REV98 SCon 1 Er 2016
REV98 SCon 1 Er 2016
REV98 SCon 1 Er 2016
Constitucional
N.º 98
Revista de Derecho
Constitucional N.° 98
Jurisprudencia constitucional
Lic. José Alejandro Cubías Amparos
Jefe del Departamento de Publicaciones Improcedencias....................................................75
Sobreseimientos................................................ 421
Lcda. Roxana Maricela López Segovia Sentencias definitivas...................................... 443
Jefa de la Sección de Diseño Gráfico
Hábeas corpus
Lcda. Andrea Nathalia García Peña Improcedencias................................................. 597
Diagramación Inadmisibilidades............................................. 713
Sobreseimientos................................................ 729
Sentencias definitivas...................................... 741
Inconstitucionalidades
Iniciados por demanda
Improcedencias................................................. 813
Sentencias definitivas...................................... 893
*********
Indice por descriptores
La presente edición contiene sentencias
Amparos............................................................. 931
pronunciadas por la Sala de lo Constitu- Hábeas corpus................................................... 947
cional en los procesos de inconstitucio- Inconstitucionalidades.................................... 955
nalidad, hábeas corpus y amparos en el
período de enero-marzo del 2016; índice
analítico por descriptores y artículos re-
lacionados a la materia por estudiosos
del derecho.
Corte Suprema de Justicia
Dr. José Óscar Armando Pineda Navas
PRESIDENTE
Sala de lo Constitucional
Dr. José Óscar Armando Pineda Navas
PRESIDENTE
Sala de lo Civil
Lcda. María Luz Regalado Orellana
PRESIDENTA
Sala de lo Penal
Lcda. Doris Luz Rivas Galindo
PRESIDENTA
La presente edición pretende ser un texto útil para los interesados en conocer y aplicar
la jurisprudencia como fuente de derecho.
En ese sentido, se espera que esta y las siguientes publicaciones sean de máxima utilidad
práctica y didáctica y que permitan calibrar la jurisprudencia constitucional, orientándola al
debate, estudio y a la investigación, para el logro de los ideales generales de justicia, libertad
y paz duradera en El Salvador.
OBSERVACIONES PRELIMINARES
METODOLOGÍA
Ejemplo:
109-2010
iii
Descriptor
AMPARO CONTRA LEYES
418-2009
Restrictor
Improcedente cuando la pretensión se configura sobre una disposición que
ya fue declarada inconstitucional
Descriptor
ASUNTOS DE MERA LEGALIDAD
272-2009
Restrictor
Inconformidades que carecen de contenido constitucional.
iv
Toda comunicación o colaboración
debe enviarse a la siguiente dirección:
REVISTA DE DERECHO CONSTITUCIONAL
CENTRO DE DOCUMENTACIÓN JUDICIAL
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
Oficinas Administrativas y Jurídicas
de la Corte Suprema de Justicia,
Centro de Gobierno,
San Salvador, El Salvador.
Correo electrónico: [email protected]
I
Estimados organizadores del evento y distinguidos asistentes a este foro.
Para mi constituye un honor, la posibilidad de poder discutir una de las
sentencias trascendentales para la vida democrática del país, y que ha pronun-
ciado la conformación actual de la Sala de lo Constitucional: la sentencia dic-
tada el 13-VII-1016 –Inc. 44-2013– relativa a la Ley de Amnistía General para la
Consolidación de la Paz –decreto legislativo 486/1992–. Sin duda, es un tema
complicado por todos los puntos tratados en dicha sentencia y el respectivo
contraste que corresponde efectuar con el primer pronunciamiento que efec-
tuó la Sala el 14-IV-2000 –Inc. 24-97– y con el importante voto razonado emiti-
do por el doctor José Berlamino Jaime. Aún más, es una temática complicada
conforme la óptica jurídica desde la que se analice.
Así, es posible encontrar diversas posiciones teóricas que coinciden con la
posición mayoritaria de la sentencia, como también, con el pronunciamiento
discrepante; y ello acontece, si el intérprete parte del Derecho constitucional,
del Derecho penal internacional, del Derecho internacional de los derechos hu-
manos, y aún, desde la victimología y los derechos de los perjudicados en los
denominados procesos de “macro-victimización” o “victimización masiva”.
Mi visión va encaminada desde el ámbito del Derecho penal internacional,
sin dejar aquellos aspectos que desde el ámbito del Derecho de los derechos
humanos y del Derecho internacional pudieran servir para fundamentar la que
considero una solución aceptable para este tipo de cuestiones jurídicas. Por
otra parte, mi exposición –aún y cuando yo labore para la Sala de lo Constitu-
cional de la Corte Suprema de Justicia– no representa los puntos de vista de
dicha institución, sino mi percepción personal, la cual sustento tanto en mi de-
recho fundamental a expresar libremente mis ideas y a la libertad de cátedra e
investigación con la que contamos los docentes e investigadores universitarios.
Sin embargo, no puedo dejar de mostrar mi admiración y respeto a los
magistrados actuales de la Sala Constitucional, quienes han sabido defender
con valentía y carácter los principios del Estado de Derecho, y han decidido de
–forma conjunta– enfrentarse a casos altamente polémicos que para otros hu-
bieran quedado en la “gaveta del olvido”. A los tribunales constitucionales no
llegan casos “fáciles” sino casos altamente complejos jurídicamente hablando,
y con una incidencia política indiscutible. Sin duda alguna, desde aquí y ahora,
sus diversos pronunciamientos tendrán una importante efecto en la transfor-
mación social de la realidad salvadoreña, y serán leídos, analizados, comparti-
dos y críticados por un sinnúmero de abogados y estudiantes de ciencias jurídi-
cas de la universidades salvadoreñas por largo tiempo.
II
Entrando en materia: ¿A que nos referimos cuando hablamos del delitos
de lesa humanidad, contra el derecho de gentes, crímenes de guerra, crímenes
internacionales, crímenes contra la humanidad o crímenes contra la paz?. De
inicio, se han entendido por delitos de lesa humanidad aquellos actos graves
de violencia que ofenden la conciencia ética de la humanidad y los más elemen-
tales valores del ser humano: su libertad, bienestar físico, salud y/o dignidad.
Se tratan de actos inhumanos que por su extensión y gravedad traspasan los
límites tolerables de lo que un orden jurídico nacional o internacional debe
proscribir. En efecto, tal y como expuso el Tribunal Penal Internacional para la
ex Yugoslavia, en su sentencia en el caso Erdemovic, estos crímenes trascienden
lo individual, puesto que cuando lo individual es violado, la humanidad como
bien jurídico colectivo es desafiada. De allí el concepto de la humanidad en ge-
neral como víctima que caracteriza de manera esencial este tipo de crímenes.
En cambio, los crímenes de guerra se relacionan a las graves violaciones de
la normativa, usos y costumbres aplicables a los conflictos armados, es decir,
un desconocimiento del Derecho internacional humanitario, que es en última
instancia el cuerpo de normas y principios utilizados para salvar vidas y aliviar el
sufrimiento durante los conflictos armados internos e internacionales. En suma,
la violación a los Convenios de Ginebra de 1949 y sus diversos protocolos adi-
cionales de 1977.
La clasificación de los mismos ha variado considerablemente desde el art.
6 de la Carta de Nüremberg, la Ley 10 del Consejo de Control Aliado para el
castigo de personas culpables de crímenes de guerra, crímenes contra la paz y
contra la humanidad, y en los Estatutos de los Tribunales Penales Internaciona-
les para Ruanda y la Ex Yugoslavia, hasta llegar los arts. 6, 7 y 8 del Estatuto de
Roma que da vida a la Corte Penal Internacional.
2
Centro de Documentación Judicial / Revista de Derecho Constitucional N.° 98
3
Artículo
En razón de tratarse de crímenes que inobservan los más altos valores pro-
clamados por la comunidad internacional y las diversas naciones que la com-
ponen, existe un consenso a nivel internacional que se tratan de crímenes
que: (a) no admiten exenciones de responsabilidad penal respecto de quienes
participaron en los mismos como autores materiales o intelectuales, llámense
amnistías, indultos, leyes de obediencia debida, leyes de caducidad de la ac-
ción punitiva, etc.; (b) son imprescriptibles en cuanto a su persecución y juzga-
miento; (c) admiten su persecución internacional, más allá del Estado en que
fueron cometidos por cualquier país que así lo establezca en sus leyes internas
de acuerdo al principio de justicia universal –contemplado en el art. 10 del CP
1998– o mediante el respectivo proceso ante la Corte Penal Internacional (art.
1 Estatuto CPI). Este principio tiene importantes repercusiones respecto a la
garantía constitucional del ne bis in idem (art. 11 Cn.), el instituto procesal de
la cosa juzgada (art. 17 Cn.) y la extradición (art. 28 Cn.).
III
La sentencia en examen desarrolla los dos primeros aspectos. Mientras que
las decisiones de la Corte Suprema de Justicia emitidas el 8-V-2012 y 16-VIII-
2016, ref. 13-S-2012 y 23-S-2016, se refieren al principio de justicia universal.
Por razones de tiempo, me enfocaré en la sentencia 44-2013 y en sus dos
aspectos fundamentales: (a) la imposibilidad de dictar amnistías que impidan
la persecución y juzgamiento de los responsables de los crímenes de atrocidad;
(b) así como la imprescriptibilidad de los mismos.
Para sostener tales premisas, la sentencia brinda los siguientes argumen-
tos: (a) existe un consenso internacional plasmado en diferentes convencio-
nes, resoluciones de la Asamblea General de la ONU y sentencias de órganos
jurisdiccionales interamericanos –en particular de la Corte Interamericana de
Derechos Humanos– que limitarían la potestad de la Asamblea Legislativa res-
pecto de la concesión de amnistías “amplias, absolutas e incondicionales”; y
(b) la promulgación de una amnistía de tan largos alcances, afecta derechos
fundamentales de las víctimas, en particular, los derechos de acceso a la justicia
y a la tutela judicial, el derecho a la protección en la conservación y defensa de
sus derechos, así como su derecho a conocer la verdad. En suma, los tres dere-
chos humanos que se han reconocido a nivel internacional para las víctimas de
conflictos armados internos: verdad, justicia y reparación.
A. Vamos con el primer punto, la obligación del Estado salvadoreño de per-
seguir los crímenes contra la humanidad, derivada de obligaciones internacio-
nales. El Derecho internacional público contemporáneo que surge a partir de
4
Centro de Documentación Judicial / Revista de Derecho Constitucional N.° 98
la mitad del siglo XX, reconoce la necesidad de regir las relaciones interna-
cionales, atendiendo al multilateralismo, de conformidad como lo establece
la carta fundacional de la Organización de las Naciones Unidas del 26-VI-1945.
Esta nueva visión parte de principios como la igualdad soberana entre Estados,
la prohibición del uso de la fuerza, el reconocimiento y promoción de los dere-
chos humanos y la preservación de la paz. De ahí en adelante, existe un especial
reconocimiento de los derechos humanos que permitió la construcción de un
estándar mínimo exigible a los Estados miembros del referido organismo inter-
nacional. Ese “estándar de mínimos” se encuentra comprendido en una varie-
dad de instrumentos internacionales de carácter global y regional, y entre ellos,
resaltan con particular importancia el Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos –PIDCP– y la Convención Americana de Derechos Humanos –CADH–.
En tal sentido, tanto el art. 2.1 del PIDCP (1966) así como el art. 1.1. de la
CADH (1969) establecen una obligación genérica a los Estados de reconocer,
respetar y garantizar los derechos contemplados en dichos instrumentos. Por
ende, no sólo aparece un deber de respetar o abstenerse de interferir en el
ejercicio de los derechos humanos; sino también de garantizar la adopción de
las medidas que sean necesarias –administrativas, legislativas y judiciales– para
prevenir o castigar su trasgresión.
En la materia que nos ocupa, aparecen a nivel mundial, la Convención para
la Prevención y Sanción del Delito de Genocidio (1948); los Convenios de Gine-
bra relativos a los Conflictos Armados (1949) y sus dos protocolos adicionales
(1977); la Convención contra la Tortura y otros Tratos o Penas Crueles, Inhu-
manas o Degradantes (1984) y la Convención sobre la Imprescriptibilidad de
Crímenes de Guerra y Crímenes de Lesa Humanidad (1968) entre los más re-
presentativos. Y a nivel regional, aparecen dos instrumentos muy importantes:
la Convención Interamericana para Prevenir y Sancionar la Tortura (1985) y la
Convención Interamericana sobre Desaparición Forzada de Personas (1994).
En cuanto a la CADH ella fue ratificada mediante el decreto legislativo n°
5 de 15-VI-1978 y publicado en el D.O. n° 113 de 19-VI-1978, efectuándose una
reserva y una declaración respecto del reconocimiento de la competencia con-
tenciosa de la Corte IDH. La cual fue aceptada mediante el decreto legislativo
n° 319, de 30-III-1995, publicada en el D.O. n° 82, tomo 327 del 5-V-1995, pero
únicamente para hechos o actos jurídicos posteriores o cuyo inicio de ejecución
sea posterior a la fecha en que se depositó el instrumento ante la OEA –es de-
cir, el día 6-VI-1995–.
Como sabemos, estos instrumentos se insertan en el ordenamiento local a
partir de su ratificación por la Asamblea Legislativa conforme lo establece el
5
Artículo
párrafo primero del art. 144 Cn., y sus efectos dimanan a partir de su vigencia.
No obstante, muchos de ellos obviamente, no eran aplicables a los hechos co-
metidos durante el conflicto armado interno que duró dos años, a excepción
de la Convención para la Prevención y Sanción del Delito de Genocidio –ratifi-
cada por el decreto ley n° 803 de 5-IX-1950– y el Protocolo II de la Convención
de Ginebra relativa a la Protección de las Personas Civiles en Tiempos de Guerra
–ratificado mediante el decreto legislativo n° 12 de 4-VII-1978 y de la que existe
referencia explícita en la sentencia en examen–.
Pero, de toda esta serie de instrumentos internacionales supra citados
¿Existe verdaderamente un deber de persecución de los delitos de atrocidad
cometidos durante el conflicto armado aún y cuando muchos de ellos fueron
ratificados en la década de los años noventa del siglo pasado y otros como la
Convención sobre la Imprescriptibilidad de Crímenes de Guerra y de Lesa Hu-
manidad ni siquiera han sido pensada su incorporación en el derecho interno?
La Sala Constitucional, en su sentencia 44-2013, considera que sí.
Además de reconocer la vigencia del Protocolo II de los Convenios de Gine-
bra relativo a la protección de las víctimas de los conflictos armados sin carác-
ter internacional, establece la existencia de una norma imperativa del Derecho
internacional de carácter consuetudinario que obliga al Estado salvadoreño a la
investigación, persecución y castigos de este tipo de crímenes.
Estas normas, conocidas en el ámbito del Derecho internacional público
como ius cogens, implican reconocer obligaciones a los Estados que no son
potestativas ni derogables por su derecho interno, y ello independientemente
que las hayan reconocido o no. Se tratan de normas tan sensibles e importan-
tes para mantener el marco de armonía internacional y cuyo respeto es funda-
mental para resguardar la fraternidad entre los sujetos internacionales.
A ellas hace referencia el art. 53 de la Convención de Viena sobre el Dere-
cho de los Tratados (1969) cuando literalmente establece: “[e]s nulo todo tra-
tado que, en el momento de su celebración, esté en oposición con una norma
imperativa de derecho internacional general. Para los efectos de la presente
Convención, una norma imperativa de derecho internacional general es una
norma aceptada y reconocida por la comunidad internacional de Estados en su
conjunto como norma que no admite acuerdo en contrario y que sólo puede
ser modificada por una norma ulterior de derecho internacional general que
tenga el mismo carácter”.
Tal precepto se complementa con lo expresado en el art. 64 de la misma
Convención: “[s]i surge una nueva norma imperativa de derecho internacional
6
Centro de Documentación Judicial / Revista de Derecho Constitucional N.° 98
general todo tratado existente que esté en oposición con esa norma se conver-
tirá en nulo y terminará”.
A este tipo de normas pertenece la prohibición de cometer delitos geno-
cidio, tortura, desapariciones forzadas, ejecuciones extrajudiciales y otros he-
chos comprendidos dentro de la categoría de crímenes de lesa humanidad y
crímenes de guerra. Y por ende, se trata de una norma que los instrumentos
internacionales antes citados únicamente se encargan de reconocer expresa-
mente.
Así, lo ha establecido expresamente la Corte IDH en el emblemático caso
de Barrios Altos (2006): “…son inadmisibles las disposiciones de amnistía, las
disposiciones de prescripción y el establecimiento de excluyentes de responsa-
bilidad que pretendan impedir la investigación y sanción de los responsables
de las violaciones graves de los derechos humanos tales como la tortura, las
ejecuciones sumarias, extralegales o arbitrarias y las desapariciones forzadas,
todas ellas prohibidas por contravenir derechos inderogables reconocidos por
el Derecho Internacional de los Derechos Humanos”. Como también lo esta-
blece para nuestro país en el caso de las Hermanas Serrano Cruz (2005): “ [l]a
Corte advierte que el Estado debe garantizar que el proceso interno tendiente
a investigar lo sucedido a Ernestina y Erlinda y, en su caso, sancionar a los res-
ponsables, surta sus debidos efectos. El Estado deberá abstenerse de recurrir
a figuras como la amnistía, la prescripción y el establecimiento de excluyentes
de responsabilidad, así como medidas que pretendan impedir la persecución
penal o suprimir los efectos de la sentencia condenatoria” (párrafo 172).
El referido planteamiento de la Corte IDH también es compartido por
la jurisprudencia de diversos tribunales superiores. Ello puede verse en la sen-
tencia emitida por la Corte Suprema de Justicia argentina en el leading case
“Arancibia Clavel” (2004) en el que se estudió la aplicación de la referida Con-
vención sobre la imprescriptibilidad a hechos anteriores a su ratificación; en
particular, a la conformación de una asociación ilícita para asesinar a opositores
políticos del régimen de Augusto Pinochet que se habían refugiado en Argen-
tina por parte de la Dirección de Inteligencia Nacional Chilena –DINA–. El voto
mayoritario –a cargo de los jueces Zaffaroni y Highton de Nolasco– sostuvo: …
[e]n rigor no se trata propiamente de la vigencia retroactiva de la norma in-
ternacional convencional, toda vez que su carácter de norma consuetudinaria
de derecho internacional anterior a la ratificación de la convención de 1968
era ius cogens, cuya función primordial es proteger a los Estados de acuerdos
concluidos en contra de algunos valores e intereses generales de la comunidad
internacional de Estados en su conjunto, para asegurar el respeto a aquellas re-
7
Artículo
IV
Existiendo entonces una norma imperativa derivada del Derecho interna-
cional que obliga a los Estados a perseguir y castigar los delitos de atrocidad,
es obvio, que tal norma también prohíbe la posibilidad de brindar todo tipo de
exenciones o eximentes respecto de la aplicación de la ley penal para este tipo
de hechos en razón de su gravedad. Y esto es lo que nos conecta con el tema
de si la potestad del órgano legislativo –contemplada en el n° 26 del art. 131
Cn.– tiene un límite derivado de esa norma internacional de carácter impera-
tivo.
Para esto es necesario establecer dos tipos de argumentación: (a) una de
carácter político –que se relaciona con la amnistía como un mecanismo que
permite la reconciliación nacional luego de un conflicto armado interno–, y (b)
otra de carácter jurídico-constitucional –que se enfoca con los derechos de las
víctimas a conocer la verdad de lo acontecido y a determinar quiénes son los
responsables de esos execrables delitos–.
Vamos con el primer punto, el carácter político de la amnistía se ha rela-
cionado como un elemento necesario de la pacificación social. Tanto el voto
del doctor Belarmino Jaime como la posición vertida por el Fiscal General de
la República señalan que el otorgamiento de la referida gracia obedeció al ob-
jetivo de lograr una reconciliación nacional, y su anulación podría repercutir
8
Centro de Documentación Judicial / Revista de Derecho Constitucional N.° 98
9
Artículo
10
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interna. Consecuentemente, los crímenes de lesa humanidad son delitos por los
que no se puede conceder amnistía” (párrafo 114).
Empero, esto no significa que no pueda utilizarse el mecanismo de la am-
nistía dentro de un proceso de paz. En efecto, no existe una norma de Derecho
internacional que prohíba a los Estados adoptar una ley de amnistía, sino que
lo inaceptable es que tales leyes incluyan dentro de su cobertura a los crímenes
de atrocidad.
A esto hace referencia la sentencia de la Sala Constitucional analizada: “…
[e]n las transiciones impulsadas por una negociación política entre las partes
en conflicto, la amnistía podría ser una herramienta legítima y eficaz para supe-
rar las secuelas de la guerra, promover el perdón, la reconciliación y la unidad
nacional, siempre que sea compatible con la Constitución y con los estándares
del DIDH y del DIH. […] La amnistía, pues, es una medida que así como puede
contribuir a lograr los fines previstos en los Acuerdos de Paz, tras la finaliza-
ción de un conflicto armado interno; pero puede también convertirse en un
obstáculo para el logro de tales fines, ya que impide el enjuiciamiento de los
responsables de ordenar o cometer crímenes de lesa humanidad y crímenes de
guerra constitutivos de graves violaciones al DIH, así como la reparación de las
víctimas, favoreciendo con ello la impunidad de tales delitos”.
Lo anterior, era de conocimiento de los protagonistas en el proceso de paz
salvadoreño, ya que en la Ley de Reconciliación Nacional de 23-I-1992, se ex-
ceptuaba de la aplicación de amnistía a aquellas “…personas que, según el
informe de la Comisión de la Verdad, hubieren participado en graves hechos de
violencia ocurridos desde el 1° de enero de 1980, cuya huella sobre la sociedad,
reclama con mayor urgencia el conocimiento público de la verdad, indepen-
dientemente del sector a que perteneciere su caso”.
Sin embargo, y luego de la recepción del informe de la Comisión de la Ver-
dad, esto fue abruptamente derogado por la Ley de Amnistía General para la
Consolidación de la Paz del 20-III-1993, que autorizó la aplicación de tal exen-
ción de forma “amplia, absoluta e incondicional a favor de todas las personas
que en cualquier forma hayan participado en la comisión de delitos políticos,
comunes conexos con éstos y en delitos comunes cometidos por un número de
personas que no baje de veinte antes del primero de enero de 1992”.
Adicionalmente, extinguía también toda forma de responsabilidad civil por
los delitos cometidos en dicho lapso de tiempo, desconociendo que la respon-
sabilidad civil ex delicto, si bien se relaciona con la responsabilidad penal en
cuanto a que son conocidas por la misma vía jurisdiccional penal por razones de
11
Artículo
12
Centro de Documentación Judicial / Revista de Derecho Constitucional N.° 98
V
Conviene tratar el segundo tema tratado en la sentencia en examen, y es
el de la imprescriptibilidad de los delitos atroces. El pronunciamiento judicial de
la Sala Constitucional es enfático: “…[c]omo consecuencia de esta obligación
internacional de asegurar la represión legal efectiva de los crímenes de lesa hu-
manidad y crímenes de guerra, la imprescriptibilidad de dichos delitos se afirma
como expresión de un reconocimiento común y consuetudinario de los Esta-
dos, elevado a la categoría de principio imperativo de Derecho Internacional
(ius cogens), general y obligatorio, independientemente de su incorporación
en convenciones específicas o en el derecho interno, es decir, sin necesidad de
un vínculo específico, derivado de un tratado internacional determinado”.
Más adelante, agrega otro argumento que puede generar ciertas dudas in-
terpretativas cuando señala “…la aplicabilidad de los plazos de prescripción res-
pecto de los delitos exceptuados del alcance de la amnistía, únicamente podría
tener lugar durante el tiempo en que haya existido una efectiva posibilidad
de investigación, procesamiento, persecución o enjuiciamiento de tales delitos.
Esto es así, ya que como una manifestación del principio general del justo impe-
dimento, el cómputo de la prescripción tiene como presupuesto lógico el hecho
13
Artículo
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15
Artículo
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país de acuerdo a la regla del tempus delicti comissi, considero que las leyes
procesales admiten un régimen más flexible.
En efecto, la prohibición de la retroactividad de las leyes desfavorables (art.
21 Cn.) no rige en términos generales para el ámbito de las normas procesales
–las cuales se aplican conforme la ley procesal vigente al momento del proce-
samiento penal– por lo que las nuevas investigaciones y las que se encuentran
en curso pueda serles aplicado el estatuto procesal penal en vigor desde el
1-1-2011, y ello no sólo por la razón anteriormente señalada; sino también, por
la sustancial diferencia que existen entre ambas regulaciones en lo relativo al
catálogo de principios, derechos y garantías contempladas para los imputados
como para la víctimas; así también en cuanto al diseño del proceso penal vigen-
te del clara tendencia acusatoria en comparación al modelo inquisitorio que
regía en la época del conflicto armado.
VI
Para finalizar, me gustaría reconocer que la sentencia emitida por la Sala de
lo Constitucional el 13-VII-2016 –Inc. 44-2013– constituye un importante avan-
ce tanto en materia de internalización del Derecho Internacional, en particular
del Derecho internacional de los derechos humanos, del Derecho internacional
humanitario y del Derecho penal internacional.
En efecto, cuando la comunidad internacional pudo advertir los horrores
de Auschwitz, Treblinka y Dachau, así como los horrendos hechos sucedidos en
la Ex Yugoslavia, Ruanda y en algunos países de África. Se ha considerado la
existencia de hechos delictivos que merecen su persecución y juzgamiento en
cualquier parte del planeta. Y si no lo hacen los gobiernos obligados interna-
cionalmente a ello, lo hará la comunidad internacional. Este es el fundamento
que establece el Estatuto de Roma en su art. 1 respecto a la competencia de la
Corte Penal Internacional.
Tales mandatos derivados de los instrumentos internacionales que impo-
nen deberes de persecución y juzgamiento de delitos tales como el genoci-
dio, la desaparición forzada de personas o tortura, así como de aquellos que
reconocen derechos a las víctimas –como la Declaración sobre los Principios
Fundamentales de Justicia para las Víctimas de Delitos y del Abuso de Poder
de las Naciones Unidas (1985)– deben ser considerados afines a los valores con-
templados en nuestra Constitución, y por ende, integrados en la interpretación
judicial ordinaria y constitucional.
En esta línea discurre el reciente pronunciamiento de la Corte en Pleno de
la Corte Suprema de Justicia, dictada el 16-VIII-2006 –caso Benavides Moreno–
cuando expresó “…como el fundamento de los crímenes de lesa humanidad es
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Artículo
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Sostenía que el propio poder que tienen los Estados para concluir acuerdos es
en principio ilimitado, salvo que afecten disposiciones que tienen la naturaleza
de derecho imperativo u obligatorio. La Comisión de Derecho internacional
codificó este principio en el art. 37 del Proyecto de Convención sobre Derecho
de los Tratados estableciendo los antecedentes de lo que sería más tarde el art.
53 de la Convención de Viena. Este artículo establece: “…es nulo todo trata-
do que, en el momento de su celebración, esté en oposición con una norma
imperativa de derecho internacional general. Para los efectos de la presente
Convención, una norma imperativa de derecho internacional general es una
norma aceptada y reconocida por la comunidad internacional de Estados en su
conjunto como norma que no admite acuerdo en contrario y que sólo puede
ser modificada por una norma ulterior de derecho internacional general que
tenga el mismo carácter”.
Estas reglas, en el ámbito de la producción normativa local, no son normas
derogables porque son normas absolutas y no sirven para satisfacer las nece-
sidades de los Estados individuales sino el interés más alto de la comunidad
internacional. En otras palabras, son normas que expresan la existencia de un
orden público internacional.
Estas normas imperativas, son el resultado del multilateralismo expresado
en el Derecho internacional público contemporáneo, ya que a través de él se
obliga a los Estados a seguir ciertos comportamientos en el ámbito de las re-
laciones internacionales, debiendo cumplir normas que no le son potestativas,
independientemente que las haya reconocido como tales o no.
Así, el ius cogens constituye el conjunto de normas de obligatoriedad erga
omnes, con carácter universal, cuyo contenido es tan sensible e importante
para regular las relaciones internacionales, que su cumplimiento es de carác-
ter obligatorio, sin necesidad que un Estado haya ratificado dichas disposicio-
nes –si las mismas se encontraren contenidas en un tratado internacional– y
su observancia es fundamental para mantener la fraternidad entre los sujetos
internacionales.
Una de las características esenciales del ius cogens es que no está codifica-
do en un solo cuerpo normativo, hecho que constituye, una de sus mayores
ventajas, toda vez que esta situación le dota de flexiblidad y hace que su enu-
meración sea numerus apertus, toda vez que reunido en un solo instrumento
desvirtuaría su carácter evolutivo, reiterándose que no es necesaria su codifica-
ción para reconocerle su carácter vinculante.
La institución del ius cogens es esencialmente abierta y dinámica y de ahí
que cabe también que la práctica internacional, particularmente la convencio-
19
Artículo
Segunda pregunta
¿Tienen algún fundamento histórico estas normas de ius cogens relativas a
los delitos de atrocidad?
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Tercera pregunta
¿Por qué el Estado salvadoreño debe perseguir los crímenes de atrocidad?
21
Artículo
Cuarta pregunta:
¿Cuál es el rol de la víctima en los delitos de atrocidad y respecto a su pro-
cesamiento penal?
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Quinta pregunta:
¿Se inobserva el principio de legalidad y el de retroactividad en la persecu-
ción de los delitos de atrocidad?
23
Artículo
Schwammberger– : El nullum crimen nulla poena sine lege (…) no está destina-
do a establecer la previa calculabilidad de los crímenes (…) sino que se vincula
con una acentuación muy marcada en el campo del principio de división de po-
deres (…). Ocurre que en el plano internacional, donde no hay Estado, ni órga-
nos soberanos comunes, ni legislación propiamente dicha y no cabe la división
de poderes estatales inexistentes, el refugio que queda a los bienes esenciales,
vida, integridad, libertad, patrimonio, contra los desbordes de los Estados par-
ticulares, se halla, precisamente, en los principios y usos sancionados por la co-
mún conciencia jurídica, de modo que el nullum crimen, nulla poena sine lege
jugaría en ese plano internacional un rol contrario a su finalidad, ayudando a
la opresión en lugar de preservar de ella”.
¿Supone esto un abandono de la concepción liberal y garantista del prin-
cipio de legalidad? no. Lo que requiere es una relectura desde la óptica del
Derecho penal internacional. El art. 15.2 del Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Políticos de 1966, resume el predominio de los principios internaciona-
les sobre el derecho interno cuando se trata de responsabilidad internacional.
En efecto, tras recogerse las principales consecuencias del principio de legali-
dad penal para los derechos internos y, concretamente, la irretroactividad de
las leyes penales, se establece que: “[n]ada de lo dispuesto en este artículo se
opondrá al juicio ni a la condena de una persona por actos u omisiones que, en
el momento de cometerse fueran delictivos según los principios generales del
derecho reconocidos por la comunidad internacional”.
Con ello se establece un principio de legalidad internacional en virtud del
cual, aunque los hechos no sean delictivos en el lugar de comisión, son perse-
guibles internacionalmente si en el momento de cometerse constituyen delitos
contra los principios reconocidos por la comunidad internacional. En suma, los
delitos que la comunidad internacional está interesada en perseguir como tal,
están sometidos al principio de legalidad en su dimensión supra-nacional, esto
es: basta con que sean considerados hechos delictivos para las normas interna-
cionales aunque no lo sean en el país en que se cometen.
24
cuadro fáctico
Amparos
Improcedencias
436-2015 Pág. 75
El actor dirige su reclamo contra la Junta Directiva de
la Facultad de Jurisprudencia y Ciencias Sociales de la Uni-
versidad de El Salvador, a quien le atribuye la decisión de
no renovar su contrato laboral, la cual le fue comunicada
verbalmente el 10-VII-2015. Para justificar la inconstitucio-
nalidad de la actuación apuntada y, específicamente, para
fundamentar la presumible transgresión de los derechos
fundamentales de audiencia, defensa y estabilidad laboral,
aduce que fue separado del cargo que desempeñaba, sin
que previo a ello se tramitara un procedimiento en el que se
le expresaran los motivos para no renovar su contrato, en el
que se garantizaran sus derechos y en el que se posibilitara
su defensa; lo anterior, pese a que llevaba a cabo funciones
de carácter permanente y propias de la relacionada institu-
ción. Asimismo, sostiene que no es procedente que se exija
el agotamiento de la nulidad regulada en la Ley del Servicio
Civil, por cuanto esta no constituye un mecanismo idóneo,
rápido y efectivo para la tutela de los derechos constitucio-
nales en controversia.
472-2015 Pág. 78
El actor dirige su reclamo contra la Junta Directiva de
la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de El
Salvador, a quien le atribuye la decisión de no renovar su
contrato laboral, la cual le fue comunicada verbalmente el
10-VIII-2015. Para justificar la inconstitucionalidad de la ac-
tuación apuntada y, específicamente, para fundamentar la
presumible transgresión de los derechos fundamentales de
audiencia, defensa y estabilidad laboral, aduce que fue se-
Cuadro fáctico
730-2014 Pág. 82
El demandante reclama contra varias autoridades admi-
nistrativas de la CSJ por haberle negado, el día 7-II-2013, la
licencia por enfermedad con goce de sueldo, y otorgársela
sin salario; lo considera lesivo de sus derechos fundamenta-
les, a su criterio no eran las autoridades competentes para
hacerlo.
173-2015 Pág. 85
Las actoras demandan al Consejo Académico Minis-
terial, por que manifiestan que el Consejo Directivo de la
Universidad de El Salvador autorizó el traslado de las intere-
sadas al Hospital Nacional San Juan de Dios de Santa Ana,
pero en dicha institución les expresaron que para proceder
al traslado también requerían de una resolución emitida por
el Consejo Académico Ministerial, por lo que presentaron
la documentación respectiva a la Dirección del citado hos-
pital. Pero se le informó al citado Director que el relaciona-
do traslado no fue aprobado y que si las actoras deseaban
continuar su formación como especialistas debían cursar el
primer año en segunda matrícula en carácter ad-honorem
en el Hospital Bloom; En ese sentido, manifestó que no se
había resuelto la situación de sus poderdantes y que, en con-
secuencia, se lesionaron los derechos de audiencia, recurrir,
petición y discriminación por razón de género de aquéllas.
185-2015 Pág. 88
La demanda firmada por el Presidente de la Corte de
Cuentas de la República, contra actuaciones de la Cámara
Segunda de lo Civil de la Primera Sección del Centro. Funda-
mentalmente, relata que ante el Juzgado Tercero de lo Civil
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187-2015 Pág. 93
La demanda de amparo firmada por el apoderado de la
sociedad CTE Telecom Personal, Sociedad Anónima de Capi-
tal Variable, en contra del Concejo Municipal de Usulután,
departamento de Usulután, por haber emitido el D.M. nú-
mero 4, de fecha 30-X-2012, publicado en el D.O. número
15, Tomo 398, de fecha 23-I-2013 que reformó el artículo 1
letra a) n° 2 de la Ordenanza de Tasas Municipales del Mu-
nicipio de Usulután, en el cual se establece un tributo por el
uso del suelo y subsuelo administrado por la municipalidad,
por la supuesta vulneración a los derechos de seguridad ju-
rídica y propiedad por infracción a la reserva de ley, y de
forma eventual por la lesión del derecho de propiedad por
la inobservancia al principio de capacidad económica.
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Cuadro fáctico
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Cuadro fáctico
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Cuadro fáctico
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Cuadro fáctico
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Cuadro fáctico
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Cuadro fáctico
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Cuadro fáctico
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Cuadro fáctico
Sobreseimientos
2-2014 Pág. 421
Se sobresee el proceso por desistimiento del actor.
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Sentencias definitivas
42-2015 Pág. 443
La asociación peticionaria manifestó en su demanda
que dirige su reclamo en contra de la Asamblea Legislativa,
por haber emitido los artículos 11 y 12 letra y) de la Ley de
Impuestos a la Actividad Económica del Municipio de Santa
Tecla, departamento de La Libertad, alegó que las dispo-
siciones impugnadas vulneran su derecho a la propiedad,
por inobservancia del principio de capacidad económica, ya
que establecen un tributo cuya base imponible es el “activo
imponible” de las empresas, el cual no es un elemento reve-
lador de la efectiva riqueza del sujeto pasivo del tributo en
cuestión, es decir, no refleja la capacidad contributiva.
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Cuadro fáctico
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Cuadro fáctico
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HÁBEAS CORPUS
Improcedencias
240-2015 Pág. 597
El peticionario refiere que el Juez Primero de Vigilancia
Penitenciaria y de Ejecución de la Pena de San Salvador, se
opone de una forma contraria y arbitraria a que concluya
la pena de prisión en su país de origen Nicaragua, ya que,
no obstante cumple con los requisitos legales, en audiencia
especial celebrada el 06/02/2014, dicha autoridad se opuso
a su traslado en razón de que le requiere que presente fo-
tocopia de su cédula de identidad y hasta que se la presen-
te procederá a realizarle una nueva audiencia especial para
darle el visto bueno y tramitar su traslado.
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Cuadro fáctico
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Cuadro fáctico
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Inadmisibilidades
350-2015 Pág. 713
Inadmisibilidad por falta de evacuación de las prevencio-
nes realizadas.
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Cuadro fáctico
Sobreseimientos
210-2015 Pág. 729
El peticionario alega que ha sido juzgado dos veces por
el delito de homicidio agravado, una por el Tribunal de Sen-
tencia de Ahuachapán y otra por el Tribunal Segundo de
Sentencia de Santa Ana. Esta última sede judicial, manifies-
ta, lo puso en libertad el día 4 de julio de 2002, mientras
el Tribunal de Sentencia de Ahuachapán lo condenó con
posterioridad, en fecha 3 de junio de 2003, a 35 años de
prisión. De manera que expresa haber cumplido dicha pena,
por trece años, de forma contraria a lo establecido en los ar-
tículos 11 inciso 1° de la Constitución y 9 inciso 1° del Código
Procesal Penal.
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Sentencias definitivas
255-2015 Pág. 741
El presente proceso de hábeas corpus ha sido promo-
vido en contra del Juzgado Especializado de Sentencia “B”
de San Salvador, a favor de una señora condenada por el
delito de robo agravado. Se alega inobservancia del princi-
pio de legalidad y vulneración al derecho a la presunción de
inocencia, debido al exceso del plazo legalmente dispuesto
para el mantenimiento de la medida cautelar de detención
provisional.
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Cuadro fáctico
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INCONSTITUCIONALIDADES
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Cuadro fáctico
Sentencias definitivas
109-2013 Pág. 893
El peticionario solicitó la declaratoria de inconstitucio-
nalidad, por vicio de contenido, del art. 30 de la Ley de Re-
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Amparos
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Amparos / Improcedencias
dad CTE Telecom Personal, Sociedad Anónima de Capital Variable, que puede
abreviarse CTE Telecom Personal, S.A. de C.V., junto con la documentación que
anexa, se hacen las siguientes consideraciones:
I. Se previno al referido profesional que aclarara o señalara con exactitud:
i) si su pretensión la dirigía como un amparo contra ley heteroaplicativa, en tal
caso debía especificar los actos de aplicación que le generaban un agravio de
trascendencia constitucional a la sociedad actora; ii) si la supuesta transgresión
a la seguridad jurídica que alegó se adecuaba al contenido de un derecho cons-
titucional más específico, para lo cual se le requirió exponer cómo consideraba
que se generaba tal vulneración; y iii) el derecho en específico que consideraba
lesionado en razón del principio de equidad tributaria y cómo se generaba tal
vulneración.
II. El apoderado de la parte demandante evacuó las observaciones realiza-
das de la siguiente manera:
El referido profesional enfatizó que promueve un amparo contra ley au-
toaplicativa, pues considera que se está frente a una disposición que genera
efectos negativos hacia su poderdante con el solo hecho de su entrada en vi-
gencia, por lo que no existen actos de aplicación que impugnar.
Respecto a la supuesta vulneración al derecho a la seguridad jurídica, el
abogado Anaya Barraza citó jurisprudencia de esta Sala en la cual se estable-
ció que tal derecho implicaba “...la certeza que el individuo posee de que su
situación jurídica no será modificada más que por procedimientos regulares y
autoridades competentes, ambos establecidos previamente...” por lo que -a
su juicio- el tributo impugnado contradice tal derecho al haber sido emitido
por una autoridad incompetente ya que este “...es una exacción tributaria de
alcance nacional...”.
Además, expuso que dado que se trata de un tributo de alcance nacional
emitido por una entidad no competente también supone una afrenta contra el
principio de reserva de ley como garantía del derecho de propiedad, reiteran-
do que “...con la emisión y vigencia de la disposición impugnada existe vulne-
ración al derecho de propiedad “por inobservancia del principio de reserva de
ley” ...” de su mandante.
Por último, en relación a la aparente transgresión al principio de equidad
tributaria aclaró que “... la disposición impugnada vulnera, además, el derecho
de propiedad de [su mandante], en tanto se infringe el principio de capacidad
económica contributiva, expresión de la equidad tributaria”.
III. Expuesto lo anterior, resulta pertinente reseñar los hechos que motivan
la presentación de la demanda de amparo:
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privada, lo cual sí resultaría contrario a las facultades que dicha entidad posee.
En virtud de ello, no se cumple con el presupuesto esencial del amparo contra
ley autoaplicativa: la afectación directa proveniente de la mera vigencia de la
disposición cuestionada.
3. Por otra parte, resulta pertinente acotar que en los Amps. 307-2011 y
631-2011, ambos de fecha 22-V-2013, se objetó el art. 1, letra a) número 2 de la
misma Ordenanza hoy cuestionada –previo a su reforma– cuyo texto es similar
al de la disposición que hoy se impugna. En tales decisiones, esta Sala consi-
deró que tal disposición habilitaba a la municipalidad de Usulután a gravar la
utilización del Suelo y subsuelo para mantener instaladas antenas o torres de
telecomunicaciones dentro de su circunscripción territorial siempre y cuando
estas se encontraran ubicadas dentro inmuebles de naturaleza pública.
Así, se concluyó que la disposición impugnada no adolecía de ilegitimidad
siempre y cuando se interpretase que el poder tributario municipal emanado
de él únicamente gravara el uso del suelo y subsuelo de terrenos de propiedad
pública que se encontraran bajo administración municipal.
Dichos procesos fueron sobreseídos en virtud que -como en el presente
caso- las antenas y torres de la sociedad demandante se encontraban situadas
en inmuebles privados, por lo que, bajo el análisis jurisprudencial antes expues-
to, no se advirtió la existencia de una afectación a los derechos de la parte acto-
ra por parte de la norma impugnada al estar fuera de su ámbito de aplicación.
4. Por tanto, de los argumentos alegados por la parte demandante, y aún
cuando menciona una supuesta trasgresión a derechos fundamentales, esta
aparentemente deviene de actos concretos de aplicación de la norma, por lo
que no se logra advertir cuál es el agravio de estricta trascendencia constitu-
cional que lesiona su esfera jurídica como consecuencia de la disposición cuya
constitucionalidad cuestiona, más bien, se evidencia una mera inconformidad
con los supuestos cobros que la municipalidad realiza por el uso del suelo y
subsuelo donde se encuentran instaladas las torres de su propiedad.
Por tanto, de conformidad con lo expuesto en los acápites precedentes y
según lo regulado en el artículo 13 de la Ley de Procedimientos Constituciona-
les, esta Sala RESUELVE:
1. Declárese improcedente la demanda de amparo firmada por el abogado
Salvador Enrique Anaya Barraza, como apoderado de la sociedad CTE Te-
lecom Personal, Sociedad Anónima de Capital Variable, en contra del Con-
cejo Municipal de Usulután, departamento de Usulután, por haber emitido
el D.M. número 4, de fecha 30-X-2012, publicado en el D.O. número 15,
Tomo 398, de fecha 23-I-2013 que reformó el artículo 1 letra a) n° 2 de
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ple tributación; en tal caso se requería detallar las disposiciones que contenían
esa doble o múltiple tributación y por qué consideraba se trataba de la misma
contraprestación a favor del contribuyente; y vi) en caso que lo que pretendía
demostrar era que el tributo gravaba la actividad económica del contribuyen-
te, debía exponer de forma clara cómo concluía que aquel poseía como hecho
generador la actividad económica del sujeto pasivo en consideración a la redac-
ción de la disposición impugnada.
II. El apoderado de la parte demandante evacuó las observaciones realiza-
das de la siguiente manera:
El referido profesional enfatizó que existen derechos constitucionales de su
mandante vulnerados con motivo del acto impugnado por lo que promueve
un amparo contra ley autoaplicativa, pues considera que se está frente a una
disposición que genera efectos negativos hacia su poderdante con el solo he-
cho de su entrada en vigencia, por lo que no existen actos de aplicación que
impugnar.
Por otra parte, afirmó la transgresión a la seguridad jurídica en virtud que
el tributo cuestionado es “...una exacción tributaria sin contraprestación emiti-
da por una entidad municipal ...”, lo que significa que ha sido creado por una
entidad estatal incompetente y, por tanto, “...la predeterminación’ impositiva
hecha por una entidad incompetente, mediante la imposición de un gravamen
tributario, supone una afrenta a la seguridad jurídica”. Asimismo, de manera
simultánea, se produce una lesión al derecho de propiedad por inobservancia
al principio de reserva de ley.
En relación a la aparente transgresión al principio de equidad tributaria
aclaró que “... la disposición impugnada vulnera, además, el derecho de propie-
dad de [su mandante], en tanto se infringe el principio de capacidad económi-
ca contributiva, expresión de la equidad tributaria”.
En cuanto a la supuesta doble o múltiple tributación, el abogado de la so-
ciedad actora sostuvo que “...con el tributo cuestionado se persigue imponer
una múltiple tributación a cargo de los sujetos pasivos...” ya que “por un lado”
se exige el pago anual de un “derecho” por la permanencia de las torres y
antenas, pese a que previamente se ha pagado la tasa por instalación de cada
torre, de conformidad al art. 1 letra a), número 1) de la Ordenanza de Tasas
Municipales del Municipio de Usulután -OTMU-. En tal sentido, aseveró que el
pago de un tributo anual por la mera permanencia de dicha infraestructura, no
genera al contribuyente ningún beneficio, pues este ya paga por el trámite de
instalación de cada torre, por tanto “...el cobro de la pretendida tasa por uso
101
Amparos / Improcedencias
de suelo es, simple y llanamente, aunque con ropaje distinto, un tributo sobre
un mismo hecho generador y, como tal, deviene en inequitativo...”.
Por último, el referido profesional expuso que una torre o antena de telefo-
nía no funciona de manera independiente de la actividad empresarial o econó-
mica del operador de la red a la que están integradas tales infraestructuras, por
lo que gravar la permanencia de estas, genera un gravamen sobre la actividad
económica de su titular, lo cual solo puede realizarse a través de un impuesto y
no de una tasa municipal.
III. Expuesto lo anterior, resulta pertinente reseñar los hechos que motivan
la presentación de la demanda de amparo:
El apoderado de la sociedad actora impugna el Decreto Municipal -D.M.-
número 4, emitido por el Concejo Municipal de Usulután, departamento de
Usulután, de fecha 30- X-2012 el cual fue publicado en el Diario Oficial -D.O.-
número 15, Tomo 398, en fecha 23-I-2013 que contiene la adición de la letra c)
al artículo 1 de la OTMU, mediante el cual se establece un tributo municipal en
concepto de licencia por cada torre o antena de transmisión de telecomunica-
ciones dentro de dicho municipio.
La disposición impugnada prescribe:
“Art. 1. Derechos por el uso del suelo y subsuelo, así:
[...] c) Las personas naturales o jurídicas que tengan torres y antenas de
transmisión de telecomunicaciones dentro del Municipio de Usulután, deberán
cancelar el valor de un salario mínimo mensual para el sector comercio, más el
5% de fiestas patronales, durante los primeros quince días del mes de enero de
cada ejercicio fiscal, en concepto de licencia por cada torre o antena. [...]
El abogado de la sociedad pretensora sostiene que esta se dedica a la pres-
tación de servicios de telecomunicaciones, sobre todo de telefonía de servicio
móvil, para lo cual ha instalado dentro del municipio de Usulután, un deter-
minado número de torres de telefonía en terrenos de propiedad privada por
lo que su mandante es directa e inmediatamente afectada por la disposición
impugnada.
Al respecto, la parte actora ha planteado su demanda bajo el principio de
eventualidad procesal, y argumentó la existencia de vicios de forma por la su-
puesta falta de competencia del Concejo Municipal de Usulután para emitir
tal disposición, pues considera que establece un impuesto y no una tasa al no
existir una contraprestación por parte de la municipalidad. Por otro lado, como
vicio de fondo, sostuvo que si se llegase a considerar que el tributo regulado
sí consiste en una tasa, esta no cumple con la exigencia de equidad tributaria.
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una interpretación sistemática y acudir a las leyes especiales que tienen por
objeto desarrollar los principios constitucionales que regulan lo referente a la
organización, funcionamiento y ejercicio de las facultades autónomas de los
municipios y la potestad tributaria de la cual están revestidos -Sentencia de 15-
II-2013, Amp. 487-2009-.
En ese sentido, el art. 4 n° 23 del Código Municipal establece que es com-
petencia de las municipalidades regular el uso de parques, calles, aceras y otros
sitios municipales. Asimismo, el art. 130 de la Ley General Tributaria Municipal
señala que están afectos al pago de tasas los servicios públicos que impliquen
el uso de bienes municipales. Por tanto, se ha concluido que las Municipalida-
des son competentes para regular el uso de espacios públicos encomendados
a la administración municipal, aunado al poder tributario que les garantiza
el art. 204 ord. 1° Cn., de lo que se extrae que aquellas gozan de la facultad
constitucional para gravar la utilización del suelo y subsuelo administrado por
el municipio mediante el establecimiento de tasas municipales, siempre que por
su pago se pueda individualizar un servicio a favor del sujeto pasivo de la obli-
gación tributaria.
2. A. En el presente caso, la disposición cuestionada es parte de los “dere-
chos por el uso del suelo y subsuelo” –Art. 1 OTMU– pero no especifica si tal
tributo recae sobre torres ubicadas en inmuebles de propiedad privada o públi-
ca, por lo que en atención a la citada jurisprudencia de esta Sala, tal disposición
debe de interpretarse en el sentido que grava la utilización del suelo y subsuelo
administrado por el municipio. Es decir, el tributo pesa únicamente sobre las
torres y antenas que estén instaladas en inmuebles de naturaleza pública bajo
la administración de la municipalidad.
Por otra parte, el abogado de la sociedad actora, en reiterados apartados
de su demanda, ha señalado que su mandante es titular de torres de teleco-
municación situadas “...exclusivamente en terrenos de propiedad privada...”
dentro de la circunscripción municipal de Usulután, por lo que, contrario a lo
sostenido por dicho profesional, el hecho generador del tributo –uso del suelo
y subsuelo de espacios públicos– no encaja con la actividad que desarrolla la
referida sociedad. ‘En tal sentido, esta se encuentra fuera del ámbito de aplica-
ción de la disposición impugnada y por tanto de los términos en que se encuen-
tra formulada la demanda –amparo contra ley autoaplicativa– se colige una
ausencia de agravio de carácter constitucional por lo que debe ser rechazada
la pretensión de la parte demandante.
B. En ese orden de ideas, es preciso señalar que, tal como lo precisó el
abogado Anaya Barraza, la demanda que promueve consiste en un amparo
contra ley autoaplicativa por lo que no impugna ningún acto de aplicación
105
Amparos / Improcedencias
de dicha disposición, razón por la cual, aún cuando ha afirmado que a su po-
derdante se le exige el pago de la obligación tributaria, tales cobros no son el
objeto de control planteado por la parte demandante, ni devienen de la mera
vigencia de la disposición cuestionada, ya que esta no habilita expresamente a
la municipalidad a cobrar la tasa anual por el uso de inmuebles de propiedad
privada, lo cual sí resultaría contrario a las facultades que dicha entidad posee.
En virtud de ello, no se cumple con el presupuesto esencial del amparo contra
ley autoaplicativa: la afectación directa proveniente de la mera vigencia de la
disposición cuestionada.
