de gérmenes externos (incluidos los espermatozoides). desagradables y asquerosas todas y cada una
de estas secreciones vaginales. Al contrario, muchos hombres –incluso muy conscientes del efec-
3.2 Los peligros del exceso de celo higiénico to fisiológico y conductual que produce en ellos– buscan consciente y voluntariamente tener
acceso íntimo a estos olores (incluso aspirando ropa interior de sus amantes). Por muchas ra-
Existe la presunción errónea de que las personas limpias (más aún: puras, impolutas e inma- zones (desde genésicas y eróticas hasta higiénicas y sanitarias) resulta conveniente que la mu-
culadas) no emiten olor alguno. No sólo es mentira, sino que es del todo imposible. En tan- jer conozca y diferencie sus múltiples fluidos vaginales. Por supuesto, cada uno de ellos tie-
to que formados por materia orgánica, los humanos no podemos no oler (aunque sí pode- ne diferentes características (color, olor, textura, momento de presentación...) que los hacen
mos disimular, ocultar o reducir nuestros olores). No obstante, producimos una inmensa fáciles de diferenciar. Reconociendo cada uno de ellos puede saber su embarazabilidad* (por
cantidad de material constituido por moléculas volátiles que pueden ser captadas por el ol- lo tanto actuar en consecuencia, para prevenir o para procurar el embarazo). A su vez, el olor

E
fato (propio o ajeno). puede servir al reconocimiento temprano de síntomas que señalan enfermedades.
xiste la presunción errónea de que las *[Eltérmino«embarazabilidad»noexiste,perolousaremosconfrecuencia.Serefierealaprobabilidaddeembarazarse].
Cada sustancia –más o menos volátil–huele personas limpias (puras, impolutas e in-
específica y característicamente; de lo cual la maculadas) no emiten olor alguno; lo Hay personas que hacen ostentosas demostraciones de rechazo y repugnancia cuando detectan
vagina huele a vagina, el pene huele a pene, cual es del todo imposible. Producimos olores íntimos en otros (o sienten profundo malestar –incluso, nausea y estigma– cuando los
el semen huele a semen, el ano huele a ano, una inmensa cantidad de moléculas vo- detectan en sí mismas). Con ello pretenden mostrar puritana pureza e higiénica limpieza, pero
el flujo huele a flujo, el sudor huele a sudor, látiles que pueden ser captadas por el ol- realmente denotan ignorancia olfativa, inmadurez evolutiva y aversión sexual. A su vez, fru-
la sangre menstrual huele a sangre mens- fato (propio o ajeno). xyzn to de cierta paranoia aseptizante –por cierto, enfermiza y psicopatógena– muchas mujeres tra-

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tan de evitar los olores que sus secrecio- ay personas que hacen ostentosas de- Aunque se haya asociado el rasurado púbico con la higiene (efectivamente, una vulva rasu-
nes vaginales naturalmente producen. mostraciones de repugnancia a los olores rada huele menos) esta práctica reduce la eficacia global del sistema inmune genital, incre-
Para ello usan –y abusan– de abluciones, íntimos (propios o ajenos). Con ello pre- mentándose la probabilidad de nociva toxicidad (pues se disminuye la retención de partícu-
lavados, jabones, detergentes, desodo- las y se incrementan las erosiones producidas por el propio rasurado). No se trata de una
tendan mostrar puritana pureza e higié-
rantes, etc. Con ello logran alteraciones agresión demasiado grave, pero debe ser advertida.
nica limpieza, pero denotan ignorancia
del ph de la vulva y la vagina o modifi-
caciones del equilibrio de la flora vaginal,
olfativa y aversión sexual. xyzn Conviene formular, respecto de este asunto del «rasurado púbico radical» (incluso definitivo,
lo cual sólo sirve a la disminución de la mediante técnica láser), una reflexión crítica que puede servir para la comprensión de algu-
acción inmunológica de su sistema defensivo vaginal, produciéndose un innecesario y «au- nas de nuestras contradicciones contemporáneas, máxime cuando se trata de un asunto res-
toinducido» riesgo de infección, que –en este caso– está provocado, paradójicamente, por un baladizo: aunque el argumento que le da justificación es higiénico, esta práctica simula la vul-
exceso de celo higiénico. va infantil (aunque se realice en cuerpos adultos). Con ello estamos dando un valor erótico
de deseabilidad (legitimidad y acostumbramiento) a estímulos manifiestamente sexuales y, a
La vagina se limpia a sí misma y no necesita de cuidado higiénico alguno; sin embargo, la vul- la vez, manifiestamente infantiles. Con ello, estimulamos (incluso propiciamos y promove-
va sí requiere de ciertos cuidados higiénicos elementales, que se resuelven perfectamente en mos) un deseo simbólicamente pederasta que –supuestamente– es lo más execrable y aque-
la ducha (sin aditamento detergente o desodorante alguno). llo que pretendemos erradicar, incluso con gran consenso en relación al combate y con gran
despliegue de medios en cuanto a la prevención. Sin embargo, en la intimidad estamos ero-

L
a vagina se limpia a sí misma y no necesita Como la uretra femenina es mucho más tizando estímulos que queremos deserotizar. Y –lo cual puede ser aún peor– producimos una

E
ningún cuidado higiénico; la vulva sí re- corta que la masculina, son más frecuen- inquietante y resbaladiza contradicción moral
quiere higiene elemental sin detergente o tes y nocivas las infecciones de las vías uri- que consiste en hacer deseable lo que se con- stamos dando un valor erótico de desea-
bilidad a estímulos sexuales infantiles,
desodorante ninguno. xyzn narias femeninas (uretritis, cistitis, pielo- sidera indeseable, proponer como normal lo
con lo que alimentamos un deseo sim-
nefritis...). Estas infecciones pueden que se castiga como anormal y hacer común
producirse por muchos motivos, pero uno de ellos es el intercambio de gérmenes que –siem- lo que parece inaceptable. Deberíamos de bólicamente pederasta. Convendría re-
pre e inevitablemente– ocurre en el acto amoroso (no sólo se comunican microorganismos aclararnos con todo esto. flexionar sobre ello. xyzn
entre los genitales; también hay intercambio de gérmenes entre las bocas, las pieles, las mu-
cosas..., con todas las variaciones, combinaciones y permutaciones posibles entre unas y otras). 3.3 ¿Por qué tanta sensación de suciedad íntima?
Aunque suela omitirse o negarse, «amar es compartir gérmenes» (pero es también «comuni-
car y comunionar sistemas inmunológicos»). La micción inmediatamente posterior al en- Siempre se han asociado los fluidos genitales con la impureza o la sepsis. Se trata de un ar-
cuentro amoroso –especialmente la femenina– re- caísmo que permanece incólume gracias a nuestra deficiente formación científica y erótica.

A
sulta una práctica sumamente recomendable. Con mar también es «compartir gér- En una primera instancia, por proximidad, se relaciona lo genital con lo urinario y lo fecal;
ello, queda garantizado que los gérmenes que sean menes»; y más aún, «comuni- sin embargo, la posterior septización de lo sexual (y la malignización de los genitales) no es
«arrastrados» uretra abajo no van a crear problema car y comunionar sistemas in- deudora de esta asociación entre lo genital y lo uro-fecal. De hecho, a lo largo de la histo-
alguno. munológicos». xyzn ria, estos fluidos genitales han ido adquiriendo una dimensión séptica –sobredimensionada,
aversiva, obsesiva y específica– crecientemente abstracta y simbólica, que ha ido alejándose
El perineo es notoriamente más estrecho en las mujeres; así que, en ellas, el ano y la vulva de la suciedad misma (la que puede limpiarse con agua) para conectar con la «suciedad del
están más cercanos, lo cual debe tenerse en cuenta para los usos de higiene íntima (tanto anal alma» y con la «enfermedad del cuerpo» (por lo tanto con aquello que ha de ser purificado,
como vulvar). Siempre debe de procurarse que las maniobras de limpieza ocurran «de ade- desde fuera, por Especialistas de la Purificación).
lante hacia atrás»; pero, especialmente tras la defecación, han de ser evitadas las maniobras
de sentido contrario, que van «de atrás hacia adelante» (evitando así trasladar gérmenes fe- De este modo, es bien fácil encontrar esta perspectiva en el Levítico –que es el tercer libro del
cales hacia la vulva). Antiguo Testamento y que fue escrito un milenio antes de Cristo–. En este documento se ofre-

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Y
ahvé, en el Levítico, ya mostraba ac- cen «prescripciones purificantes» reveladas por el Así, el semen (de ahí su nombre) llevaba la semilla de este nuevo ser y producía el milagro
titud de rechazo y aversión hacia los propio Yahvé; luego son, en el sentido más lite- de la vida. En este sentido, el semen era simiente (luego, tesoro); lo más puro y lo más va-
fluidos genitales que él mismo ha- ral, «Palabra de Dios». Este libro, escrito para los lioso. Sin embargo, la eyaculación fue considerada una «excreción»; o sea, eliminación de sus-
hijos de Leví (o sea, rabinos), es el primer cate- tancias de desecho. Con ello, se hacía coincidir la simiente con la impureza, lo valioso con lo
bía creado y que en el Génesis había
cismo de la historia y dedica su capítulo 15 a las execrable y lo sagrado con lo escatológico; en fin, un disparate imposible de ser sensatamente
evaluado positivamente. x y z n
impurezas genitales de hombres y mujeres. Sus gestionado.
últimos versículos rezan así: «Ustedes deberán prevenir a los israelitas sobre sus impurezas, a
fin de que no mueran a causa de ellas, por haber manchado mi Morada, que está en medio De esta diferenciación y sus confusiones resultó el laberinto de la cuestión eyaculadora –tan-
de ellos. Este es el ritual concerniente a la persona que padece de flujo; al que tiene una eya- to voluntaria como involuntaria, tanto solitaria como acompañada– que planteó innumera-
culación y por eso incurre en impureza; a la mujer indispuesta debido a su menstruación; al bles contradicciones en aquella medicina antigua. Pues se intentaba gestionar, al tiempo, un
hombre o a la mujer que padecen de flujo; y al hombre que se acuesta con una mujer impu- tesoro y un residuo; por lo que se intentaba retener (o ahorrar) lo primero, mientras que se
ra». En fin, que el mismísimo Yahvé, en primera persona, ya mostraba aquellas actitudes de procuraba gastar (y deshacerse) de lo segundo. Así, enfermaban quienes lo desperdiciaban (el
rechazo y aversión hacia estos fluidos genitales que él mismo había evaluado positivamente tesoro) pero enfermaban también quienes lo retenían (el residuo). De este modo, aquellos
en Génesis; ahora sí, coincidiendo en los ascos de los rabinos de aquel tiempo. En rigor, no médicos romanos confirmaban sus teorías sobre «gestión de fluidos genitales» hallando –aquí
sabemos si Yahvé pensaba así por influencia rabínica o si los rabinos pensaban así por influencia y siempre– la razón de todos los «males del alma» (de forma muy similar a lo que ocurre hoy
divina; pero sin duda coincidieron desde muy pronto. Desde luego, la documentación seña- con los psicólogos y los abusos sexuales: que encuentran –aquí y siempre– la génesis de to-
la y subraya que los fluidos genitales son impuros e impurificantes, así que han de ser purifi- dos los traumas y psicopatías).
cados gracias a la acción de los que aquí llamaremos «Guardianes de Puritas».
Con la intención de poner alguna coherencia entre tanta contradicción, Sorano (el gran gi-
En la otra tradición, la pagana homérica, tampoco estos fluidos salieron muy bien parados. necólogo de la Antigüedad) explicó la existencia de dos escuelas que consideran de forma con-
El saber antiguo heleno diferenció bien pronto entre secreción y fecundación; pero esta di- tradictoria la relación entre retención espermática y enfermedad. De un lado estaría la en-
ferenciación produjo paradojas (que aún no han sido del todo resueltas) ya que se unía lo fermedad por «pérdida de esperma» (para lo cual se promueve el ahorro eyaculatorio) y por

«
más puro (la simiente) con lo más impuro (los fluidos genitales). No había duda de que los otro lado estaría la enfermedad por «retención espermática» (para lo cual se promueve la se-
hombres eyaculaban y las mujeres menstruaban (luego ambos secretaban flujos genitales); tam- creción eyaculadora). Sorano se alinea con la primera, por lo que promueve la abstinencia
poco había dudas de que ambos fenómenos estaban asociados a la fecundación (pues se sa- sexual y canoniza una me-
bía que sin lo uno y lo otro no había fecundidad); ahora bien, ambos flujos quedaron –des- Toda emisión de esperma es perjudicial para la salud; [por dicina contentiva y antise-
de muy pronto– asociados a la sepsis (lo impuro), pero aún más el flujo menstrual, el cual no ello] las relaciones sexuales son perjudiciales en sí mis- xualista. Así, en su «Gine-
contenía semilla (o si la contenía, era impura) y que fue relacionado con pathos (lo cual ocu- mas». (Galeno, en «Ginecología»). Esta anticuada idea si- cología» podemos leer:
rrió en ambas tradiciones: la bíblica y la homérica). En el propio Levítico, además de subra- gue repitiéndose como si fuese cierta. Eyacular mucho «toda emisión de esperma
yar la condición impura de la mujer menstruante, también se señala que la mujer «está in- daña tanto como trabajar mucho, escupir mucho, sudar es perjudicial para la salud;
dispuesta», recogiendo pues los dos significados simbólicos de la menstruación que correrán
a lo largo de toda la historia: pathos y sepsis. A partir de aquellos cimientos bíblicos y ho-
mucho, hablar mucho o rezar mucho. xyzn [por ello] las relaciones se-
xuales son perjudiciales en
méricos se irán desarrollando los «monstruos del menstruo» que posteriormente analizaremos. sí mismas». Con esta declaración se une a una tradición que también podemos encontrar en
Galeno, quien ya había señalado: «no hay nada sorprendente en el hecho de que las perso-
En aquella Antigüedad, la «cuestión seminal» no era propiamente embriológica, sino más bien nas entregadas al libertinaje se debiliten, porque estas pierden la parte más pura de cada una
teológica. No se trataba de cómo se constituía el embrión en el interior del útero, sino de de las dos materias en todo el cuerpo [se refiere a la sangre y al semen]. Si a esto añadimos
cómo se formaba el alma y cómo llegaba hasta el interior del vientre materno. Así que era aún que el placer puede, de por sí, disolver la tensión vital hasta el punto de que los individuos
una cuestión de «neuma»; o sea, de «aliento vital», que sería quien dotaría de humanidad al mueren por exceso de placer, no debe sorprender el hecho de que se debiliten las personas que
nuevo ser. Este «neuma», estaba contenido en la semilla masculina y transportaba el alma. hacen un uso inmoderado de los placeres del amor».

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De este modo se dio comienzo a una nueva episteme del sexo que pasó de ser –sólo– «ma- tamiento cuando menstrua. En menor medida, y en estratos socioculturales muy bajos que
teria moral» para empezar a ser –también– «materia médica». Lo que había sido «ocasión para no han tenido acceso al documento escrito, todavía sobreviven algunos de los monstruos ori-
el pecado» se convirtió también en «agente patógeno» y con ello se inició una tradición que ginales de Plinio (como que se marchitan las flores o se cortan la leche y la mayonesa).
ha resultado milenaria y que hoy continúa vigente gracias a la Salud Sexual. En cualquier caso,
así fue como en aquella Roma convergió la higiene de los higienistas, la salud de los sanita- En aquella Antigüedad nunca se entendió el ciclo menstrual ni se supo cuál era el momento
rios y la pureza de los puritanos en torno a un sexo genitalizado que quedó definido como de la fecundación, ni cómo ocurría ésta. Sin embargo sí prevaleció la idea (que aún subsiste)

E
impurificante, concupiscente y patógeno. Y así de que las mujeres en este estado podían quedar embarazadas. El propio Plinio prohibía las
n Roma comenzó una nueva forma de
fue como se inició la «auto-aversión», la náu- relaciones sexuales en este estado porque creía que los niños así concebidos nacerían con la
sea de uno mismo y la tradición de que otros,
entender el sexo que pasó de ser «mate- sangre infectada (enfermos, tullidos o muertos). Siglos después, a principios del siglo III, esta
«desde fuera», te prevengan de ti mismo y de ria moral judía» a ser también «mate- misma creencia está presente en los escritos de Clemente de Alejandría y de Orígenes. Y, aún
tus adentros. ria médica helena» y con ello se inició más tarde, en el siglo V, en su «Comentario a Ezequiel», el santo Jerónimo afirma: «Cuando
una tradición profiláctica que hoy lla- un hombre tiene relaciones sexuales con una mujer en este tiempo, los niños nacen leprosos
3.4 Los Monstruos del menstruo mamos Salud Sexual. xyzn e hidrocéfalos, y la sangre corrompida actúa para que los cuerpos apestados por su impure-
za lleguen a ser demasiado grandes o demasiado pequeños». Durante toda la Antigüedad –y
Además de lo antedicho, que explica la histórica e histérica satanización puritana de los flui- aún en el Medievo– se ha creído que era posible (además de peligroso y pernicioso) el em-
dos genitales, la menstruación femenina ha recibido un tratamiento diferenciado, que ha sido barazo en el periodo menstrual.
aún más sórdido y septizante, pues se ha asociado diferencialmente con innumerables catás-
trofes y calamidades. Son los «monstruos del menstruo», que han servido para demonizar la Sin embargo no todos lo creyeron. Filón de Alejandría (coetáneo de Cristo) consideraba que
menstruación y para estigmatizar a la mujer en este periodo. las mujeres menstruantes no podían quedar embarazadas pues el efecto ponzoñoso del flu-
jo menstrual dañaría al semen, incapacitándolo. De hecho, quienes compartían las tesis de Fi-
La medicina romana (recogiendo la tradición levítica) convirtió la menstruación en fuente de lón ahorraron en venenos contra el embarazo y tuvieron practicas coitales en este tiempo que

D
innumerables problemas. Cuando ocurre, porque se produce (pues la mujer es impura en este fueron del todo aconceptivas (y nada pató-
estado); cuando se ausenta, porque se retiene (pues la retención es perniciosa); y cuando con- genas). Hoy sabemos que nunca se produje- urante toda la Antigüendad –y aún
curren dolores o malestares, porque son prueba del estado patógeno de la menstruante. El sa- ron embarazos en periodo menstrual y que en el medievo– se ha creído que era po-
ber médico romano mantuvo la noción de flujo menstrual contaminado y contaminante, con todo aquello no fueron sino infundios; sin sible (aunque peligroso y pernicioso) el
lo que consideró que amenorreas, dismenorreas o cualquier forma de «retención menstrual» embargo, aquellas mismas emociones nega- embarazo en periodo menstrual. Aun-
eran causa de terribles enfermedades. Pero a la vez también se problematizaron las reglas co- tivas (aversión, repugnancia…) subsisten. que se creyese, nunca hubo ningun
piosas y abundantes. Así se fue formando un embrollo que nadie logró desembrollar y que
aún se embrollaría más con el discurrir del tiempo. Hace casi dos milenios el historiador ro- Llegados al tiempo actual algo deberíamos de
embarazo en este periodo. xyzn
mano Plinio recopiló estos monstruos que él tenía por ciertos. Así, escribió: «El vino nuevo se hacer para dignificar lo que durante tantos siglos ha sido tan difamado. Con ese ánimo ofrez-
pondrá agrio, las semillas que toque quedarán estériles, los injertos se secarán, los frutos se mar- co unas pocas reflexiones menstruales desde la sensatez y el conocimiento.
chitarán y caerán las frutas del árbol bajo el cual se siente (...) Su vista opacará el brillo de los
espejos, le quitará el filo al acero y tersura al marfil» (...) El enjambre de abejas que pase sobre Aunque el término menstruación hace expresa referencia a la periodicidad mensual (lunar)
ella morirá inmediatamente. El latón y el hierro enmohecerán y emitirán olores desagradables. de este ciclo (28 días), esta duración es sólo un modo de explicarlo, pues la diversidad es mu-
El perro que guste esta materia se volverá loco y su mordedura será venenosa e incurable». cha. Hay mujeres con ciclos cortos y otras con ciclos largos; incluso muchas combinan unos
y otros, produciendo irregularidades que no lo son. Por eso decir que el ciclo menstrual dura
En los siglos posteriores se fue descubriendo que todo eran patrañas; sin embargo, algunas 28 días es una descripción, no una prescripción. En materia sexual es tanta la presión normativa
de ellas han sobrevivido; por ejemplo: que menstruar es una especie de enfermedad, que esta y normalizante que muchas explicaciones acaban convirtiéndose en regulaciones. A veces ocu-
sangre es un excremento asqueroso y peligroso, y que la mujer debe modificar su compor- rre sin que se pretenda... Y muchas veces ocurre porque se pretende.

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COMPRIMIDOS DE SExO PARA PENSAR / COMPRIMI2.1 / GENuS 4 / LA PRINCESA MIRMIDONA

Los cuatro o cinco días de sangrado (que pueden ser seis o siete) son la parte del ciclo que
corresponden con la caída y expulsión del endometrio, que será inmediatamente sustituido

E
por uno nuevo que ofrezca las con-
l ciclo menstrual de 28 días es una «descripción», diciones óptimas para la implanta-
no una «prescripción». En materia sexual es ción del cigoto y el inicio del emba-
tanta la presión normativa, normalizante y nor- razo.
malizadora que muchas «explicaciones» acaban

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convirtiéndose en «regulaciones». A veces ocurre Llamamos menarquía al periodo de
sin que nadie lo pretenda, pero muchas veces inicio de las reglas y menopausia al
ocurre porque alguien lo pretendió. x y z n periodo en que los ovarios dejan de
trabajar. Tanto en uno como en otro,
suelen producirse irregularidades menstruales. Entre ambos episodios –lo cual corresponde con
su etapa fértil– una mujer tiene aproximadamente medio millar de menstruaciones; así que,
sumados los días, pasa unos cinco años de su vida menstruando. Nunca en la historia las mu-
jeres habían menstruado tanto como en la actualidad. En otros tiempos las mujeres casadas
menstruaban mucho menos puesto que tenían muchos más embarazos y hacían periodos de CAPÍTULO 4
lactancia materna mucho más largos. A su vez, en estos tiempos, la mayor parte de las mu-
jeres hacen vidas del todo normales en sus periodos menstruales. A esto último han contri-
KLÍTORIS: LA PEQuEÑA PRINCESA MIRMIDONA
buido muchas cosas, pero una por encima de las demás: la universalización del uso de tam-
pones y minicompresas. Aunque no es muy conocido –ni reconocido– estos artilugios han El término clítoris procede del griego clásico y hace referencia a un personaje mitológico fe-
significado un gran avance para el quehacer cotidiano de la mujer, pero también han hecho menino del cual Zeus estuvo enamorado. Efectivamente, Klítoris era una princesa mirmido-
que quedase tiranizada por un nuevo mercado: el de la «Pureza gino-genital». Con la pre- na y los mirmidones eran hormigas convertidas en personas; a pesar de su pequeño tamaño,
tensión de ofrecer alternativas, han aparecido las copas vaginales de silicona. era tan grande la hermosura y la gracia de aquella joven muchacha que Zeus acabó prenda-

E
do de ella. Así, según cuenta el mito, el todopode- l clítoris es el único órgano que no
Aunque se ha relacionado la sangre menstrual con un sinfín de bulos, se trata –sobre todo– roso dios tuvo que transformar su propio tamaño entiende de funciones y se dedida
de un «hecho comunicativo» que contiene el siguiente mensaje: «hace unas dos semanas se para poder cortejarla, amarla y yacer con ella.
produjo una ovulación, así que hubo alguna posibilidad de que te quedases embarazada. Por
a las sensaciones. xyzn
la razón que sea (quizás tú sí lo sepas) tal probabilidad no prosperó, así que –ahora mismo– Al margen de aquella narración mítica, el clítoris es un órgano singular. El resto de las estruc-
no estás embarazada; sin embargo, la maquinaria funciona perfectamente, eres fértil, y en pró- turas anatómicas (especialmente, la piel) pueden proporcionar placer, pero sirven para algu-
ximas ovulaciones, si te pones a ello, puedes quedarte embarazada». na función; sin embargo, el clítoris no entiende de funciones: se dedica –sólo y exclusivamente–
a las sensaciones. Se trata de un órgano para sensar* y está especializado en el placer, con lo
La sangre menstrual está constituida por dos sustancias especialmente maravillosas: sangre y que resulta ser un órgano hedónico diseñado para el éxtasis. Puede decirse que es la encarna-
endometrio. La sangre es nuestro líquido más preciado y el endometrio es la piel interna del ción anatómica de lo que en aquella Grecia Clásica representaba Hedoné (diosa de los place-
útero encargada de recibir y nutrir al futuro ser. ¿Cómo es posible que estas dos sustancias, res del cuerpo) que era hija de Eros y de Psique; o sea, el resultado del encuentro entre el amor
fuentes de vida, puedan producir asco o aversión? Si fuésemos más sabios y más justos dedi- carnal y la mente. Seguir la lógica de este hilo mítico heleno puede hacernos mucho bien, aho-
caríamos las más anchas avenidas y los más encendidos poemas a glosar esta mágica mezcla ra que parece que ya hemos hecho las paces con los placeres de la carne y ya no son motivo
que produjo las condiciones necesarias para que germinásemos en el interior del seno de nues- para el «castigo eterno» sino ocasión para el «gozo de existir».
tra madre. *[Neologismoapartirdellatín«sensus»;recibirsensaciones.Graciasaestadistribuciónpodemosdecirquelassensacio-
nes«sesensan»ylossentimientos«sesienten»].

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COMPRIMIDOS DE SExO PARA PENSAR / COMPRIMI2.1 / GENuS 4 / LA PRINCESA MIRMIDONA

L
4.1 Al alcance de la mano os placeres de la carne ya no son motivo Alcanzado el último tercio del siglo XX, el clítoris adquirió cierto rango de respetabilidad en
para el «castigo eterno», sino ocasión el saber científico y en el reconocimiento cultural. Tres obras contribuyeron singularmente a
Pese al maravilloso lecho mítico subyacente este conocimiento: «Respuesta Sexual humana» de Masters y Johnson (1966); «Naturaleza y
(Klítoris, Hedoné, Eros, Psique...), a partir del
para el «gozo de existir». xyzn evolución de la sexualidad femenina» de Mary Jane Sherfey (1966); y «El mito del orgasmo
triunfo de las grandes religiones monoteístas, la Cultura ha sido especialmente belicosa con vaginal» de Anne Koedt (1969). Las ideas contenidas en estas obras sirvieron para que emer-
el clítoris por su inequívoca relación con el placer, el éxtasis gozoso, el frenesí y el clímax. De giese la noción –la conciencia y la experiencia encarnada– del clítoris; lo cual, a su vez, per-
este modo ha sido excluido del conocimiento y de la experiencia (incluso de la anatomía) me- mitió que el placer femenino se distanciase de la vagina, del coito y de la necesidad del miem-
diante su ablación: simbólica (con silencio y tabú) o quirúrgica (con extirpación mutilante). bro viril. Y así fue como el orgasmo femenino se redefinió como algo que estaba «al alcance
de la mano». Con ello la mujer pudo comprobar que el placer «habitaba en ella» (luego que
Aunque la transmisión del saber sobre este órgano haya sido milenariamente impedida y com- no era «dádiva ajena») y también se hizo evidente que era «posibilidad volitiva». Con ello la
batida, el clítoris –carnoso, eréctil e hiperestésico– fue conocido desde muy antiguo. Así, el mujer tomó conciencia de que, precisamente porque era suyo y porque estaba a su alcance,
médico heleno Rufo de Éfeso (que vivió a finales del siglo I) lo menciona expresamente y hay podía –también– compartirlo (incluso reclamarlo); pero no desde la «pertenencia al otro», sino
constancia de que en aquella Antigüedad existía un verbo (que podríamos traducir como «cli- desde la «soberanía de sí»; con lo que podía ser «amante» y no sólo «amada». En fin, que el
torizarse») para designar la estimulación de este órgano, lo cual se hacía con consciente pro- clítoris fue la «stargate» que abrió la experiencia sexual femenina (luego también la masculi-
pósito hedónico. Sin embargo, hubo que esperar hasta el siglo XVI para que la ciencia lo to- na) a otra dimensión amatoria hasta entonces desconocida.

E
mase en consideración y se incorporase –aunque marginalmente– al saber anatómico. En aquel
tiempo renacentista y reinstaurador, fue el anatomista italiano Renaldo Colombus –maestro 4.2 Hablemos de ablaciones l clítoris fue la «stargate» que
abrió la experiencia sexual feme-

E
del insigne Falopio– quien lo describió en su obra
l clítoris ha sido excluido del co- «De re anatomica» (publicada en 1559) definiéndo- Como ya se ha dicho, el clítoris ha pasado inadver- nina (y también la masculina) a
nocimiento, de la experiencia (in- lo como la «sede del placer femenino». tido, negado y/o descalificado a lo largo de toda la otra dimensión hasta entonces
cluso de la anatomía) mediante historia. Pero la cuestión ha sido más grave pues, so- desconocida: el placer sin cópula y
la ablación simbólica o la extirpa- Resulta difícil de entender la ausencia de conoci- bre todo, ha sido perseguido, mutilado, desgarrado el gozo no genésico. x y z n
ción quirúrgica. x y z n miento científico del clítoris. Pese a su pequeño ta- y amputado. Aún persiste, en otras latitudes, la tra-
maño y a su discreta localización, no es necesaria dición ritual de su obligada ablación, llevada a cabo cruelmente en la más tierna infancia. Pero
ninguna técnica compleja para su observación y experimentación. Es visible, palpable y sen- esto no sólo ocurre en culturas lejanas, gobernadas por ancestrales mitos religiosos, sino que
sible (o sea, estudiable, conocible y reconocible) incluso con los instrumentos y procedimientos está presente en nuestra propia cultura laica democrática y científica. Ahora bien, nuestra cul-
de la ciencia aristotélica. Sin embargo, el conocimiento erudito se desinteresó por él; aunque tura judeocristiana no practica la mutilación genital quirúrgica, sino una sutil ablación clitóri-
sería más correcto decir que se interesó –incluso con denuedo– en que no saliera del arma- ca de orden simbólico, que no se hace con ritual, extirpación y traumatismo, sino con silen-
rio, en que quedase oculto en el más absoluto desconocimiento y, sobre todo, en corregir las cio, ocultación, prohibición, culpa, miedo, angustia, inexperiencia e ignorancia. Pero ambas
desviaciones que de él emanaban. De forma natural –y sin inducción alguna– la mayor par- formas de la ablación clitórica (tanto la cruel como la sutil, tanto la simbólica como la qui-
te de las niñas de todos los tiempos y culturas se estimulan desde muy temprana edad, des- rúrgica) se han hecho con los mismos propósitos antihedónicos y misóginos.

L
cubriendo las características hedónicas de
as niñas de todos los tiempos y todas las
este órgano. Esta natural e ingenua incli- La pervivencia de esta mutilación ritual –real o simbólica– sirve también para señalar aque-
nación ha sido observada –y perseguida–
culturas se han tocado la vulva, descubriendo llo que quiere omitirse (pues sólo se combate aquello que existe, que es temido y que es te-
desde el principio de la Historia. Así que las cualidades hedónicas del clítoris. Así nido por nocivo). Y este asunto, el temor, es el tema central de esta trama. Más aún, se tra-
el desconocimiento sobre el clítoris no se pues, este milenario y obstinado desconoci- ta de un miedo que es «angustia ancestral». Por ello ambas mutilaciones han sido realizadas
ha basado en la ausencia científica de los miento sobre el placer femenino no se ha ba- en todos los tiempos y en todas las latitudes, sobre todo, por quienes más querían (y prote-
datos, sino en la negación moral de las sado en la ausencia de los datos, sino en la gían) a estas niñas mutiladas: sus propias familias. Más aún: sus propias madres y abuelas (que,
evidencias. negación de las evidencias. xyzn a su vez, también fueron mutiladas). Conviene detenerse en esta aparente falta de compa-

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uestra cultura judeocristiana no ha practicado la sión, para darnos cuenta de que, minador» dotado de un «órgano inseminante» y a la hembra como un «ser inseminado» con
mutilación genital, pero sí una sutil ablación por debajo de estas mutilaciones, un «órgano inseminable», ambos al servicio de la «causa genésica». El conocimiento y el reco-
clitórica de orden simbólico, hecha con ocultación,hay supuestas salvaciones, todo lo nocimiento del clítoris señalan que hay «algo más» que la «producción de prole» y la «com-
cual requiere de ignorancias plementariedad genital de la cópula». Y tal conocimiento tiene grandes consecuencias en el or-
prohibición, culpa e ignorancia. xyzn (pero, sobre todo, de terrores y den de la cultura y en el orden de la experiencia íntima. Tanto es así que esta evidencia –y esta
de aprensiones) que han sido producidas y transmitidas por la propia cultura a la que estas experiencia– ofrece un universo nuevo y distinto de interpretaciones y significados para explicar
mujeres pertenecen. Porque en el ánimo de estas mujeres castradoras no está el propósito de a los hombres y a las mujeres, así como sus amores, relaciones, gozos y deseos. Clítoris es otra
mutilar a sus hijas (aunque sea eso lo que realmente estén haciendo), sino al contrario, pre- grieta en el Paradigma de Genus que permite abrir paso al nuevo Paradigma de Sexus.

H
tenden protegerlas de las graves amenazas que el uso o la tenencia de este órgano puede aca- ablando de clítoris hablamos de placer femenino «ajeno a la vagina y a la penetra-
rrear. Fundamentalmente: impureza, tentación, infierno, enfermedad, vicio, estigma y ex-
ción», independiente de la cópula, de la reproducción, del varón y de su miembro vi-
clusión social.
ril. Hablamos del dato que rompe la consistencia del discurso canónico. x y z n
Se trata de un asunto desgarrador sobre el que deberíamos reflexionar con cuidado, pues aca-
bamos culpando –incluso castigando– a las propias familias (insisto sobre esto; especialmen- 4.3 Anorgasmia por mutilación clitoriana simbólica
te madres y abuelas) por salvar a sus hijas de terribles monstruos y funestos peligros que noso-
tros mismos hemos creado y creído. En éste, como en muchos otros problemas sexuales que Hay personas que –por accidente o por mutilación– no tienen clítoris (o pene), lo cual no
arrastramos como resultado de una historia antisexual, puritana y antihedónica, el enemigo quiere decir que no puedan disfrutar de orgasmos (aunque ciertamente lo tienen muy difi-
no son las personas que están alrededor de estos rituales, sino la episteme que lo propone y cultado). Para lograrlo –si lo logran– habrán de enseñar a su cerebro para que desencadene
la ideología que lo sostiene. Así, no ha de combatirse con los presupuestos del Ministerio de esta peculiar, placentera, intensa y efímera sensación sin la ayuda de este privilegiado cami-
Justicia e Interior (menos aún con el de Defensa), sino con los del Ministerio de Educación y no. Aunque es difícil, puede lograrse; de hecho, tal ocurre en algunas personas con lesiones
Ciencia (mejor aún de Cultura). medulares o con mutilaciones genitales: que su cerebro aprende a tener orgasmos con estí-
mulos que no llegan desde los «lugares adecuados» ni por las «vías adecuadas».
Ya hemos señalado que los humanos somos capaces de «hacer existir existencias que no exis-
ten»; especialmente, somos capaces de construir monstruos irreales que producen terrores rea- Muchas mujeres sin mutilación clitórica alguna (excepto la simbólica) pretenden esto mismo:
les. Una vez que tales quimeras entran en el orden de lo percibido, se cambian la economía lograr orgasmo sin estimulación del clítoris. Dada la plasticidad del cerebro, no es del todo
y la gestión de las amenazas, los peligros y las defensas. Así, puede producirse daño real aho- imposible, pero este método sólo sirve para complicarse la existencia; o sea, para obtener frus-
ra para evitarse un supuesto daño mayor y futuro (irreal pero terrible). Con esto, llegamos a tración donde se pretende satisfacción. En realidad, la idea misma (pretender orgasmo sin usar
dañar cierta y deliberadamente a los menores a los que tendríamos que proteger. la maquinaria orgásmica) es bastante extravagante. Es algo similar a que un hombre preten-
da tener orgasmos sin estimulación del pene: no es del todo imposible, pero sí es bastante
Para comprender este disparate conviene detenerse en el aspecto hedónico del asunto, pues complicado; sobre todo, si aún no se ha logrado mediante el «mecanismo ordinario».
hablando de clítoris hablamos de placer. Más aún, hablamos de placer femenino; todavía más,
hablamos de placer femenino «ajeno a la vagina y a la penetración», así que independiente de Las mujeres que pretenden orgasmos por estimulación exclusivamente intravaginal y no lo con-

N
la cópula, de la reproducción, del varón y de su siguen suelen considerarse anorgásmicas aduciendo que hay otras mujeres que sí lo logran.
miembro viril. Luego hablamos del dato que rom- o se combate la mutilación geni- A esto habría que hacer dos advertencias: la primera, que hay mujeres que dicen que lo lo-
pe la consistencia del discurso canónico y habla- tal femenina con presupuestos del gran sin lograrlo (porque mienten, se engañan, o han sido engañadas haciéndolas creer que
mos de la excepción que contradice todo el en- Ministerio de Justicia,Interior o eso es «lo apropiado»). La segunda, que hay una minoría de mujeres que, efectivamente, lo-
tramado teórico antiguo. Hablamos de la prueba Defensa, sino con presupuestos gran el orgasmo sin estimulación clitoriana directa. Suele decirse que tienen un «orgasmo va-
inequívoca de que el Creador (sea esto lo que sea) del Ministerio de Educación, ginal»; sin embargo, lo que tienen es un «orgasmo fácil» porque con el estímulo indirecto del
no había construido al macho como un «ser inse- Ciencia y Cultura. xyzn clítoris les es suficiente para alcanzar el umbral de excitación que desencadena el orgasmo.

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E M
A su vez, algunas de estas mujeres (que no logran el troduzcan nada en la vagina cuando
l placer es «subjetivo, personal e orgasmo mediante estimulación intravaginal) se nie- se masturban a solas. Lo más habi- uchos hombres creen que las mujeres se mas-
intransferible»; así que ocurre en gan a usar sus manos para estimular su propio clíto- tual suele ser que estimulen –directa turban introduciéndose objetos en la vagina.
ti y es tuyo; nadie te lo da (ni ris (las hay que aceptan las manos de él, pero no las o indirecta– el glande del clítoris, Lo piensan porque así ocurre en la ficción
puede dártelo); en el mejor de los suyas propias). Con ello, sin quererlo (o sin querer acompañando estas caricias de otras pornográfica. Pero la pornografía no es un
casos, lo compartes. x y z n quererlo) se convierten en «boicoteadoras» del in- estimulaciones menos «especializa- «documental», sino una «fantasía» que pre-
cremento de su umbral de excitación; con lo cual das» en otras zonas de la geografía tende excitar –sobre todo, a los hombres–. Efec-
más que «anorgásmicas» son «antiorgásmicas». No es que no tienen, sino que lo impiden por- epidérmica (pechos, muslos, vientre, tivamente esta imagen suele resultar vi-
que no quieren tenerlo; y muchas, además, porque quieren que sea él quien se lo proporcione.
Por esa misma razón (ha de ser él la causa de mi placer), otras creen que su excitación me-
nalgas, vulva, vagina, ano, etc.). No
obstante, cada mujer usa los modos,
sualmente excitante para ellos. xyzn
joraría si él mejorase su «rendimiento genital»; incluso algunas culpan a su amante de su pro- técnicas, estrategias, trucos, juegos o juguetes que más le agradan; pues se trata precisamente
pia incompetencia orgásmica. Las hay que han construido todo un discurso sobre este asun- de eso: de explorar, de conocer, de gozar y de disfrutar. Y como hablamos de intimidad pre-
to, pues creen «tener derecho» al orgasmo y sienten que él no cumple con «su deber» de valece el principio de singularidad e individuación, lo cual puede formularte como: «que cada
proporcionárselo; así que comete fraude... y defrauda. Si seguimos por este camino, acaba- uno busque, encuentre y haga sus propias “cadaunadas”».
remos poniéndonos «hoja de reclamaciones» erótica, «servicios postventa» amatorios y «asis-
tencia letrada» amorosa. 4.4 Similares no quiere decir asimilables

Este modelo de pensamiento que opera con «lógicas públicas» (derechos, convenios, intere- Existe la creencia de que el clítoris es un atributo humano; sin embargo todas las mamíferas
ses mercantiles...) es una trampa de la que no se puede salir sin daño (propio o ajeno). Y esto lo tienen. Sólo cambia su localización y morfología, que es diferente en cada especie. Com-
por dos razones. La primera y más importante: porque el placer es «subjetivo, personal e in- parativamente con el resto de hembras mamíferas, el glande del clítoris humano es especial-
transferible», así que ocurre en ti y es tuyo; nadie te lo da (ni puede dártelo); en el mejor de mente «extravaginal» y esta localización sí es una característica diferencial de nuestra especie.
los casos, lo compartes. Bien es cierto que determinadas personas, situaciones y marcos rela- Ahora bien, excepto el glande, el resto del clítoris permanece interno (entre la pared abdo-
cionales facilitan (incluso provocan) que este placer –que habita en ti– emerja desde lo más minal y la pared anterior de la vagina).

A
íntimo de tus entrañas. Pero –y aquí viene la segunda de las razones– el orgasmo no «se lo- unque clítoris y pene sean homólogos y
gra», no «se consigue», no «se llega» o no se «alcanza»; sino que «me viene». Aunque se pre- Aunque hay una clara similitud entre el clí- similares, no deben equipararse. Así
tenda como meta, no lo es; al contrario, el orgasmo es «el sujeto de la acción extática». Es el toris y el pene, no deben de asimilarse: tie- que, «chico: no trates al clítoris como sí
orgasmo el que «realiza» la acción y somos nosotros los que «somos realizados». Es el sujeto nen la misma procedencia embriológica fuese un pene» y «chica: no trates al pene
que nos hace objetos del éxtasis. El orgasmo es como el sueño: viene o no viene (incluso no pero son órganos diferentes. Así, aunque re- como si fuese un clítoris». x y z n
viene porque –o cuando– quieres que venga; o viene porque –o cuando– no quieres que ven- sulte didáctico, no es riguroso definir el clí-
ga). No es un hecho voluntario, así que la voluntad lo aleja. Lo que se puede hacer en am- toris como un «micropene hipospádico»*. Tampoco es correcto considerar el pene como un
bos casos (para dormirse o para correrse) es estar preparado para que, si viene, te pille en la «macroclítoris horadado por la uretra». Ambos son órganos sumamente sensibles que res-
posición correcta (erotizada o somnolienta). Desde esa posición nos abandonamos a la ex- ponden al estímulo táctil y ambos son órganos eréctiles que se llenan de sangre con la exci-
periencia y entramos en ella; o sea, nos dejamos arrollar por una fuerza interior que pro- tación, incrementando su volumen y su firmeza. Asimismo, ambos son la principal puerta de
porciona un viaje por las afueras de la voluntad, la consciencia y el control. entrada que da acceso al orgasmo. Ahora bien, no debe usarse la experiencia de uno para pro-
yectarse en la experiencia del otro. Así pues: «si eres usuario de pene, no trates al clítoris como
Una última idea: solemos creer –sobre todo los hombres lo creen– que las mujeres se mastur- si fuese un pene» y «si eres usuaria de clítoris, no trates al pene como si fuese un clítoris». En
ban introduciéndose dedos u objetos en su vagina. De hecho, en la ficción pornográfica así sue- el territorio de Eros no funciona la máxima: «trata al otro como te gustaría ser tratado». Al
le ser (pues la pornografía sirve para excitar, sobre todo a los hombres, y esta imagen suele contrario, funciona la máxima: «hazte tratar como quieras ser tratado y trátale como quiera
resultar visualmente excitante para ellos). Sin embargo, es poco común que las mujeres se in- que le trates».

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COMPRIMIDOS DE SExO PARA PENSAR / COMPRIMI2.1 / GENuS 5/ vIRGINALES hIMENEOS

*[Hipospadia:malformacióngenitalmasculinaenlaqueelmeatonoestálocalizadoenlapuntadelpene,sinoenotrolugar
delrecorrido,resultandolauretramáscorta.Setratadeunhechodeintersexualidad.Podríadecirsequelasmujeresson
todashipospádicas.]

E
l clítoris –igual que el pene– no es Como ya se adelantó, «donde los machos tienen
una característica humana. Bas- pene, las hembras tienen clítoris». Así que, si en
tantes animales lo tienen.x y z n una especie hay «barro» para construir pene en el
macho, también lo hay para construir clítoris en
la hembra. Luego alguien (animal o humano) puede tener –al tiempo– pene y vagina (que

21
son cosas diferentes) pero no es posible tener –a la vez– pene y clítoris; aunque puede tenerse
lo uno que parece lo otro, como vimos que ocurría con las hienas manchadas.

