Fases Desarrollo Humano y Comportamientos Propios

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Universidad del Valle

Vicerrectoría de Extensión
Sistema Institucional de Educación Desescolarizada

CURSO

COMPORTAMIENTO
HUMANO

AUTORES:
ELSA MARIA CANDAMIL PINEDA
Psicóloga
GLORIA MARITZA GRAJALES S.
Psicóloga

Santiago de Cali , 1998

Los programas y cursos del Sistema Institucional de Educación Desescolarizada están dirigidos
a todas las personas que deseen o requieran adquirir y desarrollar conceptos y métodos de
estudio independiente y de autoaprendizaje apoyados por las nuevas tecnologías de la
información y la comunicación interactiva, principalmente a las personas que laboran o atienden
núcleos familiares o comunitarios y tienen dificultades de tiempo, horario de trabajo o lugar de
vivienda para realizar sus estudios universitarios en forma presencial, como también a
funcionarios y empleados de entidades oficiales y privadas que requieran capacitación y
actualización en su área de desempeño y en su sitio de trabajo.
FASES DEL DESARROLLO HUMANO Y
COMPORTAMIENTOS PROPIOS DE CADA UNA DE
ELLAS

CONTENIDO

TEMA 1. Período prenatal y Nacimiento

TEMA 2. Niñez

TEMA 3. Adolescencia

TEMA 4. Adultez

TEMA 5. Vejez

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COMPORTAMIENTO HUMANO
OBJETIVO

Brindar al estudiante unos conocimientos generales acerca de las diferentes

etapas del desarrollo del ser humano, incluyendo sus comportamientos

característicos y las problemáticas propias de cada una.

ACERCA DE DESARROLLO HUMANO

El estudio del desarrollo humano en sus diversos aspectos : físico, intelectual,

social, emocional, etc., ha permitido conocer cómo el hombre desde su niñez

hasta la vejez se va transformando. En cada etapa de su vida el ser humano

concibe el mundo de una manera distinta ; sus objetivos y metas igualmente

difieren ; las relaciones que establece con los demás también cambian, así como

su apariencia física.

Es decir, que la personalidad de un sujeto es algo que se construye a lo largo de

la vida y que se ve influida por aspectos culturales, ambientales, hereditarios,

familiares, etc.

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COMPORTAMIENTO HUMANO
Podemos entender personalidad como el conjunto integral de rasgos de carácter,

de comportamiento, temperamentales, emocionales y mentales de un individuo.

Recordemos que en la formación de la personalidad del sujeto juega un papel

definitivo la cultura en la cual éste se encuentra inmerso ; las caracterizaciones

psicológicas de las diferentes etapas del desarrollo que aquí se presentan

responden a un modelo muy generalizado de la sociedad occidental.

TEMA 1. PERIODO PRENATAL Y NACIMIENTO

El período de la prenatalidad hace referencia a la vida que lleva cada ser humano

antes de su nacimiento, es decir, al tiempo que se vive en el útero de la madre. El

inicio de una vida humana es un hecho que dura menos de un segundo, y está

dado en el instante en el cual un espermatozoide se une con un óvulo. La unión

de determinado espermatozoide con determinado óvulo, tendrá grandes

implicaciones relacionadas con el tipo de persona en que se convertirá ese nuevo

ser, el sexo que tendrá, la apariencia, etc.

Anteriormente no se daba mayor importancia a la prenatalidad así como tampoco

hasta cierta época se le dio la importancia que merecía a la niñez. Sin embargo,

con el paso del tiempo y con las investigaciones realizadas al respecto, se ha

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COMPORTAMIENTO HUMANO
podido llegar a interesantísimos e innumerables conocimientos acerca de estas

etapas del desarrollo y comportamiento humano.

Uno de estos hallazgos es el de haber encontrado que el ambiente que nos rodea,

no solamente influencia y nos forma desde cuando nacemos y a lo largo de la

vida, sino que está presente y decidiendo desde el momento de la concepción. El

pequeño ser que se encuentra dentro de su madre es susceptible y responde a

sonidos y vibraciones, indicando con esto que puede oír y sentir. También el feto

patea, cambia de posición, flexiona su cuerpo, da vueltas, mueve los ojos, traga,

cierra los puños, hipea y se succiona el pulgar.

Todos estos comportamientos muestran cómo el feto está lejos de ser un

transeunte pasivo en el vientre de la madre. Y son este vientre y esta madre el

principal ambiente al cual el bebé se halla sometido antes del nacimiento. Es

completamente susceptible a todo cuanto sucede en aquel ambiente, y por ser allí

donde el feto vive sus primeros días se debe procurar el mayor bienestar posible

para que posteriormente a su nacimiento, no vaya a tener complicaciones

engendradas en su período prenatal ; pues el bebé se ve afectado por todo

cuanto allí sucede : la nutrición o desnutrición de su madre, las enfermedades que

padece, las drogas o medicamentos que consume, las radiaciones que recibe y

algo muy importante, las emociones que siente.

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COMPORTAMIENTO HUMANO
La relación madre-hijo en esta etapa es de gran importancia, pues él percibe los

estados de ánimo que ella siente, sus alegrías, sus tristezas, percibe si ella lo

ama o lo rechaza.

El bebé pues, aún antes de que lo podamos ver, tocar y saber exactamente como

es, está recibiendo impresiones de las personas que se encuentran externas a él y

percibe el afecto y la falta de afecto y el lugar o ausencia de lugar que estas

personas le dan.

Todos estos conocimientos desmontan uno anterior en el cual se pensaba que por

el hecho de que el bebé se encontrara dentro de la placenta, en esa bolsa tan

guardadito, no percibía nada de su exterior. Ahora se sabe que esto no es así,

que la placenta es un ambiente en el cual se traspasa, se percibe lo que sucede

por fuera de ella.

El proceso del nacimiento es otro momento de gran importancia, en el cual se

rompe con todo aquel ambiente tibio en el que estuvimos por nueve meses

(cuando el embarazo se ha llevado a término). Aquí empieza el bebé a

relacionarse con el mundo y a establecer relaciones diferentes a las que había

vivido.

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COMPORTAMIENTO HUMANO
El momento del parto, del alumbramiento o del nacimiento es un momento crucial

en el cual se juegan aspectos importantes de la vida de un sujeto con respecto a

su salud, a su bienestar tanto físico como mental, pues en él se pueden presentar

diversas complicaciones que pueden afectar parcial o totalmente a ese nuevo ser.

Dicen las investigaciones que en tanto ese momento del parto sea llevado por la

vía más natural y sin complicaciones de tipo respiratorio, de posición, etc., ese

bebé tendrá mejores posibilidades para su vida que otro que al momento de su

nacimiento presente alguna dificultad. Así mismo los investigadores encuentran

más positivo el hecho de que los bebés nazcan por vía vaginal que por cesárea ;

que solamente se debe acudir a ella en casos estrictamente necesarios, pues ésta

es considerada cirugía mayor, la cual hace que la recuperación de la madre sea

mas demorada y también hace que la madre corra más riesgo al igual que el bebé,

por la anestesia que debe ser inyectada o aplicada.

Sin embargo, no es suficiente con que una madre se nutra bien, no fume ni beba,

no consuma drogas, no se enferme durante el embarazo y tenga un parto por vía

vaginal para que ese bebé sea un sujeto sano y bienaventurado. Además de

todos estos aspectos que hay que tener en cuenta y que son sumamente

importantes, existe un aspecto más que juega un papel crucial en la vida de todo

sujeto, que marca sus relaciones, su estilo de vida, sus comportamientos, su

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COMPORTAMIENTO HUMANO
personalidad... en fin, éste es, el afecto que reciba de las personas más cercanas

a él.