Por tanto, de los argumentos alegados por la parte demandante, y aún
cuando menciona una supuesta trasgresión a derechos fundamentales, esta
aparentemente deviene de actos concretos de aplicación de la norma, por lo
que no se logra advertir cuál es el agravio de estricta trascendencia constitu-
cional que lesiona su esfera jurídica como consecuencia de la disposición cuya
constitucionalidad cuestiona, en virtud de que la sociedad actora se encuentra
fuera del ámbito de aplicación de la disposición cuestionada.
Por tanto, de conformidad con lo expuesto en los acápites precedentes y
según lo regulado en el artículo 13 de la Ley de Procedimientos Constituciona-
les, esta Sala RESUELVE:
1. Declárese improcedente la demanda de amparo firmada por el abogado
Salvador Enrique Anaya Barraza, como apoderado de la sociedad CTE Te-
lecom Personal, Sociedad Anónima de Capital Variable, en contra del Con-
cejo Municipal de Usulután, departamento de Usulután, por haber emitido
el D.M. número 4, de fecha 30-X-2012, publicado en el D.O. número 15,
Tomo 398, de fecha 23-I-2013, mediante el cual se adicionó la letra c) al ar-
tículo 1 de la Ordenanza de Tasas Municipales del Municipio de Usulután,
por la supuesta vulneración a los derechos de seguridad jurídica y propie-
dad por infracción a la reserva de ley, y –de forma eventual– por la lesión
del derecho de propiedad por la inobservancia al principio de capacidad
económica, en virtud de que la sociedad actora no se encuentra dentro
del ámbito de aplicación de dicha disposición y por tanto no se evidencia
un agravio de trascendencia constitucional mediante el amparo contra ley
autoaplicativa que ha formulado.
2. Notifíquese.
A. PINEDA.---F. MELENDEZ.---J. B. JAIME---E. S. BLANCO. R.---R. E. GON-
ZALEZ.---PRONUNCIADO POR LOS SEÑORES MAGISTRADOS QUE LO SUSCRI-
BEN---E. SOCORRO C.---SRIA.---RUBRICADAS.
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midad con los requisitos establecidos en la normativa legal pertinente. Por ello,
se observa que lo que persigue es que este Tribunal verifique si el pronuncia-
miento de la autoridad demandada se ajusta a la exigencia subjetiva del pre-
tensor, es decir, que analice si en tal actuación se exponen todas las cuestiones,
circunstancias, razonamientos y elementos que -a juicio del referido profesio-
nal- debían plasmarse en ellas.
Al respecto, resulta pertinente señalar que esta Sala ha establecido
-v.gr. el auto pronunciado el día 27-X-2010 en el Amp. 408-2010- que, en
principio, la jurisdicción constitucional carece de competencia material para
efectuar el análisis relativo a la interpretación y aplicación que las autori-
dades judiciales desarrollen con relación a los enunciados legales que rigen
los trámites cuyo conocimiento les corresponde y, en consecuencia revisar
si, de conformidad con las disposiciones legales aplicables, era procedente
admitir el recurso interpuesto implicaría la irrupción de competencias que,
en exclusiva, han sido atribuidas y debe realizarse por los jueces y tribunales
ordinarios.
3. En ese orden de ideas, se colige que lo expuesto por el apoderado del
demandante más que evidenciar una supuesta transgresión a los derechos fun-
damentales de su representado, se reduce a plantear un asunto de mera lega-
lidad y de simple inconformidad con el contenido de la resolución emitida el
día 12-VIII-2015 por la Sala de lo Civil, mediante la cual declaró improcedente
el recurso de casación que el abogado Campos Vásquez planteó en como apo-
derado del Municipio de Usulután. Por lo que ponderar las razones que tuvo la
autoridad demandada para resolver en el sentido que lo hizo, implicaría invadir
la esfera de competencia de la misma, actuación que a esta Sala le está impedi-
da legal y constitucionalmente.
Por tanto, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 13 de la Ley de
Procedimientos Constitucionales, esta Sala RESUELVE:
1. Declárese improcedente la demanda de amparo presentada por el aboga-
do Douglas Geovanny Campos Vásquez en su calidad de apoderado gene-
ral judicial con cláusula especial del municipio de Usulután contra la actua-
ción atribuida a la Sala de lo Civil, en virtud de que su pretensión constituye
un asunto de mera legalidad e inconformidad con la decisión pronunciada
por la autoridad demandada en la que declaró improcedente el recurso de
casación.
2. Tome nota la Secretaría de esta Sala el medio técnico señalado por el abo-
gado del actor para recibir los actos procesales de comunicación.
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3. Notifíquese.
A. PINEDA.---F. MELENDEZ.---J. B. JAIME.---E. S. BLANCO R.---R. E. GON-
ZALEZ.---PRONUNCIADO POR LOS SEÑORES MAGISTRADOS QUE LO SUSCRI-
BEN.---E. SOCORRO C.---SRIA.---RUBRICADAS.
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de las quince horas del día 19-VI-2015, en la que se redujo la sanción a quince
días a partir del 1-VII-2015.
Por lo antes manifestado, el interesado dirige su reclamo contra la decisión
emitida por el Gerente Médico y de Servicios de Rehabilitación en fecha 12-VI-
2015, mediante la cual ordenó suspender sin goce de sueldo por un período
de treinta días al doctor Á. E.; y la resolución del Presidente del ISRI, en la que
se mantuvo la referida sanción y se redujo a una suspensión de quince días sin
goce de salario.
Lo anterior, debido a que, a su juicio, las sanciones impuestas por las autori-
dades demandadas han sido adoptadas de manera unilateral, sin haberle dado
la oportunidad de defenderse de los hechos que le fueron atribuidos.
II. Determinado lo anterior, es necesario exponer brevemente los funda-
mentos jurídicos en que se sustentará la presente decisión.
Tal como se sostuvo en la resolución emitida el día 27-X-2010 en el Amp.
408-2010, en este tipo de procesos las afirmaciones de hecho de la parte actora
deben justificar que el reclamo formulado posee trascendencia constitucional,
esto es, han de poner de manifiesto la presunta vulneración a los derechos
fundamentales que se proponen como parámetro de control de constitucio-
nalidad.
Por el contrario, si tales alegaciones se reducen a aspectos puramente lega-
les o administrativos –consistentes en la simple inconformidad con el ejercicio
de las respectivas competencias–, la cuestión sometida a conocimiento se erige
en un asunto de mera legalidad, situación que se traduce en un vicio de la pre-
tensión que imposibilita su juzgamiento.
III. Con el objeto de trasladar las anteriores nociones al caso concreto, se
efectúan las consideraciones siguientes:
1. De manera inicial, se observa que el interesado dirige su reclamo contra
la decisión emitida por el Gerente Médico de Servicios de Rehabilitación del
ISRI, mediante la cual se le impuso una sanción de treinta días sin goce de
sueldo; así como contra la resolución pronunciada por el Presidente de dicho
instituto, en la que se mantuvo la sanción, reduciendo su duración a quince
días sin goce de salario.
Para justificar la supuesta inconstitucionalidad de dichas actuaciones y,
específicamente, para fundamentar la presumible transgresión de su esfera
jurídica, el interesado sostiene que se le ha impuesto una sanción con inobser-
vancia de sus derechos de audiencia y defensa, pues, ha sido sancionado con
quince días sin goce de sueldo sin que haya tenido participación en el trámite
seguido para tales efectos.
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cho– que acredite el pago del tributo, lo que revela que no existe la emisión de
una autorización y por tanto no hay actividad municipal alguna que justifique
pagar mensualmente por la simple permanencia del poste en el sitio en el cual
la misma municipalidad autorizó su instalación.
B. En cuanto al segundo punto de forma, el abogado de la sociedad peticio-
naria arguye que existe exceso competencial del municipio, en el sentido que el
tributo cuestionado consiste en una regulación tributaria de alcance nacional,
lo que genera una invasión de la municipalidad a un ámbito exclusivo de la
Administración Central.
Y es que a su criterio, “... el establecimiento, instalación, ampliación, desa-
rrollo, mejoramiento, renovación y operación de las redes de telecomunicacio-
nes o de cualquiera de sus elementos es un tema de interés nacional ...” que
trasciende la esfera de la municipalidad, por lo que los intereses de un munici-
pio no pueden anteponerse al interés de alcance nacional en el desarrollo de la
infraestructura en telecomunicaciones, la cual es requerida para la prestación
de dicho servicio en todo el país, por lo que la incidencia de las municipalidades
en la operatividad de tales servicios puede afectar el acceso a los mismos. Por
ello, el servicio de telecomunicaciones ha sido sometido al régimen de servicio
público y ha sido conferido al gobierno central a través de la Superintendencia
General de Electricidad y Telecomunicaciones –SIGET–.
Al respecto, señala que el principio de limitación geográfica de los gobier-
nos locales establece que el ejercicio de la potestad tributaria está limitada a la
circunscripción municipal, tanto en razón de la actividad gravada como en sus
efectos. En el caso del tributo cuestionado –a criterio del referido profesional–
el interés involucrado es de alcance nacional por lo que el gravamen municipal
“... incide de modo determinante y negativo, en la potestad de la SIGET para la
determinación de los valores máximos de las tarifas básicas de la telefonía fija
y móvil...” y el Municipio se extralimita en su potestad de establecer tributos
pues su efecto tiene alcance nacional.
Tal situación, vulnera –a su criterio– la seguridad jurídica de su mandante.
Asimismo, se ve afectado el derecho de propiedad de su representado pues
CTE no puede trasladar al consumidor final, según el municipio en el cual resi-
de, el costo del tributo municipal sobre cada poste por lo que se ve obligado a
soportar en su patrimonio el tributo afectando su derecho de propiedad.
C. En cuanto al aspecto de fondo, en caso de que se considerara que el tri-
buto constituye una tasa, arguye que este no ha sido emitido conforme con los
parámetros constitucionales de equidad pues incumple los principios de “bene-
ficio y de razonable equivalencia de las tasas”. En atención a dichos principios,
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impugnativos– cuál fue el resultado de los mismos. Así como también, en caso
negativo, las razones por las que omitió plantearlos.
II. Con el objeto de evacuar las citadas prevenciones la pretensora indica
que por un error nominó al derecho que consideraba vulnerado “derecho al
debido proceso”, cuando lo correcto es violación al derecho a “la seguridad
jurídica en su manifestación de interdicción de la arbitrariedad”.
Relacionado a lo anterior, señala que la transgresión del mismo radica en
que la autoridad demandada resolvió favorablemente “... una petición extem-
poránea de rectificación de sentencia, irrespetando con ello, los plazos previs-
tos por la ley adjetiva, mismos que son de carácter perentorio e improrrogable,
según lo establecido por el art. 143 CPCM, quebrantando consecuentemente
las formas esenciales del juicio...”.
Asimismo, argumenta que dicha situación intentó cubrir un error en la va-
loración de la prueba, ya que la autoridad demandada pasó por alto el do-
cumento presentado por el apoderado del Bank of Nova Scotia mediante el
cual acreditó en el proceso la variabilidad de la tasa de interés. Lo anterior, fue
efectuado incluso apartándose de los parámetros establecidos por el legislador
en el artículo 225 del CPCM, transgrediendo con ello el principio de legalidad
puesto que fue resuelta una solicitud que le fue formulada por un escrito pre-
sentado extemporáneamente.
Por lo expuesto, la actora alega que “... pasar por alto lo aquí manifestado
(sic), significaría que cualquier juez, puede a su libre voluntad y por cualquier
motivo, ampliar los plazos procesales y modificar a su arbitrio una sentencia
definitiva que se encuentra firme, cuando así lo considerara conveniente...”.
Por otra parte, con respecto a la segunda prevención señala que “... ya
no se podía solicitar ni rectificación (sic), ni subsanación de omisiones de la
sentencia, salvo el caso de los errores materiales y puramente numéricos (...)
ni tampoco se podía interponer recurso de alzada alguno, por haber precluido
el termino que establece la ley procesal, ni mucho menos recurso de casación,
en virtud de que tal recurso solo está previsto para aquellos juicios ejecutivos
mercantiles cuyo documento base de la pretensión sea un título valor, de con-
formidad al art. 519 ordinal 1° [del] CPCM; lo cual no acontece en el presente
caso, donde el documento base de la acción agregado [en] el juicio ejecutivo
incoado en su contra, es una escritura de mutuo hipotecario...” [mayúsculas
suprimidas].
En ese sentido, sostiene que el único recurso que le quedaba expedito era
alegar la nulidad insubsanable, por haberse emitido el acto reclamado contra
ley expresa y terminante que ordena no modificar una sentencia firme; nulidad
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que no tiene plazo para ser planteada. Así, además, en dicho recurso se alegó
la existencia de la vulneración de principios y garantías procesales de rango
constitucional, como el principio de vinculación a la Constitución, así como del
principio de legalidad.
Finalmente, señala además que al abogado que lo representó en el proce-
so de instancia, al habérsele denegado el recurso de revocatoria –el cual es el
único que admite la legislación para impugnar los autos simples– no tenía más
recursos que plantear, por cuanto, no podía apelar ni interponer casación, en
virtud de lo dispuesto por el art. 519 ordinal 1° CPCM que establece que el
recurso de casación únicamente es para las decisiones emitidas en los juicios
ejecutivos, promovidos con base en un título valor.
III. Expuesto lo anterior, resulta pertinente reseñar los hechos que motiva-
ron la presentación de la demanda de amparo.
En síntesis, de la documentación anexa se advirtió que en contra de la se-
ñora Lorena Arely M. A. se promovió por parte de The Bank of Nova Scotia
un proceso ejecutivo ante el Juez de lo Civil de Santa Tecla. Para tal efecto, el
banco demandante presentó como documento base de la acción el testimonio
de la escritura de mutuo y de cesión de crédito suscrito con la pretensora y que
se encontraba en mora.
Posteriormente, se admitió la demanda y luego mediante auto del 6-IX-
2013 se decretó embargo en bienes propios de la señora M. A. Así, se ordenó
notificar el decreto de embargo y demanda que lo motivaba, a efecto de que
la referida señora contestara la demanda. Sin embargo, transcurrido el plazo
conferido, no la contestó, ni alegó oposición que modificara o extinguiera la
acción ejecutiva promovida en su contra.
Así, agotadas las etapas procesales se emitió el 14-III-2014 una sentencia en
contra de la señora M. A. por parte del Juez de lo Civil de Santa Tecla median-
te la cual se le condenó a pagar a The Bank of Nova Scotia la cantidad de “...
doscientos sesenta y ocho mil ochocientos veintiún dólares con sesenta y cuatro
centavos de dólar de los Estados Unidos de América, en concepto de capital
adeudado, más sobre dicha suma, los intereses normales del siete punto diez
por ciento anual, a partir del día [26-V-2010], en adelante, hasta su cancela-
ción...”.
De igual manera, señaló que por error o negligencia en dicho fallo no se
tuvo por establecida y probada la modificación de la tasa de interés, habiendo
por tanto consignado en la decisión que se le condenaba a pagar el capital
más el interés pactado del 7.10% anual. Y ante esa situación, el apoderado de
la referida entidad bancaria mediante un escrito presentado el 30-IV-2014 –casi
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2. A. Ahora bien, pese a los alegatos expuestos por los apoderados del pre-
tensor se advierte que la resolución del Director General de la PNC, mediante la
cual se impuso la sanción de remoción de la institución policial del peticionario
fue emitida el 26-XII-2000, confirmada por el Tribunal de Apelaciones del Minis-
terio de Seguridad Pública y Justicia –sin precisarse el día específico de esa de-
cisión–; mientras que la demanda de amparo fue presentada el día 30-XI-2015
en la Secretaría de este Tribunal, es decir, el amparo es incoado catorce años y
once meses después de haberse pronunciado la resolución que considera vul-
neró sus derechos fundamentales.
Y es que, debido a la naturaleza jurídica del proceso de amparo, es nece-
sario que, además de que exista un agravio concreto en la esfera jurídica del
peticionario, este debe ser actual, tal como se acotó en los autos de improce-
dencia emitidos el 29-XI-2013 en los Amps. 593-2013 y 678-2013. Así, para que
un reclamo esté debidamente fundamentado debe indicarse cuál es el perjuicio
actual que sufre la parte actora en sus derechos fundamentales.
En efecto, de los términos expuestos en la demanda planteada, se observa
que la parte actora no promovió el amparo durante un lapso prolongado (ca-
torce años y once meses), aspecto que desvirtuaría la actualidad de la afecta-
ción padecida como consecuencia de la decisión de la autoridad demandada.
B. Por otra parte, se advierte que los apoderados del pretensor solicitan en
su demanda que: “... se le paguen a [su] patrocinado, los salarios caídos no per-
cibidos del día [12-XII-2000], hasta el [31-V-2015], haciendo un total de ciento
sesenta y un meses, es decir[,] [$72,491.86] dólares de los Estados Unidos de
América (...). [Así como también] se le pague indemnización por daños y per-
juicios físicos, morales y patrimoniales, equivalentes a [60,000.00]...”. De igual
manera, se observa –de la documentación anexa que los abogados Federico y
Preza de Calles incorporaron al Amp. 691-2015– que el peticionario reingresó
a laborar en la PNC el 24-VII-2015, mediante decisión del Director General de la
PNC establecida en el Acuerdo PNC/DG/N°. A-0881-07-2015.
Al respecto, se evidencia con ello que su pretensión va dirigida no a impug-
nar una transgresión de naturaleza constitucional y, en consecuencia el resta-
blecimiento de sus derechos sino la mera posibilidad de obtener una indemni-
zación por el agravio del que supuestamente ha sido objeto su representado,
por lo que se advierte que están planteando una pretensión de carácter pecu-
niario y no una de naturaleza estrictamente constitucional.
C. En consecuencia, de los términos expuestos por los abogados Julio César
Federico y Laura Cristina Preza de Calles en su demanda, se advierte que no
se está en presencia de un agravio actual en la esfera jurídica del peticionario,
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B. Por otra parte, se advierte que los apoderados del pretensor solicitan en
su demanda que: “... se le pague a [su] patrocinado, los salarios caídos no per-
cibidos del día [2-VII-2001], hasta el [24-VII-2015], haciendo un total de ciento
cincuenta y cinco meses, es decir[,] [$80,156.70] dólares de los Estados Unidos
de América (...). [Así como también] se le pague indemnización por daños y
perjuicios físicos, morales y patrimoniales, equivalentes a [98,305.65]...” [ma-
yúsculas suprimidas]. De igual manera, se observa –de la documentación anexa
que los abogados Federico y Preza de Calles incorporaron al Amp. 691-2015–
que el peticionario reingresó a laborar en la PNC el 24-VII-2015, mediante de-
cisión del Director General de la PNC establecida en el Acuerdo PNC/DG/N°.
A-0881-07-2015.
Al respecto, se evidencia con ello que su pretensión va dirigida no a impug-
nar una transgresión de naturaleza constitucional y, en consecuencia el resta-
blecimiento de sus derechos sino la mera posibilidad de obtener una indemni-
zación por el agravio del que supuestamente ha sido objeto su representado,
por lo que se advierte que están planteando una pretensión de carácter pecu-
niario y no una de naturaleza estrictamente constitucional.
C. En consecuencia, de los términos expuestos por los abogados Julio César
Federico y Laura Cristina Preza de Calles en su demanda, se advierte que no
se está en presencia de un agravio actual en la esfera jurídica del peticionario,
puesto que la resolución que presuntamente vulneró los derechos fundamen-
tales de aquel fue emitida por el Director General de la PNC el 12-XII-2000, de
lo cual no se infiere la existencia de un perjuicio actual respecto de los efectos
negativos que las actuaciones impugnadas le han causado y, consecuentemen-
te, el elemento material del agravio que aparentemente se le ha ocasionado
ha perdido vigencia. Además, que se ha evidenciado que el propósito de su
demanda es obtener una indemnización y no el restablecimiento del derecho
fundamental presuntamente vulnerado.
3. En definitiva, con arreglo a las circunstancias expuestas, se concluye que
este Tribunal se encuentra imposibilitado para controlar la constitucionalidad
de las actuaciones cuestionadas, debido a que no se observa actualidad en el
agravio respecto de la esfera jurídica del peticionario con relación a los actos
reclamados. Así como también, debido a que su pretensión va encaminada a
la satisfacción de un interés pecuniario, lo cual no es el objetivo que persigue
el proceso constitucional de amparo. De esta forma, es pertinente declarar la
improcedencia de la demanda de amparo, por concurrir un defecto en la pre-
tensión que habilita la terminación anormal del proceso.
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plemente agravio–. Dicho agravio tiene como requisitos que se produzca con
relación a normas o preceptos de rango constitucional –elemento jurídico– y
que genere una afectación difusa o concreta en la esfera jurídica de la persona
justiciable –elemento material–.
Desde esta perspectiva, se ha afirmado que hay ausencia de agravio cons-
titucional cuando el acto u omisión alegado es inexistente o cuando, no obs-
tante concurra una actuación u omisión por parte de la autoridad a quien se le
atribuye la responsabilidad, aquella ha sido legítima, es decir, se ha realizado
dentro del marco constitucional o es incapaz de producir por sí misma una
afrenta en la esfera jurídica constitucional del sujeto que reclama.
Consecuentemente, si la pretensión del actor de amparo no incluye los ele-
mentos antes mencionados, hay ausencia de agravio y la pretensión debe ser
rechazada por existir imposibilidad absoluta de juzgar el caso desde el ámbito
constitucional.
2. A. Por otro lado, en la sentencia del 16-XI-2012, pronunciada en el Amp.
24-2009, este Tribunal sostuvo que el agravio es de tipo actual cuando, no obs-
tante el tiempo transcurrido entre el momento en que ocurrió la vulneración
de derechos fundamentales que se alega y el de la presentación de la demanda
de amparo, no hayan desaparecido –es decir, permanezcan en el tiempo– los
efectos jurídicos directos de dicha transgresión en la esfera particular de la per-
sona que solicita el amparo, entendidos tales efectos como la dificultad o im-
posibilidad para continuar ejerciendo materialmente las facultades subjetivas
derivadas de un derecho del cual se tiene o se ha tenido su titularidad.
Entonces, para determinar si un agravio posee actualidad se deberá ana-
lizar –atendiendo a las circunstancias fácticas de cada caso concreto y, en es-
pecial, a la naturaleza de los derechos cuya transgresión se alega– si el lapso
transcurrido entre el momento en que ocurrió la vulneración a los derechos
fundamentales y el de la presentación de la demanda no sea consecuencia de
la mera inactividad de quien se encontraba legitimado para promover el res-
pectivo proceso de amparo, pues en el caso de no encontrarse objetivamente
imposibilitado para requerir la tutela de sus derechos y haber dejado transcu-
rrir un plazo razonable sin solicitar su protección jurisdiccional –volviendo con
ello improbable el restablecimiento material de dichos derechos– se entendería
que ya no soporta en su esfera jurídica, al menos de manera directa e inmedia-
ta, los efectos negativos que la actuación impugnada le ha causado y, conse-
cuentemente, que el elemento material del agravio que aparentemente se le
ha ocasionado ha perdido vigencia.
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2. A. Ahora bien, pese a los alegatos expuestos por los apoderados del pre-
tensor se advierte que la resolución del Director General de la PNC, mediante
la cual se impuso la sanción de remoción de la institución policial del peticio-
nario fue emitida el 12-XII-2000, confirmada por el Tribunal de Apelaciones del
Ministerio de Seguridad Pública y Justicia –sin precisarse el día específico de
esa decisión–; mientras que la demanda de amparo fue presentada el día 2-XII-
2015 en la Secretaría de este Tribunal, es decir, el amparo es incoado casi quince
años después de haberse pronunciado la resolución que considera vulneró sus
derechos fundamentales.
Y es que, debido a la naturaleza jurídica del proceso de amparo, es nece-
sario que, además de que exista un agravio concreto en la esfera jurídica del
peticionario, este debe ser actual, tal como se acotó en los autos de improce-
dencia emitidos el 29-XI-2013 en los Amps. 593-2013 y 678-2013. Así, para que
un reclamo esté debidamente fundamentado debe indicarse cuál es el perjuicio
actual que sufre la parte actora en sus derechos fundamentales.
En efecto, de los términos expuestos en la demanda planteada, se obser-
va que la parte actora no promovió el amparo durante un lapso prolongado
(quince años), aspecto que desvirtuaría la actualidad de la afectación padecida
como consecuencia de la decisión de la autoridad demandada.
B. Por otra parte, se advierte que los apoderados del pretensor solicitan
en su demanda que: “... se le paguen a [su] patrocinado, los salarios caídos no
percibidos del día [2-II-2001], hasta el [31-V-2015], haciendo un total de ciento
sesenta meses, es decir[,] [$101,280.60] dólares de los Estados Unidos de Amé-
rica (...). [Así como también] se le pague indemnización por daños y perjui-
cios físicos, morales y patrimoniales, equivalentes a [60,000.00]...” [mayúsculas
suprimidas]. De igual manera, se observa de la documentación anexa que el
peticionario fue propuesto por el Tribunal de Ingreso y Ascenso de la PNC me-
diante resolución del 17-III-2015 para que fuese reincorporado a la institución
policial por el Director General de la PNC.
Al respecto, se evidencia con ello que su pretensión va dirigida no a impug-
nar una transgresión de naturaleza constitucional y, en consecuencia el resta-
blecimiento de sus derechos sino la mera posibilidad de obtener una indemni-
zación por el agravio del que supuestamente ha sido objeto su representado,
por lo que se advierte que están planteando una pretensión de carácter pecu-
niario y no una de naturaleza estrictamente constitucional.
C. En consecuencia, de los términos expuestos por los abogados Julio Cé-
sar Federico y Laura Cristina Preza de Calles en su demanda, se advierte que
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peticionario, este debe ser actual, tal como se acotó en los autos de improce-
dencia emitidos el 29-XI-2013 en los Amps. 593-2013 y 678-2013. Así, para que
un reclamo esté debidamente fundamentado debe indicarse cuál es el perjuicio
actual que sufre la parte actora en sus derechos fundamentales.
En efecto, de los términos expuestos en la demanda planteada, se obser-
va que la parte actora no promovió el amparo durante un lapso prolongado
(quince años), aspecto que desvirtuaría la actualidad de la afectación padecida
como consecuencia de la decisión de la autoridad demandada.
B. Por otra parte, se advierte que los apoderados del pretensor solicitan
en su demanda que: “... se le paguen a [su] patrocinado, los salarios caídos no
percibidos del día [24-I-2000], hasta el [31-V-20151, haciendo un total de ciento
setenta y un meses, es decir[,] [$88,904.20] dólares de los Estados Unidos de
América (...). [Así como también] se le pague indemnización por daños y per-
juicios físicos, morales y patrimoniales, equivalentes a [60,000.00]...”. De igual
manera, se observa –de la documentación anexa que los abogados Federico y
Preza de Calles incorporaron al Amp. 691-2015– que el peticionario reingresó
a laborar en la PNC el 24-VII-2015, mediante decisión del Director General de la
PNC establecida en el Acuerdo PNC/DG/N°. A-0881-07-2015.
Al respecto, se evidencia con ello que su pretensión va dirigida no a im-
pugnar una transgresión de naturaleza constitucional y, en consecuencia el
restablecimiento de sus derechos sino la mera posibilidad de obtener una
indemnización por el agravio del que supuestamente ha sido objeto su re-
presentado, por lo que se advierte que están planteando una pretensión de
carácter pecuniario y no una de naturaleza estrictamente constitucional.
C. En consecuencia, de los términos expuestos por los abogados Julio César
Federico y Laura Cristina Preza de Calles en su demanda, se advierte que no
se está en presencia de un agravio actual en la esfera jurídica del peticionario,
puesto que la resolución que presuntamente vulneró los derechos fundamen-
tales de aquel fue emitida por el Director General de la PNC el 6-XII-2000, de
lo cual no se infiere la existencia de un perjuicio actual respecto de los efectos
negativos que las actuaciones impugnadas le han causado y, consecuentemen-
te, el elemento material del agravio que aparentemente se le ha ocasionado
ha perdido vigencia. Además, que se ha evidenciado que el propósito de su
demanda es obtener una indemnización y no el restablecimiento del derecho
fundamental presuntamente vulnerado.
3. En definitiva, con arreglo a las circunstancias expuestas, se concluye que
este Tribunal se encuentra imposibilitado para controlar la constitucionalidad
de las actuaciones cuestionadas, debido a que no se observa actualidad en el
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agravio respecto de la esfera jurídica del peticionario con relación a los actos
reclamados. Así como también, debido a que su pretensión va encaminada a
la satisfacción de un interés pecuniario, lo cual no es el objetivo que persigue
el proceso constitucional de amparo. De esta forma, es pertinente declarar la
improcedencia de la demanda de amparo, por concurrir un defecto en la pre-
tensión que habilita la terminación anormal del proceso.
Por tanto, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 13 de la Ley de
Procedimientos Constitucionales, esta Sala RESUELVE:
1. Declárese improcedente la demanda de amparo firmada por los aboga-
dos Julio César Federico y Laura Cristina Preza de Calles, en su calidad de
apoderados generales judiciales con cláusula especial del señor J. D. E.
G., contra actuaciones del Director General de la PNC y del Tribunal de
Apelaciones del Ministerio de Seguridad Pública y Justicia, en virtud de
que existe ausencia de agravio actual, ya que la parte actora no promovió
el amparo durante un lapso prolongado (quince años), aspecto que des-
virtuaría la actualidad de la afectación padecida como consecuencia de
la decisión de la autoridad demandada. Así como también por advertirse
que su pretensión se limita a la satisfacción de un interés pecuniario de
obtener una indemnización por el presunto agravio constitucional oca-
sionado por los actos reclamados cuando este ya ha sido reincorporado a
la PNC.
2. Tome nota la Secretaría de este Tribunal del lugar y medio técnico señalado
por los abogados de la parte actora para oír notificaciones.
3. Notifíquese.
F. MELENDEZ---J. B. JAIME---R. E. GONZALEZ---PRONUNCIADO POR LOS SE-
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Inspector General de la PNC, por medio del cual se ordenó su retiro de la insti-
tución policial; y c) la decisión pronunciada –sin especificar la fecha de emisión–
por el Tribunal de Apelaciones del Ministerio de Seguridad Pública y Justicia, en
la cual se confirmó la aludida resolución.
Dichos actos –a su juicio– le infringieron a su mandante los derechos de
audiencia, defensa, estabilidad laboral y al ejercicio de la carrera policial y la “...
violación a la categoría jurídica de la prohibición de doble juzgamiento, y a la
seguridad jurídica consagrados en la normativa constitucional...”.
II. Determinados los argumentos expresados por los abogados de la parte
pretensora corresponde en este apartado exponer los fundamentos jurídicos
de la resolución que se proveerá.
1. Tal como se sostuvo en la resolución del 27-I-2009, pronunciada en el
Amp. 795- 2006, este proceso constitucional persigue que se imparta a la per-
sona la protección jurisdiccional contra cualquier acto de autoridad que estime
inconstitucional y que, específicamente, vulnere u obstaculice el ejercicio de los
derechos constitucionales consagrados a su favor.
En ese sentido, para la procedencia de la pretensión de amparo en la etapa
inicial del proceso, es necesario –entre otros requisitos– que el sujeto activo se
autoatribuya alteraciones difusas o concretas en su esfera jurídica derivadas
de los efectos de la existencia de una presunta acción u omisión –lo que en
términos generales de la jurisprudencia constitucional se ha denominado sim-
plemente agravio–. Dicho agravio tiene como requisitos que se produzca con
relación a normas o preceptos de rango constitucional –elemento jurídico– y
que genere una afectación difusa o concreta en la esfera jurídica de la persona
justiciable –elemento material–.
Desde esta perspectiva, se ha afirmado que hay ausencia de agravio cons-
titucional cuando el acto u omisión alegado es inexistente o cuando, no obs-
tante concurra una actuación u omisión por parte de la autoridad a quien se le
atribuye la responsabilidad, aquella ha sido legítima, es decir, se ha realizado
dentro del marco constitucional o es incapaz de producir por sí misma una
afrenta en la esfera jurídica constitucional del sujeto que reclama.
Consecuentemente, si la pretensión del actor de amparo no incluye los ele-
mentos antes mencionados, hay ausencia de agravio y la pretensión debe ser
rechazada por existir imposibilidad absoluta de juzgar el caso desde el ámbito
constitucional.
2. A. Por otro lado, en la sentencia del 16-XI-2012, pronunciada en el Amp.
24- 2009, este Tribunal sostuvo que el agravio es de tipo actual cuando, no obs-
tante el tiempo transcurrido entre el momento en que ocurrió la vulneración
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midad con las actuaciones o el contenido de las decisiones emitidas por las
autoridades dentro de sus respectivas competencias, la cuestión sometida al
conocimiento de este Tribunal constituye un asunto de mera legalidad, lo que
se traduce en un vicio de la pretensión que imposibilita su juzgamiento.
2. A. Tal como se ha sostenido en el auto de 12-XI-2010, pronunciado en el
proceso de Amp.104-2009, entre los presupuestos procesales especiales esta-
blecidos para la procedencia de la pretensión de amparo se encuentra el ago-
tamiento de los recursos que la ley franquea para impugnar el acto contra el
cual se reclama.
Lo anterior se justifica en que el amparo posee características propias que
lo configuran como un proceso especial, que ha sido establecido para proteger
de forma óptima a las personas frente a las acciones u omisiones de cualquier
autoridad o particular que vulneren, restrinjan u obstaculicen los derechos o
garantías reconocidos en la Constitución de la República. Por ello, se trata de
una exigencia particular que el legislador ha incorporado dentro de los presu-
puestos procesales del citado trámite.
A esta condición específica se refiere el art. 12 inciso 3° de la Ley de Pro-
cedimientos Constitucionales, al prescribir que el amparo únicamente puede
incoarse cuando el acto contra el que se reclama no puede subsanarse dentro
del respectivo procedimiento mediante otros recursos. Tal presupuesto obede-
ce a la función extraordinaria que está llamado a cumplir un Tribunal Consti-
tucional: la eficaz protección de los derechos fundamentales por su papel de
guardián Último de la constitucionalidad.
De ahí que el proceso en referencia se erija como un mecanismo de pro-
tección reforzada que deberá iniciarse únicamente cuando se han agotado los
recursos idóneos -judiciales o administrativos-, por medio de los cuales pueda
brindarse una protección jurisdiccional o no jurisdiccional conforme a la Cons-
titución. Dicho trámite está reservado sólo para aquellas situaciones extremas
en las que, por inexistencia de otras vías legales o ineficacia de las que existan,
peligra la salvaguarda de los derechos fundamentales.
B. Ahora bien, con arreglo a lo sostenido en la sentencia de 9-XII-2009,
pronunciada en el proceso de Amp. 18-2004, la exigencia del agotamiento de
los recursos debe hacerse de manera razonable, atendiendo a su finalidad, es
decir, la de permitir que las instancias judiciales ordinarias o administrativas re-
paren la lesión al derecho fundamental en cuestión, según sus potestades lega-
les y atendiendo a la regulación normativa de los “respectivos procedimientos”.
Con base en lo anterior, se infiere que, al margen de si los recursos son
ordinarios o extraordinarios, lo que debe analizarse de ellos es si los medios de
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pronunciamientos por medio del amparo y, con ello, la dilación indebida del
proceso o procedimiento.
En ese sentido, se advierte que la actora debió ser más diligente pues tuvo
que exigirle a su apoderado que la procurara eficientemente en el recurso de
apelación que planteó ante la señalada Cámara.
En apego a lo antes expuesto, la parte actora al no haber agotado los re-
cursos judiciales, previo a la incoación del proceso de amparo, ha incumplido
uno de los presupuestos procesales para la tramitación de este proceso consti-
tucional, por lo que es procedente el rechazo inicial de la demanda por medio
de la figura de la improcedencia.
3. En conclusión, del análisis de las circunstancias fácticas y jurídicas expues-
tas se deriva la imposibilidad de juzgar, desde una perspectiva constitucional,
el fondo del reclamo planteado por la parte actora, ya que este se fundamenta
en un asunto de estricta legalidad y mera conformidad, además no agotó los
recursos correspondientes. De esta forma, es pertinente declarar la improce-
dencia de la demanda de amparo, por concurrir defectos en la pretensión que
habilita la terminación anormal del proceso.
Por tanto, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 13 de la Ley de
Procedimientos Constitucionales, esta Sala RESUELVE:
1. Declárase improcedente la demanda de amparo firmada por la señora
Evangelina V. de G., por la presumible vulneración a sus derechos funda-
mentales, por ser asunto de mera legalidad e inconformidad; además, por
la falta de agotamiento de los recursos idóneos que el ordenamiento jurí-
dico franquea para impugnar las actuaciones judiciales contra la cual incoa
el presente proceso de amparo.
2. Tome nota la Secretaría de este Tribunal del medio técnico proporcionado
por la demandante para oír notificaciones, no así del lugar indicado por
encontrarse fuera de la circunscripción territorial de este municipio.
3. Notifíquese.
J. B. JAIME---E. S. BLANCO. R.---R. E. GONZALEZ.---SONIA DE SEGOVIA.---PRO-
NUNCIADO POR LOS SEÑORES MAGISTRADOS QUE LO SUSCRIBEN---E. SOCO-
RRO C.---SRIA.---RUBRICADAS.
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Pues, se observa que lo que persigue con su queja el pretensor es que este
Tribunal verifique si los razonamientos que la autoridad demandada consignó
en su pronunciamiento se ajusta a la exigencia subjetiva del demandante, es
decir, que se analice si en tal actuación se exponen todas las cuestiones, cir-
cunstancias, razonamientos y elementos que -a su juicio- debían plasmarse y
considerarse en ella.
En cuanto a ello, esta Sala ha establecido -v.gr. el citado auto pronunciado
en el Amp. 408-2010- que, en principio, la jurisdicción constitucional carece de
competencia material para efectuar el análisis relativo a la interpretación y apli-
cación que las autoridades judiciales desarrollen con relación a los enunciados
legales que rigen los trámites cuyo conocimiento les corresponde, pues hacerlo
implicaría la irrupción de competencias que, en exclusiva, han sido atribuidas y
debe realizarse por los jueces y tribunales ordinarios.
De esa manera, se colige que lo expuesto por la parte actora más que evi-
denciar una supuesta transgresión a sus derechos fundamentales, se reduce a
plantear un asunto de mera legalidad y de simple inconformidad con el conte-
nido de la resolución emitida por el Juez tres interino del Juzgado Quinto de lo
Civil y Mercantil de San Salvador mediante el cual rechazó la petición realizada
en cuanto a extender certificación íntegra del relacionado proceso común.
2. En razón de las circunstancias y aclaraciones apuntadas se concluye que
en el presente proceso no se advierte la trascendencia constitucional de la que-
ja sometida a conocimiento de este Tribunal, dado que el reclamo planteado
constituye una cuestión de estricta legalidad ordinaria y de simple inconfor-
midad con la actuación impugnada, situación que evidencia la existencia de
un defecto de la pretensión de amparo que impide la conclusión normal del
presente proceso y vuelve procedente su terminación mediante la figura de la
improcedencia.
IV. Ahora bien, se observa que el abogado V. C. se ha registrado en el Sis-
tema de Notificación Electrónica (SNE) de la Corte Suprema de Justicia, de ahí
que, para ordenar que los actos de comunicación en el presente proceso de
amparo se realicen de dicha forma se considera necesario hacer las siguientes
acotaciones:
1. El derecho de audiencia es una manifestación explícita del derecho a la
protección jurisdiccional, cuya articulación se produce como consecuencia de
los actos procesales de comunicación, ya que estos posibilitan la oportunidad
real a las posiciones procesales de ser oídos ante los jueces y tribunales. Por ello,
es viable afirmar que los actos de comunicación procesal se erigen en actuacio-
nes que optimizan al derecho a la protección jurisdiccional.
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B. Por otra parte, se advierte que los apoderados del pretensor solicitan
en su demanda que: “... se le paguen a [su] patrocinado, los salarios caídos
no percibidos del día [21-XII-2000], hasta el [31-V-2015], haciendo un total de
ciento setenta y cuatro meses, es decir[,] [$78,345.24] dólares de los Estados
Unidos de América (...). [Así como también] se le pague indemnización por
daños y perjuicios físicos, morales y patrimoniales, equivalentes a [$60,000.00].
(...) Se le pague vacaciones, aguinaldos, bonos, y el régimen de disponibilidad
(alimentación) del año [2000] hasta el [24-VII-2015 y] gratificación especial de
[$600.00]...”.
De igual manera, se observa de la documentación anexa que el peticionario
ha aprobado el “Curso de Actualización y reforzamiento para Aspirantes a Re-
ingresar a la Policía Nacional Civil” que fue impartido por la Academia Nacional
de Seguridad Pública –entre los días 1 al 3-VII-2015– a efecto de lograr con ello
ser reincorporado a la institución policial.
Al respecto de lo solicitado por los abogados de la parte actora, se advierte
que su pretensión va dirigida no a impugnar una transgresión de naturaleza
constitucional y, en consecuencia el restablecimiento de sus derechos sino la
mera posibilidad de obtener una indemnización por el agravio del que supues-
tamente ha sido objeto su representado, por lo que se advierte que están plan-
teando una pretensión de carácter pecuniario y no una de naturaleza estricta-
mente constitucional.
C. En consecuencia, de los términos expuestos por los apoderados del pre-
tensor en su demanda, se advierte que no se está en presencia de un agravio
actual en la esfera jurídica del peticionario, puesto que la resolución que pre-
suntamente vulneró los derechos fundamentales de aquel fue emitida por el
Director General de la PNC el 6-II-2001, de lo cual no se infiere la existencia de
un perjuicio actual respecto de los efectos negativos que las actuaciones impug-
nadas le han causado y, consecuentemente, el elemento material del agravio
que aparentemente se le ha ocasionado ha perdido vigencia. Además, que se
ha evidenciado que el propósito de su demanda es obtener una indemnización
y no el restablecimiento del derecho fundamental presuntamente vulnerado.
3. En definitiva, con arreglo a las circunstancias expuestas, se concluye que
este Tribunal se encuentra imposibilitado para controlar la constitucionalidad
de las actuaciones cuestionadas, debido a que no se observa actualidad en el
agravio respecto de la esfera jurídica del peticionario con relación a los actos
reclamados. Así como también, debido a que su pretensión va encaminada a
la satisfacción de un interés pecuniario, lo cual no es el objetivo que persigue
el proceso constitucional de amparo. De esta forma, es pertinente declarar la
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forma que los efectos de este se modifican, también desaparece el agravio que
afectaba al sujeto activo de la pretensión y, consecuentemente, la demanda
resulta defectuosa.
Y es que, al concurrir cualquiera de las situaciones antes descritas el proce-
so de amparo ya no tiene razón de ser, puesto que no existe la posibilidad de
terminarlo normalmente a través de la sentencia de fondo o definitiva. Así, el
artículo 31, número 5 de la Ley de Procedimientos Constitucionales, establece
que la cesación de los efectos del acto reclamado es causal de terminación
del proceso mediante la figura procesal del sobreseimiento. En tal sentido, al
finalizar el efecto negativo violatorio, también debe cesar el conocimiento ju-
risdiccional en sede constitucional, por lo que resulta infructuosa la admisión
de una demanda que carezca de un elemento esencial como es el agravio de
trascendencia constitucional.
V. En el presente apartado se trasladarán las nociones jurisprudenciales ex-
puestas a los argumentos vertidos en el caso planteado con el propósito de
dilucidar la procedencia o no de los señalamientos de la pretensión de la parte
actora.
La demandante argumentó la supuesta vulneración a sus derechos de au-
diencia, defensa y a la estabilidad laboral por la no renovación de su contrato
correspondiente al año 2010. No obstante, en su escrito de evacuación de pre-
venciones expresó que se encontraba laborando dentro de la CSJ. Es decir, ha
sido reincorporada a sus labores en el Centro de Publicaciones de esta institu-
ción.
En tal sentido, se evidencia que el acto que impugnaba consistente en la no
renovación de su contrato ha cesado en sus efectos y la aparente transgresión
a sus derechos ha sido superada por actuaciones de las autoridades demanda-
das, por lo que la continuación del presente proceso resultaría infructuosa tal
como se señaló en el considerando anterior.
En conclusión, ante el cese de los supuestos efectos perniciosos del acto im-
pugnado en la esfera jurídica de la demandante, no existe un objeto de control
ni un agravio que esta Sala deba verificar, volviéndose defectuosa la pretensión
de la parte actora por lo que deberá ser declarada improcedente.
Por tanto, con base en las consideraciones precedentes y lo establecido en
los artículos 13 y 18 de la Ley de Procedimientos Constitucionales, esta Sala
RESUELVE:
1. Declárese improcedente la demanda de amparo presentada por la señora
Amarilis H. Z. en contra del entonces Presidente y el Director de Recursos
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Corte Suprema de Justicia. Sin embargo, según expone, tal actuación “... esta-
ba fuera de toda cordura...”, pues aunque fue solicitada por su persona, dicha
petición la realizó en un momento en el que estaba psicológicamente enfermo.
Por tales razones, el pretensor manifiesta que, con posterioridad a su re-
nuncia, presentó algunos escritos a la Corte Suprema de Justicia solicitando
se revocara su petición, solicitudes que acompañó de la documentación co-
rrespondiente del Instituto Salvadoreño del Seguro Social en la que constaba
que padecía una enfermedad mental y con la que pretendía establecer que su
renuncia había sido un acto producto de una crisis mental.
En ese sentido, expone que la Corte Suprema de Justicia no dio respuesta
a los escritos mediante los que pretendía modificar su solicitud de renuncia,
motivo por el que sostiene se han vulnerado sus derechos de “respuesta” y se
ha transgredido lo establecido en el art. 18 de la Cn.
IV. Determinados los argumentos expresados por la parte actora en su
demanda corresponde en este apartado exponer los fundamentos jurídicos de
la resolución que se proveerá.
1. Así, tal como se sostuvo en la resolución del 27-I-2009, pronunciada en el
Amp. 795-2006, este proceso constitucional persigue que se imparta a la per-
sona la protección jurisdiccional contra cualquier acto de autoridad que estime
inconstitucional y que, específicamente, vulnere u obstaculice el ejercicio de los
derechos constitucionales consagrados a su favor.
En ese sentido, para la procedencia in limine litis de la pretensión de am-
paro, es necesario –entre otros requisitos– que el sujeto activo se autoatribuya
alteraciones difusas o concretas en su esfera jurídica derivadas de los efectos de
la existencia de una presunta acción u omisión –lo que en términos generales
de la jurisprudencia constitucional se ha denominado simplemente agravio–.
Dicho agravio tiene como requisitos que se produzca con relación a normas o
preceptos de rango constitucional –elemento jurídico– y que genere una afec-
tación difusa o concreta en la esfera jurídica de la persona justiciable – elemen-
to material–.
Desde esta perspectiva, se ha afirmado que hay ausencia de agravio cons-
titucional cuando el acto u omisión alegado es inexistente o cuando, no obs-
tante concurra una actuación u omisión por parte de la autoridad a quien se le
atribuye la responsabilidad, aquella ha sido legítima, es decir, se ha realizado
dentro del marco constitucional o es incapaz de producir por sí misma una
afrenta en la esfera jurídica constitucional del sujeto que reclama.
Consecuentemente, si la pretensión del actor de amparo no incluye los ele-
mentos antes mencionados, hay ausencia de agravio y la pretensión debe ser
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3. Notifíquese.
FCO. E. ORTIZ R.---SONIA DE SEGOVIA---M. R. Z.---C. S. AVILES---PRONUN-
CIADO POR LOS SEÑORES MAGISTRADOS QUE LO SUSCRIBEN---E. SOCORRO
C.---SRIA.---RUBRICADAS.
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Por lo antes señalado, los abogados de la parte actora estiman que dichos
actos le vulneraron a su representado los derechos de audiencia, defensa, esta-
bilidad laboral y al ejercicio de la carrera policial y la “... violación a la categoría
jurídica de la prohibición de doble juzgamiento, y a la seguridad jurídica consa-
grados en la normativa constitucional...”.
2. A. Ahora bien, pese a los alegatos expuestos por los apoderados del pre-
tensor se advierte que la resolución del Director General de la PNC, mediante la
cual se impuso la sanción de remoción de la institución policial del peticionario
fue emitida el 23-III-2001, confirmada por Tribunal de Apelaciones del Ministe-
rio de Seguridad Pública y Justicia –sin precisarse el día específico de esa deci-
sión–; mientras que la demanda de amparo fue presentada el día 11-XII-2015
en la Secretaría de este Tribunal, es decir, el amparo es incoado catorce años y
ocho meses después de haberse pronunciado la resolución que considera vul-
neró sus derechos fundamentales.
Y es que, debido a la naturaleza jurídica del proceso de amparo, es nece-
sario que, además de que exista un agravio concreto en la esfera jurídica del
peticionario, este debe ser actual, tal como se acotó en los autos de improce-
dencia emitidos el 29-XI-2013 en los Amps. 593-2013 y 678-2013. Así, para que
un reclamo esté debidamente fundamentado debe indicarse cuál es el perjuicio
actual que sufre la parte actora en sus derechos fundamentales.
En efecto, de los términos expuestos en la demanda planteada, se observa
que la parte actora no promovió el amparo durante un lapso prolongado (ca-
torce años y ocho meses), aspecto que desvirtuaría la actualidad de la afecta-
ción padecida como consecuencia de la decisión de la autoridad demandada.
B. Por otra parte, se advierte que los apoderados del pretensor solicitan
en su demanda que: “... se le paguen a [su] patrocinado, los salarios caídos no
percibidos del día [31-I-2001], hasta el [31-V-2015], haciendo un total de ciento
setenta y dos meses, es decir[,] [$73,714.04] dólares de los Estados Unidos de
América (...). [Así como también] se le pague indemnización por daños y per-
juicios físicos, morales y patrimoniales, equivalentes a [$70,000.00]...”. (...) Se le
pague vacaciones, aguinaldos, bonos, y el régimen de disponibilidad (alimenta-
ción) del año [2000] hasta el [24-VII-2015 y] gratificación especial de [$600.00].
De igual manera, se observa de la documentación anexa que el peticionario
fue propuesto por el Tribunal de Ingreso y Ascenso de la PNC mediante resolu-
ción del 16-III-2015 para que asistiese al curso de actualización y reforzamiento
y lograr con ello ser reincorporado a la institución policial.
Al respecto de lo solicitado por los apoderados de la parte actora, se ad-
vierte que su pretensión va dirigida no a impugnar una transgresión de natu-
raleza constitucional y, en consecuencia el restablecimiento de sus derechos
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sino la mera posibilidad de obtener una indemnización por el agravio del que
supuestamente ha sido objeto su representado, por lo que se advierte que es-
tán planteando una pretensión de carácter pecuniario y no una de naturaleza
estrictamente constitucional.
C. En consecuencia, de los términos expuestos por los abogados del pre-
tensor en su demanda, se advierte que no se está en presencia de un agravio
actual en la esfera jurídica del peticionario, puesto que la resolución que pre-
suntamente vulneró los derechos fundamentales de aquel fue emitida por el
Director General de la PNC el 28-III-2001, de lo cual no se infiere la existencia de
un perjuicio actual respecto de los efectos negativos que las actuaciones impug-
nadas le han causado y, consecuentemente, el elemento material del agravio
que aparentemente se le ha ocasionado ha perdido vigencia. Además, que se
ha evidenciado que el propósito de su demanda es obtener una indemnización
y no el restablecimiento del derecho fundamental presuntamente vulnerado.
3. En definitiva, con arreglo a las circunstancias expuestas, se concluye que
este Tribunal se encuentra imposibilitado para controlar la constitucionalidad
de las actuaciones cuestionadas, debido a que no se observa actualidad en el
agravio respecto de la esfera jurídica del peticionario con relación a los actos
reclamados. Así como también, debido a que su pretensión va encaminada a
la satisfacción de un interés pecuniario, lo cual no es el objetivo que persigue
el proceso constitucional de amparo. De esta forma, es pertinente declarar la
improcedencia de la demanda de amparo, por concurrir un defecto en la pre-
tensión que habilita la terminación anormal del proceso.
