Pretty Park Twins Por Bloodyparkdrog
Pretty Park Twins Por Bloodyparkdrog
Pretty Park Twins Por Bloodyparkdrog
Bloodyparkdrog
¿Pueden guardar un secreto? Esta historia no será nada que hayas leído antes.
Capítulo 1 [ARCO 1]
— ¿Ya tienen todas sus cosas? —Preguntó la mujer alzando la vista a las
escaleras con una sonrisa.
—Mis niños tan hermosos… —Su madre esbozó una sonrisa antes de asentir y
dirigirse a su marido. — ¿Ya subiste lo demás?
Su madre rió y observó una última vez el departamento. Suspiró con nostalgia y
tomó la última maleta antes de cerrar en silencio la puerta y atravesar la calle para
llegar a la camioneta con su esposo y dos hermosos hijos.
Los padres de los niños se observaron con una gran sonrisa y se besaron con
fuerza antes de acomodarse y que la camioneta arrancara. El chico a la izquierda
que tenía el cabello rosa comenzó a sonreír emocionado y observó a su hermano
junto a la ventana con un enorme brillo en los ojos.
— ¿Qué? —Preguntó el chico de cabello rosa viéndolo con una hermosa sonrisa.
— Así llamaré a mi gatito. —Jimmy sonrió formando dos medias lunas con sus
ojos. — ¿Tú cómo le pondrás al tuyo?
¡Sí, seis! La mujer llevaba cuatro meses de embarazo y dos retoños nuevos
venían con ella. Fue completamente inesperado ya que ella no pensaba o creía
tener más crías pero la vida estaba llena de sorpresas. No podían seguir en el
departamento de dos cuartos en el que vivían.
Cuando eran los cuatro claro que se podían. Jimin y Jimmy eran sus dos únicos
hijos, gemelos inseparables, Jimin siendo mayor por tres minutos que su hermano
Jimmy. Ambos niños derrochaban ternura e inocencia a donde iban, vistiendo
colores pastel y a veces algunas prendas femeninas. Sin embargo, ambos eran
muy enérgicos y ruidosos estando juntos, sobre todo alegres y risueños, muy pero
muy alegres y risueños.
Y ahora que ella había obtenido un aumento de sueldo y puesto fue enviada a
Busán para trabajar en otra sede. Sabía que el trabajo sería pesado debido a su
embarazo así que pidió trabajar en casa mientras sus otros dos retoños nacían.
Su marido viajaba mucho así que le preocupaba que él no estuviera cuando los
bebés nacieran, pero ya tenía dos hermosos niños de dieciocho años con ella,
siendo sumamente felices.
— Aún no amor. —Habló su madre medio dormida. — Pero pronto se nos ocurrirá
algo.
— ¡Peeero mami! —Jimin hizo un puchero. — Cuando les cantemos, ¿cómo nos
referiremos a ellos?
— Ya tendremos unos nombres para ese entonces corazón. —Su madre bostezó
un poco. —Ahora… solo queda dormir…
Su voz se apagó por completo hasta que respiró con suavidad. Jimin se recargó
en el asiento y tomó inmediatamente la tibia mano de su hermano Jimmy. El chico
de cabello rosa le sonrió y se zafó para alzar ambos manos a la altura de su pecho
y dar una palmada.
— ¡Contaron uno para escapar del lobo hambriento! —Cantó esta vez Jimin
mientras aceleraba el ritmo. — ¡Contaron dos para escapar del brujo gruñón!
— ¡Contaron tres al encontrar el divertido ciempiés! —Siguió esta vez Jimmy
igualmente acelerando el ritmo igualmente, sus palmas chocaron con fuerza. —
¡Contaron cuatro y huyeron del murciélago malhumorado!
— ¡Contaron siete y llegaron con sus parientes! —Dieron otras tres palmadas. —
¡Contaron ocho y regresaron con el ogro!
— ¡Eso fue trampaaa! —Jimmy limpió sus pequeñas lágrimas aun riendo. — ¡Te
veías tan chistoso Jimin!
— ¡Ay! —Exclamó el chico de cabello rosa calmando su risa pero sin dejar de
sonreír.
Jimin suspiró y se acomodó contra la ventanilla y se apoyó sobre ella. Sintió
después el peso de su hermano sobre él y eso le hizo abrir un poco sus ojitos. La
cabellera rosa de su hermano estaba sobre su hombro y sus manitas agarradas
con suma ternura y delicadeza. Jimin se acomodó un poco junto a su hermano
sobre él y poco a poco fue cerrando sus ojos. Sintió un apretón en su mano por
parte de su hermano. Jimin se lo devolvió unos pequeños momentos después y
ambos sonrieron con los ojos cerrados, una débil sonrisa formándose en sus
labios.
El primero en reaccionar fue Jimmy quien sintió su mejilla muy caliente. Bostezó y
frotó sus ojos con su puñito muy débilmente antes de dirigir la vista al entorno.
Alzó la vista para ver a su hermano Jimin profundamente dormido junto a él, los
labios un poco abiertos y una dulce expresión en su rostro. Jimmy comenzó a
zarandear a su hermano con delicadeza.
Jimin se movió un poco. Jimmy volvió a sacudirlo para que reaccionara pero el
nombrado no lo hacía. Hizo un puchero abultando su labio inferior y comenzó a
morder su brazo dejando mucha baba en él. Jimin abrió casi al instante sus ojos y
chilló agudo mientras Jimmy se carcajeaba al ver a su hermano frotarse con
disgusto.
— ¡Iugh Jimmy! —Se quejó Jimin frotándose con su manga. — ¡Ya me estaba
despertando!
— Sí, sí. —Jimmy rodó los ojos. — ¡Vamos, quiero ver la casa!
Entrelazó sus manos con su hermano y bajaron del coche viendo la casa de dos
pisos y techo triangular frente a ellos. Ambos abrieron sus boquitas con emoción y
brincaron dando vueltas tomados de la mano. Era una casa muy bonita, muy
acogedora vista por fuera y seguramente por dentro igualmente. Un patio con
vallas a la altura de sus cinturas estaba del lado izquierdo de la casa dando hacia
otra casa color azul con las ventanas cerradas.
— ¡Niños! —Su madre llegó detrás de ellos haciendo un puchero. — ¡Era una
sorpresa!
— No pasa nada corazones. —Su madre abrió más la puerta. — ¿Les gustó cómo
decoré su cuarto?
— Entren corazones. —Su madre sonrió. —Ahora les traen sus maletas, no vayan
a lastimarse.
— ¿Aquí están bien las maletas? —Preguntó el hombre viendo al chico de cabello
rosa, shorts azules más arriba de la rodilla y enorme suéter rosa cubriendo sus
manitas y haciéndolo lucir adorable. — ¿O las prefiere en su cama?
— ¿Tú qué dices esponjoso? —El chico de cabello rosa observando a su conejito
haciendo que asintiera. — ¡Muy bien! —Observó al hombre que lo observaba con
una sonrisa extraña. — No se preocupe buen señor, allí están bien las maletas.
¡Muchas, muchas gracias!
— ¿Estas también? —EL otro hombre señaló las maletas de Jimin, observando al
rubio de shorts igualmente azules arriba de la rodilla y enorme suéter amarillo
chillón.
— ¡Oh, sí! —Jimin se acercó dando pequeños brincos hasta la maleta. — ¡Muchas
gracias señor!
—No hay de qué pequeños. —EL hombre observó a su compañero que sonrió con
lascivia. — Muy bonito su cuarto.
— ¡Gracias! —Jimin sonrió tanto que sus ojos desaparecieron. —Son ustedes muy
amables.
— ¡Niños cuidado con las cajas! —Llamó su madre desde la puerta de entrada. —
¡Niños cuidado con los jarrones! ¡Jimmy hay un escalón, fíjate corazón!
Los dos niños rieron y observaron la casa de madera y bastante acogedora con
emoción pura. Brincaron al sofá haciéndose cosquillas y rebotando emocionados
sobre los cojines, parloteando y susurrándose cosas al oído antes de reír como
dos niños pequeños.
— ¡Jimin, Jimin! ¡No agradecimos ni nos despedimos! —Jimmy abrió sus ojos
asustado cuando vio la puerta de la entrada cerrarse.
— ¡Mucho, mucho papi! —Jimin asintió. — ¡Al señor elefante le encanta el cuarto y
el rico olor a limón!
— ¡Y al señor esponjoso también! —Intervino Jimmy imitando a su hermano. — ¡El
olor a limón es rico, rico, rico!
— Muy bien niños. —Su madre sonrió. — ¿Quieren pizza para cenar o sushi?
— Les avisaremos cuando llegue, quiero que se vayan a bañar. —Su madre los
observó, ambos chicos asintieron obedientes. — ¿Quieren ver una película arriba
mientras comen? Mamá y papá están cansados y quieren dormir.
El padre de los gemelos observó a su esposa con una sonrisa socarrona pero
cuando sus hijos voltearon a verlo bajó la mirada y siguió tacleando. Jimin observó
a Jimmy sonriente.
— ¿Quieres ver My Little Pony? —Preguntó Jimin con una sonrisa adorable. —
¡Netflix subió la última temporada y una película!
— ¡Sí, sí! —Exclamó Jimmy emocionado. — ¡Quiero ver nuevamente a pinky pie!
¡Es mi favorita!
— ¡Sí, sí! —Jimin lo abrazó y se tomaron de las manos antes de ver a su madre.
— ¡Ustedes duerman, nosotros recibimos la pizza!
— ¡Sipi dipie! —Jimin se puso firme con una sonrisa e hizo un saludo general.
— Bueno. —Su madre asintió y abrió su cartera. — Ahora que su padre finalice la
llamada les entregaré este billete, vean que el cambio esté bien y tengan mucho
cuidado. ¿Ya les dije que no hablen con extraños?
— Sipi mami. —Jimmy asintió. —Prometemos tener mucho cuidado y contar bien
el dinero.
— ¡Son los mejores papis del mundo mundial! —Jimmy corrió a darle un beso a
cada uno, Jimin imitó su gesto tronando con más fuerza.
— Los sabemos corazones. —Su padre sobó sus cabellos. — No se duerman muy
tarde, ¿bien? Mañana veremos qué hacer el resto de las vacaciones para que no
se aburran.
— Bien. —Su padre sonrió y tomó a su mano a su esposa quien sonrió con
dulzura. —Descansen muy bien, los queremos.
Jimmy sonrió y entrelazó el meñique con su hermano. Jimin le sonrió otra vez y
subió corriendo a su cuarto. Jimmy resopló e hizo un puchero antes de acostarse
nuevamente en el sofá y jugar con su conejito en lo que esperaba a su hermano.
Jugó con sus orejas e imitó voces mientras hablaba con él, balanceó sus piecitos
de adelante hacia atrás y lo abrazó con fuerza mientras esperaba.
Escuchó unos pasos minutos después y vio a Jimin bajando con una pijama
completa color amarillo de patitos y muy esponjosa. Jimmy chilló agudo y corrió
para abrazarlo.
— ¡Sí, sí! —Jimin asintió. — Te espero aquí, ¡la pizza ya casi viene!
Jimmy asintió feliz y ahora él voló para bañarse, ingresando al baño con una tina
grande y un lavabo, espejo, retrete y productos básicos de limpieza. Hizo su aseo
personal y mientras se ponía su pijama rosa de unicornios escuchó el timbre de la
casa. Bajó corriendo emocionado y vio las cajas de pizza en las manos de su
hermano y el dinero en la mesa.
— Vamos arriba. —Jimin corrió con su hermano hasta el piso de arriba con otro
cartón.
Se acomodaron en la sala del piso de arriba que era, por el momento, de ellos.
Jimin observó la enorme televisión y la prendió con el control inteligente, guiando
la flechita mientras su hermano acomodaba cojines y la mesita. Depositó la pizza
frente a él y se acurrucó en el sofá y cojines con una cobija morada.
— Ah, tengo sueñito. —Jimmy frotó sus ojitos. — ¿Cuántos capítulos llevamos?
— Vimos cuatro. —Jimin puso pausa. — Vamos ya a dormir, mami y papi nos van
a regañar si ven que seguimos despiertos. Iré a guardar la pizza.
Jimin fue a dejar la pizza abajo y subió a su cuarto después. Cerró la puerta e
ingresó al baño para lavarse los dientes, hizo sus últimas necesidades del día y
apagó la luz del baño para irse a sentar a su cama. Observó a Jimmy abrazando
sus rodillas y apoyando su gordita mejilla contra ellas mientras lo observaba.
— Contaron uno… para escapar del lobo hambriento. — Observó a Jimin quien
rió. — Contaron dos para escapar del brujo gruñón.
— Contaron seis y se burlaron del ogro que le olían los pies. —Jimmy sonrió y se
acercó un poco más a su hermano. — Contaron siete y llegaron con sus parientes
—Nuevamente tres palmadas sin quitarse la vista de encima.
— Jimin dijo que el que gima primero va a perder… —Susurró Jimmy con una
sonrisa lasciva.
— Umh… —Jimmy introdujo sus dedos dentro del suave pijama de su gemelo,
haciendo pequeños círculos con sus pulgares en su espalda baja. — Jimin…
El chico de cabello rosa mordió sus labios y tomó aire sin dejar de masajear la
espalda baja de su hermano con sus pulgares. Se observaron fijamente a los ojos
antes de caer nuevamente en los labios del otro, babosos, rojizos, tibios y
brillantes debido a la saliva.
— Ñop. — Contestó Jimmy con voz infantil. — Mejor dame otro besito.
— Pero nada, estás castigado. — Susurró Jimin sobre sus labios, apenas
rozándolos. — Buenas noches hermanito. — Besó su frente antes de alejarse y
bajarse de la cama.
Y la luz se apagó.
Capítulo 02
El chico rubio relamió sus labios antes de seguir penetrando con violencia al chico
debajo de él. Jadeó ronco antes de expulsar su semen con fuerza, lanzando su
cabeza hacia atrás y tomando fuertemente de las caderas al chico en su cama.
— Ah… —Gruñó ronco. —Tan apretado…
— Ya, puedes correrte. —Yoongi palmeó el culo del chico debajo de él antes de
salir y acostarse a su lado en la cama respirando pesadamente.
— ¿Tenías qué fumar ahora? —El chico tosió y agitó su mano para dispersar el
humo.
— Allá está la puerta por si gustas irte, nada te detiene. —Yoongi sonrió con
orgullo antes de darle otra calada al cigarro y dejar su humo en su boca unos
momentos.
El otro chico rodó los ojos y maldijo en su cabeza antes de levantarse. Chilló un
poco e inmediatamente volvió a tumbarse con un quejido y una mueca de dolor.
Yoongi lo observó de reojo alzando una ceja y expulsó el humo nuevamente.
— Creo que te pasaste un poco esta vez. — Gruñó el chico de mala gana.
— ¿Puedes intentar ser amable UNA vez en tu vida? — Suplicó el chico. — ¿Al
menos después de tener sexo?
— Nah, paso. — Yoongi le dio otra calada al cigarro pasando una mano detrás de
su nuca. — ¿Quieres alguien que te llene de besos y te abrace después de
follarte? Conmigo no será, bebé.
— ¿Al menos puedes darme un beso? —Preguntó el chico que ya estaba vestido.
— ¿Podrido? —Yoongi observó el techo y luego el cigarro. — Quizás sea por esta
cosa.
El chico supo que ya no había más razón para seguir allí. Terminó de ajustarse el
pantalón y entre gruñidos y malas caras salió azotando la puerta detrás de él.
Yoongi puso los ojos en blanco y se reincorporó de la cama para tirar lo que es
cigarro iba desechando por la ventana abierta.
Desechó el recuerdo del chico como si fuera una bola de papel y exhaló
nuevamente el humo. Se mantuvo junto a la ventana fumando otro rato hasta que
aplastó el cigarro contra la mesa y lo aventó por la ventana. Se dio la vuelta y
aventó la ropa al cesto y agarró su pantalón negro de pijama para ponérselo y
salió del cuarto de mal humor.
— ¿Otro maricón menos? — Un hombre con tatuajes de serpiente en el brazo y
una cerveza a la mano estaba tranquilamente sentado en el sofá con una revista
pornográfica en sus manos. — Este prácticamente salió chillando.
— Cállate viejo. — Yoongi rodó los ojos. — No hui de las mujeres para
encontrarme con algo peor que ellas. — Abrió el refrigerador viendo un jitomate
podrido, una leche pasada y mostaza, alzó una ceja. — ¿No hay comida? Me da
hambre después de follar.
El hombre suspiró con pesadez antes de cerrar la revista y levantarse del sofá con
pesadez. Sus fuertes músculos se tensaron debido al acto y pasó su mano por su
calva cabeza mientras se dirigía a un estante y lo abría de mala gana. Sacó una
cartera y de allí un par de billetes que tiró al suelo antes de cerrar todo
nuevamente. Yoongi se abalanzó por el dinero.
— Tú ganas viejo. — Yoongi suspiró poniendo los ojos en blanco. — Llegaré a las
doce, trata de no extenderte porque me valdrá una mierda.
— Espera. — Llamó su padre justo cuando iba a salir. — ¿Te quedan condones?
Bajó los dos pisos de las estrechas escaleras del departamento mal pintado y en
mal estado debido a la humedad acumulada y hoyos de las ratas que vivían allí.
No mentiría, vivía de la mierda pero sobrevivían al menos. Ahora necesitaba ganar
dinero y no se le ocurría dónde trabajar, había sido rechazado múltiples veces por
su apariencia o despedido a la semana debido a su violencia o groserías.
Y es que Min Yoongi era sinónimo a los adjetivos maleducado, mala influenza,
agresivo, arrogante, despreciable, cruel, bully, lujurioso compulsivo y maquiavélico
inclusive. No importaba quién fuera o dónde estuviera, derrochaba un aura
negativa y pesada que alejaba a todos a excepción de las viejas hormonales de su
universidad que babeaban al verlo. Una pena que se cansara de los reclamos
femeninos, los dramas y los senos y vaginas “sueltas” como decía. Prefirió
hombres y hasta la fecha no se arrepentía, era orgullosamente gay y quien se
atreviera a meterse con él debido a eso, era muy probable que terminaría en el
hospital.
Ya había ido a prisión varias veces, y el chico había sido expulsado o detenido.
Tenía problemas con la ley y con prácticamente con todo el mundo. Lo odiaban y
despreciaban y al mismo tiempo respetaban y admiraran, era un peligro andante
con el que nadie quería meterse. Era el chico en moto, cigarros, música rock,
piercings y tatuajes de diecinueve años aún en la universidad debido a las veces
que reprobó. Y no, no era tonto, de hecho era muy listo pero los problemas, las
faltas y expulsiones lo hicieron repetir ya dos veces distintos años.
— Kim Hyuna. —Yoongi se volteó y sonrió. — ¿Qué hace una niña fresa como tú
en barrios tan pobres como estos?
— Muy gracioso. —La chica se acercó y golpeó con fuerza su espalda. — Vine a
buscar grupos que me adopten, en este barrio hay muchos de mi estilo.
— Mira qué gay nos saliste. — Hyuna sonrió divertida. — Me hiciste sentir bonito.
— ¿Tú a dónde crees? — Hyuna rió dejándose guiar por el rubio. — Obviamente a
comprar algo de hierba pero parece que los chicos no andan.
— Gracias gatita, pero paso. Una vez que entras a lo gay la heterosexualidad se
torna muy rara y asquerosa. — Yoongi negó con la cabeza.
Se estacionó en una calle con la calle toda agrietada y guardó las llaves en su
bolsillo trasero del pantalón que le llegaba más debajo de lo que debería. Revolvió
su cabello despeinándose y comenzó a avanzar por la cuadra intimidante y una
mirada asesina. Maldijo no tener unos cigarros a la mano pero se le pasó cuando
vio a lo lejos una biblioteca y anuncio de nuevos cómics. Le gustaban los cómicos,
no se engañaría.
Cruzó la calle corriendo ganándose unos claxonazos de los coches, él les hizo el
dedo corazón con una sonrisa antes de empujar con violencia la puerta de la
biblioteca. Atrajo la mirada de unas señoritas que estaban paradas platicando pero
él las ignoró y avanzó directamente a la zona de cómics. Pasó sus largos dedos
entre cada uno buscando con la mirada algo que le interesara.
Yoongi gruñó en voz baja cuando vio a una mujer acercarse a él acompañada con
otro hombre y observar los cómics con una sonrisa. Los observó unos segundos
antes de negar con mucha suavidad la cabeza y seguir buscando.
— ¿Crees que a Jimmy le guste uno? — Preguntó ella. — ¿O mejor lo traemos
para que elija?
— Necesitamos que alguien los cuide mientras estamos fuera. — EL hombre tenía
una enorme expresión de preocupación en el rostro. — ¿Hablaste con tu
hermana?
— Oh, yo estuve con niños hace dos veranos. — Contestó el rubio sonriendo un
poco. — Igualmente en un curso de Verano la temporada pasada.
— Eso espero, realmente mi madre está mal y necesito ayuda, mucha ayuda. —
Los ojos del chico brillaron debido a las lágrimas. — Lo siento, no quiero
agobiarlos más, debo ir a ver si está bien junto a mi hermanito, quedé en hacerles
la cena hoy.
— Sí. — Contestó Yoongi. — Él… no entiende que mamá está enferma, ¿sabe?
Trato de hacerlo sentirlo bien con cómics pero están muy caros y el dinero prefiero
gastarlo en algo que coma. Después yo podré leerle muchos libros y cuentos. —
Sonrió un poco. — Lo siento de nuevo, debo irme, hasta luego señores Park.
— Hablaré mañana con la persona que recomendó para obtener más detalles,
después lo hablaremos amor. — El hombre sobó sus hombros. — Mientras busca
algo para los niños y veamos qué pasa.
.
— ¿Te pusiste de niñera? ¿Jodes? —Su padre le dio un trago a la cerveza viendo
a su hijo con la boca ladeada. — Qué joto eres.
— Es eso o me sigues tirando billetes como a las putas que tiras, tú eliges.
El padre del chico estalló en carcajadas antes de darle otro gran trago a la
cerveza.
— ¿Sí? —Trató de que su voz no sonara muy agresiva. — Buenas tardes, ¿quién
habla?
— Yoongi fue excelente al cuidar a mis hijos, lo adoraron. —El padre del rubio
observaba el suelo con mala cara. —Ajá, es bueno. Luce como un demacrado
drogadicto pero créame que tiene sus encantos. —Yoongi lo observó mal pero su
padre le sonrió. —Nada qué ver como luce a como es, es un encanto de chico,
muy respetuoso y educado. —El adolescente se tapó la boca para evitar soltar la
carcajada de su vida. —Mi esposa lo quiere de vuelta pero nos mudamos,
realmente se los recomiendo…
Yoongi oprimió la risa en lo que su padre finalizaba de hablar con las personas.
Esperó unos momentos divertido hasta que su padre finalmente colgó después de
unos piropos más.
— ¡No puedo creer que en serio lo hicieras viejo! —Yoongi soltó una carcajada. —
¿Tienes idea de lo fabuloso que eres?
— Te tendré lejos así que mejor para mí. —El hombre guardó su teléfono. —
Espero que te agarren aunque sea dos días antes de que te expulsen.
— Prometo controlarme. —Contestó Yoongi con orgullo. — ¿Qué tan difícil puede
ser cuidar a dos niños? Les pongo la televisión todo el día y se acabó.
— Se te van a morir a los cinco días. —El hombre más grande esbozó una sonrisa
antes de darle un trago a su cerveza.
— No creo que sea tanto tiempo. Además, con el dinero que me entreguen ya
tengo más que suficiente. —Yoongi alzó ambos hombros.
— Espero valga la pena. —El hombre alzó una ceja. —No me gusta prestarte mi
camioneta.
— Un par de días no va a matarte. —Yoongi rodó los ojos. —Ya tienes con el
cigarro y el alcohol.
El hombre volvió a reír y se fue a sentar al sucio sofá en la sola con la cerveza en
mano y un cigarro que acababa de sacar. Yoongi se mantuvo en silencio viendo
su reloj antes de suspirar, pateó el suelo y un par de minutos después finalmente
el timbre sonó. Yoongi corrió a abrir.
— Bien lindo, tengo tres sencillas reglas. —Yoongi se quitó la camiseta antes de
acercarse al tímido chico frente a él. — ¿Crees poder con ellas?
— Regla uno, solo es sexo. —Yoongi lo jaló de los brazos hasta la cama y sonrió.
—Regla dos, nada de romanticismos ni esas cosas. Tampoco besos, mucho
menos besos.
— D-de acuerdo. —El chico se tensó un poco cuando las cálidas manos del rubio
se colaron por su camisa para comenzar a tocarlo.
— ¿En serio? Oh, vaya. — Yoongi negó con la cabeza. — Soy muy malo con los
nombres, ¿puedes repetirlo? Prometo no olvidarlo.
Capítulo 03
— ¿En el jardín? —Preguntó Jimin entusiasmado. — ¡Sí, sí! ¡Las traes! — El rubio
tocó el hombro de su hermano antes de salir corriendo de la casa.
— ¡Chimchim eso es trampa! —Se quejó el chico de cabello rosa levantándose del
suelo. — ¡Le voy a decir a mamá!
El rubio comenzó a reír mientras daba vueltas por el jardín. Jimmy puchereó y
comenzó a corretearlo, tratando de rozar al menos la camisa morada de arcoíris
de su gemelo mayor. Se remangó las mangas de su largo suéter azul bebé de
corazones y siguió corriendo tras su hermano tratando de tomarlo.
— ¡A que no me atrapas! —Lo provocó Jimin corriendo más rápido entre risas.
— ¡Niño bobo! —Le insultó su hermanito enojado. — ¡Vas a ver que sí te atraparé!
Jimin rió y corrió un poco más hasta que su hermano finalmente le tocó la espalda.
Jimmy chilló emocionado y carcajeó antes de gritar.
El rubio se detuvo para tomar aire viendo a su hermano junto al árbol y meneando
de izquierda a derecha sus caderas y sacándole la lengua con las manos en la
cintura. Jimin unió sus cejitas molesto y pisoteó el suelo mostrando su desagrado.
Jimmy rodó sus ojitos y se limpió sus lagrimitas antes de sentarse en el suelo y
llevar sus rodillas a su pecho. Cruzó sus brazos y hundió su cabecita para
comenzar a llorar mientras su hermano se burlaba dando vueltas alrededor de él.
Sin embargo la risita de Jimin comenzó a decaer conforme escuchaba los sollozos
de su gemelo. Corrió hacia Jimmy asustado y sintiéndose muy mal.
— ¡No llores Jimmy, perdón! ¡Era una broma! —Jimin se agachó a su altura. —
Jimmy perdóname, no llores.
El chico de cabello rosa levantó la mirada para observar a su hermano que lo veía
con mucha preocupación. Jimin lo tomó de las mejillas con delicadeza viendo los
ojitos de su hermano menor, rojitos e hinchados.
Jimmy lo observó de reojo mostrando un poco de interés. Jimin lamió sus labios
secos debido a la corrida y tomó de las manos a su gemelo con una sonrisa.
Jimin rió y abrazó con fuerza a su hermano ambos cayendo al suelo, Jimmy sobre
Jimin en sonoras risitas y abrazos de oso como decían ellos. Se mantuvieron unos
segundos más abrazados hasta que Jimmy se separó un poco para verlo los ojos
con una sonrisa.
— Pero a mí me gustan tus besitos. — Jimmy ladeó su cabeza, abultó sus labios y
tumbó con fuerza a su gemelo en el pasto, Jimin parpadeó repetidas veces y
Jimmy se inclinó. — Y tus abrazos, y tus ojitos, y tu boquita.
— Mucho, mucho. — Jimmy sonrió con ternura. — Y me gusta que me des besitos
y sobes mi espaldita, ¡y que también me muerdas de juego para hacerme
cosquillas!
— Bobito. — Jimin rió pasando sus manos detrás de su cuello. — Dame un besito.
— ¿Cosquillitas? — Jimin sonrió con malicia y mordió sus labios. — ¿Te gustan?
— Ahorita se pasan. — Jimin observó rápidamente las vallas que daban a la calle.
— Recuerda que los cosquillitas vienen con nuestros besos y luego se calman.
— B-bueno. — Jimmy mordió un poco sus labios. — Esperemos que las cosquillas
pasen, ¿me das otro besito?
— Uno pequeño antes de que lleguen mami y papi. — Jimin asintió. — Acércate
Jimmy.
— S-se siente r-raro… — Jadeó Jimmy. — ¡J-Jimin tengo miedo! ¡S-se siente muy
rarito allá abajo!
— ¡No! —Chilló Jimmy asustado. — ¡No quiero que me pase algo malo!
— Mejor vamos a tomar una lechita. —Jimin relamió sus labios y trató de
calmarse. — ¡Mamá compró unas de fresa y vainilla!
Jimmy iba a decir algo pero escucharon unas llaves en la puerta y ésta se abrió
rápidamente permitiendo que sus padres entraran apurados.
— ¡Oh, están bien! —Su madre corrió a sus pequeños y le dio muchos besitos. —
Estaba muy preocupada por ustedes bebés.
— Me alegro bebé. —La mujer pellizcó sus mejillas. — Les trajimos juguitos para
la semana.
— ¿Una niñera? ¡Qué bonito! —Exclamó Jimmy. — ¿Será una muñequita que
podremos peinar y maquillar?
— No corazón. —Su madre rió. —Es un chico más grande que ustedes, su
nombre es Yoongi.
— Seguro serán grandes amigos. —Su padre asintió. —Hablamos con él ayer y
ha aceptado el trabajo. Llega aquí el viernes y se queda hasta el martes
tempranito, ¿bien?
— Les dejaremos comida preparada para que Yoongi se las caliente. Quiero que
lo obedezcan en todo, ¿bien? —Su madre los observó estrictamente. — No se
duerman más tarde de las once y cualquier cosa me hablan amores. Yo les
marcaré todos los días.
— ¿Cómo crees que sea Yoongi? —Preguntó Jimin. — ¿Crees que sea bonito?
Su nombre es bonito.
— ¡Yoongi será el mejor niñero del universo! —Jimmy brincó secándose las
manos. — ¡Le daré un gran, gran abrazo y muchos besitos cuando llegue!
— ¡Yo también! —Exclamó Jimin riendo un poco. —Oh, ¿ya se te pasaron las
cosquillas Jimmy? A mí ya.
— Muy bien niños, ya es hora de apagar la televisión. —La madre de los gemelos
se encontraba en el piso de arriba con los brazos cruzados.
— Ya son las nueve de la noche y tienen que irse a dormir. —Su madre negó con
su cabeza. —Mañana la terminan de ver, prometido. Las preparé la bañera ya y el
agua está calientita.
— Baño, dientes y a dormir, ¿bien? —La mujer le dio un beso a ambos. —No
olviden quitar el chupón para que se vaya el agua y se bañan bien.
— Si mami, lo prometemos. —Habló esta vez Jimmy. —Te quiero, buenas noches.
Jimmy y Jimin le dieron un beso a su madre antes de abrazarla. Su madre les dio
otro beso y les deseó buenas noches antes de salir del baño y del cuarto. Sus
pisadas desaparecieron y finalmente los gemelos se quitaron toda su ropa hasta
encontrarse desnudos.
Jimin rió agradablemente antes de meter su pie en el agua. Asintió satisfecho y se
metió en la bañera con un suspiro de alivio. Jimmy sonrió y también metió sus pies
y se sentó en la bañera abrazando sus rodillas.
— Sipi. —Jimin estiró su brazo para alcanzar el objeto. — ¿Quieres que te lo lave?
— ¡Sí, sí, sí! —Jimmy asintió emocionado. —Abre tus piernas bobo, sino no voy a
caber.
— Sipi. —Jimmy le extendió los objetos con una sonrisa. —Pero moja bien la
esponja antes.
Jimin asintió e hizo un corto proceso antes de que la espuma saliera. Tomaron las
esponjas y se levantaron para enjabonarse mutuamente entre risas y cuchicheos.
Cantaron juntos algunas canciones infantiles y bromearon antes de sentarse
nuevamente en la bañera y enjuagarse. El agua estaba llena de espuma y color
blanco.
— No creo que pasen dos veces en un día. — Jimin le sonrió. — Vamos, dame un
besito con mordidita de lobo.
Jimmy rió y se acercó a Jimin para plantar dulcemente sus labios contra los suyos.
Ambos abrieron sus bocas y permitieron un acceso más profundo mientras Jimmy
daba pequeños mordiscos en el belfo de su gemelo. Acariciaron sus lenguas con
timidez antes de mordisquearlas un poco y reír. Unieron sus labios y se besaron
ahora lento, tomando sus brazos y rostros por reflejo.
Jimmy mordió sus labios y se levantó para observar su cuerpo. Chilló agudo y se
asustó terriblemente al ver como su “cosito” se encontraba ligeramente rojizo y
alzado, mandando pequeñas vibraciones a su cuerpo y más cosquillas.
— Mami está dormida. — Jimin lo tomó de las manos. — Tenemos que hacer algo
tú y yo como niños grandes.
— ¿Pero qué? — Jimmy sorbió por su nariz. — Q-quiero que se vayan las
cosquillas…
— Y-y sin querer nos tocamos. —Siguió rojo Jimmy. —S-sentí… rico.
— Esas cosquillas pero calientitas y… no sé. —Jimmy mordió sus labios. —Se
sintió muy rico. ¿No lo sentiste tú también?
Las manos de Jimin siguieron sobando los muslos de su hermano hasta que su
mano rozó débilmente el “cosito” de su gemelo. Jimmy se tensó y mordió sus
labios cuando Jimin lo tomó por completo sin saber qué hacer.
El rubio observó cómo su hermano bajaba una mano dentro del agua y
comenzaba a moverla mientras se tensaba y comenzaba a expulsar varios
gemidos. Observó su mano moverse cada vez más rápido dentro del agua y gritar
cada vez más agudo y alto.
— ¡¿Qué pasó Jimmy?! ¡¿Estás bien?! — Preguntó Jimin asustado viéndolo desde
abajo.
Jimmy tragó saliva y bajó la vista a su miembro viéndolo menos rojizo y las
cosquillas desapareciendo para que una ola de la relajación lo recorriera por
completo. Observó a Jimin con la boca tapada y lágrimas en los ojos.
— Déjame mostrarte… —Susurró Jimmy sobre sus labios. —Vas a ver que será lo
más rico que habrás sentido en tu vida…
Capítulo 04
— Así que definitivamente estás de niñera. —El hombre con tatuajes sonrió
divertido.
— ¿Podrías parar? —Soltó Yoongi de mala gana. — Es eso o muero de hambre.
— ¿Sabes de qué edad son los hijos? —Preguntó el hombre alzando una ceja.
— Lo que pagaríamos tres meses de renta acá. Más o menos. —Yoongi bufó. —
Estoy satisfecho, me alcanza para sobrevivir bien.
— Bien. —Su padre se levantó del sucio sofá y se acercó a él. — ¿Saldrás hoy?
Necesito más cervezas.
— Ahora te las compro, déjame finalizar esto. —Yoongi cerró la maleta y la azotó
un par de veces contra la cama para crear más espacio. —Me veré con Hyuna
seguramente.
— No quería un trio, así que tendré que encontrar a alguien que si lo quiera. —
Yoongi alzó sus hombros sin importancia.
— ¿Trio? —El hombre rió. — ¿Tu pequeña verga te alcanza para llenar dos culos?
— ¿Pequeña? —Yoongi soltó una carcajada. — ¿Estás seguro de que soy tu hijo?
Yoongi rió mientras que su padre lo observó muy mal, el adolescente dejó de reír
al instante y dejó la maleta al pie de la puerta antes de acercarse a la entrada
rápidamente.
— Ya, no te pongas así viejo. —Yoongi se ajustó la chaqueta de cuero. —En la
noche te traigo tu chupe y una cajetilla.
— Sí, tú ganas. —Yoongi puso los ojos en blanco y guardó el billete. —Nos vemos
luego viejo, procura no tener a una de tus novias desnuda cuando llegue.
Cerró y bajó trotando las escaleras desgastadas hasta la calle. Observó a Kim
Hyuna apoyada en la pared con su IPhone y unos auriculares negros. La chica se
los quitó en cuando los vio y resopló molesta antes de darle un buen golpe en el
pecho.
— Eres demasiado bella como para envejecer gatita. —Yoongi le sonrió antes de
avanzar.
— ¿Por qué juegas así conmigo? Yo que te amo tanto. —Hyuna dramatizó
haciéndose la ofendida.
— Si tanto me amas dame unos billetes, la hora feliz es hasta la seis. —Yoongi
extendió su mano.
— Me vale una mierda, solo será del Viernes al Martes temprano. —Yoongi hundió
sus manos en el bolsillo de sus pantalones. —Cuando tenga el dinero te invitaré
una buena hierba en los almacenes de Ruth.
— Uh-uh. —Hyuna asintió divertida. —Lo recuerdo. Resultó divertido, no creí que
recordaras lo del sujetador.
— Eso si es jugar sucio. —Hyuna negó con la cabeza y le dio un empujón con su
cadera. —Yo aquí pensando en llevarte a la cama y me restriegas lo gay que eres.
— Al menos nunca seré más gay que tu hermano. —Se burló Yoongi. — ¿Cómo
está el bastardo? Desde que se fue a Busán no sé nada de él.
— Pues… —Hyuna ladeó su boca. —Yo creo que bien, ¿no? Tampoco he hablado
mucho con él.
Yoongi soltó una agradable carcajada antes de seguir avanzando con la única
persona a quien soportaba la compañía. Pasó su brazo por el cuello de la chica y
la pegó a él.
— Eres un caso, ¿lo sabías? —Yoongi sobó suavemente su brazo con una
sonrisa.
— Sí, sí gracias por el cumplido. —Hyuna rió divertida. — Ven, vamos por un
trago, ¿escuchaste de los nuevos botines del Nayeon? No puedo creerlo, ¡no
hagas esa cara! ¡Realmente son terribles Yoongi…! ¡Ya, dime algo! ¡Ush! ¡Yoongi
ven acá, Yoongi! ¡Yoongiiiii!
El día se colaba con todo su esplendor por las habitaciones y sala de la casa. Los
padres de los gemelos se encontraban preparando el picnic y desayuno para la
salida al parque que harían. En el piso de arriba la puerta del cuarto de Jimmy y
Jimin estaba cerrada con seguro aunque sus padres no supieran de ello.
Después de lo que habían hecho en la tina se habían ido a dormir casi al instante,
rojos de vergüenza y evitando el contacto visual con el otro. Ambos se habían
despertado hace unos segundos pero no se atrevían a verse, cada uno estaba
sentado en su propia cama con sus peluches. Jimin observó de reojo a Jimmy y
lamió sus labios.
— ¿Sí Chimchim? —Preguntó Jimmy tomando un potente rubor en sus mejillas sin
voltear a verlo.
— ¿Dormiste bien? —Jimin aventó las cobijas y avanzó dando brinquitos hasta la
cama de su hermano.
— ¡Muy bien! —Exclamó Jimin entusiasmado. —Me sentí un una plumita muy
sabrosa.
— ¿Crees que fue por lo de ayer? —Preguntó Jimmy tomando un fuerte rubor. —
L-las cosquillas raras…
— No lo sé, es muy raro. —Jimin abultó sus labios. — Quizás fue por la lechita de
fresa que tomamos en la noche, ¡o el rico baño de burbujas!
— ¿Qué pasa? ¿Te sientes enfermito? —Jimmy tocó su frente con dulzura.
— ¿Duele? —Jimmy abrió sus ojos asustado. — ¡¿Quieres que vaya por mamá?!
— Porque mami dijo que no debemos tocarnos ahí. —Jimin señaló la entrepierna
de su hermano sobre él. — Dice que no está bien.
— S-sí pero…
— P-pero mami d-dijo que tocarse…eso era… —Jimin se tornó rojo. —La palabra
prohibida.
— Mami nos había dicho que sexo era cuando un niño y una niña se tocaban. —
Jimmy alzó sus pequeños hombros con una sonrisa. — Y la cigüeña traía bebés
después.
— Mami dijo que el sexo estaba mal hasta que tuviéramos dieciocho. —Jimin lo
observó rojo. — ¡Y-ya no hablemos d-de eso!
— Pero mami dijo que era entre un niño Y una niña. —Jimmy enfocó el “y”. — Y tú
y yo somos dos niños Jimin. No es sexo.
— No hay que decirle a nadie, quizás solo a nosotros nos pasa. —Jimin bajó la
voz. — Imagínate si a él no le pasa, ¡dirá que somos niños raros!
— ¡Nooo! —Jimmy negó con la cabeza. — ¡No quiero que piense eso!
— No le diremos, ¿oki-doki? —Jimin alzó ambas cejas.
— En la canción esa dice algo de su lunar y que no llore. —Hyuna le dio otro trago
al alcohol. —Supongo que su lunar debe estar bien feo para que le llore.
