Amparos y Fallo Halabi

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TRABAJO FINAL DE GRADO

ABOGACIA

Acción de clase y derechos individuales homogéneos en el

Derecho argentino. Enseñanzas del caso “Halabi”

LOLLI, DARIO DAMIAN

2016

1
RESUMEN

El individuo en su desarrollo como elemento del grupo social cuenta con una

serie de prerrogativas y facultades, que lo resguardan y preservan en su accionar, una

órbita de derechos individuales que le aseguran su protección ante situaciones que

dañan o ponen en riesgo su integridad personal o la indemnidad de sus bienes.

El avance del pensamiento liberal, plasmado en los diversos cuerpos legales

que se elaboran en Occidente desde el medioevo, amplifica los alcances de este haz de

derechos que va adherido al individuo durante su existencia. El concepto de bien

jurídico protegido se amplía, lo cual motiva el surgimiento de nuevos mecanismos

que permitan resguardar ese bien jurídico que el sistema le reconoce al individuo.

La incorporación de derechos y garantías al proceso legal, se asienta en

principios inalienables, inherentes a la condición de individuo, y se reflejan en las

constituciones modernas de los países de avanzada.

Entre los mecanismos que emergen con el objeto de proteger estos derechos

ampliados, de incidencia colectiva, pero con afectación en el ámbito personal del

individuo, se encuentra la acción de clase. De origen en el common law, y de amplia

difusión en el derecho comparado, no han sido aún legisladas en nuestro país.

El fallo Halabi, leading case para las acciones colectivas elaborado por nuestra

Corte Suprema de Justicia de la Nación en el año 2009, es punto de partida de este

trabajo para analizar sus alcances, y consecuencias en la regulación pretoriana de los

denominados derechos individuales homogéneos.

Palabras clave: derechos individuales homogéneos

2
ABSTRACT

The individual development as an element of social group, has a number of

prerogatives and powers that safeguard and preserve in their actions, an orbit of

individual rights that ensure their protection to situations that harm or endanger their

personal safety, or indemnity of their property.

The progress of liberal thought, embodied in the various legal bodies that are

produced in the West since the Middle Ages, amplifies the scope of this bundle of

rights that is attached to the individual during its existence. The concept of legally

protected expands, which motivates the emergence of new mechanisms to protect the

legal right that the system recognizes to the individual.

The incorporation of rights and guarantees legal process, is based on

inalienable principles inherent in the condition of the individual, and are reflected in

modern constitutions of advanced countries.

Among the mechanisms that emerge, in order to protect these expanded rights

of collective incidence, but with involvement in the personal sphere of the individual,

is the class action. Common law origin, widely disseminated worldwide, and have not

yet been legislated in our country.

Halabi, leading case for class action, prepared by our Supreme Court of

Justice of the Nation in 2009, is the starting point for this work to analyze its scope,

and consequences in the Praetorian regulation of so-called homogeneous individual

rights.

Keywords: Homogeneus individual rights

3
“Donde hay un derecho, hay un remedio legal para hacerlo valer

toda vez que sea desconocido”

Corte Suprema Justicia de la Nación,


Voto Mayoritario en el fallo “Halabi”

Al profesor José Luis Centurión,


por su vocación de servicio y pasión por el Derecho.
A mi esposa Andrea, por su apoyo incondicional.
A mis padres.
A mi hijo.

4
Indice

Introducción. .................................................................................................................. 6

I. El fallo “Halabi” ................................................................................................... 10

1. Descripción del caso. ........................................................................................ 10

2. Importancia del fallo. ........................................................................................ 13

3. Elementos distintivos del fallo HALABI. ........................................................ 20

II. Derechos individuales homogéneos. ....................................................................... 25

1. Reforma constitucional de 1994. El art. 43 CN ................................................ 25

2. Derechos de incidencia colectiva. ..................................................................... 30

3. Derechos Individuales Homogéneos. ................................................................ 33

III. Acciones de clase ................................................................................................... 38

1. Concepto ........................................................................................................... 38

2. Derecho Comparado. Estados Unidos y su Regla 23........................................ 40

IV. Tutela de los Derechos Individuales Homogéneos en la Legislación Argentina .. 49

1. Antecedentes legislativos nacionales ................................................................ 49

2.. Legislación provincial ......................................................................................... 54

3 Antecedentes jurisprudenciales ............................................................................ 64

V. Perspectivas ............................................................................................................. 70

1. Proyectos legislativos. ....................................................................................... 71

2. Evolución jurisprudencial posterior a “Halabi” ................................................ 76

Conclusión ................................................................................................................... 86

BIBLIOGRAFIA ......................................................................................................... 91

5
Introducción.

Vivir en comunidad, es una realidad insoslayable para el ser humano. La vida

del hombre en la sociedad moderna, necesariamente conlleva la existencia de

interrelaciones permanentes con otros miembros de la comunidad. Las exigencias y

necesidades de la ciudad, entendida como un grupo extenso de personas viviendo en

comunidad, ha modificado para siempre la realidad del ser humano como ser social.

Esta existencia en comunidad, y el avance de las nuevas tecnologías, desde la

industrialización, con sus efectos nocivos para el ambiente natural, hasta la actual

revolución de la red de comunicaciones, llevando los conceptos de privacidad e

información a un extremo sin precedentes, revelan como ineludible el avance en las

diferentes herramientas que el sistema jurídico normativo otorga a los ciudadanos.

El fenómeno de expansión de la sociedad, a partir de la revolución industrial,

da fundamentos a un derecho novedoso, reelaborando instituciones, herramientas,

principios y conceptos. De esta manera, la cosa juzgada y sus alcances, la

legitimación activa, la responsabilidad civil, que fueran formulados por el orden

jurídico liberal tradicional, debieron aggiornarse a la nueva realidad.

La dinámica fáctica de esta sociedad de masas, motiva el surgimiento de

procesos que se promueven ante el poder judicial y que se vinculan por una causa

común, con la pretensión de resolver un conflicto de intereses que resulta importante

para una cantidad de sujetos que forman un conjunto de personas que podríamos

llamar clase o grupo.

En particular debo referirme en este introito a la inédita evolución producida

en el Derecho de Daños a partir del siglo XX. Este desarrollo del derecho, ha ido de la

mano del progreso técnico que ha vivido la sociedad en las últimas décadas. Las

6
nuevas tecnologías, introducidas en la comunidad a partir de la revolución industrial,

han creado un factor de “riesgo”, una novedad en la realidad fáctica, que impuso

cambios sustanciales en los principios y conceptos jurídicos liberales.

El avance de las ciencias aplicadas a los sistemas de comunicaciones forma

parte de este desarrollo, y se ha convertido en un objeto de deseo de los diferentes

poderes que pujan por imponerse en el juego social. Quien obtiene y administra la

enorme fuente de datos personales de los ciudadanos, posee una gran ventaja sobre

sus competidores.

Otra arista de este tema, lo conforma el avance del poder de Estado sobre los

derechos del ciudadano ha sido otra nota característica de la época moderna,

vinculada al avance técnico.

El poder de Estado como organismo administrativo de gestión de recursos y

control de la población, resulta una temática que excede ampliamente al presente

trabajo. En esta cuestión, con el objeto de alcanzar sus objetivos, resulta de vital

importancia para el poder estatal tomar conocimiento de la mayor cantidad de datos, e

información relativa a los ciudadanos bajo su órbita, y con este fin puede a veces

sobrepasar los límites impuestos por los principios, derechos y garantías que inspiran

el desarrollo de la comunidad.

Las constituciones liberales, establecieron a fines del siglo XVIII, una serie de

principios y derechos que sentaron las bases de las instituciones democráticas, con

especial acento en las cuestiones relativas a los derechos humanos.

Así por ejemplo en la “Declaración de los Derechos del Hombre y del

Ciudadano” dictada por la Asamblea Nacional Constituyente francesa el 26 de agosto

de 1789, enumera derechos inherentes a la persona, anteriores a cualquier institución,

pertenecientes al hombre por el solo hecho de serlo. Entre estos derechos se

7
establecieron la libertad, la seguridad, la igualdad entre los hombres, el principio de

inocencia, la propiedad privada, etc.

Esta línea de pensamiento ha imperado en las legislaciones occidentales desde

entonces, pudiendo abrevarse en estos principios en la mayoría de los sistemas

jurídicos actuales.

Nuestra Constitución Nacional, consagra el derecho a la intimidad en el

artículo 19, y ha sido definido por la Corte Suprema de la Nación como aquel que

protege jurídicamente un ámbito de autonomía individual constituida por los

sentimientos, hábitos y costumbres, las relaciones familiares, la situación económica,

las creencias religiosas, la salud mental y física y, en suma, las acciones, hechos o

datos que, teniendo en cuenta las formas de vida aceptadas por la comunidad, están

reservadas al propio individuo y cuyo conocimiento y divulgación por los extraños

significa un peligro real o potencial para la intimidad.1

El texto de la Ley, pretende la protección irrestricta de una serie de derechos

fundamentales, a través de las garantías, es decir de herramientas jurídico procesales

acordes, que permitan el acceso del justiciable al sistema protectorio.

La existencia y aplicación de estas herramientas es un punto clave en la

realidad social de la comunidad, y es papel fundamental del derecho su debida

creación, mantenimiento y puesta en funcionamiento.

El derecho argentino recepta los derechos individuales homogéneos, ante esta

realidad, surge el problema de investigación: ¿Existe un vacío legal en el sistema

jurídico argentino con respecto a la tutela de los denominados derechos individuales

homogéneos?

1
C.S.J.N. “Ponzetti de Balbin, Indalia c/Editorial Atlántida S.A. s/daños y perjuicios”, Fallos:
306:1892, 1984

8
El objetivo de este Trabajo Final de Grado, a partir del análisis del caso

“Halabi”, es exponer la vigencia de los llamados Derechos Plurindividuales, advertir

su respaldo normativo de jerarquía constitucional, y a la vez, cuestionar la existencia o

no de tutela suficiente con respecto a estos derechos. Analizar la actualidad referida a

la regulación y reglamentación operativa de este tipo de derechos plurindividuales.

Regulación que permitiría extender la aplicación y protección de estos derechos al

ciudadano común.

A los fines de elaborar el presente Trabajo, se abrevó a los principios de la

metodología mixta, utilizando herramientas de ambos paradigmas: el cuantitativo y el

cualitativo.

El paradigma cualitativo, permite la descripción de los hechos, análisis de

documentos doctrinarios y fallos judiciales que refieren a la evolución del tema en el

sistema jurídico argentino. El método cuantitativo, permite examinar los datos en el

campo de la Estadística. Formular relevamientos sobre la evolución y actualidad de la

jurisprudencia en la materia.

Herramientas como la observación, el análisis de documentos y la entrevista,

son utilizadas en el desarrollo del presente trabajo.

A partir del estudio de casos, con especial énfasis en el fallo “Halabi” y

posteriores emitidos por el máximo tribunal nacional, el relevamiento realizado sobre

los antecedentes normativos y los proyectos que se encuentran a la espera de

tratamiento en el Congreso Nacional, sumado a ello el avance de causas relativas a

derechos individuales homogéneos en estos últimos meses, se procesa la información

a los fines de adquirir un principio de respuesta al problema de investigación.

9
I. El fallo “Halabi”

En la historia jurídica argentina existen pronunciamientos judiciales que paren

derecho. Sucedió este fenómeno con el instituto del amparo, nacido en el derecho

nacional a partir de los fallos “Siri”2 y “Kot”, algo similar ocurrió en la evolución

legislativa sufrida por la responsabilidad civil de Estado, que surge con “Devoto” 3. En

estos casos, la dinámica judicial, y la práctica cotidiana del derecho en los tribunales,

fueron suelo fértil para la creación de herramientas, que a posteriori adquiere el

legislador para su labor formal de creación de derecho.

En el presente capítulo se procede a describir el caso, la cuestión fáctica, los

derechos en juego, la postura del accionante, y se analiza el fallo arribado por la Corte

Suprema de Justicia de la Nación, con un eje en la importancia del mismo para el

acontecer jurídico argentino.

1. Descripción del caso.

Con fecha 17 de diciembre de 2003, fue sancionada por el Congreso Nacional

argentino, la ley N° 25.873, modificando el texto de la ley N° 19.798 norma

regulatoria de las telecomunicaciones en el país.

La norma fue llamada por la opinión pública, la “ley espía”, debido a que

junto con su reglamentación, habilitaba la intervención de las comunicaciones

telefónicas sin la correspondiente orden judicial, y la acumulación de datos sensibles.

Los fundamentos de la norma se basaron en el aumento de la modalidad delictiva

denominada secuestros exprés, en cuya mecánica resulta necesario el uso de teléfonos

celulares y nuevas tecnologías. Los objetivos tenidos en mira, eran combatir el delito

2
C.S.J.N., “Siri, Angel S”, Fallos 239:459 (1957), LL,89-531 y JA,1958-II-476
3
C.S.J.N., “Tomas Devoto y Cia. c/ Estado Nacional”, Fallos 169:111 (1933)

10
y servir al esquema de seguridad colectivo de la Nación, mediante la utilización de

modernas herramientas de captación y monitoreo de comunicaciones de las redes

públicas y/o privadas de telecomunicaciones, cualquiera sea su naturaleza, origen o

tecnología, en tanto operen en el territorio nacional.4

La referida ley N° 25.873, a través de su artículo segundo, incorporaba como

artículo 45ter, a la norma original una obligación a cargo de las compañías de

telefonía: "Los prestadores de servicios de telecomunicaciones deberán registrar y

sistematizar los datos filiatorios y domiciliarios de sus usuarios y clientes y los

registros de tráfico de comunicaciones cursadas por los mismos para su consulta sin

cargo por parte del Poder Judicial o el Ministerio Público de conformidad con la

legislación vigente. La información requerida en el presente deberá ser conservada

por los prestadores de servicios de telecomunicaciones por el plazo de diez años".5

La norma en cuestión, asignaba entonces a los prestadores del servicio de

comunicaciones, el deber de captar, y posteriormente, remitir sin más trámite que el

pedido del órgano estatal, las comunicaciones para su observación.

El decreto N° 1563/2004 reglamentario de la ley N° 25.873, fue promulgado

por el Ejecutivo nacional con fecha 8 de noviembre de 2004. Su objetivo, era

organizar y observar las cuestiones técnicas necesarias para la vigencia de la norma.

Entre los puntos que reglamentaba, se encuentra la obligación a cargo de las empresas

prestadoras del servicio de telecomunicaciones, de arbitrar los medios que habiliten la

toma de datos de los usuarios y condiciones personales, la hora de inicio de una

comunicación y su lapso, y la individualización de su destinatario. Disponía que el

órgano estatal encargado de ejecutar las intercepciones dispuestas por el juez o fiscal,

4
Decreto 357/2005
5
Versión electrónica: http://infoleg.mecon.gov.ar/infolegInternet/anexos/90000-
94999/92549/norma.htm

11
era la Dirección de Observaciones Judiciales dependiente de la Secretaría de

Inteligencia de la Nación (SIDE).

El texto de la norma fue criticado por la doctrina, y por la opinión pública en

general. La aplicación de la modificación, ponía en serio riesgo de vulnerabilidad a el

derecho a la intimidad en las comunicaciones telefónicas y vía web, que se encuentran

garantizadas por las previsiones de los artículos 18 y 19 de la Constitución Nacional.

La ley modificada, autorizaba la intervención de las comunicaciones sin determinar

"en qué casos y con qué justificativos" esa intromisión podía llevarse a cabo.

Debido a este repudio, y lo difícil de su implementación en la realidad, el

Poder Ejecutivo suspendió la aplicación del decreto reglamentario, aunque sin derogar

la norma. 6

En este contexto, el abogado Ernesto Halabi, a título personal invocando su

condición de ciudadano y abogado, planteó por la vía del amparo, la

inconstitucionalidad de la ley y su decreto reglamentario. El agravio se elaboró

manifestando que la aplicación de la ley en los términos planteados, implicaba una

lesión al derecho a la intimidad; una vía que colisionaba con el principio de

autoincriminación; y el secreto profesional, en colisión directa con lo normado por los

artículos 18 y 19 de la Constitución Nacional.

El amparo obtuvo sentencia favorable en primera instancia7 y fue confirmado

posteriormente por la Sala II de la Cámara en lo Contencioso Administrativo8.

Cabe detenerse en lo establecido por la Cámara en lo Contencioso

Administrativo, al declarar la inconstitucionalidad de la norma, no solo para el caso

concreto, sino con efecto erga omnes, beneficiando a todos los usuarios de telefonía e

6
Decreto N° 357/2005, “Suspéndese la aplicación del Decreto Nº 1563 del 8 de noviembre de 2004.”
7
Juz. Nac. 1º Inst. Cont. Adm.Fed. Nro. 10, “Halabi v. Estado Nacional”, LA LEY, 2005-F, 318.
8
Cám. Nac. Apel. Cont. Adm. Fed., sala 2ª, “Halabi Ernesto v. PEN Ley 25.873 Dto 1563/2004
s/amparo ley 16.986”, LA LEY, 2006-B, 397.

12
internet, aunque no hubieran intentando la vía legal. La Alzada sostuvo, que si bien la

acción fue intentada por el letrado Ernesto Halabi en defensa de sus derechos

individuales, la legitimación en el caso comprendía el ejercicio de un derecho de

incidencia colectiva que encuadraba en el 2° párrafo del art. 43 de la Constitución

Nacional. Por ello, advirtieron que la resolución definitiva, debía beneficiar a todos

los usuarios del servicio.

La Sala II en su sentencia, afirmó que la ley vulneraba el derecho a la

intimidad y a la inviolabilidad de la correspondencia, ambas garantías constitucionales

que merecían la mayor protección por parte de los poderes del Estado.

La norma nacional impugnada, por el abogado Ernesto Halabi, padecía

vaguedad en sus previsiones y reglamentación, lo que significaba un riesgo cierto para

el resguardo de los datos personales: podían ser registrados y utilizados para a

posteriori ser funcionales a fines no contemplados en las normas.

Ante la resolución desfavorable de la Cámara, el Estado Nacional interpone

recurso extraordinario y el expediente arriba a la Corte Suprema de Justicia de la

Nación. El Tribunal Máximo elaborará un fallo de suma importancia, el cual

profundizaré a continuación.

2. Importancia del fallo.

En el caso “Halabi”, como expresara anteriormente, la Cámara de Apelaciones

hace lugar a la pretensión de inconstitucionalidad demandada, y otorga a la sentencia

efecto erga omnes, ya que según el criterio de la Alzada, la resolución debía cubrir a

la generalidad de los usuarios del servicio de telecomunicaciones.

El Estado Nacional interpuso recurso extraordinario contra la sentencia de

Cámara, sin debatir la conclusión de los jueces inferiores sobre la lesión a los

13
derechos individuales invocados por Ernesto Halabi. El recurso del Estado, se fundó

en los efectos erga omnes que proyectaba la sentencia de la Cámara de Apelaciones a

la sentencia.

El Estado en su memorial, discurrió sobre los efectos de la sentencia y su

limitación a proteger los derechos del peticionario, en este caso el señor Halabi.

Pretendía el representante legal del Estado Nacional, que lo establecido por sentencia

se limitara al provecho del demandante, limitando los efectos de la sentencia de

Cámara al caso singular.

La Corte Suprema en su entender, estableció que el tema traído para resolver

revestía gravedad institucional, se trataba de una cuestión superior al mero interés de

las partes, que afectaba a todos los usuarios de los servicios de comunicaciones e

Internet, es decir, la vigencia de la norma perturbaba al bien común.9

Desde la perspectiva del Bien Común, el respeto a los derechos humanos es

una de sus condiciones básicas. Garantizar estos derechos, aseguran el desarrollo de la

comunidad, y facilita la obtención de los fines que la sociedad, en su conjunto, se

propone.