Está comprobado que un niño que crezca en un ambiente cálido, afectuoso, con

relaciones familiares significativas y productivas, tendrá una vida más sana en su

adultez que otro que crezca en un ambiente agresivo, indiferente y donde las

relaciones familiares estén marcadas por la hostilidad y el desamor.

Veremos, a lo largo de esta unidad cómo se combinan y se desenvuelven estos

aspectos mencionados para forjar la personalidad de un sujeto y determinar su

desarrollo y comportamiento.

TEMA 2. NIÑEZ

Comprende la etapa posterior al nacimiento hasta cuando se inicia la

adolescencia. Esa primera parte de la niñez suele llamársele también Primera

Infancia. Durante esta época de la infancia, es cuando el nuevo ser comienza a

tener una vida independiente, la cual se empieza por ese rompimiento con la

madre de la vida intrauterina a la vida extrauterina. Es aquí cuando el bebé

comienza a relacionarse con su medio y con el mundo de una manera diferente.

Está aprendiendo sobre su nuevo mundo y es necesario que lo aprehenda. Aquí

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COMPORTAMIENTO HUMANO
el niño se transforma de un individuo cuyo comportamiento es básicamente reflejo,

en uno capaz de previsión rudimentaria.

Empieza, por medio de todas las formas como se relaciona con lo que sucede a

su alrededor a formar su personalidad, a irse construyendo como sujeto. Ese

pequeño ser no solamente está captando los ruidos que suceden a su alrededor,

ni los colores que se le presentan, ni los juguetes que se le ofrecen ; está

captando también las emociones de las personas que lo circundan y les está

dando también un significado.

Es en esta primera infancia y niñez temprana en la cual el sujeto no solamente

aprende a hablar, a comer solo, a caminar, saltar, jugar, sino también a

interactuar con los demás, y a relacionarse con las personas que le rodean.

Se suele tener la creencia de que los niños tan pequeños todavía no comprenden

lo que pasa en la vida y en las relaciones de los adultos, pero hoy en día se sabe

que esos seres tan pequeños poseen una tremenda suspicacia y que se

encuentran captando lo que alrededor de ellos sucede. Es también durante estos

primeros años en los cuales los niños interiorizan lo que deben y no deben hacer,

lo que se encuentra bien o mal ; es decir, interiorizan la norma y los límites.

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COMPORTAMIENTO HUMANO
La gama de emociones en los primeros años tal como la alegría, la risa, el miedo,

la preocupación, la inseguridad, el dolor, la ira, la frustración y los momentos de

deleite alcanzan efectos determinantes en la personalidad de cada sujeto.

Cada vez es capaz de ser una persona mas sociable, pues el ser humano es

eminentemente social ; por esto resulta importante que los niños interactúen con

otros niños de su misma edad, ya sea en su casa, en el jardín y luego en la

escuela o colegio.

Su capacidad de aprendizaje es ilimitada y se encuentran en una constante

búsqueda del conocimiento. Desean saber siempre más sobre el mundo, sus

amigos, su familia y sobre sí mismos. Es una energía de nunca acabar que con el

paso del tiempo se invierte en actividades diferentes.

Los pequeños la invierten en constante movimiento, van, vienen, suben, bajan,

corren, etc. Los mas grandecitos pueden combinar este constante movimiento

con actividades que requieran algo de quietud y que impliquen más bien su

actividad intelectual. Esto es progresivo con el pasar de los años, cada vez se

invierte mas energía en actividades intelectuales, emocionales, sociales, etc. que

en el movimiento físico constante.

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COMPORTAMIENTO HUMANO
VEA LECTURA OBLIGATORIA No. 13

La Educación del Niño Samoano

Margaret Mead

DISCUTA LOS TEMAS DE LA UNIDAD CON SU

GRUPO GAES !

TEMA 3. ADOLESCENCIA

La adolescencia es el período de transición de la niñez a la edad adulta. Comienza

con la pubescencia, período en el cual se presenta un rápido crecimiento físico y

maduración de las funciones reproductivas. La pubescencia dura

aproximadamente dos años y termina con la pubertad cuando la madurez física y

la capacidad reproductora están completas.

Los rápidos cambios físicos del adolescente afectan el concepto que tienen de sí

mismos y su forma de ser. Es en esta etapa cuando más preocupación hay por la

apariencia física, y es también cuando nunca se está totalmente conforme con

ella, lo cual puede producir baja autoestima, situación que es agravada por el

hecho de que el adolescente quiere parecerse a los ideales de belleza (masculino

y femenino) de la sociedad en que vive.

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COMPORTAMIENTO HUMANO
Entre las características psicológicas mas importantes de la adolescencia se

encuentran los constantes cambios del humor y del estado de ánimo, las

contradicciones y vacilaciones sucesivas en todas las manifestaciones de la

conducta, las crisis religiosas que pueden ir desde el ateísmo más intransigente

hasta el misticismo más fervoroso, y en general comportamientos que muchas

veces son mal vistos por los adultos, catalogándolos peyorativamente como

“inmaduros” y “extravagantes”, y que en realidad evidencian esa incapacidad del

adolescente para asumir una posición propia frente a las situaciones que se le

presentan, muestra la confusión que hay en ellos y de hecho la inmadurez de su

pensamiento, que es fuertemente influenciado por los medios de comunicación, la

moda, el grupo de amigos, etc.

La relación entre los adolescentes y los padres tiende a tornarse muy dificultosa,

pues con frecuencia los jóvenes sienten un conflicto entre el deseo de

independizarse de sus padres y el darse cuenta de que todavía dependen de

ellos. Esta situación se agrava ya que algunos padres tienen la tendencia a

sobreproteger a sus hijos y en el afán por salvaguardarlos de peligros, malas

influencias, etc., utilizan medios represivos que el adolescente percibe como una

agresión hacia él y ante lo cual responde también con mucha agresividad,

llegando incluso a huir del hogar, escaparse del colegio, y en otros casos puede

producirle profundas depresiones.

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COMPORTAMIENTO HUMANO
La principal problemática de la adolescencia es la búsqueda de sí mismo y de la

identidad, la cual se va formando en la medida en que el adolescente va

desarrollando sus propios valores, desarrollando un orgullo por las realizaciones

personales y estableciendo relaciones estrechas con otros de la misma edad. Así

mismo, la elección de una profesión se considera como paso importante en la

formación de la identidad.

Es difícil determinar el final de la adolescencia, pues se conjugan factores físicos,

intelectuales, socioculturales, legales y psicológicos. Para algunas sociedades

ésta termina al momento de la pubertad, cuando el individuo ha alcanzado la

maduración sexual física y es capaz de procrear. Intelectualmente se alcanza la

adultez cuando la persona es capaz de dominar el pensamiento abstracto.

Legalmente una persona es adulta cuando tiene el derecho al voto o cuando se

tiene la facultad de suscribir contratos legales. En el sentido psicológico, se

considera que una persona es adulta cuando se sostiene a sí mismo, cuando ha

elegido una carrera, cuando se ha casado y ha fundado una familia y cuando

posee su propio criterio.

No debe olvidarse que el comportamiento humano está fuertemente influenciado

por la cultura ; la adolescencia puede ser una época de tensión o de calma según

como responda a ella una sociedad específica.