A lo largo de la historia se ha identificado el placer femenino con la vagina (incluso el psico-


análisis identificó el placer vaginal con el placer adulto, relegando el placer clitoriano al pla-
cer inmaduro). Sin embargo, como ya se dijo, la mayor parte de la vagina (concretamente sus
dos tercios superiores) no tiene sensibilidad alguna, por lo que el logro orgásmico por esti- CAPÍTULO 5
mulación exclusivamente vaginal es infrecuente. Por esta característica vaginal, la longitud del
pene es irrelevante para el placer femenino (lo cual no puede decirse del grosor, que sí influ-
VIRGINALES HIMENEOS
ye en la fricción y en la presión sobre el primer tercio vaginal, sensible al placer y al dolor).
El clítoris también es indirectamente estimulado en la penetración, lo cual puede ocurrir a tra- Cada cierto tiempo vuelven las viejas e interminables discusiones morales en torno a la vir-
vés de dos vías. En primer lugar, la mayor parte del clítoris (el cuerpo y las raíces) reciben es- ginidad. Aunque a los más talludos este tema «nos repite», cada generación vuelve a abordar
timulación a través de la pared vaginal anterior. En segundo lugar, el vaivén pélvico (y el los mismos interrogantes morales de siempre, como si el mundo empezase de nuevo cada vez;
«mete-saca» del propio pene) produce movimientos de tracción de los labios menores de la pues, para bien o para mal, los jóvenes siempre aportan un cierto «adanismo» y otro poco

E
vulva que, fusionados al capuchón del de «tenerlo claro» sin fisuras y sin dudas. De este modo emergen cíclicamente las atávicas po-
clítoris, estimulan el glande clitoriano, l orgasmo se produce en el cerebro y no en los siciones y los clásicos argumentos en favor y en contra de la virginidad.
genitales. Muchas mujeres lo logran si, con

C
que es sin duda la zona humana de ma-
yor sensibilidad. penetración o sin ella, se garantizan una es- Los unos sólo ven ventajas en esta tradi- omo hicieron los sexólogos de principios del
timulación clitoriana suficiente. xyzn ción que resulta ocasión para la conti- siglo XX, sugiero una «reforma sexual» que
Ambos glandes (el del pene y el del clí- nencia, la selección, la solemnidad, el ri- no enarbole bandera alguna, que no sea ni
toris) contienen unos receptores sensitivos muy especializados que son los que producen el tual, el compromiso, la entrega agápica*, revolucionaria ni tradicionalista; que no
«disparo orgásmico» responsable de estimular las terminaciones nerviosas genitales. Desde allí,
usando las vías nerviosas sensitivas y recorriendo toda la médula espinal, el estímulo nervioso
etc. Los otros sólo ven inconvenientes en
este anticuado mecanismo de control se-
quiera vencer ni convencer. xyzn
viaja hasta el cerebro, desencadenando la «respuesta orgásmica» que es la responsable de que xual que teme a Eros, a Afrodita y a Hedoné. El caso es que, detractores y defensores, se en-
sintamos la subjetiva «sensación orgásmica». Así pues –conviene tenerlo en cuenta– el orgas- zarzan en viejas polémicas sin ofrecer otra cosa que firmeza en sus posiciones y filiación con
mo es una sensación que se produce en el cerebro y no en los genitales. En consecuencia, para sus banderas. En estas contiendas sistemáticamente se oponen la bandera «progre» frente a
tener orgasmos el único órgano estrictamente necesario es el cerebro. la bandera «regre» (y viceversa); y en estos debates, muchas veces mediáticos, se baten las ar-
mas dialécticas de la «Tradición sexual» frente a las de la «Revolución sexual». Seguramente por-
que tales debates, muchas veces hechos para el espectáculo mediático, me producen pereza
intelectual, trataré de hablar de virginidad sin enarbolar ninguna bandera. Más aún, trataré

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COMPRIMIDOS DE SExO PARA PENSAR / COMPRIMI2.1 / GENuS 5/ vIRGINALES hIMENEOS

de ofrecer una perspectiva distinta, sugiriendo –como hicieran los sexólogos de principios del era desflorable (porque decidía permanecer al margen y fuera de la institución matrimonial) con
XX– una «reforma sexual sobre bases científicas» que no quiere vencer a nadie ni convencer lo cual tampoco era madre (era monja, célibe y/o abstinente). Para complicarlo más, ulterior-

D
de nada. mente emergió la figura icónica de
urante muchos siglos la responsabilidad de la
*[Agape(enlatín,Caritas)esunadelascuatroformasdelamorgriego.Correspondealamorabnegadoysacrificialenel La Virgen-Madre, que ofrece una
queunoseentregayseofrecedadivosamente.] aporía irresoluble: la madre que sí
mujer fue: o preservar que el himen no se rom-
ha dado flor pero permanece no piera para poder mostrarlo «recién roto» la noche
Aclarado lo anterior, dedicaremos este Comprimido a reflexionar sobre las diversas «virgini- desflorada y es eternamente no de bodas, o mantenerlo sin romper eternamente
dades». Así, reflexionaremos sobre el virgo con sus virguerías y sus hemorragias, y trataremos desflorable. para probar su inmaculada condición en el Jui-
de desentrañar los misterios de esa flor que se desflora en la noche de bodas, y el misterio cio Final. En ambos casos la mujer era externa-
de esa espera –entre esperanzada y desesperante– del trámite de dejar de ser virginal para em- Con tanta «floración no desflora- mente juzgada y ofrecía su virgo al «dueño y se-
pezar a ser «cofrade de la Cofradía de la Santa Cópula». da» y tan florida y hemorrágica
desfloración, la virginidad acabó
ñor»: marido o Dios. xyzn
5.1 La virginidad y sus significados teniendo significados contradictorios; pero los dos originales prevalecieron: la espera o con-
tinencia prematrimonial (que acabará con la desfloración de la noche nupcial); y la abstinencia
Virgo quiere decir himen. Uno y otro son términos sinónimos; en realidad, traducciones, por- perpetua, lo cual presume una existencia anaerótica (e incluso una repugnancia antisexual, an-
que uno es latín y el otro griego. Ambos mencionan una «tela genital» convertida en «ban- tigenital, antimatrimonial y antihedónica que, supuestamente, acaba con el aplauso divino;
dera moral». Así pues, parece que son términos que hablan de anatomía, pero realmente ha- incluso la elogiosa santificación). Parece que –en relación a su virgo– la responsabilidad de la
blan de moral; incluso de «control social de los amores prematrimoniales». mujer es: o preservar que esta membrana no se rompa para, llegado el momento, poder mos-
trarla «recién rota» y bien rota; o bien mantener la membrana sin romper durante toda la exis-
El término Himen procede del dios heleno de las ceremonias esponsales y la expresión hi- tencia para así poder probar fehacientemente, el día del juicio final, la inmaculada y beatífi-
meneo quiere decir boda (luego, indirectamente, el término alude a la «desfloración» ritual ca condición de quien viene sin tacha alguna. En ambos casos la mujer es externamente juzgada
de la primera noche). La razón por la que esta membrana vestibular se ha asociado a la no- en virtud del estado de su «íntimo lacrado», que actúa como «testigo de su honradez». Y en
che de bodas es por la antiquísima creencia que asociaba el «virgo intacto» a la garantía de ambos casos el virgo se ofrece al «dueño y señor»: en el primer caso, al marido; en el segun-
virginidad de la recién casada. Por ello, en esta no- do, a Dios. Siendo que, en ambos, el significado de lo que se ofrece es el mismo: la prueba

E
l himen (o virgo) es una «tela ge- che supuestamente mágica –y muchas veces trágica– inequívoca de «pureza sexual» y «ausencia de mácula».
nital» que ha sido convertida en era responsabilidad del novio desgarrarlo, incluso
«bandera moral». xyzn
mostrando pública y ostentosamente la muestra de 5.2 La prueba hemorrágica
sangre como «prueba de honradez» de la novia.
La Medicina Hipocrática no prestó atención a esta membrana vestibular, así que los griegos
Así pues, la virginidad ha sido, antes que todo y más que ninguna otra cosa, una «prescrip- no estuvieron pendientes de cómo estaba esta parte de la anatomía femenina. En cambio los

M
ción imperativa» que obligaba a las mujeres; pues, como su propio nombre indica, estaba cen- judíos sí creían en la «himenal prueba hemo-
edicina y religión se aliaron en la
trada en el virgo (que es una característica anatómica exclusivamente femenina). A lo largo rrágica del himeneo» que es mencionada en
de la historia han sido básicamente dos los significados de la virginidad: la «posposición» coital
Antigüedadal servicio de la causa Deuteronomio (22, 13-17). Y siendo que este
(se trata de demorar el coito hasta la celebración del matrimonio) y la «agnosia» coital (se pro- antihedónica para regular lo íntimo documento judío acabó convirtiéndose en
pone desconocer la experiencia coital). En uno y otro caso se pretende no quedar manchada según criterios públicos. La alianza «fuente de verdad» cristiana, los cristianos
(maculada) por una actividad que se presume sucia. Ahora bien, en el primer caso lo sucio es se mantiene vigente. xyzn también se apuntaron a esta falacia bíblica.
la «prematrimonialidad» del coito; en el segundo, es sucio el propio coito. Así, originalmente
hubo una «virgen» que era la joven, la núbil, la doncella; o sea, la que –todavía– no había sido Los romanos recogieron e hicieron suyas ambas tradiciones: la escéptica helena y la creyente
desflorada (pero iba a serlo cuando se casase). Posteriormente vino la otra virgen: la que no judía. Así, Sorano y Oribasio –figuras señeras de la medicina romana y pioneros de la gine-

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cología– fueron escépticos respecto de la misma existencia de dicha membrana, y aún más es- reconstrucción quirúrgica del himen femenino, cuando este –incidental o accidentalmente–
cépticos respecto de su «valor probatorio». Sin embargo, la posterior medicina romana –cre- se había roto (o se temía que lo estuviese). Aunque la actividad restauradora del himen pa-
cientemente estoica y cristiana– acabó asociando esta cuestión moral con la anatomía del hi- rece una labor muy antigua, estas virguerías aún siguen haciéndose; aunque ya no son acti-
men, con lo que la medicina canónica dio pábulo a aquella superchería religiosa. Así, como vidad clandestina de «mediobrujas» sino labor profesional de «cirujanos plásticos». No se tra-
ocurrirá frecuentemente a lo largo de la historia, medicina y religión se aliaron al servicio de ta de una tradición que aún subsiste en lejanas culturas, sino que es práctica que habita entre
la causa antihedónica para la regulación de lo íntimo con criterios públicos. Con ello, el hi- nosotros; pues de esta labor sigue dependiendo la rehabilitación –sexual, matrimonial, social,

E
men –su integridad o su desgarro– quedó asociado con la honra (no ya de la muchacha, sino moral e incluso estética– de muchas mu-
de su familia o de su estirpe). Asociar un hecho moral con un hecho anatómico fue, desde el chachas casaderas que todavía se creen n otro tiempo las «virgueras» realizaban su
principio, un disparate. El cuerpo no tie- esta superchería (o que viven en mundos «orfebrería genital» restaurando el himen fe-

A
ne moral alguna, así que esta supuesta sociar un hecho moral –la virginidad– con que todavía lo creen y lo hacen creer). menino. Con ello se rehabilitaba a la mu-
«moral corporal», en la que si no te por- un hecho anatómico –el himen– fue, desde chacha y se daba credibilidad a la gran qui-
tas adecuadamente hay un «testigo que te el principio, un disparate. El cuerpo no tiene No se trata tanto de rehacer a la mucha- mera de la «hemorragia probatoria».x y z n
delata», es una patraña que aún persiste moral. No hay ningún «testigo» que te de- cha cuanto –sobre todo– de dar veraci-
gracias a la tremenda ignorancia sexual. late. Esta patraña antigua sólo persiste dad a la gran quimera de la «hemorragia iniciática y probatoria». Pues, efectivamente, la vir-
gracias a la ignorancia sexual. x yzn guería bien hecha garantiza que la ruptura sea cierta y la hemorragia sea profusa y notoria.
Hoy sabemos que el himen puede, o no, Así, puede ser que algunas noches de boda parezcan una película de Tarantino, donde la san-
romperse con la primera penetración. Que puede, o no, permanecer intacto tras la primera gre bulle a borbotones.
penetración. Que puede, o no, romperse mediante otras prácticas no necesariamente sexua-
les. Incluso que puede, o no, existir. Entre los muchos hechos de diversidad vulvar, hay mu- 5.3 Himeneo, desfloración y sangrado
jeres que nacen sin himen y mujeres que nacen con un himen prácticamente irrompible. Des-
de un punto de vista científico que el himen esté Como ya se ha adelantado, el himen es un repliegue membranoso de la mucosa vaginal cuya

D
esde un punto de vista científico roto, por sí solo, solamente prueba eso: que función es la protección mecánica de la vagina infantil. La Naturaleza advirtió que la aper-
que el himen esté roto solamente está roto. tura vaginal tenía un pequeño defecto: permitía la entrada de gérmenes nocivos; por ello in-
prueba eso: que está roto. xyzn ventó esta especie de «braguita natural» que la cerraba. Sin embargo, esta «braguita» tenía un
La supuesta sangre himenal que se presume en defecto: llegada la pubertad, dificultaba el paso; por ello, a partir de la aparición de las pri-
el acto de desfloración nada indica de la vida sexual anterior de la muchacha, pero sí expli- meras reglas –y la creación del sistema de defensa bioquímico de la flora vaginal– el himen
ca el marco de creencias de su cultura y también explica los trucos y tretas que en esa cultu- pierde su razón fisiológica y la naturaleza lo desatiende, iniciando un proceso degenerativo
ra se hacen respecto de esta cuestión. Por ejemplo, en los años sesenta y setenta, muchas jó- que lo torna más residual, menos grueso, más frágil y menos vascularizado. De modo que,
venes norteafricanas (hijas de familias ricas) que, cursando estudios universitarios en París cuanto más tiempo pase, más frágil resulta, más fácil se rasga y menos sangra en su ruptura.
encontraron allí pareja, descubrieron la sexualidad anal. Ello les permitió regresar a sus paí- A su vez, más probable resulta que esta ruptura sea accidental y pase inadvertida.
ses licenciadas, formadas, integradas, occidentalizadas, sexualmente activas y ¡vírgenes! Por-
que, para evitar el castigo público por su inadecuado comportamiento íntimo en la metró- En la actualidad un 30% de mujeres tienen una hemorragia notable en su primer coito. Otras
polis, hicieron virguerías: incluso, si fuese menester, se hicieron hacer «virguerías». veces apenas aparecen dos o tres gotas casi imperceptibles y en algunos casos no hay rastro
sanguíneo alguno. Así que –con estos datos–, en otros tiempos, un alto porcentaje de los pri-
El término «virguería» ha adquirido muchos significados. Es una «cosa delicada, exquisita y bien meros coitos podrían haber acabado trágicamente por falta de la suficiente sangre para man-
hecha». «Hacer virguerías» es «mostrar una gran habilidad para una determinada actividad o char ostentosamente una sábana.
labor». Finalmente, «virguero» es el «mañoso, exquisito o habilidoso». En realidad se trata de
palabras antiguas que hacen relación al virgo y mencionan el arte de la «orfebrería genital» Es muy probable que el porcentaje de quienes sangraban profusamente fuese mayor anti-
que, otrora, realizaban las «virgueras». Estas mujeres eran las profesionales encargadas de la guamente. Esta deducción es aceptable pues sabemos que, en la Antigüedad, este primer coi-

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E
to se producía a una edad más temprana; siendo muy frecuente que el primer embarazo fue- ción en tanto que mujer, fuese «resguardarse» con
n el cumplimiento del deber de
ra puberal o adolescente (María, la madre de Jesús, es un ejemplo bien conocido). Sin em- el objeto de llegar inmaculada a la desfloración. De
bargo no es creíble que todas las mujeres antiguas tuvieran esa notable y profusa hemorra-
«resguardarse», la mujer se con- este modo, en el cumplimiento de este deber de
gia en su primera penetración. Entonces, ¿por qué y cómo se mantuvo esa creencia que vertía en guardián de sí misma y «resguardarse», la mujer se convertía en «guardián»
provocó durante tantos siglos tantas desconfianzas infundadas en el seno del matrimonio, tan- de los otros, pues tenía que com- de sí misma y de los otros, pues tenía que comba-
tos odios y recelos e incluso tantos crímenes? La respuesta se oculta en las sombras de la ig- batir tus propias tentaciones pero, tir sus propias tentaciones; pero, sobre todo, resis-
norancia sexual y en los muchos trucos que se han ido haciendo para mantener como cierto sobre todo, resistir frente a las in- tir frente a las invasiones externas. Lo cual se logra,
lo que nunca fue otra cosa que una superstición. vasiones externas. xyzn fundamentalmente, no propiciando el deseo mas-
culino; por lo tanto, no siendo «tentadora»; luego
Actualmente el 50% de las chicas occidentales tienen su primer coito entre los 17 y los 21 años encerrándose en un burka (real o simbólico) que oculte todos sus encantos (y encantamien-
y su primera regla entre los 12 y los 14. Así pues, en la primera experiencia coital de una de tos) femeninos. Pues si ella fuese causa (ofreciéndose tentadora o exhibiendo su belleza) que-
cada dos chicas han discurrido entre 5 y 9 años desde la primera menstruación. Demasiados daría convertida en «cooperadora necesaria» del grave pecado que ella misma propicia y aus-
años para que el himen sobreviva con las capacidades hemorrágicas que se le suponen. En- picia.
tonces, ¿de dónde sale tanta sangre? De un hecho incontrovertible: allí donde se cree que ha

E
de haberla, acaba habiéndola; pues se Este asunto ha dado pábulo a una extrema y externa fiscalización de la sexualidad femenina
l 50% de las chicas tienen su primera penetra- hace lo que haya que hacer para que la que ha propiciado hechos profundamente irrespetuosos, difamatorios y crueles para con las
ción entre los 17 y los 21 años y su primera haya. mujeres núbiles. Así se cercenó su libertad, se vigiló su intimidad, se colonizó su cuerpo, se le
menstruación entre los 12 y los 14. Así pues, impidieron un sinfín de actividades que pudieran rasgar su virgo, se examinó su aptitud ma-
discurren entre 5 y 9 años entre una y otra. A lo largo de la historia han sido mu- trimonial y se puso su honestidad en manos de la ignorancia, el azar, el engaño o la hipocresía.
Seguramente por ello, menos de un 30% de chas las tretas que se han usado para
mujeres tienen una hemorragia en su primer garantizar que la sangre manchase la sá- A su vez, esta fiscalización externa ha sido causa permanente de una sanción moral puritana
coito, otras apenas sangran unas gotas y en bana de la noche de bodas. Especial- manifiestamente calumniante y difamadora. Además se produjeron gravísimos hechos de ex-
otras ni siquiera aparece sangre. x y z n mente cuando este asunto dejó de ser clusión social contra las mujeres que –voluntaria o involuntariamente– no se hubiesen res-
una cuestión íntima que se jugaba –y se guardado vírgenes antes del matrimonio; y muy especialmente se produjo segregación y es-
juzgaba– entre los dos afectados para acabar siendo una cuestión pública en la que se ponía carnio contra las madres solteras.

L
en juego –y se sojuzgaba– no sólo la honra de la muchacha, sino la de su familia (su clan, su os hijos de las monjas embaraza-
tribu, etc.). Programar la celebración de la boda haciéndola coincidir con el periodo mens- Sobre este tema hubo una significativa excepción das fueron denominados «hijos
trual es una argucia que garantiza la presencia de sangre. Hoy, mediante anovulatorios, es per- medieval que se hizo con las monjas –fundamen-
fectamente posible regular el ciclo para que la sangre menstrual coincida con la fecha nup- talmente novicias– que quedaran embarazadas tras
del Espíritu Santo». xyzn
cial (también es posible lo contrario: evitar la sangre menstrual en tal fecha). Un antiguo tener tratos íntimos con párrocos y confesores. Los hijos de estas religiosas fueron denomi-
recurso era introducir en la vagina un huevo de gallina fecundado. Entre los gitanos, que aún nados «hijos del Espíritu Santo». Con esta estratagema se alejaba a estas mujeres de la exclu-
celebran sus esponsales con el ritual del pañuelo, la sangre se logra mediante una incisión que sión social y se alejaba a estos hijos de la bastardía. De paso –que era la razón de este mon-
puede ser tan hemorrágica como bruta sea la encargada de hacerla. taje teológico– se evitaba un escándalo que implicaba a hombres célibes que detentaban aquel
poder eclesial.
5.4 una prescripción imperativa
En tanto que, por su condición de «no-virgen» la muchacha casadera podía ser descalificada,
Esta ancestral prescripción femenina era de obligado cumplimiento, pues su transgresión era excluida o repudiada, estaba obligada a demostrar su virginal condición mediante una prue-
severamente castigada. A su vez, ha sido tan mayúscula e imperativa esta obligación que ha ba (que, por cierto, nada probaba). Pues, erróneamente, se consideró como señal inequívo-
dado sentido a la existencia misma de la mujer. Tanto que podía llegar a ser que, su única fun- ca de esta virginal honradez la presencia de sangre en el primer coito (suponiéndose que esta

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sangre era el resultante de la ruptura del himen y suponiéndose que el himen estaba allí para gan o dejen de hacer para evitar la sanción externa, sino que hagan o dejen de hacer desde
eso: para probar la «agnosia coital» femenina). la sabia y soberana gestión de sí mismos, para darse ocasión a la celebración de un ritual tran-
sicional que merece ser celebrado con la debida solemnidad.
Efectivamente, se había creado un discurso mítico –sostenido en una ficción pseudocientífi-

P
ca preter-naturalista– que hacía pensar que esa era la función del himen: denunciar a la im- Este ejercicio de «espera erotizada» no sig- osponer la práctica coital en un ejercicio de
postora. Parecía que la naturaleza había creado el himen como un «precinto de garantía», nifica represión ni renuncia alguna, y mu- «espera erotizada» no significa represión ni
como un «sello de calidad» o como un «lacrado de seguridad». Parecía que la existencia del cho menos gazmoñería o puritanismo. renuncia, y menos aún gazmoñería o pu-
himen demostraba la cualidad natural –más bien, sobrenatural– del imperativo moral de la «Esperar, detenerse y posponer» no tiene ritanismo. Se trata de progresar en los rin-
virginidad prematrimonial. Parecía que el himen no podía desgarrarse de ningún otro modo, por qué significar «pararse, paralizarse y cones del cuerpo y en las habilidades ama-
sino mediante la penetración ritual del marido en la noche de bodas. Parecía que el desga-
rro del himen iba necesariamente acompañado de profusa hemorragia. Parecía que la sangre
no avanzar». Todo lo contrario, se trata de
seguir progresando en la maduración se-
torias al margen de la cópula. xyzn
demostraba que aquello había permanecido xual y en el desarrollo erótico, afrodisíaco y hedónico. Y se trata de buscar en los rincones

P
arecía que la naturaleza había creado el inédito hasta ese solemne momento. Pare- propios y ajenos, de disfrutar del viaje sin obsesionarse con la meta, de vagar sin rumbo ex-
himen como un «precinto de garantía», cía... En fin, cuántas cosas que parecían re- plorando en los caminos (que son múltiples) y también fuera de los caminos, de salirse del
como un «sello de calidad» o como un sultaron ser mentira. Más aún, cuántas fueron guión, de disfrutar de los descansos y los recreos, de indagar, de experimentar, de fantasear,
«lacrado de seguridad». Parecía que la arteramente falsas y terroríficamente erró- de imaginar, de desear... En definitiva se trata de darse ocasión para detenerse y degustar los
existencia del himen demostraba la cua- neas. Pues, acabó ocurriendo que se constru- gozos de la «espera erotizada».
lidad sobrenatural de la virginidad yeron pruebas falsas, hechos falsos, relatos fal-
como imperativo moral. xyzn sos, argumentos falsos... para mantener la
supuesta veracidad de aquella superchería.
Este trayecto, que es personal y es subjetivo, puede ser largo y alambicado o puede ser cor-
to y explosivo. No es una carrera (a ver quién llega antes), pero tampoco es una prueba de
resistencia (a ver quién aguanta más): cada quien baila su propia música. Por ello conviene
5.5 Posponer el coito para aprender a ser amante que cada uno respete –y haga respetar– las propias creencias y coherencias (incluso sus pro-
pias presiones y contradicciones). Se trata, además, de hacer lo propio con lo ajeno; quiero
Al margen de aquella insidiosa prescriptividad histórica y de aquellos malvados usos purita- decir: respetar al otro y respetar lo suyo, con sus creencias, coherencias, presiones y contra-
nos de control de la intimidad femenina, la virginidad ha sido –y es– un valor. Ahora sí, los dicciones. Por cierto, quienes no tienen presiones ni contradicciones, mienten o se engañan.
valores no se imponen, sino que se proponen (precisamente porque, como son valores, se con-
sideran válidos, valederos y valiosos). Aún hoy puede considerarse la virginidad como un va- Se trata de sustituir la «primera vez» por muchas y diversas «primeras veces». De ese modo ocu-
lor que se propone, pero ahora se plantea tanto a mujeres como a hombres. Se trata de un rre que no hay un solo «ritual transicional», sino un proceso de crecimiento, conocimiento y
valor que nada tiene que ver con el himen, ni tampoco con ninguna fiscalización externa de reconocimiento (de uno mismo y del otro): era virgen de los besos; era virgen de los toca-
la intimidad. A su vez, este valor no necesariamente propone renuncia o abstinencia, sino «pos- mientos; era virgen de la felación; era...

N
posición coital». Y las condiciones de esta posposición pueden ser variables y personalizarse o es una carrera (a ver quién llega an-
según el criterio de cada quien. Así, se puede posponer este primer coito hasta el matrimo- tes), ni tampoco una prueba de resisten- Lo importante no es «qué pasa» o «qué ha-
nio, hasta el compromiso, hasta el enamoramiento, hasta dar con la persona adecuada, has- cia (a ver quién aguanta más). Cada cen», sino «qué sienten», «cómo sienten»
ta la circunstancia propicia, hasta la edad suficiente, etc. quien baila su propia música.x y z n y «cómo se sienten» quienes están vivien-
do la experiencia. Si uno juega de este
Entendido de este modo, no veo ninguna objeción sexológica a este valor; al contrario, veo modo descubre que no hay una experiencia «esperable, única y singular» que esté ahí, aguar-
bastantes ventajas (eróticas, amatorias, hedónicas, eudemónicas...) en esta posposición coi- dando; sino que hay muchas, diversas, inesperadas y plurales experiencias, vivencias y ocu-
tal; siempre que sea consciente, libre y voluntaria; y siempre que sea vivida desde el valor al rrencias que pueden ser más o menos notables, rituales y solemnes; al contrario, pueden ser
que uno propende y no desde el temor del que uno huye. No se trata de que los jóvenes ha- sutiles, leves y livianas e incluso insulsas, anodinas o irrelevantes. De este modo, uno va apren-

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diendo de forma natural que ninguna relación puede llamarse a sí misma «relación sexual com- En los últimos años está emergiendo, con creciente presencia pública, el término «asexual» que
pleta»; que nadie está más o menos completo porque el pene haya ingresado en el interior pretende definir a «quien no tiene prácticas sexuales». Ahora bien, como esta categoría pro-
de la vagina (como tampoco está incompleto porque tal evento no haya ocurrido). duce graves equívocos entre el «sexo que se es» y el «sexo que se hace», nos detendremos un
momento a reflexionar sobre esta cuestión.
La virginidad así entendida tiene una indudable ventaja erótica: propicia una mayor explo-
ración corporal (del propio cuerpo y del cuerpo ajeno) con el consiguiente aumento de la Los asexuales (como las personas, los espíritus o los ángeles) no existen en la especie huma-
particular erótica de la pareja y de su panoplia de recursos, habilidades y destrezas como na, aunque sí existen en otras especies menos complejas (por ejemplo, bacterias u hongos).
amantes. Y, sobre todo, evita un hecho sumamente frecuente e inconveniente: que los jóve- Cuando se usa esta expresión para describir a humanos, se está diciendo que son «entidades
nes dejen de investigar (de buscar, de explorar y sin sexo»; o sea, quimeras que son pensables, incluso anheladas, pero inexistentes. Ahora bien,

C
aer en la trampa de creer que el coito de aprender) cuando empiezan a tener lo que existen quienes niegan –o reniegan– de su condición sexuada, de su condición erótica y de
es «lo último» y «lo más» lleva a llaman «relaciones sexuales completas». Caen en su condición hedónica (también hay quien niega o reniega de su condición material, corpó-
abandonar los «estudios amorosos». la trampa de que el coito es «lo más» y es lo rea, animal, humana, mortal...), pero una cosa es que alguien se niegue a ser algo y otra cosa
Con ello, quienes así actúan, pier- «completo». Con ello muchas veces creen que es que alguien sea la negación que afirma ser. Así pues, el asunto de su denominación –ma-

L
den posibilidades y acaban siendo «esto es todo, amigos» y acaban convenciéndo- nifiestamente incorrecta– explica mucho mejor
se de que «ya lo saben todo» cuando lo cierto es
os «asexuales» (como las «personas», sus aversiones y sus ignorancias que sus hechos y
amantes mediocres. xyzn que «apenas saben nada». Así, caen en la tenta- los «espíritus» o los «ángeles») no sus valores.
ción de «abandonar sus estudios amorosos» en un momento de su vida en el que están alta- existen. Se trata de quimeras, que
mente motivados para continuar con tales aprendizajes, y así poder obtener el «certificado son imaginables e incluso anhela- Con el término asexual se pretende poner en cir-
de buenas prácticas amatorias». Con ello, pierden posibilidades y acaban siendo amantes me- das, pero inexistentes. x y z n culación, ofreciéndose como valor nuevo y ac-
diocres con estudios «amorosos rudimentarios». Algunos no sacan siquiera el «graduado» y via- tualizado, aquella antigua propuesta estoica y
jan por los mundos de Eros, de Afrodita y de Hedoné sin ningún «don de gentes» y sin nin- paulina de «abstinencia celibataria virginal, anafrodisíaca y puritana»; así pues, se trata de la
gún «don de lenguas». emergencia del milenario «valor renunciante» que nunca fue asexual, sino anti-sexual; o sea,
sexomísico. Por lo tanto no es que alguien no sea un ser sexuado (hombre o mujer) con su se-
5.6 La mal llamada «asexualidad» xualidad (masculinidad o feminidad) sino que alguien renuncia a todo «encuentro carnal». Pero,
sobre todo, renuncia a todo «placer de la carne».
Además de una prescripción y un valor, la virginidad también es un hecho; por cierto, uni-
versal. Todos –hombres y mujeres– nacemos vírgenes (no en tanto que tengamos himen que Cada uno es muy dueño de hacer –o dejar de hacer– con su cuerpo lo que mejor crea; inclu-

N
vaya a desgarrarse solemne y ritualmente, so abstenerse de cualquier experiencia erótica, hedónica y/o genésica (solitaria o acompaña-
sino en cuanto a que no tenemos experien- acemos vírgenes; o sea, ignorantes. A da, real o imaginada); ahora bien, si quien propone esto como valor y como propuesta para
cia penetrativa alguna y somos del todo ig- lo largo de la vida, cada quien –se- otros, ni siquiera se toma la molestia de elegir para sí un nombre correcto que diga lo que quie-
norantes en relación a cualquier conoci- gún sus miedos, sus vergüenzas, sus re decir, no puede esperar de los demás el respeto que él mismo no se concede. Así pues, por
deseos y sus oportunidades–, a su ma-

N
miento coital). Luego todos somos, durante mi parte, todo el respeto hacia: célibes, absti-
una parte de nuestra vida, «agnósticos coi- nera y a su ritmo, va iniciándose en nentes, renunciantes, vírgenes, castos, agnósti- o merecen mi respeto quienes se de-
tales». Así, cada quien a su manera y a su rit- las artes del amor y en los gozos del cos amorosos, insumisos coitales, disyuntivos claran «asexuales» o proponen el va-
mo –según sus miedos, sus vergüenzas, sus cuerpo. Resulta una buena inversión eróticos, anti-concupiscentes, anti-lujuriosos, lor de la «asexualidad». Son qui-
deseos y sus oportunidades– va experimen- respetarse y respetarlo. xyzn anti-carnales, anti-sensuales, anhedónicos, ana- mera y son trampantojo. xyzn
tando, va conociendo y va iniciándose en las frodisíacos... pero ningún respeto para quienes
artes del amor y en los gozos del cuerpo. Resulta una buena inversión respetarse y respetar- –por cierto, cargando de infamia e insania al sexo– se declaran asexuales y proponen el valor
le. Así pues, resulta estupendo no aturullarse, no atolondrarse, no atragantarse... de la asexualidad. No es que yo les niegue, es que no existen; son quimera y trampantojo.

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COMPRIMIDOS DE SExO PARA PENSAR / COMPRIMI2.1 / GENuS 6 / GANAS DE GONOS

Hay –también académicos– que usan esta etiqueta, incluso la yuxtaponen a las categorías: he-
terosexual, homosexual y bisexual. De este modo parece que las personas pueden ser hete-
rosexuales (que tienen relaciones sexuales con personas del otro sexo), homosexuales (que tie-
nen relaciones sexuales con personas del mismo sexo), bisexuales (que tienen relaciones
sexuales con personas de ambos sexos) y asexuales (que tienen relaciones sexuales con per-
sonas que no tienen sexo).

Es verdad que acabo de hacer un truco para que se vea la trampa. Los «asexuales» no tienen
relaciones sexuales con personas que no tienen sexo, sino que son ellos mismos los que no

21
tienen sexo. Y ese es parte del lío: el «sexo que no tienen» los «asexuales». O sea, son hom-
bres o mujeres (luego sí tienen sexo) pero no follan (luego no «tienen sexo»). A estas alturas
del libro no voy a insistir en que confundir sexo con cópula es ignorancia.

En fin, que a propósito de qué es lo que son, se suman y se acumulan los disparates; uno tras
otro. Este es un buen ejemplo de moderno y contemporáneo «mosaico de sincréticos pa-
limpsestos». Ahora bien, no hay más remedio que aceptar nuestro ignorante pasado, pero cabe CAPÍTULO 6
ser beligerante contra la ignorancia de «fabricación moderna». Especialmente contra aquella
GANAS DE GONOS: REFLEXIONES GONADALES
que pretende imponerse como verdad siendo manifiestamente trampa.

Tradicionalmente se ha dicho: es macho «quien tiene testículos» y hembra «quien tiene ova-
rios»; también se ha dicho que los testículos «producen espermatozoides» y los ovarios «pro-
ducen óvulos»; finalmente se ha afirmado que los machos «penetran» y las hembras «son pe-
netradas». Ergo: las hembras ováricas y ovulogénicas son penetrables y penetradas, mientras
que los machos testiculares y espermatogénicos son penetrantes y penetradores. Parece que
todo cuadra, pero cuando se estudia con detalle se descubre que «se hace cuadrar para que
cuadre lo que –de sí– no es cuadrado» ni puede cuadricularse. Dedicaremos este Comprimi-
do a reflexionar sobre las gónadas: sus funciones, sus significados y sus simbolismos.

6.1 Machos testiculares y hembras ováricas

Afirmar que las hembras tienen ovarios y los machos testículos es un argumento tautológi-
co; sería más exacto decir: llamamos machos a los poseedores de testículos y hembras a las
poseedoras de ovarios. Ahora bien, con nuestro actual conocimiento sexológico deberíamos
reconsiderar este asunto que nos ha producido tantas equivocaciones y aún nos produce tan-
tos equívocos.

Aunque dicho de sopetón parezca mentira, no es cierto que los machos tienen testículos y las
hembras, ovarios; sino que es justo al revés: los testículos andrizan y los ovarios ginizan; o
sea, los testículos hacen al macho y los ovarios hacen a la hembra. Para llegar a entender esto

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COMPRIMIDOS DE SExO PARA PENSAR / COMPRIMI2.1 / GENuS 6 / GANAS DE GONOS

hay que saber que las gónadas no son la consecuencia de los genitales sino, al contrario, son das y para qué sirven. Una vez hayamos entendido cabalmente esto, saltaremos de aquellos
la causa de aquellos. Esto es, los genitales son una de las muchas consecuencias que produ- «gonos» causados por aquel «genos» a estos intersexuales «sexos» causados por estos sexóge-
cen las gónadas. Parece que lo mismo da, pero no da lo mismo. Hablamos de «quién gene- nos* (andrógenos y ginógenos). Luego estamos dando un salto desde aquellas «semillas ge-
ra qué»; incluso de «qué es causa de qué» y de «qué es primero y por qué». neradoras» a estas «hormonas diferenciadoras». Pero no se trata de negar lo primero cuanto
de afirmar lo segundo; o sea, darle prioridad y rescatarlo de su papel secundario.
Este asunto de la «primeridad» y la «primacía» ha provocado diferencias notables entre mé- *Sexógeno:sustanciaproductoradediferenciaciónsexual;osea,«agentesexuante».Haydostipos:andrógenosyginóne-
dicos y sexólogos desde hace más de un siglo. Los médicos, siguiendo la tradición del anato- gos.Nosiempresonhormonas.Haysexógeneosgenéticos,comportamentalesyeidéticos.
mista Hunter, aún diferencian dos tipos de caracteres sexuales: primarios y secundarios (que
se corresponden con los innatos y los puberales; los reproductivos y los diferenciantes. Sin em- Donde he dicho «ginógenos» debería de haber escrito «estrógenos». Como el asunto termi-
bargo, los sexólogos (siguiendo la tradición de Havellock Ellis) diferenciamos tres –incluso más– nológico merece alguna explicación, vamos a detenernos en este término incorrecto e im-
tipos de caracteres sexuales: primarios, secundarios y terciarios. De esta guisa, para los mé- propio. Estrógeno significa «generador de estro» y estro quiere decir «aguijón». Se refiere al
dicos los genitales son «primarios» y, para los sexólogos, «secundarios». Tan secundarios que celo (o ardor sexual) característico de las mamíferas. Las mujeres no tienen celo, así que en

P
ya no tienen «papeles protagonistas» en ellas se produce un sinsentido: «tienen algo que produce algo que no tienen». Puesto que el
ara los médicos los genitales son «primarios»
nuestros relatos explicativos. término menciona a una hormona «feminizante», debería haberse llamado ginógeno desde
y para los sexólogos son «secundarios»; porque el principio; pero cuando Doisy la bautizó, a principios del siglo XX, no vio que «feminiza-
ni son «lo primero», ni «lo prioritario», ni «lo La evidencia científica ha dado la razón ba» sino que «generaba ardor sexual». El error es tan grande y tan grave que debería corre-
sustancial». Siguen priorizándose, pero ya a los sexólogos y a la secundariedad ge- girse sin respetar la tradición de mantener la denominación de quienes bautizan por prime-
no es ignorancia, sino obcecación. x y z n nital, pero los usos de la autoridad y la ra vez.
tradición paradigmática de Genus pres-
tigian a los médicos y su primaridad genital. Sin embargo, no hay ninguna duda de que los 6.2 El «mono» de hormonas
genitales no son «lo primero», tampoco «lo prioritario» y ni siquiera «lo sustancial»; así que
en ningún caso pueden ser «primarios» (excepto que cambiemos el significado de las palabras, Si preguntamos, incluso a una persona erudita, al respecto de las gónadas, la primera y úni-
que es lo que al final acabamos haciendo). Es cierto que los genitales siguen priorizándose, ca respuesta que vamos a recibir es: «las gónadas producen gametos»; o sea, son «fábricas para
siguen primándose y siguen primerizándose: aunque ya sabemos que no son primarios. Así que hacer semilla». De hecho, eso es lo que señala su nombre; pues «gonos» significa «semilla, ger-
seguir afirmándolo ya no es error o ignorancia, sino manipulación u obcecación. men o simiente», lo cual está –semántica y conceptualmente– bastante cerca de «genos» (que
es «generación, origen o nacimiento»). La conexión gonos/genos es milenaria; ahora bien, aun-
No se trata sólo de cuál es el orden en la secuencia (no hay duda de que las gónadas son an- que es cierto que las gónadas fabrican semilla, no es cierto que las gónadas «sólo fabriquen»
tes que los genitales). No se trata sólo de cuál es causa de cuál (no hay duda de que las gó- semilla. Desde siempre hubo –y aún hay– muchas ganas de «gonos» y de «genos», pero hay
nadas producen los genitales). Se trata sobre todo de seguir priorizando Genus sobre Sexus; bastante más que «gonos» y «genos» en las gónadas. Si se busca, se encuentra mucho «sex» y
por lo tanto, de seguir tratando a quienes son «fábrica de sexo» como si fueran «fábrica de mucho «hormón» que se han omitido. También podemos encontrar las tres deidades des-
semilla». Esa es la «madre del cordero»: las ganas de gonos. Así, con las gónadas nos pasa que atendidas: Eros, Afrodita y Hedoné. Así que no estaría mal advertir la complejidad del asun-
«creía el ciego que veía pero eran las ganas que tenía». to, no vaya a pasarnos que pasemos de aquellas «ganas de gonos» a este «mono de hormo-
nas», sin enterarnos de lo que tenemos entre las manos. Y con ello, de nuevo, pasemos de
Precisamente por ese motivo –porque ya no hay entendimiento posible entre el Antiguo Pa- «pasar del asunto hormonal» a «pa-

H
radigma y el Nuevo Paradigma– es del todo necesaria la ruptura radical del universo de los sarnos con el asunto hormonal». ay bastante más que «gonos» y «genos» en las
axiomas que derivan de aquel Genus; pues para poder entender todo esto desde otro lado gónadas. Si se busca, se encuentra mucho
debe producirse una transformación epistémica: ha de abandonarse aquel Genus antiguo para Tradicionalmente se ha establecido «sex» y mucho «hormón» que se había omitido.
venirse a este Sexus moderno. No es posible ver nada distinto a aquello si no se cambian las una asociación –lineal, inequívoca e También hay mucha deidad griega desaten-
gafas y el modo en cómo se mira. En este caso vamos tratar de entender qué son las góna- incierta– entre sexo, gónada, game- dida: Eros, Afrodita y Hedoné. x y z n

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to, función en la cópula y función gamética. Así, por un lado estaría: «macho-testículo-es- en la tierra», aportando el «lugar y la materia» para que la semilla germine. Además, Aristó-
permatozoide-penetrar-fecundar»; y por otro lado: «hembra-ovario-óvulo-ser penetrada-ges- teles afirma en su obra De la generación de los animales: «La hembra es como un macho mu-
tar». Esta asociación produce un hecho muy curioso: la gónada dice cuál sexo, pero –a su vez– tilado y las menstruaciones son esperma, aunque no puro, pues no les falta más que una cosa,
la gónada no sexúa sino que genera. Con ello se subraya el sexo de la semilla sexuada y se el principio del alma».
oculta el sexo de la hormona sexuante.