El bien común, implica que cada individuo que integra la comunidad, disfruta

de los bienes que posee, y también goza de las condiciones de vida que comparte con

los demás integrantes de su comunidad, por ejemplo: la seguridad, el medio ambiente,

la equidad, la libertad.

Puede definirse al bien común como “el conjunto de condiciones materiales y

espirituales, de muy variado contenido, que favorecen el normal y pleno desarrollo de

la persona humana y de los grupos que integran la sociedad política y que han de ser

9
C.S.J.N., “Halabi, Ernesto c. P.E.N. Ley 25.873 DTO. 1563/04”, Expte. H. 270. XLII. REX, (2009),
LA LEY 2009-B , 157

14
creadas por y para todos y cada uno de sus integrantes, bajo el gobierno de la

autoridad pública”10

El sistema republicano, reconoce e impone límites claros al accionar de las

instituciones públicas sobre los derechos del ciudadano. El derecho a la intimidad e

inviolabilidad de la correspondencia, asimilable a las comunicaciones forma parte del

plexo rígido normativo que protege la esfera de actuación del individuo.

En el fallo, se concibe que, con el objeto de proteger la intimidad de las

comunicaciones, deba realizarse un estricto examen de razonabilidad de las medidas a

tomar, y de qué índole son los fines que motivan tal intervención del Estado en la

esfera del particular.11

Distingue el fallo, tres categorías de derechos. Aquellos que resguarda lo

normado en el primer párrafo del art. 43 de la Constitución Nacional, a través de la

instrumentación del amparo, y que velan sobre bienes jurídicos individuales,

divisibles y no homogéneos, ejercidos por sus titulares. El titular del derecho debe

"probar una lesión a ese derecho para que se configure una cuestión justiciable” (cfr.

Considerando 10 voto mayoritario)

A continuación, refiere a los derechos de incidencia colectiva cuyo objeto es

proteger bienes colectivos indivisibles, que se encuentran en cabeza de la comunidad

en su conjunto y no son divisibles en modo alguno. El Defensor del Pueblo, las

asociaciones cuyo objeto es el bien colectivo, y el afectado, son los legitimados para

accionar en estas cuestiones, y "la pretensión debe ser focalizada en la incidencia

colectiva del derecho" (cfr. Considerando 10 del voto mayoritario).

En tercer lugar, se revela otra categoría, la de los derechos derivados de

intereses individuales homogéneos. La Corte en su voto mayoritario, dispuso entre


10
Santiago, Alfonso (h); “El concepto de Bien Común en el sistema constitucional argentino. El
personalismo solidario como techo ideológico de nuestra Constitución” UCA, colección año VII nº 12
11
C.S.J.N., “Dessy s/ hábeas corpus” Rto. 19/10/95. Publicado en Fallos 318:1894 (1995)

15
estos derechos a "los derechos personales o patrimoniales derivados de afectaciones

al ambiente y a la competencia, de los derechos de usuarios y consumidores, como de

los derechos de sujetos discriminados". El daño es individual, pero la causa fuente

del daño es una, lo que "lleva a considerar razonable la realización de un solo juicio

son efectos expansivos de la cosa juzgada que en él se dicte, salvo en lo que hace a la

prueba del daño" (Cfr. Considerando 10 del voto mayoritario).

Dicho en otras palabras, esos intereses homogéneos, pueden dar lugar a la

interposición de una demanda única a favor de la clase o colectivo de personas

afectadas, pero el alcance y extensión de los daños de cada una de las personas,

deberá probarse por cada quien, en procedimientos especiales, o en la etapa procesal

de ejecución de sentencia. En el caso de los intereses individuales homogéneos, la

legitimación corresponde, también, al Defensor del Pueblo, a las asociaciones que

defiendan esos intereses y al afectado. Pero esta regla elaborada por la Corte, traza un

límite, porque la ministra Highton de Nolasco, dejó a salvo su opinión en contrario,

respecto a la legitimación del Defensor del Pueblo, en cuestiones de derechos

patrimoniales.

El fallo mayoritario, sentó como pauta para el trámite de las futuras

controversias, así como para ser tenida en cuenta por la legislación que se deberá

dictar, la necesidad manifiesta de establecer los mecanismos adecuados para

“garantizar la adecuada notificación de todas aquellas personas que pudieran tener un

interés en el resultado del litigio, de manera de asegurarles tanto la alternativa de optar

por quedar fuera del pleito como la de comparecer en él como parte o contraparte.”

El voto de la mayoría, entendió que "hay una clara afectación del acceso a la

justicia, porque no se justifica que cada uno de los posibles afectados de la clase de

16
sujetos involucrados promueva una demanda peticionando la inconstitucionalidad de

la norma", configurándose uno de los requisitos de la “acción de clase”.

El fallo también sostiene que, el tratamiento procesal de las demandas en las

que se pretenda la protección de derechos de incidencia colectiva vinculados a

intereses individuales homogéneos, debe ser tramitada a través de "acciones de clase",

cuya regulación pretoriana provisoria establece, hasta que el Congreso regule

legislativamente la cuestión.

Con posterioridad a la resolución de la Corte Suprema en el caso “Halabi”, el

presidente del máximo tribunal expuso la cuestión ante la Asociación de Abogados de

Buenos Aires, y sostuvo que "Las acciones colectivas son un gran aporte al diseño

institucional del país porque son mecanismos que provee el Estado de Derecho para

que la sociedad civil participe. Y si el ciudadano común participa en la vida del país,

entonces hay más control, más debate, hay discusión y transparencia, menos

oscilaciones pendulares y más equilibrio de fuerzas, menos decisiones centralizadas

en un país con una larga tradición de decisiones centralizadas"; mantuvo asimismo,

que "con las acciones colectivas hemos dado un enorme salto en el sistema legal,

porque ahora tenemos acciones colectivas en el campo del derecho ambiental, en el

del derecho de los consumidores y, a partir de "Halabi" en materia de derechos

extrapatrimoniales".

Reconoció el Presidente de la Corte en su exposición, que "el sistema legal

está aún en transición", dado que la acción de clase no está prevista en el sistema

procesal, existiendo entonces un vacío legal, sobre el que la corte ejerció su función

pretoriana.

Los ecos del fallo aún retumban en el sistema jurídico argentino, como fuente

inspiradora de doctrina, intentos legislativos, y resoluciones judiciales. Es así que

17
puede apreciarse tal relevancia con claridad, observando el desarrollo de los distintos

hechos que su dictado desencadenó, y que se extienden en el tiempo hasta la

actualidad.

Los diversos proyectos de ley presentados en ambas Cámaras del Congreso

Nacional, los cuales serán tratados en el presente trabajo, así como el dictado de la

reforma a la Ley de Amparo en la provincia de Buenos Aires, la creación del Registro

de acciones colectivas en el ámbito de la Suprema Corte bonaerense, son muestras

claras de la relevancia que ha tenido para la vida jurídica argentina el fallo “Halabi”.

Por mayoría de sus miembros conformada por los doctores Highton de

Nolasco, Maqueda, Lorenzetti y Zaffaroni, el fallo de la Corte Suprema estableció la

distinción de los derechos protegidos por la vía del amparo en tres clases o categorías

"individuales, de incidencia colectiva que tienen por objeto bienes colectivos, y de

incidencia colectiva referentes a intereses individuales homogéneos" (considerando.

9°).

El voto mayoritario, transcribió, los considerandos 8° a 12 del voto en

disidencia que expuso el señor Juez Ricardo L. Lorenzetti, en el expediente "Mujeres

por la vida c/ Estado Nacional s/ Amparo".12

La mayoría en análisis, debatió sobre la legitimación, en correspondencia con

el derecho o interés tutelado, y diferenció:

1. Hay legitimación del accionante cuando, mediante la acción de amparo,

ejerce derechos sobre bienes jurídicos individuales de los cuales es titular. En estos

casos, se procura tutelar "derechos divisibles", "no homogéneos", para reparar un

daño individual del afectado. (considerando 10).

12
C.S.J.N., “Mujeres por la Vida, Asociación Civil sin Fines de Lucro-filial Córdoba- c/ EN – PEN- M.
de Salud y Acción Social de la Nación s/ Amparo”, Fallos 329:4593 (2006)

18
A esta categoría nos remite el primer párrafo del artículo 43 de la Constitución

Nacional en que encuentra regulada la acción de amparo, receptada normativamente

por vía pretoriana por la Corte en los precedentes "Siri" y "Kot”. El derecho que se

considere afectado puede ser tanto personal como patrimonial, y los efectos de la

sentencia a la que se arribe no son erga omnes.

2. En el considerando 11, el voto mayoritario referencia a los derechos de

incidencia colectiva contemplados en el segundo párrafo del art. 43 de la Constitución

Nacional. Son derechos de incidencia colectiva que tienen por objeto bienes

colectivos, siendo ejercidos por el Defensor del Pueblo de la Nación, las asociaciones

que concentran el interés colectivo y el afectado. Se trata de un bien colectivo que es

indivisible y pertenece a la comunidad en su conjunto. Cuando se ejerce "en forma

individual una pretensión procesal para la prevención o reparación del perjuicio

causado a un bien colectivo, se obtiene una decisión cuyos efectos repercuten sobre el

objeto de la causa pretendi, pero no hay beneficio directo para el individuo que

ostenta la legitimación".

3. La tercera categoría que menciona la postura mayoritaria de la Corte, se

encontraría también en el segundo párrafo del art. 43 de la Constitución. Los

llamados derechos de "incidencia colectiva referentes a intereses individuales

homogéneos".

El fallo, los define de una manera clara: “Tal sería el caso de los derechos

personales o patrimoniales derivados de afectaciones al ambiente y a la competencia,

de los derechos de los usuarios y consumidores como de los derechos de sujetos

discriminados.” Siguiendo con la lectura del considerando 12 del voto, se observa

que dispone que “no hay un bien colectivo, ya que se afectan derechos individuales

enteramente divisibles. Sin embargo, hay un hecho, único o continuado, que provoca

19
la lesión a todos ellos y por lo tanto es identificable una causa fáctica homogénea”

para todos los individuos o un grupo importante de ellos. Existe sigue el fallo, “una

homogeneidad fáctica y normativa que lleva a considerar razonable la realización de

un solo juicio con efectos expansivos de la cosa juzgada que en él se dicte, salvo en lo

que hace a la prueba del daño”. Considera entonces aceptable "la realización de un

solo juicio con efectos extensivos de la cosa juzgada que se dicte, salvo en lo que hace

a la prueba del daño" cuando apunta a aspectos resarcitorios.

En este punto, radica la vital importancia del caso “Halabi”, en esta última

categoría la Corte Suprema define, lo que podría denominarse una primigenia acción

de clase.

La Corte, no desconoce que este tipo de acciones, carece de regulación

normativa, sin perjuicio de lo cual, en el considerando tercero del mismo fallo afirma

“donde hay un derecho, hay un remedio legal para hacerlo valer toda vez que sea

desconocido; principio del que ha nacido la acción de amparo, pues las garantías

constitucionales existen y protegen a los individuos por el solo hecho de estar en la

Constitución e independientemente de sus leyes reglamentarias, cuyas limitaciones no

pueden constituir obstáculo para la vigencia efectiva de dichas garantías"

3. Elementos distintivos del fallo HALABI.

Sagués, sintetiza los requerimientos que establece el fallo de la Corte Suprema

de Justicia de la Nación, en su considerando 20º del fallo “Halabi”, de la siguiente

manera: “1) por el actor, precisa identificación del grupo o colectivo afectado; 2)

idoneidad de quien pretenda asumir su representación; 3) existencia de un planteo que

supere los aspectos individuales y exhiba los elementos comunes y homogéneos a

todo el grupo colectivo; 4) implementar un mecanismo notificatorio para todas

20
aquellas personas que pudieran tener un interés en el resultado del litigio, a fin de que

puedan tanto comparecer como parte o contraparte, o no comparecer, y 5)

instrumentar medidas de publicidad que eviten la duplicidad de procesos colectivos

con el mismo objeto, para evitar sentencias contrapuestas”13.

Dispone la Corte en su fallo, que la procedencia de la acción queda supeditada

al cumplimiento de una serie de parámetros:

a. El primer elemento es la existencia de un hecho único o complejo que

causa una lesión a una pluralidad relevante de derechos individuales.

Vale decir, este elemento implica la concurrencia de una causa fuente única,

que lesione o restrinja los derechos individuales de una serie de individuos

aglomerados en un grupo.

b. El segundo elemento que distingue la Corte, consiste en que la pretensión

debe estar concentrada en los efectos comunes y no en lo que cada individuo

puede peticionar, como ocurre en los casos en que hay hechos que dañan a dos o más

personas y que pueden motivar acciones de la primera categoría. De tal manera, la

existencia de causa o controversia, en estos supuestos, no se relaciona con el daño

diferenciado que cada sujeto sufra en su esfera, sino con los elementos homogéneos

que tiene esa pluralidad de sujetos al estar afectados por un mismo hecho.

Declama la Corte, que para admitir la acción de manera colectiva, la

pretensión debe enfocarse fehacientemente, en el aspecto colectivo de los efectos de la

causa común. Es decir, el actor debe expresar inequívocamente su pretensión de llevar

a la justicia la cuestión común, homogénea.

En este punto, se deben acreditar dos puntos: “-El perjuicio diferenciado como

elemento para su legitimación causal activa y procesal”, y “-La causa común del

13
Sagués, Nestor P, 2013, Acción de amparo, adenda de actualización, “El amparo como acción de
clase (caso Halabi)”, p.10

21
perjuicio causado o en vías de ser causado a un grupo de derechos subjetivos para

justificar la agregación.”14

c. Como tercer elemento es exigible que el interés individual considerado

aisladamente, no justifique la promoción de una demanda, con lo cual podría

verse afectado el acceso a la justicia.

Puede afirmarse que en cantidad de casos colectivos hay inconvenientes con el

acceso a la justicia, pero no puede asegurarse que todos estos procesos existe esta

problemática. De allí que se debe identificar esta circunstancia. Conforme se

desprende de lo establecido en el considerando 13º de “Halabi”, la Corte Suprema

entiende que esta cuestión se presenta cuando “el interés individual, considerado

aisladamente, no justifica la promoción de una demanda”.

Afirma la doctrina que “pueden identificarse distintos tipos de obstáculos: a)

el económico, por el cual muchas personas no tienen acceso a la justicia en virtud de

la escasez de sus bajos ingresos; b) el organizativo, por el cual los intereses difusos no

son eficazmente tutelables en un procesos pensado para conflictos bilaterales; c) el

procesal, por el cual los procedimientos tradicionales son ineficaces para encauzar

estos intereses”15.

Sin perjuicio lo expuesto, la Corte admite que la acción resultará de todos

modos procedente en aquellos supuestos en los que cobran preeminencia otros

aspectos referidos a materias tales como el ambiente, el consumo o la salud o afectan

a grupos que tradicionalmente han sido postergados, o en su caso, débilmente

protegidos. En esas circunstancias, la naturaleza de esos derechos excede el interés de

cada parte, y al mismo tiempo, pone en evidencia la presencia de un fuerte interés

estatal para su protección, entendido como el de la sociedad en su conjunto.

14
Lorenzetti, Ricardo L. “Justicia Colectiva” Pág. 106, 2010
15
Lorenzetti, Ricardo L. op. Cit. Pág. 125

22
Elaborando una revisión del mismo, la Corte distingue que existe un hecho

único -la normativa en cuestión- que causa una lesión a una pluralidad relevante de

derechos individuales. Asimismo, afirma la Corte que la pretensión está concentrada

en los efectos comunes para toda la clase de sujetos afectados, con lo que se cumple el

segundo requisito expuesto, y para finalizar advierte el fallo que existe una clara

afectación del acceso a la justicia, porque no se justifica que cada uno de los posibles

afectados de la clase de sujetos involucrados promueva una demanda peticionando la

inconstitucionalidad de la norma, con lo que se cumple el tercero de los elementos

señalados en el considerando anterior. (Considerando 14).

La Corte Suprema invoca al Derecho Comparado a fin de apuntalar sus

definiciones.

Hace referencia en este sentido al desarrollo que ha tenido este instituto en el

derecho de los Estados Unidos de Norteamérica. Analiza en cierta medida lo que

ocurre en el derecho español, consintiendo que la regulación vigente en España

“presenta una singular solución para los problemas que generan la participación, la

legitimación procesal y los alcances de las decisiones en las demandas de contenido

colectivo” (Considerando 18). Refiere asimismo, al ordenamiento legal de Brasil, que

prevé una acción civil colectiva de responsabilidad por daños individualmente

sufridos cuya articulación puede ser ejercida en juicio en forma individual o a título

colectivo.

La sentencia, dispone que la acción proceda tanto en casos personales como en

patrimoniales, siendo necesaria en los últimos la formación de incidentes a fin de que

cada integrante de la clase cuantifique el daño sufrido.

23
El voto mayoritario, luego de sentar estas bases, recomiendan un exhaustivo

análisis de los casos posibles de acción de clase, debiendo el juzgador examinar con

criterio restrictivo la cuestión hasta tanto no sea tipificada por nuestro legislador.

Puedo asegurar entonces, que la acción colectiva o de clase creada

pretorianamente por la Corte, puede definirse como una acción parcial, en

contraposición con la clásica acción norteamericana, ya que su finalidad se limita a

declarar la responsabilidad de un demandado. Para el supuesto de que la acción

colectiva tenga éxito, cada miembro individual del grupo debe presentar su propio

caso tribunal para probar la cantidad y extensión de los daños individuales y sufridos.

Este modus operandi es conforme a la práctica tradicional en los países de

derecho civil. Determinada la controversia colectiva los miembros del grupo deben

comenzar nuevas acciones individuales para probar la causalidad y calcular los daños

y, una vez finalizada la primera acción, es necesario un nuevo juicio individual para

que se ejecute la sentencia.

Para cerrar el presente capítulo, debo apuntar que el fallo “Halabi” es

entonces, pilar fundante de una primigenia acción de clase, que como se analizará

más adelante, tiene repercusiones profundas y actuales en el sistema jurídico

argentino.

24
II. Derechos individuales homogéneos.

La existencia de los derechos individuales homogéneos es reconocida por la

Corte Suprema en el fallo “Halabi”, y distingue su origen a partir de lo establecido en

el artículo 43 de la Constitución Nacional.

Es importante diferenciar estos intereses plurindividuales de los derechos de

incidencia colectiva. Se trata de derechos disímiles, que merecen tutelas diferenciadas,

con alcances y procedimientos particulares.

A fin de arribar a un concepto claro y conciso de los denominados derechos

individuales homogéneos, se tratará en este capítulo de desandar el camino evolutivo

del derecho, partiendo desde la reforma a la Constitución Nacional del año 1994 que

introduce estos instrumentos jurídicos, y arribando a posteriori, a un concepto del

derecho plurindividual.

1. Reforma constitucional de 1994. El art. 43 CN

Constitución Nacional, Art. 43.- “Toda persona puede interponer acción

expedita y rápida de amparo, siempre que no exista otro medio judicial más idóneo,

contra todo acto u omisión de autoridades públicas o de particulares, que en forma

actual o inminente lesione, restrinja, altere o amenace, con arbitrariedad o ilegalidad

manifiesta, derechos y garantías reconocidos por esta Constitución, un tratado o una

ley. En el caso, el juez podrá declarar la inconstitucionalidad de la norma en que se

funde el acto u omisión lesiva.