Por tanto, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 13 de la Ley de
Procedimientos Constitucionales, esta Sala RESUELVE:
1. Declárese improcedente la demanda de amparo firmada por los abogados
Julio César Federico y Laura Cristina Preza Quezada o Laura Cristina Preza
de Calles, en su calidad de apoderados generales judiciales con cláusula
especial del señor M. R. L., contra actuaciones del Director e Inspector Ge-
neral de la PNC y del Tribunal de Apelaciones del Ministerio de Seguridad
Pública y Justicia, en virtud de que existe ausencia de agravio actual, ya
que la parte actora no promovió el amparo durante un lapso prolongado
(catorce años y ocho meses), aspecto que desvirtuaría la actualidad de la
afectación padecida como consecuencia de la decisión de la autoridad de-
mandada. Así como también por advertirse que su pretensión se limita a
la satisfacción de un interés pecuniario de obtener una indemnización por
el presunto agravio constitucional ocasionado por los actos reclamados,
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Por otra parte, indican que su poderdante estaba contratado bajo el régi-
men laboral de Ley de Salarios y que “... a pesar de ello, no se le siguió un juicio
imparcial en el que pudiera hacer uso de su derecho de audiencia y manifestar
su defensa de acuerdo a la Ley Reguladora de la Garantía de Audiencia de los
Empleados Públicos no comprendidos en la Carrera Administrativa...”.
Por lo antes expuesto, los abogados del peticionario cuestionan la consti-
tucionalidad de las siguientes actuaciones: a) la resolución emitida el 19-I-2001
por el Director General de la PNC, mediante la cual se impuso la sanción de
remoción de la institución policial; b) el visto bueno dado por el Inspector Ge-
neral de la PNC, por medio del cual se ordenó su retiro de la institución policial;
y c) la decisión pronunciada el 15–V-2001 por el Tribunal de Apelaciones del
Ministerio de Seguridad Pública y Justicia, en la cual se confirmó la aludida de-
cisión del Director de la PNC.
Dichos actos –a su juicio– le infringieron a su mandante los derechos de
audiencia, defensa, estabilidad laboral y al ejercicio de la carrera policial y la “...
violación a la categoría jurídica de la prohibición de doble juzgamiento, y a la
seguridad jurídica consagrados en la normativa constitucional...”.
II. Determinados los argumentos expresados por los abogados de la parte
pretensora corresponde en este apartado exponer los fundamentos jurídicos
de la resolución que se proveerá.
1. Tal como se sostuvo en la resolución del 27-I-2009, pronunciada en el
Amp. 795-2006, este proceso constitucional persigue que se imparta a la per-
sona la protección jurisdiccional contra cualquier acto de autoridad que estime
inconstitucional y que, específicamente, vulnere u obstaculice el ejercicio de los
derechos constitucionales consagrados a su favor.
En ese sentido, para la procedencia de la pretensión de amparo en la etapa
inicial del proceso, es necesario –entre otros requisitos– que el sujeto activo se
autoatribuya alteraciones difusas o concretas en su esfera jurídica derivadas
de los efectos de la existencia de una presunta acción u omisión –lo que en
términos generales de la jurisprudencia constitucional se ha denominado sim-
plemente agravio–. Dicho agravio tiene como requisitos que se produzca con
relación a normas o preceptos de rango constitucional –elemento jurídico– y
que genere una afectación difusa o concreta en la esfera jurídica de la persona
justiciable –elemento material–.
Desde esta perspectiva, se ha afirmado que hay ausencia de agravio cons-
titucional cuando el acto u omisión alegado es inexistente o cuando, no obs-
tante concurra una actuación u omisión por parte de la autoridad a quien se le
atribuye la responsabilidad, aquella ha sido legítima, es decir, se ha realizado
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dencia emitidos el 29-XI-2013 en los Amps. 593-2013 y 678-2013. Así, para que
un reclamo esté debidamente fundamentado debe indicarse cuál es el perjuicio
actual que sufre la parte actora en sus derechos fundamentales.
En efecto, de los términos expuestos en la demanda planteada, se observa
que la parte actora no promovió el amparo durante un lapso prolongado (ca-
torce años y siete meses), aspecto que desvirtuaría la actualidad de la afecta-
ción padecida como consecuencia de la decisión de la autoridad demandada.
B. Por otra parte, se advierte que los apoderados del pretensor solicitan
en su demanda que: “... se le paguen a [su] patrocinado, los salarios caídos no
percibidos del día [19-I-2001], hasta el [31-V-2015], haciendo un total de ciento
setenta y tres meses, es decir[,] [$95,530.60] dólares de los Estados Unidos de
América (...). [Así como también] se le pague indemnización por daños y perjui-
cios físicos, morales y patrimoniales, equivalentes a [60,000.00] (...) Se le pague
vacaciones, aguinaldos, bonos, y el régimen de disponibilidad (alimentación)
del año [2000] hasta el [24-VII-2015 y] gratificación especial de [$600.00]...”.
Asimismo, se observa de la documentación anexa que el peticionario ha
sido reincorporado a la institución policial, lo anterior, mediante el Acuerdo
PNC/DG/N° A-0881-07-2015 emitido el 24-VII-2015 por el Director General de
la PNC.
Al respecto de lo solicitado por los apoderados de la parte actora, se evi-
dencia con ello que su pretensión va dirigida no a impugnar una transgresión
de naturaleza constitucional y, en consecuencia el restablecimiento de sus de-
rechos sino la mera posibilidad de obtener una indemnización por el agravio
del que supuestamente ha sido objeto su representado, por lo que se advierte
que están planteando una pretensión de carácter pecuniario y no una de natu-
raleza estrictamente constitucional.
C. En consecuencia, de los términos expuestos por los abogados de la parte
pretensora en su demanda, se advierte que no se está en presencia de un agra-
vio actual en la esfera jurídica del señor R. A. C. H., puesto que la sentencia que
confirmó la decisión emitida en primera instancia fue emitida el 15-V-2001, de
lo cual no se infiere la existencia de un perjuicio actual respecto de los efectos
negativos que las actuaciones impugnadas le han causado y, consecuentemen-
te, el elemento material del agravio que aparentemente se le ha ocasionado
ha perdido vigencia. Además, que se ha evidenciado que el propósito de su
demanda es obtener una indemnización y no el restablecimiento del derecho
fundamental presuntamente vulnerado.
3. En definitiva, con arreglo a las circunstancias expuestas, se concluye que
este Tribunal se encuentra imposibilitado para controlar la constitucionalidad
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actual en la esfera jurídica del peticionario, puesto que la resolución que pre-
suntamente vulneró los derechos fundamentales de aquel fue emitida por el
Director General de la PNC el 4-XII-2000, de lo cual no se infiere la existencia de
un perjuicio actual respecto de los efectos negativos que las actuaciones impug-
nadas le han causado y, consecuentemente, el elemento material del agravio
que aparentemente se le ha ocasionado ha perdido vigencia. Además, que se
ha evidenciado que el propósito de su demanda es obtener una indemnización
y no el restablecimiento del derecho fundamental presuntamente vulnerado.
3. En definitiva, con arreglo a las circunstancias expuestas, se concluye que
este Tribunal se encuentra imposibilitado para controlar la constitucionalidad
de las actuaciones cuestionadas, debido a que no se observa actualidad en el
agravio respecto de la esfera jurídica del peticionario con relación a los actos
reclamados. Así como también, debido a que su pretensión va encaminada a
la satisfacción de un interés pecuniario, lo cual no es el objetivo que persigue
el proceso constitucional de amparo. De esta forma, es pertinente declarar la
improcedencia de la demanda de amparo, por concurrir un defecto en la pre-
tensión que habilita la terminación anormal del proceso.
Por tanto, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 13 de la Ley de
Procedimientos Constitucionales, esta Sala RESUELVE:
1. Declárese improcedente la demanda de amparo firmada por los abogados
Julio César Federico y Laura Cristina Preza Quezada o Laura Cristina Preza
de Calles, en su calidad de apoderados generales judiciales con cláusula
especial del señor J. E. Q. P., contra actuaciones del Director e Inspector
General de la PNC y del Tribunal de Apelaciones del Ministerio de Seguri-
dad Pública y Justicia, en virtud de que existe ausencia de agravio actual, ya
que la parte actora no promovió el amparo durante un lapso prolongado
(quince años), aspecto que desvirtuaría la actualidad de la afectación pa-
decida como consecuencia de la decisión de la autoridad demandada. Así
como también por advertirse que su pretensión se limita a la satisfacción
de un interés pecuniario de obtener una indemnización por el presunto
agravio constitucional ocasionado por los actos reclamados, cuando –todo
indica que al cumplir con los requisitos correspondientes– el peticionario ya
ha sido reincorporado a la PNC.
2. Tome nota la Secretaría de este Tribunal del lugar y medio técnico señalado
por los abogados de la parte actora para oír notificaciones.
3. Notifíquese.
F. MELENDEZ. ---J. B. JAIME. ---E. S. BLANCO R.---R. E. GONZALEZ.---PRO-
NUNCIADO POR LOS SEÑORES MAGISTRADOS QUE LO SUSCRIBEN.---E. SOCO-
RRO C.---SRIA.---RUBRICADAS.
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peticionario, este debe ser actual, tal como se acotó en los autos de improce-
dencia emitidos el 29-XI-2013 en los Amps. 593-2013 y 678-2013. Así, para que
un reclamo esté debidamente fundamentado debe indicarse cuál es el perjuicio
actual que sufre la parte actora en sus derechos fundamentales.
En efecto, de los términos expuestos en la demanda planteada, se observa
que la parte actora no promovió el amparo durante un lapso prolongado (ca-
torce años y diez meses), aspecto que desvirtuaría la actualidad de la afecta-
ción padecida como consecuencia de la decisión de la autoridad demandada.
B. Por otra parte, se advierte que los apoderados del pretensor solicitan
en su demanda que: “... se le paguen a [su] patrocinado, los salarios caídos no
percibidos del día [7-XII-2000] (sic), hasta el [9-VIII-2015], haciendo un total de
ciento ochenta meses, es decir[,] [$80,046.80] dólares de los Estados Unidos de
América (...). [Así como también] se le pague indemnización por daños y per-
juicios físicos, morales y patrimoniales, equivalentes a [$60,000.00]...”. (...) Se le
pague vacaciones, aguinaldos, bonos, y el régimen de disponibilidad (alimenta-
ción) del año [2000] hasta el [24-VII-2015 y] gratificación especial de [$600.00].
De igual manera, se observa de la documentación anexa que el peticionario
ha aprobado el “Curso de Actualización y reforzamiento para Aspirantes a Re-
ingresar a la Policía Nacional Civil” que fue impartido por la Academia Nacional
de Seguridad Pública –entre los días 10-VIII al 11-IX-2015– a efecto de lograr
con ello ser reincorporado a la institución policial. Así, además, los apoderados
indican que su mandante “... una vez finaliz[ó] con [dicho curso]; le regresaron
(sic) el cargo de Agente de la Policía Nacional Civil y lo desplegaron en campo
a fungir como policía...”.
Al respecto de lo solicitado por los apoderados de la parte pretensora, se
advierte que su pretensión va dirigida no a impugnar una transgresión de na-
turaleza constitucional y, en consecuencia el restablecimiento de sus derechos
sino la mera posibilidad de obtener una indemnización por el agravio del que
supuestamente ha sido objeto su representado, por lo que se advierte que es-
tán planteando una pretensión de carácter pecuniario y no una de naturaleza
estrictamente constitucional.
C. En consecuencia, de los términos expuestos por los abogados de la parte
actora en su demanda, se advierte que no se está en presencia de un agravio
actual en la esfera jurídica del peticionario, puesto que el Acuerdo que presun-
tamente vulneró los derechos fundamentales de aquel fue emitida por el Di-
rector General de la PNC el 6-II-2001, de lo cual no se infiere la existencia de un
perjuicio actual respecto de los efectos negativos que las actuaciones impug-
nadas le han causado y, consecuentemente, el elemento material del agravio
que aparentemente se le ha ocasionado ha perdido vigencia. Además, que se
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viado no es su titular, ya que sin serlo no puede haber ningún acto de autori-
dad que lo transgreda.
En consecuencia, la falta de titularidad efectiva del derecho fundamental
que se aduce vulnerado impide entrar a conocer el fondo del asunto, esto es, a
examinar si la declaración subjetiva hecha por el demandante es cierta o no en
cuanto a la infracción constitucional alegada, obligando así a rechazar ab initio
la demanda formulada mediante la figura de la improcedencia.
2. Ahora bien, respecto al derecho a la estabilidad laboral, la jurisprudencia
de esta Sala –verbigracia la sentencia emitida en el Amp. 1036-2007 el día 5-III-
2010– ha sostenido que este implica la facultad de conservar un trabajo o em-
pleo y que es insoslayablemente relativo, pues el empleado no tiene derecho
a una completa inamovilidad, ya que es necesario que concurran los factores
siguientes: i) que subsista el puesto de trabajo; ii) que el empleado no pierda su
capacidad física o mental para desempeñar el cargo; iii) que las labores se desa-
rrollen con eficiencia; iv) que subsista la institución para la cual presta servicio;
y v) que el puesto no sea de aquellos cuyo desempeño requiera de confianza,
ya sea personal o política.
En estrecha relación con lo anterior, en la sentencia emitida por este Tribu-
nal en el Amp. 426-2009 el día 29-VII-2011 se estableció que los cargos de con-
fianza pueden caracterizarse como aquellos desempeñados por funcionarios o
empleados públicos que llevan a cabo actividades vinculadas directamente con
los objetivos y fines de dirección o alta gerencia de una determinada institu-
ción –gozando de un alto grado de libertad en la toma de decisiones– y/o que
prestan un servicio personal y directo al titular de la entidad.
Además, en dicha sentencia, se concluyó que para determinar si un cargo
en particular es de confianza, independientemente de su denominación, se de-
berá analizar de manera integral, y atendiendo a las circunstancias fácticas de
cada caso concreto, si en el concurren todas o la mayoría de las características
siguientes: i) que se trate de un cargo de alto nivel; ii) que se trate de un cargo
con un grado mínimo de subordinación al titular; y iii) que se trate de un cargo
con una vinculación directa con el titular de la institución.
III. Con el objeto de trasladar las anteriores nociones al caso concreto, se
efectúan las consideraciones siguientes:
1. El abogado del interesado dirige el presente reclamo contra el Acuerdo
número 2 del Acta número 18 de fecha 4-V-2015 emitido por el Concejo Muni-
cipal de Agua Caliente, departamento de Chalatenango, en el que se acordó
despedirlo de su cargo de Secretario Municipal por no gozar de la confianza
del referido Concejo.
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4. Notifíquese.
A. PINEDA.---F. MELENDEZ.---J. B. JAIME.---E. S. BLANCO R.---PRONUNCIA-
DO POR LOS SEÑORES MAGISTRADOS QUE LO SUSCRIBEN.---E. SOCORRO C.---
SRIA.---RUBRICADAS.
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dictar la sentencia de fondo, vicio que puede ser advertido por el mismo tribu-
nal o alegado por las partes.
Por otra parte, se observa que a través de dicha institución la alegación
como defensa procesal de la existencia paralela de más de un proceso sobre
el mismo reclamo o conflicto entre las mismas partes, se persigue en esencia
evitar que pretensiones idénticas se traten en distintos procesos, ya que en
tal caso, es contingente el pronunciamiento de sentencias contradictorias que
quebranten la cosa juzgada.
3. Ahora bien, dada la perfecta identidad que supone la litispendencia en-
tre los elementos estructurales -objetivos, subjetivos y causales- de las preten-
siones que se encuentran siendo tramitadas en diferentes procesos, carece de
lógica jurídica proceder a la acumulación de los mismos, no obstante la pre-
visión legal al respecto. Ya que resulta más atinado que predomine la figura
procesal de la litis pendencia, con la consecuente paralización o finalización
definitiva del proceso que se ha promovido con posterioridad, o a través de la
declaratoria de improcedencia, si se determina liminarmente; puesto que no
existen elementos nuevos que puedan incorporarse mediante la acumulación
de los procesos ni se producen efectos negativos en las esferas jurídicas de las
partes por prescindir de la reunión procesal mencionada.
III. 1.Trasladando las anteriores nociones al caso concreto, se observa que,
en el presente proceso se cuestiona la constitucionalidad del artículo 12 de la
LIAESA, creada mediante el D.L. número 551 del 22-XII-2010, publicado en el
D.O. número 241, Tomo 389 del 23-XII-2010, por medio del cual se establece un
impuesto cuyo monto se obtiene del activo imponible de las empresas.
2. A. Ahora bien, se advierte que el abogado Samour Amaya, en calidad de
apoderado de la sociedad Almacenes Simán, S.A. de C.V., previamente presen-
tó una demanda de amparo, a la cual se le asignó la referencia 794-2014, cuya
pretensión estaba dirigida contra la Asamblea Legislativa por haber emitido la
disposición antes citada.
Dicha demanda fue admitida mediante resolución de fecha 30-I-2015, la
cual se circunscribió al control de constitucionalidad de la disposición mencio-
nada, en virtud que –según lo argumentado por la parte actora– el referido
artículo vulneraba el derecho de propiedad por inobservancia al principio de
capacidad económica de la sociedad peticionaria, puesto que el activo del con-
tribuyente constituía la base imponible del impuesto impugnado, lo cual no
reflejaba una real capacidad económica o contributiva del sujeto pasivo de la
obligación tributaria.
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IV. Por otra parte, se advierte que el abogado Samour Amaya incurre en
una deficiencia procesal que impide verificar la calidad en que dice actuar
en el presente proceso, pues no anexó la copia certificada del poder general
judicial que menciona en su demanda y con el que pretende acreditar su
personería.
No obstante que la presentación del poder constituye un requisito indis-
pensable para acreditar la calidad con la que se dice actuar en representación
de otro –art. 68 y 69 Código Procesal Civil y Mercantil–, se advierte que en el
proceso de amparo con referencia 794-2014, el abogado Samour Amaya pre-
sentó el poder general judicial que lo acredita como apoderado de la sociedad
Almacenes Simán, S.A. de C.V.
En virtud de la paridad señalada entre el Amp. 794-2014 y el presente pro-
ceso, se constata que el referido abogado es –en efecto– apoderado de la ci-
tada sociedad.
Por tanto, con base en las consideraciones precedentes, esta Sala RESUELVE:
1. Declárese improcedente la demanda de amparo firmada por el abogado
Luis Enrique Alberto Samour Amaya, en su calidad de apoderado de la
sociedad Almacenes Simán, S.A. de C.V., en virtud de existir litis pendencia
respecto a otro proceso de amparo incoado por la misma sociedad preten-
sora.
2. Tome nota la Secretaría de esta Sala del lugar, medio técnico y personas
comisionadas indicado por el apoderado de la parte actora, para recibir los
actos procesales de comunicación.
3. Notifíquese.
A. PINEDA.---F. MELENDEZ.---J. B. JAIME.---E. S. BLANCO R.---PRONUNCIA-
DO POR LOS SEÑORES MAGISTRADOS QUE LO SUSCRIBEN.---E. SOCORRO C.---
SRIA.---RUBRICADAS.
495-2015
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I. Este Tribunal previno al señor C. J. que señalara: i) si hizo uso del pro-
cedimiento establecido en el art. 17 del Código Procesal Penal (C.Pr.Pn) con
el objeto de que se iniciara la persecución penal o, en caso que la referida
institución prescindiera de dicha acción, si se había solicitado la conversión de
la acción pública en privada para su respectiva tramitación; ii) los motivos por
los que atribuía la no judicialización de la investigación fiscal ref. 00224-UD-
HO-2013-SS directamente al Fiscal General de la República, pues se advirtió
que dicha investigación se encontraba en la Unidad Especializada Antipandi-
llas y Delitos de Homicidio con sede en la ciudad de San Salvador; iii) si había
solicitado al fiscal del caso o al Jefe de la referida Unidad Especializada la
judicialización de la investigación por el posible delito de homicidio agravado
en perjuicio de su esposa, debiendo en caso afirmativo, manifestar si alguna
autoridad de esa Unidad contestó su petición y cuál fue el resultado de su
solicitud; iv) en caso contrario, tenía que precisar si también encaminaba su
demanda contra la referida autoridad fiscal y los motivos de vulneración en
los que sustentaba su reclamo, así como la fecha exacta en la que se realizó
esa solicitud; v) si existían derechos más específicos con relación a la seguridad
jurídica que consideraba lesionados con las omisiones contra las que finalmen-
te reclamara; vi) cuáles eran los motivos por los que estimaba que su derecho
de acceso a la jurisdicción había sido vulnerado con la presunta omisión de
judicialización de la investigación seguida por el delito de homicidio agravado
en perjuicio de su esposa; vii) si a la fecha la Fiscalía General de la República
había judicializado la investigación ref. 00224-UDHO-2013-SS y además, en su
caso, tenía que detallar cuál era el estado actual del proceso judicial; en el
supuesto contrario, debía expresar cuál era el estado en que se encontraban
las referidas diligencias de investigación; y viii) si a la fecha de evacuación de
la presente prevención, se había dado respuesta a las solicitudes presentadas
ante las autoridades a las que pretende demandar en el presente proceso de
amparo y, en ese caso, cuál fue el contenido de dicha contestación y la fecha
en que se efectuó.
II. A fin de evacuar las citadas prevenciones, el señor C. J. indica que no hizo
uso del mecanismo establecido en el art. 17 C.Pr.Pn. Aclara que atribuye la no
judicialización del caso de su esposa al Fiscal General de la República debido a
que el 16-VIII-2013 le solicitó audiencia para informarle de posibles anomalías
e incongruencias suscitadas en la investigación del homicidio de su esposa y la
que se realizó el 9-XII-2013 “...dando por resultado esa reunión un compromiso
por parte de la FGR [de] resolver el caso a la brevedad posible...”, por lo que
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previo. Por otro lado, aclara que no hizo uso de ninguna vía judicial o medio
impugnativo para impugnar dicha decisión en sede ordinaria.
En otro orden, manifiesta que sí recibió dinero por parte de LaGeo en con-
cepto de indemnización por el tiempo laborado en dicha empresa.
III. Determinado lo anterior, es necesario exponer brevemente los funda-
mentos jurídicos en que se sustentará la presente decisión, específicamente
algunos aspectos referidos a los actos de autoridad y los requisitos que han de
cumplirse para su control constitucional cuando proceden de particulares.
Al respecto, en las interlocutorias pronunciadas en los Amp. 147-2005 y 255-
2005 los días 16-III-2005 y 3-V-2005, respectivamente, se ha señalado que el acto
de autoridad no es única y exclusivamente aquel emitido por personas físicas o
jurídicas que forman parte de los Órganos del Estado o que realizan actos por
delegación de estos, sino también aquellas acciones y omisiones producidas
por particulares que bajo ciertas condiciones limitan derechos constitucionales.
En ese mismo orden de ideas, se advierte que, tal como se indicó en la
sentencia emitida en el Amp. 934-2007 el día 4-III-2011, la jurisprudencia consti-
tucional ha superado aquella postura según la cual el proceso de amparo sólo
procede contra actos de autoridades formalmente consideradas. La interpre-
tación actual de la Ley de Procedimientos Constitucionales ha dotado de una
connotación material al “acto de autoridad”, en el entendido que el acto o la
omisión, contra el que se reclama es capaz de causar un agravio constitucional
independientemente del órgano o la persona que lo realiza.
De igual manera, en dicha sentencia se estableció que, siempre que se ve-
rifiquen las condiciones jurisprudenciales para la admisión de un amparo con-
tra particulares, los actos u omisiones, cuyo control de constitucionalidad se
podría procurar mediante un proceso de amparo, podrían devenir de: i) actos
derivados del ejercicio de derechos constitucionales, los cuales son actos que
se convierten en inconstitucionales a pesar de que, en principio, se efectúan
como resultado del ejercicio legítimo de un derecho fundamental; ii) actos nor-
mativos o normas privadas, es decir, las normas emitidas con fundamento en
potestad normativa privada; iii) actos sancionatorios, que son aquellas actua-
ciones emitidas con fundamento en la potestad privada para sancionar; y iv)
actos “administrativos” de autoridades privadas o particulares, los cuales son
actos que se sustentan en la potestad administrativa privada, es decir, actos
orientados al cumplimiento de las finalidades propias de personas jurídicas de
derecho privado y efectuados por los órganos de estas.
Ahora bien, las condiciones jurisprudenciales que determinan la proceden-
cia de un amparo contra particulares han sido plasmadas en la jurisprudencia
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citada, así como también en las interlocutorias pronunciadas en los Amp. 256-
2003 y 119-2003 los días 7-VII-2003 y 20-X-2003, respectivamente. Así, se han
establecido como requisitos que deben concurrir en el acto emitido por un
particular para ser revisable en este proceso constitucional: que el particular
responsable del acto se encuentre en una situación de supra a subordinación
respecto del demandante; que no se trate de una simple inconformidad con
el contenido del acto que se impugna; que se haya hecho uso de los recursos
que el ordenamiento jurídico prevé frente a actos de esa naturaleza y que estos
se hayan agotado plenamente, o bien que dichos mecanismos de protección
no existan o sean insuficientes para garantizar los derechos constitucionales
del afectado; y que el derecho constitucional cuya vulneración se invoca por
el demandante sea, por su naturaleza, exigible u oponible frente al particular
demandado en el proceso.
En ese sentido, se colige que el incumplimiento de tales requisitos inhibiría
a este Tribunal de analizar la cuestión sometida a su conocimiento, por la exis-
tencia de un vicio de la pretensión que imposibilita su juzgamiento.
IV. Con el objeto de trasladar las nociones esbozadas al caso concreto, se
efectúan las consideraciones siguientes:
1. De manera inicial, se observa que el peticionario dirige su reclamo contra
el Presidente de la Junta Directiva y representante de LaGeo, S.A. de C.V., pues
afirma que, la referida autoridad dio por terminado su relación laboral con la
citada empresa de manera arbitraria.
Lo anterior, debido a que, a su juicio, se ha cancelado injustificadamente
su contrato de trabajo, ya que dicha decisión se adoptó sin haberle seguido
un procedimiento en el que tuviera la oportunidad de intervenir y defenderse.
2. Una vez indicado lo anterior, corresponde analizar si el reclamo plantea-
do encaja en los presupuestos establecidos para que esta Sala examine un acto
emitido por un particular y por lo tanto sea considerado un acto de autoridad.
Así, de lo reseñado en la demanda, se advierte que en el presente proceso,
si bien existe aparentemente una relación de supra a subordinación entre el
señor A. V. y el Presidente de la Junta Directiva y representante de LaGeo, S.A
de C.V., al haber emitido el supuesto acto del despido del peticionario, no se
advierte que se cumplan las condiciones jurisprudenciales que determinan la
admisión de un amparo contra particulares, toda vez que se constata que, la
relación laboral entre el actor y LaGeo, S.A. de C.V. estaba regida por un con-
trato individual de trabajo, cuya vigencia era por tiempo indefinido y que se
encuentra regulado por las disposiciones del Código de Trabajo.
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718-2015
SALA DE LO CONSTITUCIONAL DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA:
San Salvador, a las nueve horas y veintiséis minutos del día diez de febrero de
dos mil dieciséis.
Analizada la demanda de amparo firmada por los abogados Julio César
Federico y Laura Cristina Preza Quezada o Laura Cristina Preza de Calles, en su
calidad de apoderados generales judiciales con cláusula especial del señor H. A.
C. M., junto con la documentación anexa, se efectúan las siguientes considera-
ciones:
I. En síntesis, los apoderados del peticionario manifiestan que su represen-
tado ingresó a laborar en la Policía Nacional Civil –en adelante PNC– el 14-XII-
1993 desempeñándose como Cabo. Posteriormente, argumentan que el 30-XII-
2000 la Dirección General de la PNC –con el visto bueno del Inspector General
de dicha institución policial– le notificó su remoción de la citada entidad. Así,
al ser notificado su mandante de la destitución, a pesar de no estar de acuerdo
con la misma “acató con responsabilidad dicha disposición”.
Lo anterior, fue efectuado con base en el “Régimen Especial para la remo-
ción de Miembros de la Policía Nacional que incurran en conductas irregula-
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perjuicio actual respecto de los efectos negativos que las actuaciones impug-
nadas le han causado y, consecuentemente, el elemento material del agravio
que aparentemente se le ha ocasionado ha perdido vigencia. Además, que
se ha evidenciado que el propósito de su demanda es obtener una indem-
nización y no el restablecimiento del derecho fundamental presuntamente
vulnerado.
3. En definitiva, con arreglo a las circunstancias expuestas, se concluye que
este Tribunal se encuentra imposibilitado para controlar la constitucionalidad
de las actuaciones cuestionadas, debido a que no se observa actualidad en el
agravio respecto de la esfera jurídica del peticionario con relación a los actos
reclamados. Así como, debido a que su pretensión va encaminada a la satisfac-
ción de un interés pecuniario, lo cual no es el objetivo que persigue el proceso
constitucional de amparo. De esta forma, es pertinente declarar la improce-
dencia de la demanda de amparo, por concurrir defectos en la pretensión que
habilitan la terminación anormal del proceso.
Por tanto, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 13 de la Ley de
Procedimientos Constitucionales, esta Sala RESUELVE:
1. Declárese improcedente la demanda de amparo firmada por los aboga-
dos Julio César Federico y Laura Cristina Preza Quezada o Laura Cristi-
na Preza de Calles, en su calidad de apoderados generales judiciales con
cláusula especial del señor H. A. C. M., contra actuaciones del Director y
del Inspector General de la PNC y del Tribunal de Apelaciones del Minis-
terio de Seguridad Pública y Justicia, en virtud de que existe ausencia de
agravio actual, ya que la parte actora no promovió el amparo durante un
lapso prolongado (catorce años y diez meses), aspecto que desvirtuaría la
actualidad de la afectación padecida como consecuencia de las decisiones
de las autoridades demandadas. Así como por advertirse que su preten-
sión se limita a la satisfacción de un interés pecuniario de obtener una
indemnización por el presunto agravio constitucional ocasionado por los
actos reclamados, no obstante que el peticionario ya ha sido reincorpora-
do a la PNC.
2. Tome nota la Secretaría de este Tribunal del lugar y medio técnico señalado
por los apoderados de la parte actora para oír notificaciones.
3. Notifíquese.
---A. PINEDA---F. MELENDEZ.---J. B. JAIME---E. S. BLANCO R.---PRONUNCIA-
DO POR LOS SEÑORES MAGISTRADOS QUE LO SUSCRIBEN.---E. SOCORRO C.---
SRIA.---RUBRICADAS.
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3. Notifíquese.
---F. MELENDEZ.---J. B. JAIME---E. S. BLANCO R.---PRONUNCIADO POR LOS
SEÑORES MAGISTRADOS QUE LO SUSCRIBEN.---E. SOCORRO C.---SRIA.---RUBRI-
CADAS.
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B. Por otra parte, se advierte que los apoderados del pretensor solicitan
en su demanda que: “... se le paguen a [su] patrocinado, los salarios caídos no
percibidos del día [1-III-2001], hasta el [9-VIII-2015], haciendo un total de ciento
setenta y cuatro meses, es decir[,] [$73,909.98] dólares de los Estados Unidos
de América (...). [Así como] se le pague indemnización por daños y perjuicios
físicos, morales y patrimoniales, equivalentes a [$70,000.00]... (...) Se le pague
vacaciones, aguinaldos, bonos, y el régimen de disponibilidad (alimentación)
desde el [2001 hasta el 9-VIII-2015 y] la gratificación especial de [$600.00]...”.
De igual manera, se observa que los apoderados del peticionario señalan
que su representado aprobó el “Curso de Actualización y reforzamiento para
Aspirantes a Reingresar a la Policía Nacional Civil” que fue impartido por la
Academia Nacional de Seguridad Pública –entre los días 10-VIII-2015 al 11-IX-
2015– y que su mandante “... una vez finaliz[ó] con [dicho curso]; le regresaron
(sic) el cargo de Agente de la Policía Nacional Civil y lo desplegaron en campo a
fungir como policía...”. Lo anterior, con base en el Acuerdo referencia PNC/DG/
N° A-1107-10-2015 emitido por el Director General de la PNC.
Al respecto, se evidencia con ello que su pretensión va dirigida no a im-
pugnar una transgresión de naturaleza constitucional y, en consecuencia, al
restablecimiento de sus derechos sino a plantear la mera posibilidad de obte-
ner una indemnización por el agravio del que supuestamente ha sido objeto su
representado, por lo que se advierte que están formulando una pretensión de
carácter pecuniario y no una de naturaleza estrictamente constitucional.
C. En consecuencia, de los términos expuestos por los apoderados del pre-
tensor en su demanda, se advierte que no se está en presencia de un agravio
actual en la esfera jurídica del señor R. N. B. C., puesto que la resolución que
presuntamente vulneró sus derechos fundamentales fue emitida por el Direc-
tor General de la PNC el 1-III-2001, de lo cual no se infiere la existencia de un
perjuicio actual respecto de los efectos negativos que las actuaciones impug-
nadas le han causado y, consecuentemente, el elemento material del agravio
que aparentemente se le ha ocasionado ha perdido vigencia. Además, que se
ha evidenciado que el propósito de su demanda es obtener una indemnización
y no el restablecimiento del derecho fundamental presuntamente vulnerado.
3. En definitiva, con arreglo a las circunstancias expuestas, se concluye que
este Tribunal se encuentra imposibilitado para controlar la constitucionalidad
de las actuaciones cuestionadas, debido a que no se observa actualidad en el
agravio respecto de la esfera jurídica del peticionario con relación a los actos
reclamados. Así como, debido a que su pretensión va encaminada a la satisfac-
ción de un interés pecuniario, lo cual no es el objetivo que persigue el proceso
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actual en la esfera jurídica del señor W. B. G. A., puesto que el Acuerdo que
presuntamente vulneró sus derechos fundamentales fue emitido por el Direc-
tor. General de la PNC el 9-I-2001, de lo cual no se infiere la existencia de un
perjuicio actual respecto de los efectos negativos que las actuaciones impug-
nadas le han causado y, consecuentemente, el elemento material del agravio
que aparentemente se le ha ocasionado ha perdido vigencia. Además, que se
ha evidenciado que el propósito de su demanda es obtener una indemnización
y no el restablecimiento del derecho fundamental presuntamente vulnerado.
3. En definitiva, con arreglo a las circunstancias expuestas, se concluye que
este Tribunal se encuentra imposibilitado para controlar la constitucionalidad
de las actuaciones cuestionadas, debido a que no se observa actualidad en el
agravio respecto de la esfera jurídica del peticionario con relación a los actos
reclamados. Así como también, debido a que su pretensión va encaminada a
la satisfacción de un interés pecuniario, lo cual no es el objetivo que persigue el
proceso constitucional de amparo. De esta forma, es pertinente declarar la im-
procedencia de la demanda de amparo, por concurrir defectos en la pretensión
que habilitan la terminación anormal del proceso.
Por tanto, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 13 de la Ley de
Procedimientos Constitucionales, esta Sala RESUELVE:
1. Declárese improcedente la demanda de amparo firmada por los abogados
Julio César Federico y Laura Cristina Preza Quezada o Laura Cristina Preza
de Calles, en su calidad de apoderados generales judiciales con cláusula es-
pecial del señor W. B. G. A., contra actuaciones del Director y del Inspector
General de la PNC y del Tribunal de Apelaciones del Ministerio de Seguri-
dad Pública y Justicia, en virtud de que existe ausencia de agravio actual, ya
que la parte actora no promovió el amparo durante un lapso prolongado
(casi quince años), aspecto que desvirtuaría la actualidad de la afectación
padecida como consecuencia de las decisiones de las autoridades deman-
dadas. Así como por advertirse que su pretensión se limita a la satisfacción
de un interés pecuniario de obtener una indemnización por el presunto
agravio constitucional ocasionado por los actos reclamados, no obstante
que el peticionario ya ha sido reincorporado a la PNC.
2. Tome nota la Secretaría de este Tribunal del lugar y medio técnico señalado
por los apoderados de la parte actora para oír notificaciones.
3. Notifíquese.
---A. PINEDA---F. MELENDEZ.---J. B. JAIME---E. S. BLANCO R.---PRONUNCIA-
DO POR LOS SEÑORES MAGISTRADOS QUE LO SUSCRIBEN.---E. SOCORRO C.---
SRIA.---RUBRICADAS.
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3. Por otra parte se advierte que los abogados del peticionario indican que
su mandante se enteró extemporáneamente que la Asamblea Legislativa había
emitido el 28-X-2014 el Decreto Legislativo N° 813 mediante el cual se habilita-
ba la reincorporación de los ex miembros de la PNC que fueron removidos bajo
el mencionado “Régimen Especial para la remoción de Miembros de la Policía
Nacional que incurran en conductas irregulares”.
Por lo anterior, dichos apoderados solicitaron que esta Sala: “... ordene su
inmediato reinstalo a la corporación policial y en consecuencia [que su] repre-
sentado sea mandado al curso de actualización y reforzamiento a la Academia
Nacional de Seguridad Pública, para que le regresen al cargo de Colaborador
Administrativo II de la [PNC] y lo desplacen al campo a fungir como administra-
tivo en la policía...”.
Al respecto, resulta pertinente señalar que esta Sala ha establecido –v.gr.
el auto pronunciado el día 27-X-2010 en el Amp. 408-2010– que, en principio,
la jurisdicción constitucional carece de competencia material para efectuar el
análisis relativo a la interpretación y aplicación que las autoridades judiciales o
administrativas desarrollen con relación a los enunciados legales que rigen los
trámites cuyo conocimiento les corresponde.
En consecuencia, este Tribunal no está habilitado para revisar si existieron
causas que imposibilitaron la presentación en tiempo de la solicitud de rein-
greso a la institución policial y tampoco para ordenar que sea reinstalado en el
cargo que ostentaba previo a su destitución de conformidad con la normativa
infraconstitucional pertinente, pues ello implicaría la irrupción de competen-
cias que, en exclusiva, han sido atribuidas y debe realizarse por los autoridades
policiales correspondientes.
4. En definitiva, con arreglo a las circunstancias expuestas, se concluye
que este Tribunal se encuentra imposibilitado para controlar la constitucio-
nalidad de las actuaciones cuestionadas, debido a que no se observa actuali-
dad en el agravio respecto de la esfera jurídica del peticionario con relación
a los actos reclamados. Así como, debido a que su pretensión va encaminada
a la satisfacción de un interés pecuniario, lo cual no es el objetivo que per-
sigue el proceso constitucional de amparo. Finalmente porque a esta Sala
no le compete revisar si se reunían los requisitos para el ingreso del actor
a la PNC, con base en la normativa infraconstitucional pertinente. De esta
forma, es pertinente declarar la improcedencia de la demanda de amparo,
por concurrir defectos en la pretensión que habilitan la terminación anormal
del proceso.
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dose por el primero cualquier daño, lesión, afectación o perjuicio definitivo que
la persona sufra en forma personal y directa; y por el segundo –el elemento
jurídico–, que el daño sea causado o producido en ocasión o mediante la real
violación de derechos constitucionales atribuida a alguna autoridad o, inclusi-
ve, a un particular.
Ahora bien, habrá casos en que la pretensión de la parte actora no incluya
los anteriores elementos –entiéndase por falta de agravio–; dicha ausencia, en
primer lugar, puede provenir de la inexistencia de un acto u omisión, ya que
sólo de modo inverso pueden deducirse efectos concretos que posibiliten la
concurrencia de un agravio; y en segundo lugar, puede ocurrir que no obstante
la existencia real de una actuación u omisión, por la misma naturaleza de sus
efectos, el sujeto activo de la pretensión no sufra perjuicio de trascendencia
constitucional, directo ni reflejo, actual ni futuro, como por ejemplo en los ca-
sos en que los efectos del acto reclamado no constituyen aspectos propios del
marco constitucional.
En efecto, para dar trámite a un proceso como el presente, es imprescindi-
ble que la omisión o el acto impugnado genere en la esfera jurídica de la parte
demandante un agravio o perjuicio definitivo e irreparable de trascendencia
constitucional, pues de lo contrario resultaría infructuosa y contraproducente
la sustanciación de un proceso cuya pretensión carezca de uno de los elemen-
tos esenciales para su adecuada configuración.
III. Trasladando las anteriores nociones al caso en estudio, se advierte que
el apoderado del actor manifiesta que demanda al Ministro de Economía y al
Director del CENADE, pues afirma que al verificar el listado de personas que
debían presentar a laborar el 4-I-2016, el nombre de su mandante no figuraba
en el mismo, sin que se le brindaran explicaciones sobre los motivos que funda-
mentaban dicha decisión.
Ahora bien, el abogado del pretensor afirma que este se encontraba vin-
culado laboralmente en virtud de un contrato por servicios profesionales “...
descontándole únicamente de su salario el diez por ciento de la renta...”; asi-
mismo, en el Reglamento Interno del Ministerio de Economía, específicamente,
en el art. 22 se regulan las atribuciones de CENADE, las cuales son: a) levantar
el registro de potenciales beneficiarios del subsidio de gas licuado del petróleo
(GLP), poniendo en marcha distintas estrategias para la conformación de la
base de datos que permita conocer las características socioeconómicas de los
hogares, así como su estructura de consumo en materia de energía eléctrica; b)
registrar, documentar, analizar y acreditar a los potenciales negocios de subsis-
tencia y otras entidades que soliciten su incorporación para gozar de beneficio
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se han revisado los archivos de esta sección constatando que el señor Agente
ONI [...] W. V. P. D., no registra antecedentes disciplinarios por faltas graves o
muy graves a la fecha...” [mayúsculas suprimidas].
Por otra parte, indican que su representado estaba contratado bajo el régi-
men laboral de Ley de Salarios y que “... a pesar de ello, no se le siguió un juicio
imparcial en el que pudiera hacer uso de su derecho de audiencia y manifestar
su defensa de acuerdo a la Ley Reguladora de la Garantía de Audiencia de los
Empleados Públicos no comprendidos en la Carrera Administrativa...”.
Por lo antes expuesto, los abogados del peticionario cuestionan la constitu-
cionalidad de las siguientes actuaciones: a) la resolución pronunciada el 22-XII-
2000 por el Director General de la PNC, mediante la cual se le impuso la sanción
de remoción de la institución policial; b) el visto bueno dado por el Inspector
General de la PNC, por medio del cual se avaló su destitución de la institución
policial; y c) la decisión pronunciada el 21-XII-2001 por el Tribunal de Apela-
ciones del Ministerio de Seguridad Pública y Justicia, en la cual se confirmó la
aludida resolución.
Dichos actos –a su juicio– le infringieron a su mandante los derechos de
audiencia, defensa, estabilidad laboral y al ejercicio de la carrera policial y la “...
violación a la categoría jurídica de la prohibición de doble juzgamiento, y a la
seguridad jurídica consagrados en la normativa constitucional...”.
II. Determinados los argumentos expresados por los abogados de la parte
pretensora corresponde en este apartado exponer los fundamentos jurídicos
de la resolución que se proveerá.
1. Tal como se sostuvo en la resolución del 27-I-2009, pronunciada en el
Amp. 795-2006, este proceso constitucional persigue que se imparta a la per-
sona la protección jurisdiccional contra cualquier acto de autoridad que estime
inconstitucional y que, específicamente, vulnere u obstaculice el ejercicio de los
derechos constitucionales consagrados a su favor.
En ese sentido, para la procedencia de la pretensión de amparo en la etapa
inicial del proceso, es necesario –entre otros requisitos– que el sujeto activo se
autoatribuya alteraciones difusas o concretas en su esfera jurídica derivadas
de los efectos de la existencia de una presunta acción u omisión –lo que en
términos generales de la jurisprudencia constitucional se ha denominado sim-
plemente agravio–. Dicho agravio tiene como requisitos que se produzca con
relación a normas o preceptos de rango constitucional –elemento jurídico– y
que genere una afectación difusa o concreta en la esfera jurídica de la persona
justiciable –elemento material–.
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dejó sin efecto los nombramientos de determinado personal policial, entre los
que se encontraba el pretensor; el visto bueno dado por el Inspector General
de la PNC, por medio del cual se avaló la destitución; y la decisión pronunciada
–sin especificar la fecha de emisión– por el Tribunal de Apelaciones del Minis-
terio de Seguridad Pública y Justicia, en la cual se confirmó el aludido Acuerdo
del Director de la PNC.
Lo anterior, a pesar de que a su mandante únicamente le fueron comunica-
das las resoluciones pronunciadas en su contra, sin que se le otorgara presunta-
mente una oportunidad real de defensa.
Por lo antes señalado, los abogados de la parte actora estiman que dichos
actos le vulneraron a su mandante los derechos de audiencia, defensa, estabi-
lidad laboral y al ejercicio de la carrera policial y “... la violación a la categoría
jurídica de la prohibición de doble juzgamiento, y a la seguridad jurídica consa-
grados en la normativa constitucional...”.
2. A. Ahora bien, pese a los alegatos expuestos por los apoderados del pe-
ticionario se advierte que el Acuerdo N° 280 emitido el 19-XII-2000 por el Direc-
tor General de la PNC, mediante el cual se dejó sin efecto los nombramientos
de determinado personal policial fue confirmado –sin especificar la fecha de
emisión– por el Tribunal de Apelaciones del Ministerio de Seguridad Pública y
Justicia; mientras que la demanda de amparo fue presentada el día 11-XII-2015
en la Secretaría de este Tribunal, es decir, el amparo ha sido incoado casi quin-
ce años después de haberse pronunciado la resolución que el actor considera
vulneró sus derechos fundamentales.
Y es que, debido a la naturaleza jurídica del proceso de amparo, es nece-
sario que, además de que exista un agravio concreto en la esfera jurídica del
peticionario, este debe ser actual, tal como se acotó en los autos de improce-
dencia emitidos el 29-XI-2013 en los Amps. 593-2013 y 678-2013. Así, para que
un reclamo esté debidamente fundamentado debe indicarse cuál es el perjuicio
actual que sufre la parte actora en sus derechos fundamentales.
En efecto, de los términos expuestos en la demanda planteada, se observa
que la parte actora no promovió el amparo durante un lapso prolongado (casi
quince años), aspecto que desvirtuaría la actualidad de la afectación padecida
como consecuencia de las decisiones de las autoridades demandadas.
B. Por otra parte, se advierte que los apoderados del pretensor solicitan
en su demanda que: “... se le paguen a [su] patrocinado, los salarios caídos no
percibidos del día [5-XII-2000] (sic), hasta el [31-V-2015], haciendo un total de
ciento setenta y cuatro meses, es decir[,] [$120,474.12] dólares de los Estados
Unidos de América (...). [Así como] se le pague indemnización por daños y
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Por lo antes señalado, los abogados de la parte actora estiman que dichos
actos le vulneraron a su mandante los derechos de audiencia, defensa, estabi-
lidad laboral y al ejercicio de la carrera policial y “... la violación a la categoría
jurídica de la prohibición de doble juzgamiento, y a la seguridad jurídica consa-
grados en la normativa constitucional...”.
2. A. Ahora bien, pese a los alegatos expuestos por los apoderados del pe-
ticionario se advierte que el Acuerdo N° A-1173-11-2006 emitido el 23-X-2006
por el Director General de la PNC, mediante el cual se dejó sin efecto los nom-
bramientos de determinado personal policial, entre los que se encontraba el
pretensor fue confirmado –sin especificar la fecha de emisión– por el Tribunal
de Apelaciones del Ministerio de Seguridad Pública y Justicia; mientras que la
demanda de amparo fue presentada el día 11-XII-2015 en la Secretaría de este
Tribunal, es decir, el amparo ha sido incoado nueve años y un mes después de
haberse pronunciado el Acuerdo que el actor considera vulneró sus derechos
fundamentales.
Y es que, debido a la naturaleza jurídica del proceso de amparo, es nece-
sario que, además de que exista un agravio concreto en la esfera jurídica del
peticionario, este debe ser actual, tal como se acotó en los autos de improce-
dencia emitidos el 29-XI-2013 en los Amps. 593-2013 y 678-2013. Así, para que
un reclamo esté debidamente fundamentado debe indicarse cuál es el perjuicio
actual que sufre la parte actora en sus derechos fundamentales.
En efecto, de los términos expuestos en la demanda planteada, se obser-
va que la parte actora no promovió el amparo durante un lapso prolongado
(nueve años y un mes), aspecto que desvirtuaría la actualidad de la afectación
padecida como consecuencia de las decisiones de las autoridades demandadas.
B. Por otra parte, se advierte que los apoderados del pretensor solicitan
en su demanda que: “... se le paguen a [su] patrocinado, los salarios caídos no
percibidos del día [29-XII-2000] (sic), hasta el [31-V-2015], haciendo un total
de ciento setenta y tres meses, es decir[,] [$119,781.74] dólares de los Estados
Unidos de América (...). [Así como] se le pague indemnización por daños y
perjuicios físicos, morales y patrimoniales, equivalentes a [80,000.00]. (...) Se
le pague vacaciones, aguinaldos, bonos, y el régimen de disponibilidad (ali-
mentación) del año [2000] hasta el [24-VII-2015 y la] gratificación especial de
[$600.00] ...”.
De igual manera, se observa de la documentación anexa que el peticionario
ha aprobado el “Curso de Actualización y reforzamiento para Aspirantes a Re-
ingresar a la Policía Nacional Civil” que fue impartido por la Academia Nacional
de Seguridad Pública –entre los días 1-VI-2015 al 3-VII-2015– a efecto de lograr
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con ello ser reincorporado a la institución policial. Así, además, los apoderados
indican que su mandante “... una vez finaliz[ó] con [dicho curso]; le regresaron
(sic) el cargo de Agente de la Policía Nacional Civil y lo desplegaron en campo
a fungir como policía...”.
Al respecto de lo solicitado por los apoderados de la parte actora, se evi-
dencia que su pretensión va dirigida no a impugnar una transgresión de natu-
raleza constitucional y, en consecuencia el restablecimiento de sus derechos
sino la mera posibilidad de obtener una indemnización por el agravio del que
supuestamente ha sido objeto su representado, por lo que se advierte que es-
tán planteando una pretensión de carácter pecuniario y no una de naturaleza
estrictamente constitucional.
C. En consecuencia, de los términos expuestos por los abogados del pre-
tensor en su demanda, se advierte que no se está en presencia de un agravio
actual en la esfera jurídica del señor J. G. F. B., puesto que el Acuerdo que
presuntamente vulneró sus derechos fundamentales fue emitido por el Direc-
tor General de la PNC el 23-X-2006, de lo cual no se infiere la existencia de un
perjuicio actual respecto de los efectos negativos que las actuaciones impug-
nadas le han causado y, consecuentemente, el elemento material del agravio
que aparentemente se le ha ocasionado ha perdido vigencia. Además, que se
ha evidenciado que el propósito de su demanda es obtener una indemnización
y no el restablecimiento del derecho fundamental presuntamente vulnerado.
3. En definitiva, con arreglo a las circunstancias expuestas, se concluye que
este Tribunal se encuentra imposibilitado para controlar la constitucionalidad
de las actuaciones cuestionadas, debido a que no se observa actualidad en el
agravio respecto de la esfera jurídica del peticionario con relación a los actos
reclamados. Así como, debido a que su pretensión va encaminada a la satisfac-
ción de un interés pecuniario, lo cual no es el objetivo que persigue el proceso
constitucional de amparo. De esta forma, es pertinente declarar la improce-
dencia de la demanda de amparo, por concurrir un defecto en la pretensión
que habilita la terminación anormal del proceso.
Por tanto, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 13 de la Ley de
Procedimientos Constitucionales, esta Sala RESUELVE:
1. Declárese improcedente la demanda de amparo firmada por los abogados
Julio César Federico y Laura Cristina Preza Quezada o Laura Cristina Preza
de Calles, en su calidad de apoderados generales judiciales con cláusula
especial del señor J. G. F. B., contra actuaciones del Director e Inspector Ge-
neral de la PNC y del Tribunal de Apelaciones del Ministerio de Seguridad
Pública y Justicia, en virtud de que existe ausencia de agravio actual, ya que
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3. Tome nota la Secretaría de esta Sala del lugar indicado por los abogados de
la parte actora para oír notificaciones, así como de las personas comisiona-
das para tales efectos de conformidad al art. 180 C.Pr.C.M.