E
Los óvulos* son las células más grandes del cuerpo –y las únicas que pueden verse sin mi-
6.3 La cuestión seminal antigua l cuento de la «semilla que papá puso dentro de croscopio (lo cual no ocurre con los espermatozoides)–. Sin embargo, hasta el siglo XX no se
mamá» es mentira, pero sigue instalado en supo de ellos; tampoco se supo cuál era el papel seminal de los ovarios, ni qué era la ovula-
Desde muy antiguo se ha sabido que los relatos científicos canónicos (también en ción, ni cómo, cuándo o para qué ocurría. Y aún menos se supo del resto de las funciones
los testículos fabrican semilla para ge- los esquemas mentales de los científicos e in- del ovario. Lo que sí se supo –aunque para mal– es que las mujeres menstruaban. Pero esto
nerar «gente nueva». Incluso –muchos cluso en sus marcos teóricos). xyzn no se relacionó con el ovario, sino con el útero (lo cual, al tiempo, es verdad y es mentira:
siglos después, cuando ya hubo mi- es verdad porque el endometrio es piel del útero; pero es mentira porque la caída endome-
croscopía suficiente– se supo que había unas pequeña células móviles a las que se llamaron trial está causada por la acción ovárica y cumple una función genésica). Además, la mens-
espermatozoides (que quiere decir «semilla animaloide» o «animalillo con cualidades de se- truación era más bien enfermedad, imperfección o impureza antes que «requisito o condición
milla»). Todo lo cual nos lleva a un asunto que no hemos superado todavía (ni siquiera en- para la generación». Lo peor del asunto es que esas estupideces aún persisten gracias a la ig-
tre científicos): la cuestión seminal sigue siendo «cosa de padres/machos». Hoy sabemos que norancia sexológica; pues, respecto de muchas cosas, seguimos en aquel antiquísimo y anti-
es mentira, pero el cuento de la «semilla que papá puso dentro de mamá» sigue instalado en cuado lugar epistémico; esto es, con saberes sexológicos presocráticos sin actualizar.
los relatos científicos canónicos (también en los esquemas mentales de los científicos e inclu- *[Hastaahorahemosusadoóvulo,comocomúnmentesehace,parareferirnosalgametofemenino.Apartirdeahorasegui-
so en sus marcos teóricos). Sin embargo, como más tarde tendremos ocasión de explicar, papá remoslatradiciónmédicaquedistingueentreovocito(elgametonofecundado)yóvulo(elgametofecundado).]
–en el mejor de los casos– pone algunos «accesorios» del todo necesarios; pero la semilla es

R
«cosa de mamá». especto de muchas cosas sexuales, seguimos en Aquella Antigüedad que estaba muy
aquel antiquísimo y anticuado lugar episté- despistada respecto de los ovarios, sí
En aquella Antigüedad, nunca estuvo del todo claro cuál era el papel de los ovarios; en rea- mico; esto es, con saberes sexológicos presocrá- supo –o supuso– que los testículos fa-
lidad ni siquiera se supo que existiesen. Siempre se especuló sobre la existencia del esperma bricaban una «sustancia virilizante».
femenino, pero nunca estuvo claro qué papel jugaba la mujer en la creación de la semilla; des-
ticos aún sin actualizar. xyzn Sobre tal asunto, en el siglo II, decía
de luego, no había ninguna seguridad sobre si la mujer era, o no, co-productora de simien- Galeno (hablando de quienes se castraban voluntariamente): «Esta [práctica] sería muy bene-
te. No había ninguna duda sobre que ambos progenitores eran necesarios para la procrea- ficiosa para los que quisieran abstenerse de las relaciones sexuales si, con los testículos, no des-
ción, pero se desconocía cuál era el papel de cada uno de ellos en esta cuestión generativa. apareciesen también el vigor y la virilidad». Este médico romano no podía aún saberlo, pero
ya estaba describiendo los andrógenos. No obstante, hubo que esperar hasta finales del siglo
En la escuela de Cnido se afirmaba que la mujer también era productora de esperma (que se XIX para que empezásemos a entender qué eran las hormonas. De hecho, el término –que fue
relacionaba con la sangre menstrual) pero Aristóteles negó el «esperma femenino» (aunque un neologismo acuñado en 1905 por E. H. Starling– usa el sema griego «hormón» («excitar, ac-

A
más bien afirmó su incompetencia y su tivar, impulsar, movilizar») para explicar que son sustancias químicas que se producen en dis-
ristóteles explicó la que acabó siendo la tesis
impureza). Así, este autor explicó la tintos lugares del organismo para ejercer su acción (impulsora, activadora, excitatoria, movi-
triunfante: el macho transmite la semilla que acabó siendo la tesis triunfante: el lizadora...) en otros lugares del organismo.
en tanto que la hembra la recibe; el uno «fe- macho transmite la semilla en tanto
cunda» mientras que la otra «es fecundada, que la hembra «la recibe»; el uno «in- En aquella antigüedad los testículos fabricaban semilla; luego la «cuestión seminal» era ente-
gesta y pare». La hembra actúa como el «surco semina» o «fecunda», mientras que la ramente testicular; o sea, «cosa de hombres». Los genitales femeninos eran «tiestos» o «jardi-
en la tierra», aportando el «lugar y la mate- otra «es fecundada, gesta y pare». Así neras». Por ello, las mujeres no eran seminales (ni siquiera, gonadales) porque eran histéricas
ria» para que la semilla germine. xyzn pues, la hembra actúa como el «surco («histeryum» quiere decir útero); así, lo suyo no era la semilla sino el lugar para que la semi-

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lla crezca (o sea, la matriz). En aquella misma antigüedad los testículos sí tenían –además de Las gónadas –tanto o más que órganos genitales (o sea, instrumentos «para la generación»)–
la función seminal– otras funciones relacionadas con la virilidad, el vigor, el valor y el ímpe- son órganos sexuantes (o sea, agentes «para la diferenciación sexual»). Sin embargo, esta se-
tu amoroso; o sea, una función viril o ándrica (más aún, virilizante y andrógena). Este co- gunda función de las gónadas, la función sexuante, sigue siendo desconocida; aunque, más
nocimiento era, al tiempo, erudito y popular; pues se sabía que era válido para los humanos bien, desconsiderada. Así, insistiendo en que las gónadas generan semilla, se ocultan las otras
y para los animales. Así, desde muy antiguo se ha usado la castración humana (en esclavos, cosas que la acción gonadal también produce. Tanto es así que, hasta hace no mucho tiem-
enemigos y penados) y la castración animal (en ganado y mascotas) no sólo para producir po, se extirpaban con cierta alegría los ovarios de mujeres que ya habían sido madres (o que
infertilidad, sino –sobre todo– para mermar algunas características ándricas que querían evi- ya no iban a serlo) pues parecía que los ovarios sólo servían «para ser madre». Sin embargo,
tarse: libido, fertilidad, competitividad, agre- los ovarios sirven –sobre todo– para «ser mujer»; o sea, para «feminizar». Tanto es así que un

E
n aquella antigüedad, los testículos fa- sividad, temeridad, rebeldía... Por eso cuan- modo de entender qué es la feminidad es estudiar «lo que resulta –diferencialmente– de la ac-
bricaban semilla y los genitales femeni- do se descubrieron los andrógenos ya se ción ovárica». Por ejemplo, el ovario es

L
nos eran «tiestos» o «jardineras»; así que presumía que allí había algo que tenía una responsable de que el cuerpo femenino as gónadas producen gametos y hormonas.
las mujeres no eran «seminales» sino acción androgénica. tome forma de «guitarra»; de que las Unos sirven para «hacer gente nueva» y otras
mujeres tengan una afinidad por las gra- para diferenciarse sexualmente. Así pues, allí
«histéricas» o «matriciales». xyzn Tardamos muchos siglos en darnos cuenta sas y las almacenen en nalgas, mamas, confluye «lo sexual» y «lo reproductivo»: el
de que testículos y ovarios eran órganos que pertenecían a la misma categoría. Y esto por- muslos y bajo vientre; de que tengan la «agente sexuante» y el «agente genésico».
que representaban lo diferente, lo específico y lo distintivo; por tanto, lo que debía ser dis- piel más elástica y frágil y el pelo más Más que «órganos genitales» son «órganos se-
tinguido, e incluso lo que servía para distinguir. Así, unos y otros representaban lo que no de- voluminoso y brillante; de que sean di- xuantes».
bía de compararse, asimilarse o clasificarse en la misma categoría, pues eran órganos distintos. ferentes sus arcos supraciliares, sus pó- xyzn
Sin embargo hoy sabemos que son órganos similares y homólogos. mulos, sus narices, sus mentones y sus barbillas; de que no se queden calvas o que estén más
cardioprotegidas; de que sean más maternales, comunicativas, emocionales, intuitivas y em-
Ovarios y testículos son los resultantes de la sexuación de una misma estructura: la progónada páticas; de que su deseo sea más eroménico... Se trata de variables femeninas influidas –in-
indiferenciada. Una vez convertidos en estructuras gonadales diferenciadas, ambos fabrican cluso generadas– por las hormonas feminizantes que los ovarios fabrican.
lo mismo: gametos y hormonas sexuales. Excepto que unos lo hacen en el «modo masculi-
no» (y masculinizante) y los otros en el «modo femenino» (y feminizante). A su vez se cons- De lo cual resulta un detalle epistemológicamente relevante: un modo muy sencillo de saber
truyen de un modo u otro según hayan recibido –o no– la acción (por cierto, androgénica) qué es la sexualidad o qué es «lo sexual» es preguntar a estas hormonas gonadales (androgé-
de un gen concreto en un tiempo concreto. nicas y ginogénicas) qué es lo que hacen y para qué sirven. Simplificando mucho, la respues-
ta es: para generar. ¿Pero qué es lo que generan? Básicamente generan: diferencias sexuales,
6.4 Actualización de aquel «Saber que nada sabía» diversidades sexuales, categorías de clasificación sexual, semilla para hacer gente nueva, deseo
erótico y hedónico, influencias cognitivas, emocionales y conductuales... Con lo cual es cier-

U
Llegados a la actualidad todos tendríamos que saber que las gónadas (ambas) no sólo fabri- n modo sencillo de saber qué es la sexualidad o to que generan semillas para hacer
can gametos sino que –también– fabrican hormonas. Más aún, que no fabrican cualquier tipo «lo sexual» es preguntar a las hormonas gona- gente, pero es más cierto que se
de hormona, sino que fabrican «hormonas sexuales» (sería mejor decir «hormonas sexuantes», dales (androgénicas y ginogénicas) qué es lo dedican a generar «diversidad in-
pues son –sobre todo– hormonas que «andrizan» o «ginizan»; o sea, andrógenos y ginógenos). tersexual».
que hacen y para qué sirven. xyzn
Estos dos productos gonadales (gametos y hormonas) son diferentes: el uno es un producto «ge- 6.5 Diferencias gonadales
nésico»: sirve para «hacer gente nueva») y el otro es un producto «sexuante»: sirve para diferen-
ciarse sexualmente (o sea, para hacerse hombre y hacerse mujer). Así, en las gónadas confluye Los ovarios y los testículos son similares pero diferentes. En tanto que «similares», podemos
«lo sexual» con «lo reproductivo», el «agente diferenciador» con el «agente genésico»; o sea, Se- usar un mismo nombre para nombrar a ambos: gónadas. A su vez podemos subrayar que son
xus y Genus. Pero aunque coinciden en el mismo lugar, resulta perfectamente sencillo distinguirlos. homólogos, que tienen la misma procedencia embriológica y que resultan funcionalmente si-

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L
milares (ambos producen semilla y hormona). Morfológicamente ambos están constituidos os espermatozoides son pequeños y nómadas, y están pre- cuentren receptores específi-
de corteza y médula (aunque en el testículo lo fundamental es la médula, mientras que en el parados para nacer en un cuerpo y viajar –compitiendo y cos que actúan como el
ovario es la corteza). Pero son «diferentes» porque representan los dos modos –el ándrico y cooperando en grandes multitudes– hasta otro cuerpo, «bombillo de encendido» de
el gínico– de la generación y la diferenciación sexual. Así, uno produce material femenino, un automóvil; así, la «llave
manteniéndose, a pesar del esfuerzo del viaje, «vivos y co-
feminizado y feminizante, mientras que el otro produce material masculino, masculinizado adecuada» activa el motor
leando» gracias a sus propias reservas energéticas. Los
y masculinizante. Así pues, puede decirse que los machos tienen gónadas masculinas (testículos) de arranque de un mecanis-
que fabrican «semilla» masculina (espermatozoides) y hormona sexual masculina (andrógenos)
óvulos son grandes y sedentarios, y están preparados mo concreto, propiciando
mientras que las hembras tienen gónadas femeninas (ovarios) que fabrican «semilla» femeni- para mantenerse –en soledad o con muy escasa compa- una acción que puede ser
na (óvulos) y hormona sexual femenina (estrógenos; a los que deberíamos llamar «ginóge- ñía– en el interior del tracto femenino a la espera de «vi- puntual o definitiva. Del
nos»). Pero aún hay más diferencias. Las gónadas masculinas son externas (están fuera del ab- sita fertilizante»; y si tal no ocurre, abandonan la empresa mismo modo, las hormonas
domen) mientras que las femeninas son internas (están dentro del abdomen). En su formación, para dar ocasión a otra oportunidad futura. x y z n sexuales –una vez acopla-
ambas se construyeron en el mismo lugar pero los testículos migraron hasta su emplazamiento das a su receptor específico–
extracorporal definitivo, mientras que los ovarios se quedaron en su lugar de fabricación ori- activan un determinado mecanismo que, muchas veces, es sexuante (por lo cual produce di-
ginal. ferencias sexuales). Así las «hormonas sexuantes» van ejerciendo su labor diferenciadora, de
suerte que la mayor parte de las diferencias sexuales (corporales, neurológicas, psíquicas, etc.)
La gametogénesis de uno y otro también es diferente. Así, la espermatogénesis se inicia en la son obra de la acción –organizadora o activadora–* que ginógenos o andrógenos van pro-
pubertad, se realiza como «producción en cadena», prioriza la cantidad (al precio de una de- duciendo en las diferentes estructuras y en los diferentes momentos del desarrollo.
ficiente calidad) y cada espermatozoide tarda algo más de dos meses en acabar de hacerse. *[Sedenominaacción«organizadora»aaquellaacciónsexuantedefinitivaqueocurreenun«periodocrítico»propiciando
La ovogénesis, en cambio, se inicia en el periodo prenatal, se realiza como «producción ar- queunaestructurasexuablesesexúeandrizándoseoginizándoseparasiempre.Sedenominaacción«activadora»alaac-
tesanal» (cada mes, cada ovocito recibe un tratamiento individualizado), se prioriza la cali- ciónsexuante,deudoradelapresenciadeunsexógeno,quepropiciasexuaciónandrizanteoginizantesólomientrashayagen-
dad sobre la cantidad (al precio de grandes derroches) y dura gran parte de la vida de la mu- tesexuante.]
jer (iniciándose antes de su propio nacimiento y acaba con la menopausia).
La producción gonadal está regulada –tanto en machos como en hembras por un complejo
También los gametos que uno y otro fabrican son diferentes. Los espermatozoides son pe- sistema llamado «eje hipotálamo-hipofisiario-gonadal». En él, el hipotálamo mide los nive-
queños, móviles y nómadas, y están preparados para nacer en un cuerpo y viajar –compi- les hormonales presentes en sangre y, dependiendo de éstos, activa o desactiva la hipófisis
tiendo y cooperando en grandes multitudes– hasta otro cuerpo, manteniéndose, a pesar del que –a su vez– activa o desactiva las gónadas (mediante mensajes hormonales que viajan por
esfuerzo del viaje, «vivos y coleando» gracias a sus propias reservas energéticas. Al contrario, el torrente sanguíneo). En todo esto sí hay un asunto que nos hace diferentes: el mecanismo
los óvulos son grandes y sedentarios, y están preparados para mantenerse –en soledad o con de regulación masculino se realiza mediante un sistema de «feedback negativo» (o sea: «cuan-
muy escasa compañía– en el interior del tracto femenino a la espera de «visita fertilizante»; do sube, baja» y «cuando baja, sube») que produce niveles hormonales que tienden a ser es-
y si tal no ocurre, abandonan la empresa para dar ocasión a otra oportunidad futura. tables. Por el contrario el mecanismo de regulación femenino es un sistema de «feedback po-
sitivo» (o sea: «cuando sube, sube», y «cuando baja, baja») que produce niveles hormonales
Las hormonas sexuales gonadales son también similares pero diferentes. Pertenecen a la mis- cíclicos.
ma familia química (esteroides) y tienen similar composición, incluso pueden generarse en los
mismos órganos (no sólo gónadas, sino también cerebro, suprarrenales...). A su vez pueden 6.6 Gónadas y evolución de la Vida
reconvertirse las unas en las otras, mediante la acción de determinadas enzimas, producien-
do con ello algunas acciones paradójicas (como por ejemplo que el incremento de andróge- Desde un punto de vista evolutivo, es mucho más antigua la función genésica que la función
nos tenga efectos feminizantes). Así mismo, su funcionamiento es similar: una vez que la gó- sexuante. O sea, hace muchos millones de años la Vida no había inventado aún la función
nada (testículo u ovario) ha producido las hormonas sexuales (andrizantes o ginizantes) éstas sexual endocrina (o sea, las hormonas sexuales) pero sí había inventado la función sexual ge-
ingresan en el torrente sanguíneo para viajar a través de la sangre y actuar allí donde en- nésica (o sea, los gametos). Así que en aquel tiempo ya había «reproducción sexual»; y quie-

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nes usaban este procedimiento habían de fusionar(se) «dos diferentes» para producir «uno dis- ha abandonado). Podemos considerar al folículo como la «unidad de fabricación ovárica» en-
tinto». Ahora bien, en aquel tiempo aquellos dos «diferentes» sólo lo eran por sus diferencias cargada de producir hormonas y óvulos. Se trata de un acúmulo celular –visible a simple vis-
genéticas. Fue más tarde que se inventaron las «diferencias sexuales» hormonales y, más tar- ta– de células productoras de estrógenos que están envolviendo a un ovocito. Una vez roto
de aún, se diseñó un sistema hormonal para producir diferencias sexuales. Luego hace millo- el folículo y liberado el ovocito, el cuerpo lúteo resultante fabrica progesterona.

L
nes de años las gónadas eran «fábricas de hacer gametos» (que es lo que todavía muchos se
as hormonas ováricas son dos: estrógeno y pro-
piensan), pero ahora son fábricas de hacer Las hormonas ováricas son funda-

E
volutivamente es mucho más anti- gestágeno. La una ejarce una labor «feminiza-
«agentes sexuantes». mentalmente dos: estrógeno y pro-
gua la función genésica que la se- gestágeno. La una ejerce una labor
dora» (por eso la llamaremos aquí «ginógeno»)
Conforme el sexo fue endocrinizándose, emer- xuante. Sexo, Vida y Evolución se re- sexuante feminizadora (por eso las mientras la otra ejerce una labor «gestante» (así
gió la función diferenciadora (o sea, sexuante) forzaron mutuamente en una genial llamaremos aquí ginógeno) mientras que está muy bien bautizada. xyzn
de las gónadas. Lo peculiar de esta segunda fun- «trenza generatriz» productora de va- que la otra ejerce una labor gestan-
ción es que transformó la primera función: así te (así que está muy bien bautizada). Aunque el estrógeno puede producirse en el cerebro y
la propia semilla quedó sexuada, produciéndo-
riedad y diversidad. xyzn en las suprarrenales, la mayor parte de su producción es ovárica. Esta hormona induce la pro-
se el salto evolutivo desde la «isogamia» hasta la «anisogamia». De este modo también ocu- liferación celular del endometrio, la mama y el propio ovario, pero participa también en in-
rrió el salto desde la procreación lograda por la fusión de semillas similares hasta la procrea- finidad de procesos. Así, influye en la piel, los huesos, los músculos, el vello púbico y axilar,
ción lograda por la fusión de semillas sexualmente diferenciadas. A lo largo del resto de la el cabello, el corazón y los vasos sanguíneos, las mucosas, el tracto reproductivo, el sistema
evolución, un montón de nuevas diferencias sexuales fueron ocurriendo por razón de las pe- urinario, las mamas, la neurotransmisión y el mismísimo cerebro (por lo que influye en va-
culiaridades de este mecanismo diferenciador endocrino con grandes capacidades de influir riables psíquicas como el estado de ánimo, las emociones, la cognición, el deseo, etc.). Ade-
en cualquier lugar del cuerpo (incluido el cerebro). Y así fue como Sexo, Vida y Evolución se más, incide en el metabolismo del colesterol y del colágeno, en el sistema inmune, en la re-
reforzaron mutuamente en una genial «trenza generatriz» productora de variedad y diversi- gulación lipídica, en la absorción ósea del calcio o en la pigmentación epidérmica. También
dad. participa en todos los procesos de crecimiento y maduración, y finalmente participa en la pro-
pia regulación del sistema reproductivo. En fin, trabajo no le falta.
Pero aunque lo hormonal sea evolutivamente posterior a lo genésico, el sexo endocrino es

L
evolutivamente muy antiguo; tanto que lo compartimos con el resto de los vertebrados. Des- a menopausia es un proceso fisiológico, pero también es Cuando llega la menopausia
de la rana hasta el orangután, pasando por el águila, el cocodrilo o el tiburón, fabricamos un proceso degenerativo y desexuante. Hemos alargado y el ovario deja de producir
las mismas hormonas sexuales (por eso, por ejemplo, funciona el «test de la rana»). No po- la fase más ándrica de la vida de las mujeres produ- estrógeno, todas estas in-
demos intercambiar nuestros gametos (que son distintos para cada especie) pero sí podemos ciendo una paradoja: mujeres infértiles que manifiestan fluencias desaparecen. Este
intercambiar nuestras hormonas (que son las mismas y cumplen funciones similares). Así, mi «deseable hermosura y fecunda fertilidad». x y z n asunto nos plantea un dile-

D
esde la rana hasta el orangután, perra dejará de ovular si le doy los anovulato- ma: la menopausia es un
rios que usa mi hermana o el buey de mi vecino proceso fisiológico pero también es un proceso degenerativo y desexuante. Como hemos alar-
pasando por el águila, el cocodrilo o
se «pondrá torito» con una buena dosis de las in- gado la vida en la última parte (el tramo postmenopáusico) resulta una paradoja: hemos alar-
el tiburón, fabricamos las mismas yecciones de testosterona que usan los hombres gado la fase más ándrica de la vida de las mujeres. La denominada «Terapia Hormonal Susti-
hormonas sexuales. xyzn con hipogonadismo. tutiva» está modificando esto, produciendo a su vez otra paradoja: mujeres infértiles que
manifiestan señales de «deseable hermosura y fecunda fertilidad».
6.7 Ovario: hormogénesis y ovogénesis
El progestágeno –producido por el cuerpo lúteo y la placenta– participa en los procesos ge-
Los ovarios están situados a cada lado del útero, muy cerca de los riñones. En su corteza po- nerativos de la gestación y en el desarrollo de los caracteres sexuales secundarios puberales.
demos encontrar los folículos en cualquiera de sus diferentes fases del desarrollo. También po- Además produce una parada de los cambios endometriales propiciando el engrosamiento y
demos encontrarnos el cuerpo lúteo (que es lo que queda del folículo cuando el ovocito lo el «anclaje endometrial» (lo cual permite la implantación del embrión y su posterior desarro-

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llo); así mismo, genera los cambios madurativos de la mama. Alcanza su mayor nivel de pro- propia de la menstrua-

A
ducción en la segunda parte del ciclo menstrual y durante el embarazo. ción. Si hubiese concep- lcanzada la pubertad, se inicia el ciclo ovárico adulto. Así,
cada mes, un folículo concreto es elegido, iniciándose unas

E
ción, este cuerpo lúteo
Si lo anterior hablaba de la función en- l ovario fábrica estrógeno y progestágeno. El continuará creciendo y transformaciones para que el ovocito que contiene se ofrezca
docrina del ovario, hablaremos ahora primero ejerce una labor feminizante (por eso produciendo progeste- al «mercado conceptivo». Además se crean las condiciones
de su función gamética. debería ser llamado ginógeno) mientras que el rona hasta el tercer mes endometriales para que pueda producirse la «anidación». Si,
otro ejerce una labor gestante (así que está de gestación que «cede pasado un breve lapso de tiempo, no se produjere la fecun-
Lo peculiar de la ovogénesis mamífera muy bien bautizado). Pero, además, el ovario los trastos» de fabrica- dación, se «desmonta el montaje» para volver a montarse
es que las ovogonias se forman y du- también fabrica andrógeno (que, a su vez, ción de progesterona a –siempre «a estrenar»– en la próxima temporada. x y z n
rante el estadio embrionario. Así que puede reconvertirse en estrógeno). x y z n la placenta.
las hembras mamíferas producen toda
su semilla mientras están en el vientre de su madre. De este modo, la mujer que no haya fa- En el interior del núcleo del ovocito están los 23 cromosomas que constituyen la dotación
bricado sus ovogonias prenatalmente será infértil. Así pues, los ovocitos son producidos por genética materna; pero además esta enorme célula aporta un rico citoplasma lleno de nu-
el ovario fetal y se mantienen hasta el periodo adulto. La mayor parte de ellos degenerarán, trientes, así como todos los orgánulos celulares, reservas de enzimas, ARN mensajero y los
pero unos pocos –los elegidos– alcanzarán, décadas después, la ovulación, con lo que aban- sustratos metabólicos necesarios para la gestación. Puede decirse entonces que la madre apor-
donarán el folículo y saldrán del ovario. ta «todo lo necesario para la vida» mientras que el padre aporta «diversidad genética y sexo».

En el séptimo mes de gestación, los ovarios fetales contienen unos siete millones de ovogo- Tras la ovulación, el ovocito se transporta a lo largo de la trompa de Falopio hacia el útero
nias, pero en los ovarios de la recién nacida no llegarán a dos millones que, posteriormente y desde allí –si no hubiere fecundación y anidación– caerá al exterior. Se trata del sistema de
–cuando la niña tenga dos años– se habrán reducido a unos 300.000 y en la pubertad no al- gestión de los «residuos generatrices» que son dos: el ovocito «no fecundado» y el endome-
canzarán 40.000. No obstante, una mujer fértil necesita menos de 600 ovocitos para resol- trio «no anidado». Así pues, una vez finalizado el tiempo para que ocurra la anidación –y sólo
ver los 13-14 ciclos anuales de sus 25-45 años de vida fértil. si esta no se hubiese producido– se procede a la «renovación endometrial» que permita la pró-

L
xima anidación de un óvulo fecundado

E
os ovarios fetales fabrican unos siete mi- Alcanzada la pubertad, se inicia el ciclo n cada ciclo no fecundo se producen dos «resi- en el siguiente ciclo menstrual. Para vol-
llones de ovogonias, de los cuales llegarán ovárico adulto; así, cada mes lunar un ovo- duos generatrices»: el óvulo «no fecundado» y ver a «estar a punto en el momento
hasta la pubertad unos 40.000. Una mujer cito sale al «mercado conceptivo» y se cre- el endometrio «no anidado». La menstrua- preciso», el endometrio se suelta, se de-
fértil necesita menos de 600 ovocitos para an las condiciones endometriales para que ción es el sistema de retirada de estos residuos genera, se disuelve en sangre y se cae
resolver los 13-14 ciclos anuales de sus tres
o cuatro décadas de vida fértil. x y z n
pueda producirse la anidación (en el su-
puesto de que se produjese la fecunda-
una vez se han disuelto en sangre. xyzn para que pueda producirse otro endo-
metrio nuevo. Precisamente eso –y no
ción). A su vez –si no ocurriese esta fecun- otra cosa– es la menstruación. Por el contrario, si hubiese fecundación, se desencadena la di-
dación– se desmonta el «montaje endometrial» para volverlo a montar en la próxima visión mitótica ordinaria; con lo cual esta primera célula dará lugar a dos, que serán cuatro,
temporada. De esa manera, en cada ciclo, un folículo concreto es elegido como «folículo del ocho, dieciséis... que van viajando trompa abajo, hacia el útero donde se producirá la im-
mes», iniciándose con ello un proceso de transformación mediante el cual se van formando plantación endometrial, iniciándose así el embarazo.
a su alrededor unas capas celulares y en su interior una cavidad que se rellena con líquido fo-
licular. Posteriormente se producirá la ruptura del folículo y la liberación de un ovocito que 6.8 Testículos: hormogénesis y espermatogénesis
abandonará el ovario mientras el resto del folículo queda dentro, produciéndose unos cam-
bios morfológicos que dan lugar al cuerpo lúteo que quedará encargado de convertirse en «fá- Los testículos («pequeños testigos») miden entre 4 y 8 cm, están suspendidos del condón es-
brica de progesterona». Cuando no se produce la concepción este cuerpo lúteo se va degra- permático y se encuentran recogidos en el interior del escroto. Suelen ser asimétricos y están
dando, disminuyendo así su producción hormonal, lo cual desencadena la caída endometrial protegidos por una «barrera hematotesticular» que los aísla del resto del organismo. Se man-

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COMPRIMIDOS DE SExO PARA PENSAR / COMPRIMI2.1 / GENuS 6 / GANAS DE GONOS

tienen entre uno o dos grados centígrados por debajo de la temperatura corporal, lo cual es 6.9 Eyaculación
del todo necesario para la espermatogénesis.
Es muy común que los hombres no diferencien entre eyaculación y orgasmo; de hecho, la ter-
Al contrario que lo que pasaba en los ovarios, aquí todo ocurre en la médula, donde están minología popular usa, indistintamente, un mismo verbo: «correrse» (acertadamente reflexi-
las células de Leydig (que son la «unidad de fabricación» de testosterona) y donde están las vo). Sin embargo, aunque simultáneos y asociados, son dos hechos diferentes: la eyaculación
células de Sertoli (que son la «unidad de fabricación» de espermatozoides). es una secreción mientras que el orgasmo es una sensación. La una es un reflejo y lo otro es
una respuesta cerebral. La una responde a un «hecho genésico» mientras que el otro respon-
Los andrógenos son responsables de que los hombres tengan mayor peso, más altura, mas pi- de a un «hecho hedónico» (también eutímico y vinculante). Una y otro son ocasionadas por
losidad corporal y facial, mayor gravedad de la voz, más agresividad y competitividad, me- un hecho común: el «disparo orgásmico», ocurrido cuando se ha alcanzado un determinado
nor empatía, un deseo erótico más ejecutivo instrumental y finalístico, también hedónico y umbral de excitación. Aunque hay simultaneidad entre ambas, no siempre se producen uni-

L
erástico, mayores habilidades espaciales, visión en tubo, etc. das y pueden aparecer disociadas. Así es
os hombres no suelen diferenciar entre eya- perfectamente posible el orgasmo ane-
Los testículos también «fabrican semilla»; aunque sería más riguroso afirmar que fabrican com- culación y orgasmo. De hecho, la terminolo- yaculador o la eyaculación anorgásmica.
plementos (incluso suplementos) para la semilla femenina. Porque, puestos a seguir con la ima- gía popular usa indistintamente un mismo
gen de la semilla (lo cual etimológicamente hacemos al usar expresiones como: semen, seminal verbo: «correrse». Aunque simultáneos y aso- Tradicionalmente se ha explicado la ca-

L
o esperma), el único gameto que reúne ciados, son dos hechos diferentes. La eyacu- racterística querencia eyaculatoria mas-
a madre aporta «todo lo necesario para la lación es una secreción, mientras que el or-
condiciones para llevarse esa etiqueta es el culina por la motivación hedónica de la
vida» mientras que el padre aporta «diver-
ovocito. De hecho puede decirse que el
sidad genética» y «sexo». Podría decirse
gasmo es una sensación. xyzn eyaculación y el orgasmo. Sin embargo,
ovocito es «semilla» y el espermatozoide es otras motivaciones –que no son ni ge-
«suplemento genético» (incluso «cataliza- que el ovocito es «semilla» y el espermato- nésicas ni tampoco hedónicas– pueden estar muy presentes en la querencia eyaculatoria (por
dor» de la semilla). zoide es «suplemento genético» (incluso ejemplo: eutímicas, ansiolíticas, vinculares, mio-relajantes, somníferas...). Esta eyaculación pue-
«catalizador de la semilla»). xyzn de ser más o menos explosiva, de forma que el contenido seminal puede –o no– salir pro-
Los espermatozoides se caracterizan por su yectado, incluso a cierta distancia. Respecto de este asunto me gusta diferenciar entre hom-
motilidad, lo cual explica su singular morfología que recuerda a un «renacuajo hiperactivo». bres «que escupen» (como las llamas) y hombres «que babean» (como las velas).
La espermatogénesis masculina se inicia en la pubertad y es un proceso de fabricación de ga-

L
metos que dura algo más de diez semanas. Se realiza en las células de Sertoli (que están en El semen está, básicamente, cons-
los túbulos seminíferos) pero finaliza en el epidídimo, donde los espermatozoides alcanzan tituido por tres elementos distin-
a eyaculación puede ser más o menos explosiva , con
su definitiva maduración. Se trata de un sistema de producción «en serie» que prioriza la can- tos: espermatozoides (formados lo cual el contenido seminal puede –o no– salir pro-
tidad sobre la calidad. Tanto es así que, de todos los espermatozoides producidos, apenas un en los testículos), líquido seminal yectado a distancia. Respecto de este asunto dis-
25% logra superar la degeneración. A su vez, un gran porcentaje de ellos sufren algún tipo (secretado por las vesículas semi- tingo hombres «que escupen» (como las llamas) y
de malformación o déficit motriz, con lo cual apenas un 12% de lo producido es realmente nales) y líquido prostático (fabri- hombres «que babean» (como las velas). xyzn
eficiente. No obstante, un varón fértil puede eyacular varias veces a la semana (incluso al día) cado en la próstata). En el último

L
y cada una de estas eyaculacio- momento, inmediatamente antes de su expulsión, se hace la mezcla en el interior de la prós-
a espermatogénesis es un sistema de producción «en
nes puede contener varios cen- tata y se desencadena la «explosión eyaculatoria», lo cual requiere que se produzca el cierre
serie» que prioriza la cantidad sobre la calidad. Así tenares de millones de esperma- de las dos válvulas prostáticas y la contracción de la musculatura perineal.
el lema es: «mejor muchos que buenos». Sólo 3 de tozoides, entre los cuales puede
cada 100 «fabricados» son «fertilizantes», pero cada haber 4 o 5 millones de esper- Cuando explico esto a los más jóvenes, suelo decirles que el semen es como el «café con le-
eyaculación contiene varios centenares de millones matozoides en perfecto «estado che» (que está formado por azúcar, leche y café). El azúcar (que no se ve, pero engorda) son
de espermatozoides. xyzn de revista». los espermatozoides, la leche (que es nutritiva) es el líquido seminal, el café (recién hecho)

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COMPRIMIDOS DE SExO PARA PENSAR / COMPRIMI2.1 / GENuS 7 / FALLOS DEL FALO

es el líquido prostático. Así, la azucarera trabaja permanentemente (24 horas al día, 365 días
al año) produciendo azúcar que se conserva –mezclado con la leche– en la lechería que es el

E
l semen es como el «café con leche». El azúcar (que centro de almacenamiento de la
«leche azucarada». A última hora se
no se ve y engorda) son los espermatozoides; la le-
mete esta leche azucarada en la ca-
che (nutritiva) es el líquido seminal; el café (re- fetera y allí se mezcla con el café
cién hecho) es el líquido prostático. La «azucarera» «recién hecho». Se sirve inmediata-
trabaja día y noche produciendo un azúcar que se mente, bien mezclado.
guarda, disuelta en leche, en la «lechería». A úl-

21
tima hora, se mete la leche azucarada en la «cafe- Las ampollas seminales, situadas a
tera» y se sirve la mezcla recién hecha. x y z n cada lado de la próstata, producen
el 60% del total del volumen semi-
nal. Estas ampollas suelen ser llamadas vesículas o glándulas porque cumplen ambas funcio-
nes: son almacenes que guardan el esperma y son fábricas que producen líquido seminal. Los
espermatozoides sobreviven en este líquido nutritivo durante algunas semanas, con lo que no
tienen que gastar sus reservas energéticas. CAPÍTULO 7

La próstata (cuyo nombre en griego señala que es el «protector» o el «guardián») es una glán-
FALLOS DEL FALO y PENuRIAS DEL PENE
dula masculina con forma de castaña, localizada debajo de la vejiga, junto al recto. Es la en-
cargada de regular el tránsito de líquidos en la uretra, actuando como un semáforo que hace Dedicaremos este Comprimido a reflexionar sobre el pene y el falo. Esta distinción –harto dis-
incompatibles la micción y la eyaculación. También produce el líquido prostático. cutible– nos servirá para diferenciar el órgano genital de su representación simbólica; y lo ha-
cemos así para gestionar las muchas contradicciones que se producen al analizar el universo

L
Por último, hemos dejado os espermatozoides pueden sobrevivir en las vesículas semi- de significados que hemos construido alrededor de los genitales masculinos, pues esa es la ca-
sin mencionar la uretra nales durante algunas semanas. Allí son nutridos sin que racterística de la extravagante relación entre la cultura judeocristiana y el falo occidental: la
masculina, que es un con- tengan que gastar sus reservas energéticas. Cuando salgan ambivalencia. De modo que hablaremos, al tiem-

L
ducto de unos 18 a 22 cm al exterior sólo contarán con su propia «mochila» de víveres po, de aquello que ha sido afamado pero difama- a ambivalencia es la característica
(la femenina tiene 3 a 5 y sólo tendrán un «punto de abastecimiento» externo (si lo do; de lo preferido pero perseguido; de lo adora- fundamental de la extravagante
cm) que se abre al exte- do pero odiado; de lo ensalzado pero rechazado. relación entre la cultura judeo-
rior por el meato, en el
alcanzan el día adecuado): el moco cervical. xyzn Así, el falo se nos ha ofrecido como lo más subli-
glande del pene. Comparte la doble función de ser canal para la eyaculación y la micción, lo me pero lo más miserable; lo más sensible y vul-
cristiana y el falo. xyzn
cual es bastante incompatible, pues los espermatozoides mueren en un medio ácido y la ure- nerable al tiempo que lo más cruel y amenazante. Se ha relacionado con la simiente, el go-
tra –por influencia de la orina– tiende a la acidez. Para contrarrestar esto, las glándulas de Cow- bierno y la paternidad, pero también con la violencia, la lujuria, el vicio o la suciedad. Ha
per (también llamadas parauretrales o bulbouretrales) son glándulas exocrinas (homólogas a sido alzado a los altares pero también arrastrado por las alcantarillas; se ha elevado hasta el
las glándulas de Bartolino) que secretan un líquido alcalino que lubrica y neutraliza la acidez puente de mando pero también se ha arrojado a las oscuras sentinas. Es la representación de
de la uretra antes del paso del semen en la eyaculación. El líquido secretado por estas glán- lo que «ha de ser cuidado» y también de aquello de lo que «hay que cuidarse». Es símbolo del
dulas se denomina «líquido preseminal» y suele ser acusado de contener espermatozoides (lo poder y el poderío masculino, pero también el lugar de la impotencia viril. En fin, que el asun-
cual es cierto) y de ser responsable de embarazos no deseados (lo cual es mentira). to fálico tiene su intríngulis. Y para ensalzarlo o denigrarlo, cada quien ha cogido el rábano
por la hoja que mejor cubría sus púdicas vergüenzas. Así, se han encontrado muchos fallos
respecto de la tenencia o ausencia de falo y se han glosado mucho las penurias de quienes

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COMPRIMIDOS DE SExO PARA PENSAR / COMPRIMI2.1 / GENuS 7 / FALLOS DEL FALO

P
carecen o incluso lo envidian. Por el contrario, poco hemos reflexionado sobre las propias exaltados chicos, especialmente delan-
«penurias del pene» y sobre los propios «fallos del falo»; así que dedicaremos este Comprimido te de las chicas, que los varones pasa-
ara producir espermatozoides, los testículos
a estas cuestiones que pueden ofrecernos otras perspectivas del asunto. mos por tres etapas: la etapa «pitilín», necesitan trabajar en torno a 35oc, por lo que
la etapa «picha» y la etapa «polla»; in- el escroto (que es termosensible) se responsa-
7.1 Sí que trae cola lo de la colita cluso me gusta provocar su exultante (a biliza de esta regulación provocando que los

E
l glande del pene es la zona de mayor densi- veces insultante) masculinidad inci- testículos asciendan o desciendan. xyzn
El pene humano (del latín penis: «cola») dad de receptores sensitivos de toda la anato- piente diciéndoles que tienen todo el
es un órgano que participa en diversas mía masculina. Aunque no es tan sensible rato –en la boca y en la cabeza– la polla... porque todavía tienen picha entre las piernas (in-
funciones (cópula, micción, sensibili- como el clítoris, sí es lo más sensible que cluso alguno, aún continúa en pitilín). Y que cuando les crezca del todo, estarán más templados
dad, fecundación, competencia esper- puede encontrarse en un hombre. x y z n y menos «descerebrados»; pues una medida de la medida del pene es la madurez psíquica y
mática, jerarquía, ostentación...). Sus la sensatez en el propio gobierno.
características más notables, además de su diseño multifuncional, son su notable sensibilidad
y su enorme capacidad de variación volumétrica; por lo cual solemos definirlo como un «ór- Por debajo del pene, el escroto es la envoltura –con forma de bolsa– que aloja los testículos
gano eréctil e hiperestésico con una morfología aerodinámica y competencia para eyacular». y que se cubre de vello a partir de la pubertad. Está constituido por diversas capas de tejido
con notable capacidad para extenderse y contraerse frente a dos tipos de estímulos: el nivel
El glande es la zona de mayor densidad de receptores sensitivos de toda la anatomía mas- de excitación erótica y la temperatura exterior. Para ello, los pequeños músculos del dartos

F
culina, aunque no es tan sensible como el clítoris, sí es lo más sensible que puede encontrar- (capa muscular superficial) extienden o
se en el cuerpo de un hombre; por eso hablamos de hiperestesia. Este glande hiperestésico está
rente al frío el escroto se contrae y se eleva; contraen la piel escrotal y los músculos del
recubierto por una vaina, el prepucio, que es una piel que, en condiciones fisiológicas normales, ante el calor, se extiende y desciende. Con cremaster (capa muscular profunda) alejan
cubre plenamente el glande, pero que puede retraerse dejándolo totalmente al descubierto. la excitación es justo al revés: si el hombre o acercan los testículos del abdomen.
En ocasiones, este prepucio no se retrae suficientemente, lo cual suele denominarse fimosis. está excitado el escroto sube, se contrae y se
Con el fin de facilitar la higiene íntima y evitar que se almacenen residuos seminales (incluso endurece; mientras que si no lo está, baja, Para producir los espermatozoides, los tes-
para facilitar la tracción prepucial coital) suele realizarse una extirpación quirúrgica de esta fun- se expande y se ablanda. x y z n tículos necesitan trabajar a una temperatu-
da. Esta circuncisión también puede llevarse a cabo como ritual religioso para todos los va- ra cercana a los 35ºC, por lo que el escro-
rones nacidos en un determinado credo religioso (judíos y musulmanes). to (que es termosensible) se responsabiliza de esta regulación, provocando que los testículos
asciendan o desciendan para acercarse o alejarse de la temperatura corporal (incluso para ofre-
Si se disecciona el pene pueden diferenciarse tres columnas de tejido eréctil que son las res- cer más o menos superficie de evaporación). El asunto funciona del siguiente modo: cuando
ponsables de la erección (por tanto de la variación volumétrica y la turgencia): los dos cuer- la temperatura es fría, el escroto se contrae y se eleva (reduciendo su tamaño y aumentan-
pos cavernosos y el cuerpo esponjoso (que garantiza la luz uretral incluso en la erección). do su dureza); al contrario, cuando la temperatura es cálida, el escroto se extiende y desciende
(aumentando su superficie y disminuyendo su dureza). Algo similar ocurre respecto a la ex-
La particularidad más notable del pene es su variabilidad; pero no nos referimos ahora a la citación pero, en este caso, el procedimiento contracción/relajación es justo al revés: si el hom-
notoria variabilidad interpersonal (pues, efectivamente, son muchas y muy notables las di- bre está «caliente» (excitado) el escroto sube, se contrae y se endurece; mientras que si está
ferencias genitales entre unos hombres y otros), sino que nos referimos a la variabilidad en «frío» (no excitado) el escroto baja, se expande y se ablanda. Por este motivo es frecuente –

E
el mismo varón. Así, se producen muy significativas diferencias de tamaño, forma, color, tur- especialmente entre adolescentes– el «dolor de
gencia y posición de los genitales externos a lo largo de la vida de un mismo varón con mo- huevos» que suele producirse en encuentros eróti-
l «dolor de huevos» suele producirse
tivo de diferentes contingencias (edad, excitación, temperatura ambiente, etc.). cos en los cuales no ha habido resolución orgás- en encuentros eróticos en los que no
mica. En rigor, no se trata de un dolor testicular, ha habido resolución orgásmica.
Desde un punto de vista evolutivo, el pene atraviesa tres fases claramente distinguibles: in- sino de un dolor escrotal producido por una con- En rigor no es un dolor testicular
fantil, puberal y adulta. Cuando hago educación sexual con adolescentes me gusta decir a los tractura ocurrida por un sobreesfuerzo. sino un dolor escrotal. xyzn
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COMPRIMIDOS DE SExO PARA PENSAR / COMPRIMI2.1 / GENuS 7 / FALLOS DEL FALO

7.2 Muchos penes en el Zoo puladores (denominados pterigopodios) para lo que han modificado sus aletas ventrales. Fi-
nalmente, entre los insectos también es común la existencia de un órgano copulador que eyec-
Hay tal diversidad de penes en el reino animal que, probablemente, no todos los órganos ta (incluso inyecta) esperma en el interior de la hembra. En estos casos hablamos de edeago.
copuladores masculinos que secretan esperma deberían ser denominados con este único tér-
mino. Ahora sí, algunos de ellos son efectivamente «órganos copuladores que eyaculan» y tam- 7.3 A propósito de formas y volúmenes
bién «órganos eréctiles y sensibles». Con lo cual habría muchos motivos para llamarlos «pe-
nes» (pues una definición razonable de pene podría ser: «órgano copulador, eréctil y sensible, El tamaño y la forma del pene mamífero es una característica diferente en cada especie. Por
que secreta esperma»). No obstante, aunque cumplan la definición, la procedencia embrio- lo general, hay cierta proporción entre el volumen corporal y el volumen peneano. Por ello,
lógica es diferente, lo cual nos lleva a tener que explicar el dilema evolucionista entre «ana- en términos absolutos la ballena azul tiene el pene más grande del reino animal (casi 200 cm),
logías» y «homologías». pero en términos relativos el pene humano resulta el más grande de los penes mamíferos. In-

A
cluso en comparación con el resto de primates, el pene humano es enorme; así, un gorila adul-
quello que se desarrolla desde las
Los evolucionistas llaman «analogía» a la seme- to presenta un pene erecto de 4-5 cm mientras que el de un chimpancé mide 8-10 cm.
mismas fuentes embriológicas no janza morfológica y/o a la similitud funcional de
puede aparecer simultáneamente estructuras de origen evolutivo diverso que no Aunque cada pene tiene su particular historia evolutiva, hay ciertas reglas generales que ex-
en un mismo organismo. Por eso se comparten un ancestro común (por ejemplo, las plican algunas cosas. Por ejemplo, en los mamíferos en que los machos compiten violentamente
puede tener, a la vez, pene y va- alas de la mariposa y las alas del murciélago son por el acceso exclusivo a un harén de hembras, se produce un gran dimorfismo sexual. En es-
gina; pero es imposible tener, a la análogas). Por el contrario, llaman «homología» tas especies los machos tienen una masa corporal muy grande y muchos recursos para la lucha
vez, pene y clítoris. xyzn a la similitud de estructuras que –aunque puedan (garras, colmillos, cuernos...), pero a su vez tienen un pene y unos testículos pequeños; lo cual
realizar funciones diferentes, incluso tener formas indica dos cosas: a) que no hay «competencia espermática»* porque (con pocas excepciones)
diversas– proceden de un antepasado común, luego tienen una significativa comunalidad em- todas las hembras de un mismo grupo son inseminadas por un único macho dominante, y b)
briológica (por ejemplo, las alas del murciélago y las aletas del delfín no sirven para lo mis- que, puesto que consiste en alcanzar la posición jerárquica que dé acceso a todas las hembras,
mo –ni son del todo iguales– pero proceden de la misma herencia evolutiva y su desarrollo sale más rentable invertir en músculo, en colmillo o en garra, que en pene o testículo. Tal ocu-
embriológico es similar). Como se desarrollan desde las mismas fuentes embriológicas, es im- rre, por ejemplo, entre los gorilas o entre los leones marinos.
posible la «conjunción», o sea, la aparición simultánea en un mismo organismo. Por esa ra- *[«Competenciaespérmica»indicalacompetenciaqueseproduce,enelinteriordeltractogenitalfemenino,entreesper-
zón se puede tener, a la vez, pene y vagina, pero no se puede tener –a la vez– pene y clíto- matozoidesdediferentesmachos.]
ris. En virtud de estas consideraciones, y aunque los llamemos del mismo modo, no son
homólogos el pene primate, el pene ave, el pene reptil, el pene pez y el pene insecto. Pero Por el contrario, en las especies en las que hay poca competencia entre machos por el acce-
sí son funcional y morfológicamente similares; o sea, son análogos. so a las hembras (porque prevalece la relajada monogamia, porque hay suficiente y promis-
cua disponibilidad femenina, o porque coexisten razonable –e imperfectamente– ambas fór-
La mayor parte de los marsupiales tienen un «pene bifurcado» en forma de «V». Los reptiles es- mulas) hay un menor dimorfismo sexual y hay mayor «competencia espermática». En este caso,

E
camosos (serpientes, lagartos, etc.) tienen un hemipene (como dos «penes gemelos») alojado den- el pene y los testículos de estas especies
tro del abdomen que aflora al exterior mediante tejidos eréctiles vasculares. Tortugas y coco- ofrecen mayores prestaciones seminales n las especies en las que los machos compiten
drilos también tienen un único órgano copulador sensible, eréctil y vascular. La mayoría de las (y un mayor tamaño). violentamente por el acceso exclusivo a las
aves macho no tienen pene y en su caso no hay cópula sino «aposición cloacal» (o «beso cloa- hembras, éstos tienen gran masa corporal y
cal»). En las aves en que sí hay un órgano copulador eréctil (por ejemplo el avestruz, el ánade Atendiendo a estos dos aspectos (di- recursos para la lucha, pero un pene y unos
o el flamenco) su erección –que es súbita y efímera– es de naturaleza linfática (y no vascular). morfismo sexual y tamaño de los geni- testículos notablemente pequeños. x y z n
En la mayor parte de los peces no hay cópula ni ayuntamiento carnal y la fórmula más común tales) parece que en nuestro pasado
de generación es la freza (tanto hembras como machos lanzan los gametos al medio líquido). evolutivo las relaciones sexuales fueron bastante igualitarias y fluidas (y ocurrieron median-
Sin embargo, algunas especies cartilaginosas (tiburones y rayas) han desarrollado órganos co- te lo que se ha denominado, con cierta ironía, «monogamia imperfecta»); así, parejas esta-

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COMPRIMIDOS DE SExO PARA PENSAR / COMPRIMI2.1 / GENuS 7 / FALLOS DEL FALO

E
bles con infidelidades frecuentes y no sabidas. De este modo, en nuestra especie, la compe- desean tenerlo más grande aún.
tencia entre machos se ha trasladado desde el combate exhibicionista entre individuos que
l tamaño del pene importa tanto que son necesarias Lo curioso del asunto es que
se ofrecen a las hembras como posibles sementales hasta la discreta competencia intravagi- frases analgésicas para restar importancia a su défi- bastantes de los que lo tienen
nal entre espermatozoides de machos que ya han conseguido el acceso a una misma hembra cit volumétrico. Diciendo que no importa no se hace grande creen tenerlo pequeño.
que se ha ofrecido a varios competidores. otra cosa que subrayar lo importante de su importan- Sin embargo «pequeño» o
cia. Sobre este asunto, cuatro cosas: 1) importa «aunque

E
«grande» son adjetivos compa-
n nuestro pasado remoto, las relaciones se- Hay varias hipótesis explicativas sobre la se diga que no importa»; 2) importa «porque se dice que rativos; así que algo es pequeño
xuales fueron igualitarias y fluidas («mo- extraordinaria dimensión del pene huma- no importa»; 3) importa «porque se cree que importa»; 4) o grande en relación a algo. En
nogamia imperfecta»); así, el combate entre
machos se trasladó a la competencia intra-
no. Se ha dicho que, tras la bipedestación
(en el contexto de la lucha contra la gra-
importa «lo que importa que importe». xyzn este caso, un pene es pequeño
en relación a la media, la ex-
vaginal entre espermatozoides. x y z n vedad) un pene más largo dejaría los es- pectativa, la fantasía, otros sujetos, otras especies... Como se ha dicho, en relación a otras es-
permatozoides más cerca del cuello del pecies nuestro pene es enorme; y, en relación al resto de los primates, es descomunal. A su
útero. También se ha dicho que, tras las modificaciones en la pelvis y la cadera producidas por vez, en una distribución normal (y, en este caso, la distribución del tamaño del pene huma-
la bipedestación (y también tras la frontalización coital), se harían necesarios algunos centí- no sigue la acampanada gráfica de Gaus) no es posible que el 70% de la población esté por
metros suplementarios. También se ha sugerido que, en nuestra especie, el tamaño del pene debajo de la media. Estos penes supuestamente pequeños sólo lo son respecto a la fantasía,
sería una «prominencia sexual» (como la cola del pavo real o la melena del león) lo cual ha- la expectativa o el anhelo. Con lo cual acaba ocurriendo lo siguiente: «creo que la tengo pe-
bría producido un sesgo en la «selección sexual» a favor de los penes más grandes. Sea como queña» porque «me gustaría tenerla más grande». Ahora bien, «querer tenerla más grande» no
sea, lo cierto es que –en las «Olimpiadas evolutivas» de explica «creer tenerla pequeña». El asunto mere-

E U
los genitales primates– los humanos somos «medalla n las «Olimpiadas evolutivas» cería alguna explicación que explique lo que pa- n 70% de los hombres creen que su
de oro» en la modalidad «tamaño del pene» y «me- entre primates los humanos so- rece inexplicable. pene es pequeño. Sin embargo no es
dalla de plata» en las modalidades «tamaño del testí- mos «medalla de oro» en la mo- posible que el 70% de la población
culo» y «volumen del eyaculado». En estas modalida- dalidad «tamaño de pene» y No estoy seguro de si mi explicación es cierta esté por debajo de la media. Estos pe-
des –como en la de «promiscuidad»– sólo nos gana «medalla de plata» en «tamaño –y estoy seguro de que no es definitiva–, pero nes supuestamente pequeños sólo
nuestro pariente más cercano: el bonobo. de testículo», «volumen de eya- como creo que tiene alguna capacidad explicati- lo son respecto de la fantasía, la ex-
va y permite la reflexión, la ofrezco como si fue-
7.4 El tamaño de la «importancia del tamaño»
culado» y «promiscuidad». En
se buena (advirtiendo que puede no serlo). La ma-
pectativa o el anhelo. xyzn
estas modalidades sólo nos ga-
yor parte de los hombres heterosexuales sólo han visto un pene en erección en toda su vida:
El frecuente uso de la expresión «el tamaño no im-
nan los bonobos. xyzn el suyo propio. El resto de los penes erectos que ha visto son penes pornográficos (seleccio-
porta» (en la que el pene es aludido y eludido) señala que el tamaño del pene importa tan- nados precisamente por su desmesura volumétrica). Así pues, por comparación, creen «tenerla
to que son necesarias frases analgésicas o tranquilizantes para restar importancia al déficit vo- pequeña», porque efectivamente su pene es mucho más pequeño que los penes pornográfi-
lumétrico. Con lo que, repitiéndose que «no importa», no se hace otra cosa que subrayar la cos que toman como referencia. A las mujeres les pasa algo similar con el vello corporal: como
«importancia de su importancia». Y al final ocurre que importa «porque se dice que no im- sólo ven piernas depiladas, las piernas «más peludas» que nunca han visto son las suyas pro-
porta»; ahora bien, importa «porque se cree que importa» e importa «lo que importa que im- pias (antes de la depilación). En fin, como ya se dijo al principio de ese trabajo los humanos
porte». Finalmente, a base de importar que importe, acaba emergiendo también la impor- somos capaces de crear realidades que no existen; y lo que aún es peor, en virtud de patra-
tancia de restarle importancia para que no resulte tan importante tal inoportuna importancia. ñas, somos capaces de negar evidencias.
En fin, todo un lío con el tamaño de la importancia y la importancia del tamaño.