Podrán interponer esta acción contra cualquier forma de discriminación y en lo

relativo a los derechos que protegen al ambiente, a la competencia, al usuario y al

consumidor, así como a los derechos de incidencia colectiva en general, el afectado,

25
el defensor del pueblo y las asociaciones que propendan a esos fines, registradas

conforme a la ley, la que determinará los requisitos y formas de su organización.”

La novedad añadida por la reforma elaborada en 1994 en este artículo, no es

menor, sino muy por el contrario, se incorporan elementos jurídicos de gran

importancia al plexo constitucional argentino. Basta con apuntar simplemente, que

incorpora en forma expresa el amparo al texto constitucional.

La figura del amparo, que fuera construida pretorianamente por la Corte

Suprema en los mentados leading cases “Siri”16 y “Kot”17, posteriormente regulada

por la Ley 16986, alcanza nivel constitucional y transforma la realidad jurídica de

nuestro país a partir de esta reforma.

Se desprenden del texto incorporado en la Reforma introducida a nuestra

Constitución Nacional al artículo transcripto ut supra, una serie de instituciones

jurídicas novedosas y tendientes a asegurar procesalmente garantías y derechos, y la

creación del concepto derechos de incidencia colectiva en general.

Es entonces de gran relevancia la ampliación de derechos que la reforma del

año 1994 brinda a nuestra Constitución Nacional, a través del artículo 43.

A fin de sintetizar la importancia del articulado que surge en 1994, puede

apuntarse entre sus rasgos más distintivos:

A) Como lo expresara ut supra, incorpora el recurso de amparo bajo la forma

de una garantía tutelar de naturaleza constitucional, que habilita el acceso inmediato,

rápido y efectivo del justiciable a la jurisdicción judicial, para demandar el cese de

todo acto u omisión que en forma actual o inminente, lesione o amenace, con

arbitrariedad o ilegitimidad manifiesta cualquiera de los derechos fundamentales

16
CSJN, “Siri”, Fallos 239:459; LL,89-531; JA,1958-II-476
17
CSJN , “Kot”, Fallos 241:291, LL, 92-627; JA, 1958-IV-216

26
reconocidos en la Constitución, en un Tratado o en una Ley, excepto de aquellos

derechos protegidos por la garantía del hábeas corpus o hábeas data.

B) Concede a los magistrados del Poder Judicial la atribución de llevar a cabo

el examen y control de constitucionalidad de todo material infraconstitucional que

pugne con la carta magna en el marco del juicio de amparo.

C) Ofrece dos garantías nuevas para nuestra realidad jurídica, el hábeas data,

que protege el derecho a la libertad de intimidad, en relación con los datos de una

persona, y el hábeas corpus, para la protección del derecho de libertad física de todos

los habitantes.

D) Confiere a los magistrados del Poder Judicial la atribución de llevar a cabo

el examen y control de constitucionalidad.

Estas aristas que distinguen al art. 43 de nuestra Constitución, de gran

importancia, exceden el marco del trabajo que se pretende elucubrar en el presente,

por lo que centraré el análisis en el párrafo segundo del artículo, que incorpora la

protección de los intereses o derechos de incidencia colectiva en general y de los

intereses individuales homogéneos en particular.

Concentrado en este punto, el art. 43 de nuestra Constitución Nacional,

habilita al afectado, al defensor del pueblo y a las asociaciones intermedias registradas

conforme a la ley, a ejercer la acción para protección de intereses difusos.

Los derechos de incidencia colectiva, constituyen una nueva realidad jurídica,

introducida al sistema normativo argentino por el art. 43 de la Constitución Nacional

conforme el texto ordenado a partir del año 1994, como ya lo expusiera ut supra, a

partir de la reforma, el legislador establece una nueva categoría de derechos, que se

encuentran bajo la guarda del amparo colectivo, formando una creación constitucional

27
original, superadora de los conceptos precedentes como intereses difusos, derechos de

grupo o colectivos.

Vale decir, las “viejas categorías”, han perdido fuerza ante la creación

superadora del texto constitucional.18

Esta nueva categoría de derechos es colocada por el constituyente, en la misma

ubicación que la garantía procesal constitucional, el amparo, por lo que debe

realizarse una clara distinción entre derecho y procedimiento. Confundir ambas

realidades necesariamente nos induciría al error.

El profesor Agustín Gordillo, en su obra sobre Derecho Administrativo, ilustra

el nuevo enunciado del art. 43 de nuestra Constitución Nacional:

“a) se fortalece el derecho a participar en los partidos políticos y el de éstos a

actuar (art. 38), sin perjuicio de las demás formas de participación política que

consagran los tratados del artículo 75 inc.22 y el propio artículo 42 de la misma

Constitución, b) se reconoce expresamente el derecho subjetivo a la resistencia contra

las violaciones al sistema democrático (art. 36), c) se crea el derecho de incidencia

colectiva a que no haya corrupción en la función pública (art. 36, cuarto párrafo en su

remisión al tercero y anteriores), 3.1 El bien jurídico tutelado es el medio ambiente,

bien colectivo a más de individual; ver también, ex ante, la ley 24.051 de1991 (LL,

Antecedentes Parlamentarios, 1996-B, p. 1646 y ss.), y decreto 831/93, d) se reconoce

—aunque se remite a la ley— el derecho de iniciativa (art. 39) y consulta popular

(art.40), e) el derecho subjetivo y de incidencia colectiva a la salud y a un medio

ambiente sano (art. 41 y 43). En materia de servicios públicos continúa una

importante serie de derechos: f) a la protección de los intereses económicos de los

usuarios (art. 42),g) a la libertad de elección (art. 42) o sea, que no haya monopolios

18
GORDILLO, Agustín, 1998, “Tratado de derecho administrativo: La defensa del usuario y del
administrado”, t. 2, 3ra ed, Fundación de Derecho Administrativo, Buenos Aires, ps 21 y 22

28
sino los “naturales” o “legales”; en consecuencia, el derecho “a la defensa de la

competencia” (ídem, segundo párrafo, y 43 segundo párrafo), o sea, a tener por

principio y con apoyo del ordenamiento y los órganos del Estado, un sistema de libre

competencia en la provisión de bienes y servicios; h) al control de los monopolios

naturales y legales (artículo 42, segundo párrafo), i) a la participación, que se

manifiesta en la integración ciudadana en la dirección de los servicios públicos (art.

42, tercer párrafo), y que se complementa al mismo tiempo con la garantía de

audiencia pública, que surge de articular el derecho a la defensa previa o debido

proceso legal contemplado en el artículo 18 con el derecho de incidencia colectiva

conforme al artículo 42, j) y en general a la tutela del usuario y consumidor (arts. 42 y

43, segundo párrafo).”19

Existe una parte del ámbito doctrinario que interpreta que los derechos

plurindividuales no emergen claramente del artículo 43 de nuestra Constitución

Nacional. Así se ha sostenido “con apoyo en todos esos argumentos, concluimos que

la tutela procesal de los derechos individuales homogéneos no debía extraerse con

"fórceps" del art. 43, recurriendo a su peculiar herramienta protectora, sino que debía

hacérselo con apoyo en el derecho a la tutela judicial efectiva, que campea e ilumina a

todo nuestro sistema de garantías constitucionales. Ello, claro está, limitado

estrictamente a aquellos supuestos en los cuales y dadas sus singulares características,

generalmente vinculadas con la escasa cuantía económica de la pretensión que se

reclama o la trascendencia social del valor en juego, de no darse curso a través de un

cauce protectorio de tipo grupal se podría llegar a menoscabar el derecho a la tutela

jurisdiccional.”.20

19
GORDILLO, Agustín, 1998, op. Cit, pág. 22
20
Guiridlian Larosa, Javier D. Rosales Cuello, Ramiro, 2009, Nuevas consideraciones sobre el caso
"Halabi". LA LEY2009-D, 424

29
2. Derechos de incidencia colectiva.

Elaborar un concepto de los llamados derechos de incidencia colectiva, resulta

tarea difícil. La arbitrariedad de las definiciones puede menoscabar el real alcance de

los efectos que tales derechos y garantías deben alcanzar en la comunidad. Al decir de

Lorenzo Bujosa Vadell, pueden calificarse como “personajes absolutamente

misteriosos”.21

La novedad de este grupo de derechos, y sus particulares características, hacen

que la aplicación de las herramientas de estudio e interpretación clásicas sean

complejas, cuando no imposibles. Se torna necesario aggiornar estos elementos a la

realidad jurídica a fin de obtener resultados satisfactorios en la protección de los

derechos de grupo.

El concepto “derechos de incidencia colectiva” es introducido al plexo

normativo argentino a través del art. 43 de nuestra Constitución Nacional. Así reza el

segundo párrafo: “Podrán interponer esta acción (de amparo) contra cualquier forma

de discriminación y en lo relativo a los derechos que protegen al ambiente, a la

competencia, al usuario y al consumidor, así como a los derechos de incidencia

colectiva en general, el afectado, el defensor del pueblo y las asociaciones que

propendan a esos fines, registradas conforme a la ley, la que determinará los requisitos

y formas de su organización.”

Enumera el artículo algunos derechos colectivos, al referirse a los derechos

que protegen al ambiente, a la competencia, al usuario y al consumidor, para a

posteriori, incluir en esta garantía a “los derechos de incidencia colectiva en general”.

El valioso aporte realizado por el legislador a través de la reforma

constitucional del año 1994, al introducir una protección jurídica relevante en el

21
Bujosa Vadell Lorenzo, “Sobre el concepto de intereses de grupo difusos y colectivos” LL 1997-E-
1142

30
ámbito institucional de la Nación, debe ser observado y valorado a fin de lograr una

interpretación inclusiva de los conceptos de protección colectiva.

La introducción de esta nueva dimensión de derechos en nuestra Constitución

Nacional, es una creación jurídica original, y superadora de los distintos elementos

normativos que existían previos a la reforma de 1994.

La dogmática jurídica, ha ponderado distintos criterios para diferenciar y

caracterizar a los derechos de incidencia colectiva, es útil referirme a ellos a fin de

intentar una definición del concepto

a) La indivisibilidad del bien jurídico.

Partiendo del bien jurídico tutelado, podría proponerse la categoría de

incidencia colectiva a los que recaen sobre bienes indivisibles y públicos.

Un bien jurídico es indivisible, cuando corresponde a un conjunto

indeterminado de personas, y no puede ser adjudicado en particular y exclusivamente

a ninguna de ellas.

b) La existencia de un grupo

Se trata de un grupo de personas, quienes se encuentran de manera simultánea

en una misma situación jurídica, con respecto a un bien que todos ellos disfrutan

conjunta y solidariamente, teniendo una necesidad que los agrupa.

c) Dificultad de precisar los afectados

La indeterminación del grupo conlleva a una dificultad al momento de

identificar a los afectados en su derecho.

d) Unidad de causa

31
Humberto Quiroga Lavié, resaltaba este carácter al referir que el derecho

colectivo se definía por la unidad de objeto como por la unidad del acto que lo

genera.22

El punto a) es de vital importancia a fin de deslindar conceptos. La

indivisibilidad del bien colectivo es lo que diferencia el proceso de tutela. Este bien

colectivo se encuentra determinado en el texto de nuestra Carta Fundante. Así se fija

protección constitucional a los derechos relativos al ambiente, derechos referidos a

cuestiones de competencia y tutela al patrimonio histórico cultural.

Es oportuno apuntar, que los bienes jurídicos que son legal o fácticamente

colectivos, generan derechos de incidencia colectiva que deben ser protegidos y

tutelados. La categoría bienes colectivos, fue desarrollada por la doctrina jurídica, a la

luz de los denominados “bienes públicos”, concepto propio de la ciencia económica.

El bien colectivo, puede conceptualizarse a partir de sus características más

sobresalientes: a) son insusceptibles de apropiación individual y excluyente, b) su

disfrute y aprovechamiento por parte de más personas no lo altera ni disminuye; c)

resulta imposible o muy difícil excluir a personas de su goce, y d) su división resulta

imposible, o no consentida por el derecho.23

Como lo expusiera ut supra, nuestra Carta Magna, en su articulado reconoce la

existencia y tipifica derechos relacionados con bienes colectivos, a saber: a un medio

ambiente sano, a la protección de un patrimonio natural y cultural, la sana

competencia. Por su parte, la Corte Suprema de Justicia de la Nación ha advertido

otros derechos con este carácter, como los derechos a la salud pública y a la seguridad

pública.

22
Quiroga Lavié, Humberto. “El amparo colectivo”. Rubinzal Culzoni Editores. Bs As
23
MAURINO, Gustavo, NINO, Ezequiel, Sigal, Martin. (2005), Las acciones colectivas. Análisis
conceptual, constitucional, procesal, jurisprudencial y comparado. Buenos Aires: Lexis Nexis

32
En el orden continental, la Corte Interamericana de Derechos Humanos ha

reconocido la libertad de expresión, a pesar de ser de ejercicio individual, como

derechos colectivos, que hacen al bien común en la sociedad.

3. Derechos Individuales Homogéneos.

Cada vez con más frecuencia, en razón de los procesos de masificación y

complejidad que se presentan en la actualidad social, concurren intereses plurales que

pueden tener un origen fáctico común y un contenido sustantivo homogéneo,

manteniendo a la vez su calidad de individuales, es decir, referidos sin duda a cada

miembro que la titulariza. Estos intereses, sin perjuicio de este origen común,

mantienen su carácter de derechos individuales, privativos, e indisponibles per se por

terceros.

Ante esta realidad surge, el conflicto plural, presentado como una suma de

conflictos individuales que se refleja en el proceso a través de la acumulación 24. Se

trata de acumulación de intereses individuales, con un origen en común, que

convergen en el procedimiento judicial para su resolución.

Este novedoso concepto de derechos individuales homogéneos, refleja

entonces, la necesaria creación de un nuevo instrumento procesal para el tratamiento

unitario de los derechos individuales relacionados entre sí en una única acción por

daños individuales.

La definición la ubicamos a partir del origen común de estos derechos, que no

significa que el origen de la pretensión sea necesariamente un solo acontecimiento

ocurrido en un tiempo determinado teniendo como resultado lesiones comunes sino

que ese origen común de los derechos individuales homogéneos puede surgir cuando

24
Montero Aroca, Juan. 1994, “La Legitimación en el proceso civil (intento por aclarar un concepto
que resulta más confuso cuanto más se escribe sobre él)”, Civitas, Madrid, p. 61

33
esos hechos están relacionados tan estrechamente que pueden llegar a ser

considerados legalmente uno mismo.

Siguiendo las enseñanzas expuestas en su obra por los autores Maurino – Nino

y Sigal, un primer acercamiento indica que trata de derechos que “sin recaer sobre

bienes colectivos tienen condiciones de ejercicio homogéneo en relación con una

pluralidad de titulares, cuyas posibilidades para acceder a la justicia –consideradas

estructuralmente- resultan obstaculizadas por las circunstancias del caso”25

La definición entonces, se compone de dos elementos: a) la homogeneidad,

que “apunta a la situación en que los sujetos afectados comparten una posición

jurídica semejante; en particular, la pretensión de titularidad de sus derechos de

características análogas, en virtud de circunstancias semejantes y uniformes, o

resultantes de una misma causa; b) las posibilidades de acceso a la justicia (existencia

de condiciones y circunstancias que impidan y obstaculicen el efectivo acceso a la

justicia de los integrantes del grupo afectado, más allá de los incentivos y ocasiones

que alguien pueda tener para accionar individualmente), en términos estructurales y

generales (no meramente individuales). Incluye a la mayoría de los derechos de

usuarios y consumidores y los derechos contra la discriminación relativa a la

pertenencia a ciertos grupos desventajados ( art. 43 CN)”.26

La pretensión entonces, surge de derechos de características idénticas, en

razón de circunstancias comunes, similares, o consecuencia de una misma causa;

“más allá de las eventuales diferencias accidentales –como puede ser la mayor o

menor afectación sufrida por las personas involucradas medidas en términos

individuales.”27

25
Maurino, Gustavo; Nino, Ezequiel y Sigal, Martin, 2005, op cit.
26
Maurino, Gustavo; Nino, Ezequiel y Sigal, Martin, 2005, op cit., pág. 192
27
ídem

34
La realidad jurídica de los derechos individuales homogéneos puede

observarse jurisprudencialmente a partir del fallo “Mendoza”.28

La Corte Suprema se refiere a esta categoría de derechos de manera explícita,

y los denomina plurindividuales o individuales homogéneos. El caso “Mendoza”, fue

interpuesto judicialmente por un grupo reducido de sujetos afectados, contra el Estado

Nacional, la Ciudad de Buenos Aires, la Provincia de Buenos Aires, Municipios y

empresas, con el objeto de obtener una recomposición del daño ambiental colectivo y

percibir una indemnización justa de los perjuicios que de manera individual cada

miembro del grupo padeció.

La Corte, al entrar en examen de la causa, resolvió deslindar las pretensiones

llevadas a su conocimiento por los actores. De esta manera dispuso que la pretensión

referida a la recomposición del bien colectivo, medio ambiente, dañado tramitaría en

su órbita, mientras las pretensiones que se referirían al daño individual serían

derivadas, a los jueces correspondientes conforme a las reglas ordinarias de

competencia.

Reconoce la Corte de manera explícita la existencia y necesidad de resguardo

de los llamados derechos individuales homogéneos.

Al inicio de la acción, se adhieren como solicitantes, aceptados por la Corte, el

Defensor del Pueblo, y cinco asociaciones civiles con fines de protección ambiental.

La relevancia del fallo, fue más allá de la exégesis realizada en torno al

derecho colectivo, además de ello, dejó al descubierto las severas limitaciones de los

instrumentos brindados por el proceso judicial, en cuanto a publicidad, representación,

ejecución de sentencias, etc.

28
CSJN, “Mendoza”, CAUSA M. 1569. XL.(2008)

35
Siguiendo el análisis de la Jurisprudencia del Tribunal Supremo de la Nación,

es en la causa “Halabi” donde los ministros de la Corte, entienden que se conforma

esta categoría de derechos o intereses, cuando se afectan derechos enteramente

divisibles a través de un hecho único o continuado que provoca lesión a todos ellos,

siendo por ende identificable una causa fáctica homogénea. 29

La Corte Suprema, a partir de los conceptos elaborados en el fallo “Halabi”,

reconoce la existencia de una nueva categoría de derechos de incidencia colectiva.

Admite la concurrencia de los derechos referidos a los intereses individuales

homogéneos. Siguiendo al art. 43 de nuestra Constitución Nacional, el fallo señala

que se trataría de los derechos personales o patrimoniales derivados de afectaciones al

ambiente, y a la competencia, de los derechos de los usuarios y consumidores como

de los derechos de los discriminados.

Estos intereses individuales en el daño, comunes en su origen, no refieren a un

bien colectivo, sino a un derecho de disposición individual, sin perjuicio de la

existencia de una causa fáctica homogénea. Indica el fallo que se trata de una

homogeneidad fáctica y normativa, que hace razonable el desarrollo de un único

proceso con efectos expansivos de la cosa juzgada que de él surja.

En los intereses individuales homogéneos, se trata de casos en que los cuales

concurre una multiplicidad de sujetos en la misma situación, defendiendo un interés

propio, todos y cada uno de ellos de alguna manera equiparables.