4. Notifíquese.
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que no se habían acatado algunas de ellas, por lo que se extendió una prórroga
que vencía el 12-VI-2014; pese a ello, el 29-V-2014 el Director del referido hospi-
tal emitió el acto reclamado manifestando que se habían incumplido algunas
cláusulas del contrato.
II. Delimitados los elementos que constituyen el relato de los hechos plan-
teados por la parte actora, conviene ahora exteriorizar brevemente los funda-
mentos jurídicos en que se sustentará la presente decisión, en concreto, referi-
dos a la pretensión de amparo y a los asuntos de mera legalidad.
Así pues, se ha sostenido en el auto de 27-X-2010, pronunciado en el Amp.
408-2010, que en este tipo de procesos las afirmaciones de hecho de la parte
actora deben en esencia justificar que el reclamo planteado posee trascenden-
cia constitucional, esto es, deben evidenciar la probable vulneración de dere-
chos fundamentales.
Por el contrario, si tales alegaciones se reducen al planteamiento de asun-
tos puramente judiciales o administrativos consistentes en la simple inconfor-
midad con las actuaciones o el contenido de las decisiones emitidas por las
autoridades dentro de sus respectivas competencias, la cuestión sometida al
conocimiento de este Tribunal constituye un asunto de mera legalidad, lo que
se traduce en un vicio de la pretensión que imposibilita su juzgamiento.
III. Establecido lo anterior, corresponde ahora evaluar la posibilidad de co-
nocer de las infracciones alegadas por el peticionario.
1. El abogado del actor dirige su reclamo contra el Director del Hospital
Nacional Rosales en virtud de haber emitido la resolución de fecha 29-V-2014,
mediante la cual dejó sin efecto el contrato de arrendamiento que se había
suscrito con el peticionario con el objeto de que se le permitiera instalar “un
comedor dentro de las instalaciones del hospital.” Como consecuencia de dicho
acto, considera que se habrían vulnerado los derechos establecidos en los arts.
1, 2, 11 y 14 de la Constitución.
En ese orden, señala que el 8-VII-2013 su mandante firmó un contrato de
arrendamiento con el Director del referido hospital con el objeto de poder ins-
talar su negocio de comida; sin embargo, aclara que dicho arrendamiento co-
menzó muchos años antes; asimismo, destaca que en el referido contrato se
establecía que este sería prorrogable. Finalmente, destaca que la autoridad
demandada dio por terminado el contrato bajo el argumento de que se habían
incumplido ciertas cláusulas del contrato, lo cual se debe a una auditoría que
se realizó la Corte de Cuentas de la República en la cual se determinaba que la
Dirección del Hospital no había realizado seguimiento y monitoreo al cumpli-
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4. Notifíquese.
E. S. BLANCO R.---R. E. GONZALEZ.---FCO. E. ORTIZ R.---C. ESCOLAN.---M. R.
Z.---PRONUNCIADO POR LOS SEÑORES MAGISTRADOS QUE LO SUSCRIBEN.---E.
SOCORRO C.---SRIA.---RUBRICADAS.
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nados a reparar o subsanar el acto o actos de autoridad contra los cuales re-
clama, pues caso contrario, la pretensión de amparo devendría improcedente.
No obstante lo relacionado en los párrafos precedentes, este Tribunal ha
establecido en sentencia pronunciada el día 9-XII-2009, emitida en el Amp. 18-
2004, que: “... la exigencia del agotamiento de recursos debe hacerse de ma-
nera razonable, atendiendo a su finalidad –permitir que las instancias judiciales
ordinarias o administrativas reparen la lesión al derecho fundamental en cues-
tión, según sus potestades legales y atendiendo a la regulación normativa de
los ‘respectivos procedimientos ’–...”.
A partir de tal afirmación, se dota de un contenido específico al presu-
puesto procesal regulado en el artículo 12 inciso 3° de la Ley de Procedimien-
tos Constitucionales –L.Pr.Cn.– y, en razón de ello, se colige que para exigir
el agotamiento de un recurso no basta sólo con determinar si el mismo es de
naturaleza ordinaria o extraordinaria, según las reglas establecidas en la legisla-
ción secundaria, sino, más bien, debe tomarse en consideración si aquél es –de
conformidad con su regulación específica y contexto de aplicación– una he-
rramienta idónea para reparar la violación constitucional aducida por la parte
agraviada, es decir, si la misma posibilita que la afectación alegada pueda ser
subsanada por esa vía de impugnación.
2. Relacionado con lo anterior, en la sentencia pronunciada el 8-VI-2015, en
el Amp. 661-2012, esta Sala concluyó que el proceso de nulidad de despido ha
sido configurado como un mecanismo para que el servidor público que haya
sido despedido sin tramitársele previamente el proceso regulado en el art. 55
de la Ley de Servicio Civil obtenga la tutela no jurisdiccional que le permita ejer-
cer la defensa de sus derechos y conservar su puesto de trabajo, siempre que
por la naturaleza de sus funciones el cargo desempeñado no sea de confianza
o eventual.
En efecto, el Tribunal de Servicio Civil es el competente para conocer de los
procesos de nulidad de despido y para determinar, observando los parámetros
que este Tribunal ha establecido en su jurisprudencia al precisar el contenido
del derecho a la estabilidad laboral reconocido en el art. 219 de la Cn., si el car-
go desempeñado por el servidor público despedido debe o no ser catalogado
como de confianza o eventual y, por tanto, si la persona que lo ejerce es o no
titular de dicho derecho.
Por consiguiente, a partir del referido fallo, el proceso de la nulidad de des-
pido regulado en la Ley de Servicio Civil debe considerarse una vía idónea para
subsanar eventuales lesiones de los derechos fundamentales de los servidores
públicos que hayan sido separados de sus cargos sin la tramitación del proce-
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cual aquel servidor público que sea despedido sin causa justificada o sin que se
le siga el procedimiento correspondiente, puede discutir la afectación que se
produce en su esfera jurídica como consecuencia de su separación del cargo.
4. Ahora bien, en este caso particular, se advierte que la peticionaria no uti-
lizó el recurso legalmente establecido en la Ley de Servicio Civil, pese a que, de
la lectura del relacionado artículo 61 se observa que, si dicha autoridad declara
la nulidad, ordenará en la misma resolución que el funcionario o empleado sea
restituido a su cargo o empleo y que se le cancelen los sueldos que ha dejado
de percibir, siempre que no pasen de tres meses; además, se establece el plazo
de tres días para que se cumpla dicha sentencia y se prevén los mecanismos co-
rrespondientes ante el incumplimiento de la resolución emitida por el Tribunal
de Servicio Civil.
De lo expuesto, se infiere que la interesada ha promovido el presente pro-
ceso de amparo sin haber agotado de manera previa y completa los mecanis-
mos que la normativa correspondiente le confiere.
5. En consecuencia, la nulidad del despido prevista en el artículo 61 de la
Ley de Servicio Civil se perfila como un medio impugnativo cuya exigibilidad
es indispensable para cumplir con lo preceptuado por el artículo 12 inciso 3°
de la Ley de Procedimientos Constitucionales; por ende, al no verificarse tal
circunstancia, es decir, el agotamiento del relacionado medio impugnativo, la
queja planteada no cumple con uno de los requisitos imprescindibles para la
eficaz configuración de la pretensión de amparo y que encuentra asidero en la
precitada disposición.
En atención a lo expuesto, es posible advertir en el presente caso la exis-
tencia de un defecto en la pretensión constitucional de amparo que impide el
conocimiento y decisión sobre el fondo del reclamo formulado, pues se ha omi-
tido agotar mecanismos específicos franqueados en la legislación ordinaria que
posibilitarían la discusión y posible subsanación de la vulneración constitucional
generada por la actuación que se impugna, siendo pertinente la terminación
anormal del presente amparo a través de la figura de la improcedencia.
Por tanto, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 12 inciso 3° de la
Ley de Procedimientos Constitucionales, esta Sala RESUELVE:
1. Declárese improcedente la demanda de amparo firmada por la señora
Telma Celia Elena H. M. contra actos del Ministro de Economía, por falta
de agotamiento de los recursos, en virtud de que el actor no promovió el
proceso de nulidad previsto en el art. 61 de la Ley de Servicio Civil, para
subsanar las presuntas afectaciones a sus derechos.
Lo anterior no impide que una vez agotados los recursos antes menciona-
dos, la interesada pueda nuevamente acudir a esta Sala.
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2. Tome nota la Secretaría de este Tribunal del lugar señalado por la deman-
dante para recibir los actos de comunicación procesal.
3. Notifíquese.
E. S. BLANCO R.---R. E. GONZALEZ---C. ESCOLAN---FCO. E. ORTIZ R.---M. R.
Z.---PRONUNCIADO POR LOS SEÑORES MAGISTRADOS QUE LO SUSCRIBEN---E.
SOCORRO C.---SRIA.---RUBRICADAS.
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Además, alega que la municipalidad cobra los tributos por cada torre y
antena sin importar si estas se encuentren instaladas en un inmueble de pro-
piedad púbica o privada, lo que significa que se grava la mera existencia y fun-
cionamiento de la infraestructura de telecomunicaciones en el municipio.
En razón de lo expuesto, el abogado Anaya Barraza sostiene en su deman-
da que tales disposiciones vulneran el derecho de propiedad –por infracción a
la reserva de ley en materia tributaria– de su poderdante.
2. No obstante, por medio del escrito presentado en la Secretaría de esta
Sala el día 8-I-2016, el apoderado de la sociedad actora manifiesta que con ins-
trucciones de su mandante pide se tenga por desistida la demanda de amparo
presentada.
II. Expuesto lo anterior, conviene ahora, para resolver adecuadamente el
caso en estudio, exteriorizar brevemente los fundamentos jurídicos de la pre-
sente resolución.
1. De acuerdo con lo afirmado en el auto de fecha 5-V-2009, pronunciado
en el Amp. 52-2009, un proceso excepcionalmente puede terminar de forma
anticipada, por la voluntad directa o indirecta de las partes. Precisamente, uno
de los supuestos en los que el proceso de amparo puede finalizar como con-
secuencia directa de la voluntad de los mencionados sujetos procesales es el
desistimiento.
Dicho instituto puede concebirse como la declaración unilateral de volun-
tad explicitada por el actor, por medio de la cual hace saber su intención de
abandonar, por una parte, el proceso pendiente por él iniciado y, por otra y
subsecuentemente, la situación jurídica procesal generada por la formulación
de la demanda. En tal virtud, algunas de las consecuencias procesales que se
originan por el desistimiento son las siguientes: (i) el proceso concluye; y (ii) no
es posible emitir un pronunciamiento de fondo.
2. Ligado con lo anterior, de acuerdo con lo afirmado en la jurisprudencia
constitucional –v. gr., los autos de 15-IV-2009, emitidos en los proceso de Amp.
944-2007 y 945-2007–, el desistimiento constituye una causal de sobreseimien-
to, tal como lo establece el art. 31 núm. 1 de la Ley de Procedimientos Cons-
titucionales, figura que únicamente puede tener lugar cuando el amparo se
encuentra en trámite, una vez que ha admitido la demanda respectiva.
3. No obstante, cabe aclarar que la pretensión de amparo es una declara-
ción de voluntad que, fundamentada en la amenaza, privación u obstaculiza-
ción de ejercicio o restricción de un derecho, se dirige ante esta Sala y frente
a autoridades públicas o particulares –debidamente individualizados–, con la
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hechos que se le atribuían al señor L., decidió suspenderlo a partir del 1-XI-2015
mientras se tramitaba el “Proceso Común de Autorización de Despido”.
Así, se colige que la suspensión antes señalada es una medida cautelar
adoptada como parte del procedimiento de despido -según el art. 72 de la
LCAM- y, en ese sentido, no se aplica el art. 70 del citado cuerpo normativo, en
el cual esta tiene un carácter punitivo o sancionatorio.
3. Por otra parte, a efecto de cumplir con lo prescrito en el art. 12 inc. 3° de
la L.Pr.Cn., resulta necesario exigir a la parte actora que, previo a la incoación
del proceso de amparo, haya alegado ante las autoridades competentes los
hechos en los que se sustenta la vulneración de derechos fundamentales que
arguye en su demanda. Con dicha exigencia se garantiza el carácter subsidiario
y extraordinario del proceso de amparo.
En definitiva, con ello, se otorga a las autoridades que conozcan de un
caso concreto y a aquellas ante quienes se interpongan los recursos que de-
ben agotarse previo a incoar la pretensión de amparo, una oportunidad real
de pronunciarse sobre la transgresión constitucional que se les atribuye y, en
su caso, de repararla de manera directa e inmediata. Además, se garantiza la
aplicación de los principios de veracidad, lealtad, buena fe y probidad procesal,
evitándose que las partes, a pesar de tener conocimiento de la infracción cons-
titucional y contar con la oportunidad procesal de hacerlo, omitan alegarla
en sede ordinaria, con el objetivo de conseguir, en el supuesto de que las de-
cisiones adoptadas en esa sede les sean desfavorables, la anulación de dichos
pronunciamientos por medio del amparo y, con ello, la dilación indebida del
proceso o procedimiento.
4. En ese sentido, previo a incoar una demanda de amparo, es necesario
que el demandante haya empleado todos los recursos que le franquean los
artículos 75, 78 y 79 de la LCAM, los cuales le permiten cumplir -por lo menos
de manera liminar- esta finalidad.
Según la LCAM, el trabajador que fuere despedido sin que se le siguiere el
procedimiento previo, interpondrá una demanda de nulidad de despido ante
el Juez de lo Laboral del municipio -artículo 75-. En caso de que la sentencia
resulte desfavorable, podrá plantear el recurso de revocatoria ante la misma
autoridad -artículo 78- y si esta también es adversa, podrá emplearse el recurso
de revisión, “... dentro de los tres días hábiles siguientes a la fecha de la notifi-
cación de la denegación del recurso de revocatoria...” -artículo 79-.
Ahora bien, de la lectura de la demanda y del escrito relacionado al inicio
de este proveído, se advierte que el señor L. no promovió el proceso de nulidad
de despido que provee la LCAM ni tampoco los respectivos recursos – revo-
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Ahora bien, se advierte que el acto reclamado –la resolución por medio
de la cual se decretó una medida cautelar a favor de la trabajadora– no es de
carácter definitivo, puesto que las medidas cautelares tienen un carácter tem-
poral e instrumental.
Así –según la sentencia de fecha 12-XI-2010, proveída en la Inc. 40-2009/41-
2009– las medidas cautelares envuelven la idea de prevención, que –a su vez–
equivale a precauciones y medidas que evitan un riesgo, puesto que la dimen-
sión temporal del proceso en algunas ocasiones genera la posibilidad de un fra-
caso, en su tramitación y en la eficacia de la sentencia que resultó estimatoria.
Además, es necesario tomar en consideración que, debido a la característi-
ca de la provisionalidad, su función concluye en cuanto se ha alcanzado el fin a
favor de la cual fueron dictadas o la situación fáctica que las sustenta ha dejado
de existir.
En otras palabras, estas tienen como finalidad impedir la realización de ac-
tos que, de alguna manera, obstaculicen o dificulten la efectiva satisfacción de
la pretensión y, por otra parte, para decretarlas no es necesario demostrar sin
duda alguna la vulneración de los derechos fundamentales del acto reclamado
–puesto que ese es el objetivo del proceso judicial–, por lo que se exige como
presupuestos básicos para su aplicación: la probable existencia de un derecho
amenazado –fumus boni iuris–; y el daño que ocasionaría el desarrollo tempo-
ral del proceso –periculum in mora–.
En consecuencia, de lo antes expuesto se colige que tal actuación no podría
producir un agravio en la esfera jurídica de la parte actora, debido a que por sí
misma no es susceptible de ocasionarle un perjuicio concluyente a esta, ya que
no se trata de un acto de carácter definitivo.
Asimismo, se advierte que en el proceso judicial tramitado ante la autori-
dad demandada existe la posibilidad real y efectiva de defender los derechos
de su representado y de subsanar las posibles vulneraciones.
2. En virtud de las circunstancias expuestas y de las aclaraciones apunta-
das, se concluye que este Tribunal se encuentra imposibilitado para controlar la
constitucionalidad de la referida resolución emitida por la Sala de lo Contencio-
so Administrativo de la Corte Suprema de Justicia. Ello debido a que –tal como
se ha señalado anteriormente– el objeto material de la fundamentación fáctica
de la pretensión de amparo debe estar constituido por un acto de autoridad,
el cual debe –entre otros requisitos– ser definitivo, exigencia, que, en el caso
en concreto, no se cumple.
En consecuencia, es pertinente declarar la improcedencia de la demanda
de amparo, por concurrir un defecto en la pretensión que habilita la termina-
ción anormal del proceso.
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3. Notifíquese.
A. PINEDA.---F. MELENDEZ.---J. B. JAIME.---E. S. BLANCO R.---R. E. GON-
ZALEZ.---PRONUNCIADO POR LOS SEÑORES MAGISTRADOS QUE LO SUSCRI-
BEN.---E. SOCORRO C.---SRIA.---RUBRICADAS.
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Salvador, junto con el documento que anexa, se hacen las siguientes conside-
raciones:
I. En síntesis, la apoderada del Concejo Municipal de San Salvador dirige su
reclamo contra la Sala de lo Contencioso Administrativo de la Corte Suprema
de Justicia, en virtud de haber decretado una medida cautelar.
En ese orden de ideas, la referida profesional manifiesta que la autoridad
demandada emitió la resolución de fecha 8-XII-2015 en el proceso con referen-
cia 327-2015, por medio de la cual –entre otros puntos– decretó una medida
cautelar consistente en la reincorporación de la señora Mayra Yanira B. V. a la
plaza que se imputa suprimida.
En consecuencia, la abogada Olivar de Coto considera que la resolución
emitida por la Sala de lo Contencioso Administrativo de la Corte Suprema de
Justicia vulnera el derecho a la autonomía municipal de su representado, pues-
to que está en contra de la decisión proveída por el señalado Concejo Munici-
pal.
II. Determinados los argumentos expresados por la parte actora, corres-
ponde en este apartado exponer los fundamentos jurídicos de la resolución
que se proveerá.
Así, según lo establecido por la jurisprudencia constitucional en la resolu-
ción de improcedencia pronunciada el día 20-II-2009 en el Amp. 1073-2008,
este Tribunal únicamente es competente para controlar la constitucionalidad
de los actos de carácter definitivo emitidos por las autoridades demandadas,
encontrándose impedido de analizar aquellos que carecen de dicha definitivi-
dad por tratarse de actuaciones de mero trámite o de ejecución.
III. Expuestas las consideraciones precedentes, corresponde ahora evaluar
la posibilidad de conocer de las infracciones alegadas por la parte actora en el
presente caso.
1. De lo expuesto en su demanda, la apoderada del Concejo Municipal de
San Salvador –en síntesis– dirige su reclamo contra la Sala de lo Contencioso
Administrativo de la Corte Suprema de Justicia, en virtud de haber decretado
una medida cautelar en el proceso con referencia 327-2015, de conformidad
con la resolución de fecha 8-XII-2015.
Ahora bien, se advierte que el acto reclamado –la resolución por medio
de la cual se decretó una medida cautelar a favor de la trabajadora– no es de
carácter definitivo, puesto que las medidas cautelares tienen un carácter tem-
poral e instrumental.
Así –según la sentencia de fecha 12-XI-2010, proveída en la Inc. 40-2009/41-
2009– las medidas cautelares envuelven la idea de prevención, que –a su vez–
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favor de la cual fueron dictadas o la situación fáctica que las sustenta ha dejado
de existir.
En otras palabras, estas tienen como finalidad impedir la realización de ac-
tos que, de alguna manera, obstaculicen o dificulten la efectiva satisfacción de
la pretensión y, por otra parte, para decretarlas no es necesario demostrar sin
duda alguna la vulneración de los derechos fundamentales del acto reclamado
–puesto que ese es el objetivo del proceso judicial–, por lo que se exige como
presupuestos básicos para su aplicación: la probable existencia de un derecho
amenazado –fumus boni iuris–; y el daño que ocasionaría el desarrollo tempo-
ral del proceso –periculum in mora–.
En consecuencia, de lo antes expuesto se colige que tal actuación no podría
producir un agravio en la esfera jurídica de la parte actora, debido a que por sí
misma no es susceptible de ocasionarle un perjuicio concluyente a esta, ya que
no se trata de un acto de carácter definitivo.
Asimismo, se advierte que en el proceso judicial tramitado ante la autori-
dad demandada existe la posibilidad real y efectiva de defender los derechos
de su representado y de subsanar las posibles vulneraciones.
2. En virtud de las circunstancias expuestas y de las aclaraciones apunta-
das, se concluye que este Tribunal se encuentra imposibilitado para controlar la
constitucionalidad de la referida resolución emitida por la Sala de lo Contencio-
so Administrativo de la Corte Suprema de Justicia. Ello debido a que –tal como
se ha señalado anteriormente– el objeto material de la fundamentación fáctica
de la pretensión de amparo debe estar constituido por un acto de autoridad,
el cual debe –entre otros requisitos– ser definitivo, exigencia, que, en el caso
en concreto, no se cumple.
En consecuencia, es pertinente declarar la improcedencia de la demanda
de amparo, por concurrir un defecto en la pretensión que habilita la termina-
ción anormal del proceso.
Por tanto, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 13 de la Ley de
Procedimientos Constitucionales, esta Sala RESUELVE:
1. Declárese improcedente la demanda de amparo firmada por la abogada
Juana Emilia Martínez, quien actúa en su calidad de apoderada del Conce-
jo Municipal de San Salvador, contra actuaciones de la Sala de lo Conten-
cioso Administrativo de la Corte Suprema de Justicia, en virtud de que la
resolución de fecha 7-XII-2015 –por medio de la cual se ha decretado una
medida cautelar en el proceso con referencia 339-2015– no es un acto de
carácter definitivo, puesto que las medidas cautelares tienen como finali-
dad impedir la realización de actos que, de alguna manera, obstaculicen o
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2. Ahora bien, por auto de las quince horas con trece minutos del día 22-
IX-2015 se le concedió audiencia al señor G. V. –parte actora– y al Concejo
Municipal de Mejicanos –autoridad demandada– y, asimismo, se le solicitó a
la Sala de lo Contencioso Administrativo de la Corte Suprema de Justicia que
informara sobre el estado actual del proceso con referencia 84-2014.
Lo anterior, en virtud de que la autoridad demandada advirtió –en síntesis–
que existe una causal de sobreseimiento, específicamente la falta de agotamiento
de la vía previa, puesto que la Sala de lo Contencioso Administrativo de la Corte
Suprema de Justicia está ventilando el acto reclamado –es decir, la supresión de
la plaza– en el proceso con referencia 84-2014.
II. Ahora bien, de conformidad a lo preceptuado en el artículo 12 inciso 3° de
la Ley de Procedimientos Constitucionales, el cual literalmente establece que: “...
[1]a acción de amparo únicamente podrá incoarse cuando el acto contra el que
se reclama no puede subsanarse dentro del respectivo procedimiento mediante
otros recursos...”, se ha consagrado como condición especial de procedibilidad
de la pretensión de amparo una exigencia de carácter dual que implica, por un
lado, que el actor haya agotado los recursos del proceso o procedimiento en
que se hubiere suscitado la vulneración al derecho constitucional y por otro,
que de haberse optado por una vía distinta a la constitucional, idónea para
reparar la presunta vulneración, tal vía se haya agotado en su totalidad.
En ese sentido, en nuestro ordenamiento procesal constitucional, para
el planteamiento de una pretensión de amparo, es un presupuesto procesal
el agotamiento de la vía previa, si ya se ha optado por otra diferente de la
constitucional, así como el agotamiento –en tiempo y forma– de todas las
herramientas idóneas para reparar la violación constitucional aducida por la
parte agraviada, es decir, aquellas que posibilitan que la afectación alegada
pueda ser subsanada por esa vía de impugnación.
Ahora bien, respecto al agotamiento de la vía previa es posible afirmar
que, siendo el amparo un instrumento alternativo de protección a derechos
constitucionales, ante una supuesta vulneración a estos, el particular afectado
puede optar ya sea por esta vía constitucional como por otras que consagra el
ordenamiento jurídico. Sin embargo, debe quedar claro que la alternatividad
significa una opción entre dos o más vías, pero no el ejercicio simultáneo de
varias de estas, es decir, si bien se posibilita al agraviado optar por cualquiera
de las vías existentes, una vez seleccionada una distinta a la constitucional
aquella debe agotarse en su totalidad.
En consecuencia, la admisión y tramitación de un proceso de amparo es
jurídicamente incompatible con el planteamiento, sea este anterior o posterior,
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jurídica en controversia, que son los que deberán responder por el agravio
constitucional que sus decisiones ocasionaron.
En ese orden, en la Resolución de 5-V-2010, Amp. 74-2010, se sostuvo
que “autoridad ejecutora” es aquella que no concurrió con su voluntad en la
configuración del acto que lesionó o restringió los derechos fundamentales de
una persona, sino que se limitó a dar cumplimiento a una providencia emanada
de una autoridad con poder de decisión, siempre que no haya excedido su
mandato –pues tal exceso determinaría eventualmente su legitimación pasiva
en el proceso de amparo–.
B. Por otro lado, la existencia de vicios esenciales en la pretensión genera
la imposibilidad para el Tribunal de juzgar el caso concreto o, en todo caso,
torna inviable la tramitación completa del proceso, por lo cual la demanda de
amparo debe ser rechazada in limine o in persequendi litis. En lo concerniente
al rechazo de la pretensión durante la tramitación del proceso, esta clase de
rechazo se manifiesta mediante el sobreseimiento, el cual pone fin al proceso
haciendo imposible su continuación.
2. A. En el caso concreto, la Directora de CMSM argumenta –en síntesis–
que no tiene facultades de decisión respecto de la contratación o finalización
de contratos laborales del personal de dicha institución, por lo que carece de
legitimación pasiva, según lo establecido en el art. 14 n° 2 y 31 n° 3 L.Pr.Cn.
Para probar dicho argumento presenta una certificación de la Resolución n°
3 de fecha 10-I-2014, extendida por el Secretario para Asuntos Legislativos y
Jurídicos de la Presidencia de la República, en la cual aparece que el Presidente
de la República resuelve dar por finalizada, a partir del 1-I-2014, la contratación
de la señora S. de O. del cargo de Jefe de Atención Infantil.
De lo anterior, se advierte que la decisión de separar a la peticionaria de su
cargo, sin la promoción de un procedimiento previo, tuvo su origen en la orden
proferida por el Presidente de la República, quien encomendó la diligencia de
comunicación a la Directora Ejecutiva de de la SIS.
B. En vista de lo anterior, se colige que la Directora de CMSM y la Directora
Ejecutiva de la SIS no concurrieron con su voluntad en la materialización directa
de la actuación que aparentemente incidió de manera negativa en los derechos
de la actora, ya que la actuación de la primera se circunscribió a solicitar el
despido de la demandante y de la segunda a cumplir y comunicar la decisión
adoptada por el titular de la Presidencia de la República, institución de la cual
depende la Secretaría de Inclusión Social.
Tomando en cuenta lo anterior, se concluye que las citadas autoridades
demandadas carecen de legitimación pasiva en el presente proceso, pues
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367-2013
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como colaborador; sin embargo, el día 15-XII-2011 se le notificó que por medio
del Acuerdo ref. A-1075-11-2011, de fecha 30-XI-2011, el Director General de la
PNC había decidido no renovarle su contrato de servicios personales, debido
a que su actitud irresponsable y el incumplimiento de la confidencialidad
habían causado pérdida de la confianza. Con relación a ello, sostuvo que dicha
autoridad vulneró sus derechos de audiencia, de defensa y a la estabilidad
laboral, ya que se le separó de su cargo sin que se tramitara un procedimiento
previo, en el que se garantizaran oportunidades de defensa.
2. Por su parte, la autoridad demandada manifestó que la actuación
reclamada se efectuó dentro del marco que establece el Código de Trabajo
y la normativa policial, ya que previo a la decisión de no renovar el contrato
del actor se demostró que este había incurrido en irregularidades de carácter
laboral y penal, puesto que se había apropiado de forma indebida de un arma
de fuego secuestrada en un proceso judicial. Asimismo, se tramitó un proceso
laboral ante el Juzgado Cuarto de lo Laboral y Cámara Segunda de lo Laboral,
ambos de este distrito judicial, en el cual se declaró la legalidad de la finalización
del vínculo contractual con el demandante.
II. Delimitadas las argumentaciones de las partes, resulta necesario exponer
el orden lógico de la presente resolución: en primer lugar, se analizará la
importancia y las características indispensables de uno de los elementos que
configuran la relación procesal: la legitimación pasiva (1); para, posteriormente,
determinar las consecuencias derivadas de los defectos en la configuración de
tal presupuesto procesal in persequendi litis (2).
1. A. En la Resolución de 24-III-2010, Amp. 301-2007, se señaló que la
legitimación procesal alude a una especial condición o vinculación de uno
o varios sujetos con un objeto litigioso determinado que les habilita para
comparecer, individualmente o junto con otros, en un proceso concreto con el
fin de obtener una sentencia de fondo.
De este modo, para el caso particular del proceso de amparo, resulta
imprescindible que se legitimen activa y pasivamente las personas que han
intervenido en la relación fáctica o jurídica controvertida, lo que conlleva que
resulte necesaria y exigible la intervención de quienes hayan participado en la
configuración del acto reclamado.
B. En ese orden de ideas, se expresó en la citada resolución que la
legitimación pasiva se entiende como el vínculo existente entre el sujeto o los
sujetos pasivos de la pretensión y su objeto, es decir, el nexo que se configura
entre dichas personas y el supuesto agravio generado por la acción u omisión
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Sentencias definitivas
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De ¢ 0.00 a ¢ 4,375.00
¢30.00 ($3.43)
(De $ 0.00 a $ 500.00)
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table –también denominado patrimonio o activo neto– está constituido por los
recursos de los cuales dispone una empresa para su adecuado funcionamiento
y que tienen su origen en fuentes internas de financiamiento representadas por
los aportes del mismo propietario – comerciante individual o social– y otras ope-
raciones económicas que afecten a dicho capital; de esa manera, los propietarios
poseen un derecho sobre los activos netos, el cual se ejerce mediante reembolso o
distribución. En otras palabras, el capital contable representa la diferencia aritmé-
tica entre el activo y el pasivo.
c. En consecuencia, se estableció que, para la realización de sus fines, una
empresa dispone de una serie de recursos –activo– que provienen de obligaciones
contraídas con terceros acreedores –pasivo– y de las aportaciones que realizan
los empresarios, entre otras operaciones económicas –capital contable–, siendo
únicamente esta última categoría la que efectivamente refleja la riqueza o capa-
cidad económica de un comerciante y que, desde la perspectiva constitucional, es
apta para ser tomada como la base imponible de un impuesto a la actividad eco-
nómica, puesto que, al ser el resultado de restarle al activo el total de sus pasivos,
refleja el conjunto de bienes y derechos que pertenecen propiamente a aquel.
B. a. En el presente caso, se advierte que los arts. 11 y 12 letra y) de la LIAEMST
son las disposiciones que fueron objeto de análisis en el Amp. 772-2012 citado, los
cuales regulan un impuesto que tiene como hecho generador la realización de
actividades económicas y cuya base imponible es el “activo imponible”, el cual se
determina en este caso concreto de acuerdo con lo previsto en el art. 11 de dicha
ley, es decir, “deduciendo” del activo total todos aquellos activos gravados en
otros municipios.
b. De lo expuesto, se colige que el “activo imponible” resulta de restar al ac-
tivo total de la empresa únicamente las “deducciones” (en realidad, exenciones)
mencionadas en dicha ley, sin considerar las obligaciones que aquella posee con
acreedores (pasivo), por lo que no refleja la riqueza efectiva del destinatario del
tributo en cuestión y, en ese sentido, tal como se estableció en el citado preceden-
te, no atiende al contenido del principio de capacidad económica.
Por consiguiente, del análisis de los argumentos planteados y las pruebas in-
corporadas al proceso, se concluye que existe vulneración del derecho fundamen-
tal a la propiedad de la Asociación Promotora de Centros Educativos, como con-
secuencia de la inobservancia del principio de capacidad económica en materia
tributaria; debiendo, consecuentemente, amparársele en su pretensión.
VI. Determinada la vulneración constitucional derivada de la actuación de
la Asamblea Legislativa, se debe establecer el efecto restitutorio de la presente
sentencia.
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tituto Salvadoreño del Seguro Social (ISSS), por la vulneración de sus derechos
constitucionales de audiencia, defensa y a la estabilidad laboral, consagrados
en los arts. 2, 11 y 219 inc. 2° de la Cn.
Han intervenido en la tramitación de este amparo la parte actora, la auto-
ridad demandada y la Fiscal de la Corte Suprema de Justicia.
Analizado el proceso y considerando:
I.1. El peticionario sostuvo en su demanda que ingresó a laborar en el ISSS
el 18-X-2000 desempeñando varios cargos, siendo el último el de colaborador
jurídico-notario y ejecutor de embargos de la Unidad de Pensiones; sin embar-
go, por medio del Acuerdo D.G. 2012-08-0432, el Director General del ISSS dio
por finalizada su relación laboral con la citada institución a partir del 3-IX-2012
sin que se le tramitara el procedimiento que le permitiera ejercer la defensa de
sus intereses. Por ese motivo, afirmó que la aludida autoridad había vulnerado
sus derechos a la seguridad jurídica, propiedad, a la protección en la conver-
sación y defensa de los derechos, la presunción de inocencia, el principio de
legalidad, la “potestad sancionadora de la Administración” y el “sometimiento
a la Constitución”.
2. A. Por auto del 1-VII-2013 se previno al demandante que aclarara ciertas
deficiencias advertidas en su pretensión y, por medio de la resolución del 18-X-
2013, se suplió la deficiencia de la queja planteada, en el sentido de que, si bien
el actor aducía la vulneración de los referidos derechos y principios, de las argu-
mentaciones realizadas se entendía que la afectación alegada tenía asidero en
los derechos de audiencia, defensa y a la estabilidad laboral.
B. Posteriormente, en el mismo auto se admitió la demanda en los términos
previamente señalados, se declaró sin lugar la suspensión de los efectos del
acto reclamado, ya que el peticionario había permitido con su tardanza en
acudir a la jurisdicción constitucional que la aludida actuación alterara su esfera
jurídica, y se pidió al Director General del ISSS que rindiera el informe estable-
cido en el art. 21 de la Ley de Procedimientos Constitucionales (L.Pr.Cn.), en el
cual expresó que el acto impugnado sí existía, pero no era cierta la vulneración
de derechos que se le atribuía en la demanda.
C. Además, se le confirió audiencia a la Fiscal de la Corte de conformidad
con el art. 23 de la L.Pr.Cn., pero esta no hizo uso de ella.
3. A. Por medio de la resolución del 10-II-2014 se confirmó la denegatoria
de la suspensión de los efectos del acto reclamado y, además, se pidió a la au-
toridad demandada que rindiera el informe justificativo que regula el art. 26
de la L.Pr.Cn.
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las autoridades competentes ejecutar las acciones legales respectivas; (ix) copia
del Acuerdo n° 2012-08-0432, firmado por el Director General del ISSS el 29-
VIII-2012, por medio del cual acordó dar por finalizada la relación laboral que
vinculaba al ISSS con el peticionario a partir del 3-IX-2012 y sin responsabilidad
institucional, en virtud de haber incumplido las obligaciones laborales previa-
mente relacionadas; y (x) nota firmada por el Gerente General de la Unidad
de Pensiones del ISSS el 31-VIII-2012, por medio de la cual comunicó al actor el
anterior acuerdo.
B. Teniendo en cuenta lo dispuesto en los arts. 331 y 341 inc. 1° del Código
Procesal Civil y Mercantil (C.Pr.C.M.), con el documento original y las menciona-
das certificaciones se han comprobado los hechos que en ellos se consignan. De
igual forma, en razón de lo prescrito en los arts. 330 inc. 2° y 343 del C.Pr.C.M.,
las copias presentadas constituyen prueba de los hechos consignados en los
documentos que reproducen, en vista de no haberse redargüido de falsas ni
los instrumentos originales.
C. a. Con base en los elementos de prueba presentados, valorados conjun-
tamente y conforme a la sana crítica, se tienen por establecidos los siguientes
hechos: (i) que el señor Jorge Alberto A. desempeñó el cargo de colaborador
jurídico-notario y ejecutor de embargos en la Unidad de Pensiones del ISSS has-
ta el 3-IX-2012; (ii) que fue removido de su cargo por el Director General del
ISSS mediante el Acuerdo n° 2012-08-0432, del 29-VIII-2012; y (iii) que previo
a su remoción se tramitó el procedimiento previsto en los arts. 18 y 73 del
CCTISSS, en el cual el demandante tuvo la oportunidad de presentar sus argu-
mentos y aportar pruebas.
2. Establecido lo anterior, corresponde verificar si la autoridad demandada
vulneró los derechos invocados por el peticionario.
A. Para tales efectos debe determinarse si el señor Jorge Alberto A., de
acuerdo con los elementos de prueba antes relacionados, era titular del dere-
cho a la estabilidad laboral al momento de su despido o si, por ‘el contrario,
concurría en él alguna de las excepciones establecidas por la jurisprudencia
constitucional con relación a la titularidad de ese derecho.
a. Tal como se indicó anteriormente, al momento de su remoción, el de-
mandante desempeñaba el cargo de colaborador jurídico-notario y ejecutor
de embargos en la Unidad de Pensiones del ISSS, de lo cual se colige que la
relación laboral en cuestión era de carácter público y, consecuentemente, aquel
tenía a la fecha de su separación del mencionado puesto de trabajo la calidad
de servidor público.
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“Art. 6.-
1-3. Licencia por operar dentro del municipio sean éstas Bancos, Financieras
y Casas de Préstamos e Instituciones de Crédito Anual [...] $3,000.00.”
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tos que tuvieran como hecho imponible la emisión de ese tipo de autorización
constituían impuestos y no tasas. Por consiguiente, las normas municipales que,
como en el presente caso, tengan por objeto crear un tributo con esas caracte-
rísticas vulneran el principio de reserva de ley en materia tributaria, ya que han
sido emitidas por una autoridad incompetente para ello.
c. En virtud de lo expuesto, se concluye que el Concejo Municipal de San-
tiago de María, al emitir el art. 6.1.3 de la OTSMSM, en el que se establece una
“tasa” por licencia para que bancos, financieras, casas de préstamos e institu-
ciones de crédito funcionen en el municipio de Santiago de María, la autoridad
demandada infringió el principio de reserva de ley. Por tanto, dicho precepto
también transgrede el derecho a la propiedad de SAC Integral, S.A., pues se le
obliga a pagar cierta cantidad de dinero en concepto de un tributo inconstitu-
cional; por consiguiente, corresponde estimar la pretensión planteada por la
sociedad demandante.
VI. Determinada la transgresión constitucional derivada de la actuación del
Concejo Municipal de Santiago de María, corresponde establecer el efecto de
esta sentencia.
1. El art. 35 inc. 1° de la L.Pr.Cn. establece que el efecto material de la
sentencia de amparo consiste en ordenarle a la autoridad demandada que las
cosas vuelvan al estado en que se encontraban antes de la vulneración consti-
tucional. Pero, cuando dicho efecto ya no sea posible, la sentencia de amparo
será meramente declarativa, quedándole expedita al amparado la promoción
de un proceso en contra del funcionario personalmente responsable.
En todo caso, en la Sentencia del 15-II-2013, Amp. 51-2011, se aclaró que,
con independencia de si es posible o no otorgar un efecto material, se recono-
cerá el derecho que asiste al amparado para promover, con base en el art. 245
de la Cn., el respectivo proceso de daños directamente en contra del funciona-
rio responsable por la vulneración de sus derechos fundamentales.
2. A. En el caso particular, y dado que el reclamo constitucional plantea-
do se basó en la emisión de una disposición que con su sola vigencia causó la
referida transgresión constitucional, el efecto reparador se concretará en que
el Concejo Municipal de Santiago de María deberá abstenerse de aplicar a la
sociedad peticionaria la disposición impugnada. En ese sentido, la autoridad
demandada no deberá realizar cobros ni ejercer acciones administrativas o ju-
diciales tendentes a exigir el pago de cantidades de dinero en concepto del
tributo constatado inconstitucional en este proceso o de los intereses o multas
generados por su falta de pago.
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por parte del Arzobispo de San Salvador, situaciones que son consideradas por
la Iglesia Católica como una intromisión ilegítima en su organización interna,
el conflicto verdaderamente radica en que, a juicio de esta, el régimen legal
utilizado por las autoridades demandadas para fundamentar su decisión -esto
es, la LEPPCES- no es aplicable a los documentos que conforman el mencionado
acervo documental.
c. En consecuencia, dado que la peticionaria alega que las autoridades de-
mandadas erradamente iniciaron un procedimiento administrativo con respec-
to a un archivo documental cuyo contenido no forma parte del ámbito de pro-
tección de la LEPPCES, el examen de constitucionalidad del acto reclamado se
deberá efectuar con relación a los derechos a la seguridad jurídica de la Iglesia
Católica, Apostólica y Romana de El Salvador y a la autodeterminación informa-
tiva de las víctimas cuyos datos e informaciones obran en el archivo documental
de la extinta Oficina de Tutela Legal del Arzobispado.
2. Hechas las anteriores consideraciones, el orden lógico con el que se es-
tructurará esta resolución es el siguiente: en primer lugar, se determinará el ob-
jeto de la presente controversia (III); en segundo lugar, se hará una exposición
sobre el contenido de los derechos alegados (IV); en tercer lugar, se analizará el
caso sometido a conocimiento de este Tribunal (V); y finalmente, se desarrolla-
rá lo referente al efecto de esta decisión (VI).
III. El objeto de la controversia puesta en conocimiento de este Tribunal
estriba en determinar: (i) en primer lugar, si la Secretaria de Cultura de la Presi-
dencia y el Director Nacional de Patrimonio Cultural vulneraron los derechos a
la seguridad jurídica de la Iglesia Católica, Apostólica y Romana de El Salvador
y el derecho a la autodeterminación informativa de las víctimas cuyos datos e
informaciones obran en el archivo documental de la Oficina de Tutela Legal
del Arzobispado, en razón de haber emitido la Resolución Inicial n° 001/2013
para el Reconocimiento y Declaración Cultural del Archivo Documental Histó-
rico de la Oficina de Tutela Legal del Arzobispado; y (ii) en segundo lugar, si el
Arzobispo de San Salvador, como representante de la Iglesia Católica, vulneró
los derechos de acceso a la jurisdicción, a la propiedad, a la libre contratación
y a la autodeterminación informativa de los señores L. de M., A. M., M. de M.,
C. P., B. A., R. de C., H. R.y E. U., al haber ordenado la disolución de la Oficina
de Tutela Legal del Arzobispado sin que, con posterioridad a dicho cierre, se les
entregaran los expedientes relativos a sus casos.
IV. 1. Respecto al derecho a la seguridad jurídica (art. 2 inc. 1° de la Cn.),
en las Sentencias de fechas 26-VIII-2011, emitidas en los procesos de Amp.
253-2009 y 548-2009, y en la Sentencia de fecha 31-VIII-2011, pronunciada en
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Las Modalidades del libre uso, goce y disposición de los bienes del derecho
a la propiedad se efectúan sin ninguna limitación que no sea generada o esta-
blecida por la Constitución o la ley, siendo una de estas limitaciones el objeto
natural al cual se debe: la función social.
V. Desarrollados los puntos previos, corresponde en este apartado analizar
si las actuaciones impugnadas se adecuan a la normativa constitucional.
1. A. En el proceso se encuentran agregados, entre otros, los siguientes ele-
mentos probatorios: (i) certificación de la Resolución Inicial n° 001/2013 para
el Reconocimiento y Declaración Cultural del Archivo Documental Histórico de
la Oficina de Tutela Legal del Arzobispado, suscrita por la Secretaria de Cultura
de la Presidencia y por el Director Nacional de Patrimonio Cultural en fecha 11-
X-2013; (ii) certificación notarial de la nota de fecha 21-X-2013, suscrita por la
Secretaria de Cultura de la Presidencia, en virtud de la cual dicha autoridad co-
municó al Arzobispo de San Salvador la designación del equipo de peritos que
llevarían a cabo el inventario ordenado en la Resolución Inicial n° 001/2013;
(iii) copia simple del escrito de fecha 14-VII-2014, firmado por la señora Blanca
Miriam A. M. y dirigido al Arzobispo de San Salvador, por medio del cual le
requirió a este una copia certificada de toda la documentación relacionada
a la Masacre de Las Aradas o Masacre del Río Sumpul que se encuentre en la
Oficina de Tutela Legal del Arzobispado; (iv) copia simple del escrito de fecha
20-VII-2014, firmado por la señora María Marta L. de M. y dirigido al Arzobispo
de San Salvador, por medio del cual le requirió a la citada autoridad eclesiástica
una copia certificada de toda la documentación relacionada a la Masacre de
La Quesera que se encuentre en la Oficina de Tutela Legal del Arzobispado; (v)
copia simple de los escritos de fecha 24-VII-2014, suscritos por el apoderado de
la Iglesia Católica, Apostólica y Romana de El Salvador, mediante los cuales les
hizo saber a las señoras Blanca Miriam A. M. y María Marta L. de M. que no era
posible acceder a su solicitud de información debido a que ello equivaldría a
incumplir la medida cautelar adoptada en el presente amparo; (vi) copia simple
del Acuerdo n° 27, emitido por el Arzobispo de San Salvador en fecha 27-V-
1982, mediante el cual se creó la Oficina de Tutela Legal del Arzobispado; (vii)
certificación del Decreto n° 011/2013, emitido por el Arzobispo de San Salvador
en fecha 30-IX-2013, mediante el cual ordenó la disolución de la Oficina de Tu-
tela Legal del Arzobispado; (viii) certificación del Decreto n° 016/2013, pronun-
ciado por el Arzobispo de San Salvador en fecha 1-X-2013, en virtud del cual
se creó la Oficina de Tutela de los Derechos Humanos del Arzobispado de San
Salvador; (ix) certificación del Decreto n° 017/2013, emitido por el Arzobispo
de San Salvador en fecha 2-X-2013, mediante el cual se creó el Centro de Docu-
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mentación y Archivo Monseñor Rivera y Damas; y (x) copia del Reglamento del
Centro de Documentación y Archivo Monseñor Rivera y Damas.
B. a. De acuerdo con el art. 331 del Código Procesal Civil y Mercantil
(C.Pr.C.M.), de aplicación supletoria al proceso de amparo, en virtud de que no
se ha demostrado la falsedad del documento público presentado, este consti-
tuye prueba fehaciente del hecho que en él se consigna. En cuanto a las copias
simples presentadas, de acuerdo con los arts. 330 inc. 2° y 343 del C.Pr.C.M., en
la medida en que tampoco se ha demostrado su falsedad, con ellas se estable-
cen los hechos que documentan. Finalmente, de conformidad con el art. 30 de
la Ley del Ejercicio Notarial de la Jurisdicción Voluntaria y de otras Diligencias, y
en virtud de que no se ha probado la falsedad de la certificación notarial pre-
sentada, esta constituye prueba de los hechos establecidos en el documento
respectivo.
b. Por otra parte, las certificaciones de decretos eclesiásticos emitidos por el
Arzobispo de San Salvador constituyen instrumentos privados, ya que son ma-
nifestaciones del poder de decisión dentro de una persona jurídica de Derecho
Privado –la Iglesia Católica, Apostólica y Romana– y, por ende, no cumplen las
formalidades que la ley prevé para los documentos públicos. La autenticidad
de tales instrumentos o de su contenido no ha sido impugnada por los demás
intervinientes en este proceso, por lo que constituyen prueba de los hechos
que consignan.
C. Con base en los elementos de prueba presentados, valorados conjun-
tamente y conforme a la sana crítica, se tienen por establecidos los siguientes
hechos: (i) que en fecha 27-V-1982 fue creada la Oficina de Tutela Legal del Ar-
zobispado, con el propósito de “[reasumir] las funciones técnicas del ex Socorro
Jurídic[o] del Arzobispado”; (ii) que en fecha 30-IX-2013 la referida oficina de
asistencia legal fue declarada disuelta por el Arzobispo de San Salvador, siendo
sustituida por la Oficina de Tutela de Derechos Humanos del Arzobispado en
fecha 1-X-2013; (iii) que en fecha 2-X-2013 se creó el Centro de Documentación
y Archivo Monseñor Rivera y Damas, al que se le delegó “proteger cuidadosa-
mente y administrar el legado gráfico y audiovisual que Tutela Legal” contribu-
yó a formar; (iv) que en fecha 11-X-2013 la Secretaria de Cultura de la Presiden-
cia y el Director Nacional de Patrimonio Cultural emitieron la Resolución Inicial
n° 001/2013, mediante la cual dieron inicio al procedimiento para el reconoci-
miento y declaración como Bien Cultural del archivo documental histórico de
la Oficina de Tutela Legal del Arzobispado, y ordenaron a la aludida autoridad
eclesial el cumplimiento de ciertas medidas cautelares de protección sobre el
citado archivo; (v) que en fechas 14-VII-2014 y 20-VII-2014 las señoras Blanca
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devolver los documentos que hayan sido proporcionados por las mismas vícti-
mas para acreditar los hechos denunciados, cuando ellas mismas se lo requieran.
d. En consecuencia, se concluye que el archivo de la extinta Oficina de Tu-
tela Legal del Arzobispado no contiene elementos documentales que puedan
estimarse valiosos desde la perspectiva militar y social, en el sentido establecido
en el art. 3 letra b) de la LEPPCES, pues los expedientes sobre vulneraciones a
derechos humanos que administró dicha entidad –los que actualmente se en-
cuentran a cargo de la Oficina de Tutela de Derechos Humanos del Arzobispa-
do– contienen datos que únicamente atañen a sus. titulares, por lo que en ellos
radica un interés particular de los ofendidos y no hacen referencia directa al
contexto social y militar de la época.
En efecto, cada uno de esos expedientes refleja una necesidad de justicia
por parte de las víctimas que requirieron los servicios de la oficina jurídica en
cuestión y, si bien aluden a prácticas consideradas reprochables en las que incu-
rrieron las partes contendientes en el conflicto armado acontecido en El Salva-
dor en un contexto histórico anterior, tales documentos solo hacen referencia
a esos sucesos de manera circunstancial y no con una finalidad consciente de
registrarlos de firma sistemática, lo cual sí les otorgaría el valor que la Secretaria
de Cultura de la Presidencia )) el Director Nacional de Patrimonio Cultural han
pretendido acreditarles en la resolución impugnada.
D. a. i. En relación con la pretensión planteada por la Iglesia Católica, Apos-
tólica y Romana de El Salvador en el amparo con ref. 828-2013, dado que se ha
comprobado que el archivo de la ex Oficina de Tutela Legal del Arzobispado no
constituye un archivo de carácter eclesiástico y tampoco contiene documentos
que reflejen directamente la historia militar y social del país, se advierte que
dicho acervo documental no puede ser considerado un bien cultural según lo
establecido en el art. 3 letras b) y ñ) de la LEPPCES.
Por ello, al emitir la Resolución Inicial n° 001/2013 para el Reconocimiento
y Declaración Cultural del Archivo Documental Histórico de la Oficina de Tutela
Legal del Arzobispado, las autoridades demandadas excedieron las competen-
cias que legalmente les confiere la LEPPCES y, por ende, vulneraron el derecho a
la seguridad jurídica de la Iglesia Católica, Apostólica y Romana de El Salvador,
por lo que es procedente ampararla en ese extremo de su pretensión.
ii. De igual forma, en virtud de que en la citada resolución se ordenó rea-
lizar un inventario del referido archivo bajo la supervisión de peritos especiali-
zados de la Secretaría de Cultura a fin de determinar su valor cultural, lo cual
implicaba que los citados expertos tuviesen acceso irrestricto a la información y
datos de las personas que solicitaron los servicios de la Oficina de Tutela Legal
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del Arzobispado sin el consentimiento previo de sus titulares, se infiere que las
autoridades demandadas han vulnerado también el derecho a la autodetermi-
nación informativa de las mencionadas víctimas, por lo que resulta procedente
estimar este extremo de la pretensión planteada por la Iglesia Católica, Apostó-
lica y Romana de El Salvador en representación de las aludidas personas.
b. i. Por otra parte, en el proceso de amparo clasificado con la ref. 883-2013,
los señores L. de M., A. M., M. de M., C. P., B. A., R. de C., H. R.y E. U., solicitaron
que se declare ha lugar el amparo interpuesto contra el Arzobispo de San Sal-
vador, ya que, a juicio de los referidos señores, la citada autoridad eclesiástica
vulneró sus derechos al ordenar la disolución de la Oficina de Tutela Legal del
Arzobispado, sin que, con posterioridad a dicho cierre, se les entregaran los
expedientes relativos a sus casos, lo cual consideran una apropiación indebi-
da que les imposibilita la continuación de los procesos judiciales iniciados y les
obstaculiza el acceso a la información privada contenida en tales expedientes.