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COMPORTAMIENTO HUMANO
VEA LECTURA OBLIGATORIA No. 14

UN SALTO ADELANTE
Los caminos de la Independencia
Alain Braconnier

TEMA 4. ADULTEZ

Este período puede dividirse en dos : la adultez joven y la mitad de la vida. La

adultez joven (20 - 40 años) es la época en la cual las personas eligen los caminos

de su vida y comienzan a caminar en forma independiente por ellos. Escogen su

carrera, deciden sobre sus estilo de vida familiares : matrimonio o soltería,

paternidad o ausencia de hijos, etc. Salen de sus hogares paternos para

establecer sus residencias independientes y llegan a autosostenerse económica,

psicológica y socialmente.

El adulto en sus años 20, tiene una gran capacidad creativa, es idealista a la hora

de fijar sus metas : desea una pareja para amar, respuestas sobre el significado

de la vida y una oportunidad para realizar sus sueños. Quienes resuelven

adecuadamente esta etapa adquieren una madurez que les permite : establecer

unos valores propios, sobre los cuales guiar su vida, analizar sus potencialidades

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COMPORTAMIENTO HUMANO
y sacarles el mayor provecho y manejar con criterio los problemas y conflictos que

se le presenten. Así mismo se comprometen en relaciones sentimentales, las

cuales a menudo las encaminan al matrimonio para posteriormente tener hijos.

En los años treinta la vida tiende a volverse mas racional y ordenada. Es la época

de comenzar a echar raíces, de la crianza de los hijos, de comenzar a escalar

posiciones en la profesión. Se establecen compromisos más profundos con el

trabajo, la familia y otros aspectos importantes de su vida.

Entre los 35 y los 55 años aparece de repente una depresión, un cambio de

carrera o cualquier acontecimiento algo brusco en la vida del adulto que indica una

crisis, la crisis de la mitad de la vida. Esta se entiende como un período de

turbulencia emocional, que pregona el comienzo de la edad mediana. Puede

durar varios años, pero difiere en tiempo y duración de una persona a otra. La

crisis es un período de cuestionamiento de metas iniciales, pérdida transitoria de

estabilidad y de preparación para la segunda mitad de la vida. Papalia dice al

respecto : “La primera parte de la vida ha concluido, se ha formado una familia,

establecido una ocupación, logrado independencia de los progenitores y se está

disfrutando la liberación de las responsabilidades diarias relacionadas con el

cuidado de los hijos. Se está “en la flor de la vida” cuando parece posible la

plenitud, pero sorpresivamente la persona se da cuenta de que el tiempo es

limitado. Tiene solo cierta cantidad de años en la cual lograr lo que quiere realizar

71
COMPORTAMIENTO HUMANO
y resulta claro que ya no se hará todo lo que alguna vez se esperaba hacer”.

(Papalia, 19 ).

Esta crisis puede aprovecharse al máximo y se puede comenzar a cultivar valores

y potencialidades que antes no se habían considerado. También ocurren eventos

que brindan satisfacción como la realización personal y/o profesional de los hijos,

la llegada de los nietos, etc.

VEA LECTURA OBLIGATORIA No. 15

CRISIS PREVISIBLES DE LA EDAD ADULTA

Gail Sheehy

TEMA 5. VEJEZ

Al rededor de los 65 años comienza el estado de la vejez. Esta etapa tiende a

considerarse como desagradable y sin valores positivos significativos. Pues es

aquí donde afloran los problemas de la salud, se cree que no hay posibilidad de

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COMPORTAMIENTO HUMANO
disfrute ; se mira la vejez como una época de demasiada calma que asusta a

adolescentes y adultos jóvenes.

Recordemos que el hombre no vive jamás en estado de naturaleza ; en su vejez,

como en cualquier edad su condición le es impuesta por la sociedad a la que

pertenece ; es decir, la sociedad asigna al anciano su lugar y su papel teniendo en

cuenta su idiosincrasia individual, su experiencia.

Por ejemplo, nuestra sociedad no permite a muchos de sus ancianos vivir sus

últimos años en forma positiva. No respetamos a las personas mayores por su

sabiduría y experiencia y en cambio subvaloramos sus ideas como pasadas de

moda e irrelevantes. Simone de Beavoir dice : “Si los viejos manifiestan los

mismos deseos, los mismos sentimientos, las mismas reivindicaciones que los

jóvenes, causan escándalo ; en ellos el amor, los celos parecen odiosos o

ridículos ; la sexualidad, repugnante ; la violencia, irrisoria. Deben dar ejemplo de

todas las virtudes. Ante todo se les exige serenidad ; se afirma que la poseen, lo

cual autoriza a desinteresarse de su desventura. La imagen sublimada que se

propone de ellos es la del sabio aureolado de pelo blanco, rico en experiencia y

venerable, que domina desde muy arriba la condición humana, si se apartan de

ella, caen por debajo ; la imagen que se opone a la primera es la del viejo loco que

chochea, dice desatinos y es el hazmerreír de los niños...”. (De Beauvoir, 1983,

p. 10)

73
COMPORTAMIENTO HUMANO
No se le permite al viejo utilizar productivamente sus habilidades, sino que se le

fuerza a jubilarse cuando aún están ansiosos por trabajar y son capaces de

hacerlo. No se les apoya económicamente, se permite que se consuman en un

estado de pobreza que quebranta el espíritu. Se acepta la enfermedad como

parte inevitable de la vejez y se consideran irreversibles muchas condiciones

patológicas.

A diferencia de la nuestra, hay otras culturas que en cambio, tienen al viejo en un

lugar privilegiado, pues su experiencia, su sabiduría y los conocimientos que ha

adquirido durante toda su vida, sirven de base para guiar y orientar a los miembros

de la comunidad y muchas veces para dirigir los destinos de la misma. El viejo es

allí, el ser de mayor status, el ser más querido y el mas respetado.

Es necesario entonces, cambiar la actitud frente a esta etapa de la vida, pues el

envejecimiento satisfactorio es posible. Muchas personas viven en forma positiva

la última etapa de la vida. Cada familia debe comenzar a valorar más a sus viejos,

brindarles amor, cariño y hacerles sentir que son muy importantes para sus vidas.

Nuestra misión como sociedad consiste en descubrir los ingredientes de un

envejecimiento satisfactorio y reorganizar entonces nuestro pensamiento y

nuestras estructuras sociales de modo que podamos estimular una forma

satisfactoria de envejecer para nosotros.

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COMPORTAMIENTO HUMANO
VEA LECTURA OBLIGATORIA No. 16

LA VEJEZ : INTRODUCCIÓN

Simone de Beavuoir

Elija una de las etapas del desarrollo humano vistas en esta unidad. A partir

de esa elección, describa y analice las características y problemáticas que

encuentre de ella dentro de un grupo representativo de la comunidad a la

cual usted pertenece (barrio, colegio, grupo de trabajo, etc.)

Para llevar a cabo esta tarea, usted puede acercarse y dialogar con cierto

número de personas, entrevistarlas, o diseñar algún instrumento sencillo

que le permita obtener cierta información acerca de lo que se propone.

Puede también apoyarse en las lecturas que aquí se presentan y en otros

75
COMPORTAMIENTO HUMANO
materiales que usted considere pueden ayudarle (libros, revistas, artículos,

medios de comunicación, etc.)

Finalmente con base en los siguientes puntos, realice un escrito donde se

vea claramente una reflexión personal :

• En qué medida cree usted que este curso le aportó para su desempeño

profesional.

• Con base en los conocimientos que ha recibido, qué podría aportar usted

para mejorar sus relaciones.

• Qué le aportó el curso en general a nivel personal.

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COMPORTAMIENTO HUMANO
UNIVERSIDAD DEL VALLE
Sistema Institucional de Educación Desescolarizada

VICERRECTORÍA
CURSO: DE EXTENSIÓN

COMPORTAMIENTO
HUMANO

LECTURAS OBLIGATORIAS

Santiago de Cali, 1998.