El concepto comprende cuestiones que incluyen “derechos de incidencia

colectiva tanto las prerrogativas que recaen sobre bienes de naturaleza indivisible,

como aquellas que lo hacen sobre bienes divisibles que, en atención a su origen

29
C.S.J.N., “Halabi, Ernesto c. P.E.N. Ley 25.873 DTO. 1563/04”, Expte. H. 270. XLII. REX, (2009),
Consid. 12º, LA LEY 2009-B , 157

36
común y a determinadas características”, estos temas “tornan propicio un tratamiento

concentrado, por razones de estricta conveniencia y no de necesidad lógica.”30

El elemento más significante de estos derechos, entonces, es su

homogeneidad, característica que se revela en tres planos: fáctico, normativo y

probatorio.

En el plano fáctico, es decir de los hechos, se sostiene que es posible

identificar una causa fáctica homogénea, un solo acontecimiento, único o continuado,

lesivo de todos los derechos individuales involucrados.

En cuanto a la homogeneidad normativa, este elemento se refiere a la regla. El

derecho aplicable para obtener resolución a los casos es el mismo.

La homogeneidad probatoria, concurre cuando la acreditación de los

“presupuestos de la pretensión” es común a todos los intereses individuales, con

excepción de lo concerniente al daño que individualmente el particular padece.

Es el juez quien debe hacer lugar a la acción colectiva, una vez que advierte

esta homogeneidad, determina que las cuestiones de hecho o derecho comunes a los

miembros del grupo predominan sobre la cuestión individual, y que la acción

colectiva supera a otras herramientas que el sistema otorga para la solución del

conflicto.31

Al cierre de este capítulo, se advierte la preponderancia objetiva que adquiere

en el proceso la actividad jurisdiccional. La leal saber y entender del señor Juez, le

indicará en cada caso la naturaleza de los derechos o intereses en juego, y su buena

práctica del derecho, encaminará el proceso a fin de otorgar la protección que esos

derechos requieran.

30
Giannini, Leandro J., 2008, “Los procesos colectivos y la tutela de derechos individuales
homogéneos. Los problemas que suscita la noción de “derechos de incidencia colectiva”, L.L. 2008-A-
97
31
Lorenzetti, Ricardo. “Justicia Colectiva”, 2010

37
III. Acciones de clase

El presente capítulo ingresa al análisis del mecanismo procesa que encarna la

tutela efectiva a los derechos plurindividuales homogéneos. Esclarecer el concepto de

la acción de clase, sus orígenes en el common law, con el fin de observar los alcances

del fallo sobre la materia emitido por la Corte Suprema de Justicia de la Nación, y sus

consecuencias.

1. Concepto

El término “acción de clase”, o “acción colectiva” hace referencia al

instrumento jurídico procesal cuya sentencia recaída en un caso particular, en el cual

se vulneren derechos de incidencia colectiva, obtendrá efectos erga omnes.

No se encuentran contempladas en la legislación adjetiva nacional, sin

perjuicio de que reciente interpretación de la Corte Suprema de Justicia de la Nación,

reconoce la necesidad de una normativa que la contemple y regule, ante la existencia

de derechos de tercera generación individuales homogéneos.

El concepto de acción de clase, emerge claramente de la jurisprudencia

estadounidense, “es un procedimiento judicial que se incoa a raíz de una demanda

deducida por uno o más miembros de un numeroso grupo de personas, en

representación del grupo y en razón de la impracticabilidad de reunir a todos sus

componentes. Impracticabilidad no significa imposibilidad del joinder sino que basta

la extrema dificultad o inconveniencia para reunir físicamente los agraviados

demandantes”.32

32
F2d 909 Ninth Cir, “Harris v. Palm Springs Alpine Estates Inc.”, 1964.

38
Nuestro máximo tribunal, en el mentado fallo “Halabi”, otorga parámetros

interpretativos que nos permiten delinear un concepto para las acciones protectorias a

los intereses individuales homogéneos.

Admitida la acción colectiva en pos de la protección de intereses individuales

homogéneos, la Corte sostiene que tal herramienta judicial, requiere la verificación

por parte del Juez de la existencia de una causa fáctica común, una pretensión de la

actora enfocada en el aspecto colectivo de los efectos de ese hecho común, y la

constatación de que el ejercicio individual de la pretensión no aparece plenamente

justificado.

Desglosa entonces en su fallo la Corte los elementos que considera necesarios

para que la acción de cobertura a los intereses individuales homogéneos, de la

siguiente manera:

El primer elemento, conforme el fallo, es la existencia de un “hecho único o

complejo que causa una lesión a una pluralidad relevante de derechos individuales.”

El segundo elemento o requisito, reside en que la pretensión intentada “debe

estar concentrada en los efectos comunes y no en lo que cada individuo puede

peticionar”, de allí que “la existencia de causa o controversia, en estos supuestos, no

se relaciona con el daño diferenciado que cada sujeto sufra en su esfera, sino con los

elementos homogéneos que tiene esa pluralidad de sujetos al estar afectados por un

mismo hecho.”

El tercer elemento que exige la Corte en el leading case, refiere a que “el

interés individual considerado aisladamente, no justifique la promoción de una

demanda, con lo cual podría verse afectado el acceso a la justicia.”

Este tercer elemento tiene la salvedad de que será viable la acción “en aquellos

supuestos en los que cobran preeminencia otros aspectos referidos a materias tales

39
como el ambiente, el consumo o la salud o afectan a grupos que tradicionalmente han

sido postergados, o en su caso, débilmente protegidos.” En estos casos la corte

entiende que existe un interés por parte del Estado en la protección de estos derechos,

por lo que el proceso sería igualmente viable.

El doctor Mario Morello, ha definido las acciones protectorias de los intereses

individuales homogéneos, de la siguiente manera: “Estas acciones resarcitorias no son

ya transindividuales ni indivisibles sino, contrariamente, de pertenencia individual y

dividida a la magnitud del perjuicio personal experimentado (a demostrar) mediante

un proceso de conocimiento sumario (plenario abreviado) o sumarísimo (doct. Arts.

165 y 321 Código Procesal). Cada parte asumirá las cargas de afirmación y prueba

que le correspondan. Empero, la pretensión genérica precedente les ha facilitado el

camino, porque ya cuentan con el reconocimiento de la existencia del factor dañoso a

los intereses (derechos) difusos y con “el” responsable; sólo resta para los

mecanismos procesales indicados llenar el quantum, tarifado o no, de esa subjetiva y

directa lesión. La acumulación para sobrevenir –voluntariamente-en un estadio

posterior.”33

Al intentar la acción la actora deberá acreditar su legitimación, es decir un

adecuada representación, a fin de que se lo pueda tener como representante legítimo

de la clase que dice personalizar, con el fin de tutelar los intereses de una determinada

o indeterminada (pero determinable) “clase” de individuos.34

2. Derecho Comparado. Estados Unidos y su Regla 23.

33
Morello, Mario A., 1999, La tutela de los intereses difusos en la Cámara Federal de Bahía Blanca, JA
1999-III- 254
34
Godoy, Mario; 2010, El Caso “Halabi, Ernesto C/P.E.N. Ley 25.873 Dto. 1563/04 Acción de
Amparo” en http://www.cartapacio.edu.ar/ojs/index.php/ctp/article/viewFile/1200/1195

40
Es de gran relevancia el análisis de la realidad jurídica que esta herramienta

representa en diferentes países del globo. Tiene especial relevancia lo que ocurre con

las acciones colectivas en los Estados Unidos de América, ya que la aplicación de este

instrumento procesal ha tenido gran desarrollo en el país del norte, y ha sido tomado

por los juristas como modelo en la temática que nos ocupa.

El proceso civil norteamericano, es una técnica para resolver controversias

jurídicas específicas, todo el sistema es práctico y enfocado en los hechos. En

consecuencia, el juez tiene una discreción amplia en sus decisiones.

El doctrinario, Roberto G. Eustaquio, afirma que la acción de clase en Estados

Unidos, es un procedimiento judicial que se deduce a raíz de una demanda promovida,

por uno o más miembros de un numeroso grupo de personas, en representación del

grupo, fundado en razón de la impracticabilidad de reunir a todos sus miembros.35

Las Reglas Federales de Procedimiento Civil regulan la categoría de la

"class", a través de la Rule 23, y establecen los parámetros para que una demanda

pueda ser "certificada" por un juez o tribunal como “class action”.

Los doctrinarios, ubican el primer paso de las acciones de clase en el

desarrollo de una práctica procesal llamada Bill of Peace, procedimiento que tuvo

vigencia en el Reino Unido durante los siglos XVII y XVIII, y que fue adquirida por

las cortes americanas y aplicada en territorio estadounidense. Este procedimiento se

aplicaba en las disputas legales que involucraban a partes múltiples36.

Los casos que se presentaban en ese momento histórico, eran por desastres

mineros, inundaciones por represas, incendios causados por chispas emitidas por los

ferrocarriles, etc. El análisis de esta práctica indica que el uso de este procedimiento

35
EUSTAQUIO, Roberto G., Class Action, La Ley online
36
ROWE, Thomas D., A DISTANT MIRROR: THE BILL OF PEACE IN EARLY AMERICAN
MASS TORTS AND ITS IMPLICATIONS FOR MODERN CLASS ACTIONS, (Versión en línea:
http://scholarship.law.duke.edu/cgi/viewcontent.cgi?article=1084&context=faculty_scholarship

41
judicial se revelaba una vez iniciadas la serie de demandas que tenían un origen

común37. Los efectos del proceso se extendían a los miembros de la parte que se

encontraran ausentes del litigio, en virtud del principio de representatividad.

Los jueces estadounidenses adquirieron la aceptación de las acciones

colectivas en sus códigos de procedimiento. La Equity Rule 48 del año 1833, fue la

normativa que regularizó su existencia. El reglamento, permitía el acceso a una acción

representativa para los supuestos, en que las partes fueran excesivamente numerosas y

perjudicaran a la administración del proceso.

La cuestión referida a la acumulación de partes fue codificada, entonces, en

Estados Unidos bajo la Regla Federal de Equidad 48 y en su sucesora, la Regla

Federal de Equidad 38 (1912). Estos estatutos reconocen ciertos tipos de acciones de

clase. Si bien estas acciones permitieron a grandes grupos de individuos para obtener

resultados positivos, hubo una considerable confusión en cuanto a los efectos de estas

sentencias vinculantes para los miembros ausentes. Por ejemplo, en 1921, la Corte

Suprema de Estados Unidos declaró su creencia en la conveniencia de unir los

miembros de clase ausente en el caso “Ben-Hur v Cauble”38, pero en un caso

posterior, sin citar a Ben-Hur, reeditó cuestiones que generaron algunas dudas sobre el

efecto vinculante de la Regla 38.39

Por último, en el año 1938, las acciones de clase se codificaron oficialmente

en los Estados Unidos con la promulgación de la Regla Federal de Procedimiento

Civil, denominada Regla 23, dando a ciertos tipos de demandas colectivas efecto

vinculante. Sin embargo, de inmediato se convirtió en un problema para los jueces del

tribunal de distrito. “Acciones "verdaderas" se certificaron como "espurias", y

viceversa. Por otra parte, la acción de clase espuria era poco más que un dispositivo
37
Rowe, Thomas D. Jr. Ob.Cit
38
255 U.S. 356 (1921)
39
Christopher v. Brusselback, 302 U.S. 500, 505 (1938)

42
para acumulación permisiva, que sólo vinculan a las partes originales y los que

hubieren intervenido”40

La falta de efecto vinculante permitió que los miembros no participantes en

acciones “espurias” pudiesen tomar una posición de "esperar y ver", es decir,

intervenir una vez que la decisión era definida.

Estas dificultades motivaron la reforma elaborada en el año 1966 sobre la

Regla 23. En la reelaboración, el Comité Asesor buscó crear un mecanismo procesal

efectivo, funcional, evitando reiterar las dificultades que se presentaron bajo la norma

original. El texto de la Regla 23 resultó ser excesivamente técnico, y carecía de la

capacidad de obligar a miembros de la clase de acciones espurias. “El Comité de este

modo trató de "eliminar muchas de las restricciones legalistas pero artificiales " de la

regla original".41

La Regla 23, con el texto ordenado en 1966 eliminó la rigidez de la

clasificación entre “verdaderas”, “híbridas” y “espurias”. Adicionalmente, se

realizaron juicios vinculantes para todos los miembros que la corte hubiese incluido

en la clase: la nueva Regla incluye una regla de exclusión voluntaria, eliminando así

el problema de "esperar y ver". Todos los miembros de la clase estarían obligados a

intervenir a no ser que ellos hubiesen tomado medidas positivas para excluirse a sí

mismos -"opt-out”- de la clase.

Adentrando el análisis en el texto de la Regla 23, se advierte que se divide en 5

secciones: prerrequisitos, tipos, determinación por orden judicial, órdenes judiciales

en el trámite de acciones, y por último, desistimiento o transacción.

Los prerrequisitos, son cuatro que se detallan a continuación: “1) la clase sea

tan numerosa que resulte impracticable la participación de todos en el proceso; 2) que


40
Restieri, L. Jr., “The Class Action Dilemma: The Certification of Classes Seeking Equitable Relief
and Monetary Damages After Ticor Title Insurance Co. v. Brown”
41
Sherman L. Cohn (1966), The New Federal Rules of Civil Procedure, 54 Geo. L J. 1204, 1204

43
existan cuestiones de derechos o hecho comunes a la clase, que permitan una

resolución judicial común a todos los miembros de ella; 3) los reclamos o defensas del

representante de la clase sean típicos de los reclamos o defensas propios de la clase; 4)

que pueda estimarse que el representante de la clase protegerá adecuadamente los

intereses de sus miembros, como requisito esencial para que sea cumplido el debido

proceso legal en cuanto a los miembros presente y a los ausentes de la clase”

La sección b de la Regla, establece los tres tipos de acción. La acción será

certificada como de clase, si cumple los prerrequisitos, y además, si la cuestión fáctica

se subsume en una de las hipótesis que la Regla prevé:

1- Si la interposición de acciones separadas puede crear un riesgo de

decisiones judiciales inconsistentes o contradictorias vinculadas a los miembros

individuales de la clase que podrían determinar que la parte que se opone a la clase

deba efectuar conductas incompatibles. Verbigracia, los casos que involucran a

beneficiarios del sistema previsional. También será aceptada la acción, cuando la

multiplicidad de acciones individuales pueda crear un riesgo de decisiones judiciales

respecto de algún miembro de la clase que haga imposible, perjudique o disminuya la

ulterior protección de los derechos de otros miembros ajenos al proceso individual.

2- Cuando la parte en oposición a la clase, ejecutó un acto, se negó a actuar o

dejó de ejercer un deber legal de modo uniforme ante el grupo o una omisión cuyos

efectos son aplicables a la generalidad de la clase y puede ser remediada, con relación

a toda la clase, con un mandato de hacer o no hacer.

3- El juez considera que las cuestiones de hecho y derecho comunes a la clase

predominan sobre otras cuestiones que afectan solamente a miembros individuales y

que una acción de clase es superior a otros métodos que puedan servir para resolver

eficazmente la controversia. El juez deberá tener en cuenta: a) la conveniencia para

44
los intereses de los miembros de la clase en defender sus derechos individualmente; b)

la prolongación y naturaleza de otro litigio ya empezado por otros miembros de la

clase; c) el deseo de los miembros de concentrar el litigio en ese foro; y d) las

dificultades que pueden producirse en el manejo de la acción de clase.

En la sección “c” de la Regla 23, se trata lo relativo a la determinación por

orden judicial sobre la tramitación de la acción de clase; la notificación; la sentencia;

y acciones tramitadas parcialmente como acciones de clase.

La certificación, es el acto del juez, en virtud del cual decide si la acción

tramitará como “de clase”. El juez a través de su actividad, verifica la concurrencia de

los requisitos que exige la Regla 23. Esta resolución especifica la clase, y precisa el

objeto que tendrá el proceso en su desarrollo.

El juez dicta la certificación de oficio, con la mayor discrecionalidad, siendo la

resolución inapelable, salvo que se apele con la sentencia final.

La notificación se realiza a los potenciales miembros de la clase que interpone

la acción. Los posibles miembros son notificación de la existencia del proceso, y de su

opción de autoexcluirse, denominada “opt out”. En los casos de tipo b.1 y b.2 es el

tribunal quien anoticia a la comunidad.

Para los supuestos de acciones de clase del tipo b.3, la regla dispone que la

notificación deba ser individual a todos los miembros del grupo que puedan ser

razonablemente identificados.

Esta notificación deberá contener:

a) La naturaleza de la acción;

b) la definición de la clase certificada;

c) Los reclamos, puntos o defensas de la clase

45
d) que el miembro de la clase puede ingresar a través de un letrado

patrocinante si lo desea;

e) que la corte excluirá de la clase a cualquier miembro de opte por

autoexcluirse;

f) el tiempo y manera de requerir la exclusión, y;

g) el efecto de enlace de la clase en los procesos bajo la Regla 23 (c) (3).

En los supuestos que no se exige notificación personal, los jueces tienen poder

discrecional para disponer los medios convenientes para lograr el acto de transmisión,

el cual en la generalidad de los casos se realiza a través de los medios de

comunicación.

En los casos de notificación individual, para las causas donde debe notificarse

a cientos de personas, son los grandes estudios de abogados quienes afrontan el gasto

que puede ascender a los cientos de miles de dólares.

La interpretación estricta y formal de la Regla en cuanto a la notificación

individual fue tomada por la Corte Suprema estadounidense en “Eisen vs. Carlisle &

Jacquelin”42, donde dispuso que la parte actora debía afrontar los costos de notificar

de manera individual a la totalidad de los eventuales miembros de la clase en

oposición, que ascendían aproximadamente a seis millones de los cuales dos millones

doscientos cincuenta mil podían ser identificados por nombre y dirección postal. La

Corte dispuso que la combinación de comunicación individual y pública no satisfacía

el requerido por la norma. Esta interpretación resultó en un freno a la expansión de la

acción de clase como fenómeno jurídico y herramienta judicial.

Las reformas introducidas en 1966, facilitaron la efectividad de las acciones de

clase en cuestiones relativas a los derechos civiles, causas sobre discriminación de un

42
US Supreme Court, “Eisen vs. Carlisle & Jacquelin”, 417 US 156 (1974)

46
grupo racial, sobre patentes y antimonopolio encontraron su vía para acceder de

manera eficiente al proceso judicial.

En esta configuración moderna, en Estados Unidos, las class actions

configuran un tipo de proceso que permite juzgar de manera concentrada la situación

de un gran número de personas afectadas en forma similar por la conducta u omisión

de la contraria, sin que aquellas asuman el carácter de parte en el pleito. El sistema

descansa sobre la ficción de considerarlas presentes por medio de su representante. En

este sentido, las class actions son calificadas como un proceso de tipo representativo y

se erigen como uno de los mecanismos procesales disponibles en los Estados Unidos

para canalizar pretensiones colectivas.

