Personalidad Cristiana

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Hojas de trabajo:

Tienes 15 minutos para responder las siguientes preguntas:

1. Hasta ahora que es lo que ha aprendido sobre mayordomía, apóyese con un versículo
bíblico
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2. Que cree usted que significan estos conceptos:

Personalidad:___________________________________________________________
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Carácter:_______________________________________________________________
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Temperamento:__________________________________________________________
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3. ¿Cree usted que el carácter es hereditario? Porque si o porque no
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4. ¿Cuál es la diferencia entre personalidad y carácter?
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*Aproveche su tiempo, porque el tiempo es “ORO”


Desarrollando una Personalidad Cristiana
Un Análisis del Carácter Cristiano
Lección:
Una personalidad es el conjunto de cualidades que constituye a una persona y lo distingue de
otra; es decir, cada persona de alguna manera es diferente de otra.

El carácter es el modo de ser o la expresión personal. Todos se expresan de algún modo


diferente, pero lo importante para la vida cristiana no es la expresión externa sino lo que uno es
en el interior de su ser, sin fachada y sin hipocresía.
La Biblia lo distingue por el término, “corazón”. ¿Cuáles son sus reacciones por instinto? Es
decir, ¿cuál es su primera reacción a un insulto u ofensa?; ¿cómo se siente usted frente a las
circunstancias adversas? Estas reacciones vienen del corazón.
¿Cuáles son las cualidades que Dios desea para ser un hombre o una mujer conforme al
corazón de Dios? (1 Samuel 13:14; 16:7; Hechos 13:22).

Jesús siempre enseñaba la importancia de lo que sucede en el corazón (Mateo 5:28; 6:21;
12:35; 15:19; 19:8). La verdad es que nuestro comportamiento debe reflejar nuestro corazón.
Pero el corazón es engañoso y perverso (Jeremías 17:9; Marcos 7:20-23).
Podemos enseñar a alguien un comportamiento aceptable, pero solo Dios puede cambiar el
corazón. ¿Cuál es el verdadero carácter de una persona? ¿Lo que muestran sus acciones
públicas, o lo que piensa en la privacidad de su mente?

Los fariseos en el día de Jesucristo fueron considerados perfectos según la ley, pero como
sepulcros blanqueados por Jesús. Vea la actitud de Pablo en Filipenses 3:3-6.

Dios renueve nuestras vidas según el carácter e imagen de Cristo. Para eso es necesario tener
conocimiento de los principios, luego entendimiento de lo que significan y finalmente la
sabiduría en como aplicarlos a la vida personal. Los cambios requieren disciplina y el poder
del Espíritu Santo por medio de la Palabra de Dios.

Los verdaderos cambios en la vida del cristiano son posibles solo por medio de un
conocimiento pleno (entendimiento) de la voluntad de Dios. Alguien no va a cambiar si no
sabe que debe cambiar.

Las decisiones que tomamos muestran nuestros gustos. ¿Por qué hacemos ciertas cosas y no
otras? ¿Cómo llegamos a tomar las decisiones correctas? Primero necesitamos conocimiento
de la verdad; el conocimiento afecta nuestros deseos o afectos; los nuevos afectos producen un
cambio de voluntad, y la nueva voluntad toma decisiones correctas.
Todo cristiano debe cultivar áreas de su personalidad y carácter según Gálatas 6:6-
8/5:16-23
a) La entonación de la voz
b) La forma de hablar o de expresarse
c) A ser servicial
d) A ser considerados con los demás
e) Una correcta memoria
f) Saber escuchar
g) Cuidar el cuerpo y aspecto
h) Depender de Cristo Juan 15:1-8

I. LA PERSONALIDAD AFECTA LAS EMOCIONES


Si alguien dijo que somos lo que comemos, la Biblia no enseña que somos y actuamos como es
nuestro corazón “Porque cuál es su pensamiento en su corazón, tal es él.” Prov. 27:3
Muchas de nuestras luchas y problemas radican en las raíces que habitan en nuestro corazón,
falta de perdón, ira, contiendas, celos, envidias, lujuria, lascivia, culpa, rencores, etc.
Tarde o temprano se revela lo que hay en nuestro interior a través de las acciones o reacciones
Es aquí dónde las emociones juegan un papel importante
Nuestras emociones están ahí para ser sentidas, pero no para dominar nuestra vida ni cegar
nuestra visión, ni robar nuestro futuro, ni apagar nuestra energía, porque, al momento de
hacerlo, se volverán tóxicas (Stamateas, 2013).

¿Qué son las emociones?


Emoción: Latín “emovere” remover, agitar o excitar
La palabra emoción deriva del latín emotio, que significa “movimiento”, “impulso”
La emoción se caracteriza por ser una alteración del ánimo de corta duración, pero de
mayor intensidad que un sentimiento. Los sentimientos son las consecuencias de las
emociones, por ello son más duraderas y se pueden verbalizar.
Las emociones son las causantes de diversas reacciones orgánicas que pueden ser de tipo
fisiológico, psicológico o conductual, es decir, son reacciones que pueden ser tanto innatas
como estar influenciadas por las experiencias o conocimientos previos.
Emociones primarias o básicas: son aquellas que son innatas y que responde a un estímulo.
Son: ira, tristeza, alegría, miedo, sorpresa, aversión.
Emociones secundarias: son aquellas que se generan luego de una emoción primaria,
vergüenza, culpa, orgullo, ansiedad, celos, esperanza.
Emociones positivas y negativas: son las que afectan las conductas de las personas, por lo
que algunas emociones pueden generar acciones o reacciones positivas como alegría o
satisfacción pero, hay otras emociones que provocan sentimientos perjudiciales para el
individuo.
Rabia, alegría, tristeza, frustración, etc., todas estos son sentimientos que en algún momento
del día podemos llegar a sentir. Evidentemente, hay una emoción que queremos sentir todos y
es aquella que se relaciona con la alegría, el gozo, y la felicidad.
Así pues, durante el día, podemos sentir una gran variedad de emociones que se suceden una a
otra, reaccionamos ante las circunstancias que debemos vivir a cada instante y lo hacemos por
medio de las emociones. En determinados momentos nos pueden ayudar a salir de lugares
peligrosos como cuando sentimos temor frente a un carro que se dirige contra nosotros.