A
propósito de la erección: los penes más pe- El pene humano presenta más diversidad
En torno a un 70% de los hombres creen que su pene es pequeño. El porcentaje de los que queños crecen más y los penes más volumétrica cuando no tiene erección que
desearían tenerlo más grande es aún mayor, de suerte que, incluso quienes lo tienen grande, grandes crecen menos. x y z n cuando sí la tiene; así, la erección produce
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E
lo que los estadísticos llaman «regresión al término medio», lo cual explica que, con motivo so o cartílago (ni siquiera tejido fibroso), que ope- l varón está ineludiblemente abo-
de la erección, los penes más pequeños «crecen más» y los penes más grandes «crecen menos». ra sobre un sistema hidráulico y está necesitado de cado a pasar la heroica prueba de
la acción de un gas (óxido nítrico). A su vez, el lle- «cómo no venirse abajo cuando
Según los datos que yo manejo (y los ofrezco porque los considero razonablemente ciertos) nado de sangre de esta musculatura lisa requiere
el pene erecto promedio mide ente 13-15 cm. Así pues, para poder llamar «pequeño» a un de una relajación parasimpática que ha de ocurrir
aquello se viene abajo». xyzn
pene habría de tener menos de 13 cm. Sin embargo, muchos hombres con penes de 14 o 15 en el contexto de una simpática excitación. En fin, un mecanismo contradictorio y antitético
cm creen que «la tienen pequeña». El 90% de los penes erectos (incluidos los de todas las di- que pretende poderosa y duradera firmeza; pero que falla (todavía más) cuando hay querencia
versidades raciales) están en la horquilla 10-18 cm, con lo que para poder decir «la tengo muy o exigencia de que «no falle» o cuando hay «emergencia de turgencia». Con lo cual, el varón
pequeña» habría que estar por debajo de los 10 cm. Y por el contrario para poder decir «la –antes o después– está ineludiblemente abocado a pasar la heroica prueba de «cómo no ve-
tengo muy grande» habría que estar por encima de nirse abajo cuando aquello se viene abajo». Con el inconveniente añadido de que: si se vie-

P
ara poder decir «la tengo muy pe- los 18 cm. ne abajo, aquello ya no se viene arriba; y si no se levanta y aquello se repite, ya no hay quien
queña» habría que estar por debajo la levante. En fin, una trampa de elefante.

A
de los 10 cm. Y para poder decir «la Por cierto, esta última medida quizás sirva para
presumir de centímetros cúbicos, pero reduce las l contrario de lo que ocurre en la ma- Al contrario de lo que ocurre en el resto de los
tengo muy grande» habría que es-
prestaciones del rendimiento erectivo pues, dado yor parte de los mamíferos, el pene primates y en casi todos los mamíferos, el pene
tar por encima de los 18 cm. El pro-
un corazón que mueve un caudal constante de humano carece de báculo, que es un humano carece de báculo (u «os penis»), que es
medio del tamaño del pene erecto
sangre: «a mayor volumen a llenar, menor presión hueso que sí tuvieron nuestros an- un hueso que sí tuvieron nuestros ancestros y
está entre 13 y 15 cm. x y z n
de llenado». cestros y que nos hubiese facilitado que nos hubiera facilitado sobremanera la erec-
la erección. xyzn ción. Este báculo, cuyo tamaño y forma varía
7.5 un mecanismo «diseñado para f@llar» según las especies, es un hueso que se encuen-
tra en el pene de la mayoría de los mamíferos (insectívoros, roedores y carnívoros) y en la
Aunque se nos ha insistido –como si fuese un hecho incuestionable– que el pene humano está mayor parte de los primates. El clítoris de estas mismas especies también tiene un hueso que
«diseñado para follar», sería más honesto y riguroso decir que está «diseñado para fallar». Así se llama baubellum (también «os clitoridis»). Este hueso (en su versión masculina o femenina)
que, en este caso, la arroba (que quiere servir para una «a» y para una «o») está justificada. sólo está ausente en humanos, hienas, marsupiales, lagomorfos (conejos o liebres) y equinos
(caballo, cebra o burro). Pero, estos últimos, al menos, tienen tejido fibroso que a ellos les
La Teoría de la Evolución señala que no hay plan ni hay diseño (por lo tanto tampoco hay permiten mejores erecciones y a nosotros nos sirve para usarlos como «vergas».
plano ni diseñador), así que no cabe culpar de estos defectos al Creador. Puestos a canalizar
la frustración, deberían lanzarse las culpas al «maestro armero». En cualquier caso hablamos Dado que los humanos no tenemos «apoyos mecánicos» y sí tenemos «inhibidores psíquicos»,
de una chapuza y un «trabajo mal acabado». Así pues, esta «construcción histórica» evoluti- los hombres deberíamos saber que –antes o después, con más o menos frecuencia e intensi-
va, a los efectos del rendimiento erectivo, ni siquiera pasa el control de calidad de la inge- dad– el «aparato de follar va a fallar». De hecho los fallos puntuales son frecuentes aunque
niería china menos exigente. el fallo definitivo e irreversible es muy ocasional. En cualquier caso, mejor aceptar que las pres-

L
taciones de turgencia se van a
En aquel marco antiguo de interpretación que pretendía comprender la voluntad divina, po- ver severamente mermadas
os humanos no tenemos «apoyos mecánicos» y sí tene-
dría decirse que el Diseñador lo diseñó así porque pretendía que fuese un mecanismo vulne- con la edad, con lo cual nues- mos «inhibidores psíquicos», así que deberíamos saber
rable e inestable que fallase con suma facilidad y habitual frecuencia. De hecho, eso es exac- tras expectativas de rendi- que antes o después, con más o menos frecuencia, «el
tamente lo que ocurre. Esta interpretación sería del gusto de San Agustín y del Dios que él miento (arteramente infladas aparato de follar va a fallar». Nuestra madurez y equi-
ofrece, que tiene este tipo de motivaciones anafrodisiacas. Si tal Dios hubiese sido realmente en las últimas décadas) se van librio pasan por estar preparados para tener recursos
el Diseñador, esto explicaría perfectamente este diseño tendente al fallo. Se trata de un siste- a ver incumplidas y frustra- eróticos, hedónicos y psíquicos para afrotar tal «afrenta
ma de erección que –al contrario de lo que ocurre en el resto de los mamíferos– no lleva hue- das. Por todo ello, conviene a la virilidad» con «viril dignidad». xyzn
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E
que los hombres pongamos nuestra autoestima –y nuestra competencia como amantes– en ello resulta un logro inquietante: todo
algún otro lugar que no sea la turgencia erectiva. Consiste en aceptar que, del mismo modo l falo que otrora fue «divertido diosecillo», pasólo que hemos avanzado en tranquili-
que perdemos vista, oído, memoria, velocidad, potencia o resistencia, también perdemos a ser «tentación demoníaca» para ser ahora dad, relajo y respiro femenino gracias
«erectibilidad». Así pues, nuestra madurez y equilibrio pasa por estar preparados para –cuan- «cruel tirano». Sacarlo del territorio de Eros y a la reducción de los hechos sexistas, lo
do ocurra tal contingencia– tener recursos eróticos, hedónicos y psíquicos (últimamente tam- llevarlo al territorio de Ares ha sido un dispa- estamos perdiendo gracias a la sensi-
bién farmacológicos) para afrontar tal «afrenta a la virilidad» con «viril dignidad». rate que tendría que ser revertido. x y z n bilidad, la conciencia, la alerta y la
alarma que está produciendo la «pro-
7.6 El antiguo «kratos del falo» y el nuevo «kratos antifalocrático» filaxis antisexista». De hecho, aunque descienden los hechos, aumenta la susceptibilidad fren-
te a estos hechos, así que se mantienen (incluso aumentan) las angustias y los temores fren-
La noción feminista de Falocracia ha subrayado la relación entre el «poder» y el «falo», po- te a tales amenazas.
niendo especial énfasis en las relaciones de jerarquía y sometimiento (incluso subrayando la
depredación y la crueldad) entre quienes poseen este atributo y quienes no lo poseen; pero Nada hay más terrorífico y aterrorizante que sacar el Falo del territorio de Eros (dios griego
también significando al falo como símbolo de colonización, violencia y opresión antifeme- del amor carnal) para llevarlo al territorio de Ares (dios griego de la guerra, la violencia y la
nina. Siguiendo este hilo interpretativo del simbolismo fálico contemporáneo, aquel heleno fuerza bruta). De hecho los actos de violación producidos por la soldadesca (es igual si beli-
Príapo ha perdido ya todas sus características de «bufón» (mundano y burlesco, incluso pa- gerante o pacificadora) son estremecedores. La violación por varones armados y uniforma-
tético y ridículo) para pasar a tener estas características del «patrón» («dueño» o «amo»); o sea: dos a mujeres desnudas y desarmadas ha sido un arma de guerra –indiscriminada y masiva–
posesivo, jerárquico, depredador y destructivo. Lo que otrora fue un divertido y entrañable desde la más remota antigüedad. Así, ningún acto es más sexista, más falocrático, más misó-
diosecillo, que luego pasó a ser «ocasión para el pecado» y «tentación demoníaca», se ha que- gino, más misántropo, más perverso y más inhumano que la guerra en todas sus formas. Y
dado en «amenaza violenta» y en «cruel tirano», con lo que se ha ido afianzando una per- aún es más grave la guerra civil entre hermanos; pero, aún peor, la guerra entre los sexos.

N
versa asociación entre pene y poder (entre falo y kratos) que ahonda en su versión más ne- Como esto es espeluznantemente cierto, to-
gativa y más bélica (arma, agresión, invasión, colonización, violencia, violación…). das las guerras deben de ser prevenidas y ha o se trata de difamar al «falo», sino de
de combatirse a quienes las convocan, las per- expatriarlo de los territorios de la vio-
Como ocurre con todas las representaciones sociales que triunfan en el imaginario de un de- petran, las lideran o las provocan. lencia para ingresarlo en los del amor,
terminado zeitgeist, el «Verbo» acaba haciéndose «Carne». Y así ha sido, en el siglo XX, que este el deseo y el placer de donde no ten-
icono bélico-fálico se ha ido haciendo crecientemente real en una cultura, la occidental, que En relación a este asunto, no se trata de com- xyzn
dría que haber salido.
ya estaba acostumbrada (por otros motivos) a vigilar y a recelar de los viriles usos genitales batir o difamar al Falo, pero sí de expatriarlo
(que fueron lujuriosos antes de ser sexistas). De este modo, lo que fue «antigua cruzada» con- de los territorios de Marte (el Ares romano) para ingresarlo en los territorios de Eros, Afrodi-
tra la lujuria y la concupiscencia (sexual) se ha tornado en «nueva cruzada» contra la discri- ta y Hedoné (para los romanos: Cupido, Venus y Voluptas; y en cualquier caso amor, deseo
minación y la violencia (sexual). Y lo que fue antiguo pánico femenino a la violación se ha y placer) de donde nunca tendría que haber salido. Se trata, también, de proponer y promo-
ido tornando en moderna alarma y alerta femenina frente a la «triple A» (agresión-abuso-aco- ver el amor, el deseo, el gozo, la confianza, la convivencia, el humor, la simpatía y la interac-

L
so), por supuesto acompañada del macu- ción cooperativa entre los sexos. Y, en cuanto a la Guerra de los Sexos, se trata de estar vigi-
o que fuera «antigua cruzada» contra la lu-
lado adjetivo «sexual». lantes no sólo frente a la misoginia*, sino también frente a la misandria**.
juria y la concupiscencia (sexual) se ha tor- *[Misoginia:odio,rechazooaversiónhacialamujerolofemenino.]
nado en «nueva cruzada» contra la discri- La probabilidad de que una mujer occi- **[Misandria:odio,rechazooaversiónhaciaelhombreolomasculino.]
minación y la violencia (sexual).x y z n dental del siglo XXI no sufra ningún epi-
sodio –aunque sea episódico, leve o sim- 7.7 Falo: poderío e impotencia
bólico– clasificable en esta tríada es cercana a cero. Lo cual no quiere decir que se hayan
incrementado o agravado los hechos de violencia sexista, sino que se ha agrandado la defi- No deja de tener gracia que el simbolismo del «kratos ándrico» se sitúe en el mismo «locus ge-
nición de lo que resulta inaceptable en el trato que un hombre dispensa a una mujer. De todo nitalis» donde habita la «impotentia virilis». No deja de resultar chocante que el falo represen-

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te el terror femenino a la violación pero también la angustia masculina frente a la impotencia. nen ni se ponen», ni quieren entrar en el juego del «me pongo, me pones, te pongo, te po-
No deja de tener su intríngulis que los «amantos» (sic) no desean imponerse pero sí temen «no nes, me pone que te pongas, te pone que me ponga». Más aún, hombres puritanos que no
ponerse», mientras que sus «amantas» (sic) desean que «se pongan» y temen que «se impongan». desean, ni quieren desear a las mujeres; incluso que temen sus deseos hacia ellas. También hom-
A su vez, tiene su miga analizar cómo interactúan (en la cama y fuera de ella, en el territo- bres que no las desean ni las quieres desear, porque abrazan la abstinencia o porque no «sa-
rio de las fantasías y en el reino de los fantasmas) los múltiples juegos que emergen de ese len del armario».
«poner(se)» y ese «imponer(se)». Así, en las profundidades atávicas de lo íntimo, suele resul-
tar que: me pone que te pongas, no me pone que te impongas, me pone que me impongas, Mucha de la violencia masculina contra las mujeres se ha producido en el marco de la rela-
no me impone que te impongas, me impone cómo te pone que me imponga... y un largo et- ción amorosa o en sus aledaños (casi siempre en su finalización o en la amenaza –o el temor–
cétera. Porque cada díada de amantes, sin otras referencias que sus propios deseos y en la com- de esta finalización). Además ha ocurrido –y ocurre– especialmente cuando la mujer se em-
plicidad de lo íntimo, ha de urdir sus propias redes de cómo se ponen y se imponen en sus podera, toma la iniciativa, alza la frente y denuncia. Así, emerge la impotencia fálica frente al
intersubjetivos juegos de deseos, poderes y excitaciones (pues hay combinaciones de eros, kra- «kratos gínico»; lo cual va unido a una carencia de «agresividad fálica» para resolver las ten-

N
o deja de tener su intríngulis que los tos y lagnia que no son lacra sexual siones sexuales en el orden de lo amo-

C
sino oportunidad erótica). uando los amantes pasan a ser contendientes, roso, y con las herramientas de la
«amantos» (sic) no desean imponerse pero sí el daño está garantizado: la guerra se hace po- interacción erótica.
temen «no ponerse»; mientras que sus Cualquiera que haya hurgado en las en- sible y las estrategias bélicas más probables.
«amantas» (sic) sí quieren que «se pon- tretelas del imaginario masculino (des- En éste, como en todos los conflictos, un «buen Cuando los amantes pasan a ser con-
gan» pero no que «se impongan».x y z n de Ovidio hasta Freud) sabe que el falo apaño» siempre es mejor que una dolorosa tendientes, el daño está garantizado: la
(en su dimensión priápica y eréctil) co- «victoria» que supone laderrota de alguien guerra se hace posible y las estrategias
necta con la fantasía masculina, pero también con su fantasma (por lo tanto, su gran angus- bélicas se hacen probables. En este
tia); o sea, su impotencia: su «querer y no poder». Y esta angustia emerge –sobre todo– en el
que siempre espera el desquite. xyzn contexto son necesarias influencias ex-
diálogo, en la relación y en el encuentro con la «mujer amada», pues esta angustia masculina ternas antimilitaristas y no alianzas bélicas, acumulación de fuerzas y tropas o adquisición de
es mayor y más intensa cuanto más amoroso, íntimo, fusivo y vinculado sea este encuentro armas. Con motivo de «salvar mujeres» indefensas de los hombres violentos no siempre se to-
con la «mujer deseada». A su vez, este varón impotente e impotenciado –urgido por la evi- man las decisiones más pacíficas, sinérgicas, armoniosas o inteligentes. En ésta, como en todas
tación de lo más doloroso, aquello que le hace sentirse miserable y vulnerable– se distancia las guerras, siempre afloran intereses para que no haya soluciones dialogadas; pero en éste,
de lo gínico (incluso lo rechaza, ofreciendo aversión, desprecio y hostilidad). Por ello, desde como en todos los conflictos, un «buen apaño» siempre es mejor que una «victoria» que siem-
la noche de los tiempos, se ha producido una alta correlación negativa entre misoginia y es- pre es dolorosa y supone la derrota de quien espera el desquite en próximas batallas.
tima fácila (a más de una, menos de otra). O, dicho de otro modo, desde siempre ha existi-
do una alta correlación positiva entre ginerastia* y ginofilia. Los hombres que aman y dese- En fin, que tanto el asunto «falocrático» (el poder del falo) como el asunto «kratofálico» (la
an a las mujeres las respetan e interactúan positivamente con ellas, por lo cual –precisamente erótica –fálica– del poder) son complejos, por lo que no deben resolverse con análisis sim-
porque se sienten queridos por ellas y porque se sienten hombres en los brazos de ellas– tam- ples, simplificados y simplificadores. Muy especialmente a todos y todas nos conviene que
bién se quieren y se respetan a sí mismos respetándolas a ellas. nunca –y en ningún caso– se celebre entre un hombre y una mujer el perverso y pervertido
*[Ginerasta:quiendeseaamujeres.(Anderasta:quiendeseaahombres).] juego de las «VvV» (Víctima versus Verdugo) donde los papeles se tornan complementarios,
circulares y autorreferentes; de suerte que cada uno «es más» lo uno, precisamente porque el
El hombre ginerasta reconciliado con sus deseos encuentra razones adicionales para no caer otro «es más» lo otro. Así,

A
en la ciénaga de convertirse en maltratador de una mujer que es vivida y sentida como ser ella es «cada vez más vícti- todos y todas nos conviene que no se celebre el perverso
deseable, amable, considerable y respetable. Con lo cual, si se analiza bien, resulta que mu- ma» porque él es «cada vez juego de las «tres uves» (Víctima versus Verdugo)
cho de lo que se ha denominado falócrata (muchas veces queriendo decir misógino) quiere más verdugo»; y él es «cada donde los papeles se tornan circulares, de suerte que
subrayar precisamente la acracia fálica de ese varón miserabilizado en su condición viril; esto vez más verdugo» porque cada uno «es más» lo uno precisamente porque el otro «es
es, la ausencia –o la carencia– de todo «kratos del falo» de hombres impotentes que «no po- ella es «cada vez más vícti- más» lo otro, cayendo en un círculo vicioso. xyzn
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COMPRIMIDOS DE SExO PARA PENSAR / COMPRIMI2.1 / GENuS 8 / GéNERO GENITALIzADO

ma». De este modo la relación es «cada vez más violenta y vejatoria» porque cuanto más gira
esta rueda más difícil resulta salir de ella. De este bucle sólo se sale rompiendo el círculo vi-
cioso (o sea, la relación circular que lo propicia). En estos casos el enemigo es el amor, que
mantiene el vínculo y garantiza el vicioso bucle.

La relación amorosa también está hecha de poder; o sea, de «kratos». Ahora sí, se trata de
reflexionar sobre el kratos del falo y sobre el falo del kratos. Incluso se trata de revertir –tam-
bién subvertir– cómo hemos constituido, partido y repartido el poder en la cama. En nues-
tros análisis habremos de ser muy finos para poder llegar a aquellos lugares que el simplifi-

21
cado discurso canónico nunca alcanza (la complejidad relacional, los atavismos emocionales,
la intensidad apasionada de la intimidad... incluso la aceptación de las agresiones y/o humi-
llaciones erotizadas propias de los juegos sadomasoquistas). Porque en la relación entre el kra-
tos y el falo hay también fallos del kratos del falo, y hay kratos del fallo en el falo, y hay falo
en los fallos del kratos. Por supuesto, esto que planteo son juegos de palabras; pero son, tam-
bién, complejidades de los amores y los desamores heterosexuales humanos.
CAPÍTULO 8
Una última idea: los sexólogos hablamos de «agresividad fálica» como una característica mas-
GÉNERO GENITAL
culina (incluso como un recurso, una habilidad y un valor). A menudo esto resulta descon-
certante (incluso reaccionario o amenazante) especialmente para quienes más se han com- O LA OBLIGACIÓN LEGAL DE ESTAR GENITALMENTE CLASIFICADO

L
prometido con la militancia
os sexólogos hablamos de «agresividad fálica» como antipatriarcal. Sin embargo,
una característica masculina. A menudo, en la inti- en la intimidad del encuentro Durante milenios, la vida humana ha estado determinada por la clasificación sexual del re-
cién nacido y tal clasificación se ha realizado (y sigue haciéndose) tomando como criterio ex-
midad del encuentro con el varón, la mujer anderasta con el varón, las mujeres an-
clusivo la «apariencia de los genitales externos», de forma que prevalece el siguiente proto-
anhela –o puede hacerlo– cierta «agresividad fálica» que drerastas (incluso feministas)
colo: «si hay pene, es niño; si no lo hay, niña». Con lo cual, todavía hoy, las mujeres son
muchos hombres tienen limitada o castrada. xyzn anhelan –o pueden hacerlo– clasificadas por «lo que no tienen»; luego, para ser mujer, «nada es necesario» (ni clítoris, ni
la agresividad fálica que mu- vulva); incluso puede ser que sea necesario una «nada» (un hueco, una ausencia, un vacío, un
chos hombres bien socializados (o sea, civilizados con estas reglas de civilidad anafrodisiaca y silencio)*. A los efectos de clasificación sexual, lo determinante es: presencia/ausencia de pene.
deseorizante) tienen limitada, impedida o castrada. Aunque crecientemente invadimos la in- *[Aunquetodavíanoseentiendadeltodo,loqueestoydiciendocon«lanada»o«elvacío»,estoymencionando–ydenunciando–
timidad erótica con discurso político que pervierte aquella peculiar dinámica, en los atavismos losexperimentosdereasignaciónsexualhechosconniñossingenitales.Alfinaldel«comprimido»seentenderáesto.]
emocionales del encuentro carnal la agresividad fálica no es violencia sino vigor, deseo, pa-
sión, energía, virilidad... Así que no es lacra a combatir, sino valor a proponer, propuesta a con- Lo primero que debería decirse de los genitales es que sirven para «sexar»; o sea, para deter-
venir y experiencia a experimentar. Si eres lesbiana (por lo tanto no «te pone» lo viril) es pro- minar la categoría sexual –definitiva y definitoria– del recién nacido. Durante milenios, en vir-
bable que no lo entiendas; incluso es probable que tus razones políticas te impidan empatizar tud de esta «sexación neonatal», la biografía quedaba absolutamente determinada, pues las
con estas sinrazones eróticas. No es un problema que no «lo entiendas», pero sí es un proble- vidas de hombres y mujeres han sido del todo: distintas, prescriptivas, estancas y garantiza-
ma que impongas a las otras mujeres tu «modo de entender».

L
das. Eran distintas porque los hombres vi-
o primero que debe decirse de los genitales es
vían una vida y las mujeres otra diferen-
te; eran prescriptivas porque así había de
que sirven para «sexar»; o sea, para determi-
ser, obligada e insoslayablemente (al mar- nar la categoría sexual –definitiva y defi-
gen de voluntades, decisiones, diversida- nitoria– del recién nacido. xyzn
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COMPRIMIDOS DE SExO PARA PENSAR / COMPRIMI2.1 / GENuS 8 / GéNERO GENITALIzADO

U
des o subjetividades) y para ello se usaba, si fuese menester, el castigo y la coerción; eran es- n clítoris grande y unos labios fusionados «definidor» del sexo; menos aún si hay
tancas porque nadie, nunca, en ningún caso y de ningún modo, podía «cruzar la frontera»; generan una «apariencia genital mascu- evidencia de pene.

D
y eran garantizadas porque había alguna instancia (a lina»; un pene pequeño, un escroto sin fu-
urante milenios, y en virtud partir de un cierto grado de burocratización: la Igle- Como ya se ha explicado, el pene es
de la clasificación sexual neo- sia y/o el Estado) que se convertía en garante de sionar y unos testículos sin descender ge-
una estructura homóloga al clítoris y el
natal, la biografía del recién todo esto. neran una «apariencia genital femenina».
escroto es una estructura homóloga a
nacido quedaba absolutamente Discernir no siempre es sencillo. x y z n los labios mayores; así pues, un clítoris
determinada. x y z n En teoría todo ha cambiado, pero en la práctica ha grande y unos labios fusionados generan una «apariencia genital masculina»; al contrario, un
cambiado mucho menos de lo que se dice que ha pene pequeño, un escroto sin fusionar y unos testículos sin descender generan una «aparien-
cambiado. Así pues, los cuatro adjetivos siguen siendo ciertos. Se ha rebajado la dimensión de cia genital femenina». Por ello, en ocasiones, el asunto genital clasificatorio no es sencillo de
qué es distinto y qué es prescriptivo; se ha reglamentado la condición de estanca (bajo deter- discernir; incluso puede resultar sumamente complicado, pues aparecen genitales externos am-
minadas condiciones y con especiales permisos, puede producirse traslado o modificación; des- biguos. En otros casos la apariencia genital es perfectamente clara y evidente, pero no resul-
de luego, regulado y legislado). Pero sigue estando garantizada y sigue siendo el Estado el ga- ta ser un buen predictor del sexo del recién nacido. Tal ocurre en personas transexuales o en
rante exclusivo del cumplimiento de esta «conscripción». Así que, el sexo –que es uno de los personas con síndrome de deficiencia de 5-alfa-reductasa (conocidos como «güevodoces»).
bienes más íntimos y subjetivos que pueda tenerse (más que la ideología o el credo)– está es-
tatalizado; o sea, mi identidad sexual no es mía: es propiedad de la Administración Pública. En ocasiones (no muchas, pero sí muy graves) se producen errores de clasificación sexual, dan-
do por niñas a niños o por niños a niñas. Ahora bien, esto que acabo de afirmar tiene tram-

S
Detrás de esta burocratización del sexo, siempre se iempre han existido personas que se pa (que sirve, sólo, para desvelar la trampa subyacente). En realidad es imposible que se pro-
ha escondido la misma realidad: personas que que- sentían «mal clasificadas», pues duzcan «falsos positivos» o «falsos negativos» en la clasificación sexual neonatal. De hecho, se
rían cruzar este «Rubicón sexual»; personas que se se percibían del «otro sexo». Sin em- trata de la única actividad humana en la que no se produce –nunca jamás– error alguno.
sentían «mal clasificadas», pues se percibían del «otro bargo, durante muchos siglos ni ¿Cómo se obra tal milagro? Muy fácil, son niños

E
sexo» (al margen de lo que su educación, su nom- siquiera tuvieron un nombre y se –sólo– aquellos que han sido «clasificados como n ocasiones (no muchas, pero sí
bre, y/o sus genitales dijesen). Durante muchos si- tenían a sí mismas por «mons- niños» y son niñas –sólo– quienes han sido «cla- muy graves) se producen errores de
glos estas personas ni siquiera tuvieron un nombre truos singulares». xyzn sificadas como niñas». Por definición, si la defini- clasificación sexual. xyzn
para definirse a sí mismas o para definir «lo suyo»; ción sustituye a lo definido, lo definido es su pro-
tampoco tuvieron conocimiento alguno de que hubiera otras personas como ellas y por lo pia definición. Así, si cada uno es del sexo que se ha dicho que es; entonces, si es, es. Así pues,
tanto que no eran «monstruos singulares e irrepetibles», sino hechos comunes, predecibles y cuando ponemos una etiqueta sexual, no estamos haciendo una deducción o una predicción,
explicables de la diversidad sexual humana. Ahora bien, aunque no se supo que existían, han sino una prescripción. De este modo se logra que no haya errores: en el peor de los casos pue-
existido siempre. de haber desobediencias, subversiones o demencias; o sea, gente que no quiere ser lo que se
le ha dicho que ha de ser.
8.1 Genitales que generan género
Si en el futuro se produjere un desajuste entre esta categoría de clasificación (hecha desde fue-
Los genitales externos masculinos están formados por el pene y el escroto (y el perineo, que ra) y la categoría sexual identitaria (hecha desde dentro) de esa persona concreta, en el me-
no se considera). Así pues, estamos subrayando la condición genital de la bolsa escrotal pero jor de los casos se dirá: es «una niña que se siente niño» (subrayando que es una «niña rara»
estamos omitiendo lo que hay dentro de ella –los testículos– que, como ya hemos explicado porque «se siente niño»). O, en el otro caso, se dirá: es «un niño que se siente niña» (subrayando
en otro Comprimido, no son genitales, sino gónadas. De hecho, la ausencia de testículos no que es un «niño raro» porque «se siente niña»). Ahora bien, conviene detenerse un momento
ha sido óbice para ser clasificado como varón, pues desde muy antiguo se sabe que en algu- en esta ensoberbecida interpretación. En tales casos nadie asumirá –ni siquiera como posibili-
nos recién nacidos –especialmente los prematuros– no se ha producido el descenso testicular dad o como hipótesis– que se haya producido una flagrante equivocación en el etiquetado se-
y la bolsa permanece vacía. Pero este dato (bolsa llena o vacía) no es definitivo ni tampoco xual (lo cual es del todo evidente y notorio). En ningún momento se presume que este grave

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error de clasificación pueda ser imputable al gundo, han de distinguirse los diferentes niveles de la sexuación, con lo que fácilmente se com-
ada uno es del sexo que se ha dicho que propio «clasificador» o a los mismísimos «cri- prende que es diferente la «sexuación genital» externa y la «sexuación cerebral». Ocurren en
es. Cuando nos dicen de qué sexo somos terios de clasificación». Y tampoco se refle- momentos diferentes, sobre estructuras diferentes y con agentes sexuantes diferentes; así que
no hacen una deducción o una predic- xiona que pudiera ser justo al revés de lo que pueden coincidir o no. En cualquier caso el cerebro no ópera con el sexo de los genitales, sino
ción, sino una prescripción. x y z n se dice: que no estemos ante una «niña rara» con su propio sexo: el sexo del cerebro.

E
sino ante un «niño raro» (pues venía sin s del todo diferente la «sexuación geni-
pene); o al contrario: que no estemos ante un «niño raro» sino ante una «niña rara» (pues ve- Todas las diferenciaciones conceptuales que tal» y la «sexuación cerebral». Como son
nía con pene). hemos señalado hasta el momento (diferentes diferentes, pueden coincidir o no. El ce-

E
l género (o sea, el «sexo social» y el «sexo le- tipos de sexaciones y diferentes niveles de la rebro no ópera con el sexo de los genitales,
Nos encanta subrayar que el género es
una «construcción social» y que es un re-
gal») sigue siendo una «conscripción ci- sexuación) han sido generadas en el marco de
la Sexología Sustantiva, así pues resultan muy
sino con su propio sexo. xyzn
sultante arbitrario que podemos decidir.
vil» y una «prescripción genital». xyzn sencillas de entender para quienes provenimos de esta formación. A su vez, todas ellas nos
Pero, a su vez, nos encanta ocultar que el género sigue siendo –como siempre– una «cons- remiten a otra distinción típicamente sustantiva: la que se refiere al sexo «que se es», al sexo
cripción civil» y una «prescripción genital». Por esa razón conviene salvar a los niños y niñas «que se tiene» y al sexo «que se hace». Estos tres sexos no forman «un continuo coherente».
transexuales de la influencia de los activistas del género para que así, fuera de la nefasta in- Así que en ningún caso «se es lo que se hace» ni «se es lo que se tiene». Al contrario: «se es lo
fluencia de esta doctrina, puedan conectar con ese sexo «que habita dentro de sí» y así pue- que se es», «se tiene lo que se tiene» y «se hace lo que se hace». Son tres cosas y pueden coin-
dan ir construyendo su identidad sexual lo antes y lo mejor que sea posible. cidir o no.

8.2 La ventaja de «tenerlos bien puestos» (los conceptos) Puestos a «tenerlos bien puestos», sería conveniente conocer otros conceptos: identidad se-
xual, orientación sexual, apariencia genital, rol sexual, sexo legal, sexo de crianza, tipos de
El verbo sexar nos remite a dos sustantivos: «sexador» y «sexación». El sexador es el que es- alosexación, niveles de sexuación, criterios de alosexación, inductores de alosexación, prin-
tablece la categoría sexual (o sea, quien predice –más bien decide– cuál es el sexo del clasifi- cipios de la sexación y de la sexuación...*
cado). La sexación es el acto de clasificar sexualmente, y sólo hay dos etiquetas de sexación: *[Quienquieraprofundizarsobreello–adviertoqueescomplicado–puedeaccederamiartículo«Términos,conceptosyre-
la azul o la rosa (la ándrica o la gínica). Será hombre (o macho) a quien le pongan la «eti- flexionesparaunacomprensiónsexológicadelatransexualidad»,quesepublicóenAnuariodeSexología(2000)yseen-
queta azul» y será mujer (o hembra) a quien le pongan la «etiqueta rosa». cuentraadisposiciónpúblicaygratuitaenlawebdedelInstitutodeSexologíaSustantivaalqueperteneceestaeditorial:
www.isesus.es]
Hay dos sexaciones diferentes: la «alosexación» (clasificación sexual hecha «desde fuera») y la
«autosexación» (clasificación sexual hecha «desde dentro»). A su vez, hay dos tipos de alose- Todas estas discriminaciones teóricas nos dan cuenta de la importancia de «tenerlos bien pues-
xaciones: las formales (que son solemnes y definitivas, y están realizadas por sexadores pro- tos» (los conceptos, digo); lo cual permite gestionar y comprender mejor a aquellos que «no
fesionales) y las informales (hechas constantemente en cada hecho de interacción humana). los tienen bien puestos» (los genitales, digo). Y en especial a aquellos que dicen ser de un sexo
Los criterios que se usan en cada una de estas sexaciones son diferentes, con lo que a veces que no es el sexo que los demás dicen que tendrían que ser. Lo peculiar del antiguo Paradig-
se producen desajustes. De todos estos desajustes, sólo uno resulta especialmente grave: el que ma de Genus es que el sexo era muy fácil: se sabía «desde fuera» y se imponía «hacia dentro».
se produce entre la alosexación formal neonatal y la autosexación identitaria (o sea, entre lo Tampoco había que hacer diferenciaciones porque todo era lo mismo. El asunto era: el sexo
que dicen los papeles externos y lo que dicen tus convicciones internas). La autosexación iden- está en los genitales, «hacemos el sexo» con los genitales y somos de un sexo según los geni-
titaria, como todas las sexaciones, sólo produce dos categorías: la rosa que llamamos «ego- tales. Nos clasifican de uno u otro sexo según estos genitales, nos educan –nos nombran y nos
ginia» (tenerse por mujer) o la azul que llamamos «egoandria» (tenerse por hombre). tratan– según los genitales, e incluso nos sentimos según los genitales.

Para entender todo esto, debe diferenciarse entre sexación y sexuación. Lo primero es «eti- Todo este asunto ha de revisarse, pues ya sólo se sostiene gracias a la obcecación y la ignorancia,
quetación sexual» y lo segundo es proceso de «diferenciación sexual». Respecto de esto se- y también gracias a los intereses creados y a las inercias académicas de las disciplinas perise-

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xológicas (que se han acercado a algún aspecto desgajado del sexo, sin tratar de comprender Desde la Ilustración (y posteriormente, con la Revolución Francesa y más tarde con Rousseau
el sexo en su integridad). Ahora bien, no se trata de cambiar por cambiar; tampoco se trata y las Ciencias Sociales) fue creciendo y afianzándose una nueva creencia «antropocentracio-
de relativizarlo todo; se trata de estudiar, reflexionar, comprender y aceptar la complejidad y nista»: el sexo no es obra de «aquel Dios humanizado» sino de «este humano divinizado». Lle-

E
s importante «tenerlos bien puestos» la diversidad de lo sexual. Tras lo cual hemos de gados al siglo XXI, el axioma central viene a decir: el sexo (mejor, para que todo cuadre, el
(los conceptos) para poder comprender asumir y aceptar, con ánimo de revisar y me- género) es una «construcción cultural» que se adquiere mediante crianza; por lo tanto, no na-
jorar, que «no los tenemos muy bien puestos» cemos sexuados, sino que nos vamos generizando gracias a la socialización y el aprendizaje.
a aquellos que «no los tienen bien

E
(los conceptos) y que no siempre están bien
puestos» (los genitales). xyzn puestos (los genitales). Así que alguien es hombre –o es mujer–
l axioma central de esta creencia es: el sexo
(mejor, para que todo cuadre, el género) es
porque así se (le) ha criado. Más aún, ni si-
8.3 La creación de un Nuevo Credo Antropocreacionista quiera «es»; a lo sumo «se siente», «se tie-
una «construcción cultural» que se ad-
ne por», «se comporta como», «le gusta quiere mediante crianza; por lo tanto no na-
Los evolucionistas llaman creacionistas a quienes creen que todas las criaturas son creaciones ser» o «se identifica como»... pues la con- cemos sexuados sino que nos vamos gene-
que creó el Creador (por lo tanto, niegan y reniegan de la Evolución). Por mi parte, llamo dición sexuada y la identidad sexual (ser rizando por obra del aprendizaje. xyzn
«Antropocreacionismo» a la fe en que todo (especialmente lo humano) es «creación huma- hombre o ser mujer) se diluye homeopá-
na», por lo tanto a la creencia que niega la «naturaleza humana». Hoy podría decirse que to- ticamente hasta convertirse en algo líquido (incluso gaseoso). Con lo cual, todo «lo sexual»
das las Ciencias Humanas y Sociales están afectadas de esta creencia (incluso infectadas de un resulta «relativo, etéreo y vaporoso» para lo que se usa una terminología conscientemente laxa
cierto fanatismo en la defensa de este credo). Pinker lo ha denominado «Modelo Estándar y «criancista». Así se dirá: «le gusta hacer cosas de chica», «se siente chico», «tiene esa pluma

L
de las Ciencias Sociales» y ha señalado que lamo «Antropocreacionismo» al Credo que porque su madre se lo permitía», «dice que es chica porque no se identifica con su padre», «su
se constituye de tres axiomas míticos que madre la confundió con su permisividad»...
niega la naturaleza humana. Se corres-
llama: la «tabula rasa», el «buen salvaje» y el
ponde con lo que Pinker ha denominado
«fantasma en la máquina». El primero habla Esta nueva fe se asienta en un axioma que dice: «se aprende a ser hombre o mujer». Lo cual,
de la creencia de que somos el resultado ex-
«Modelo Estándar de las Ciencias Socia- dicho en palabras de Simone de Beauvoir, se formula como: «no se nace mujer, se llega a ser-
clusivo de la influencia ambiental que se ha les» y se constituye de tres axiomas: la lo». Se trata de una máxima bienintencionada que yerra y confunde. Más aún, que sabién-
ejercido en no-sotros desde el nacimiento. «tabula rasa», el «buen salvaje» y el «fan- dose equivocada se mantiene firme, inclu-

N
El segundo habla de la creencia de que los tasma en la máquina». xyzn o se nace «mujer» porque se nace so en el seno de la Academia. Ahora bien,
niños vendrían «naturalmente» buenos, sien- «niña». Con el tiempo se llega a serlo y no se trata de negar aquello que el axioma
do la civilización la responsable de que se maleen (alternativamente, que las culturas primi- conviene aprende a conocer, aceptar, que- beauvoiriano afirma (el aprendizaje) cuan-
tivas eran mejores y que: a mayor grado de civilización, más malignización). El tercero su- rer, disfrutar y gestionar a la mujer to de negar su negación: la inexistencia de
pone que hay un «ser inmaterial» pero inteligente (un espíritu; o sea, un fantasma) en el interior la condición sexuada. Se presume fanática-
de la cabeza, de modo que el cuerpo es una «máquina tripulada».
concreta que una llega a ser. xyzn mente que nacemos cuan «tabula rasa» ase-
xuada; lo cual es del todo incierto. Es verdad que venimos inacabados, pero venimos se-
Durante milenios siglos se creyó que el sexo era (como el resto de las creaciones naturales) xuados. Así pues, para salvar aquel lema beauvoiriano, sólo puede decirse: «no se nace mujer,
«obra de Dios», así que consistía en «acertar y aceptar» aquel designio. Lo de acertar resul- porque se nace niña». Y si todo sale bien, con el tiempo se aprende a conocer, a aceptar, a
taba fácil: mirar entre las piernas el día del alumbramiento (hoy, gracias a la ecografía –o a querer, a disfrutar y a gestionar la mujer concreta que una llega a ser (si llega a serlo).
la amniocentesis– puede hacerse incluso antes). Lo de aceptar tampoco era demasiado difí-
cil: se hacía «por las buenas o por las malas», «por lo civil o por lo criminal» y aceptar lo que 8.4 No son los padres, son los reyes (del mambo)
Dios le había asignado era un trabajo del recién llegado. Se trataba de eso: de hacer las co-
sas «como Dios manda» (y para ello siempre había alguna autoridad que sabía cómo se ha- En el marco de uno u otro creacionismo (el teocéntrico y el antropocéntrico) está muy ex-
cía, con lo cual consistía en «escuchar y obedecer»). tendida la falsa creencia que afirma que los responsables de la crianza son los causantes de

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la identidad sexual; así que «los padres sexuan» (más bien, generifican). No es una descrip- los padres y madres de niños y niñas transexuales creen eso mismo (especialmente si son pa-
ción sino una prescripción. No explica lo que pasa sino que prescribe lo que ha de pasar: el dres de «niños que se sienten niñas»). Pero no lo creen sólo ellos; junto con ellos, también los
padre ha de sacar un hombrecito de su recién venido y la madre ha de sacar una mujercita creen sus familias, sus pediatras, sus psicólogos, sus sacerdotes y sus educadores (incluso sus
de la recién llegada; luego, si no ocurriese así, uno y otra (incluso ambos si se apoyan) ha- vecinos y todos los opinadores –también los mediáticos– que se apuntan a opinar, sin más
brían fracasado en su importante «misión sexuadora» (o generificante). A su vez, en el supuesto criterio que el gusto narcisista de escucharse a sí mismos). La razón que prevalece es precisa-
de que el niño o niña tuviese «querencias impropias», «tendencias desordenadas» o «prefe- mente la de protegerles de futuros males (del abuso, del desprecio, de la crueldad, de la ex-
rencias invertidas» habrían de corregirse oportunamente, actuándose –presto y recto– con se- clusión social...) y –lo cual siempre resulta sospechoso– de sí mismos.
veridad y firmeza (sin mostrar laxitud o permisividad alguna). Ergo, si no se lograse corregir
aquello en los primeros años, sería responsabilidad de los padres, pues quedaría demostra- Con ello suele producirse en estos niños y niñas una cruel «ablación identitaria» (que inclu-
da la carencia de la debida aptitud o actitud en su «deber generificante». Todo esto, aunque ye: gestos, nombres, motes, expresiones, relaciones, juegos, vestimenta, amistades, acceso-
con otras palabras más capciosas, puede ser impúdicamente dicho –digamos, «sin acritud, pero rios...) promovida por quienes más les quieren. Todo ello persigue y pretende impedir que

L
con ineptitud»– por profesionales pueda expresar su natural sexualidad (quiero decir, su masculinidad y/o su feminidad). Todo
acreditados a los que no puede os padres no tienen absolutamente nada que ver con ello, claro está, se hace para «su bien» y para dirigirles en la «dirección sexual correcta». Aho-
desacreditarse pese a su nociva la transexualidad de sus hijos e hijas. «Hagan lo ra bien, nada hay más peligroso que alguien que tenga la Verdad; pues, como ya la tiene, no
praxis (que puede incluso venir re- que hagan: ni producen, ni corrigen, ni ponen, ni pierde el tiempo buscándola. Así que en mis oraciones suelo pedir: «Protégeme Señor de los
comendada en algún «manual de quitan». Lo que sí pueden hacer –sobre todo inten- que tienen la Verdad; de los que mienten ya me protejo yo (sobre todo, estudiando más que
buenas prácticas»). tando «corregir y castigar» en vez de «acertar y ellos)».
aceptar»– es destrozarse a sí mismos, destrozar su
Aunque se afirme exactamente lo relación como pareja, destrozar la estima de sus hi- El caso es que, con inusitada frecuencia, quienes rodean a estos padres necesitados de espe-
contrario (incluso se les culpe jos y destrozar su relación con ellos. Todo por causa cial apoyo y empatía (familias, amigos, vecinos, colegas, profesionales...) les culpan y les cen-
abiertamente de «sus supuestos de una tóxica mezcla de culpa, obstinación, igno- suran por su incompetencia, su laxitud o su falta de firmeza. El mensaje viene a ser el siguiente:
fracasos»), los padres no tienen rancia, prejuicio y temor al juicio ajeno. x y z n «si no ha aprendido mediante los procedimientos ordinarios, aplícale procedimientos ex-
absolutamente nada que ver con traordinarios correctores: básicamente «clases particulares de masculinidad» (que pueden ser
el sexo de sus hijos e hijas. Dicho más explícitamente: los padres y las madres de personas tran- lucha, competición, deporte...). Es por ello que, muchas veces, estos niños (digamos rosas) –
sexuales no tienen nada que ver con la transexualidad de sus hijos. En este caso hablamos de justo al contrario que lo que afirmara Freud– producen «madres sobreprotectoras y padres au-
la identidad sexual, pero lo mismo puede decirse de la orientación sexual, de los patrones de sentes». Ahora bien, tal patrón familiar no es causa, sino consecuencia. También producen pa-
gestuación (pluma) o de los filtros y anclajes del deseo. Quiero con esto decir, e insisto sobre rejas rotas (porque él lanza su frustración de tener un «hijo maricón» sobre ella y ella lanza su
ello, en las dos claves que afirmo rotunda y contundentemente: «hagan lo que hagan» y «nada frustración de tener un «hijo acomplejado» sobre él). Ahora bien, no son ellos la causa. La cau-
de nada». Lo hagan bien, mal o regular no producen nada (tampoco corrigen nada); en re- sa es Genus y la causa es la ignorancia sexológica.