Los programas o cursos del Sistema de Institución de Educación Desescolarizada están dirigidos a
todas las personas que deseen o requieran adquirir y desarrollar conceptos y métodos de estudio
independiente y de autoaprendizaje apoyados por las nuevas tecnologías de la información y la
comunicación interactiva, principalmente a las personas que laboran o atienden núcleos familiares o
comunitarios y tienen dificultades de tiempo, horario de trabajo o lugar de vivienda para realizar sus
estudios Universitarios en forma presencial, como también a funcionarios y empleados de entidades
oficiales y privadas que requieran capacitación y actualización en su área de desempeño y en su sitio
de trabajo.
LECTURA OBLIGATORIA

No. 13

LA EDUCACION DEL NIÑO

SAMOANO

Por: Margaret Mead.


LA EDUCACION DEL NIÑO SAMOANO

Los cumpleaños son sucesos de escasa monta en Samoa. En cambio, para el


nacimiento de una criatura de elevado origen, celébrase una gran fiesta y se
hacen muchos regalos. El primer hijo debe nacer siempre en la aldea de la
madre, y si ésta ha ido a vivir a la de su esposo, debe volver a su casa para esta
ocasión. Desde varios meses antes del nacimiento del niño los parientes del
padre traen regalos de comida para la futura madre, mientras las parientas de ésta
están ocupadas haciendo telas de corteza de un blanco puro para las ropas de la
criatura y tejiendo docenas de delgadas esteras de planta pandánea que forman
un canastillo. La futura madre vuelve a su casa cargada de presentes
alimenticios, y al regresar junto a su esposo su familia la provee del equivalente
exacto de esteras y tela de corteza, en carácter de regalo para los familiares de su
marido. En el instante del nacimiento, la madre o hermana del padre deben estar
presentes para atender al recién nacido, mientras que la partera y los parientes de
la madre atienden a la parturienta. Las normas convencionales dictan que la
madre no debe retorcerse, gritar, ni prorrumpir en invectivas contra la presencia en
la casa de veinte a treinta personas que se quedarán sentadas allí durante toda la
noche si es necesario, entre risas, bromas y juegos. La partera corta el cordón
umbilical con un cuchillo de bambú nuevo; todos esperan ansiosamente que el
cordón caiga, siendo ello señal para un banquete. Si el niño es del sexo femenino,
el cordón se entierra debajo de una “morera de papel”1 (árbol del cual se hace la
tela de corteza) a fin de asegurar que crezca y sea laboriosa en las tareas
domésticas; si es varón, el cordón es arrojado al mar a fin de que sea un diestro
pescador, o enterrado debajo de una planta de taro con el objeto de tornarlo
laborioso en la agricultura. Luego los visitantes se retiran, la madre se levanta, se
ocupa en sus quehaceres diarios y el nuevo niño cesa de suscitar tanto interés.

1
Árbol asiático (Braussonetia Papyrifera), de la familia de las moráceas, parecido a las moreras.
[E].

435
LA EDUCACION DEL
NIÑO SAMOANO
Se olvida el día hasta el mes en que nació. Sus primeros pasos o su primera
palabra son notados sin comentarios efusivos, sin ceremonias. Ha perdido toda
importancia ceremonial y no la recobrará hasta después de la pubertad; en la
mayoría de las aldeas samoanas una muchacha será ignorada desde el punto de
vista ceremonial, hasta que se case. Y aun la madre recuerda tan sólo que Losa
es mayor que Tupu y que Fale, el chiquillo de la hermana, es menor que Vigo, hijo
de su hermano. La edad relativa es de gran importancia, pues el mayor puede
siempre mandar al menor – hasta que las posiciones de la vida adulta trastruecan
el orden -, pero la edad numérica puede muy bien olvidarse.

Los niños son siempre amamantados, y en los pocos casos en que la madre le
falta la leche se busca una nodriza entre las parientas. Desde la primera semana
se les da también otra comida, papaya, leche de coco, jugo de caña de azúcar; el
alimento es masticado por la madre y luego puesto con el dedo y luego en la boca
del niño; si es líquido, se moja en éste un pedazo de tela de corteza y se deja que
el niño lo chupe, tal como los pastores alimentan a los corderos huérfanos. Los
pequeños son amamantados cada vez que lloran y no hay ensayos de
regularidad. A menos que una mujer espere otro niño, amamantará al hijo hasta
los dos o tres años, ya que es el método más sencillo para calmar su llanto. Los
niños duermen con sus madres en tanto toman pecho; después de destetados, a
menudo pasan al cuidado de alguna muchacha más joven de la casa. Son
bañados frecuentemente con jugo de naranjas silvestres y frotados con aceite de
coco hasta que la piel reluce.

La principal niñera es habitualmente una chica de seis o siete años que no es


bastante fuerte como para alzar un chico de más o menos seis meses, pero que
puede llevarlo a horcajadas sobre su cadera izquierda o sobre su espalda. Un
chico de seis o siete meses de edad, al ser levantado tomará naturalmente esta

436
LA EDUCACION DEL
NIÑO SAMOANO
posición. Sus diminutas niñeras no los estimulan a caminar, ya que las criaturas
que saben hacerlo constituyen cargas más complicadas. Caminan antes de llegar
a hablar, pero es imposible determinar con exactitud la edad en que empiezan a
hacerlo; sin embargo vi andar a dos chicos que, me dijeron, tenían sólo nueve
meses y mi impresión es que la edad promedio es un año. El hecho de que se
utilice el piso muchas veces fomenta el arrastre, y los niños menores de tres o
cuatro año se arrastran o caminan según las circunstancias.

Desde el nacimiento hasta la edad de cuatro o cinco años la educación de los


niños es muy simple. Deben ser educados en familia, lo que se torna más difícil
por la indiferencia habitual hacia las actividades de los niños muy pequeños.
Deben aprender a sentarse a arrastrarse dentro de la casa y a no ponerse de pie,
salvo que ello sea absolutamente necesario; a no dirigirse de pie a un adulto;
eludir el sol; no enredar las hebras del tejedor; no desparramar el coco que ha sido
abierto para secarlo; mantener sus escasas ropas posteroinferiores por lo menos
nominalmente sujetas a sus personas; tratar el fuego y los cuchillos con adecuada
cautela; no tocar la fuente o la taza de kava si su padre es jefe, no arrastrarse
cerca del lugar donde duerme. Estas son en realidad tan sólo una serie de
prohibiciones reforzadas por ocasionales bofetones, una cantidad de gritos
exasperados y palabras ineficaces.

El peso del castigo comúnmente recae sobre la niña mayor que aprende a gritar:
“Sal del sol”, antes de haber aprendido planamente la necesidad de hacerlo ella
misma. Por la época en que las muchachas y los muchachos samoanos alcanzan
los dieciséis o diecisiete años de dad, estas perpetuas amonestaciones a los
menores se convierten en una parte inseparable de sus conversaciones, cual una
monótona e irritada tendencia latente en todos sus comentarios. Las he visto
entremezclar sus observaciones cada dos o tres minutos con “Quédate quieto”,
“Siéntate en silencio”, “Cállense la boca”, “Basta de ruido”, frases pronunciadas en

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LA EDUCACION DEL
NIÑO SAMOANO
forma mecánica, aunque todos los pequeñuelos presentes se hayan conservando
tan tranquilos como una fila de ratoncitos intimidados. En general, este último
requisito de silencio es continuamente mencionado y nunca hecho cumplir. Las
pequeñas nodrizas están interesadas en mantener la paz que en forma al carácter
de sus pequeñas cargas y cuando el niño comienza a aullar es simplemente
llevado fuera del alcance del oído paterno. Ninguna madre se empeñará nunca en
disciplinar a un chico si puede responsabilizarse a uno mayor.