La particularidad más relevante del sistema es que tal representante no es

elegido voluntariamente por los miembros del grupo, sino que se autonomina como

tal. 43

La posibilidad de actuar en tal carácter debe ser aprobada por el tribunal. Para

ello no resulta necesario contar con experiencia legal ni tampoco con antecedentes

como representante en otros procesos de corte similar. Lo que sí debe controlar y

asegurar el magistrado es: (i) que el representante comprenda y asuma la

responsabilidad de llevar adelante el caso no sólo por su propio interés sino en

beneficio de toda la clase; y (ii) que se mantenga libre de conflictos de intereses con la

clase y con sus propios abogados. Algunos tribunales han exigido también el

conocimiento (aunque sea básico) de los alcances de la pretensión esgrimida.44

La evolución de la aplicación de las acciones de clase tuvo un avance

irregular, con avances y retrocesos. Así puede afirmarse que “La acción de clase fue

43
GIDI, Antonio (2003), “Las acciones colectivas en Estados Unidos” , en la obra “Procesos
Colectivos. La tutela de los derechos difusos, colectivo se individuales homogéneos en una perspectiva
comparada”, GIDI – Mc. GREGOR(coordinadores), Ed. Porrúa, México, p. 6
44
Federal Judicial Center, 2004, “Manual of Complex Litigation, Fourth”, pp. 276-278

47
las estrella de los años sesenta. Existió con anterioridad, pero fue durante la época de

la llamada Corte “Warren”45 donde recibió su enunciación más enfática. Durante los

setenta y ochenta, la política y el derecho norteamericanos viraron hacia la derecha y

las acciones de clase resultaron un blanco frecuente de las fuerzas conservadoras… La

notificación individualizada aumentó mucho los costos de las notificaciones y, al

quedar a cargo del demandante, tornaron menos atractiva, económicamente, las

acciones de clase.”46

Este fenómeno jurídico, ha emigrado desde el sistema anglosajón, y en la

actualidad, se observa su vigencia en diversos órdenes legales del globo. Es oportuna,

atento el grado de avance de la doctrina jurídica y jurisprudencia nacional, su

incorporación como instrumento legal al sistema jurídico argentino.

45
Período comprendido entre los años 1953 a 1969, presidida por el Juez Earl Warren, identificándose
como una corte activa y “liberal” para su época.
46
Fiss, Owen; “La teoría politica de las acciones de clase”, traducción de Roberto Gargarella en
Revista Jurídica de la Universidad de Palermo, año 1, nro. 1, pag. 11, citado por Maurino – Nino –
Sigal en Ob. Cit.

48
IV. Tutela de los Derechos Individuales Homogéneos en la Legislación
Argentina

El sistema jurídico argentino en su nivel nacional, carece de una definición

legal de los derechos individuales homogéneos. La falta de regulación tutelar en la

legislación nacional, dificulta arribar a un concepto específico sobre la cuestión.

Sin perjuicio de ello, el derecho plurindividual reconocido por nuestra Carta

Magna, es tutelado para supuestos específicos por cuerpos normativos determinados,

tanto en la órbita nacional, como en los estados provinciales. Para cerrar el capítulo,

se elabora un reconto de los casos jurisprudenciales que se han resuelto previo al año

2009, y el fallo Halabi, fallo esencial en la materia.

1. Antecedentes legislativos nacionales

Nuestro sistema jurídico, reconoce la existencia del derecho del grupo como

tal y exterioriza distintos procedimientos de protección y resguardo.

a) Ley 23.551 de Asociaciones Sindicales.

Es el derecho del trabajo, donde se inicia el camino en el sistema legal de los

procesos colectivos. Considerar a los trabajadores como grupo, y la necesidad de

proteger sus derechos, compensando las inequidades que existen en la órbita de las

relaciones laborales, dio origen al dictado de la Ley 23.551 de Asociaciones

Sindicales.

La norma regulaba el denominado “amparo sindical”, que habilita la

posibilidad de presentar una acción expedita para proteger derechos sindicales de los

49
trabajadores y su ejercicio. El objeto de la acción es otorgar defensas contra las

prácticas antisindicales. 47

La actuación sindical, y la representación de los trabajadores poseen un ámbito

limitado por el territorio en la cual interviene y por la actividad que desarrollan los

trabajadores representados. En un mismo territorio, solo la asociación sindical más

representativa, obtiene la “personería gremial”, siendo esta la que prevalece sobre las

demás al momento de interponer medidas judiciales en defensa de los representados.

El modelo imperante de unidad gremial, fomenta la existencia de sindicatos

fuertes, limitando la interposición de acciones, sólo a favor de las asociaciones

sindicales con personería gremial.

Esta unidad gremial, limita entonces la acción colectiva, siendo preferidas las

asociaciones con personería gremial, por sobre las que no lo posean, siendo esta

característica un rasgo distintivo del amparo o acción colectiva, en el cual se

encuentra legitimada cualquiera de las asociaciones que defiendan el interés

vulnerado.

La ley establece entonces, quienes son los sujetos legitimados para promover

esta acción colectiva, en defensa de los trabajadores, sean o no afiliados, otorgando tal

facultad a la asociación con personería gremial. Queda limitada la acción también a la

defensa de los derechos laborales de ese sector con exclusión de otros derechos.

b) Ley 24.240 de Defensa de consumidores y usuarios.

47
Artículo 47. — Todo trabajador o asociación sindical que fuere impedido u obstaculizado en el
ejercicio regular de los derechos de la libertad sindical garantizados por la presente ley, podrá recabar
el amparo de estos derechos ante el tribunal judicial competente, conforme al procedimiento Civil y
Comercial de la Nación o equivalente de los códigos procesales civiles provinciales, a fin de que éste
disponga, si correspondiere, el cese inmediato del comportamiento antisindical.

50
Sancionada por el Congreso nacional en el año 1993, se trata del primer

instrumento que ponderó la necesidad de protección de los derechos de usuarios y

consumidores de nuestro país.

La ley, otorga un papel fundamental a las asociaciones de usuarios y

consumidores, siendo los legitimados para representar jurídicamente a los individuos

cuyos derechos sean afectados.

La ley dispone que “En las causas judiciales que tramiten en defensa de

intereses de incidencia colectiva, las asociaciones de consumidores y usuarios que lo

requieran estarán habilitadas como litisconsortes de cualquiera de los demás

legitimados por el presente artículo, previa evaluación del juez competente sobre la

legitimación de éstas.”48 La ley dispone la existencia de la opción de salida, al

referirse al alcance de la sentencia: “La sentencia que haga lugar a la pretensión hará

cosa juzgada para el demandado y para todos los consumidores o usuarios que se

encuentren en similares condiciones, excepto de aquellos que manifiesten su voluntad

en contrario previo a la sentencia en los términos y condiciones que el magistrado

disponga.”49

En el artículo 54, la norma prevé el procedimiento a seguir por el juzgador en

los casos donde se encontraran en juego cuestiones de índole patrimonial: “Si la

cuestión tuviese contenido patrimonial establecerá las pautas para la reparación

económica o el procedimiento para su determinación sobre la base del principio de

reparación integral. Si se trata de la restitución de sumas de dinero se hará por los

mismos medios que fueron percibidas; de no ser ello posible, mediante sistemas que

permitan que los afectados puedan acceder a la reparación y, si no pudieran ser

individualizados, el juez fijará la manera en que el resarcimiento sea instrumentado,

48
Artículo 52 de la Ley 24.240
49
Artículo 54 de la Ley 24.240

51
en la forma que más beneficie al grupo afectado. Si se trata de daños diferenciados

para cada consumidor o usuario, de ser factible se establecerán grupos o clases de

cada uno de ellos y, por vía incidental, podrán éstos estimar y demandar la

indemnización particular que les corresponda.”

Es clara la importancia que le brinda la ley a las asociaciones de

consumidores, otorgando a estos entes la legitimación para accionar: “Las

asociaciones de consumidores y usuarios constituidas como personas jurídicas

reconocidas por la autoridad de aplicación, están legitimadas para accionar cuando

resulten objetivamente afectados o amenazados intereses de los consumidores o

usuarios, sin perjuicio de la intervención de éstos prevista en el segundo párrafo del

artículo 58 de esta ley.”50

En opinión de Lorenzetti, la ley admite la acción colectiva referida a intereses

individuales homogéneos, legitimando para accionar a consumidores, usuarios,

asociaciones, la autoridad de aplicación, el Defensor del Pueblo y el Ministerio

Público Fiscal.51

c) Ley 25.675 General del Ambiente

Sancionada el 6 de noviembre del año 2002, la Ley General del Ambiente,

provee al sistema normativo una herramienta fundamental para resolver las cuestiones

relativas al daño ambiental colectivo. Se trata de la primera legislación especial que

norma de manera detallada las acciones colectivas, en particular las relacionadas a

derechos de incidencia colectiva.

50
Artículo 55, Ley 24.240
51
Lorenzetti, Ricardo L, “Justicia Colectiva”, Rubinzal Culzoni Editores, 2010

52
La nueva normativa ha dado origen a un novedoso procedimiento colectivo

ambiental. Receptando principios y normas procesales internacionales, y habilitando

su aplicación al derecho nacional, en la problemática ambiental.

Los legitimados para accionar en virtud de la norma pueden ser: el afectado, el

Defensor del Pueblo, y las asociaciones no gubernamentales de defensa ambiental,

todo en concordancia con lo previsto en el artículo 43 de la Constitución Nacional.

Parte de la doctrina sostiene que la Ley 25.675, carece de normas procesales

suficientes para cubrir las cuestiones relativas al daño ambiental colectivo, haciendo

un reconto de los puntos regulados por la norma, es posible arribar a tal conclusión:

establece los sujetos legitimados para promover la acción, la posibilidad de plantear

una demanda por cesación del daño, refiere aspectos de competencia, medidas de

prueba y cautelares.52

El caso más emblemático en la cuestión sobre daño ambiental colectivo en

nuestro país, es “Mendoza”53, en el cual la Corte Suprema de Justicia de la Nación,

habilitó la instancia con respecto del daño de incidencia colectiva, ya que se trata del

“único reglado y alcanzado” por la Ley General del Ambiente. Quedaron fuera del

tratamiento entonces, los intereses individuales de los afectados, debiendo cada uno

de ellos concurrir por la vía correspondiente de acuerdo al territorio y normativa del

proceso individual conforme al reclamo que pretendieran promover.

Sin perjuicio de ello, el dictado de la norma, habilita el inicio de acciones

colectivas a partir del accionar de los legitimados procesales ante la concurrencia del

daño ambiental, facilitando de esta manera la prueba de la existencia del hecho o

evento dañoso, debiendo a posteriori cada particular intentar la acción resarcitoria del

daño, acreditando su calidad de parte del grupo damnificado.


52
Verbic, Francisco, EL REMEDIO ESTRUCTURAL DE LA CAUSA “MENDOZA”, en línea:
http://sedici.unlp.edu.ar/bitstream/handle/10915/.../Documento_completo.pdf?...
53
C.S.J.N., “Mendoza”, Fallos: 331:1622 (2008)

53
La Ley, establece que la sentencia dictada en el proceso, hará cosa juzgada, y

tendrá efecto erga omnes, salvo cuando la demandada fuese rechazada por cuestiones

de prueba.

2.. Legislación provincial

a) Provincia de Buenos Aires. Ley de Amparo.

Ley 13928, modificada por el dictado en año 2010 de la ley 14192, regula el

procedimiento para la interposición de amparos de incidencia colectiva.54

He aquí una de las consecuencias directas en el orden jurídico del fallo

“Halabi”: Fue sin dudas, elemento impulsor de esta reforma, así queda expresado en

los “Fundamentos” de la ley modificatoria: “La resolución de la Corte Suprema de

Justicia en el referido caso "Halabi" permite ahora proceder a completar el espíritu de

la sanción de la Ley nº 13.928, en lo que hace a los procesos de incidencia colectiva,

con el conocimiento de lo que el Superior Tribunal de la Nación considera sobre la

materia, lo cual, sin ser el modo normal en el cual se desarrollan este tipo de

cuestiones (que usualmente son reguladas por las Legislaturas y eventualmente tienen

como correlato la expresión de parte del Poder Judicial sobre su constitucionalidad),

debido al tratamiento simultáneo en ambas jurisdicciones, nacional y provincial,

aunque en instancias diferentes (judicial en la primera, y legislativa en la segunda),

nos brinda la posibilidad de proponer hoy una modificación que incluya ambas

expresiones.”

El texto reformado, reconoce la existencia de los intereses individuales

homogéneos, estableciendo los requisitos de la demanda, contando entre ellos con la

referencia “específica de sus efectos comunes”.

54
Ley 14192 de la Provincia de Buenos Aires, (BO: 16-XII-2010)

54
En particular requiere la Ley que la pretensión deba concentrarse en los

efectos comunes, “identificar un hecho único o complejo que cause la lesión; el

interés individual no debe justificar la promoción de demandas individuales, y debe

garantizarse una adecuada representación de todas las personas involucradas”. Se

advierte que el legislador bonaerense ha seguido los lineamientos de la doctrina

“Halabi” de la Corte Suprema de Justicia de la Nación.

Dispone la Ley, que “La representación adecuada del grupo resulta de la

precisa identificación del mismo, la idoneidad de quien pretenda asumir su

representación, la debida notificación y publicidad del litigio y el planteo de

cuestiones de hecho y de derecho comunes y homogéneas a todo el colectivo.”

En cuanto a los efectos de la sentencia, la Ley de Amparo bonaerense, dispone

que será oponible al vencido en beneficio de quienes, “a pesar de no haber intervenido

en el juicio, compartan la situación jurídica o de hecho con lo que interpusieron la

acción”

El artículo 21 de la nueva ley con las modificaciones introducidas por la Ley

14192, crea, en el ámbito de la Suprema Corte de Justicia, el “Registro Público de

Amparos de Incidencia Colectiva, en el que se registrarán los procesos de dicha

naturaleza, su objeto, radicación, partes intervinientes, medidas cautelares dispuestas,

y sentencias de todas sus instancias.” Dispone la norma que el mismo, será público y

de consulta libre y gratuita.

Este Registro ha sido reglamentado por la Suprema Corte de la Provincia de

Buenos Aires, a través de la Acordada Nº 3660/13.

Admitido el amparo colectivo, el artículo 8º de la ley, establece que el Juez

deberá “ordenar la inscripción de dicha causa en el Registro especial creado en la

presente ley, que informará en el plazo de dos (2) días sobre la existencia de otras

55
acciones que tengan un objeto similar o que estén referidas al mismo derecho o interés

colectivo o que alcancen en forma total o parcial al mismo colectivo.”

La cuestión referida a las notificaciones carece de regulación en esta norma

provincial, por lo que entiendo, se da un vacío legal en un punto central de las

acciones colectivas, cual es normar el instrumento procesal idóneo para hacer saber

los actos del proceso a las partes.

Es por lo menos criticable, que sea se el legislador provincial haya intentado el

diseño de la acción de clase por vía de la acción de amparo. Ello es así, por cuanto el

proceso colectivo es de carácter complejo por su misma naturaleza, y esta

complejidad atenta contra la agilidad y expeditividad que debe imperar en el

procedimiento del amparo.

Las acciones colectivas en la Provincia de Buenos Aires, también han sido

reglamentadas en la ley de Defensa del Medio Ambiente55 y en el Código de

Implementación de los Derechos de Consumidores y Usuarios.56

La ley de Defensa del Medio Ambiente, en su capítulo IV, otorga a cualquier

habitante la facultad para acudir ante la dependencia que hubiere actuado u omitido

actuar, a fin de solicitar se deje sin efecto el acto, o bien activar los mecanismos

fiscalizadores pertinentes, y legitima judicialmente frente a una decisión

administrativa contraria tanto el afectado como el defensor del pueblo provincial y las

asociaciones que se dedican según su estatuto a la defensa de este tipo de derechos,

siendo competente la justicia en lo contencioso administrativo.

55
Ley 11.723, BOPA del 22 de diciembre de 1995; "Protección, conservación, mejoramiento y
restauración de los recursos naturales y del medio ambiente en general. (Ecología - Diversidad
biológica)
56
Ley 13.133, BOPA del 5/9 de enero de 2004; "Establece bases para la defensa del consumidor.
Código provincial de implementación de los derechos de los consumidores y usuarios.”

56
Para los casos en los cuales, el daño provenga, de la acción u omisión de un

particular, los accionantes pueden acceder de manera directa al poder judicial, a través

de acciones de protección o reparación.

Por su parte, la ley 13.133, otorga facultades a los consumidores y usuarios, y

a las asociaciones civiles dedicadas a la materia y debidamente inscriptas, para

interponer acción ya sea individual o colectiva, además de instituir la ingerencia del

Ministerio Público para el supuesto en que alguno intervinientes abandonare la acción

incoada.

b) Catamarca

Legisla la materia la ley 5034 de Procedimiento para el Amparo Judicial de los

Intereses Difusos o Derechos Colectivos de la Provincia de Catamarca, entre los que

incluye el derecho a un ambiente sano, derechos de usuarios y consumidores de

bienes y servicios, la defensa de la competencia, y la defensa de “cualquier otro bien o

valor social que responda a necesidades o intereses colectivos, con el fin de

salvaguardar la calidad de la vida” (Art. 2). La ley legitima activamente a la Fiscalía

de Estado, el Ministerio Público, las Municipalidades, los Organismos

descentralizados, los entes reguladores, las entidades constituidas legalmente y

registradas para la defensa de intereses difusos o derechos colectivos, y cualquier

asociación civil, sociedad, o particular, cuando accionen invocando la afectación de

un interés difuso o colectivo que les concierna de manera personal y directa.

c) Ciudad Autónoma de Buenos Aires

El amparo colectivo se encuentra regulado por el Art. 14 de la Constitución de

la Ciudad Autónoma.

57
En el caso de una persona física, para interponer amparo colectivo, se requiere

que el actor sea habitante de la Ciudad. De tratarse de persona jurídica, se exige que la

misma se dedique a la defensa de derechos colectivos.

El instrumento en la Ciudad de Buenos Aires, se dispone para la protección de

derechos en casos de discriminación, y para proteger derechos colectivos como el

medio ambiente, trabajo, patrimonio cultural, histórico, competencia, de

consumidores y usuarios.

La Ciudad de Buenos Aires, no cuenta con una ley que regule el amparo

colectivo.

d) Provincia de Córdoba.

No hay norma especial que contenga al amparo colectivo. La Constitución de

la Provincia de Córdoba, establece en su artículo 53, que “la ley garantiza a toda

persona, sin perjuicio de la responsabilidad del Estado, la legitimación para obtener de

las autoridades la protección de los intereses difusos, ecológicos o de cualquier índole,

reconocidos en esta Constitución” y se prevé la figura del defensor del pueblo como

“comisionado para la defensa de los derechos colectivos o difusos, la supervisión

sobre la eficacia en la prestación de los servicios públicos y la aplicación en la

administración de las leyes y demás disposiciones, de acuerdo con la determina la

ley” (Art. 124)

e) Jujuy

La Constitución de la Provincia de Jujuy regula el amparo en su artículo 41:

“Toda persona puede deducir demanda de amparo contra cualquier decisión, acto u

omisión de una autoridad administrativa provincial o municipal, así como de

58
entidades o de personas privadas que amenacen, restrinjan o impidan de una manera

ilegítima el ejercicio de los derechos reconocidos por la Constitución Nacional o por

esta Constitución, siempre que no pudieren utilizarse los remedios ordinarios sin daño

grave o que no existieren procedimientos eficientes acordados por las leyes o

reglamentos para reparar el agravio, lesión o amenaza.”

La Ley 4399, regula el procedimiento que tutela intereses difusos y derechos

colectivos. Legitima al Ministerio Público y a entes privados legalmente reconocidos.

La ley permite que los sujetos individualmente perjudicados acumulen su acción a la

promovida por la asociación.

La ley admite los reclamos patrimoniales, estableciendo que el resarcimiento

del daño producido al grupo será fijado prudentemente por el juez cuando se acredite

la existencia del menoscabo. Aquellos perjudicados particularmente pueden promover

individualmente la acción resarcitoria.

f) La Pampa.

La ley 1352, es la norma que establece el procedimiento para el amparo de los

intereses difusos y los derechos colectivos.

Legitima para accionar al Ministerio Público, a los municipios, a las entidades

legalmente constituidas para la defensa de los intereses difusos o cualquier otra

entidad o particular que accione en nombre de un interés colectivo.