Yoongi alzó una ceja viendo a Hyuna como si fuera alguna especie de bicho raro.
— ¡Ninguno porque el único dedo que tienes no me dejas verlo! —Hyuna empujó
molesta la mesa.
— Ay no empieces. —El rubio puso los ojos en blanco y alzó su mano para que el
mesero viniera.
— ¡Eso Yoongi, eso! —Hyuna lo señaló acusadora. — ¡Eso mismo que estás
haciendo!
— ¡Jugar! ¡Coquetear con las personas para follarlas y olvidarlas como si fueran
simples objetos sin valor ni un maldito sentimiento! — Gritó entre hipos la chica.
— ¿Sí, papá? —Yoongi sacó su teléfono y fingió hablar a través de él. — ¡Oh sí,
voy para allá! ¡Adiós Hyuna!
Yoongi salió corriendo del local guardando su teléfono en el proceso. Tomó una
gran bocanada de aire y negó repetidas veces con la cabeza.
— Y esto es la razón número cuatrocientos setenta y siete por la cual no salgo con
mujeres… —Murmuró para sí mismo antes de comenzar a avanzar por la calle.
Se ajustó su chaqueta y avanzó por las calles mientras palpaba sus pantalones
buscando unos cigarros pero ya no tenía nada. Se detuvo y palpó el dinero
recordando lo que debía llevarle unos a su padre junto a una cerveza. Maldijo en
voz baja y avanzó pero se detuvo otra vez cuando comenzó a sonar su teléfono.
— ¡Hola Yoongi! —Una voz femenina resaltó del otro lado. — Lo siento, habla la
señora Park.
— ¡Oh! —Yoongi se apoyó contra la pared. — ¿Qué quiere? E-es decir… ¿pasa
algo?
— Eh… sí. —Yoongi alzó una ceja, ¿qué mierda le importaba? — Mañana a las
doce, ¿cierto?
— Correcto. —Contestó la señora Par del otro lado. —Mañana terminaremos de
ajustar algunas cosas, te dejé listas en el cuarto de invitados para que no te
sientas tan, taaan abrumado.
— Espere, espere… ¿gemelos? —Yoongi abrió sus ojos el triple y sintió su aliento
irse.
Yoongi retiró el teléfono de su oído y cerró un ojo debido al ruido que provocó el
movimiento, uno bastante desagradable por cierto. Escuchó la voz de la señora
Park muy lejana y unas risas suaves y delicadas muy cerca. Después el cerrar de
una puerta y una respiración.
— ¿Yoongi? —Una terrible voz aguda y delicada se escuchó del otro lado de la
línea.
— ¡Holis Yoongi Yoonie! —Gritaron del otro lado. — ¡Soy Jimmy y aquí está Jimin
junto a mí!
Yoongi no supo qué le perturbó más: las voces, su apodo o el holis del inicio.
— ¡Tenemos muchas ganas de conocerte! — Otra voz dulce y aguda resonó del
otro lado de la línea. — ¡Nos encantará estar contigo tantos días!
— ¡Perdón por la emoción pero ya no podíamos aguantar!
— ¿O ir por helado?
— Tengo que colgar… — Murmuró con los ojos muy abiertos y voz ida.
Colgó y apretó su teléfono contra su pecho con terror. Estaba mudo, no sabía
cómo reaccionar, pero las risas de ambos niños resonaban sin piedad por su
cabeza arrastrándolo a la locura. Se sintió en una película de terror.
— Sí, lo sentimos mami. —Se excusó igualmente Jimmy bajando el tono de voz.
— No pasa nada. Vayan a dormir pequeños, mañana los quiero preciosos para
cuando Yoongi llegue. —Sobó la mejilla de ambos. — Papá y yo saldremos a
cenar, los quiero ya en cama. ¿Bien?
Jimmy fue callado repentinamente cuando sintió los labios furiosos de su hermano
sobre su boca al igual que su lengua. Gimió inevitablemente y lo rodeó con sus
brazos mientras se dirigían entre tropezones a la cama. Jimmy cayó con Jimin
sobre él quien le arrancaba todo el aliento en un necesitado y excitado beso. El
pequeño de cabello rosa abrió más su boca y mordió suavemente la lengua de su
hermano cuando se introdujo, ambos empujando su cadera y frotándose mientras
se besaban. Los gemidos no tardaron en salir y en sentir las cosquillas en su
entrepierna.
— Estaremos solitos… —Susurró traviesamente Jimin sobre los labios de su
gemelo antes de reír. — ¿Quieres jugar?
— Quiero jugar a tocarnos Jimmy. —Habló rojo antes de reír suciamente y lamer
los labios de su hermanito y besarlos repetidas veces haciéndolo gemir. —Creo
que se ha vuelto mi juego favorito…
Capítulo 05
Min Yoongi observaba la casa de dos pisos triangular con la boca muy abierta. Él
realmente no estaba tan acostumbrado a estar en ese tipo de lugares y debía
admitir que le gustaba. ¡Demasiado quizás!
Tocó el timbre y esperó en silencio a que la familia Park saliera. Escuchó unos
pasos apresurados y poco después la puerta se abrió dejando ver a la señora
Park colocándose unos aretes con una gran sonrisa.
— ¡Yoongi, corazón! —Ella finalizó de ponerse el arete y apretó las mejillas del
rubio quien se tensó. — ¡Me alegra que vinieras! ¡Llegas justo a tiempo!
— ¿Ya llegó Yoongi amor? —Preguntó una voz masculina desde adentro.
— Esta será tu lista guía, ¿bien? —Preguntó la señora Park. — Aquí está todo lo
que debes saber de los gemelos y las reglas a obedecer en casa.
— P-pero…
Yoongi observó a la pareja irse rápidamente y cerrar la puerta detrás de ellos sin
decir nada más. Yoongi se quejó en un pequeño shock unos segundos y agitó su
cabeza para reaccionar. Soltó un suspiro y pateó su mochila de mala gana cuando
vio el auto desaparecer de su campo de visión. Revisó la hora y levantó la vista a
las escaleras donde se escuchaban varias pisadas.
— Así que reglas. —Yoongi tronó su cuello y después sonrió. —Primero vamos en
dejar en claro mis reglas.
Se remangó las mangas de su sudadera negra y comenzó a subir las escaleras
escuchando murmullos y una que otra risa delicada. Llegó a la planta alta y
observó de fondo una puerta cerrada con los nombres “Jimin y Jimmy” en amarillo
y rosa. Hizo una mueca y soltó una carcajada antes de acercarse a la puerta.
Tocó tres veces ya que el seguro estaba puesto. Un gélido silencio se formó del
otro lado.
— Soy Yoongi, abran la puerta. — Hizo una mueca, ¿no pudo salir nada mejor? —
Tenemos que hablar mocosos, esta casa se dirigirá bajo mis reglas.
Hubo otro silencio y después unas pisadas. Escuchó que el pestillo fue retirado y
la puerta se abrió.
Yoongi alzó una ceja y después cambió su mirada a una de sorpresa al quedar
frente a un chico casi de su altura y cabellera rubia viéndolo fijamente. Llevaba su
cabello encrespado y alborotado dándole una dulce y tierna apariencia, además,
esa sonrisa que le estaba dando no ayudaba en nada. Su vestuario fue lo que
confundió bastante a Yoongi: Una camisa esponjosa y llena de pelusa color
morada con unicornios, pequeños shorts azules con una carita feliz y calcetines
coloridos.
Yoongi ladeó su boca y antes de que dijera otra cosa otra cabeza apareció, un
chico idéntico al primero pero de cabello rosa pastel. Ambos portaban el mismo
vestuario y sonreían cálidamente viendo a Yoongi.
— ¡Mucho gusto Yoongi-Yoonie! —El rubio brincó a sus brazos para abrazarlo.
Yoongi esperó a que los dos chicos frente a él dijeran algo pero estos se
observaron entre sí y alzaron sus hombros. Volvieron a ver a Yoongi preocupados.
— ¿Usted…? ¿Se encuentra bien? —Preguntó Jimin. —Lo veo algo pálido.
— ¡Oh-oh! ¡Yoongi dijo una mala palabra! —Jimmy cubrió su boquita. — Tendrá
que lavar su boquita con jabón.
— ¿Qué mierda?
Yoongi se sintió helar, quiso salir corriendo de allí y olvidarse de la pesadilla que
estaba viviendo. Se alejó del cuarto y bajó las escaleras con prisa para hablarle a
la pareja y decirles que oficialmente renunciaba.
— ¡Yo menos quiero estar con unos imbéciles como ustedes! — Rugió. — ¿¡Es
que acaso no son hombres?! ¡Llorar es para idiotas!
— ¡Lo odio! — Gritó Jimmy. — ¡Le diré a mamá que no lo queremos aquí!
Yoongi pudo perfectamente haber accedido pero recordar la paga le cayó como
balde de agua fría. Abrió sus ojos, perplejo y maldijo en su cabeza tapando su
boca.
— ¡Mierda, no! ¡Era broma, era broma! — Corrió hacia los niños pero ambos
retrocedieron al mismo tiempo. — ¡Es decir! ¡No, perdón!
— ¡No miento, lo juro por lo que más quieran! Era una broma, lo siento, lo siento.
— Se puso de rodillas para la sorpresa de los gemelos y de sí mismo. — ¡Les
dejaré hacer lo que quieran! ¡No habrá reglas en esta casa pero no digan nada de
lo que dije!
— Le dirá a mamá. — Susurró Jimmy.
Los gemelos se observaron entre ellos y regresaron la vista a Yoongi con ojos
suspicaces.
— Sí, como sea. Por la garrita. — Yoongi se levantó y los observó suplicante. —
Necesito el dinero, mocosos, no tienes idea de cuánto. Lo siento, lo siento.
Min Yoongi no podía creer que realmente estuviera pidiendo disculpas a dos
gemelos que apenas conocía y se le hacían catastróficamente ridículos. ¿Qué le
pasaba?
— Sí, sí, no importa. —Yoongi le dio el avión. — Solo no digan nada y yo los
dejaré hacer todo.
Yoongi iba a repetir “todo” pero Jimin igualmente volteó la mirada a su hermano.
Ambos gemelos se observaron de una forma bastante intensa antes de sonreír un
poco y observar de nuevo a Yoongi riendo como un par de traviesos.
— Porque es malo. —Contestó Jimmy, Jimin alzó sus cejas y le tapó la boca.
— ¡Hey, alto ahí! —Yoongi logró atraparlos a ambos de la camisa y tirarlos hacia
atrás. — Prometo no ir a sus cuartos si me dicen qué hacen.
— Jugamos. —Jimin alzó sus hombros. —Y queremos jugar solitos porque tú eres
un niño feo.
Yoongi puso los ojos en blanco y los soltó. ¿Qué creía? Eran dos chicos con
complejo de niños de tres años, ¿qué era lo peor que podían hacer? ¿Sacarle la
lengua y llamarlo feo?
Jimin le devolvió el gesto y voló escaleras arriba dejando a Yoongi con su gemelo.
Jimmy bufó al ver a Yoongi y le dio la espalda mientras rebuscaba algo en el sofá.
Yoongi negó con la cabeza y ordenó la pizza siguiendo muy atentamente los
pasos que le pidió la señora Park. Colgó después de repetir cuarenta veces la
orden y se dio la vuelta observando a Jimmy agachado para ver debajo del sofá y
haciendo un puchero.
Jimmy trató de agarrar al conejo, pero cuando sus dedos apenas lo rozaron
Yoongi lo levantó encima de su cabeza para que Jimmy no lo alcanzara. El niño
de cabello rosa frunció su nariz y comenzó a brincar para tomarlo pero Yoongi lo
movía entre risas o se hacía para atrás.
Jimin dirigió la vista a Yoongi quien sonreía con arrogancia mientras sobaba la
cabeza del conejo. Resopló y se acercó para ahora él tratar de alcanzarlo.
Yoongi hizo asentir al conejo repetidas veces. Los gemelos unieron sus cejas y
bajaron un poco la mirada para mostrarse más molestos, aunque en realidad
lucían adorables.
Los gemelos enrojecieron brutalmente y taparon sus boquitas. Yoongi soltó una
tremenda carcajada al verlos así.
— Oh, pero si son unos niños de mami. — Se burló. — ¿Les da asco la palabra
pene?
— Déjenme adivinar, ¿le dicen Wally y juegan a encontrarlo? —Yoongi soltó una
carcajada. —Porque viéndolos dudo que les mida más que mi meñique.
Yoongi alzó su meñique y lo movió de adelante hacia atrás con una maliciosa
sonrisa. Esperó que los gemelos se molestaran o enrojecieran pero ambos
comenzaron a reír provocando su confusión total. Jimmy mordió sus labios y
observó a Jimin quien sonrió travieso.
Jimmy alzó los índices de cada mano e hizo una medida bastante aceptable, Jimin
la observó y todavía lo alargó un poco más. Observaron a Yoongi y le enseñaron
la medida, el rubio no lo pudo creer.
— No, eso es fácil unos dieciocho centímetros. —Negó con la cabeza. —No les
debe medir más de diez.
— No somos niños mentirosos. —Jimmy quitó la altura y le sacó la lengua. —No
como tú.
— Ya veo. — Yoongi decidió jugar un poco con ellos. — ¿Y juegan mucho con
señor esponjoso?
— ¿Lo tocas mucho? — Siguió Yoongi apoyándose en la barra con una sonrisa.
— Veo que al señor esponjoso le gusta mucho. — Yoongi agarró al peluche con
fuerza. — Pero quiere jugar conmigo porque yo haré cosas más divertidas con él.
— ¿Más? —Jimin alzó una ceja. — ¡Pero nosotros hacemos fiesta del té!
— Eso le aburre cuando tiene semejante tetera conmigo. — Yoongi guiñó su ojo
derecho.
Yoongi le aventó al señor esponjoso a Jimmy de mala gana y los empujó a ambos
para pasar entre ellos. Agarró su maleta y sin permiso alguno subió las escaleras
dejando a los gemelos abajo.
— ¡Lo odio! —Exclamó Jimin pataleando el suelo. — ¡Es un niño malo y un niño
feo!
— P-pero tiene linda sonrisa. — Jimmy observó sus manitas. — Pero es un niño
muy malo, no lo quiero, nos molesta mucho y me quitó al señor esponjoso.
Jimin mantuvo un corto silencio. Jimin mantuvo un corto silencio. Frunció su boca
y después esbozó una gran sonrisa.
— Si Yoongi es malo con nosotros, nosotros también seremos malos con él. —
Susurró con un brillo en sus ojos.
— No creo que eso sea bueno Jimin. — Jimmy frotó su barbilla. — Oh. Ya sé qué
haremos.
— Sí. Nos portaremos mal... pero realmente mal. — Los ojos de Jimmy brillaron
con malicia. — Romper platos, escaparnos de la casa, hacerle berrinche por todo.
Como niños malcriados y desobedientes.
— No. Él dijo que nos dejaría romper las reglas, así que podemos portarnos muy
mal. — Jimmy relamió sus labios.
Jimin comenzó a carcajearse y golpeó con su mano el vaso que estaba allí
tirándolo e igualmente haciendo un enorme escándalo cuando todos los vidrios se
dispersaron por el suelo. Se sonrieron cómplices y escucharon las pisadas
apuradas en las escaleras en el piso de arriba.
— ¡¿QUÉ MIERDA HACEN MALDITOS MOCOSO?! — Gritó Yoongi furioso
bajando a toda velocidad.
Jimmy y Jimin gritaron al ver a Yoongi y salieron al jardín. Yoongi se detuvo al ver
el florero y el vaso en el suelo completamente destruidos. Soltó un enorme grito y
maldijo en voz alta antes de él terminar de azotar todo.
Jimin y Jimmy lo observaron con sonrisas gatunas detrás del árbol. Yoongi se
arremangó las mangas acercándose a ellos. Los gemelos fueron retrocediendo
hasta que no pudieron más. Chillaron agudo y se tomaron de las manos al ver el
aura imponente del mayor y su frío rostro. Lucía como una bestia.
— ¿Qué dijiste? — Yoongi se detuvo y le clavó una mirada tan oscura y sombría
que Jimmy agachó la mirada.
Jimin gritó y Jimmy trató de zafarse entre lloriqueos pero fue jalado y arrastrado en
el suelo vilmente hasta que entraron a la casa. Jimin corrió detrás de ellos pero
Yoongi lo empujó con fuerza, tomó a Jimmy más fuerte y lo zarandeó hasta tirarlo
al sofá.
— Los niños mal portados no voy a soportarlos. — Susurró con lascivia Yoongi al
mismo tiempo que se inclinaba hacia él frotando su buen dotado trasero sacándolo
un gemido vergonzoso al pequeño. —Y los niños mal portados, deben
ser castigados.
Capítulo 06
— Eso te pasará por mal portado. — Yoongi se alejó un poco. — Vamos mocoso
malcriado, cuenta hasta diez conmigo.
— Muy bien mocoso. — Yoongi azotó nuevamente sacándole otro pequeño grito.
Jimin abrió la boca sin poder creerlo al ver a su gemelo adorable comenzar a
derretirse bajo el tacto del temible monstruo. Levantó más sus caderas y se
meneó mordiendo sus labios, frotándose suavemente con el borde del sillón.
— Ah… c-cinco… — Jadeó en voz baja y sintió nuevamente otra nalgada que le
hizo aferrarse en los bordes y ahogar sus gritos en la tela. — ¡Seis! ¡S-siete!
Se detuvo y lo examinó con una ceja alzada viéndolo tembloroso. Negó con la
cabeza y volvió a azotar la palma de su mano con fuerza. Jimmy pegó otro brinco,
Yoongi dio otra palmada.
— Muy bien. —Yoongi lo azotó una última vez haciendo que arqueara un poco su
espalda.
— ¡Diez! —Gritó con fuerza mordiendo después sus labios, Yoongi se alejó de él.
— Para ti serán cinco. —Gruñó Yoongi al ver su enorme trasero alzándose ante él.
Por una puta mierda, quería arrancarle aquellos adorables shorts y morder su
culo. ¿En qué pensaba? — Comienza a contar.
— D-de acuerdo. —Balbuceó Jimin nervioso. Sintió la primera palmada que le hizo
apretar sus ojitos en una mueca. —U-uno. ¡Ay! ¡D-dos!
— ¡Tres, cuatro! —Jimin pegó otro brinco. — A-acaba ya por favor. Seremos
buenos.
— Me encargaré de eso. —Siseó Yoongi relamiendo sus labios y dando otra fuerte
nalgada.
— Me vale una mierda lo que pienses. Llama a tu jodido hermano que la pizza ya
llegará.
El gemelo mayor iba a abrir la boca pero Jimmy le hizo una seña de guardar
silencio. Jimin negó con la cabeza y unió sus cejas como diciendo “¿qué sucede?”.
Jimmy se sentó en el retrete y mordió sus labios antes de señalar su entrepierna
con los labios rojizos y un suave sonrojo en sus pómulos y punta de nariz.
Jimin abrió su boquita en una “o” y soltó una dulce risa antes de colocarse de
rodillas frente a su gemelo. Le sonrió suciamente y comenzó a frotar su mano
sobre el bulto húmedo de los shorts. Jimmy jadeó un poco y mordió más sus
labios lanzando su cabeza hacia atrás.
— Shhh. — Calló Jimin aguantando la risa. — Yoongi nos puede escuchar. —
Jimmy asintió y tapó su linda boca con sus adorables manos.
Jimin bajó el cierre de los lindos shorts y zafó el botón. Abrió más las piernas de
su gemelo y se colocó frente a él arrastrando sus rodillas por el frío suelo. Tanteó
un poco hasta sacar la dura erección de su gemelo con su manita y comenzar a
masajear de arriba abajo sintiéndola caliente muy dura. Sus ricas venas se
marcaban.
— ¿Mejor? — Preguntó Jimin con una adorable sonrisa. — Estas cosquillas malas
merecen castigo.
Jimmy rió un poco. Jimin siguió masturbando a su gemelo relamiendo sus labios al
verlo palpitando y el cuerpo tembloroso del contrario. Sintió también sus cosquillas
al verlo así pero aguantó. Jimmy se destapó un poco aun temblando.
Los gemelos se observaron entre ellos. Jimin fue el primero en alzar sus hombros
y dejar los cubiertos de lado para agarrar su pizza con la mano y darle mordidas.
Jimmy observó a Yoongi quien lo observaba con sencilla burla. Resopló y también
dejó sus cubiertos para comenzar a comer con las manos igual que su gemelo.
La noche cayó rápidamente y la niñera Min se fue a dormir todo el día. Los
gemelos vieron unas películas antes de irse a acostar más noche sin hacer
juegos. Estaban cansados física y mentalmente.
La mañana siguiente no fue tampoco muy espectacular. Eran las doce y Yoongi
aún no se despertaba para hacerles de desayunar. Los pobres tenían hambre.
— Shi. —Jimmy asintió y abultó sus labios. —Tengo hambre, hambre, hambre.
—M-mira…
Jimmy alzó sus hombros y lentamente dirigió sus manitas al borde del pantalón.
Jimin comenzó a negar con la cabeza y tapó su boca cuando Yoongi se removió
un poco soltando un gruñido.
Jimmy mordió sus labios y tomó el borde comenzando a bajarlo mientras Jimin
mantenía sus ojos muy abiertos y su boquita tapada. Aguantó el aliento y Yoongi
se removió más moviendo sus brazos justo cuando Jimmy bajó lo suficiente para
que la erección del mayor brincara justo frente a él.
Ambos gemelos tragaron saliva observando el bien dotado y grueso pene del
mayor. Jimmy abrió su boquita mientras Jimin enrojecía brutalmente y soltaba un
pequeño chillido. Eso bastó para que Yoongi se sacudiera un poco y abriera sus
ojos de golpe para observar la escena frente a él.
Iba a dormirse nuevamente hasta que le cayó en cuenta que su pito estaba fuera.
— Y s-solo queríamos…
Yoongi estaba a nada de darles una paliza pero también quería una explicación.
Así que primero pediría la explicación y después los golpearía. ¡Sí, eso!
— ¿Y por qué querían ver a Yoongi máster? — Preguntó de mala gana. — ¿Se lo
querían tragar o qué de qué?
— ¡Pero claro que les sucederá par de inútiles! — Gritó Yoongi. — ¡Somos
hombres, las erecciones son completamente naturales en nosotros!
Los gemelos lo observaron confundidos. Yoongi soltó una carcajada y mordió sus
labios.
—Ah, que ustedes son divertidos. — Yoongi suspiró de nuevo. — Bueno. ¿Ya
está, comprendieron?
— Contaron uno para escapar del lobo hambriento. —Siguió Jimin cantando. —
Contaron dos para escapar del brujo gruñón.
— Contaron tres al encontrar el divertido ciempiés. —Siguió Jimmy con una linda
sonrisa puramente inocente. — Contaron cuatro y huyeron del murciélago
malhumorado.
— Contaron cinco y dieron un brinco —Jimin dio tres palmadas junto con su
gemelo. — ¿Y qué pasó después?
— Contaron seis y se burlaron del ogro que le olían los pies. —Jimmy sonrió
todavía con inocencia. — Contaron siete y llegaron con sus parientes —
Nuevamente tres palmadas sin quitarse la vista de encima.
Jimmy se inclinó para acercarse a su gemelo y sacó su rosada lengua para lamer
sus labios. Jimin gimió en respuesta y sacó su lengua para comenzar a juguetear
la punta junto con su gemelo quien gruñó agudo. Jimmy dejó caer su boca en los
labios de su hermano y comenzaron a besarse lento, haciendo un suave vaivén
con sus caderas de adelante hacia atrás para frotarse.
La polla de Yoongi estaba explotando con tremenda vista y aun así no tocaba. Fue
absorbido completamente por la erótica escena donde los gemelos se fueron
reincorporando quedando de rodillas frente a frente sin despegar sus labios y su
hambriento beso.
— Eso es, gime para mí pequeño goloso. — Jimin se separó de él con una sonrisa
siniestra antes de meter suciamente sus dedos en la boca de su gemelo. —
Chúpalos, chúpalos.
— ¿Le gusta? —Preguntó Jimmy con una sonrisa traviesa mientras Jimin iba
depositando ardientes besos en su cuello.
Jimin lo observó con deseo puro y tiró del cabello de su hermano para hacerlo
hacia atrás. Comenzó a lamer su blanco cuello antes de dirigir sus manitas al
borde y desprender su pijama. Yoongi jadeó más ronco sintiéndose increíblemente
caliente al ver como los gemelos se arrancaban la ropa y quedaban desnudos
frente a él.
—Y eso que no ha visto la mejor parte… —Susurró Jimin entre suspiros de placer.
— ¿Quiere verla?
— Por favor. —Gruñó Yoongi haciendo círculos sobre su glande sin dejar de
verlos.
La puta madre.
Observó a los gemelos sonreír de nuevo. Jimmy aventó a Jimin para que se
acostara y el rubio le dio la espalda con una sonrisa. Se colocó en cuatro frente a
su gemelo y mordió su lindo pulgar dejándose acostar nuevamente pero dejando
únicamente sus caderas arriba.
— Creo que esta es la parte más divertida del juego, ¿no lo crees Jimin? —
Susurró Jimmy observando su apetitosa y rosada entrada frente a él. —Gimes en
descontrol pequeño y sucio travieso.
Para ambos no había nada mejor. Nada mejor que aquellos besos, lengüetazos y
lamidas en esas zonas tan prohibidas que les hacían gritar y lloriquear de placer
puro.
Capítulo 07
Por más que Min Yoongi trataba de apartar la vista o encontrar desesperado su
moral y ética que le gritara “HOLA IDIOTA, SON HERMANOS, REACCIONA” y
abofetearse treinta veces, debía admitir que no encontraba la voz de su conciencia
que lo llevara por vía de la luz del señor.
Así pues, digamos que tampoco se la ponían fácil aquellos gemelos malignos y
sumamente pornográficos. Dios. Ya se había corrida y aún sentía la imperiosa
necesidad de seguir masturbándose entre gruñidos roncos viendo la hermosa y
erótica escena. Era sencillamente caliente, lo amaba. ¿Por qué no disfrutarlo?
Jimmy no pudo evitar suprimir una adorable risa y siguió su linda labor hasta que
escuchó a Jimin gritar, su espalda se arqueó y el lindo rubio de ojos llorosos por el
placer y mejillas sonrojadas tenía espeso semen escurriendo coquetamente de la
cabeza de su pene. Mordió sus labios y sus piernas temblaron antes de dejarse
caer en seco en la cama con la respiración agitada y pesada. De su rosada
entrada salía todavía la cantidad de saliva que su gemelo había dejado. Lo
amaba.
Comenzaron a aplaudir entre risas risueñas y Yoongi abrió la boca, pero nada
salió. Jimin le dio un beso en la mejilla a su hermano y restregaron sus gorditas
mejillas entre ambos con ternura, creando una fricción que los coloró y les hizo
lucir sumamente adorables.
— ¡Yoongi Yoonie! — Llamó Jimin con una sonrisa. — ¿Ya puede prepararnos el
desayuno? ¡Quiero unos ricos panqueques con carita feliz!
— ¡Con leche de fresa y galletitas! —Siguió Jimmy emocionado con voz chillona.
— ¡Yummy, Yummy!
Jimmy corrió al umbral peinándose su cabello rosa pastel cuando sintió que fue
duramente tirado del brazo y azotado contra la pared. Su cuerpecito tembló un
poco e hizo un puchero al ver a Yoongi tomándolo con fuerza con el ceño fruncido.
— Y porque una de estas noches podré brincar nuevamente, pero sobre tu gorda
y caliente polla. ¿No te emociona? —El de cabello rosa erizó su sonrisa a una de
maldad total. — Tú lamiendo mis pezones mientras yo gimo tu nombre, te dejo
azotarme y tirar de mi cabello.
— ¡Y brillitos!
— ¡Y arcoíris!
— ¡Y tú me salvabas de un kraken!
Se colocó detrás de Jimin y se pegó por completo a él. Tomó sus cálidas manos y
apoyó su barbilla cerca del hombro del pequeño para tener mejor vista. Jimin
enrojeció de pies a cabeza al sentir las manos de Yoongi sobre las suyas y muy
cuidadosamente agarraron el cuchillo y comenzaron a cortar.
— No es tan difícil, ¿ves? — Yoongi lo tomaba con firmeza para cortar. — ¿Crees
poder solo?
— La primera vez que traté de cortar casi me rebano el dedo. — Intervino Yoongi
riendo viendo a Jimin, el gemelo rubio sonrió de vuelta. — Tú cogiste la práctica a
la primera. No creí que fueras hacerlo, mocoso.
— ¿En serio? — Yoongi alzó una ceja no muy convencido. — ¿Lo hiciste antes?
— No es tan complicado, solo ten cuidado con tus dedos. — Yoongi lo observó y
Jimmy asintió. — No lo hagas muy rápido hasta que tengas práctica, ¿bien?
Yoongi se acercó a la mesa y comenzó a mezclar con Jimin sin decir nada. Jimmy
observó las fresas y comenzó a cortarlas con una mueca al ver que salían
chuecas. Apoyó el cuchillo delicadamente hasta tener la medida perfecta y
lentamente comenzó a cortar. Las dejó con las de su hermano y observó que solo
tenía dos a comparación del gran puñado de Jimin. Tomó otra y cortó con la
misma paciencia colocando otra fresa.
Jimin tenía la nariz embarrada de masa mientras Yoongi reía y trataba de esquivar
los pequeños golpes que Jimin le daba en su brazo. El mayor fingía estar
adolorido y Jimin hacía pucheros, agarrando mezcla con su dedo y poniéndoselo
en la mejilla. Jimmy pestañeó.
— ¡Te voy a morder! — Amenazó Jimin riendo. — ¡No, no, niño malo!
— ¡Te voy a atrapar mocoso, vas a ver! — Decía Yoongi fingiendo voz más ronca.
— Te dije que tuvieras cuidado. — Gruñó Yoongi de mala gana. — Joder, ¿no me
escuchaste?
— L-lo hice. — Tartamudeó Jimmy. — Perdón, no pasa nada.
Cruzó el umbral y llegó a las escaleras que subió de dos en dos a paso veloz
hasta llegar arriba. Examinó rápido y se acercó a la puerta del baño para tocar. Lo
hizo tres veces.
— No. Vete.
— Eres algo resentido, ¿no? — Se burló Yoongi. — Venga, al menos déjame ver
que tu dedo ya tiene una curita o algo.
Esperó pero Jimmy no abrió. Llevó sus manos a la perilla y abrió agradeciendo
que la puerta no estuviera trabada. Jimmy observó a su derecha a Yoongi con
mala cara y resopló viendo nuevamente el agua y su dedito que lavaba.
Yoongi lo siguió con mala cara viéndolo darse la vuelta y abrir el cajón para sacar
un curita. Jimmy se volteó pero bajó la mirada para colocársela y tirar la basura al
bote junto al escusado. Levantó la vista y vio a Yoongi aún estático.
— No me gusta lo agresivo que eres a veces. — Habló sin rodeos el rubio. — ¿No
te trae problemas ser así de filoso a veces?
— Repítetelo hasta que te lo creas. —Jimmy lo barrió con una sonrisa soberbia. —
No te perdonaré por cómo me hablaste sin que te disculpes tú primero. No voy a
morir por eso.
— ¡Bien! ¡Haz lo que quieras con él entonces! ¡Solo vete y déjame tranquilo!
Sin duda se había frustrado. Yoongi no buscó seguir la pelea ya que sabía que era
muy capaz de agarrar a golpes al chico algodón de azúcar, así que lo dejó irse.
Bajó después de él viendo como ya toda la masa estaba preparada y la mesa
puesta. Jimmy estaba sentado en el sillón cruzado de brazos y Jimin sonreía.
Yoongi asintió.
— Muy bien Jimin, eres sin duda muy bueno en esto. — Felicitó Yoongi viendo de
reojo a Jimmy tensarse. Esbozó una sonrisa victoriosa. — Podría enseñarte a
hacer más cosas, ¿sabes? Eres bueno con las manos.
Jimin se sonrojó y Jimmy se puso más rígido de lo que ya estaba. Yoongi sonreía
al verlo así. Le encantaba joder a la gente con toda la mala leche que se pudiera.
Jimin volvió a reír y Yoongi se colocó de nuevo a su lado prendiendo la estufa para
calentar. Jimin se retiró puesto a que el fuego le asustaba un poco y se fue a
sentar junto a Jimmy con una sonrisa. Su gemelo estaba muy serio.
Jimin brincó un poco y comenzó a cantar en voz alta dando vueltas por la sala
entre risas. Jimmy lo observó unos momentos antes de pasar la vista a Yoongi
quien ya tenía su mirada muy puesta en Jimin y mordiendo sin pudor alguno sus
labios. Lo recorría obscenamente y relamió sus labios viendo el hermoso cuerpo
del rubio angelical.
Sus ojos vagaron un poco más hasta que desvió al otro sofá. Su sonrisa se tornó
en una vengativa y cruel al cruzar miradas con Jimmy pero el de cabello rosa no
se dejó pisotear. Levantó su barbilla retando al mayor, provocando que él alzara
una ceja y también levantara la barbilla.
Los gemelos llegaron sonrientes, uno más que el otro y tomaron sus lugares.
Yoongi volvió a quedar en la cabecilla y los gemelos a sus costados viéndose
frente a frente. Jimin aplaudió.
Los otros dos esperaron hasta que comenzaron a tomar cada uno un panqueque.
El silencio permaneció y el coque contra los platos era lo único que se escuchaba,
también el suave tarareo de Jimin, pero no le prestaban demasiada atención.
Jimmy escupió la leche y Yoongi casi se ahoga. Jimin se rió poco después de su
chiste infantil y siguió comiendo orgulloso por haberlos hecho reír. Yoongi observó
a Jimmy nuevamente y el líquido blanco en su barbilla, escurriendo de sus labios y
camisa. El de cabello rosa se relamió para quitarse un poco y observó también a
Yoongi alzando una ceja.
Sí…
— ¡Pues yo tampoco! — Jimin cruzó sus bracitos y unió sus cejitas mientras
abultada sus labios.
— ¡No es cierto!
— ¡Sí es cierto!
— ¡Que no!
— ¡Que sí!
Ambos gemelos comenzaron a gritar más y más fuerte hasta que finalmente
Yoongi apareció. Ambos se quedaron con las palabras en la boca y voltearon al
rubio mayor cruzado de brazos.
— ¡No! — Jimin volvió a pucherear. — ¡Yo te dije que la base era el árbol!
— ¡No!
Jimin comenzó a llorar tapando su carita para que ni vieran sus calientes lágrimas
de cocodrilo. Yoongi entró en pánico pero Jimmy se mantuvo gélido sin moverse.
El de cabello rosa les dio la espalda cruzado de brazos todavía. Jimin observó
fijamente a Yoongi aún con calientes lágrimas y la punta de su nariz rosada.
Yoongi negó con la cabeza.
Yoongi observó una última vez al gemelo pequeño y puso los ojos en blanco
cansado de esa actitud. La realidad es que no podía quejarse ya que él más
pequeño también era así, pero dios, era Jimin... ¿Cómo podía ser así de resentido
cuando el rubio pequeño era el que se preocupaba tanto por él? No era justo.
Se dejó tirar escaleras arriba y llegó a la habitación de los gemelos. Jimin lo soltó
una vez dentro y Yoongi por primera vez recorrió la chillona e infantil habitación.
Hizo una mueca de desagrado pero Jimin volvió a captar su atención con una
pequeña risa.
— Nop.
— Te diré frío, tibio, caliente o ardiendo para que sepas qué tan cerca estás, ¿oki?
— Muy bien. Cierra tus ojos y cuenta diez. —Jimin agarró el peluche. —Te estoy
viendo~
Los ruidos dejaron de escucharse, solo fueron suaves pisadas y lo que parecía ser
un cajón. Rió un poco.
— Siete... Ocho... Nueve... —Dejó las palabras al aire escuchando los pasos
demasiado cerca. — Nueve y medio...
— ¿Qué?
— Porfis.
Yoongi tronó su cuello y soltó un suspiro. No servía para eso pero todo por el
dinero y lo adorable que era ese mocoso de cabello rubio y rechonchas mejillas
rosas. Demasiado adorable.
Estaba a nada de abrir sus ojos cuando sintió unos cálidos labios aplastarse
contra los suyos.
Abrió sus ojos de golpe ante el acto y se congeló por completo al sentir aquella
calidez recorrerlo. Observó a Jimin muy cerca de él dejando un casto beso antes
de separarse con mejillas aún rojas y una sonrisa boba iluminando todo su rostro
con un brillo demasiado puro y confortante.
— Ahora sí, puedes abrir los ojos y comenzar a buscar. —Susurró Jimin todavía
con su adorable sonrisa. — ¡Venga!
Yoongi pestañeó un par de veces y lo observó confundido sin saber bien qué
decir. ¿Acababa de besarlo? ¿Pero qué demonios? ¿Ya habían entrado en esa
confianza tan rápido? Yoongi carraspeó y trató de mantenerse tranquilo ya que no
quería hacer el mundo explotar más de lo que ya podía explotar. Se relamió y
observó a Jimin fijamente.
— Uhm, Jimin, no quiero que malinterpretes las cosas entre nosotros. —Comenzó
bajo la mirada del menor quien lo observaba fijamente. — No me gustan los besos
ni las muestras de cariño o afecto... Me gustaría que te abstengas a hacerlas
conmigo. No quiero molestarme.
—Oh. —Jimin parpadeó avergonzado. —L-lo siento, yo creí que... E-es que como
yo me doy besitos con Jimmy creí que, c-creí que...
— No pasa nada, no fue adrede. —Tranquilizó Yoongi. —Espero no haya próxima
vez.
— ¡Estás en el polo norte! ¡Brr! —Jimin se abrazó a sí mismo con una sonrisa y
suaves risas. — ¡Frío, muuuy frío!
Yoongi comenzó a avanzar al sentido contrario cerca del armario. Los ojitos de
Jimin brillaron y Yoongi supo que iba por buena vía. Tocó la puerta y observó a
Jimin con una sonrisa. El rubio mordió sus labios y rió un poco mientras se
balanceaba de adelante hacia atrás.
Yoongi abrió el armario viendo los distintos cajones. Comenzó a pasar su mano
por ellos comenzando de abajo hacia arriba. Jimin soltó un “caliente” que lo puso
en alerta entre dos cajones. Abrió el primero que era el número tres y allí se topó
con ropa interior negra y blanca. Alzó una ceja.
Estaba dispuesto a cerrar el cajón pero observó algo rosado entre toda la ropa que
le hizo volver a verificar. Metió su mano entre la ropa tratando de agarrar lo que
estaba hasta el fondo y había captado su atención.
— ¿Qué haces Yoongi? —Preguntó Jimin riendo. —Ese es el cajón de Jimmy, allí
no está el señor esponjoso. ¡Estás frío! Brr.
Yoongi abrió el cajón restante que estaba arriba y rebuscó. Esbozó una sonrisa y
sacó finalmente al conejo de peluche tomándolo entre sus manos. Jimin aplaudió y
corrió hacia él para agarrarlo y llenarlo de besos. Yoongi lo observó sin expresar
realmente nada.
Jimin salió corriendo y bajó las escaleras a paso veloz. Yoongi aprovechó y corrió
nuevamente al armario y abrió los cajones hasta recordar que era el número tres.
Volvió a abrirlo y retiró la ropa interior negra tomando el objeto rosado y
sacándolo. No pudo oprimir una pequeña exclamación de sorpresa y sorprender
todavía.
El rubio pequeño le sonrió al rubio mayor. Comenzó a jugar con ambos peluches
mientras Yoongi salía y cerraba delicadamente la puerta detrás de él. Bajó las
escaleras a paso veloz y cruzó la sala para llegar al jardín. Carraspeó su garganta
un poco y se acercó al gran árbol con la pequeña casita. Subió las seis escaleras
y golpeó la puerta de entrada que estaba en el suelo, bueno… sobre su cabeza.
Hubo un silencio largo del otro lado. Yoongi volvió a tocar con fuerza hasta que
escuchó finalmente un pequeño golpe de metal y finalmente pudo empujar hacia
arriba para abrir. Subió otros dos escalones hasta entrar en la casa y sentarse,
cerrando la puerta rápidamente.
El de cabello rosa siguió en su lectura ignorando por completo al rubio que avanzó
un poco hacia él hasta colocarse en cuclillas a su costado. Allí bajó el libro y lo
observó fijamente con una ceja alzada.
— ¿Qué quieres? —Preguntó Jimmy de mala gana. —Estoy leyendo, ¿te importa?
Mostró el dildo y las mejillas de Jimmy se tornaron del color de su cabello. Aventó
el libro y se abalanzó hacia Yoongi para arrebatárselo en un seco movimiento.