Al respecto, tal como se acotó supra, la titularidad sobre los documentos
que conforman el archivo de la extinta Oficina de Tutela Legal del Arzobispado
corresponde a la Iglesia Católica y, por ello, los referidos señores no tienen el
derecho de reclamar la devolución de los expedientes íntegros que contienen
sus denuncias; sin embargo, dado que el derecho a la propiedad de la Iglesia
Católica sobre el archivo en cuestión excluye los documentos que frieron pro-
porcionados por las víctimas para fundamentar lo expuesto en sus testimonios,
se advierte que en este supuesto sí poseen el derecho de reclamar su devolu-
ción, de manera individual y previa acreditación de la titularidad sobre dichos
documentos.
ii. En el caso objeto de estudio, se advierte que los demandantes –a quienes
se les garantizó su intervención en el presente amparo como terceros benefi-
ciados con el acto impugnado por la Iglesia Católica– no incorporaron ningún
medio de prueba tendiente a comprobar que, en efecto, el Arzobispo de San
Salvador les haya denegado o restringido el acceso a su información privada
contenida en el archivo de Tutela Legal. Por lo contrario, únicamente agrega-
ron al expediente de este amparo las solicitudes efectuadas por las señoras
Blanca Miriam A. M. y María Marta L. de M. en fechas 14-VII-2014 y 20-VII-2014,
respectivamente, mediante las cuales solicitaron al referido arzobispo la devo-
lución de toda la documentación relativa a ciertas masacres ocurridas durante
la guerra civil salvadoreña.
Dichas solicitudes, además de que, a priori, adolecen de una suficiente legi-
timación –ya que, en todo caso, las peticionarias debieron requerir la informa-
ción atinente a sus casos específicos–, fueron realizadas cuando este proceso
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ya había sido iniciado, lo cual no permite que sean valoradas como prueba de
las vulneraciones constitucionales de las que supuestamente fueron objeto. En
consecuencia, se concluye que los los señores L. de M., A. M., M. de M., C. P.,
B. A., R. de C., H. R.y E. U. no presentaron elementos tendientes a establecer la
vulneración constitucional alegada y, por ende, su pretensión deberá ser deses-
timada.
VI. Determinadas las transgresiones constitucionales derivadas de la resolu-
ción pronunciada por la Secretaria de Cultura de la Presidencia y por el Director
Nacional de Patrimonio Cultural, corresponde establecer el efecto restitutorio
de esta sentencia.
1. El art. 35 inc. 1° de la L.Pr.Cn. establece que el efecto material de la
sentencia de amparo consiste en ordenarle a la autoridad demandada que las
cosas vuelvan al estado en que se encontraban antes de la vulneración cons-
titucional. Pero, cuando dicho efecto ya no sea posible, la sentencia será me-
ramente declarativa, quedándole expedita al amparado la promoción de un
proceso en contra del funcionario personalmente responsable.
En efecto, de acuerdo con el art. 245 de la Cn., los funcionarios públicos
que, como consecuencia de una actuación u omisión dolosa o culposa, hayan
vulnerado derechos constitucionales deberán responder, con su patrimonio y
de manera personal, de los daños materiales y/o morales ocasionados. En todo
caso, en la Sentencia de fecha 15-II-2013, emitida en el proceso de Amp. 51-
2011, se aclaró que, aun cuando en una sentencia estimatoria el efecto material
sea posible, el amparado siempre tendrá expedita la incoación del respectivo
proceso de daños en contra del funcionario personalmente responsable, en
aplicación directa del art. 245 de la Cn.
2. A. a. En el presente caso, al haberse comprobado la vulneración de los
derechos a la seguridad jurídica de la Iglesia Católica, Apostólica y Romana de
El Salvador y a la autodeterminación informativa de las víctimas cuyos datos
e información personal está contenida en los documentos que conforman el
archivo de la extinta Oficina de Tutela Legal del Arzobispado, el efecto restitu-
torio deberá considerarse desde una perspectiva material, consistente en dejar
sin efecto la Resolución Inicial n° 001/2013 para el Reconocimiento y Declara-
ción Cultural del Archivo Documental Histórico de la Oficina de Tutela Legal del
Arzobispado, emitida por la Secretaria de Cultura de la Presidencia y el Director
Nacional de Patrimonio Cultural el 11-X-2013, en el expediente con ref. 1-438-
2010; mediante la cual se ordenó iniciar el procedimiento para declarar como
Bien Cultural el citado archivo y practicar un peritaje en orden a determinar su
valor cultural.
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dicho acto implicó ser destinada a una unidad administrativa ubicada en una
posición jerárquica inferior a la referida gerencia. Además, sostuvo que el acto
reclamado se materializó sin que previo a él se le siguiera un procedimiento que
le permitiera conocer y controvertir los hechos que lo motivaron y sin haber
cometido ninguna conducta que diera lugar a sanciones disciplinarias.
2. A. Mediante auto de fecha 6-III-2013 se admitió la demanda en los térmi-
nos planteados por la actora y se declaró sin lugar la suspensión de los efectos
del acto reclamado, pues no se advirtió de qué manera se le produciría a dicha
señora una situación irreversible.
B. En esa misma resolución se pidió a las autoridades demandadas que
rindieran el informe establecido en el art. 21 de la Ley de Procedimientos Cons-
titucionales (L.Pr.Cn.). En atención a dicho requerimiento, el DRH alegó que los
hechos que se le atribuían no eran ciertos, ya que únicamente había actuado
como autoridad ejecutora. El Presidente de la CSJ manifestó que no eran cier-
tos los hechos que se le atribuían en la demanda.
C. Además, se le confirió audiencia a la Fiscal de la Corte, de conformidad
con el art. 23 de la L.Pr.Cn., pero esta no hizo uso de la oportunidad procesal
que le fue conferida.
3. A. Por resolución de 9-V-2013 se confirmó la denegatoria de la suspen-
sión de los efectos de los actos reclamados y, además, se pidió a las autoridades
demandadas que rindieran el informe justificativo que regula el art. 26 de la
L.Pr.Cn.
B. Al rendir su informe, el Presidente de la CSJ manifestó que en la jurispru-
dencia de este Tribunal se había sostenido que el acto de traslado de un lugar
a otro, sin que este implicara desmejora salarial y/o de categoría, no podía
considerarse per se atentatorio de derechos constitucionales. En el presente
caso, a su criterio, el traslado de la señora L. B. de la GGAD al DI no afectó su
derecho a la estabilidad laboral, pues ella continúa desempeñando el cargo de
asistente informática, bajo régimen de Ley de Salarios y recibiendo la misma
remuneración, es decir, no ha existido desmejora salarial y, además, su trasla-
do no implicó un desplazamiento físico considerable que pudiera afectarla de
cualquier manera.
C. Por su parte, el DRH expuso que, conforme al Manual de Organización
de la dirección a su cargo, correspondía a la misma, a través de la Unidad de
Asistencia Técnica Administrativa, analizar y emitir opinión técnica sobre trasla-
dos. Además, en el Manual de Procedimientos de esa dirección se encontraba
el procedimiento de “traslado de personal”, pero este no contemplaba escu-
char la opinión del empleado en cuanto a su conformidad o no con dicha ac-
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ción. Aunado a ello, el art. 37 de la Ley de Servicio Civil (LSC) facultaba a tras-
ladar a los empleados a otro cargo de igual clase sin su consentimiento cuando
fuera conveniente para la administración pública. No obstante lo anterior, se le
había dado traslado a la demandante para que manifestara las razones de su
inconformidad con su traslado al DI. Finalmente, alegó que no había existido
vulneración a los derechos fundamentales de la pretensora, ya que el acto de
traslado no había implicado desmejora salarial y/o de categoría.
4. Posteriormente, en virtud del auto de fecha 28-VIII-2013 se confirieron
los traslados que ordena el art. 27 de la L.Pr.Cn., respectivamente, a la Fiscal de
la Corte, quien no hizo uso de la oportunidad procesal que le fue conferida;
y a la parte actora, quien reiteró los argumentos formulados en su demanda.
5. Mediante resolución de 22-X-2015 se concluyó que, con los elementos ar-
gumentativos y de convicción presentados en el proceso, la pretensión consti-
tucional planteada se encontraba suficientemente delimitada y controvertida,
por lo que concurrían las circunstancias necesarias para omitir el plazo proba-
torio y emitir la sentencia que correspondiera, según lo establecido en el art.
29 de la L.Pr.Cn.
II. 1. Antes de proceder al examen de fondo, se analizarán posibles causas
de sobreseimiento en el presente proceso.
A. En la Resolución del 24-III-2010, Amp. 301-2007, se expresó que la legiti-
mación pasiva se entiende como el vínculo existente entre el sujeto pasivo de
la pretensión y el supuesto agravio generado por la acción u omisión de una
autoridad que aparentemente lesionó los derechos fundamentales del peticio-
nario. Ello implica que el presunto perjuicio ocasionado por el acto sometido a
control constitucional debe emanar de las actuaciones de las autoridades que
decidieron el asunto controvertido.
En ese orden, en la jurisprudencia constitucional se ha sostenido –v. gr.,
en la Resolución del 5-V-2010, Amp. 74-2010– que la “autoridad ejecutora” es
aquella que no concurrió con su voluntad en la configuración del acto que
lesionó o restringió los derechos fundamentales de una persona, sino que se
limitó a dar cumplimiento a una providencia emanada de una autoridad con
poder de decisión, siempre que no haya excedido su mandato, pues tal exceso
determinaría eventualmente su legitimación pasiva en el proceso de amparo.
Aunado a lo anterior, debe precisarse que la existencia de vicios o defectos
esenciales en la pretensión genera la imposibilidad para el Tribunal de juzgar
el caso concreto o, en su caso, torna inviable la tramitación completa del pro-
ceso. En el segundo supuesto, esta clase de rechazo se manifiesta mediante el
sobreseimiento.
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recurso humano suficiente para realizar ciertas actividades; (iv) que dichos fun-
cionarios realizaron un trámite que fue autorizado por la unidad competente
de la DRH para materializar el traslado; y (v) que, según las evaluaciones de la
peticionaria, esta tenía un buen desempeño laboral.
2. Establecido lo anterior, corresponde verificar si la autoridad demandada
vulneró los derechos de audiencia y a la estabilidad laboral de la señora Evelyn
Verónica L. B., al haberla trasladado del cargo que desempeñaba en la GGAF
de la CSJ al DI, sin que previo a ello se le tramitara un procedimiento en el que
se le permitiera controvertir las razones que motivaron dicho acto.
Con la prueba aportada al proceso se acreditó que, en virtud del requeri-
miento efectuado por el Jefe del DI al GGAF, la señora L. B. fue trasladada del
cargo de asistente informática de la GGAF al DI. Por otro lado, en la certifica-
ción del informe de solicitud de traslado de personal elaborado por la Unidad
de Asistencia Técnica Administrativa de la DRH, consta que el traslado de la
peticionaria se justificó en la necesidad de que esta brindara apoyo en los regis-
tros de la Sección de Licenciamiento del DI, pues tenía la formación académica
necesaria para desempeñarse en el mismo y aquella necesitaba ser reforzada
con más personal debido a que en ese momento estaba deficiente. Asimismo,
se ha probado que la actora conservó el cargo funcional de asistente informáti-
ca, el salario y el régimen de contratación que tenía previo a la materialización
del acto reclamado. Finalmente, se comprobó que la DRH otorgó audiencia a
la demandante para que manifestara las razones de su inconformidad con el
traslado, pero esta omitió pronunciarse al respecto.
No obstante que la demandante alegó que sus funciones en la GGAF eran
de asesoría y supervisión gerencial de la gestión de tecnología informática,
mientras que ahora en el DI sus funciones eran eminentemente operativas,
consistentes en realizar registros de licencias cada año, se ha probado que la
actora continúa desempeñando funciones técnicas que corresponden a su for-
mación académica y al cargo de asistente informática. Por otra parte, a pesar
de que la actora alega que el DI se ubicaba jerárquicamente dos niveles abajo
de la GGAF, su traslado no fue capaz de afectar su estabilidad laboral en la me-
dida en que le implicó una variación en su ubicación organizacional dentro de
la institución, pero no de la localidad donde presta su servicio.
De lo anterior se colige que si bien la autoridad demandada modificó ciertas
condiciones de la relación laboral entre la CSJ y la peticionaria, específicamente
la oficina a la que estaba adscrita, ello no le ocasionó una rebaja significativa
con relación al cargo que desempeñaba previo a la emisión del acto reclamado,
ya que ella continúa bajo el régimen de contratación de Ley de Salarios, recibe
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público de carácter jurídico que los sujetos obligados al pago reciben como
contraprestación.
C. a. Ahora bien, para que un tributo pueda ser constitucionalmente ca-
lificado de “tasa”, también es necesario analizar el contenido de la actividad
que se autoriza con el otorgamiento del aludido permiso. En ese sentido, se
advierte que, tal como lo indica la parte actora, el hecho imponible del tributo
impugnado se encuentra vinculado con el funcionamiento de cada uno de los
postes para mantener instalados cables de servicios de telecomunicación den-
tro del municipio de Ciudad Delgado.
En ese sentido, es necesario señalar que los referidos postes no operan de
una manera aislada que justifique un gravamen individual, sino que su funcio-
namiento depende de la ejecución global de la actividad empresarial a la cual
se dedica dicha sociedad.
b. Así, establecer una tasa que grave el funcionamiento de cada uno de
los postes que la sociedad El Salvador Network, S.A., posee y/o utiliza en la
jurisdicción de Ciudad Delgado para la prestación de los servicios de telecomu-
nicaciones implica, en definitiva, gravar la actividad económica que la aludida
sociedad desarrolla en dicho municipio, lo cual podría ser materia de un im-
puesto municipal, pero no de una tasa.
c. En virtud de lo expuesto, se concluye que el Concejo Municipal de Ciudad
Delgado, al emitir la disposición impugnada, en el que se establece un tributo
por el funcionamiento de los mencionados postes dentro de la circunscripción
territorial del citado municipio, vulneró el principio de reserva de ley, pues emi-
tió un gravamen que no posee las características necesarias de una tasa, sino
que en todo caso las de un impuesto. Y, al exigirle a la sociedad actora el pago
de un tributo con inobservancia de dicho principio, también vulneró el derecho
a la propiedad de aquella, razón por la cual deberá declararse que ha lugar al
amparo solicitado por la referida sociedad.
3. Por otra parte, habiéndose establecido la existencia de un vicio formal
de constitucionalidad y con base en los principios de pronta y cumplida justicia
y de economía procesal, es innecesario entrar a valorar el segundo motivo de
transgresión constitucional planteado por la sociedad actora –vulneración del
derecho a la propiedad por la inobservancia del principio de no confiscación–.
VI. Determinada la transgresión constitucional alegada, corresponde esta-
blecer el efecto restitutorio de la presente sentencia.
1. De acuerdo al art. 35 de la L.Pr.Cn., cuando se reconoce la existencia de
un agravio a la parte actora en un proceso de amparo, la consecuencia natural
y lógica de la sentencia es la de reparar el daño causado, ordenando que las
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aprobada por medio del Decreto Legislativo n° 600 del 19-II-1987, publicado en
el Diario Oficial n° 114, tomo 295, de 23-VI-1987, que prescriben lo siguiente:
Art. 3. Impuestos
N° 25. Comerciantes sociales o individuales, cada uno, al mes, con activo:
a) Hasta de ¢2,000.00........................................................................... ȼ3.00
b) De más de ¢ 2,000.00 hasta ¢ 5,000.00............................................ ȼ5.00
c) De más de ¢5,000.00 hasta ¢10,000.00........................................... ȼ10.00
ch) De más de ȼ 10.000.00 ................................................................. ȼ10.00
más ȼ1.00 por cada millar o fracción sobre el excedente de ȼ10,000.00 [ma-
yúsculas suprimidas].
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Por tanto, del análisis de los argumentos planteados y de las pruebas in-
corporadas al proceso, se concluye que existe vulneración del derecho a la pro-
piedad de La Yunta, S.A. de C. y., como consecuencia de la inobservancia del
principio de capacidad económica, por lo que es procedente ampararla en su
pretensión.
VI. Determinada la vulneración constitucional alegada, corresponde esta-
blecer el efecto restitutorio de la presente sentencia.
1. De acuerdo con el art. 35 la L.Pr.Cn., cuando se reconoce la existencia
de un agravio a la parte actora en un proceso de amparo, la consecuencia de
la sentencia debe ser la de reparar el daño causado, ordenando que las cosas
vuelvan al estado en que se encontraban antes de la ejecución del acto decla-
rado inconstitucional.
2. A. En el presente caso, al haber consistido el acto lesivo en la emisión de
una ley autoaplicativa inconstitucional por parte de la Asamblea Legislativa, el
efecto restitutorio se traducirá en dejar sin efecto la aplicación del art. 3 n° 25
de la TGAMA, únicamente respecto a La Yunta, S.A. de C. V., por lo que el Mu-
nicipio de Armenia no deberá realizar cobros ni ejercer acciones administrativas
o judiciales tendentes a exigir el pago de cantidades de dinero en concepto
del impuesto constatado inconstitucional en este proceso o de los intereses o
multas generados por su falta de pago.
B. Ahora bien, debe aclararse que el efecto de la sentencia en los amparos
contra ley autoaplicativa es a futuro y, por ende, no afecta situaciones jurídicas
consolidadas. Desde esta perspectiva, esta sentencia no conlleva la obligación
de devolver a la sociedad demandante cantidad de dinero alguna que esta haya
cancelado al Municipio de Armenia en concepto de pago por el tributo cuya
inconstitucionalidad se constató.
Sin embargo, los procesos jurisdiccionales que no hayan concluido por me-
dio de una resolución firme al momento de la emisión de esta sentencia sí se
verán afectados por esta. Por lo anterior, el Municipio de Armenia no solo está
inhibido de promover nuevos procedimientos o procesos contra La Yunta, S.A.
de C. V., para el cobro del tributo cuya inconstitucionalidad se constató, sino
también de continuar los procesos que no hayan ,finalizado por medio de una
sentencia firme y que persigan el mismo fin.
POR TANTO, con base en las razones expuestas y en los arts. 2 y 131 ord.
6° de la Constitución y 31 n° 3, 32, 33 y 34 de la Ley de Procedimientos Consti-
tucionales, en nombre de la República de El Salvador, esta Sala FALLA: (a) so-
breséese en el presente proceso de amparo respecto a la impugnación del art.
31 de la Tarifa General de Arbitrios Municipales de Armenia, departamento de
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la cual se presta el servicio; y (vi) que el puesto no sea de aquellos cuyo desem-
peño requiere de confianza personal o política.
B. a. Como un caso particular, en las Sentencias de 19-XII-2012, Amps.
1-2011 y 2-2011, se sostuvo que, para determinar si una persona es o no titular
del derecho a la estabilidad laboral, se debe analizar –independientemente de
que esté vinculada con el Estado por medio de Ley de Salarios o de un contra-
to de servicios personales– si en el caso particular concurren las condiciones
siguientes: (i) que la relación laboral es de carácter público y, por ende, el tra-
bajador tiene el carácter de empleado público; (ii) que las labores pertenecen
al giro ordinario de la institución, es decir, que guardan relación con las compe-
tencias de dicha institución; (iii) que las labores son de carácter permanente, en
el sentido de que se realizan de manera continua y, por ello, quien las efectúa
cuenta con la capacidad y experiencia necesarias para ejecutarlas de manera
eficiente; y (iv) que el cargo desempeñado no es de confianza, circunstancia
que debe determinarse con base en los criterios fijados por este Tribunal.
b. En las Sentencias de 29-VII-2011 y 26-VIII-2011, Amps. 426-2009 y 301-
2009, respectivamente, se elaboró un concepto de “cargo de confianza” a
partir del cual, a pesar de la heterogeneidad de los cargos existentes en la
Administración Pública, se puede determinar si la destitución atribuida a una
determinada autoridad es legítima o no desde la perspectiva constitucional.
Así, los cargos de confianza se caracterizan como aquellos desempeñados
por funcionarios o empleados públicos que llevan a cabo actividades vincula-
das directamente con los objetivos y fines de una determinada institución, go-
zando de un alto grado de libertad en la toma de decisiones, y/o que prestan
un servicio personal y directo al titular de la entidad.
Entonces, para determinar si un cargo, independientemente de su deno-
minación, es de confianza, se debe analizar, atendiendo a las circunstancias
concretas, si en él concurren todas o la mayoría de las características siguientes:
(i) que el cargo es de alto nivel, en el sentido de que es determinante para la
conducción de la institución respectiva, lo que puede establecerse analizando
la naturaleza de las funciones desempeñadas –más políticas que técnicas– y
la ubicación jerárquica en la organización interna de la institución –en el nivel
superior–; (ii) que el cargo implica un grado mínimo de subordinación al titu-
lar de la institución, en el sentido de que el funcionario o empleado posee un
amplio margen de libertad para la adopción de decisiones en la esfera de sus
competencias; y (iii) que el cargo implica un vínculo directo con el titular de la
institución, lo que se infiere de la confianza personal que dicho titular deposita
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Mario Ernesto C. G., por haber acreditado en debida forma la personería con la
que actúa en este amparo; (b) Declárase que no ha lugar al amparo solicitado
por el señor Mario Ernesto C. G., contra el Ministro de Relaciones Exteriores,
por no existir vulneración a sus derechos de audiencia, de defensa y a la esta-
bilidad laboral; (c) Déjese sin efecto la medida cautelar adoptada y confirmada
mediante resoluciones de fechas 20-V-2013 y 26-VI-2013, respectivamente; (d)
Declárase que ha lugar el amparo solicitado por el señor Mario Ernesto C. G.,
contra el Ministro de Relaciones Exteriores, por la vulneración de su derecho de
petición; (e) Queda expedita al señor Mario Ernesto C. G. la promoción de un
proceso por los daños materiales y/o morales ocasionados como consecuencia
de la vulneración de su derecho de petición en contra de la persona que ocupa-
ba el cargo de Ministro de Relaciones Exteriores cuando ocurrió la vulneración
aludida; y (f) Notifíquese.
A. PINEDA---F. MELENDEZ---J. B. JAIME---E. S. BLANCO R.---R. E. GONZA-
LEZ---PRONUNCIADO POR LOS SEÑORES MAGISTRADOS QUE LO SUSCRI-
BEN---E. SOCORRO C.---SRIA.---RUBRICADAS.
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demnización conforme a la ley. Por tal razón, solicitó que se tomaran en cuenta
dichos argumentos en este caso.
6. Posteriormente, en virtud de la resolución de fecha 13-VIII-2014, se ad-
mitió la prueba documental ofertada por la autoridad demandada; se declaró
sin lugar la solicitud efectuada por el actor, en el sentido de admitir y practicar
el interrogatorio de los testigos propuestos; y se confirieron los traslados que
ordena el art. 30 de la L.Pr.Cn., a la Fiscal de la Corte, quien expresó que existía
una causal de terminación anormal del proceso por la conformidad del actor
con el acto reclamado; a la parte actora, quien reiteró los argumentos expues-
tos en sus intervenciones previas; y a la autoridad demandada, la cual expresó
que el peticionario desempeñaba en el ISSS el cargo de auxiliar de mecánica
bajo el régimen de contrato y que fue separado de su cargo por Acuerdo n°
2012-0677.DIC, a partir del 31-XII-2012, con responsabilidad patronal de acuer-
do a la Cláusula 36 inc. 2° del CCTISSS, por lo que no tenía la obligación de
seguirle el procedimiento respectivo.
7. Por medio de la resolución de fecha 15-X-2014 se concedió audiencia a
la parte actora por el plazo de tres días contados a partir del siguiente al de
la notificación, a fin de que se pronunciara sobre la posible existencia de una
causal de sobreseimiento, pues había requerido al Fondo de Protección de los
Trabajadores del ISSS que le brindaran la prestación por despido establecida en
la Cláusula n° 54 letra a) del CCTISSS, lo cual podría traducirse en una expresa
conformidad con el acto reclamado. En cumplimiento a la anterior resolución,
el actor expresó que había retirado el monto que le correspondía del citado
fondo de protección, el cual representaba un ahorro de cada trabajador y no
una indemnización, por lo que la causal de sobreseimiento advertida no apli-
caba a su caso.
8. En el auto de fecha 23-I-2015 se sobreseyó el presente proceso, pues se
consideró que la aceptación por parte del peticionario de cierta cantidad de di-
nero, en concepto de prestación por despido proveniente del Fondo de Protec-
ción de los Trabajadores del ISSS, se traducía en una manifestación de expresa
conformidad con el acto impugnado, y se dejó sin efecto la medida cautelar
adoptada en el presente proceso.
9. A. Posteriormente, en virtud de la resolución de fecha 28-IX-2015 se re-
vocó el proveído de fecha 23-I-2015, mediante la cual se sobreseyó el presente
proceso de amparo, pues se consideró que dicha decisión atribuía una conse-
cuencia errónea al Fondo de Protección de los Trabajadores del ISSS, el cual
se trataba de un beneficio económico conformado por diversas aportaciones
cuyo otorgamiento no era equiparable a la indemnización por despido; conse-
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mecánica; y (v) que el peticionario está afiliado y es miembro activo del STISSS
desde el mes de junio de 2005.
2. Establecido lo anterior, se determinará si el señor H. P., de acuerdo con
los elementos de prueba antes relacionados, era titular del derecho a la esta-
bilidad laboral al momento de su despido o si, por el contrario, concurría en él
alguna de las excepciones establecidas por la jurisprudencia constitucional con
relación a la titularidad de ese derecho.
A. Se ha establecido que el demandante, al momento de su remoción, ejer-
cía las funciones correspondientes al cargo de auxiliar de mecánica, de lo cual
se colige que la relación laboral en cuestión era de carácter público y que, con-
secuentemente, aquel tenía a la fecha de su separación del puesto de trabajo la
calidad de servidor público. Asimismo, el peticionario se encontraba vinculado
al ISSS por contrato y las labores que realizaba eran de naturaleza permanente,
sujetándose al régimen previsto en el CCTISSS.
B. a. Del contenido del manual que contiene la descripción del puesto de
auxiliar de mecánica, se advierte que la persona que desempeña el referido
cargo tiene, entre otras, las siguientes funciones específicas: (i) colaborar con
la evaluación del estado físico y mecánico de los vehículos, para determinar su
envío al taller; (ii) apoyar la supervisión de reparaciones automotrices que rea-
lizan las empresas suministrantes de los servicios; (iii) realizar reparaciones de
los automotores mediante la inspección física y el análisis de fallas reportadas
por los solicitantes; (iv) verificar el funcionamiento adecuado del equipo a uti-
lizar y reportar cualquier anomalía; (v) limpiar el área y/o equipo, de acuerdo
a las necesidades; (vi) atender las consultas y/o reclamos de los usuarios; (vii)
colaborar con la inducción del personal nuevo, dando a conocer los procesos
y/o funciones; (viii) dar a conocer al jefe el resultado de sus actividades; y (ix)
realizar otras actividades encomendadas por la jefatura inmediata.
Además, según el organigrama institucional incorporado al presente pro-
ceso, la División de Apoyo y Mantenimiento en la cual el peticionario realizaba
sus funciones depende de la Subdirección Administrativa del ISSS y ésta, a su
vez, de la Subdirección General de esa entidad.
A partir de las funciones antes mencionadas, se colige que el ejercicio del
referido cargo no implica la facultad de adoptar –con amplio margen de liber-
tad– decisiones determinantes para la conducción del ISSS, sino que reviste
un carácter eminentemente técnico. Además, dicho puesto de trabajo no es
de alto nivel, en la medida que depende jerárquicamente de la jefatura de la
División de Apoyo y Mantenimiento, la que, a su vez, está subordinada a la Sub-
dirección Administrativa del ISSS, de acuerdo con el organigrama institucional.
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libertad sindical comprende dos facetas: una individual, que se predica de los
trabajadores; y otra colectiva, que se establece respecto de los sindicatos ya
constituidos.
B. a. En su faceta individual, la libertad sindical comprende los derechos que
poseen los trabajadores para constituir sindicatos o afiliarse a los ya constitui-
dos, sin autorización previa y en total libertad, a efecto de ejercer la defensa
de sus intereses laborales –libertad sindical positiva–; y para incorporarse o re-
tirarse libremente de tales organizaciones, sin que ello les ocasione perjuicio
alguno –libertad sindical negativa–. Dicha faceta comprende los derechos de
los trabajadores: (i) a fundar organizaciones sindicales; (ii) a afiliarse, desafiliar-
se y reafiliarse libremente en las organizaciones existentes; y (iii) a desarrollar
actividades sindicales.
b. En su faceta colectiva, la aludida libertad consiste en el derecho de los
sindicatos de autorganizarse y de actuar libremente en defensa de los inte-
reses de sus afiliados. Ello implica la posibilidad de ejercer facultades: (i) de
reglamentación interna; (ii) de representación; (iii) de afiliación a federaciones
y confederaciones nacionales e internacionales; (iv) de disolución y liquidación;
y (v) de gestión interna y externa.
V. Corresponde en este apartado analizar si la actuación de la autoridad
demandada se sujetó a la normativa constitucional.
1. A. Las partes ofrecieron como prueba los siguientes documentos: (i) co-
pia del Acuerdo n° 2012-12-0682, firmado por el Director General del ISSS el
18-XII-2012, mediante el cual autorizó la destitución del peticionario del car-
go de jefe de mantenimiento regional, perteneciente a la División de Apoyo y
Mantenimiento, a partir del 1-I-2013, sin responsabilidad patronal, en virtud de
existir pérdida de confianza en sus funciones; (ii) nota firmada por el Jefe de la
División de Recursos Humanos del ISSS el 16-V2013, en la cual hizo constar que
el peticionario laboró en dicha institución del 01-I-1992 al 31-XII-2012, bajo la
figura de contrato individual de trabajo y que dicha relación laboral había fina-
lizado sin responsabilidad para el ISSS; (iii) copia de la constancia firmada el 13-
VI-2014 por la jefa de la Sección de Administración de Información de Personal
y el Técnico de Recurso Humanos, ambos del ISSS, en la cual se hizo constar que
el demandante fue reinstalado en el cargo funcional de supervisor de mante-
nimiento a partir del 2-VI-2014; (iv) certificación del Manual de Descripción de
Puestos del ISSS, en la que constan las funciones que corresponden al cargo de
jefe de mantenimiento regional; (v) copia del organigrama institucional; y (vi)
constancia firmada por el Secretario de Organización y Estadística del STISSS
el 23-X-2015, en la que se hizo constar que el peticionario es miembro activo y
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nistrativa, por lo que se rigen por las leyes especiales que en estas entidades se
emitan sobre la materia. En el caso que nos ocupa, la normativa aplicable era
el CCTISSS.
En ese orden, en las Sentencias de fechas 19-II-2009 y 20-X-2004, pronun-
ciadas en los procesos de Amps. 340-2007 y 8-2004, se estableció que el proce-
dimiento previsto en las Cláusulas 18 y 73 del CCTISSS permite la intervención
del trabajador, quien tiene derecho a que se le informe sobre las diligencias
llevadas a cabo para la averiguación de las irregularidades o faltas que se le atri-
buyen. Asimismo, tales cláusulas permiten que el procedimiento tenga lugar en
primera instancia ante los representantes del ISSS en la dependencia o centro
de atención respectivo, con la participación de los representantes sindicales ahí
destacados y, en caso de no lograrse la solución al conflicto, se debe dirimir
ante la Dirección General del ISSS, con la intervención de los representantes
legales del sindicato.
b. En el presente caso, se ha comprobado que la autoridad demandada re-
movió al peticionario de su puesto de trabajo sin tramitar previamente el pro-
cedimiento citado supra, en el cual aquel tuviera la oportunidad de exponer
sus razonamientos, controvertir las pruebas en su contra y ejercer la defensa
de sus derechos. Ello a pesar de que la Cláusula 36 inc. 1° del CCTISSS establece
que los trabajadores del ISSS gozarán de estabilidad en sus cargos y no podrán
ser despedidos salvo causa legalmente justificada. Desde esa perspectiva, se
concluye que referido funcionario vulneró los derechos de audiencia, defensa y
a la estabilidad laboral del señor Mauricio Alfonso F. A., por lo que es proceden-
te ampararlo en su pretensión.
3. En relación con la vulneración del derecho a la libertad sindical, la docu-
mentación incorporada al proceso comprueba que el peticionario es miembro
activo del STISSS desde julio de 2014; sin embargo, los argumentos efectuados
en la demanda y los datos plasmados en la constancia emitida por el Secretario
de Organización y Estadística del STISSS no evidencian que el aludido señor
formaba parte de dicha organización sindical al momento de su despido, que
desempeñaba algún cargo directivo dentro de este o que se encontraba den-
tro del año siguiente de haber cesado en sus funciones como directivo sindical.
Además, la referida documentación no revela que la autoridad demandada
haya efectuado actos u omisiones con el objeto de restringir al peticionario su
afiliación sindical o el libre desarrollo de actividades sindicales.
En efecto, para demostrar la vulneración del citado derecho es necesario
precisar la faceta individual o colectiva de la libertad sindical que ha sido afec-
tada y contar con un mínimo de actividad probatoria que lo evidencie, elemen-
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tos con los cuales no se cuenta en el presente caso. Por tal razón, es procedente
desestimar este punto de la pretensión planteada.
VI. Determinada la transgresión constitucional derivada de las actuaciones
de la autoridad demandada, corresponde establecer el efecto de la presente
sentencia.
1. El art. 35 inc. 1° de la L.Pr.Cn. establece que el efecto material de la
sentencia de amparo consiste en ordenarle a la autoridad demandada que las
cosas vuelvan al estado en que se encontraban antes de la vulneración consti-
tucional. Pero, cuando dicho efecto ya no sea posible, la sentencia de amparo
será meramente declarativa, quedándole expedita al amparado la promoción
de un proceso en contra del funcionario personalmente responsable.
En efecto, de acuerdo con el art. 245 de la Cn., los funcionarios públicos
que, como consecuencia de una actuación u omisión dolosa o culposa, hayan
vulnerado derechos constitucionales deberán responder, con su patrimonio y
de manera personal, de los daños materiales y/o morales ocasionados. En todo
caso, en la Sentencia de fecha 15-II-2013, emitida en el Amp. 51-2011, se aclaró
que, aun cuando en una sentencia estimatoria el efecto material sea posible,
el amparado siempre tendrá expedita la incoación del respectivo proceso de
daños en contra del funcionario personalmente responsable, en aplicación di-
recta del art. 245 de la Cn.
2. A. a. En el presente proceso, se comprobó la vulneración de derechos
constitucionales como consecuencia de la actuación del Director General del
ISSS. Sin embargo, en el régimen jurídico aplicable a este caso no existe una dis-
posición que regule el trámite que se debe seguir cuando un servidor público
es despedido sin seguirle un procedimiento.
b. A partir de las Sentencias de fechas 19-XII-2012, pronunciada en los pro-
cesos de Amps. 1-2011 y 2-2011, se estableció que, cuando en el régimen ju-
rídico respectivo no existe una disposición que garantice el restablecimiento
del derecho a la estabilidad laboral del servidor público a quien le han sido
vulnerados sus derechos, debe aplicarse, por analogía, el art. 61 inc. 4° de la
LSC. Tal disposición es aplicable a los procesos de amparo por la congruencia
que guarda con sus características específicas, pues tiene la finalidad de reparar
la vulneración de derechos fundamentales declarada y no el establecimiento de
responsabilidades subjetivas.
Además, dicha normativa, independientemente de las exclusiones de apli-
cación que establece, es un marco general del cual, siempre y cuando no exista
regulación específica y no sea contrario a la naturaleza del régimen de carrera
de que se trate, pueden extraerse disposiciones para suplir vacíos, como en el
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por medio del Gerente General estableció que la autoridad demandada había
incumplido los citados Estatutos.
5. Mediante el auto del 1-VII-2015, se habilitó la fase probatoria por el pla-
zo de ocho días, de conformidad con el art. 29 de la L.Pr.Cn., plazo en el cual
únicamente la parte actora solicitó que se admitiera la prueba instrumental
que ya se encontraba agregada al proceso.
6. A. Posteriormente, por medio de la resolución del 23-IX-2015, se admitió
la prueba documental ofertada y se otorgaron los traslados que ordena el art.
30 de la L.Pr.Cn., respectivamente, a la Fiscal de la Corte, quien manifestó que
la Junta Directiva de la FESAT había vulnerado los derechos de la peticionaria,
pues invadió competencias de la Comisión Disciplinaria sin garantizarle la posi-
bilidad de ejercer la defensa de sus intereses; a la parte actora, quien expresó
que la sanción impuesta no está prevista en ningún cuerpo normativo o regla-
mento de la FESAT, lo cual había tenido efectos negativos en los representantes
y miembros de la escuela Cheetah’s; y a la autoridad demandada, quien no hizo
uso del traslado que le fue conferido.
B. Con esta última actuación, el proceso quedó en estado de pronunciar
sentencia.
II. El orden lógico con el que se estructurará esta resolución es el siguiente:
en primer lugar, se delimitará el objeto de la presente controversia (III); en
segundo lugar, se harán consideraciones sobre los derechos constitucionales
y principio alegados (IV); en tercer lugar, se analizará el caso concreto (V), y
finalmente, se desarrollará lo referente al efecto de esta decisión (VI).
III. 1. A. En las Resoluciones del 16-III-2005 y 1-VI-1998, Amps. 147-2005 y
143-98, respectivamente, se sostuvo que los actos de autoridad son tradicional-
mente definidos como los emitidos por personas físicas o jurídicas que forman
parte de los órganos del Estado o los que se realizan por delegación de estos y
frente a las cuales el sujeto se encuentra en una relación de subordinación. Sin
embargo, el concepto de autoridad de los actos que derivan del ejercicio de ese
imperium debe comprender también a personas o instituciones particulares
que no son autoridades en estricto sentido cuando, bajo ciertas condiciones,
sus acciones y omisiones limiten derechos constitucionales.
B. Así, para que un acto emitido por un particular sea revisable en el pro-
ceso de amparo debe cumplir los siguientes requisitos: (i) que el particular que
lo pronuncia se encuentre en una situación de supra-subordinación respecto del
quejoso; (ii) que no se trate de una inconformidad con su contenido; (iii) que se
agoten los medios ordinarios que el ordenamiento jurídico prevé, que dichos
mecanismos de protección no existan o que sean insuficientes para garantizar
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los derechos constitucionales del afectado; y (iv) que el derecho invocado sea
exigible frente al particular demandado.
C. De conformidad con los arts. 27 y 28 de la Ley General de los Depor-
tes (LGD), las Federaciones deportivas son entidades de utilidad pública, con
personalidad jurídica y sin fines de lucro que están integradas por asociacio-
nes deportivas, clubes deportivos y atletas, entre otros, constituyéndose en
la máxima autoridad en su deporte a nivel nacional. Asimismo, de acuerdo
con los arts. 27 y 44 de la LGD las federaciones reconocidas y reguladas por el
INDES no deben considerarse como miembros, órganos o funcionarios de la
Administración Pública, pero se rigen por lo previsto en sus estatutos, la LGD y
supletoriamente por lo dispuesto en la Ley de Asociaciones y Fundaciones Sin
Fines de lucro.
D. Al respecto, la parte actora atribuye a la FESAT la vulneración de sus
derechos constitucionales en virtud de haber suspendido la participación de
los representantes y atletas de la escuela de taekwondo Cheetah’s en eventos
deportivos nacionales por el período de un año, sin haber tramitado el pro-
cedimiento previsto en sus estatutos. En relación con ello, se advierte que la
demandante intentó agotar los recursos previstos en la normativa aplicable sin
obtener un resultado por parte de la entidad correspondiente. Por su parte, en
la Sentencia del 6-VII-2007, Amp. 754-2006, se expresó que no puede exigirse el
agotamiento de medios impugnativos sin la previa tramitación de un procedi-
miento en el cual se brinde al interesado la oportunidad de ejercer su defensa.
De igual manera, los derechos invocados en la demanda pueden ser exigi-
bles frente a la autoridad particular que emitió el acto reclamado, pues está en
la obligación de garantizar su ejercicio con base en los arts. 2 y 11 de la Cn. En
efecto, por la naturaleza de los derechos que se alegan vulnerados y la vincula-
ción que la FESAT tiene con la peticionaria y la escuela que ella representa, esta
última debía afrontar las consecuencias de la sanción impuesta por la máxima
autoridad nacional en el taekwondo pese a que, aparentemente, no era la
competente para emitir ese pronunciamiento. Por tal razón, se concluye que
la FESAT se encuentra en una posición de supra-subordinación frente a la peti-
cionaria, por lo cual se cumplen los requisitos establecidos por la jurisprudencia
constitucional para emitir una decisión de fondo en relación con la referida au-
toridad particular.
2. Aclarado lo anterior, el objeto del presente proceso consiste en determi-
nar si la Junta Directiva de la FESAT vulneró los derechos de audiencia, defensa
y a la seguridad jurídica, por la inobservancia del principio de legalidad, de
Laura Vanessa V. R., en su calidad personal y como directora de la escuela de
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tran llamadas a actuar dentro del marco legal que define sus atribuciones, lo
cual representa para los sujetos la certeza de que sus derechos sólo podrán
ser limitados de acuerdo a la forma y términos previamente establecidos. Por
ende, cuando la normativa establecezca el procedimiento a diligenciarse, las si-
tuaciones que encajan en un supuesto hipotético o bien la consecuencia a apli-
car al caso concreto, las autoridades, en aplicación del principio de legalidad,
deben cumplir con lo dispuesto en aquella, pues de lo contrario se produciría
una afectación en los derechos de las personas.
2. Por otra parte, en la Sentencia de 11-II-2011, Amp. 415-2009, se expresó
que el derecho de audiencia (art. 11 inc. 1° de la Cn.) posibilita la protección de
los derechos subjetivos de los que es titular la persona, en el sentido de que las
autoridades están obligadas a seguir, de conformidad con lo previsto en la ley
de la materia o, en su ausencia, en aplicación directa de la disposición consti-
tucional citada, un proceso en el que se brinde a las partes la oportunidad de
conocer las respectivas posturas y de contradecirlas, previo a que se provea un
acto que cause un perjuicio en los derechos de alguna de ellas. Así, el derecho
de defensa (art. 2 inc. 1° de la Cn.) está íntimamente vinculado con el derecho
de audiencia, puesto que es dentro del proceso donde los intervinientes tienen
la posibilidad de exponer sus razonamientos y de oponerse a su contraparte en
forma plena y amplia.
Para que lo anterior sea posible, es necesario hacer saber al sujeto contra
quien se inicia dicho proceso la infracción que se le reprocha y facilitarle los
medios necesarios para que ejerza su defensa. De ahí que existe vulneración de
estos derechos fundamentales por: (i) la inexistencia de un proceso en el que
se tenga la oportunidad de conocer y de oponerse a lo que se reclama; o (ii)
el incumplimiento de las formalidades esenciales establecidas en las leyes que
desarrollan estos derechos.
V. Corresponde en este apartado analizar si la actuación de la autoridad
demandada se sujetó a la normativa constitucional.
1. A. Las partes ofrecieron como prueba los siguientes documentos: (i) co-
pia de la constancia firmada por el Secretario de la FESAT el 2-VII-2009, en la
cual hizo constar la nómina de miembros que a esa fecha formaban parte de
la citada federación, entre los cuales se encontraba la escuela de taekwondo
Cheetah’s; (ii) certificación notarial de la nota firmada por el presidente de la
FESAT el 28-X-2013, por medio de la cual convocó a la peticionaria para el 2-IX-
2013, con el fin de que explicara los motivos de la participación de la escuela
Cheetah’s en el campeonato internacional G1 en Costa Rica sin aval de la FES-
AT; (iii) copia de la nota firmada por la misma autoridad el 4-XI-2013, en la que
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tidad entre los elementos que conforman tal aspecto de la pretensión, pues
existe una igualdad de los sujetos activo y pasivo –el señor Arle R. y el Director
del Centro Penitenciario de Seguridad de Zacatecoluca–.
Además en cuanto al objeto, pues se tiene que el solicitante requiere que
se declare la vulneración constitucional a su derecho de integridad personal,
por la alimentación que le es proporcionada, sin cumplirse la dieta que ne-
cesita debido a sus padecimientos, lo cual atribuye al Director del reclusorio
mencionado.
Por último, también se establece una coincidencia de causa o fundamento,
en atención a que la relación fáctica y los motivos por los cuales se alega la
vulneración constitucional, se han planteado en términos concordantes con el
proceso citado, dado que se alega una vulneración al derecho de integridad
por recibir una alimentación inadecuada que incumple las dietas que deben
proporcionársele al solicitante en función de sus padecimientos de salud.
De manera que, siendo coincidentes los elementos constitutivos de las pre-
tensiones en ambos hábeas corpus –tal como se evidenció–, ello permite apre-
ciar que actualmente existe litispendencia, ya que el reclamo correspondiente
al proceso de hábeas corpus 167-2015 aún se encuentra en conocimiento de
este Tribunal.
Por lo anterior, a fin de evitar un inútil dispendio de la actividad jurisdic-
cional de esta Sala, corresponde declarar improcedente la solicitud de hábeas
corpus que nos ocupa por haberse advertido la existencia de la causal de litis-
pendencia de forma liminar.
iii. Si bien es cierto, el demandante aduce que el encierro en que se en-
cuentra privado de libertad constituye una tortura psicológica y lo califica de
inhumano, atribuible ambas condiciones al Director del reclusorio indicado,
debido a la alimentación que recibe en los términos antes aludidos, además de
ello, pese a la prevención efectuada por este Tribunal, no proporcionó otros
argumentos que revelen una posible transgresión constitucional al derecho
mencionado distinta a aquella que se encuentra pendiente de trámite en el
proceso de hábeas corpus 167-2015; en otras palabras, los argumentos del
peticionario expuestos en este proceso constitucional son incapaces de revelar
un tema de posible vulneración que deba ser conocido por esta Sala, pues no
se concreta en acciones u omisiones ocasionadas por la autoridad demandada
que la estén generando.
De tal forma que ese punto de la pretensión referido a las condiciones de
internamiento en que se encuentra cumpliendo la condena el peticionario,
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contiene un vicio que no puede ser subsanado por este Tribunal y también
debe ser rechazado a través de su declaratoria de improcedencia.
iv. En cuanto a la última queja vertida por el demandante de este hábeas
corpus, en la que hace alusión a que en la tienda del centro penitenciario don-
de se encuentra privado de libertad ya no se venden los productos alimenticios
que benefician a su salud; debe señalarse que de acuerdo al Reglamento Ge-
neral de la Ley Penitenciaria, la supervisión y control de la tienda institucional
estará a cargo de la Dirección General de Centros Penales a través de un depar-
tamento de auditoría, a fin de que periódicamente fiscalice su administración,
siendo la finalidad de dicho establecimiento, entre otras, satisfacer necesidades
inmediatas del reclusorio –Arts. 152 y 154 del citado reglamento–.
En ese orden, las carencias de la tienda institucional son de exclusivo con-
trol de la Dirección General de Centros Penales, y es a dicha institución a quien
corresponde velar por la correcta administración de la misma; por lo que, la
omisión de que el aludido establecimiento cuente con productos alimenticios
específicos solamente puede ser controlada por la citada institución con inme-
diación del Director del centro penitenciario correspondiente.
Es por tal razón que la queja vertida en los términos indicados, no plantea
un tema de trascendencia constitucional que deba ser conocido por esta Sala,
pues la omisión señalada por el solicitante, debe ser solventada por la institu-
ción correspondiente; al ser así, en sí misma no propone un tema de posible
vulneración al derecho de integridad personal del interno.
Ciertamente la imposibilidad de acceder a cierto tipo de alimentos para
una persona privada de libertad que padece diversas enfermedades como las
mencionadas por el solicitante, puede representar una posible incidencia en
su salud, ello no implica automáticamente que el centro penitenciario omi-
ta por completo la obligación de alimentar a la comunidad reclusa, lo cual
sí representaría un tema de vulneración constitucional –entre otros cuestio-
namientos–; sin embargo no es el argumento planteado por el peticionario,
sino la dificultad que la tienda institucional no venda cierto tipo de productos
alimenticios que serían favorables a su salud.
No obstante esa imposibilidad, también debe tomarse en cuenta que la
tienda referida, tiene por finalidad cumplir necesidades inmediatas del esta-
blecimiento penitenciario, lo que significa que no se encuentra orientada a
suplir las necesidades especificas de cada recluso.
V. Por otra parte, es de hacer notar que previamente se consignó el auxilio
judicial como mecanismos para llevar a cabo los actos de comunicación de las
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resoluciones emitidas por este Tribunal; por lo que deberá continuarse aten-
diendo al mismo.
Sin perjuicio de dicho señalamiento, de advertirse alguna circunstancia que
imposibilite la comunicación que se ordena practicar al pretensor a través del
aludido medio, también se autoriza a la Secretaría de este Tribunal para que
proceda a realizar la notificación por otros mecanismos dispuestos en la legis-
lación procesal pertinente y en la jurisprudencia constitucional y que fueren
aplicables, debiendo efectuar las gestiones necesarias en cualquiera de dichos
medios para cumplir tal fin. Inclusive a través de tablero judicial, una vez ago-
tados los procedimientos respectivos.
Por las razones expuestas y con base en los artículos 11 inciso 2° de la
Constitución, 13, 26, 30, 43, 44, 45, 46 y 71 de la Ley de Procedimientos Cons-
titucionales, esta Sala RESUELVE:
1. Declárase improcedente la pretensión incoada por el señor Arle Napoleón
R. M., también conocido por Aníbal Joaquín M. M., relacionada con la deci-
sión del Juez Primero de Vigilancia Penitenciaria y de Ejecución de la Pena
de San Salvador, de requerirle certificación de copia de su cédula de iden-
tidad, para celebrar nuevamente audiencia especial en la que se decida so-
bre su petición de traslado a su país de origen para continuar cumpliendo
en este el resto de su condena; en virtud que dicho reclamo plantea una
mera inconformidad con tal decisión.
2. Declárase improcedente la pretensión referida a que la decisión del Juez
Primero de Vigilancia Penitenciaria y de Ejecución de la Pena de esta ciu-
dad ocasionará un agravamiento en la salud del peticionario debido a que
imposibilita su traslado a su país de origen para continuar cumpliendo su
condena en este; en razón de que tal cuestionamiento no revela un tema
de posible vulneración constitucional actual y vigente en la esfera jurídica
del solicitante.
3. Declárase improcedente la pretensión vinculada con la omisión del Director
del Centro Penitenciario de Seguridad de Zacatecoluca, en proporcionar al
solicitante la alimentación y dieta adecuada e indispensable en atención a
sus padecimientos de salud; en virtud de existir litispendencia.
4. Declárase improcedente la pretensión relacionada con las condiciones in-
humanas y constitutivas de tortura psicológica en que se encuentra priva-
do de libertad el señor Arle R.; dado que en torno sus argumentos no re-
velan actuaciones u omisiones de la autoridad demandada que propongan
un tema de transgresión a sus derechos constitucionales.
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da, con otras personas que también han sido acusadas de haber cometido un
ilícito, aspecto que va implícito con la restricción a su libertad; resultando que
el peticionario hace alusión a especulaciones sobre lo que podría acontecer en
atención a las actividades laborales de la señora R. R.
