Iniciación Al Baloncesto

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INICIACIÓN AL BALONCESTO

CÁRDENAS, D. Y PINTOR, D.

1. CARACTERÍSTICAS GENERALES DEL JUEGO DEL BALONCESTO

2. CONTEXTO DE ENSEÑANZA

3. METODOLOGÍA

3.1. OBJETIVOS GENERALES

3.2. OBJETIVOS ESPECÍFICOS

3.3. CONTENIDOS DE ENSEÑANZA

3.4. MEDIOS DE ENSEÑANZA


1. CARACTERÍSTICAS GENERALES DEL JUEGO DEL BALONCESTO

El Baloncesto pertenece al grupo de los deportes colectivos o de equipo, denominados también

de cooperación-oposición, entre los que, disponiendo de unas características comunes, poseen a su vez,

diferencias significativas. En el caso del Baloncesto, el medio en el que se desarrolla la actividad está

determinado por las características de una serie de elementos, cuya presencia se repite en el conjunto de

los deportes de equipo. La estructura formal de este tipo de deportes fue analizada por Bayer (1986),

quien distinguió los siguientes elementos: el terreno de juego, el móvil o balón, los compañeros y

adversarios, la meta y el propio reglamento de juego (figura 1). Dichos elementos forman parte invariable

de la actividad deportiva aunque las diferentes características de cada uno de ellos marcan las diferencias

entre los diversos deportes.

EL MARCO, META O
PORTERÍA
REGLAS ESPACIO
DE JUEGO
RELACIÓN RELACIÓN
COMPAÑEROS ADVERSARIOS
BALÓN

Figura 1. Elementos que constituyen la estructura formal de los deportes de equipo.

Por otra parte, en 1957 un psicólogo experimental británico, E.C. Poulton (citado por Magill,

1980), distinguió dos tipos de tareas al analizar las actividades físico-deportivas: abiertas y cerradas. El

criterio para esta clasificación fue la estabilidad del medio en el que se desarrolla la actividad; si el medio

era estable, es decir, predecible o sin incertidumbre para el practicante, entonces Poulton clasificaba la

tarea como cerrada. Por el contrario, si la actividad implicaba un cambio permanente del entorno, el

medio era impredecible o incierto, la tarea era clasificada como abierta. Muchas actividades físico-

deportivas se desenvuelven en un medio inestable.


Como ejemplos las actividades del tipo de las atléticas tienen lugar en situaciones estables: el

lanzador de martillo, se sitúa en el interior de una jaula de lanzamientos con unas características

claramente definidas y constantes; esto le permite desarrollar un patrón de movimiento estandarizado que,

normalmente, habrá sido establecido previamente basándose en unos criterios biomecánicos de eficacia.

Este patrón suele recibir, en el argot deportivo, el nombre de gesto técnico. Sirva pues, como ejemplo de

tarea o gesto cerrado. En el caso del Baloncesto el terreno de juego se mantiene invariable en sus

dimensiones, al igual que el balón o los cestos, por lo tanto desde esta consideración la actividad podría

ser considerada estable; no obstante, la relación que se establece entre compañeros y adversarios

determina un grado de incertidumbre muy elevado, siendo mayor en su relación con los oponentes que,

como es natural, con los compañeros. El problema para el jugador se multiplica por la necesidad de

adaptar su comportamiento motor al del resto de jugadores, ya sean compañeros de equipo o rivales. Si un

jugador decide ejecutar un pase al compañero, no sólo tendrá que preocuparse de efectuar correctamente

dicha acción, sino de hacerlo en el momento, en el espacio y con la intensidad oportunas para superar el

posible marcaje de los oponentes, y en muchos casos, al mismo tiempo, para adaptarlo al desplazamiento

variable de su compañero.

El lanzador de martillo necesitaba dominar un gesto técnico para conseguir su objetivo, mientras

que el de Baloncesto necesita más de una acción motriz específica para conseguir el objetivo del juego:

encestar. De hecho, son tantos los contenidos o gestos técnicos y sus variantes que debe dominar, que el

proceso de aprendizaje tiene una duración de muchos años.

Haciendo un balance entre los componentes estables e inestables que forman parte del juego, la

incertidumbre y variabilidad en la que se ven inmersos los jugadores, de gran complejidad, permitiría

afirmar que el Baloncesto es una tarea predominantemente abierta. Estas características van a condicionar

el futuro planteamiento metodológico para la enseñanza de este deporte.

En Baloncesto, como en la mayoría de los deportes de equipo, las posibilidades de acción de los

jugadores, dentro de lo permitido por la reglamentación, son muy amplias. El jugador en la fase de

ataque, con el balón en su poder, tiene posibilidades de lanzarlo, pasarlo o progresar botando con él. El

jugador atacante que no posee el balón puede desplazarse libremente a cualquier espacio del terreno de

juego, con el objetivo de apoyar a su compañero poseedor del balón, para intentar recibirlo, para dejarle

más espacio libre y otras acciones posibles. De igual forma, los jugadores defensores tienen un margen
de libertad amplio para desplazarse por el terreno de juego con el fin de acosar al jugador con el balón, o

de interceptar los desplazamientos posibles de los adversarios, o de interceptar la trayectoria del balón en

sus evoluciones por el espacio, etc.

En el ámbito de estudio de la actividad deportiva, Mahlo (1969) desarrolló un modelo

explicativo en el que la acción motriz comienza a partir de la recepción del entorno a través de uno o más

órganos de los sentidos. Esta información constituye el mecanismo de referencia o comparador en los

modelos de procesamiento de la información (Schmidt, 1988), el cual establece los objetivos o niveles

ideales de ejecución del sistema, mediante la información previa.

En la primera dase descrita por Mahlo el sujeto desarrolla una serie de procesos cognoscitivos

orientados hacia la codificación y el reconocimiento de los estímulos que ofrece el entorno. Con ello, el

sujeto detecta el cambio energético existente en el medio y lo traduce en un código neurológico que

transita como impulso a través del sistema nervioso. Después, gracias a la transmisión, la energía

nerviosa es conducida hasta las áreas de proyección primaria del cerebro y posteriormente pasa a las áreas

asociativas donde se elabora y produce la experiencia sensorial que da lugar a la percepción.

Sin embargo, la percepción no es considerada hoy como la mera recepción de información del

medio, sino la actividad por la que, a través de procesos cognoscitivos, identificamos y organizamos

dicha información dándole un significado.

La segunda fase, elaboración de la solución mental (figura 2), tiene en cuenta los mecanismos de

decisión por los cuales el deportista, basándose en las experiencias previas acumuladas en la memoria y

estableciendo referencias entre la situación actual y las vividas con anterioridad, elige el programa motor

más adecuado para la respuesta eficaz.

Por último, una vez tomada la decisión (programación de la respuesta), el deportista gracias a su

mecanismo efector y gracias a las órdenes o impulsos nerviosos transmitidos a los músculos ejecuta las

acciones motrices específicas más adecuadas para conseguir el objetivos pretendido.

En nuestro caso, sirva como ejemplo el siguiente: el jugador de baloncesto que, con el balón en

su poder, pretende conseguir el objetivo de superar individual o colectivamente a los oponentes para

realizar un lanzamiento a canasta con éxito.


El jugador capta las condiciones ambientales, es decir, necesita percibir la ubicación de su

oponente directo, su orientación corporal, su postura, sus características antropométricas, sus capacidades

motrices, la trayectoria de sus desplazamientos y su velocidad, etc, y además, necesita analizar sus

propias capacidades en relación con las del contrario y las condiciones referentes a sus propios

compañeros de equipo. Todos estos estímulos y el procesamiento de los mismos que realiza el jugador

constituyen la primera de las fases descritas por Mahlo (1969) como percepción y análisis (ver figura2).

A partir del reconocimiento del entorno, anteriormente explicado, el jugador debe elegir entre la

consecución del objetivo inicial de manera individual o hacerlo de forma colectiva. Si decide hacerlo de

forma individual deberá elegir entre el lanzamiento directo desde el lugar en el que se encuentra o la

aproximación botando hacia la canasta. Si decide hacerlo de forma colectiva tendrá que decidir qué

compañero se encuentra mejor ubicado para pasarle el balón y que lance a canasta. Tanto en un caso

como en otro tendrá que elegir el gesto adecuado; por ejemplo: lanzamiento en suspensión para el primer

caso, una finta con cambio de mano pasando el balón entre las piernas para progresar botando para el

segundo caso y un pase con una mano desde el pecho para el último caso. Esta decisión no sólo afecta a

los gestos técnicos elegidos sino a otros factores como el momento en el que se aplican, la intensidad de

la ejecución o el lugar desde y hacia el que se realizan, y se basará, para intentar acertar, en el bagaje de

experiencias previas que constituye la memoria. Todo este proceso forma parte de la segunda fase

descrita por Mahlo: elaboración de la solución mental del problema (figura 2).

Tras todo lo anterior, el jugador realizará el lanzamiento en suspensión, el desplazamiento

botando antedicho o el pase hacia el compañero con la mayor precisión posible.

Hay que considerar que ante dicha ejecución, o incluso antes de que se produzca, debido a los

preíndices que se muestren, o por una percepción anticipada de la intención o intenciones, el jugador

oponente elaborará otra respuesta para tratar de neutralizar la anterior. De este juego antagónico, nuestro

protagonista obtendrá de nuevo información (feedback), no sólamente en relación con el mecanismo

muscular o de movimiento, sino también del ambiente o entorno. Esta retroinformación permitirá la

corrección del movimiento o la elaboración y aplicación de un nuevo gesto (combinación de la finta

inicial con otra nueva para sorprender al contrario). Con esta fase se completa el ciclo pero, a la vez,

comienza de nuevo, pues el resultado deportivo, en nuestro caso, es el fruto del múltiple encadenamiento

de las fases del acto táctico: percepción y análisis, decisiones y las correspondientes acciones técnicas.
REFERENCIA ACEPTADOR
MEMORIA DEL EFECTO

RESULTADO
PERCEPCIÓN Y SOLUCIÓN POSITIVO O NEGATIVO
ANÁLISIS DE LA MENTAL DEL
SITUACIÓN PROBLEMA

SOLUCIÓN MOTRIZ
DEL PROBLEMA

Figura 2. Estructura de la acción táctica en el juego. Tomado de Mahlo, F. (1969).