Hasta el rubio se sorprendió de los grandes reflejos del pequeño.
— ¿Dónde lo encontraste? —Preguntó Jimmy avergonzado. — ¡No hurgues en
mis cosas!
— Claro. ¿Era para Jimin, no? —Preguntó burlón. —Quieres follarte a tu hermano.
— Soy así pero tú me haces ser feo y malo. —Jimmy unió sus cejas. —Sacas mi
lado de niño grosero y no me gusta. Yo era muy feliz con Jimin hasta que llegaste
tú.
— Pero bien que te gusta usar tu boca para decir cosas sucias. —Contraatacó
Yoongi soberbio.
— Puta.
— No me ofendería si es jodiendo.
— Ni a mí.
Yoongi lo observó sorprendido. Jimmy le mantenía la vista y una pequeña sonrisa
inocente en sus labios. Sus mejillas tomaron color y después puchereó.
— Por cierto, ¿habrá cena? Tengo hambre. —Jimmy suspiró y abultó sus labios.
— ¿Habrán otra vez panqueques con caritas felices y leche de vainilla?
— Iré a hacer la cena. —Yoongi suspiró y observó por la ventana. —Si quieres
venir eres bienvenido, si sigues resentido pues es tu problema y te quedas sin
cenar.
Jimmy gateó hasta él y se mantuvo en la posición viendo fijo a sus ojos. Yoongi
alzó una ceja y Jimmy enrojeció antes de unir sus índices para dar pequeños
golpes con ellos en sus yemas.
Yoongi pestañeó y trató de buscar alguna trampa en la mirada del chico de cabello
rosa pero no encontró nada. Parecía estar hablando en serio. Y muy en serio.
— ¿No sabes qué es una mamada? —Preguntó Yoongi divertido. —Es sexo oral.
— Es la puta gloria si viene de una buena boca. —Yoongi alzó sus hombros. —
Una mamada es como de las mejores cosas que pueden hacerte.
— ¿No te importa? —Repitió Yoongi. —Hasta aquí veo hervir tus celos.
— Estás celoso porque tú mismo orgullo fue lo que te tumbó. Yo si estaba muy
dispuesto a follarte como un dios pero mira, eres demasiado insolente. —Yoongi
lamió sus labios pero Jimmy mantuvo la vista a la derecha con el cuello muy en
alto. — Te pones celoso.
— Puedo conseguirme una polla cualquier día. —Jimmy finalmente le sonrió con
maldad. —Y no moriré si no es la tuya, hay muchas allá afuera.
— ¿Lo crees?
— Claro. Ya me follaste quien sabe cuántas veces en tu cabeza pero eres
demasiado orgulloso para admitirlo.
— Oh, el bebé se resiente. —Yoongi abultó sus labios. — El bebé quiere llorar,
quiere llorar.
Jimmy le clavó la vista y rodó los ojos después colocando el dildo junto a los
cojines con las mejillas rojas. Gateó hasta la puerta y colocó su mano en la perilla
gruesa para tirar cuando sintió que le dieron una fuerte nalgada que le hizo chillar
y observar asustado y confundido detrás de su hombro.
— Shhh, mocoso. Solo mantente en esta posición unos momentos, será rápido.
Jimmy abrió la boca pero chilló cuando sintió que bajaron sus pantalones un poco
junto con su ropa interior dejando expuesto su apetitoso y carnoso culo. Tembló al
sentir las manos de Yoongi sobar lentamente y gimió en voz bajita mordiendo su
labio.
— ¿Me comerás el culo entonces? —Preguntó Jimmy viéndolo de nuevo con una
sucia sonrisa. — Puedo conformarme… tu lengua es demasiado provocativa.
Yoongi lo empujó más hacia adelante para dejarlo bien alzado y palmeó un poco.
Jimmy gimió debajo suyo y comenzó a frotarse con su nariz rosada y sus labios
mordisqueados y rojizos. Yoongi tanteó la perfecta y limpia entrada, la sobó
delicadamente y finalmente depositó un beso antes de pasar la lengua al mismo
tiempo con una sonrisa en los labios.
Jimmy asintió repetidas veces y se abrió más de piernas frente a él. El rubio volvió
a gruñir ante la vista y se inclinó para escupir un poco y comenzar a depositar
pequeños besos antes de succionar un poco la piel y lamerla. Jimmy tembló y
gimió más alto sintiendo la lengua de Yoongi entrar en él y comenzar a dar
pequeñas embestidas con chasquidos húmedos.
— ¿Te lo habían hecho así de bien, Jimmy? —Preguntó Yoongi dando otra suave
lamida y después bajando al perineo para allí frotar con su dedo corazón.
— ¡N-no! Umh… ¡ah! —Encajó sus pequeñas uñas en sus manitas mientras se
seguía frotando contra el suelo su carita y temblaba. — M-me gusta m-mucho.
— ¡N-ngh! Yoongi no m-me dejes así. —Lloriqueó el pequeño con sus mejillas
rosadas. — Quie-ro correrme.
— Podría ser buen momento para usar tu juguetito sexual. —Tentó Yoongi antes
de guiñarle el ojo. — Tu lindo ano pide a gritos tragarse algo gordo, así que dale el
placer de que conozca tu hambrienta entrada.
Capítulo 09
Jimmy después de su pequeño incidente en la casa del árbol fue a la casa. Cruzó
rápidamente la sala para que Yoongi no lo viera pero el otro estaba demasiado
ocupado con el teléfono en mano y el arroz quemado a su costado.
« Gran idiota »
Rodó sus ojos y comenzó a avanzar hacia la recámara. Subió rápido las escaleras
con pequeños brincos de conejo hasta entrar de un golpe en el cuarto mientras
rugía. Jimin chilló y se cayó de la cama aferrado al señor elefante. Jimmy estalló
en carcajadas y corrió hacia él para tirarse encima de su pecho.
— Ups. —Jimmy esbozó una sonrisa adorable antes de reír. — ¡Llegó el monstruo
de las cosquillas!
— ¡Nooo! ¡Jimmy!
— ¡Te daré besitos pero no más cosquillas! — Jimin rió y entrelazó sus dedos con
los de su hermano con una sonrisa. Ambos ojos brillaron y se observaron fijo
sintiéndose derretir.
— Sí. —Jimmy rió suavemente y volvió a besarlo solo que llevó su lengua a su
cuello y Jimin gimió. — ¿Quieres?
— ¡Sí, sí! —Exclamó el rubio. — ¿Qué es?
Jimmy sonrió nuevamente y besó su mejilla. Llevó sus manitas al suéter azul bebé
de su gemelo y lo levantó un poco, agarró los pantalones y los bajó. Jimin aguantó
el aliento y mordió sus labios cuando su gemelo menor sacó su miembro de su
ropa interior.
Jimin se mantuvo quieto y observó a su gemelo rozar con sus labios la punta. Una
ola de pánico lo recorrió y se cubrió.
— ¡No bobito! —Jimmy rió también. — Confía en mí, no te dolerá. Lo prometo por
la garrita
Jimmy se sintió endurecer y abrió la boca sacando su lengua. Jimin gimió bajito y
comenzó a alzar un poco sus caderas para que su pene rozara con la lengua
babosa de su gemelo. Gimió más y Jimmy finalmente comenzó a dar pequeños
besos que hicieron a Jimin temblar.
— ¡O-oh! —Se aferró a sus piernas viendo a Jimmy lamer su miembro que estaba
semi-duro. Mordió sus labios de nuevo con los ojos muy fijos. Jimmy lo observó y
sonrió. — Ahh ~
Jimmy succionó un poco sus mejillas cuando comenzó a engullir e hizo todo para
que sus dientes no rozaran. Jimin soltó un grito y comenzó a temblar con lágrimas
mientras asentía.
— ¡O-oh ~ mmm! — El rubio apretó sus dedos. — ¡S-se siente demasiado bi-bien!
Jimmy tragó duro y movió su mandíbula para destensarse un poco. Engulló más
lento y Jimin ardió en deseo al sentir la húmeda y apretada textura de la boca de
su hermano rodear su sensible zona. Sintió sus mejillas y labios mandando
escalofríos por su cuerpo y por inercia, empujó sus caderas hacia arriba para que
su gemelo engullera más.
Gracias a la humedad de la boca, Jimin comenzó a subir y bajar sus caderas sin
dificultad. Chilló y aumentó el ritmo buscando desesperado agarrarse de algo.
Mientras tanto Jimmy gemía mandando pequeñas vibraciones que lo estaban
enloqueciendo.
— Umgh ~... — Jimmy jadeó sintiendo a su gemelo follarle más rápido y brusco la
boca. La saliva se escurría por sus labios y también lloriqueaba sintiendo su duro
miembro otra vez palpitante de atención.
— ¡Ngh! — Jimin empujó unas cuántas veces más hasta gemir fuerte y arquear su
espalda ante el fuerte orgasmo.
— ¡Fue súper mega increíble! ¡Hay que hacerlo de nuevo! — Exclamó Jimin
brincando en descontrol mientras el pobre Jimmy todavía trataba de recuperarse
después de semejante corrida en su boca. — ¿Sí, sí, sí?
— Rawr. —Repitió Jimmy pasando su brazo detrás de su cuello para pegarlo más
a él.
— Perdóname por hacer trampa. —Susurró suavemente Jimin con cierta tristeza.
Jimin lo volvió a pegar de la nuca para que se basaran castamente a lo que Jimmy
respondió gustoso. Se separaron con una sonrisa y Jimmy lo tomó posesivamente
del brazo mientras ambos salían del cuarto dando brincos sin soltarse.
***
Yoongi volteó al escuchar unas grandes risas y alzó una ceja. Observó a Jimmy
tomando a Jimin del brazo y ambos yéndose a sentar a la sala. Jimmy se sentó y
jaló a Jimin para que se sentara sobre él y de allí lo abrazo de la cintura sin
soltarlo mientras el otro ponía la televisión.
— Así que así nos llevaremos, mocoso. —Susurró Yoongi en voz baja divertido. —
Será interesante.
La cena ya estaba, así que solo apagó la estufa y se acercó a la sala para
sentarse en el mismo sofá de los gemelos. Jimmy alzó una ceja al ver a Yoongi
colocarse a su lado y abrazó con más fuerza a Jimin dándole una mala mirada.
— ¡No! —Gritó Jimmy y tomó a Jimin rudamente cuando éste se trató de zafar. —
¡Él es mío!
— ¡Deja a Jimin en paz! —Jimmy tiró a Jimin alejándolo de él. — ¡Jimin es mío!
¡Es mío y no te lo comparto!
Jimin se zafó del agarre de su gemelo y se fue a sentar en las piernas de Yoongi
de brazos cruzados. Jimmy pestañeó y observó a Yoongi fijamente con tanto odio
que hasta el mayor se sintió incómodo. Había algo escalofriante en la mirada de
ese niño que no le daba buena espina.
— ¡Claro Yoongi-Yoonie!
— Oh no… —Susurró Jimin tapándose los oídos con fuerza y cerrando los ojos.
— ¿Pero qué…?
Yoongi entró nuevamente en pánico ante los gritos y berrinches que le estaban
destrozando los oídos. Corrió hacia Jimmy observando a unos vecinos asomarse
completamente aturdidos por los gritos mortales de afuera.
— ¡TE ODIO! —Gritó con fuerza Jimmy con ojos rojizos. — ¡TE ODIO MUCHO,
MUCHO!
Mientras tanto Jimmy se había vuelto a aferrar a Jimin con fuerza viendo fijamente
a Yoongi con ojos oscurecidos. Jimin tembló un poco y Jimmy lo aplastó más casi
gruñendo.
— ¡¿Mordiéndome?!
— Solo cuando es necesario. — Jimmy levantó sus hombros. — ¡Oh! ¡My Little
Pony!
Soltó un chillido de emoción y casi cruza de no ser porque Yoongi atrapó con
fuerza. Trato de removerse pero Yoongi deslizó su mano dentro de su camisa y
buscó sus pezones para pellizcarlos y torcerlos con fuerza sacándole un alarido de
dolor a Jimmy. Los ojitos del chico de cabello rosa se llenaron de lágrimas y
lloriqueó tapándose mientras Yoongi sonreía con suficiencia.
— Y pude reventarte la cara, aunque esperaré a dejar de ser tu niñera par eso. —
Exclamó todavía con cierta molestia. — Y por cierto…
Tiró del brazo del pequeño quien volvió a soltar un chillido y Yoongi también lo
mordió con fuerza clavando profundo sus dientes. Jimmy se sacudió y lo empujó
con golpes en el pecho al sentir la zona palpitar dolorosamente y tonos rojizos y
morados infestaron la mordida tatuada.
Jimmy lo observó desde el suelo y le volvió a sacar la lengua. Yoongi alzó una
ceja.
Jimmy siguió sacando su lengua antes de moverla de arriba abajo con una mirada
perversa. Yoongi sintió algo helado pero Jimmy no deshizo el lento movimiento y
finalmente se mordió sus labios lentamente sin quitar aquella provocativa mirada.
Peinó su cabello hacia atrás y pasó junto a Yoongi con aires de orgullo que le
puso los pelos de punta al mayor. Pasó saliva y lo observó a través de su hombro
viendo su coqueta figura perderse dentro de la casa. Sus hormonas se alocaban y
toda aquella rabia que le provocaba el pequeño demonio parecía ponerlo más y
más.
En todos años de vida, absolutamente nadie se había atrevido a contestarle.
Siquiera a verlo a los ojos después de alguna disputa. Jimmy parecía tener escrito
en la frente “chúpamela” cada que trataba de ponerse al tú por tú con él.
Sencillamente el roce provocaba más y más chispas y comenzaba a asustarlo…
Jimin llegó y dejó caer las cosas con la vista. Su mandíbula fue al suelo.
Azotó las cosas al suelo y salió corriendo llorando. Jimmy soltó una pequeña risa y
Yoongi lo observó furioso.
— Anda. Ve por él. — Retó con mirada divertida pero voz sombría.
— Algo. — Contestó gélido. — Algo que sea mío. No te dejaré que me quites a
Jimin si tú no quieres ser mío.
— ¿Perdón?
— Eres una puta ofrecida buscando en qué orifico meter tu polla. —Se burló
cruelmente Jimmy. —Yoongi la putita.
— Puuutaaa.
Jimmy soltó una carcajada que resonó por toda la casa. Yoongi palmeó su culo
frenando su risa y Jimmy inmediatamente volteó a verlo con semblante
oscurecido.
— No me toques. — Amenazó.
— Los niños malos a veces merecen ser castigados. Creo que llegué yo para
finalmente darte ese castigo. —Jimmy colocó ahora sus brazos en su cintura y se
inclinó hacia adelante. —Realmente no tienes idea de con quién estás tratando
Yoongi-Yoonie.
— Veremos.
Se mantuvieron en silencio.
Capítulo 10
— Vas a cortarte. — Contestó de mala gana. — Mejor espera a Jimin para que lo
haga.
— Y-yo… hice la masa. — Murmuró Jimmy viéndolo con cierta tristeza. — Y te
ayudé a limpiar un poco la sala y los trates en el lavabo.
— Sí, y ahora quieres demostrar que puedes cortar fresas. Está bien, pero vas a
volver a rebanarte el dedo. Mejor déjamelo a mí, Jimin sigue dormido.
No se dirigieron la palabra en lo absoluto hasta que Jimin llegó entre risas. Ambos
chicos voltearon y Jimin corrió a darle un beso en la mejilla a su hermano antes de
colgarse del cuello de Yoongi y abrazarlo entre risas alegres. Yoongi gruñó un
poco pero Jimin restregó su nariz en su cuello dejando pequeños besos antes de
separarse y correr por la sala en éxtasis total.
Yoongi rió observándolo con un brillo en sus ojos mientras Jimmy se mantenía
detrás pasando la saliva amarga por su boca. Observó el lavabo perfectamente
limpio pero aun así decidió pasar el trapo una vez más escuchando a los otros dos
conversar alegres de fondo.
Nada.
— ¡Sería tan padre ser un dragón! — Exclamó Jimin en euforia. — Pero si soy un
dragón no podré comer panqueques. — Puchereó. — ¡Y los panqueques son muy
Yummy-Yummy!
— Es divertida esa palabra. —Yoongi asintió un poco. —Aunque si la uso mi padre
me corre por exceso de jotería.
— Déjalo mocoso. Otro día te explico. —Comentó viéndolo con una sonrisa algo
perversa.
Las mejillas de Jimin se tiñeron de rojo y lentamente le dio la vuelta a la barra para
quedar junto a Yoongi. El rubio mayor observó al rubio menor quien sonrió en
grande.
—Eres demasiado bello. —Murmuró Jimin. —Tu linda sonrisa y tus encías cuando
ríes son demasiado adorables, tus ojos rasgados tan misterioso y atrapantes, todo
tú. Me encanta pese a que sé que eres un chico rudo, pero agradezco que me
permitas ver aquellos pequeños destellos que seguro no muchos captan. Los
cuidaré como si fueran oro aun cuando te vayas.
Yoongi se quedó sin palabras y observó perplejo a Jimin. No iba a negar que eso
le pareciera tierno hasta cierto punto. Nunca antes le habían dicho algo así.
— Si no fueras tú, quizás me hubiera burlado. — Yoongi alzó sus hombros todavía
con una sonrisa.
— Oh, no te pongas así. — Yoongi se inclinó un poco para limpiar las lagrimitas
que Jimin desprendía de sus ojos. — Puedo venir a verte, o quizás pedirle a tus
padre ser la niñera mientras trabajan. ¿Te gusta esa idea?
— ¿Por qué no? — Yoongi alzó sus hombros. — Podríamos desayunar y de allí ir
al parque, pasearnos un rato, entrar al cine… no lo sé. Hay un buffet de opciones.
— ¡Muchísimo! —Exclamó Jimin asintiendo. — Soy nuevo aquí así que te dejaré
guiarme.
Rieron y Yoongi sirvió los panqueques mientras se sentaba con Jimin a desayunar
frente a frente por primera vez. Jimin metió de cuando en cuando las manos al
plato haciendo reír a Yoongi y el contrario agarró los cubiertos y cerró la boca
provocando sonrisas tontas en Jimin.
— Ahora eres un niño normal. —Bromeó Jimin en una risa risueña. — El señor
esponjoso estará feliz. Y también el señor elefante, claro.
— El señor esponjoso me cae bien. —Yoongi tragó antes de seguir hablando. —
Es como mi deseo de querer tener un peluche frustrado, demonios.
— ¡Oh! Yo tengo muchos peluches, ¡puedo darle unos! —Exclamó Jimin feliz.
—Nah, está bien. —Yoongi le restó importancia y le dio una pequeñita patada
debajo de la mesa a Jimin. Fingió sorpresa. — ¡Oh, perdón!
— ¡Gracias!
Yoongi se agachó debajo de la mesa y sacudió un poco los pantalones para quitar
la mancha de zapato. Esperó unos momentos sacudiendo antes de esbozar una
sonrisa gatuna e ir deslizando sus manos por el pantalón de Jimin hasta tocar su
entrepierna. Jimin pegó un brinco.
— ¡Sí! Aunque ayer por primera vez Jimmy lo hizo con su lengüita de gato. —Jimin
rió y Yoongi que estaba tomando jugo se atragantó.
— ¡¿Qué?!
— Uh, c-creo que sí. —Jimin alzó sus hombros. — No sé cómo es el nombre pero
lo hace rico, rico. Nunca antes lo había hecho.
Jimin rió colorado y Yoongi tragó pesado. No evitó no sentir una ola extraña
recorrerlo.
— ¡Se ve mucho! —Jimin lamió sus labios. — Él cuando no estás cerca me habla
de ti y de lo guapo que eres. Incluso antes de irnos a dormir me lo repite sin
cansancio, es muy lindo.
Yoongi tomó los platos del pequeño rubio y el suyo para irlos a depositar en el
fregadero y lavarlos rápidamente. Jimin se levantó de un brinco y ambos fueron a
lavarse los dientes, vestirse y arreglarse antes de volverse a encontrar abajo.
— Déjame avisarle al menos. —Yoongi trató de entrar pero el agarre del pequeño
Jimin se volvió más fuerte.
—Estará bien solo. —Repitió Jimin sin aflojar. — Ya quiero salir, vamos, vamos.
Yoongi suspiró y observó el interior de la casa una última vez antes de cerrar la
puerta. Jimin aplaudió y chilló agudo mientras se aferraba al brazo del mayor y
restregaba su mejilla en él.
— Yo tengo. —Jimin metió sus manos a sus bolsillos. —Traje porque yo también
quiero ayudarte.
Jimin le dio los billetes y Yoongi abrió su billetera. Alzó sus cejas bastante
satisfecho y sonrió.
— Nos alcanza perfecto para muchas cosas. Muy bien. —Guardó la billetera. —
Primero tomaremos un camión a la Diana, hay muchos lugares por allí.
— ¡Super mega híper emocionado! —Los ojos del rubio menor brillaron. —Podría
darte muchos besitos pero no te gustan ~
— ¿Yo?
— Sí, es decir. —Yoongi tomó aire. —Jimmy me queda claro que debe ser buena
persona en el fondo pero no es recíproco. ¿Me explico? Él es más malo contigo y,
ah, olvídalo.
— ¡Mira Yoongi-Yoonie! —Exclamó Jimin desde arriba de una pequeña torre verde
y azul. — ¡Soy un rey que va a proteger el reino del temible dragón!
Jimin puchereó al ver que el otro no le prestaba atención pero decidió seguir
jugando. Yoongi seguía en su teléfono y luego comenzó a observar el entorno en
lo que daban las tres. Observaba a Jimin jugar y correr por todo el lugar muy
perdido en su propio mundo. Realmente le sorprendía lo distinto que podía llegar a
ser los gemelos cuando no estaban juntos. Jimin era más encimoso pero lo
aceptaba...quizás ya se había acostumbrado.
Así que aprovechó también para leer un poco. En realidad, detrás de toda esa
máscara de rudeza, chico malo y problemático se escondía un chico sumamente
intelectual y apasionado por las historias de fantasía, interesado en la política,
filosofía y con gran curiosidad por el mundo.
Ese era el verdadero Min Yoongi, pero era el Min Yoongi que nadie conocía
porque había aprendido las crueldades de este mundo y tomando esa actitud
callejera, fue el único modo de protegerse.
Y quizás no era el único en esta historia fingiendo ser alguien que no era con tal
de mantenerse protegido...
— Oki-doki.
— Sipi. —Jimin sonrió. —Me metí a clases de canto después de que Jimmy se
metiera.
— ¿Y siguen?
— Y luego Jimmy se enojó conmigo un tiempo, pero yo solo quería estar con él. —
Puchereó. — Así que lo seguí después a teatro, el club de debate, baile
contemporáneo, ballet, otra vez canto, karate, magia, manualidades y piano que
es en el que estamos ahorita.
—Y... Hay algo que Jimmy hago que tú no... ¿Copies? —Preguntó en voz
ligeramente baja aterrado de la reacción del otro.
— Oh... Leer. Él lee mucho pero yo prefiero jugar con mis juguetes, no se me hace
divertido leer y leer. Pero aun así a veces lo hago en la universidad.
Yoongi suspiró de nuevo y pidió todo lo que Jimin había pedido. El pequeño
agarró las cosas con una hermosa sonrisa y avanzaron a la sala rápidamente ya
que iban en retraso.
—Oh.
Los minutos pasaron y Jimin dejó las palomitas para comenzar con los chocolates.
Yoongi lo observó de reojo, pasando sus ojos por su cuerpo para estudiarlo y
relamerse un poco. Jimin era bastante hermoso, bastante dulce, casi se sentía
culpable por corromperlo así.
— Qué lindo. —Susurró Jimin en voz baja. — Me cae muy bien el perrito.
Jimin lo observó, se acercó más a él hasta tomar su mano. Yoongi levantó la vista
para ver al rubio quien se mantenía un poco serio viéndolo fijamente. Abultó sus
labios y puso ojitos de cachorro abandonado.
— ¿Puedes darme un besito? —Preguntó en voz bajita. —El último besito, voy a
extrañarte.
— Pero ~
— En la boca no.
Jimin puchereó un poco pero aun así se acercó para besar la mejilla del rubio
grande. Tomó un profundo respiro besándolo profundo y tomando más fuerte su
mano. Yoongi se mantuvo algo tenso, sintió una pequeña mordida cerca de su
barbilla que le erizó todo.
— ¿Mocoso? —Preguntó algo tenso. — ¿No puedes esperar a la casa para hacer
esas cosas?
— ¿Qué cosas?
— Calentarme.
— ¡Ah! a la mierda...
El mayor se volteó por completo y agarró a Jimin para comenzar a besar su cuello
suavemente. El más pequeño gimió bajito y levantó el porta-vasos para que
Yoongi se inclinara mejor. Sintió sus besos ir subiendo y por reflejo apretó sus
manitas y gimió bajito.
— ¿Jugarás conmigo? —Preguntó Jimin con cierto deseo debajo de las palabras
inocentes.
— ¿Quieres que juegue contigo? —Yoongi deslizó sus manos dentro de la camisa
del rubio menor.
Yoongi respiró pesado y con el cuerpo rígido comenzó a contestar al torpe beso
del pequeño. Trató de ir más rápido tomando a Jimin más fuerte pero éste
reaccionó mal con un chillido.
Yoongi bajó su ritmo sintiendo a Jimin relajarse y solo compartir una leve sesión
de besos con sus pequeñas risas de por medio y mimos en su rostro. El menor
mordió un poco su labio y lo observó fijo.
— Eres un poquito frío. —Jimin siguió sonriendo. —Pero me gustan tus besitos.
— Umh... Supongo que gracias. Tú no eres mucho mi estilo, tiendo a ser algo más
variado y espontáneo pero supongo que para todo hay una primera vez.
— No creí jamás decir esto... —Yoongi mantuvo la vista fija en la pantalla. —Pero
yo también.
Capítulo 11
Yoongi y Jimin llegaron rápido a la casa con un enorme aguacero pisándoles los
talones. La lluvia y los truenos retumbaban sin piedad alguna en las banquetas y
calles que estaban llenas de coches. Los dos rubios se encontraban corriendo
rápidamente hacia la casa, y, una vez que estuvieron dentro, pudieron respirar
aliviados.
Jimin se mantuvo algo jadeante por la corrida y volteó buscando a Jimmy con la
mirada pero no había rastro de él. Se reincorporó por completo y se asomó rápido
al jardín viendo que las luces de la casita del árbol estaban apagadas.
Ambos subieron las escaleras al no ver rastro y llegaron a la parte de los cuartos
de los gemelos, cuarto de invitados, baño y pequeña sala. En efecto allí estaba el
pequeño de cabello rosa. Estaba sentado en el sofá con las rodillas pegadas al
pecho viendo fijo la pantalla en la que había caricaturas puestas.
Silencio del otro lado. Yoongi tomó la perilla y trató de girarla pero estaba
bloqueado. Suspiró cansado y observó a Jimin que seguía viéndolo confundido.
— Jimmy. — Llamó una última vez Yoongi y suspiró. — Mira mocoso, entiendo
que estés enojado… seguro se sintió de la mierda estar solo. Abre la puerta,
necesitamos hablar contigo y… darte una sorpresa.
— ¡Hay que jugar Yoongi! — Exclamó el pequeño rubio tirando de sus brazos. —
Tengo unas cartas abajo y podemos hacer el juego de chocolates que hago con
Jimmy.
— ¿No quieres jugar, Jimmy? — Llamó Yoongi. — Vamos mocoso, no puedes ser
tampoco tan resentido. Queremos disculparnos por dejarte y armar las paces…
entre los tres.
— ¡El juego de los chocolates! ¿No quieres? — Tentó también Jimin acercándose
a la puerta. — Sé que te gusta muuucho ese juego. ¡Yoongi jugará también! ¡Sé
que quieres!
Jimmy del otro lado se encontraba con el señor esponjoso entre sus manos,
sentado en su cama con una triste mirada. Soltó un suspiro pesado y se limpió las
lágrimas en un seco movimiento llevando irritación a la parte inferior de sus ojos.
Dejó al peluche de lado y quitó el seguro para abrir la puerta. Observó fijo a los
dos rubios.
— Los odio. —Siseó de mala gana. —Pero quiero mi chocolate y no los dejaré
ganar.
— Bueno, tenemos la baraja con los cuatro palos: diamantes, picas, corazones y
tréboles. — Comenzó a explicar Jimin entusiasmado. — Y cada uno elige una
baraja completa de cualquiera de los cuatro palos.
—Cuando tengas tu palo completo, lo mezclas para que el orden sea diferente. Yo
qué sé; seis, Queen, siete, uno, as, King, etcétera. —Comienza a explicar Jimin.
—Y las pones boca abajo y vas sacando una por una. Nosotros tenemos que
adivinar cuál va a salir.
— Sí, sé cómo funcionan las cartas. — Yoongi asintió. — Entonces cada uno dice
un número, ¿y luego qué?
— Buena idea. — Yoongi asintió. — Entonces quien falla recibe chocolates, alias,
si ambos fallan, los dos reciben chocolates.
— Aja. — Jimin asintió.
— Quien si le atinó a la carta debe darle un besito al otro. — Jimin rió. — Es más
entre Jimmy y yo que hicimos esa regla, porque no nos gusta darnos manotazos.
Pero además, nos damos un beso con el chocolate en la boca y nos besamos
hasta que se funda.
Yoongi alzó ambas cejas y Jimmy explotó en rojo. Jimin señaló a su gemelo.
Los gemelos lo observaron al mismo tiempo con grandes ojos. Jimmy comenzó a
negar con la cabeza mientras Jimin se ruborizó.
Jimmy se mantuvo quieto sintiendo su sangre fluir rápido. Jimin rió por lo bajo.
— Ahora que lo pienso, hace frío arriba. — Jimmy volvió a sentarse. — Y no hago
por ustedes.
Yoongi tomó las picas y cada uno comenzó a barajar un poco para mezclarlas. Lo
hicieron perfectamente bien y cada quién colocó su baraja boca abajo.
— Vale. —Yoongi asintió. — Solo una pregunta, ¿qué obtiene el ganador? ¿El que
tenga más chocolates qué gana?
— Los dos perdedores deben hacer lo que pida. —Jimin alzó sus hombros. —Pero
vamos a comenzar.
Trazaron sus labios y lamieron sus lenguas para quitar más rastros de chocolate
que pudo haber quedado y finalizaron con broche de oro succionando sus labios.
Se observaron fijo con unas sonrisas y se besaron profundo para quitar lo último
de lo último antes de separarse completamente ruborizados.
Jimmy sacó la carta superior mostrando el 11. Ambos rubios suspiraron aliviados y
cada uno tomó un chocolate. Ahora todos tenían uno.
— Va Jimin. — Intervino Jimmy viendo fijo a Yoongi con cierta tensión. — Más te
vale equivocarte.
— Hay algo con el 12. —Se burló Jimin. — Ya saben cuál no tomar.
Yoongi apretó un poco sus piernas atento a los movimientos. Jimin lentamente
depositó sus manos en el rechoncho trasero de Jimmy le dio un apretón que le
sacó a Jimmy un chillido agudo. El de cabello rosa se separó un poco de sus
labios viendo fijo a los ojos de Jimin quienes lo examinaban con una sonrisa
traviesa.
Jimmy tragó pesado y Jimin volvió a besarlo para quitar los trazos de chocolate sin
dejar de apretar un poco a su gemelo del trasero y reír sobre sus labios. Jimmy
estaba rojo.
Jimmy volteó la carta mostrando el 13. Volvió la vista a Yoongi quien hizo una
mueca y casi maldijo por no haberle puesto un uno a su tres. ¿Qué tenía la vida
con rozar levemente sus insinuaciones con Jimmy? La bomba de tensión solo se
agrandaba y no sabía hasta cuando iba a explotar.
Jimmy sintió algo helado recorrer su espina dorsal mientras que Yoongi sintió una
punzada extraña en el techo y la sangre corrió a su entrepierna comenzando a
palpitar con fuerza. Ambos respiraron pesado, sus ojos fijos en la carta volteada
casi queriendo suplicar que no fuera verdad.
— Oh, eso sí que no, mocoso. — Susurró Yoongi oscureciendo sus ojos en deseo.
— Ven acá.
— ¡No voy a besarte! — Espetó Jimmy tornándose completamente rojo por más
que trataba de disimularlo. — ¡Tongo! ¡Eres un tonto y te odio!
Jimin no pudo evitar reírse ante el apodo pero tapó su boquita. Jimmy resopló.
Jimmy observó a Jimin quien subió y bajó sus cejas con una sonrisa. Todo su
cuerpo se paralizó y el aire le faltó mientras agarraba un chocolate y se acercaba
a Yoongi sintiendo su corazón palpitar como loco.
Sus mejillas se tornaron más rojas y el aliento se le fue mientras Yoongi palmeaba
sus piernas.
El de cabello rosa agarró el chocolate que casi se le cae de las manos. Logró
atraparlo justo a tiempo haciendo reír a Yoongi. Se sintió temblar más y
lentamente colocó el chocolate en sus labios, no con sus dientes. Trató de
mantenerlo en equilibrio mientras Yoongi reía.
Jimmy tragó pesado y apretó un poco sus puños inclinándose hacia adelante. Sus
labios rozaron el chocolate cuando fue succionado un poco más para atrás por los
labios del mayor. Jimmy lo volteó a ver a los ojos viendo las sonrisas macabras
detrás de esos felinos ojos.
Jimmy chilló más agudo cuando su lengua fue atacada con la de Yoongi
comenzando a sobarla y a morderla con chasquidos y gruñidos. Sintió algo duro
rozando con su culo y no perdió más el tiempo antes de comenzar a corresponder
acariciando sus lenguas. Las manos de Yoongi se colaron debajo de su camisa y
ambos gimieron pegándose más profundo hasta casi empujar la silla.
Jimin abrió su boca y se la tapó cuando Yoongi levantó a Jimmy y lo azotó contra
la mesa sin despegar sus labios y comenzando a zafar sus pantalones sin dejar
los labios contrarios.
Jimmy enrolló sus piernas en la cadera de Yoongi y lo empujó más a él. El mantel
se arrugó cuando dieron un fuerte empujón y cartas y chocolates cayeron. Jimmy
gimió sobre sus labios mordiendo el labio inferior del mayor y pasando su lengua
por sus dientes para después hundir su lengua en su paladar y ambos succionarse
la lengua sintiéndose reventar por completo.
Se puso celoso.
Muy celoso.
¿Por qué Jimmy se comportaba así con Yoongi cuando él había hecho de todo -
discretamente- para que su gemelo se lo follara?
— Lo siento. — Yoongi pasó saliva y observó a Jimmy quien ardía de pena. — Uh,
es una forma de demostrarle que… que lo odio.
Jimmy unió sus cejas y Jimin negó con su cabeza levantándose lento y aún
amenazante.
— Te diré algo Yoongi-Yoonie. — Jimin lo tiró del brazo para que volteara a verlo,
el rubio mayor se congeló. — Aunque me resultes bonito, mi hermanito sigue
siendo mío. A mí me gusta mucho mi hermanito y no me gusta cómo lo miras…
Y Yoongi se sintió morir por segunda vez desde que llegó a esa casa.
— Jimin está enamorado de Jimmy, pero Jimmy me trae ganas. Yo le traigo ganas
a ambos pero más a Jimmy. No te ofendas, Jimin. —Yoongi lo observó. —Pero
Jimmy me odia, pero también me ama, sin embargo también te ama a ti, Jimin,
pero tú no me traes ganas. ¿O sí?
— Y yo te usé también para poner celoso Jimmy. —Yoongi tapó su boca. —Oh
mierda, ¡y él se puso celoso de los dos!
Jimmy se dio una palmada en la frente. Jimin resopló poniendo los ojos en blanco
y Yoongi frotó el tronco de su nariz. Suspiró pesado y observó a los gemelos.
— ¿Jimmy?
Capítulo 12
— ¡Vengas acá putitos! ¿Por qué no nos bailan un poco? Lucían tan calientes allá
en el escenario con su ropa rosada, ¡me ponen tanto! — Y más carcajadas.
— Homosexuales de mierda.
— Dan pena.
Jimin rompía a llorar en los baños mientras Jimmy era acorralado contra los
casilleros siendo golpeado. Él siempre le había gritado a Jimin que corriera
cuando veía a los matones de la universidad acercarse a ellos. Trataba de
detenerlos para que no agarraran a su gemelo mayor y a cambio recibía múltiples
insultos, golpes y actos de humillación que difícilmente tragó.
Jimin le repetía que dejara de cargar por todo entre los dos, que no era bueno que
se guardara todo. Jimmy no lo escuchaba, era necio, terco y prefería ser él
destrozado antes de que a Jimin le tocaran un cabello. Prefería llegar con
moretones a casa que escondía debajo de su esponjosa ropa a ver llorar a Jimin
por un frágil rasguño. Jimin era débil, demasiado débil.
Jimmy tuvo que comenzar a desarrollar dos caras si quería seguir manteniéndose
a flote. La cara linda: su verdadero y dulce persona interior que era con su gemelo.
El cuidadoso, maduro, tímido, risueño, imaginativo y amante del dibujo y música. Y
canto, por supuesto. Ese era Jimmy antes.
Jimmy solo era el 2.0 de Jimin. Una versión maligna de él a la que todos le hacían
muecas y las burlas se volvieron más constantes. Zafó a Jimin de todo y todo el
peso se lo aventaron a él. Era él la patética copia y mal tercio siempre. El que
sobraba y no encajaba porque toda la atención se la llevaba Jimin con la sonrisa
dulce, angelical y risa aguda. La gente se derretía, nadie osaba molestarlo más.
¿Cómo podrían dañar a un angelito?
Y era triste porque Jimin aprendió eso de él. Jimmy era antes el de adorables
sonrisas, mejillas rosadas, risa dulce, actitud de un solecito. Jimin era el serio, el
que se encogía cuando le dirigías la palabra, el asustadizo del mundo, jalado
constantemente por su hermano para que aprendiera a brincar de alegría y ver el
mundo como un caramelo gigante.
Y luego fueron idénticos. Claro. Jimin era mayor entonces clásicamente todos
apuntaban a Jimmy con el "sé original". Así que jugó al niño malo combinando la
protección a su gemelo. Perdió más de lo que ganó. Dolía mucho al principio que
lo señalaran y le dijeran "puta" y ende cantidad de insultos, dolía bastante, pero
después comenzó a crear un escudo de egocentrismo y les dio razones para que
lo llamaran así.
Mamá y papá tenían un increíble favoritismo por Jimin. Todos preferían a Jimin.
Todos querían a Jimin y lo empujaban cruelmente. Era inevitable. Era el cuadrado
tratando de encajar en el círculo, el que por más cosas buenas que hacía jamás
ganaba reconocimiento en algo. Donde todo lo que hacía, Jimin terminaba
quitándoselo de una forma o de otra. Inclusive comenzó a meterse en todo lo que
Jimmy hacía. Para variar, siempre terminaba siendo el mejor sin importar qué.
Aun así pudo perfectamente odiar a Jimin, dejar que los matones le hicieran todo
lo que le hicieron a él, pudo sabotear sus logros, pudo mentir, manipular,
chantajear y jugar a la víctima para robarse la atención de todos. Y no lo hizo. No
lo hizo...
Siempre se mantuvo en silencio, jugando al niño tonto con Jimin. Jugaba a ser el
tontuelo como su gemelo, el "jijiji" "Jajaja" de bobas sonrisas, aparente inocencia,
pura alma y sonrisa de "no mato ni a una mosca". Jugó a eso, se obligó a
compartir eso con su hermano para al menos recibir un poco de atención.
Por dentro hervía en envidia. ¿Cómo no iba a hacerlo? Sentía su sangre helarse y
el llanto acompañarlo todas las noches al ver el enorme grupo de amigos de Jimin,
los halagos que recibía cada día, los aplausos de sus padres, las cartas de amor
diarias, los juguetes, los chocolates, el tener el número "uno" pegado a la frente a
donde quiera que fuera. Jimin tenía el poder de soltar una lágrima y que todos
corrieran a sus pies o a llenarlo de cariño. Un sencillo chasquido y las personas
corren tras Park Jimin. Un sencillo aliento o una sencilla sonrisa y enamoraba a
todos.
Y Jimmy nunca supo qué era tener ese "mejor amigo para siempre". No supo lo
que era estar frente a otra persona que le dijera cuánto lo amaba y movería todo
por estar con él. Nunca supo qué era recibir felicitaciones hasta por caminar, lo
que era estar rodeado de gente que lo amara sin fronteras. Era el plato de
segunda mesa, era "el gemelo de Jimin", ni siquiera "Park Jimmy". Era
simplemente "el otro". El opacado, el imitador barato o el marginado. El que nadie
quería.