En ese sentido, esta Sala ha estimado que la separación de internos en los
centros penitenciarios, es una función que debe ser asumida y cumplida a ca-
balidad por las autoridades administrativas de cada centro de internamiento.
Es decir, es su obligación corroborar que la distribución de los internos, razo-
nablemente, no propicie –entre otros aspectos– un peligro para su adecuada
convivencia, tanto en centros ordinarios como en centros de internamiento
especial – verbigracia, sentencia de HC 164-2005/79-2006 Ac., del 09/03/11–.
Ciertamente, como se ha expuesto, las autoridades penitenciarias deben
verificar la debida separación de los internos –sean procesados y condena-
dos–, entre otros factores, para evitar circunstancias que puedan afectar la
integridad física de aquellos, pero no puede este Tribunal establecer la ido-
neidad de un centro de internamiento para una persona, a partir de las par-
ticulares condiciones que concurran en aquella –en este caso ser la persona
que se pretende favorecer sexagenaria y del sexo femenino de acuerdo a lo
expuesto en la solicitud–, ya que lo esencial es que las autoridades administra-
tivas dispongan las medida necesarias para obtener tal fin, con independencia
del establecimiento penitenciario en el que se cumpla la detención provisional
o la pena.
De ahí, que los argumentos propuestos no implican circunstancias con re-
levancia constitucional, ya que no puede sostenerse que la interna no puede
permanecer en un determinado centro penitenciario por sus antecedentes
laborales sino que, en todo caso, a que en cualquiera donde se decida su ubi-
cación, tenga una distribución y separación que impida vulneraciones a sus
derechos constitucionales; por lo que no se vulnera derechos al solicitante por
el hecho de encontrarse en un centro de internamiento determinado.
Por las consideraciones señaladas, esta Sala advierte vicios en la preten-
sión, imposibilitándose conocer del fondo de la misma por tratarse de asuntos
de mera legalidad; debiendo finalizarse este proceso, mediante la declaratoria
de improcedencia.
IV. Por otra parte, se advierte que el peticionario señaló un medio técnico
para recibir notificaciones, el cual deberá tomarse en cuenta para tales efectos;
sin embargo, de advertirse alguna circunstancia que imposibilite la comunica-
ción que se ordena practicar al actor a través del aludido medio, también se
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tiones necesarias en cualquiera de dichos medios para cumplir tal fin. Inclusive
a través de tablero judicial, una vez agotados los procedimientos respectivos.
Por lo expuesto y de conformidad con el artículo 13 de la Ley de Procedi-
mientos Constitucionales y 141 inciso 1°, 171, 181 inciso 2° y 192 del Código
Procesal Civil y Mercantil esta sala RESUELVE:
1. Declárese improcedente la pretensión de hábeas corpus planteada a su fa-
vor por el señor Edgar Armindo A., por alegarse asuntos de mera legalidad.
2. Notifíquese esta resolución al favorecido en el Centro Penitenciario de Za-
catecoluca; para ello requiérase auxilio al Juzgado Primero de Paz de esa
localidad, quien deberá informar con brevedad sobre la realización de ese
acto procesal de comunicación.
3. Ordénase a la Secretaría de esta Sala que, con el fin de cumplir el anterior
requerimiento, libre el oficio correspondiente junto con la certificación de
esta resolución. De existir alguna circunstancia que imposibilite mediante
dicho medio ejecutar el acto de comunicación que se ordena; se deberá
proceder conforme a lo dispuesto en esta resolución.
4. Notifíquese.
A. PINEDA.---F. MELENDEZ.---J. B. JAIME.---E. S. BLANCO R.---PRONUNCIA-
DO POR LOS SEÑORES MAGISTRADOS QUE LO SUSCRIBEN.---E. SOCORRO C.---
SRIA.---RUBRICADAS.
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en la que se cumplirá la pena de prisión impuesta, no genera por sí, una afec-
tación constitucional con incidencia en el derecho de libertad protegido a tra-
vés del hábeas corpus, ya que en el momento que lo considere oportuno, el
interesado puede solicitar a la autoridad judicial respectiva que se le haga sa-
ber el mismo. En todo caso, si no se le hubiera notificado el referido cómputo
por parte de la autoridad judicial correspondiente, ello constituye un incum-
plimiento de tipo legal por parte de la autoridad a la que le corresponde efec-
tuar dicho cálculo, siendo que, ese tipo de omisión puede ser alegada ante las
autoridades competentes en materia penal para verificar esas circunstancias, a
efecto que se proceda a dar cumplimiento a lo dispuesto en la normativa legal
relativa al control del cumplimiento de las penas de prisión.
En ese sentido, este Tribunal ha reiterado en su jurisprudencia –verbigracia
resolución HC 93-2012 del 18/04/2012– su falta de competencia para anali-
zar y decidir asuntos que carezcan de trascendencia constitucional, ya que el
planteamiento de aspectos de índole estrictamente legal, pueden reclamarse
ante las autoridades judiciales que tienen competencia para el conocimiento
del proceso penal o, en su caso, de la fase de ejecución de la pena; dado que
a ellos se les ha atribuido esa facultad. Por tanto, si el peticionario estima la
existencia de infracciones en razón de las circunstancias que expone, estas son
de tipo legal, y es con base en las normas de la materia correspondiente que
deberá establecerse las consecuencias que se podrían provocar.
En consecuencia, la omisión de respuesta alegada por el peticionario que
se atribuye a la autoridad demandada, no es capaz de tener incidencia en su
derecho de libertad; y a partir de ello, su argumento presenta un vicio que
impide su conocimiento en esta sede constitucional, por estar referido a un
asunto de estricta legalidad, lo cual es igualmente aplicable para su petición de
unificación de pena.
IV. Por otra parte, se advierte que el peticionario señaló que puede ser
notificado mediante auxilio judicial que sea requerido al Juzgado Segundo de
Paz de San Vicente, por encontrarse recluido en la Penitenciaría Oriental de
San Vicente.
En atención a la condición de reclusión en la que se encuentra el solicitan-
te dentro del aludido establecimiento penitenciario es pertinente realizar el
respectivo acto procesal de comunicación por la vía del auxilio judicial para
garantizar el derecho de audiencia y a la protección jurisdiccional del peticio-
nario, pues este mecanismo permite establecer con certeza la fecha en que
aquel tienen conocimiento directo e inmediato de los pronunciamientos de
este Tribunal. Lo anterior supone que el acto procesal de comunicación debe
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En ese orden de ideas, esta Sala advierte que el agravio alegado por el
solicitante –la omisión de envío de las sentencias de mérito, cometida por los
Juzgados Especializados de Sentencia de San Miguel y de Sentencia “B” de San
Salvador– carece de actualidad, dado que desde que probablemente pudie-
ron haber sido dictadas las resoluciones –entre los años 2008 y 2009–, ya que
el peticionario no menciona en qué fecha exactamente se emitieron, hasta la
fecha en que promovió este proceso constitucional, habían transcurrido cinco
años aproximadamente, sin que el mismo previamente haya realizado alguna
gestión para obtener la resolución en comento, a excepción de sus peticiones
en el año 2015, es decir, más de cuatro años después; aunado a que la sentencia
se encuentra ejecutoriada de acuerdo a lo señalado en su escrito, porque se le
unificaron las penas y ha solicitado el cómputo.
En otras palabras, el agravio generado por la omisión en que incurrieron
las autoridades judiciales demandadas en enviar las sentencias respectivas al
solicitante, que dio lugar a sus peticiones de envío, ha perdido vigencia, en
virtud de que transcurrieron casi cinco años de inactividad del pretensor para
su obtención.
Y es que si bien es cierto las autoridades judiciales tienen la obligación de
comunicar personalmente ese tipo de resoluciones a los procesados, transcu-
rrido un tiempo razonable sin que aquellas lo hayan hecho y en el que el im-
putado puede advertir esa circunstancia, esta Sala ha señalado que bajo tales
supuestos, el impedimento para acceder a la sentencia definitiva ya no está
siendo provocado por la omisión de la autoridad, sino por la pasividad del agra-
viado que no interviene para obtenerla, es decir, no se avoca al juez penal para
que se le envíe la sentencia ni solicita la tutela constitucional ante la omisión,
tardanza injustificada o denegatoria de la autoridad demandada –ver sobresei-
mientos de HC 23-2014, del 2/7/2014, y 132-2014, del 25/7/2014–.
En esta petición, al no haberse alegado circunstancias que impidieran al
solicitante obtener las sentencias condenatorias, más allá de la omisión de la
autoridad demandada en entregarla en cumplimiento de su obligación legal, y
al indicar que dicha sentencia se encuentra ejecutoriada, se considera que des-
pués del tiempo transcurrido desde el momento en que surgió la posibilidad
de exigir su envío y la presentación de la solicitud de este hábeas corpus, se ha
desvanecido el agravio planteado en su derecho a ser notificado personalmen-
te de su sentencia condenatoria y, en consecuencia, en su derecho de libertad
física; con lo cual objetivamente se carece del elemento material necesario para
continuar con el trámite de la petición incoada, por lo que deberá declararse
improcedente este aspecto de la pretensión.
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robuste[z] probatoria para la incriminación sobre la base del il[í]cito penal (...)
los elementos de cargo ofertados por la fiscalía no fueron convincentes, y no
superaron al principio de presunción de inocencia (...) la Cámara (...) me ha vio-
lentado garantías constitucionales, las cuales i[m]plican el respeto a la decisión
establecida por parte del tribunal sentenciador al decretarme un sobreseimien-
to definitivo (...) –hay– errónea aplicación de parte de Cámara al ordenar mi
captura (...) pido a ustedes honorable magistrados el que se anali[c]en en corte
los elementos de prueba ofertados por la fiscalía general de la república (...) los
cuales me violentan en la actualidad mi derecho a la libertad ambulatoria con
relación al fallo pronunciado por parte del juzgador del tribunal sentenciador
(...) y la arbitrariedad cometida por (...) la Cámara Primero de lo Penal (...) y se
determine (...) si las decisiones tomadas por él juzgador se apegan a la hecho y
derecho para ordenar nuevamente mi captura, y si se observan en la resolución
del aquo pido se anule el fallo de este, o se permita al impetrarte por [v]enia de
esta honorable sala el tener acceso nuevamente a la administración de justicia
(...) –para que– interponga recurso de revisión de sentencia, ante el tribunal
sentenciador que lo puso en libertad...”(mayúsculas suprimidas)(Sic).
II. En este punto, es preciso aclarar que de los argumentos expuestos por
el peticionario en su demanda, en esencia, el derecho constitucional material
que presuntamente le habría sido conculcado es el derecho a la libertad per-
sonal, ya que en su escrito señala que si bien el Tribunal Tercero de Sentencia
de Santa Ana ordenó su libertad en virtud de haberlo sobreseído definitiva-
mente, la Cámara de lo Penal de la Primera Sección de Occidente ordenó su
captura mediante una resolución que –a su juicio– contiene una valoración
arbitraria de la prueba; por lo que solicita a esta Sala amparo para que se revi-
sen dichas decisiones y la prueba de cargo, se anule el fallo que cuestiona, o en
su defecto a través de esta Sala se habilite el recurso de revisión de sentencia
ante la primera de las autoridades señaladas.
De ahí que, si bien es cierto en la solicitud presentada por el demandante
expresa pedir amparo, de la causa de pedir explicitada en la demanda, se de-
termina que el señor G. H. pide –en rigor– protección a su derecho de libertad
personal.
En ese orden de ideas, debe indicarse que el art. 12 inciso final L.Pr.Cn.
prevé que: “Si el amparo solicitado se fundare en detención ilegal o restricción
de la libertad personal de un modo indebido, se observará lo que dispone el
Título IV de la presente ley”.
En virtud de ello, y siendo que la tramitación de los procesos constitucio-
nales debe realizarse en función del derecho que pretende tutelar, y evitar el
ritualismo y las interpretaciones que supediten la eficacia del derecho a aspec-
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pena de cincuenta años de prisión por la comisión del delito de secuestro agra-
vado, en vulneración de los principios de culpabilidad y legalidad, en virtud de
que en dicha decisión no concurrieron los presupuestos de ley, con lo cual se le
ha privado de libertad de forma arbitraria.
A su vez cuestiona la resolución emitida por la citada sede judicial de fecha
05/06/2014, en la que inadmitió un recurso de revisión que presentó en contra
de la sentencia mencionada.
Respecto de ambas decisiones judiciales cuestionadas, alega que arbitra-
riamente se le ha condenado como coautor a la pena de cincuenta años de
prisión, sin existir ningún fundamento ni presupuesto legal para ello, realizan-
do una interpretación extensiva de la ley penal y no restrictiva, con ello no
se cumplen los requisitos de tipicidad para acreditarle la calidad de coautor,
pues no se configura legalmente que haya tenido el “codominio funcional del
hecho”, no se le menciona o ubica por ningún medio de prueba valorado o
inmediado en la sentencia firme en relación con algún grado de participación
en la privación de libertad de la víctima, ni en la solicitud de negociación de
entrega del dinero, tampoco fue reconocido por la víctima (y testigo) en el
anticipo de prueba de reconocimiento en rueda de personas, siendo negativo
el resultado, así como no resultó positivo el análisis dactiloscópico del dinero
seriado que fue secuestrado, pues nunca le fue decomisado dinero alguno.
En razón de todo lo anterior, suplica justicia material y no formal en su
caso, aunado a que se considera inocente por no haber participado en el deli-
to referido y a pesar de eso ha sido condenado.
Con fecha 21/08/2015 el solicitante elaboró segundo escrito sosteniendo,
en iguales términos, la pretensión previamente relacionada, el cual fue envia-
do a este Tribunal juntamente con el primer escrito.
II. Ante tal planteamiento, mediante resolución de las doce horas y cuaren-
ta y tres minutos del día 02/10/2015, este Tribunal previno al solicitante a fin de
que expresara de forma clara y precisa: i) de qué manera cada una de las actua-
ciones judiciales cuestionadas son vulneradoras de la Constitución, con especial
referencia al derecho de libertad personal; y ii) si la queja relacionada con la
sentencia definitiva fue planteada durante el juicio o impugnada mediante los
mecanismos legales existentes para tal efecto.
Al respecto el peticionario aduce que la sentencia firme le genera agravio,
al no haber sido respetada en ella por el tribunal sentenciador tanto la ga-
rantía de reserva de ley como el derecho de libertad física, “(...) al acreditarle
arbitrariamente la calidad de coautor y la pena de prisión en dicha calidad
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Hábeas Corpus / Improcedencias
sin cumplirse los requisitos de ley que el legislador [ha] establecido para ello,
realizándose una interpretación y aplicación extensiva arbitraria al respecto
en la sentencia firme por parte del Tribunal de Sentencia de Santa Tecla, y es
que por otro lado, respecto al principio de legalidad, se ha sostenido por la
Honorable Sala de lo Constitucional que rige a los tribunales jurisdiccionales,
por lo que toda actuación de estos ha de presentarse necesariamente como
ejercicio de un poder o competencia atribuidos previamente por la ley, la que
los construye y delimita, lo cual significa que los tribunales jurisdiccionales de-
ben someterse en todo momento a la ley a la que esta establezca, debiendo
actuar de conformidad a todo ordenamiento jurídico y no realizar actos que
no tienen fundamento legal o cuando no actúan conforme a lo que la ley de la
materia establece, como ocurre en la sentencia firme condenatoria, en la cual
no se ha actuado conforme a lo que la ley de la materia establece respecto a la
coautoría que se me acredita arbitrariamente, realizando en la misma un acto
que no tiene fundamento legal, afectando y trascendiendo hasta mi derecho
a la seguridad jurídica en su relación con el principio de legalidad, implica una
obligación por parte de los funcionarios de respetar los límites que la ley prevé
al momento de realizar una actividad en el ejercicio de sus funciones, de ma-
nera que si la normativa establece el procedimiento que cualquier funcionario
debe seguir o la consecuencia jurídica que debe aplicar a un caso concreto y
este no cumple con lo previamente dispuesto en el ordenamiento jurídico, pro-
duce una afectación a la seguridad jurídica de las personas, como ha ocurrido
en la sentencia firme al acreditarme la calidad e coautor y ponerme en dicha
calidad sin cumplirse los presupuestos de ley para ello (...) configurándose en
la sentencia firme inobservancia del principio de legalidad y seguridad jurídica
con incidencia en mi derechos de libertad, por lo que la restricción de libertad
en que me encuentro en exceso deviene en ser inconstitucional en mi perjuicio
y agravio (...)
(...) La queja relacionada en la sentencia definitiva, fue planteada por la
defensa pública en el juicio como parte de sus argumentos, no siendo impug-
nada por mi defensa pública en casación, pero sí ha sido impugnada por mi
persona ejerciendo mi derecho de defensa material mediante recurso de re-
visión interpuesto por mi persona contra la sentencia firme, el cual me fue
declarado no ha lugar por el referido Tribunal de Sentencia de la ciudad de
Santa Tecla.” (sic.).
III. 1. Antes de analizar la pretensión planteada, esta Sala considera perti-
nente hacer referencia al examen inicial que se realiza sobre la solicitud presen-
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que ha vulnerado derechos fundamentales. Esto último podría generar que ac-
tuaciones realizadas varios años atrás puedan ser impugnadas mucho tiempo
después de su ocurrencia, con todos los efectos negativos que dicha situación
conlleva, tanto respecto a la seguridad jurídica como consecuencias prácticas –
asimismo, sobreseimiento HC 23-2014, del 2/7/2014–.
Para determinar si un agravio es actual, de acuerdo a este Tribunal, debe
analizarse –en atención a las circunstancias fácticas de cada caso concreto, y,
en especial, a la naturaleza de los derechos cuya transgresión se alega– si el lap-
so transcurrido entre el momento en que ocurrió la vulneración a los derechos
fundamentales y la presentación de la demanda, no sea consecuencia de la
mera inactividad de quien se encontraba legitimado para promover el proceso,
pues en el caso de no encontrarse objetivamente imposibilitado para requerir
la tutela de sus derechos y haber dejado transcurrir un plazo razonable sin so-
licitar su protección jurisdiccional se entendería que ya no soporta en su esfera
jurídica, al menos de manera directa e inmediata, los efectos negativos que la
actuación impugnada le ha causado y, consecuentemente, que el elemento
material del agravio que aparentemente se le ha ocasionado ha perdido vigen-
cia –ver además sobreseimiento de HC 132-2014, del 25/7/2014–.
A efecto de determinar la razonabilidad del plazo transcurrido entre la vul-
neración alegada y la solicitud de exhibición personal incoada, debe hacerse un
análisis de las circunstancias del supuesto en atención a criterios objetivos como
la inactividad del pretensor desde el agravio acontecido, que sin justificación
alguna dejó pasar el tiempo sin solicitar la protección jurisdiccional.
En ese orden de ideas, esta Sala advierte que en el presente caso el agravio
alegado por el solicitante –cumplimiento de pena de prisión impuesta en vir-
tud de una sentencia condenatoria en la cual no existen elementos probatorios
que acrediten su calidad de coautor en el delito– carece de actualidad, pues
desde que se pronunció la referida resolución –el 24/10/2007– hasta la fecha
de inicio de su petición de hábeas corpus –02/09/2015– han transcurrido apro-
ximadamente más de siete años; eso significa que, pese a que el solicitante se
ha presentado a esta sede constitucional a plantear su reclamo, lo ha hecho
después de haber transcurrido alrededor de siete años del pronunciamiento
de la referida decisión; de ahí que dicho plazo no resulta razonable para exigir
el control constitucional por el tema de mínima actividad probatoria en una
sentencia condenatoria firme.
Y es que si bien es cierto las autoridades judiciales para determinar la res-
ponsabilidad penal de una persona deben analizar que existan elementos de
convicción vertidos en el proceso que sostengan la comisión del delito atribui-
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Por las razones expuestas y con base en los artículos 11 inciso 2° de la Cons-
titución, 13, 26, 30, 43, 44, 45, 46 y 71 de la Ley de Procedimientos Constitucio-
nales, esta Sala RESUELVE:
1. Declárase improcedente la pretensión propuesta en torno tanto a la sen-
tencia definitiva condenatoria, como a la resolución emitida por el Tribu-
nal de Sentencia de Santa Tecla mediante la cual inadmitió el recurso de
revisión interpuesto por el señor José René S. J.; en virtud de que, en el
primer cuestionamiento el agravio alegado carece de actualidad, y, en
el segundo, no plantea un tema de posible vulneración consti-
tucional que deba ser enjuiciado por este Tribunal.
2. Notifíquese.
F. MELENDEZ.---J. B. JAIME.---E. S. BLANCO R.---R. E. GONZALEZ.---PRONUN-
CIADO POR LOS SEÑORES MAGISTRADOS QUE LO SUSCRIBEN.---E. SOCORRO
C.---SRIA.---RUBRICADAS.
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tal fin. Inclusive a través de tablero judicial, una vez agotados los procedimien-
tos respectivos.
Por las razones expresadas y en cumplimiento de los artículos 11 inciso 2°
de la Constitución y 13 de la Ley de Procedimientos Constitucionales, esta Sala
RESUELVE:
1. Declárase improcedente la pretensión planteada por el abogado Arturo
Ernesto López Contreras a favor del señor William Misael N. A., por eviden-
ciarse vicios al reclamar cuestiones de estricta legalidad.
2. Tome nota la Secretaría de esta Sala del medio técnico y de la dirección
señalados por el peticionario para recibir los actos procesales de comunica-
ción y, de existir alguna circunstancia que imposibilite mediante dicha vía
ejecutar la notificación que se ordena, se deberá proceder conforme a lo
dispuesto en el considerando IV de esta resolución.
3. Notifíquese la presente resolución y oportunamente archívese el corres-
pondiente proceso constitucional.
F. MELENDEZ---J. B. JAIME---E. S. BLANCO R.---R. E. GONZALEZ.---PRONUN-
CIADO POR LOS SEÑORES MAGISTRADOS QUE LO SUSCRIBEN.---E. SOCORRO
C.---SRIA.---RUBRICADAS.
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Hábeas Corpus / Improcedencias
nal; asimismo, agrega que no concurren en este caso los requisitos de la deten-
ción en flagrancia, por lo que tampoco podía ser detenido bajo tal supuesto,
para luego ser presentado ante el Juzgado Tercero de Paz de San Miguel, quien
le decretó detención provisional por atribuírsele la comisión del delito de pe-
culado.
2. En segundo lugar, expresa que “... [el] Juez Tercero de Paz de la ciudad
de San Miguel, quien (...) [al] realizar la audiencia inicial (...) le decreta deten-
ción provisional y toma como base para decretar esta medida los elementos
de convicción presentados por la representación fiscal (...) En ninguna de estas
diligencias (...) se individualiza a mi representado ni se le identifica como el su-
jeto que realizó la sustracción del dinero de las evidencias que se encontraban
en el laboratorio de la Regional Antinarcóticos de la Policía Nacional Civil de la
ciudad de San Miguel por el delito de peculado atribuido a mi cliente; lo base
probatoria que la Policía Nacional Civil tomo para detener a mi representado es
lo manifestado por el inspector (...) quien refiere en su dicho que posiblemente
sea mi representado, puesto que él es el encargado del laboratorio y que hay
otro técnico, con la misma función pero que se encontraba de vacaciones, sin
tomar en cuenta que no se sabía y no se sabe cuándo realmente fueron las
sustracciones de dinero de las evidencias y por quien o quienes fueron sustraí-
das, que dicho sea de paso hay sustracción no solo de las evidencias que se
encuentran embaladas por mi representado, sino también otras embaladas por
el otro técnico […] y otras de otro que estuvo anteriormente, (...) la libertad (...)
debe ser protegid[a] (...) y su afectación debe estar motivada por fundamentos
jurídicos y probatorios suficientes (...) no existiendo [en este caso] suficientes
elementos de convicción para acreditar la apariencia de buen derecho en lo
que se refiere [a la] probable participación del procesado en el delito que se
le imputa (...) pues no hay elementos que este haya sustraído el dinero y él no
es el responsable de todo lo que se encuentra dentro del laboratorio...” (Sic).
II. 1. Con relación al reclamo vinculado a la inexistencia de orden escrita
o de flagrancia para ejecutar la detención policial del señor Roberto Arman-
do D. M., debe indicarse que este tribunal ha establecido en su jurisprudencia
que para proceder al análisis constitucional de un asunto, debe verificarse si al
momento de plantearse la pretensión, el acto reclamado estaba produciendo
un agravio en la esfera jurídica del favorecido, pues si al iniciarse el proceso
constitucional de hábeas corpus, el acto cuestionado ya no sigue surtiendo
efectos, el agravio alegado deviene en inexistente y ello viciaría la pretensión –
verbigracia, sentencia HC 205-2008 del 16/6/2010–.
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cargado de dicha área, desconociéndose con ello que en la misma oficina han
laborado otras personas.
Con relación a lo reclamado, debe decirse que esta Sala en su jurispruden-
cia ha establecido que no está dentro de sus atribuciones el revisar la actividad
de valoración de la prueba que haya determinado a un juez o tribunal penal a
declarar la existencia de un delito y la participación de una persona en la comi-
sión de un hecho delictivo, pues la valoración probatoria de cargo y descargo,
así como establecer la suficiencia de la prueba aportada en el proceso, es de ex-
clusiva competencia de las autoridades encargadas de dirimir el proceso penal.
Por tanto, si se considera que una autoridad judicial, al restringir la libertad
física no realizó una adecuada valoración de los elementos probatorios, tiene
expeditos los medios impugnativos que la normativa secundaria establece para
intentar revocar dichas decisiones –verbigracia, resolución de HC 332-2012 del
19/12/2012–.
En el caso particular esta Sala determina que, de los hechos planteados se
evidencia una inconformidad del solicitante con la detención provisional de-
cretada al señor D. M., y con la valoración efectuada sobre la prueba de cargo
en la cual el Juez Tercero de Paz de San Miguel sustentó su decisión –específi-
camente con el testimonio de un inspector policial–; ya que, según el peticio-
nario, en la oficina donde se aduce que la persona que se pretende favorecer
sustrajo ciertas evidencias, también laboraban otras personas lo que impide
individualizar al responsable.
De ahí que, de los argumentos propuestos se revela que el reclamo des-
cansa en una inconformidad con la detención provisional que decretara el juez
respectivo. En tal sentido, lo alegado carece de relevancia constitucional, pues
los jueces penales son los facultados para ello, siendo improcedente su cono-
cimiento; y es que si a través de este proceso se entrase a examinar aspectos
puramente legales como el planteado, se produciría una desnaturalización del
proceso de hábeas corpus, convirtiendo a esta Sala –con competencia cons-
titucional–, en una instancia más dentro del proceso iniciado en sede penal,
ocasionando un dispendio de la actividad jurisdiccional.
En consecuencia, los alegatos expuestos inhiben a esta Sala de emitir un
pronunciamiento de fondo sobre el derecho fundamental tutelado mediante
el hábeas corpus, pues de hacerlo estaría actuando al margen de su compe-
tencia. Y es que, si una persona se considera agraviada con el resultado de la
valoración de los hechos y de la probanza, en lo atinente al establecimiento de
la responsabilidad penal, el ordenamiento jurídico secundario contempla los
mecanismos pertinentes a interponer en la jurisdicción penal –medios impug-
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pletoria–, pues este mecanismo deja constancia del momento exacto en que el
solicitante la recibe.
En ese sentido, a efecto de garantizar el derecho de audiencia y a la protec-
ción jurisdiccional del peticionario deberá requerirse la cooperación del Juzga-
do Segundo de Paz de Zacatecoluca, a efecto de notificar este pronunciamien-
to al solicitante, de manera personal, en el mencionado centro penal.
Sin perjuicio de lo expuesto, de advertirse alguna circunstancia que im-
posibilite la comunicación que se ordena practicar al solicitante a través del
aludido mecanismo, también se autoriza a la Secretaría de este Tribunal para
que proceda a realizar la notificación por otras vías dispuestas en la legis-
lación procesal pertinente y que fueren aplicables, debiendo efectuar las
gestiones necesarias por cualquiera de dichos medios para cumplir tal fin.
Inclusive a través de tablero judicial, una vez agotados los procedimientos
respectivos.
Por las razones expuestas y de conformidad con los artículos 11 inciso 2° de
la Constitución, 13 de la Ley de Procedimientos Constitucionales, 141 inciso 1°
y 192 del Código Procesal Civil y Mercantil –de aplicación supletoria–, esta Sala
RESUELVE:
1. Declárase improcedente la pretensión planteada por el señor Carlos Alfre-
do U. M., por alegarse un asunto de estricta legalidad.
2. Requiérase auxilio al Juzgado Segundo de Paz de Zacatecoluca, para que
notifique este pronunciamiento al solicitante en el Centro Penitenciario de
Sensuntepeque.
3. Ordénase a la Secretaría de esta Sala que, con el fin de cumplir el requeri-
miento dispuesto en el número precedente, libre el oficio correspondiente
junto con la certificación de esta decisión; y, de existir alguna circunstancia
que imposibilite mediante dicha vía ejecutar la comunicación que se orde-
na; se deberá proceder conforme a lo dispuesto en el considerando V de
esta resolución.
4. Solicítese al funcionario judicial comisionado que informe a esta Sala, a la bre-
vedad posible, sobre la realización de dicho acto procesal de comunicación.
5. Notifíquese la presente resolución y oportunamente archívese el respectivo
expediente.
---A. PINEDA---F. MELENDEZ.---J. B. JAIME---E. S. BLANCO R.---PRONUNCIA-
DO POR LOS SEÑORES MAGISTRADOS QUE LO SUSCRIBEN.---E. SOCORRO C.---
SRIA.---RUBRICADAS.
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2. Tal decisión fue adoptada sin el más mínimo fundamento legal y sin to-
mar en cuenta los demás elementos de prueba incorporados al proceso; debido
a que en ella se basó el peligro de fuga y de obstaculización de la investigación,
únicamente en que el delito atribuido es grave de conformidad al Art. 329 N° 2
C. Pr. Pn., pues tiene señalada una pena de prisión cuyo máximo excede los tres
años, sin tomar en cuenta que el procesado se presentó voluntariamente a dar
cumplimiento a la primera resolución de dicho tribunal de alzada, pronunciada
en respuesta del primer recurso de apelación interpuesto por la Fiscalía contra
la decisión adoptada por el Juzgado de Paz de Izalco.
3. Se sustenta en una presunción de culpabilidad, en lugar de inocencia,
“(...) por cuanto la Cámara hace argumentaciones en las que valora prueba de
la incorporada hasta esta etapa de instrucción, sin que éste sea el momento
procesal oportuno, y que, en contra de toda lógica resultan en interpretacio-
nes en las que, no obstante haberse recabado la prueba de descargo que ubi-
ca a los procesados dentro del centro penal al momento en que otras personas
supuestamente introdujeron objetos (que constituye el elemento objetivo bá-
sico del tipo penal), se determina por la Cámara que subsiste la apariencia de
buen derecho y el peligro de fuga.” (Sic.).
4. Se vulnera el debido proceso configurado en los Arts. 11 y 12 Cn., ya
que “(...) se está decretando la detención provisional cuando las circunstan-
cias que inicialmente planteó la Representación Fiscal han variado sustancial-
mente respecto a la imputación que se hiciera en el requerimiento, y por
ende, las razones que llevaron a la Cámara a motivar una inicial detención
provisional en aquél momento procesal, ya no concurren en manera alguna
respecto a los cuatro procesados (...) que han demostrado claramente su su-
jeción voluntaria al proceso, que hace innecesaria la adopción de la detención
provisional; y que únicamente son necesarias medidas sustitutivas a la deten-
ción provisional.” (Sic.).
II. Previo a realizar un análisis de la pretensión planteada por el solicitante,
se considera pertinente referirse al examen inicial que se realiza a la misma en
este proceso constitucional, para verificar el cumplimiento de las condiciones
necesarias y emitir una decisión sobre lo requerido.
En ese sentido, este Tribunal debe corroborar si el peticionario ha supe-
rado los requisitos mínimos para conocer y decidir sobre los alegatos plan-
teados; pues, cuando se propongan cuestiones que deban ser resueltas por
otras autoridades y que por lo tanto no trasciendan de ser inconformidades
del demandante con lo decidido por una autoridad judicial o administrativa
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es decir que esta debe estar a punto de concretarse –v. gr., resoluciones de
improcedencia HC 52-2011 del 15/6/2011, 398-2011 del 25/11/2011, 228-2015
del 24/08/2015, entre otras–.
Con base en lo anterior, se han establecido requisitos esenciales para la
configuración de este tipo de hábeas corpus: que haya un atentado decidido
a la libertad de una persona y en próxima vía de ejecución, es decir, una orden
de restricción ya emitida; que la amenaza a la libertad sea cierta, no presun-
tiva; y que de existir una orden de detención, esta se haya producido en vul-
neración de preceptos constitucionales –v. gr. resoluciones de improcedencia
HC 201-2010 del 19/1/2011, 306-2011 del 21/10/2011, 151-2010, del 6/10/2010,
437-2014 del 22/10/2014, 228-2015 del 24/08/2015–.
3. El peticionario, en síntesis, señala que la resolución de fecha 30/11/2015,
dictada por la Cámara de la Segunda Sección de Occidente, en la que revocó
las medidas cautelares sustitutivas a la detención provisional decretadas por el
Juzgado de Primera Instancia de Izalco, ordenó la imposición de la última me-
dida y girar las respectivas órdenes de captura, vulnera los derechos de libertad
física, presunción de inocencia y debido proceso, del señor Marcos Tulio L. R.,
en virtud de las razones enumeradas en el considerando I de esta resolución.
A partir de ahí, es necesario verificar si el acto reclamado constituye una
verdadera amenaza inconstitucional a la libertad física del señor Marcos Tulio
L. R., como presupuesto del hábeas corpus preventivo.
De acuerdo con lo manifestado por el peticionario, la amenaza real e in-
minente contra la libertad física del señor Marcos Tulio L. R., proviene de la
resolución pronunciada por la Cámara de la Segunda Sección de Occidente
mediante la cual admitió el recurso de apelación incoado por la Fiscalía, revocó
la sustitución de la detención provisional por otras medidas cautelares decre-
tada por el Juzgado de Primera Instancia de Izalco, ordenó se le impusiera la
detención provisional y se giraran ordenes de captura.
i. La inconstitucionalidad de tal amenaza, se basa, según lo expresado por
el solicitante, en primer lugar, en una supuesta admisión ilegal del recurso
de apelación interpuesto por la representación fiscal, contra la decisión del
Juzgado de Primera Instancia de Izalco, por transgredir lo dispuesto en el Art.
169 C. Pr. Pn.
Al respecto, es necesario hacer notar que el Art. 168 C. Pr. Pn. establece el
cómputo general de los plazos en un proceso penal, en el sentido que en cual-
quier etapa del proceso, en los términos por día no se contarán los de asueto,
descanso semanal ni los días inhábiles.
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Hábeas Corpus / Improcedencias
Paralelamente el Art. 169 C. Pr. Pn., estipula el cómputo de los plazos rela-
tivos a la libertad de los imputados, es decir, se refiere a aquellos plazos en los
que se determina el tiempo en que se encuentra restringida la libertad física
de la persona –por ejemplo los contemplados en el Art. 8 del mismo cuerpo
normativo–; en lo pertinente contempla: “No obstante lo dispuesto en el artí-
culo anterior, los términos establecidos en relación a la libertad del imputado
lo serán en días continuos y en tal razón no podrán ser prorrogados y se con-
tarán los de asueto, descanso semanal y días inhábiles.”
Por otro lado, en cuanto al término de interposición del recurso de apela-
ción, dicho código establece en el Art. 465 que este medio de impugnación
deberá interponerse dentro del término de cinco días ante el mismo juez que
dictó la resolución.
Una de las resoluciones que admite apelación es aquella relativa a las me-
didas cautelares, cuyo trámite ha sido contemplado por el legislador de ma-
nera más expedita que el desarrollado para la apelación de otras actuaciones
judiciales, al disponer que una vez interpuesta la apelación deberán remitirse
las actuaciones pertinentes al tribunal de alzada en veinticuatro horas, y este
último deberá resolver, sin más trámite, en el término de tres días –Art. 341 C.
Pr. Pn.–.
Este conjunto de disposiciones no establece expresamente qué tipo de
cómputo debe emplearse para definir la interposición del recurso de apelación
contra una resolución referida a medidas cautelares. Si bien es cierto el Art. 169
C. Pr. Pn., establece una excepción en casos relacionados con la libertad física,
es demasiado impreciso y no habilita expresamente a extender su alcance a las
decisiones aludidas.
Sin embargo, ante tal falta de claridad, es indispensable interpretar siste-
máticamente las disposiciones citadas, a fin de determinar si la admisión rea-
lizada por el tribunal de alzada demandado, en efecto representa un asunto
de trascendencia constitucional que podría convertir la restricción inminente
en ilegal.
El legislador ha dispuesto para el recurso de apelación contra resoluciones
relativas a medidas cautelares, se reitera, un trámite más rápido que para el
resto de decisiones que sean impugnadas mediante dicho recurso –Art. 341 C.
Pr. Pn.–. De manera que, esta configuración legislativa permite que se decida
con prontitud la situación jurídica del procesado respecto a la medida cautelar
que se encuentra cumpliendo, ya sea previniendo que la restricción se prolon-
gue ante un pronunciamiento que deberá emitirse más rápidamente, o que
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esta continúe pero con el conocimiento cierto y ágil del imputado a cerca de
tal circunstancia.
Esto implica que la tramitación del recurso de apelación para el caso in-
dicado, se encuentra diseñada de manera preferente al ejercicio del derecho
de libertad física del acusado, es decir, su agilidad representa una inclinación
evidente a que su condición de restricción se solvente con prontitud, sin que
ello signifique una decisión de fondo sobre el recurso favorable a sus intereses.
Por otra parte, para la interposición del recurso de apelación se disponen
cinco días a partir de la emisión o notificación del acto a impugnar –Art. 465
C. Pr. Pn.–, tal término comprende la oportunidad para las partes procesales
de elaborar su escrito debidamente fundado, en ejercicio del derecho de de-
fensa para el acusado, de protección jurisdiccional para el resto de partes y la
consecuente garantía de equivalencia de armas procesales.
Determinar qué tipo de cómputo debe aplicarse a ese término contem-
plado para interponer un recurso de apelación cuando se trate de pronuncia-
mientos sobre medidas cautelares, debe atender a un criterio de proporciona-
lidad y razonabilidad.
En ese orden, se tiene que la opción que garantiza el pleno ejercicio de
los derechos fundamentales relacionados con recurrir, es el cómputo general
contemplado en el Art. 168 C. Pr. Pn., o sea, el relacionado con días hábiles,
el cual imposibilita coartar indebidamente los mismos, incluso cuando se trata
de impugnar resoluciones relativas a medidas cautelares, pues ello permite
que las partes puedan preparar debidamente la estrategia a plantear en su
pretensión impugnativa.
Ciertamente, el cómputo general que excluye los días inhábiles, de asueto
y descanso semanal, implica una afectación mínima indirecta al derecho de
libertad física de la persona a cuyo favor se promueve el recurso de apelación
y también cuando se incoa en su contra, en tanto se posterga un poco más
el tiempo tanto para impugnar una decisión que restringe el derecho de li-
bertad física, como para que adquiera firmeza el pronunciamiento que le ha
favorecido; sin embargo, debe tenerse en cuenta, como se señaló antes, que
el legislador ha diseñado un trámite más ágil en el caso de apelaciones contra
resoluciones referidas a medidas cautelares, que permite un equilibrio entre los
derechos aludidos y la libertad en cuestión.
En otras palabras, ante la afectación que genera al derecho de libertad
física el cómputo general que debe tomarse en cuenta para interponer un
recurso de apelación, el legislador contempla paralelamente una tramitación
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Hábeas Corpus / Improcedencias
más rápida de tal recurso por el tribunal de segunda instancia cuando se trata
de impugnar resoluciones sobre medidas cautelares, con el objeto de definir
eficazmente la situación jurídica del procesado respecto a la medida que se
encuentra cumpliendo.
De ese modo, resulta que la opción de cómputo general es razonable y
proporcional al contemplar una limitación al derecho de libertad física que es
coherente con el ejercicio del resto de derechos vinculados con recurrir de una
resolución judicial y con el trámite configurado legalmente para responder al
medio impugnativo.
Entonces, no es posible comprender que por encontrarse vinculado un
tema de medidas cautelares con la libertad física en la resolución impugnada,
deberá aplicarse el cómputo relativo a ese derecho contemplado en el Art.
169 C. Pr. Pn., dado que para tramitar la apelación en relación con ese tipo
de decisión existe una configuración con preferencia al ejercicio del derecho
de libertad física que representa un equilibrio con respecto a los derechos de
defensa, protección jurisdiccional e igualdad de armas procesales, el cual hace
innecesario que la presentación del recurso para esos casos sea de acuerdo a
la disposición referida –en días continuos–.
En tal sentido, debe considerarse que dicho artículo es aplicable a efecto
de determinar: el plazo en que una persona transcurre bajo cierta medida cau-
telar, la pena como consecuencia de una condena, el lapso de cumplimiento
de pena a fin de acceder a algún beneficio penitenciario, entre otros casos en
los que se siga como parámetro establecer el tiempo de restricción al derecho
de libertad aludido.
Y es que, resulta indiscutible que en el proceso penal la mayoría de deci-
siones judiciales adoptadas presentan una conexión con el derecho de libertad
física, ya sea a través de su afectación directa o su favorecimiento –condenas,
decreto de medidas cautelares, absoluciones, entre otras–; de modo que no es
posible asegurar que para todos los pronunciamientos referidos a la libertad
física debe aplicarse el cómputo contemplado en el Art. 169 C. Pr. Pn., pues ello
representaría una restricción considerable de los plazos para el ejercicio efec-
tivo del resto de derechos fundamentales antes mencionados, así como una
reducción en los términos para los tribunales de segunda instancia.
A partir de ahí, la alegada inconstitucionalidad de la admisión pronuncia-
da por la Cámara sobre el recurso de apelación, que tiene como base el Art.
169 C. Pr. Pn., no plantea un tema de posible vulneración constitucional, dado
que, al haberse celebrado la audiencia especial de revisión de medida cautelar
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los ju[z]gadores quedo manchada por diferentes ilícitos entre ellos sobornos y
agrupaciones [ilícitas] esto y lo antes referido viene a robustecer la incertidum-
bre de ha[b]er sido víctimas de un juicio viciado es por ello que en materia pe-
dimos lo siguiente: A) Que se modifique de forma considerada dicha sentencia
argumentándolo en la modificación del delito de Extorsión a cómplices en el
caso de Diana Carolina V. H., y que a mi se me absuelva de forma definitiva
por todo lo antes manifestado. B) Que se anule dicho veredicto y se fije fecha
de una nueva audiencia fundamentada esto en el art. 415 literal 2º del código
procesal penal, (...)” (sic.).
II. Antes de analizar la pretensión planteada, esta Sala considera pertinen-
te hacer referencia al examen inicial que se realiza en este proceso constitu-
cional, para verificar el cumplimiento de las condiciones necesarias y así emitir
una decisión sobre lo requerido.
En ese sentido, este Tribunal debe corroborar si el peticionario ha supera-
do los requisitos mínimos para conocer y decidir sobre los alegatos plantea-
dos; pues, cuando se propongan cuestiones que deban ser resueltas por otras
autoridades y que por lo tanto no trasciendan de ser inconformidades del
demandante con lo decidido por una autoridad judicial o administrativa, o ca-
rezcan de trascendencia constitucional, la tramitación del hábeas corpus será
infructuosa y deberá rechazarse la pretensión al inicio del proceso, por medio
de una declaratoria de improcedencia –v. gr., improcedencias de HC 162-2010
del 24/11/2010, 90-2015, 22/04/2015, entre otras–.
III. De acuerdo con lo planteado, el solicitante, en síntesis, solicita que se
modifique su condena y la de la señora Diana Carolina V. H., en virtud de que
los elementos de prueba valorados por el Juzgado Especializado de Sentencia
de San Miguel, no cumplieron con el criterio de la sana crítica, al no deter-
minar, por un lado, que la participación de la condenada fue en calidad de
cómplice a partir de los elementos de prueba vertidos en juicio, y, por otro, al
tenerse por participe al solicitante por la consideración del vínculo que tenía
con aquella y los registros penitenciarios, sin valorar otros elementos probato-
rios; por lo que además, pide sea absuelto de forma definitiva.
Respecto a ello, es necesario precisar que mediante el proceso de hábeas
corpus se controlan actuaciones u omisiones de las autoridades o particulares,
que inciden o amenacen el derecho de libertad física o integridad –física, psí-
quica o moral– de los solicitantes; de manera que éstos, al efectuar sus peticio-
nes, deben señalar con precisión dichos aspectos configurativos del agravio,
que hacen constitucionalmente trascendente su pretensión y que permiten
que la misma pueda ser analizada, de lo contrario este Tribunal se encontraría
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dimientos Constitucionales, artículos 12, 20, 141, 171 y 181 del Código Procesal
Civil y Mercantil, esta Sala RESUELVE:
1. Declárase improcedente la pretensión incoada por el señor Jimmy Ronald
E. T. a su favor y de la señora Diana Carolina V. H.; en virtud de que se trata
de un asunto de mera legalidad.
2. Fíjese el procedimiento del auxilio judicial para realizar esta y las notifica-
ciones posteriores al solicitante, en virtud de lo expuesto en el consideran-
do IV de esta decisión.
3. Requiérase auxilio al Juzgado Segundo de Paz Zacatecoluca para que noti-
fique este pronunciamiento –de forma personal– al peticionario en el Cen-
tro Penitenciario de Seguridad de dicha localidad.
4. Ordénase a la Secretaría de esta Sala que gire las comunicaciones que esti-
me convenientes. De existir alguna circunstancia que imposibilite mediante
dicha vía ejecutar la notificación que se ordena; se deberá proceder confor-
me a lo dispuesto en esta resolución.
5. Solicítese al funcionario judicial comisionado que informe a esta Sala, a la
brevedad posible, sobre la realización de dicho acto procesal de comunica-
ción.
6. Notifíquese y archívese oportunamente.
F. MELENDEZ---J. B. JAIME---E. S. BLANCO R.---R. E. GONZALEZ---PRONUN-
CIADO POR LOS SEÑORES MAGISTRADOS QUE LO SUSCRIBEN.---X. M. L.---
SRIA.---INTA.---RUBRICADAS.
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II. Por resolución de las trece horas con cuarenta y dos minutos del día
dieciséis de diciembre de dos mil quince, se previno al peticionario para que,
dentro del plazo de tres días contados a partir de la notificación respectiva,
señalara de manera concisa cómo las omisiones de las que reclama le generan
alguna incidencia en los derechos tutelados por medio del proceso constitucio-
nal de hábeas corpus –libertad física o integridad física, psíquica o moral–,- y
en qué fecha solicitó la realización del estudio socioeconómico, del cual –afir-
ma– no recibe respuesta. Ello, en atención a que el reclamo propuesto por el
señor M. M. se advirtió impreciso.
La mencionada prevención fue notificada personalmente al señor M. M.
por medio de auxilio requerido al Juzgado Primero de Paz de San Vicente, el
cual fue diligenciado en el Centro Penitenciario de esa localidad el día veintiu-
no de enero de dos mil dieciséis, según consta en el acta agregada al folio 10
de este expediente.
En ese sentido, se tiene que efectivamente se realizó el acto procesal de co-
municación y que transcurrió el plazo legal concedido para subsanar la citada
prevención sin que el peticionario haya cumplido con la misma; y siendo que
los aspectos que fueron prevenidos son indispensables para dar trámite a la
solicitud planteada, esta Sala considera pertinente, en aplicación del artículo
18 de la Ley de Procedimientos Constitucionales, declarar inadmisible el recla-
mo propuesto al no haberse subsanado la prevención dirigida al peticionario.
En este punto es de acotar que la declaratoria de inadmisibilidad deja intac-
ta la pretensión constitucional, pues lo que ha sucedido es el rechazo in limine
de la demanda por motivos formales que imposibilitaron cualquier pronuncia-
miento respecto de la pretensión; de ahí que, el interesado tiene expedita la
posibilidad de dar inicio a un nuevo proceso de hábeas corpus y, en este caso,
su pretensión debe cumplir con los requisitos establecidos en la jurisprudencia
constitucional para que se habilite su control –verbigracia, resolución del HC
193-2007, pronunciada el 20/5/2009–.
Por las razones expuestas y de conformidad con lo dispuesto en el artículo
18 de la Ley de Procedimientos Constitucionales, esta sala RESUELVE:
1. Declárase inadmisible la pretensión planteada por el señor José Roberto M.
M., a su favor, por no haberse subsanado la prevención efectuada por este
tribunal.
2. Notifíquese en la forma dispuesta desde el inicio de este proceso penal.
---F. MELENDEZ.---J. B. JAIME---E. S. BLANCO R.---R. E. GONZALEZ---PRO-
NUNCIADO POR LOS SEÑORES MAGISTRADOS QUE LO SUSCRIBEN.--- E. SO-
CORRO C.---SRIA.---RUBRICADAS.
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(...)
(...) existe en autos certeza que el favorecido No sabía de dicho auto de
detención en su contra sin tener certeza de dicho acto de comunicación para
defenderse en juicio ya detenido es mentira, ni legal ni justo su defensa mate-
rial No la ejerce conforme a la ley si nunca se le ha comunicado y nunca supo el
Juzgador que el favorecido ejerció su derecho material por tal acto de comuni-
cación previsto en la ley, y vulnerado en su contra de hecho el debido proceso
realizado en contra del señor Julio Heriberto B.” (Sic.).
II. De acuerdo con lo anterior, se previno al solicitante para que señalara
de forma clara y precisa cuál es la actuación específica realizada por el Juzgado
Especializado de Instrucción de San Miguel, que transgrede inconstitucional-
mente el derecho de libertad física del señor Julio Heriberto B. y los motivos
que hacen suponer esa vulneración.
Al respecto, el peticionario reitera los argumentos planteados en el escrito
de promoción de este hábeas corpus, señalando que consta en el expediente
judicial llevado en contra del señor Julio Heriberto B., entrevista del testigo
identificado con clave “Fox”, que consisten en solo un relato sin trascendencia
para decretarle la detención administrativa en relación con el hecho que se le
atribuye; no se demuestra en auto un racionamiento jurídico para su detención
provisional, la cual no reúne los requisitos legales; al momento de su captura,
según consta en acta, expresó no querer que se le diera aviso a nadie sobre su
detención, tampoco nombró un abogado de su elección, ni se le indicaron los
motivos de tal restricción; sin embargo, aquel le manifestó al solicitante que
pidió que se le diera aviso a su madre.
Asegura que no existe la más mínima imputación en contra del indiciado
para haberle decretado la detención administrativa y la judicial, como funda-
mento reitera que no se le comunicó a nadie sobre la detención del señor B.,
y alega que debido a la detención en que se encuentra el mismo su estado de
salud es gravísimo.