Si prevalecieran en Samoa las familias cortas de padres e hijos, este sistema


motivaría que la mitad de la población fuera solícita y abnegada y la otra mitad
despótica y caprichosa. Pero precisamente cuando un chico crece lo bastante
como para que su terquedad se torne intolerable, se le echa a cuestas uno menor,
y todo proceso se repite de nuevo, siendo cada niño disciplinado y socializado a
las responsabilidades que debe asumir hacia otro más pequeño.

Este temor a las consecuencias desagradables que resultan del llanto de un


chiquillo está firmemente grabado en la mente de los niños mayores, que mucho
después de haber pasado el período en que era una necesidad, sucumbe ante
algún tiranuelo que amenaza, y así personitas de cinco años consiguen participar
en expediciones a las cuales tendrán que ser llevadas a cuestas, en reuniones
para tejer donde enredarán las hebras o en las cocinas donde desgarrarán las
hojas a emplearse o se pondrán completamente sucios de hollín y deberán ser
lavados; todo porque un muchacho o una joven se ha acostumbrado a acceder a
cualquier cosa con tal de impedir un alboroto. Este método de ceder, rogar,
sobornar y recrear a los perturbadores infantiles sólo se utiliza dentro de la casa o
del grupo de parientes, donde hay mayores debidamente constituidos en autoridad
para castigar a los chicos que no pueden hacer callar a los pequeños. En cambio,
las muchachas o muchachos crecidos, y aun los adultos, desahogan toda su
irritación sobre los niños fastidiosos, si estos son de un vecino o se presentan en

438
LA EDUCACION DEL
NIÑO SAMOANO
pandilla. Si hay muy cerca un grupo de niños, apretándose curiosamente para
observar algún espectáculo en el que no se les desea, son azotados sonoramente
con hojas de palmera o dispersados con una lluvia de guijarros, de los cuales el
piso de la casa siempre proporciona un surtido aprovechable. Este trato no
parece mejorar en verdad la conducta de los niños, sino que meramente los hace
aferrarse aún con más fuerza a sus guardianes asustados e indulgentes. Puede
presumirse que el apedrear a los chicos desde una puerta vecina brinda una
válvula de escape imprescindible para los que han pasado tantas horas tediosas
aplacando a sus propios parientes. Y hasta estos estallidos de cólera son puro
gesto en un noventa y nueve por ciento de los casos. Nadie que tire piedras tiene
verdaderamente la intención de herir un chico, pero los niños saben que si repiten
sus impertinencias demasiado a menudo, por la ley del azar algunos de los trozos
de coral que vuelan aterrizarán en sus rostros. Hasta los perros samoanos han
aprendido a estimar la proporción de meros gestos que hay en el “sal de la casa”
de un samoano. Simplemente, salen a hurtadillas por entre una fila de postes y
con igual dignidad y como por entera casualidad entran en la misma forma en el
próximo claro.

Una chica de seis o siete años sabe perfectamente todas las cosas esenciales que
deben evitarse, de modo que se le puede confiar el cuidado de un niño menor.
Desarrolla también una cantidad de técnicas sencillas. Aprende a tejer pelotas
sólidas y perfectas con hojas de palmera, hacer ruedas del mismo material o
botones de franchipán, subirse a la cima de un cocotero trepando por el tronco con
sus flexibles piececitos, abrir un coco golpe firme y bien asestado de un cuchillo
del tamaño de su estatura, jugar una cantidad de juegos colectivos y entonar las
canciones correspondientes a éstos, limpiar la casa levantando la litera del piso
pedregoso, traer agua del mar, extender la almendra del coco para que se seque y
ayudar a recogerla cuando amenaza lluvia, arrollar las hojas de las planta de
pandánea para ser tejidas, ir a una casa vecina y traer un haz de leña encendida

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LA EDUCACION DEL
NIÑO SAMOANO
para la pipa del jefe o el fuego de la cocina y a ejercitar el tino suplicando
pequeños favores a los parientes.

Pero en el caso de las niñitas todas estas tareas son meramente suplementarias
de la ocupación principal; la de atender a los chiquillos. Los muchachitos también
cuidan algo a los pequeños, pero a los ocho o nueve años de edad son relevados
generalmente de ello. Los bordes ásperos de su carácter no pulidos por la
responsabilidad hacia los más chicos, son desgastados por el contacto con
muchachos más grandes. Porque los más chicos son admitidos en actividades
interesantes e importantes sólo en tanto su comportamiento es circunspecto y útil.
Donde las niñas son bruscamente tolerados y se habitúan a hacerse útiles. Los
cuatro o cinco niños que desean secundar en la importante labor de ayudar a un
muchachote a lazar anguilas en el arrecife, se organizan en un equipo de trabajo
sumamente eficaz; un muchacho sostiene la carnada, otro un lazo extra, algunos
hurgan ansiosamente en los agujeros del arrecife buscando presas mientras el de
más allá recoge las angulas capturadas en su lavalava. Las niñas, cargadas con
pesados niños o al cuidado de pequeños vacilantes, demasiado chicos para
arriesgarse en el arrecife, desalentadas por la hostilidad de los muchachitos y la
burla de los más grandes, tienen pocas oportunidades para aprender las forma
más aventuradas del trabajo y el juego. Así, pues, mientras los chicos sufren
primero los efectos disciplinarios de la atención de los más pequeños y luego
tienen muchas oportunidades para aprender una efectiva cooperación bajo la
vigilancia de niños mayores, la educación de las niñas es menos amplia. Poseen
un alto nivel de responsabilidad individual, pero la comunidad no les brinda
lecciones de cooperación mutua. Eso es particularmente evidente en las
actividades de la gente joven; los muchachos se organizan rápidamente; las
jóvenes en cambio pierden horas charlando, ignorantes de toda técnica de pronta
y eficiente cooperación.

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LA EDUCACION DEL
NIÑO SAMOANO
o como la mujer que va a pescar sólo puede partir dejando los pequeños al
cuidado de las niñas de la casa, éstas no pueden acompañar a sus tías y madres.
De este modo aprenden aun los simples procesos de pescar anguilas mucho más
tarde que los muchachos. Se las mantiene en la etapa del cuidado de las
criaturas y el cumplimiento de recados hasta que son bastante grandes y robustas
como para trabajar en las plantaciones y llevar alimentos a la aldea.

En la pubertad se adjudican a la mujer estas tareas más pesadas; pero puramente


por una cuestión de talla y capacidad para tomar responsabilidades, más que por
su madurez física. Antes de este período acompaña a veces a los miembros más
viejos de la familia a las plantaciones, cuando ellos acceden a llevar consigo
también a los chiquillos. Pero una vez allí, mientras sus hermanos y primos juntan
cocos y corretean gozosamente por la manigua, ella tiene otra vez que perseguir,
reunir y apaciguar a los omnipresentes lactantes.

Apenas las jóvenes son bastantes fuertes como para llevar cargas pesadas, a la
familia le conviene desplazar hacia las muchachas menores la responsabilidad por
los pequeños, y las adolescentes son liberadas de la atención de los chicos.
Puede decirse con cierta justicia que el peor período de su vida ha acabado. Ya
nunca más estarán tan incesantemente a disposición de sus padres ni
esclavizadas por tiranos de dos años de edad. Toda la irritante y detallada rutina
de los quehaceres domésticos, a la que en nuestra civilización se acusa de torcer
las almas y agriar el humor de las mujeres adultas, es llevada a cabo en este caso
por niñas menores de catorce años. Una lumbre, una pipa o una lámpara que hay
que encender, un pedido de bebida, el llanto del niño, el recado del caprichoso
adulto; estas cosas las obsesionan desde la mañana hasta la noche. Con la
instalación de escuelas oficiales cuyos cursos duran varios meses por año, estos
niños están ausentes de sus hogares durante la mayor parte del día. Esto origina
una completa desorganización en las casas nativas, que carecen de precedentes

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LA EDUCACION DEL
NIÑO SAMOANO
acerca de un modo de vida en que las madres deben quedarse a cuidar a sus
hijos y los adultos realizar pequeñas tareas rutinarias y diversas diligencias.