¿Son importantes para el desarrollo de mi vida espiritual?


Las emociones pueden acercarnos o alejarnos de Dios. Frente a la frustración por una petición
no contestada en nuestros términos por Dios, podemos decidir que no queremos estar con Dios.
Frente a un momento de alegría y gozo por lo que Dios está haciendo en nuestras vidas,
podemos decidir buscar más de Dios. La “emoción”  que sentimos frente a una alabanza puede
hacernos decir que necesitamos de Dios en todo momento. La ira que sentimos frente a las
actitudes poco cristianas de un hermano puede hacernos decir de qué sirve ser cristiano.
Así pues las mismas emociones que nos pueden llevar a buscar de Dios en un momento
determinado, nos pueden llevar igualmente a renegar de Dios en otro momento.
¿Son importantes las emociones para el desarrollo de nuestra vida espiritual? La respuesta es
sí, pero debemos ser cautelosos. Nuestras emociones pueden ayudarnos a buscar de Dios, pero
el momento en que dependemos de ellas, estamos en graves aprietos.
Tal vez una de las razones por las cuales no debemos basar nuestra vida espiritual en nuestras
emociones sea el hecho de que estas son por naturaleza pasajeras. Un día frente al obrar
maravilloso de Dios puedo sentir que deseo servirlo toda mi vida, sin embargo, pasa esa
emoción y con ella mis deseos de servirlo. Muchas veces pasa esto cuando en la adoración nos
conmovemos con la música y las letras de los himnos y cantos que entonamos, sin embargo, el
lunes, frente a mi jefe que me reclama de manera injusta, mis emociones no serán precisamente
las mismas.
Hay algo más: en determinados casos, podríamos decir que las emociones pueden ser
adictivas. Muchos anhelan la felicidad, decíamos al principio. No está mal desearla, sin
embargo, cuando confundimos la felicidad -un sentimiento-, con la alegría -una emoción-,
terminamos persiguiendo que una emoción pasajera se vuelva eterna. Comenzamos a perseguir
esta emoción y estamos dispuestos a aceptar cualquier pensamiento o idea que nos permita
llegar a este estado permanente de alegría. En unos casos, este camino es recorrido en
dirección de las drogas. En otras pueden ser las sectas.
Debemos declarar esto puesto que como nunca antes en nuestros días, estos movimientos que
tergiversan la Palabra se hallan como leones rugientes acechando a quienes no están
cimentados en la Palabra sino que buscan en Dios una especie de analgésico para sus
problemas. Sin compromiso real con Dios, no se puede estar firme en las convicciones
personales. El resultado es que muchos se dejan llevar por estos movimientos porque sienten
algo que antes no habían sentido. Algunos lo justifican llamándolo unción pero la unción nos
acerca a Dios y nos permite vivir en libertad, estas supuestas unciones de las que muchos
hablan los aleja de Dios y los vuelve esclavos del líder que tiene la unción y la da a su juicio.
Por todo esto necesitamos decir que si bien las emociones son buenas, es necesario ser
cuidadosos y no cimentar nuestra fe en estas pues como las olas del mar vienen y van y así
nuestra fe irá y vendrá.
¿Pueden ser manipuladas?
Es aquí donde llegamos a uno de los puntos más cruciales en lo referente a la relación entre las
emociones y nuestra vida espiritual. A la respuesta anterior no podemos sino responder con
ejemplos.
Adolf Hitler, se diga lo que se diga, es considerado uno de los más grandes oradores del siglo
XX. Sus discursos eran capaces de levantar al más apático. Se dice que cuando preparaba sus
discursos a la nación alemana, gritaba y vociferaba como si tuviese a todo su público en frente.
Tenían tres dactilógrafas que redactaban sus discursos mientras él hablaba por si acaso una de
ellas se perdía.
El secreto de sus grandes discursos, se dice, era su capacidad emotiva. Sabía cómo manipular a
la gente… a decir verdad, supo cómo manipular a toda una nación.
Con un poco de esfuerzo, es fácil aprender a hablar de tal manera que uno sea capaz de
convencer a un pueblo entero de algo sólo a base de las emociones. Esto es lo que reía Hitler,
aquí unas palabras de él:
“…la fuerza que mueve avalanchas políticas y religiosas es el mágico poder de la palabra
hablada y sólo eso. Las grandes masas de gente pueden ser movidas solamente por el poder de
los discursos. Todos los grandes movimientos son movimientos populares, erupciones
volcánicas de las pasiones y de los sentimientos emocionales humanos, fomentados bien por
crueles dioses del dolor o por la antorcha de la palabra arrojada entre las masas, no por chorros
de limonada de los estetas literarios y de los héroes de salón”[1]
Si a esto añadimos la labor realizada por Joseph Goebbels tenemos una nación asesinando a 50
millones de personas en una década, es decir 9 personas por minuto.
Goebbels era el ministro de propaganda. Estaba encargado de ensalzar los sentimientos de
orgullo y promover el odio. Lo hacía muchas veces mintiendo y convenciendo de cosas muy
alejadas de la realidad[2].
A este hombre se atribuye la célebre frase: Si una mentira se repite suficientemente, acaba por
convertirse en verdad.
Como Hitler y Goebbels han existido y existen en la actualidad muchos hombres y mujeres
que lo único que buscan es manipular nuestras emociones para que los sigamos ciegamente.
Lastimosamente, hoy en día no es tan difícil ser manipulados. La tecnología y los medios de
comunicación, ayudan a que estos manipuladores lleguen hasta nuestros hogares todos los días
y con mayor efectividad que como lo hacían Hitler y Goebbels.
Cuando no sabemos controlar nuestras emociones y ser dueños de ellas somos más vulnerables
a estos medios de manipulación masiva. Con todo, no son sólo los medios de comunicación los
únicos que saben cómo manipular. Aquellas sectas de las que hablábamos hace poco también
buscan manipular las emociones de las personas, atrayéndolas hacia sí y haciéndolos
dependientes de dichos movimientos antes que de Jesucristo. Reclamando la autoridad de los
apóstoles esclavizan a quienes se dejan llevar por ellos. Con todo, no hay que extrañarse ante
esto pues Jesús ya nos lo advirtió:
Y muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos; y por haberse multiplicado la
maldad, el amor de muchos se enfriará
Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo[3].
Y en otra parte:
Entonces si alguno os dijere: Mirad, aquí está el Cristo; o, mirad, allí está, no le creáis. 
Porque se levantarán falsos Cristos y falsos profetas, y harán señales y prodigios, para engañar,
si fuese posible, aun a los escogidos.
Mas vosotros mirad; os lo he dicho todo antes[4].
 
