Tesis 3 - Escritura, Tradición y Magisterio
Tesis 3 - Escritura, Tradición y Magisterio
Tesis 3 - Escritura, Tradición y Magisterio
Introducción
En el inicio de este siglo XXI hemos sido testigos de la llamada ´revolución social´, es decir,
de una etapa de desarrollo social que quiere trasformar lo básico de una sociedad o Estado
para promover un régimen incluyente y progresivo. Estamos viviendo el efecto de la filosofía
del siglo pasado, hoy nos encontramos en un momento de revolución, desde el comunismo
lo dirá Lenin “la revolución es una transformación tal que destroza lo viejo en lo más
fundamental y básico”; esta línea de pensamiento es muy común en los jóvenes de hoy que
buscan implantar un nuevo orden o una nueva sociedad. Desde su conciencia heterónoma
uno de los principales opresores u opositores es la organización Estatal, pero también miran
en la Iglesia una institución que reprime la conciencia y la libertad de hombres y mujeres,
incluso, afirman que ella es un obstáculo para conocer y encontrarse con Jesús, ya que no
permite una libre interpretación de la Sagrada Escritura y que sus ritos se han quedado en el
mero simbolismo.
Desarrollo de la Tradición
i. La Tradición cristiana arranca de Jesús, que anuncia la Ley y los profetas de Israel
como normativos, a la vez que los interpreta y se distancia de ellos cuando es
necesario, apelando a la voluntad de Dios: «Se dijo a los antiguos... pero yo os
digo...» (cfr. Mt 5, 17- 48; 18, 1-20; Mc 5, 7-13).
ii. En la Tradición de la Iglesia Antigua hay que tener en cuenta, en primer lugar, que el
canon de los escritos del NT no se formó hasta finales del siglo II. Aparte el AT, en
este período ya había asumido su forma canónica definitiva, por tanto no planteaba
ningún problema de tradición, sino sólo de interpretación, en este largo intervalo de
casi 200 años no existía ninguna Escritura (Biblia) junto a la Tradición, sino que el
conjunto de la predicación y de las enseñanzas relativas a Jesús y a los apóstoles
constituía la Tradición (Angelo, 1992, pág. 2144).
iii. Las cartas a Timoteo se refieren a la tradición paulina como un deposito que debe
mantenerse intacto y custodiado contra la falsificación (1Tm 6,20; 2Tm 1,14).
iv. Cuando la Iglesia hubo de mantener en los siglos II y III su gran confrontación con las
nuevas ideas de los gnósticos, los Padres ortodoxos desarrollaron el principio de la
Tradición como regla de verdad cristiana. Ireneo de León recurría con cierta
frecuencia a un conocido “canon de la verdad”, contenido de la enseñanza de la
Iglesia o una “regla de fe”: ej. creer en el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
v. Los credos primitivos. En el s. IV, con el problema de las herejías surgieron las
formulas confesionales que se basaban en la Escritura y que ayudaban a la formación
catecumenal. Posteriormente, surgió el credo dogmático (Nicea, 325) como respuesta
a un error concreto: el Hijo es consustancial al Padre (Jared, 2010, pág. 83-88).
vi. Hasta principios del s. XVI dominó la tendencia de tratar la Escritura como texto básico
de la Revelación y de apoyarse en la Tradición (patrística) para interpretar
autoritativamente los libros sagrados. Pero el despertar del conflicto protestante movió
al Concilio de Trento a responder la polémica de la sola Scriptura, diciendo: “Para que
se conserve en la Iglesia la pureza del Evangelio que, prometido antes por obra de los
profetas en las Escrituras Santas, promulgó primero por su propia boca nuestro Señor
Jesucristo, Hijo de Dios y mandó luego que fuera predicado por ministerio de sus
Apóstoles a toda criatura (cf. Mc 16, 15) como fuente de toda saludable verdad y de
toda disciplina de costumbres; y viendo perfectamente que esta verdad y disciplina se
contiene en los libros escritos y en las tradiciones no escritas que, transmitidas como
de mano en mano, han llegado hasta nosotros desde los apóstoles, quienes las
recibieron o bien de labios del mismo Cristo, o bien por inspiración del Espíritu Santo"
[DH 1501]. De este modo manifiesta que, tanto la Escritura y como la Tradición son
una sola fuente que conservan la verdad del Evangelio (Salvador, 2009, pág.601-602).
vii. Tras el cambio del fenómeno religioso y filosófico en los últimos decenios se observa
una recuperación filosófica de la idea de Tradición. M. Blondel (1861-1949) diseñó una
idea de Tradición, no como la simple trasmisión de enseñanzas recibidas, sino como
un modo de conservar y renovar la realidad viva del pasado eclesial: “La Tradición,
vuelta amorosamente hacia el pasado donde está su tesoro, va hacia el futuro donde
está su conquista y su luz (...), y continuamente tiene cosas nuevas que enseñarnos”.
viii. Entre los teólogos más recientes encontramos: J.R. Geiselmann e Y. Congar (1904-
1994). Geiselmann ha contribuido a clarificar las relaciones entre Sagrada Escritura y
Tradición, que no deben considerarse como dos depósitos y fuentes paralelos de
Revelación, sino como dos testigos de un único Evangelio. Congar ha profundizado
estos principios en el marco de una vasta concepción, que permite ver el sentido y el
alcance teológicos de la Tradición normativa eclesial, su relación con la Escritura, y su
diferenciación respecto a elementos tradicionales sin repercusión dogmática [CITATION
Mor88 \p 147-153 \l 9226 ].