Aún recuerda la vez que se rompió el brazo y nadie fue a verlo al hospital. No
recuerda ver los globos, las cartas y las flores o tantas personas allí rodeándolo.
Pero a Jimin le dio una gripa una semana después y la casa se infestó de gente y
regalos.
Necesitaba que alguien comprendiera por qué era así, por qué era tan celoso, por
qué le dolía tanto y lentamente se iba pudriendo por dentro por más que trataba de
arrancar aquella mugre instalada en su noble corazón.
Jimmy no era una mala persona. Tomó decisiones equivocadas creyendo que
eran las correctas, ¿pero no hubiera algunos hecho lo mismo? Él dio todo por su
hermano y terminó teniendo nada, jamás creyó que la vida le devolvería tal
pasado.
Sus lágrimas eran más crudas y más difíciles de calmar con cada día. El dolor era
más punzante y el deseo de desaparecer. Y dolía pero se forzaba a no culpar a
Jimin. Su gemelo no hacía a propósito el quitarle toda la atención y ser mejor que
él. Jimin no hacía porque quisiera el dañar a su gemelo. Eso pensaba. Era lo que
se repetía cada día: "no es su culpa. Jimin es demasiado bueno." Era su
meditación de cada mañana; no culpar a Jimin por su desgracia. Él hacerse
responsable.
Lo único que quería era tener algo. Algo que Jimin no le quitara consciente o
inconscientemente. Quería ser alguien, no el “gemelo”, quería tener un propósito
en este mundo, ser una persona como las demás y no estar condenado a ser la
sombra. Quería vivir, quería ser alguien distinto y no la supuesta copia de alguien.
Porque para variar, él era el pequeño, así que la gente definitivamente al verlos
tan parecidos no dudaban en señalar al menor bajo el pretexto de “sigue al
mayor”, cuando no era así.
Lo odiaba. Lo odiaba pero se repetía que Jimin no tenía la culpa, que no tenía la
culpa de querer ser como él, de arrebatarle cada gota de amor, de robarle toda la
atención y volverlo polvo. Se repetía cuanto lo amaba, cuanto lo quería, apreciaba
y adoraba. Se repetía que era su gemelo y no podía permitirse tener esos
pensamientos tan nocivos.
Y aun así con esos pensamientos, sus demonios interiores no podían evitar brotar
algunas mañanas. ¿Pero quién lo entendería? Ya hasta ese punto le daba igual.
La gente juzgaba sin ponerse en el lugar del otro. Él supo que jamás nadie trataría
de ponerse en sus zapatos, o al menos, muy pocos. Muy pocos llegarían a
comprender realmente lo que era el rechazo del mundo y veces hasta familiar. Y
dolía, pero así era.
Ese era el mundo. Esa era la humanidad; un mundo juzgando por apariencias
superficiales sin permitirse ver más allá.
**
Pero como le dijo alguien una vez, “lo bueno tarda en llegar”.
Solo que no esperaba que se extendiera más. En ese caso, mejor él sería directo
y se los follaría a ambos aunque tuviera que jugar sucio. La verdad no aguantaría
mucho más, así que a darle. Una bombilla se prendió en su cabeza.
Avanzaron y Yoongi soltó a Jimin una vez dentro. Jimin estuvo caminando un poco
en lo que Yoongi pedía quién sabe qué, él estaba más entretenido viendo la
pecera con peces naranjas allí. Rió al ver sus caras, los peces eran bastante
graciosos.
— ¡Oki-doki!
Yoongi asintió y volvió a tomar de la mano a Jimin con su mano libre. Subieron al
camión y pagaron volviéndose a sentar bajo la mirada atenta de varias personas
en el camión. Más específico de una. Un chico de cabello negro y que parecía
tener un pésimo carácter había clavado duramente la mirada en Min Yoongi y el
pequeño de cabello rubio y vestimenta azul bebé muy esponjosa. Ah, y con tenis
rosas con flores.
— Porque lo estoy viendo ahora mismo con un niño que me dan ganas reventarle
la cara a golpes. —Susurró viendo al niño.
— Está en la Diana. Está tomando el camión al sur. ¿Se volvió de barrios ricos?
Yoongi se levantó con Jimin y observó fijo a Taehyung quien tampoco le mantenía
buena mirada. El camión se detuvo y Yoongi bajó con Jimin sin voltear atrás pero
tenía una terrible sensación de pánico. No era bueno. Mierda, ojalá no fuera a
abrir la boca con Ruth o los otros.
Subieron al segundo camión que era sin duda más caro y fueron hasta el sur.
Yoongi no dejaba de pensar en Taehyung pero decidió confiar en que no pasaría
nada y se obligó a calmarse. Tomó aire y ambos bajaron acercándose a la casa.
Ya era poco más de las siete.
Abrieron la puerta y Jimin entró corriendo a la casa con Yoongi pisándole los
talones. Observaron a Jimmy con un cuaderno en la sala que al verlos, cerró de
un golpe completamente pálido.
Jimmy se abstuvo a hacer comentario y rodó los ojos de mala gana. Yoongi se
acercó a él mientras Jimin comenzaba a brincar buscando a su peluche, el señor
elefante.
— Comí la pizza que sobró. —Jimmy lo observó mal. — ¿Y qué te importa? Como
si te preocuparas por mí.
Jimmy le dio un suave empujón para que se alejara. Se levantó del sofá y avanzó
a las escaletas pero sintió que su brazo fue tomado. Se detuvo y observó a través
de su hombro la mano de Yoongi tomándolo con fuerza.
— Lo hago. —Contestó el otro. — Prepararé lo que quieras de cenar como
recompensa.
Jimin subió corriendo las escaleras mientras Jimmy le daba una última mirada a
Yoongi. Sus ojos conectaron fuerte y el de cabello rosa solo suspiró antes de subir
las escaleras también corriendo. Yoongi esperó a que las pisadas ya no se
escucharan y sonrió antes de acercarse a la cocina.
Comenzó a preparar la cena con su plan maestro bajo su manga. Los gemelos
mientras tanto estaban arriba quitándose la ropa sin dirigirse la mirada. Jimin
sentía el rechazo de Jimmy con su silencio, se sentía mal.
— Perdón Jimmy. —Murmuró Jimin una vez que se encontró desnudo. Jimmy
volteó a verlo. —No quería dejarte pero yo-yo realmente quería estar con Yoonie
y…
Jimmy apretó sus ojitos y lentamente lo empujó un poco. Jimin lo observó entre
sorprendido, triste y confundido. Jimmy negó con la cabeza.
— ¡Jimin basta! — Jimmy lo observó con lágrimas en los ojos. — ¡Por más regalos
que me des no vas a reparar todo lo que hiciste!
— No estoy enojado s-solo… — No encontró las palabras así que negó con su
cabeza. — No lo sé Jimin, solo necesito tiempo.
Jimin lo observó y después la tina que ya estaba casi llena. Cerró la llave y Jimmy
se acercó para meterse pero Jimin volvió a tomarlo. Jimmy lo observó aún con
lágrimas en sus ojos.
El agua poco a poco se iba enfriando pero seguían sentados dándose pequeños
besos por toda la cara y riendo agudo. Jimmy puchereaba cada que Jimin besaba
su nariz y luego le mordía sus cachetes haciéndolo reír. Jimmy mordía su oreja y
luego sus manitas como un lobito.
Al final de todo, así era entre hermanos. Pelear y amarse. Era el ciclo inevitable.
Bajaron en pequeños brincos hasta llegar al comedor. Yoongi volteó a verlos y rió
inevitablemente al ver sus lindas pijamas. Nada sexys en lo personal pero dios,
lucían demasiado violables.
Yoongi llegó con la pasta que no estaba seguro si había salido bien o mal,
esperaba que bien. Sacó los platos y comenzaron a servirse.
— Iré por vasos para que tomen agua. — Yoongi se levantó. — Esperen.
— ¡Oki-doki!
Yoongi entró a la cocina y observó una última vez a través de su hombro. Agarró
la bolsa blanca y sacó de allí un pequeño sobre. Agarró dos vasos infantiles y los
llenó de agua, abriendo el sobre después y colocando dentro el pequeño polvo
blanco que mezcló con el agua.
— Hace calor. — Jimin frotó su cuello sudado y vio las ventanas cerradas. — ¿Por
qué no abres las ventanas, Jimmy?
Jimin soltó una aguda carcajada junto con Jimmy. El menor abrió la ventana
sintiendo la ráfaga de aire fresco. Regresó a su lugar y se sentó sintiendo aún el
calor.
— Hace frío, cierren la ventana mejor. — Yoongi se levantó y la cerró con una
sonrisa escuchando los pequeños lamentos detrás de él. — Oh, ¿pero qué les
pasa, mocosos?
— Pero miren nada más. — Yoongi sonrió y se acercó a ambos viéndolos frotarse
a través de su ropa entre jadeos. — Par de traviesos.
Capítulo 13
Usar viagra definitivamente quizás no había sido una idea espectacular, pero era
cierto que los haría disfrutar más. Además, solo era un pequeño empujón para que
se dieran las cosas. Yoongi si era un feo tramposo.
— ¿Qué los ayude a qué? — Preguntó Yoongi lamiendo su labio inferior con una
sonrisa.
Jimmy mordió sus labios con fuerza y tembló tornándose completamente rojo.
Yoongi esbozó una tétrica sonrisa y les hizo seña de que se levantaran. Los
gemelos obedecieron rojos de pena mientras Yoongi movía un poco la mesa para
abrir espacio en la sala.
— Siéntense. — Ordenó.
Los dos pequeños se sentaron todavía sintiéndose arder por dentro. Yoongi los
examinó fijamente encontrándolos demasiado pornográficos. Dios mío, se los
quería comer, no podía decirse por uno. Eran magníficos.
— ¿Tienes cosquillas? — Les preguntó acercándose. — ¿Por qué no se tocan,
pequeños?
Jimin se tornó más rojo y Jimmy chilló apenado. Ambos gemelos se vieron y
pasaron saliva sintiendo más calor. Jimmy fue el primero en comenzar a zafar los
botones del enorme pijama que tenía puesta dejando a la vista su piel lechosa y
sudorosa.
Jimmy le mantuvo la vista y observó a Jimin que seguía encogido viendo su duro
miembro rojizo. El menor observó hambriento al pequeño Jimin y sus ojos
empapados de la más pura inocencia, gimió un poco y se inclinó hacia él tirándolo
al suelo y comenzando a besar su cuello. Jimin gimió bajito
Jimmy volteó hacia donde estaba Yoongi pero se sorprendió bastante al ver que
no estaba. Recorrió la habitación rápidamente pero no había rastros de él. Alzó
una ceja pero regresó la vista a su gemelo que tenía sus labios abiertos y su
lengua fuera. Jimmy rió y la lamió con la suya jadeando ambos agudo.
Jimin enredó sus piernas en las caderas de su hermano y comenzó a besarlo lento
trazando sus labios. Ambos soltaron un chillido agudo cuando sus sensibles
miembros se frotaron un poco. Jimmy se separó de los labios de Jimin y
enloqueció de placer comenzando a frotarse más rápido mientras Jimin abría
mucho su boca y comenzaba a escurrir saliva.
Sencillamente precioso.
— ¡O-oh! ¡N-ngh~! ¡Sé si-siente taaan rico ~! —Gimió Jimmy frotándose más
contra su hermano. — ¡Oh! Oh~
No lo era.
Jimmy estaba embistiendo con sus pequeños dedos a Jimin, que estaba frente a
él gimiendo en descontrol y lagrimeando. Movía sus caderas en desespero
haciéndose hacia adelante y hacia atrás mientras hilos de saliva escurrían de sus
rechonchos labios.
— Jimmy es un niño malo. — Dijo entre hipos el de cabello rosa con pequeñas
lágrimas. — Jimmy n-no aguantaba más.
— Umh, no~, no~ —Gimió frotándose contra el suelo. — Jimin quiere tus deditos.
Jimmy le dio una lamida a su entrada y Jimin volvió a gritar empujando más su
cadera hacia atrás. Jimmy comenzó a succionar un poco más sintiendo el frío
lubricante en su rosada entrada palpitante. Metió la lengua en el interior de su
gemelo y ahogó allí el gemido al sentir la punta del juguete irse abriendo paso en
su cavidad anal.
Se arrastró como pudo a la altura de su hermano y sacó su lengua para darle una
gran lamida a la polla del mayor. Yoongi gruñó y observó a Jimin imitar a su
gemelo. Ambos se inclinaron al mismo tiempo y comenzaron a darle lamidas
chocando sus lenguas mientras lo masturbaban también suavemente. Jimin
comenzó a succionar los costados bajando suavemente mientras Jimmy
succionaba como chupón el glande del mayor.
— ¿Estás listo para que te folle, Jiminnie? —Susurró Jimmy sobre su oreja.
— Será delicioso.
Jimin sonrió más grande y asintió efusivamente. Jimmy mordió sus labios y
observó a Yoongi quien se masturbaba suavemente y apuntaba con su barbilla a
su costado. Jimmy dirigió la vista viendo el bote de lubricante, lo agarró y dejó caer
una buena porción en su mano que frotó con su duro miembro hasta empaparlo.
Volvió a inclinarse hacia Jimin y abrió los cachetes para dejar nuevamente su linda
entrada a la vista.
— ¡Oh! —Gritó Jimin cuando su gemelo entró por completo en él. — Ngh~…
Yoongi volvió azotarlo antes de salir casi de él y dejarse entrar de una. Así lo hizo
constantemente, saliendo para entrar después bruscamente dando duras
estocadas que hacían a Jimmy babear y perder fuerzas mientras se dejaba tomar
escurriendo líquido y abriendo más su empapada entrada.
Yoongi salió de Jimmy con un gruñido y Jimmy también salió de Jimin. El pequeño
rubio se mantuvo acostado en cuatro mientras ahora Yoongi lo tomaba y abría
más dispuesto a enterrarse en él. Jimmy se masturbaba con los labios mordidos
viendo como el mayor entraba de una sola en Jimin y comenzaba a embestirlo con
fuerza.
— ¡Oh, e-es tan grande! —Gimió Jimin con ojos cerrados. — ¡Oh, umgh~… d-
duele!
— ¡Sí, sí! ¡Duro! —Gritó Jimmy sintiéndolo rosar su punto dulce. —J-joder, sí ~
— ¡S-se siente tan bien! —Gimió Jimin sintiendo todas las vibraciones en su
próstata y el líquido de su miembro comenzar a escurrir. — ¡Oh ~ mi volcán hizo
pumpum!
Yoongi no lo pudo creer, pero aun así Jimin parecía fascinado con el juguetito
vibrador. Se metía hasta la base y allí lo dejaba unos segundos cambiando su
carita a una de desesperado sexual y temblaba sus piernitas antes de volverlo a
sacar empapado de su líquido. Y nuevamente el movimiento.
Jimmy por su lado seguía apretado por la tibia entrada de Jimmy. Casi quería
llorar por aquello, pero la forma en que lo tomaba era sencillamente exquisita que
no quería zafarse. Empujó más adentro casi abriendo a la fuerza al pequeño que,
en lugar de gritar por el ardor, gritaba más de placer asintiendo más y babeando
hasta empaparse.
— So-solo soy una puta sucia con-contigo. —Lloriqueó Jimmy restregándose más
para que entrara más profundo. El mayor gruñó y lo tomó más fuerte comenzando
a embestir mientras Jimmy volvía a asentir desesperado.
Jimin todavía con el juguetito vibrador comenzó a masturbarse viendo la escena
erótica de su gemelo casi siendo partido por el agresivo rubio que entraba y salía
de él muy duro y muy fuerte. Se preguntó si no dolía, pero al ver a Jimmy
expulsando el líquido rico blanco supo que no.
Yoongi dio las embestidas hasta salir de él y arrastrar para entrar ahora en Jimin
extrayendo el vibrador que se lo enterró al pobre Jimmy. El pequeño que se había
tranquilizado y casi reincorporado, al sentir el dildo enterrarse en él otra vez, fue a
dar nuevamente al suelo con su rosada lengua adorable fuera y asintiendo
embobado.
— Oh, el mío también, mocoso. — Rió Yoongi dejándose liberar dentro de él.
Ambos rubios gimieron al mismo tiempo, Yoongi liberándose por primera vez y
Jimin por segunda. El pequeño dio espasmos y se rindió quedándose inmóvil y la
respiración muy pesada, sus lindas piernas temblando. Yoongi salió de él y
observó al pequeño contraer un poco su entrada antes de liberar el semen que se
deslizó por su perineo y cayó al suelo.
Volteó a Jimmy que estaba tendido en el suelo con el juguete hasta el fondo y su
miembro empapado de charcos de semen. Temblaba y lloraba mientras sus
piernas se encontraban muy rojizas y su abdomen muy contraído. Yoongi frotó un
poco su hermoso culo y extrajo el vibrador viéndolo empapado. Dirigió la vista
nuevamente al de cabello rosa y a su entrada abierta y aún goteante.
— Sucio insaciable. — Gruñó Yoongi con un pequeño ardor debido a que ya había
llegado.
Aun así se movió mientras Jimin deslizaba su manita debajo del abdomen de
Jimmy y lo ayudaba a masturbarse con una sonrisa sucia. El de cabello rosa se
hizo agua en segundos y tembló, contrayéndose un poco hasta sentirse liberarse
por completo con un gritito.
— ¡Oh! —Jimin ahogó un pequeño grito. — ¡El señor esponjoso y el señor elefante
nos vieron!
Jimmy rió suave al ver a los peluches en la sala mientras Yoongi se mantenía
profundamente dormido en el sofá contrario al de ellos. Los gemelos estaban
abrazados en el sofá cama viéndose fijamente con pequeñas risas traviesas.
Se dieron un casto beso donde sonrieron pero Jimin esfumó su sonrisa después
de unos segundos de forma lenta. Bajó la mirada soltando un suspiro tristón.
Jimmy sobó su pequeña mejilla y cabello.
— Así será. Lo haremos tú y yo juntos, como niños con poderes. —Jimmy besó su
frente. —Yoongi-Yoonie no se irá. Es un niñero bobo, pero es nuestro bobo y se
quedará a cuidarnos por siempre.
Y Yoongi quien tenía los ojos abiertos desde hace un buen rato, soltó un pequeño
suspiro y también los cerró.
♡
Temprano ya estaba todo recogido. Yoongi hizo sus maletas, se bañó y todo el
desastre lo limpió antes de que los gemelos despertaran. Sus padres llegaban en
una hora o menos y ellos apenas iban abriendo sus ojitos, despertando poco a
poco de su sueño profundo donde durmieron como bebés. Observaron a Yoongi
preparando el desayuno.
Yoongi rodó un poco sus ojos y siguió preparando la masa de panqueques. Los
gemelos lo observaron fijamente extrañados por su aura tan distante.
— ¡Oki-doki!
Aunque se haya acostado con ellos no significaba que ahora le importaban más o
los quería. Le daba igual. Así era con todos, pasaba buenas folladas y hasta ahí
llegaba. No pensaba que aquí fuera distinto, podía pasarla bien y ya está.
Los gemelos llegaron poco después con grandes sonrisas.
Los gemelos asintieron y devoraron todo en un dos por tres. Yoongi lavó los platos
y ordenó lo que quedaba mientras los otros dos se iban a vestir, lavarse los
dientes y ponerse loción para oler rico. A frutas cítricas como les gustaba.
La puerta sonó y Yoongi se secó con el trapo antes de ir a abrir. La señora Park
apareció con el señor Park y enormes maletas.
— Gracias, hijo. — El señor Park entró con las maletas que depositó en la
entrada. — ¿Y nuestros bebés?
— ¡Super mega cool! — Gritó también Jimmy y volteó a ver a Yoongi con un brillo
especial en sus ojos. — Yoongi es el mejor niñero del mundo mundial…
— ¡El mejor de todo el universo! — Apoyó Jimin. — ¡Lo queremos con nosotros
para siempre!
— Ojalá se pudiera corazones, pero yo aún tengo otros bebés a quiénes dar a luz.
— Su madre rió. — Quizás si un día se ofrece la oportunidad pueda venir, ¿estás
de acuerdo con eso, Yoongi?
— Eh, claro. — El mayor sonrió con un poco. — Fue agradable, sus niños son
muy lindos.
Se apretaron con más fuerza quedándose así un par de segundos. Sus padres lo
observaron con ternura antes de que el rubio se separara con lágrimas en sus ojos
y le sonriera en grande a Yoongi antes de alejarse limpiándose las mejillas.
Jimmy observó a Yoongi y el mayor alzó una ceja divertido. El de cabello rosa
apretó sus labios y se acercó lentamente. Yoongi se preparó para el abrazo pero
Jimmy solamente extendió su brazo.
— Fue todo un placer conocer, Min Yoongi. — Contestó Jimmy sin dejar de verlo.
— Gracias por cuidarnos.
Jimmy sonrió con pequeñas lágrimas y finalmente corrió a darle un fuerte abrazo.
Yoongi lo apretó contra sí soltando un suspiro.
Esbozó una sonrisa ligeramente triste y grabó bien en su memoria a esos dos
preciosos chicos para no olvidarlos jamás.
Capítulo 14 [ARCO 2]
— ¡Oh, s-sé más suave! —Gruñía el chico debajo de él aferrándose a las sábanas.
— ¡Y-Yoongi!
El rubio hizo caso omiso y siguió embistiendo fuerte sin dejar de fumar, llevando el
cigarro a sus labios durante las embestidas y exhalando sereno sin dejar sus
movimientos. Dejó después el objeto en su boca para agarrar de las caderas del
muchacho y soltando un gruñido lo pegó con más fuerza dando los últimos golpes
de pelvis antes de correrse.
— Ya me voy. —El otro chico ya estaba vestido pero Yoongi asintió sin despegar
la mirada del teléfono. — Nos vemos.
El contrario le mantuvo la vista unos segundos antes de formar una fina línea con
sus labios al apretarlos. Recorrió rápidamente la desgastada habitación, pero se
abstuvo a decir al respecto y sencillamente finalizó de acomodar la ropa antes de
salir del cuarto cerrando bien detrás de él. Se aferró a su mochila en la pared y
evitó ver al hombre robusto, calvo y con tatuajes de serpientes en el antebrazo
para acercarse corriendo a la puerta principal.
Salió sin decir nada al respecto y Yoongi salió de su habitación segundos después
apoyándose en el marco de la puerta. Observó a su padre con una mirada
cansada quien veía el techo. Unas gotas de agua iban a dar a una cubeta de
metal en el centro de la cocina debido a las goteras. Yoongi también suspiró.
— Desgraciadamente. —El hombre negó con la cabeza. —Ahora las motos no van
muy bien, no puedo pagar una reparación ahora mismo.
— Vamos Yoongi. —El hombre le dio una sonrisa lastimera. —Sabes que no
tenemos casi de dinero. Aún tengo que pagar la hipoteca y la deuda con el banco.
Vendí el cacharro que teníamos de camioneta y apenas nos alcanzó, no
tendremos para mucho más.
— Claro que no es buena idea, menos con la policía de mierda pisándonos los
putos talones. —Hizo una mueca. —Pero la paga es buena, sobreviviremos con
eso y las motos. Tú deberías ponerte a hacer algo para sobrevivir, yo ya no me
haré cargo.
— Déjalo. —Su padre negó con la cabeza. —Consigue algo con qué sobrevivir y
yo entraré a las peleas. Juntos trataremos de mantenernos aún a flote al menos
hasta que termines la universidad.
Tomó el camión desgastado que lo llevaba a la parte norte y se bajó poco antes
de llegar la colonia del diablo, como la apodaban. Observó allí a los grupos de
chicos que estaban drogándose y las mujeres con vestidos rozando sus culos
excesivamente maquilladas mientras fumaban y le dedicaban miradas. Unos
estaban peleándose con navajas y el olor a orinas y basura llenaba el ambiente.
Llegó a los almacenes y tocó allí tres veces ajustándose la sudadera y dando una
mala mirada también a cualquiera que se le acercaba o le mantenía la mirada. El
chirrido de metal le hizo voltear y sonrió viendo al chico de tez morena y ojos casi
rojizos sonriéndole tontamente.
— Es de la vieja, pero aún está bien. Se acepta. —Ruth se abrió. —Pasa, aún hay
espacio. Si caben cuatro, caben cinco.
Yoongi entró al almacén viendo los cojines desgatados y el grupo de chicos que
desconocía fumando y tomando mientras contaban una que otra anécdota que los
hacía reír horrores. Yoongi nunca había estado con ese grupo pero aun así se
acopló a ellos.
— Él es Yoongi, mi hermano. —Ruth lo rodeó con una sonrisa. —Díganle hola que
me tuvo abandonado un tiempo.
Levantaron la bolsita de plástico con una sonrisa. Yoongi se sentó entre la chica
demasiado drogada y Ruth. Agarró la bolsita y la abrió comenzando a conversar
de lo mierda que habían sido esas últimas semanas mientras fumaba con los
demás.
— Realmente es una mierda. —Yoongi rió. —Para joder más, hay goteras en mi
casa que ya ni las viejas de mi curso están así de entre las piernas después de
verme.
Los demás rieron inevitablemente pese al comentario de mal gusto, pero, ¿cómo
podía juzgarse? La educación y los modales no formaban parte del dialecto ni
cotidianidad de Min Yoongi. Abría la boca soltando imprudencias y comentarios
ofensivos muchas veces que le traían problemas pero ya se había acostumbrado
a este punto.
No los volvería a ver. Ni a ellos ni sus estúpidas sonrisas o voces que le causaban
dolores de cabeza cuando se mezclaban en risas, griteríos o berrinches. La
verdad no había mucho que fuera de extrañar de ellos pero admitía que fue bueno
mientras duró. Pudo ser peor pero quedó gratamente satisfecho. Todo normal,
todo tranquilo. Nada más.
— Y ya comienzan las clases pronto, qué jodida mierda. —Ruth tomó ahora la
palabra. — Nos queda lo último de diversión.
Yoongi solamente esbozó una sonrisa y siguió encerrado de burbuja para escapar
aunque sea unos minutos de su asquerosa realidad, como él la sentía.
|♡|
Comenzó a hacer diversos sonidos mientras daba vueltas en el tapete del cuarto
entre risotadas y controlaba al dinosaurio rojo y el tractor. Los hizo chocar entre sí
haciendo el sonido de una explosión y los tiró a ambos. Quedó boca arriba en
silencio viendo la lámpara de estrellas encima de él poco antes de claro, sentir a
Jimmy abalanzarse sobre él sacándole todo el aire.
Era difícil ser el favorito a veces. Una cargaba a sus espaldas era acumulada al
punto de que no podía permitirse fallas y si bien a veces quería gritar, hacer
berrinches y sencillamente explotar, no es que pudiera hacerlo. A él le encantaría
salir a correr, pelear a veces con la gente que lo lastimaba o hacer relajo en clase.
Quería tener una libertad donde no dependiera del cuidado de sus padres y toda
la gente que lo trataba como un bebé.
Y sí, bien. Quizás le gustaba actuar como bebé pero también le gustaría tener más
dependencia y libertad para tomar sus propias decisiones. Siempre se había
empeñado a seguir a Jimmy en todo pero desde hace unas semanas ya quería
hacer algo propio y salir de su zona de confort. Quería tener a alguien que lo
tomara en serio y sencillamente el tierno chico. Le cansaba muchas veces tener
escrito “Mrs. Perfect” en la frente y ser objetivo de malas miradas y comentarios de
mal gusto. Apreciaba todo el amor que le daban, apreciaba que se preocuparan y
se desvivieran a sus pies peor él no quería ser perfecto.
A veces le gustaría ser más humano y cometer errores. No sabía si podría con ello
ya que se tomaba las cosas muy a pecho y era híper sensible en esos aspectos.
Pero ver a su lado a Jimmy evolucionando, conociéndose y explorando lo que era
realmente la vida, comenzó a dudar si realmente quería mantenerse en su burbuja
de perfección toda la vida.
Algún día ésta reventaría y la cruda realidad se le pondría enfrente. Y sí, se haría
trizas con ello.
Ah, el lindo Jimin era quizás mucho más complejo de comprender ya que muchos
envidiarían ser él. Muchas veces nos cuesta imaginar lo negativo de algo que
deseamos y desafortunadamente sucede mucho. Poniendo el estereotipo de algo
perfecto muchas veces queremos decir, “¿y de qué te quejas?”.
Podemos incluso considerarlo egoísta y de muy mal gusto que se quejen cuando
nosotros lo vemos perfectos. Podemos hasta ofendernos o insultarlos o tacharlos
en el peor de los casos de superficiales, egocéntricos, idiotas o necesitados de
atención solo para que les recuerden cuan perfectos es y no se lamente.
He ahí el dilema, he ahí la frustración diaria de a veces querer gritar las cosas
cuando sabes que conseguirás solo malos comentarios y miradas de desprecio. Él
no podía sentarse a conversar tranquilamente de una tontería que cometió sin que
nadie saque comentarios como: “ay, por favor. Tú al menos siempre sacas buenas
notas, ni te quejes” o “eres el consentido, no jodas”.
Park Jimin no podía quejarse cuanto odiaba sus cachetes redondos o sus
pequeñas manos porque él ya era perfecto y precioso y tenía prohibido juzgar su
apariencia física. Jimin no podía quejarse de le gustaría tener abdominales y
buenos músculos porque él ya era perfecto así y solo sería hacerse más perfecto
y por ende, menos podría quejarse y le dirían el “ególatra”.
Jimin no podía ponerse en grupos y saber lo que era convertir una noche de
proyecto en una noche de carcajadas y recibir cero al día siguiente pero sabiendo
que habría valido mucho la pena. No sabía lo que era irse a una fiesta y ser
halagado y entrar en el ambiente sin antes quedarse a estudiar y faltar. O peor
aún: “¿qué hace el nerd acá?” “Oh, ya llegó el señor perfecto” “Jimin estos no son
tus ambientes, ¿por qué no vas a la biblioteca?”
Oh, jodida suerte tenía Jimmy por pasar desapercibido y gozar de toda la libertad
y el dulce sabor de ser un adolescente normal sin presiones a su espalda. Cómo
envidiaba que él fuera la sombra o el que no hacían caso. Cómo envidaba que él
fuera el imperfecto que podía quejarse de sus cachetes sin recibir comentarios
que lo contradijeran o encuadraran en su “eres perfecto, cállate que quedas mal
con la sociedad”.
Se sentía una mísera marioneta, como una estatua que todos veían con
admiración y buscaban ser como él. Estaba esclavizado a estar bajo los
reflectores, calladito y en pose sin atreverse a hablar, cambiar o intentar “bajar”.
Estaba estrictamente prohibido.
Jimin era el perfecto. Jimin tenía que ser perfecto para la sociedad.
Jimin estaba esclavizado a la perfección sin poder cambiar sin causar un revuelo,
sin traicionar la imagen perfecta que tiene todos de él y convertirse en la burla.
Claro, qué risa. “El que estaba en lo alto ahora en lo bajo. Dime, ¿qué se siente
bajarte de tu nube y venir al mundo real, eh, señorito perfecto?”
Capítulo 15
Jimin observó sorprendido a su gemelo quien sonrió. Jimin esbozó una sonrisa
lasciva que Jimmy le devolvió y fue en un momento cuando el rubio tumbó con
fuerza al de cabello rosa en la cama. Jimmy sonrió perverso viendo a Jimin sobre
él. El gemelo mayor llevó sus manitas a su camisa de unicornios y la sacó de su
cuerpo quedando con el torso desnudo sobre Jimmy.
— Ah~ — Suspiró Jimmy complacido sintiendo los besos de su hermanito por todo
su cuello. — ¿Te gusta besar mi cuellito?
Jimmy se arqueó un poco cuando Jimin mordió su cuello. Comenzó a mover lento
su pelvis de arriba abajo mientras Jimin se separaba de él con ojos brillantes de
deseo. El rubio se relamió los labios y Jimmy lentamente dirigió sus manitas al
pantalón de pijama de su gemelo. Le sonrió travieso.
— Oh, travieso. — Jimmy comenzó a frotar a través de la tela del pantalón y Jimin
al instante apretó sus piernas y lanzó su cabeza hacia atrás en un gemido. — Eso
es bebé, gime y deshazte en mis brazos. Te follaré duro esta noche.
Jimmy siguió frotando a través de la tela con una sonrisa más sucia que la
anterior. Finalmente deslizó el borde del pantalón un poco hacia abajo y la
erección de su gemelo mayor rebotó hacia arriba mostrándose rojiza y dura.
Jimmy exhaló y la tomó con su mano para envolverla lo más que pudo y comenzó
a frotar de arriba hacia abajo.
— ¡Oh, d-dios, no t-te detengas ~! —Gimió Jimmy con lágrimas tomando las
caderas de su hermanito para que no dejara de menearse sobre él.
— ¡Ah! Amgh —Jimin exhaló sonoro sin dejar de dar pequeños brincos mientras
su hermanito seguía masturbándolo y frotando su rojito glande. — Ngh…~
¡Ngh…!
Oh, la pasaban jodidamente bien desde que Yoongi-Yoonie les había enseñado.
Había pasado un mes y casi cada noche descubrían un juego nuevo, una nueva
posición, nuevas zonas erógenas en su cuerpo y dedicaban sus veladas a ver
pornografía en lugar de my Little pony e imitar a los actores. Las folladas que se
daban eras escasas, solo había sido una vez pero esta vez se encontraban lo
suficientemente cachondos para hacerlo otra vez pese a que les asustaba un
poco.
Jimin contrajo sus piernas y por ende apretó más el miembro de su hermano.
Jimmy ahogó otro gritito y sentía su cuerpo temblar y sus pezones demasiados
duros. Jimin quien jadeaba desesperado llevó sus manos a los duros pezones de
Jimmy que comenzó a estimular mientras el otro no dejaba embestirlo.
Sus jadeos salieron por igual y se callaron cayendo en sus bocas con desespero y
pasión. Jimmy le dio una dura azotada a Jimin quien se arqueó y mordió su tibia
lengua. Jimmy gimió en su boquita y embistió más duro al sentirse a punto de
venirse.
Por instinto enredó sus manitas en las hebras rosadas de su gemelo y sobó.
Ambos tenían la misma respiración agitada y los mismos latidos descontrolados.
Jimmy se movió un poco para salir de Jimin y volteó a verlo con una hermosa
sonrisa. Jimin lucía embobado y sencillamente asintió sin saber por qué. Quizás
para felicitar a su gemelo por darle tremendo orgasmo y la exquisita sensación de
sentir una polla en su cual golpeando contra su próstata y sus paredes anales.
Ambos soltaron una risa y se acercaron para besarse otra vez. Esbozaron una
sonrisa y se acariciaron con suma suavidad, solamente disfrutando el momento
para besarse con ternura y sentimiento como bien les gustaba. Jimin sobó la
mejilla de Jimmy con delicadeza mientras el otro frotaba su cuero cabelludo.
Ambos tenían sus ojitos cerrados y lentamente sus fuerzas se fueron evaporando
y sus cuerpos se sintieron más pesados.
— Claro que puedes quedarte, bobo tú. —Jimin también le sacó la lengua. — ¡Oh,
pero Jimmy! ¿Dormiremos así?
— ¿Desnudos? —Jimmy observó sus cuerpos sin ropa. — Sipi-dipie.
El gemelo menor se dio la vuelta para apagar la lámpara y abrió un poco sus
bracitos. Jimin se acomodó en ellos sintiendo al menor abrazarlo con fuerza
después de depositar un beso en su cabeza. Jimin sonrió y depositó un último
besito en los labios de su gemelo antes de finalmente acomodarse y suspirar.
La puerta fue tocada al día siguiente. Ambos gemelos dieron un respingo al mismo
tiempo y la observaron con terror. Por suerte que el pestillo estaba puesto y
respiraron más tranquilos.
— ¡Perdón mami! —Gritó Jimin y Jimmy lo apretó con más fuerza besando su
sien.
— Sí, mami. Ahorita lo despierto. —Volvió a decir Jimin y Jimmy rio bajito.
Escucharon las pisadas de su mami desaparecer unos segundos después. Jimin
suspiró aliviado y volvió la vista al peli rosa quien sobaba su pecho desnudo con
su índice mandando un lindo cosquilleo. Jimmy levantó la vista y le sonrió
débilmente.
— ¿En qué? —Preguntó Jimin animado. — ¿En qué se sentiría volar o ser un
gatito?
— Entonces soy demasiado bonito. — Jimmy alzó sus cejitas y Jimin rió.
— Me alegro mucho, bebés. —Su madre finalmente tomó asiento y cogió la jarra
de jugo de naranja. — Estaba pensando que hoy podríamos hacer una salida
familiar, ¿qué opinas, amor?
— ¡Oh, cielos! ¡Lo olvidé! —Su madre se dio una pequeña palmada. —Bueno, no
pasa nada.
— Oh, lo siento corazón. Para la próxima. —Contestó su padre sin verlo. — ¿Me
pasas el jugo por favor?
— Pues así será. —Su padre asintió. —Yo me llevo a Jimin y tú a Jimmy.
Jimin se mantuvo aferrado muy a su padre contándole del sueño que tuvo donde
él era un caballero que se adentraba a un castillo para robar un cofre lleno de
dulces. Su padre rió comprendiendo lo que su hijo quería decir y le compró una
caja de chocolates que Jimin comió gustoso.
— ¡Me gusta mucho estar con papi! —Habló el rubio sonriente. — ¡Papi es genial!
— Gracias, campeón. —Su padre sonrió. — Quizás cuando crezcas puedas ser
un gran empresario como papi.
— Estás a punto, campeón. —Su padre sobó su mejilla. — Este es su último año y
después irán a la universidad.
— Esa es toda la actitud, campeón. —Su padre sonrió complacido. —Oh, si tan
solo tu gemelo fuera como tú nos ahorraríamos tantas peleas con él por su futuro.
— Te creo. —Su padre asintió suavemente. — ¿Listo para ver cómo trabaja papi?
— ¡Sipi-dipie! — Jimin optó la misma posición recta de su papi. — ¡Jimin listo para
ser como papi!
El hombre rió provocando pequeñas arrugas pequeñas en sus ojos. Ah, su lindo
Jiminnie siempre tan obediente…
Unos pasos de gigante más allá, Jimmy se encontraba cruzando la gran avenida
agarrado de su mami. Sus ojos brillaron al ver la biblioteca y corrió emocionado
junto con su madre quien trotó un poco debido a su panza de mujer embarazada.
Yoongi.
Sus mejillas tomaron un suave color que disimuló con una mirada seria, incapaz
de retirar sus ojos brillantes de aquella figura imponente. El rubio que se mantenía
atento a las imágenes sintió una fuerte mirada sobre él, así que volteó. Abrió sus
ojos sorprendido viendo a Jimmy espiándolo desde la esquina. Cuando sus
miradas cruzaron, el menor amplió sus ojos denotando terror y salió corriendo con
un enorme rubor que estaba a punto de hacerlo estallar.
Yoongi pestañeó creyendo haber visto mal y dirigió la vista a Hyuna que estaba no
muy lejos. La chica lo observó con una ceja alzada y señaló el reloj con su índice
repetidas veces.
Jimmy seguía espiando detrás de los estantes y no negaría que ver a la chica tan
cerca de Yoongi y ver la forma en que se tomaban, le había formado un nudo en
su estómago. Pasó saliva y se colocó contra la pared en completo silencio
sintiendo su corazón doler. Así que sí. No se había equivocado.
— ¡Papi, papi! — Llamó Jimin tironeando de él con una sonrisa y señalando unas
vitrinas de la calle. — ¡Mira!
— Lo prometo.
— Por la garrita. —Repitió su padre divertido y Jimin esbozó una enorme sonrisa.
Con Yoongi se sentía quizás un poco menos “falso”. Podía ser Park Jimin y no
Park Jimin el chico perfecto y súper inteligente por estudiar hasta las tres de la
mañana. No. Con Yoongi se sentía como un adolescente un poco más liberado.
— Es que… — Jimin apretó sus labios. — No me dan muchas ganas de ir, papi.
— Es un poco aburrido. A Jimmy si le gusta mucho ver a las señoras cantar pero
yo prefiero ver una carrera de coches o ir al estadio para gritar GOOOOL con papi.
— Exclamó Jimin haciendo reír a su padre. — Mami tal vez sienta feo si le digo
que no quiero ir pero… era eso. — Suspiró.
— ¡Oh! — Jimin hizo otro puchero y después jugueteó con sus manitas. — Pero…
podemos decirle a Yoongi-Yoonie que me cuide, ¿no?
Su padre volteó a verlo y Jimin al instante hizo la mismísima cara del gato con
botas para arma su puchero. Su padre se sintió derretir con esos enormes ojos
que le dio y aquel puchero terriblemente adorable con todo y ojos cristalinos y
chapitas rosadas. Suspiró y asintió.
