Resumen de Las 28 Creencias
Resumen de Las 28 Creencias
Resumen de Las 28 Creencias
2. La trinidad.
Hay un solo Dios, que es unidad de tres personas coeternas: Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Este Dios uno y trino es inmortal, todopoderoso, omnisapiente, superior a todos y
omnipresente. Es infinito y escapa a la comprensión humana, no obstante, lo cual se lo
puede conocer mediante la propia revelación que ha efectuado de sí mismo. Es
eternamente digno de reverencia, adoración y servicio por parte de toda la creación
(Deuteronomio 6:4; Mateo, 28:19; 2 Corintios 13:14; Efesios 4:4-6; 1 Pedro 1:2; 1
Timoteo.1:17; Apocalipsis 14:7).
3. El Padre.
Dios el Padre Eterno, es el Creador, Origen, Sustentador y Soberano de toda la creación.
Es justo, santo, misericordioso y clemente, tardo para la ira y abundante en amor y
fidelidad. Las cualidades y las facultades del Padre se manifiestan también en el Hijo y el
Espíritu Santo (Génesis 1:1; Apocalipsis 4:11; 1 Corintios 15:28; Juan 3:16; 1 Juan
4:8; 1 Timoteo 1:17; Éxodo 34:6-7; Juan 14:9).
4. El Hijo.
Dios el Hijo Eterno, es uno con el Padre. Por medio de él fueron creadas todas las cosas;
él revela el carácter de Dios, lleva a cabo la salvación de la humanidad y juzga al mundo.
Aunque es verdaderamente Dios sempiterno, también llegó a ser verdaderamente
hombre, Jesús, el Cristo. Fue concebido por el Espíritu Santo y nació de la virgen María.
Vivió y experimentó tentaciones como ser humano, pero ejemplificó perfectamente la
justicia y el amor de Dios. Mediante sus milagros manifestó el poder de Dios y éstos
dieron testimonio de que era el prometido Mesías de Dios. Sufrió y murió voluntariamente
en la cruz por nuestros pecados y en nuestro lugar, resucitó entre los muertos y ascendió
al Padre para ministrar en nuestro favor. Volverá otra vez con poder y gloria para liberar
SYL 2020: Kathia Merel
definitivamente a su pueblo y restaurar todas las cosas (Juan1:1-3,14; Colosenses 1:15-
19; Juan 10:30;
Romanos 6:23; 2 Corintios 5:17-19; Juan 5:22; Lucas 1:35; Filipenses 2:5-11; 1
Corintios 15:3-4; Hechos 2:9-18; 8:1-2; Juan 14:1l-3).
5. El Espíritu Santo.
Dios el Espíritu Eterno estuvo activo con el Padre y el Hijo en la creación, la encarnación y
la redención. Inspiró a los autores de las Escrituras. Infundió poder a la vida de Cristo.
Atrae y convence a los seres humanos; y los que responden, renueva y transforma a la
imagen de Dios. Enviado por el Padre y el Hijo está siempre con sus hijos, distribuye
dones espirituales a la iglesia, la capacita para dar testimonio a favor de Cristo, y en
armonía con las Escrituras la conduce a toda verdad (Génesis 1:1-2; Lucas 1:35; 4:18;
Hechos 10:38; 2 Pedro 1:21; 2 Corintios 3:18; Efesios 4:11-12; Hechos 1:8; Juan
14:16-18,26; 15:26-27; 16:7-13).
6. La creación.
Dios es el creador de todas las cosas, y ha revelado por medio de las Escrituras un
registro auténtico de su actividad creadora. El Señor hizo en seis días “los cielos y la
tierra” y todo ser viviente que la habita, y reposó el séptimo día de la primera semana. De
ese modo estableció el sábado como un monumento perpetuo de la finalización de su
obra creadora. El primer hombre y la primera mujer fueron hechos a imagen y de Dios
como corona de la creación; se les dio dominio sobre el mundo y la responsabilidad de
cuidar de él. Cuando el mundo quedó terminado era “bueno en gran manera”, porque
declaraba la gloria de Dios. (Génesis 1:2; Éxodo 20:8-11; Salmo 19:1-6; 33:6,9: 104;
hebreos 11:3).