Antes de ser liberadas de la atención de los niños, las jovencitas poseen un


conocimiento muy limitado de cualquiera de las técnicas algo complicadas.
Algunas pueden efectuar el trabajo más simple, preparado el alimento a cocinar,
por ejemplo, pelando bananas, rallando coco, o recogiendo taro. Pocas saben
tejer la sencilla cesta de acarreo. Pero ahora deben aprender a tejer todas sus
cestas para llevar víveres y a seleccionar hojas de taro adecuadas para su
conocimiento, eligiendo sólo las maduras. En la cocina aprenden a hacer
palusami, a rallar la pulpa de coco, sazonarla con corozos de fruta calientes,
mezclarla con agua de mar y tamizar los huesos, verter esta mezcla lechosa en un
recipiente apropiado construido con hojas de taro cuyo aromático pedúnculo ha
sido secado, envolver éstas en una hoja de árbol del pan y atar apretadamente el
pedúnculo para hacer una funda que resista durante el proceso de cocción.
Deben aprender a entrelazar un pescado grande en una hoja de palmera o arrollar
un manojo de pescaditos en una hoja de árbol del pan; escoger la clase adecuada
de hojas para rellenar un cerdo, juzgar cuándo está con piedrecitas calentadas.
Teóricamente la mayor parte del trabajo de cocinar es realizado por los
muchachos y cuando una joven tiene que hacer la labor más pesada es cuestión
de comentar: “Pobre Losa, no hay muchachos en su casa y siempre debe
encender el horno”. Pero las jóvenes siempre ayudan, y a menudo hacen gran
parte del trabajo.

Una vez consideradas individuos capaces de dedicar un prolongado lapso a


alguna actividad consecutiva, las muchachas son enviadas a largas expediciones
de pesca. Aprenden a tejer cestas de pescado, a reunir y ordenar los haces de
leña usados en la pesca que se efectúa a la luz de antorchas, azuzar a un pulpo
para hacerlo salir de su cueva y subir obedientemente hasta el palo que lo espera,

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LA EDUCACION DEL
NIÑO SAMOANO
apodado con justeza “palo ven acá”; ensartar la gran medusa rosada, lole -
nombre que los niños samoanos dan también al caramelo- , en una larga cuerda
de corteza de hibisco que termina en un reborde de hoja de palmera a modo de
aguja; distinguir el pescado bueno del malo, los pescados que son de la estación
de los que son peligrosos en un período determinado del año; y a no tomar nunca
dos pulpos hallados en pareja sobre una roca, a fin de que la mala suerte no se
apodere del necio pescador.

Antes de esta época su conocimiento de plantas y árboles es principalmente


recreativo; la planta de pandánea las provee de pepitas para collares, la palmera,
de hojas para tejer pelotas, el bananero proporciona hojas para paraguas y con
media hoja en tiras puede fabricarse un fibroso “corbatín”; las cortezas de coco
cortado por la mitad, con el agregado de cuerdas de cinet, forman una especie de
zancos; los capullos del árbol de Pua pueden coserse y transformarse en
hermosos collares. Ahora deben aprender a reconocer estos árboles y plantas
con propósitos más serios: deben saber cuándo las hojas de la planta de
pandánea están listas para el corte y cómo cortar las largas hojas de un solo
golpe, seguro y rápido, ya distinguen las tres clases de plantas de pandánea
usadas para fabricar diferentes calidades de esteras. Las bonitas semillas de
naranja que proporcionan collares tan atractivos y además son comestibles, deben
ser recogidas ahora como pinceles para adornar la tela de corteza. Las hojas de
banana se juntan para proteger las fuentes tejidas, para cubrir los budines
mientras se cocinan y resguardan el humeante horno lleno de comida. La banana
debe ser descortezada exactamente en el punto adecuado a fin de dejar lisas,
flexibles y negras las tiras necesarias para adornar esteras y cestas. Entre las
bananas mismas deben distinguirse las que están maduras como para ser
soterradas, las doradas y curvas lisas para comer, o las adecuadas para sacarlas
al sol y hacer rollos de pastelito de fruta. La corteza de hibisco ya no puede ser
desgarrada a la ventura si se desea una cuerda como de rafia para un puñado de

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LA EDUCACION DEL
NIÑO SAMOANO
conchas; deben efectuarse largos viajes al interior a fin de escoger corteza de
calidad conveniente para el tejido.

En la casa, la tarea principal de la joven es aprender a tejer. Tiene que dominar


varias técnicas diferentes. Primero aprende a tejer ramas de palmera; la
nervadura central de sus hojas sirve de borde a la cesta o de orilla a la estera, y
sus hojuelas ya están dispuestas como para ser tejidas. Con las hojas de palmera
aprende a tejer una cesta de acarreo hecha con media hoja, trazando las hojuelas
y curvando la nervadura para formar un borde. Luego se le enseña a tejer las
persianas que cuelgan entre los postes de la casa, colocando media hoja sobre
otra y trenzando las hojuelas. Más difíciles son las esteras del piso, tejidas con
cuatro grandes hojas de palmera y las fuentes de comida con sus intrincados
diseños. Aprende también a hacer abanicos, uno sencillos, tejidos con dos
hebras, labor que realiza muy bien; otros acordonados, más complicados, que
son prerrogativa de tejedoras más viejas y diestras. Por lo común, alguna mujer
mayor de la casa enseña a tejer a la muchacha y se ocupa de que haga por lo
menos un artículo de cada clase, pero sólo requiere de ella que produzca en
cantidad las cosas más simples, como las persianas. Con la planta de pandánea
aprende a tejer las esteras comunes para el suelo, uno o dos tipos de esteras
camas más complicadas, y después, cuando tiene trece o catorce años, empieza
su primera estera fina. La estera representa el punto máximo del virtuosismo
samoano en el tejido. Tejidas con la mejor calidad de planta de pandánea
remojada, desecada y raspada hasta haber adquirido una blancura dorada y una
delgadez de papel, con hebras que tienen más o menos cuatro milímetros de
ancho, se tarda uno o dos años en terminarlas, y son tan suaves y flexibles como
el lino. Forman la unidad de valor y deben incluirse siempre en la dote de la novia.
Las muchachas rara vez terminan una estera fina antes de los diecinueve o veinte
años de edad, pero la tienen comenzada, y envuelta en otras más ordinaria
permanece entre los cabrios como testimonio de la laboriosidad y habilidad

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LA EDUCACION DEL
NIÑO SAMOANO
manual de la joven. Se enseña a las muchachas los rudimentos de la fabricación
de tela de corteza; saben seleccionar y cortas las varas de morera de papel, pelar
la corteza, abatanarla después que ha sido raspada por manos más expertas. El
modelado de la tela con una tablilla patrón o por dibujo a pulso se deja para los
adultos de más experiencias.