Como se ha indicado anteriormente, el jugador de baloncesto cuenta con una serie de medios o

instrumentos motores específicos que se rigen por unos principios de eficacia mecánica y que son

utilizados de forma inteligente para adpatarse a las necesidades del juego. Al repertorio de acciones

motrices específicas se le denomina técnica individual y a la capacidad para elegir convenientemente los

gestos técnicos y de aplicarlos apropiadamente en función de las circunstancias del entorno, del objetivo

pretendido y respetando las reglas del juego, se le denomina capacidad táctica. Cuando esta inteligencia

específica para jugar se utiliza con la finalidad de tomar decisiones de carácter individual, estaremos

teniendo en cuenta el concepto de táctica individual y, cuando tiene que ver con las decisiones del grupo,

táctica colectiva. Todo ello se sustenta a su vez sobre otras capacidades del jugador como son las

cualidades físicas o las habilidades psicólogicas tales como la concentración, la autoestima, etc.

2. CONTEXTO DE ENSEÑANZA

La planificación del proceso de enseñanza-aprendizaje debe realizarse sobre el conocimiento

exacto de las características que definen el entorno en el que se va a desarrollar la labor docente. De esta
manera, la formulación de objetivos, la elección de los contenidos o del método de enseñanza, dependerá

del contexto y, especialmente, de las características de los sujetos hacia los que está dirigido el proceso:

los niños.

En relación con el entorno en el que tiene lugar la enseñanza, debemos recordar que nos

centraremos en los centros escolares y, particularmente, en los ciclos de primaria y secundaria, es decir, la

educación básica obligatoria definida por la LOGSE. Estos ciclos abarcan desde la edad de 7 años hasta

los 16 incluidos (figura 3).

18 Educación profesional
de grado medio Bachillerato
17

16
Segundo ciclo Educación
15
Secundaria
14
13
Primer ciclo Obligatoria
12
Ciclo superior
11
10 Educación
9
Ciclo medio Primaria
8
7
Ciclo inicial
6
Segundo ciclo
5 Educación
4 Infantil
3 Primer ciclo
2
1

Edad

Figura 3. Estructura del sistema educativo.

Existen numerosas opiniones en el campo de estudio de la motricidad humana sobre la edad a la

que debe comenzar la iniciación de la enseñanza de contenidos específicos, como el de los deportes de

equipo. Desde nuestro punto de vista, el niño necesita el desarrollo de una motricidad básica, genérica,

que se sustenta sobre el principio de la inespecificidad. Cuanto mayor sea esta base de experiencias,

adquirida a través de la práctica de actividades inespecíficas, que demandan del individuo el desarrollo de

las habilidades genéricas, mayores probabilidades de conseguir la adquisición y perfeccionamiento de las

habilidades específicas propias del Baloncesto, en el futuro. Por otra parte, debemos considerar la

conveniencia de elaborar un programa de trabajo que parta de un análisis profundo de las características

de la evolución psicológica, del tipo de estímulos de carácter físico o de la propia complejidad de las

habilidades motrices involucradas en la actividad.


Para Pintor (1988), la edad apropiada para iniciar a los niños a la práctica de la mayoría de los

deportes oscila entre los 8 y los 10 años. En este sentido, podemos considerar el ciclo medio de la

educación primaria, como el momento idóneo para el comienzo de la enseñanza del Baloncesto; nos

situamos en los nueve años de edad. Este mismo autor señala que a partir de estas edades la capacidad de

adaptación a los diversos estímulos que inciden sobre todas las funciones presentes en la motricidad está

aumentada sobremanera. Además argumenta que el nivel de evolución psicológica se encuentra en

estado óptimo para comenzar a comprender, aceptar y respetar las reglas que impone el juego deportivo

y sus relaciones sociales, así como para atender a las demandas psicoafectivas y mentales de la práctica

deportiva.

3. METODOLOGÍA

3.1. OBJETIVOS GENERALES

El Baloncesto es una de las diversas actividades deportivas de las que disponen los profesionales

de la actividad física como medio para la formación integral del individuo. Cualquier planteamiento de

enseñanza-entrenamiento que se haga con los niños debe orientarse sobre la base de este objetivo. El

deporte en general, o el baloncesto en particular, no pueden ser entendidos como un fin en sí mismos, sino

como un medio al alcance de los educadores o entrenadores, debidamente cualificados, para contribuir a

la formación del individuo en una de las múltiples facetas que constituyen la personalidad, y por tanto,

entendida como un complemento a otras disciplinas que pudieran ayudar a la formación integral del

sujeto.

Este planteamiento educativo debe partir de las características de los niños para, mediante la

práctica de actividades físicas, favorecer el desarrollo armónico de las capacidades físicas, psicológicas o

motrices, en un entorno que favorezca el aprendizaje y, a la vez, el goce por la actividad, sin presiones

externas cuya finalidad sea la obtención de un rendimiento inmediato.

Se trata de ayudar a la formación individual de los niños y asentar las bases deportivas para que

aquellos que libremente decidan involucrarse, en el futuro, en la práctica más especializada del

baloncesto, con la intención de perfeccionarse, puedan hacerlo con garantías de éxito.


Por otra parte y teniendo en cuenta que hablamos de un planteamiento educativo, aún cuando

algunos de los niños pudieran continuar su formación involucrándose en procesos de más exigencia de

rendimiento futuro, es conveniente reflexionar sobre el que debe ser otro de los objetivos importantes de

la enseñanza deportiva: incrementar la motivación por el juego y, en definitiva, por la práctica de

actividad física que resulte saludable, lo que significaría fomentar la adquisición de hábitos de práctica

físico-deportiva que facilite una mejor calidad de vida futura. Para ello, es importante resaltar la

necesidad de establecer etapas que ayuden a estructurar la formación deportiva y eviten la acumulación de

cargas excesivas que puedan dañar el organismo de los jóvenes.

3.2. OBJETIVOS ESPECÍFICOS

Para el desarrollo de este apartado ofreceremos la propuesta de Pintor (1987).

PRIMERA ETAPA DE LA INICIACIÓN (9 a los 12 años)

Formación general básica del baloncesto, integrada en la iniciación multideportiva general (9-10

años).

1. Comprender la estructura funcional del baloncesto y de otros deportes.

2. Desarrollar la inteligencia motriz básica.

3. Adecuar las habilidades motrices coordinativas básicas a los específicas.

4. Progresar en la maduración biológica.

5. Progresar en la maduración psicológica.

Perfeccionamiento de la formación general básica del baloncesto, integrada en la formación

multideportiva orientada (11-12 años).

1. Comprender los principios básicos del juego colectivo.

2. Desarrollar la capacidad táctica individual básica.

3. Iniciar al comportamiento táctico colectivo elemental.

4. Dominar los medios técnicos básicos de forma global.

5. Progresar en la maduración psicológica individual y mejorar en la relación con los demás.

6. Progresar en la maduración biológica.

SEGUNDA ETAPA DE LA INICIACIÓN (13 a 14 años)


Consolidación, perfeccionamiento y ampliación de la formación general básica del baloncesto y

formación multideportiva orientada (13-14 años).

1. Consolidar las adquisiciones previas.

2. Perfeccionar la formación técnica previa y aprender nuevos medios individuales.

3. Mejorar la capacidad táctica individual.

4. Actuar en los puestos específicos de forma general y con intercambio libre entre ellos.

5. Iniciar al aprendizaje de los medios tácticos colectivos básicos específicos, y del resto de los deportes

colectivos practicados.

6. Progresar en la maduración biológica y comenzar a desarrollar paulatinamente las capacidades

condicionales.

7. Progresar en la maduración psicológica individual y mejorar la relación con los demás.

PRIMERA ETAPA DE PERFECCIONAMIENTO BÁSICO (15 1 6 años).

Iniciación a la formación individual inespecífica en el juego colectivo sistemático del baloncesto.

1. Consolidar las adquisiciones previas.

2. Perfeccionar la capacidad de ejecución de los medios técnicos habituales.

3. Perfeccionar la capacidad táctica individual en puestos específicos variables.

4. Perfeccionar el aprendizaje de los MTCBs anteriores y aprender otros nuevos.

5. Aplicar los MTCBs al juego colectivo sistemático básico.

6. Desarrollar progresivamente la capacidad psicológica individual y social.

7. Progresar en la maduración biológica desarrollando paulatinamente las capacidades condicionales.

3.3. CONTENIDOS DE ENSEÑANZA

Puesto que el baloncesto es un deporte con una gama muy rica en contenidos, parece apropiado

estructurarlos, con el fin de disponer de ellos en el marco de un proceso de enseñanza que discurra por el

camino de una sistemática lógica, basada en la organización de los mismos y su asignación a las

diferentes etapas evolutivas, y que permita su enseñanza, y el consiguiente aprendizaje progresivos. Esta

característica, y su necesaria estructuración, es común a otros deportes de equipo, y de ello se encuentran


referencias sobre la organización en etapas de formación deportiva en diversos autores (Bayer, 1986;

Antón, 1990; Pintor, 1989).