El hombre y la mujer fueron hechos a imagen de Dios, con individualidad propia y con la
facultad y la libertad de pensar y obrar por su cuenta. Aunque fueron creados como seres
libres, representan una unidad indivisible de cuerpo, mente y espíritu que depende de
Dios para la vida, el aliento y todo lo demás. Cuando nuestros primeros padres
desobedecieron a Dios, negaron su dependencia de él y cayeron de la elevada posición
SYL 2020: Kathia Merel
que ocupaban bajo el gobierno de Dios., La imagen de Dios se desfiguró en ellos y
quedaron sujetos a la muerte. Sus descendientes participan de esta naturaleza degradada
y de sus consecuencias. Nacen con debilidades y tendencias hacia el mal. Pero Dios en
Cristo,
reconcilió al mundo consigo mismo, y por medio de su Espíritu restaura en los mortales
penitentes la imagen de su Hacedor. Creados para gloria de Dios, se los invita a amar al
Señor y a amarse mutuamente, y a cuidar el ambiente que los rodea (Génesis 1:26-28;
2:7; Sal. 8:4-8; Hechos 17:24-28; Génesis 3; Salmo 51:5; Romanos 5:12-17; 2
Corintios 5:19-20; Salmo51:10; 1 Juan 4:7-8,11,20; Génesis 2:15).
8. El gran conflicto.
Con amor y misericordia infinitos Dios hizo que Cristo, que no conoció el pecado, fuera
hecho pecado por nosotros, `para que nosotros pudiésemos ser hechos justicia de Dios
en él.’ Guiados por el Espíritu Santo sentimos nuestra necesidad, reconocemos nuestra
pecaminosidad, nos arrepentimos de nuestras transgresiones, y ejercemos fe en Jesús
como Señor y Cristo, como Sustituto y Ejemplo. Esta fe que recibe salvación nos llega por
medio del poder divino de la Palabra y es un don de la gracia de Dios...Mediante Cristo
somos justificados, adoptados como hijos e hijas de Dios librados del señorío del pecado:
Por medio del Espíritu nacemos de nuevo somos santificados; el Espíritu renueva
nuestras mentes; grava la ley del amor de Dios en nuestros corazones y nos da poder
para vivir una vida santa. Al permanecer en él somos participantes de la naturaleza divina
y tenemos la seguridad de la salvación ahora y en ocasión del juicio (2Corintios 5:17-21;
Juan 3:16; Gálatas 1:4; 4:4-7; Tito 3:3-7; Juan 16:8; Gálatas 3:13-14; 1 Pedro 2:21-22;
Romanos 10:17; Lucas 17:5; Marcos 9:23-24; Efesios 2:5-10; Romanos 3:21-26;
Colosenses 1:13-14; Romanos 8:14-17; Gálatas 3:26¸ Juan 3:3-8; 1 Pedro 1:23;
Romanos 12:2; Hebreos 8:7-12; Ezequiel 36:25-27; 2 Pedro 1:3-4; Romanos 8:1-4;
5:6-10).
Jesús triunfó sobre las fuerzas del mal por su muerte en la cruz. Aquel que subyugó los
espíritus demoníacos durante su ministerio terrenal, quebrantó su poder y aseguró su
destrucción definitiva. La victoria de Jesús nos da la victoria sobre las fuerzas malignas
que todavía buscan controlarnos y nos permite andar con él en paz, gozo y la certeza de
su amor. El Espíritu Santo ahora mora dentro de nosotros y nos da poder. Al estar
continuamente comprometidos con Jesús como nuestro Salvador y Señor somos librados
de la carga de nuestras acciones pasadas. Ya no vivimos en la oscuridad, el temor a los
poderes malignos, la ignorancia ni la falta de sentido de nuestra antigua manera de vivir.
En esta nueva libertad en Jesús, somos invitados a desarrollarnos en semejanza a su
carácter, en comunión diaria con él por medio de la oración, alimentándonos con su
Palabra, meditando en ella y en su providencia, cantando alabanzas a él, reuniéndonos
para adorar y participando en la misión de la salvación, la presencia constante de Jesús
por medio del Espíritu transforma cada momento y cada tarea en una experiencia
SYL 2020: Kathia Merel
espiritual. (Salmo 1:1,2; 23:4; 77:11,12; Colosenses 1:13,14; 2:6,14,15; Lucas 10:17-
20; Efesios 5:19,20; 6:12-18; 1 Tesalonicenses 5:23; 2 Pedro 2:9; 3:18; 2 Corintios
3:17,18; Filipenses 3:7-14; 1 Tesalonicenses 5:16-18; Mateo 20:25-28; Juan 20:21;
Gálatas 5:22-25; Romanos 8:38,39; 1 Juan 4:4; Hebreos 10:25).