E
alidad ni ponen ni quitan. Lo que sí pueden hacer –intentando cambiar y corregir; pero, so-
bre todo, si fuerzan mucho la maquinaria– es destrozarse a sí mismos; destrozar su relación Ni qué decir que todo esto stos «niños rosas», al contrario de lo que dijo Freud, pro-
como pareja, destrozar la estima de sus hijos y destrozar su relación con ellos. Y todo por cau- ocurre cuando en realidad ducen «madres sobreprotectoras y padres distantes».
sa de una tóxica mezcla de culpa, obstinación, ignorancia, prejuicio y temor al juicio ajeno. no se pretende «acertar y También parejas rotas porque él lanza sobre ella su
Al final, respecto de «la cuestión sexual» ocurre lo que se temía, se evitaba y se combatía; pero aceptar» lo que son, sino frustración de tener un «hijo maricón» y ella sobre él
por medio no hay familia, no hay pareja, no hay armonía y no hay comunicación. que se pretende –asertiva y la de tener un «hijo acomplejado». xyzn
unilateralmente– decidir lo
Ahora bien, ¿por qué sigue ocurriendo esto? Mi explicación es la siguiente: lo mismo que las que tienen que ser y dirigir por dónde tienen que ir; pero, sobre todo, cuando se pretende
madres y las abuelas de las niñas clitorictomizadas creen que mutilándolas protegen a sus pe- mantener inalteradas las propias creencias (pues «antes cambiará la realidad que mi manera
queñas de terribles males que podrían ocurrir si no se hiciese la ablación, la mayor parte de de explicar(me)la»).

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8.5 ¿Discernir o decidir?, ¿acertar o aceptar? ciendo?, ¿qué dicen que están haciendo?,
¿qué creen estar haciendo? A su vez, ¿es lo
especto de la identidad sexual hay mucho
Denomino «alosexación neonatal» al acto –formal y solemne– realizado en el momento del na- mismo lo que hacen, lo que dicen que ha- que acertar y aceptar: tendríamos que
cimiento, que es responsabilidad de profesionales habilitados para ello (normalmente funcio- cen y lo que creen que hacen? Más aún, mejorar los procedimientos para acertar
narios públicos), en el cual se realiza una «categorización sexual» en virtud de la «apariencia ge- para cada una de estas categorías: ¿predi- con la categoría sexual y mejorar los pro-
nital externa». En este acto, el Estado expropia la «categoría sexual» del neonato haciéndola cen o prescriben?, ¿disciernen o dictami- cesos para aceptar «lo que hay».x y z n
pública (la da registro y la burocratiza). En virtud de esta «acción sexadora» se le asigna una «eti- nan?, ¿aciertan o aceptan?
queta sexual» que determinará para siempre su «sexo legal»; afirmando, con ello, una condición
sexual clasificatoria y negando taxativamente la otra. Pues sólo cabe una etiqueta sexual que, La mayor parte de los padres creen que sus hijos e hijas recién nacidos aún no han aprendi-
además de «oficial», también es: «una, definitoria, definitiva, binomial y disyuntiva». do su género (pues todavía no ha comenzado la crianza diferencial) y, asimismo, creen que
son ellos quienes van a ser, con su proceder y su influencia, la causa de la identidad sexual de

L
A partir de ahora esta «etiqueta burocratizada» pasa a ser el criterio –indiscutible e indiscuti- sus hijos (la cual, se supone, ocurrirá por iden-
do– de la verdad absoluta en relación al «sexo que se es» de esa persona concreta. De suerte a mayoría de padres creen que sus bebés tificación). Supongamos que esto es cierto (lo
que esta «verdad estatalizada» prevalece por encima de las convicciones, decisiones o iden- aún no han aprendido su sexo y piensan cual es fácil de creer, ya que casi nadie lo
tidades propias que el sujeto manifieste a lo largo de su desarrollo. Más aún, si en el futuro que son ellos mismos quienenes –con duda o lo discute, pues esta nueva fe «antro-
alguien manifestase que su etiqueta estaba equivocada y pidiese responsabilidades por aquel su proceder e influencia– van a provocar pocreacionista» tiene un amplio y muy ma-
gravísimo error administrativo, el Estado declinaría cualquier responsabilidad de un error del su identidad sexual . xyzn yoritario respaldo entre ciudadanos, profe-
que es único y exclusivo responsable. sionales y académicos). Aceptado este axioma
tan extendido vamos a formular algunos interrogantes: ¿Por qué crían los padres (siempre e
Puesto que sabemos que esto ocurre –no muchas veces, pero es un goteo constante– tendría- invariablemente) en coherencia con la clasificación sexual previa, si realmente está en su mano
mos que mejorar los procedimientos para acertar con la categoría sexual; pero –sobre todo– el resultado final y podrían hacerlo de otro modo? Más aún: ¿por qué usan el criterio geni-
para cambiarla con prontitud cuando se detecta el error cometido. También tendríamos que tal (denominado «sexo biológico»)? Y sobre todo, ¿por qué actúan así, si están tan seguros
mejorar en los procesos de aceptar «lo que hay» (que no es otra cosa que la expresión de la de que el género nada tiene que ver con este «sexo biológico»? La explicación es muy senci-
inmensa variedad de la diversidad sexual humana). lla: están absolutamente de acuerdo con los «sexadores oficiales» porque coinciden plenamente
con la etiqueta sexual que aquellos han establecido. O sea, sus alosexaciones informales coin-
Si el asunto de la masculinidad y la feminidad fuese como se proclama (resultado exclusivo ciden plenamente con aquella alosexación

E
de una «construcción social fruto del aprendizaje») podrían llevarse a cabo, sin dificultad y formal. sta nueva «fe creacionista» tiene un amplio
sin riesgo, los siguientes experimentos: quienes clasifican sexualmente no tendrían por qué dis- –y mayoritario– respaldo democrático,
cernir (ni mucho menos hacer ningún esfuerzo de intentar «acertar» o «predecir»), con lo cual Si la hipótesis de la crianza fuese cierta po- tanto entre ciudadados como entre profe-
podrían decidir al azar la etiqueta sexual del neonato. Quienes crían podrían «decidir» o «dic- dríamos hacer todo tipo de reasignaciones sionales y académicos. xyzn
taminar», también al azar, este sexo de crianza (estarían a tiempo ya que, si se trata de apren- sexuales infantiles con plenas garantía de
der, para los neonatos aún no ha «empezado el curso»). A su vez, y puesto que la escuela es éxito. El problema es que tanta era la fe que algunos de estos experimentos ya han sido he-
una institución que pretende formar «al margen del sexo» y «con independencia del sexo», po- chos y las conclusiones que pueden establecerse de ellos son exactamente las contrarias a las
dría educarse sin alosexación alguna; con lo que, además, produciríamos una garantía efec- esperadas. Así pues, llegados a este punto, no sólo no hay evidencia alguna que sostenga esta
tiva de «igualdad sexual» (pues si todos fuésemos tratados como asexuados, el trato sería falaz quimera, sino al contrario, hay devastadoras evidencias que la refutan. Pero, muy es-
–de verdad y no de boquilla– igualitario, pues todos seríamos, de verdad, «personas»). pecialmente, hay un experimento aterrador que debería ser más conocido y reconocido. Ha-
blo de la historia del «transexual experimentalmente transexualizado», que fue conocido en
Reflexionar sobre estas cuestiones plantea un sinfín de interrogante inquietantes; por ejem- la literatura especializada como el caso «John/Joan» y que hoy es recordado como el «gemelo
plo: quienes actualmente clasifican y crían (obstetras, puericultores y familias) ¿qué están ha- judío de John Money»*.

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*[LatrágicabiografíadeDavidReimeresrelatadaenJohnColapinto(2001):«AsNaturemadehim:theboywhowasrai- en el pene del pequeño Bruce que exigieron su radical extirpación. Transcurridos unos me-
sedasagirl».Ed.HarperPerennia.Ellibrofuerevisadoyreeditadoen2006,trassumuerte.] ses, los padres contactaron con John Money en el Hospital John Hopkins de Baltimore. Este
reputado especialista estaba firmemente convencido –como casi toda la comunidad científi-
Por mi parte –por eso la traigo aquí– quiero convertir aquella trágica historia en un icono; in- ca de aquel tiempo– de que la identidad sexual se adquiere por aprendizaje vicario entre los
cluso en un mito al que llamo el «Tiresias contemporáneo». Excepto que, en este caso, no ha- dos y los cuatro años, así que vio la ocasión perfecta para demostrar científicamente esta hi-
blamos de un personaje mítico y heroico, sino de una persona real y desgarrada. Ahora bien, pótesis: el pequeño Bruce era un niño del todo normal (sin ningún hermafroditismo o am-
al igual que en aquel mito heleno, su testimonio dirimió una disputa divina: la que se celebraba bigüedad genital), era lo suficientemente joven (luego todavía no había operado la crianza
entre el «dios naturalista» y el «dios ambientalista». Como en el mito, también fue castigado diferencial masculina) y tenía un hermano gemelo univitelino (por lo tanto, un clon con los
por los dioses (en este caso no sólo por los celestiales, sino también por los del «inframundo»: mismos genes que también sería criado en el mismo ambiente y en el mismo tiempo). De este

M
científicos, políticos y mediáticos), pero tales castigos no le ofrecieron –ni vivo, ni muerto– glo- modo, habría un control exhaustivo
ria alguna. Así que, como demasiadas veces ocurre con los transexuales, pagó el precio de una oney convenció a los padres de que con aquel de la variable experimental: la crian-
vida terrible a la que dio fin con una muerte violenta y voluntaria. Y sobre las cenizas de aquel «tratamiento» el niño acabaría siendo una za sexual diferencial.
incendio sólo ha quedado un inquietante silencio que pretendo no secundar. Más aún, que pre- mujer con una relación amorosa y una se-
tendo impedir; por ejemplo, hablando aquí sobre ello. xualidad coital normalizada. El personaje Money convenció a los padres de la
que interpreta Banderas en «La piel que ha- pertinencia de aquel «tratamiento»,
8.6 El Tiresias contemporáneo bito» también cree eso mismo. x y z n pues así el niño acabaría siendo una
mujer normal –aunque infértil– con
Antes de hablar de este «Tiresias contemporáneo» vamos a presentar mínimamente a aquel una relación amorosa normalizada y una sexualidad coital satisfactoria (con lo que también
antiguo Tiresias mítico. En el Olimpo, donde habitaban los dioses griegos, discutían Zeus y supuso que el experimento produciría modificaciones en su orientación sexual). De este modo,
Hera a propósito de quién sentía más placer en el encuentro amoroso. Zeus defendía que las a los 22 meses, se inició su reasignación sexual y Bruce pasó a ser Brenda, comenzando un lar-
mujeres y Hera que los hombres; así pues, no llegando a ningún acuerdo, hicieron llamar a go tratamiento que incluía una serie de transformaciones quirúrgicas y hormonales (que co-
Tiresias para que mediase en su disputa. Tiresias dio la razón a Zeus, quien le premió con la menzaron en aquel mismo momento con una orquiectomía bilateral). Por su parte los padres
longevidad y el don de la adivinación; mientras que Hera, enfurecida, le castigó a quedar eter- deberían de guardar absoluto secreto sobre lo sucedido y deberían de educarle ordinariamente
namente ciego. Pero ¿quién era aquel Tiresias y por qué pudo servir como juez en aquella dis- como una niña.
cusión matrimonial? Se trataba de un sabio, profeta y adivino que intermediaba entre dioses
y humanos, entre vivos y muertos, entre hombres y mujeres (o sea, entre quienes, necesi- Algunos años más tarde, en un libro publicado en 1972 (junto con Ehrhardt) y de título: «Man
tándose, no pueden entenderse porque viven realidades del todo diferentes). Este augur te- & Woman, Boy & Girl» (que fue traducido al castellano en 1982 como «Desarrollo de la Se-
nía una característica que le hacía absolutamente singular: una «sexistencia andrógina»; por xualidad Humana: Diferenciación y Dimorfismo de la Identidad de Género»), Money informaba
eso fue llamado como perito en aquel divino litigio: porque conocía, en primera persona, am- que el experimento estaba teniendo éxito y que la niña, aunque con algunos rasgos masculi-
bas condiciones sexuales ya que había sido, a lo largo de su vida, tanto mujer como hombre nos, se desarrollaba normalmente. Sin embargo, como más tarde quedó demostrado, la infancia
(incluso transformándose en repetidas ocasiones). de Brenda ofreció la típica –incluso tópica– biografía infantil presente en todas las personas tran-
sexuales. Nunca se identificó con el sexo con el que la criaron, pronto transmitió a sus padres
Explicado aquel relato legendario, vayamos a la biografía histórica de un personaje que nun- su sentimiento identitario contrario, en la escuela recibió burlas y segregación social por su mas-
ca quiso ser un mito, pero sí acabó siendo un hito. Hablo de David Reimer y su historia re- culinidad, expresó reiterada y firme resistencia –incluso negación– al uso de determinadas ves-
sumida es la siguiente. timentas y juguetes, y se negó a participar en ciertos juegos infantiles sexualmente connota-
dos. También expresó reiterado rechazo hacia sus genitales y hacia los simbolismo femeninos
En 1965 un joven matrimonio canadiense de credo judío tuvo dos gemelos univitelinos en (color rosa, rol maternal, docilidad, grupos pequeños, juegos pasivos...). Por su parte, los pa-
Winnipeg (Manitoba) a los que llamaron Bruce y Brian. A los 8 meses, falló el «bisturí eléc- dres (como el propio Money y su equipo) minimizaron lo que pasaba, negando incluso lo evi-
trico» con el que se les estaba realizando la circuncisión, lo que produjo graves quemaduras dente. En relación a aquello que sí veían –rasgos, gestos y comportamientos masculinoides–,

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se mostraban esperanzados en la mejora futura, creyendo con la «fe del carbonero» que cam- de denuncias, tribunales, entrevistas, documentales... Y aunque logró rehacer su vida –inclu-
biarían con la influencia de los procesos de aprendizaje. Incluso pensando que quizás aquellas so casarse–, su mujer se divorció de él, tras lo cual acabó disparándose un tiro en la cabeza.
anomalías pudieran deberse a que ellos mismos no lo estaban haciendo lo suficientemente bien, Tenía 39 años. Tras su muerte, todos –denunciantes y denunciados– decidieron «dejar correr
por lo que se sentían culpables de su presunto mal hacer. A su vez, profesionalmente aconse- el aire» y «pasar página».
jados, redoblaron su esfuerzo y su compromiso socializador, reafirmándose en las estrategias
de influencia sexual coherentes con esta reasignación, por lo que aumentaron la firmeza de su Desde la publicación –tanto científica como periodística– de su terrible historia, han descen-
«inducción generizante» (reforzando todo cuanto tuviese alguna relación con la feminidad y dido muy notablemente el número de reasignaciones sexuales llevadas a cabo en todo el mun-
castigando cualquier conato de masculinidad). do. Sin embargo, absolutamente nada ha cambiado en el discurso de las Ciencias Sociales so-

C
on 14 años Brenda supo su verda- bre el aprendizaje de la denominada «identidad de género». Incluso –lo cual ya es
Aún con resistencias, hasta los 13 años Brenda dera historia y, de un plumazo, dio especialmente perverso– se usa la primera parte de esta historia (referenciándose los traba-
siguió el tratamiento y continuó con las visitas sentido a todo: siempre se «había sen- jos de Money hasta 1972) como confirmación científica de la evidencia incuestionable de que
a John Money; pero con esta edad empezó a tido» un chico porque realmente siem- la identidad de género se aprende. Al mismo tiempo, cuando se hace explícito aquel fracaso
sufrir depresiones, lo que le llevó a iniciar tra- pre «había sido» un chico. x y z n científico y aquella tragedia humana, se desprecia a Money por su «biologicismo» de creer que
tamiento psiquiátrico. Con el apoyo y el bene- se puede cambiar el género con hormonas y cirugía; lo cual reconfirma que el género no pue-
plácito de su psicoterapeuta, Brenda abandonó el tratamiento de Money y también aconse- de modificarse biológicamente por tratarse de una «construcción social». Pero sobre todo se
jó a los padres para que le desvelasen el secreto. De este modo, con 14 años, Brenda supo su verifica una vieja máxima humana: «no dejes que la realidad transforme tu modo de perci-
verdadera historia y, de un plumazo encontró la explicación que daba sentido a todo: siem- birla y de explicarla».
pre se «había sentido» un chico porque realmente siempre «había sido» un chico. A partir de
aquel momento Brenda inició el proceso de convertirse en David con lo que comenzó el or- Desde la publicación –en 1972– de que todo iba «razonablemente bien», hasta la publicación
dinario y protocolizado proceso de transformación transexual que incluyó: mastectomía do- –en 1997– de que todo había ido «rematadamente mal», pasaron 25 fatídicos años en los cua-
ble, tratamiento hormonal con inyecciones de testosterona y faloplasia. les se hicieron (que se hayan documentado y referenciado) más de un centenar de experi-
mentos similares de reasignación sexual en recién nacidos XY con hermafroditismos y/o am-
A partir de aquí su vida –individual y familiar– como David no fue nada fácil pero perma- bigüedades genitales; pero muy especialmente en bebés nacidos con extrofia cloacal (los cuales
neció en el anonimato sin publicidad alguna, con lo que, a los efectos del conocimiento ge- no tienen intersexualidad alguna, sino que –por razones del todo diferentes al sexo– nacen
neral, su experimento seguía siendo un éxito (y la supuesta Brenda seguía desarrollándose sin genitales). «Gracias» a toda esta locura, a finales del siglo XX (exactamente igual que a prin-
como mujer). Sin embargo, en 1997 aparecieron dos artículos –uno periodístico y otro cien- cipios del medievo) se clasificaron como niñas a niños que habían nacido con un vacío, una
tífico– que explicaban la verdadera historia de David Reimer. El científico, firmado por Dia- ausencia o una nada genital (o sea, ausencia de pene). Ni qué decir que cada uno de aque-
mond y Sigmundson, fue publicado en Archives of Pediatrics & Adolescent Medicine. El pe- llos experimentos produjo una tragedia (a su vez, asentada en una tragedia previa; excepto
riodístico –publicado en la revista Rollig Stone y firmado por John Colapinto– se titulaba «The que de la primera nadie tuvo culpa y de la segunda sí). De todas y cada una de estas histo-
True Story of John/Joan». Así, pasada su treintena, sin ingresos, abandonado de todos e in- rias (ocurridas en Asia, en África, en América, en Europa y en Oceanía, todas ellas bastante
fluido por Colapinto y Diamond, decidió que su vida (hasta entonces anónima) pasase a ser similares) no ha habido el suficiente seguimiento científico y/o periodístico.

S L
u vida pasó a ser «testimonio crítico» y «testimonio crítico» y «denuncia pública». De as consecuencias de todo orden que derivan de este
este modo se convirtió en un «producto me- Ahora bien, al margen de la dimen-
«denuncia crítica» de un producto que «experimento» deben de ser universalmente cono-
diático» que representaba al heroico y resi- sión deontológica (ética, filosófica,
respondía al heroico «ave fénix», capaz de liente «ave fénix», que consigue levantar vue- religiosa, política...) del asunto, ha- cidas. Muy especialmente, han de subrayar se los
levantar el vuelo tras una vida infernal lo tras una vida infernal provocada por el blamos de ensoberbecidos «trata- aspectos deontológicos de este ensoberbecido «tra-
provocada por el reiterado error médico de reiterado error de científicos que, en la bús- mientos experimentales» hechos por tamiento experimental» hecho por humanos «auto-
quienes, en busca de gloria, no encuen- queda compulsiva de gloria, no encuentran «humanos auto-divinizados» que, divinizados» que, pese a su formación científica,
tran límites éticos. xyzn límites éticos. Así comenzó para él un rosario pese a su formación científica, han juegan a sentirse dioses. xyzn
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jugado a sentirse el Creador, asumiendo inasumibles riesgos para sus miserabilizadas «coba- Hablamos de una condición sólida y universal (transcultural y transhistórica) de nuestra es-
yas humanas» con el fin de lograr engoladas loas científicas y patéticos prestigios académicos. pecie; pero es muy probable que estemos hablando, también, de una categoría sexual evo-
Pero, señalado lo anterior, las consecuencias y las conclusiones de estos experimentos deben lutivamente antigua –y extracognitiva aunque cerebral– presente en todos los mamíferos (in-
de ser conocidas en todas sus inquietantes derivadas. cluso, quizás, en las aves). De hecho, la estructura hipotalámica conocida como «Núcleo sexual
dimórfico» (SDN) está presente en todos los mamíferos que se han investigado. Los numerosos
Con otros modelos de investigación mucho más humildes (pero que ponen «patas arriba» nues- estudios (siempre provenientes de ciencias sociales) que tratan de poner en entredicho lo an-
tros fundamentos científicos y académicos), durante la segunda mitad del siglo XX hemos sa- terior –la biologicidad y la evolucionabilidad de la identidad sexual– no hacen sino confirmar
bido –gracias a los trabajos de Harry Benjamin (con transexuales) y de Imperato-McGinley aquello que niegan; excepto porque siempre señalan que no hay –en ningún lugar y en nin-
(con «güevodoces»)– que los genitales, la clasificación sexual y la crianza no determinan la iden- gún tiempo– dimorfismo, o sea, un solo modo de la masculinidad y un solo modo de la fe-
tidad sexual. De hecho Milton Diamond, que siempre creyó que Money se equivocaba, co- minidad humanas; incluso que hay modos subrayadamente andróginos, luego intersexuales,

L
nocía bien los trabajos de Juliane Imperato-McGinley en República Dominicana con varones de estas masculinidades y estas femini-
criados como muchachas. Los «güevodoces» son niños (siempre varones) que nacen con un a identidad sexual es la «percha» de la cual dades fruto de la «constructividad cul-
déficit en la producción de una enzima necesaria para elaborar la hormona encargada de for- cuelga toda la sexualidad. Aceptada esta ne- tural». Ahora bien, tales estudios refu-
mar el pene y el escroto; así pues, son niños que nacen con lo que parece una vulva (con en- cesidad universal, la cultura (la ley, la es- tan el «dimorfismo sexual» pero
trada vaginal y clítoris) y son clasificados, bautizados y criados como niñas. Ahora sí, a pesar cuela, la familia) debería contribuir a que este refrendan la universal y evolutiva in-
de ello, pasados los años, ninguno acaba siendo (o sintiéndose) mujer; al contrario, todos son xyzn
proceso se resolviera lo mejor posible. tersexualidad mamífera (incluso prima-
y se sienten hombres (hombres criados como mujeres, hombres infértiles, hombres con ge- te y humana). Precisamente de la evi-
nitales extraños... pero hombres). Milton Diamond, conocedor de estos y otros estudios –pero dencia de lo anterior emerge un axioma central de la Sexología Sustantiva: «lo sexual no se
además conocedor de biografías de transexuales de ambos sexos, de síndromes de insensibi- expresa dimórficamente, sino polimórficamente; o sea, intersexualmente». Ahora bien, con-
lidad a los andrógenos, de mujeres con hiperplasia adrenal, etc.– consideraba, con acierto, viene hacer una aclaración: la diversidad sexual no es una característica de la cultura, sino una
que la teoría de la adquisición sexual identitaria por razón de crianza era incorrecta. Yendo propiedad del sexo. Lo que sí es diferente culturalmente es lo que hace cada cultura y cada
más lejos aún, los sexólogos sustantivos consideramos que eso que se denomina género sólo tiempo con sus muchos hechos de diversidad sexual.
es la adición sincrética –ignorante y chapucera– de múltiples hechos sexuales distintos y di-

E
versos que han de ser comprendidos sexo- Conocida –asumida y aceptada– esta necesidad universal de clasificar y clasificarse en razón
lógicamente. De suerte que en las próximas
so que común y erróneamente se deno- del sexo, la cultura (la educación, la familia, la ley, etc.) debería contribuir a que este proce-
décadas irá ocurriendo que «cuanta más Se- mina «género» no es, para los sexólogos so se resolviera con la mayor facilidad y el mayor éxito posibles, de modo que todos y to-
xología, menos Género». sustantivos, más que la adicción sincré- das encontrasen acomodo en su ser y estar en el mundo –como hombres o como mujeres–
tica –ignorante y chapucera– de múltiples en el interior de ese pellejo en el que les ha tocado existir, con estos recursos tecnológicos y
8.7 Identidad (trans)sexual hechos sexuales distintos y diversos que en esta circunstancia cultural, sociopolítica e histórica en la que les ha tocado vivir.
aún han de ser comprendidos. x y z n
La identidad sexual no es un asunto banal En tanto que van produciéndose grietas en aquel antiguo Paradigma Sexual, se van produ-
(una especie de barniz externo que habla de la «puesta en escena» o la «apariencia» sexual). Tam- ciendo significativos avances en relación a las cuestiones sexuales que nada tienen que ver con
poco es –sólo– una categoría sexual identitaria, clasificatoria y definitoria que se concluye con la reproducción. Así, empieza a pasarnos con

E
la convicción profunda, inequívoca y permanente de «ser hombre» o «ser mujer». Hablamos mpieza a pasarnos con los transexua- los transexuales lo que ya nos pasó con los zur-
de la «percha» de la que cuelgan todo el psiquismo, la personalidad y la sexualidad humanas; les lo que nos pasó con los zurdos: dos: que cuando les dejamos en paz y dejamos
o sea, el recipiente que va guarda y dota de significado a la «noción de sí» en el orden de la cuando dejamos de corregirles, empieza de corregirles –incluso empezamos a ayudarles
propia «sexistencia»; por lo tanto, al hilo que da sentido a la masculinidad o a la feminidad de a irles mejor con nosotros y empieza a en vez de contrariarles– empieza a irles mejor
cada uno. Se trata de un requerimiento insoslayable de la psique humana; así que, cada quien, con nosotros y empieza a irnos mejor con ellos.
a su modo y con sus recursos, trata de resolver su propia y peculiar identidad sexual.
irnos mejor con ellos. xyzn Como con los zurdos, también en este caso cre-

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ímos que eran el resultado de «rebeldía, manía, vicio o mala educación». Pero desde que su- bebés recién nacidos no contestan a este tipo de preguntas, así que hemos de esperar mucho
pimos que el asunto no estaba en la mano (de los zurdos) o en los genitales (de los transe- tiempo para poder preguntar con las debidas garantías. Ahora bien, esta larga espera plan-
xuales) sino que –en uno y otro caso– la clave estaba en el cerebro, les está yendo mejor. tea problemas de muy difícil solución, pues no podemos «detener el tiempo». A su vez, para
Como mínimo hemos empezado a respetar su singularidad y hemos empezado a entender las personas transexuales la vida es eso que pasa mientras esperan si les hacen la pregunta o
qué les pasa y por qué les pasa lo que les pasa. Por otro lado, como muchas veces ocurre con si van a atender a su respuesta.
el conocimiento científico, intentando comprender «lo extraordinario» vamos logrando en-
tender «lo ordinario». Así, estudiar cómo se forma la identidad sexual de estas personas tran- Por otro lado, el cerebro no usa los mismos criterios para clasificarse sexualmente a sí mismo
sexuales nos está permitiendo elaborar una teoría de cómo se constituye la identidad sexual que los que usa para clasificar sexualmente a los demás. Son diferentes los mecanismos y los
universal. criterios de la autosexación que los mecanismos y los criterios de la alosexación. En el segundo
caso usamos como criterio los «caracteres sexuales». En la alosexación formal neonatal se usa
Una vez que se conoce cómo funcionan la sexuación y la sexación, todo tiene una explica- el «criterio genital»; pero en otras alosexaciones formales (por ejemplo, en la olímpica o en
ción más fácil de entender y más sencilla de explicar: el cerebro se clasifica sexualmente a sí la amniocentesis) se usa el «criterio cromosómico». A su vez, en la alosexación informal coti-
mismo y para ello no mira los genitales sino que mira «dentro de sí». Este proceso es univer- diana se usan inferencias sobre la apariencia de los caracteres sexuales (sobre todo, terciarios).
sal y no es una extrañeza de las personas transexuales; así que las personas no transexuales Ahora bien, en realidad se hacen deducciones sobre los «inductores de alosexación» que el pro-
(o sea, la mayor parte de la humanidad) también se clasifican sexualmente a sí mismas en ra- pio «objeto alosexado» emite (precisamente para provocar una sexación y no otra). A lo lar-
zón de su cerebro (y no por sus genitales o su crianza). Lo único diferente es que, en este caso, go de los siglos ha habido una inaceptable presión moral para que estos «inductores» sean co-
todo –genitales, papeles, crianza, nombre, etc.– coincide. Ahora bien, coincide porque se ha herentes con el «sexo legal» y no lo sean con la propia «convicción sexual». Convendría relajar
hecho coincidir; así que no se trata de una «curiosa coincidencia» sino de una «forzada con- estas prescripciones morales aceptando con tranquilidad todos los múltiples modos de ves-
currencia» que ha contribuido a la confusión explicativa, pues hemos confundido ese «coin- tir, de actuar, de maquillarse, de llevar complementos...
cidir con» con ese «ser consecuencia de» y lo que ocurre al mismo tiempo se ha convertido
en causa. Sin embargo, esta categoría sexual que el cerebro se da a sí mismo (autosexación) Aunque el hecho de sexuación cerebral –que posteriormente producirá la autosexación– sí ha
nada tiene que ver con la crianza, con la clasificación sexual externa o con los genitales. En ocurrido antes del nacimiento, todavía no sabemos dónde ni cómo mirar; y, sobre todo, to-
términos causales puede asegurarse que los genitales sí son causa del nombre, del sexo legal davía no sabemos cómo hacerlo sin causar daño (porque lo poco que sabemos lo sabemos
y de la crianza, pero no son causa de la categoría sexual identitaria interna (cerebral). mirando tejidos neuronales de un «cerebro fileteado»). Sabemos, por ejemplo, que la respuesta
está allí (dentro del cráneo), luego sabemos que es una cuestión neurohormonal, pero toda-

L
A lo largo de todo el siglo XX, gracias a los vía no sabemos exactamente cómo el cerebro descubre su propio sexo. En este momento ya
as personas no transexuales también trabajos de muchos autores, que van desde tenemos un buen sospechoso (lo conocemos por su acrónimo en inglés: BSTc). Sea ahí o en
nos clasificamos sexualmente a nos- Steinach y Hirschfeld (a principios de siglo) pa- otro lugar, con este u otro criterio, lo que sí sabemos es que el cerebro dictamina una cate-
otros mismos por aquello que señala sando por Marañón y Benjamin (a mediados) goría sexual binomial y disyuntiva: o bien «egoandria» (tenerse por hombre) o bien «egogi-
nuestro cerebro (y no nuestros genita- o Gorski y Gooren (a finales), hemos apren- nia» (tenerse por mujer). Tarda más o tarda menos en hacerlo, pero acaba haciéndolo. A su
les o nuestra crianza). xyzn dido algo que aun resulta sorprendente: ten- vez, luego se tarda más o se tar-

E
gamos los genitales que tengamos, nos clasifi- da menos en aceptar esta cate- l único criterio definitivo para saber si alguien es
quen como nos clasifiquen y nos eduquen como nos eduquen, nadie –absolutamente nadie– gorización interna, pero acaba hombre o mujer es preguntárselo. Como los bebés no
determina la clasificación sexual «desde fuera». Al contrario, la identidad sexual ocurre en vir- ocurriendo. Finalmente, lo mis- contestan, hemos de esperar para hacerlo con garan-
tud de la propia etiquetación sexual (autosexación) que a su vez es deudora de una «sexua- mo pasa con la categorización tías. Para las personas transexuales la vida es eso
ción cerebral prenatal» («egosexuación»). Dicho de otro modo, descubrimos nuestro sexo pre- social. que pasa mientras se hacen la pregunta, encuentran
guntando a nuestro cerebro de qué sexo es y no mirando los genitales, la crianza, el nombre su propia respuesta y se pelean con el mundo espe-
o los papeles. Con lo cual el único criterio fiable y definitivo para saber si alguien es hombre Las personas transexuales son
o es mujer es preguntarle por su «identidad sexual». Sin embargo, como es bien sabido, los tan «egogínicas» o tan «egoán-
rando que atiendan su respuesta. xyzn

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dricas» como las demás y los procesos mediante los cuales se «egoginizan» o se «egoandrizan»
son idénticos a los procesos del resto de los humanos. Lo único que las hace diferentes es que
su categoría de «autosexación identitaria» no se corresponde con la «alosexación formal ne-
onatal» (lo cual es un grave error de esta alosexación formal que sólo sabe mirar «entre las
piernas» y todavía no ha aprendido a mirar «entre las orejas»). Esta contradicción dificulta a
las personas transexuales muchas cosas en la vida (algunas arbitrarias, gratuitas y del todo evi-
tables).

Si lográsemos hacer una detección temprana –cierta, garantizada e inocua– de las muy mal

21
llamadas «disforias de género», cambiaría radicalmente la biografía de las personas transe-
xuales. Desde su infancia, serían más felices y menos desafortunadas. Pero, hasta que no lo
logremos, sólo podemos hacer dos cosas: tratar de «acertar lo que va a ser» y tratar de «acep-
tar lo que está siendo». Mientras tanto, y puesto que no sabemos detectar la futura identi-
dad sexual (y puesto que imponemos un sexo legal que puede resultar erróneo y dado que
ya sabemos que tales errores ocurren) podríamos, al menos, tener un ritual cultural de «con-
firmación sexual». CAPÍTULO 9

Para ello podíamos tomar como referente el sacramento católico de la Confirmación: en él,
LA CONCEPCIÓN DEL CONCEPTO DE CONCEPCIÓN
el bautizado –que lo fue muy precozmente y sin su consentimiento–, una vez que ya es com-
petente para decidir sobre ello, en acto solemne y reflexionado, se confirma en su fe. Algo Gracias a la fecundidad del verbo «concebir» son muchas las cosas que pueden ser concebi-
parecido podría hacerse en relación al nombre, el sexo legal y a la etiqueta sexual identita- das; podemos concebir ideas, creencias, ilusiones...; incluso, podemos concebir hijos. Más aún,
ria. Mientras tanto, en la gestión de los niños transexuales, se trata de habilitar mecanismos podemos concebir conceptos; y hasta concepciones. Llegados al paroxismo conceptivo, po-
posibilitadores y de dar alguna salida y alguna esperanza a quienes se sienten en un «callejón demos concebir conceptos de concepción. Y –¡mira que es curioso el asunto!– es concebible,
sin salida». Recordando que tienden –más que ningún otro colectivo– a dar por finalizada su también, concebir una «concepción negativa»; o sea, una contracepción o una anticoncepción.
existencia antes de que la muerte venga a visitarles por sí sola.
Ahora bien, cuando todo puede concebirse y la concepción todo lo concibe, ocurren muchas
recurrencias y circularidades, muchas torsiones y distorsiones. Y tanto se tuerce la cuerda que,
al final, todo son nudos. Llevamos mucho tiempo liándonos con la concepción y con cómo
ha sido concebida; o sea, complicándonos la vida con la conceptualización de la concepción.
Si se analiza el asunto con detenimiento, es fácil advertir que la mayor parte de nuestros «pro-
blemas concepcionales» son «problemas conceptuales»: porque el lío no está en la concepción,
sino en su conceptualización. Parece trabalenguas y jerigonza, pero prometo que –al final del
tratamiento con estos Comprimidos– el tema se aclara y se clarea. Pero, para ello, hay que
empezar por el principio que, en este caso, es aclararse con el «inicio del inicio».

9.1 El inicio del inicio

Resulta curioso comprobar lo poco que sabemos de la primera parte de nuestra historia per-
sonal. Más allá de las peculiaridades de nuestra memoria, que apenas registra lo que ocurre

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en los primeros años de vida, hemos construido un extraño relato de nuestro principio que fan las tesis más desequilibradas y salen derrotadas las más sensatas. La respuesta es muy sen-
mantenemos «como si» fuese verdadero. Parece que el «primer día» de nuestra vida fuese el día cilla: la Iglesia siempre apuesta por lo más puritano (que a su vez es lo más sexomísico).
de nuestro nacimiento, que rememoramos anualmente dotándolo de un significado simbóli-
co). Por el contrario, nada significan el día de nuestra concepción o el de nuestro anidamien- Pero volvamos al momento de la fusión gamética, producto de aquella unión entre nuestros
to, aunque fuesen la génesis de todo. En rigor, tanto uno como otro, son el «momento cero» progenitores. Aquel día nuestra madre estaba ovulando; así que, fuese –o no– consciente de
de algo. ello, su ovario expulsó un óvulo dejándolo en la zona ampular de la trompa de Falopio. Por
su parte, nuestro padre (fuese o no el señor al que llamamos «papá») alojó dentro de aque-

E
l día de nuestra concepción fue la génesis de En el primer caso, la concepción es lla vagina unos cientos de millones de espermatozoides que comenzaron una enloquecida ca-
nuestra existencia. Ese día empezamos a ser un el momento inicial de la vida. En el rrera de competencias y colaboraciones. Al final, un único espermatozoide consiguió atravesar
«ser unicelular». No éramos todavía un «ser hu- segundo, el anidamiento es el mo- la membrana del ovocito, ingresando allí su material genético y comenzó la división celular
mano», pero ya éramos un «ser vivo». x y z n

E
mento inicial del embarazo. Volve- (que no el embarazo), pues el «inicio de la vida
remos más tarde sobre este asunto del nasciturus» empieza antes que el «inicio del l «inicio de la vida» empieza antes del
de los dos «inicios»; pero ahora nos centraremos en la concepción. Ese día se produjo el gran embarazo de la gestante». Esta asincronía pro- «inicio del embarazo»; luego, «estuve
milagro de la vida: el encuentro de dos gametos conformó una célula con competencia para duce algunos fenómenos curiosos; por ejem- vivo antes de que mi madre estuviese
iniciar un largo y alambicado proceso que acabó constituyéndose en un ser complejo y com- plo: «yo ya estuve vivo antes de que mi madre embarazada de mí». xyzn
pleto. Y ese día –empezando la aventura de la vida «desde abajo»– comenzamos siendo un estuviese embarazada de mí»; si bien, «yo no
humilde «ser unicelular» (como una bacteria); así que ese día no éramos –todavía– un «ser hu- era todavía aquello» (aunque más bien, «aquello no era todavía yo»). El caso es que «yo exis-
mano» pero ya éramos un «ser vivo». tí antes de ser yo». ¡Vaya lío! Resultan temas enigmáticos, mágicos, sorprendentes, comple-
jos, relativos, controvertidos, fronterizos...; o sea, material idóneo para que fanáticos e ig-
Aunque nadie lo celebre, ese día (o alguno de los muy inmediatamente anteriores) nuestros norantes simplifiquen y pontifiquen.
padres se fundieron en un encuentro fusivo al que debemos nuestro existir. Probablemente hi-
cieran más cosas (comieron o no, durmieron o no, se quisieron o no, disfrutaron o no...), pero 9.2 Formación y transformación del nasciturus
celebraron un coito con eyaculación intravaginal. Hablar de aquel día es mencionar «aque-
llo», que es tanto como «mentar la bicha» del gran tabú puritano occidental: «mis padres me Podría definirse nuestra vida como aquello que nos ocurre entre la concepción y la muerte.
hicieron cometiendo el pecado original que luego yo tuve que penar». Desde luego esos son los límites precisos de nuestra existencia. Ahora sí, desde el primer mo-
mento esta existencia es una «existencia sexuada» (o sea, una «sexistencia»), así que ya éramos
Debemos esta perversa asociación entre el «coito concepcional» y el «pecado original» al neu- seres sexuados antes de nacer. Antes de aquel luminoso día (el día del alumbramiento, que
roticismo de un obispo –posteriormente santificado– que vivió en tiempos de la Caída del Im- una da «a luz» y otro ve «la luz») ya habían pasado muchas cosas, luego el «cuaderno no es-
perio Romano, en los que la Iglesia estaba concibiéndose a sí misma. El caso es que, gracias al taba en blanco»; al contrario, «venía con un montón de material escrito», y, sobre todo, ha-

N
éxito de las prédicas de san Agustín, este acontecimiento «celebrable» se convirtió en aconte- bía mucho sexo que ya estaba prenatal-
cimiento «execrable», y, por razón de aquel irracional razonamiento pseudoteológico, el neo-
o es lo mismo «gestación» que «etapa pre- mente escrito.
nato ha de pagar por el pecado que sus padres cometieron por hacer aquello que Dios deci- natal». Lo uno menciona las condiciones
dió que había de hacerse como única alternativa para traer a alguien al mundo. En aquel de la embarazada y lo otro menciona la En este primer segmento evolutivo –el
tiempo, el no menos obispo Julián de Eclano, luego excomulgado por sus lúcidas ideas, le ha- vida del «nasciturus». Son dos experien- que va desde la concepción hasta el par-
bía dicho: «Tú, Agustín, estás muy lejos de cualquier sentimiento religioso, lejos del pensar ci- cias diferentes: la madre «gestante» y la de to– pasamos ser una «única célula» a ser
vilizado y lejos, incluso, de la sana razón si piensas que tu Dios es capaz de cometer crímenes la cría «gestada». xyzn un «organismo multicelular complejo»
contra la justicia que ni siquiera los bárbaros podrían imaginarse; [si crees que tu Dios es un] (pequeño e inmaduro, pero viable y
perseguidor de recién nacidos, que arroja a diminutos lactantes al fuego eterno». Han pasado completo). Este tiempo que –en nuestra especie– dura unos nueve meses, se corresponde con
mil quinientos años y yo me sigo preguntando por qué, cuando se junta sexo con religión, triun- la «etapa prenatal» y con el «periodo gestacional». Ahora bien, la gestación menciona lo que

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le ocurre a la mujer embarazada y la «etapa prenatal» habla del primer tramo de la vida del puede expresarse con un sencillo porcentaje. Ahora bien, el asunto tiene algunas trampas. Por
nasciturus. Se trata pues de dos experiencias distintas: lo que le ocurre a una madre «gestan- ejemplo, aunque podemos acercarnos (incluso lograr) la probabilidad «0%», no podemos lo-
te» y lo que le ocurre a una cría «gestada». El nasciturus no es viable ni tiene vida indepen- grar la probabilidad «100%». En el mejor de los casos, la máxima probabilidad de embarazo
diente (pues necesita del medio uterino que su madre le proporciona); así pues, puede con- apenas alcanza el 25%. Otra trampa: supongamos una probabilidad de un 10%. Eso no quie-
siderarse como una «parte» de su madre; pero «existe y tiene vida propia». Así, pueden ocurrir re decir que, cada vez, hay un 10% de embarazo; sino que una de cada diez veces, hay un
cosas extrañas como: «estar vivo en una madre muerta» o «estar muerto en una madre viva». 100% de embarazo y nueve de cada diez veces hay un 0% de embarazo (pues el embarazo
El caso es que ambas –su dependencia y su independencia– son, a la vez, ciertas y concurrentes. no puede ocurrir «un poco»). A su vez el embarazo no siempre llega hasta el final, así que no
es lo mismo la probabilidad de embarazo que la probabilidad de parto (que es menor) o la
Este nasciturus no sólo está en periodo de formación, sino que está –sobre todo– en perio- probabilidad de concepción (que es mayor). Sin embargo, es común asimilar concepción y em-
do de transformación; de suerte que tampoco es lo mismo ahora que luego (así pues, los pla- barazo, lo cual es un error.