A través de este período de educación más o menos sistemática, las jóvenes


mantienen un equilibrio muy delicado entre la reputación que les da el poseer un
mínimum necesario de conocimientos y un virtuosismo que plantearía exigencias
demasiado gravosas. Las oportunidades de matrimonio de una muchacha se ven
muy disminuidas si por la aldea circula el rumor de que es perezosa e inepta para
las tareas domesticas. Realiza el tejido rutinario, especialmente persianas y cesta
de acarreo. Ayuda en el trabajo de la plantación y la cocina, teje un poquito de su
estera fina. Pero desecha el virtuosismo así como toda otra clase de
responsabilidad, con el invariable comentario “Laititi a’ u” (“Pero soy muy joven”).
Todo su interés se vuelca hacia las aventuras sexuales clandestinas; se contenta
con efectuar tareas rudimentarias, como lo hace también, hasta cierto punto, su
hermano.

Pero al muchacho de diecisiete años no se lo abandona pasivamente a sus


propias ideas. Ha aprendido los rudimentos de la pesca, sabe llevar a salvo una
canoa zozobrante al arrecife o manejar el canalete de popa de un bote de pescar.
Sabe plantar taro, transplantar cocos o pelarlos sobre una estaca y sacar la pulpa
de una sola cuchillada, diestra y rápida. A los diecisiete o dieciocho años es
introducido en la Aumaga, sociedad de los hombres jóvenes y de los adultos sin
título, grupo llamado no con eufemismo sino seriamente: “la energía de la aldea”.
Aquí se lo vuelve eficiente por la rivalidad, el precepto y el ejemplo. Los jefes más
viejos que vigilan las actividades de la Aumaga contemplan con igual severidad
toda reincidencia y toda precocidad indebida. El prestigio de su grupo es siempre

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LA EDUCACION DEL
NIÑO SAMOANO
tenido en cuenta por la Aumaga de las aldeas vecinas. Sus compañeros
ridiculizan y persiguen al muchacho que no aparece cuando se realiza cualquier
actividad del grupo, ya se trate de un trabajo para la aldea efectuado en las
plantaciones, la pesca, cocinar para los jefes o representar en una visita
ceremonial efectuada para alguna doncella huésped. Además, se brinda a los
jóvenes muchos más estímulos para aprender y se les abre también una mayor
variedad de ocupaciones. No hay especialización profesional entre las mujeres,
excepto la medicina y la obstetricia, ambas prorrogativas de las muy viejas, que
enseñan el arte a sus hijas y sobrinas de edad mediana. La única especialización
es la que toca a la esposa de un orador oficial, ninguna joven se preparará para
este tipo de cesamiento que exige conocimientos especiales, pues no tienen la
seguridad de que cesará con un hombre de tal clase.

Para el muchacho el panorama es diferente. Espera tener algún día un nombre


matai, que lo convertirá en miembro del Fono, asamblea de jefe, y le dará el
derecho de beber kava con los jefes, trabajar con ellos antes que con los jóvenes,
sentarse dentro de la casa, aunque un nuevo título es sólo de la jerarquía entre los
postes y no de suficiente importancia como para otorgarle el derecho de posesión
de un poste para apoyar su espalda. Pero rara vez se siente absolutamente
seguro de lograr tal nombre. Cada familia posee varios de estos títulos que
confiere a los jóvenes más promisores de todo el grupo familiar. Cada uno tiene
muchos adversarios, que también forman parte de la Aumaga, y debe siempre
rivalizar con ellos en las actividades colectivas. Hay asimismo varios tipos de
actividades en una de las cuales debe especializarse. Debe llegar a ser
constructor de casas, pescador, orador o tallador en madera. La pericia en el
manejo de alguna técnica debe hacerlo destacar en algo entre sus compañeros.
Las hazañas en la pesca significan recompensas inmediatas bajo forma de
regalos de comida para ofrecer a su novia; sin telas los regalos serán desdeñados
sus progresos. La habilidad en la construcción de casas significa fortuna y

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NIÑO SAMOANO
posición, pues el joven que es un carpintero hábil debe ser tratado cortésmente
como jefe y hay que dirigirse a él con el idioma de jefe, complicada serie de
palabras honoríficas usadas para las personas de jerarquía. Y a esto se suma la
continua demanda de no ser demasiado eficiente, sobre saliente o precoz. Nunca
debe superar sino en algo a sus compañeros.

Tampoco debe despertar el odio de éstos ni la desaprobación de sus padres que


se hallan mucho más dispuestos a alentar y excusar el holgazán que a perdonar la
precocidad. Al mismo tiempo comparte la resistencia de su hermana a aceptar
responsabilidades, y si llega a descollar ligeramente, sin quedar demasiado en
evidencia, encuentra excelentes oportunidades de ser designado jefe. Si es
suficientemente talentoso, el Fono mismo puede deliberar, buscar un título
vacante para conferírselo y comunicarle que puede sentarse con los ancianos y
recibir su sabiduría. Y sin embargo, se conoce tan bien la repugnancia que
sienten los jóvenes al responder a tal honor, que siempre se toma esta
precaución: “Y si el joven huye, entonces nunca será designado jefe, sino que
siempre deberá sentarse fuera de la casa, con los jóvenes, preparando y sirviendo
la comida de los matais, con quienes no se puede sentar en el Fono”, Aún más
relevantes son las probabilidades de que el grupo familiar confiera un nombre
matai al joven dotado. Y matai se desearía ser algún día, algún lejano día en que
las piernas hayan perdido un poco de flexibilidad y el corazón el justo por la
diversión y la danza. Como me dijo un jefe de veintisiete años: “He sido jefe sólo
durante cuatro año, y mire, mis cabellos están grises, aunque en Samoa el cabello
se torna gris muy lentamente, no en la juventud como entre los hombres blancos.
Pero siempre debo obrar como si fuera viejo. Debo caminar gravemente y con
paso medio. No puedo bailar, excepto en las ocasiones más solemnes, ni puedo
jugar con los jóvenes. Los ancianos de sesenta años son mis compañeros y
acechan todas mis palabras, o sea que cometa un error. Treinta y una personas
viven en mi casa. Para ellas debo trazar planes, encontrarles comida y ropa,

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LA EDUCACION DEL
NIÑO SAMOANO
solucionar sus disputas, arreglar sus casamientos. No hay nadie en toda mi
familia que se atreva a regañarme o siquiera llamarme con familiaridad por mi
nombre. Es duro ser tan joven, y ser sin embargo jefe”. Y los viejos mueven sus
cabezas y convienen en que es impropio ser jefe tan joven.

Los defectos de la ambición natural son demás contrarrestados por el hecho de


que el joven que es designado mutai ya no será el más excelente entre sus
antiguos amigos, sino el miembro más joven y nuevo del Fono. No puede ya
asociarse familiarmente con sus viejos compañeros; un matai debe relacionarse
sólo con matais, trabajar a su lado en la manigua y sentarse a charlar
sosegadamente con ellos al atardecer.

De modo que el muchacho considera un dilema mucho más difícil que la


muchacha. Le disgusta la responsabilidad, pero desea destacarse en su grupo; la
habilidad manual anticipará el día en que lo nombren jefe; no obstante, es objeto
de censura y ridículo si disminuye sus esfuerzos; pero será reprendido si procede
con demasiada presteza; sin embargo, si quiere ganar una novia debe gozar de
prestigio entre sus amigos. Y recíprocamente, su prestigio social aumenta con sus
hazañas amorosas.

De modo que mientras la joven se contenta con una pericia mínima. El muchacho
es incitado a mayores esfuerzos. Un muchacho se aparte de una joven que no
luce estas pruebas de eficiencia y es conocida como torpe e inhábil; teme llegar a
querer casarse con ella. Casarse con una joven sin pericia sería un paso
peligroso o implicaría una interminable suma de reyertas con su familia. Así que la
muchacha que es notoriamente inepta debe aceptar amantes casuales,
decadentes o casados, que ya no temen que sus sentidos los arrastren a un
matrimonio imprudente.