De los contenidos que forman parte del Baloncesto hay que distinguir entre los que el jugador

utiliza de forma individual y aquellos que necesitan de la intervención de dos o más compañeros del

mismo equipo. De la misma manera hay que distinguir entre los que forman parte del juego en la fase de

ataque y los de la fase de defensa. Por último, conviene diferenciarlos en función del rol específico que

desempeña el jugador en el juego. En la figura 4 se muestra un esquema general de los contenidos de

desarrollo propios de la fase de ataque y en la figura 5 los relacionados con la fase de defensa (Pintor,

1987).

Una vez definidos los contenidos que deberán formar parte del programa de entrenamientos es

impresindible analizar de qué manera se distribuirán en el tiempo y cuál será, en definitiva, la importancia

que se le otorgará a cada uno de ellos en las distintas etapas de la formación de los niños.
FASE DE ATAQUE

MEDIOS MEDIOS
INDIVIDULAES COLECTIVOS

MEDIOS TÁCTICOS MEDIOS TÁCTICOS


JUGADOR CON JUGADOR SIN
COLECTIVOS COLECTIVOS
BALÓN BALÓN
BÁSICOS COMPLEJOS

2x2

Pase-desplazamiento-recepción

Creación de espacios libres Sistemas de acción


Postura y posición
continuna o jugadas
Fijación del impar prefabricadas contra:
Bote sin desplazamiento

Bloqueo directo Defensa individual


Arrancadas
Postura y posición
Defensa en zonas
Pivotes
Arrancadas
3x3
Defensa mixtas
Avance legal con balón
Desplazamientos libres Pase-progresión con
Defensa Presionantes
Bote dinámico intermediario
Movimientos de desmarque
Def. cambiante
Paradas Paradas Bloqueo directo con
intermediario
Lanzamientos Desplazamientos rebote
Situaciones especiales:
Doble bloqueo directo
Pases
Salto entre dos
Bloqueo directo doble
Fintas
Saque de fondo
Bloqueo indirecto
Saque de banda
Juego en triángulo

Cruces bilaterales

ETC....

Figura 4. Contenidos del juego en la fase de ataque.


FASE DE DEFENSA

MEDIOS MEDIOS
INDIVIDULAES COLECTIVOS

CONTRA CONTRA MEDIOS TÁCTICOS MEDIOS TÁCTICOS


JUGADOR CON JUGADOR SIN COLECTIVOS COLECTIVOS
BALÓN BALÓN BÁSICOS COMPLEJOS

2x2

Ayuda y recuperación

Cambio de oponente

Defensa contra Pase-desplazamiento-recepción


Postura y posición Sistemas defensivos diversos:
Defensa contra Creación de espacios libres
diversas
Defensa individual
Defensa contra Fijación del impar
Desplaxzamientos horizontales:
Defensa en zonas
Defensa contra Bloqueo directo
- Arrancadas
Defensa mixtas
Paradas
3x3 Defensa Presionantes
Desplazamientos verticales
Defensa contra Pase-progresión con intermediario - en 1/2 campo
Bloqueos de lanzamiento - en 3/4 campo
Defensa contra Bloqueo directo con intermediario - en todo campo
Fintas
Defensa contra Doble bloqueo directo Def. cambiante
Desplazamientos rebote
Defensa contra Bloqueo directo doble

Defensa contra Bloqueo indirecto

Defensa contra Juego en triángulo

Defensa contra Cruces bilaterales

Rotaciones defensivas complejas


ETC....

Figura 5. Contenidos del juego en la fase de defensa.


A) DISTRIBUCIÓN TEMPORAL DE LOS DISTINTOS FACTORES GENERALES

COMPONENTES DEL ENTRENAMIENTO Y LA FORMACIÓN DEL JUGADOR

El análisis de las características que definen los deportes colectivos nos hace reflexionar sobre la

conveniencia de utilizar un método de enseñanza que contemple el desarrollo de la inteligencia motriz del

sujeto, o lo que es lo mismo, de la capacidad táctica individual. Creemos que es necesario que el niño

comprenda la lógica interna del juego, los principios generales y específicos que rigen el comportamiento

del jugador, y sea capaz de aplicarlos de forma inteligente después de un análisis previo de la situación

de juego, en el que la capacidad perceptiva desempeña un papel fundamental (Thorpe, Bunker y Almond,

1984; Read, 1988, Devís, 1992). Como se desprende del análisis previo y tal como apunta Antón (1998)

cualquier acción técnica realizada sólo tendrá valor y eficacia individual si está realizada en el marco

de unas circunstancias idóneas.

En palabras de Ruiz y Sánchez (1997) el planteamiento didáctico en el caso del baloncesto tiene

que ser necesariamente mixto, procediéndose a la enseñanza de los componentes básicos, reproducción

de modelos técnicos de ejecución ideales, contextualizados en situaciones en las que las decisiones estén

presentes.

Debemos pues, en los primeros momentos del proceso de enseñanza-aprendizaje, saber alternar

el uso de la práctica global pura, que fomenta el desarrollo de la creatividad a través del descubrimiento

natural, con el uso de la práctica global polarizando la atención (juegos con normas) que favorecen el

descubrimiento de aspectos del juego, guiado por el profesor-entrenador.

Por todo ello, sería conveniente que, inicialmente, la acción docente se centrara sobre la mejora

de los procesos cognoscitivos implicados en la acción de juego, lo que hemos denominado como

capacidad táctica individual del jugador. Por el contrario, dedicaremos poco tiempo a un entrenamiento

específico de la técnica individual, al menos, en un contexto aislado del juego, para que el niño tenga que

adaptar su respuesta a las condiciones del medio en el que se desarrolla la acción y con ello que desarrolle

su propia personalidad motriz. Hay que pensar que el entrenamiento específico de la técnica conlleva la

utilización de práctica analítica, basada en la repetición constante de gestos que, por su escasa vinculación

con la realidad, la poca diversidad, etc. pueden suponer experiencias poco atractivas para los niños.
Siguiendo a Read (1989), el nuevo enfoque en la enseñanza de los juegos deportivos evoluciona

de la táctica a la técnica, es decir, del por qué al qué. La escasez de juegos con normas, orientados a

desarrollar la comprensión y establecimiento de estrategias cognoscitivas para la resolución de los

problemas tácticos del juego, y que se sitúan en una línea similar a la propuesta de Thorpe, Bunker y

Almond (1986), permiten detectar un modelo de enseñanza-entrenamiento inadecuado que Read (1988)

llama modelo aislado (figura 6). Frente a este modelo esta misma autora propone como alternativa el

denominado modelo integral (figura 7).

Habilidad Aislada Entrenamiento Técnico

Contexto de juego

Resultado + Experiencia Técnica

Contexto simulado predeterminado


Acción
Situación aislada de juego

Figura 6. Modelo aislado de Read (1988), revisado por Devís (1990).

Contexto de juego Exigencias de juego

Modelo aislado Integración conceptual Problemas

Ruta 2 Ruta 1

Resultados y reflexión crítica

Acción Elegir soluciones

Figura 7. Modelo integrado de Read (1988), revisado por Devís (1990).


La formación colectiva adquiere relevancia conforme se avanza en el tiempo (tabla 1), una vez

que se han asentado las bases necesarias mediante el desarrollo de las capacidades tácticas de carácter

individual. No olvidemos que las conductas de juego colectivas tienen su base en las capacidades

individuales.

Tabla 1. Distribución temporal de los distintos factores generales componentes del entrenamiento y la

formación del jugador.

9-10 Años 11-12 Años 13-14 Años 15-16 Años


TÉCNICA
INDIVIDUAL 10% 10% 15-20% 20%
TÁCTICA
INDIVIDUAL 75% 70% 50-40% 30%
TÁCTICA
COLECTIVA 15% 20% 20-25% 30%
PREPARACIÓN
FÍSICA 0% 0% 10% 15%
FORM. TEÓRICA 0% 0% 5% 5%

El entrenamiento de las cualidades físicas, que tan importantes serán para el normal desarrollo

del niño y de la posible cualificación deportiva futura, no requiere, en las primeras edades, de un

tratamiento específico que implique invertir tiempo en un entrenamiento aislado del juego, ya que esta

preparación física debe estar integrada en la práctica del niño con el balón en sus manos o actuando para

conseguirlo. Por eso, nuestro interés pasa por mejorar dichas capacidades de la forma más natural posible,

mediante la práctica global del entrenamiento táctico, en el que las tareas propuestas permitan estimular

suficientemente el desarrollo biológico acorde con el grado de maduración de los niños.

B) DISTRIBUCIÓN TEMPORAL DEL TIEMPO DEDICADO A LAS DISTINTAS FASES DEL

JUEGO, DESDE UNA PERSPECTIVA GLOBAL

Otro de los aspectos importantes de la enseñanza, desde el punto de vista metodológico, es la

forma en que se distribuirá la atención didáctica a cada fase del juego. Para Pintor (1987), la fase de

ataque representa aquella en la que el niño tiene posibilidades de desarrollar más ampliamente sus propias

iniciativas, fundamentalmente en su relación con el objeto de juego, que es el balón: botándolo,

pasándolo, recibiéndolo y, sobre todo, a través de la consecución de tantos o encestes, los cuales se
convierten en una forma de realización personal que incrementa la satisfacción y, como consecuencia, el

gusto por la actividad, siempre que dichas acciones atacantes estén facilitadas, en un marco de acción en

el que la actividad defensiva no se manifieste en toda su potencialidad, lo cual dependerá de los

planteamientos didácticos del entrenador-profesor; en caso contrario, se coartaría la capacidad para

manifestarse con riqueza y espontaneidad. Pintor destaca la conveniencia de partir de los intereses y

necesidades de los niños para introducir progresivamente, con el paso del tiempo, el entrenamiento de

otros aspectos del juego que, inicialmente, pueden resultar menos motivantes. En este sentido, destaca

cómo la fase de ataque resulta más atractiva, más acorde a sus necesidades y mucho más motivante. El

niño interpreta el ataque como algo tangible, muy afín a sus intereses y al objetivo del juego, por lo cual

ésta es la realidad jugada que tiene que vivir prioritariamente; por el contrario, el niño interpreta la

defensa como algo secundario en su percepción del juego puesto que lo verdaderamente importante para

él es jugar poseyendo el balón.