12. La iglesia.
Todos somos iguales en Cristo, quien por un mismo Espíritu nos ha unido en comunión
con él y los unos con los otros. Debemos servir sin parcialidad ni reservas. Por medio de
la revelación de Jesucristo en las Escrituras participamos de la misma fe y la misma
esperanza, y salimos para dar a todos el mismo testimonio. Esta unidad tiene sus
orígenes en la unicidad del Dios trino, que nos ha adoptado como sus hijos (Romanos
12:4-5; 1 Corintios 12:12-14; Mateo 28:19-20; Salmo 133:1; 2 Corintios 5:16-17;
Hechos 17:26-27; Gálatas 3:27,29; Colosenses 3:10-15; Efesios 4:14-16; 4:14-16;
Juan 17:20-23).
15. El Bautismo.
La cena del Señor es una participación en los emblemas del cuerpo y la sangre de Jesús
como expresión de fe en él, nuestro Señor y Salvador. En esta experiencia de comunión,
Cristo está presente para encontrarse con su pueblo fortalecido. Al participar en ella,
proclamamos gozosamente la muerte del Señor hasta que venga. La preparación para la
Cena incluye un examen de conciencia, arrepentimiento y confesión. El maestro ordenó
en el servicio de lavamiento de los pies par a manifestar una renovada purificación,
expresar disposición a servirnos. Todos los creyentes cristianos pueden participar del
SYL 2020: Kathia Merel
servicio de comunión (1Corintios 10:16-17; 11:23-30; Mateo 26:17-30; Apocalipsis
3:20; Juan 6:48-63; 13:1-17).
Dios concede a todos los miembros de su iglesia en todas las edades dones espirituales
para que cada uno los empleen amante ministerio por el bien común de la iglesia y de la
humanidad. Concedidos mediante la operación del Espíritu Santo, quien los distribuye
entre cada miembro según su voluntad, los dones proveen todos los ministerios y
habilidades necesarios para que la iglesia cumpla su función divinamente ordenada. De
acuerdo con las Escrituras estos dones incluyen ministerios tales como fe, santidad,
profecía, predicación, enseñanza, administración, reconciliación, compasión y servicio
abnegado y caridad para ayudar y animar a nuestros semejantes. Algunos miembros son
llamados por Dios y dotados por el Espíritu para cumplir funciones reconocidas en la
iglesia en los ministerios pastoral, de evangelización apostólico y de enseñanza,
particularmente necesarios a fin de equipar a los miembros para el servicio, edificar a la
iglesia de modo que alcance madurez espiritual, y promover la unidad de la fe y el
conocimiento de Dios. Cuando los miembros emplean estos dones espirituales como
fieles mayordomos de las numerosas gracias de Dios, la iglesia es protegida de la
influencia destructora de las falsas doctrinas, crece gracias a un desarrollo que proviene
de Dios, y es edificada en la fe y el amor (Romanos 12:4-8; 1 Corintios 12:9-11,27-28;
Efesios 4:8,11-16; Hechos 6:1-7; 1 Timoteo 3:1-13; 1 Pedro 4:10-11).
Uno de los dones del Espíritu Santo es el de profecía. Este don es una de las
características distintivas de la iglesia remanente y se manifestó en el ministerio de Elena
G. De White. Como mensajera del Señor, sus escritos son una permanente y autorizada
fuente de verdad, y proveen consuelo, dirección, instrucción y corrección de la iglesia.
También establecen con claridad que la Biblia es la norma por la cual deben ser
evaluadas toda enseñanza y toda experiencia (Joel 2:28-29; Hechos 2:14-21; Hebreos
1:1-3; Apocalipsis 12:17; 19:10).
20. El Sábado.
El benéfico Creador descansó el Séptimo día después de los seis días de la creación, e
instituyó el sábado para todos los hombres como un monumento de su obra creadora. El
cuarto mandamiento de la inmutable ley de Dios requiere la observancia del séptimo día
como día de reposo, adoración y ministerio, en armonía con la enseñanza y la práctica de
Jesús, el Señor del sábado. El sábado es un día de agradable comunión con Dios y con
nuestros hermanos. Es un símbolo de nuestra redención en Cristo, una señal de
santificación, una demostración de nuestra lealtad y una anticipación de nuestro futuro
eterno en el reino de Dios. El sábado es la señal perpetua de Dios del pacto eterno entre
él y su pueblo. La gozosa observancia de este tiempo sagrado de tarde a tarde, de puesta
de sol a puesta de sol, es una celebración de la obra creadora y redentora de Dios
(Génesis 2:1-3; Éxodo 20:8-11; Lucas 4:16; Isaías 56:5-6; 58:13-14; Mateo 12:1-12;
Éxodo 31:13-17; Ezequiel 20:12,20; Hebreos 4:1-11; Deuteronomio5:12-15; Levítico
23:32; Marcos 1:32).
21. La Mayordomía.