N
zos, las fechas y el cuándo son un asunto central). En el momento inicial es un ser unicelular o es lo mismo la probabilidad de embarazo
que luego será bicelular, tetracelular, etc., hasta ser un organismo pluricelular; y no es lo mis- La embarazabilidad está sometida a mu- que la de parto (que es mucho menor) o la
mo cuando es cigoto, que embrión o feto. chos factores que varían. Así, varía de de concepción (que es mayor). En condi-
unas parejas a otras; incluso, dentro de la ciones óptimas la probabilidad de emba-
9.3 «Embarazabilidad» misma pareja, varía en unos momentos u razo no supera el 25%. xyzn
otros (de la vida y del ciclo). Más aún, en
Aunque se nos haya repetido lo contrario, embarazarse no es fácil. Si ya era complicado en la misma mujer varía en unas condiciones u otras, con unos comportamientos u otros, con
cualquier otra época, aún lo hemos complicado más con nuestras costumbres contemporá- unas parejas u otras... Luego mujeres que tuvieron una gran embarazabilidad en un tiempo,
neas (universalización de la anticoncepción, posposición conceptiva, alargamiento del periodo con unas prácticas y una pareja concretas, han perdido hoy aquella embarazabilidad porque
coital preconcepcional...). De todo lo cual, como están comprobando, para muchas mujeres han cambiado aquellas condiciones.
que se han pasado media vida invirtiendo en anticoncepción, embarazarse –especialmente
si se pretende con urgencia– es difícil. Así, parece que sólo se quedan las que no quieren y La embarazabilidad es tan compleja que resulta impredecible; con lo que parece «magia blan-
que no se quedan las que quieren; parece que «cuanto más lo quieres, menos viene»; y pa- ca» o «gracia divina». Puesto que hablamos de un hecho complicado, esta probabilidad nun-

E
rece que, después de toda una vida ca es elevada. Como ya se ha adelantado, en condiciones óptimas, la probabilidad teórica
mbarazarse no es fácil, ni es don universal.
usando métodos anticonceptivos de embarazarse no supera el 25%. Consideramos condiciones óptimas las siguientes: dos per-
para evitar el «embarazo no desea-
Aún lo hemos complicado más gracias a nues- sonas –hombre y mujer– sanas, fértiles y recientes –incluso estrenándose en sus relaciones coi-
do», luego hay que usar recursos de tros acuales usos. Parece que sólo se quedan las tales– que produzcan un eyaculado intravaginal coincidiendo con el día de la ovulación. Por
«fertilización asistida» para lograr el que no quieren y no se quedan las que quieren. esa razón una pareja fértil instituida –cuando lo pretende y se pone a ello– suele tardar de 1
«deseado embarazo». En fin, como ya Parece que, después de toda una vida comprando a 8 meses en lograr un embarazo que no siempre llega a término. Esta probabilidad puede
advirtiera san Pablo, todo son «tribu- anticonceptivos para evitar el «embarazo no de- ser máxima durante las 12 horas inmediatas a la ovulación y se reduce (hacia atrás) hasta un
laciones» para los casados (ahora pro- seado», hay que comprar «fertilización asistida» máximo de cinco días. El resto del tiempo la mujer es infértil. Repito de otra manera: la ma-

U
genitores). para lograr el «deseado embarazo». xyzn na pareja fértil –cuando lo pretende y se yor parte de su vida una mujer fértil no
es fecundable.
pone a ello– suele tardar de 1 a 8 meses en
Muchas de estas tribulaciones contemporáneas devienen de una incompetencia intelectual hu-
mana: la dificultad para manejar el significado correcto de la probabilidad, que es un recurso
lograr un embarazo que no siempre llega a Una mujer con reglas normales tiene un
matemático que permite gestionar lo que parece materia mágica o expresión de la voluntad término. Hay alguna posibilidad de con- ciclo menstrual que dura entre 26 y 32
divina: el azar. En realidad se trata de esclarecer la «causalidad de la casualidad». Con el áni- cepción (aunque remota) durante seis días días; así que esta mujer es infértil du-
mo de entender todo esto, vamos a usar a una palabra que no existe, embarazabilidad, que por cada ciclo menstrual. El resto del tiempo rante 20-26 días de cada ciclo. En este
definimos como «probabilidad del embarazo». Se trata de es una «probabilidad teórica» que la mujer es infértil. xyzn periodo infecundo, todos los métodos

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COMPRIMIDOS DE SExO PARA PENSAR / COMPRIMI2.1 / GENuS 9 / LA CONCEPCIÓN

anticonceptivos que use (incluidos los que no sirven para nada; por ejemplo, rezar) son efi- tilidad de los espermatozoides (reduciendo la embarazabilidad). A su vez, cuanto más «nove-
caces. Ahora sí, atribuir los resultantes de esta infertilidad cíclica a la «eficacia anticoncepti- doso» sea el inseminador, menos lo reconoce el sistema inmunológico de la inseminada (pues
va» es trampa (que se ha convertido en habitual y aceptable). O dicho de otro modo, el «Ín- los espermatozoides son –en el cuerpo de la mujer– «gérmenes extranjeros») y mayor es la em-
dice de Pearl» (o cualquier otra medida de eficacia anticonceptiva) es, en el periodo menstrual, barazabilidad. Así pues: el amante embaraza más que el marido; los recientes se embarazan
exactamente el mismo para el preservativo, la píldora, el DIU, la «marcha atrás», la ducha va- antes que los instituidos; y quienes vienen del preservativo se embarazan antes que quienes vie-

H
ginal o la micción postcoital. Y esto porque «ningún anticonceptivo falla cuando la mujer es nen del DIU o la píldora. En fin,
ay otras variables que también influyen: el
infértil». Los anticonceptivos sólo fallan cuando la mujer es fértil (aunque la infertilidad –tem- cuantas más veces haya entrado en el
poral o definitiva– de la usuaria de anticonceptivos se suma como «eficacia anticonceptiva»). interior de la vagina un determinado
tipo de práctica sexual, la conducta post-coi-
Así que todas las personas que no se hubiesen embarazado en ningún caso, atribuyen que esta semen, menos capacidad de embara- tal femenina, la cantidad y calidad esper-
infertilidad está causada por los anticonceptivos. zar tiene. mática, el ph vaginal, el moco cervical, el sis-
tema inmune femenino, etc. xyzn
Convendría diferenciar entre «mujer fértil» y «mujer fecundable». Una mujer fértil sólo es fe- 9.4 Condiciones del embarazo
cundable durante un día de cada ciclo (incluso no más de 12 horas). Ahora bien, los esper-
matozoides pueden habitar en su interior durante varios días (nunca más de cinco, que ya es Para que el embarazo llegue a producirse son necesarias diez condiciones. Algunas de ellas
un dato exagerado); con lo cual puede ocurrir que una mujer conciba un día en el que no son previas a la concepción y otras son posteriores a ella; pero son condiciones ordinales y
ha habido eyaculado intravaginal (así que puede no coincidir el día del coito con el día de acumuladas, de manera que cada una necesita las anteriores. En rigor, para que se produzca
la concepción). En cualquier caso, hay «alguna embarazabilidad» –en el supuesto más opti- el embarazo sólo habría de cumplirse la décima condición; pero las otras nueve son del todo
mista– durante 120 horas de cada ciclo menstrual. En las últimas 12 horas (tras la ovulación) necesarias para que la décima pueda ocurrir. Las diez condiciones son:
se produce la «máxima embarazabilidad» y esta embarazabilidad es cada vez menor a medi-
da que nos alejamos, hacia atrás, del momento ovulatorio. Pasadas 48 horas tras la ovula- 1. Gametogénesis previa. Ambos progenitores han de haber generado sus respectivos ga-
ción (otro dato garantista y exagerado) no hay ninguna embarazabilidad hasta la siguiente metos; luego ha tenido que producirse la espermatogénesis y la ovogénesis. Así, el testí-
ovulación. culo ha tenido que fabricar –recientemente– un número suficiente de espermatozoides que

A
tribuir los resultantes de la infertilidad cí- han sido almacenados en las vesículas seminales. Por su parte, el ovario –lo cual ocurrió
Se ha dicho, y es cierto, que es posible clica femenina a la eficacia anticonceptiva es antes del propio nacimiento de la mujer– fabricó un número suficiente de ovocitos que han
que, extraordinariamente, puedan trampa. En el periodo menstrual todos los an- sido preservados en el ovario.
producirse varias ovulaciones asincró- ticonceptivos son eficaces; porque ninguno 2. Eyaculación intravaginal. Coincidiendo con la ovulación (o anticipándose mínimamente)
nicas en un mismo ciclo. Pero aunque falla cuando la mujer es infértil. x y z n el varón eyacula dentro de la vagina, dejando allí un suficiente número de espermatozoides
esto fuera así, tampoco habría emba- eficientes.
razabilidad porque no podría ocurrir la anidación (o sea, la implantación endometrial) sin la 3. Transporte espermático. Un número suficiente de espermatozoides consigue llegar has-
cual el embarazo es del todo imposible. Precisamente por esa razón funciona la «anticon- ta la zona ampular de la trompa de Falopio concreta, donde se está produciendo (se aca-
cepción de urgencia». ba de producir o se va a producir inminentemente) la ovulación. Para llegar hasta allí han
de atravesar el cérvix, el útero y la trompa.
Ya hemos dicho que son muchos los factores que influyen en la embarazabilidad, así que no 4. Ovulación. Este mes concreto el ovario ha expulsado a la zona ampular de la trompa un
vamos a explicarlos todos; pero sí mencionaremos algunos. Por ejemplo, el orgasmo femeni- ovocito fértil, dejando en el interior del propio ovario un cuerpo lúteo con competencia
no produce contracciones uterinas que facilitan el tránsito espermático por el cérvix (incre- para producir progesterona. Este fenómeno ha de estar razonablemente sincronizado con
mentando la embarazabilidad). Determinadas conductas post-coitales (la micción postcoital, el anterior (y no siempre ocurre en el orden que aquí se describe). El orden de 2, 3 y 4 es
la bipedestación, la limpieza vaginal...) producen una mayor expulsión extravaginal de con- intercambiable.
tenido seminal, disminuyendo la embarazabilidad. Un bajo ph vaginal (producido por el pro- 5. Reconocimiento intergamético. Los espermatozoides que, en número suficiente, han al-
pio trasudado) o el uso de lubricantes produce un ambiente más hostil para la vida o la mo- canzado las cercanías del óvulo, interactúan con la corona radiata y la zona pelúcida (que

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COMPRIMIDOS DE SExO PARA PENSAR / COMPRIMI2.1 / GENuS 9 / LA CONCEPCIÓN

son las capas que recubren y envuelven al ovocito) con ello consiguen atravesarlas alcan- tozoide a este encuentro consiste en ofrecer la mitad del material genético que constituye la
zando la membrana celular. célula primordial. El resto de lo necesario para que la primera célula sea posible –incluso las
6. Fusión intergamética. Un único espermatozoide atraviesa la membrana del ovocito, de- condiciones para que, efectivamente, sea una célula (membrana, citoplasma, núcleo, ribo-
positando su carga genética en el interior de su citoplasma. somas, aparato de Golgi, mitocondrias, etc.)– son aportaciones exclusivamente maternales.
7. Recuperación de la Diploidía. Los 23 cromosomas provinientes del espermatozoide al-
canzan el interior del núcleo del ovocito donde se encuentran con los 23 cromosomas ma- Son necesarias las diez condiciones que hemos descrito para que dé comienzo el embarazo;
ternos y se emparejan adecuadamente con aquellos. así, si una sola de estas condiciones se incumple, el embarazo no es posible. Con lo cual, para
8. Inicio de la división mitótica. Esta célula primordial (u óvulo fecundado) –que ya es di- evitar el embarazo, puede impedirse la concepción (que nosotros ni siquiera hemos mencio-
ploide– reactiva su mecanismo de división celular, iniciándose la segmentación. Con lo cual nado) o puede actuarse contra cualquiera de las diez condiciones que sí han sido descritas.
la célula se va dividiendo en múltiplos de dos.
9. Transporte hacia el útero. Al tiempo que se va produciendo esta división celular geo- Este asunto de no haber incluido la concepción como «condición del embarazo» plantea un
métrica, las células –unidas entre sí y sin disgregarse– viajan, a través de la trompa, hasta interesante dilema: ¿Se puede evitar el embarazo sin evitar la concepción? En realidad nadie
el útero. pretende evitar la concepción, sino el embarazo; entonces, ¿por qué el problema es la con-
10. Implantación endometrial (o anidación). Alcanzado el útero, las células se implan- cepción y no el embarazo? ¿Por qué los anticonceptivos se denominan así? Especialmente, ¿por
tan (anidan) en el endometrio; para ello, horadan un hueco en esta piel rugosa produ- qué se llaman «anticonceptivos» algunos recursos que ni siquiera impiden la concepción (in-
ciendo una pequeña hemorragia. Luego se insertan en el endometrio para quedar ente- cluso la asumen o la presumen)? Seguramente sería más adecuado denominarlos «antipro-
rradas por un coágulo sanguíneo. creativos», «antigenerativos», «antiembarazantes» o «antibabies». La respuesta es muy sencilla:
se llaman así porque así se bautizaron y posteriormente nadie se hace este tipo de pregun-
9.5 Con truco pero sin trampa tas. Y si alguien se las hace, se le calla con argumentos de tradición o de autoridad. Así, aca-
ba ocurriendo que algo se llama de un modo que no dice «lo que es» o –peor aún– que sí
Aunque (eso espero) no se haya advertido que lo he hecho ni cómo lo he hecho... ¡tachán!, dice «lo que no es». De este modo puede ocurrir que un anticonceptivo no actúe «contra la
¡tachán!... ¡alehop! Acabo de hacer un truco de «magia de cerca»; o sea, en las mismísimas na- concepción» o que un estrógeno no «genere estro». Por este motivo, porque arrastramos tér-
rices de quien me lee: he hecho desaparecer la concepción. Pero aunque tiene truco, no tie- minos incorrectos y contradictorios –incluso manifiestamente estúpidos– la Sexología Sus-
ne trampa: todo ha sido descrito y nada se ha omitido; o sea, el proceso entero ha sido bien tantiva se ha ocupado de producir terminología científica rigurosa y bien construida; pues nada
explicado. Simplemente acabo de concebir un nuevo concepto de concepción, para lo cual como llamar a las cosas con un nombre adecuado y riguroso. Como soy, respecto este asun-
la he subdividido en tres hechos perfectamente distinguibles: la fusión intergamética, la re- to, bastante picajoso (yo diría comprometido), se me suele acusar de neologista; y suele de-

L
cuperación de la diploidía y la activación de la división mitótica. cirse que nadie me entiende por esa razón. Ahora a Sexología Sustantiva se ha

C
bien, cuando un neologismo sustituye a un término ocupado de producir termino-
Con ello he confirmado que «cada ada quien cuenta el cuento según sus cuen- que miente o confunde, el neologismo puede enten-
tas. En la fecundación el espermatozoide fe- logía bien construida. Como
quién cuenta el cuento según sus cuen- derse o no (lo cual no me parece demasiado impor-
cunda y el óvulo es fecundado; en la concep- soy –en este asunto– bastante
tas». Son modos distintos de relatar lo tante) pero es necesario para que el término sea en-
mismo; pero con cada modo de contar, ción el uno concibe y el otro es concebido. En tendible y el concepto se haga entender.
riguroso, me suelen acusar de
las cuentas salen distintas. En la fecun- la «fusión gamética» los dos se unen para «neologista». xyzn
dación es el espermatozoide quien fe- constituir la célula primordial. Cada relato 9.6 Conceptualización de la concepción
cunda y es el óvulo el fecundado. En la emite –y omite– unos matices, que aluden –
fusión gamética son los dos gametos
quienes se fusionan para constituir la
o eluden– unas particularidades. xyzn La concepción es la fusión intergamética. Ocurre en el interior de la mujer y margen de su
voluntad o su conciencia; no obstante, depende de que se haya producido un hecho volun-
célula primordial. Cada relato emite u omite unos u otros matices, que aluden o eluden unas tario: la eyaculación intravaginal (excepto mediación tecnológica). En esta inseminación el va-
u otras particularidades. Ahora bien, se cuente como se cuente, la aportación del esperma- rón aporta cientos de millones de espermatozoides y la mujer, normalmente, aporta un óvu-

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lo. De los millones de espermatozoides que el hombre ha alojado en el fondo de la vagina,


algunos miles de ellos alcanzan la zona ampular de la trompa (justo aquella que abraza al ova-
rio encargado, ese mes concreto, de expulsar el óvulo). Estos espermatozoides, que han lle-
gado con éxito a las inmediaciones del óvulo, han de comunicarse entre sí y con él. El resto,
que son la gran mayoría, se queda en algún lugar del tracto genital femenino o se caen al ex-

A
terior. Por supuesto, ninguno de estos
unque se suela pensar que un espermatozoide espermatozoides «caídos en combate»
–él solo– es capaz de producir la concepción, lo embaraza.
cierto es que son necesarios millones de ellos

21
para que uno lo logre. x y z n Aunque la imaginería anticonceptiva
invita a creer que un solo espermato-
zoide (al que llamamos irónicamente EspermatoRambo) es capaz de producir la concepción,
son necesarios millones de ellos para que uno lo logre. Este «triunfador» ha de atravesar tres
barreras: la corona radiata, la zona pelúcida y la membrana celular del ovocito. Para atravesar
las dos primeras requiere de la colaboración de sus compañeros; y para atravesar la tercera
barrera se encuentra solo (aunque compitiendo con otros) y requiere de la fuerza mecánica CAPÍTULO 10
de su propio flagelo. Así que es necesaria la acción cooperativa de muchos espermatozoides
CONTRAGENERACIÓN ANTIGuA
para que sólo uno logre insertarse en el interior del óvulo. No es suficiente que estén vivos,
sino que han de reunirse en número suficiente y han de tener suficiente competencia motriz
y suficiente carga enzimática; incluso suficiente «capacidad cooperativa». El último esperma- Durante toda una larga historia de poder eclesial monopólico lo que no era «generación» que-
tozoide tendrá que llegar en excelente estado para ser capaz de proyectarse y empotrar la dó convertido en «degeneración» y lo que no era «la versión» se tornó en «perversión» (inclu-
cabeza en la membrana del ovocito. so lo que era «diverso o divertido» se convirtió en «perverso y pervertido»). Dedicaremos este
Comprimido a reflexionar sobre aquellas degeneradas cuestiones «contragenerativas» antiguas.

D
Visto desde el punto de vista de los espermatozoides, el lema de esta acción podría ser: «es
necesario el trabajo de muchos para que sólo uno triunfe». Y visto desde el punto de vista del Cuando hablamos de «contragenera- urante toda la historia de monopolio eclesial, lo
óvulo el lema podría ser: «déjate querer por muchos pero que sólo uno te penetre». ción antigua» incluimos: infanticidio, que no era «generación» fue «degeneración» y
exposición, aborto, esterilización, lo que no era «la versión» fue «perversión» (in-
contracepción y aconcepción. Y defi- cluso lo que era «diverso o divertido» se con-
nimos estos términos a continuación. virtió en «perverso y pervertido»). x y z n

Cuando digo «contrageneración» me refiero a cualquier medida que una determinada socie-
dad –consciente y voluntariamente– utilice para impedir nuevos ingresos en la institución fa-
miliar (luego no es «regulación demográfica» sino «planificación familiar»; no se está contro-
lando el tamaño de la sociedad, sino la familia a la que se ha de alimentar). Cuando digo
«infanticidio» me refiero a la muerte voluntaria de un bebé nacido vivo (puede ser muy pos-
terior al momento del parto). Cuando digo «exposición» me refiero al abandono –o entrega
en adopción– de un bebé nacido vivo (de lo cual procede el término «expósito»). Cuando digo
«aborto» hablo de la interrupción de un embarazo que ya se ha producido y del que hay con-
ciencia plena. Cuando digo «esterilización» me refiero a cualquier fórmula que –mediante ve-

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C
neno o mutilación– haga definitiva- uando digo «contrageneración» me refiero a conocían y usaban espermicidas y métodos de barrera; además practicaban la eyaculación ex-
mente infecundo a alguien. Cuando cualquier forma que una sociedad –consciente travaginal y otras conductas aconceptivas. También conocían y usaban la esterilización con
digo «contracepción» (o anticoncep- y voluntariamente– utilice para impedir nue- venenos, estrangulamientos y castraciones; pero, además, practicaban el aborto, la exposición
ción) hablo de cualquier procedimien- y el infanticidio. Así, en aquella marcial civilización cualquier recurso contragenerativo re-
vos ingresos en la institución familiar. Así, no
to que pretenda la evitación –volun- sultaba moralmente aceptable si no se de-

P
sólo aborto y anticoncepción, sino también ara los romanos, el problema no era si se «de-
taria y consciente– de un embarazo seaba descendencia; mejor dicho, si el pa-
que podría producirse (pues se presu-
infanticidio y exposición. xyzn dre no quería hijos. Tampoco se hacía seaba» el embarazo; sino si (el padre) «reco-
me eyaculación intravaginal entre personas fértiles). Finalmente, cuando digo «aconcepción» distingo moral alguno respecto de si estos nocía» al recién nacido. xyzn
hablo de cualquier encuentro erótico que sea –de sí– «no conceptivo» (porque no se produ- procedimientos eran previos o posterio-
ce eyaculado intravaginal o porque se produce, conscientemente, en periodo infecundo). res a la concepción; previos o posteriores a cualquier momento de la gestación; incluso pre-
vios o posteriores al propio nacimiento. El problema entonces no era si se «deseaba» el em-
Estas distinciones conceptuales nos permiten aclararnos sobre algunas cuestiones que se sue- barazo, sino si el padre «reconocía» al recién nacido. Por ello, los romanos eran «bien nacidos»
len tratar muy a la ligera. Por ejemplo: si no hay embarazo no puede haber «interrupción del o «mal nacidos» según si eran –o no– reconocidos por el Pater familias. Conviene detenerse
embarazo»; así pues, mienten quienes consideran abortiva a la píldora postcoital. Si ya ha ha- en este asunto para entender la génesis de aquellos debates morales (de entonces y de aho-
bido concepción no puede hablarse de anticoncepción; así pues, mienten quienes llaman an- ra) entre defensores y detractores del aborto y de la anticoncepción.
ticonceptivo a la píldora postcoital. Si no hay fecundidad no puede hablarse de concepción
(tampoco de anticoncepción); así pues mienten quienes dicen «anticoncepción natural». Si hay Desde tiempos de la República, el Pater familias tenía plena potestad sobre los hijos (naci-
esterilización no hay anticoncepción, con lo cual mienten quienes incluyen en esta categoría dos y por nacer); a su vez, el bebé romano tenía padre si éste, pública y solemnemente, lo
a la vasectomía o a la ligadura de trompas. O sea, si no hablamos con rigor acabamos ha- acogía. Así mismo, los romanos exponían (o sea, abandonaban o daban en adopción), lo
ciendo imposible cualquier entendimiento. cual forzaba a las otras comunidades de credo a adoptar a estos bebés abandonados, Así,
ocurría un fenómeno curioso: muchos bebés expuestos eran hijos de patricios (o sea, de «san-
10.1 Batallas morales a propósito de «contrageneración» gre azul, pero sin alta cuna») que fueron criados por humildes familias cristianas y judías.
A su vez, estos ricos patricios –al menos los más clementes— se cuidaban de que algunos
Nuestra mentalidad sexual está conformada por el encuentro de dos tradiciones doctrinales: de sus «bastardos» cayesen en las manos adecuadas, incluso financiando subrepticiamente
la politeísta y racionalista grecorromana, que buscaba la Verdad mediante la razón; y la mo- la operación.
noteísta y teocrática judeocristiana, que tenía la Verdad y la razonaba. Cada una se fundamenta
en mitos de dos compilaciones escritas: los libros atribuidos a Homero y los libros recogidos Se ha dicho que Roma legisló contra el aborto y la anticoncepción, pero no es cierto. En
en la Biblia. Ambas tradiciones fueron anteriores a Roma, pero el Imperio las hizo confluir en el año 81 a. C. (aún sin cristianos pero con estoicos «protocristianos») la Ley Cornelia –pro-
su seno y las sincretizó. Así, Roma se hizo primero homérica y después bíblica; pero, sobre todo, movida por el tirano Sila– penalizaba la adquisición y distribución de pociones relacionadas
una y otra tradiciones se hicieron romanas; sin embargo, respecto de la «cuestión contrage- con la virilidad, la fecundidad, la contracepción y el aborto. Aunque se ha dicho que fue una
nerativa», no hubo conjunción, amalgama o sincretismo alguno entre aquellas dos tradiciones ley antiabortista, se trataba de una disposición higienista de «control de calidad» de aquellos

L
que, siendo contradictorias, se confrontaron «venenos contragenerativos». Pretendía evitar muertes de ciudadanos romanos por motivo
a mentalidad sexual occidental está con-
y se combatieron. Así que nunca hubo diá- de aquellos brebajes, pero no pretendía evitar abortos. Posteriormente, fue Octavio quien sí
logo, acuerdo o mezcla entre ambas. Sólo
formada por el encuentro sincrético de penalizó la anticoncepción y el aborto, pero se trataba de una política de promoción de la
hubo –y sigue habiendo– conflicto, comba- dos tradiciones doctrinales: la politeísta y «natalidad patricia» que sólo afectaba a nobles (de hecho la exposición entre nobles siguió sien-
te y descalificación. racionalista grecorromana, que buscaba do legal y frecuente) y el aborto en las capas inferiores también. Así que no se protegía la vida
la Verdad mediante la razón; y la mono- del nasciturus, sino la jerarquía patriarcal en la decisión genésica (en realidad se penalizaba
Como posteriormente explicaremos, los he- teísta y teocrática judeocristiana, que te- que la mujer patricia casada abortase al margen de lo que decidiese su marido). Ulteriormente,
lenos en general y los romanos en concreto nía la Verdad y la razonaba. x y z n tanto Severo como Caracalla, condenaron al exilio a las esposas que abortaban (en realidad

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E
endurecieron el castigo para las ca- s triste tener que repetirlo, pero es inevitable ha- cuáles profesionales, en virtud de qué leyes, etc.). En fin, que aquellos «líos de entonces» no
sadas desobedientes), pero el bien cerlo. Si hubiésemos invertido la mitad de la ener- eran todavía estos «líos de ahora»; pero estos «líos de ahora» sí versan sobre aquellos mismos
jurídico que se protegía era la «pro- gía que hemos consumido a lo largo de la histo- asuntos que llevamos dos milenios sin resolver (pero que son perfectamente resolubles).
piedad del marido» sobre el nasci-
ria debatiendo sobre el aborto en mejorar la eficacia
turus (así que las solteras podían Fruto de aquellos combates morales hubo victorias y derrotas. La tradición judeocristiana ganó
contraceptiva, habríamos dejado de tener una
abortar sin penalización alguna). pronto –y definitivamente– la batalla moral contra la «contrageneración postnatal» (lo cual
fuente permanente de conflicto social y nos ha- incluye exposición e infanticidio); de suerte que, desde hace muchos siglos y en relación a es-
Fue en el Sínodo de Elvira –cele- bríamos ahorrado un filón de tragedias. Sorano tas dos cuestiones, no hay debate moral alguno y sí regulación normativa. Abandonar a un
brado a principios del siglo IV– de Efeso ya lo dijo hace dos mil años. x y z n recién nacido o dar muerte a un bebé han sido –y son– actos condenables y delitos severa-
donde se condenó por primera vez mente castigados. Incluso persiste un gran consenso que entiende que aquel paso, mucho más
el aborto con pena de excomunión perpetua, pero sólo si el feto había alcanzado un deter- que un «hecho de cristianización», fue un «avance de civilización».
minado desarrollo (se trataba, en palabras de hoy, de una ley de plazos). Habrá que esperar
a los Cánones de san Basilio para que el aborto fuese eclesialmente condenado al margen del Ahora bien, el asunto del abandono y la adopción es, aún hoy, material resbaladizo y asun-
estado de evolución fetal y al margen de la decisión del patriarca. Posteriormente, esta con- to sumamente complejo. Porque, al tiempo, se condena el abandono pero se aplauden la
dena antiabortiva eclesial se irá generalizando a todo hecho contragenerativo. adopción y el acogimiento. A su vez, sólo se produce lo segundo si ocurre lo primero; más
aún, hay que promover lo primero para dar ocasión a lo segundo. En fin, un lío. En la tra-
En aquellos primeros siglos de nuestra era, el conflicto moral entre «romanos paganos» y «fie- dición bíblica, tanto judíos como cristianos (también egipcios y germánicos) criaban a todos
les cristianos» era de orden religioso, genésico y patriarcal. Los paganos entendían que era el los nacidos, incluso adoptando y acogiendo a los nacidos «fuera de casa». Muy especialmente
«Pater familias» quien tenía la última palabra sobre «el inicio y la existencia» de alguien que era los cristianos primitivos, en aquellos siglos de persecución, adoptaron a los bebés paganos
parte de su «patrimonio». Los cristianos entendían que estas cuestiones de «el inicio y la exis- expuestos. Así pues, aquellos cristianos aborrecieron la costumbre pagana de abandonar be-
tencia», siendo patrimoniales (en eso estaban de acuerdo), eran sobrenaturales; luego res- bés e hicieron de la adopción un hecho diferencial de su identidad religiosa. Fruto de aque-
ponsabilidad del «otro Padre» (el que está en los Cielos) una vez aclarado que ellos mismos lla tradición, la Iglesia ha continuado con aquella costumbre paleocristiana de adoptar a los
eran sus embajadores, intérpretes y representantes. En rigor, era un debate patriarcal y un con- «expósitos paganos», para lo cual ha institucionalizado la «entrega en adopción» de bebés no
flicto entre el poder y la legitimidad del «padre terrenal» frente al «padre celestial» (represen- deseados (incluso robados o expropiados). Esta actividad ha producido pérfidos mercados
tado por aquellos padres célibes). Así que, en aquel momento, el debate sobre el aborto era de «obstétrica trata de blancas» y horribles latrocinios de neonatos a cargo de «sórdidas sor-

E
un debate «entre hombres» y era un conflicto Marías».

R
l conflicto en torno al aborto entre «ro- «entre padres». especto de la interrupción vo-
manos» y «cristianos» no era «patrimo- El discurso que justificaba la entrega en adopción era luntaria del embarazo podría
nial» sino «sobrenatural». Unos y otros Había otro debate subyacente que no se ce- la preservación de la vida del neonato (incluso del decirse que la Iglesia ni ha ga-
aceptaban que era una cuestión que el lebró pero sí se dirimió: el papel de la madre nasciturus); así, lo que empezó siendo para evitar el in- nado ni ha perdido. Los suyos
Padre había de decidir. Pero unos habla- en este asunto. La solución a este entuerto fanticidio y la exposición, derivó a ser para la evita- están con ella (y contra el
ban del «Pater familias» y los otros del fue: ningún papel. La mujer era un «tiesto» y ción del aborto (y posteriormente de la contracep- aborto) y quienes no están con
«Padre que está en los Cielos». x y z n nada tenía que decir sobre la semilla (que era ción). Pero en estas cuestiones contragenerativas ella (y a favor del aborto) no
cosa paterna). Posteriormente irán emer- prenatales la Iglesia nunca tuvo demasiado éxito de son de los suyos. x y z n
giendo otros conflictos también subyacentes: si el nasciturus es humano o no (si tiene alma, crítica y público. Mientras pudo, hizo prevalecer su
naturaleza humana o vida propia, incluso si tiene derechos y cuáles); si la madre tiene –o no– poder; pero nunca triunfaron su carisma, su discurso y su razonamiento. Por esta razón, res-
alguna capacidad de decidir (si obedece a su propio padre terrenal, al padre celestial o al pa- pecto del resto de aquellas cuestiones contragenerativas antiguas, sigue siendo agrio el anti-
dre lo que lleva en su seno), y si puede decidir qué puede decidir, en qué casos, cuándo y cómo guo debate moral. Especialmente en lo que concierne a la legitimidad o la pertinencia del abor-
puede hacerlo (con qué controles externos, en qué plazos, mediante qué procedimientos, por to. Así, el asunto separa a la comunidad en dos bandos: creyentes y laicos. Y respecto de la

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interrupción voluntaria del embarazo, podría decirse que la Iglesia ni ha ganado ni ha per- ne cierta fundamentación escriturística en aquel episodio bíblico donde se relata el pecado
dido adeptos: los suyos siguen con ella y quienes no están con ella no son de los suyos. de Onán. Allí se dice: «Entonces Judá dijo a Onán: «Cásate con la mujer de tu hermano y cum-
ple como cuñado con ella, procurando descendencia a tu hermano». Onán sabía que aquella
Finalmente está el asunto contraceptivo (anticonceptivo) en el que la Iglesia ha perdido por descendencia no sería suya, y así, si bien tuvo relaciones con su cuñada, derramaba a tierra,
goleada, pues ni siquiera los suyos creen en su ideario o cumplen su doctrina. Así pues, la cues- evitando el dar descendencia a su hermano. Pareció mal a Yahvé lo que hacía y le hizo morir
tión contraceptiva y aconceptiva ha seguido otra lógica moral distinta. también a él». (Génesis, 38: 8-10)

Aquellos primeros cristianos recogieron bastante de la tradición judía proletista que trataba Yo –que no soy «rabino antiguo» sino «sexólogo contemporáneo»– estoy acostumbrado a en-
de llenar el mundo de hijos (por supuesto, criados en la propia fe). Así que, originalmente, tremeterme en las intimidades ajenas; así que, con estos pocos datos que se me ofrecen, voy
siguiendo aquella ancestral costumbre judía, se trataba de no cometer el pecado de Onán (por a hacer exégesis sexosófica de aquel encuentro erótico.
lo tanto de evitar la sexualidad aconceptiva), luego se trataba de «no derramar el semen en
la tierra». Lo importante era que la semilla «cayese dentro». Y todo era bueno si se hacía así, Parece que Onán derramó su semen «fuera de la vagina» de su cuñada Tamar (a la cual tenía

A
con esa intención y en ese marco. el deber de embarazar); así que, en palabras de hoy, parece que interrumpió el coito para
partir de San Pablo triunfó una eyacular extravaginalmente. Ahora bien, esto es una presunción porque en realidad no está
nueva propuesta: la de obrar al mar- Ahora bien, gracias a San Pablo emergió en el nada claro qué fue lo que hicieron Onán y Tamar. De hecho, si hiciésemos con ellos una en-
gen de la concepción. Así emergen seno de la tradición cristiana una costumbre que trevista terapéutica en profundidad y sólo hubiésemos obtenido tan imprecisa información,
los valores de la abstinencia, el celi-era helena: el valor de lo aconceptivo (que ni es no podríamos llegar a ninguna conclusión (pues los clínicos sabemos que «por razón del so-
bato y la virginidad. xyzn conceptivo, ni es contraceptivo). Se trata de una breentendido se produce el malentendido»).

S
nueva propuesta moral de regulación estoica de uponemos que Onán se «tiró en mar-
lo sexual: el valor de obrar «al margen de la concepción» (o sea, fuera de la cópula, al mar- Estamos partiendo de una premisa implícita cha», haciendo lo que hoy conocemos
gen del matrimonio, sin propósito de paternidad, fuera de las obligaciones de la crianza...). que conviene explicitar: suponemos que hubo como «coitus interruptus», pero pudo ha-
Así que, a partir del triunfo de la doctrina paulina ya no se trata sólo de regular «dónde» se penetración vaginal y suponemos que Onán ber sido de otra manera.
derrama el semen (dando por sentada la eyaculación), sino que se problematiza la propia eya- extrajo su pene cuando la eyaculación era in-
xyzn
culación. Con las nuevas reglas, el juego ya no consiste sólo en «no arrojarlo» (a la tierra), sino minente. El texto dice que «tuvo relaciones con su cuñada» pero no dice cuáles, así que todo
de «no derramarlo» (fuera del cuerpo). Con ello emergen los valores de la abstinencia, el ce- son suposiciones. Puestos a hacer suposiciones podríamos hacer otras diferentes. Podría ser que
libato y la virginidad extramatrimonial, así como la contención y la castidad intramatrimo- Onán «acabase con la mano» porque –aunque lo intentó, tratando de obedecer lo que se le
nial. Pero sobre todo emergen dos aporías sexuales que se convierten en las nuevas referen- había encomendado– siendo novato, estando tan exigido (incluso seriamente amenazado de
cias morales y sexuales: la madre virgen con hijos naturales y el padre célibe con hijos muerte como efectivamente luego ocurrió) y sintiéndose tan observado, la ansiedad de ren-
putativos. A partir de ahí, las mujeres tienen un modelo de «ser mujer» y de «ser madre». Los dimiento pudo ocasionarle un episodio de pérdida de erección. Con lo que, urgido por la
hombres también, excepto que el modelo masculino de San José no se lo creyó «ni Dios». necesidad de salir airoso de un acontecimiento que le resultaba humillante (todavía más por-
que ocurría en la «primera vez» y ante una testigo con la que no compartía demasiada inti-
10.2 Qué es lo que hizo Onán midad y confianza) recurrió a satisfacerse usando una destreza que, tras muchos años de sol-
tería, conocía bien.
La tradición judía siempre fue –y sigue siendo– «proletista» (o sea, «pro-conceptiva»). Por esta
razón, una vez que la pareja ha recibido la bendición familiar –y la divina– debe de com- Hay más suposiciones. Pudiera ser que no hubiese penetración alguna (o que la penetración
portarse «para la fecundidad», procurando «producir prole». En la tradición hebrea la cópu- fuese anal); también pudiera ser que hubiese «petting» o «frotting». Pudiera ser que Onán se
la intramatrimonial con ánimo conceptivo es, a la vez, una prescripción religiosa y un deber masturbase mientras ella bailaba para él. O pudiera ser que hubiese felación, pero Tamar no
ciudadano; por ello el credo judío ha sido combativo frente a todos los recursos contrage- tragaba sino que evitaba o escupía. En fin que, conocida la diversidad erótica humana, las
nerativos, pero especialmente combativo frente a la «lascivia aconceptiva», todo lo cual tie- explicaciones de aquel «semen en la tierra» son múltiples.

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Tendemos a creer que en la Antigüedad eran tontos y no sabían nada sobre materia sexual. nos, secretos íntimos). Sólo los ignorantes (o los manipuladores) se toman las imágenes y las
Que sólo sabían «meterla y correrse dentro» (como los animales). Pero no es cierto. En todas metáforas al pie de la letra.
las culturas y en todos los tiempos, los amantes han hecho diferente de lo que les han dicho
que hagan y diferente de lo que decían que hacían. Así que mis interpretaciones no son tan 10.3 Anticoncepción antigua
extravagantes como parecen. Incluso siglos de tradición teológica –y médica– en los que se
ha asociado a Onán con la masturbación, dan cierto apoyo a mi exégesis de que realmente Sabemos que hace más de cuatro mil años las nobles egipcias usaron una pócima compuesta
«acabó con la mano». de excremento de cocodrilo, mucílago fermentado, miel y natrón que se introducían en la
vagina antes del coito; así que podríamos considerar esta composición como el primer es-
Por otro lado, aquel adusto, colérico y vengativo Yahvé del Viejo Testamento castigaba –in- permicida de la Historia.
cluso muy severamente– acciones que ni siquiera eran pretendidas o voluntarias. No obstante,

M
vamos a conceder que aquel castigo, aunque desmesurado, fuese merecido; pues hubo deso- ediante unos u otros sistemas de obtener co- El papiro de Kahun (datado en el
bediencia y ánimo fraudulento por parte de Onán. Vamos a aceptar también que hubo en- nocimiento, hoy sabemos que a lo largo de mi- año 1850 a. C.) menciona unos
cuentro íntimo con Tamar y que hubo cópula. Ahora sí, lo que Onán transgrede no es la obli- lenios se han utilizado distintas soluciones tampones vaginales fabricados con
gación genérica de eyacular intravaginalmente, sino la obligación –concreta, precisa y contragenerativas. xyzn estiércol de cocodrilo, lino y hojas
específica– de «dar hijos» a la viuda de su hermano recién muerto. Lo que ofende a Yahvé es comprimidas. Una variante de este
la desobediencia concreta y no el derramamiento del semen. Incluso es posible que a Yahvé mismo ungüento –con estiércol de elefante– también fue utilizado en la India y en África has-
le molestase que prevaleciera en Onán un propósito lujurioso sin ánimo genésico; de hecho, ta el siglo XI. En este mismo papiro también se habla de otros ungüentos hechos de miel, car-
ese mismo asunto –el ánimo lujurioso sin propósito conceptivo– ha ofendido a sus repre- bonato sódico natural, agua, vinagre, limón, aceites y soluciones jabonosas. Así mismo, el pa-
sentantes (rabínicos y obispales) durante milenios. piro de Ebers (1500 a. C.) hace referencia a un tapón de hilaza que se fabricaba con un lienzo
empapado con una maceración de brotes de acacia y miel. Podría decirse que las actuales es-
En ningún otro lugar de la Biblia se señala que a Yahvé le molestase que los maridos hiciesen ponjas espermicidas tienen otra química, pero básicamente la misma mecánica.
aquello con sus propias esposas. De hecho, un marido de aquel tiempo podía hacer legíti-
mamente con su esposa lo que quisiera (incluso castigarla o repudiarla) sin tener que dar cuen- En los tiempos de Cristo, las prostitutas romanas (fornicaria) se hacían duchas vaginales con
tas a nadie (ni siquiera a Dios). Ahora bien, la Iglesia –haciendo trampas con las interpreta- vinagre diluido en agua antes de atender a sus clientes; de este modo modificaban el pH va-
ciones de los textos bíblicos– descontextualizó el «pecado de Onán», convirtiendo aquellos ginal, dificultando la viabilidad de los espermatozoides. En la Edad Media también se usaron
versículos en el soporte bíblico de su «cruzada contra la contrageneración y la degeneración»; otros espermicidas obtenidos mediante una mezcla de sal gema y salubre. En aquel tiempo
y, sobre todo, contra: el aborto, la esterilización, la contracepción y la aconcepción (incluso, medieval también se usaron pesarios, tallos y ungüentos abortivos, que la Iglesia persiguió pro-
muy especialmente, contra la mas- fusamente. En el siglo XVI, el médico Gabriele Fallopio recomendaba cremas espermicidas a

L
turbación solitaria que, por culpa a Iglesia –haciendo trampas con la Biblia y su co- base de una infusión de hierbas astringentes.
de aquella maliciosa asociación, rrecta interpretación– descontextualizó el pecado de
acabó convirtiéndose en onanis- Onán; convirtiendo aquello en el soporte de su cru- Hipócrates, en el siglo V antes de Cristo, describió la técnica mediante la cual se podía in-
mo). zada «contra la degeneración»; o sea, contra: el troducir –a través de un tubo de plomo– pequeños anticonceptivos en el interior del útero.
aborto, la esterilización, la contracepción y la acon- Podríamos atribuirle a este médico griego la paternidad del DIU si no fuera porque han sido
¡Ah!, una última aclaración: este cepción. Incluso contra la masturbación (que acabó descubiertos trozos de marfil, ámbar o hueso en el interior de la cavidad uterina de algunas
epígrafe es un juego retórico que momias del Alto Egipto (lo que hace evidente que los médicos egipcios ya conocían este pro-
nos permite reflexionar sobre «los
convirtiéndose en «onanismo»). xyzn cedimiento antes de que Hipócrates lo mencionase). Por su parte, los tuaregs norteafricanos
pecados» sin mencionar a «los pecadores». De hecho, nunca pasó nada entre Onán y Tamar aún mantienen la costumbre –seguramente milenaria y oralmente transmitida– de introducir
(que ni siquiera existieron). Se trata de personajes arquetípicos de un antiquísimo libro sagrado pequeños cantos redondeados en la matriz de sus camellas para evitar gestaciones en las lar-
que está proponiendo referencias morales y no está relatando hechos históricos (mucho me- gas travesías por el desierto.