Jimin sintió sus mejillas tomar color y con una sonrisa difícil de borrar siguió
acompañando a su padre a todas las cosas que tenía qué hacer. ¡Extrañaba
muchísimo a Yoongi! ¡Ya quería volverlo a ver aunque sea un solo día! Comenzó a
rogar que su mami aceptara.
— ¿Qué pasa, amor? — Preguntó su madre viendo a su esposo con una sonrisa
cuando éste frotó su espalda suavemente.
— Dile. — Susurró Jimin dándole un codazo a su papi y su madre alzó una ceja
confundida.
— Pues si tan genial es, entonces cásate con él. — Jimmy le dedicó una sonrisa
sarcástica.
— Agh, déjalo. —Jimmy rodó los ojos. — La ópera es genial. Mucho más genial
que ese tonto rubio lleno de bolitas de metal.
— ¡No vuelvas a ver mis cosas! —Espetó Jimmy agitado. — ¡E-eso es personal!
— ¡No quiero que veas m-mi diario! ¡Es privado! ¡Yo no leo el tuyo!
— Oki-doki, ¡suerte!
Venía a jugar pero no podía evitar restregarse un poco contra las cosas de Jimmy
para sentir un poco de confort y protección. Con su gemelo se sentía siempre a
salvo y querido, nada y nadie iba a cambiar eso. Él quería casarse con Jimmy y
vivir en las montañas con muchos perritos y gatitos, viendo my Little pony y
comiendo muchas golosinas. Así veía su futuro: con Jimmy y él siempre juntos. No
podía imaginarse una vida sin él.
— ¡Oh, señor elefante! —Jimin abrió sus ojos al recordar a su peluche y brincó a
su cama. — ¿Quiere jugar a los aviones? ¡Podemos estar en una isla desierta!
Agarró al peluche y comenzó a dar vueltas con él como el niño feliz que era. Le
sonrió a su peluche y observó la puerta soltando un suspiro. Acarició la cabeza del
lindo elefante.
Tomó color de tan solo pensar en aquello pero era tremendamente inevitable.
Jimin quería ser un niño malo y ser castigado. Con Yoongi-Yoonie podría ser
uno… y no uno cualquiera. Sería el suyo.
♡
Quizás un poco de marihuana lo ayudaría más pero había olvidado pedirle a Ruth
esa noche, así que debía esperar a verlo al día siguiente para obtener su pequeña
bolsa. O esperar a la próxima reunión. Buscarlo directamente le resultaba lo más
fácil.
Se encontraba a punto de cerrar sus ojos para echarse una siesta cuando su
teléfono comenzó a sonar. Su viejo lo observó extrañado y Yoongi alzó sus
hombros colocando el cigarro en sus labios para sostenerlo. Se inclinó a la mesa
para agarrar su teléfono y contestó volviendo a coger el cigarro con su mano libre.
— ¡Yoongi, corazón! —Oh dios, Yoongi conocía perfectamente ese timbre de voz.
— ¿Cómo vas?
— Muy bien, gracias por preguntar. —Dijo la mujer cálidamente del otro lado de la
línea. —Bueno corazón, no quiero quitarte mucho de tu tiempo así que trataré de
ser rápida. ¿De acuerdo?
— Bien. Mi esposo y yo vamos a la ópera esta fin de semana junto con los niños.
Les gusta mucho ir pero Jimin esta ocasión no tuvo muchas ganas. No queremos
dejarlo solo en casa así que la condición que le pusimos para que no fuera, es
que alguien lo cuidara mientras llegamos. — Yoongi pestañeó y abrió la boca. —
Así que viendo el gran cariño que te tienen, pensamos que sería buena idea que
lo cuidaras tú. Claro, si puedes.
— Eh… — Yoongi trató de asimilar toda la información.
— Solo serán tres horas a lo mucho. — Dijo la señora Park riendo un poco.
— Pues… parece que está de suerte. — Yoongi sonrió. — Dígale a Jimin que lo
veré el sábado.
¡Sí! Jimin era el chico pollo y el más adorable de los dos. Esbozó una gran sonrisa
de satisfacción y volvió la vista al frente viendo a su padre que lo observaba con
una ceja alzada.
— El sábado será mi día suerte. — Contestó el adolescente con una gran sonrisa.
Yoongi no pudo evitar reír un poco y juguetear con su lengua pasándola por su
labio superior repetidas veces. Se reincorporó después de un rato y le mandó un
mensaje a Hyuna avisándole que su cita del sábado no podía durar hasta muy
tarde debido a que tenía un trabajo de niñera otra vez ese mismo día, pero en la
noche.
Silencio.
Jimin esperó unos segundos antes de apretar sus labios y muy lentamente
comenzar a meter su mano debajo del cojín de su hermano. Rebuscó el dichoso
diario pero al no sentir nada, alzó una ceja y retiró su mano extrañado. Se levantó
y usando la poca luz que había comenzó a rebuscar pasando la mirada repetidas
veces por el cuarto.
A veces le gustaría tanto ser igual a Jimmy que pensaba muy seriamente él
también teñirse de rosado. ¡Qué loco!
Se dio por vencido rápidamente y cerró el armario. Mantuvo las manos en las
puertas un par de segundos respirando hondo y pensando en qué hacer.
— ¿Te gusta?
— ¿Quizás? — Jimin meneó sus pequeños pies. — No lo sé, es muy raro. Siento
cosquillas en mi barriga cuando lo nombran, me emociona más verlo a él que a
manchas.
— No lo sé. Solo se me hace muy guapo. — Jimin sonrió un poco aun viendo sus
pies.
¿Le gustaba Yoongi? No podía estar muy seguro. La única persona que él
consideraba había amado era a Jimmy, él quería estar con Jimmy. Pero quería
estar con Yoongi también. Yoongi también lo tocaba, le daba besitos y se
comportaba genial.
Así que era confuso. Yoongi era el primer chico que lo hacía sentir como se sentía
con Jimmy… solo que sin ser su hermano. Sin ser de su familia y que lo conociera
desde los pañales. ¿Era amor? Jimin no estaba ni seguro de lo que era amor
porque para él, todos se amaban. Aunque tomando en cuenta que sentía lo mismo
que Jimmy estando con él, quizás entonces no lo amaba pero lo quería mucho.
¿No?
El problema es que nunca nos ponemos a pensar que lo que siempre estará a
nuestro lado, probablemente no lo esté y lo perdamos el día de mañana.
Claro…
Capítulo 17
Bueno, solo eran tres minutos tarde. No iban a regañarlo por eso… Eso esperaba
al menos. Bien, debía dejar de pensar en ello demasiado o las cosas serían
mucho peor para él.
Escuchó pasos apurados del otro lado y la puerta ser destrabada. Apretó sus
labios y se los relamió rápidamente antes de que la puerta se abriera. Sus ojos se
ampliaron un poco y una sonrisa asomó en su rostro al ver a un chico de cabellera
rosa frente a él que lo observaba con cierta sorpresa.
— Hola, mocoso. —Saludó Yoongi coquetamente. — ¿Me extrañaste?
Jimmy puso sus ojos en blanco y después de soltar un “ugh” molesto, le dio la
espalda para entrar de nuevo a la casa. Yoongi enarcó una ceja. ¿Jimmy, no? Sí,
Jimmy el insolente y chico malo que le sacaba canas verdes pero a la vez lo ponía
más duro que una piedra. Sí, lo recordaba también.
Pfff, de no ser porque sus padres estuvieran no hubiera dudado en ponerlo contra
la pared y comerle la boca nuevamente. Ese niño lo volvía loco y hormonal en
exceso. No lo iba a negar.
— Claro. — Contestó el de cabello rosado sin siquiera voltear a verlo. — ¿Ya nos
vamos, mami?
— Tu padre está en el estacionamiento. Ahora voy con él y tú nos abres, por favor.
— Habló su madre sin usar el tono infantil que usaba cuando estaba Jimin —
Corazón, Jimin está arriba. — Habló ahora viendo a Yoongi. — Le pedí que
recogiera su cuarto antes de bajar así que no debe de tardar. ¡Jimin! — Llamó en
voz alta. — ¡Yoongi llegó, cielo! Seguro no tarda, nosotros ya nos vamos. — La
señora Park le sonrió rápidamente. — Te veo a las diez a más tardar.
La señora Park desapareció en una puerta trasera junto a la cocina. Jimmy avanzó
con total naturalidad a la entrada para abrir el estacionamiento por fuera para que
no se azotaran las puertas y sostenerlas. Llegó al pequeño tapete y apenas sus
pequeños dedos rozaron la perilla, fue tomado de la cadera y colocado de
espaldas contra la puerta con cierta agresividad.
Soltó un agudo grito y antes de recuperar el aliento sintió los labios de Yoongi
estamparse contra los suyos con violencia. La lengua hambrienta del mayor buscó
la suya y se pegó por completo a él soltando un gruñido ronco y esbozando una
sonrisa sin dejar de tomarlo. Jimmy se fue derritiendo poco a poco en sus brazos
hasta rodearlo por el cuello para pegarlo más a él y seguirle el apasionado y
necesitado beso. Ambos gimieron profundos y después de unos agitados
segundos, lentamente el beso se fue tornando más lento y sensual. Sus
respiraciones pesadas chocaron y el menor tironeó del labio del más grande antes
de separarse coquetamente. Lamió una última vez el labio del rubio más grande y
rió travieso.
— Eres un absoluto y gran tonto, Yoongi. — Contestó Jimmy sin dejar tampoco de
sonreír. — Te odio.
— ¿Tú qué sabes? — Jimmy sonrió travieso y alzó una ceja. Yoongi mordió sus
labios inconscientemente. — Tendrás que convencerme para que te digo lo
contrario.
Su mano abrió la puerta principal y después de sonreír una última vez, finalmente
sacó su cuerpo de la casa. Yoongi dio un paso al frente y volvió a atraparlo del
brazo. Lo tiró a él y volvió a besarlo con fuerza introduciendo su lengua. Jimmy
suspiró y le siguió un poco el beso antes de volver a separarse con velocidad, se
les hacía tarde.
— Promételo.
— Haré lo posible.
— Promételo.
Ah, ese mocoso caliente y sexy algún día se las pagaría por ponerlo así.
Sin perder mucho más tiempo, comenzó a subir las escaleras de dos en dos hasta
la habitación de los gemelos. Abrió la puerta suavemente y vio a Jimin colocando
distintos juguetes en grandes cajas de plástico en completo silencio. Esbozó una
sonrisa.
— Y supongo que ya vas a acabar, ¿no? —Habló para captar la atención del
pequeño.
— Sí, se ve. —Contestó el mayor un poco abrumado por el abrazo de oso que le
daba el pequeño. — ¿Cómo vas?
— ¡Muy bien! ¡Pero ahora contigo estoy súper híper mega bien! —Contestó Jimin
sonriente. — ¿Tú?
— Tómalo con calma, no hay prisa. — Yoongi se sentó en la cama. — ¿Qué vas a
querer hacer? Podemos ver la televisión, jugar un juego de mesa…
— Oh, eso suena divertido. —Jimin agarró cuatro juguetes que colocó en una
caja. — Pero no quiero, Yoongi-Yoonie.
— Te vas a reír. —Jimin abultó sus labios y fue por el último juguete que había
aventado.
— ¿Me prometes por la garrita que no te vas a reír? —Preguntó Jimin poniendo el
juguete en la caja de plástico y cerrándola.
— Quiero portarme mal. ¿Podemos escaparnos de casa sin decirle a mis papis?
— Pero volveríamos antes de que regresen. — Jimin abultó sus labios. — ¡Por
fiiiis!
— No. Es un rotundo y grandísimo no. ¿Por qué demonios quieres hacer eso?
Jimin alzó sus hombros y volvió la vista al suelo. No sabía bien cómo explicarlo y
sentía que ya la había regado. Yoongi tenía razón: mientras fuera su niñera no
podía involucrarlo en sus travesuras, entonces… ¿qué podía hacer?
— Bueno. —Yoongi siguió viendo al pequeño. — Quizás si hay una forma de que
seas un niño malo y te castigue…
— ¡Mentira! —Gritó Jimin. — ¡También puedo ser un niño malo! ¡Dime qué hacer y
lo haré!
— Castígame.
— Ugh, no hagas eso. —Gruñó Yoongi sintiéndose poner duro. — Bien, ahí tienes
tu primer castigo por gritarme y comenzar a ponerme. De rodillas.
Jimin obedeció y esperó en silencio la siguiente orden. Yoongi ladeó su cabeza y
sintió su pantalón apretar duramente de tan solo imaginar esos labios rodeando la
extensión de su polla y babeándola por completo hasta sus testículos. Mierda.
Ahora bien que lo haría.
— ¿Uh?
— Sí, lo recuerdo. —Jimin asintió interrumpiendo. — P-pero, ¿por qué ese sería
un castigo?
Jimin se acercó más a él y observó como la polla del mayor era sacada por la
mano del mismo. La frotó un poco con sus venosas manos y Jimin apreció con
mirada deseosa como ésta crecía un poco más y se ponía más rojiza. Se relamió
y Yoongi dejó de bombear.
Jimin la abrió y Yoongi esbozó una sonrisa al ver su rosada y húmeda lengua.
Agarró su extensión y comenzó a rozarla por los labios del pequeño rubio sin
meterla. Delineó un poco y golpeó su labio superior haciendo gemir un poco a
Jimin y sonrió al verle así. Atrapó su labio inferior entre sus dientes y con lentitud
fue hundiendo su erección en la pequeña y preciosa boca del pequeño.
— Ugh ~… eso es, bebé. —Jadeó ronco al ver a Jimin comenzar a mover su
cabeza de arriba abajo y ahuecar sus mejillas. — Oh, luces divino tragándote mi
polla. ¿Te gusta?
Jimin asintió con ojos un poco vidriosos. Apoyó sus manitas en los muslos del
mayor y comenzó a engullir un poco más subiendo y bajando sus esponjosos
labios de toda la extensión. Tomó aire por la nariz y aumentó la velocidad tomando
un poco menos de la erección pero yendo más rápido. Yoongi colocó sus manos
detrás de su espalda y se apoyó lanzando su cabeza hacia atrás al sentir la cálida
lengua y lindos labios jugueteando con su pene.
Suspiró y soltó un suave “ah ~”, cuando Jimin comenzó a pasar su lengua de
arriba abajo sin engullirla, solamente acariciando con su lengua. El rubio menor
poco a poco comenzó a captar el ritmo y como en una ocasión Jimmy se lo hizo y
sintió muy rico, comenzó a acariciar los testículos del mayor viendo como contraía
un poco su estómago y mordía más fuerte sus labios.
Con sus dedos siguió acariciando los testículos mientras su boquita engullía lo
más que podía nuevamente y se pegaba más a él. Su cabello comenzó a caerle
en ondas por su carita y el sonido de la succión y la saliva se volvía más fuerte.
Estaba adorando chuparle la polla a su mayor y se sentía poner duro con tan solo
esa simple acción.
— Bien, bebé. Fue suficiente. —Habló Yoongi y Jimin se separó de la erección del
mayor dejándola brillante de saliva. — No quiero correrme todavía, así que ven.
— D-de acuerdo.
Jimin se levantó para cumplir la orden. Yoongi sintió su apetito sexual aumentar
incluso más al ver la ropa de la parte inferior del cuerpo ser sacada del cuerpo del
pequeño. Jimin dejó a la vista una erección notoria y con mejillas rojas volvió a
sentarse en las piernas de Yoongi.
El mayor deslizó sus manos por su cadera y lentamente las fue colocando en el
redondo trasero del rubio pequeño. Jimin gimió al sentir sus mejillas traseras ser
separadas y su anito ser tanteado con los largos dedos del mayor.
— Por ser un niño malo no voy a meterlos. — Susurró Yoongi en su cuello y le dio
una fuerte palmada que hizo al pequeño dar un respingo.
— D-daddy ~
— Eso es, bebé. —Yoongi masajeó su lindo culo y volvió a abrir las mejillas de
éste para sobar la entrada por fuera en círculos y metiendo apenas un centímetro
de su dedo. — Ah~, puedo sentir lo apretadito y caliente que estás. Me encanta.
— Mételos. —Puchereó Jimin con sus labios rositas y babosos. — ¡Ah ~! — Una
nalgada. Arqueó un poco su espalda y su respiración se agitó. — ¡Ay! ¡Ah… a-ah
~! — Tres nalgadas sacándole pequeños gritos. — ¡Daddy ~!
— Olvídalo. Voy a romper tu lindo culo y voy a follarte hasta dejarte afónico esta
noche.
Agarró a Jimin de las caderas y sin prepararlo abrió nuevamente sus mejillas y
comenzó a rozar su glande contra su entrada. Jimin se arqueó más y ahogó un
gemido aferrándose a la camisa de Yoongi. Un gritito salió de sus labios y
después de unos segundos sintiendo al glande empujar contra su entrada, se
removió y él mismo se penetró.
Gritó agudo y se aferró a los hombros del mayor comenzando a babear. Yoongi
sonrió y Jimin se hizo gelatina cuando el mayor empujó su pelvis hacia arriba para
meter todo de una estocada. Jimin dejó escurrir su hilo de saliva y se derritió de
placer comenzando a expulsar su semen con la simple embestida.
— ¿Te gusta duro, bebé? — Preguntó el mayor azotándolo de nuevo con sus
manos.
Yoongi llegó no mucho después, y sentir su semen ser liberado en el culo del lindo
Jimin, le hizo tocar el cielo. Se mantuvo más aferrado al rubio dando las últimas
embestidas y sintiendo la calidez y humedad debido al semen dentro del pequeño.
Bajó más su pelvis y su polla finalmente salió del interior del rubio chico. Jimin
apretó sus piernas y quijada y lentamente el líquido blanquecino comenzó a
derramarse para salir de su aún dilatada entrada.
— Fuiste un niño muy malo, bebé. — Susurró Yoongi. — ¿Quieres recibir más
nalgadas?
— ¡N-no! — Jimin negó un poco sonrojado. — Ya tuve suficiente castigo por hoy,
daddy.
— Muy bien. — Yoongi le sonrió como gato. — Mañana no podrás caminar bien.
— Ya me escuchaste.
Brincó por todos lados y se sentaron en el sofá olvidando el pequeño beso que se
habían dado. Apagaron las luces y comenzaron a cenar tranquilamente mientras
veían a las divertidas ponys de las cuales Jimin se sabía el nombre de todas y la
canción del inicio.
No supieron exactamente cómo sucedió, o mejor dicho cómo comenzó. No
importaba realmente. Jimin se encontraba sobre Yoongi besándolo dulcemente,
compartiendo una fogosa y al mismo tiempo suave sesión de besos con el mayor
sin prestarle atención al programa. La noción del tiempo se perdió, la canción del
inicio sonó repetidas veces y sus labios dolían más no se separaban. No podían.
Fue el timbre de la casa y el claxon el que hizo que separaran sus hinchados y
rojizos labios después de esbozarse mutuamente una sonrisa. Se besaron una
última vez chocando sus lenguas y succionándolas antes de reincorporarse.
“Sí. Fue una excelente noche”, fue lo único que pensó el rubio grande de regreso
a casa; sintiendo todavía los besitos de Jimin en su cara, viendo su hermosa
sonrisa y escuchando sus cálidos y agudos gemidos golpeando en su cabeza
haciéndolo suspirar con una tonta sonrisa.
Capítulo 18
La sonrisa de Park Jimin era más difícil de borrar que la tinta con una goma.
— Sí, Jimin. Te escuché las primeras quinientas veces. —Susurró Jimmy de mala
gana mientras seguía tacleando en su computadora. Sus gafas de pasta negra se
deslizaban un poco por el puente de su nariz así que tenía que reacomodarlas
para que no se le cayeran.
— Pero también te gusta Yoongi, lo he captado. —Se adelantó Jimmy sin quitar la
vista de la pantalla. — ¿Puedes ya dejarme?
Jimmy dejó de taclear y mantuvo la vista fija en la pantalla unos segundos. Soltó
un suspiro y retomó la escritura negando con la cabeza.
— ¡Jimin por el amor de dios, ya basta! —Gritó el peli rosa haciendo que el mayor
diera un respingo y lo observa más dolido que antes. — ¡Ya déjame! ¡Claro que te
sigo queriendo pero te juro que si no me dejas acabar lo que estoy haciendo voy a
irme!
El pánico se apoderó del cuerpo del pequeño rubio. Y si bien Jimmy se refería a
“irse” con largarse a la sala, su gemelo lo interpretó de otra forma completamente
distinta donde había un continente separándolos de por medio.
— Bien ya fue suficiente, ¿qué está pasando aquí? —Pregunto su madre de mala
gana entrando al cuarto después de escuchar semejante escándalo.
— ¡No le estoy hablando feo! —Se defendió Jimmy. — ¡Es él el que siempre está
berreando por cualquier cosa que haga! ¡Le estoy pidiendo que me deje trabajar
solamente y no me deja!
— Estoy adelantando los cursos. —Contestó Jimmy con un tono de obviedad que
no le causó gracia alguna a su progenitora. — ¿Qué más?
— ¡Park Jimmy! —Habló severa su madre. — ¿Qué crees que estás haciendo?
— ¡No saldrás solo! ¡Vuelves acá en este mismo instante! —Habló fuerte su
madre. — ¡Jimmy!
— No te atrevas a salir por esa puerta, Park Jimmy. Estarás en graves problemas
si lo haces.
El menor rodó sus ojos y salió de la casa azotando la puerta detrás de él. Su
madre pestañeó incrédula y observó a su marido quien alzó sus hombros.
— Ya sabes cómo es. —Contestó mientras volvía a su lectura. —Dale unas horas.
Cuando llegara le daría muchos mimos, besos, abrazos y haría todo para que lo
perdonara. No iba a dejar que Jimmy lo odiara. Todo menos eso.
Y sí, era la misma voz de la persona que estaba jodiendo todo entre su hermano y
él.
— No, mocoso. No lo haré y te diré por qué. —Yoongi se colocó a su costado con
un cigarro en sus labios. — Uno, estás solo y creo que con eso es más que
suficiente para resumir todo. Tus padres locos dudo te hayan dejado salirte así
nada más, o al menos, el chico pollo estaría contigo.
— ¿No puedo salir solo, acaso? —Jimmy avanzó más rápido pero Yoongi también
aceleró el paso.
— Mocoso, estás tratando ahora con Min Yoongi. —El mayor se colocó frente a él
con una sonrisa. —No con tu niñero. No agotes mucho mi paciencia o mi buen
humor.
— Oh, mira cómo tiemblo. —Se burló el mayor. — ¿Me sacarás la lengua? ¿Me
acusarás con mami? ¿Con el señor esponjoso?
— No estoy de humor para pelear contigo. —Jimmy pasó saliva para deshacer el
nudo en su garganta. — Por favor déjame, Yoongi.
El mayor ladeó su cabeza viendo los ojos cristalizados del pequeño. ¿Había
estado llorando acaso? Le dio una calada a su cigarro y negó con la cabeza
tomando una actitud menos pretenciosa y egocéntrica. Era extraño ver al perro
que muerde con el rabo entre las patas. Y no, por alguna extraña razón ver al
pequeño triste no lo hacía sentir bien como con cualquier otra persona. No era
divertido. Con Jimmy no era divertido verlo decaído.
— Ya, solo juego. —Yoongi tranquilizó el tono de su voz. —No quiero molestarte
pero en serio me resulta extraño verte solo y más por estos rumbos. ¿Te pasó
algo?
— Solo una pelea, nada grave. —Jimmy suspiró con tristeza. —Caminar me relaja
así que pensé que… podría salir un rato y calmarme.
— Te pedí quedar un día. Hoy es este día. —Yoongi le sonrió y tiró el cigarro. —
Andando, tendremos una cita.
— Sí. Una cita. —Repitió Yoongi con una sonrisa y tomó su brazo. — ¿Qué
quieres hacer? No tengo mucho dinero para pagarte un restaurante así que
podríamos-
— No, espera. —Jimmy se zafó de él. — No puedo tener una cita contigo, ¡tú
mismo eres el culpable de que esté así!
Oh, había hablado de más. No. No podía decirle a Yoongi que su hermano
gustaba de él porque se notaba desde lejos que Yoongi no parecía ser de esos
tipos que les resultara agradable tener gente a sus espaldas. Bien, tampoco podía
rechazar la oferta porque le pediría una explicación, ¿y qué le diría? ¡Demonios! ¡Y
tampoco podía aceptar porque estaría traicionando a su hermano! ¡Y hasta a él
mismo!
— No, mocoso. —Yoongi alzó sus cejas. —Ojo, que en este momento no estás
hablando con tu niñera, te lo recuerdo. Estás frente al adolescente problemático
de nombre Min Yoongi, mucho gusto, chico algodón de azúcar.
— Eres pésimo mentiroso. —El rubio soltó una carcajada. —Vamos, Jimmy. No
seré un romeo contigo ni te llevaré a lugares caros y lujosos, sencillamente
caminaremos y pasearemos. No te prometo comprarte cosas pero si te prometo
pasar un rato agradable, hacer tonterías y muy probablemente acabar detenidos.
—Hizo una pausa. —Pero tienes mi palabra de que habrá valido cada maldito
segundo y crecerás pensando: “oh, recuerdo a ese tonto idiota rubio oxigenado
lleno de perforaciones que me metió en la cárcel… pero la pagué peor con el dolor
de estómago de tanto reírme ese mismo día y sin duda volvería a hacerlo”.
Jimmy no pudo evitar reír suavemente ante aquello. Sus mofletes se volvieron
color rojo.
— No soy de dar invitaciones así que considérate uno en un millón. —Yoongi se
cruzó de brazos. — Y si me rechazas olvídate de que volveré invitarte a salir otro
día. Soy chico de una sola oportunidad. ¿Aceptas?
“Perdón, Jimin”.
Yoongi se la devolvió y lo agarró del brazo para jalarlo por las calles. Jimmy le
siguió el ritmo entre pequeñas risas hasta que se soltaron y corrieron a la misma
altura. No sabía muy bien a dónde se dirigían hasta que Yoongi se detuvo en una
esquina y se tiró al suelo.
— ¡Dile a mamá que lo siento por no haberle dicho! —Yoongi lo tomó del brazo y
la gente ya se había detenido para ver. — ¡No quería preocuparla más con los
problemas económicos!
Oh, maldito bastardo. Jimmy aguantó la risa que amenazaba con salir de sus
labios.
— ¡No digas eso! ¡Mamá quiere lo mejor para nosotros y lo sabes! —Exclamó
Jimmy tomándolo de los hombros. — ¡Encontraremos dinero, no me dejes!
¡Tenemos muchos hermanos, mamá está sola! ¡Por favor! ¡Yoongi, resiste un
poco!
Jimmy también comenzó a llorar abrazándolo con fuerza y sí, hasta sentía las
lágrimas deslizándose en sus mejillas. La gente en la calle sintió su corazón
oprimirse ante la escena y muy lentamente comenzaron a tocar la espalda del
chico de cabello rosa para que volteara.
— Con esto nos alcanza para un sedante. —Susurró el de cabello rosa con
lágrimas. — Y podemos ahorrar.
— Me alegra ver que en el mundo aún quedan buenas personas. —Habló Yoongi.
—Gracias, de corazón.
Jaló a Yoongi lo más que pudo hasta que estuvieron muchas calles lejos. Allí se
soltaron y Yoongi estalló en carcajadas y tapó su cara. Jimmy también rió.
— ¡Oh-oh! ¡Alguien tendrá que lavarse la boquita con bajón por decir malas
palabras! —Yoongi alzó sus cejas divertido.
— Podemos dividirlo. —Yoongi alzó sus hombros. —No tengo problema ya que
me ayudaste.
El rey del mundo hurgando en la basura para a veces encontrar algo de comer.
— Siempre llevas la misma ropa y tus zapatos ya están algo desgastados. —
Susurró Jimmy suavemente y apretó sus labios. —Yoon…
— Sabes que no lo haces. —Jimmy alzó sus hombros. — Así que me disculpas,
sé que no te gustan las muestras de afecto pero te daré un abrazo. Pobre de ti si
me apartas.
— Supongo que es una cualidad. —El pequeño abultó sus labios. — Así que,
¿qué dices? ¿Comenzamos de nuevo o es necesario que te saque la lengua y te
llame feo?
Yoongi volvió a reír y pequeñas arrugas se formaron cerca de sus ojos. Jimmy lo
encontró quizás demasiado lindo. El mayor suspiró y alzó los hombros
extendiendo su mano.
— Bueno, hola, niño algodón de azúcar. Soy Min Yoongi. Mucho gusto.
— Hola, Min Yoongi. Soy Park Jimmy. —El menor estrechó su mano con una
sonrisa. —Y el gusto es mío.
Capítulo 19
Yoongi se asomó y esbozó una sonrisa mostrando diversión. Negó con la cabeza
cuando la mujer cruzó la calle y no pudo caer en la trampa que habían tendido de
múltiples chicles pegados en el suelo. ¡Hubiera sido divertido ver sus tacones
enterrarse en uno y caer al suelo!
— Te creo. —El mayor alzó sus cejas divertido y metió su mano dentro de su
chaqueta para sacar un cigarro que encendió. Dio una profunda calada y expulsó
el humo hacia arriba.
Jimmy tragó pesado moviendo su nuez. Carajo, ¿por qué lucía tan
desgarradoramente sexy?
— Desde que tenía quince. —Yoongi jugueteó con el cigarro en sus dedos. — Así
que desde hace cuatro años. No soy adicto pero me gusta fumar.
— Oh. —Jimmy apretó sus labios. —Yo jamás he hecho nada de eso: tomar,
fumar o… drogarme.
— B-bueno. —Las mejillas del peli rosa tomaron color. — N-no es que tuviera
mucha opción, era… era quizás lo más fácil. Fue bueno y solo fue una vez. Para
ambos.
— Ya. —Asintió. —Supongo que está bien. Cada uno puede vivir su sexualidad
como quiere, si él quería y tú querías… no tiene nada de malo.
— Creí que te enfadarías. —Yoongi dio otra calada. — Como sé que comparten
todo y eres algo posesivo con él, pensé que nos darías una patada en las bolas.
— No siempre compartimos todo. —Jimmy alzó sus hombros y observó las
estrellas que comenzaban asomar. —En gustos somos distintos y… en muchas
cosas.
— No lo sé. Supongo que aún no me descubro la suficiente para decir con certeza
qué me gusta y qué no. — El menor rió. — ¿Por qué estamos teniendo esta
conversación?
— Bien, detente allí. —Las mejillas del pequeño estaban en rojos de todas las
tonalidades que se podía haber. —Solo amigos, Yoongi. Solo-amigos.
— ¿Por qué?
— Te diré por qué. —Jimmy lo volteó a ver fijo. —Estás también con mi hermano.
No me interesa si crees que los tríos pueden arreglar todo, no pasará. Eso lleva a
la sencilla respuesta que NO estarás con ambos. ¿Bien? —Habló serio pero
Yoongi mantenía sonrisa. ¿Se acababa de morder los labios? — Es uno o es otro.
Nada de ambos. Habrá problemas más adelante y tú sinceramente quedas mejor
con mi hermano, es una cosa adorable y tierna que sabrá darte todo el amor que
desees. Él lo merece, ¿sabes? Así que olvídate.
— No te escuché una mierda. —Yoongi seguía sonriendo. —Pero supongo debió
ser largo y serio ya que no dejabas de relamer tu linda boca.
— Deja los piropos. Hablo en serio. —Jimmy no sonaba divertido. —No estarás
conmigo y no le haré esto a mi hermano.
— Si meter cizaña crees que me hará cambiar de opinión, créeme que no.
¡Vamos! —Jimmy le dio un suave empujón. —Tampoco es que yo sea la gran
cosa. Hay chicos más calientes que yo. Como amigos funcionamos mejor. Jimin
estoy seguro que es perfecto para ti.
— Si crees que la hora será un pretexto para salvarte de esta conversación, estás
equivocado, mocoso. —Habló rubio divertido. — Jimmy… —Canturreó pasando su
hombro detrás de su cuello y acercándose a su oído. — Vamos mocoso, sabes
que la pasaremos bien. Solo un pequeño revolcón no nos hará daño.
— Si cada que nos vayamos a ver terminará en sexo, creo que comenzaré a
pensarlo dos veces antes de salir contigo. —Jimmy volteó a verlo, su pequeña
cara quizás demasiado cerca del mayor.
— ¿Y quieres tirar todo por la borda solo por tu calentura? —Jimmy realmente no
parecía cómodo. ¡Claro que no lo estaba! ¡Cristo! ¡Su gemelo estaba flechado por
Yoongi y él sencillamente no podía hacer eso!
¿Y quién dice que no? No están en nada oficial.
— No se llama calentura. —Yoongi ladeó su cabeza y pellizcó sus labios con sus
dientes. — Yo… ah, jodida mierda. —Se pasó la mano por el rostro. —Quiero
hacerte sentir bien, ¿okay? No soy un romeo, lo sé pero te lo diré como está en mi
cabeza: no me interesa si yo no recibo a cambio ninguna estimulación o placer,
quiero que tú te sientas bien. Si quieres no follamos, puedo darte un buen oral o
hacerte venir lamiendo tu entrada. Francamente yo tendré con verte complacido.
Y tú también.
No… bueno, solo era atracción. No sentía mariposas ni soltaba chillidos agudos.
Solo era sentirse cálido. No significaba que gustara de él. Solo… le atraía. Y no.
No podía traicionar a su hermanito de esa forma. No lo merecía.
Oh, por favor. ¿Y cuándo recibiste tú algo? ¡Deja de entregarle todo a él que
también mereces algo!
Jimmy lo examinó unos segundos y relamió sus labios. Desvió unos momentos la
mirada sin estar completamente seguro de lo que diría. Aun así ya era tarde.
Yoongi ya lo veía presionando con la mirada una respuesta… y una respuesta
honesta.
Toda la expresión dura del pequeño se esfumo. Sus ojos se aguaron un poco y un
terrible nudo se formó en su garganta sintiendo la imperiosa necesidad de
lanzarse sobre Yoongi y abrazarlo para protegerlo de cualquier mal. Mierda… su
madre… él… él realmente estaba… mierda.
— Está bien. —Yoongi hizo una mueca. — Mi padre no es tan malo a decir
verdad. Bueno, es cierto que es un cerdo y quizás no el mejor tipo pero… se
preocupa por mí y toda la cosa, ¿sabes? Realmente está peleando para salir
adelante. Para que salgamos adelante, o al menos yo.
— Si pudieras hablar con mi madre para decirle que estoy contigo porque nos
encontramos, créeme que se quedará más tranquila.
Quiero comprenderte.
— No estoy seguro de que sea una buena idea. —Yoongi frotó su nuca. — Joder
Jimmy, no me veas con esos ojos, no cederé. — Apretó sus labios. —Jimmy…
ah… dame un momento.
Las calles estaban sucias y húmedas debido seguramente al agua de caño que se
salía de las coladeras. Chicos y chicas con apariencia inquietante se lo comían
mordazmente con la mirada y no precisamente por fines sexuales. Había muchos
animales callejeros paseándose por allí y sin duda el olor no era a rosas. Olía a
basura y a caño.
Jimmy conforme iba caminando se aferraba cada vez más a Yoongi denotando un
claro miedo. Sus ojitos recorrían con terror aquel entorno amenazante que bajo las
luces tintineantes no lucía seguro en lo absoluto. Muchísimo menos al estar
caminando con su apariencia delicada, su cabello rosado y… cristo. Se veía desde
el otro continente que él no pertenecía allí y la gente no parecía muy contenta con
su aparición.
— ¿Seas rico y tengas todo lo que yo no tuve como comida caliente a diario, una
buena universidad, ropa en buen estado y juguetes?
— Cristo, deja de decir eso. —Las lágrimas habían comenzado a brotar de los
ojos del pequeño. Yoongi se detuvo. —Deja de decir eso, me estás haciendo
sentir horrible. ¿Cómo a ti no te molesta?
— Hay un punto donde la envidia te enferma pero ¿sabes? Aprendí a aceptar que
esta era mi vida. No duele. Estoy consciente y muchos acá también que estamos
condenados y ya no nos pesa. —Alzó sus hombros. —No pretendo hacerte sentir
mal, solo te digo las cosas como son.
— Nunca es muy tarde para que regreses a donde perteneces. Nadie te obliga a
quedarte. —El tono de Yoongi era seco y algo filoso. Su andar se aceleró más
mostrándose claramente irritado.
— No quiero molestarte, es solo que… —Jimmy apretó sus labios. —Desearía
tanto poder ayudarlos a todos ellos. Compartirles todo lo que tengo.
Eso esperaba.
Yoongi lo observó por el rabillo del ojo. El gatito asustado volvía a ser el niño
seguro que avanzaba sereno y seguro a pesar de las miradas tan malignas y
despiadadas que le lanzaban. Sonrió un poco. Bien, al menos el mocoso no se
había soltado a llorar o comenzaba a temblar.
Solo amigos.
Correcto.
— Bien.
Avanzaron otro poco hasta detenerse en la oxidada puerta negra con grafitis.
Jimmy observó los mensajes sin sentido pintarrajeados en la pared y la basura
mal dividida a su izquierda. Yoongi sacó sus llaves y respiró hondo. Las envolvió
en un puño y observó a Jimmy.
— Y respecto a mi padre…
Yoongi apretó más sus labios convirtiéndolos en una fina línea. Todavía cuando
subían las escaleras de metal color negras que se tambaleaban, sentía que no era
muy tarde para que se largaran y olvidaron esta maldita locura. ¿Qué mierda
hacía? Estaba mostrando todas sus malditas debilidades a un niño al que apenas
conocía.
Llegó a la puerta y la abrió en un rápido movimiento haciendo una seña para que
Jimmy entrara. El menor ingresó observando rápidamente el deplorable hogar. Su
corazón sintió una punzada y retuvo el gimoteo que amenazaba con escapar de
su garganta. Mordió fuerte sus labios y tragó duro tratando de mostrarse neutro
ante la situación. ¿Realmente allí vivía? Dios mío…
— Bueno. —Yoongi pasó junto a él. — Ponte cómodo, supongo. Al menos
inténtalo. Mi padre no está así que debe estar en las luchas.
— ¿Luchas?
— Nada. —Apuró a decir Yoongi. — Uh, ¿quieres algo? Tengo creo que un
refresco a medio tomar y una manzana… podría darte un poco de comida pero el
refrigerador ha tenido problemas y no sé en qué calidad esté la comida.
— Lo sé, solo… —Yoongi observó el entorno. —Te juro que tengo una vergüenza
que nunca había sentido. Necesito un maldito cigarro.
Yoongi se mantuvo rígido un par de segundos antes de apretar sus puños. Muy
suavemente fue relajando sus brazos y colocó sus manos en la cadera del
pequeño para pegarlo a él y seguir probando sus dulces labios. Jimmy no aceleró
los besos ni mucho menos emitió gemidos o algún sonido que calentara la
situación. Se mantenía tranquilo y suave. Sus lenguas apenas entraban en
contacto. Solo al final mantuvieron sellados sus labios y se besaron con
profundidad apretándose contra sí antes de deslizar sus labios fuera del otro. La
distancia no se alargó, sus alientos seguían mezclados y sus frentes pegadas. Los
dos tenían sus ojos cerrados y sus respiraciones pesadas, sus manos aún
tomadas. El tacto se sentía demasiado bien, demasiado confortable y… no.
Estaba mal.
Se odiaba.
Quería más.
Capítulo 20
— No lo sé, corazón. —Repitió su madre suavemente. —Está con Yoongi así que
me mantengo tranquila con eso. Cuando vuelva voy a castigarlo así que no se
termina salvando.
— No lo castigues. Fue mi culpa. —Jimin bajó su linda mirada. —Yo lo estaba
molestando… él t-tenía el derecho de hablarme así.
— Oki-doki mami.
— ¿No tienes sueño, cielo? Ya son pasadas las nueve. —Habló su madre con
suavidad.
— Poquito. —Un bostezo se escapó de la boca del pequeño rubio. —Ah, creo que
si ya tengo sueñito pero quiero esperar a Jimmy.
— Él llegará más noche. Ve a dormir, bebé. —La señora Park se acercó para
darle un beso en su cabeza. Jimin sonrió.
— Gracias mami. —Jimin sonrió. —Le dices a papi que le mando besitos cuando
llegue.
El gemelo rubio esbozó una enorme sonrisa y comenzó a subir las escaleras hasta
su linda y confortable habitación. Llegó a la pieza principal y avanzó a su cuarto
donde cerró con pestillo detrás de él.
Su sonrisa se ensanchó.
— Así que así vamos a jugar, hermanito. —Susurró para sí mismo antes de
levantarse.