También insiste en el hecho de que las conductas defensivas intensas inhiben la capacidad de

tomar decisiones inteligentes, creativas y variadas al poseedor del balón, como consecuencia de la

necesidad que éste tendrá de protegerlo (hay que considerar que en estas edades no se dominan aún los

medios técnicos), por lo que para que la habilidad atacante se desarrolle en toda su extensión la actividad

defensiva debe ser moderada.

Hay que destacar que el número de habilidades que hay que desarrollar para jugar

adecuadamente en ataque es mucho más elevado que en defensa. Si a esta consideración añadimos que el

ataque favorece, en mayor medida, el desarrollo de la creatividad, encontraremos argumentos suficientes

para justificar un proceso de enseñanza que preste mayor atención, al principio, al desarrollo de las

capacidades relacionadas con esta fase del juego. Por todo lo cual, sugerimos que durante el proceso de

entrenamiento en estas edades, la relación entre la formación atacante y la formación defensiva y su

evolución a lo largo del tiempo, guarde las proporciones que indica la tabla 2, en la cual se observa cómo

los porcentajes de influencia formativa sobre una y otra fase tienden a equilibrarse a lo largo de dicho

proceso. En un apartado posterior se volverán a analizar estas ideas con más detenimiento y amplitud.

Tabla 2. Distribución porcentual de la influencia didáctica dedicada a las distintas fases del juego, desde

una perspectiva global.


9-10 11-12 Años 13-14 Años 15-16 Años
ATAQUE 95-90% 90-80% 75-70% 65-60%

DEFENSA 5-10% 10-20% 25-20% 35-40%

Los datos aportados en esta tabla deben ser entendidos no como una forma de distribución

estricta del tiempo de dedicación a las distintas fases del juego sino como una tendencia sobre la forma en

que la intervención didáctica del profesor-entrenador se centra sobre determinados aspectos de una de las

fases de forma prioritaria, para que el jugador lo perciba como el objetivo fundamental de desarrollo, lo

cual no evitará que, aunque en menor medida, también mejoren las capacidades relacionadas con la fase

de juego antagónica, puesto que la frecuente práctica global lleva consigo la intervención en ataque y

defensa de forma simultánea y contrapuesta (al tiempo que unos atacan, otros defienden con una

alternancia de funciones constante). Así, tales sugerencias no se refieren al tiempo de dedicación

diferenciado y excluyente, esto es: un determinado porcentaje de tiempo practicando acciones de ataque

sin defensores, y en otro momento, otro porcentaje distinto practicando acciones de defensa sin atacantes,

sino que se refiere a que, el profesor, al solicitar el cumplimiento de determinados objetivos, al dar

información sobre la ejecución, sobre los resultados de la misma y al dar refuerzos para incentivar, lo

hace fundamentalmente sobre la fase con respecto a la cual se han planteado los objetivos formativos.

C) DISTRIBUCIÓN TEMPORAL DE LOS MEDIOS TÁCTICOS COLECTIVOS BÁSICOS

Se entiende por Medio Táctico Colectivo Básico (MTCB) (Pintor, 1987) aquella forma de

relación colectiva, en la que intervienen dos o más jugadores de un mismo equipo, que constituye en sí

misma una forma indisociable de comunicación motriz y que persigue objetivos tácticos fundamentales

para el éxito en el juego. Dichas acciones forman una unidad de acción en la que las intervenciones

individuales se coordinan en el espacio y en el tiempo; son núcleos básicos de acción colectiva, unidades

funcionales que no pueden ser fraccionadas en otras formas colectivas más simples pues se convertirían

en meras acciones individuales; es el caso del pase-progresión, del bloqueo directo, bloqueo indirecto,

cruces bilaterales, etc.


Tabla 3. Distribución temporal de los medios tácticos colectivos básicos. (Adaptado de Pintor, 1994).

9-10 Años 11-12 Años 13-14 Años 15-16 Años


Pase - Progresión
Pase – Recepción Pase – Recepción
Pase – Alejamiento
Pase - Progresión Pase - Progresión Creación de espacios
libres
Pase – Alejamiento
Fijación directa
MTCBs
Pase – Recepción Creación de espacios Creación de espacios Fijación directa del
ATAQUE libres libres impar
Pase – Progresión Bloqueo Directo
Fijación directa
Fijación directa Pase - Progresión con
Fijación directa del intermediario
Fijación directa
Fijación directa del impar Bloqueo Directo con
intermediario
impar
Bloqueo Directo Bloqueo Indirecto

Bloqueo Indirecto Juego en triángulo


Bloqueo Directo.
posicional
Cambio defensivo
MTCBs Ayuda y recuperación
Cambio defensivo Cambio defensivo Defensa contra Pase –
DEFENSA Progresión
Cambio defensivo Ayuda y recuperación Ayuda y recuperación
Defensa contra Pase -
Alejamiento
Defensa contra Pase - Defensa contra Pase -
Defensa contra
Progresión Progresión
Bloqueo Directo
Defensa contra Bloqueo
Indirecto

Según Sánchez (1986), la enseñanza del deporte debe respetar el principio metodológico de

partir de lo simple para llegar a lo complejo. Para poder cumplir con esta premisa metodológica es

necesario analizar la dificultad de los contenidos que se van a enseñar. Cuando este análisis se refiere a

las acciones tácticas colectivas existen una serie de criterios que ayudan a establecer la dificultad: número

de sujetos implicados, lo cual se identifica con el número de estímulos a los que atender, la dificultad

técnica de las acciones involucradas, número de alternativas posibles, etc. Estos criterios, que han sido

suficientemente desarrollados por Ruiz y Sánchez (1999), han servido para establecer la progresión de

contenidos tácticos de carácter colectivo que se muestra en la tabla 3.

Como se puede comprobar en dicha tabla, los Medios Tácticos Colectivos Básicos (MTCBs)

iniciados en una etapa se repiten en la siguiente, como medio para reforzar las acciones aprendidas con

anterioridad. Esto quiere decir, que una vez asentadas las bases de un contenido colectivo del juego, se
continúa practicando en las siguientes etapas para perfeccionarlo. En cualquier caso esta sugerencia sólo

pretende servir de orientación temporal puesto que el ritmo de aprendizaje de un grupo de jugadores de

una misma categoría puede variar de una temporada a la siguiente ya que, en definitiva, depende de

numerosos factores como el tipo o cantidad de experiencias previas acumuladas y de la capacidad de

aprendizaje personal de sus miembros.

D) DISTRIBUCIÓN TEMPORAL DE LOS MEDIOS TÁCTICOS COLECTIVOS COMPLEJOS

Los Medios Tácticos Colectivos Complejos son las acciones colectivas de equipo que se basan en

el enlace espontáneo o preestablecido de MTCBs, en las que tienden a participar todos los componentes

del equipo (Pintor, 1987). La acción colectiva compleja, basada en el concepto anterior, recibe

coloquialmente el nombre de sistema de juego.

Con la finalidad de desarrollar la capacidad perceptiva y en general los procesos cognoscitivos

necesarios para la toma de decisiones en el Baloncesto, resulta de gran importancia que la forma de jugar

resulte lo más espontánea posible. En este sentido, sería conveniente que los niños enlazaran los MTCBs

por propia inicativa, sin un orden establecido, de forma que, tras la realización de uno, la aplicación del

siguiente se basara en la observación y estudio de las circunstancias del juego; esto ayudaría a desarrollar

la inteligencia motriz específica necesaria para jugar.

Por el contrario, la aplicación sistematizada de los MTCBs, basada en la capacidad individual de

los jugadores, aprovechando lo mejor de cada uno de ellos, o peor aún, basada en la preferencia de

algunos entrenadores, por lo tanto con criterios subjetivos y personalistas, que suele ser el criterio

utilizado en el alto rendimiento, puede ayudar a la obtención de resultados a corto plazo pero perjudica la

formación tanto individual como colectiva de los jugadores, en la medida en que no permite el desarrollo

personal en toda su amplitud.

En la tabla 4 se detalla la distribución de los Medios Tácticos Colectivos Complejos (MTCCs) de

las fases de ataque, de defensa y de la fase de transición entre una y otra, denominada contraataque. En

las primeras fases, estos contenidos se basan en la aplicación espontánea de los MTCBs, aunque con una

serie de normas o conceptos que permiten adecuar el comportamiento de los jugadores a la lógica

inherente al juego del baloncesto.


Como apunta Pintor (1987) en las primeras etapas, el juego libre con intención de atacar rápido,

sin detenerse demasiado para jugar de forma pausada, constituye el estilo de juego adecuado para esta

etapa de la iniciación. Los niños en estas edades no poseen aún suficiente dominio de los medios

individuales, por lo que les resultará mucho más fácil conseguir éxito en el ataque y, como consecuencia,

sentirse más realizados, si el ritmo de juego impide la organización defensiva colectiva. Partimos de la

base de que el ataque contra una defensa desequilibrada, que no ha tenido tiempo suficiente para

organizarse, es más fácil de resolver y ayuda a incrementar la motivación por la práctica de la actividad;

el juego libre rápido y el contraataque básico serán aspectos del juego a los que habrá que dedicar mucho

interés.