¿Qué nos dice la Biblia respecto de las emociones?
Las emociones son tratadas en la Biblia como parte de un todo que las contiene así como a
nuestros pensamientos y a nuestros sentimientos y que recibe el nombre de corazón. Sobre este
nos dice la Biblia en el libro de los Proverbios 4:23: Sobre toda cosa guardada, guarda tu
corazón; Porque de él mana la vida.
Sabiendo Dios lo peligroso que es cuando nuestro corazón cae en malas manos, nos da este
consejo. No obstante, lo más común es recalcarles este verso a los jóvenes en relación el
enamoramiento.  Pero ellos no son los únicos cuyas emociones pueden dominarlos. Sin
importar la edad que tengamos, podemos ser en un momento determinado esclavos de nuestras
emociones –y estas no serán muchas veces el enamoramiento o la ilusión sino la rabia, la
codicia, la envidia, o la lujuria-. Así pues, sobre toda osa guardada guardemos nuestros
pensamientos, nuestros sentimientos, pero sobre todo, nuestras emociones.
Otro texto bíblico nos señala en el Nuevo Testamento la forma en que debe darse nuestro amor
a Dios: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu
mente[5].
La inclusión del corazón acá nos indica nuevamente que nuestras emociones deben estar
presentes al igual que nuestra mente. Es triste ver que a veces optamos por dejar la mente fuera
y alabar a Dios con todas nuestras emociones sin recapacitar y reflexionar en nuestra
adoración. Esto es lo que ocasiona que a veces seamos víctimas de quienes tergiversan la
Palabra de Dios. Nuestra adoración es con el corazón, pero también con la razón.
De allí podemos ir a otro texto de la Biblia que se halla en las cartas de Pablo, en 1 Corintios
14: 20 donde el apóstol nos dice: Hermanos, no seáis niños en el modo de pensar, sino sed
niños en la malicia, pero maduros en el modo de pensar. O como traduce otra
versión: Hermanos, no seáis niños en el modo de pensar, sino sed niños en la malicia, pero
maduros en el modo de pensar
En la medida en que nos dejamos llevar por nuestras emociones no reflexionando y meditando
en la voluntad de Dios, terminamos esclavos de las estratagemas de los hombres y veleros que
se dejan llevar por cualquier viento de doctrina.
Finalmente pues llegamos al punto central de lo que dice la Palabra de Dios respecto de
nuestras emociones. 2da de Timoteo 1:7 dice: Porque no nos ha dado Dios espíritu de
cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.
No sólo somos conminados a controlar nuestras emociones por cuidado de nuestra salud
espiritual sino porque el Espíritu Santo que habita en todo creyente nos da la fortaleza para
dominar nuestras emociones, ya la ira, ya el temor, ya la angustia, ya la desesperanza, ya la
alegría, ya la desdicha.