Avanzó al armario que abrió de un seco golpe. Sus ojos furiosos comenzaron a
recoger los cajones hasta detenerse en unos. Lo abrió con fuerza y comenzó a
rebuscar entre su ropa rápidamente. Soltó un bufido sonoro antes de azotar el
cajón al cerrarlo e ir por el siguiente hasta que finalmente lo encontró. Tomó el
objeto con una sonrisa y le mantuvo la vista fija un par de segundos antes de
sobarlo con la yema de sus dedos con suma gentileza.
Se sintió satisfecho.
Aún faltaba más, pero poco a poco. Sería un niñito malo y travieso con Yoongi y
su hermano, los dos le gustaban mucho, mucho y no podía decirse por uno. Así
que sería malo con los dos, solo que a Jimmy le perdonaría más cosas. A Yoongi-
Yoonie no. Él era a veces demasiado bobo.
Tanteó sus pequeños dedos por su espalda dando pequeños golpes hasta sentir
su carnoso y gran trasero. Lo sobó ahogando sus suspiros en el cojín y
lentamente comenzó a sobar deslizando su dedo entre sus mejillas y sintiendo su
entrada rozar con la yema de su dedo. Jadeó un poco y abrió un poco sus piernas
cerrando sus ojos y simplemente dando suaves golpes con su dedo, sobando con
una pequeña presión alrededor. Mordió su pequeño labio y después de juguetear
un poco retiró su dedo y colocó ambas manos debajo de la almohada. Se
acomodó y apagó la lámpara a su costado quedando en la oscuridad total. Respiró
hondo.
Le temía a la oscuridad.
Se aferró más fuerte y apretó más sus ojos respirando fuerte. Debía ser fuerte,
debía madurar de una maldita vez y dejar de tener miedos absurdos. Debía
superarse a sí mismo y enfrentarse para crecer como lo estaba haciendo Jimmy.
Debía… debía encontrarse y estar a gusto consigo mismo. ¿Quién era él?
Necesitaba descubrirlo.
Silencio.
— Contaron uno para escapar del lobo hambriento. —Susurró lejano. —Contaron
dos para escapar del brujo gruñón.
Contaron diez…
Hizo asentir el conejo repetidas veces. Lo apretó con su cuerpo desnudo antes de
cerrar ya los ojos y finalmente sentía el sueño apoderarse de su cuerpo. Se sentía
ya a punto de perder la conciencia y hundirse en el sueño profundo donde nadie lo
despertaba.
— Entonces jugaremos. —Fue lo último que salió de sus abultados labios antes de
finalmente perderse completamente y dejar que sus brazos colgaran de la cama
libremente.
Ay, mi niño.
¿Qué diría tu hermano si viera todos esos cortes en tus frágiles brazos?
♡
— No, no. —Yoongi negó con la cabeza. — No es eso… solo… no quiero que se
te haga tarde. Tu madre me dijo que no más de las once y no creo que sea bueno
que la desobedezca si quiero seguirlos viendo.
— Bueno, ahí tienes un punto. — Jimmy suspiró y apretó sus labios. —A menos
que… —Mantuvo un corto silencio y rió. —No, déjalo. Es demasiado.
— Sí, aunque no tengo ropa para darte. Bueno, podría intentar darte ropa mía de
dormir aunque quizás te quede un poco grande. ¿Estás bien con ello?
— Bueno. —Yoongi apretó sus labios. — ¿Estás seguro? Digo, es algo extraño
que te esté teniendo estas confianzas cuando realmente no somos relativamente
cercanos. Es decir… bueno, sabes a qué me refiero.
— Sabía que te gustaba follar. No creí que fueras tan desesperado. —Jimmy alzó
una ceja divertido. — ¿Lo eres, Yoongi?
— No puedo hacerle eso a Jimin. —Jimmy se levantó del sofá. —Lo siento.
Jimmy pasó saliva y trató de escuchar algo. Lo hacía pero no comprendía qué
decía la voz del otro de la línea del teléfono del adolescente de mayor edad.
Esperó en silencio.
— ¿Estás seguro? —Yoongi pasó su mano por su rostro denotando entre derrota
y exasperación. — Sí, de acuerdo. Bien. Cuídate, por favor. Lo haré. Sí, gracias.
Nos vemos, viejo.
El rubio llevó el teléfono a su oreja viendo a Jimmy con una sonrisa ladina. —
¡Hola! ¿Señora Park? Habla Yoongi.
Jimmy tapó su cara que se encontraba roja. Yoongi le seguía sonriendo. Jimmy
dijo entre labios “te odio” a lo que Yoongi le respondió lanzándole un beso. Jimmy
negó con los ojos en blanco.
— Ponte cómodo. —El mayor sonrió. —Tengo unas cervezas allí guardadas.
— ¿Así que ese es el plan? —Jimmy lo siguió con la mirada. — ¿Beber?
—Fondo. —Yoongi alzó sus cejos provocativo mientras él se llevaba la lata a los
labios de nuevo.
— Para ser la primera vez, vaya que eres extremo. —Yoongi rió increíblemente
divertido.
— Cállate. —Jimmy abrió sus ojos y se dejó caer al sofá. —Oh, cristo. Eso fue
increíble.
— Pero nada, bebé. —Yoongi dio otra calada. — La cruda del cigarro es la peor
de todas.
— Oh, por favor. No fumaré veinte, solo quiero probarlo. —Jimmy se acercó más
hasta invadir su espacio personal. — Tengo curiosidad, creo que es normal.
Jimmy le sonrió y tomó el cigarro de la mano del contrario y le dio una suave
calada sintiendo el cálido humo en su boca. Lo sacó y muy lentamente tomó otra
pequeña respiración hasta exhalar tosiendo sonoramente. Yoongi soltó una
carcajada.
— Casi siempre pasa la primera vez. —Yoongi le quitó el cigarro y Jimmy siguió
tosiendo. — No te preocupes.
— Sabe raro. —Jimmy liberó el poco humo que quedaba en su boca. — ¿Cuál es
el chiste?
— Eso me pregunto todos los días y mírame. —Yoongi dio otra calada y expulsó
el humo en la cara de Jimmy. El menor chilló agudo y dispersó el humo con mala
cara. Yoongi rió.
— Pudiste salir corriendo o patearme los huevos y sigo intacto. —Yoongi le sonrió
y observó bien al niño debajo de él. — ¿Cómo puedes abogar?
— Eres demasiado caliente. — Jimmy mordió sus labios.
— Ah. —Jimmy rió sintiéndose demasiado feliz. — Puedo abogar contra eso:
estoy casado con mi hermano y le estaría siendo infiel.
— Si no follamos esta noche prometo que seré yo quien te irá a buscar un día y te
daré la mejor cogida de tu vida. —Jimmy pasó sus brazos detrás del cuello de
Yoong. — Puedo cabalgarte.
— Ah, maldito mocoso. —Yoongi apretó sus labios y se retiró de él. —Sabes bien
cómo salirte con la tuya…
Capítulo 21
Una semana transcurrió después de que Jimmy se quedara con Min Yoongi.
Chistosamente el mayor cumplió con su palabra y no lo manoseó ni hizo
insinuaciones en toda la noche. De hecho los dos cayeron dormidos en el sofá a
los pocos minutos debido al agotamiento.
— Lo siento. — Repitió Jimmy. — Jimin, por favor. Te prometo que no pasó anda
entre nosotros, solamente lo besé porque tuvo un pequeño ataque de pánico.
Jimin…
— Eres un tonto por creer que me atrevería a hacer eso. —Jimmy negó con su
cabeza y Jimin bajó la mirada arrepentido. — Jimin, jamás voy a dejarte ni
olvidarte de ti. Yoongi-Yoonie es un amigo. Tú eres mi familia, mi sangre.
Jimmy rió suavemente y besó su frente con suma suavidad. Jimin esbozó una
débil sonrisa y esperó a que su hermano se separara y lo viera a los ojos para
relamer sus pequeños labios y mordisquear su belfo.
— Sí, lo siento. No debería estar con el chico que te gusta coqueteando como si
nada. —Jimmy dio un pequeño respingo cuando Jimin lo observó con una ceja
alzada. — ¡No es que le esté coqueteando! Quería decir que no puedo dejar que
me coquetee.
— Ya sabes cómo es, pero no lo odies por eso. —Jimmy trató de salvar rápido la
situación pero el único problema de Jimin era que era difícil de convencer. —Más
bien es juguetón, esa es la palabra. No me coquetea, solo juega.
— Aun así él nunca va a quererme. —Jimin abrazó sus rodillas y desvió la mirada.
— ¿Harías eso? —Los ojitos de Jimin brillaron. — A-aunque, te… ¿resulte lindo?
Ambos gemelos ampliaron sus ojos y voltearon a verse antes de dirigir la mirada a
su mamá quien veía a Jimmy.
— Dice que la semana pasada le dijiste que te cuidaría hoy porque no irías a la
Opera con nosotros. Sin embargo a nosotros no nos dijiste nada. —Su madre alzó
una ceja.
— Sería lo ideal. —Su madre lo seguía observando con cierto rencor. — Tenemos
también la cena con tu padre. No los quiero a ustedes dos solos mucho tiempo.
Los tacones se alejaron. Jimmy volteó al instante a Jimin: — ¿Por qué le dijiste
eso? —Preguntó el de cabello rosa confundido todavía.
— Si estás solo con Yoongi, puedes hablarle de mí y así para la próxima que lo
vea, ya no tendré que estar yo diciéndole de mis cosas. —Rió con suavidad. —Ya
sabrá un poco.
— ¿Podrías hacer eso por mí? —Preguntó Jimin mordiendo su labio. — ¿Porfis?
Jimmy esbozó una débil sonrisa y se dejó abrazar y besuquear por su hermano
mayor. Soltó un pequeño suspiro cuando se separó y ambos bajaron a la sala
donde estaba su madre hablando con su padre y un teléfono junto a ellos.
— Yoongi llego en diez minutos. —Su madre observó a Jimmy. —Le abres la
puerta, por favor. No necesito darte reglas, ya sabes qué no puedes hacer. Él de
todos modos se encargará de ello. Sabrás hasta que llegue.
— Vámonos. —Su madre pasó junto a su hijo con paso firme y salió. —Y te portas
bien el fin de semana.
Su padre pasó junto a él y sobó sus cabellos soltándole una pequeña risa. Jimin lo
abrazó de nuevo y cuando sus papás se salieron, plantó sus labios en los labios
de su gemelo. Jimmy sonrió ante el acto y acaricio su suavidad su lengua con la
de su gemelo antes de besarlo castamente para finalizar. Jimin le guiñó el ojo y
salió corriendo antes de cerrar la puerta detrás de él.
— ¿Nos vamos? ¿Cómo que nos vamos? — Jimmy agarró las llaves y al instante
Yoongi lo tomó del brazo para jalarlo fuera y cerró la puerta. — ¡E-espera! ¿A
dónde vamos?
Jimmy se dirigió a paso suave hasta ver el interior de una casa increíblemente
diminuta pero acogedora. No había sofás ni comedor, solo una diminuta sola con
un enorme ventanal, cojines en el suelo y una cocina donde solamente dos
podrían moverse en ella. Los ojos del pequeño siguieron recorriendo el pequeño
espacio color marrón que era hermoso pese a lo diminuto que era.
— Eres un loco. — Jimmy negó con la cabeza. — Pero… ¿por qué hiciste esto?
Es decir, no me quejo, yo encantado pero… ¿por qué no solo cuidarme en casa y
ya?
— Lo hiciste. — Repitió Yoongi. — Así que con esto estaremos a mano. Créeme.
Yoongi asintió y observó su teléfono cuando lo sacó y lo aventó lejos. Hurgó en los
bolsillos de Jimmy y sacó su teléfono para aventarlo lejos. Jimmy alzó una ceja.
— Es un don.
— Estoy bien de apetito, aguanto hasta mañana. —Jimmy sonrió. — Estará bien.
— ¿Seguro?
— Muy.
— Excelente.
— Tengo un juego más divertido. —Yoongi jaló la maleta y sacó una bolsa de
chocolates. — ¿Ves estos chocolates?
— ¿Ah?
— ¿Jugamos?
— Haré lo que sea si me dejas pasar esta noche desnudos los dos. —Yoongi sobó
los labios del menor sacándole un suave gemido. — Lo que sea, Jimmy.
— Lo que sea.
— En ese caso, está bien. —Jimmy relamió sus labios y sonrió. — Lúcete.
Yoongi esbozó una sonrisa socarrona y oh, definitivamente no había vuelta hacia
atrás. Haría delirar al pequeño al punto que llegaría arrastrándose a sus pies
pidiendo más. Se lo había jurado a sí mismo.
Capítulo 22
Sabía que era un jodido error. Sabía que esto quizás le costaría más de lo que
pudiese imaginar pero no comprendía por qué solo a él le tenía por qué costar.
¿Por qué a veces la vida parecía ir totalmente en contra tuya? ¿Por qué a veces
deseabas hacer algo con todas tus fuerzas y sabías que no podías porque habría
terribles consecuencias? ¿Y por qué si alguien más lo hacía, a ellos no les
perjudicaba? ¿Por qué él sí tenía que condenarse?
No, siquiera debía pensar en ello. Solo era una follada. ¿Pero sería como en sus
hermosos libros donde después de follar, el amor mágicamente surge? No. Al
menos, no estaba seguro.
Yoongi cayó al suelo con los labios furiosos del menor sobre su cuello, insistiendo
con fervor contra su blanquecina piel para dejar un exquisito chupetón. Sintió su
piel ser tirada soltándole un gruñido de placer que le hizo sonreír maligno. Jimmy
venía con todo. Le agradaba. Sin embargo, quería besarlo. Tenía ganas de
empujar su lengua contra la del contrario y ponerlo duro con simples besos
húmedos y toscos, enardecidos de deseo, de gritarle con su boca hasta qué punto
de locura lo deseaba para él.
Los rasguños llegaron y el duro azote sin despegar sus bocas furiosas. Jimmy
quedó debajo de él después de revolcar los cojines y allí en el suelo, con Yoongi
sobre él, el mayor tomó el borde de la camisa del menor y se la desprendió casi
arrancándosela. Jimmy apenas pudo respirar de nuevo cuando el resto de su ropa
fue arrancada de su cuerpo con brutalidad hasta dejarlo en ropa interior, en lindas
bragas negras de encaje que transparentaban su lindo y adorable pene. La tela
ya se encontraba húmeda, Yoongi lo confirmó al sobar la extensión haciendo al
menor gemir y arquear su espalda.
— Joder, se te está escurriendo hasta el orgullo entre tus tiernos muslos. —Se
burló Yoongi al ver las gotas pre-seminales resbalando por aquellos blancos y
carnosos muslos sumamente apetecibles.
— Mh… —El menor se regocijó de felicidad pura de pensar que su lindo y lampiño
culo sería devorado por una lengua hambrienta. — Yummy, yummy.
Jimmy pellizcó su labio inferior con sus dientes y dirigió sus manitas a su ropa
interior. La bajó lento, deslizando la tela sobre sus grandes y carnosas nalgas para
dejarlas expuestas en la totalidad. La suave braga rebotó un poco y comenzó a
menearse un poco para tentar aún más hasta que sintió una gran palmada que le
hizo gemir alto y complacido.
Yoongi atrapó la ropa interior del menor entre sus dientes y la bajó por sus
preciosas piernas carentes de cualquier vello corporal hasta deslizarlas fuera del
cuerpo. Observó el cuerpo completo del niño de sus fantasías húmedas y
masturbaciones nocturnas y se sintió terriblemente hambriento. Jimmy captaba la
intensa mirada así que como le había pedido Yoongi, alzó su resplandeciente culo
y separó sus nalgas para dejar su apetitosa entrada a la luz.
Exhaló suave y enterró sus uñas cortas en el tapete y ahogó sus gemidos en un
cojín al sentir la lengua húmeda de Yoongi presionar contra su entrada
descaradamente. Sintió casi su alma irse a los pies cuando la lengua comenzó a
moverse suavemente en círculos y las fuertes manos de Yoongi se enterraron en
sus costados, atrayéndolo más a su rostro.
— Ngh ~… r-rico… —Jimmy arqueó más su espalda para alzar un poco más su
culo y él mismo mandó sus manos a sus nalgas para mantenerlas abiertas y que
Yoongi lo empapara de saliva con mayor felicidad. — ¡Umgh~….! ¡Oh!
Mordió más fuerte sus labios cuando sintió la punta de la lengua de Yoongi
moviéndose rápidamente de arriba hacia abajo, proporcionando cosquillas en su
ano rosado y ligeramente lubricado. Golpeó el suelo con la palma de sus manos y
después volvió sus manos, dos puños. Se enterró las uñas en la palma de su
mano y levantó la vista mostrando su sonrojado rostro y su boquita suave que
babeaba de placer. Como un lindo bebé.
Yoongi escupió un poco e introdujo dos dedos dentro del pequeñín para comenzar
a bombearlo. Vio con una sonrisa como Jimmy se sacudía y lentamente perdía la
cordura apretando sus paredes anales para atrapar sus dedos dentro. Yoongi
sonrió en victoria y comenzó a estimular su próstata que la sintió tan suave y
exquisita. Presionó sobre ella y vio a Jimmy dar un respingo y comenzar a llorar
mientras se hacía de adelante hacia atrás con frenesí, pequeñas lágrimas saladas
acumuladas en sus ojos perdidos de placer y saliva en todo el tapete.
— ¡Agh~! ¡Sí, sí, sí! ¡Umgh…! ¡Yoongi~! —Gimió alargado y ronco conforme
parecía estar arrastrándose y suplicando que frenara aquel placer que lo estaba
atormentando y jalándolo a un dulce infierno. — ¡Cristo!
Yoongi sacó sus dedos empapados con una sonrisa y vio a la entrada de Jimmy
contraerse debido a la falta de contacto. Lo vio expandirse un poco y contraerse
periódicamente y los berrinches del menos reclamándole que lo follara ya. Le
resultaba cómico verlo tan desesperado y hambriento de su polla.
— Voy a follarte duro, bebé. Voy a sentir tu apretada entrada tragándome gustosa
y voy a correrme deliciosamente dentro de ti. — El mayor comenzó a zafar el
cinturón de sus pantalones después de quitarse la camisa.
Jimmy respondió gustoso con un apretón en sus labios que le mandó escalofríos a
Yoongi. El menor lentamente comenzó a limpiar la saliva que escurría de todo el
cuerpo del pene del mayor. Las duras venas realmente lo ponían hambriento y
sentirlas rozar su ano le estaba volando la cabeza. Así que se metió los testículos
de Yoongi a la boca mientras lo masturbaba con su pequeña mano y escuchaba
los gruñidos y gemidos roncos del contrario.
— Ah~ —El menor subía y bajaba sintiendo sus pezones ser pellizcados por el
mayor quien lo veía mordiendo sus labios. — ¡Ah, ah! ¡Esto es delicioso! Rico,
rico~
Por la mierda que no había nada más placentero para Jimmy que llenar su ano
hambriento de una buena polla. Más siendo la de Yoongi. Le fascinaba rebotar
sobre ella y sentir su culo azotarse contra las piernas del mayor, le fascinaba verlo
debajo de él con el mismo placer, amaba ver su pene rosado levantarse y chocar
contra su vientre con cada brinco que daba. Era delicioso, era un hambre voraz
que jamás llenaba: lo volvía más adicto.
Sentía las venas rozar su interior, el pene rozar su próstata con toques firmes y
roces suaves y calientes. Tener el control de aquellas embestidas era muy
placentero. Comenzó a subir y a bajar más rápido. Yoongi jadeó de nuevo y se
aferró al culo contrario sintiéndose sumamente apretado, caliente y húmedo. Ver
esos pezones volverse dos bolas rosadas también lo ponía demasiado y más ver
ese lindo pene moverse y agrandarse. Sus testículos hincharse un poco y la pura
imagen de tener a Jimmy sobre él, babeando, sonrojado, muriendo de placer, era
todo un espectáculo.
Jimmy obedeció sintiendo la polla salir de él. Yoongi lo colocó en cuatro y alineó
su duro miembro contra la entrada de Jimmy quien soltó un chillido cuando entró
de golpe en él.
Yoongi esbozó una sonrisa y suavemente salió de él. Frotó un poco su pene para
expulsar lo último en la espalda de Jimmy quien se mostró complacido de que la
sustancia aterrizara sobre su suave piel. Ambos trataron de regularizar
respiraciones. Jimmy se volteó quedando boca arriba y Yoongi aprovechó la
posición para meterse entre sus piernas y comenzar a besarlo.
— Meter tu polla entre tus nalgas es la mejor puta sensación del mundo. No sé
cómo carajos lo haces, es como tocar el cielo.
— Me pone feliz saber eso. —Jimmy le sonrió antes de acariciar con la punta de
su lengua los labios de Yoongi. El mayor captó el mensaje y también sacó su
lengua para toquetear suciamente la punta con la del menor. Jimmy sonrió y
aprovechó para succionar la lengua del mayor con sus labios dos, tres veces
hasta soltarla y volver a lamerla.
A Yoongi le ponía mucho eso. Le ponía el contacto que tenía el menor a través de
la lengua y la sensibilidad por todo su cuerpo. Era sumamente excitante. Le
gustaba que no tuviera pudor en buscar el placer y hacerle saber que le gustaba.
Disfrutaba el sexo. Park Jimmy disfrutaba mucho el sexo al igual que Yoongi.
— Bueno, al menos esperaba que nuestra primera vez solos fuese en un lugar
cómodo. No sabía si íbamos a romper algo, así que evité muebles.
— Sí… —Jimmy relamió sus labios sintiendo su índice ser babeado y mordido por
el mayor pícaramente.
El mayor mordió una última vez el suave dedo antes de inclinarse y volver a besar
a Jimmy profundo, buscando la lengua. Mientras tanto sobaba suavemente las
caderas del chico debajo de él quien enredó sus piernas en su cadera y lo besaba
gustoso. Era relajado, travieso. Un ambiente realmente cómodo para ambos.
Bastante de hecho.
— Ahora te lo quito. —Yoongi agarró una de sus piernas que alzó y con la otra
mano alineó su pene contra la entrada del menor.
— Zorra traga-pollas. —Le devolvió Yoongi dando una dura estocada que le hizo
arquear la espalda al pequeño debajo suyo y gemir. — Insaciable, te encanta
sentir una buena polla enterrarse en tu apretado anito.
— Hay que repetir estas salidas seguido. —Yoongi acariciaba su cabello con una
sonrisa.
Jimmy que estaba recostado sobre su pecho, levantó un poco la mirada para
verlo. Iba a contestarlo algo pero ambas miradas cayeron en los labios del otro.
Volvieron a verse después y Yoongi se inclinó para empujar sus labios calientes
contra los del menor, que también estaban calientes. Esta vez no hubo lengua,
solo pegaron sus calientes y húmedos labios y presionaron antes de separarse.
Cayeron dormidos poco después.
Capítulo 23
— ¿Dónde está Jimmy? — repitió Jimin con ojos cristalizados viendo a sus
padres.
Soltó otro sollozo y se deslizó por la puerta abrazando fuerte sus rodillas. Estaba
recibiendo de brazos abiertos lo que se negaba a ver y sin embargo era
terriblemente crudo, terriblemente malo y estrujaba su fantasía en su mente. Una
fantasía que jamás se atrevió a arrancarla y ver lo que era el mundo. Le aterraba y
ahora solita la tela que separaba fantasía de realidad se rasgaba poco a poco
frente a sus débiles y llorosos ojos.
A Jimmy le gustaba también Yoongi. Jimmy no había ido a ningún retiro de nada,
sabía cómo era Yoongi. Estaban los dos desnudos pasándola bien. Estaban
follando. Así de claro era.
— No… — Se susurró a sí mismo — Quizás estén solo con una tía que jamás
conocimos.
Se golpeó después por ser tan idiota. ¿En serio? Notaba como Yoongi veía a
Jimmy cuando estaban juntos y notaba esa misma mirada también en su gemelo.
Se comían en silencio, interfiriendo una supuesta barrera de odio que Jimin sabía,
no existía más. Se estaban volviendo cercanos, Yoongi se interesaba por su
gemelo, no por él. Yoongi deseaba a su hermano con locura, a él solamente
porque la situación se dio. Si Yoongi debía estar con uno de ellos, estaría con
Jimmy, no con él.
Y Jimmy… y Jimmy claro que se iría con Yoongi. Jimmy estaba enamorado.
Jimmy quizás algún día sencillamente lo dejaría o pondría el amor primero que a
su familia. Y le dolía, porque amaba mucho a Jimmy, era una parte de él, con el
que se había entregado, con quien se había abierto en todos los sentidos posibles
de la palabra, quien lo conocía mejor que nadie y era su mejor amigo para
siempre, su gemelo y…
Y su maldito novio.
Apretó sus dientes con furia. Jimmy era su maldito novio. No usaban la palabra
por seguridad pero se habían confesado su amor poco antes de mudarse y… se
besaron. Y Jimmy lo vio sonriente y le dijo que quería que fuera su novio, su
esposo de grande y Jimin… y Jimin tontamente se tragó aquel cuento. Llegó
Yoongi y todo se tiró por la borda primero con el trio.
Bien, no hablaron de ello ya que seguían juntos y eso lo único que importaba.
Y luego Jimin estuvo con él a solas. Y no le dijo nada a Jimmy por miedo. Y luego
se enamoró de Yoongi, Jimmy le dijo que estaba bien al principio y después
explotó. Y después Jimmy se fue con Yoongi y ahora estaban solos los dos
haciendo lo que justamente hace dos semanas, Jimin hizo.
La puerta fue tocada. Jimin se levantó del suelo y abrió viendo a Jimmy del otro
lado con una pequeña sonrisa. Por inercia, Jimin dirigió su vista al cuello del
menor y observó marcas rojizas decorando la frágil piel. Apretó la manija de la
puerta y trató de cerrarle la puerta en la cara a su gemelo pero Jimmy empujó la
puerta y lo empujó dentro con fuerza.
— ¡No quiero tus tontas explicaciones! — Bravo Jimin. — ¡Eres horrible! ¡Eres
horrible, Jimmy!
Jimmy se mantuvo en silencio y soltó un pequeño suspiro antes de acercarse de
nuevo jugando con sus manos. Realmente no sabía qué decir.
— Bien, lo siento. — Repitió Jimmy. — Si, follé con Yoongi, lo siento. Sé que te
gusta pero te prometo que nunca más volverá a pasar, haré todo para que él se
fije en ti y serán felices juntos.
Jimin expandió sus ojitos y abrió su boca viendo completamente dolido a Jimmy.
— ¿Quién crees que fue el que le pidió a los abusadores que hicieran lo que
quieran con él con tal de mantenerte tranquilo? ¿Quién fue el que se volvió en el
malo, ruin y gemelo malvado para que después todos corrieran a ti? ¿Mmh? —
Jimmy alzó su barbilla imponente. — ¿Quién fue, Jimin? ¿Quién fue el que tuvo
que sacrificar todo porque tú eras débil y jamás podrías con ello? ¿Quién fue el
que perdió todo?
— Detente… —Susurró Jimin quebrado. —No digas esas cosas feas, no quiero
saberlas.
— ¿Y CÓMO ESTARÍA?
— ¡Pues deberás acostumbrarte que eso no pasará! ¡No llegarás corriendo con
mamá y papá pidiendo volver porque yo no quiero volver! ¡Yo también merezco
ser feliz!
— ¿No eres feliz? —Jimin lo observó dolido. — ¿No eres feliz conmigo?
— ¡Claro que soy feliz contigo, Jimin! ¡Pero tampoco seas absurdo! —Lo tomó de
los hombros. — ¡Tú y yo no podemos estar juntos! ¡Somos hermanos! ¡Está mal,
Jimin! ¡Métete en esa cabeza estúpida tuya que es incesto! ¡Está mal! ¡Está mal!
¡Debemos seguir adelante por nuestra cuenta!
— ¡TÚ DIJISTE QUE JAMÁS IBAS A DEJARME! —Gritó Jimin empujándolo. —
¡MENTIROSO! ¡ME DIJISTE QUE ME AMABAS! ¡ME DIJISTE QUE ME AMABAS
Y SIEMPRE ESTARÍAMOS JUNTOS!
— ¡ME VALE UNA JODIDA MIERDA! ¡ERES UN DÉBIL IDIOTA! —Rugió Jimmy
empujándolo con más fuerza.
Jimmy rasguñó los brazos de su hermano menor y lo tomó con fuerza tirándolo al
suelo y pateándolo con fuerza. Jimin se enroscó por el dolor y rodó un poco por el
suelo sintiendo otra fuerte patada y al instante agarró la pierna de Jimmy para tirar
de ella y mandarlo al suelo en un seco movimiento.
La cabeza de Jimmy se azotó contra el suelo y el aliento se le fue de golpe. Trató
desesperado tomar aire hasta sentir a Jimin devolver la patada y colocarse sobre
él apretando su cuello con fuerza.
— ¡¿Qué creen que hacen?! — Gritó su madre al borde de sus lágrimas. — ¡Me
darán en este mismo instante una explicación!
— ¡Y se quedan sin cenar! ¡No puedo creer lo que han hecho! — Habló también su
madre empujando a Jimin. — ¡Estarán acá encerrados hasta mañana y arreglen
sus problemas como humanos y no como malditas bestias!
— Se bañan y arreglan su maldito tiradero que no quiero verlos así. Estoy
sumamente decepcionado. — Su padre negó con la cabeza y observó a su
esposa. — Estamos… sumamente decepcionados de ustedes dos.
Ambos chicos agacharon la mirada al instante. Sus padres negaron con la cabeza
y después de arrebatarles sus teléfonos, los encerraron en el cuarto y se alejaron
hablando agitados y furiosos acerca de la tontería que habían hecho sus hijos.
Estaban inéditos. Jamás creyeron que sus hijos fueran a pelearse de esa forma
cuando toda la vida habían sido amorosos el uno con el otro.
— Oh, ahora resulta que eres una fiera. — Se burló el pequeño colocando otro
libro hasta arriba y parándose de puntitas para eso. — No asustas ni a una maldita
mosca, Jimin. No jodas.
— Yoongi no está muy lejos de eso, ¿sabes? — Jimin relamió sus labios resecos.
El de cabello rosa se dejó caer a su cama de mala gana y le dio la espalda a Jimin
viendo la pared. Se aferró al señor esponjoso y cerró fuerte sus ojos tratando de
calmar la furia que recorría sus venas sin piedad, su lengua suelta dispuesta a
gritar las cosas horribles que jamás se atrevió a decir. Y ahora explotaba. Ahora
finalmente vomitaba todo lo que se tragó.
Jimmy cerró sus ojos y abrazó más fuerte a su conejo con silenciosas lágrimas
deslizándose de sus ojos. Los apretó soltando aún más y ahogó sus sollozos en la
cabeza del conejo manteniéndose lo más quieto posible.
Mantuvo sus ojos abiertos y no tardó en cruzar miradas con Jimmy, quien también
sus ojitos abiertos y lo observaba fijamente.
El silencio reinó en sus miradas cruzadas. Jimmy fue el que se sentó en la cama y
siguió viéndolo. Jimin imitó la pose y finalmente suspiró bajando la mirada. Jimmy
sinceramente esperaba que se disculpara pero Jimin mantenía una actitud más
bien sumisa y algo rencorosa.
Jimmy gruñó y levantó la toalla que sacudió para secarse también la cara. Jimin
deslizó la puerta transparente de la ducha y metió su mano para dejar el agua
correr y bañarse. Comenzó a quitarse su camisa mientras Jimmy lo observaba
mal.
Apretó sobre el cuello de su gemelo mayor mientras éste batallaba por librarse y
no tuvo otro remedio que abrir otro poco la puerta. Jimmy aprovechó aquello y jaló
con todas sus fuerzas a Jimin dentro también tirándolo al suelo igual que él. Jimin
se levantó rápidamente y lo tomó ahora del cuello. Lo puso contra la pared sobre
la pared causando que Jimmy se tensara.
— Eres un hermano feo y tonto. —Jimin apretó sus labios. — ¿Lo sabías? Eres
horrible.
Capítulo 24
Estampó de nuevo a Jimmy contra la pared pero esta vez dándole la vuelta. El
pequeño ahogó un pequeño grito cuando su pecho chocó contra la helada pared y
sintió el aliento cálido de su gemelo rozarle la nuca y erizarse los vellos. Mordió su
labio inferior y trató de darse la vuelta entre forcejeos pero sintió su Jimin sobar su
culo y la zona interna de sus muslos congelándolo por completo y haciéndole
pasar saliva pesadamente.
— ¿Q-qué crees que haces? —Preguntó Jimmy sintiendo sus pezones
endurecidos rozar contra la loza helada provocando un cosquilleo.
— Soy mayor que tú y no me interesa por cuánto, Jimmy. —Jimin lo pegó más a la
pared con brusquedad. — Vas a aprender a controlar tu boquita conmigo.
— ¡Ni creas que haré lo que sea contigo! —Jimmy comenzó a removerse furioso
entre los brazos contrarios. — ¡Jimin, debemos detener esto ya! ¡Jodida mierda,
somos hermanos! ¡Debemos frenar!
— Aja.
Jimmy gruñó sonoramente mientras Jimin seguía mordiéndolo hasta deslizar sus
pequeñas manos por los muslos internos del menor y comenzar a masajearlos
mientras sus besitos húmedos iban bajando por toda la espalda contraria. Jimmy
se estremeció y retuvo el aliento cuando sintió la mano de su gemelo sobar su
suave y liso culo y abrir sus nalgas para rozar con su índice su entrada.
— ¡Deja de hacer eso! —Habló con voz ahogada Jimmy tapando un poco su boca.
— Contaron uno y corrieron juntos muy lejos… —Susurró Jimin acercándose a él.
Jimmy alzó una ceja confundido. — Contaron dos y se observaron fijos.
Jimin se acercó a él suavemente hasta juntar sus pequeños cuerpos. Jimmy gimió
agudo cuando Jimin comenzó a besarlo lento, susurrando entre las lamidas: —
Contaron tres y se dieron un beso, contaron cuatro y se mordieron.
Jimmy gimió más agudo y se aferró a su gemelo al sentir a Jimin morder su labio
inferior y después deslizar su húmeda lengua por toda su boquita, sobando un
poco sus dientes y hundiéndola hasta el fondo para succionar la lengua de Jimmy
repetidas veces. Al separar, tronaron sus labios y Jimmy respiró agitado sintiendo
las mordidas en su barbilla, inevitablemente comenzó a gemir.
— Contaron cinco y la ropa se deslizó fuera de sus cuerpos… —Jimin soltó una
suave risa. —Contaron seis y se frotaron excitados.
— Vamos… frótate~… quiero sentir cosquillas —rió Jimin sobre sus labios —
sentirás rico, lo prometo. Te haré sentir cosquillas por todo tu cuerpo.
— Jimin~…
Jimmy mordió su labio inferior y apretó sus ojos sin poder creerlo. Apoyó sus
manos a los costados de la cabeza de su gemelo y se hizo un poco más hacia
abajo para que rozaran mejor. Aguantó la respiración y apretando sus ojitos,
comenzó a menearse de adelante hacia atrás lento, sintiendo el delicioso frote de
sus penes mandando cosquillas por todo su cuerpo.
— A-ah~…
Jimmy se dejó caer sobre él para juntar sus cuerpos totalmente hasta que el aire
no pudiera pasar entre ellos. Mordió sus labios más fuerte y todavía sobre Jimin,
comenzó a menearse como podía de adelante hacia atrás, ahora sí, restregando
en su totalidad sus miembros contra sus vientres, y, contra estos mismos
tortuosamente. Jimmy comenzó a succionar el brazo de su gemelo empapándolo
de saliva mientras se seguía frotando lento, con cada frote y cada escalofrío
mordiendo un poco más fuerte.
Jimmy mordió su labio y Jimin volvió a besarlo enredando sus húmedas lenguas
con deseo, la saliva escurriendo de sus bocas, las mordidas en sus labios
enloqueciéndolos. Jimmy atrapó el labio superior de Jimin y tiró de él
succionándolo antes de volver a pegar sus esponjados labios con su lengua. Se
mantuvieron pegados jugando con sus babosas lenguas y separándose creando
sonidos húmedos una y otra vez mientras se masturbaban rápido.
Jimmy enterró sus uñas en la espalda del mayor cuando lo sintió entrar en él poco
a poco. Ahogó un chillido y abrió su boquita lo cual Jimmy aprovechó para volver a
besarlo mientras entraba otro poco. Salió suavemente de Jimmy y después se
enterró profundo en él.
— Mgh~ —Gimió alto Jimmy comenzando a ser embestido con duras y firmes
estocadas que lo estaban elevando al cielo. — ¡Ah-ah~! ¡J-Ji…! Oh~
Jimmy solo asintió sin saber bien por qué pero era la única forma de demostrar
que le estaba encantando ser tomado rudamente por el pequeño y adorable Jimin.
Lanzó su cabeza hacia atrás liberando más gemidos sintiendo las manos de Jimin
deslizándose debajo de su espalda para alzarlo un poco y bajando un poco el
ritmo.
— Ah. —Jimin suspiró sonriente abrazando fuerte a Jimmy. —Qué rico se siente
follarte.
Jimmy enrojeció de nuevo y pellizcó su labio inferior entre sus dientes sintiendo a
Jimin volver a las embestidas rápidas haciéndole gemir alto de nueve cada
pequeño segundo. Ambos tenían la respiración sumamente agitada y escuchar el
azote de sus muslos contra sus nalgas era sencillamente magnífico. Los golpes
permanecían duros pese a sus lloriqueos agudos y sus súplicas de mininos
desesperados.
— Umgh… rico… —jadeó Jimmy casi adormilado con una sonrisa tonta.
Jimin siguió otro poco antes de también aferrarse duro a su gemelo y correrse
dentro de él. Su pequeño cuerpo tembló y casi se desmaya ya que no estaba
acostumbrado a teles sensaciones, pero en lugar de eso, solo cayó rendido sobre
su lindo gemelo con respiración pesada.
— Y eso fue por niño malo… — Susurró Jimin sobre su oreja antes de mordérsela.
— Por lobito malo.
— M-malo… — Repitió jadeante Jimmy sin abrir los ojos. — T-te quedaste en el
número nueve… — Pasó saliva para refrescas su garganta. — Cuál… ¿cuál era el
diez?
Jimmy relamió sus labios y sonrió débilmente sintiendo sus bocas entrar
nuevamente en contacto en un jugueteo lento y profundo. Tan lento que sintieron
absolutamente toda su cavidad bucal contraria. El agua dejó de correr después de
unos minutos pero la posición se mantuvo igual.
Capítulo 25
El chico de cabello rubio botó el cigarro que llevaba en los labios y se acercó a
Hyuna a darle un abrazo, quien venía acompañada de su hermano mayor,
Taehyung. Los dos chicos se vieron antes de darse un apretón, golpeando un
poco sus espaldas.
— Ya — Taehyung asintió.
— Vigilar — contestó Yoongi pasando junto a ella y avanzando por las calles
desiertas.
— Lo vi hace dos días —Yoongi negó con su cabeza —estaba con un grupo que
no me daba buena espina en absoluto.
— No, él es los nuestros —Yoongi negó con la cabeza y siguió avanzando más
rápido.
— Taehyung, por dios. Ya basta —gruñó Hyuna dándole un fuerte codazo antes
de acercarse a Yoongi. — ¿Y cómo planeas encontrarlo? ¿Sabes dónde está?
— Sí.
Hyuna dejó de hacer preguntas y apuntó con su barbilla hacia Yoongi, viendo a
Taehyung, para que la siguiera. El más grande soltó un bufido antes de seguir
avanzando por las calles frescas, manteniendo cierta distancia entre su hermana y
su mejor amigo. No era que Yoongi le desagradara, bueno, en realidad un poco.
Solo un poco.
Y no porque fuera feo, no. Taehyung lo encontraba atractivo, pero era más su
forma de ser tan tosca a veces. También irónica. No era buena persona, la verdad
es que a Yoongi se le podían sacar buenas cualidades, lo cual, por extrañas
razones, eso lo hacía más atractivo hacia las chicas.
— Sacarlo.
— Y en eso llegaron los otros — siguió Namjoon haciendo gestos con sus manos
— y comenzó una pelea de puta madre. Incluso Ruth sacó las navajas.
— Es una pandilla muy imbécil — habló Seokjin, otro de ellos, dándole un trago a
su cerveza — la gente de Ruth es muy idiota. Niños desesperados buscando a ser
los niños malos.
— ¿Y tú? ¿Hace cuánto llegaste? Es la primera vez que nos vemos —preguntó
Hoseok, quien estaba sentado a su lado.
— Oh, no mata ni a una mosca —Jimmy rió con cierta sequedad —es patético.
El chico de cabello rosa, se calló. Volteó a ver extrañado detrás de él, viendo a
Yoongi con una chica y otro chico que desconocía. Alzó una ceja.
— ¿Qué haces acá? —preguntó Jimmy.
— Cierra la boca, Namjoon. No vine a dar problemas, solo debo llevarme a este
niño a su casa —habló seriamente.