Tabla 4. Distribución temporal de los medios tácticos colectivos complejos (Adaptado de Pintor, 1994).

9-10 Años 11-12 Años 13-14 Años 15-16 Años

JUEGO LIBRE RÁPIDO


JUEGO LIBRE RÁPIDO 5%
10%
CONTRAATAQUE.
CONTRAATAQUE. BÁSICO
MTCCs JUEGO LIBRE RÁPIDO BÁSICO (1ª oleada)….20%
JUEGO LIBRE RÁPIDO 50%
(1ª oleada)….20%
ATAQUE 70% CONTR. AMPLIADO
CONTRAATAQUE. (1ª-2ª oleada)…5%
JUEGO POSICIONAL
BÁSICO
CONTRA DEFENSA
(1ª oleada)….20% J.POSIC. CONTRA
INDIVIDUAL …50%
JUEGO POSICIONAL… DEFENSA INDIVIDUAL
30% JUEGO POSICIONAL. SITUACIONES …50%
…30% ESPECIALES … 5%
SITUACIONES
J UEGO POSICIONAL ESPECIALES…5%
CONTRA DEFENSA EN
ZONAS. 15% J.POSIC. CONTRA
DEFENSA EN ZONAS
…15%

Defensa individual en ½ Defensa individual en ½


Defensa individual en ½ Defensa individual en ½
campo…30% campo…40%
campo…60% campo…50%
Defensa individual en Defensa individual en
Defensa individual en Defensa individual en todo
MTCCs todo el campo…70% todo el campo …60%
todo el campo …10% el campo …10%

DEFENSA Defensa en zonas en ½ Defensa en zonas en ½


campo…10% campo…20%

Defensa en zonas en todo Defensa en zonas en todo


el campo …20% el campo …20%

En primera instancia el contraataque se basará, fundamentalmente, en la participación de los

jugadores de la primera oleada; en etapas posteriores, comenzará el aprendizaje del contrataque en


segunda oleada, con la intervención de aquellos que llegaron más tarde a la pista delantera debido a su

participación más directa en el rebote defensivo.

Progresivamente, cuando las capacidades individuales y el dominio de los contenidos

individuales del juego sean mayores se incrementará el tiempo dedicado al ataque posicional, en

detrimento del dedicado al contraataque. El aprendizaje del ataque posicional también será estructurado

en fases que, por su extensión, no podemos recoger en este documento.

El ataque contra defensas en zonas se practicará en menor medida aunque, desgraciadamente, y

en función de la realidad deportiva que podemos encontrar en las competiciones escolares, será necesario

para poder enfrentarse a aquellos equipos que, dirigidos por entrenadores que anteponen el resultado

inmediato a una adecuada formación de los niños, utilizan este sistema defensivo.

En relación con la fase de defensa, Pintor (1987), propone que los niños, inicialmente, defiendan

en todo el campo como una forma que les permita adquirir la noción de defensa aprendiendo y aplicando

los principios básicos correspondientes, no sólo en parcelas restringidas sino en toda la extensión del

terreno de juego. Con ello se consigue también facilitar el aprendizaje de las conductas de juego atacantes

que se ven facilitadas al tener que abarcar los defensores mayores espacios de juego. Atacar cuando existe

un equilibrio de fuerzas entre los equipos contendientes resulta más sencillo cuando los defensores actúan

en todo el campo puesto que cada jugador atacante dispone de más espacio libre para superar a su rival.

Cuando no existe este equilibrio de fuerzas y el equipo que desempeña labores defensivas supera

notablemente en capacidad física y técnica al equipo atacante, el resultado puede ser el contrario,

produciéndose circunstancias no deseables en las que un equipo, netamente superior, impide jugar al otro

que se ve incapacitado, en numerosas ocasiones, para pasar de medio campo, o incluso acercarse a él, por

lo cual, en el enfrentamiento deportivo competitivo sería conveniente, e incluso obligatorio, que la

utilización defensiva del terreno de juego se adaptara a las características del equipo rival, de forma que

no se impidiera jugar a dicho equipo, lo cual, además de ser un acto de generosidad, fomentaría más la

práctica de dicho deporte.

A partir de los 14-15 años de edad, una vez asentadas las bases del juego en ataque, puede

resultar conveniente reforzar las acciones defensivas y empezar a mejorar el sistema defensivo básico: la

defensa individual con ayudas en medio campo. Las nociones y acciones propias de la defensa en zonas
podrá ser practicada como un medio más para ayudar a la formación, pero no debe ser utilizada como

sistema defensivo en las competiciones por diferentes motivos:

 La defensa en zonas se basa en la protección del cesto ubicando a los jugadores en

posiciones cercanas al mismo, y con una estructura colectiva muy cohesionada, lo que

impide fácilmente la aproximación de los niños con el balón hacia la canasta contraria,

debido a las escasas capacidades tácticas individuales y colectivas que poseen todavía, y

como consecuencia, el desarrollo del juego con profundidad por parte de los atacantes suele

ser nulo.

 La posición de los jugadores en este tipo de defensas obliga a los contrarios a realizar

lanzamientos a canasta desde posiciones alejadas, con la consiguiente pérdida de eficacia,

lo cual se ve reflejado en un número menor de encestes por encuentro, tanto individual como

colectivamente. Inevitablemente, esto lleva asociado una menor motivación en el juego. Hay

que tener en cuenta que la eficacia en el tiro depende del dominio técnico y de la fuerza

suficiente, las cuales no poseen todavía los niños, pero, además, en gran medida, del

dominio de habilidades psicológicas como la concentración, la autoestima y el control de la

ansiedad competitiva (Del Río, 1994), y que, para ello, es necesario una madurez

psicológica que sólo se alcanza con el paso de los años de práctica y a través de la vivencia

de muchas experiencias de competición.

 Desde el punto de vista de quienes las ejecutan, en estas edades, la defensa en zonas exige

menos capacidad motora y esfuerzo físico que la defensa individual para conseguir éxito,

debido a la menor capacidad de los adversarios para encestar desde lejos, y de progresar

botando o mediante pases. La consecuencia es la obtención del éxito defensivo colectivo sin

que ello se base en una verdadera calidad de las acciones individuales o colectivas, lo cual

perjudica la mejora individual de los jugadores.

E) DISTRIBUCIÓN TEMPORAL DE LOS MEDIOS TÉCNICO-TÁCTICOS

Otro de los aspectos que marcan la metodología de la enseñanza del baloncesto es la forma en

que se distribuye el tiempo de práctica en la enseñanza de los contenidos o medios técnico-tácticos. Para
abordar este asunto, los hemos agrupado de forma genérica, sin entrar en una análisis pormenorizado de

las múltiples variantes de cada contenido técnico.

El contenido más importante del baloncesto es el lanzamiento a canasta; dicha importancia

viene determinada por la propia definición que el reglamento de juego establece. El reglamento determina

que el equipo vencedor será aquél que, al final del encuentro, haya conseguido un mayor número de

puntos. La obtención de puntos por parte de un equipo se basa en la habilidad de sus jugadores para

lanzar el balón al cesto; esto determina la verdadera importancia de este contenido del juego.

La valía de un jugador depende, en gran medida, de su eficacia como tirador, lo cual hace que el

proceso de entrenamiento contemple como objetivo prioritario la mejora de la capacidad para lanzar a

canasta. El resto de los contenidos del juego propios de la fase de ataque se utiliza con la finalidad de

facilitar la realización de los lanzamientos a canasta en las condiciones ideales.

Cuanto mayor sea el tiempo disponible para la práctica del tiro en la sesión, mayor

afianzamiento se conseguirá de la técnica y mejor será la evolución táctica del deportista (Pintor, 1987).

En las primeras etapas, es necesario que los niños, que son especialmente egocéntricos, tengan la

posibilidad de lanzar en numerosas ocasiones. Para ello, sería conveniente que, aún cuando el objetivo

principal de la tarea sea distinto al de la mejora del tiro, este contenido esté implícito en las mismas. El

enceste es experimentado por el niño como un éxito que refuerza su autoestima y le ayuda a progresar

como jugador.

Debido a este carácter egocéntrico de los niños, a su necesidad de poseer el balón durante mucho

tiempo y al hecho de que el bote es imprescindible para el juego individual, es conveniente que este

contenido ocupe también una parte importante del entrenamiento que se realice en las primeras etapas de

la iniciación. Así mismo, el lanzamiento a canasta debe ir asociado al bote que permite la aproximación a

la canasta en unas ocasiones y en otras la evolución por espacios diferentes desde los que lanzar al cesto.

Este es el motivo por el que en la distribución de la tabla 5 se considera un contenido específico la

asociación de ambos, reflejando un porcentaje elevado de dedicación.

Pasar y recibir el balón es una necesidad inherente al juego colectivo, por lo que desde el primer

momento se hace imprescindible fomentar su aprendizaje. En la tabla indicada se sugiere un porcentaje de

dedicación a este contenido e igualmente a su asociación con el tiro a canasta para seguir cumpliendo con

los objetivos formativos previstos.


La acción de bote del balón, por parte de un jugador en posición estable o desplazándose por el

espacio, se enlaza en múltiples ocasiones con la acción de pase del balón a un compañero, por lo que este

contenido también debe tenerse en cuenta.

En la tabla 5 se puede observar una evolución en el tiempo que atiende progresivamente al

incremento de la formación colectiva, tras un predominio anterior de la formación individual, sobre lo

cual en otros apartados se tratará con más detalle.

Tabla 5. Síntesis de la distribución y dedicación temporal de los medios tácticos simples. (Adaptado de

Pintor, 1987).