El poder reflejar una personalidad cristiana es el resultado de una búsqueda cotidiana porque
involucra acciones hacia Dios y hacia el prójimo. El hábito del estudio de la Biblia nos ayuda a
saber como dirigirnos y poner bajo el control de Dios nuestras emociones.
1 Corintios 12:6 señala que tenemos la mente de Cristo
Aquí el "espiritual" es el que tiene el Espíritu Santo dentro de sí mismo, es un creyente, un
hijo de Dios.
Esto de que "juzga todas las cosas" significa que comprende estas cosas, Sin embargo, como
continúa diciendo aquí, nadie puede juzgarlo a él, y significa que él no es comprendido. El
hombre espiritual, o que tiene el Espíritu aparece aquí en contraste con el hombre natural,
apartado de Dios. Esta persona en la que habita el Espíritu, entiende la verdad divina, pero es a
su vez incomprendido por la persona llamada "natural", es decir el no creyente.
Y el versículo 16 dice: "¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Ahora, ¿quién
puede instruir a Dios? ¿Quién entiende la mente del Señor? No podemos enseñarle nada a
Dios, pero Él sí puede revelarnos cosas espirituales. Sin embargo, el Espíritu de Dios no puede
revelarnos las cosas espirituales hasta que tengamos la mente de Cristo. Si usted, estimado
oyente, no es salvo, ¿no piensa, realmente, que la predicación sobre la cruz es una insensatez?
¿No cree usted que un hombre muriendo en una cruz ha sido completamente derrotado? ¿No
tiene la sensación de que es una insensatez, antes que el verdadero camino de salvación? Sin
embargo Dios dice que Su método y Su sabiduría consistieron en entregar a Su Hijo para morir
por nosotros en la cruz, para que pudiéramos ser salvos, y en que debemos depositar nuestra
confianza en Él. Si usted es sincero, y esperamos que lo sea, admitirá que, desde un punto de
vista humano normal, todo esto suena como una especulación sin sentido.
Usted recordará que, al principio de este programa dijimos que este capítulo afirma que la
claridad del Espíritu corrige la sabiduría humana. Y resumiendo, diremos que Pablo ha
presentado dos clases de seres humanos: el ser natural y el espiritual. El hombre natural es el
descendiente de Adán, nacido en este mundo con una naturaleza pecaminosa, con una
propensión, una inclinación natural a hacer el mal. Y eso es lo que puede lograr, incluso
cuando creemos que hacemos el bien, suelen aparecer motivaciones mixtas o dudosas. No
podemos esperar mucho de ese hombre natural, quien probablemente nos diría: "Yo vivo y
actúo lo mejor que puedo ". Y probablemente nos estaría diciendo la verdad.
Luego está el otro tipo de persona, llamado "el hombre espiritual", o sea, el que tiene el
Espíritu de Dios, al ser un hijo suyo. Él comprende todas las cosas, tiene un discernimiento,
una percepción espiritual. Ese criterio espiritual hace que resulte incomprendido por los que
están dominados por la forma de pensar del sistema del mundo. Porque el hombre normal y
natural sencillamente no puede entender ni sus creencias ni sus actitudes. Ésa es, pues, la
diferencia entre el hombre que tiene el Espíritu de Dios, por ser un hijo Suyo, y el que no lo
tiene, por no tener una relación con Dios.
Estimado oyente. ¿No querrá usted iniciar esa relación con Dios al creer en el Señor Jesucristo
como su Salvador, depositando por la fe su confianza en Él y en la eficacia de Su sacrificio en
la cruz? Entonces, sus pecados serán perdonados y su natural inclinación al mal recibirá la
poderosa influencia del Espíritu Santo, quien le irá transformando progresivamente en la
persona apta para cumplir aquí en la tierra la voluntad de Dios, viviendo de esta manera una
vida de auténtica calidad espiritual y humana, que anticipará el estado perfecto de la vida
eterna.

Emociones en las cuales TODOS tenemos que sujetar y trabajar:


a) IRA
Efesios 4:26 “airaos, pero no pequéis… no se ponga el sol sobre vuestro enojo”
Podemos enojarnos es algo propio del ser humano, peor debe controlarse y no debe
acumularse.
El Apóstol Pablo nos da 3 consejos en sus cartas:
- No acumulemos ni guardemos ira
- No negar la ira como un sentimiento propio del ser humano
- Debemos desechar pronto la ira de forma cristiana, a través del amor Mateo 5:22
Hebreos 12:15 señala que si no controla esta emoción y la acumulamos en el corazón
puede ocasionar una raíz de amargura que influya para mal en otros

Entender ¿cómo reaccionamos a cada una de nuestras emociones?, es de vital importancia