Engloba una serie de derechos colectivos como: al medio ambiente, acervo

cultural, patrimonio histórico, arquitectónico, arqueológico, documental y lingüístico

y la educación.

59
En cuanto al alcance de la sentencia, la norma prevé que la acción se

promueve con fines preventivos así como resarcitorio, ya sea en especie o

pecuniariamente.

El resarcimiento pecuniario, requiere la acreditación cierta del daño.

g) Río Negro.

El amparo colectivo se encuentra previsto en la Ley 2779. Se encuentran

legitimados para interponer la acción, el fiscal de Estado, el Ministerio Publico, los

municipios, las asociaciones legalmente constituidas y registradas, cualquier ente o

particular que accione en nombre de un interés colectivo y el Defensor del Pueblo.

La Constitución de la Provincia de Río Negro, protege a ciertos grupos y los

identifica: niños, jóvenes, tercera edad, discapacitados, mujeres.

Una vez admitida la vía, se deberá configurar la composición del grupo,

debiendo el representante del grupo precisar las pautas que permitan individualizar los

sujetos a quienes se extenderán los efectos de la sentencia.

h) Salta.

La Constitución de la Provincia de Salta, habilita la protección y tutela de los

intereses difusos. La norma suprema provincial estipula tal herramienta jurisdiccional

en su artículo 91.

A su vez la ley 6986, reglamenta una acción de protección y otra de reparación

para la tutela de los derechos de incidencia colectiva relativa al ambiente. La mentada

ley, admite que interponga acción cualquier persona o grupo, aunque no haya sufrido

de manera directa el daño en su patrimonio o persona, esté vinculada de alguna

manera a los efectos dañosos de los actos hechos y omisiones que estipula la norma.

60
i) San Juan

En la provincia de San Juan, los intereses difusos y colectivos encuentran

amparo en la Constitución de la provincia, y la Ley 6006 regula el procedimiento de

tutela. La acción se encuentra establecida para la protección del ambiente, de los

valores históricos culturales arquitectónicos, derechos de usuarios y consumidores, y

cuestiones relativas a los servicios públicos.

Interpuesto el amparo y habilitada la vía por el juez, éste debe delimitar la

composición del grupo y otorgar con precisión las pautas para identificar a los sujetos

a quienes se les extenderá los efectos de la resolución final del conflicto.

El procedimiento prevé la realización de una audiencia de conciliación

obligatoria.

j) San Luis

El amparo colectivo se encuentra consagrado como garantía en la Constitución

de la provincia. A su vez, la ley 5054, regula el procedimiento a desarrollar en los

casos de amparo colectivo.

La ley, legitima para accionar a las personas físicas, jurídicas afectadas, o la

asociación con personería gremial o profesional cuyos derechos colectivos se vean

vulnerados.

Para las cuestiones relativas al derecho de consumo, la provincia cuenta con

una legislación especial. La ley 5163, establece la acción sumarísima en defensa del

consumidor, legitimando para accionar a los particulares, las asociaciones de usuarios

y consumidores y al Defensor del Pueblo.

61
La Constitución puntana, dispone la tutela al ambiente y calidad de vida, a la

familia, la vivienda, la salud, y enumera grupos como: los niños, los jóvenes, la

tercera edad y los discapacitados.

La sentencia en el proceso de amparo puede ordenar la reparación, el cese de

las actividades y efectos, y la prohibición para realizar actos antijurídicos.

k) Santa Fe

El amparo se encuentra reconocido en la Constitución Provincial, a partir de lo

normado en el artículo 17 de la norma superior.

Asimismo, la tutela de los intereses colectivos se encuentra regulada en la Ley

10.000, sancionada en el año 1986.

Instrumenta la acción a través de un recurso contencioso administrativo, contra

actos que “lesionaren intereses simples o difusos de los habitantes de la Provincia en

la tutela de la salud pública, en la conservación de la fauna, de la flora y del paisaje,

en la protección del medio ambiente, en la preservación del patrimonio histórico,

cultural y artístico, en la correcta comercialización de mercaderías a la población y, en

general, en la defensa de valores similares de la comunidad.” La ley dispone que se

encuentren habilitados para intentar la acción cualquier persona física o jurídica

interesada, y el Defensor del Pueblo.

La sentencia que hace lugar al recurso, tendrá una orden inhibitoria, es decir,

podrá disponer el cese de la conducta u omisión.

l) Tierra del Fuego

62
Los intereses difusos son reconocidos por la Constitución provincial, el

trabajo, los consumidores, la familia, el ambiente, y el trato igualitario contra la

discriminación a mujeres, niños, ancianos y discapacitados.

El legislador provincial ha dictado la Ley 55 que establece el procedimiento

para la defensa del ambiente. Legitima a particulares y asociaciones para promover

proceso con fines de protección al medio ambiente y el ecosistema.

La ley dispone el resarcimiento económico a la comunidad cuando no sea

posible la reposición del estado de cosas a su estado anterior. El resarcimiento se

traduce en obras o acciones de preservación al ambiente.

m) Tucumán.

La ley 6944 del año 1999, establece el procedimiento específico del amparo

colectivo. El llamado Código Procesal Constitucional, dispone que se encuentren

legitimados para promover el amparo colectivo, el Ministerio Publico, el Defensor del

Pueblo, y las agrupaciones privadas legalmente reconocidas.

La agrupación además deberá estar integrada por sujetos vulnerados por la

causa motivo de la acción, que esté ligada territorialmente al lugar del hecho.

Tutela el patrimonio cultural, la defensa de consumidores y usuarios, el

ambiente sano. Por su parte constitucionalmente se ampara a la familia, los niños,

adolescentes, ancianos y discapacitados.

El reconocimiento que el legislador de nuestro país ha conferido a los

derechos colectivos en general, a partir de la Reforma Constitucional de 1994, se

refleja en el reconto ut supra realizado. Ahora bien, como se puede apreciar, el

sistema carece de una norma clara y concisa que regule la tutela de los derechos

63
plurindividuales homogéneos, elemento que le otorga especial relevancia a la tarea

pretoriana realizada por nuestro Máximo Tribunal en “Halabi”.

3 Antecedentes jurisprudenciales

El desarrollo de las acciones colectivas en Argentina, se relaciona íntimamente

con los fallos jurisprudenciales que a través de los años van abrevando de la doctrina,

y el derecho comparado, y otorgando sustento jurídico a las nuevas realidades que los

justiciables ponen a disposición de la jurisdicción.

A los fines de observar la evolución en los fallos jurisprudenciales, del

reconocimiento, alcance y tratamiento a los intereses individuales homogéneos y las

acciones de grupo es conveniente separar entre los primeros casos que arribaron a

consideración de la Corte Suprema, y aquellos posteriores al fallo rector de la materia,

es decir “Halabi”

Los derechos individuales homogéneos, claramente definidos por la Corte

Suprema de la Nación en “Halabi”, tienen un recorrido histórico con altibajos en los

anales jurisprudenciales de nuestro país.

En “Kattan”57 el Señor Juez de Primera Instancia a cargo del Juzgado

Contencioso Administrativo de Buenos Aires, resolvió que “ todo ser humano posee

un derechos subjetivo a ejercer las acciones tendientes a la protección del equilibrio

ecológico”, habilitando para promover la acción a “aquellos que lo hacen a título

personal o en representación de sus familias, cuando la finalidad que persiguen es el

mantenimiento del equilibrio ecológico, garantía que se encuentra implícita en el

artículo 33 de la Constitución Nacional”.

57
Juzg. 1ra Inst. Cont. Adm. Fed. Bs As, “Kattan Alberto y ots. c/ EN”, LL 1983-D-575 (1983)

64
En el año 1992, la Corte Suprema de Justicia de la Nación, resolvió en autos

“Ekmekdjian c/ Sofovich”58. La Corte admite la legitimación del accionante a fin de

solicitar se condene al demandado a leer una carta documento que el actor le enviara,

por la vulneración al sentimiento religioso de los católicos, ofendido como

consecuencia de los conceptos vertidos en su programa con relación a la Virgen María

y Jesucristo. La Corte extiende los efectos del fallo a todos los integrantes del sector,

con el objeto de evitar una desmesurada cantidad de procesos similares.

En el precedente “Prodelco c/ Poder Ejecutivo Nacional”59, la Asociación

Protección del Consumidor, interpuso ante la Justicia Federal de Mendoza acción de

amparo colectivo contra el Poder Ejecutivo Nacional, basando su demanda en la falta

de razonabilidad de las nuevas tarifas que perjudicaban a los consumidores, y en la

falta de apego al pliego de bases y condiciones de la concesión del servicio así como

la violación a lo dispuesto por la Ley de Convertibilidad que prohibía la actualización

de tarifas.

Al arribar la cuestión a la esfera de la Corte Suprema de la Nación, el voto

mayoritario, dejo establecido que no se trataba de un caso o controversia en los

términos del artículo 116 de la Constitución Nacional dado que los peticionantes no

demostraban un interés particularizado. Sostuvo la Corte en su voto mayoritario que

no existe cuestión justiciable si la supuesta lesión a los derechos de los consumidores

invocada por los amparistas contra el Art. 2 del decreto 92/97 no sólo no es de

carácter general, sino que la misma norma había dado lugar a numerosas acciones en

diversas jurisdicciones del país.

En agosto de 1999, la Corte Suprema debió resolver un pedido de acción

declarativa, en autos: “Asociación de Grandes Usuarios de Energía Eléctrica de la

58
C.S.J.N., “Ekmekdjian, Miguel A. c/ Sofovich, G. y ots”, Fallos 315:1492 (1992)
59
C.S.J.N., “PRODELCO c/ PEN s/ amparo”, Fallos: 321: 1252 (1998).

65
República Argentina (AGUEERA) c/Provincia de Buenos Aires y otros s/Acción

declarativa”60. La actora pretendía se declare la inconstitucionalidad de decretos ley

provinciales, que disponían la obligación a cargo de los usuarios industriales

bonaerenses del pago de gravámenes que ascendían al 18.5% del importe facturado,

cuando estos usuarios fueran abastecidos por un prestador sujeto a jurisdicción

nacional.

La Corte Suprema, admite la legitimación de la asociación, por lo que se

establece la no necesidad de mandato con facultades de representación en este tipo de

tutela, circunstancia en que se fundaba la defensa interpuesta por la provincia.

Del fallo antedicho, cabe interpretar que al pronunciarse favorablemente

respecto de la legitimación de la entidad accionante, el máximo tribunal entendió que

la categoría de intereses involucrados en la litis se encontraba incorporada en el

artículo 43 de la Constitución Nacional, al referirse a la defensa de los "derechos de

incidencia colectiva en general".

En autos “Consumidores Libres Coop. Ltda. De Provisión de Servicios de

Acción Comunitaria”61 la Corte sostuvo que reconocer la legitimación constitucional

para promover acción de amparo a personas distintas a los afectados directos, no

significa una ampliación automática de la facultad para demandar, sin un previo

análisis sobre la existencia de una cuestión justiciable.

En el año 2000, La Sala Primera de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo

Civil y Comercial Federal, debió resolver en autos “Defensoría del Pueblo de la

60
C.S.J.N., “Asociación de Grandes Usuarios de Energía Eléctrica de la República Argentina
(AGUEERA) c/ Buenos Aires, Provincia de y otro s/ acción declarativa” Fallos: 320:1302, (1999) , en
Rev. Argentina del Rég. de la Adm. Pca. Año 1999, Nro.: 254 Página 072
61
C.S.J.N. “Consumidores Libres Coop. Ltda. De Provisión de Servicios de Acción Comunitaria”, 7-5-
98, LL 1998-C-602

66
Ciudad de Buenos Aires c/ Edesur SA”62. El objeto del proceso era el resarcimiento

por daños sufridos por un grupo de unas 600.000 personas como consecuencia de un

corte de luz o apagón ocurrido en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, y que se

extendiera en el tiempo por más de 10 días. La Cámara al resolver sostuvo la

legitimación activa de la Defensoría del Pueblo, en resguardo de los derechos

individuales de los usuarios del servicio público afectados por el corte de energía.

Cabe manifestar, que la Constitución de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, a

partir de lo normado en su artículo 137, habilitaba la actuación de la Defensoría en

protección de los derechos de los ciudadanos, otorgándole expresamente legitimación

procesal para intervenir en juicio.63

Declara la sentencia, la responsabilidad por daños de la demandada, y la

condena al resarcimiento de los daños y perjuicios consecuencia del apagón. La

misma resolución indicaba que quienes se considerasen con derecho, debían concurrir

ante los tribunales correspondientes por la vía que estimasen más conveniente.

Lo resuelto por la Cámara en estos autos fue un gran avance en materia de

protección a los intereses individuales homogéneos. La misma sentencia reconoce su

naturaleza novedosa, al sostener que “los jueces debemos acordar protección a los

62
C.S.J.N. “Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires c/ Edesur SA”, (2000), J.A. 2000-II-
221 y ss.
63
Constitución Ciudad Autónoma de Buenos Aires. “ARTICULO 137.- La Defensoría del Pueblo es
un órgano unipersonal e independiente con autonomía funcional y autarquía financiera, que no recibe
instrucciones de ninguna autoridad. Es su misión la defensa, protección y promoción de los derechos
humanos y demás derechos e intereses individuales, colectivos y difusos tutelados en la Constitución
Nacional, las leyes y esta Constitución, frente a los actos, hechos u omisiones de la administración o de
prestadores de servicios públicos. Tiene iniciativa legislativa y legitimación procesal. Puede requerir de
las autoridades públicas en todos sus niveles la información necesaria para el mejor ejercicio de sus
funciones sin que pueda oponérsele reserva alguna. … El Defensor del Pueblo vela por la defensa y
protección de los derechos y garantías de los habitantes frente a hechos, actos u omisiones de las
fuerzas que ejerzan funciones de policía de seguridad local”

67
derechos y garantías constitucionales, sin excusarnos en la falta de una ley que los

reglamente, o de un procedimiento legal apto para su ejercicio”64.

La importancia histórica de esta resolución judicial fue remarcada por la

doctrina, en especial por el hoy miembro de la Corte Suprema de Justicia de la

Nación, doctor Ricardo Lorenzetti, quien en su oportunidad señaló que “mediante ella

se crea un ordenamiento procesal específico para el caso, y puede llegar a tener el

impacto que tuvieron decisiones semejantes en materia de recurso de amparo y

derecho de réplica…”65

Se trata, entonces, del primer fallo jurisprudencial que adhirió a la doctrina de

los intereses individuales homogéneos en su calidad patrimonial, debiendo cada uno

de los afectados ocurrir ante la jurisdicción para obtener su correspondiente

resarcimiento.

En autos “Defensor del Pueblo de la Nación c/ PEN”66 donde se pretendía el

cese del llamado corralito financiero, la Corte se expidió allí desestimando la

pretensión colectiva interpuesta, por ausencia de legitimación del organismo

accionante, afirmando que queda exceptuada de la legitimación del Defensor del

Pueblo contemplada en el Art. 43 segundo párrafo de la Carta Magna, la protección de

los derechos que son de carácter patrimonial, puramente individuales, cuyo ejercicio

corresponde de forma exclusiva a cada uno de los potenciales afectados.

En el ya comentado en el presente trabajo, precedente “Mendoza”67 que

trataba los daños vinculados a la contaminación de la cuenca Matanza-Riachuelo,

señaló la Corte sobre la pretensión indemnizatoria que, si bien, “eventualmente,

64
C.S.J.N. “Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires c/ Edesur SA”, (2000), J.A. 2000-II-
221 y ss.
65
Lorenzetti, Ricardo; 2000, Daños Masivos, acciones de clase y pretensiones de operatividad, JA
2000-II-237
66
C.S.J.N., “Defensor del Pueblo de la Nación c/ PEN”, (2007), causa D.2080.XXXVIII, , sent. del 26-
VI-2007
67
C.S.J.N., “Mendoza”, Fallos: 329:2316 (2006)

68
podrían ser calificados como derechos individuales homogéneos, en razón de que

podría haber un solo hecho ilícito que cause lesiones diferenciadas a los sujetos

peticionantes, ello no surge de la demanda..."

Se puede concluir siguiendo al doctor Ricardo Lorenzetti “… hasta el año

2007, la doctrina de la Corte Suprema dio amplia cabida a la protección de los bienes

colectivos, conforme surge de los casos mencionados, pero se mantuvo restrictiva en

la tutela de los intereses individuales homogéneos.”.68

Es a partir del ya comentado fallo “Halabi” del año 2009, que la Corte

Suprema de la Nación desanda el camino de las acciones de grupo, que hasta entonces

permanecía en estado embrionario en la doctrina y algunas sentencias de instancias

menores, y reconoce en el derecho argentino la existencia de los intereses individuales

homogéneos.

68
Lorenzetti, Ricardo, 2010, “Justicia Colectiva”, Rubinzal Culzoni Editores, Pág. 51

69
V. Perspectivas

Por todo lo vertido hasta aquí, puedo afirmar que, en nuestro derecho patrio, el

desarrollo de las acciones colectivas referidas a los intereses individuales

homogéneos, se encuentra en un estado primigenio.

La evolución de este fenómeno en el derecho usual argentino depende, en gran

medida, de la práctica tribunalicia y de los vaivenes que concurren en doctrina y

jurisprudencia.

La doctrina nacional, abrevando en el derecho comparado, viene dando forma

a los principios regentes de la materia en cuestión, elementos que son tomados por los

diferentes fallos jurisprudenciales referidos al enjuiciamiento grupal.

La situación actual, es decir, la falta de una normativa que permita reglamentar

lo referido a los intereses individuales homogéneos, se ha tornado a esta altura de los

acontecimientos, insostenible.

El legislador omite desde la reforma constitucional del año 1994 legislar esta

materia.

Esta mora del legislador, manifiesta y advertida por la doctrina y

jurisprudencia desde los primeros casos, y puesta en foco por la Corte Suprema de

Justicia de la Nación en el fallo “Halabi”69

El legislador de la Reforma constitucional de 1994, elaboró la implementación

de los derechos de incidencia colectiva, y estableció que los mecanismos para su

puesta en práctica serían dispuestos a posteriori por la legislación nacional.

Sin perjuicio de ello, la norma resulta plenamente operativa, y es deber de los

jueces darle eficacia, y facilitar el acceso a la justicia de los particulares cuando

acreditaren vulneraciones a derechos de este tipo.


69
C.S.J.N., “Halabi, Ernesto c. P.E.N. ley 25.873 dto. 1563/04”, (2009), Considerando 11º

70
1. Proyectos legislativos.

Es necesario el urgente dictado de una normativa que englobe las cuestiones

de los procesos colectivos, en particular las pretensiones que se refieran a los derechos

de incidencia colectiva.

Teniendo en vista la reserva que realizaron las provincias en cuanto al dictado

de normas adjetivas, en lo referido a las acciones de grupo o colectivas, la facultad

regulatoria es compartida con el Congreso Nacional.

La particularidad de la materia, la necesidad de legislarla en virtud de lo

establecido por el Art. 43 de nuestra Constitución Nacional, y la importancia de los

derechos de tercera generación en la sociedad moderna, habilitan al Congreso de la

Nación para tomar la labor parlamentaria y llevar a la realidad tan requerida norma.