III. A partir de lo anterior, se advierte que no obstante el peticionario con-
testa la prevención realizada por este Tribunal, los argumentos vertidos no
cumplen con los términos exigidos en la misma, en virtud de que no aclara cuál
es la actuación u omisión atribuible a la autoridad demandada que genera una
supuesta vulneración al derecho de libertad física del señor Julio Heriberto B.,
y los motivos que le hacen suponer tal vulneración, pues se limita a señalar,
entre otros aspectos, que no se le comunicó a nadie la captura de este, no se
le nombró abogado de su elección, no se le informó la imputación antes de su
detención, no hay imputación mínima, pero no vincula todas esas aseveracio-
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414-2015
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Hábeas Corpus / Inadmisibilidades
I. El solicitante aduce que el artículo 129 del Código Penal fue “... reforma-
do en sus numerales 3, 4 y 7 seg[ú]n decreto legislati[v]o #1009 y publicado
en Diario Oficial #58, tomo 394, del 23 de marzo del 2012, (...) siendo que
interpongo (...) el pre[s]ente proceso constitucional de ‛h[á]beas corpus’ con-
tra resolución emitida por (...) [el] Tribunal de Primera Instancia de Tejutla,
Chalatenango, en razón de no haber querido modificar la pena que se me [h]
a [impuesto] siendo el caso que el art. 129 numerales 3, 4 y 7 han sido reforma-
dos y son procedentes, en el caso que nos atribu[y]e ya que en 2 ocasiones he
solicitado que se me modifique la sentencia y se [h]an negado a hacerlo, omi-
tiendo dar una resolución ni para bien ni para mal, de igual forma, por lo que
acudo a dicho (...)‛h[á]beas corpus’ ya que la resolución [e]mitida en mi contra
es de[s]favorable y violenta mis derechos y garantías constitucionales siendo
que el art. 15 del Código Penal nos regula la ley penal favorable posterior a la
condena como el art. 407, del mismo Código Penal, [así] le expongo que el 31
de julio de 1996 fui detenido por las autoridades competentes siendo que se
me acusaba de masacre en aquel tiempo siendo que en el mes de noviembre
de 1999 se me condenó a 30 años de pri[s]ión por el delito de homicidio para
lo cual la pena m[á]xima que reg[í]a (...) era de 30 años (...) como ya antes he
mencionado en el año 2012 es reformado el Art. 129 (...) el cual regula la pe-
nalidad del homicidio agra[v]ado por lo cual dicha reforma es procedente en
este caso por lo cual interpongo el (...) ‛h[á]beas corpus’ para que se pongan
los buenos oficios y sea modificada la pena según lo estable[c]ido en la refor-
ma dada bajo decreto legislati[v]o...”(sic).
II. En virtud de lo propuesto por resolución de fecha 4/1/2016 se previno
al peticionario para que, dentro del plazo de tres días contados a partir del
siguiente al de la notificación de dicha decisión, señalara de forma clara y con-
creta: cuál es la actuación u omisión contra la cual reclama en su solicitud de
hábeas corpus, si la decisión emitida por la autoridad demandada en la que se
deniega la modificación de su pena de prisión o si la falta de respuesta a dos
solicitudes que refiere; en caso de tratarse del primer acto indicado, deberá
expresar el contenido concreto de dicha decisión respecto del cual alega su in-
constitucionalidad y la fecha de su emisión –esto último, si fuere posible–; y, si
su reclamo se centra en la omisión de respuesta a dos peticiones, deberá expre-
sar las fechas en que remitió tales escritos al Juzgado de Primera Instancia de
Tejutla con indicación expresa de lo que requirió a dicha autoridad por medio
de los mismos.
La mencionada decisión fue notificada personalmente al señor R. Q. el día
20/1/2016, así consta en el acta suscrita por este y la notificadora del Juzga-
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Sobreseimientos
210-2015
o vigencia del agravio; esto sobre todo porque la Ley de Procedimientos Cons-
titucionales no regula un plazo para presentar una solicitud de amparo –ni de
hábeas corpus– a partir de la ocurrencia del comportamiento que ha vulnera-
do derechos fundamentales. Esto último podría generar que actuaciones reali-
zadas varios años atrás puedan ser impugnadas mucho tiempo después de su
ocurrencia, con todos los efectos negativos que dicha situación conlleva, tanto
respecto a la seguridad jurídica como consecuencias prácticas – asimismo, so-
breseimiento HC 23-2014, del 2/7/2014–.
Para determinar si un agravio es actual, de acuerdo a este tribunal, debe
analizarse –en atención a las circunstancias fácticas de cada caso concreto, y,
en especial, a la naturaleza de los derechos cuya transgresión se alega– si el lap-
so transcurrido entre el momento en que ocurrió la vulneración a los derechos
fundamentales y la presentación de la demanda, no sea consecuencia de la
mera inactividad de quien se encontraba legitimado para promover el proceso,
pues en el caso de no encontrarse objetivamente imposibilitado para requerir
la tutela de sus derechos y haber dejado transcurrir un plazo razonable sin so-
licitar su protección jurisdiccional se entendería que ya no soporta en su esfera
jurídica, al menos de manera directa e inmediata, los efectos negativos que la
actuación impugnada le ha causado y, consecuentemente, que el elemento
material del agravio que aparentemente se le ha ocasionado ha perdido vigen-
cia –ver además sobreseimiento de HC 132-2014, del 25/7/2014–.
En ese orden de ideas, esta sala advierte que en el presente caso el agravio
alegado por el solicitante –cumplimiento de pena de prisión impuesta en vir-
tud de una sentencia condenatoria que supuestamente vulnera la prohibición
de doble juzgamiento– carece de actualidad, pues desde que se pronunció la
referida resolución –el 3/6/2003, según el favorecido– hasta la fecha de presen-
tación del hábeas corpus –el 16/7/2015– ha transcurrido más de 12 años; eso
significa que, pese a que el solicitante ha planteado su reclamo ante esta sala,
lo ha hecho luego de haber transcurrido largo tiempo después de la referida
decisión; de ahí que dicho plazo no resulta razonable para exigir el control
constitucional de una condena supuestamente firme.
Y es que si bien es cierto las autoridades judiciales no pueden enjuiciar dos
veces a una persona por la misma causa, una vez transcurrido un tiempo ra-
zonable sin que el condenado o cualquier persona haya solicitado la tutela
constitucional ante dicha actuación, se considera que desde el momento en
que surgió la posibilidad de exigir dicho control –es decir, desde la emisión de la
sentencia condenatoria contra la cual se reclama– y la presentación de la solici-
tud de este hábeas corpus, se desvaneció el agravio planteado en sus derechos
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409-2015R
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Hábeas Corpus / Sobreseimiento
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Hábeas Corpus / Sobreseimiento
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Sentencias definitivas
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Hábeas Corpus / Sentencias Definitivas
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se logra una respuesta sobre lo solicitado, que pueda llegar a producir inciden-
cia en el ejercicio de ese derecho.
Por tanto, con el referido tipo de hábeas corpus se pretende la obtención
de una contestación a la brevedad posible, ya sea que se estime o deniegue
lo pedido, de tal forma que no solamente se verifica si hay omisión en el otor-
gamiento de la respuesta, sino también la dilación generada, aparejada a la
omisión.
V. Expresados los fundamentos jurisprudenciales base de esta resolución ha
de pasarse al estudio del caso propuesto
1. Con respeto a la solicitud realizada por el defensor particular de la fa-
vorecida –también peticionario en este proceso” relativa a que se celebrara
audiencia de revisión de medida, debe indicarse que consta en el expediente
remitido, la existencia de tal petición efectuada el 5/5/2015 y otra presentada
el 6/10/2015.
Ahora bien, posterior al planteamiento de este hábeas corpus, se tiene que
el juzgado especializado indicado señaló por resolución del 9/10/2015 fecha
para la citada audiencia, sin embargo esta se aplazó mediante acta del día
23/10/2015 por falta de asistencia de algunos defensores, pero se consignó la
asistencia a la misma del ahora peticionario en su calidad de defensor particu-
lar de la imputada. Luego de ello, sin celebrar la indicada audiencia, la autori-
dad judicial resolvió el 25/10/2015 lo relativo a la condición de la procesada, de-
terminando la referida cesación de la detención, pero no se tienen diligencias
posteriores de las que puede colegirse que su condición haya variado.
De manera que, en cuanto al aspecto analizado, se verifica que durante la
tramitación del hábeas corpus la autoridad judicial dio respuesta a los reque-
rimientos antes señalados, fijando la fecha para la referida audiencia y deter-
minando aplazar la misma según los motivos consignados; con relación a ello,
debe decirse que este tribunal ha reconocido en su jurisprudencia que el pro-
ceso penal es un instrumento idóneo para la satisfacción de reclamos susten-
tados en vulneraciones constitucionales acontecidas en los mismos. Asimismo
que carece de sentido que este tribunal se pronuncie en sentencia de fondo so-
bre la queja constitucional planteada mediante un proceso de hábeas corpus,
cuando la autoridad a cargo del procesamiento en el que se alega acontecer
aquella la ha declarado y como consecuencia de ello ha hecho cesar sus efectos.
Así, en supuestos en los cuales los efectos de la actuación cuestionada han
desaparecido por haberse acogido, en el seno del procedimiento judicial, la
misma queja que motiva la promoción del hábeas corpus, deberá sobreseerse
este último –sobreseimiento HC 290-2014, de fecha 12/12/2014–.
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a ser puesta en libertad, en cuyo caso el Estado podrá limitar la libertad del
imputado por otras medidas menos lesivas que aseguren su comparecencia al
juicio, distintas a la privación mediante encarcelamiento –derecho que a su vez
obliga a los tribunales a tramitar con mayor diligencia y prontitud los procesos
penales en lo que el imputado esté detenido–; y finalmente, que cuando la ley
establece un límite máximo legal de detención provisional, luego de él no pue-
de continuar privándose de libertad al imputado –ver al respecto sentencias de
los casos Suárez Rosero contra Ecuador, de 12/11/1997, Instituto de Reeduca-
ción del Menor contra Paraguay, de 2/9/2004, y Bayarri contra Argentina, de
30/10/2008–.
2. Expresados los anteriores fundamentos jurisprudenciales ha de pasarse
al estudio del caso propuesto.
De acuerdo a los pasajes del proceso remitidos a este tribunal para ser in-
corporados a este expediente, así como de lo informado por la autoridad de-
mandada y la jueza ejecutora, se puede constatar que a los señores R. D. se les
decretó detención provisional en la audiencia especial de imposición de medida
cautelar celebrada en el Juzgado Especializado de Instrucción de San Salvador
el día 16/09/2013, medida que se ratificó en la celebración de la audiencia pre-
liminar por medio del auto de apertura a juicio de fecha 04/05/2015. Luego,
el Juez Especializado de Sentencia “C” de San Salvador mediante resolución
de fecha 18/09/2015 advirtió el exceso en el plazo de la detención provisional,
por lo que la dejó sin efecto y ordenó otras medidas cautelares entre ellas la
rendición de una caución económica, para uno de los favorecidos por veinte mil
dólares y para el otro por trescientos cincuenta mil dólares.
No obstante ello, consta en la documentación agregada que al momento
de interponerse este proceso constitucional -24/09/2015-, los beneficiados aún
se encontraban privados de libertad pese a que, como la autoridad judicial
demandada lo reconoció, el plazo máximo de la detención provisional había
sido superado.
Relacionado lo que precede y tomando en cuenta lo establecido en el ar-
tículo 8 del Código Procesal Penal, se tiene que el límite máximo de detención
provisional para el caso concreto ha debido ser de veinticuatro meses en ra-
zón de los delitos atribuidos –tráfico ilícito, actos preparatorios, proposición,
conspiración y asociaciones delictivas, posesión y tenencia–. De manera que,
desde la fecha en que se inició el cumplimiento de la detención provisional
–16/09/2013– hasta el momento en que se presentó la solicitud de este hábeas
corpus –24/09/2015– los beneficiados cumplían detención provisional durante
más de veinticuatro meses. Es decir, cuando se promovió el presente proceso,
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- En relación con el señor Hernán Alberto R. D., se tiene que tanto la auto-
ridad demandada y el abogado Lara Reyes informaron que con fecha uno de
octubre dos mil quince se ordenó su inmediata libertad, por haber sido absuel-
to de los delitos por los cuales se le estaba procesando, por lo que cesó toda
medida restrictiva a su libertad personal.
En ese sentido, dado que la condición jurídica del favorecido ha variado
respecto a la que tenía en el momento de promoverse el presente proceso
constitucional –pues como se determinó el acto sometido a control, es decir la
medida cautelar de detención provisional, ya concluyó–, el efecto de la resolu-
ción que reconoce una vulneración constitucional ya no puede consistir en la
restitución del derecho de libertad; por lo que el señor Hernán Alberto R. D.
debe continuar en la condición jurídica en la que se encuentre.
- En el caso del señor Edwar Alexander R. D., se tiene que la autoridad
demandada advirtió el exceso en el plazo legal de la detención provisional im-
puesta, por lo que la hizo cesar y ordenó la sustitución de la misma por resolu-
ción de fecha 18/09/2015; dicha orden no fue materializada en razón de que
no se ha verificado que el imputado haya cumplido con la rendición de una
caución económica que fue determinada como condicionante para la aplica-
ción de las restantes medidas decididas en dicha diligencia.
Al respecto, la jurisprudencia de esta Sala ha sostenido que en cualquier
etapa del proceso penal, si se ha superado el término máximo previsto en la ley
para el mantenimiento de la detención provisional, la restricción al derecho de
libertad de una persona se vuelve inconstitucional; motivo por el cual, aquella
no puede continuar surtiendo efectos, debiendo cesar la privación ilegítima al
derecho de libertad, y la autoridad a cargo del proceso judicial correspondien-
te debe disponer la adopción de otras medidas cautelares señaladas en la ley
a fin de garantizar el eficaz resultado del proceso penal; es decir, hasta que la
sentencia condenatoria adquiriera firmeza.
En el presente caso, si bien el Juez Especializado de Sentencia “C” de San
Salvador estableció el exceso de la detención provisional del señor R. D. y or-
denó su conclusión, por tanto es ineludible que se materialicen los efectos de
tal pronunciamiento; ello sin perjuicio de que la autoridad competente esté
obligada a resguardar el resultado del proceso penal respectivo.
Sobre este aspecto, se considera que, tal como lo ha reconocido la juris-
prudencia de esta Sala, es el juez que conoce del proceso penal el encarga-
do de determinar las medidas cautelares que permitan garantizar la presencia
del imputado durante el trámite de aquel así como su resultado; sin embargo,
frente a la determinación de la existencia de exceso en el límite máximo legal
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chos Humanos; 9.3 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos; esta
Sala RESUELVE:
1. Declárase ha lugar al hábeas corpus promovido por el abogado Oscar Al-
berto Lara Reyes a favor de los señores Edwar Alexander y Hernán Alberto
ambos de apellidos R. D., por haber existido inobservancia del principio de
legalidad y vulneración al derecho a la presunción de inocencia y libertad,
por parte del Juzgado Especializado de Sentencia “C” de San Salvador, al
permitir la continuidad del plazo legalmente dispuesto para el manteni-
miento de la medida cautelar de detención provisional.
2. Continúe el señor Hernán Alberto R. D. en la condición jurídica en que se
encuentre, por haber cesado el acto de restricción declarado inconstitu-
cional.
3. Ordénase a la autoridad demandada, o aquella que tenga a cargo el proce-
so penal seguido en contra del señor Edwar Alexander R. D., que de mane-
ra inmediata determine si es procedente ampliar el plazo de la medida cau-
telar de detención y, en caso negativo, establezca la condición jurídica en
la que el favorecido enfrentará el proceso penal en su contra, a efecto de
garantizar los fines del mismo, con el objeto de definir la situación jurídica
de aquel respecto a la imputación que se le hace. En caso de no tener ya el
proceso penal, disponga la realización de las actuaciones legales necesarias
para hacer cumplir este fallo.
4. Notifíquese.
5. Archívese.
F. MELENDEZ---J. B. JAIME---E. S. BLANCO R---R. E. GONZALEZ.---PRONUN-
CIADO POR LOS SEÑORES MAGISTRADOS QUE LO SUSCRIBEN.---E. SOCORRO
C.---SRIA.---RUBRICADAS.
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que el fallo dispositivo sin contar con la sentencia física debidamente notificada
y fundada mi sentencia, para impugnar la misma por los medios establecidos
por la ley por la condena que se me impuso de tres años por el delito de Agru-
paciones Ilícitas...”(sic).
II.- Conforme lo dispone la Ley de Procedimientos Constitucionales se pro-
cedió a nombrar jueza ejecutora a la licenciada María Guadalupe Pérez Gon-
zález, quien manifestó que “...Habiéndose expirado el plazo máximo de la de-
tención provisional, que para el caso en concreto es de veinticuatro meses; por
haber sido detenido a las diecisiete horas del día veintinueve de febrero del año
dos mil doce. Y excediéndose el plazo a partir del veintinueve de febrero del
año dos mil catorce (...) Póngase en Libertad a la Señora Elsa Cristina L. C....”
(mayúsculas y negritas suprimidas)(sic.).
III.- El Juzgado Especializado de Sentencia de Santa Ana en el presente há-
beas corpus, mediante oficio número 2738 de fecha 08/10/2015 remitió infor-
me en el que manifestó que “...se le realizó Vista Pública el día treinta de abril
de dos mil catorce; emitiéndose un fallo condenatorio para la imputada antes
detallada a cumplir la pena principal de cuatro años de prisión (...) la señora L.
C. fue detenida el veintinueve de febrero de dos mil doce, realizando la audien-
cia, realizando la audiencia especial de imposición de medida el Juez Instructor
Especializado, el día cinco de marzo de dos mil doce, en donde se le impuso la
medida cautelar de la detención provisional (...) sentencia que sí se le notificó a
dicha imputada con fecha uno de agosto del año dos mil catorce, en donde la
imputada recibió una copia de la misma, dejando sus huellas dactilares y su fir-
ma para constancia, sentencia de la cual se interpuso recurso de apelación, de
una de las imputadas juzgada por la suscrita, remitiéndose el mismo a la Cáma-
ra Especializada de lo Penal, informando la misma posteriormente que de dicha
causa se interpuso recurso de casación, por lo que el proceso penal en comento
ya no se encuentra en este Juzgado...” (mayúsculas y negritas suprimidas)(sic.).
Posteriormente, a solicitud de esta Sala, el Juzgado Especializado de Sen-
tencia de Santa Ana remitió otro informe por medio de oficio número 165 de
fecha 20/01/2016 en el que agregó que el recurso de apelación fue declarado
inadmisible por resolución del 03/03/2015, de la cual se interpuso recurso de
casación el cual fue declarado inadmisible con fecha 12/10/2015; por lo que
la Cámara Especializada de lo Penal de San Salvador declaró ejecutoriada la
respectiva sentencia mediante resolución emitida a las diez horas cincuenta
minutos del día veintinueve de octubre de dos mil quince. Siendo que el pro-
ceso penal fue recibido en dicha sede judicial el 29/10/2015, emitiéndose las
respectivas certificaciones de ley, siendo que la favorecida se encuentra a la
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nociendo del proceso penal que no podía ser soslayada. Por lo que la revisión
oficiosa de la medida cautelar era un mandato por disposición de ley.
Mientras que en la actual normativa procesal penal, los artículos 343 y 344
regulan la forma en que dicho mecanismo debe llevarse a cabo, y señalan que
la audiencia de revisión de medidas cautelares puede ser solicitado por cual-
quiera de las partes en cualquier estado del proceso penal. Para su celebración
se citará a todas las partes y se llevará a cabo con aquellos que concurran a la
misma.
Es decir, se trata de una audiencia oral y pública para verificar la continua-
ción o cesación de los elementos fácticos y/o jurídicos que fundamentaron la
imposición de una o de varias medidas cautelares y que si bien deben ser con-
vocadas todas las partes, la diligencia puede llevarse a cabo a pesar de que no
concurran todas ellas –véase resolución de HC 47-2007 de fecha 29/6/2011–.
Ahora bien, a partir del estudio de la documentación remitida para ser
agregada al presente expediente de hábeas corpus, se puede determinar que
es la actual normativa procesal penal la que rige el trámite del proceso que se le
sigue a la señora L. C.; de ahí que, el planteamiento de la peticionaria orientado
a que la autoridad judicial tiene la obligación por mandato de ley de revisar
de oficio la medida cautelar de detención provisional carece de trascendencia
constitucional, porque –como se ha dispuesto en otros casos– está sustentado
en una errónea interpretación de la solicitante con la normativa procesal que
alega; pues en la normativa vigente no se contempla la revisión oficiosa de la
medida cautelar, con lo cual, no es posible identificar un alegato vinculado a
una actuación susceptible de generar una vulneración a su derecho de libertad,
por lo que resulta jurídicamente imposible su continuación debiendo finalizar-
se el mismo por medio de la figura del sobreseimiento –v. gr., resolución HC
294-2013 del 29/01/2014–.
En virtud de lo anterior, y por carecer el planteamiento de contenido consti-
tucional, el cual no permite un análisis de fondo respecto del asunto propuesto,
de conformidad con el art. 31 de la Ley de Procedimientos Constitucionales,
deberá sobreseerse el presente proceso constitucional, aclarándose que di-
cho proveído no tiene incidencia alguna en el proceso penal, ni en la situa-
ción jurídica actual de la beneficiada (v. gr. resolución de HC 98-2009 de fecha
01/07/2011).
VIII.- 1. A. En cuanto a los términos de la pretensión propuesta, referida al
supuesto exceso del límite máximo de la detención provisional en que se en-
cuentra la ahora favorecida, esta sala ha establecido parámetros generales que
orientan la determinación de la duración de la detención provisional y así ha
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señalado que esta: a) no puede permanecer más allá del tiempo que sea nece-
sario para alcanzar los fines que con ella se pretenden; b) no puede mantener-
se cuando el proceso penal para el que se dictó ha finalizado y c) nunca podrá
sobrepasar la duración de la pena de prisión señalada por el legislador para el
delito atribuido al imputado y que se estima, en principio, es la que podría im-
ponerse a este; d) tampoco es posible que esta se mantenga una vez superado
el límite máximo temporal que regula la ley (ver resoluciones HC 145-2008R,
75-2010 y 7-2010, de fechas 28/10/2009, 27/7/2011 y 18/5/2011, entre otras).
B. También es de hacer referencia, a los aspectos que sirven para determi-
nar la duración de la medida cautelar de detención provisional y para ello hay
que acudir a lo dispuesto en el artículo 8 del Código Procesal Penal, que señala
los límites temporales máximos de la misma: 12 y 24 meses, para delitos me-
nos graves y graves, respectivamente. Lo anterior sin perjuicio de la excepción
consignada en el inciso 3° de tal disposición legal, que permite la posibilidad
de ampliar el plazo de la detención provisional para los delitos graves por un
período de doce meses más, durante o como efecto del trámite de los recursos
de la sentencia condenatoria y mediante resolución debidamente fundada; sin
embargo, la existencia de tales límites no implica una habilitación para las dis-
tintas autoridades que conocen de los procesos penales de irrespetar los plazos
dispuestos para el trámite de los mismos y llevar estos, de manera injustificada,
a prolongarse hasta aquellos extremos, sino que la disposición legal relaciona-
da lo que determina es que bajo ninguna circunstancia la detención provisional
dispuesta en un proceso penal, podrá mantenerse más allá de los tiempos ahí
dispuestos.
Además, la superación del límite máximo de detención dispuesto en la ley,
en inobservancia del principio de legalidad reconocido en el artículo 15 y, es-
pecíficamente en relación con las restricciones de libertad, en el artículo 13,
genera una vulneración a la presunción de inocencia, artículo 12, y a la libertad
física, artículo 2 en relación con el 11, todas disposiciones de la Constitución.
C Dichos parámetros, a los que debe atenerse la autoridad correspondiente
para enjuiciar la constitucionalidad de la duración de la medida cautelar más
grave que reconoce la legislación, no solamente están dispuestos en nuestra
Constitución y en la ley, sino también son exigencias derivadas de la Conven-
ción Americana sobre Derechos Humanos, tratado internacional suscrito y ra-
tificado por El Salvador, a las cuales se ha referido la Corte Interamericana de
Derechos Humanos, que ha ido construyendo paulatinamente un estándar al
que se asimila el que ha tenido desarrollo en la jurisprudencia constitucional
salvadoreña, en materia de hábeas corpus.
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18/05/2015; sin embargo, dicha cita fue entregada a la madre del señor M.
H., quien –refiere– “padece enfermedad neurológica que le afecta su capaci-
dad cerebral y que (...) le provoca episodios de amnesia por lo que ésta no le
informó accidentalmente a mi cliente sobre la cita recibida que materialmente
nunca entró a –su– esfera del conocimiento...”(sic).
Señala que en virtud de lo expuesto, la autoridad judicial que demanda
mediante resolución del día 21/05/2015 ordenó que su representado fuera
conducido mediante apremio a las instalaciones del tribunal, lo cual se mate-
rializó el día 4/06/2015 y en lugar de ser informado de la forma de realización
del trabajo de utilidad pública, se levantó acta cuyo contenido equivale a una
intimación, como si se tratara de una orden de captura y en contravención al
artículo 46 de la Ley Penitenciaria, se ordenó audiencia oral para valorar su
situación jurídica, la cual se celebró ese mismo día, en la que se resolvió la revo-
catoria del trabajo de utilidad pública, no obstante, que no se cumplen los pre-
supuestos legales para ello, según el Art. 56 del Código Penal y además, “...sin
antes haberse notificado a mi representado sobre el tipo de trabajo, horarios
y el lugar donde debía realizarlo (...) por lo que no se puede hablar en ningún
momento de incumplimiento o inasistencia injustificada de una pena que ni
siquiera había iniciado, y por lo tanto es una resolución contraria a derecho que
genera una vulneración directa a la libertad ambulatoria de mi representado,
volviéndose una detención ilegal (...) a través de la Policía Nacional Civil de
San Juan Talpa, quien lo mantiene privado de libertad por orden de la suscrita
jueza ...”(mayúsculas suprimidas)(sic).
II.-En la forma prescrita por la Ley de Procedimientos Constitucionales se
nombró juez ejecutor, designando para ello a Myron Roberto Aguilar Parada
quien manifestó que “...para que exista una revocación del reemplazo de la
pena de traba.jo de utilidad pública deben existir ciertos requisitos para que un
juez de vigilancia penitenciaria la ordene y como hemos señalado, el requisito
haciendo una interpretación literal y sistemática de los preceptos antes mencio-
nados es “haber incurrido en tres ausencias injustificadas al trabajo de utilidad
pública” (...) para el caso en comento el trabajo de utilidad pública nunca se
comenzó a ejecutar porque el juzgado de vigilancia luego de haber, convocado
al señor M. H. a audiencia oral con el objeto de que este hiciera saber sus des-
trezas y habilidades para trabajar, siendo que resolvió que el Departamento de
Prueba y Libertad Asistida (D.E.P.L.A.) debía gestionar el local, a una segunda
convocatoria donde supuestamente se le daría a conocer dicho local, pero no
consta en el proceso que efectivamente el D.E.P.L.A. había gestionado el lugar,
no obstante el señor no se presentó a esa diligencia, sin motivo alguno ya que
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Hábeas Corpus / Sentencias Definitivas
efectivamente se citó a través de madre señora […], según folio setenta y uno,
no obstante haber el solicitante en su escrito expresado que dicha señora sufre
amnesia, esto no se puede comprobar por falta de prueba para ello, además
consta una firma de la mencionada señora; pero dejando de un lado eso este
juzgado especial estima que esa ausencia injustificada no es suficiente como
para revocar el reemplazo de la pena ya que sobre lo que se basó la autori-
dad fue en la no comparecencia al “último llamado” del favorecido, pero del
estudio de las presente diligencia podemos llegar a la conclusión que fue un
único y primer llamado para comparecer a la audiencia donde supuestamente
se le iba hacer saber dónde cumpliría su trabajo de utilidad (...) este juzgador
estima que no se cumplen los requisitos como para revocar el reemplazo de la
pena de prisión ya que el señor M. H., solo se ausento no al trabajo sino a la
diligencia donde le harían saber el lugar donde lo cumpliría (...) se ha vulnerado
el derecho a la libertad física ya que a partir de la revocatoria del reemplazo de
la pena el día cuatro de junio del presente año el señor M. H. está guardando
prisión de forma ilegal ya que no existían los requisitos para que se le revocara
el trabajo de utilidad pública...” (mayúsculas suprimidas)(sic.).
III.- El Juzgado de Vigilancia Penitenciaria y de Ejecución de la Pena de San
Vicente, mediante auto de fecha 21/09/2015 manifestó que recibió de parte
del Departamento de Prueba. y Libertad Asistida Regional Central E, San Sal-
vador, que se le instruyó a dicho asistido en el deber de cumplir la pena como
las consecuencias de su incumplimiento, habiéndole gestionado la Alcaldía Mu-
nicipal de San Juan Talpa, ordenando su cita para las nueve horas y cincuenta
minutos del treinta de abril de dos mil quince, por medio de auxilio judicial del
Juzgado de Paz de San Juan Talpa; el que consta que fue citado legalmente
para que compareciera, recibiendo la esquela la señora [
], quien manifestó ser
la madre de dicho señor, quien la recibió a entera satisfacción y se comprome-
tió a entregarla.
Agregó que de conformidad con el artículo 165 inc. 2° CPP libró orden de
apercibimiento, la que se hizo efectiva el 03/06/2015, a quien se le levantó acta
el día 04/06/2015 y se le informó los motivos de su detención, explicándole
que se ordenó citarlo a efecto que iniciara el cumplimiento de las jornadas
impuestas, siendo que de la primer cita que se ordenó incurrió en lo regulado
en el artículo 56 del Código Penal “si el condenado incurre en tres ausencias no
justificadas al trabajo, el Juez de Vigilancia correspondiente, ordenará que la
sentencia se ejecute ininterrumpidamente hasta el cumplimiento de la conde-
na”; siendo este el caso concreto del liberado, se ha sustraído de la vigilancia,
no obstante que a él le quedo claro en acta del día cinco de noviembre del año
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Centro de Documentación Judicial / Revista de Derecho Constitucional N.° 98
dos mil catorce, la forma que debería cumplir con las jornadas de trabajo de
utilidad pública, impuestas por el Tribunal de Sentencia de Zacatecoluca.
Señaló que “En el caso que nos ocupa, no existe un abanico de opciones
para poder hacer uso de ellos, siendo claramente establecido las circunstancias
en las que ha caído el condenado y no quedo otra opción que hacer cumplir
la pena impuesta. Se deja claro que el señor antes mencionado, no mencionó
ni ofreció por medio de su Defensor, presentar alguna documentación en el
que consta la enfermedad que padece la madre del mismo, ni mucho menos
que se citara a dicha señora a fin que se le practicara evaluación médica por
parte del Instituto de Medicina Legal, así mismo dicho señor tenía conocimien-
to de la enfermedad de su madre, pudiendo señalar otra forma de citación,
o por menos dejar algún número de teléfono para poder contactarlo, pues
consta en el presente proceso que trabaja en un horario de siete de la mañana
a cinco de la tarde, aunado que transcurrieron, desde el día cinco de marzo
del presente año, fecha en que se presentó al departamento de prueba, más
de dos meses, pudiendo comparecer a esta sede judicial a preguntar sobre
su caso, mostrando interés para cumplir la pena y de la circunstancia que su
madre la pudo haber recibido y no entregársela. Aunado a lo anterior, consta
en el informe remitido por el Departamento de Prueba consta que su núcleo
familiar está compuesto por su padre, su madre, su hermana, y la empleada, y
que tienen una tienda en su casa, por lo que atendiendo la enfermedad de la
madre, no se encuentra lógica que los demás familiares que viven en su casa no
se hayan percatado de la recepción de la cita, y más aún la empleada, y como
se expuso anteriormente no se presentaron elementos idóneos para sustentar
sus alegatos (...) Por lo que a la situación actual de dicho interno es que a la
fecha se encuentra cumpliendo la pena impuesta en el Centro Penal de Ciudad
Barrios...” (sic.).
IV.- Establecidos los alegatos planteados por el requirente, relacionados los
informes emitidos por el juez ejecutor y la autoridad demandada; se procederá
a resolver lo solicitado, para lo que es preciso apuntar lo siguiente:
1. En este caso, el pretensor alega que al señor M. H. le revocaron la pena
de trabajo de utilidad pública, ordenando su detención, sin establecerse por
parte de la autoridad los presupuestos legales que justifican la aludida revoca-
toria.
Lo planteado está relacionado con una inobservancia del principio de le-
galidad y seguridad jurídica, pues cualquier restricción al derecho de libertad
física ordenada por una autoridad debe ser de conformidad a lo dispuesto en
la ley, como lo regula el artículo 13 de la Constitución “Ningún órgano gu-
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que le llegaría nueva cita...”(sic.); razón por la cual convocó a audiencia oral a
las catorce horas de ese mismo día para determinar su situación jurídica.
- Acta de la audiencia de las catorce horas del día 04/06/2015, convocada
para resolver la situación jurídica del señor M. H. respecto al no cumplimiento
de la pena de trabajo de utilidad pública y en la que consta que el asistido
expresó “...que al inicio se presentó a este Juzgado para cumplir la pena, se
le remitió al DPLA “E” de la ciudad de San Salvador, y quedó a la espera que
lo citaran para iniciar el cumplimiento de la pena, pero no recibió la cita; que
trabaja en un taller automotriz de siete de la mañana hasta cinco de la tarde,
que el trabajo es en San Salvador, que a su casa llega los días viernes, pues vive
en San Juan Talpa, que la mamá adolece de un tumor en el cerebro y pierde el
conocimiento y al parecer por eso no le hizo saber que lo habían citado, pero él
ha estado pendiente de la cita para cumplir la pena, que pide se le dé la oportu-
nidad de seguir cumpliendo la pena de trabajo de utilidad pública...”; al respec-
to, la autoridad judicial resolvió “...Revocar el reemplazo de la pena de Trabajo
de Utilidad Pública, en contra del señor Guillermo Antonio M. H. impuesta en
el Tribunal de Sentencia de Zacatecoluca, por el delito de Posesión y Tenencia,
y se ordena que cumpla la pena de tres años de prisión a que originalmente fue
condenado en ese Tribunal, por el delito relacionado, por haberse sustraído del
cumplimiento del cumplimiento de la pena, en vista que fue legalmente citado
y no compareció al último llamado que por medio de cita se hizo por esta sede,
y que fue recibida por la madre del asistido, señora […], con base al artículo
cincuenta y seis del Código Penal, en relación con el artículo cincuenta y ocho
inciso segundo Ley Penitenciaria...” (sic.).
3. Es preciso señalar que, la jurisprudencia de esta Sala ha determinado que
en el hábeas corpus se carece de competencia para analizar las valoraciones
que los juzgados con competencia penal hagan del material probatorio que se
presenta por las partes -o de la ausencia del mismo- en el trámite de un proceso
de esa materia, cualquier valoración que este tribunal hiciera al respecto invadi-
ría la competencia de aquellos jueces, quienes son los únicos legitimados legal-
mente para pronunciarse sobre ello, así como se estableció en la resolución de
HC 490-2014 de fecha 15/04/2015.
Adicionalmente se ha determinado la imposibilidad de examinar los referi-
dos elementos a efecto de pronunciarse sobre su capacidad para generar con-
vicción en el juzgador, pues ello implicaría que esta Sala actúe como un tribunal
de instancia –v. gr. resolución de HC 119-2010 de fecha 20/08/2010–.
Lo anterior es importante establecerlo pues el pretensor alega, por un lado,
que el señor M. H. no recibió una cita para presentarse al juzgado porque fue
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la Cámara donde simplemente dice que no son suficientes, pero no explica por
qué).
(...) la motivación no es algo abstracto o que simplemente pueda ser satis-
fecha con la transcripción de pruebas y doctrina en una resolución, como se
hizo en el presente caso. La motivación requiere que, se expliquen los hechos
y probanzas que de forma directa con la situación del favorecido, justifican
la restricción de la libertad. De tal forma que dicha motivación debe ser inde-
pendiente en cada caso, respecto de la situación o circunstancias que atañen a
cada uno de los sujetos que intervienen en el proceso penal como imputados,
siendo improcedente la realización de afirmaciones y conclusiones generaliza-
das –por la existencia de otros procesados– como ocurrió en el presente caso.
Finalmente, expuso: “...De la lectura de la resolución dictada por la Cámara
no se advierte motivación alguna respecto de los hechos y pruebas analizados,
directamente en relación con el favorecido, que permitan concluir o justificar
porqué en la situación concreta del favorecido es procedente la detención pro-
visional.” (Resaltado y mayúsculas suplidos) (sic.).
II. En la forma prescrita por la Ley de Procedimientos Constituciona-
les, se procedió a nombrar como juez ejecutor a Manuel Enrique Hernández
Guandique a fin de diligenciar el presente hábeas corpus, quien manifestó “...
Haciendo un breve análisis del presente caso (...) no hay vulneración constitu-
cional alegada, ya que tal como ampliamente lo aclara la Cámara en su respec-
tiva resolución, los presupuestos procesales necesarios para la imposición de la
medida cautelar en este caso se cumplen, “Periculum in Mora” y “Fumus boni
iuris” conceptos ampliamente discutidos y aclarados por parte de la doctrina y
la jurisprudencia de esta Honorable Sala...”.
III.- La Cámara Tercera de lo Penal de la Primera Sección del Centro me-
diante oficio número Ape 229-15 de fecha 4/02/2016, expresó que conoció del
recurso de apelación contra la detención provisional decretada a la referida
procesada C. R. o C. de A., y señaló que “... a las quince horas y cincuenta y
cinco minutos del día veintiuno de octubre del año recién pasado, esta tribunal
dictó resolución debidamente fundamentada, tal como se comprueba en la
referida resolución, en la que se hicieron consideraciones basadas en los Tra-
tados Internacionales, Jurisprudencia nacional como internacional, se analizó
el Fomus Bonis Iuris como el Periculum In Mora, concluyéndose que existían
dentro del proceso los elementos de convicción suficientes como para confir-
mar la detención provisional dictada en contra de los imputados por el señor
Juez inferior en grado, por lo que no es cierto la afirmación de la solicitante, de
que no se valoraron ni tomaron en cuenta los elementos que existían dentro
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do, se advierte que reitera los términos de su pretensión inicial; y, oficio 255, de
fecha 2/2/2016 mediante el cual el Juzgado de Primero de Paz de Zacatecolu-
ca, remite diligencias de comisión procesal.
El presente proceso de hábeas corpus ha sido promovido a su favor por el
referido señor O., contra omisiones de la Dirección General de Centros Penales,
Dirección del Centro Penitenciario de Seguridad de Zacatecoluca y Consejo Cri-
minológico Regional Paracentral.
Leído el proceso y considerando:
I. El peticionario alega encontrarse en el Centro Penitenciario de Seguridad
de Zacatecoluca bajo el régimen de encierro especial desde el 7/4/2011, del
cual asegura no se le realizan ni programas “especializados” ni evaluaciones
técnicas encaminadas a determinar si debe seguir en dicho régimen o ser reubi-
cado en otro, lo anterior en virtud de que dicho establecimiento penitenciario
no tiene equipo técnico criminológico nombrado desde “hace años”, circuns-
tancia que les fue informada a la población interna en general por el director
de ese centro penal y corroborada por la Jueza de Vigilancia Penitenciaria y
de Ejecución de la Pena de San Vicente por resolución de las quince horas y
cincuenta y cinco minutos del día 15/8/2014 –según afirma–; vulnerándose con
ello, además, lo dispuesto en el art. 79 inc. 2º de la Ley Penitenciaria, relativo a
la excepcionalidad, necesidad y temporalidad en que una persona puede estar
recluida en dichos centros de seguridad.
II. De conformidad con la Ley de Procedimientos Constitucionales se nom-
bró como juez a ejecutor a Gerardo Luna Benítez, quien en su informe rendido
a esta sala se limitó a señalar que realizó las intimaciones a las autoridades
demandadas, y que solicitó la verificación del expediente del ahora favorecido,
pero sin realizar conclusiones acerca de ello.
III. Las autoridades demandadas, remitieron su respectivo informe de de-
fensa así:
- El Director General de Centros Penales informó el 22/1/2016 que el in-
terno Misael Antonio O., sí ha recibido programas de capacitación –los cuales
describe en su informe– desde su ingreso al Centro Penitenciario de Seguridad
de Zacatecoluca en el cual se encuentra el favorecido, pero admitió que en ra-
zón de un “atentado” que se dio en el año 2010 en contra del Equipo Técnico
Criminológico de aquel entonces, dichos miembros del mismo solicitaron su
traslado, por lo que durante un tiempo no estaba conformado un equipo para
dicho centro penal. No obstante ello, aseveró que se hicieron esfuerzos para
que un equipo itinerante estuviera desplazándose cada semana, y a la fecha ya
se cuenta con equipo técnico completo.
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zarse a los éstos, por parte de los equipos técnicos criminológicos designados a
cada centro penal (véase también sentencia HC 200-2011, de fecha 27/2/2013).
De modo que, la falta de conformación de un equipo técnico que esté de
forma constante y de acuerdo a los plazos legales –articulo 197 del Reglamento
de la Ley Penitenciaria–realizando evaluaciones podría conllevar a una perma-
nencia indeterminada e injustificada bajo tal régimen especial de encierro al
haber podido variar condiciones personales del interno, sin que éste haya sido
evaluado y se haya podido establecer tal aspecto.
2. Por otra parte, conforme a la ley penitenciaria mencionada, en el artículo
21 se establece entre las funciones del Director General de Centros Penales ga-
rantizar el cumplimiento de la referida ley así como de su reglamento, además
de presentar el proyecto de presupuesto de funcionamiento e inversión y vigi-
lar que se cumpla lo presupuestado; proponer al Ministro de Justicia para su
nombramiento o contratación, la nómina del personal de todas sus dependen-
cias, así como refrenda, traslados, ascensos y destituciones. Lo anterior, consi-
derando además, que dicho ente tiene el control administrativo de los Centros
Penitenciarias de los cuales forman parte los equipos técnicos –artículos 28y
139 del Reglamento de la Ley Penitenciaria.
En el mismo reglamento, se indica que una de las funciones de la Dirección
del Centro Penal es “coordinar (...) el Equipo Técnico Criminológico” y de igual
forma, “atender en forma permanente las necesidades de los internos”, artícu-
lo 141.
De manera tal que son ambas autoridades administrativas las que mayor
incidencia tienen en el proceso de conformación –y debida contratación– del
Equipo Técnico Criminológico del Centro Penitenciario de Seguridad de Zaca-
tecoluca.
No obstante ello, también los Consejos Criminológicos Regionales tienen la
función de supervisar el trabajo de los equipos técnicos que les correspondan,
en este caso el Consejo Criminológico Regional Paracentral es el encargado de
supervisar que exista conformado un equipo para que cumpla con los dispues-
to en la normativa penitenciaria. Artículo 44 letras “a”, “d” y “g” del reglamen-
to indicado.
Entonces, aunque esta última autoridad relacionada no pueda incidir admi-
nistrativamente para la conformación del equipo técnico criminológico en un
especifico centro, sí está en la obligación de coordinar el trabajo de los equipos
técnicos criminológicos de los centros penales –bajo su competencia– aunque
estos sean de forma itinerante, como se alude estuvo funcionando el Equipo
Técnico Criminológico en el Centro Penitenciario de Zacatecoluca. Y además,
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aludido director del citado recinto indicó que se hicieron esfuerzos para confor-
mar equipo técnico, esté no refirió datos en ese aspecto y que se acreditaran
en el proceso, pero además el favorecido tampoco fue evaluado por el equipo
técnico que actuaba de forma itinerante.
Ello, también era una cuestión que le competía verificar al Consejo Crimi-
nológico Regional no solo en su deber de velar que se cumpla la normativa
penitenciaria, sino además, porque como se dijo, una de sus funciones es coor-
dinar la labor de los equipos técnicos criminológicos. Por tanto, la pretensión
propuesta deberá ser estimada.
Cabe agregar que esta situación –de ausencia de conformación de equi-
po técnico criminológico permanente– ya había sido advertida también por el
Juzgado de Vigilancia Penitenciaria y de Ejecución de la Pena de San Vicente,
según resolución de fecha 15/8/2014, autoridad que ordenó solventar la mis-
ma; sin embargo, no se refirieron en este proceso constitucional, evaluaciones
recientes al interno en específico, a partir de tal pronunciamiento judicial, ello,
por parte de las aludidas autoridades administrativas.
VI. Con respecto a la vulneración reconocida, debe aclararse que esta sala
no tiene facultades para determinar si el favorecido debe permanecer o no en
el régimen especial en el cual se encuentra pues ello es competencia exclusiva
de los Equipos Técnicos Criminológicos que evalúan y emiten dictamen sobre
la ubicación de los internos ante el Consejo Criminológico Regional respectivo;
así, dada la naturaleza de la pretensión lo procedente es ordenar al Equipo Téc-
nico Criminológico del Centro Penitenciario de Seguridad de Zacatecoluca que,
realice las gestiones que correspondan para que el favorecido sea evaluado y
se emita el dictamen que se considere pertinente, ello, en caso de no haberlo
hecho ya al recibo de esta decisión.
VII. Finalmente, con relación al escrito suscrito por el referido señor O., re-
lacionado al inicio de esta resolución, en virtud de que lo expuesto en el mismo
se refiere al reclamo dirimido en esta sentencia lo que corresponde es agregar-
lo a sus antecedentes.
Con fundamento en los argumentos expuestos y de conformidad con lo
establecido en los artículos 11 inciso 2º de la Constitución, esta sala resuelve:
1. Agréguese a sus antecedentes la documentación reseñada al inicio de esta
sentencia.
2. Declárase ha lugar al hábeas corpus promovido a su favor por el señor Mi-
sael Antonio O., por haberse vulnerando el derecho de libertad física del
favorecido por parte de las autoridades demandadas, al omitir realizar de
forma oportuna diligencias para conformar el Equipo Técnico Criminoló-
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Inconstitucionalidades
Iniciados por demanda
Improcedencias
113-2015
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3. Notifíquese.-
A. PINEDA.---F. MELENDEZ.---J. B. JAIME---E. S. BLANCO. R.---PRONUNCIA-
DO POR LOS SEÑORES MAGISTRADOS QUE LO SUSCRIBEN---E. SOCORRO C.---
SRIA.---RUBRICADAS.
120-2015
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de los enunciados respectivos, por una simple contraposición textual o por una
interpretación aislada o inconexa de las disposiciones en juego.
Además, es preciso indicar que para no banalizar el control de constitu-
cionalidad, la tesis o idea de que existe una incompatibilidad entre objetos
y parámetros de control debe ser plausible, es decir, aceptable en principio,
mínima o tentativamente, o por lo menos no rechazable de modo manifiesto o
inmediato. El fundamento de la pretensión no puede ser sólo aparente o sofis-
ticado, como sería el construido con base en una patente deficiencia interpre-
tativa, cuyo resultado sea ajeno al sentido racional ordinario de los contenidos
lingüísticos analizados, según su contexto, finalidad y alcance jurisprudencial.
2. De esto se deriva que en los procesos de inconstitucionalidad existe de-
fecto absoluto en la facultad de juzgar de esta Sala, siendo improcedente la
pretensión in limine: (i) cuando el fundamento jurídico de la pretensión es defi-
ciente –v. gr., cuando en la demanda se omite mencionar las disposiciones cons-
titucionales supuestamente violentadas o bien, en un caso extremo, cuando no
se expresa cuál es la normativa impugnada–; (ii) cuando el fundamento mate-
rial de la pretensión de inconstitucionalidad es deficiente, es decir cuando la ar-
gumentación expuesta por el demandante no logra evidenciar la contradicción
entre el objeto de control y las disposiciones constitucionales supuestamente
violadas o bien, cuando habiendo invocado como parámetro de control una
disposición constitucional se le atribuye un contenido inadecuado o equívoco
–argumentación incoherente–; y (iii) cuando la pretensión de inconstitucionali-
dad carece totalmente de fundamento material.
III. 1. Aplicando tales conceptos, se estima que el motivo relativo a la in-
constitucionalidad del art. 410 inc. 1° CT por la supuesta vulneración al art.
15 Cn. es deficiente en su fundamento material. La razón de lo anterior es que
los argumentos vertidos por las demandantes no guardan coherencia con con-
tenido del parámetro de control propuesto, pues en lugar de fundamentar la
supuesta infracción al principio de legalidad establecido en el art. 15 Cn., aqué-
llas han basado su reproche en la presunta transgresión a la imparcialidad que
deben observar los jueces en el ejercicio de su función.
Este Tribunal ya ha afirmado en su jurisprudencia –por ejemplo, en Senten-
cias de 1-IV-2004, Inc. 52-2003– que el principio de Legalidad incorpora una
garantía de orden material que supone la imperiosa necesidad de predetermi-
nación normativa de las conductas ilícitas y de las sanciones correspondientes,
mediante procesos jurídicos que permitan predecir, con suficiente grado de
certeza, las conductas que constituyen una infracción y las penas o sanciones
aplicables.
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jurisdiccional a que se refiere el art. 172 inc. 3° Cn.–, por parte del art. 410 inc.
1° CT, se vuelve necesario realizar ciertas consideraciones.
En el marco de un proceso constitucionalmente configurado, la idea de
imparcialidad resulta inherente al ejercicio de la función jurisdiccional, siendo
una manifestación concreta de la sujeción de los juzgadores al ordenamiento
jurídico –art. 186 inc. 5° Cn.–. Tal imparcialidad judicial tiene como uno de sus
pilares la “búsqueda de la verdad” –esto es, la veracidad o falsedad de los enun-
ciados relacionados con los hechos en discusión–, para lo cual, sobre todo en un
modelo acusatorio, el juez basa su decisión en la prueba que le han aportado
las partes procesales.
En este sentido, en la producción probatoria el juzgador debe mantener un
rol cognoscitivo y no inquisitivo, lo cual–en armonía con las implicaciones de la
imparcialidad judicial–, significa que en el acto específico de prueba testimo-
nial, el interrogatorio de testigos debe estar en manos de las partes y la interven-
ción judicial debe ser excepcional, limitándose estrictamente a lo aclaratorio, sin
que ello implique controvertir, sustituir o complementar la labor de las partes,
desacreditar alguna de las posiciones procesales o sembrar dudas sobre la cre-
dibilidad de la versión de los hechos proporcionada en la deposición testifical.
De esta manera, en interpretación de lo sostenido en la ya citada Senten-
cia de Inc. 5-2001 –en ese caso en relación con normas procesales penales–, la
intervención del juez en un interrogatorio testimonial o pericial por medio de
preguntas de carácter aclaratorio no busca suplir las deficiencias de las partes,
sino precisar puntos oscuro, confusos o ininteligibles de la declaración, en los
aspectos en los que sea claramente necesario, sin que ello conlleve la vulnera-
ción al deber de independencia e imparcialidad judicial –arts. 172 inc. 3° y 182
inc. 5° Cn.–.
Todo lo anterior permite afirmar que las actoras han realizado una interpre-
tación errónea del contenido del objeto de control propuesto, pues la facultad
allí concedida al juzgador laboral es de carácter excepcional y no envuelve la
suplencia de la actividad probatoria de las partes, al tener una finalidad mera-
mente aclaratoria; por tanto, la pretensión debe desestimarse al ser deficiente
en su fundamento material.
IV. Con base en lo expuesto, de acuerdo con los arts. 6 número 3 de la Ley
de Procedimientos Constitucionales, esta Sala RESUELVE:
1. Declárase improcedente la pretensión contenida en la demanda pre-
sentada por las ciudadanas Liliana Maricela Villalovo Mejía, Hazel Ma-
ría Preza Zelada, Roxana María Cisneros Romaldo y Verónica Lissette
González de Romero, relativa a declarar la inconstitucionalidad del art.
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410 inc. 1° del Código de Trabajo, por la supuesta vulneración del prin-
cipio de legalidad establecido en el art. 15 de la Constitución, por ser
deficiente en su fundamento material.
2. Declárase improcedente la pretensión contenida en la demanda pre-
sentada por las ciudadanas en mención, referente a declarar la incons-
titucionalidad del art. 410 inc. 1° del Código de Trabajo, por la presunta
violación del principio de igualdad reconocido en el art. 3 inc. 1° de la
Constitución, al no haber vertido los argumentos necesarios para sus-
tentar la desigualdad alegada en dicho objeto de control y poder llevar
a cabo el juicio de igualdad respectivo.
3. Declárase improcedente la pretensión contenida en la demanda presenta-
da, relativa a declarar la inconstitucionalidad del art. 410 inc. 1° del Código
de Trabajo, por la supuesta transgresión al deber de imparcialidad e inde-
pendencia de la función jurisdiccional establecidos en los arts. 172 inc. 3° y
186 inc. 5° de la Constitución, respectivamente, al ser deficiente en su fun-
damento material, por haber hecho las demandantes una interpretación
equívoca del contenido del objeto de control propuesto.
4. Notifíquese.
A. PINEDA---F. MELENDEZ.---J. B. JAIME---E. S. BLANCO R.---R. E. GONZA-
LEZ--- PRONUNCIADO POR LOS SEÑORES MAGISTRADOS QUE LO SUSCRI-
BEN.--- E. SOCORRO C.---SRIA.---RUBRICADAS.