para tener una vida más sana y equilibrada.
Analizando la ira
La ira tiene contextos sociales y culturales., Punky, y Rabioso.
¿Por qué sentimos ira?
Cuando las cosas no suceden como quieres.
Cuando alguien no te trata como crees que mereces.
¿Por qué se desencadena la ira?
Se genera cuando tenemos la sensación de haber sido perjudicados.
Se desencadena ante situaciones que son valoradas como injustas o que atentan contra
los valores morales y la libertad personal.
Se hace presente por las personas que nos afectan con abusos verbales o físicos,
La generan situaciones en las cuales consideramos que se producen tratamientos injustos,
Cuando alguien bloquea nuestras metas.
¿Qué es la ira?
Existen muchas definiciones un ejemplo ellas, la define como: Una reacción de irritación,
furia o cólera desencadenada por la indignación y el enojo de sentir vulnerados nuestros
derechos (Punset, Bisquerra & Gea, 2017).
La ira es una de las emociones más comunes y frecuentes. Tice, descubrió que de todos
los estados de ánimo la ira es el que peor domina (Goleman, 1995).
Tiene muchos matices: Aborrecimiento, Acritud, Agitación, Agresividad, Animadversión,
Antipatía, Aversión, Cabreo, Celos, Cólera, Crueldad, Desafecto, Desamor, Desapego,
Desconfianza, Desdén, Despecho, Despiedad, Desprecio, Detestación, Displicencia,
Encono, Enemistad, Enfado, Enojo, Envidia, Escama, Exasperación, Execración,
Excitación, Fastidio, Frialdad, Furia, Furor, Hostilidad, Impaciencia, Impotencia,
Indiferencia, Indignación, Insensibilidad, Irritación, Malhumor, Manía, Misoginia, Odio,
Ojeriza, Pelusa, Rabia, Racismo, Recelo, Rechazo, Rencor, Resentimiento, Resquemor,
Sadismo, Saña, Sexismo, Sospecha, Tensión, Vesania y Violencia.
Daniel Goleman (1995), describe la ira en su libro “Inteligencia Emocional” con 14 formas
de experimentarla.
En la emoción existen más sutilezas de las que podemos hablar. Dentro de la familia
de la ira se encuentran: Acritud, Aflicción, Animosidad, Cólera, Exasperación, Fastidio,
Furia, Hostilidad, Indignación, Irritabilidad, Odio patológico, Resentimiento, Ultraje y
Violencia.
¿Cómo mostramos la ira?
¿Sabías qué…? Los bebés pueden demostrar su enojo desde los tres meses de edad.
Las personas iracundas o enojadas:
Contraen y bajan las cejas para producir un ceño fruncido.
Se forman arrugas sobre el puente de la nariz.
Los ojos se achican y miran fijo.
Los labios se aprietan mucho uno contra otro y la mandíbula está tensa y en posición de
morder.
En algunas personas también se dilatan las aletas de la nariz.
La expresión facial se acompaña con otros movimientos corporales como:
Cerrar las manos en forma de puños, Manos en posición de querer ahorcar a alguien o
de arañarle, Sacudir la cabeza y adoptar posturas agresivas como colocar las manos en
las caderas (Boyes, 2007).
¿Qué escondemos detrás del enojo?
Dolor, por las heridas del pasado: El miedo al abandono, El miedo al rechazo, La
humillación, La traición o el miedo a confiar y La injusticia.
Tristeza, por no sentirnos amados o sentirnos rechazados.
Impaciencia, por estar cansados de esperar y que no se nos haga justicia.
Miedo, por temor a perder lo que tenemos o por no lograr lo que queremos.
Inseguridad, por no ser capaces de creer en nosotros mismos.
Decepción, por verse derrumbadas nuestras expectativas o ponerlas en las personas que
inconscientemente sabemos que, no nos las van a cumplir.
Incomunicación, por no saber expresar nuestras emociones o expresarlas de manera no
asertiva.
Autodestrucción, por hacernos daño y no ser capaces de hacernos responsables de nosotros
mismos.
Nuestras emociones no se presentan de forma aislada, una emoción puede arrastrar a otras
más.
¿Cuáles son las consecuencias de sentir ira?
Si queremos saber ¿cuáles han sido nuestras experiencias en el pasado?, examinemos
nuestro cuerpo ahora.
Si queremos saber ¿qué aspecto tendrá nuestro cuerpo en el futuro? examinemos
nuestras experiencias actuales.
Metabolizamos todas y cada una de nuestras experiencias en nuestro cuerpo. Cuando
hay una alteración en los mecanismos de reparación celular es cuando
enfermamos (Deepack, 2017).
El cuerpo es el resultado metabólico de todas nuestras experiencias cotidianas.
Las emociones fuera de control o secuestro emocional:
Desequilibran tu sistema inmunológico (Psiconeuroendócrinoinmunologia).
Sistema inmunológico está compuesto por: las amígdalas, el timo (produce los linfocitos
“T” que combaten el cáncer y los leucocitos o glóbulos blancos), los ganglios linfáticos, el
bazo, la médula ósea (es la fábrica de los glóbulos rojos) y los vasos linfáticos.

