Revoluciones Liberales Siglo Xix Resumen
Revoluciones Liberales Siglo Xix Resumen
Revoluciones Liberales Siglo Xix Resumen
La Revolución de 1830, surgió en Francia, principalmente, como una reacción contra las medidas antiliberales adoptadas por el rey
Carlos X, sucesor de Luis XVIII, soberano éste que había sido restituido después de Waterloo, es decir, después del derrumbe
napoleónico. Esta revolución inicia con la denominada Revolución de Julio o las Tres Gloriosas (Trois Glorieuses), jornadas
revolucionarias de París que llevaron al trono a Luis Felipe I de Francia y abrieron el periodo conocido como Monarquía de Julio. Dicho
movimiento repercutió en varios países de Europa tales como en Bélgica (Países Bajos) donde se identifica con movimientos de tipo
nacionalista unificador y Polonia donde se identifica con movimientos de tipo nacionalista disgregador.Se considera como una de las
llamadas Revoluciones burguesas o Revoluciones liberales.
En Francia
Francia se hallaba regida por una monarquía constitucional, con Carlos X como soberano. A mediados de 1830, dicho rey suprimió la
libertad de prensa, a la vez que modificó el sistema electoral al establecer que solamente podían ser electores quienes pagaban
una renta al Estado. Los días 27, 28 y 29 de Julio de 1830, el pueblo de París se sublevó contra el Rey consiguiendo finalmente triunfar.
Se formó, entonces, un gobierno provisional que desconoció a Carlos X y proclamó como rey de los franceses a Luis Felipe I (Duque de
Orléans). Quedaba, así, abolida la dinastía de los Borbones.
En los Países Bajos
Un mes después del movimiento francés, estalló una revolución nacionalista en Bruselas, a la que se adhirió el resto de Bélgica. Los
insurrectos declararon su separación de Holanda y la constitución del reino independiente de Bélgica.
Belgas y Holandeses
El congreso de Viena había fusionado, en 1815, a Bélgica con Holanda, formando el reino de los Países Bajos. Las diferencias entre
belgas y holandeses eran fundamentalmente confesionales: los primeros eran católicos y los últimos eran calvinistas.
Francia e Inglaterra apoyaron la revolución y reconocieron como rey de Bélgica a Leopoldo de Sajonia Coburgo, con el nombre de
Leopoldo I. Para ayudar a los insurgentes, la flota inglesa bloqueó la costa de Holanda, y el ejército francés ocupó la plaza de Amberes.
Las potencias reaccionarias inspiradas por Metternich no pudieron castigar a los facciosos: Austria y Rusia padecían desordenes
internos, y Prusia temió la enemistad de Francia.
Un congreso internacional, reunido en Inglaterra, legalizó en 1831 esta nueva situación; los gobiernos de Gran Bretaña, Francia,
Austria, Prusia y Rusia, reconocieron el nuevo de Bélgica y garantizaron la perpetua neutralidad del mismo.
En Polonia
Polonia había desaparecido como Estado en los tres repartos realizados por Austria, Prusia y Rusia en la segunda mitad del siglo XVIII.
El congreso de Viena los ratificó, y Rusia fue dueña de la mayor parte de aquella nación.
El gobierno despótico del zar Nicolás I soliviantó a los nacionalistas polacos, quienes, entusiasmados por el movimiento francés,
iniciaron una revolución en la ciudad de Varsovia. Estos se sublevaron contra la denominación extranjera y, luego, proclamaron su
independencia, pero fueron pronto debelados en forma sangrienta por el Zar y sometidos nuevamente a Rusia, perdiendo, así, su
condición de pueblo libre y soberano. Los principales dirigentes fueron ejecutados, otros pudieron refugiarse en Francia y en Inglaterra.
El idioma ruso fue restablecido como único y obligatorio; Polonia quedó convertida en una provincia Rusa.