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lan, entre otros aspectos, los funcionarios a elegir y los requisitos que deben
cumplir los aspirantes al cargo; mientras que en las normas procedimentales
se encuentran los trámites y etapas que debe seguir el ente legislativo para
evaluar los candidatos y realizar la elección de forma válida. El cumplimiento
de estas normas –aseveró– permite que la decisión política para elegir a un de-
terminado candidato a un cargo de elección indirecta se base en la idoneidad
y competencia notoria de la persona, sin obedecer a criterios de conveniencia
política o de reparto de cuotas partidarias.
En relación con lo anterior, el pretensor citó la Sentencia de 10-VII-2012,
Inc. 29-2012, en la que esta Sala –en ese caso específico en referencia al cargo
de Fiscal General de la República– advirtió la obligatoriedad de la Asamblea
Legislativa de documentar, fundamentar y justificar de manera objetiva la ido-
neidad de las personas que se elijan para desempeñar tal cargo, por contar
con las cualificaciones técnicas, profesionales y personales requeridas, esto en
cuanto a los requisitos de moralidad y competencias notorias.
3. A continuación, el demandante alegó que el art. 131 ord. 19° Cn. contie-
ne una prescripción habilitante para la Asamblea Legislativa con respecto a la
elección del Fiscal en comento, la cual, no obstante, conlleva a la vez una serie
de deberes, como el de exponer las razones por las que se considera que un
candidato es idóneo para ocupar el cargo público que corresponda.
Así –continuó–, en consideración a los requisitos para ejercer el cargo de
Fiscal General de la República consignados en el art. 192 inc. 3° Cn., en relación
con el art. 177 Cn., en específico los de moralidad y competencia notoria, al ser
términos indeterminados y abiertos, es obligación del legislador precisar y es-
tablecer cánones o criterios objetivos para demostrar el cumplimiento de tales
requisitos en el candidato electo, en atención a los principios de transparencia,
publicidad y el deber de motivación de la decisión legislativa.
Dentro de esos parámetros objetivos y medibles –agregó– se encuentran
los de la cualificación técnica, profesional o académica, por ejemplo mediante
la existencia de una trayectoria jurídica destacada en materia penal, por poseer
publicaciones en revistas académicas arbitradas sobre temas de justicia penal,
experiencia docente en materias penales y procesales penales, postgrados en
alguna rama del Derecho vinculada con la labor fiscal, entre otros aspectos,
además de la probidad, honestidad y rectitud, todo lo cual tuvo que haber
sido constatado empíricamente, previa ponderación, y argumentado en el dic-
tamen o en el texto o considerandos del decreto de elección. En este orden
de ideas –adujo–, la simple presentación de las credenciales por parte de los
postulantes y la tenencia de dicha documentación por parte de los legisladores,
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nessa Cruz Minero, Marcela Beatriz Guillén Torres, Elisandra Marisela Mercedes
Barrios, Mirna Cicela Orellana Díaz e Ingrid Verónica Osorio Alas mediante la
cual solicitan la declaratoria de inconstitucionalidad –por vicio de contenido–
del inc. 1° del art. 49 de la Ley Disciplinaria Policial –en adelante LEDIPOL– por
contravenir lo dispuesto en el inc. 1° del art. 11 y el art. 12 de la Constitución
que estipulan la presunción de inocencia y los derechos de audiencia y defensa,
se efectúan las siguientes consideraciones:
El precepto en análisis se encuentra en el Decreto Legislativo n° 518 de 20-
XII-2007, publicado en el Diario Oficial n° 10, tomo 378 de 16-01-2008, el cual
prescribe:
“PROCEDIMIENTO PARA FALTAS LEVES
Art. 49.- Si el indagado admite su culpabilidad, el jefe con competencia
sancionadora procederá a emitir la sanción que corresponda.
En caso contrario, se procederá según lo dispuesto en el artículo siguiente”.
I. Los ciudadanos demandantes solicitan la inconstitucionalidad del referi-
do precepto porque consideran que se vulneran los principios de presunción
de inocencia y defensa previstos en los arts. 11 inc. 1° y 12 Cn., ya que permite
imponer una sanción disciplinaria con la sola aceptación del cometimiento del
ilícito por parte del infractor.
Al efecto, sostienen que la Administración Pública puede imponer sancio-
nes a los ciudadanos que cometan una infracción gubernativa o disciplinaria,
constituyendo ambas, manifestaciones del ius puniendi estatal. En particular,
se aplican sobre los agentes de una organización estatal con la finalidad de
conservar la disciplina interna y garantizar el regular ejercicio de las funciones
públicas.
Un ejemplo de lo anterior lo constituye la Ley Disciplinaria Policial, creada
de conformidad a lo establecido en el art. 159 Cn., y que enuncia garantías y
procedimientos a los cuales se encontrarán sujetos los miembros de dicha insti-
tución. Sin embargo, su aplicación debe tener en cuenta los principios constitu-
cionales contenidos en la noción jurídica del debido proceso. El mismo puede
caracterizarse como un conjunto de principios y garantías inherentes a todo ser
humano, a efecto de ser juzgado por un juez natural y competente, mediante
la sustanciación de un procedimiento preestablecido por la ley, el cual debe ser
público y donde se respeten las garantías de audiencia, defensa e inocencia.
Desde dicha óptica, afirman, el derecho de audiencia impone que antes de
procederse a limitar la esfera jurídica de una persona o a privarle de un dere-
cho, la misma debe ser oída y vencida en juicio con arreglo a las leyes. Por otra
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entre dos normas, no solo entre dos disposiciones o textos. Las normas son
productos interpretativos y su formulación no se logra con una simple lectura o
un mero cotejo de enunciados lingüísticos.
Por ello, el fundamento de la pretensión de inconstitucionalidad debe ser
reconocible como un auténtico ejercicio argumentativo de interpretación de
normas y no como una ligera impresión subjetiva de inconsistencia, causada
por una lectura defectuosa o superficial de los enunciados respectivos, por el
uso de criterios extravagantes de contraposición textual o por una interpreta-
ción aislada, inconexa o fragmentaria de las disposiciones en juego.
Para no banalizar el control de constitucionalidad, la tesis o idea de que
existe una incompatibilidad o contradicción entre el objeto y el parámetro de
control debe ser plausible, es decir, aceptable en principio, mínima o tentati-
vamente, o por lo menos no rechazable de modo manifiesto o inmediato. El
fundamento de la pretensión no puede ser solo aparente o sofisticado, como
sería el construido con base en una patente deficiencia interpretativa, cuyo
resultado sea ajeno al sentido racional ordinario de los contenidos lingüísticos
analizados, según su contexto, finalidad y alcance jurisprudencial; o cuando en
lugar de contenidos normativos se contraponen especulaciones personales so-
bre las posibles desviaciones de la aplicación del objeto de control. Una preten-
sión en esas condiciones es insustancial o improcedente, incapaz de justificar el
desenvolvimiento de una amplia actividad jurisdiccional sobre la existencia de
la inconstitucionalidad alegada.
2. Sobre la inconstitucionalidad por omisión, esta Sala ha dicho que consis-
te en la falta de cumplimiento, por parte los órganos con potestades norma-
tivas, de los mandatos constitucionales de desarrollo obligatorio o regulación
de ciertos temas o asuntos, en la medida que ese incumplimiento exceda un
plazo razonable y obstaculice con ello la aplicación eficaz de la Constitución
(Sentencia de 26-I-2011, Inc. 37-2004). Es decir que ese tipo de inconstitucio-
nalidad exige demostrar –en forma argumentada– la existencia de una orden
concreta, específica e ineludible de producción normativa infraconstitucional
de desarrollo que, como consecuencia de la estructura abierta y de la función
promocional de la Constitución, es necesaria para la aplicación efectiva de cier-
tas normas constitucionales (Sentencia de 15-II-2012, Inc. 66-2005).
Así, los mandatos constitucionales de legislar deben distinguirse de la po-
testad genérica que corresponde a la Asamblea Legislativa o a otros entes pú-
blicos en relación con sus atribuciones normativas. Las normas que establecen
esas competencias de regulación como simples habilitaciones no son mandatos
constitucionales de legislar, porque estos implican algo más: una orden u obli-
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dadas o maliciosas, para priorizar aquellas que sí cumplen con los requisitos
mínimos para activar la jurisdicción.
2. En relación con el derecho de audiencia se ha dicho que este derecho
implica la exigencia constitucional de que toda limitación a las posibilidades
de ejercer un derecho sea precedida del proceso que el ordenamiento jurídico
prevea para el caso concreto, el cual deberá dar al demandado y a todos los
intervinientes, la posibilidad de exponer sus razonamientos y defender sus pre-
tensiones de manera plena.
Ahora bien, es necesario destacar que el derecho en mención es objeto
de desarrollo en sede legal, de modo que se concreta en cada proceso o pro-
cedimiento –incluidos todos sus grados de conocimiento o instancias–, y se
adapta a las características de las pretensiones correspondientes y a las normas
materiales sobre las cuales se basen tales pretensiones. De manera que, en la
configuración normativa de este derecho, el legislador cuenta con cierto mar-
gen para diseñar los distintos procesos y procedimientos que la realidad social
exige.
Asimismo, el derecho de audiencia incorpora los actos de comunicación
(notificaciones, citaciones), pues estos posibilitan la intervención de las partes
en los procesos jurisdiccionales o en los procedimientos administrativos, para
defender sus derechos o intereses garantizando el principio de contradicción y
bilateralidad. Y así, el derecho de audiencia vincula tanto al aplicador de la nor-
ma como al legislador; al primero, para que realice debidamente los actos de
comunicación, y al segundo, para que contemple las referidas comunicaciones
al emitir la norma base para el proceso previo (Sentencia de 28-IX-2012, Inc.
120-2007).
3. Relacionando lo anterior con el derecho administrativo sancionatorio,
es preciso tener presente que esta es una de las facetas que el genérico poder
punitivo del Estado muestra frente al administrado o respecto de los servidores
públicos, y la diferencia que posee respecto de los ilícitos de naturaleza penal
solo es cuantitativa –en razón de la intensidad de la sanción a imponer–. Lo
anterior implica que los principios y reglas constitucionalizadas que presiden la
materia penal son aplicables, mutatis mutandi, al ámbito administrativo sancio-
nador; ello, con fundamento en la homogeneización o unidad punitiva, aunque
tal circunstancia no implique desconocer la singularidad de cada uno de sus
procedimientos (Sentencia de 26-VIII-2015, Inc. 123-2012).
4. A. En el presente caso, como se apuntó anteriormente, uno de los moti-
vos por los cuales no se puede conocer sobre las pretensiones planteadas a este
tribunal se verifica si no se ha realizado una interpretación uniforme de la ley
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DISPOSICIÓN TRANSITORIA
“Art. 18. Los establecimientos que a la entrada en vigencia la presente Or-
denanza Especial estuvieren funcionando en “El Cafetalón”, tendrán un plazo
de treinta días calendario para presentar los requisitos para su legalización,
gozando de derecho preferente en la adjudicación del puesto en caso de re-
conversión de su actividad. Caso contrario se procederá al cierre o clausura
definitiva del establecimiento, aplicándose lo regulado en los incisos 2° y 3°, del
artículo 11, de esta Ordenanza”.
I. 1. En el primer contraste internormativo (violación al principio de reserva
de ley), la actora, después de explicar en qué consiste el precitado contenido
constitucional y de cómo influye éste en la limitación de los derechos funda-
mentales, aseveró que “la limitación a un derecho fundamental es facultad
exclusiva para la ley formal emitida por la Asamblea Legislativa, en la cual se
desarrolla los aspectos generales de dicha limitación”.
A. Desde tal perspectiva, indicó que el Órgano Legislativo emitió la Ley Re-
guladora de la Producción y Comercialización del Alcohol y de las Bebidas Alco-
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5. Notifíquese.
A. PINEDA.---F. MELENDEZ.---J. B. JAIME.---E. S. BLANCO R.---PRONUNCIADO
POR LOS SEÑORES MAGISTRADOS QUE LO SUSCRIBEN.---J. R. VIDES.---SRIO.---
RUBRICADAS.
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impugnadas existe una omisión absoluta del legislador, “[...] ya que el art. 43
de nuestra Constitución, reconoce sin distinción la obligación patronal de in-
demnizar y prestar servicios médicos y farmacéuticos al trabajador que sufra
un accidente de trabajo o cualquier enfermedad profesional [...] Ante ello, los
trabajadores se encuentran totalmente desprotegidos para realizar cualquier
reclamo al que pudiera tener derecho, si su padecimiento hubiere sido causado
por su trabajo, pero este [sic] no se encuentra contenido en el listado del artí-
culo 332 del Código de Trabajo”.
II. 1. Al analizar lo expuesto por las pretensoras sobre la primera preven-
ción, se estima que éstas no han logrado verter los argumentos necesarios para
demostrar de qué manera el contenido de los arts. 322 letra a y 332 CT trans-
greden el art. 2 inc. 1° parte final Cn., en tanto que no explican cómo lo regu-
lado en tales disposiciones implicarían un obstáculo para que los trabajadores
que padezcan de una enfermedad profesional puedan acudir ante el ente ju-
risdiccional competente a incoar un proceso laboral y cómo esto vulneraría, en
consecuencia, el derecho a la protección jurisdiccional que se deriva del citado
artículo constitucional –Sentencia de 12-XI-2010, Inc. 40-2009–, limitándose a
repetir lo expresado en la demanda y manifestando que el contenido de los
objetos de control provocan un supuesto “estado de indefensión” a los traba-
jadores.
En tal sentido, por ser deficiente en su fundamento material, este motivo de
la pretensión se rechazará por improcedente.
2. Por otro lado, se advierte que las ciudadanas en su respuesta a la segun-
da prevención detallada han argüido expresamente que en los arts. 322 letra
a y 332 CT el legislador ha incurrido en una omisión normativa, al no cumplir
con lo establecido en el art. 43 Cn., y no en un supuesto trato diferenciado
carente de justificación, como parecía desprenderse inicialmente en la deman-
da, lo cual implica que debe descartarse por improcedente la pretensión rela-
cionada con la presunta transgresión al principio de igualdad reconocido en
el art. 3 inc. 1° Cn.
3. Por último, sobre la omisión que se alega en las disposiciones impugna-
das por supuestamente no cumplir lo consignado en el art. 43 Cn. –lo que a
criterio de las actoras generaría una exclusión arbitraria de beneficios–, se con-
sidera que dicha pretensión es deficiente en su fundamento material. La razón
de esto es que el mandato que las actoras identifican en dicho parámetro de
control –la supuesta obligación del legislador de establecer un listado abierto
de posibles enfermedades profesionales que acarreen responsabilidad patro-
nal– no se deriva del mismo.
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4. Notifíquese.
E. S. BLANCO R.---R. E. GONZALEZ.---M. R. Z.---C. ESCOLAN.---FCO. E. ORTIZ
R.---PRONUNCIADO POR LOS SEÑORES MAGISTRADOS QUE LO SUSCRIBEN.---E.
SOCORRO C.---SRIA.---RUBRICADAS.
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Sentencias definitivas
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trativa del Presidente de dicha Asamblea con el fin de hacer saber al Pleno las
notificaciones jurisdiccionales realizadas.
Y es que, si bien la parte demandada –independientemente de si se trata
de órganos estatales, funcionarios públicos, personas jurídicas o ciudadanos
particulares– puede asumir diversas actitudes frente a las pretensiones que en
su contra se incoen –v.gr., no contestar la demanda, contestarla allanándose a
las pretensiones o rebatir los argumentos expuestos por el actor proponiendo
los medios de prueba que estimen pertinentes–, el ordenamiento jurídico sal-
vadoreño no les faculta para suspender o dilatar las decisiones jurisdiccionales,
ni para determinar la forma en que habrán de realizarse los actos de comuni-
cación procesal.
C. En el referido informe, en lo pertinente a la pretensión en análisis, el Ór-
gano Legislativo expresó que el principio de proporcionalidad en materia san-
cionadora exige la adecuación cuantitativa y cualitativa de la sanción impuesta
al fin perseguido con la misma, teniendo en cuenta para ello el bien jurídico
que se tutele. En tal sentido –prosiguió–, las sanciones en materia de protec-
ción a los datos de los usuarios tienen una doble finalidad: por un lado, corregir
al que ha realizado la práctica ilegal y, por otro, evitar que se sigan cometiendo
actos prohibidos en detrimento de los consumidores o clientes.
De lo anterior –aseveró– se colige que la sanción de la disposición impugna-
da es adecuada para alcanzar el fin perseguido, ya que es ampliamente cono-
cido que las sociedades o personas naturales que administran datos personales
como agentes de información lo hacen para percibir un beneficio económico y,
por tanto, la imposición de una multa es la mejor forma de combatir las malas
prácticas del mercado, al coadyuvar a frenar actos ilegales que van en detri-
mento de los consumidores.
Acerca de los límites mínimos y máximos de la sanción que contiene el art.
30 letras a LERESIHCP –cien y trescientos salarios mínimos mensuales urbanos
del sector comercio y servicios–, expuso que esto depende de si la infracción
cometida contiene o no agravantes, pero que, en todo caso, los límites mínimos
no pueden dejar de existir en esta materia, ya que no se puede dejar a discre-
cionalidad del ente aplicador una sanción de este tipo en la cual predomina el
interés social, teniendo que ser sanciones severas en esos límites mínimos de
acuerdo con la infracción y la capacidad económica de los infractores. De esta
manera –alegó–, se asegura que las multas sean tales que no permitan a los
infractores burlar el interés social relativo a la protección de los derechos de los
consumidores, así como el derecho al honor y a la intimidad personal por el
manejo de datos que hacen las agencias de información.
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mente relevante tiene como presupuesto lógico que tal fin exista y, asimismo,
que haya una razón que justifique o fundamente la misma–, se concluye que
los montos mínimos sancionatorios que contempla el art. 30 LERESIHCP vulne-
ran efectivamente los arts. 2 y 246 Cn., por lo cual es procedente declarar su
inconstitucionalidad en esta sentencia.
2. En cuanto al segundo motivo de inconstitucionalidad argüido relativo a
la contravención de los montos mínimos sancionatorios contenidos en el art.
30 LERESIHCP al subprincipio de necesidad del principio de proporcionalidad,
por la supuesta exclusión de medios alternativos menos gravosos pero con el
mismo grado de idoneidad, esta Sala estima que al no haber superado la dis-
posición impugnada el test de proporcionalidad en cuanto a su idoneidad, se
vuelve innecesario entrar al análisis de la necesidad de la medida que contiene,
razón por la cual se sobreseerá en este punto de la demanda planteada.
3. A. Por último, se determinará lo relativo a la presunta vulneración al
principio ne bis in idem por la calificación como infracción muy grave a la re-
incidencia en una infracción grave que se establece en la segunda parte de
la letra a del inc. 1° del art. 30 LERESIHCP. Para llevar a cabo lo anterior, se
analizará si la reincidencia que contempla la disposición aludida cumple con la
triple identidad a que se refiere tal principio, como se ha explicado en la parte
considerativa de esta sentencia.
B. Del texto del inc. 1° del art. 30 LERESIHCP resulta claro que se cumple
el supuesto de identidad subjetiva, porque la reincidencia se refiere a la reite-
ración en una infracción grave por parte del mismo sujeto pasivo, quien ya ha
sido previamente sancionado por tales conductas.
Por otra parte, en lo referente a la identidad fáctica, no obstante que la
reincidencia conlleva, en efecto, un hecho nuevo en el tiempo, debe conside-
rarse que éste parte necesariamente de un vínculo o referencia con un hecho
anterior, ya sancionado y cometido por el mismo sujeto infractor; se trata, pues,
de un factum que carece de identidad diferenciada con el hecho reincidente. La
necesidad de este vínculo fáctico se reconoce en la literalidad de la disposición
cuestionada –art. 30 inc. 1° letra a LERESIHCP–, al expresar que la gravedad de
la reincidencia se considera a partir de infracciones pasadas. En este sentido, es
claro que en el caso en estudio se cumple la identidad fáctica.
Acerca de la identidad de fundamento, el problema a dilucidar es si la san-
ción a la conducta reincidente que se establece en la segunda parte de la letra
a del inc. 1° del art. 30 LERESIHCP, es homogénea o no en cuanto a su causa
con respecto a la sanción impuesta por las infracciones graves previamente
cometidas. Por ello, el precepto enjuiciado no incurrirá en la prohibición bis in
idem –a pesar de la identidad subjetiva y fáctica que se ha determinado– si las
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Una de las formas que los tribunales constitucionales utilizan para lograr
dicha modulación es el diferimiento de los efectos de sus sentencias; es decir, la
suspensión de los efectos del fallo por un período razonable de tiempo, con el
fin de garantizar la integridad de la Constitución en circunstancias donde no
es posible dejar sin efecto de manera inmediata una disposición infraconstitu-
cional por los efectos perjudiciales que tendría esa decisión. De este modo, la
modulación de los efectos temporales de los fallos, lejos de ser un instrumento
contradictorio, busca consolidar un control constitucional efectivo, pero pru-
dente y responsable.
B. De acuerdo con lo expuesto, esta Sala considera pertinente diferir única-
mente los efectos de la inconstitucionalidad advertida en el art. 30 LERESIHCP,
pues la invalidación inmediata de los pisos sancionatorios para las infracciones
determinadas en dicha ley implicaría la permisión de un margen de discrecio-
nalidad tal para los aplicadores de la norma, que podría llevar a situaciones en
que la comisión de las conductas prohibidas resultaría más beneficioso para los
sujetos infractores que el cumplimiento de las normas infringidas, lo cual, a su
vez, envolvería incumplir la finalidad de tutela del. derecho a la autodetermina-
ción informativa.
En este sentido, con el fin de permitir al legislador corregir en el corto pla-
zo la inconstitucionalidad advertida, los montos mínimos sancionatorios esta-
blecidos en el art. 30 LERESIHCP continuarán vigentes hasta que la Asamblea
Legislativa realice las adecuaciones normativas respectivas en dicha disposición,
estableciendo pisos sancionatorios bajo criterios de razonabilidad y proporcio-
nalidad, las cuales deberán realizarse en el plazo de seis meses a partir de la
notificación de esta sentencia.
Aunado a lo precedente, en aras de la seguridad jurídica, se aclara que
la presente decisión no afectará en modo alguno las sanciones que de forma
previa a la misma hubieren sido impuestas a sujetos infractores por parte del
Tribunal Sancionador de la Defensoría del Consumidor de conformidad con la
competencia que le otorga el art. 6 LERESIHCP.
Con base en las razones expuestas, disposiciones constitucionales citadas y
artículos 10 y 11 de la Ley de Procedimientos Constitucionales, en nombre de la
República de El Salvador, esta Sala
FALLA:
1. Declárase inconstitucional, de un modo general y obligatorio, el art. 30 de la
Ley de Regulación de los Servicios de Información sobre Historial de Crédito
de las Personas, en tanto que los montos mínimos sancionatorios de las mul-
tas que contempla carecen de justificación objetiva suficiente en relación
con la finalidad que les sirve de fundamento, lo que, en consecuencia, impli-
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165-2013
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monto para fijar la tasa debe ser proporcional al costo del servicio o beneficio,
ya que cuando la tasa excede la cuantía de los costos, técnicamente sería un
impuesto.
De tal forma –arguyó–, para determinar el monto de una tasa se puede
tomar en cuenta la capacidad económica solamente en la medida que dependa
del beneficio en virtud del hecho generador. El quantum de la tasa se estructu-
ra con base en el costo de la actividad que realiza el ente municipal y la utilidad
que reciben los usuarios del servicio prestado.
Sin embargo –expuso–, el Concejo Municipal concernido no se ajustó a los
criterios de capacidad económica y proporcionalidad, pues la autorización o
licencia de funcionamiento discrepa de la cuantía a erogar, excediendo el servi-
cio prestado al contribuyente, por ende, no es razonable ni proporcional.
Y es que –indicó--, la equidad tributaria está íntimamente ligada al princi-
pio de razonabilidad, y es un criterio para ponderar la distribución de las cargas
y de los beneficios o la imposición de gravámenes entre los contribuyentes,
para evitar cargas o beneficios excesivos. Siendo excesivo un gravamen cuando
no es congruente con la capacidad económica de los sujetos pasivos en relación
con los fines y la naturaleza del tributo a aplicar.
De tal forma –aseveró–, el municipio debe procurar “que la política social
y económica coexista con las distintas actividades de empresa y el equilibrio en
la satisfacción de las necesidades particulares de los empresarios y sectores so-
ciales, por ello, los motivos de la reforma deben ser coherentes con el beneficio
que se pretende desarrollar; la ausencia de razones convincentes de los bene-
ficios que se generan producto de la nueva tarifa, desnaturaliza su contenido
para convertirse en un verdadero tributo confiscatorio”, por lo que la munici-
palidad ha controvertido los principios aludidos.
II. Reseñados los motivos de inconstitucionalidad argumentados por el de-
mandante, las razones aducidas por el Concejo Municipal de San Pedro Ma-
sahuat para justificar la constitucionalidad de la disposición por él emitida y
la opinión del Fiscal General de la República, se señalará el orden en que será
expuesta la fundamentación de la decisión de fondo a emitir.
Como ya se apuntó, en el presente proceso se dirimirá la supuesta infracción
del principio de equidad tributaria (art. 131 ord. 6° Cn.), respecto del principio
de razonabilidad, específicamente en cuanto a la coherencia interna de una nor-
ma en la estructuración de sus elementos, pues no hay correspondencia entre el
hecho generador del tributo y su base imponible; además, porque rompe el es-
quema constitucional de las tasas, las cuales deben inspirarse en el principio de
beneficio, por lo que para establecer su monto se puede ponderar la capacidad
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te por los sujetos pasivos de dicho tributo. Son –como todos los tributos– coer-
citivas, su pago se exige con prescindencia de la voluntad del sujeto obligado;
pues, en efecto, el vínculo entre el Estado y el contribuyente no deviene de una
relación contractual.
B. También se indicó que la tasa debe ser creada por ley. Ello, en el sentido
de que ha de ser establecida mediante el instrumento normativo de carácter
general y abstracto habilitado para tal efecto por la Constitución.
En efecto, según el art. 204 ord. 1° Cn., los municipios pueden establecer
tasas a través de ordenanzas municipales –exigibles únicamente a nivel local–.
Sin embargo, cuando se trate de tasas de alcance nacional, estas deben ser
instituidas mediante ley en sentido formal, es decir, emitida por la Asamblea
Legislativa.
C. Se ha especificado también que la citada actividad puede consistir en
la utilización especial del dominio público, la prestación de un servicio público
o la realización de una actividad que beneficie de manera particular al sujeto
concernido.
En ese sentido, en las tasas –a diferencia de los impuestos–, el hecho ge-
nerador corresponde a la Administración y no al contribuyente, por lo que, se
reitera, acaece ante el efectivo cumplimiento de la actividad estatal relacionada.
De tal forma, la mera potencialidad de la actuación administrativa no supone el
surgimiento del hecho generador, que tiene lugar únicamente cuando se brin-
da la referida actuación estatal.
D. Se indicó además en la sentencia precitada, que la actividad concernida
debe ser divisible, a fin de propiciar su particularización.
Asimismo, esta Sala sostuvo que no es posible exigir el pago de tasas por
la prestación de servicios o realización de actividades que no sean susceptibles
de ser individualizadas sobre sujetos determinados. De ahí que, cuando el be-
neficiado es el conjunto social o una parte del mismo, la financiación de los ser-
vicios públicos de que se trate deberá hacerse vía impuestos o contribuciones
especiales.
E. Por último, se ha establecido que la actuación pública relacionada debe
ser inherente a la soberanía estatal; es decir, ha de tratarse de actividades que
el Estado no puede dejar de prestar porque nadie más que él está facultado
para desarrollarlas.
De esta forma, si la actuación estatal respectiva también es brindada por
un particular, la prestación económica exigida perdería el carácter de tasa, y
constituiría un mero precio público, al que no le serían aplicables las caracterís-
ticas de aquella –sentencia de 13-VIII-2002, Inc. 25-99–.
924
Centro de Documentación Judicial / Revista de Derecho Constitucional N.° 98
F. Ahora bien, en relación con lo anterior, cabe resaltar que esta Sala ha
sostenido que las características esenciales de la tasa son, por un lado, que el
hecho generador supone un servicio vinculado con el obligado al pago; por
otro lado, que dicho servicio constituye una actividad estatal inherente a la
soberanía. Es decir, debe haber una contraprestación realizada por el Estado o
el Municipio que se particulariza en el contribuyente, y que dicha contrapresta-
ción no puede ser efectuada por un ente privado.
2. A. Referidas las características esenciales de las tasas, corresponde esta-
blecer el principio que las rige.
Esta Sala ha indicado reiteradamente –verbigracia, en sentencia de 10-X-
2012, Inc. 15-2012–, que las tasas se rigen por el principio de beneficio, en el
sentido de que, si bien son coercitivas –pues su pago no depende de la volun-
tad del contribuyente–, su configuración, es decir, su hecho imponible, inde-
fectiblemente incluye una actividad estatal que favorece de manera particular
al sujeto pasivo de la tasa, un beneficio específico para el obligado al pago.
Beneficio que puede ser de naturaleza jurídica o mixta –en tanto incluya otros
elementos, por ejemplo, de índole económica–, según sea la actividad estatal
concernida.
De manera que en las tasas no se exige el principio de capacidad económica
–como sí ocurre con los impuestos–, pero ello no supone que, en algunos su-
puestos concretos que lo permitan, no pueda tomarse en consideración dicho
principio, no como hecho generador, pero sí como un elemento para establecer
el monto de la tasa, cuando la actividad estatal que le da origen puede tradu-
cirse en un aprovechamiento económico (sentencia de 17-IV-2008, Inc. 1-2008).
B. En ese sentido, esta Sala ya ha establecido –sentencia de 14-XII-2012, Inc.
43-2006– que “para la determinación del importe de las tasas pueden tomar-
se en cuenta todos los aspectos relativos al servicio o actividad que realiza el
Estado y no solo los costos directos e indirectos que ocasiona la prestación del
servicio o la actuación de la Administración. Pudiendo ponderarse entonces la
importancia o necesidad del servicio o actividad; o, el grado de utilidad que el
servicio o actividad presta a la colectividad o al individuo en quien se singula-
riza”.
Así –se añadió en la sentencia precitada–, el hecho de que el monto de una
tasa no se corresponda con el costo que implica la prestación del servicio en
cuestión no altera la naturaleza de dicho tributo al punto de equipararla con
un impuesto.
De tal forma, los criterios a tomar en cuenta para fijar el importe de la
tasa variarán dependiendo de la naturaleza de su hecho generador –utilización
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del tributo; pero sí afirmó que se han quebrantado los principios de equidad
tributaria y de razonabilidad. De manera que tampoco el Fiscal General de la
República expuso algún argumento a favor de la constitucionalidad del precep-
to impugnado.
3. Reseñado lo anterior, corresponde dirimir si efectivamente el tributo im-
pugnado quebranta el principio de equidad tributaria (art. 131 ord. 6° Cn.),
A. En ese sentido, como se consignó en el considerando III de esta senten-
cia, en los términos de la jurisprudencia de esta Sala, la equidad tributaria se
asocia con la razonabilidad, entendida como test que sirve a los tribunales para
enjuiciar –entre otros puntos– la coherencia interna de una norma en la estruc-
turación de sus elementos.
En relación con estos elementos, se advierte que la estructura del tributo
impugnado carece de coherencia interna, puesto que no hay correspondencia
entre el hecho generador del tributo y su base imponible; ya que, si bien el
hecho generador está compuesto por una actividad ejecutada por la munici-
palidad –la expedición del permiso de construcción–, se ha tomado como base
imponible para calcular el monto del tributo un elemento completamente aje-
no a la municipalidad –el valor de la inversión de la obra a construir por parte
del sujeto pasivo de la tasa–, elemento que está vinculado únicamente con la
capacidad económica del contribuyente.
B. Tal circunstancia, asimismo, rompe el esquema constitucional de las ta-
sas, las cuales, se ha insistido a lo largo de esta sentencia, se inspiran en el
principio de beneficio, y para establecer su monto se puede ponderar la capa-
cidad económica únicamente en la medida en que dicha capacidad dependa del
beneficio obtenido en virtud del hecho generador. Sin que para ello se hayan
aportado argumentos que justifiquen la estructura anómala de la tasa en men-
ción en relación con su base imponible.
Consecuentemente, el tributo en cuestión infringe el principio de equidad
tributaria, pues no ha superado el test de razonabilidad, puesto que la estruc-
turación de sus elementos carece de coherencia interna. Debiendo, entonces,
declararse inconstitucional.
Por tanto, con base en las razones expuestas, disposiciones y jurisprudencia
constitucional citadas y arts. 131 ord. 6° de la Constitución y 9, 10 y 11 de la Ley
de Procedimientos Constitucionales, en nombre de la República de El Salvador,
esta Sala
FALLA:
1. Declárase inconstitucional, de un modo general y obligatorio, el art. 7,
acápite 4, apartado I, letra a), sección 8, de la Ordenanza Reguladora de
929
Inconstitucionalidades - Iniciados por demanda / Sentencias Definitivas
las Tasas por Servicios Municipales del Municipio de San Pedro Masahuat,
departamento de La Paz, emitido por Decreto Municipal n° 1, de 10-IX-
2013, publicado en el Diario Oficial n° 177, Tomo 400, de 25-IX-2013, por
vulnerar el art. 131 ord. 6° de la Constitución, en relación con principio de
equidad tributaria.
2. Notifíquese la presente resolución a los intervinientes.
4. Publíquese esta sentencia en el Diario Oficial dentro de los quince días si-
guientes a esta fecha, debiendo remitirse copia de la misma al Director de
dicho ente estatal.
A. PINEDA.---F. MELENDEZ.---J. B. JAIME.---R. E. GONZALEZ.---PRONUNCIA-
DO POR LOS SEÑORES MAGISTRADOS QUE LO SUSCRIBEN---E. SOCORRO C.---
SRIA.---RUBRICADAS.
930
Índice por descriptores
Amparos
Improcedencias
ABSTENCIONES
762-2013 Pág. 184
Procedente cuando existan circunstancias que puedan
poner en duda imparcialidad de Magistrados.
ACTO DE NOTIFICACIÓN
41-2016 Pág. 301
Debe señalarse un lugar para oír notificaciones o un nú-
mero de fax, y no un número telefónico, a efecto de dejar
constancia de la realización de los actos procesales de co-
municación.
AGOTAMIENTO DE RECURSOS
624-2014 Pág. 157
Exige que parte actora haga uso efectivo y diligente del
medio impugnativo en contra del acto reclamado.
BEBIDAS ALCOHÓLICAS
659-2015 Pág. 379
Ausencia de agravio que afecte al demandante, ya que
restricción se dirige al consumidor y no al que comercializa.
Comercialización de bebidas con contenido alcohólico
igual o inferior al 6% no requiere permiso alguno, excepto
las que superan tal umbral, con restricción en su consumo
en el horario establecido.
932
Centro de Documentación Judicial / Revista de Derecho Constitucional N.° 98
DEMANDA DE AMPARO
166-2015 Pág. 113
Elementos básicos para configuración de la pretensión.
DERECHO DE PETICIÓN
305-2015 Pág. 374
Inexistencia de vulneración al advertirse que hubo una
respuesta a la solicitud de la parte actora.
933
Descriptores
LEGITIMACIÓN PASIVA
181-2015 Pág. 292
Improcedencia de la demanda de amparo ante falta de
reclamo contra todas las autoridades que ejercieron efecti-
vamente potestades decisorias.
LITISPENDENCIA
681-2015 Pág. 241
Impide conocimiento de fondo de la petición planteada.
MEDIDAS CAUTELARES
51-2016 Pág. 407
No constituyen actos definitivos y por tanto, no pueden
producir agravio en la esfera jurídica.
Su finalidad es impedir la realización de actos que, de
alguna manera, obstaculicen o dificulten la efectiva satis-
facción de la pretensión y para decretarlas no es necesario
demostrar la vulneración de los derechos fundamentales del
acto reclamado.
NULIDAD DE DESPIDO
41-2016 Pág. 301
Regulación de la nulidad de despido o destitución del
artículo 61 de la Ley de Servicio Civil posibilita al presunta-
934
Centro de Documentación Judicial / Revista de Derecho Constitucional N.° 98
PROCESO PREVIO
17-2016 Pág. 229
Innecesaria tramitación para destitución de un secreta-
rio de concejo municipal.
Sobreseimientos
AGOTAMIENTO DE LA VÍA PREVIA
122-2014 Pág. 422
Posibilidad que el afectado opte por la vía constitucional
o por otras que consagra el ordenamiento jurídico para la
protección de sus derechos constitucionales.
Seleccionada una vía distinta a la constitucional para la
protección de derechos constitucionales, debe agotarse en
su totalidad.
935
Descriptores
AUSENCIA DE AGRAVIO
295-2014 Pág. 432
Inconformidad con la resolución que declaró sin lugar la
petición de dejar sin efecto la orden de desalojo y entrega
material del inmueble adjudicado.
LEGITIMACIÓN PASIVA
151-2014 Pág. 425
Sobreseimiento por no haber demandado a todas las
autoridades que ejercieron potestades decisorias sobre el
acto que se impugna.
LEGITIMACIÓN PASIVA
367-2013 Pág. 428
Definición.
Sentencias definitivas
AMPARO CONTRA LEYES
625-2014 Pág. 515
Debe demostrarse que disposición impugnada genera
agravio de índole constitucional.
936
Centro de Documentación Judicial / Revista de Derecho Constitucional N.° 98
937
Descriptores
BIENES CULTURALES
828-2013AC Pág. 472
Poseen la calidad de bienes culturales aquellos que ha-
yan sido expresamente reconocidos como tales por la enti-
dad facultada para ello.
CARRERA DIPLOMÁTICA
375-2013 Pág. 531
Calidad de servidor público.
Cargo de Ministro Consejero de la representación diplo-
938
Centro de Documentación Judicial / Revista de Derecho Constitucional N.° 98
DECRETOS ECLESIÁSTICOS
828-2013AC Pág. 472
Manifestaciones del poder de decisión dentro de una
persona jurídica de derecho privado, es decir, la Iglesia Cató-
lica, Apostólica y Romana, por ende, no cumplen formalida-
des que la ley prevé para los documentos públicos.
939
Descriptores
DERECHO A LA PROPIEDAD
625-2014 Pág. 515
Conexión con los principios formales y materiales del De-
recho Constitucional Tributario.
Contenido reconocido por el Tribunal Constitucional.
DERECHO A LA PROPIEDAD
343-2014 Pág. 504
Faculta a su titular a usar libremente los bienes, que im-
plica la potestad del propietario de servirse de la cosa y de
aprovecharse de los servicios que pueda rendir y gozar libre-
mente de los bienes.
DERECHO DE AUDIENCIA
104-2013 Pág. 495
Se exige que a toda persona, antes de limitársele o pri-
vársele de uno de sus derechos, se le oiga y venza en un
proceso o procedimiento, tramitado de conformidad con las
leyes.
940
Centro de Documentación Judicial / Revista de Derecho Constitucional N.° 98
DERECHO DE AUDIENCIA
519-2014 Pág. 573
Protección de los derechos subjetivos de los que es titu-
lar la persona, en el sentido de que las autoridades están
obligadas a seguir, un proceso en el que se brinde a las par-
tes la oportunidad de conocer las respectivas posturas y de
contradecirlas.
DERECHO DE PETICIÓN
375-2013 Pág. 531
Facultades.
Peticiones pueden realizarse desde una perspectiva ma-
terial.
941
Descriptores
EQUIDAD TRIBUTARIA
42-2015 Pág. 443
Garantías
Principio de capacidad económica.
ESTABILIDAD LABORAL
46-2013 Pág. 544
Cláusula 36 inciso 2° Contrato Colectivo de Trabajo del
Seguro Social vulnera la Constitución, por lo que Director Ge-
neral debió tramitar el procedimiento adecuado con el fin de
garantizar al peticionario la protección constitucional.
Criterios de tribunales de la República en un tema espe-
cífico, incluyendo lo resuelto por la Sala de lo Contencioso
administrativo, no impiden que Tribunal Constitucional es-
tablezca nuevos y propios precedentes
942
Centro de Documentación Judicial / Revista de Derecho Constitucional N.° 98
PRINCIPIO DE LEGALIDAD
519-2014 Pág. 573
Constituye una garantía del ciudadano frente al poder
del Estado, ya que las actuaciones de las autoridades públi-
cas que incidan en la esfera jurídica de las personas.
PRINCIPIO DE NO CONFISCACIÓN
343-2014 Pág. 504
El tributo no debe absorber una parte sustancial de la
renta o capital gravado del contribuyente.
943
Descriptores
944
Centro de Documentación Judicial / Revista de Derecho Constitucional N.° 98
TASAS
343-2014 Pág. 504
Tributo cuyo hecho generador está integrado por una
actividad o servicio divisible del Estado o Municipio, hallán-
dose esa actividad relacionada directamente con el contri-
buyente.
TRASLADOS
104-2013 Pág. 495
Comisión de Servicio Civil decidirá cuando el empleado
puede ser trasladado hacia otro municipio.
Previo al traslado del actor no era necesario que autori-
dad demandada le informara las razones que lo justificaban,
comprobando que no existió vulneración de los derechos de
audiencia, defensa y a la estabilidad laboral.
945
HÁBEAS CORPUS
Improcedencias
ASUNTOS DE MERA LEGALIDAD
386-2015 Pág. 612
Revisión de sentencia condenatoria.
AUTORIDADES PENITENCIARIAS
380-2015 Pág. 608
Obligación de verificar la debida separación de los inter-
nos para evitar circunstancias que puedan afectar la integri-
dad física de aquellos.
CÓMPUTO DE PENA
368-2015 Pág. 691
Facultad de realizar y rectificar cómputo de pena corres-
ponde exclusivamente a los jueces de vigilancia penitencia-
ria y de ejecución de la pena, por lo que pretensión es un
asunto de estricta legalidad.
CÓMPUTO DE PENA
396-2015 Pág. 628
Fecha en la que se cumplirá la pena de prisión impuesta,
no genera por sí, una afectación constitucional con incidencia
en el derecho de libertad protegido a través del hábeas corpus.
CÓMPUTO DE PENA
404-2015 Pág. 637
Desconocer la fecha en la que se cumplirá la pena de
prisión impuesta, no genera por sí una afectación constitu-
cional con incidencia en el derecho de libertad.
Descriptores
COSA JUZGADA
396-2015 Pág. 628
Pretensiones constitucionales en el fondo idénticas, as-
pectos que fueron planteados y resueltos previamente por
este tribunal.
DERECHO A RECURRIR
7-2016 Pág. 654
Inexistencia de vulneración cuando se declara sin lugar
el recurso de apelación subsidiario interpuesto de forma
oral en audiencia contra la decisión que deniega la revo-
catoria.
GARANTÍA HIPOTECARIA
72-2016 Pág. 706
Revisar imposición de medida sustitutiva consistente en
garantía hipotecaria, implicaría que Sala Constitucional rea-
lizara labor de tribunal de instancia, cuestión ajena al con-
trol constitucional circunscrito al hábeas corpus.
948
Centro de Documentación Judicial / Revista de Derecho Constitucional N.° 98
LITISPENDENCIA
240-2015 Pág. 597
Argumentos del peticionario expuestos en proceso
constitucional son incapaces de revelar un tema de posible
vulneración que deba ser conocido por esta sala, pues no se
concretan acciones u omisiones ocasionadas por la autori-
dad demandada.
Auxilio judicial para llevar a cabo actos de comunicación.
Hábeas corpus correctivo.
Negativa de la autoridad basada en la valoración de la
documentación que sustentaba la petición, no es capaz de
reflejar que la misma contraviene derechos o garantías fun-
damentales del demandante.
Objeto de control del proceso de hábeas corpus.
Pretensión planteada ahora por el peticionario, es en
términos similares a la propuesta en el proceso de hábeas
corpus con referencia 167-2015, de manera que, se confi-
gura una identidad entre los elementos que conforman tal
aspecto de la pretensión.
Queja vertida en los términos indicados, no plantea
un tema de trascendencia constitucional que deba ser
conocido por esta sala, pues la omisión señalada por el
solicitante, debe ser solventada por la institución corres-
pondiente.
MODIFICACIÓN DE LA PENA
396-2015 Pág. 628
Desconocimiento de decisión que declaró modificación
de pena de manera favorable al procesado, no implica por
sí una restricción ilegal que trascienda a la pena que se en-
cuentra cumpliendo actualmente, siendo a su favor al ha-
berse disminuido.
NULIDADES
10-2016 Pág. 643
Tribunal Constitucional no es competente para decla-
rarlas.
949
Descriptores
PRUEBA PERICIAL
10-2016 Pág. 643
Sala de lo Constitucional no tiene competencia para re-
visar la actuación judicial al respecto.
PRUEBA TESTIMONIAL
10-2016 Pág. 643
Sala de lo Constitucional no tiene competencia para re-
visar la actuación judicial al respecto.
RECURSO DE REVISIÓN
10-2016 Pág. 643
Tribunal Constitucional no es competente para interpo-
ner recurso de revisión.
SALA DE LO CONSTITUCIONAL
380-2015 Pág.608
Incompetencia para establecer la idoneidad de un cen-
tro de internamiento para una persona.
Sobreseimientos
AUSENCIA DE AGRAVIO
303-2015 Pág. 737
Cuando la pretensión ya ha sido resuelta en un recurso
de revisión anterior.
Sentencias definitivas
AUDIENCIA INICIAL
216-2015 Pág. 749
Posibilidad de resolver en base al requerimiento cuando
no asista la defensa técnica.
950
Centro de Documentación Judicial / Revista de Derecho Constitucional N.° 98
CAUCIÓN
291-2015 Pág. 764
Incumplimiento cuando ha sido impuesta en audiencia
de revisión de medidas, por exceso el plazo de la detención,
no impide la puesta en libertad del imputado.
DERECHO DE DEFENSA
216-2015 Pág. 749
Obligatoriedad de la defensa técnica del imputado pre-
sente como del ausente.
DETENCIÓN PROVISIONAL
255-2015 Pág. 741
Aspectos que sirven para fijar la duración de la medida
cautelar.
Autoridad judicial debe asegurar resultado del proceso
a pesar de haberse excedido el límite legal máximo dispues-
to para su mantenimiento.
Efecto restitutorio: ordena al tribunal que al recibo de
esta resolución disponga lo relativo a la condición en que el
imputado enfrentará el proceso en su contra, distinta a la
detención provisional.
951
Descriptores
MEDIDAS CAUTELARES
291-2015 Pág. 764
Exceso en el plazo de la detención provisional, implica
que el Juez debe utilizar alguna medida alterna, que po-
sibilite efectivamente la recuperación de la libertad per-
sonal.
PLAZOS PROCESALES
327-2015 Pág. 753
Competencia de Sala Constitucional de controlar plazos
cuando se restringe el derecho a la libertad personal.
952
Centro de Documentación Judicial / Revista de Derecho Constitucional N.° 98
PRINCIPIO DE LEGALIDAD
211-2015 Pág. 788
Contenido reconocido por el Tribunal Constitucional.
RESERVA DE LEY
211-2015 Pág. 788
Se aplica a formalidades requeridas para ejecución y
tiempo permitido para restricciones a libertad física.
SEGURIDAD JURÍDICA
211-2015 Pág. 788
Contenido reconocido por el Tribunal Constitucional.
953
Inconstitucionalidades
Improcedencias
CONTRATO DE APRENDIZAJE
130-2015 Pág. 842
Patrono tiene la obligación de proporcionarle enseñanza
y adiestramiento al aprendiz en todas las tareas o fases del
oficio, arte u ocupación; y, éste debe obedecer las órdenes o
instrucciones que reciba del patrono o de sus representantes.
CONTRATO DE APRENDIZAJE
146-2015 Pág. 849
Empleador y aprendiz puede fijar libremente el plazo
que determinará la extensión temporal de su duración.
DERECHO DE AUDIENCIA
161-2015 Pág. 859
Implica la exigencia constitucional, de que toda limita-
ción a las posibilidades de ejercer un derecho sea precedi-
da del proceso que el ordenamiento jurídico prevea para el
caso concreto.
DERECHO DE IGUALDAD
21-2016 Pág. 887
Debe rechazarse la pretensión cuando no se establecen
con claridad las razones por las cuales se considera que exis-
te una diferenciación irrazonable.
Descriptores
956
Centro de Documentación Judicial / Revista de Derecho Constitucional N.° 98
JUICIO DE IGUALDAD
22-2016 Pág. 889
Improcedencia de la pretensión de inconstitucionalidad
cuando contiene una argumentación deficiente sobre la for-
ma en que se produciría la supuesta violación.
Requisitos exigidos para adecuada configuración de la
demanda de inconstitucionalidad.
Término de comparación como requisito indispensable
para su procedencia.
Término de comparación no resulta idóneo para efec-
tuar el juicio de igualdad respectivo.
LIBERTAD ECONÓMICA
13-2016 Pág. 876
Definición.
Manifestaciones.
Obligaciones del Estado.
957
Descriptores
MEDIDAS CAUTELARES
21-2016 Pág. 887
Improcedente su adopción cuando se rechaza la preten-
sión principal.
PRETENSIÓN DE INCONSTITUCIONALIDAD
12-2016 Pág. 868
Actora atribuyó un contenido normativo que no es deri-
vable de la formulación lingüística de la disposición munici-
pal objeto de control.
Actora no específica la disposición constitucional de la
que supuestamente se deriva el parámetro de control, ya
que en la pretensión, no hace alusión a ningún artículo de la
Constitución del que deduzca el principio de reserva de ley
Impugnación se dirige contra la aplicación retroactiva
del objeto de control y los presuntos agravios que ésta ha
causado, la cual no es susceptible de ser analizada mediante
el control abstracto en un proceso de inconstitucionalidad.
Indispensable que el actor establezca de forma certera cual
es la disposición legal que estima violatoria a la Constitución.
PRINCIPIO DE IGUALDAD
120-2015 Pág. 819
Improcedencia de la pretensión de inconstitucionalidad al
omitir aportar argumentos necesarios para realizar el juicio.
PRINCIPIO DE LEGALIDAD
120-2015 Pág. 819
Requisitos que deben cumplir las normas jurídicas san-
cionatorias.
REGLAMENTO DE EJECUCIÓN
113-2015 Pág. 813
Definición.
Falta de fundamento de la pretensión de inconstitucio-
nalidad.
958
Centro de Documentación Judicial / Revista de Derecho Constitucional N.° 98
REQUISITOS DE LA DEMANDA
21-2016 Pág. 887
Para adecuada configuración de la inconstitucionalidad.
Sentencias definitivas
DERECHO A LA AUTODETERMINACIÓN INFORMATIVA
109-2013 Pág. 893
Facetas material e instrumental.3
Presupone la capacidad de las per3sonas para decidir y
controlar las actividades relacionadas con sus datos personales
POTESTAD SANCIONATORIA
109-2013 Pág. 893
Autoridades administrativas o penales deben analizar
en cada caso concreto la concurrencia o no de los elementos
del principio de ne bis in idem.
Calificación como infracción muy grave a la reincidencia
de una infracción grave implica vulneración al principio de
prohibición de doble juzgamiento.
Elementos esenciales de la potestad sancionatoria.
Innecesario analizar necesidad de una medida al no su-
perar la disposición impugnada test de proporcionalidad.
Legislador debe establecer criterios de dosimetría punitiva.
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Descriptores
PRINCIPIO DE RAZONABILIDAD
165-2013 Pág. 912
Obliga a exponer razones objetivas que justifican elec-
ción de una determinada acción
TASAS MUNICIPALES
165-2013 Pág. 912
Características reconocidas por la jurisprudencia consti-
tucional.
Carencia de coherencia interna de tributo provoca su
inconstitucionalidad por inobservancia de principio de razo-
nabilidad.
Criterios a tomar en cuenta para fijar su importe varían
dependiendo naturaleza de su hecho generador.
Inexistencia de relación directa entre expedición de li-
cencias de construcción y base imponible del tributo.
Quantum de la tasa debe guardar coherencia con el he-
cho generador.
Se rigen por el principio de beneficio.
960