Cabe referir que en diversos fallos, nuestra Corte Suprema de Justicia de la

Nación admite la competencia del Congreso de la Nación para elaborar normas

procesales para los supuestos en que sean esenciales para asegurar el respeto de las

instituciones.

a. Proyecto de Ley de Amparo del año 2006, establece “Disposiciones

Especiales para el Amparo Colectivo”, entre las cuales dispone que en los casos de

amparos colectivos, promovida la acción, se dará publicidad a la misma por 3 días

como mínimo por medio de edictos, radio, televisión, y cualquier otro medio gratuito

que el juez considere conveniente; asimismo, el proyecto propone la creación de un

Registro de Amparos Colectivos en que deberán registrarse todos los procesos de

amparo colectivo, y será de consulta libre y pública (Art.. 27); a los fines de obtener

hacer efectiva la sentencia, el Art.. 28 establece que cualquier miembro del grupo

afectado puede requerir la ejecución de la sentencia.

71
b. Es tal la relevancia del precedente “Halabi”, que con posterioridad a su

dictado por parte de la Corte, distintos legisladores de ambas Cámaras, introdujeron

para su tratamiento por el Congreso de la Nación diferentes proyectos de ley con

objeto de reglar el proceso de grupo en nuestro país.

A modo de detalle, enumero los mismos, distinguiendo la Cámara legislativa

en la que se encuentra el proyecto:

En el Senado de la Nación:

S-09-1786, “PROYECTO DE LEY REGULANDO LAS ACCIONES DE

CLASE”, autoría de Horacio Lores.

S-10-3396, “PROYECTO DE LEY REGULANDO LAS ACCIONES DE

CLASE PARA LA PROTECCION DE LOS DERECHOS DE INCIDENCIA

COLECTIVA PREVISTOS EN EL ART. 43 DE LA CONSTITUCION

NACIONAL”, redactado por la legisladora Adriana R. Bortolozzi

S-11-1045, “PROYECTO DE LEY DE RÉGIMEN LEGAL PARA LAS

ACCIONES DE CLASE”, presentado por Liliana T. Negre de Alonso

En la Cámara de Diputados de la Nación:

1700-D-2009, “PROTECCIÓN AMBIENTAL, LEY 25675:

MODIFICACIONES SOBRE LEGITIMACIÓN PARA OBTENER LA

RECOMPOSICIÓN ANTE EL DAÑO AMBIENTAL. CREACIÓN DEL

72
REGISTRO DE PROCESOS COLECTIVOS MEDIOAMBIENTALES”, proyecto

presentado por el diputado Alfredo Dato

2199-D-2009, “ACCIÓN DE CLASE. REQUISITOS. CREACIÓN DEL

REGISTRO DE ACCIONES DE CLASE COMO DEPENDENCIA DEL REGISTRO

DE JUICIOS UNIVERSALES DEL PODER JUDICIAL DE LA NACIÓN”, autoría

de los diputados José A. Vilariño, Osvaldo R. Salum y María I. Diez

5996-D-2010, “ACCIONES DE CLASE: RÉGIMEN”, elaborado por

Fernando Yarade y Mónica L. Torfe

2540-D-2011, “ACCIÓN DE AMPARO: RÉGIMEN. MODIFICACIÓN DEL

CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN. DEROGACIÓN

DE LA LEY 16986”, proyecto redactado por Ricardo R. Gil Lavedra, Ricardo

Alfonsín, Juan P. Tunessi y otros.

4033-D-2011, “ACCIÓN DE CLASE: RÉGIMEN”, autoría de los legisladores

Ricardo R. Gil Lavedra, Ricardo Alfonsín, Juan P. Tunessi y otros

4055-D-2011, “ACCIÓN DE CLASE: REQUISITOS”, producido por

Graciela Camaño.

73
En este punto, siguiendo a la doctora María J. Azar, debo apuntar que uno de

los más graves problemas de los proyectos” es el de “la ausencia o deficiencia en

regulación de la representatividad adecuada”.70

c. Anteproyecto para la Reforma y Unificación de los Códigos Civil y

Comercial de la Nación

La redacción original del Anteproyecto incluye una Sección sobre los daños a

los derechos de incidencia colectiva, que ha sido suprimida por el Poder Ejecutivo

Nacional, en su revisión, transformando el proyecto en otro intento frustrado por

regular las “acciones de clase”.

El Anteproyecto definía al daño a los derechos de incidencia colectiva,

estableciendo que ocurre cuando existe “una lesión a un derecho de incidencia

colectiva y la pretensión recae sobre el aspecto colectivo, corresponde

prioritariamente la reposición al estado anterior al hecho generador. Si ello es total o

parcialmente imposible, o resulta insuficiente, procede una indemnización…”

Disponía el Anteproyecto, que los legitimados para accionar eran: “ a) el

afectado individual o agrupado que demuestra un interés relevante; b) el Defensor del

Pueblo de la Nación, de las provincias y de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires,

según corresponda; c) las organizaciones no gubernamentales de defensa de intereses

colectivos, en los términos del artículo 43 de la Constitución Nacional; d) el Estado

nacional, los Estados provinciales, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, y los

Estados municipales; e) el Ministerio Público Fiscal y de la Defensa.”

El Proyecto, reconocía, antes de ser observado por el Poder Ejecutivo, la

existencia de daños a derechos individuales homogéneos. Así en su artículo 1746,


70
AZAR, M. Jose, “Los derechos de incidencia colectiva en el Proyecto de Código Civil y Comercial
de la Nación. Comentario de una supresión”.
http://www.pensamientocivil.com.ar/system/files/2015/01/Doctrina456.pdf

74
establece: “Hay daños a derechos individuales homogéneos cuando media una

pluralidad de damnificados individuales con daños comunes pero divisibles o

diferenciados, generados en forma indirecta por la lesión a un derecho colectivo o

provenientes de una causa común, fáctica o jurídica”

El mismo artículo dispone los legitimados para accionar, siendo: “a) el

afectado individual o agrupado que demuestre un interés propio; b) el Defensor del

Pueblo de la Nación, de las provincias y de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires,

según corresponda; c) las organizaciones no gubernamentales de defensa de intereses

colectivos, en los términos del artículo 43 de la Constitución Nacional.”

El Anteproyecto, establecía en su artículo 1747 como requisito para la

admisibilidad, “que el enjuiciamiento concentrado del conflicto constituya una vía

más eficiente y funcional que el trámite individual, para lo cual el juez debe tener en

consideración aspectos tales como el predominio de las cuestiones comunes sobre las

particulares o la imposibilidad o grave dificultad de constituir un litis consorcio entre

los afectados.”

En cuanto a la sentencia y sus alcances, el proyecto elevado al Ejecutivo,

disponía que la misma hiciera cosa juzgada y tendría efecto erga omnes, con la

excepción que la demanda fuera rechazada.

El procedimiento permitía que los damnificados pudieran solicitar la

liquidación y ejecución de sentencia a título personal ante el juez de su domicilio. Es

decir, la sentencia favorable recaída en el proceso colectivo, habilitaba la ejecución

del particular a fin de hacer efectivo su derecho.

La eliminación por parte del Poder Ejecutivo Nacional, a la sección que el

proyecto dedicaba a los procesos y daños colectivos, se traduce en una gran

oportunidad desaprovechada. Suprimir la sección in totum, es desconocer los alcances

75
que en la vida cotidiana del ciudadano, tienen los derechos plurindividuales

homogéneos, y mantener este estado de carencia normativa hasta tanto el legislador

disponga una ley especial al efecto.

2. Evolución jurisprudencial posterior a “Halabi”

Posterior a la sentencia en “Halabi”, la Corte Suprema debió resolver nuevas

cuestiones relativas a las acciones de grupo. A fin de observar el mantenimiento de la

doctrina expuesta en el leading case, con diferentes matices, en concordancia con los

hechos que se plantean en las diversas causas, se detalla en resumen los diversos

fallos posteriores a “Halabi”.

En “Thomas”71, el voto mayoritario del Alto Tribunal, sostuvo su doctrina

sobre la necesidad de un “caso” o “controversia” a los fines de dar paso a la actividad

jurisdiccional, un caso que debe estar fundado en un interés específico, y atribuible en

forma determinada al litigante, el sistema judicial argentino mantiene el principio de

que sólo ejerce jurisdicción en los casos contenciosos en que es requerida a instancia

de parte.

Afirmó la Corte que “sólo una lectura deformada de lo expresado por ella en la

decisión mayoritaria tomada en la causa "Halabi", podía tomarse como argumento

para fundar la legitimación del demandante (en base a sus condiciones de ciudadano y

de diputado nacional), pues basta con remitir a lo sostenido en el considerando 9° de

dicho pronunciamiento para concluir que, con referencia a las tres categorías de

derechos que se reconocen, la exigencia del caso en los términos del Art. 116 de la

Constitución nacional se mantiene incólume.

71
C.S.J.N. “Thomas, Enrique c./ E.N.A. s/ amparo.” Fallos: 333:1023 (2010)

76
Vale afirmar, que este principio jurídico de raigambre constitucional, que se

exterioriza en el Art. 116 de nuestra Constitución Nacional, y que tiene sus bases en el

mismo sistema republicano de gobierno, se mantiene sin variaciones.

En la causa "Cavalieri"72, la Asociación Protección de Consumidores del

Mercado Común del Sur (PROCONSUMER) promueve la acción con el objeto de

que se condene a la empresa de medicina prepaga Swiss Medical Group, a proveer de

equipos de ventilación mecánica y accesorios para el tratamiento del "síndrome de

apnea obstructiva severa", a la totalidad de sus afiliados que padezcan esa enfermedad

y requieran tratamiento.

La actora peticiona, que para el supuesto que sea receptada favorablemente la

demanda, la condena sea extendida a todos los afiliados que se encuentren en idéntica

situación.

En su sentencia la Corte Suprema de Justicia de la Nación, rechazó la

posibilidad de aplicar la doctrina emanada de “Halabi” al caso.

Conforme la resolución del máximo tribunal, no se configuraba en este caso,

dos de los elementos requeridos en el fallo “Halabi”.

Advierte la Corte que la actora no ha logrado identificar la existencia de un

hecho único o complejo que sea causa de la lesión a una pluralidad relevante de

personas. De los hechos y pruebas producidas en autos, no puede “extraerse siquiera

de manera indiciaria la intención de la prepaga de negarse sistemáticamente a atender

planteos de sus afiliados semejantes a los del señor Cavalieri.”

Tampoco se configura el segundo de los elementos exigidos en el precedente

“Halabi”, ya que la acción se focaliza de manera exclusiva en las circunstancias

particulares del peticionante, y no en efectos comunes de un obrar de la demandada

72
C.S.J.N. “Cavalieri, Jorge y otro c/ Swiss Medical S.A. s/ amparo”. Fallos: 335:1080 (2012)

77
que pudiera extenderse a un grupo determinado o determinable. Por estos dos puntos,

rechaza la Corte la acción con respecto a Proconsumer, continuando la vía para el

derecho individual del co actor, el señor Cavalieri.

La línea de tiempo con respecto a los fallos que receptan la doctrina de los

intereses individuales homogéneos, en la jurisprudencia del máximo tribunal nacional,

nos lleva al precedente “Padec”73. En él, la Corte retoma el camino iniciado en

“Halabi”. El máximo tribunal debió resolver una cuestión que versaba sobre derecho

de consumo. La parte actora pretendía que se declarara la ineficacia de cláusulas del

contrato que había suscripto con Swiss Medical SA, y que se condenara a la firma a

dejar sin efecto aumentos en las cuotas mensuales que percibía por el servicio de

medicina prepaga.

Con fecha 21 de agosto de 2013, la Corte Suprema dictó sentencia, en la cual

ratificó la clasificación de derechos desarrollada en "Halabi" y definió que el derecho

cuya protección pretendía la actora refería a un derecho de incidencia colectiva

referente a intereses individuales homogéneos y que se cumplían en el caso con los

recaudos para hacer viable una acción colectiva.

La Corte, a través de su análisis, verificó la existencia de un hecho único que

estaría dado en el contrato tipo que suscriben los afiliados de la firma demandada,

tratándose de un hecho "susceptible de ocasionar una lesión al derecho de una

pluralidad de sujetos". Asimismo, en el caso bajo examen, la lesión ingresaría en la

órbita de "efectos comunes" de los afiliados. Para finalizar, el rechazo a la

legitimación de la actora sería una práctica judicial contraria al acceso a la justicia,

dado que "la escasa significación económica individual de las sumas involucradas

permite suponer que el costo que insumiría a cada usuario accionar en forma

73
C.S.J.N. “PADEC c. Swiss Medical S.A.” LA LEY 2013-F, 445 (2013)

78
particular resultaría muy superior a los beneficios que derivarían de un eventual

pronunciamiento favorable".74

El voto mayoritario requirió al juzgado interviniente para que tomara medidas

para: a) "identificar en forma precisa el colectivo involucrado en el caso", b)

"supervisar que la idoneidad de quien asumió su representación se mantenga a lo

largo del proceso", c) "arbitrar un procedimiento apto para garantizar la adecuada

notificación de todas aquellas personas que pudieran tener un interés en el resultado

del litigio, de manera de asegurarles tanto la alternativa de optar por quedar fuera del

pleito como la de comparecer en él como parte o contraparte", d) "implementar

medidas de publicidad orientadas a evitar la multiplicación o superposición de

procesos colectivos con idéntico objeto al presente"75. Todo ello de conformidad con

el considerando 20° del fallo "Halabi".

Cabe manifestar que en un reciente fallo, la Suprema Corte de la Provincia de

Buenos Aires, ha incorporado la doctrina del fallo “Halabi”. Se trata de la sentencia

recaída en la causa “López Rodolfo c/ Cooperativa Eléctrica de Pehuajó”76. El actor,

un usuario del servicio eléctrico, interpuso acción en carácter de “afectado”,

ejerciendo la representación colectiva de un grupo de vecinos perjudicados por el

cobro de un rubro que entendían indebido por parte del prestatario del servicio de

electricidad.

El concepto que percibía la Cooperativa Eléctrica no se encontraba previsto en

el cuadro tarifario vigente, ni estipulado en normativa sobre la materia.

El miembro de la Suprema Corte, doctor Juan Carlos Hitters, en su voto toma

la doctrina del fallo “Halabi”, al reconocer la existencia de los derechos individuales

74
C.S.J.N. “PADEC c. Swiss Medical S.A.” (2013) Consid. 11
75
C.S.J.N. “PADEC c. Swiss Medical S.A.” (2013), Consid. 16
76
Suprema Corte Provincia de Buenos Aires, “López Rodolfo c/ Cooperativa Eléctrica de Pehuajó”, C
91.576, 26-3-2014.

79
homogéneos como una especie de los derechos de incidencia colectiva reconocidos

por nuestra Constitución Nacional en su artículo 43. Siguiendo la doctrina de la Corte

Nacional en el mentado fallo, Hitters sostiene la necesidad de que la lesión o amenaza

tenga un origen común, sin perjuicio de lo cual, no sea posible la concurrencia de un

litis consorcio activo entre los actores: “en dichas circunstancias, la legitimación

individual que todo interesado posee para remediar su propia lesión personal, convive

con la legitimación colectiva que el ordenamiento reconoce a los afectados para

proveer a la defensa del grupo abarcado por el hecho generador del perjuicio

respectivo.” Asimismo, el juez bonaerense, al tratarse de un reclamo por conceptos

tarifarios, refiere la escasa significación económica de las pretensiones consideradas

individualmente.

También en tiempo reciente, en la provincia de Córdoba, debió decidir la Sala

B de la Cuarta Circunscripción judicial, en los autos caratulados "Gremio AEFIP y

otros c/ estado nacional-PEN y otro- Amparo Ley 16.986”77. Se confirmó por

unanimidad confirmar la sentencia de primera instancia que había rechazado la

petición de los demandantes.

Los demandantes fueron: el Sindicato de Empleados Públicos de la Provincia

de Córdoba (SEP), la Asociación Gremial de Empleados del Poder Judicial de la

Provincia de Córdoba, la Asociación de Empleados Fiscales e Ingresos Públicos

(AEFIP) Seccional Córdoba, el Sindicato de Luz y Fuerza de Córdoba, el Sindicato

Unión Obreros y Empleados Municipales de la Ciudad de Córdoba (SUOEM), la

Asociación del Personal Superior de la Empresa Provincial e Energía de Córdoba

(APSE), la Asociación del Magisterio de Enseñanza Técnica AMET y el Sindicato

Regional de Luz y Fuerza.

77
Cám. Fed. Apel. 4ta. Circunsc. Jcial., “GREMIO AEFIP Y OTROS GREMIOS C/ ESTADO
NACIONAL – PEN Y OTRO – AMPARO LEY 16986” Expte. N° FCB 19301/2013/CA1, 26-6-2014

80
La acción de amparo fue interpuesta en contra del Estado Nacional y la

Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) invocando la representación de

sus afiliados, con el objeto de que se "declare la inconstitucionalidad de las omisiones

incurridas por el Poder Ejecutivo Nacional por incumplimiento del deber legal de

actualizar anualmente el monto no imponible previsto como deducible” en la Ley de

Impuesto a las Ganancias.

Refieren al fallo “Halabi”, y solicitan se haga lugar al amparo en defensa de

"Derechos de Incidencia Colectiva Laboral – Acción de Clase”, referente a la tutela

de "intereses individuales homogéneos” de trabajadores activos y jubilados de cada

asociación sindical accionante y se ordene actualizar el mínimo no imponible y las

escalas previstas en la Ley de Impuesto a las Ganancias, aplicando el índice de las

Remuneraciones Imponibles Promedio de los Trabajadores Estables.

Los fundamentos para rechazar el amparo colectivo pueden diferenciarse en el

fallo de la Cámara, y se basan en la inexistencia de un caso o cuestión concreta, en la

falta de legitimidad de los gremios para promover la acción. Rechaza la Cámara que

pueda aplicarse por analogía lo resuelto por la Suprema Corte nacional en el

precedente “Halabi”. En materia tributaria, dispone la Cámara, “la acción se configura

a través del interés patrimonial de cada contribuyente o responsable, a quienes en

forma individual les compete invocar y acreditar la lesión concreta de sus intereses.”

Sienta un concepto importante, que ya fuera referido en distintos fallos de la

Corte, al afirmar que "La supuesta lesión de una sumatoria de derechos subjetivos

patrimoniales no transforma la pretensión en colectiva en los términos señalados,

máxime cuando se trata de cuestiones de naturaleza tributaria, donde dicha relación

jurídica entre el fisco y el contribuyente es de eminente carácter individual y

personal”

81
Retornando al ámbito del máximo tribunal nacional, con fecha 24 de junio de

2014, en autos “Consumidores Financieros Asoc. Civil Para Su Defensa /C Banco

Itau Buen Ayre Argentina S.A. /S Ordinario”,78 la Corte Suprema de Nación debió

resolver sobre una cuestión referida al derecho de consumidor sobre servicios

bancarios.

En esta causa, la asociación civil Consumidores Financieros, una asociación

de consumidores de servicios financieros, inició demanda contra el Banco Itaú, con el

objeto de que se condenara a la entidad bancaria a devolver a los usuarios de cuenta

corriente de la entidad, lo percibido de más durante los últimos 10 años, en concepto

de cobro de un concepto denominado “riesgo contingente” cuando los sobregiros

efectuados hubieran sido cubiertos por el cliente en el mismo día, y para los supuestos

en que aún el descubierto hubiera procedido por más de un día, cuando su proyección

financiera anual arrojara una tasa efectiva anual que excediera a los límites razonables

en la materia. Asimismo a asociación accionante, solicitaba el cese de estos

procederes.

La Corte entendió que la actora procuraba la protección de derechos de

incidencia colectiva, referentes a intereses individuales homogéneos, y que los

recaudos exigidos por la doctrina “Halabi” se encontraban cumplidos, lo que hacía

viable la acción colectiva.