ix. La Tradición y la liturgia. Más allá de las estructuras básicas de la acción litúrgica,
están los textos mismos de la oración de la Iglesia. Algunos de ellos sirven para
explicitar el significado de la doctrina y señalar su impacto en las vidas de los
creyentes. La oración litúrgica, por ejemplo, expresa diariamente la doctrina cristiana
del Dios Uno y Trino al dirigirse "al Padre, por el Hijo, en el Espíritu Santo". (Jared,
2010, pág. 97)
b. La sagrada Tradición como regla de fe
La constitución dogmática Dei Verbum, # 8, dice: “La predicación apostólica, que está
expuesta de un modo especial en los libros inspirados, debía conservarse hasta el fin de los
tiempos por una sucesión continua. De ahí que los Apóstoles, comunicando lo que ellos
mismos han recibido, amonestan a los fieles que conserven las tradiciones que han
aprendido o de palabra o por escrito, y que sigan combatiendo por la fe que se les ha dado
una vez para siempre. Ahora bien, lo que enseñaron los Apóstoles encierra todo lo necesario
para que el Pueblo de Dios viva santamente y aumente su fe, y de esta forma la Iglesia, en
su doctrina, en su vida y en su culto perpetúa y transmite a todas las generaciones todo lo
que ella es, todo lo que cree.
Esta Tradición, que deriva de los Apóstoles, progresa en la Iglesia con la asistencia del
Espíritu Santo: puesto que va creciendo en la comprensión de las cosas y de las palabras
transmitidas, ya por la contemplación y el estudio de los creyentes, que las meditan en su
corazón y, ya por la percepción íntima que experimentan de las cosas espirituales, ya por el
anuncio de aquellos que con la sucesión del episcopado recibieron el carisma cierto de la
verdad. Es decir, la Iglesia, en el decurso de los siglos, tiende constantemente a la plenitud
de la verdad divina, hasta que en ella se cumplan las palabras de Dios”. Por lo que se puede
afirmar que:
- La Tradición tiene un aspecto constitutivo o normativo, porque contiene la
Revelación, que termina con los Apóstoles.
- La Tradición posee un aspecto interpretativo o explicativo, porque desarrolla e
ilumina las riquezas contenidas en el depósito revelado.
- Al ser interpretada y desarrollada, la Tradición se conserva y se renueva al mismo tiempo
porque no es una trasmisión mecánica sino viva; diferente a la idea judía.
- No todas las tradiciones que existen en la Iglesia son vinculantes, es decir, no todas son
tradiciones normativas. Sólo cuentan como Tradición vinculante las que se refieren a la
fe, a la moral y las que se remontan a los Apóstoles [CITATION Mor88 \p 152-154 \l 9226 ].
c. Testigos de la Tradición
El primer Testigo y garante de la Verdad es Espíritu Santo (Jn 15, 26); Quien acompaña e
ilumina a los Apóstoles, a los Padres de la Iglesia, las doctrinas de los teólogos (en comunión
con la Iglesia), la Sagrada Liturgia, las creencias del Pueblo de Dios en su conjunto (sensus
fidelium), el derecho canónico, los libros penitenciales, las devociones populares, las
doctrinas y experiencias espirituales de santos y místicos, el arte cristiano, las reglas de vida
monástica y religiosa, etc. Un testimonio de particular importancia son los Concilios,
especialmente los ecuménicos, porque expresan de modo oficial y solemne el sentir de la
Iglesia y condensan la Tradición cristiana sobre aspectos centrales de la fe y las costumbres.
2. LA SAGRADA ESCRITURA
a. Definición
Primero, cabe anotar que, la DV # 13, dice lo siguiente: “La palabra de Dios, expresada en
lenguas humanas, se hace semejante al lenguaje humano, como la Palabra del eterno Padre
asumiendo nuestra débil condición humana, se hizo semejante a los hombres”¸ es decir, la
Palabra Única de la Sagrada Escritura es Cristo. Segundo, en cuanto a la Biblia podemos
decir: a) Dios es el autor de la Sagrada Escritura, por lo que ocupa en la Iglesia un lugar
especial de preeminencia y veneración; b) Dios ha inspirado a autores humanos por
medio del Espíritu Santo ha elegido a profetas, escritores sagrados, Apóstoles y otros
varones apostólicos para plasmar sólo lo que Él quería; y c) estos libros enseñan la verdad,
ya que contienen el mensaje divino de salvación. (CEC 101-107).
Bibliografía
Apecechea, J. (2005). Dei Verbum: La revelación cristiana como Palabra, Tradición y Acontecimiento histórico.
Morales, J. (1988). Introducción a la teología. Navarra: EUNSA, E. Univ. de Navarra.
Rovira Belloso, J. (1996). Introducción a la Teología. Madrid: BAC
Concilio Vaticano I: Dei Filius.
Concilio Vaticano II, Constitución Dogmática, Lumen Gentium, El misterio de la Iglesia
Concilio Vaticano II, Constitución Dogmática, Dei Verbum, Sobre La Divina Revelación
Catecismo de la Iglesia Católica.
Benedicto XVI, Exhortación Apostólica Postsinodal, Verbum Domini
Codigo de Derecho Canónico.
Salvador Pié-Ninot, la teologia fundamental, Salamanca, Secretariado Trinitario, 2009.
Jared Wicks, Introducción al Método Teológico, Navarra, Verbo Divino, 2010.
Angelo Berardino, Diccionario Patristico y de la antigüedad cristiana, Salamanca, Sígueme, 1992.
Corazones.org. (1 de agosto de 2021). Catholic.net. Obtenido de Catholic.net:
https://es.catholic.net/op/articulos/24641/cat/577/las-enciclicas-papales-significado-y-tipos.html