Significación política de la revolución de 1830
Fue la siguiente:
1. El triunfo del sistema constitucional, frente al ideal absolutista de algunos soberanos de Europa.
2. El triunfo del anhelo de independencia nacional ( como en el caso de Bélgica), así como del derecho de cada pueblo de darse su
propia forma de gobierno.
3. El derrocamiento de la Dinastía Borbónica en Francia.
Las revoluciones que estallaron en Europa en la primera mitad del siglo XIX como la denominada revolución de 1848, fueron
movimientos de carácter políticos, sociales y nacionalistas:
1. Político, destinados a reformar en sentido democrático la constitución del Estado, por la mayor participación del pueblo en el
gobierno.
2. Sociales, en procura de un mejoramiento de la clase proletaria, sumida en la miseria por la brusca implantación del maquinismo en
la industria, lo que trajo la desocupación de miles de obreros, reducción de los salarios y un mayor rigor en las condiciones de trabajo.
3. Nacionales, tendientes a conseguir la unión (surgieron las unificaciones) y la independencia.
Veamos la Revolución de 1848 en los siguientes países:
En Francia
El rey Luis Felipe I, impuesto por la revolución de 1830, no gobernó en forma constitucional ni satisfizo los anhelos de pueblo francés.
Se mostró por el contrario, enemigo de toda reforma, pues suprimió las libertades ciudadanas y, sobre todo, se negó a conceder el
sufragio universal. Entonces, el pueblo de París se levanto en armas los días 23 y 24 de febrero de 1848, y luego obligó a abdicar a Luis
Felipe I.
Una junta de gobierno, presidida por Lamartine, proclamó la República (la segunda república). La asamblea nacional, de reciente
elección, sancionó el sistema republicano de gobierno, estableciendo el sufragio universal (derecho que todo ciudadano posee de
emitir su voto en las elecciones políticas, es decir, de elegir a sus gobernantes).
En las elecciones para Presidente de la República, resultó triunfante Luis Napoleón Bonaparte, sobrino del Gran Corzo.
En Austria
Austria , la patria de Metternich, debió soportar una serie de insurrecciones en su propio territorio, en Viena, en Bohemia y en Hungría.
En Viena, los insurrectos obligaron a renunciar a Metternich (marzo de 1848), quien salvo a duras penas su vida. Debió huir, disfrazado
de lavandera, en un carro. Refugiado en Inglaterra, murió algún tiempo después. El emperador Fernando I, que había prohibido
mencionar siquiera en su presencia la palabra constitución, debió otorgar una, que estableció el sufragio universal, el régimen
parlamentario, la libertad de prensa y la libertad de reunión.
En Bohemia, los checos, que constituían una nación distinta de la austriaca, intentaron recuperar sus antiguas libertades, perdidas en
la época de la guerra de los Treinta Años, Fernando I simuló conceder la autonomía de Bohemia, pero envió un ejercito que aplastó a
los sublevados en Praga (Junio de 1848).
En Hungría. el patriota Luis Kossuth proclamó la república independiente de los Manglares. Las fuerzas austríacas fueron derrotadas
por los insurrectos, y el nuevo emperador, Francisco José I (1848-1916), que acababa de suceder a su tío Fernando I, solicitó el apoyo
del zar Nicolás I, de Rusia. Este, que temía que una hungria independiente originase una sublevación en Polonia, envió un ejercito de
150,000 hombres, que derrotó a los manglares (agosto de 1849). Kossuth huyó a Turquía; otros dirigentes fueron ejecutados.
Francisco José suprimió entonces la Constitución concedida por su antecesor a los propios austríacos, y reimplantó el absolutismo en
todo el imperio.