— Mira, mocoso. No estoy de mi mejor humor así que evítame hacer un escándalo
—amenazó Yoongi — no es si quieres o no. No te hice una jodida pregunta. Nos
largamos.
Yoongi se mantuvo en silencio antes de tomar a Jimmy del brazo y tirar de él. El
menor soltó un quejido y apenas pudo reaccionar cuando lo arrastraron fuera,
Taehyung y Hyuna bloqueando el paso a la pandilla que se había levantado.
— Cierra la boca.
— Es una maldita locura —Taehyung negó con la cabeza —todo por este niñato.
Taehyung alzó ambas cejas y volteó a ver a Yoongi. El rubio alzó sus hombros
con una sonrisa, antes de guiñarle el ojo. Ah, estaba orgulloso de su mocoso.
— Estoy enfadado porque me sacaron a rastras de una reunión con mis amigos.
¿Qué esperaban? ¿Qué me les lanzara a besos?
— ¿Amigos? —Yoongi alzó una ceja — Esos idiotas con una pandilla de
drogadictos y asesinos.
— Entonces no.
— Bien, ¿podemos vernos mañana? Debo hablar contigo — Jimmy relamió sus
labios.
— Hecho.
Yoongi puso los ojos en blanco. Soltó un último suspiro y les hizo seña de que los
siguiera. Taehyung y Hyuna obedecieron en silencio hasta que se detuvieron otra
vez.
— En fin —hundió sus manos en sus bolsillos — asalté a una mujer ayer y llevaba
buenos billetes. ¿Les invito unas copas?
Hyuna soltó una carcajada a lo que Taehyung la vio mortalmente. La chica siguió
riendo.
— A donde sea —Yoongi suspiró —solo vámonos de acá. Namjoon y los otros
pueden aparecer en cualquier momento. No queremos hacerlos enojar más de lo
que ya están.
Capítulo 26
La casa se encontraba algo tensa desde la pelea de los hermanos. Jimmy evitaba
estar cerca de Jimin saliendo con sus nuevos amigos. Jimin... Jimin permanecía
encerrado en su cuarto.
Su esposa volteó a ver a sus hijos que se mantenían callados, cada uno en su
mundo.
Jimin volteó a ver a Jimmy quien también volteó a verlo. Se mantuvieron la mirada
dos cortos segundos antes de que Jimin la desviara volviendo a ver su mamá.
Vieron a sus padres darse un beso y comenzar a conversar de la reunión mientras
se dirigían a su cuarto. Jimmy volvió la vista al programa de televisión y Jimin
siguió jugando con el señor elefante.
Pasó una hora hasta que sus padres estuvieron bien arreglados y salieron, su
padre ajustándose la corbata y su madre los aretes. Voltearon a ver sus hijos y se
acercaron a dejar un beso en la coronilla de cada uno. Los gemelos les sonrieron
suavemente.
— Una película no apta para niños, así que te recomiendo que te tapes los ojos —
le contestó Jimmy con cierta burla poniéndole play a la película. Jimin alzó una
ceja y Jimmy fue a sentarse al sofá nuevamente.
— En ese caso, tú deberías ser quien debe cubrirse los ojos —le contestó Jimin
de mala gana levantándose con el señor elefante y se sentó junto a él —yo la veré
también.
Jimin puso los ojos en blanco y mantuvo la vista fija en la pantalla, los créditos
iniciales comenzando. Primeros segundos tranquilos hasta que en pantalla apreció
un pub con muchos hombres desnudos, teniendo relaciones sexuales por doquier,
comiéndose en la boca, entre otros. Los gemelos se removieron ligeramente
incómodos, escuchando los gemidos que salían de la pantalla y los atractivos
hombres paseándose para fornicar con otros.
— ¿Una película porno? — Preguntó Jimin viendo de reojo a Jimmy — ¿no era
más fácil que buscaras directamente desde alguna página triple equis?
— ¿Umh? —Jimmy volteó a verlo —no sé. No tengo hambre. Apenas son las
cinco de la tarde.
El gemelo rubio negó con su cabeza y siguió observando la pantalla otros minutos
hasta que aparecieron los créditos finales. Ambos gemelos estaban fundidos en
lágrimas, limpiándose desesperados con sus mangas de sus suéteres.
Literalmente, dos magdalenas hermosas derramando lágrimas a mares.
— ¡No puedo creer que me acabas de hacer llorar! —chilló Jimin con ojos
enrojecidos.
— ¡Y-yo no sabía! —gritó Jimmy estallando nuevamente en lágrimas.
Siguieron llorando tratando de calmar sus hipeos y sollozos al cabo de otros largos
minutos. Vieron a sus peluches embarrados en mocos y lágrimas y voltearon a
verse, soltando una risa inevitable. Negaron sus cabezas y dejaron a sus peluches
de lado limpiándose las últimas lágrimas.
— Bueno… vaya forma de pasar la tarde, ¿eh? —rió suavemente Jimmy viendo a
su gemelo.
Jimin volteó viendo la cara dolida de Jimmy. Negó con su cabeza y se volteó para
verlo cara a cara.
— No debes disculparte, el tonto acá fui yo —susurró Jimin viendo sus manitas —
lo siento, hermanito. Me comporté como un tonto.
— No, fui yo —habló Jimmy de nuevo —yo fui el que comenzó todo esto. No tú.
Yo fui quien comenzó a alterar las cosas entre nosotros.
— Jimmy…
— No Jimin, es mi culpa.
— Jimmy…
— Nunca más debemos volver a pelear así — negó Jimmy asustado — extraño
tus mimos y tus sobornos para que se me baje lo enojado.
— No… —susurró Jimin tristemente —Ji-Jimmy… yo… —tomó aire —creo, creo
que es hora de que seamos… hermanos. Es decir, verdaderos hermanos —volteó
a verlo —hermanos… normales.
— Tienes razón —habló el pelirrosa —es… es difícil. Pero creo que será lo mejor.
Para ambos —volteó a ver a su gemelo — hay que aprender a ser fraternales,
únicamente fraternales. No… no amantes, novios o lo que sea.
— De acuerdo.
Se acercaron un poco y tímidamente tomaron sus manos, balanceándolas
suavemente. Relamieron sus labios y voltearon a verse.
— ¿Por qué siento que ahora esto es raro? —preguntó Jimin riendo sonrojado.
— Yo te enseñé a ser excelente al besar —se defendió Jimmy con otra sonrisa.
— Te amo —le respondió Jimin viéndolo a los ojos —gracias por darme unos
maravillosos dieciocho años a tu lado, hermanito. Mejor dicho… diecinueve.
— Vamos antes de que lleguen mamá y papá —Jimin lo jaló del brazo con una
sonrisa — usaremos el transporte público como niños grandes.
Jimmy suspiró y se dejó jalar por Jimin a la puerta de entrada. Abrieron la puerta y
pegaron un brinco al ver a Yoongi a punto de tocar la puerta. Los gemelos y
Yoongi expandieron sus ojos.
Capítulo 27 [ARCO 3]
Había pasado un rato desde que Yoongi fue a casa de los gemelos. Les dejó el
lindo pastel de cumpleaños y regresó a su casa en silencio y con el estómago
vacío. Aquellos ahorros los había usado para el pastel de los lindos gemelos. Se
sentía feliz. Al menos, sabía que ellos al llegar tendrían hermosas sonrisas en el
rostro.
Suspiró recordando la llamada que le hicieron Jimin y Jimmy esa misma noche
agradeciendo entre lágrimas. Yoongi se puso un poco serio y actuó como si no
fuera la gran cosa pero después de colgar, esbozó una sonrisa tan grande y se
sintió tan lleno, que el hambre se esfumó.
Observó a su padre quien se encontraba besando a una atractiva mujer que tenía
la blusa algo alborotada dejando ver su escote. Yoongi suspiró negando con su
cabeza y pasó junto a la pareja sin mucha importancia.
— ¿A dónde vas? —preguntó su padre.
Tomó un autobús lleno de grafitis por fuera y pagó el pasaje, sentándose en los
asientos con el relleno por fuera. Observó las obscenidades escritas ahí, muchas
veces con faltas de ortografía o el clásico, “Brenda te amo”. En fin, ahí podía
encontrar de todo. Desde poemas que le hacían pensar en el talento que había en
el mundo hasta “puto el que lo lea”. Variaba.
Finalmente los rumbos feos comenzaron a ponerse mejor y hasta que hubo mucho
tráfico y tiendas por todos lados, Yoongi se bajó. Observó el entorno avanzando
hasta la glorieta Diana donde había quedado a ver a cierto chico por un "favor". La
verdad Yoongi no entendía.
— Supongo que bien —Yoongi alzó sus hombros — ¿tú, algodón de azúcar?
— Bien —rió Jimmy un poco ante el apodo —gracias por venir. Es… algo urgente.
— Bueno —Jimmy tomó aire — ¿recuerdas que cuando nos fuimos, dijiste que
harías lo que sea por mí? —Preguntó el de cabello rosa seriamente y Yoongi
asintió — necesito que me cumplas el favor ya.
— Umh… —Yoongi suspiró y frotó su barbilla —no estoy seguro. ¿Por qué haces
esto?
— A Jimin le gustas, él quiere estar contigo —Jimmy alzó sus hombros —él jamás
ha tenido novio, ¿sabes? Es un sueño suyo tener a alguien que lo ame y llene de
mimos. Anhela un novio como no tienes una idea, Yoongi. Solo tuvo uno pero era
un reverendo hijo de puta con Jimin. No era un novio, yo llamaría más bien ligue
express.
— Lo hago por Jimin —Jimmy apretó sus puños — solo necesito que duren
mínimo un mes. Por favor, Yoongi. Si quieres terminar con él voy a entenderlo
pero no seas cruel al hacerlo. Es lo único que te pido.
— Entiendo que lo haces por Jimin pero… —Yoongi ladeó su cabeza — ¿qué
quieres tú?
— ¿A qué te refieres?
— Yo te gusto.
— Lo entiendo.
— No, adelante.
— Gracias.
Jimmy esperó a que Yoongi finalizara de comer y se levantó junto con el pelirrosa
para ir a su casa. El pelirrosa se mantenía callado pero Yoongi no le prestaba
mucha atención. Sería interesante estar con Jimin. No estaba tan mal. Era lindo,
era el clásico angelito que merece al chico rico, guapo y que lo trate como rey.
Yoongi no era nada de eso pero bueno, un trato es un trato.
Jimmy tocó la puerta y Jimin abrió con una sonrisa. Se sonrojó al ver a Yoongi.
— No hay de qué, chico pollo —Yoongi revolvió sus cabellos y Jimmy cerró la
puerta —yo… venía a hacerte una pregunta muy importante.
— Ahora vengo, debo ver si agendé algo —Jimmy pasó a su costado y corrió
escaleras arriba dejándolos solos.
Yoongi rascó su mejilla viendo al hermoso nene sonriente frente a él, con ojos
brillando de felicidad y esperanza pura. Ay joder… ¿qué hacía? No podía romper a
esa criatura. Era alguien insensible, sí. Pero meterse con Jimin ya era otro nivel.
¿Tendría el corazón para romper a Jimin y quitarle esa mirada lleno de brillo?
Observó fijo a los ojos del hermoso chico y apretó sus labios. No lo haría. Él no
destruiría a Jimin…
Él se enamoraría de Jimin.
Park Jimin sintió por un pequeño segundo que el mundo literalmente se congeló.
Observó fijo a Yoongi sin poder creerlo, el rojo en su rostro volviéndose más
potente y su garganta cerrándose más. Yoongi sonrió divertido y pegó sus labios
contra los dulces de Jimin, permitiéndose sintiendo su calidez, lo suaves que eran
y acolchados. Exquisitos para morder.
Jimin ahogó un chillido y rodeó a Yoongi con sus brazos detrás de su suéter
esponjado. Pegó a Yoongi a él con fuerza, sintiendo lágrimas de felicidad
corriendo por sus esponjosas mejillas sonrojadas y tibias. Yoongi y Jimin se
separaron para sonreírse y Jimin asintió al instante.
— También te amo —susurró Jimin sobre sus labios, besándolo con dulzura y
esbozando una hermosa sonrisa — te amo tanto, Yoongi.
Yoongi sobó su mejilla y plantó un dulce beso en sus gorditos labios antes de
separarse y tomar su mano. Jimin se mantuvo del color del poste de “alto” en la
esquina y tomó fuerte a Yoongi. Tenía a Yoongi… finalmente… tenía a alguien
que amaba. Quería llorar y besar a Yoongi sin parar.
— Adelante.
Jimin casi da brincos. Se volvió a lanzar a él para besarlo alocado, haciendo reír a
Yoongi en el proceso. Escucharon pisadas y Jimin se zafó de sus labios para ver a
Jimmy. Pegó un enorme brinco y gritó feliz, corriendo a abrazar a su hermano
quien se congeló.
— Tranquila, fiera — bromeó Jimmy riendo y viendo a Yoongi — ¿en serio? ¡Me
alegro muchísimo por ustedes! Espero duren mucho tiempo.
— ¡Eres el mejor hermanito del mundo mundial! —Jimin besó su mejilla — ¿Me
ayudas a decirle a mami y a papi hoy en la cena?
Jimin rió y le hizo una seña a Jimmy. El pelirrosa le hizo otro gesto y Jimin rió.
Yoongi no comprendía, parecía ser un lenguaje de señas inventado por ellos. El
pelirrosa asintió.
— Tengo una sorpresa para ti, Yoongi —Jimin observó al mayor — b-bueno,
¿amor? ¿Te incomoda si te digo amor ya? ¿No es muy pronto?
— Dime como quieras, amor —Yoongi le sonrió cálido y Jimin sonrió tontamente.
Los rubios se besaron con una risa antes de salir y cerrar la puerta detrás de ellos.
Jimmy soltó un suspiro y se dejó caer al sofá desbloqueando su teléfono para
charlar con alguien. Jimin por su parte, comenzó a avanzar con Yoongi brincando
de felicidad.
Lo haría.
Jimin esbozó una sonrisa más grande y se soltaron para tomar las cartas. Los ojos
de Yoongi se pasearon por la carta viendo la cantidad de platillos extravagantes
que no conocía en su mayoría. Leía cómo estaban hechos y uno le abría más el
apetito que el otro. No se decidía, quería todo, por Dios. Se relamió y finalmente
optó por una carne a las finas hierbas con pasta a la italiana y una salsa especial.
Espinacas a la crema, puré de papa y una cerveza negra.
Jimin pidió unos caracoles a la mantequilla y una cerveza clara, provocando que
Yoongi lo observara sorprendido. ¿Jimin tomaba cerveza? ¡Pero era un bebé!
— Para todo hay una primera vez — Jimin le sonrió y Yoongi rió.
— Así es, amor — Yoongi asintió — si te pones borracho con una, te llevo a casa.
— Como Voldemort de Harry Potter — asintió Jimin y Yoongi soltó una carcajada
— es mi Voldemort.
— Y los profesores eran lindos conmigo — siguió Jimin — me iba bien en baile y
economía. Me gustan las matemáticas y cosas de empresas. Papi me dará una de
las empresas que tiene.
— O cualquier cosa — Yoongi alzó sus hombros — amaba los Legos de pequeño.
— A ti te amo más — Jimin besó sus labios y Yoongi sonrió dándole pequeños
besitos en su boquita linda. Jimin rió adorable — mucho, mucho más. Le avisaré a
Jimmy.
— Yoongi-Yoonie y yo iremos al cine — Jimin sonrió — ¿si llegan mami y papi les
dices?
Jimmy mantenía sus ojos fijos en la pantalla hasta escuchar el timbre. Observó la
hora en su teléfono, Jimin no podía ser ni sus padres. Oh claro, la pandilla.
Seguramente habían ido a buscarlo, tal vez Hoseok. Le caía bien Hoseok.
— Vaya forma de recibir a Voldemort — habló el castaño del otro lado cruzándose
de brazos — ¿dónde está Jimin?
Jimmy trató de cerrar la puerta pero Jungkook lo impidió con su pie y se cruzó de
brazos. Jimmy puso más empeño pero sintió su cuello ser tomado con fuerza. En
un momento Jungkook se encontraba besando sus labios con fervor, yéndolo a
poner contra la pared con cierta fuerza y sacándole un gemido. Jimmy pasó sus
manos por el pecho de Jungkook y ahogó otro gemido cuando sus labios fueron
mordidos. Su respiración se agitó.
Capítulo 28
Jimmy se encontraba desnudo sobre las mantas revueltas del sofá. Su cabeza
reposaba en el pecho del exnovio de su gemelo, su mejilla rosada contra los
pectorales del contrario. Jungkook sobaba la espalda desnuda de Jimmy mientras
que con su mano libre, observaba unos mensajes que le habían llegado. Jimmy se
removió para acurrucarse mejor.
— Tal vez —se burló Jimmy cruzando sus brazos sobre el pecho de Jungkook —
todavía era algo ingenuo cuando estuve contigo. Al menos… me alegro que hayas
sido mi primera vez.
— Si quieres quitarte con esa carga moral, lo mejor sería que le hablaras con la
verdad… no dándole un novio —Jungkook alzó una ceja.
— Jimin jamás se disculpó por nada de lo que me hizo —Jimmy rió secamente —
¿por qué yo debería hacerlo?
— He cambiado — Jimmy volteó a verlo y Jungkook alzó una ceja sin creerle ni un
poco — un poco. Al menos, ya no me enfoco tanto en arrebatarle las cosas a
Jimin a sus espaldas, ahora busco mis propias cosas. Tenía una… y…
— Déjame adivinar, Jimin te la quitó —Jungkook rió y Jimmy apretó sus puños —
¿cómo se llama?
— Yoongi
— Bueno, Yoongi debe ser afortunado por tener al pequeño Jimin en sus brazos
—Jungkook suspiró — espero él no pierda como yo por un simple revolcón.
— No crearé alboroto por eso, Yoongi es un buen amigo mío y puedo vivir solo
con ello —Jimmy empujó a Jungkook cuando sintió besos en su cuello —déjame.
Ya acabamos, puedes irte. Jimin y Yoongi no tardarán en volver.
— Creo que nos queda tiempo para una ronda más, cabello rosado —Jungkook se
levantó y tomó a Jimmy de la cintura para acercarlo a él — vamos Jimmy… una,
aunque sea rápida.
El de cabello rosa le dio la espalda agarrando sus pantalones hasta sentir que
volvieron a tomarlo y le dieron la vuelta. Jungkook volvió a besarlo con cierta
insistencia, cargándolo entre sus fuertes brazos hasta ponerlo de nuevo en el sofá
donde los acostó. Se separó sonriendo, viendo a Jimmy con la misma expresión
de deseo.
— Así no funcionan las cosas, Jimmy —Jungkook tomó las piernas de Jimmy y
lentamente deslizó su ropa interior fuera, jalándolo de los muslos para acercarlo a
él. Jimmy enredó sus piernas blanquecinas alrededor de su cintura — jugaremos
como lo hacíamos en el colegio, ¿te parece? Te mando un mensaje y si me
contestas con un corazón rosado, voy a tu casa a jugar —Jungkook lubricó dos
dedos que lentamente ingresó en Jimmy quien se arqueó — además… sigue tu
deuda pendiente con el equipo de futbol americano. Como líder, creo que me toca
cobrarte.
— Vamos a llevarte a casa con el señor elefante, ¿sí? —Yoongi besó su coronilla
— él te consolará.
Jimin asintió y comenzó a avanzar tomado de la mano con Yoongi por la calle
nocturna. Balanceaban suavemente sus manos de adelante hacia atrás en
silencio, dándose suaves apretones o besos antes de cruzar la calle. Finalmente
llegaron a la casa y Yoongi suspiró tocando el timbre. Observó el entorno, uniendo
sus cejas al ver un cigarro botado cerca de la entrada.
Yoongi suspiró y Jimmy se acercó a la sala. Yoongi se percató que las mantas
estaban mal colocadas y Jimmy se encontraba acomodándolas y extendiéndolas
más. Aunque lo que le llamó la atención fue el vaso de agua frente la encimera.
¿Por qué había otro? Allá en la sala ya había uno a medio tomar. Y el cigarro en la
entrada… oh, no se atrevió.
— Hoy fue la primera vez —contestó Jimmy reincorporándose para irse a sentar
frente a él con una sonrisa — ¿por qué?
— Porque eso significaría que estaría más tiempo con Jimin —susurró Yoongi.
— Joder, deja de creerte la gran cosa —Jimmy puso los ojos en blanco — deja de
creer que eres tan importante en mi vida. Hoy me vi con alguien que creí haber
olvidado y oh sorpresa, parece que no. Así que me la llevo de amigo contigo
porque ya la regué una vez, no lo haré dos. ¿Bien?
— Nada, amor —Yoongi besó la mejilla de Jimin — solo que tu hermano bobo
está de gruñón.
No escuchaba qué decían pero sintió algo extraño al ver al desconocido de buen
auto tomar del culo al pelirrosa para besarlo hambriento, antes de que ambos
corrieran al interior del auto bonito y se alejaran rápidamente. Era un BMW gris
con una pequeña bandera en la cajuela. Yoongi se reincorporó viendo el coche
alejarse y pensando seriamente en seguirlo pero no tenía nada más que sus
piernas y dinero para el transporte público.
Jimin no podía encontrarse más feliz ya que juraba que sus padres lo iban a
ahorcar pero no fue así. Estaba muy feliz con Yoongi y Yoongi, extrañamente
también estaba feliz. No le dificultaba besar a Jimin en lo absoluto y sus salidas
eran dinámicas y agradables. La pasaba bien aunque a veces tuviese que dejar
plantado a sus amigos. Aun así, si era por Jimin, valía la pena.
— N-nada —balbuceó Yoongi —e-es que… mi mamá está muy enferma y eso,
pero trataré de decirle y convencerla de que venga.
— Ah —Jimin suspiró aliviado — entiendo, bebé. Por un segundo creí que ibas a
decirme que no era cierto y me asusté. No me gusta que me mientan, amor —
negó con su cabeza —me enojo.
— Gracias —Jimin sonrió triste — es que bebé… y-yo tuve un novio antes.
— Jungkook —murmuró Jimin con voz apagada — era amigo mío, capitán del
equipo de futbol americano. Típico, ya sabes —suspiró — y yo era el popular
tierno del colegio. Éramos pareja, éramos muy felices p-pero… él quería tener
sexo conmigo y yo no estaba listo. Además, él no sabía de Jimmy y yo… era
difícil.
— Oh —Yoongi alzó una ceja y recordó las palabras de Jimmy ayer. “Así que me
la llevo de amigo contigo porque ya la regué una vez, no lo haré dos.” — ¿Con
quién?
— Jamás supe —Jimin alzó sus hombros — Jungkook solo me dijo y que se
sentía mal. Cortamos ese mismo día y no nos volvimos a ver.
— Sé que esta pregunta será un poco extraña, amor —Yoongi pestañeó viendo a
su novio — pero, ¿recuerdas la marca de auto de Jungkook?
— ¿La marca de su auto? —repitió Jimin.
— Oh —el rubio pequeño alzó ambas cejas —bueno, era gris. Gris un poco
oscuro, un BMW, si no me equivoco. ¡Y oh! ¡Tenía una bandera roja en la cajuela!
Era el logo del equipo de futbol americano. ¿P-por qué?
— Por nada, amor —habló suavemente, sintiendo por dentro la ira recorrer sus
venas — solo que algunas veces dicen que los autos se parecen a sus dueños. Yo
diría que es bastante arrogante.
— Lo era, un poco —Jimin rió suavemente — aunque era muy lindo conmigo en
ese entonces.
— ¿Por qué?
— Bullying, eh —Yoongi recordó el lindo fogoso que había visto ayer detrás de los
arbustos hace unos días — y se llevaban muy mal. ¿No?
— Fatal —Jimin suspiró pesadamente — era difícil para mí, pero los quería y
ambos y no podían darme a elegir. Después comenzaron a llevarse un poco mejor
pero a la semana terminé con Jungkook y Jimmy dejó de hablar con él. Yo
también, obvio.
Yoongi no dejaría esto aquí. Porque si esto era lo que creía que era… entonces
Park Jimmy estaría en serios y grandes problemas.
Capítulo 29
— Ahora está viviendo en Seúl, tomó la casa de su madre quien ahora está en
Estados Unidos. Lo publicó en su Facebook —Taehyung se calla — hará una
fiesta de año nuevo allí, en unos días. Oh, juega futbol americana, o jugaba. Su
equipo se llamaba Rabbit´s, su logo es una bandera roja, tiene un BMW, se viste
bien, sube muchas fotos de lugares y selfies de lo que hace en su día. Yo diría
que entra en el estereotipo clásico de adolescente mimado y rico.
— El mejor álbum de ellos fue “For him” —habló Yoongi sonriendo tontamente.
— Con eso reventaron su fama —Taehyung suspiró —me pregunto a quién irá
dedicado ese álbum. Deberías dedicarle una canción a tu novio.
— Tal vez —Yoongi esbozó una sonrisa —el álbum “For Him” es sagrado. Son
diez canciones de oro puro dignas de ser escuchadas únicamente por dioses.
— Bueno ya, calma la adolescente interna —se burló Taehyung y Yoongi gruñó —
esto es todo lo que he conseguido de Jungkook. Tengo su dirección, ya te la pasé
por mensaje. Un buen novio siempre acosa al ex.
— Sí, a ese niño mimado no le vendría mal una buena paliza —Yoongi rió
secamente — algún día iré con Ruth y los demás a robarle. Su casa debe ser
lujosa.
— Otro día. Antes debo ir a pelear con alguien —Yoongi frotó el tronco de su nariz
— quizás los alcance para quitarme el dolor de cabeza que me provocará aquello.
— Suerte.
— O-okay.
El de cabello rosado amplió sus ojos y abrió su boca. Yoongi negó suavemente
con su cabeza indicándole que no se atreviera a mentirle o desviar el tema. Jimmy
apretó sus labios y soltó un gran suspiro.
— ¿Por qué? —Yoongi negó con su cabeza de nuevo — Jimmy, ¿por qué? ¿Por
qué no se lo dijiste como mínimo a Jimin? Él siempre ha confiado en ti, él…
— No me digas que tú también —Jimmy frotó sus sienes y negó con su cabeza.
— Jimmy, los vi —Yoongi puso los ojos en blanco — pero ese no es el jodido
punto. Jimin merece saberlo.
— Jimmy, deja de echarle la culpa a Jimin de todo —Yoongi apretó sus puños —
él no te ha hecho nada. ¿Te robó la atención? Joder, tienes diecinueve años,
carajo. ¡Supéralo y deja de victimizarte!
— Oh, ¿yo soy el malo acá? —Jimmy sonrió divertido — Dios santo, Yoongi…
estás tan cegado.
— Eso veo —asintió Yoongi — y de tan solo ver la gente con la que te juntas…
francamente comienzo a preguntarme qué vi en ti. O siquiera, cómo pude pensar
que podríamos llegar a ser algo.
El corazón del pequeño pelirrosa dio un pellizco y se hizo trizas. Mantuvo un rostro
neutro, inexpresivo, sintiéndose romper por dentro brutalmente.
— Muy bien —habló Jimmy sin hacer temblar ni un poco su voz — sigue jugando
al novio perfecto con Jimin. Veremos si te sigue amando tanto como lo hace una
vez que sepa quién eres y te conozca tan bien como yo.
— Estás enfermo, pequeña mierda —se rió Yoongi negando con su cabeza —
piérdete Jimmy. No te quiero ver ni saber nada de ti. No puedo creer lo que eres.
Francamente… me quedé sin palabras. Creí que eras diferente. Creí que eras un
chico dulce y de fondo bueno pero incomprendido y con mucho sufrimiento —
negó con su cabeza — tanto por fuera como por dentro estás igual de podrido y
sucio.
Jimmy mantuvo el silencio antes de cruzarse de brazos, aguantando el mar de
lágrimas que amenazaba por salir de sus ojos.
Jimmy apretó sus labios y solo dejó escapar una lágrima que limpió rápidamente
con su manga. Sacó sus lentes que limpió y se colocó, agrandando más sus ojos.
Pestañeó repetidas veces aguantando más lágrimas y se dio la media vuelta para
caminar del lado contrario. Tomó aire profundamente y lo exhaló con suavidad. No
lloraría. Él ya había llorado suficiente.
No. Solo esperaría. El día en que Yoongi se enterara de la verdad, ya sería muy
tarde. Aun así, Jimmy lo disfrutaría en grande. Al final, los mejores planes dignos
de obras maestras, eran aquellos que todos desconocían.
— ¡Hola, bebé! —Su madre se acercó a darle un beso y sacó unas trufas — hice
trufas.
— Una para ti, otra para tu hermano — su madre besó su frente — dile que baje a
cenar ya. Lleva todo el día en su cuarto y en sus audífonos.
— Oh, ya —Jimin asintió y se fue a sentar a su lado — mami dice que ya vayamos
a cenar.
— Sí, pero es rarito — Jimmy desvió la mirada, sintiendo su camisa ser levantada
cada vez más — Jimin, ya déjame. Tienes novio.
— Lo hace — Jimin asintió — pero no tanto como tú. Quiero tus mimos cuando él
no esté.
— Jimin…
— Pero yo quiero tus mimos —Jimin colocó un poco más de presión en su cuello,
Jimmy se tensó debajo de su agarre —Jimmy, ¿me dirás que no?
El rubio no contestó.
— Y podría ser bueno contigo, pero, ¿sabes que leí en tu precioso diario? —
susurró Jimin riendo — “querido diario, detesto tanto tener parafilias extrañas. Me
avergüenzo tanto de la raptofilia. Quiero dejar de fantasear conque me fuerzan a
tener relaciones sexuales o me violan. Debo detener esto y no sé cómo. La
doctora no me ayuda en nada.”
— Claro que lo es, soy casi tú, así que no es tan grave —rió Jimin dejando de
besarlo y sentándose de nuevo en su cama — pon el pestillo y luego ven de
nuevo.
Jimmy suspiró y besó suavemente sus labios, sintiendo la sonrisa de Jimin sobre
su boca. Lentamente deslizó sus manos por el cuerpo de su gemelo, llegando al
borde de su pantalón. Jimin gimió sobre su boca y asintió.
— Espera, Jiminnie —se quejó Jimmy ahora bajando la ropa interior de su gemelo.
— Lo sé… —repitió Jimmy con voz apagada — yo tampoco quiero que me dejes,
hermanito.
— Bien —Jimin besó sus labios — deja de ver a Jungkook. No me importa que
sea mi exnovio, eso es lo de menos… tú eres mío. Tu amor es mío, tus caricias
son mías, tus besos y tu cuerpo. Todo tú me perteneces Jimmy, ¿sí? Tu amor solo
yo lo merezco y nadie más —lo tomó de las mejillas — ¿entiendes eso? Tus
gotitas de amor son mías y no perderé ni una sola.
— Todo mi amor es tuyo, no te preocupes —Jimmy asintió con una suave sonrisa
— no me veré con Jungkook más. Es amigo mío pero si no quieres, no lo veré.
—Así me gusta —Jimin lo soltó — te veo abajo. Sería en realidad una pena que
me lleves a tomar medidas que no quiero —el mayor de los gemelos negó con su
cabeza — no me hagas ser niño malo contigo, Jimmy.
Capítulo 30
— Claro que sí, mi amor —su madre pellizcó la mejilla del gemelo rubio quien
sonrió.
— Estábamos pensar que para navidad podríamos ir con los abuelos en Japón —
habló su padre — ellos estarán encantados de verlos. Hace un rato que ya no
vemos a los abuelos.
— ¿Ah? — Jimmy levantó la mirada — no, estoy bien. Solo tengo algo de sueño.
— Y-yo —el pelirrosa balbuceó tomando aire — él vino hace unos días.
Conversamos, quedamos de vernos p-pero era tú ex y… a mí me agrada.
— Solo déjame ir, por favor — suplicó Jimmy aferrándose fuerte a su mochila.
— Jimin… solo quiero salir. Por favor —se impacientó Jimmy viendo la ventana.
Jimmy tensó sus puños. Se acercó a paso lento a Jimin quien se mantenía en una
postura imponente viendo fijo a su gemelo. No permitiría que su fuera. Por
supuesto que no. Menos con su exnovio. ¿Quién se creía?
— Por favor —pidió Jimmy a una distancia corta — por favor, Jimin. Por favor.
— No quiero pelear contigo, no quiero volver a esos feos tiempos, Jimin — Jimmy
siguió acercándose a su gemelo — mi amor sigue siendo tuyo, solo quiero salir y
despejarme un poco.
El teléfono de Jimmy volvió a sonar. El de cabello rosa lamió sus labios resecos y
se acercó más a su gemelo mayor, rodeando su nuca con sus brazos. Jimin trató
de empujarlo pero Jimmy juntó sus labios a la fuerza comenzando a besarlo. El
pequeño rubio jadeó y dejó de batallar casi al instante para tomarlo con fuerza y
ponerlo contra la pared, Jimmy sintió su sangre congelarse y rápidamente dirigió
sus manos al trasero de Jimin para apretarlo. El pequeño rubio jadeó en su boca y
comenzó a tocar a Jimmy con desespero, introduciendo sus manos debajo de su
camisa, mientras, el de cabello rosa, logró tomar al teléfono y contestar la llamada.
Jimin se zafó de sus labios viendo el teléfono en sus manos. Jimmy rápidamente
lo guardó en el bolsillo de su pantalón, viendo a Jimin negar con la cabeza con
una sonrisa.
— Elige Jimmy — Jimin lo tomó del cabello con fuerza y el de cabello rosa chilló
de dolor — solo te daré una oportunidad, tú elegirás el nombre. ¿Yoongi y quién
más?
Siguió tomándolo fuerte y Jimmy mordió sus labios para no soltar ningún jadeo de
dolor.
El de cabello rosa sintió su corazón latir más rápido. Tomó el brazo de su gemelo
y lentamente lo retiró de su cabellera para que no ejerciera más dolor en esa zona.
Se reincorporó un poco quedando a la altura de Jimin en lágrimas.
— No lo seré más —Jimmy negó con su cabeza —seré bueno, seré tuyo. Yoongi y
Jimmy. Yoongi, Jimmy y Jimin — siguió — solo déjame salir hoy y olvidaré todo
esto. Fue mi culpa, todo esto ha sido mi culpa pero prometo que lo arreglaré.
Solo… — tomó a Jimin de las manos — solo hoy.
Bajó al comedor donde sus padres seguían hablando de la reunión. Jimin se sentó
y siguió comiendo tranquilamente, manteniendo una sonrisa tranquila.
— Sipi-dipi —Jimin mantuvo la sonrisa — me entró el sueñito así que también iré a
dormir un rato.
Jimmy asintió dándole otro sorbo a su té y dejándolo en la mesa. Frotó sus sienes
cerrando sus ojos, sintiendo a Jungkook sentarse a su costado y frotar
suavemente su espalda.
— ¿Estás bien? —preguntó el castaño, sabiendo que su pregunta era algo idiota.
— No… —susurró Jimmy abriendo sus ojos y suspirando pesado.
— T-todo es mi culpa… —sollozó Jimmy sintiendo las lágrimas deslizarse por sus
mejillas — todo es mi maldita culpa, Jungkook.
— Jimin, eso pasa —Jimmy se soltó a llorar — es…e-es mi maldita culpa. T-todo
esto es mi culpa.
— Lo mantuve vilmente engañado durante años —las manos del menor temblaron
— lo acostumbré a la burbuja de amor y victoria color rosa… Lo acostumbré a
ganar y a que obtenga todo lo que quiera.
— Pero…
— Pero nada, Jimmy. Una cosa es que sepa perfectamente que lo que hace está
mal pero no quiera cambiarlo, y otra completamente distinta que realmente no se
dé cuenta de sus acciones egoístas.
— Pero Jimin no sería capaz —el pelirrosa volvió a verlo — Jimin… él jamás sería
capaz de dañarme adrede. ¿Verdad? Estás mintiendo. Son ideas erróneas, ¡Jimin
no hace eso!
— Jimin sabía, Jimmy —Jungkook sintió algo amargo en su boca — Jimin sabía
todo. Jimin sabía de tus golpes, Jimin sabía del bullying que te hacíamos y que
todos te pasaban de largo. Jimin estaba consciente de todo lo que hacías por él y
cuánto te dolía que él fuera el favorito.
— Jimin sabía que mamá y papá no te hacían caso — Jungkook siguió negando
con su cabeza — Jimin te correteaba saboteando tus logros uno tras otro. Peleaba
mucho con él, yo pensaba… jodida mierda, es su hermano. ¿Cómo puede ser tan
egoísta? Y lo era.
— Y me sentía tan malditamente impotente que por eso pedí que te dejaran de
golpear — siguió Jungkook en lágrimas — porque no podía soportar la idea que tú
te desvivías por Jimin creyendo que él no sabía nada. Dabas tu alma con tal de
que no se enterara cuando él ya sabía todo. Todo lo sabía Jimmy. Lo disfrutaba.
Lo disfruta. Disfruta de tu ingenuidad, disfruta jugando al niño tierno e idiota
alrededor tuyo porque ama la forma en la cual te desvives por él. Eres su
marioneta favorita, Jimmy. ¿Cómo no te das cuenta? Jimin tiene diecinueve
años… Jimin… ¿cómo puedes creer que pretende ser un niño pequeño a esa
edad? ¿Cómo crees que no se da cuenta de nada? ¡Claro que se da cuenta! —
Jungkook se acercó más a Jimmy quien estaba petrificado en su lugar — Jimin te
adora de una forma que no comprendes. Es completamente adicto a tu amor y la
atención que le das. No quiere perderlo.
Esas veces que Jimin se puso violento y Jimmy corría a pedirle perdón y a
calmarlo, dándole todo, llenándolo de cariño y palabras bonitas. Todas esas veces
que Jimin se volvió loco cuando Jimmy se iba… los celos de Yoongi, los celos de
Jungkook… nunca fueron por ellos. Fue por él. Todas esas veces que Jimin
pretendió inocencia cuando estaba perfectamente consciente de las cosas
sexuales… solo fingiendo y aprovechando que él diera el primer paso para poder
echarle la culpa y crearle remordimiento. Esa tontería de novios y hermanos…
jodida mierda… jodida mierda…
Jungkook lo abrazó con fuerza pero sentía un vacío que jamás había sentido, una
amargura creciente que comenzaba a asfixiarlo poco a poco. La ira, el rencor y el
dolor mezclándose en su pequeño corazón oscureciéndolo de forma rápida hasta
tapar cualquier rastro rojizo y puro que quedara.
Él, siempre cuidando a Jimin del mundo real y encerrándolo en una burbuja de
mentiras…
Jimin pasó sus manos por la espalda desnuda de Yoongi, aferrándolo más a él
mientras lo besaba lentamente. Sus corazones iban rápido, la mano de Yoongi se
deslizaba por las piernas de Jimin, soltando gemido ronco al sentir la furiosa
necesidad de arrancarle los pantalones.
Empezó cuando fue a casa de los gemelos esa mañana, Jimin dijo que Jimmy se
había ido con Jungkook y que estaba solo en casa. Yoongi captó el doble sentido
de las palabras aunque probablemente Jimin no lo dijo con esa intención, pero no
pasaba nada. Llegó, estuvieron platicando un poco, jugando y después de tres
horas, el menor comenzó a besarlo lentamente, recostándolo en el sofá y
colocándose sobre él poco a poco.
Yoongi no perdió nada de tiempo y le siguió el beso dulce pero coqueto. Sus
labios se movían, sus respiraciones se agitaban y poco a poco Jimin le comenzó a
desprender la camisa hasta que se la retiró. Eso fue más que suficiente para
captar el mensaje y Yoongi tornó el beso más intenso, sintiendo a Jimin esbozar
una sonrisa sobre su boca y comenzar a suspirar mostrándose complacido.
— Aquí está bien —Yoongi mordió sus labios, pellizcando los pezones de su novio
quien gimió de nuevo y asintió.
Yoongi se separó de los labios de Jimin y comenzó a bajar sus pantalones bajo la
atenta mirada de Jimin quien lo veía sonriente. El rubio más pequeño relamió sus
labios, trazando una pequeña línea desde los pezones del mayor hasta su
entrepierna, donde empujó un poco.
— Sipi-dipi —Jimin sonrió antes de reír infantil. Hizo un pequeño puchero — ¿Me
das besitos con mordidita de lobo? Rawr.
Pasó las manos por la espalda de su novio llegando al borde del pantalón. Tironeó
para bajárselo y amasó su gran culo, perdiéndose en la excitación hasta que
escucharon unas llaves y apenas les dio tiempo de separarse antes de que la
puerta se abriera con cierta violencia.
— Ah, es Jimmy —Jimin rió — ¡Hola, hermanito! ¡Perdón! ¿Quieres que nos
vayamos a nuestro cuarto?