Afirma la Corte en este fallo que el hecho origen de la acción es “un hecho

único susceptible de ocasionar una lesión a los derechos de una pluralidad de sujetos -

cuestionamiento del concepto "riesgo contingente" en algunos supuestos y cobro de

una Tasa Efectiva Anual considerada abusiva-, y en tanto la pretensión está

78
CSJN, “Consumidores Financieros Asoc. Civil Para Su Defensa /C Banco Itau Buen Ayre Argentina
S.A. /S Ordinario” 24/6/2014, C. 1074. XLVI. REX, en línea:
http://www.csjn.gov.ar/confal/ConsultaCompletaFallos.do?method=verDocumentos&id=712445

82
concentrada en los "efectos comunes" para toda la clase de los sujetos afectados y se

enmarca dentro del objeto estatutario de la asociación actora.”

Dispuso el fallo que el tribunal de origen deberá encuadrar el procedimiento

en lo normado por el Art. 54 de la ley 24240: Acciones de incidencia colectiva. Para

arribar a un acuerdo conciliatorio o transacción, deberá correrse vista previa al

Ministerio Público Fiscal, salvo que éste sea el propio actor de la acción de incidencia

colectiva, con el objeto de que se expida respecto de la adecuada consideración de los

intereses de los consumidores o usuarios afectados. La homologación requerirá de

auto fundado. El acuerdo deberá dejar a salvo la posibilidad de que los consumidores

o usuarios individuales que así lo deseen puedan apartarse de la solución general

adoptada para el caso. La sentencia que haga lugar a la pretensión hará cosa juzgada

para el demandado y para todos los consumidores o usuarios que se encuentren en

similares condiciones, excepto de aquellos que manifiesten su voluntad en contrario

previo a la sentencia en los términos y condiciones que el magistrado disponga. Si la

cuestión tuviese contenido patrimonial establecerá las pautas para la reparación

económica o el procedimiento para su determinación sobre la base del principio de

reparación integral. Si se trata de la restitución de sumas de dinero se hará por los

mismos medios que fueron percibidas; de no ser ello posible, mediante sistemas que

permitan que los afectados puedan acceder a la reparación y, si no pudieran ser

individualizados, el juez fijará la manera en que el resarcimiento sea instrumentado,

en la forma que más beneficie al grupo afectado. Si se trata de daños diferenciados

para cada consumidor o usuario, de ser factible se establecerán grupos o clases de

cada uno de ellos y, por vía incidental, podrán éstos estimar y demandar la

indemnización particular que les corresponda.

83
En un fallo reciente, fechado el 18 de agosto de 2016, la Corte Suprema de

Justicia de Nación decide en la causa CIPES, “Centro de Estudios para la Promoción

de la Igualdad y la Solidaridad y otros c/ Ministerio de Energía y Minería s/ amparo

colectivo”, Expte. Nº FLP 8399/2016/CS1. La asociación CIPES sometía a

consideración de la Justicia Nacional, la validez y eficacia de los actos administrativos

emanados del Ministerio de Energía y Minería, que modicaban cuadros tarifarios del

servicio de Gas.

La sentencia elaborada por la Corte, rechazó parcialmente la acción colectiva,

estableciendo la obligatoriedad de la audiencia pública previa, y suspendiendo la

aplicación del cuadro tarifario para usuarios residenciales hasta tanto se desarrollara el

procedimiento de la audiencia pública.

Los usuarios “no residenciales”, PyMES, industrias y comercios, quedaron

fuera del beneficio establecido en sentencia. Determina la Corte que solo en relación

al colectivo de usuarios residenciales cabe presumir una posición de mayor

vulnerabilidad frente al efectivo cumplimiento de la garantía constitucional, siendo

esa vulnerabilidad la llave que abre la legitimidad del grupo. Para los usuarios no

residenciales, dice el fallo, “no se ha demostrado, ni resulta de manera evidente de las

constancias de autos, que el ejercicio individual de la acción no aparezca plenamente

posible en atención a la entidad de las cuestiones planteadas” (cfr. Considerando

XIII).

Esta división entre tipo de usuarios, dejando sin protección a parte de ellos, es

criticada por parte de la doctrina nacional. Los autores Francisco Verbic y Jose María

Salgado, en su artículo “Un estándar inconstitucional para el acceso colectivo a la

Justicia”, publicado en el diario La Ley del 25 de agosto de 2016, arriban a la

conclusión, a la cual adhiero de que, la división realizada por la Corte “impide que el

84
proceso colectivo cumpla con una de sus principales finalidades: resolver el conflicto

de modo igualitario para todos aquellos que, como en el caso en comentario, se

encontraban exactamente en la misma posición (frente a la ausencia de celebración de

audiencias públicas previas al dictado de las resoluciones anuladas).”

Consecuencia directa del proceso, fue la realización el día 16 de septiembre de

2016, de las audiencias públicas donde se plantearon las diferentes posiciones y se

blandieron las justificaciones técnicas y jurídicas de la medida, procedimiento que

llevó al posterior ajuste tarifario dispuesto por el Ministerio de Energía y Minería de

la Nación.

Este camino ascendente, y la multiplicidad de casos que la justicia incorpora al

bagaje jurisprudencial, refleja de manera clara y conducente el nivel de aceptación en

doctrinarios, y jueces, y la vigencia de los derechos individuales homogéneos y su

mecánica pretoriana de protección.

85
Conclusión

De todo lo hasta aquí expuesto, puede desprenderse, que las acciones

colectivas, de grupo, protectoria de los llamados intereses individuales homogéneos

en nuestro país, requieren su urgente normativización.

El derecho positivo argentino, carente de normas adjetivas que regulen la

materia referida a las acciones de grupo, es un sistema incompleto a la luz de los

avances del corpus jurisprudencial y doctrinario.

La práctica judicial cotidiana, indica un claro y mantenido aumento en la

cantidad de procesos judiciales iniciados contra el Estado en todos sus órdenes,

promovidos por particulares.

A los casos referidos al medioambiente, y a temas relacionados con el derecho

de los consumidores, deben adicionarse los supuestos de pretensiones judiciales cuyo

objeto es atacar en el foro tribunalicio, medidas de gobierno, como sucedió en las

cuestiones referidas al corralito financiero, al llamado “cepo” al dólar, y a la suba de

tarifas.

Para culminar el presente trabajo, debo expresar que nuestro sistema de

derecho escrito, requiere la urgente puesta en vigencia de una norma con alcance

nacional que legisle debida y acabadamente lo relativo a la tutela de los derechos

individuales homogéneos.

Veintidós años han transcurrido desde la última reforma constitucional, y

cinco desde la resolución tomada por la Corte Suprema de la Nación en el caso

“Halabi”, datos temporales que revelan una falta de actividad por parte del legislador

argentino en una materia de tal magnitud como la protección de los derechos de los

ciudadanos.

86
En el fallo “Halabi”, la Corte Suprema de Justicia de la Nación, pone en

evidencia la imperiosa necesidad del sistema jurídico argentino, de contar con la ley

que permita aplicar sin vises y con plena vigencia los derechos de tercera categoría

denominados individuales homogéneos.

Es claro el fallo, en su considerando 12º, al consignar que “…no hay en

nuestro derecho una ley que reglamente el ejercicio efectivo de las denominadas

acciones de clase en el ámbito específico que es objeto de esta litis. Este aspecto

resulta de gran importancia porque debe existir una ley que determine cuándo se da

una pluralidad relevante de individuos que permita ejercer dichas acciones, cómo se

define la clase homogénea, si la legitimación corresponde exclusivamente a un

integrante de la clase o también a organismos públicos o asociaciones, cómo tramitan

estos procesos, cuáles son los efectos expansivos de la sentencia a dictar y cómo se

hacen efectivos”

Reconoce el máximo tribunal, que los derechos individuales homogéneos se

encuentran amparados por lo normado en el artículo 43 de nuestra Constitución

Nacional, y ante la falta de regulación manifiesta la ineludible responsabilidad y deber

de la judicatura para presentado el caso, resolver en consecuencia, dado que lo

establecido en la norma constitucional es completamente operativo.

La Corte Suprema, revela la existencia de una mora del legislador, y lo urge a

solucionar esta cuestión cuanto antes sea posible. Siguiendo el considerando 12º del

fallo, reza: “Frente a esa falta de regulación -la que, por lo demás, constituye una

mora que el legislador debe solucionar cuanto antes sea posible, para facilitar el

acceso a la justicia que la Ley Suprema ha instituido-, cabe señalar que la referida

disposición constitucional es claramente operativa y es obligación de los jueces darle

eficacia, cuando se aporta nítida evidencia sobre la afectación de un derecho

87
fundamental y del acceso a la justicia de su titular. Esta Corte ha dicho que donde hay

un derecho hay un remedio legal para hacerlo valer toda vez que sea desconocido;

principio del que ha nacido la acción de amparo, pues las garantías constitucionales

existen y protegen a los individuos por el solo hecho de estar en la Constitución e

independientemente de sus leyes reglamentarias, cuyas limitaciones no pueden

constituir obstáculo para la vigencia efectiva de dichas garantías (Fallos: 239:459;

241:291 y 315:1492).”

Cita la doctrina emanada de los fallos “Siri”79, “Kot”80 y “Ekmekdjian”81

conforme a la cual se entiende que las garantías emanadas de la Constitución existen y

protegen a los individuos, por el solo hecho de estar en el texto constitucional,

independientemente de si se dictó o no una ley reglamentaria.

Esta anemia legal con respecto a la protección de los derechos individuales

homogéneos debe cesar, y esta omisión, a cargo del legislador debe subsanarse en lo

inmediato.

En el caso de daños masivos, la ausencia de un procedimiento que encuadre el

desarrollo de la acción, puede dar lugar a soluciones injustas, contradictorias,

heterogéneas, ciñendo la tutela efectiva de derechos.

La defensa de esta categoría de derechos individuales homogéneos sólo logra

efectividad y vigencia si se litigan de manera colectiva; son claros los ejemplos

brindados por Rizzi: “millones de usuarios no pueden hacer millones de reclamos por

unos pocos pesos de abuso, y a las empresas les resulta eficiente resolver los pocos

reclamos individuales que reciban y mantener el abuso para el resto del grupo de

consumidores. Una empresa que contamina se ahorra millones ilícitamente y paga

sólo unas pocas indemnizaciones a algunos que se quejan, una prepaga que no brinda
79
C.S.J.N., “Siri, Angel S”, Fallos 239:459 (1957), LL,89-531 y JA,1958-II-476
80
C.S.J.N., “Samuel Kot SRL”, Fallos: 241:291 (1958)
81
C.S.J.N., “Ekmekdjian, Miguel Ángel v. Sofovich, Gerardo y otros”. Fallos 315:1492 (1992).

88
prestaciones obligatorias ahorra millones ilícitamente y paga sólo unos pocos

reclamos de algunos pacientes que se quejan.”82

En el ámbito de la Suprema Corte de la Provincia de Buenos Aires, por

Acordada Nº 3660/13 del tribunal, se ha creado el Registro Público de Procesos

Colectivos.

El mismo órgano jurisdiccional, con fecha 6 de agosto de 2014, mediante

Acuerdo N° 3721/14, delegó en su Presidencia facultades para que proceda a

determinar la fecha de inicio de actividades del Registro de Procesos de Incidencia

Colectiva creado por Acuerdo N° 3660/13.

Este sistema de registración, aún no ha entrado en funciones, sin embargo, una

vez que sus actividades den comienzo, deberán anotarse en el Registro “todos los

procesos en que se debatan derechos colectivos o de incidencia colectiva en general, a

excepción de los procesos de hábeas corpus” y será deber de los jueces intervinientes

comunicar la información necesaria para ello.

Igualmente, jueces de otras jurisdicciones voluntariamente podrán informar al

Registro sobre la existencia de procesos colectivos bajo examen, debiendo el Registro

se tomará nota de los procesos colectivos que tramiten en extraña jurisdicción y sean

voluntariamente informados por los jueces pertinentes.

La aplicación de este Registro, es un paso necesario y de gran utilidad para el

desarrollo pacífico y obtener mayores resultados en los procesos colectivos. Evitar la

multiplicidad de procesos, que pueden obtener resultados heterogéneos es uno de los

pilares fundamentales que debe respetar el procedimiento de grupos.

Debo concluir, que estos son los pasos que debe, necesariamente, desandar el

legislador argentino, siguiendo la impronta de jueces y tribunales de distintas


82
Rizzi, Guillermo, 2013, “La acordada N° 3660/2013 de la SCBA o la inconveniencia de regular los
procesos colectivos en una ley de amparo”, Publicado en: Sup. Adm.2013 (noviembre), 3 - LA
LEY2013-F, 1

89
jurisdicciones que, con avance irregular, receptan la aplicación, protección y tutela de

los derechos individuales homogéneos.

El “trasplante responsable” de las acciones de clase, al que refiere Antonio

Gidi, es el objetivo a alcanzar en el sistema jurídico nacional83. No es una labor

sencilla, pero es una carga que le cabe a la comunidad jurídica en su conjunto,

doctrinarios, jueces y sobre todo legisladores, y que es necesario concretar modernizar

nuestro sistema de Derecho.

83
GIDI, Antonio. “Procesos Colectivos. La tutela de los derechos difusos, colectivo se individuales
homogéneos en una perspectiva comparada”, Ed. Porrúa, México. 2003

90
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“Unión de Usuarios y Consumidores c/ Edesur”, 17-6-2004, LL 2005-A-93
“Defensoría del Pueblo de la CABA c/ Secretaría de Comunicaciones- res.
2926/99”, 31-10-2006, LL del 13-11-2006.
"Mujeres por la Vida - Asociación Civil sin Fines de Lucro Cfilial CórdobaC
c/ E.N. CP.E.N.C M° de Salud y Acción Social de la Nación s/ amparo", Fallos C.S.
329:4593. 2006
“Defensor del Pueblo de la Nación c/ EN-PEN – Dec. 1570/01 y 1606/01 s/
Amparo”, 26-06-2007
“Consumidores Financieros Asoc. Civil Para Su Defensa /C Banco Itau Buen
Ayre Argentina S.A. /S Ordinario” 24/6/2014, C. 1074. XLVI. REX
“Prodelco c/ P.E.N. s/ Recurso de Amparo”, CSJN, ED 177-623.
"Halabi, Ernesto c. P.E.N. – ley 25. 673. dto.1563/04 s/amparo" C.S. H. 270.
XLII (2009).
"Thomas, Enrique c/ E.N.A. s/ amparo", CSJN, T. 117. XLVI.

93
“Cavalieri, Jorge y otro c/ Swiss Medical S.A. s/ amparo”. Fallos: 335:1080
(2012)
“Asociación por los Derechos Civiles (ADC) c/ Estado Nacional - ley
26.124”, Corte Suprema de Justicia de la Nación. Causa A. 1319. XLIII.
“PADEC c. Swiss Medical S.A.” LA LEY 2013-F, 445 (2013)
“López Rodolfo c/ Cooperativa Eléctrica de Pehuajó”, C 91.576, 26-3-2014,
S.C.B.A.
“Gremio Aefip Y Otros Gremios C/ Estado Nacional – Pen Y Otro – Amparo
Ley 16986” Expte. N° FCB 19301/2013/CA1, Cám. Fed. Apel. 4ta. Circunsc. Jcial.,
26-6-2014
“Centro de Estudios para la Promoción de la Igualdad y la Solidaridad y otros
c/ Ministerio de Energía y Minería s/ amparo colectivo”, Expte. Nº FLP
8399/2016/CS1, CSJN, 18/08/2016
“Schlesinger c. Reservists to Stop The War”, Suprema Corte de Estados
Unidos, 1974-06-25
“Sosna c. Iowa”, Suprema Corte de Estados Unidos, 1975-01-14

Legislación:
Constitución Nacional de la República Argentina.
Código Civil de la República Argentina.
Ley Nacional 25675
Ley Nacional 23.551
Ley Nacional 24.240
Código Procesal Civil de Nación
Ley 11.723 de la Provincia de Buenos Aires
Ley 13.133 de la Provincia de Buenos Aires
Ley 14192 de la Provincia de Buenos Aires
Ley 5034 de Procedimiento para el Amparo Judicial de los Intereses Difusos o
Derechos Colectivos de la Provincia de Catamarca
Constitución de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires
Constitución de la Provincia de Córdoba
Ley 4399 de la Provincia de Jujuy
Ley 1352 de la Provincia de La Pampa
Ley 2779 de la Provincia de Río Negro

94
Constitución de la Provincia de Rio Negro
Constitución de la Provincia de Salta
Ley 6986 de la Provincia de Salta
Constitución de la provincia de San Juan
Ley 6006 de la Provincia de San Juan
Constitución de la provincia de San Luis
Ley 5054 de la provincia de San Luis
Ley 5163 de la Provincia de San Luis
Constitución Provincial de Santa Fe
Ley 10.000 de la Provincia de Santa Fe
Constitución de la Provincia de Tierra del Fuego
Ley 55 de la Provincia de Tierra del Fuego
Ley 6944 de la Provincia de Tucumán

Legislación comparada:
Regla Federal de Equidad 48
Regla Federal de Equidad 38
Rule 23, Federal Rules of Civil Procedure (U.S.)

95
AUTORIZACIÓN PARA PUBLICAR Y DIFUNDIR TESIS DE
POSGRADO O GRADO A LA UNIVERIDAD SIGLO 21.

Por la presente, autorizo a la Universidad Siglo21 a difundir en su página web o bien


a través de su campus virtual mi trabajo de Tesis según los datos que detallo a
continuación, a los fines que la misma pueda ser leída por los visitantes de dicha
página web y/o el cuerpo docente y/o alumnos de la Institución:

Autor-tesista
(apellido/s y nombre/s completos LOLLI DARIO DAMIAN

DNI
(del autor-tesista) 27.708.009

Título y subtítulo
(completos de la tesis) Acción de clase y derechos individuales
homogéneos en el Derecho argentino.
Enseñanzas del caso “Halabi”

Correo electrónico
(del autor-tesista) [email protected]

Unidad Académica
(donde se presentó la obra) Universidad Siglo 21

Datos de la edición
Lugar, editor, fecha e ISBN (para el caso de tesis
ya publicadas), depósito en el Registro Nacional
de Propiedad Intelectual y autorización de la
Editorial (en el caso que corresponda).

96
Otorgo expreso consentimiento para que la copia electrónica de mi Tesis sea
publicada en la página web y/o el campus virtual de la Universidad Siglo 21 según el
siguiente detalle:

Texto completo de la Tesis


(Marcar SI/NO)84 SI
Publicación parcial
(informar qué capítulos se publicarán)

Otorgo expreso consentimiento para que la versión electrónica de este libro sea
publicada en la en la página web y/o el campus virtual de la Universidad Siglo 21.

Lugar y fecha: Bahía Blanca, enero 11 de 2017.

DARIO DAMIAN LOLLI


____________________ _________________________
Firma autor-tesista Aclaración autor-tesista

Esta Secretaría/Departamento de Grado/Posgrado de la Unidad Académica:


________________________________________________________certifica que la
tesis adjunta es la aprobada y registrada en esta dependencia.

_____________________________ __________________________
Firma Autoridad Aclaración Autoridad

Sello de la Secretaría/Departamento de Posgrado

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Advertencia: Se informa al autor/tesista que es conveniente publicar en la Biblioteca Digital las obras
intelectuales editadas e inscriptas en el INPI para asegurar la plena protección de sus derechos
intelectuales (Ley 11.723) y propiedad industrial (Ley 22.362 y Dec. 6673/63). Se recomienda la NO
publicación de aquellas tesis que desarrollan un invento patentable, modelo de utilidad y diseño
industrial que no ha sido registrado en el INPI, a los fines de preservar la novedad de la creación

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