En Italia
La acción de Mazzini y de su sociedad. La joven Italia suscitaron insurrecciones liberales en la península, que comenzaron por
establecer el régimen de gobierno constitucional en la mayoría de los estados: Sicilia, Cerdeña, Toscana y Estados de la iglesia. Pero la
caída de Metternich dio ademas a la revolución un carácter nacionalista y anti-austriaco. Todo el norte de Italia se levantó contra sus
opresores. Venecia expulso a sus imperiales, y el director de la sublevación, el joven abogado Manin, proclamó la República de san
marcos. El pueblo de Milán también arrojo a los extranjeros. El entusiasmo fue general. En todas partes ondeada la bandera verde,
blanca y roja, emblema de la nueva Italia.
El rey de Cerdeña, Carlos Alberto, declaró entonces la guerra a Austria. De toda la península llegaban tropas destinadas a reforzar sus
efectivos. Pero casi en seguida se rompió la incipiente unidad nacional. El papa Pío IX manifestó que no podía participar en una guerra
contra la católica Austria. El rey de Napoles ordeno el regreso de sus tropas, y mientras tanto, mas de 120,000 austriacos atacaron y
vencieron a los piamonteses, que solicitaron un armisticio (agosto de 1848) después de la derrota de Custozza. El rey abdicó en favor
de su hijo Víctor Manuel II, quien firmó la paz con Austria (marzo de 1849).
Meses después Luis Napoleón restableció al papa Pío IX en su poder absoluto, y acabo con la República Romana, que Mazzini había
fundado. En definitiva , la revolución fracasó, pues en Italia se restableció la dominación austriaca y el régimen absolutista.
En Alemania
Los liberales alemanes reclamaron constitución, parlamentos, libertad de prensa y el respeto por los derechos de los ciudadanos. El
principal resultado del movimiento alemán de 1848 fue la elección, por sufragio universal, de un parlamento, imitación de la
constituyente francesa, que sesiono en Francfort. El parlamento de Francfort trató de unificar a Alemania. Algunos diputados eran
partidarios de que Austria siguiera formando parte del nuevo Estado a crearse, de la Gran Alemania, como la llamaban, mientras otros
pugnaban por su eliminación, y por la constitución de la pequeña Alemania, presidida por Prusia. Triunfaron estos últimos, y el rey de
Prusia, Federico Guillermo IV, fue elegido emperador hereditario de Alemania (1849). Inesperadamente, el nuevo gobernante rehusó
el cargo, porque «era una corona de la calle, a lo Luis Felipe, amasada con barro y madera». Poco después, sus soldados dispersaron
el parlamento de Francfort. Desaparecía así la posibilidad de la unidad alemana por medios pacíficos y democráticos.
Retroceso de Olmutz
Federico Guillermo intentó, por su cuenta, realizar la unidad alemana, excluyendo a Austria. Invitó, para ello, a los principales Estados.
Pero Francisco José I le amenazó con la guerra si persistía en tales tentativas, y le hizo firmar la convención de Olmutz (1850), por la
que renuncio a sus pretensiones unitarias.
La confederación Germánica fue reinstalada en Francfort, como antes de 1848, y la Dieta declaró abolidas todas las constituciones
que habían concedido los distintos Estados alemanas. Como en Italia, la política reaccionaria y absolutista volvió a prevalecer.
Significación política de la revolución de 1848
La revolución de 1848, tuvo una gran repercusión no solo en Francia y Europa, sino en el mundo.
Este movimiento significó:
1. El triunfo del sistema Republicano en Francia, así como el establecimiento del sufragio universal.
2. La aparición de las ideas socialistas, por obra de Carlos Marx, que en su célebre obra «El capital», ha revolucionado los conceptos
de capital, trabajo y riqueza, dando así origen a las llamadas luchas de clases (entre el capitalismo y el Proletariado), agudizadas en
los tiempos actuales.
3. Las ideas socialistas han influido, grandemente, en la conquista de derechos favorables a la clase trabajadora.
4. La vigorización del anhelo nacionalista y de unificación de algunos pueblos. Aspiraciones que lograron su feliz realización años
después.