Jimmy cerró la puerta en silencio y se fue acercando lento, con una mirada tan
letal que Yoongi pasó saliva. Sin embargo, Jimin seguía con su adorable sonrisa
tierna e inocente.
— Jimin… —habló Yoongi entre el beso y separó a su novio — ¿no prefieres que
salgamos?
Jimin no sonrió para no lastimarlo y siguió chupando con más fuerza. Yoongi lo
tomó fuerte, controlando el vaivén y follando su linda boca hasta que le pidió
separarse. Jimin se colocó de rodillas en el suelo y Yoongi se sentó en el sofá,
masturbándose viendo a su novio de rodillas y con la boca abierta.
Eran las ocho de la noche cuando Jimin llegó a casa. Se paró de puntitas para
besar a Yoongi profundo en los labios, le entregó el casco de la moto y se dieron
otro beso casto antes de separarse. Jimin agitó su mano y Yoongi le sonrió
suavemente antes de que el menor ingresara.
Silencio. Sus padres todavía no llegaban a casa. Pasó saliva y soltó un gran
suspiro conforme subía las escaleras y llegaba a su cuarto. Abrió la puerta viendo
la lámpara prendida entre las dos camas y a Jimmy con el señor esponjoso en su
cama, sobándolo con suavidad.
— Hola hermanito —saludó Jimin cerrando la puerta y acercándose a él — ¿cómo
te fue con Jungkook?
Jimmy soltó una risa amarga y dejó al peluche de costado. Jimin mantuvo su
sonrisita antes de que Jimmy volteara a verlo. El pelirrosa sobó la mejilla del rubio
suavemente y lentamente lo fue acostando, Jimin sintió su respiración cortar al ver
la sonrisa tétrica de Jimmy.
— ¿De qué hablas? —Jimin lo observó dolido — N-no me hables feo, Jimmy.
— Todos estos años sufriendo en vano… —siguió el pelirrosa — todos estos años
dándote todo creyendo que no lo sabías. Pequeña bestia arrebatadora de
felicidad… te detesto tanto.
Jimin alzó una ceja y Jimmy lo soltó negando con su cabeza y se separó de él.
— Lo sabes, yo también tengo cositas que hablar contigo —Jimin mantuvo la vista
seria.
— Bien —Jimmy descruzó sus brazos — te detesto. ¡Yo di todo por ti, Jimin! ¡Lo di
todo! ¡Dejé que me golpearan, que me olvidaran, me rechazan y me convirtieran
en tu sombra! ¡Y lo permitiste, maldita sea! ¡Sabías que yo movía cielo, mar y
tierra por ti y te aprovechaste! ¡Aprovechaste de mi maldito amor para tú
quedártelo todo!
— Estás enfermo — Jimmy negó con su cabeza — me largaré. Me iré con los
abuelos a Japón y cortaremos con esta mierda. Yo amo a Yoongi, y a ti, te quiero
demasiado. Ustedes me hacen daño y me estás lastimando Jimin. No tienes idea
del esfuerzo que estoy haciendo por no ahorcarte en este preciso instante.
— Voy a irme, no podrás detenerme Jimin. Es una decisión que he tomado ya.
— Oh, Jimmy… —habló Jimin con voz más ronca levantando la mirada con una
siniestra sonrisa — me encanta ver cómo sigues creyendo que podrás conmigo
después de tanto.
— Espera —Jimin se reincorporó pero un segundo golpe llegó — ¡Te dije que
esperaras!
— Nah —Jimmy sonrió antes de darle otro fuerte que lo mandó al suelo — vamos,
Jimin. Ya no te veo tan rudo—le dio una patada y el pequeño rubio maldijo
tomando su estómago — ¿no querías hacerme enojar? Todavía estoy muy
tranquilo.
— ¡Compramos pizza para cenar! ¡Vayan a lavarse las manos! —habló ahora su
padre.
— ¡Si papi! —Gritó ahora Jimmy — ¡ahora bajamos! ¡Jimin y yo estamos jugando!
— Contaron uno para escapar del lobo hambriento —siguió cantando Jimin
llevando sus manos al cabello de su gemelo, tironeándolo con cierta fuerza hacia
atrás — Contaron dos para escapar del brujo gruñón
— Contaron siete y llegaron con sus parientes —Siguió Jimmy viéndolo fijo —
Contaron ocho y regresaron con el ogro.
— Vamos —Jimin tomó su manita y le sonrió lindo — como los mejores amigos
del mundo mundial.
Capítulo 32
Cuando los dos gemelitos nacieron, eran bebés demandantes. A los padres les
resultaba un poco difícil mantener el ritmo de vida con gemelos debido a su
apretado trabajo y agenda. No les prestaban mucha atención a sus hijos y por eso
se la pasaban contactando niñeras que se hicieran cargo de ellos mientras ellos
viajaban o se quedaban en reuniones hasta muy noche.
Cuando Jimin y Jimmy eran infantes, bebés que gateaban, se querían mucho.
Eran bebés muy unidos que jugaban a ser el otro y a veces, pasaban semanas sin
que los padres se dieran cuenta que estaban confundiendo a sus hijos. Ellos se
divertían mucho con eso ya que era su juego favorito: hacerse pasar por el otro.
Sus padres al estar tan ausentes, realmente nunca pudieron crear ese vínculo tan
fraternal.
¿Pero cómo no podían identificar a sus hijos? Sí, lo hacían. Pero a veces dudaban
un poco. Sobre todo porque las diferencias entre Jimin y Jimmy eran mínimas.
Jimmy, a diferencia de Jimin, tenía los labios un poco más gruesos y formados, los
ojos un poco más gatunos y un lunar en la oreja muy pequeño. Jimin era de
facciones dulces y piel perfecta y suave. Jimmy el que se la pasaba lleno de
moretones y raspones por estar jugando.
— ¡Si es cierto!
— ¡No es cierto!
Una vez le arrancó los ojos al señor esponjoso ya que Jimmy había ensuciado al
señor elefante por jugar con él en el lodo. Jimmy nunca se lo perdonó y creo que a
la fecha, no lo hace.
Muy inocente y tonto si lo vemos nosotros, pero para su edad, una pequeña burla
así era el fin del mundo. Jimmy lo había aprendido bien. No le causaba gracia que
todos llegaran y le dijeran “cuatro ojos”. Jimin les decía que no molestaran pero
cuando mágicamente el grupo popular lo adoptó, parece que se olvidó de su
gemelo. Eso enojó a Jimmy en parte.
— Eres feo por no hacerme caso — le reclamaba Jimmy a Jimin — solo le haces
caso a tus amigos esos.
— Te acusaré con mamá — amenazó Jimin y el gemelo menor rodó los ojos.
Durante un par de años, los gemelos se llevaron muy mal. Esos finales años de
primaria antes de entrar a la secundaria, que fue a sus once años, apenas podían
verse. Jimmy hizo su grupo de amigos y Jimin siguió con los populares que lo
habían adoptado. No el grupo de Jungkook, sino otro.
Y aquí es donde me permito hablar a detalle de cada año que transcurrió para
comprender mejor qué fue lo que cambió en los gemelos lindos. ¿Por qué
repentinamente el amor se transformaba en odio y después en amor? Todos los
hermanos pelean y se quieren, pero ellos lo llevaban a extremos preocupantes.
Pero sus papás no hacían caso y los consentían y mimaban, tratándolos como
bebés pese a su edad. No les enseñaron a madurar ni a enfrentar sus problemas y
eso trajo severas consecuencias más adelante, ya que cuando se enfrentaron a
ciertos problemas de adolescencia, no supieron qué hacer.
12 años
Todo parecía ir bien entre los gemelos. Jimin se había bajado un poco de su nube
y Jimmy se mantenía un poco más serio. Eran bastante unidos, se querían,
apoyaban, jugaban entre ellos y veían la vida color rosa.
— Sí —Jimin sonrió.
— ¿Es un mamífero? —siguió preguntando Jimmy.
— ¿Un gato?
Jimmy soltó una carcajada y se lanzó sobre él dándole un fuerte abrazo y un beso
en su frente. Jimin se sonrojó un poco y se dejó besar tiernamente por su gemelo.
Le gustaba estar con Jimmy. Jimmy siempre lo hacía sentir bien y le sacaba
sonrisas. Estar con Jimmy lo hacía feliz.
Se querían mucho.
13 años
— Muévete cuatro ojos, tengo que inscribirme —habló otra voz y Jimmy alzó una
ceja volteando detrás de él, viendo a Jungkook detrás de él.
Desde ese día, se comenzaron a tomar de las manos cada que podían. Les hacía
sentir ese gran confort de protección y los gemelos lo adoraban. Tomarse de la
mano se volvió cotidiano para ellos, sintiendo pequeñas cosquillas en sus
estómagos de cuando en cuando. La cercanía se volvía mayor… poco a poco…
más íntima.
14 años
— ¡Jimmy! —Exclamó Jimin soltando un gritito — ¡Tu cabello!
Y así comenzó…
— ¡Vengas acá putitos! ¿Por qué no nos bailan un poco? Lucían tan calientes allá
en el escenario con su ropa rosada, ¡me ponen tanto! — Y más carcajadas.
— Homosexuales de mierda.
— Dan pena.
Jimmy fue quien tuvo que hacerse cargo de la situación. Comenzó a enfrentar a
los niños malos del colegio y le pedía a Jimin correr. El pequeño rubio estaba
asustado, aterrado, solo y no sabía qué hacer. Lloraba porque le dolía ver a su
gemelo golpeado.
— Pero tú estarás bien… —le susurraba Jimmy —no te preocupes por mí, Jimin.
No importa cuánto sufra o llore… yo siempre estaré a tu lado. No te dejaré.
Esa frase quizás marcó a Jimin más de lo que deseaba. Se aferró a Jimmy
aterrado del mundo y el gemelo de cabello rosa ahora, supo que debía hacer algo
al respecto. Así que jugando al niño malo comenzó a formarse cierta reputación…
maligna. Sin embargo, Jimin no resultó manchado y poco a poco las personas se
alejaban de Jimmy para irse con él.
15 años
— ¿Qué? —Jimmy alzó una ceja — ¿desde cuándo sacas esa regla estúpida?
— Y me mentiste. Dijiste que solo eras mío y… —Jimin apretó sus puños — eres
una puta.
— Idiota, no me hables. No quiero que piensen que soy como tú. Dañas mi
reputación.
Jimin se alejó y se fue con su grupo. Las miradas sobre el pelirrosa de burla,
desprecio y asco comenzaron a asfixiarlo. Tembló y corrió a los baños donde soltó
a llorar horas, hundido en la vergüenza total. Ese fue uno de los tantos episodios
que provocó que comenzaran a hundirlo y Jimin se agrandara más y más. Jimmy
o culpaba a Jimin, decía que era su culpa constantemente. Jimin no estaba
consciente.
Pero Jimin claro que lo estaba. Y gracias a esos pequeños errores de Jimmy, sacó
un provecho y ventaja tan grande solo para agrandarse y seguir creciendo. La
atención y el poder que recibió poco a poco comenzaron a volverlo loco. Al
principio fue su grupo de amigos, después el salón de clases, la generación
completa.
Y para final de ese curso escolar, Jimin ya tenía en sus garras a todos el maldito
colegio.
16 años
Jimmy comenzó a desarrollar cierto rencor por su gemelo. Claro, era inevitable.
Comenzó a maldecir y a llenarse de envidia. Trató de cambiar su reputación en el
colegio pero estaba sepultado y totalmente hundido. Abandonado, arrastrado y
con un sentimiento de soledad constante que lo sometía en la más profunda
depresión.
Y eso hizo. Funcionó durante un tiempo hasta que la soledad lo golpeó pese a que
estuviese rodeado de gente y amigos. Se volvió insoportable y la tensión con
Jimmy no ayudaba. De hecho, no comprendía por qué se encelaba tanto de los
pocos amigos de su hermano y que lo vieran. Jimin creyó que eran celos
fraternales hasta que…
Tuvo un sueño húmedo con él. Y ahí la carta se volteó hacia un rumbo más
interesante.
Pero Jimin no se dio por vencido y entre sutilezas y mensajes de doble sentido,
lentamente el pequeño pelirrosa comenzó a entender el juego. Una sonrisa
maliciosa asomaba por sus labios y había momentos durante la cena donde Jimin
y él se observaban en silencio durante largos minutos y luego caían en sus labios
viéndolos sin pudor alguno.
Jimmy regresó al cuarto de Jimin por arte de magia y las miradas eran constantes
y después, Jimin se pasaba a la cama de Jimmy para abrazarlo. Y si bien el
gemelo pelirrosa fingía no percatarse de aquello, disfrutaba restregándose contra
su gemelo con suma suavidad.
Y no pasó mucho hasta que lo inevitable pasara, después de tantas semanas con
aquellos roces y miraditas insinuantes, se encontraban solos en casa, en el sofá.
Poco a poco se juntaron, se abrazaron y comenzaron a darse suaves besos en el
rostro.
Jimin se acercó más a él y le dio las señales para que se acercara. Jimmy cayó y
no pasó mucho hasta que después de una intensa y larga mirada, Jimmy lo
tomara de las mejillas y lo acercara para besarlo en sus dulces labios. Jimin no
gritó de felicidad por fuera, pero por dentro estaba volviéndose loco. Le siguió el
beso a su gemelo evitando meter la lengua para no asustarlo.
Y desde ese día, las cosas radicalmente cambiaron.
17 años
¿Por qué mierda su gemelo se había convertido en el novio del chico que lo
molestaba y golpeaba? ¿Qué acaso era idiota? Oh sí. Según Jimmy, Jimin no
sabía nada y vivía en una fantasía.
Jimin alzó una ceja pero no dijo nada. Se veía con Jungkook, era su novio y
descuidó un poco a Jimmy, quien no dudó en forjar amistades más fuertes e…
interesantes. Había un chico el cual le traía puesto el ojo al pelirrosa, era nuevo.
Jimmy y él se volvieron cercanos y cierto día Jimin los descubrió besándose en el
patio trasero.
— Oye… —llamó Jimin al chico que Jimmy amaba en ese entonces — no es por
querer asustarte, pero deberías tener cuidado con mi hermano.
— Además, lo estuve viendo ayer besar a otros chicos y enredarse con el equipo
de futbol americano —siguió mintiendo Jimin — es muy infiel. No te lo recomiendo.
Lo amo mucho pero no quiero que sufras. Ya lo ha hecho con veintitrés chicos.
Y así fue como destruyó el corazón de Jimmy suciamente. Creyó que el pelirrosa
no se daría cuenta pero cuando Jimmy se enteró de las mentiras que había dicho
Jimin, no dudó en pagarle caro. Jimmy no perdonaba ni una sola.
18 años
¿Su relación cambió? Sí. Sin ningún chico que se entrometiera en su relación, se
volvieron muy cercanos nuevamente y como durante un año no hicieron nada, se
dedicaron a revolcarse, besarse, morderse y jugar a los pequeños traviesos. Se
había vuelto una especie de adicción para ellos. Tan prohibido y delicioso.
Por supuesto que se tenían engañados, conocían sus verdaderos rostros pero
solo jugaban a no hacerlo. Eso lo volvía más interesante y así nadie sospecharía
de nada. Se volvieron novios, se proclamaron amor eterno y Jimmy le juró estar
toda su vida con él y casarse de grandes.
Hasta que cierto niñero llegó un día y mandó todo muy a la mierda.
19 años
Hoy Jimin y Jimmy tienen diecinueve años y se detestan con todo su ser, pero se
aman al mismo tiempo. Sus mentes y corazones están confundidos pero algo
saben: no se pueden zafar ya. Los pequeños monstruos guardados desde años,
finalmente están brotando.
Jimin lo disfruta. Hoy Jimin está tan acostumbrado a ser el centro de atención y de
tener todo el amor y cariño que quiere más. Succiona todo a través de Jimmy. Es
adicto a todo eso y si su mundo perfecto o una gota de amor le arrebatan, se
desmorona y se pega un tiro. Jimin se vuelve agresivo cuando todo eso suyo se
ve amenazado. Ha perdido el control y la razón.
Jimmy lo disfruta. Hoy Jimmy está tan enloquecido de rabia y dolor que la única
forma de sanar ese alivio es haciendo pagar a todos. Es adicto al poder que
obtiene cuando sale su bestia interna y si alguien despierta a su monstruo interno
y lo provoca o traiciona, se zafa del total sentir y se vuelve maquiavélico e
incontrolable. Jimmy se vuelve un verdadero monstruo muy peligroso cuando lo
hieren profundo. Ha perdido el control y la razón.
Y ambos gemelos ahora están atados con sonrisas falsas, deseando ahorcarse y
lanzarse a besos al mismo tiempo. El balance se ha perdido, el muro entro lo sano
e insano se esfumó con un simple suspiro y un par de palabras.
Capítulo 33
Jungkook pasó saliva y retrocedió unos pasos. Si bien Jimmy era más pequeño
que él, nunca se había sentido tan diminuto estando frente al inofensivo gemelo
menor. Jimmy se dio la vuelta y siguió recogiendo sus cosas en silencio. Jungkook
lo siguió con la mirada pero no se atrevió a decir nada, dejó que Jimmy finalizara
de arreglarse nuevamente y lo vio salir.
Nada bueno saldría de esto. Jimmy parecía que había enloquecido o se le habían
zafado un par de tornillos ya que lo que planeaba hacer era una locura. Era
meterse con Jimin y eso jamás, de los jamases, debía hacerse. ¿Pero qué podía
hacerse? Él era un peón simplemente entre la pelea de los dos gemelos al igual
que Yoongi.
Jimmy resopló y se dirigió a casa de mala gana donde para su no muy grata
sorpresa, se encontraba Jimin sentado en el taburete de la cocina con Yoongi
entre sus piernas, los dos besándose apasionadamente. Estaban absorbidos en
su propio mundo y Jimmy no quiso interrumpir así que en silencio dejó sus cosas y
avanzó por la casa.
Yoongi se separó alzando una ceja y observó al pelirrosa acostado en el sofá con
su teléfono. Bufó y volvió a tomar a Jimin de la nuca para juntar sus labios. Jimin
sonrió y lo separó nuevamente.
Jimin le mantuvo la vista muy fija. Yoongi trataba de leer sus ojos pero le resultaba
imposible. El menor suspiró rindiéndose.
— Cumplimos un mes. —Le contestó Jimin y Yoongi amplió sus ojos. — Rápido,
¿no?
— Sí. —Jimin asintió y dejó un casto beso en sus labios. — ¿Me darás una
sorpresa?
Jimin le sonrió y besó a su novio antes de bajarse del taburete. Se acercó a la sala
y se colocó detrás del sofá donde estaba sentado su hermano. Colocó sus manos
sobre los hombros de Jimmy y se inclinó hacia él suavemente para que solo él
escuchara lo que tenía qué decir.
Jimmy sonrió y alzó su brazo para sobar la suave mejilla de Jimin que estaba
detrás de él. No se molestó en verlo pero lo sentía y atinó perfectamente. Yoongi
observó en silencio la escena preguntándose qué carajos estaba pasando.
Jimin se reincorporó sin decir nada y observó a su novio. Yoongi alzó la barbilla
como preguntando, “¿qué pasa?” pero Jimin negó con su cabeza.
— Tengo que hablar con él de unas cosas. —Jimin observó el suelo. — ¿Estás
bien con ello?
— Sí. —Yoongi asintió no muy convencido. Era extraño estar cerca de Jimmy ya
que habían dejado de hablarse hace bastante. — No te preocupes, te buscaré
pasado mañana. Ponte guapo.
— Eso haré, Jimin. —Yoongi le sonrió con suavidad y besó su frente. —Te amo.
— No le hubieras pedido que se fuera. —Dijo Jimmy sin verlo. — Parecía muy a
gusto aquí contigo.
— Y yo adoro estar con él pero hay cosas que arruinan mi felicidad. ¿Sabes? —
Jimin se volvió a colocar detrás de él, volviéndose a inclinar hacia su gemelo. —
Deja de tirarte a mi exnovio Jimmy. No te lo pediré otra vez. Atente a las
consecuencias, hermanito.
— Nene, no tienes idea de lo que haré si sigues. —Jimin sonrió como gato y
Jimmy sintió un escalofrío. — ¿Quieres provocarme, Jimmy?
El pelirrosa se quedó callado sabiendo que no era prudente decir nada todavía.
Esbozó una sonrisa y levantó la mirada viendo a su gemelo. Suspiró y se levantó
del sofá, dándole la vuelta a este para quedar frente a Jimin. El rubio se cruzó de
brazos pero Jimmy lo tomó de la cadera.
— Sabes que yo te pertenezco. —Jimmy le sonrió. — Pero también tengo que…
satisfacerme. ¿Sabes? Así como tú puedes estar con Yoongi tanto como desees,
yo puedo estar con Jungkook si me place. Es un trato justo, ¿no lo crees?
— ¡Hola! —Exclamó Jimmy feliz. — ¿Y ese milagro que están en casa tan
temprano?
Se escucharon pisadas y el rubio no tardó en bajar con una sonrisa. Corrió a sus
padres para darle un beso en su mejilla a cada uno y retrocedió.
— A las ocho. —Su padre asintió. — Son las cinco así que tienen un largo rato
para arreglarse al igual que nosotros. Partimos de aquí a las siete en punto,
¿bien?
— Pero qué galanes. —Halagó su madre viendo a sus guapos hijos bajar las
escaleras con trajes Armani impecables. Ambos estaban perfectamente
arreglados, oliendo exquisito, viéndose formales y sexys por igual. — Me encanta.
— Gracias, corazón. —Su madre le sonrió y arregló sus largos pendientes antes
de voltear hacia su esposo quien sonreía y asentía. — ¿Nos falta algo?
— Los ingresos bajaron. —Su madre suspiró pesadamente. — Las gráficas te las
he mandado.
Jimin escuchaba interesado mientras Jimmy se mantenía apoyado en la ventanilla.
Todo era la empresa en las conversaciones con sus padres. La maldita empresa
enorme que tenían ellos, la cagadera de dinero que les llegaba al mes y más
números. Números aquí, números acá. Quería darse un tiro.
— Llegamos perfecto. —Dijo su padre viendo que eran las siete con cincuenta y
cinco minutos. —Bajemos.
— Bueno, tal vez sea un futuro socio. —Explicó su padre. —Mi trabajo esta noche
será convencerlo de que se una a nosotros. Nos puede traer muchas ventajas.
— Oh, muy bien. — Contestó la pareja Lee viendo a los gemelos. — ¡Oh, estos
son sus niños!
— Así es. — La señora Park sonrió. — Son Jimin y Jimmy. Saluden, chicos.
La pareja Lee se sentó del lado derecho de la mesa con el padre de los gemelos.
La señora Park y sus dos hijos quedaron del lado izquierdo. El rubio y el pelirrosa
sonrieron y comenzaron a escuchar la aburrida plática de los adultos. Jimmy sacó
su teléfono debajo de la mesa y comenzó a jugar un juego bajo la atenta mirada
de Jimin quien también sacó su teléfono.
De: Jimin
Para: Jimmy
De: Jimmy
Para: Jimin
Tus pezones se marcan debajo de tu camisa blanca. Una pena que tengas tu
saco sobre ella.
Jimin asintió feliz mientras que Jimmy hizo una mueca. Sin embargo, sonrió como
si nada.
La pareja Lee sonrió enternecida y volvieron a platicar con sus padres. Jimmy
negó con su cabeza suavemente al sentir ese característico cosquilleo en sus
pómulos. Querría arrancarle la cabeza a su gemelo por decir esas cosas cursis.
Los adultos pidieron una entrada y la comida. Los gemelos tomaban el pan con
aquella extraña salsa que sabía extrañamente bien y marinaba exquisito con el
vino. Daban tragos pequeños para degustarlo. Dieron las nueve de la noche,
Jimmy se tentaba en sacar ya su teléfono.
Ambos observaron la carta que sostenía Jimin, pegando sus hombros y viendo las
opciones.
— ¡Corte New York con pasta al pesto! — Exclamaron al mismo tiempo y los
adultos voltearon. Los gemelos se vieron y rieron. — Lo sentimos.
— Los chicos ya están cansados. —Su madre sonó preocupado. —No quiero que
se enfermen. Esto va para largo.
— Sería absurdo rentarles una habitación. —Su padre negó. —Pídeles mejor un
taxi y que vayan a la casa. Esto va a alargarse otro poco.
— De acuerdo. —Asintió su esposa y volteó a sus hijos. —Les pediré un taxi para
que vayan a casa, ¿de acuerdo?
Su madre sacó su teléfono para pedir un Uber. Una vez que pidió el taxi, le dio la
matrícula a Jimin y pidió que se despidieran de la pareja Lee. Los niños adorables
y educados se despidieron correctamente y su madre avisó que el taxi había
llegado. Los dos se encaminaron rápido a la salida del hotel, subiéndose al auto.
— Solos en casa… — Susurró Jimin sobre su oído. — Con mami y papi lejos.
Jimmy se calló y Jimin suspiró rendido alejándose de él. Por suerte el conductor
estaba muy concentrado en el camino y no había visto nada. Siguió avanzando
hasta dejar a los gemelos frente a su casa. Ellos sonrieron suavemente, se
despidieron e ingresaron con la copia de la llave en la maceta. La colocaron en su
lugar e ingresaron a casa.
— ¿Por qué te resistes tanto? —Jimin lo observaba. — Cuando sabes que nadie
lo hace mejor que nosotros mismos.
Jimmy negó con su cabeza y se levantó pero Jimin lo tiró de nuevo a la cama.
— ¿Quieres jugar a mami y a papi? —Susurró Jimin lascivo colocándose sobre él.
— ¿Quieres que te monte, Jimmy? Me fascina cuando me metes tu polla y tiras de
mi cabello.
— Jimin… —Habló el pelirrosa con dificultad, sintiendo toda su sangre correr a su
entrepierna.
— ¿Te quito las cosquillas Jimmy o dejo que tú te encargues? — Sobó sus labios.
— Tú decides, bebé.
Jimmy succionó el dedo de su gemelo cuando volvió a pasarlo por sus labios.
Jimin se mantuvo en silencio cuando Jimmy lo mordió, empapándolo de saliva y el
mayor esbozó una sonrisa siniestra.
Capítulo 34
Jimmy relamió sus gruesos labios y soltó una risa empujando a su hermano lejos y
levantándose de la cama. Jimin lo siguió con una mirada letal viendo como Jimmy
se acercaba a la puerta, lo observaba a través de su hombro y le hacía una seña
de guardar silencio. Salió corriendo después
El pelirrosa bajó las escaleras corriendo sin prender ni una sola luz, soltando risas
infantiles mientras corría como una sombra por toda la casa. Jimin bajó igualmente
y esperó a acostumbrarse a la oscuridad antes de entrar a la cocina, viendo a
Jimmy dar un respingo detrás de la mesa. Jimin sonrió y se fue acercando a él.
Volvieron a entrar a la cocina donde Jimmy reía sin cesar. Jimin gruñó y en un
rápido movimiento rodeó la mesa, tendiéndole una pequeña trampa y finalmente
tomándolo. Jimmy ahogó un pequeño grito cuando fue estampado en la barra.
Esbozó una suave sonrisa viendo la mirada molesta de Jimin.
— Umh… rico… —Jimmy ladeó su cabeza cerrando sus ojos con una sonrisa.
Jimin se separó del cuello de Jimmy para ver abajo; sus pezones duros se
transparentaban a través de la frágil tela que lo cosquilleaba. Jimmy pasó su
pulgar sobre la tela y Jimin mordió sus labios, viendo a su gemelo inclinarse para
comenzar a babear la tela. Jimin apretó sus labios y tomó del cabello a su gemelo.
—J-Jimmy… —Jadeó sintiendo un escalofrío helado golpear con furia su
entrepierna. —S-sabes que soy muy sensible de mis… Ahh… —No finalizó.
— Rico… —Jimin había cerrado sus ojos y colocado su mano sobre la entrepierna
de Jimmy. El de cabello rosa chilló agudo y babeó por completo el pezón conforme
sentía la dulce mano de Jimmy restregándose con delicadeza.
Jimin sobó sus tiernos muslos, tomando el pantalón de Jimmy para deslizarlo
hacia abajo hasta sus tobillos al igual que la ropa interior. Jimmy se estremeció
cuando Jimin observó fijamente su miembro, su duro tronco alzado hacia él. El
gemelo rubio se colocó de rodillas en la barra, tirando de los muslos de Jimmy
para hacerlo más hacia el borde. El pelirrosa mordió sus labios, sintiendo la lengua
de Jimin lamiendo su muslo interno, dejando una coqueta mordida.
— Mierda. —Jimmy tapó su boca. Había olvidado los preciosos besos de Jimin
que le volaban la cabeza.
Jimin sonrió y le dio una lamida al cuerpo del pene, subiendo hasta llegar al
glande donde lo abrazó con su lengua antes de introducir la mitad a su garganta.
Jimmy llevó por inercia sus manitas al cabello de Jimin y presionó sus piernas
gimiendo alto.
— ¡Ah, Dios! —Jimmy tembló. —Joder, joder… chúpalo, Jimin. Dios mío, chúpalo.
Jimin sonrió por sus adentros y comenzó a hacer un suave vaivén de adelante
hacia atrás viendo fijamente a su gemelo a los ojos. Lo tomó con su mano de la
base mientras chupa a un ritmo mayormente rápido, Jimmy mordía sus labios
viéndolo, presionando sobre su cabello. Jimin bajó la vista a los pezones duros de
su gemelo y a sus exquisitas clavículas marcadas.
Succionó más rápido sintiendo a Jimmy temblar debajo de él. Besó su glande y le
dio una lamida empapada de saliva, viendo después esta escurrir por todo el
cuerpo hasta las bolas de Jimmy. Pasó su lengua por ambas escuchando a Jimmy
sollozar de placer. Las masajeó y besó su muslo, bajando poco a poco por toda su
pierna derecha entre mordidas traviesas.
Jimin obedeció sin mucha dificultad y Jimmy se subió también a la barra, tratando
de mantener el equilibrio ya que no era un espacio muy ancho. Jimmy se
desabrochó el saco dejando expuesta su camisa de botones dejándola a la vista y
tiró sus pantalones y ropa interior al suelo junto con los demás, quedando
únicamente con esa camisa. Jimin lo observaba fijo, Jimmy lamió su pecho,
comenzando a bajar los pantalones del contrario hasta meter su mano y sacar la
erección.
— Ah… —Jimin gimió al sentir su miembro ser apretado y Jimmy se dejó caer por
completo aguantando un gemido. Ambos hicieron sus cabezas hacia atrás y
mordieron sus labios. — M-muévete…
No aguantaron un poco más. La explosión de éxtasis fue tal que, aún con la mitad
de la ropa mal puesto y sus cabellos despeinados, Jimin salió de él para tumbarlo
en el sofá de tres. Jimmy cayó de espalda sobre el sofá y Jimin abrió sus piernas,
alineando su erecta y adolorida polla para entrar de una en Jimmy, viendo sus
expresiones de placer conforme tomaba sus muslos carnosos, embistiéndolo con
dureza.
— Eres… tan apretado. — Gimió Jimin subiendo sus manitas a los pezones de
Jimmy.
Jimmy jadeó y comenzó a montar a su gemelo cerrando sus ojos con fuerza y
sintiendo las gotas de pre-semen comenzando a brotar de su uretra. El gemelo
mayor gimió y lo tomó de los muslos para levantarlo un poco y dar las duras y
fuertes embestidas. El sudor escurría a gotas, Jimmy comenzó a masturbarse con
su adorable mano escuchando los gemidos de Jimin. El gemelo menor hundió sus
dedos en la boca de su hermano quien los lamió gustoso, él también ayudando a
Jimmy a frotar su polla para que se corriera.
— ¿Por qué eres malo conmigo cuando te quiero tanto? — Preguntó Jimmy
besando el cuello de su gemelo. Jimin rió un poco.
Volvieron a caer en sus labios, escucharon cuando sus padres llegaron pero no se
separaron. Se besaron otros cortos minutos antes de que Jimin besara su frente y
se levantara para irse a acostar. Jimmy observó el oscuro techo.
Esa misma noche, un par de horas después, Jimin despertó soltando un jadeo. Un
escalofrío lo arrancó del sueño abruptamente. Abrió sus ojos pero no veía muy
bien pero los jadeos que escuchaba eran claros. Llevó sus manos al frente con
una sonrisa sucia sintiendo unas suaves caderas allí que subían y bajaban por
todo su miembro semi-erecto.
— Buenos días. —Saludó su madre al ver a sus pequeños bajar vestidos y con
grandes sonrisas. — ¿Y ese buen humor?
— Fue a una reunión. —Su madre se levantó con dificultad tocándose la gran
barriga. — Iré al baño, corazones. Coman fruta, ya hay picada.
— Si mami. —Asintieron.
— Creo… creo que le diré a Yoongi que lo hice contigo. — Jimin relamió sus
labios resecos. — Es decir, n-no me gustaría mentirle, ¿sabes?
— Lo hago. — Jimin sonrió un poco. — Lo amo como no tienes una idea pero
nadie va a compararse a ti. Nadie puede pelear contra ti.
— ¿Te molesta? —Jimin lo observó triste. — Yo te amo. Sé que está mal y toda
esa mierda pero…
— Está bien. — Jimmy tomó aire profundamente. — No eres el único que debe
trabajar en sí mismo para convencerse que somos hermanos y no amantes
prohibidos.
— ¡LLAMEN A UNA AMBULANCIA! — Gritó ella desde adentró soltando otro grito.
— ¡LLAMEN A LA AMBULANCIA!
Jimmy expandió sus ojos y otro gritó resonó en las paredes. Su madre se revolcó
y el menor comenzó a ver sangre que comenzó a salir en exceso. Su madre soltó
un grito abismal mientras la sangre se seguía repartiendo por todo el piso de
forma lenta, los gritos volviéndose más fuerte y el río de sangre alcanzarlo. Jimmy
se levantó llenando sus manos de sangre y salió corriendo del baño.
— ¡Quédate con mamá y sirve de algo! — Gritó Jimmy con violencia antes de
correr por la casa, dejando atrás a un Jimin con mala cara.
Tomó el teléfono y comenzó a buscar entre los papeles del refrigerados con
desespero el número de teléfono de la secretaria. Escuchó los pitidos del otro
lado, tratando de calmarse. Apretó sus labios y los mordió, su respiración iba
rápido, su corazón también. Mordió sus uñas hasta que finalmente, la secretaria
contestó.
— ¡S-señorita! — Habló Jimmy como pudo. — Soy Jimmy, e-el hijo del señor Park.
Necesito que me lo comunique cuanto antes por favor, es...
— Lo siento, pequeño. No puedo hacer eso. — Contestó la mujer del otro lado.
— ¡No lo entiende! ¡Mi madre está dando a luz y sangrando! ¡Llamamos a una
ambulancia, por favor! — Suplicó Jimmy.
— P-pero... él dijo que iba a tener una reunión hoy día, revise, por favor... —
Siguió.
Más silencio.
El timbre comenzó a sonar con insistencia. Corrió a abrir viendo a los médicos
entrar corriendo con una camilla. Se mantuvo atrás, negando con su cabeza
cuando Jimin volteó a verlo. Sacaron rápido a su madre y la metieron.
— Sólo uno puede venir. — Advirtió un hombre.
— Hey, hey. Respira, bonito. Voy en camino. — Contestaron del otro lado de la
línea.
— Te espero...
Soltó un largo suspiro y se apoyó en la pared, viendo el charco de sangre con ojos
nublosos debido a las lágrimas. Apretó sus labios y casi diez minutos después,
tocaron a su puerta. Corrió a abrir viendo a Jeon, quien lo tomó rápido del brazo.
— Mucho gusto. — Jungkook estiró su mano para que el otro la ofreciera, pero
Yoongi únicamente se cruzó de brazos y volteó a otro lado. Jeon bajó su mano
con una ceja alzada y Jimmy apretó sus labios nuevamente.
Se mantuvieron unos momentos en silencio. Jimmy movía sus manos mientras los
dos chicos sentados a su costado veían en distintas direcciones. Yoongi
observaba a Jimmy nervioso a su lado, así que sencillamente frotó su espalda
suavemente.
Jungkook lo observó con el rabillo del ojo pero no dijo. ¿Quién era aquel rubio? No
tenía pinta de ser exactamente amigo de los gemelos... ¿o sí? Bueno, Jimmy era
tan social que lo creía capaz. Aún así, se animó a preguntar. Era mejor a quedarse
con la duda.
Jungkook amplió sus ojos y observó al tatuado con piercings junto a ellos. El
cabello rubio con mechones lacios y húmedos cayéndole en la frente, tapando casi
sus ojos gatunos y aquella ropa rasgada... Oh. ¿En serio ese chico pandillero era
el novio de su ex?
— Oh... — Fue lo único que dijo. Yoongi alzó una ceja y bufó desviando su mirada
a otro lado.
— Lamento no ser un guapo bien vestido como tú. — Habló con clara ironía el
rubio.
El silencio volvió a instalarse en la sala. Esperaron hasta que oyeron unas pisadas
apresuradas; el primero en levantar la mirada fue Jimmy, viendo a su padre que
corría hacia ellos.
Corrió dentro, halando rápidamente con los enfermeros. Jimmy se mantuvo quieto,
decidido a entrar igualmente, pero se detuvo cuando vio a Jimin salir con ojos
llorosos. Se abrazaron rápidamente y Jimmy limpió sus lágrimas.
— Hola, Jimin. — Sonrió con suma suavidad Jungkook. — Había querido verte
pero la oportunidad no se dio. Es bueno volver a verte.
Jimmy le dio una palmada muy suave en su cachete y el rubio le robó un beso.
Yoongi se heló y Jungkook amplió el triple sus ojos. ¿Había visto bien? ¿Los dos
gemelos se acababan de besar como si nada? No pudo decir nada, los dos
pequeños se tomaron de la mano y bajaron rápidamente para ir a la cafetería
dejándolos atrás.
— ¿Acaban...? — Jungkook vio en shock a Yoongi. El rubio suspiró y le dio unas
palmaditas en la espalda.
Yoongi entrecerró sus ojos y volteó a los gemelos también, notando aquella
miradita en Jeon que le hizo reír ronco. El castaño volteó a verlo confundido
mientras Yoongi únicamente suspiraba profundo, botando las cenizas del cigarro.
— ¿Pero qué...?
— Tranquilo, guardaré tu secreto. — Lo tranquilizó Yoongi. — Jimmy no va a
enterarse de que babeas secretamente por él.
Jungkook suspiró y volteó al gemelo de cabello rosa. Sonrió una vez más un poco
más tímido. Los gemelos seguían bromeando, sonriendo como dos niños felices.
Todo transcurría tranquilo hasta que bajó una enfermera avisando que subieran,
por favor. Tranquilos, comenzaron a subir hasta llegar a la sala donde botaron los
cafés, allí estaba su papá.
Su padre le sonrió a sus hijos e ingresó. Los dos gemelos suspiraron una vez más
y voltearon a los mayores. Jungkook se acercó a Jimin mientras Jimmy se iba a
sentar con Yoongi.
— Le brilla la mirada al verte con sus sonrisitas tontas. — Yoongi relamió sus
labios y desvió la mirada, Jimmy estaba atónito. Yoongi rió y volteó a verlo
nuevamente. — No te enteraste por mí.
Jimmy volvió la vista a su hermano y Jungkook: — Supongo que puedo darle una
op...
Cuando iba a hablar nuevamente, un fuerte grito de dolor se escuchó, provocando
que Jimmy se levantara de golpe y Jimin se helara. Se vieron escandalizados y
corrieron dentro, siendo detenidos por unos médicos. Sus ojos se ampliaron
viendo al doctor que los había llamado con labios apretados a su padre gritando y
llorando mientras unos lo tomaban.
Jimin volteó a verlo en lágrimas cuando vio a unos enfermeros salir negando con
su cabeza, todos manchados de sangre. Tapó su boca y comenzó a gritar en
descontrol junto con Jimmy. Cual película en cámara lenta, Yoongi y Jungkook
corrieron a sujetarlos, abrazándolos con fuerza mientras los alaridos de dolor
resonaban por todo el pasillo y todas las celas cercanas.
— Y ahora más que nunca estaremos juntos, como siempre. — Jimmy sonrió en
lágrimas. — Porque te amo, porque haré lo imposible para que volvamos a estar
bien.
— Siempre estaré contigo, mi amor. — Jimmy acercó sus labios a los suyos para
besarlos.
Jimin suspiró y se aferró a su nuca, enredando con suavidad y cierta tristeza sus
lenguas en un tranquilo pero reconfortante beso. No. Nada podía separarlos, su
amor no les permitiría separarse nunca, se amaban demasiado, y no de una forma
sana, pero ya estaban perdidos y no podían salir de su pozo.