Enfermedades relacionadas con la ira


De acuerdo a Jaques Martel, en su “Gran diccionario de las dolencias y enfermedades”.
Todas las enfermedades terminadas en “itis” suelen estar relacionadas con la ira o la
frustración ya que se vinculan con conflictos emocionales no resueltos y ello produce
inflamaciones, somatizadas en:
Amigdalitis, Apendicitis, Artritis, Bursitis, Colitis, Cistitis, Diverticulitis, Gastro-enteritis,
Gingivitis, Laringitis, Otitis, Tendinitis, Uretritis y Vaginitis (Martel, s/f).
Por ejemplo: La Artritis es la inflamación de una articulación:
Puede afectar cada una de las partes del sistema locomotor humano: trátese de los huesos,
ligamentos, los tendones o los músculos. Se caracteriza por la inflamación, la rigidez
muscular y dolor todo lo cual corresponde en el plano metafísico a: encierre, crítica, pena
tristeza o ira (Martel, s/f).
Consecuencias de la Ira en el cuerpo y la mente
Si, implotas o la ira estalla hacia adentro del cuerpo, se convierte en enfermedad.
Altera la visión: Efecto de túnel.
Cálculos biliares o Piedras en la vesícula: Pueden ser del tamaño de Grano de arena hasta
llegar al tamaño de una Pelota de Golf.
Cáncer: Relacionada con acidosis en el cuerpo producida por grandes cantidades de
cortisol.
Depresión del sistema inmune, al inhibir las emociones como la ira o el resentimiento.
Enfermedades cardiacas: Envenena la sangre: cuando se vierte cortisol al torrente
sanguíneo y ésta se vuelve ácida. Derrame cerebral. Arterias carótidas. Ataque isquémico
transitorio.
Si, explotas o la ira estalla hacia afuera del cuerpo, se convierte en violencia
Genera violencia: Se transforma en agresiones: físicas y psicológicas.
Conflictos no resueltos: Emociones implotadas, como el Rencor/Odio/Injusticia/Rechazo
generan relaciones tóxicas en la interacción social.
¿Qué órganos se afectan con la ira?
El hígado realiza una gran variedad de funciones, entre las cuales están: la desintoxicación
de la sangre y la producción de bilis, la digestión de los alimentos y el almacena de energía.
La vesícula biliar almacena bilis, un líquido producido por el hígado para digerir las grasas
(Mejorconsalud, 2018).
La rabia y la ira, así como todas las emociones derivadas de ellas, están asociadas al mal
funcionamiento de estos órganos.
Enfermedades y fármacos que causan ira
Enfermedades
Tiroides hiperactiva: La producción de hormona tiroidea afecta el carácter.
Diabetes: el bajo nivel de azúcar produce estallidos de ira.
Depresión: te pone enojado, agitado e irritable.
Alzheimer: Se presentan irritabilidad y arrebatos de ira.
Inflamación del hígado, cirrosis y hepatitis: el hígado no cumple su función e intoxica el
cerebro creando episodios de hosquedad y agresividad.
Epilepsia: si los episodios son graves se presentan arrebatos después de éste.
Enfermedad de Wilson: Trastorno genético que acumula el cobre en el hígado y produce
explosiones de ira.
Accidente Cerebro Vascular: Si ocurre en la parte inferior del lóbulo frontal la persona no
puede sentir empatía y se vuelve agresiva.
Medicamentos
Estatinas: bajar el colesterol y prevenir enfermedades cardiacas y como efecto secundario
los pacientes presentan episodios de ira.
Somníferos: las benzodiacepinas recetadas para el insomnio o la ansiedad alteran la
función cerebral y causan enojo. Ambas ayudan a que se produzcan episodios de ira
(Holadoctor, 2012).
Recomendaciones
El conocimiento es poder. Postulados para la sanación de emociones:
Nuestros pensamientos nos enferman, pero también nos curan.
Si queremos saber cuáles han sido nuestras experiencias en el pasado, examinemos nuestro
cuerpo ahora. Si queremos saber qué aspecto tendrá nuestro cuerpo en el futuro
examinemos nuestras experiencias actuales.
Tenemos nuestra propia farmacia interna para sanarnos.
Nuestra farmacia interna:
Si estamos tranquilos, nuestros glóbulos blancos y los leucocitos producen diazepam
(Diazepam, 2018) o la marca comercial Valium.
El diazepam es una benzodiazepina que sirve para tratar problemas de ansiedad, los
síntomas de abstinencia del alcohol, o los espasmos musculares (Chopra, 2017).
Un estado de euforia inducido naturalmente tiene más consecuencias biológicas que el
simple hecho de sentirnos bien (Por ejemplo: un enojo desproporcionado).
Examinar el efecto placebo y nocebo
Placebo: Cuando creemos en algo o en alguien aunque sea pseudociencia, nos va a hacer
bien (placebo). Al sentir placer, se activan en nuestro cerebro los centros
de dopamina (núcleo acumbens y el área ventral tegmental) y también funciona como
un analgésico.
Nocebo: Por el contrario, cuando creemos que algo malo va a pasar, o será perjudicial y
pasará el peor de los escenarios (nocebo), esto debilita el sistema inmunológico siendo las
personas más vulnerables a virus y bacterias. Cualquier estímulo banal, lo procesa como si
fuera muy doloroso (Efe, 2017). En una situación estresante los glóbulos blancos y las
plaquetas bajan.
El estado del sanador o profesional de la salud y su condición física, espiritual y
emocional, influye y regula la respuesta biológica de la persona a la que está curando.
Personas sanas curan personas sanas.
En conclusión, si tenemos expectativas negativas, los efectos serán negativos y si tenemos
expectativas positivas, los efectos serán positivos.
Sugerencias para el cambio para regular la ira
Aprende a meditar.
Realiza actividades al aire libre.
No acumules porque a corto, mediano o largo plazo te va a hacer daño.
Se consciente de sus causas y sus consecuencias.
Descansa y no te tomes todas las cosas personales.
Realiza actividades que te relajen y desactívala.
Si te es posible, aléjate de las personas que te irritan.
Toma sesiones de campo electromagnético pulsante de baja frecuencia, que bajan la
intensidad de tus emociones negativas.
Si fallan todas las opciones anteriores: Busca ayuda profesional.
Sólo cuando estás consciente del daño que te generan tus emociones, puedes enfrentarlas y
equilibrarlas.

b) MIEDO
El miedo es la causa de tropiezo y enemigo de muchos cristianos, no permite el desarrollo
de una correcta personalidad cristiana.
El miedo tiene la función de protegernos de peligros, pero no puede dominarnos.
Jesús estaba interesado en que aprendiéramos a confiar ya desechar el temor, en reiteradas
ocasiones ataco este sentimiento con la frase No temáis, Su poder desconocido para
muchos debía ser una fuente de confianza y esperanza y no de temor.
Como cristianos no podemos negar el hecho de que vivimos rodeados de situaciones y
cosas que nos infunden temor pero debemos ocuparnos de no dejarnos dominar Salmos 23
“Aunque andes por valles de sombras o de muerte…”
Debemos:
- Reconocer cuales son aquellos temores que no nos dejan avanzar y cuales es su raíz
- Confiar en la justicia de Dios, pecado confesado-pecado perdonado. Su sacrificio nos
hace libre del temor
1 Juan 4:18 “En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el
temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor”