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El Talmud judío describe un tampón de lana que se colocaba alrededor del cuello del útero n controlar estrictamente la obra escrita,
de forma similar al utensilio de caucho que actualmente conocemos como «diafragma». Y, en n garantizar un analfabetismo universal y un control restringido al conocimiento, y

L
el siglo XVIII, Giacomo Casanova n aterrorizar a quienes conociesen o transmitiesen lo que no debía ser conocido ni transmi-
as nobles egipcias de hace tres mil años usaron aconsejaba el uso de la cáscara de li- tido (no sólo con severos castigos terrenales y mortales, sino –sobre todo– con gravísimos
esponjas y tampones con espermicidas. Hipócra- món colocada a la entrada del útero castigos sobrenaturales y eternos). Pues la ira divina siempre ofreció la servil tendencia de
tes (en tiempos presocráticos) describió un DIU. El como si fuese una barrera mecánica y ser dócil con los intereses de los poderosos.
Talmud judío menciona un capuchón cervical y química (de forma similar al diafrag-
el Génesis relata la eyaculación extravaginal de ma con espermicida). A pesar de todo, siempre hubo –hay y habrá– grietas en el control de la información. De unos
Onán. Las prostitutas romanas de tiempos de u otros modos, siempre hubo algún «wikileaks» que desvelaba y transmitía secretos que el po-

L
Cristo usaron espermicidas y condones. O sea, Los preservativos también son su- der no quería que fuesen conocidos; así que
as religiones monoteístas utilizaron to-
nada nuevo bajo el cielo. x y z n mamente antiguos. Hay quien afirma
que una pintura rupestre francesa –
los recursos anticonceptivos han sido cono-
cidos y usados a lo largo de todos los tiem- dos los medios a su alcance para impedir
de hace 15.000 años– representa un condón (lo cual es poco creíble). Desde luego, muchí- pos y nunca han logrado ser erradicados. el uso, el conocimiento y la transmisión
simo antes de que el higienista inglés del siglo XVII les prestase su apellido, los primeros con- Luego, aunque clandestinos y proscritos, de cualquier recurso que sirviese «contra
dones de los que tenemos constancia fueron egipcios y estaban hechos con vejiga de cordero. siempre han estado presentes. la generación». xyzn
Se dice que el rey Minas de Creta (1200 a. C.) utilizaba pulmones de pescado (serían veji-
gas natatorias) y que los chinos utilizaron papel de arroz aceitado. Los griegos usaron intes- En algunos casos tal conocimiento fue celosamente guardado por élites muy restringidas (so-
tinos de cabra, mientras que los romanos usaron tripas y vejigas de varios animales. Tam- bre todo médicos de poderosos) que lo guardaron celosamente para que no estuviesen al al-
bién hay bastantes evidencias sobre que los bizantinos los fabricaron con intestinos de cerdo cance de nadie. Parece que esto era así por razón de un control del conocimiento y algo hay
y cabra. Fallopio (siglo XVI) recomendaba unos de lino que podían hacerse a medida. En el de verdad; pero el asunto era mucho más alambicado de lo que parece. Muchas veces el celo
siglo XVIII se extendió su uso, recuperándose los intestinos de cordero. A finales del siglo XIX en guardar secreto no era sólo para que «nadie lo supiese, ergo se usase», sino para que «na-
se empezaron a fabricar de goma vulcanizada. Y en el siglo XX se inventó el condón des- die supiese, ergo me denunciase». Pues, durante muchos siglos de cruel e inclemente control
echable que hoy es de látex o de poliuretano. En cualquier caso, la idea de enfundar el pene eclesial, hasta los propios denunciantes y los mismos responsables de cursar denuncias, eran
antes de su introducción en la vagina, con el fin de gozar sin procrear no es exactamente mo- a su vez denunciables, en un bucle paranoico de sospechas que podían desencadenar graví-
derna. simos castigos, sin juicio razonable alguno.

L
a idea de enfundar el pene antes de su introducción en la vagina para «gozar sin pro- En esta historia anticonceptiva, como en muchas otras cuestiones sexuales, siempre ha pre-
crear» no es moderna. En la Creta del rey Midas se utilizaron pulmones de pescado y valecido el «miedo privado» sobre el «interés público». Y así sigue ocurriendo, aunque enga-
los chinos, en el 1000 a. C., utilizaron papel de arroz aceitado. ñemos nuestras conciencias creyendo que tales cosas ya no ocurren. Sólo cambian cuáles son
xyzn las cosas que pueden –o no– ser sabidas o dichas. Cambian, también, cuáles son los valores
y los criterios que explican tales castigos o silencios. Incluso han cambiado quiénes son los guar-
10.4 Saber contraceptivo: la transmisión de secretos dianes que guardan los secretos o los aguaciles que llevan a cabo los castigos. Pero aquellas
dinámicas de secretos y silencios, de condenas, castigos y persecuciones siguen todavía vi-
En su «cruzada genésica» las religiones monoteístas utilizaron todos los medios a su alcance gentes.
para impedir el uso, el conocimiento y la transmisión de cualquier recurso que sirviese «con-
tra la generación». Por ello resulta sorprendente comprobar cómo el conocimiento contra- Al margen del saber erudito y fuera de la Academia, siempre hay saberes ciertos que no tie-
ceptivo ha conseguido transmitirse al mismo tiempo que se mantenía en secreto; y cómo, a nen cabida en el «Templo del Saber Oficial» (que hoy es la Universidad pero en otro tiempo
su vez, ha podido ser silenciado durante tanto tiempo para que nada se supiese aunque si- estuvieron en la Iglesia), donde ofician los «Doctores del Saber». Así durante muchos siglos
guiera sabiéndose. La respuesta a este dilema tiene tres claves: hubo otra fuente de transmisión de «saber proscrito» que era mucho más eficaz e impenetrable

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frente al control del poder eclesial: las mujeres excluidas. Gracias al encuentro de tres hechos gloria quienes transmitieron estos conocimientos de boca a boca, de generación a generación,
de periferia –lo oral, lo femenino y lo clandestino– estos saberes encontraron un nicho de co- de siglo a siglo. Gracias a ellas podemos hablar de todo esto con cierto conocimiento y con
nocimiento y transmisión. Hablamos del conocimiento exotérico transmitido por vía oral gra- algún rigor. Incluso queremos hablar de ellas –transmisoras conscientes de saberes telúricos–
cias a: putas, artistas, brujas, hechiceras, curanderas, adivinas, celestinas, parteras, virgueras y con mucha gratitud, consideración, reconocimiento y respeto.

A
alcahuetas, que establecían secretas redes
de comunicación inter-femenina, fuera del
l margen del saber erudito, hubo durante 10.5 Interrumpir el embarazo
alcance de párrocos, confesores, jueces, al- muchos siglos un conocimiento exotérico
guaciles y médicos. Hablamos del saber de oralmente transmitido entre mujeres ex- Antes de hablar de interrupción del embarazo ha de hacerse una aclaración: no es lo mismo
aquellas infames «mujeres públicas» de mala cluidas que establecían redes secretas de concepción que embarazo; así que tampoco es lo mismo «interrumpir el embarazo» que «im-
vida y peor reputación; o sea, de aquellas comunicación. Puesto que estas mujeres pedir la concepción» o «evitar el embarazo». Más aún, mezclar –confundir, asociar...– lo uno
solteras que no eran nada porque no eran excluidasa nadie pertenecían, pudieron con lo otro es malvado cuando no ignorante (suele ser argumento malvado hecho para pú-

N
«nada de nadie». Y, efectivamente, porque acceder y transmitir horizontalmente blico ignorante).
o es lo mismo concepción que embarazo. La
de nadie eran y a nadie pertenecían, pu-
dieron acceder a estos conocimientos y
estos conocimientos. xyzn La concepción –o fecundación– es una
concepción (o fecundación) es una de las
transmitirlos horizontalmente en sistemas reticulares de comunicación clandestina. Más aún, de las condiciones necesarias para el condiciones necesarias para el embarazo,
pudieron usarlos, probarlos y comprobarlos; investigar con ellos y sobre ellos, e incluso dis- embarazo, pero ni es la única, ni es la pero ni es la única, ni es la definitiva, ni es
cutir y debatir, con sus propios procedimientos, en sus propios foros, pues hablamos de «sa- definitiva, ni es la definitoria. Como ya la definitoria. Puestos a establecer un inicio
beres de brujas». se explicó, puestos a establecer una del embarazo, sería la anidación; o sea, la
condición –o una frontera– que sí sea implantación del cigoto en la piel interna del
En su condición de mujeres que transgredían el orden sexual femenino (pues no eran –ni pre- única, definitiva y definitoria del inicio útero: el endometrio. xyzn
tendían ser o simulaban ser– ni vírgenes, ni esposas, ni monjas) fueron objeto de artera di- del embarazo, ésta habría de ser la ani-
famación y fueron sometidas a cruel exclusión social, incluso persecución penal y penitencial; dación; o sea, la implantación del cigoto en el endometrio. Así que, «aunque hay vida des-
pues eran las infames y las mancilladas, por lo tanto «difamables y difamadas». de la concepción, no hay embarazo hasta la anidación».

Por cierto (aunque estas cosas no suelan decirse, y decirlas no dé buena reputación) enton- El aborto es una interrupción del embarazo que puede ser voluntario o no; libre o no; fisio-
ces –igual que ahora– fueron mujeres sus más crueles difamadoras, fueron mujeres sus más im- lógico o no; inducido o no; moralmente aceptable o no; decidido por la madre o no; pro-
penitentes castigadoras y fueron mujeres sus más excluyentes excluidoras. Pues femenino ha ductor de trauma indeleble o no. Pero en ningún caso puede interrumpirse lo que no hay;
sido, desde siempre, el puritanismo más fiero y beligerante. Lo único que ha cambiado es que, luego, si no hay embarazo, no hay aborto; y si no hay «nacimiento» no hay «asesinato».
además de femenino, ahora puede también ser feminista. Aquellas difamaciones antiguas pro-
venían de monjas y esposas: luego de mujeres que eran «algo de alguien» (las unas del mari- Otra aclaración: no todos los embarazos que comienzan llegan a término. Hace falta que las

F
do casi siempre poderoso, las otras de condiciones y la fortuna acompañen para que –finalmente– se llegue al parto y nazca un bebé.
ueron aquellas mujeres sin gloria quienes Dios). Estos «látigos puritanistas» nada A menudo el embarazo se interrumpe involuntariamente produciéndose un aborto. De he-
transmitieron estos conocimientos de ge- quisieron saber (ni que nadie supiese) de cho la tasa natural de fracaso de las gestaciones es muy elevada: la mayor parte de los casos
neración en generación. Queremos hablar de aquellos saberes «contra la generación» ocurren en las dos o tres primeras semanas y la madre no llega siquiera a enterarse, resol-
ellas, y sobre ellas, con gratitud, considera- que eran conocimiento propio de aque-

U
viéndose con una «regla rara». Se es-
no de cada cinco embarazos detectados ter- tima que uno de cada cinco embara-
ción, reconocimiento y respeto. xyzn llas «sucias mujerzuelas» (muchas de ellas
mina en aborto espontáneo. Es más frecuente zos sí reconocidos terminan en
madres solteras que criaron solas a sus
bastardos, y que, por llevar adelante tales embarazosos embarazos, alcanzaron el deshonro- en mujeres mayores y en mujeres con enfer- aborto espontáneo en los primeros
so, infame y rebajado estatus de «mujer pública»). El caso es que fueron aquellas mujeres sin medades sistémicas. xyzn meses. La cifra aumenta a más del

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30% en mujeres cuyos niveles de gonadotropina coriónica humana ha descendido después 10.6 Nasciturus: historia de hechos y derechos
de haberse confirmado el embarazo. En ocasiones se producen «abortos de repetición» (tres
o más abortos espontáneos consecutivos en una misma mujer) sin que se conozca la causa. El asunto de discernir cuándo empieza la vida plantea problemas de muy diversa índole (mé-
El aborto es más frecuente en mujeres de mayor edad, en mujeres con enfermedades sisté- dicos, legales, morales, políticos, educativos, económicos...). Según cómo se definan las co-
micas o en mujeres que han sufrido abortos espontáneos previos. Afortunadamente, nadie sas, las consecuencias –de todo tipo– son mu-

C
onviene diferenciar entre «hechos» y

A
ha condenado a estas mujeres por pretender em- chas y muy graves; así que discernir y aclarar
barazarse (¡espero no dar ideas!). unque hay vida desde la con- estas cuestiones puede resultar asunto comple- «derechos». En una sociedad laica,
cepción, no hay embarazo hasta jo, espinoso y controvertido. Pero al margen de científica y democrática, los hechos
La doctrina eclesial es radicalmente contraria al la anidación. xyzn las consecuencias y las dificultades, es perfecta- «se demuestran» y los derechos «se
aborto decidido por la mujer; sin embargo es muy mente posible describir los hechos y establecer acuerdan». xyzn
condescendiente con el aborto «decidido por Dios»; lo cual ha dado mucho pábulo a la hi- las fronteras. Ahora sí, para mejor resolver esta
pocresía (pues consiste en que sea Dios el que cargue con la responsabilidad de lo ocurrido); labor conviene diferenciar entre «hechos» y «derechos»; sobre todo porque, en una sociedad
o sea, consiste en que no se sepa que se sabe). laica, científica y democrática, los hechos «se demuestran» con evidencias y los derechos «se
acuerdan» con mayorías (que no al revés).
Por definición, sólo se interrumpe voluntariamente un embarazo que no se desea; luego ha-
bría sido muy útil, en su cruzada contra el aborto, que la Iglesia hubiera colaborado en que En nuestro ordenamiento legal existen algunos derechos del nasciturus. Las diferentes sen-
no hubiese embarazos no deseados (pues si esto ocurriese, no habría aborto alguno, lo cual tencias del Tribunal Constitucional han determinado que: a) la vida humana comienza con
sería un punto de encuentro). Sin embargo, a lo largo de milenio y medio, la maquinaria ecle- la gestación y termina con la muerte; b) el no-nacido es diferente que su madre; c) su vida
sial ha combatido con especial ahínco todo aquello que podría servir para impedir estos em- ha de ser protegida; d) el nacimiento marca el ingreso pleno en los derechos humanos. Con
barazos no deseados; especialmente ha combatido la aconcepción, la anticoncepción y la es- lo que, legal y formalmente, puede asegurarse que el día del nacimiento no es el primer día

P
terilización. Con ello ha prevalecido el valor de la «existencia vital», pero sí es el primer día de la «existencia legal». Ese día es el que que-
or definición sólo se interrumpe el judío proletista intramatrimonial, a lo que se ha da señalado en el registro burocrático como el día del «ingreso en el cuerpo ciudadano», lo
embarazo que no se desea. Habría añadido el estoicismo paulino que sólo acepta- cual nos sujeta al Derecho y nos da derechos. Sin embargo tales derechos –o algunos de ellos–
sido muy útil que la Iglesia hubiera ba dos recursos aconceptivos: la abstinencia de- pueden comenzar antes del nacimiento.
colaborado en que no hubiese emba- finitiva (celibataria) o la continencia periódica

E
l conflicto de derechos o intereses entre «la ges-
razos no deseados. xyzn (matrimonial).
tante» y «el gestado» (incluso entre ambos y el
El asunto de los derechos del nascitu-
rus puede plantear un conflicto de in-
Ahora bien, el discurso antiabortista eclesial hace trampas sabiendo que las hace. Así, asociar «inseminador de lo gestado») está en la base de tereses o un litigio entre derechos legí-
el aborto con la emisión no generativa de semen es una trampa malvada hecha con propó- los debates en torno al aborto. Muchas veces no timos que pueden ser contradictorios.
sito de generar angustia y universalizar la culpa. A su vez, asociar el aborto con la contra- se está hablando de «qué se decide» o «por qué se Por ejemplo, los posibles efectos se-
cepción también es trampa. Incluso lo es asociar el aborto con la contracepción postcoital de decide» sino «quién decide». xyzn cundarios que determinados actos mé-
urgencia. Por fin, asociar el aborto al infanticidio también es trampa. Por otro lado, la Igle- dicos pueden producir en la madre y/o
sia se obstina en considerar «aborto inducido» a todo hecho contragenerativo y voluntario en el feto pueden ser contrarios, de suerte que el interés del uno resulte en perjuicio del otro.
que ocurra después de la concepción. Así, cualquier cosa que impida la anidación, el trans- Así, iniciar –o no– un tratamiento contra el cáncer puede incrementar las posibilidades de sal-
porte o la segmentación sería un método abortivo. La dimensión moral del asunto abortivo vación de uno al precio de incrementar las probabilidades de muerte del otro.
es discutible y podría discutirse con rigor y con evidencias, excepto que esta misma Iglesia –
que parece que sí le importa la frontera que establece la concepción– también condena to- Esta cuestión –el conflicto de derechos o intereses– entre «la gestante» y «el gestado» (inclu-
dos los hechos voluntarios que ocurren antes de esta frontera (con lo que logra que la co- so entre ambos y el «inseminador de lo gestado») está en la base de muchos de los debates
munidad científica laica acabe no tomándola en serio como interlocutor sensato). en torno al aborto. Así pues, aunque se omite, muchas veces no se está hablando de «qué,

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COMPRIMIDOS DE SExO PARA PENSAR / COMPRIMI2.1 / GENuS 11 / ANTICONCEPCIÓN CONTEMPORáNEA

para qué, cómo, cuándo o por qué» se decide, sino de «quién» decide. De hecho, a lo largo
de la historia éste ha sido el asunto central en el debate sobre el aborto: si puede la madre
(unilateralmente y al margen del marido) tomar esta decisión; o al contrario, si puede el pa-
dre (unilateralmente y al margen de la esposa) tomar esta decisión. Conscientes de que esa
es precisamente «la madre del cordero», el pensamiento feminista formuló el eslogan anti-an-
tiabortista: «nosotras parimos, nosotras decidimos».

C
onscientes de que el debate antiguo había negado el poder de decisión de la pro-
pia madre (al margen de lo que considerase el madido) el pensamiento femi-

21
nista formuló el atinado eslogan: «nosotras parimos, nosotras decidimos»; que
aún habría sido más preciso si se hubiese formulado del siguiente modo: «no-
sotras gestamos, nosotras gestionamos». xyzn

CAPÍTULO 11
ANTICONCEPCIÓN CONTEMPORÁNEA:
EL FENÓMENO y LA IMPOSTuRA

Los anticonceptivos son recursos, métodos, utensilios, técnicas, herramientas, instrumentos,


habilidades, argucias, trucos... que sirven para evitar embarazos (que, lógicamente, se pre-
tenden evitar porque no se quieren). En tanto que hablamos de «materia pragmática» no ha-
bría mucho que decir sobre ellos, salvo lo estrictamente técnico: estos son, ahí están, tienen
estos usos y posibilidades, esta eficacia, estas características, estas consecuencias y contrain-
dicaciones, estos modos de adquisición o mantenimiento, estos precios, etc. Pero no se tra-
ta sólo de una cuestión técnica; detrás de este fenómeno (de esta industria, de este mercado
y de esta ideología) subyace una forma de entender «lo sexual», una mentalidad y una teo-
ría que claramente sirven a un fin: «promover –en el marco de una relación heterosexual–la
cópula con eyaculado intravaginal, sin que se produzca una fecundación indeseada (y ob-
viando la existencia de otras con-

D
ductas y otros marcos relacionales etrás del fenómeno anticonceptivo subyace una
que son, de sí, aconceptivos). mentalidad: «promover –en el marco de una re-
lación heterosexual– la cópula con eyaculado
Si se analiza este fenómeno contra- intravaginal, sin que se produzca una fecun-
ceptivo es fácil advertir que se tra- dación indeseada (y obviando la existencia de
ta de una de las grandes imposturas otras conductas y otros marcos relacionales que
de nuestro tiempo; pues, lo que se
ofrece como «fuente de emancipa-
son, de sí, aconceptivos). xyzn
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L E
ción sexual» es en realidad un mecanis- tragenerativo que en la Antigüedad se había re-
mo de regulación erótica al servicio del o que parece «fuente de emancipación sexual» suelto de aquella manera. Incluso se ofrece en los
n el siglo XIX los «proletarios» deja-
control demográfico, de los intereses es «mecanismo de regulación erótica al servi- mismos términos de antaño, excepto que ahora ron de ser «proletistas» y produjeron
mercantiles y de las inercias ideológicas. cio del control demográfico». Y lo que fue los contendientes son el tradicionalismo (moral un discurso crítico sobre «produc-
A su vez, aunque se presente el asunto «concepción sin cópula» (antihedónica y ecle- y religioso) frente a la revolución (social y polí- ción y reproducción». xyzn
como el «epítome de la modernidad», se sial) ha pasado a ser «cópula sin concepción» tica). Además, surge una tercera fórmula: la Re-
trata del más eficaz sostén del viejo pa- (anticonceptiva y mercantil). xyzn forma Sexual (que en aquel tiempo se denominó «sobre Bases Científicas»). Aunque apenas
radigma del Genus que sirve para cerrar tuvo seguimiento en los grandes titulares, en este tercer espacio se establecieron los funda-
un «bucle generativo»: frente a aquella «concepción sin cópula» antihedónica y eclesial, esta mentos científicos de la Sexología Moderna en cuya tradición nos hemos formado.
«cópula sin concepción» anticonceptiva y mercantil. Con ello no sólo no deshacemos aquel
nudo de Genus, sino que nos enredamos más en él. Como los fundamentos tradicionales de la familia y el matrimonio empezaban a ser seriamente
cuestionados, la Iglesia Católica movió ficha y fijó posición a través de dos encíclicas papales:
11.1 El fenómeno anticonceptivo la de Pío XI «Casti connubii» (de 1930) sobre el matrimonio, que fue especialmente combati-
va contra el divorcio, el aborto y la anticoncepción; y la de Pablo VI «Humanae Vitae» (de
Como ya se señaló en el Comprimido anterior, en los primeros siglos de nuestra era se cele- 1968) sobre regulación de la natalidad, en la que se prohibió todo tipo de anticoncepción ar-
bró un combate de moral sexual sobre la «cuestión contragenerativa» entre aquellos paganos tificial. A pesar de ello –incluso gracias a ello– a partir de esta segunda mitad del siglo XX la

A
romanos y aquellos creyentes cristianos. Gracias a la posterior cristianización romana (aun- anticoncepción se fue convirtiendo en
que más bien romanización cristiana) triunfaron definitivamente las tesis más radicalmente
partir de la segunda mitad del siglo XX la an- «bandera de liberación» ondeada por
«pro-generativas»; pero, sobre todo, triunfaron las más extremadamente «anti-contragenera- ticoncepción se convirtió en «bandera de libe- todas las fuerzas progresistas del orbe.
tivas». A partir de entonces, se fue construyendo una mentalidad sexual por la cual toda ac- ración» ondeada por la progresía. Al otro lado, A su vez, las fuerzas conservadoras –li-
ción sexual «no generativa» acabaría siendo «degenerada» (luego moralmente repudiable y las fuerzas conservadoras –lideradas por los deradas por las grandes iglesias mono-
médicamente patológica), excepto la abstinencia, la contención, la virginidad o el celibato. monoteísmos– han hecho de ellos «utensilios teístas– hicieron de ellos «utensilios del
O sea, si hay encuentro carnal hedónico, que sea generativo (si no, será degenerado); y si no del diablo» propiciadores de un nuevo y temi- diablo» y propiciadores de un terrible
hay generación, que no haya encuentro carnal alguno. De este modo emergió un mecanis- ble «desorden amoroso». «desorden amoroso».
mo de control sexual que reguló durante siglos la intimidad amorosa. Este dispositivo esta-
xyzn
blecía que, fuera del matrimonio: «estricta abstinencia sexual»; y dentro del matrimonio, cas- Esta pugna entre «revolución sexual» y «tradición sexual» (me gusta decir entre «progres» y «re-
ta conjunción entre: «cópula generativa» y gres») ha impedido la reflexión rigurosa y serena sobre algunas ideas, conceptos y valores que

D
urante siglos las reglas fueron: fuera «continencia periódica». unos y otros proponen, propugnan y defienden. El propio ruido de la confrontación ha ocul-
del matrimonio, estricta abstinencia; tado las muchas similitudes ideológicas entre ambos bandos. Tanto es así que uno y otro dis-
dentro del matrimonio, casta con- Este marco de regulación ha permanecido in- curso comparten los mismos fundamentos teóricos (puesto que se trata de un debate antiguo,
junción entre cópula generativa y cólume en todas aquellas sociedades que es- está enraizado en aquel antiguo paradigma de Genus). Parece que son diferentes porque el «dis-
continencia periódica. tán fuertemente reguladas por el poder te- curso regre» propone concepción y se previene de la cópula hedónica, mientras que el «dis-
xyzn rrenal de las diferentes religiones monoteístas. curso progre» propone cópula hedónica y se previene de la concepción. Pero ambos son el ne-
Pero durante el siglo XIX, y sobre todo en los aledaños del movimiento obrero, los proleta- gativo y el positivo de la misma fotografía genésica hecha de: genitales, generación y cópula.

E
rios empezaron a dejar de ser «proletistas», con lo que fue emergiendo un nuevo discurso so-
bre la prole y su generación que fue conformando un discurso crítico –que fue originalmen- 11.2 Curiosas paradojas l ruido de la confrontación entre «progres» y
te rojo y empezó a ser incipientemente lila– sobre producción y reproducción. Con este mar «regres» ha impedido la reflexión rigurosa y
de fondo, y con la generalización de cambios en las costumbres y en los discursos, a princi- Las controversias y confrontaciones entre la ocultado las muchas similitudes ideoló-
pios del siglo XX –especialmente en el periodo entre guerras– emerge de nuevo el debate con- «progres» y «regres» en torno a la antigua gicas entre ambos bandos. xyzn
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N
«cuestión contragenerativa» (si se toman con humor y si se les ve la gracia) resultan muy en- No deja de ser curioso, intrigante y paradójico que
unca tuvo tanto éxito el combate
tretenidas, pues producen curiosas paradojas y divertidas contradicciones. este «fenómeno anticonceptivo» contemporáneo
contra las prácticas sexuales logre crispar a la Iglesia al mismo tiempo que con-

E
Por ejemplo, me parece divertido compro- n realidad, la «fórmula del sexo» apenas «degeneradas» como cuando se sigue que los encuentros íntimos sean «como Dios
bar cómo los anticonceptivos actuales sirven ha cambiado. Antes fue: «sexo=genita- ha llevado a efecto mediante el manda» y el Catecismo indica, o sea: «sin derramar
para que tengamos –y mantengamos– una les+cópula»; y ahora es «sexo=genita- ardid de los «métodos anticon- el semen fuera de la vagina». Ya digo; a mí me re-
conducta reproductiva sin consecuencias re- les+cópula+anticoncepción». xyzn ceptivos». xyzn sulta bastante entretenido.
productivas (o sea, para que tengamos eya-

L
culaciones intravaginales sin hijos); luego para que nos comportemos como durante siglos se 11.3 La impostura anticonceptiva a anticoncepción crispa a la Iglesia,
nos pidió que nos comportásemos. De esta suerte, parece que cambia la fórmula... pero sólo pero consigue que follemos «como Dios
lo necesario para que la fórmula no cambie. Así, la fórmula antigua era «sexo= genitales+có- Es común considerar la anticoncepción como manda»; o sea, «sin derramar el semen
pula» y la fórmula nueva es «sexo=genitales+cópula+anticoncepción». Incluso la fórmula nue- parte de la revolución democrática y tecnocrá- fuera de la vagina». xyzn
va acepta (hasta pretende) el placer, que la fórmula antigua evitaba. Pero mientras que aquel tica del siglo XX. Sin embargo, como ya ha sido
placer de antaño era «degenerado», este placer de hogaño es «generativo» (desde luego, ge- señalado, el descubrimiento y la utilización de métodos anticonceptivos es materia muy an-
nital y coital). Volveremos sobre estas cuestiones de los placeres en el segundo volumen de tigua. Lo que sí ha hecho el siglo XX ha sido universalizar su uso mediante la comercializa-
esta Colección de Comprimidos. ción de productos farmacéuticos y parafarmacéuticos. También ha mejorado los materiales
así como la eficacia y la fiabilidad de su uso, todo lo cual ha servido para que estuviesen al
Aunque nos han hecho creer que nuestros abuelos y abuelas «estando a oscuras, obedecían alcance de todo el mundo (y al menos de quienes pueden pagarlos –particular o pública-
ciegamente a los curas», no es verdad. Como ya demostrase Kinsey, nunca se ha hecho lo que mente– en los países occidentales).
se decía que se hacía; y nunca se ha hecho

C
omo ya quedó demostrado con los traba- lo que, supuestamente, tenía que ser hecho. Es común creer que la disminución del tamaño familiar medio producido en el mundo occi-
jos de Kinsey, nunca se ha hecho lo que Una cosa son los discursos públicos y otra dental es obra exclusiva de la conciencia demográfica neomalthusiana y la universalización de
se decía que se hacía. Una cosa son los cosa son los hechos íntimos; o sea que, aun- los anticonceptivos. Sin embargo, en el siglo XX también se ha reducido la fertilidad humana
«discursos públicos» y otra cosa son los que en el discurso público todo era cópula (sobre todo la masculina), también hemos incrementado nuestro conocimiento de la repro-
heterosexual, en los hechos íntimos la di- ducción humana y, además, se han incrementado los permisos para realizar otras conductas
«hechos íntimos». xyzn
versidad era mucha. Ahora bien, gracias a diferentes al coito heterosexual; todo lo cual ha contribuido a incrementar las pautas eróticas
la anticoncepción esta diversidad disminuye y todos los heterosexuales hacen ahora lo mis- no conceptivas (encuentros homosexuales, encuentros no coitales, encuentros coitales en pe-
mo: eso que los gazmoños denominan «relación sexual completa»; o sea, que se limita al coi- riodos infecundos, etc.). De hecho, los muy mal llamados «anticonceptivos naturales» (en re-
to. En fin, jodienda. alidad se trata de «aconcepción») son el resultante de este mayor conocimiento la fisiología pro-
creativa.

E
A su vez, la progresía laica y la izquierda política (parlamentaria y extraparlamentaria) han l siglo XX ha permitido –incluso normali-
hecho del preservativo una bandera; incluso diseñando y financiando con dinero público la Se ha insistido tanto que parece indis- zado– otras encuentros amorosos diferentes al
política comercial de una industria que cotiza en bolsa y obtiene lucrativo beneficio (la del cutiblemente cierto, pero no es verdad coito heterosexual. Lo que otrora, fueron «per-
látex profiláctico). Los folletos institucionales «pro-anticonceptivos» (¡vaya distorsión del len- que los anticonceptivos hayan separa- versiones degeneradas» pueden ahora ser «di-
guaje!) han logrado lo que no había logrado la amenaza eclesial de fuego eterno: extermi- do el placer de la reproducción. Esta vertimento y diversidad generalizada». Con
nar definitivamente el pecado de Onán (o sea, el «coitus interruptus»). Ahora bien, esta vic- conexión es cierta en la fisiología mas- ello emerge un comportamiento erótico no con-
toria antionanista no se ha logrado por «aquella santidad» de entonces, sino por «esta sanidad» culina (en la que orgasmo y eyacula- ceptivo, conformado por: encuentros homose-
de ahora. Desde luego, nunca tuvo tanto éxito el combate contra las «prácticas degeneradas» ción coinciden); sin embargo en la xuales, encuentros no coitales, encuentros coi-
como cuando se ha llevado a efecto mediante el ardid de los «métodos anticonceptivos». anatomía y en la fisiología femeninas se tales en periodos infecundos... xyzn
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distingue perfectamente lo genésico y lo hedónico. Tanto que, como ya hemos visto en otro n La deginización de la reproducción humana. Cada vez más, la reproducción humana no
Comprimido anterior, en los genitales femeninos «lo reproductor no es sensible y lo sensible es «res femenina», sino «materia relacional», «materia demográfica» y «materia política». A
no es reproductor». Y la evidencia es tan rotunda que resulta difícil confundir lugares y fun- su vez, cada vez más, se viene produciendo una sanitarización y una farmacologización de
ciones que «no son muy distantes, pero sí son muy distintas». la función reproductora; así ocurre especialmente con: concepción, anticoncepción, fertili-
dad, esterilización, embarazo, aborto, parto y puerperio. Conviene reflexionar sobre este
Además, en la hembra humana –al contrario que lo que ocurre en el resto de las hembras ma- inquietante interrogante, pues las mujeres están perdiendo este «territorio íntimo» al mis-
míferas– el clítoris ocupa una posición extravaginal; o sea, aconceptiva. Del mismo modo, la mo tiempo que han adquirido conciencia de que han de ganar «territorio público».

L
fisiología del deseo femenino no está n La universalización de la decisión genésica planificada. Cada vez más se ha instalado
a mujer es la única hembra mamífera que puede
sometida al dictado hormonal con la prescripción (o la exigencia) de que los hijos han de venir como fruto de un consenso pre-
sentir «ardor sexual» al margen del «estro» y la propósito reproductivo. El resto de vio entre progenitores, los cuales –de común acuerdo– deciden el cómo, el cuándo y el cuán-
única que puede gozar de los «placeres de la las hembras mamíferas desean, se ha- to de los hijos. Así, los hijos ya no son hijos del «deseo erótico» de los amantes, sino que
carn»e al margen del «genésico». Sin embargo, cen desear y son deseadas exclusiva- son hijos del «anhelo genésico» de los progenitores; o sea, cada vez más el coito concep-
durante siglos, se le ha prescrito que se comporte mente durante el estro (o celo), que cional es «genésico, pero anahedónico y anaerótico» (justo lo que san Agustín proponía y
«como si» fuese una hembra mamífera conven- coincide con el periodo ovulatorio. este fenómeno contraceptivo está logrando).
cional (como si tuviese estro, como si tuviese clí- Pero el deseo erótico femenino – n La demografización de la decisión íntima de tener hijos. Cada vez más, la concepción

toris intravaginal, como si su placer dependiese como el masculino– es un deseo neu- no es el resultado de un recorrido emocional y un encuentro erótico, sino el resultado de
del macho y como si su deseo estuviese unido a ronal que emerge en el diálogo con una responsabilidad demográfica y una decisión política.
inductores externos; así que la mujer n La financierización de la responsabilidad parental. Cada vez más, los hijos no son hi-
su instinto reproductor). xyzn puede desear, hacerse desear y ser de- jos de una Hoja de Ruta existencial y amorosa diádica sino el resultado de una Hoja de Cál-
seada en cualquier momento de su ciclo y absolutamente al margen de su fertilidad. Con lo culo Financiero.
cual la mujer es la única hembra mamífera que puede sentir «ardor sexual» al margen del es-
tro. Luego la única que puede gozar de los placeres de la carne al margen de cualquier pro- En resumen, cada vez más, los «hijos deseados» no son «hijos del deseo» entre los amantes,
pósito genésico. sino «hijos de la planificación» (familiar, convivencial, financiera, demográfica...) de «candi-
datos progenitores» que quieren ser buenos padres y buenos ciudadanos. Así, los «embarazos

C
Lo que sí han separado los anticonceptivos es «el coito» de «los hijos»; o sea, «las eyaculacio- no planificados» acaban siendo de-
ada vez más, los «hijos deseados» no son «hijos
nes» de «las concepciones». Los anticonceptivos están sirviendo para «eyacular dentro» «sin pre- nominados «embarazos no desea-
ñar». No es malo que tengamos conducta conceptiva sin propósito conceptivo. Empieza a ser dos» y acaban pareciendo «embara-
del deseo» entre amantes, sino «hijos de la pla-
malo cuando mentimos sobre ello (a otros o a nosotros mismos) o cuando hacemos «eso» sin zos indeseables». nificación» entre padres. Así, los «embarazos
ser «eso» lo que realmente queremos hacer. Y aún más –y esto puede resultar lo peor de todo– no planificados» son denominados «embarazos
: puede que pasemos por el aro (uno, único y universal) como si no hubiese alternativas, sub- Es difícil entender cuáles pueden ser no deseados» y acaban siendo «embarazos in-
jetividad y diversidad. Como si no hu- los motivos de la detracción anti- deseables». xyzn

N
biese otros comportamientos más allá de o tienes que pasar por el aro como si no hu- maternal, antigestacional o anti-
los conceptivos; como si no hubiese biese alternativas. Como si no hubiese otras conceptiva típicamente progresista y típicamente contemporánea. Los anticonceptivos –y su
otros métodos más allá de los anticon- «conductas» más allá de las conceptivas; ideologización– han contribuido a problematizar y a estigmatizar la gestación y la concep-
ceptivos. como si no hubiese otros «métodos» más ción, incluso semánticamente. Así, deberíamos de preguntarnos, ¿por qué «anti»?, ¿cuál es el
allá de los anticonceptivos. xyzn enemigo?, ¿es la concepción un hecho malicioso, nocivo o tóxico que haya de ser evitado?
Aunque se ha dicho que la anticoncep- Tiene algún sentido que usemos denominaciones como: antibiótico, anticelulítico, antide-
ción ha liberado a la mujer de su antigua colonización, podría decirse que también está con- presivo, antiespasmódico, antiinflamatorio, antihistamínico, antipalúdico, antipirético, anti-
tribuyendo a nuevas formas de colonización cuales puedan ser: tetánico... Incluso en estos casos podríamos reflexionar sobre la pertinencia del belicismo sub-

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S
yacente, pero al menos es coherente cierta beligerancia frente a bacterias, inflamaciones, es- portamientos a los fines que se pre-
pasmos, fiebre, depresión, etc. Lo que no se sostiene es posicionarse contra la concepción on muchos los juegos que no embarazan. La lista tenden. Son muchos los juegos –
es tan amplia como la imaginación pueda imagi-

L
como si fuese un problema, una enfermedad, muy placenteros y muy amorosos; o
un síntoma, una infección...
a anticoncepción no ha servido para que nar. Todo... salvo lo que, durante siglos, nos han di-sea, hedónicos y eróticos– que no
los hombres y las mujeres disfruten cho que teníamos que hacer. xyzn embarazan. La lista es tan grande
De hecho resulta contradictorio que allí don- más, sino para que tengan menos te- que se puede incluir todo lo que la
de la apuesta pretende ser positiva (materni- mor de las consecuencias conceptivas de imaginación pueda imaginar, menos una única cosa: la que, durante siglos, nos han dicho que
dad y paternidad voluntaria y responsable, hi- sus conductas conceptivas. x y z n obligatoriamente teníamos que hacer. Así pues, si por la razón que fuere no realizas ese com-
jos deseados, políticas demográficas sensatas y portamiento concreto, no tienes por qué abstenerte. Puedes hacer cuanto te plazca. Incluso
sostenibles, etc.), la nominación sea negativa, reactiva y beligerante. El término denota –y pro- puedes probar a abstenerte de abstenerte.
picia– una actitud de combate y prevención frente a la concepción, con lo que acabamos que-
riendo evitar embarazos como quien quiere evitar accidentes, enfermedades o delitos. En tercer lugar, dos recordatorios. Uno: recuerda que, en los periodos infértiles, todas las con-
ductas son infecundas. Dos: recuerda que, en los periodos fértiles, sólo el eyaculado intra-
11.4 Sugerencias para una gestión conceptiva sensata vaginal es fecundo.

D
os recordatorios: en los periodos infértiles,
Dedicaremos este apartado a ofrecer algunos consejos y sugerencias sencillas de ser pensadas Si las condiciones son «periodo fértil, no de- todas las conductas son infecundas; en
y fáciles de ser realizadas en relación a una política conceptiva sensata. seo de concepción, sí deseo de eyaculación», los periodos fértiles, sólo el eyaculado

En primer lugar, puedes alejarte de las guerras de moral sexual entre «progres» y «regres». En
el truco es «eyacular fuera de la vagina».
Por cierto, «fuera de la vagina» no siempre
intravaginal es fecundo. xyzn
la cama puedes comportarte al margen de tu ideología política. Puedes hacer y deshacer en quiere decir «en la tierra» o «en la sábana»; hay muchos «fueras» y hay varios «dentros». Si las
la cama según tu entera voluntad y absolutamente al margen de cualquier discurso público condiciones son «periodo fértil, deseo de eyaculación intravaginal, no deseo de fecundación»,
(incluso del tuyo propio). Más aún, puedes –en complicidad con tu amante– hacer cosas que pueden usarse fórmulas puntuales y contingentes (por ejemplo, un «método de barrera»). Y
jamás contarías que haces, o que nunca habrías imaginado que pudieras atreverte a hacer. Pue- aún hay otras combinaciones de condiciones, así que no siempre y necesariamente se ha de
des, incluso, probar cosas que ni siquiera sabes si quieres hacer pero que sí sabes que tu pa- eyacular (ni dentro ni fuera) y no necesariamente el momento del encuentro ha de ser el fe-
reja quiere hacer. Puedes hacer algunas cosas «porque te gustan», otras «porque le gustan» y cundo.
otras «porque os gustan»; incluso otras «para ver si os gustan». Son diferentes gustares, pero
todos los gustos son legítimos en el marco de la íntima complicidad de amantes que se pro- Si se tiene claro que siempre –o la mayor parte de las veces– va a haber eyaculación intra-
curan gozos. Así: te gusta que le vaginal (porque no se quiere o no se sabe hacer otra cosa); y si además no se quiere estar mi-

T
odos los gustos y gozos hedónicos son legítimos en guste y te da gusto su gusto; te rando –comprobando, calculando– si el periodo es fértil o no; o si además no hay mucha se-
la íntima complicidad de los amantes que se procu- gusta mucho degustar que le guridad (incluso hay desconfianza) en uno mismo o en el otro, pueden usarse los recursos que
ran placer. Te gusta que le guste y te da gusto su gusta que te guste; te gusta que son del todo ajenos a la conducta erótica. Por ejemplo: anovulatorios (píldoras, anillos, par-
gusto. Te gusta mucho degustar que le gusta que te le guste tu gustarte que le gusta ches, inyecciones...) o el DIU.

M
guste. Te gusta que le guste tu gustarte ... Efectiva- que te guste. Es impresionante
mente, los gustos y los gozos íntimos se reflejan y confirmar cómo los gustos ínti- uchas parejas, en el encuentro con propósito Finalmente, si alguien quiere ser es-
mos se reflejan y multiplican genésico, se olvidan del juego amoroso y de téril para el resto de su vida, puede
se multiplican como espejos enfrentados. xyzn como espejos enfrentados. los gozos hedónicos. Con ello hoy hay emba- recurrir a los métodos quirúrgicos
razos que hubiesen pasado el «control de san- definitivos (vasectomía o ligadura de
En segundo lugar, no hay por qué elegir entre «eyaculado intravaginal anticoncebido» o «abs- tidad» del adusto San Agustín (genesia no trompas). Lo primero es cirugía me-
tinencia periódica». Consiste en tener recursos y destrezas amatorias para ajustar los com- hedónica). xyzn nor poco intrusiva; lo segundo, es

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una operación con todas las de la ley (lo que incluye preoperatorio, anestesia y postopera- No todo es un asunto de estimación, sino que también está el asunto de la atribución. Los
torio). comerciantes de productos anticonceptivos se atribuyen para sí –incrementando así las esti-
maciones sobre su eficacia– condiciones y factores que no proceden, pues nada tienen que
Si sí se desea el embarazo, se incrementa mucho la embarazabilidad (recuérdese que siempre ver con la eficacia del método. Por ejemplo, mucha de la eficacia de los «métodos contin-
es un asunto probabilístico) «apuntando bien»; o sea, eyaculando dentro de la vagina en el gentes» (incluso mal usados) es debida a que se usan en momentos en los cuales la mujer no
momento adecuado. Lo mejor: coincidiendo con la ovulación o en las horas inmediatamen- es fértil; pero esta eficacia puntual no es imputable al método, sino al momento.
te anteriores. Por cierto, muchas parejas, en el encuentro con propósito genésico, se olvidan

L
del juego amoroso, de la excitación erótica y de los gozos hedónicos. Con ello hay, hoy más a eficacia de cualquier método en el periodo de La eficacia de cualquier método en el pe-
que nunca, embarazos que hubiesen pasado el «control de santidad» del adusto san Agustín. sangrado menstrual es exactamente la riodo de sangrado menstrual es práctica-
Tengo un amigo que los llama «polvos misma: prácticamente absoluta. x y z n mente absoluta; así que, en este periodo,

Q
ue cada uno haga como quiera pero que sepa biológicos» y son encuentros sosos y no hay variaciones entre el preservativo,
que puede hacerse de otros modos. Personal- aburridos, pero eficaces en cuanto a el DIU, la píldora, el coito interrumpido o el eyaculado intravaginal pidiendo a los dioses que
mente recomiendo (a parejas constituidas y «logro genésico». sean clementes. Ahora sí, este último método –el de rezar– es el mejor sistema de producir
dispuestas a que no todo sea cálculo racio- una concepción en caso de que la mujer esté ovulando. Pero, paradójicamente, el segundo
nal) que den margel a que el cuerpo «irra- Que cada uno haga como quiera, mejor –en este caso concreto– es la muy eficaz píldora. Me explico: en principio la píldora
cional». tome sus propias decisiones y ha- pero que todos y todas sepan que, impide la ovulación (luego el supuesto no puede cumplirse) pero, si se cumple (o sea, si el
gan lo que les parezca. x y z n también, puede hacerse de otros mo-
dos. Por ejemplo, sabido que ella está
método falla y la mujer ovula), se facilita que todo lo demás falle, porque la usuaria se com-
porta «como si» no estuviera ovulando.