CONTENIDOS
DE 9-10 Años 11-12 Años 13-14 Años 15-16 Años
ATAQUE Y DEFENSA
TIRO 25% 25% 25% 20%
BOTE 10% 10% 5% 5%
BOTE + TIRO 40% 35% 30% 30%
PASE-RECEPCIÓN 5% 10% 15% 20%
PASE-RECEPCIÓN +
15% 15% 20% 20%
TIRO
BOTE + PASE 5% 5% 5% 5%

3.4. MEDIOS DE ENSEÑANZA

A) INTRODUCCIÓN

De la necesidad de estructurar los contenidos de enseñanza surge, de igual forma, la de organizar

la utilización de los medios de los que dispone el entrenador en su labor como enseñante. La labor de éste

debe estar regida por una serie de principios que concuerden con las necesidades, intereses y

motivaciones que puedan aparecer de forma progresiva, a lo largo del proceso de crecimiento-formación.

Parece coherente pensar que, a lo largo del proceso, al igual que se diseña un plan para el

desarrollo de los diferentes contenidos del juego, se elabore otro para hacer uso de los medios habituales

del entrenamiento.
Según el diccionario de la Real Academia Española (vigésima primera edición, 1992), la palabra

“medio” significa lo que pueda servir para determinado fin o también aquella diligencia o acción

conveniente para hacer una cosa. En función de estas definiciones podemos encontrar diferentes tipos de

medios que son propios del entrenamiento deportivo. En este capítulo nos centraremos en los

instrumentos prácticos, no materiales, que hacen referencia a la forma de organizar la actividad docente y

que constituyen el medio principal del entrenamiento: las tareas o ejercicios.

Del mismo modo que se pueden considerar diferentes tipos de medios de entrenamiento, es

también necesario alcanzar un mayor nivel de concreción y desarrollar una clasificación de los ejercicios,

en función de diferentes criterios taxonómicos, que ayude a la planificación de la enseñanza.

B) CLASIFICACIÓN DE LAS TAREAS DE PRÁCTICA DESDE EL PUNTO DE VISTA

CUALITATIVO

Con el carácter cualitativo de las tareas nos referimos al tipo de tareas según la vinculación que

éstas guardan con la realidad hacia la que van dirigidas. Clásicamente, se han diferenciado dos tipos de

planteamientos prácticos: globales y analíticos.

Según el diccionario de la Real Academia Española (vigésima primera edición, 1992), “global”

significa tomado en conjunto, mientras “analítico” significa que procede descomponiendo, o que pasa del

todo a las partes.

De acuerdo con estas definiciones, las diferencias están claramente marcadas y, por tanto,

cualquier tarea en la que no se practique más que una parte de la realidad deportiva debería entenderse

como una tarea analítica. Desde esta perspectiva, la práctica del desplazamiento botando hacia la canasta

sin oponente con la finalidad de aprender o mejorar dicho desplazamiento, representa una acción analítica

en relación con la situación real y habitual del Baloncesto, en la que el jugador se enfrentará a uno o más

adversarios; por lo tanto, practicar contra adversarios sería entendido como práctica global en relación

con el objetivo antedicho. Dos compañeros que practican el pase del balón sin adversarios puede

considerarse una acción analítica en comparación con la práctica global de dos compañeros que se pasan

el balón ante unos advesarios que tratan de impedirlo, en relación con el objetivo de practicar para

aprender a pasar y a recibir el balón, pues esta es la realidad habitual del juego. El juego colectivo que en

Baloncesto es de cinco contra cinco (5 x 5) puede ser fraccionado en partes para su perfeccionamiento por
lo que la práctica de una acción de tres contra tres (3 x 3) debe entenderse como tarea analítica en relación

con la globalidad del juego si este fuera el objetivo de formación.

A este tenor, los límites entre una tarea global y otra analítica son muy relativos, por lo que se

necesita establecer una gradación que facilite la comprensión de los diferentes tipos de tareas.

La propuesta, que recogemos de Cárdenas, D., Alcalá, F., Pintor, D. y Ambel, L. (1997), es la

siguiente 1:

a) Tarea global genérica (G.G.). Aquélla en la que existe un enfrentamiento entre

contendientes dándose en ella una relación de igualdad, o una cierta superioridad o inferioridad numérica

y libertad total de acción de todos los jugadores. Las únicas reglas establecidas son las propias del juego

del Baloncesto.

b) Tarea global con normas específicas (G.N.E.). Es la tarea que se practica de forma

global y en la que el entrenador orienta a los practicantes sobre determinados aspectos específicos del

juego que hay que cumplir. Ejemplo: 5 x 5 donde el entrenador pide a los jugadores que intenten pasar el

balón a los jugadores interiores, ó 5 x 5 donde se pretende que después de cada pase el jugador progrese

hacia la canasta contraria. En este ejercicio el entrenador orienta sobre el modo específico de actuar desde

el punto de vista colectivo, por lo que el incumplimiento de la norma, que pueda producirse, no conlleva

la pérdida de la posesión del balón u otra medida similar, al no ser ésta de obligado cumplimiento, sino

una consigna que orienta a los jugadores sobre la forma de jugar.

c) Tarea global con normas generales (G.N.G.). Es una tarea en la que se establece un

precepto rígido y que refuerza la acción esperada. Esta norma condiciona la actuación del jugador y

conduce al descubrimiento, aprendizaje o perfeccionamiento de acciones técnico-tácticas específicas. Las

reglas pueden ser de diferente tipo:

1. Las que tienen un carácter de prohibición en el uso o aplicación de contenidos técnicos, de

contenidos tácticos o del uso de espacios de juego. Ejemplo: en un equipo que ataca, cuyo

objetivo es fomentar el pase y la recepción, se prohibe dar más de un bote por parte de cada

jugador, o no se puede botar. La infracción de la regla establecida implica la pérdida del

balón.

1
Esta clasificación está siendo actualmente revisada para ofrecer posteriormente una nueva, ampliada,
mejorada y más precisa.
2. Las que tienen carácter de obligación. Ejemplo: es obligatorio dar una vuelta al balón

alrededor del cuerpo, o entre las piernas, antes de pasar, para mejorar el manejo del balón.

3. Las que favorecen o refuerzan el uso de determinadas de conductas o contenidos de juego.

Ejemplo: 1 x 1 en la que las canastas conseguidas con la mano no dominante tienen un valor

doble.

d) Tarea analítica en condiciones tácticas (A.C.T.). Es una tarea en la que se práctica una

acción técnica en presencia de un oponente que tiene restringida su capacidad de movimiento bien por

normas establecidas bien por las propias condiciones de práctica. Está orientada al perfeccionamiento

técnico y su realización exige una toma de decisiones simplificada por las condiciones establecidas.

Ejemplo: Un atacante con el balón se aproxima hacia la posición de un defensor estático para

realizar una finta y un cambio de dirección botando. Al defensor se le obliga a que responda a la finta

pero que no continúe su acción a partir de ese momento. El atacante en el momento de realizar la finta,

debe analizar la respuesta defensiva y, en función de ésta, continuar el desplazamiento en la dirección

contraria a la del engaño, en el momento, por el lugar y con la intensidad adecuados.

e) Tarea analítica en forma de juego (A.J.). Se practican acciones técnicas sin oposición.

Existe un objetivo relacionado con el concepto juego, marcado para los practicantes, que incrementa la

motivación de la tarea y el componente táctico de la misma.

Ejemplo: cada individuo con el balón debe conseguir “x” encestes antes que el resto de los

compañeros. Cada lanzamiento debe realizarse con dos apoyos previos sobrepasando el cesto.

Tal como se describe, la acción técnica – aproximación a la canasta sobrepasándola con

coordinación natural - se practica sin oposición, pero el establecimiento de un objetivo de competición

enriquece desde el punto de vista psicológico las condiciones de la práctica.

f) Tarea analítica pura (A.P.). Es aquella en la que el practicante realiza acciones técnicas

en un contexto aislado de la realidad, ya que no existen oponentes presentes. Se basa en la repetición de

gestos técnicos con el objetivo de conseguir una automatización de los mismos. El componente táctico es

nulo.

g) Tarea analítica con orientación individual específica (A.O.E.I). Se trata de dividir un

contenido individual, desde el punto de vista técnico, para su repetición. Se practica reiteradamente una
fracción del gesto técnico de forma aislada, para conseguir una automatización motriz al hacer que el

sujeto centre su atención en una parte del gesto.

Ejemplo: El jugador realiza la extensión del brazo ejecutor en el lanzamiento a canasta, sin

utilizar el brazo auxiliar, con el fin de mecanizar la acción motriz y corregir el error de utilizar este último

brazo para transmitir impulso al balón.

h) Tarea analítica con orientación colectiva específica (A.O.E.C.). Consiste en practicar una

parte de un medio táctico colectivo básico o de un medio táctico colectivo complejo (sistema de ataque).

Ejemplo: Practicar los movimientos de un sistema de ataque sin oponentes en la situación de

5 x 0.

C) CLASIFICACIÓN DE LAS TAREAS DESDE EL PUNTO DE VISTA NUMÉRICO-


RELACIONAL

El componente numérico de los jugadores participantes en el ejercicio define, en cierto modo, el

tipo y dificultad de la relación interpersonal que se establece. El baloncesto es un deporte que se

caracteriza por desarrollarse en un entorno en constante cambio. Estas modificaciones que se producen,

vienen determinadas por la lucha deportiva entre los componentes de dos equipos que tratan de

neutralizar las acciones del rival. De este análisis se desprende que cuanto mayor sea el número de

participantes en los ejercicios propuestos, mayor será la dificultad de los mismos.