La Real Academia Española define el miedo como “sensación de angustia provocada por la
presencia de un peligro real o imaginario”. Aunque nacemos únicamente con dos miedos
innatos: el miedo a caernos y a los sonidos fuertes, la información que vamos recibiendo a
lo largo de nuestra vida nos sirve para estar alertas y prevemos aquellas cosas que son
potencialmente peligrosas.
El miedo es una conducta adaptativa que nos ha permitido sobrevivir a los depredadores y a
los desastres naturales. La mayor parte del miedo es aprendido y los temores se desarrollan
por asociación según vamos haciéndonos mayores. Cuando evitamos ir solos por un
callejón oscuro o si, por ejemplo, subimos a un helicóptero por primera vez sabemos,
aunque nunca nos haya pasado antes, que este se puede caer, por lo que experimentamos un
estímulo por anticipación.
Así reacciona nuestro cuerpo ante el miedo
Nuestro cerebro tiene la capacidad de crear algunas reacciones de pensamiento y acción,
pero el miedo funciona de forma autónoma. El proceso que tiene lugar en el hipotálamo, el
hipocampo y la amígdala cerebral comienza con un estímulo.
Estás solo en casa y de pronto oyes cerrarse una puerta cuando no esperas a nadie. La
respuesta a ese estímulo deriva en dos posibles reacciones: lucha o huida. ¿ha sido una
corriente de aire? ¿me he dejado algo abierto? ¿un desconocido ha entrado en mi casa para
hacerme daño?
En ese momento los pulmones captan el máximo de oxígeno posible en cada inspiración,
los sistemas digestivo e inmune dejan de “malgastar energía” y nuestro cuerpo activa todas
las funciones de emergencia por lo que nuestro cerebro no será capaz de realizar pequeñas
tareas y centrará todos sus recursos a un plan mayor.
El sistema nervioso simpático, activado por el hipotálamo, desata una reacción en cadena,
se activa la médula adrenal que emite adrenalina y noradrenalina. Las pupilas se dilantan
para poder captar el máximo de luz, la presión arterial y la frecuencia de lo latidos del
corazón aumentan por las hormonas del estrés y el sistema endocrino produce hasta 30
hormonas que ayudan a poner el sistema circulatorio a gran velocidad.
Los vasos de la piel se contraen y esta se queda sin el líquido que mantiene su temperatura
dando lugar a la sensación de escalofríos y suben los niveles de glucosa que junto con la
adrenalina producen la llamada “carne de gallina”.
Estas reacciones corporales son las que preparan a tu cuerpo para enfrentar un peligro, ya
sea luchando contra él o para huir lo más rápido posible de la situación.

c) CULPA
Muchos cristianos viven en una constante culpa, les cuesta aceptar el perdón gratuito de
Dios.
El castigo que estaba determinado para el hombre fue pagado por Jesucristo Efesios 4:32/1
Juan 1:9/ 1 Juan 2:12
Al arrepentirnos de nuestros pecados somos libres de castigo y culpa, pero es el comienzo
de nuestra sanidad
Proverbios 28:13 El que encubre sus pecados no prosperará; Mas el que los confiesa y se aparta
alcanzará misericordia
Toda forma de liberación de culpa tiene raíz en la confesión
Ejemplo: Acaz Josue 7:1-18
La falta de confesión de Acaz tuvo consecuencias sociales y ruina comunitaria
Ejemplo: Juan el Bautista
Su bautismo era para arrepentimiento Hechos 19:4 la gente debía venir confesar sus
pecados y arrepentirse Santiago 5:16 “Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por
otros, para que seáis sanados.”
Si la CULPA…. MATA… la CONFESION…em medicina para el alma
No debemos hacer penitencias para ser perdonados, solo obedecer ya renunciar a nuestra
antigua manera de vivir.
Ejemplo: Zaqueo Lucas 19:2-10
Al reconocer su pecado decidió compensar a aquellos que habai robado, devolviendo 4 mas
de lo que había robado.

La culpa es uno de los estados más desgastantes para el ser humano. Liberarse de esta
emoción desadaptativa requiere razonar, reflexionar, reparar e iniciar un delicado viaje
personal hacia el perdón (o autoperdón).
 ¿Cómo es vivir con una sensación de culpa permanente? 
Más allá de lo que podamos pensar, es una de las emociones más desgastantes y uno de los
principales motivantes a la hora de solicitar ayuda psicológica. Vivir con ese peso del ayer
no afrontado con valentía o de una forma correcta (según el propio juicio) nos sume en
estados muy dolorosos y limitantes.
Muchas personas se culpan por cosas de las que tienen sin duda, plena responsabilidad.
Otras buscan sentirse culpables casi por cualquier cosa. Es una realidad que se da con
excesiva frecuencia y que limita el crecimiento personal del ser humano casi desde el inicio
de nuestros tiempos. 
Fue Sigmund Freud el primero en profundizar en este tipo de emoción, explicándonos por
ejemplo, que gran parte de los mecanismos de defensa que desarrollamos tienen como
objetivo protegernos del influjo de la culpa.
Por otro lado, muchos expertos en materia emocional la definen como uno de los estados
más «tristes» de la persona, ahí donde también aparece la angustia, el sufrimiento y la
soledad (Fischer, Shaver y Carnochan, 1990). Asimismo, y como dato curioso, dentro del
desarrollo moral y social del niño, se sabe que la culpa ya aparece entre los 3 y los 5 años.

“La culpa es uno de los sentimientos más negativos que puede tener el ser humano y, al
mismo tiempo, una de las maneras más utilizadas para manipular a los otros.”-Bernardo
Stamateas-