T
ovulando (lo cual puede saberse con certeza, sin presunciones y recurriendo a evidencias) es En este caso, como en muchos otros, iene gracia que atribuyamos tanto éxitos
el momento propicio para proponer, generar, crear... inductores que humedezcan y calien- suponer inciertamente la eficacia dis- como fracasos al «método anticonceptivo»
ten el ambiente relacional. También hay otro modo, precisamente el más clásico de todos: minuye ésta. (aislándolo del resto de variables). xyzn
hacer lo que apetezca y que salga lo que Dios quiera. Aunque parezca broma –o provoca-
ción– lo recomiendo mucho. Por supuesto, en parejas constituidas que están dispuestas a que Muchas parejas que usaron inadecuadamente un método en un momento de infertilidad, atri-
no todo sea decisión y «cálculo racional»; incluso que estiman que hay margen para que el buyeron el éxito al modo del uso (y no al momento del uso). Posteriormente pudo fallarles
cuerpo irracional también tome sus propias decisiones no calculadas. el método –incluso habiéndolo usado mejor– sólo porque lo utilizaron en otro momento di-
ferente. Y puede ocurrir también que atribuyan el fracaso al método (y no al momento). Así
11.5 Eficacia anticonceptiva pues, no se trata sólo de la probabilidad del método, sino de la probabilidad del momento.
Tiene gracia que atribuyamos –tanto éxitos como fracasos– al propio método, aislándolo del
Digan lo que digan quienes se dedican a su venta y promoción, ningún método anticoncep- resto de variables, haciendo explicaciones mágicas y sacándolo de la lógica de la vida.
tivo es absolutamente eficaz. Tampoco ninguno de ellos es «el más eficaz». La eficacia 100%

D
no existe. Quien la promete, miente (o sea, Finalmente, los éxitos y los fracasos dependen mucho más de la sensatez y el conocimiento
no es creíble). Ahora sí, quien no la preten-
igan lo que digan quienes se dedican de los amantes que del propio método.
de, también hace trampas (o sea, no es fia- a su venta y promoción, ningún mé-
ble). A su vez, que algo no tenga un 100% de todo anticonceptivo es absolutamente 11.6 Fallas y fallos contraceptivos
eficacia no quiere decir que tenga un 0% de eficaz. Tampoco ninguno de ellos es «el
eficacia. No se trata de «todo» o «nada». En más eficaz» de todos. xyzn Los fallos contraceptivos son muchos y múltiples: falla la información previa, falla el cono-
este asunto de la eficacia contraceptiva, como cimiento general, fallan los recursos mismos, fallan los procesos de fabricación, fallan los al-
en muchas otras cosas de la vida, las cosas no son «sí» o «no», sino «depende». Con lo que no macenamientos y mantenimientos, fallan los usos...; pero, sobre todo, fallan las personas y
hablamos de relativismo, sino de probabilidad. fallan las relaciones. Porque la eficacia del método no depende sólo del propio método, sino

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de quienes lo usan. Hay parejas que fa- canza tal gracia. Todos y cada uno de ellos tiene algún punto débil. Conocer estos fallos ayu-
llan usando determinado anticonceptivo os fallos de los anticonceptivos son muchos y da a mejorar su eficacia.
porque no lo usan adecuadamente, y de- múltiples (información previa, conocimiento
terminados métodos –supuestamente general, procesos de fabricación, almacena- Los puntos débiles del preservativo son la inadecuada colocación, la ruptura y el «olvido» in-
muy eficaces– fallan más en determina- miento y mantenimiento, usos,...) pero, so- travaginal. El preservativo debe colocarse antes de la penetración y además prevenimos su
das parejas que en otras. O dicho de otro bre todo, fallan las personas y fallan las re- posible ruptura si lo compramos y guar-

A
modo: el coito interrumpido de algunas laciones. La eficacia del método depende, damos adecuadamente (la cartera o la los métodos contraceptivos les exigimos
parejas es más eficaz que el preservativo sobre todo, de las personas que lo usan y de guantera del coche no son lugares para una cualidad divina: la infalibilidad. Pero
de otras; y el preservativo o el diafragma que permanezcan durante meses). Debe ni uno sólo de ellos alcanza esa gracia. To-
su relación. xyzn
de algunas parejas es más seguro que la evitarse que el reservorio quede hinchado dos tienen algún punto débil. xyzn
píldora o el DIU de otras. Por lo tanto, hablar de métodos –al margen de personas, relacio- con aire (manteniéndolo apretado con los
nes, comportamientos, interacciones y momentos– es una estupidez y un sinsentido. dedos mientras se ajusta al pene); con ello se reduce notablemente la posibilidad de ruptu-
ra. Además, retirarse antes de la total pérdida de la erección posteyaculatoria y acompañar

E
l más habitual de los fallos anticoncepti- El más habitual de los fallos anticonceptivos con los dedos la maniobra de extracción del pene para evitar que el preservativo quede en
vos es la inhabilidad comunicadiva de –común a todos los métodos y sumamen- el interior de la vagina.
una pareja que tiene mucha intimidad te frecuente– es la inhabilidad comunicati-
(para realizar el coito) pero poca confianza va en el marco de una relación erótica que Los errores del diafragma suelen ser debidos a la inadecuada colocación o retirada y a la no
tiene mucha intimidad para realizar el coi- utilización de crema espermicida. Así pues, las usuarias del diafragma deben tomarse el tiem-
(para hablar sobre ello). xyzn to pero poca confianza para hablar sobre po necesario (tanto para colocárselo bien como para luego quitárselo).
ello; que tiene mucha madurez para realizar la cópula pero poca para gestionarla. La mayor
parte de las fallas y fallos ocurren por no hablar, no aclarar, no entenderse o darlo por so- Los óvulos vaginales requieren un tiempo para derretirse en el medio vaginal. La prisa –so-
breentendido. Y por debajo de ello, suelen encontrarse: vergüenzas, pudores, temores, fal- bre todo de ellos– suele ser causa de fallos y sustos. Aprovechar ese tiempo para regalarse mu-
ta de intimidad, temeridad o poca confianza. Todas estas características (comunicativas, re- tuamente con caricias y cariños mejora no sólo la eficacia, sino el ambiente relacional. Con-
lacionales, emocionales...) propician condiciones que hacen que los métodos (especialmente, siste en que los amantes también se derritan mientras el óvulo hace lo propio.
los contingentes*) disminuyan su eficacia. Por ejemplo, muchos preservativos que sí estaban
«preparados» (en el bolso de ella y en el bolsillo de él) no estuvieron «listos, ya» cuando aque- Los enemigos ocultos de los anovulatorios orales (las píldoras) son las afecciones gastroin-
llo del disparo; o sea, acabaron todos (los dos amantes y el condón) haciendo el tonto. testinales; así que diarreas y vómitos son responsables de que la gragea ingerida no sea me-
*[Llamamosmétodoscontingentesaaquelloscuyacolocaciónopuestaserealiza«insitu»,porlotantosulaeficaciade- tabolizada. Así mismo, olvidos e irregularidades horarias en su toma reducen su eficacia.
pende,engranmedida,delaadecuadayoportunacolocación.]
Torceduras, lumbalgias e infecciones reducen la eficacia del DIU a causa de los antiinflama-
Saber decir «esto no» o «así no», verbalizar de una manera explícita si se han tomado o no torios que suelen prescribirse para estos casos. Especialmente cuando estos son orales y de ac-
precauciones anticonceptivas, y –sobre todo– tener recursos eróticos diferentes al coito con ción sistémica, la usuaria del DIU debe te-

H
a de evitarse la falsa elección entre el coito nerlo en cuenta pues su método reduce su

S
eyaculado intravaginal son claves que
aber decir «esto no» o «así no», verbalizar de arriesgado y el no hacer «nada de nada». eficacia mientras esté siguiendo un trata-
aumentan sobremanera la eficacia con-
forma explícita si se han tomado precauciones Afortunadamente hay muchas posibili- miento de este tipo. El endometrio se
traceptiva.
anticonceptivas y, sobre todo, tener recursos
eróticos diferentes al coito con eyaculación
dades intermedias. xyzn «protege» frente al DIU generando una
Por otro lado, a los métodos contracep- microinflamación que impide la anidación
tivos les exigimos una cualidad divina: la intravaginal son claves que aumentan la (pues la piel inflamada queda lisa y no permite que el cigoto prenda). El antiinflamatorio cam-
infalibilidad; pero ninguno de ellos al- eficacia contraceptiva. xyzn bia esta «ecología uterina».

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COMPRIMIDOS DE SExO PARA PENSAR / COMPRIMI2.1 / GENuS 12 / FAbRICACIÓN DE ANGuSTIAS

Los métodos de ritmo (temperatura basal, moco cervical, etc.) requieren de un profundo y
sistematizado conocimiento del cuerpo, de los ciclos y de las irregularidades personales. Desa-
tender estas últimas suele ser la razón de errores indeseados.

Ha de evitarse la falsa elección entre el coito arriesgado y el «nada de nada». Afortunadamente


hay muchas y gratificantes posibilidades intermedias: todas las que la imaginación ofrezca. Re-
cuérdese que el resto de conductas eróticas (absolutamente todas las demás) son, de sí, acon-
ceptivas. Vamos, que no pueden producir concepción alguna. Y es que dos buenos amantes
con buen rollo combinan perfecta-

L 21
os buenos amantes con «buen rollo» combinan mente la responsabilidad y la sensatez
perfectamente la responsabilidad y la sensatez con la pasión, la ternura, la complici-
con la pasión, la ternura, la complicidad, el dad, el atrevimiento, la trasgresión, el
atrevimiento, la trasgresión, el romanticismo, romanticismo, la fusión, el placer…
la fusión, el placer... xyzn
CAPÍTULO 12
FABRICACIÓN DE ANGuSTIAS
y GENERACIÓN DE PATRAÑAS

Como ya se ha reiterado a lo largo de este volumen, nuestro saber sexual es una amalgama
de mito e ignorancia que se ha ido acumulando a lo largo de los siglos. Ahora bien, este de-
rrubio de creencias mágicas, míticas y precientíficas tiene un manifiesto sesgo sexomísico (de
aversión y aborrecimiento de lo sexual); pues, desde hace tres milenios, el sexo se ha rela-
cionado con lo sucio, lo repugnante, lo nauseabundo, lo peligroso, lo alarmante, lo peca-
minoso, lo delictivo, lo patológico... Y cuando no se ha asociado con todo lo anterior ha sido
porque –de sí– ya era todo eso, sobrentendiéndose y sin necesidad de insistir sobre ello. Por
tanto, todo aquello susceptible de acompañarse con el adjetivo «sexual» es tenido por «lacra
que ha de evitarse» y, en consecuencia, por «materia susceptible de profilaxis». A su vez, des-
de muy antiguo se ha sabido que preve-

D
esde hace tres milenios, el sexo se ha rela- nir es «evitar lo malo» y esto ha de ser
cionado con: lo sucio, lo repugnante, lo hecho «cuanto antes» para que así «lo
nauseabundo, lo peligroso, lo alarmante, lo malo no malicie demasiado» (tratando
pecaminoso, lo delictivo, lo patológico. Lle- de evitar que «la manzana podrida aca-
gados al siglo XX!, mantener tal asocia- be pudriendo todo el cesto»).
ción es maldad y/o ignorancia. x yzn Como lo sexual es, desde siempre, «ma-
teria para la prevención», son muy antiguas las figuras de autoridad –que pueden estar insti-
tucionalizadas y profesionalizadas– que se han dedicado parcial o exclusivamente a esta pro-

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COMPRIMIDOS DE SExO PARA PENSAR / COMPRIMI2.1 / GENuS 12 / FAbRICACIÓN DE ANGuSTIAS

L L
filaxis de las lacras sexuales. Así, estos mente Sano y Saludable» (Sanitas). Incluso se
os «profilactas sexuales» nos previenen –con la os «Guardianes de Puritas» guardan –
profilactas escribieron el Levítico dedi- han transformado en aguerridos defensores
cando un capítulo a la cuestión de los
excusa de sus peligros– del pernicioso sexo. Son desde hace tres milenios– la «purísima e del Honor y la Honra femeninos (o sea, Mu-
«flujos genitales». Este capítulo ha servi- casi siempre curas y curadores, jueces y juz- inmaculada Pureza» y combaten las lieris Dignitas). Incluso insistiendo sobre aque-
do para que «la autoridad divina» estu- gadores, doctores y docentes, alguaciles y «impuras impurezas». Además, llegados lla antigua idea de que la dignidad femenina
viese del lado de los que combatían el aguafiestas. Son puritanos que sienten aver- al siglo XXI, también cuidan las esencias se haya «entre las piernas».
sexo. sión por el sexo y lo combaten. ¡No permitas del «Amor Verdadero» y procuran un sexo
que te contagien sus aversiones! x y z n «verdaderamente Sano y Saludable». Así Estos Guardianes de Puritas (y Caritas, y Sa-
Llamamos «profilactas sexuales» a las fi- que ya no es sólo «Puritas» sino también nitas y Dignitas) han abanderado la «cruzada
guras dedicadas a la prevención de los (supuestamente funestos e inadvertidos) peligros del sexomísica» desde aquel «Génesis» hasta esta
sexo; incluso dada su «condición perniciosa», a quienes nos previenen del propio sexo (de-
«Caritas» y «Sanitas». xyzn «Guerra de las Galaxias»; pero sobre todo
seos, conductas, naturaleza, esencias, diversidades, tentaciones...). Se trata de profesionales han colonizado toda la profilaxis sexual, convirtiendo al sexo en el gran «agente séptico» y
altamente especializados que casi siempre han surgido de entre las filas de curas y curadores, en el gran productor de la más sucia de todas las suciedades: la perdición del alma por cau-
jueces y juzgadores, doctores y docentes, alguaciles y aguafiestas. En cualquier caso, fuese cual sa de la perversión genital. Para todo ello han producido una milenaria asociación entre el
fuese su procedencia original, siempre han tenido –y siguen teniendo– una predisposición com- sexo y la tríada «suciedad-maldad-enfermedad». Esta asociación está tan enraizada en el ima-
prometidamente combativa frente al sexo y un marco ideológico puritano. ginario colectivo occidental que una forma de ensuciar, malignizar o patologizar es, senci-
llamente, sexualizar. Así, cualquier cosa que tenga el adjetivo «sexual» queda aún más reba-
Han sido estos profilactas quienes han producido la mayor parte del conocimiento sexual; por jada o connotada; por ejemplo, los términos: infección, acoso, delito, enfermedad, agresión,
ello el saber antiguo sobre el sexo tiene su inconfundible sello (puritano) y su incombustible discriminación, utilización, intención... son términos que ya están negativamente connotados,

N
sesgo (sexomísico). Por esta razón ha ser- pero adquieren una connotación negativa aún mayor si se acompañan con el adjetivo sexual.
uestro saber sexual es una amalgama de vido –y ha querido servir– como «agentes Del mismo modo, son necesarias fórmulas purificadoras, sanadoras, amortiguadoras o salví-
mito e ignorancia que se ha acumulado de fabricación de angustia». Sobre esta ficas cuando se pretende que el adjetivo sexual tenga una cierta dignidad (por ejemplo: afec-
durante siglos, formando un derrubio de cuestión de las angustias y las prevencio- tivo-sexual, psico-sexual, sexual y reproductivo, salud sexual...). Con esta misma lógica, el pen-
creencias que muchas veces fueron he- nes (especialmente de las angustias pro- samiento feminista ha creado un «género» que permite hablar del sexo sin mencionarlo y un
chas por la «sinrazón profiláctica» para la ducidas por las propias prevenciones) «sexismo» que permite descalificar al sexo en su misma línea de flotación (por su inequívoca
«fabricación de angustia». xyzn quiero reflexionar en este último Com- condición de ser un «productor de diferencias»); o sea, acusándolo de ser «agente de discri-
primido de esta primera entrega. Se trata minación».
de proponer una cierta «profilaxis anti-profiláctica» que sirva para prevenir de las prevenciones
de quienes, desde fuera, nos previenen de nuestros íntimos adentros. Muy especialmente, el puritanismo ha combatido, difamado y condenado todo cuanto pu-
diera tener alguna relación con la diosa Hedoné (que representa el placer sensual y senso-
12.1 Los Guardianes de Puritas rial). De este modo, lo que hace peculiar a la doctrina puritana es su encendida antihedo-

H
nia y su antiafrodisia que se
Denomino «Guardianes de Puritas» a quienes durante milenios guardaron la «purísima e in- expresa en un combate sin
an convertido el sexo en el gran «agente séptico», el
maculada Pureza» (que lo era del alma, aunque su obsesión siempre fuese la Carne y el cuer- cuartel contra: la lubricidad, la productor de la más sucia de las suciedades y causa
po) para lo cual combatieron contra las «impuras impurezas» que la amenazaban. Aquellos lujuria, la lascivia, la volup- de la «perdición del alma». Para ello han producido
antiguos guardianes de Puritas han llegado incólumes hasta nuestros días reconvirtiéndose en tuosidad, la concupiscencia, la una asociación entre sexo y «suciedad-maldad-en-
los contemporáneos guardianes de Caritas y de Sanitas; pues hoy no sólo guardan aquellas masturbación, la pornografía, fermedad». Además han combatido los usos no ge-
reliquias de la incorrupta Pureza (Puritas), sino que se han convertido también en los cuida- la promiscuidad, la prostitu- nésicos de los genitales (sobre todo los usos eróticos,
dores de las esencias del «Amor Verdadero» (Caritas) y los promotores del sexo «verdadera- ción, el erotismo, la sensuali- hedónicos y afrodisiacos). xyzn
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dad, el deseo erástico*, la provocación eroménica*, la excitación sexual, el gozo afrodisía- Aunque aquel paleopuritanismo religioso y este neopuritanismo laico no son del todo igua-
co, la seducción erótica, los encuentros amorosos ocasionales, las múltiples y diversas eras- les (incluso, cuando no se alían, combaten por el liderazgo de la moral sexual) sí coinciden
tias y lagnias*, las expresiones o gestos tenidos por procaces (corporales, de vestimenta, ar- en sus cuatro rasgos de mentalidad característicos: a) la megalomaníaca condición de sí, que
tísticas, publicitarias, etc.), la danza, la chanza, lo obsceno, lo sicalíptico… A su vez, también presupone una convencida superioridad moral devenida de su finalidad salvífica universal;
se combaten las propias características de «lo sexual» (corporeidad, materialidad, diferencia, b) la insistencia en escarbar en «el interior» (en lo psíquico, en lo íntimo, en lo privado, en lo
diversidad, anhelo de búsqueda, instintos, emocionalidad, atavismos, biologicidad, anima- secreto, en lo introspectivo…); c) la obsesión normativa, normalizadora y fiscalizante que pro-
lidad, evolución, subjetividad, sensorialidad, etc.). cura una permanente regulación de «lo

E
*[Erastia:cualidaderóticadedesearunobjetodeseado(erómenos).Eromenia:cualidaderóticadedesearserdeseadopor l dilema de nuestro tiempo ya no es «des- otro» y de los otros; y d) la combativi-
unsujetodeseantecuyodeseosedesea.Lagnia:Excitaciónerótica.] exualizarse para purificarse» sino «despuri- dad sexomísica.
tanizarse para sexualizarse». xyzn
Los guardianes han combatido muy especialmente los usos no genésicos de los genitales (so- Considero que hemos alcanzado un gra-
bre todo eróticos, hedónicos o afrodisiacos); así, han reiterado hasta la saciedad que el en- do suficiente de conocimiento y civilización sexológico para entender que ninguna materia
cuentro carnal sólo es legítimo cuando está animado por el propósito de «producir prole». sexual debe de ser despreciada, ensuciada o combatida. Al contrario, en tanto que promo-
Nos han repetido que resulta especialmente ilegítimo o inmoral (incluso pecaminoso, tóxi- vemos el valor del sexo (más aún: el valor de los sexos, con todos sus hechos subyacentes)
co, nocivo, patológico, abusivo, criminal...) pretender gozo hedónico o propiciarlo o pro- entendemos que esta materia ha de ser comprendida, estudiada y estimada. Entiendo, ade-
pender hacia él; más aún, si tal placer se pretende –desnudo y descarnado– sin otro propó- más, que hemos alcanzado madurez intelectual suficiente para combatir (más bien desconsi-
sito que la misma intención de gozar de la carne, pues, como señalaba el estoico Séneca derar y despreciar) a quienes combaten, ensucian, desprecian o difaman al sexo; o sea, so-
(coetáneo de Cristo): «nada debe ser hecho por placer». En otro tiempo todo esto era «de- mos lo suficientemente adultos para prevenirnos de sus preventivas prevenciones. Pues hoy
generado» pero ahora se recurre a «insano». Las fuentes antiguas de legitimidad eran Dios y ya sabemos que el dilema de nuestro tiempo no es aquel «desexualizarse para así poder pu-
la Biblia; ahora son Salud y Ciencia. Ahora bien, esta Salud es (sospechosamente) sexual y re- rificarse» sino este «despuritanizarse para así poder sexualizarse».
productiva) y esta Ciencia no es (sospechosamente) sexológica.
Es muy probable que estemos diseñados para tener respuestas altamente reactivas y aversi-
Estos adustos guardianes, aún hoy, suelen subrayar –con agria mueca y severo tono– que ese vas frente a «lo sucio», «lo inmundo», «lo putrefacto», «lo séptico»; o sea, «lo impuro». Des-
sexo que ha de evitarse es «lascivo y lujurioso». Aunque ahora más bien dicen que es «mera- de luego el asco o la repugnancia son emociones universales que pueden programarse para
mente sexual», que es «sólo sexo y nada más que sexo», que es «sexo animal» o que es «sexo que se activen con determinados estímulos (que pueden ser abstractos, simbólicos o mora-
biológico». les). De hecho, es común que los adoctrinados en el puritanismo sientan –incluso muestren

L
os «cruzados anti-sexo» ya no son sólo aquellos con exhibicionismo y ostentación– asco y náusea frente a lo sexual. Ahora bien, la asociación
«paleopuritanos religiosos», sino estos «neopu- Los actuales guardianes ya no se cons- entre sexo y putrefacción es inveraz, es primitiva, es pueril, es arcaizante y es tóxica. Ha lle-
ritanos laicos». Sólo cambian las formas y tituyen sólo de aquellos paleopurita- gado hasta la postmodernidad mediante un universal adoctrinamiento infantil llevado a cabo
las firmas, pero se mantiene aquel lema acu- nos religiosos de siempre, sino –tam- con el recurso a la improntación por condicionamiento (clásico y operante); produciéndose
ñado por el estoico Séneca hace dos milenios: bién y fundamentalmente– de estos intensas respuestas emocionales de aversión, repugnancia, aborrecimiento y asco típicamen-
«que nada sea hecho por placer». xyzn neopuritanos laicos de ahora. Así van
cambiando las formas y las firmas,
te puritanas. Esta temprana improntación impide el natural aprendizaje experiencial que aso-
cia, justo al revés, «lo sexual» con «lo placentero» y «lo agradable».
pero se mantiene la «cruzada sexomísica» contra el sexo. Esta cruzada fue otrora «antisexua-
lista» pero es ahora también «antisexista». Así, donde antes se decía «pecado» ahora puede de- La clave futura está en esta variable: prevenir a los niños de estos ascos inducidos, de estos
cirse «delito»; donde antes «perversidad», ahora «adicción»; también se puede intercambiar terrores contagiados y de estas angustias fabricadas. Por eso la fijación puritana contra la se-
«blasfemia» por «sexismo» y «demoníaco» por «machista». Si aquel deseo masculino fue en- xualidad infantil (muchas veces disfrazada como «cruzada antipederasta»). Y por eso, asimis-
tonces «lujurioso y concupiscente» hoy puede ser «objetuador o depredador». En fin, han cam- mo, la erotización pederasta de los angélicos y asexuales prepúberes. Los niños actuales de-
biado las descalificaciones, pero no lo descalificado. ben de ser prevenidos de este perverso combate entre facciones puritanas. La sexualidad

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COMPRIMIDOS DE SExO PARA PENSAR / COMPRIMI2.1 / GENuS 12 / FAbRICACIÓN DE ANGuSTIAS

infantil debe de ser protegida de las agresiones adultas (no sólo de las pederastas, sino tam- 12.2 Creación de «criaturas temibles»
bién y especialmente de las antipederastas).
Uno de los grandes conflictos sin resolver que tienen las sociedades complejas es cómo ges-
No me cabe duda alguna que convertir lo grato, lo amable, lo placentero… en sucio, as- tionar los «meta-problemas», cuales son: cómo juzgar a los que juzgan, cómo mandar a los
queroso, repugnante y reprobable es inmoral, es inhumano, es perverso y es psicopatógeno. que mandan, cómo vigilar a los que vigilan, como regular a los que regulan, cómo someter
Y no ver algo tan sencillo de ser visto es sólo producto del fiero adoctrinamiento funda- a los que someten...; en este caso: «cómo prevenirnos de quienes nos previenen». Más aún
mentalista puritano. Por el contrario, la disociación cognitiva, actitudinal y experiencial en- cuando hemos llegado al extremo de que, con la perversa excusa de que «es mejor prevenir

C
tre «lo sexual» y «lo séptico» es madurez, es conocimiento, es civilización y es cultura. Y he- que curar», acabamos creando muy
on la excusa de que «es mejor prevenir que cu-

E
mos de contribuir a que los niños nocivas «intervenciones preventivas»;
alcancen esta cultura sexofílica que
s común que los adoctrinados en el puritanismo por ejemplo: acciones de guerra con- rar» hemos llegado a peligrosas y nocivas «in-
les sirva para aceptarse y quererse sientan –y muestren ostentosamente– asco y tra la guerra, acciones violentas con- tervenciones preventivas». Así utilizamos gue-
con sus particulares peculiaridades nausea frente a lo sexual. La asociación entre pla- tra la violencia, acciones terroristas rra contra la guerra, violencia contra la
eróticas, hedónicas y sexuales. cer y putrefacción es inveraz, es primitiva, es pue- contra el terrorismo, acciones sexistas violencia, terrorismo contra el terrorismo, se-
ril, es arcaizante y es tóxica. Al contrario, la diso- contra el sexismo, abusos a los abu- xismo contra el sexismo, abuso contra abuso,
Frente a este estado de ignorante ciación cognitiva, actitudinal y experiencial entre sadores, maltratos a los maltratado- maltrato contra el maltrato... xyzn
soberbia y furibundo combate con- «lo sexual» y «lo séptico» es madurez, es conoci- res, agresiones a los agresores, infec-
tra el sexo, promuevo y procuro el miento, es civilización y es cultura. x y z n ciones antiinfecciosas,... Soy consciente de que el asunto es complejo y controvertido; y desde
conocimiento, el reconocimiento y luego no resulta sencillo de resolver, pero puede pensarse con profundidad, por lo que pro-
el estudio del sexo como Hecho, como Idea y como Valor; incluso como Vivencia (quiero de- pongo algunas reflexiones críticas en torno a cómo prevenirse de algunas preventivas pre-
cir, como Experiencia). En mi caso con una pretensión Sexológica, un soporte epistémico sus- venciones que se han convertido en «soluciones clarificantes», cocinadas con una estúpida mez-
tantivo y un talante sexofílico; o sea: con rigor, con coherencia, con respeto y con simpatía. cla de «pensamiento recurrente», «círculo vicioso» y «más de lo mismo».
Creo que se trata de Conocimientos y Valores universales que pueden ofrecerse (que no im-

L
ponerse) a través de la Cultura, la Educación, el Arte y la Ciencia. a actividad preventiva tiende a lo para- La actividad preventiva tiende a lo para-
noide y el profilacta ve enemigos que sólo noide y el profilacta ve enemigos que sólo
Desde un punto de vista sexológico –comprensivo y desprejuiciado– absolutamente nada de están en su mirada y en su imaginación; están en su imaginación y en su modo de
lo que hacen (son, piensan, sienten, expresan, producen...) los seres sexuados es sucio; lue- con lo cual se produce una peligrosa para- mirar, con lo cual se produce una peligrosa
go ninguno de sus anhelos –eróticos o hedónicos– o ninguna de sus interacciones –amatorias doja: acaba produciendo y alimentando paradoja: acaba produciendo –incluso ali-
o afrodisíacas– lo son. Y cuando lo son (que pueden extraordinaria o circunstancialmente ser- aquello que pretende combatir. x y z n mentando– aquello que pretende combatir.
lo) tal suciedad no está causada por la cualidad sexual del comportamiento determinado, sino Y en tanto que da sentido a su vida a tra-
por alguna otra característica negativa que concurre o está asociada. Así, el abuso sexual no vés de este combate, necesita crear las condiciones para no «ceder, cesar o cejar» en el com-
es sucio por ser sexual, sino por ser abusivo (y lo mismo ocurre con la violación, el acoso, la bate (al punto de que el posible éxito del enemigo vencido y desaparecido resulta ser el ca-
infección, la enfermedad, la discriminación, el delito, etc.). Porque, en todo caso, no es «lo mino para el indeseable fracaso de quedarse sin quehacer). Con lo que acaba ocurriendo que
sexual» lo que ensucia a los sujetos (sus características, sus acciones, sus anhelos o sus inter- «nada desea más el bombero que los incendios» (de forma que si faltasen incendiarios, habría
acciones); sino que es el turbio mirar puritano el que ensucia el sexo. Es mentira que el sexo que promoverlos).
sea el «agente septizante» (que ensucia o produce mácula); al contrario, el sexo es el «objeto
septizado» (lo que ha sido ensuciado y maculado). Es necesario un adoctrinamiento purita- Posteriormente, mediante mecanismos de atribución que se confirman a sí mismos, el profilacta
nista para ver esta suciedad, que realmente no está en lo mirado sino en la propia mirada. acaba creando una trama discursiva que puede llegar a ser razonablemente creíble y univer-
Así mismo, ha hecho falta una episteme irracional y fanáticamente sexomísica para mantener salmente creída. De este modo la industria profiláctica crea una criatura, la hace verosímil y pro-
esta obsesiva y torticera difamación del sexo. mueve que se acepte; o sea, genera una creencia (incluso un credo) que se hace tan universal

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C
onviene estar muy precavido con los preca- como potente sea el poder proselitista de tiene las mismas «malas pulgas» este fiero can. Y aunque me muerda, voy a contar brevemente
vidos, tener cuidado con los que promueven quien lo ha creado. la última: con motivo de un virus antiguo y poco agresivo, y una vacuna nueva y poco ren-

E
tener cuidado y –sobre todo– prevenirse de table, se ha creado –y nos han hecho
Sabido lo anterior, conviene estar muy creer en– un nuevo producto que
l último producto de los «fabricantes de angus-
los que previenen. xyzn precavido con los precavidos, tener mu- podríamos llamar «angustia de pro- tia» es un «combinado»: se coge un virus poco
cho cuidado con los que promueven «tener cuidado» y –sobre todo– prevenirse de los que bable cáncer» donde sólo hay «peli- agresivo y una vacuna poco rentable, se aventan
previenen. Pues, en relación al sexo –y así ha sido a lo largo y ancho de toda la historia y así gro de posible verruga». atávicas angustias venéreas y salen diagnósti-
seguirá siendo hasta que se universalice un conocimiento sexológico y sexofílico–, han hecho cos de «muy probable cáncer cervical» donde sólo
mucho más daño quienes protegían de los daños que quienes causaban estos daños. Así, hi- Los profilactas creen a pies juntillas hay «incierto peligro de verruga». xyzn
cieron mucho más daño las artes de caza de los «cazadores de brujas» que la propia brujería; en la validez universal del siguiente
fueron mucho más funestos los remedios de los antionanistas que las –supuestamente funes- silogismo: «subrayar y exagerar los riesgos, incluso distorsionando los hechos (hasta llegar a la
tas, aunque realmente inocuas– consecuencias del «onanismo»; resultaron más infernales los mentira consciente y voluntaria), aumenta la susceptibilidad al riesgo, incrementándose la con-
desvelos de quienes te protegían del infierno que las propias llamas del averno mismo; ge- ducta responsable y disminuyendo la conducta imprudente». Denomino «axioma central de
neró mucho más daño la lucha contra la lujuria, que todo el daño que hubiesen causado los la profilaxis» a esta premisa intelectiva que, por cierto, considero del todo incierta y, en sí mis-
temidos hedonismo, concupiscencia y libertinaje. ma, perniciosa. No obstante, me atrevo a afirmar que todos los profilactas creen en este axio-
ma; o cuando menos actúan como si sí lo conociesen, como si sí creyesen en él y como si sí
Aunque tendemos a creer que tales cuestiones –puritanas y paranoicas– son cosas del pasa- actuasen en coherencia con el mismo. Se trata de una fe sin evidencia alguna que la acredite
do, lo cierto es que se mantienen actuales y vivas. Si se buscan, son fáciles de encontrar, so- y sin ningún aval científico que la sostenga; sin embargo es una creencia muy extendida y en-
bre todo en torno a determinadas materias tenidas como «lacras sexuales universales». Así: raizada en toda la comunidad científica y está muy presente en todos los ámbitos profilácti-
enfermedades, violencia, abusos, acosos, cos (no sólo científicos, sino también morales, religiosos, educativos o policiales); así, pode-

L
pederastia... O –lo cual resulta sorpren- os poderes puritanos han sembrado emo- mos encontrarnos este mismo axioma en el combate contra las enfermedades, las infecciones,
dente– en torno a la propia prevención del ciones negativas (miedo, ansiedad, aver- los accidentes, los vampiros, los demonios, los defraudadores, los fantasmas, los terroristas,
«embarazo no deseado». sión, rechazo, culpa, asco, repugnancia...) los delincuentes...
hacia el sexo con el único propósito de mi-
Durante milenios estos sexomísicos poderes Por mi parte, considero que en ningún caso se reduce la «conducta temeraria» propiciando
serabilizarlo. Así, sobre todo, subrayan
puritanos han sembrado miedo (temor, «conducta temerosa». Más aún, trabajando con población adolescente –especialmente mas-
angustia, terror, pánico...) en torno al sexo
las amenazas y los peligros. xyzn culina– considero que subrayar estos riesgos suele convertirse en una «invitación a la temeri-
con el único propósito –expreso, pretendido y consciente– de miserabilizarlo. Para ello han dad» que en teoría quiere evitarse. Por otro lado, no creo que el miedo (que efectivamente
utilizado cualquier elemento susceptible de causar emocionalidad negativa (miedo, ansiedad, es una emoción paralizante) resulte en nin-

E
aversión, rechazo, culpa, asco, repugnancia...); insistiendo, siempre y en todo lugar, en mos- n ningún caso se reduce la «conducta te- gún caso eficaz; incluso considero que,
trar y subrayar los riesgos, amenazas, lacras y peligros real o simbólicamente relacionados con meraria» propiciando «conducta temerosa»: aunque fuese eficaz, seguiría siendo falaz.
lo sexual. El asunto fue tan disparatado que se acabó «creando a» –y «creyendo en»– mons- ante algunos grupos de población subra-
truos degenerados donde sólo habían hechos de diversidad. yar los riesgos suele convertirse en una Es discutible si el miedo produce preven-
«invitación a la temeridad». x y z n ción, pues depende de cómo se defina la
Tendemos a creer que tal «fabricación paranoide de angustia» es obra de otros tiempos, pero prevención y qué se pretenda con ella. Si
esta industria sigue activa y sigue renovándose. Es verdad que ahora quien previene provie- se define como parálisis, rechazo o evitación, el miedo puede llegar a ofrecer alguna «efica-
ne de la «sanidad» y no de la «santidad»; es verdad que se nos ofrece «sexo sano» y no «sexo cia evitativa»; pero si la prevención se define como «sabía gestión de sí», subjetiva y sobera-
casto»; es verdad que visten «batas blancas» y no «sotanas negras»; es verdad que se sostie- na, el miedo provocado «desde fuera» no aporta nada (al menos nada positivo). Lo que sí es
nen en la «calidad» y no en la «caridad». En fin, es verdad que es otro el collar del perro, pero claro y evidente es que la profilaxis ha tenido desde siempre un sesgo evitador, por lo que

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no ha tenido objeción alguna de ser ocasión rrido nada en este sentido y no conocen

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n el marco científico, ha de prevalecer la para la «fabricación de angustia», además
a concepción actual es materia «pública y po- los recursos, que quienes ya han sido
Verdad sobre el Bien. Además, la «men- «gratuita e innecesaria». Ahora bien, esta es lítica» (más que materia «íntima y erótica») usuarias y conocen estos servicios con-
tira descubierta» desautoriza definiti- otra cuestión para el debate: aceptado que sí y «lacra temible» (pero «logro milagroso»). tragenerativos post-conceptivos (me re-
Gastamos para que «no ocurra cuando no se
vamente al mentiroso. xyzn se genera angustia, puede discutirse si esta es
quiere» y volvemos a gastar para que «sí ocu-
fiero a las usuarias de la «píldora del día
–o no– innecesaria, inadecuada e indeseable. después» o a las pacientes de «interven-
En fin, si los fines justifican los medios. Por mi parte estoy firmemente convencido de que las rra cuando sí se quiere». xyzn ciones de interrupción del embarazo»).
cuentas que surgen de ese cuento («más miedo es igual a más prevención») son inciertas en Es muy probable que la actual angustia
cualquier época y a cualquier edad, pero muy especialmente son falaces, mendaces e inefi- del «embarazo indeseado y prematuro» se haya mezclado con aquel milenario temor al «em-
caces respecto a los adolescentes contemporáneos y respecto a la cuestión contraceptiva. barazo prematrimonial», a aquel pánico a la exclusión de la «madre soltera» y al estigma del
«hijo bastardo». También es posible que aquel atávico terror se haya mezclado con una nue-
Finalmente ofrezco una consideración deontológica. Considero que, en el marco científico, va angustia «demográfico-malthusiana» que ha crecido en el siglo XX, según la cual la pro-
ha de prevalecer el valor de la Verdad (o sea, el rigor) sobre el valor del Bien (o sea, la sal- gresión geométrica conceptiva podría ser la razón de la destrucción ecológica humana.
vación o la sanación). A su vez, también creo que la «mentira descubierta» desautoriza defi-
nitivamente al mentiroso (y la transmisión de conocimientos sin autoridad intelectual y mo- El caso es que, por unas vías u otras, la problematización (y la fiscalización externa) de la con-
ral no sirve para nada ni para nadie). Mucha de la actual desconfianza hacia la Ciencia en cepción no ha ido a menos; al contrario, la concepción (y su consecuente anticoncepción) son
general –o hacia los científicos y los profesionales en concreto– es bien merecida y nos la he- hoy materia «pública y política» mucho más que materia «íntima y erótica». Curiosamente te-
mos ganado con nuestros manejos de la información que han sido «poco sabios, poco fun- nemos en estos albores del siglo XXI el dudoso honor de haber convertido la concepción, a
damentados, poco rigurosos, poco empáticos, poco independientes y poco prudentes». In- la vez, en una «lacra temible» y en un «logro milagroso». Con lo cual gastamos ingentes re-
cluso, lo cual ya es el colmo, «poco científicos, poco contrastados, poco rigurosos y poco cursos para que «no ocurra cuando no se quiere», y volvemos a gastarlos para que «sí ocurra

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fundamentados». cuando sí se quiere». En definitiva, se ha convertido en un «mercado rentable» y en una «ne-
mbarazo indeseado: lo que en otro cesidad creciente». Al ritmo que vamos, en unas pocas décadas la concepción será un acto sa-
12.3 Profilaxis anticonceptiva tiempo fue «tragedia»,puede hoy no lle- nitario común y corriente.
gar a «drama» y quedarse en «enredo
Hoy en día es difícil de sostener que el em- con final feliz». Y todo gracias a la em- 12.4 Los superpoderes paranormales de «EspermatoRambo»
barazo indeseado (o prematuro) sea un hecho poderización de las mujeres y a la des-
trágico; sin embargo, a los efectos profilácti-
cos, sigue siendo considerado como una «gra-
penalización del aborto. xyzn Dedicaremos este último epígrafe a un aspecto puntual de esta cuestión profiláctica que no
es especialmente grave, pero sí es especialmente falaz: el mito de EspermatoRambo. Se nos
ve amenaza» o una «peligrosa lacra». El embarazo indeseado actual es, en realidad, un pro- ha convencido de que embarazarse (sobre todo cuando no se pretende) es muy fácil y pue-
blema menor que se resuelve –sin demasiada dificultad ni mucha publicidad– mediante de ocurrir con un pequeño desliz, casi en cualquier momento y de cualquier modo. Detrás
soluciones privadas y comunes que, en el occidente desarrollista, están al alcance de cualquiera de tales presunciones subyace un pensamiento –mágico y precientífico– que presume los po-
y no requieren de épica alguna. Así, lo que en otro tiempo fue tragedia, hoy no llega siquiera deres paranormales de un espermatozoide que se comporta de modo similar a un bélico hé-
a drama y suele quedarse en «enredo con final feliz»; o sea, «problema resoluble, efectivamente roe cinematográfico norteamericano denominado «Rambo» (de ahí la denominación). Este
resuelto». A todo ello han contribuido sobremanera la empoderización de las mujeres, la des- poderoso héroe (o villano, según se mire) es capaz de éxitos conceptivos inimaginables sólo

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penalización del aborto, la anticoncepción postcoital de urgencia y la normalización y me- comparables con el milagroso em-
dicalización de las clínicas de interrupción del embarazo. barazo de aquella joven virgen pa- l «poder conceptivo sobrenatural» que otrora fuera
lestina, ocurrido hace dos milenios, exclusivo del Espíritu Santo ha sido heredado por
Ahora bien, aunque a posteriori suele resultar asunto de gestión sencilla, a priori sigue pare- en el que –según relatan las cróni- el también misterioso, inmaterial y mágico «Es-
ciendo «materia temible» y «amenaza temida». De hecho, temen más quienes no les ha ocu- cas de aquel tiempo– hubo con- permatoRambo» contemporáneo. xyzn
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cepción sin eyaculado intravaginal. Actualmente este «poder conceptivo sobrenatural» que

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otrora lo fue exclusivamente del Santo Espíritu ha sido heredado por este –también misterioso,
inmaterial y mágico– EspermatoRambo contemporáneo.

Gracias a los «superpoderes» sobrenaturales de nuestro gamético héroe puede producirse em-
barazo durante el periodo menstrual o el premenstrual; también podría viajar en el líquido
preseminal (o en el semen derramado en las cercanías de la vulva); también podría sobrevi-
vir durante semanas en el interior del tracto genital femenino, acechando hasta el momento
de la ovulación. Por razón de todo ello –nos dicen– son expresamente desaconsejables to-
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das las prácticas eróticas que incluyan la penetración intravaginal (especialmente el «coitus in- En este volumen hemos reflexionado sobre «Genus»; o sea, sobre «Genesia y Genitalia»;
terruptus», del que el EspermatoRambo está especializado en escapar) y también las demás por lo tanto nos hemos interesado por los aspectos más elementales, más convencionales
prácticas denominadas con la equívoca etiqueta de «anticoncepción natural». y más antiguos de lo que, a lo largo de la historia, se ha considerado «lo sexual» (los ge-
nitales, la virginidad, la cópula, los hijos, la concepción, la anticoncepción...) y faltaría,
Esta criatura mítica (aludida pero eludida) ha sido elaborada con intereses mercantiles, ade- para rematar esta ristra de «temas clásicos», haber hablado de coito y de matrimonio, pero
rezada con una «jerga pseudocientífica» y acompañada de un inconfundible pensamiento má- hemos dejado estos temas para nuevas entregas de esta misma colección. De este modo
gico y paranoide muy característico de los profilactas. reflexionaremos sobre el coito en Comprimi2.2 y reflexionaremos sobre el matrimonio
en Comprimi2.3.
Aunque parezca increíble, este discurso –con estos mismos ingredientes, incluso los que he pre-
sentado con mayor carga de ironía– aparece sin pudor alguno en folletos institucionales fi- En la próxima entrega –Comprimi2.2– que se titulará «Eros, Afrodita y Hedoné: deseos,
nanciados por la administración de salud y sostenidos por autoridades académicas avaladas atracciones, interacciones y gozos amorosos», no sólo reflexionaremos sobre este coito que
con supuesta investigación y ciencia. Así es común, por ejemplo, que se repita –incluso has- aquí apenas hemos abordado, sino que recibiremos un completo tratamiento de «Com-
ta la saciedad– que «el líquido preseminal contiene espermatozoides». Y, efectivamente, pue- primidos de sexo para pensar» que versarán sobre los gestos, los comportamientos, las
den encontrarse espermatozoides (¡incluso vivos!) en este líquido preseminal; ahora bien, ta- interacciones, los juegos y los encuentros que los amantes producen en su intimidad.
les espermatozoides son pocos, residuales, envejecidos y mantenidos en un medio ácido; o
sea, no tienen ninguna capacidad fecundante. Sin embargo se insiste en subrayar el dato de Posteriormente, aparecerá la tercera entrega –Comprimi2.3– que se titulará «Co-Sexis-
su presencia, que anima a pensar que allí podría encontrarse, al acecho, el incombustible y tencia: la Convivencia de los amantes sexuados». En este volumen reflexionaremos so-
afamado EspermatoRambo. bre Pareja y Convivencia, con lo cual los Comprimidos de este volumen versarán sobre
tratos y contratos, sobre finalidades y límites, sobre poder y deseo, y sobre vínculos, in-
La incidencia y la reiteración de este «mito con jerga científica» ha servido, sobre todo, como timidad, compromiso y sinergia diádica.
estrategia profiláctica para combatir toda forma de ingreso intravaginal del pene sin protec-
ción profiláctica alguna (lo cual, especialmente, se ha hecho en los «tiempos del Sida»), pero La cuarta y quinta entregas –Comprimi2.4 y Comprimi2.5– están aún demasiado ver-
muy especialmente ha servido para desprestigiar el coito interrumpido (lo cual se ha hecho des para poder ser presentadas con rigor. Incluso pudiera ser que, si la aventura fraca-
en los «tiempos del mercado pro-anticonceptivo»). sara y no tuviese seguimiento o financiación suficiente, quedasen en el tintero. No obs-
tante, aunque de momento son sólo planes, la cuarta entrega pretende reflexionar sobre
Con este simpático anti-héroe del cómic profiláctico damos por finalizada esta primera en- tres de las «Historias del Sexo» pre-cultural: la Evolución de la Vida sexuada (desde las
trega (Comprimi2.1) de este tratamiento con «Comprimidos de sexo para pensar» bacterias hasta los mamíferos), la evolución del Homo sapiens sexuado (desde los pro-
xyzn
tohomínidos hasta las culturas neolíticas) y la Evolución prenatal del Individuo sexua-
do (desde la concepción hasta el parto). Finalmente, la quinta entrega pretende ser una
«Introducción a la Sexología Sustantiva» de la que quiero ser referencia y transmisor.

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