Esta lucha puede simplificarse, en un intento por facilitar el aprendizaje, disminuyendo el

número de participantes por ejercicio, y por lo tanto, las demandas que se derivan de la atención, o por el

contrario obstaculizarse, si se aumenta el número de jugadores, tanto compañeros como oponentes.

Como clasificación general podemos distinguir los tres grupos fundamentales siguientes:

a) situaciones reducidas,

b) situación global,

c) situaciones ampliadas.
Las primeras son aquellas situaciones en las que el número de jugadores es menor que el que

participa en el juego real. Son por tanto situaciones reducidas, uno contra uno (1 x 1), dos contra dos (2 x

2), tres contra dos (3 x 2), etc.

La situación global corresponde a aquella en la que dos grupos de cinco jugadores se enfrentan

entre sí (5 x 5).

A veces, cuando el nivel de los jugadores es elevado, puede ser conveniente, como medio para

incrementar la dificultad de la tarea, el entrenamiento en inferioridad numérica (tanto atacante como

defensiva).

La mayor parte de las veces se utilizan situaciones reducidas de juego pero, en ocasiones, es

necesario aumentar la dificultad perceptiva de la tarea propuesta, aumentando, por encima de los

márgenes de la realidad, la participación de oponentes. De esta forma, si queremos entrenar la capacidad

de los defensores desde el punto de vista colectivo, les propondremos una situación de cinco defensores

contra seis atacantes, o de cinco atacantes contra seis defensores, si el objetivo fuera atacante; en este

caso, el número de estímulos aumenta y, consecuentemente, la dificultad de la situación.

A veces, estas situaciones ampliadas no se corresponden con un intento por dificultar la tarea,

sino por facilitarla. En una situación de seis atacantes contra cinco defensores, los primeros obtienen el

beneficio de la superioridad numérica para encontrar espacios libres desde los que lanzar sin oposición.

D) DISTRIBUCIÓN TEMPORAL DE LAS TAREAS DESDE EL PUNTO DE VISTA

CUALITATIVO.

Definir el comienzo del proceso de iniciación deportiva resulta realmente fácil; sin embargo,

reviste una enorme dificultad delimitar cuando ha finalizado para dar paso a otra etapa que podemos

considerar de perfeccionamiento.

Para delimitar la propuesta nos centraremos en bloques de edad de dos años, que normalmente se

corresponden con las categorías federativas para las competiciones, abarcando desde los 9 hasta los 16

años.

De los 9 a los 10 años de edad.


El objetivo general de la primera etapa es aumentar la formación motriz básica que se ha debido

ser desarrollar en el centro escolar. Es importante el aumento de las experiencias motrices generales, no

específicas, orientadas a una mejora de las capacidades coordinativas básicas así como de las capacidades

intelecto-motrices.

En necesario que el niño comience a vivir experiencias que le ayuden a comprender la esencia

del juego, la combinación entre cooperación y oposición, desde un marco práctico que le estimule hacia la

búsqueda de respuestas personales y no de la repetición de estereotipos motrices. El desarrollo de la

creatividad debe estimularse desde los primeros momentos, lo que nos ayudará a conseguir un doble

objetivo: por una parte, formar jugadores inteligentes capaces de aportar respuestas personales y, por otra,

respetar la propia personalidad del individuo.

Es necesario huir de planteamientos basados exclusivamente en la repetición de gestos técnicos

aislados de la realidad. Como decíamos con anterioridad, la confrontación deportiva se basa en la

capacidad de adaptación del sujeto a un entorno variable en el que el eje de la actividad lo constituye el

enfrentamiento entre oponentes. Cualquier decisión que tome el jugador debe haber sido elaborada en

función de la situación de juego (posición de compañeros y oponentes, orientación de los mismos,

capacidades individuales, etc.)

Como se explicó anteriormente (Mahlo, 1969), el acto táctico se compone de tres fases

diferenciadas: percepción y análisis, solución mental y solución motriz. De estas tres fases la última se

corresponde a la ejecución final que elabora el sujeto. Este análisis permite entender que la repetición de

acciones motrices específicas que pueden ser necesarias en el juego tiene una importancia relativa. No

tendría sentido atender a la formación técnica sin desarrollar la capacidad perceptiva o, en general, la

capacidad para procesar información y seleccionar adecuadamente la respuesta (capacidad táctica).

El desarrollo prioritario de la técnica podría llevarnos a formar jugadores capaces de ejecutar

perfectamente determinados gestos, pero incapaces de acertar con la elección de los mismos en función

del contexto de juego.

Estas premisas serán validas durante todo el proceso de formación deportiva pero consideramos

fundamental resaltar que deben ser respetadas desde el momento en que tiene lugar el contacto con la

actividad.
Como se puede observar en la figura 8, las tareas globales genéricas ocupan el 40% del tiempo

de práctica de los niños, frente a un 30% de tareas globales con norma y un 30 % de tareas analíticas en

forma de juego.

Al ser una etapa en la que se pretende el aprendizaje a través de la búsqueda de soluciones

motrices, es necesario que haya un tiempo importante para la libre exploración. Por esa razón la mayor

parte del tiempo se proponen situaciones de juego sin condicionantes externos.

Las tareas globales con norma le ayudarán a descubrir nuevos contenidos de juego en función de

las propuestas del entrenador, pero lo hacen sin coartar sus posibles respuestas personales.

Por otra parte, los niños necesitan seguir mejorando su capacidad coordinativa básica y deben

hacerlo en un entorno simple en el que su atención no deba dispersarse entre demasiados estímulos.

Trabajar sin oposición podría ayudar a mejorar la capacidad técnica individual pero no debemos olvidar el

componente lúdico que toda propuesta debe tener en estas edades; los niños quieren y necesitan jugar.

La repetición constante de gestos técnicos en situaciones vividas por los niños como irreales les

resultan poco motivantes y no promueven el desarrollo del afán por conseguir la mejora individual.

Estos argumentos nos permiten destacar la necesidad de proponer actividades en forma de juego

en las que no se condicione la forma en la que el niño ejecuta, y en las que no son necesarias las

correcciones.

En el futuro el jugador tendrá que hacer modificaciones de la técnica básica para adecuarse al

entorno, por lo que resultará de mayor interés desarrollar patrones generales de movimientos que gestos

concretos; la única excepción puede ser el lanzamiento a media - larga distancia. En este caso la precisión

exigida determina la necesidad de adecuarse a un modelo basado en parámetros biomecánicos de eficacia.

G.G
50,0%

G.N.G.
30,0%

A.J.
20,0%
Figura 8. Distribución del tiempo de utilización de las tareas desde el punto de vista cualitativo para

jugadores/as de 9 a 10 años.

De los 11 a los 12 años.

La distribución es muy parecida a la etapa anterior, puesto que los objetivos generales de la etapa

también son muy similares. Es importante seguir ampliando la formación motriz básica aunque comienza

el entrenamiento específico. Por este motivo, se reduce un poco el tiempo dedicado al juego global y así

poder practicar mediante las tareas globales con orientación específica (figura 9).

Su porcentaje es muy reducido pero suficiente para, esporádicamente, orientar a los niños sobre

aquellos principios elementales del juego colectivo (no provocar aglomeraciones en torno al balón,

apoyar al jugador con balón a distancia de pase eficaz, etc.).

G.G
40,0%

G.N.G.
30,0%

G.N.E. A.J.
5,0% 25,0%

Figura 9. Distribución del tiempo de utilización de las tareas desde el punto de vista cualitativo para

jugadores/as de 11 a 12 años.

De los 13 a los 14 años.


Los niños que al llegar a esta edad han llevado un proceso lógico de formación deben comenzar

a estructurar algo más su forma de juego colectivo que, hasta el momento, había sido muy espontánea.

Para ello hay que plantearse una propuesta consistente en la utilización, no excesiva, de tareas analíticas

con orientación colectiva (figura 10). Recordamos que en este tipo de ejercicios se fracciona una acción

colectiva en partes para su comprensión y práctica reiterada.

Anteriormente, aludíamos a la importancia de adoptar un modelo óptimo para el lanzamiento a

canasta a cierta distancia del aro. En las etapas anteriores se habían dado consignas para evitar que los

niños adquirieran errores técnicos en el tiro excesivamente importantes; la práctica, no obstante, se hizo a

través de juegos. En la presente etapa puede ser conveniente, dependiendo del nivel del grupo con el que

se trabaje, proponer ejercicios analíticos puros cuya finalidad es la repetición de gestos técnicos para su

automatización (figura 10).

G.G
G.N.G. 30%
30%

A.O.E.C.
10%
G.N.E.
A.P.
10%
A.J. 5%
15%

Figura 10. Distribución del tiempo de utilización de las tareas desde el punto de vista cualitativo para

jugadores/as de 13 a 14 años.

Como se puede apreciar en la figura 10 el aprendizaje sigue basándose en el descubrimiento

(30% de t. globales genéricas) si bien, conforme aumentan las experiencias previas, aumenta la

orientación de dicho descubrimiento hacia las necesidades del juego (30% de t. globales con normas

generales y 10% de t. globales con normas específicas).

De los 15 a los 16 años.


Como se puede apreciar en la figura 11, sigue existiendo un tiempo para jugar libremente, sin

más normas que las propias del juego (20%), aumenta ligeramente el dedicado a las tareas con normas

generales y específicas (45%), y aparece por primera vez en la planificación el uso de ejercicios analíticos

en condiciones tácticas. El entrenamiento en esta etapa tiene un matiz mucho más específico al de las

etapas anteriores, lo que obliga al perfeccionamiento de habilidades adquiridas con anterioridad en

situaciones muy particulares del juego.

La práctica de algunos contenidos técnicos se desarrolla en un contexto táctico en el que se

perfecciona la ejecución y la toma de decisiones en función de posibles respuestas del oponente.