La culpa nos hiere y nos desgasta


Hay personas con cierta tendencia a sentirse culpables casi por cualquier cosa. Sufren, caen
en estados de agotamiento y angustia permanente. ¿Por qué ocurre? Expertos en el tema
como Carmen Durán nos señala que la culpa tiene, por sí misma, una importante función:
nos ayuda a generar el bienestar ajeno o a ajustar nuestros deseos y los de los demás en un
saludable equilibrio.
Si esto no ocurre, lo pasamos mal. Ahora bien, hay perfiles que tienen la constante
sensación de estar fallando a todo el mundo casi a cada instante. Porque probablemente,
ellos mismos hayan pasado malos momentos y circunstancias en su pasado, que escapan a
su alcance y que muchas veces, provocan interrogantes como ¿por qué a mí?, ¿qué he
hecho mal?
Algo que debemos entender es que las personas no tenemos el control absoluto sobre todo
lo que nos rodea. Nos responsabilizaremos por tanto, de aquello que nos atañe a nosotros
mismos.
La culpa que acaba hiriendo a los demás
El culpable no siempre acaba haciéndose daño a sí mismo. Muchas veces,  busca herir a los
demás. Hacerlo, le puede ayudar a sentirse superior y poderoso. A veces, herirse a uno
mismo no es suficiente. Las preguntas anteriormente mencionadas de ¿por qué me ha
sucedido esto a mí y no a otros? pueden instar a «compartir» ese mal que tú has sufrido.
Además, tener el poder de herir a los demás, dota a la persona insegura de seguridad. Se
siente mejor si los demás también sufren. ¿Yo lo he pasado mal? Pues los demás que
también lo pasen.
La persona que se ha sentido dañada, en algún momento, lo toma como una especie de
venganza. Se siente así omnipotente y con poder, pero con un poder ficticio. Cuando se dé
cuenta de lo que ha hecho se sentirá mal, se hundirá, aunque lo haya hecho fuera de
su control.
¿Cómo librarse de la culpa?
Una persona que vive con culpa, debe ser consciente de ello antes de poder
solucionarlo. Thomas Gilovich, profesor de Psicología de la Universidad de Cornell,
Estados Unidos, nos señala algo tan llamativo como interesante. Por término medio, las
personas que más sufren del peso de la culpa, acaban culpabilizándose de cosas que no
tienen sentido ni relevancia.
Asimismo, cuando más tiempo pasa sin gestionar y tratar estos estados, esa emoción se
vuelve más intensa e irracional. Veamos no obstante qué estrategias deberíamos seguir a
cabo.
Identificar
Hay que clarificar con objetividad qué aspectos son los que nos hacen daño, sobre los que
tenemos auténtica responsabilidad y nos hace sentirnos culpables.
Aceptación
La aceptación es parte indispensable en el proceso de recuperación. Deberemos aceptar
esos hechos en los que tenemos una responsabilidad real (desechando aquellos infundados
o irracionales)
Pedir  (y pedirnos) perdón
Si te equivocas, pide perdón y sigue adelante. Errar es humano y no debemos bloquearnos
sin poder avanzar. Sintámonos arrepentidos de verdad y esforcémonos porque ello no
interrumpa el transcurso de nuestra vida.
Asimismo, y no menos importante, también es esencial en muchos casos poder perdonarnos
a nosotros mismos.
Reparar el daño
Si está dentro de nuestras posibilidades, intentemos reparar el daño que hemos producido.
Aunque no te perdonen, aunque la otra persona no te crea. Cambia lo negativo a positivo, y
siéntete conforme por haber hecho todo lo que ha estado a tu alcance por reparar aquello
que dañaste.
Verbaliza la culpa
Si algo te hace sentir mal, ¡exprésalo! La culpa se alimenta de lo que nos guardamos para
nosotros, lo que no nos atrevemos a decir.
Nuestro objetivo es ser felices no infelices. ¿Por qué no hacer aquello que nos evitará
problemas después? ¿Es que acaso queremos sentir dolor?
Debemos cambiar el modo de actuar y no tener miedo de verbalizar aquello que nos
molesta, que nos hace sentir mal, con lo que no estamos de acuerdo.

Temperamento: Combinación de las características con que nacemos


Sanguíneo (Influenciador)
Colérico (Hacedor):
Flemático (Sociable):
Melancólico (Pensador):
Carácter: Denota el verdadero “yo” Es el resultado de nuestro temperamento natural
modificado por la instrucción, la educación , cultura, actitudes externas, creencias, etc.

Es la suma de atributos o virtudes internas e invisibles del hombre o mujer, nuestros hábitos
forman nuestro carácter.
Los resultados han sido contundentes, el carácter está en parte determinado por la herencia
genética, por la influencia de la educación y el ambiente que rodea al niño. ... También está el
caso contrario, gracias a la formación, se potencia el carácter inicial que era genético y similar
a uno de los padres.
Sí, el temperamento se hereda y se debe a procesos fisiológicos del sistema linfático, así como
a la acción endócrina de ciertas hormonas. ... En otras palabras, la manera como los padres
eduquen a su hijo determinará su carácter y, juntos, el temperamento y carácter que construirán
lo que llamamos: personalidad
Personalidad: Es la expresión externa de la persona, es la fachada
Proviene de la palabra griega prosopon que significa mascara, es la parte visible de nuestro
carácter y el reflejo de nuestro temperamento
Es como te presentas a ti mismo, la manera de percibir, pensar, actuar y reaccionar.
La personalidad es publica el carácter es privado, la personalidad es una fachada, una máscara
que usas para actuar en todas partes, pero el carácter es en realidad lo que eres en tu corazón,
es la corona de tu personalidad Colosenses 3:16

¿Dónde radica que dos hombres que viven tragedias respondan de manera diferente siendo
siervos de Dios?
Job 1:22 Perdió todo
Éxodo 16: 2,4 Cuestionado y afligido

Nuestra personalidad y carácter son dinámicos, están en permanente formación 1


Tesalonicenses 5:23 Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu,
alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo.
Espíritu: otorgado por Dios al darnos la vida física y a través del cual podemos comunicarnos
con el
Alma: capacidad pensante de todo ser, nos lleva a tomar decisiones, razonar, tener conciencia
de porque existimos
Cuerpo: revestimiento material en el que se anidad el espíritu y el alma

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