G.N.G.
30% G.G
20%

G.N.E. A.O.E.C.
15% 10%
A.C.T
A.P.
5% A.J. 10%
10%

Figura 11. Distribución del tiempo de utilización de las tareas desde el punto de vista cualitativo

para jugadores/as de 15 a 16 años.

E) DISTRIBUCIÓN TEMPORAL DE LAS TAREAS DESDE EL PUNTO DE VISTA

NUMÉRICO-RELACIONAL.

Una de las fuentes de estímulos en el juego son los jugadores que participan. El número mayor o

menor de jugadores con los que relacionarse hace más o menos compleja la cantidad de estímulos

presentes. La capacidad para atender a diferentes estímulos aumenta de forma progresiva con la edad del
sujeto desde la infancia hasta la etapa adulta, aunque se aprecia un descenso aparente en las personas

mayores (Haywood, K.M., 1993.)

Las diferencias de edad determinan la capacidad de los jugadores para filtrar y procesar la

información que es relevante en la situación de juego (Smith, L.B., Kemler, D.G. & Aronfried, 1975;

Perelle, 1975), pero dicha capacidad mejora en función de las experiencias previas (Haywood, 1993).

Esta revisión conceptual de las posibilidades de los jóvenes para procesar información es la base

sobre la que hay que planificar el uso de las tareas desde el punto de vista numérico de los jugadores que

actúan. Si planteamos a los niños una situación de 1 x 0, su atención se centrará sobre el balón, la canasta

y su propia acción individual, por lo que se puede afirmar que el nivel de complejidad es relativamente

bajo si lo comparamos con el juego global de 5 x 5. Entre una y otra situación numérica hay una

gradación en la complejidad de las relaciones entre los jugadores, que habrá que tener en cuenta para

plantear el proceso de formación.

Desde esta perspectiva, parece lógico plantear una evolución en el uso de las tareas desde el

punto de vista numérico que favorezca la maduración natural del individuo y el desarrollo de su

capacidad para atender en el futuro a un número elevado de estímulos, por lo cual habrá que recorrer un

camino que vaya de lo más simple a lo más complejo, es decir, desde la situación de 1 x 0 hasta la

situación de 5 x 5 ó incluso superiores. En la figura 12 se muestra una evolución en el uso de las

diferentes situaciones numérico relacionales.

La situación de 1 x 1 resulta fundamental, desde el primer momento, para desarrollar la

capacidad táctica individual de los niños en un contexto relativamente fácil en el que tomar decisiones.

También ayuda a la mejora técnica individual, la cual tiene lugar en un contexto real, con oposición, por

lo que desde el primer momento se desarrolla la inteligencia específica para el juego del baloncesto, al

tiempo que surgen unas respuestas técnicas propias, adaptadas a las necesidades que imponen los

problemas que se plantean en el juego. Otra de las ventajas que ofrece este tipo de situación es que

garantiza un índice de participación es muy elevado.

La situación de 2 x 2 promueve la mejora de las capacidades citadas, pero además, introduce al

joven en el sentido de la cooperación, del juego colectivo. La toma de decisiones es relativamente simple,

y el grado de participación elevado, en comparación con otras relaciones numéricas mayores, debido al

reducido número de participantes, por lo que ésta estará presente en gran medida durante las primeras

etapas.
En la figura 12 se aprecia cómo la situación de 1 x 0 se utiliza mucho en las primeras etapas y,

progresivamente se reduce para dar paso a otras más complejas que permitan avanzar en el proceso de

aprendizaje. Esta práctica de 1 x 0 por parte de todos los componentes del grupo, se hará de forma

simultánea, esto es, todos al mismo tiempo y en el mismo espacio, de forma que las interferencias

involuntarias que se produzcan, obligarán a los niños a percibirlas para resolver los problemas causantes,

con lo cual, en vez de practicar acciones técnicas puras, éstas se llevan a cabo en un contexto de

exigencias tácticas elementales, más enriquecido por la demanda de toma de decisiones y la adaptación

técnica a tales problemas elementales.

Existe otro argumento para emplear en gran medida estas situaciones como ya se dijo

anteriormente: el carácter egocéntrico de los niños de esta edad, que hace necesaria una adecuación a los

intereses de los niños; hay que respetar esta característica psico-evolutiva y permitir que puedan poseer el

balón mucho tiempo, para la satisfacción de su ego. Inicialmente, hay que facilitar que tenga el balón

mucho tiempo en su poder, sin necesidad de compartirlo, y progresivamente, a través de otras situaciones,

inculcarle la importancia de cooperar con otros compañeros para conseguir objetivos comunes.
SITUACIONES ETAPAS DE FORMACIÓN
ATACANTES 8-9 años 10 - 11 12 - 13 14 - 15 16 - 17
1x0
1x1
1x1+1
2x0
2x1
2x2
3x0
3x2
3x3
4x0
4x3
4x4
5x0
5x4
5x5
5 x 6, 6 x 5;5 x 7; 7 x

Nada Muy poco Poco Medio Bastante Mucho

Figura 12. Distribución temporal de las tareas desde el punto de vista numérico en las que el objetivo es el

aprendizaje de contenidos propios de la fase de ataque.

La situación de 5 x 5 se utiliza en todas las etapas, pero alcanza mayor importancia de forma

progresiva a lo largo del tiempo. No es decisiva en las primeras etapas; por el contrario, es poco

conveniente, aunque la percepción que el niño tiene del deporte le lleve a demandar la práctica de

partidos tratando de emular a los adultos, y aunque esta necesidad habrá que atenderla pues puede ser una

fuente importante de motivación para él, habrá que hacerlo con cuidado. Si seguimos el hilo conceptual

que hemos llevado para justificar el tiempo de dedicación a las tareas como el 1 x 0 ó 1 x 1

comprenderemos la inconveniencia de hacer un uso excesivo de estas situaciones de 5 x 5 ó cercanas por

el bajo índice de participación de los niños en el juego. Compartir el balón entre cinco, en estas edades,

es difícil y, normalmente, supone que los jugadores de mayor nivel acaparan el juego evitando el normal

desarrollo de los menos capacitados.


En relación con las tareas en las que el objetivo es el desarrollo de las capacidades defensivas, la

atención didáctica del entrenador debe ser bastante inferior y casi nula en las primeras edades (figura 13).

Esto no quiere decir que el niño no vaya a aprender los contenidos defensivos del juego, sino que lo va a

hacer de forma indirecta y con menos énfasis en ello. Obviamente, en una situación de 1 x 1 el atacante

mejora, pero qué duda cabe de que el defensor también.

La diferencia estriba en el enfoque de la tarea y llegado a este punto es necesario hacer alguna

matización. Como se comentó anteriormente el niño no tiene un especial interés por la defensa; de forma

natural se siente atraído por la consecución de encestes, que al fin y al cabo, son el objetivo del juego.

Para ellos es difícil comprender la esencia e importancia del comportamiento defensivo, por lo que si

queremos respetar sus intereses, hay que invertir la mayor parte del tiempo en el ataque, progresando

adecuadamente con el tiempo hacia las labores defensivas.

Además, el desarrollo temprano de las capacidades defensivas, según Pintor (1994), perjudica

el normal desarrollo de la riqueza expresiva, tanto de la adquisición de un amplio acerbo de habilidades,

como de la creatividad en el juego: si a la ya de por sí mayor dificultad de éstas se le añade la de superar

un nivel de oposición mayor, como consecuencia de la mejora de las capacidades defensivas antes que las

atacantes, los niños tenderán a protegerse y no a buscar nuevas alternativas, a probar nuevas soluciones.

Existe un tópico que puede ilustrar este argumento: “es más fácil destruir que crear”.

Estas razones nos deben ayudar a comprender la conveniencia de invertir nuestro tiempo

fundamentalmente y, sobre todo, en las primeras etapas, a mejorar las capacidades necesarias para el

juego atacante. Sólo cuando el niño empieza a mostrar un cierto dominio técnico-táctico de los contenidos

del juego se puede plantear la enseñanza de los medios defensivos que permitirán neutralizarlos.

Como ejemplos, esto nos llevaría a mejorar la habilidad del jugador con el balón para lanzar a

canasta antes que el desarrollo de las capacidades defensivas para neutralizarlo, o las habilidades

necesarias para realizar correctamente el pase y progresión antes que la defensa contra este medio

colectivo, o el aprendizaje de un bloqueo directo antes que la capacidad defensiva para neutralizarlo.

En la figura 13 se puede observar cómo hasta los 12 años el énfasis didáctico empleado en la

mejora de los contenidos defensivos es prácticamente nulo, en la categoría infantil se dedica un poco más

y empieza a tener una cierta importancia a partir de los 14 años.


Es conveniente resaltar que las situaciones de 1 x 0 defensivas, es decir, aquellas en las que el

joven practica posibles acciones defensivas sin atacante al que neutralizar, no deben formar parte del

programa de enseñanza; este tipo de tareas suponen la práctica de gestos técnicos en un contexto tan

alejado de la realidad, que difícilmente tendrán transferencia positiva inmediata en el aprendizaje, y por

otra parte, resultan poco atractivas para los niños.

SITUACIONES ETAPAS DE FORMACIÓN


DEFENSIVAS 8-9 años 10 - 11 12 - 13 14 - 15 16 - 17
1x0
1x1
1x1+1
2x1
2x2
3x2
3x3
4x4
5x4
5x5
5 x 6, 6 x 5;5 x 7; 7 x

Nada Muy poco Poco Medio Bastante Mucho

Figura 13. Distribución temporal de las tareas desde el punto de vista numérico en las que el objetivo es el

aprendizaje de contenidos propios de la fase de defensa.

4. BIBLIOGRAFÍA

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