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LA EDUCACION DEL
NIÑO SAMOANO
Pero la joven de diecisiete años no desea casarse todavía. Es mejor vivir como
una muchacha sin responsabilidades, y con una rica variedad de experiencias
emocionales. Este es el mejor período de su vida. Hay tantos inferiores a ella a
quienes puede intimidas, como superiores que la tiranizan. Lo que pierde en
prestigio, lo gana en libertad. Cuida poco de los más chicos. No le duelen los ojos
por fijarlos en el tejido ni su espalda se quiebra, doblada durante todo el día sobre
la tabla de tapa. Las largas expediciones en busca de pescado, comida y
materiales para tejer le dan amplias oportunidades para citas. La mejor pericia
significaría aumento de trabajo, lo que implicaría tener que vivir encerrada y
demás llegar a casamiento en edad más temprana; y el casamiento, aunque
inevitable, debe ser diferido todo lo posible.

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LA EDUCACION DEL
NIÑO SAMOANO
LECTURA OBLIGATORIA

No. 14

UN SALTO ADELANTE
Los caminos de la Independencia.

Por: Alain Braconnier.


UN SALTO ADELANTE

Las transformaciones fisiológica y corporales, características de la adolescencia,


representan el signo más aparente de la salida de la infancia. Es lo que se
denomina el desarrollo pubertario. Sabemos ahora que el incremento de
crecimiento que lo acompaña es el resultado de una reacción hormonal en
cadena: la secreción discontinua de una hormona cerebral (LH.RH) induce por su
ritmo la secreción de otra hormona que estimula hipótesis, glándula situada en la
base del cerebro; ésta a su vez induce la secreción de un tercer tipo de hormonas
a nivel de los órganos sexuales. Estos últimos modulan después de cierto tiempo
las modificaciones de peso y de tamaño que en algunos meses aumentarán con
toda claridad (de seis a doce centímetros el año en que se da el crecimiento
máximo). A este crecimiento se asocian, con ligero retraso, el desarrollo de los
órganos sexuales y la aparición de las características físicas y sexuales del sujeto
adulto (pilosidad, desarrollo marino y ciclo de al regla en la joven; pilosidad y
eyaculaciones de esperma en el muchacho). A partir de la primera regla y de la
primera eyaculación, la niña y el niño se han convertido biológicamente en adultos.
Estas transformaciones están sometidas a variaciones según el nivel de vida, el
sexo y el individuo. En los países occidentales, la edad de la primera regla se ha
adelantado hace un siglo (ha pasado de los 17 años a los 13 como media).
Actualmente la edad de la pubertad varían entre los 8 y 15 años en las niñas, y
entre los 10 y 16 años en los varones (lo que da una media estadística de 13 años
en las niñas y de 14 en los muchachos).
Estas transformaciones son la fuente, para los adolescentes y para sus padres, de
actitudes, preguntas y reacciones diversas. Son bien aceptadas cuando han sido
objeto de explicaciones simples y claras. En cambio, si suscitan una turbación
importante en los padres y, sobre todo, si el hijo experimenta una aprensión
exagerada, estas transformaciones pueden ser negadas o rechazadas. La
denegación no es forzosamente una manifestación psicológica anormal. Por lo
demás es frecuente, y se expresa de diversas formas: rechazo a usar sostén, por
ejemplo, o a hablar con una voz que está cambiando. Con frecuencia es una
etapa transitoria. Más inquietante es el rechazo claro y persistente de tener en
cuenta esas modificaciones corporales (vistiéndose como una niña pequeña o
como un niño pequeño, rehusando toda adaptación de la higiene a los signos de la
pubertad). Una actitud semejante debe ser explicada: ya se trate de una angustia
ante el cambio corporal, de una fuga ante los deseos vividos como más peligrosos
en tanto ahora pueden ser realizados , o bien de una fijación más general a la
infancia, enraizada desde hace mucho tiempo.

451
UN SALTO ADELANTE
La inquietud de los adolescentes ante su nuevo cuerpo puede también traducirse,
paradójicamente, por una especie de orgullo provocador: en el muchacho,
asistimos a manifestaciones violentas de afirmación de fuerza o de virilidad; en la
chica, a actitudes permanentes de seducción, a una especie de desborde de la
sexualidad. Más frecuentemente, estos comportamientos son ambivalentes:
expresan a la vez una posición ante los padres y un llamado, pues el adolescente
está angustiado ante la perspectiva de llegar a ser él mismo un padre potencial.
Los adolescentes hablan difícilmente de su pubertad; por lo general expresan su
sexualidad en otro campo, cosa que las personas inadvertidas suelen no percibir.
A veces la manifiestan por medio de la agresividad, el gusto por la violencia, o
bien por su interés en todo tipo de actividades. Este fenómeno de
<<desplazamiento>> puede ser particularmente fecundo a esta edad.
Porque el adolescente no vive sólo una revolución del cuerpo; sus capacidades
intelectuales se desarrollan de manera espectacular. En realidad, la tradicional
dicotomía del alma y del cuerpo está particularmente inadaptada en la materia. La
aparición de la sexualidad desarrolla y libera una energía nueva, utilizable en
todos los campos; la actividad puramente intelectual, la actividad deportiva, la
artística también se benefician (a veces más que la vida sexual propiamente
dicha). La madurez genital abre un campo mucho más amplio que la genitalidad.
Sabiéndose capaz de cumplir con las relaciones sexuales igual que un adulto, el
adolescente es presa de un apetito de conocimientos y de experiencias. De
conocimientos vividos, y no sólo leídos. Y felizmente: porque qué son los
conocimientos puramente librescos? La nueva energía libidinal es puesta
entonces al servicio de la curiosidad y de la inteligencia.
Esta evolución a veces es muy sensible en algunos alumnos; no tienen necesidad
de la tutela paterna para proseguir sus estudios; ellos mismos trasladan la energía
a la actividad intelectual, sin esperar primero un reconocimiento de los adulto.
Trabajan para sí, sencillamente.
A la inversa, cuando el adolescente reprime sus impulsos sexuales, cuando se
siente amenazado o desbordado por sus súbita aparición - y sus no menos súbitas
exigencias -, su desarrollo intelectual se resiente. La represión no cuida el detalle:
la presión que ejerce se extiende a todos los terrenos. Hay muchos niños que
trabajan muy bien hasta la edad de 12 o 13 años, y de pronto sus resultados
escolares bajaron tremendamente. No es que se hayan vuelto estúpidos; no eran
<<limitados>>. Huyen de una sexualidad vivida como invasora porque no se
sentían suficientemente seguros para enfrentarla, y han preferido - temporalmente
la mayoría de las veces, y a veces definitivamente - renunciar a la exigencia de
concentración psíquica. Una paciente que pretende no <<poder leer>> - lo que en
todo caso es literalmente inexacto, pues ha cursado honrosamente sus años
escolares - han llegado a localizar muy precisamente el origen de ese bloqueo.
Se produjo al entrar a Primero de Media, cuando tuvo que abandonar a un
maestro que le dedicaba una atención especial. Entonces se sintió

452
UN SALTO ADELANTE
tremendamente desamparada: ya nadie la quería. La lectura desde entonces le
pareció sin interés y sin objeto, y todavía busca a alguien que pueda devolverle el
gusto por la misma.

Las cosas son todavía más claras cuando se trata de un individuo particularmente
dotado y que se hunde bruscamente. Es el caso de Charles, un muchacho de 13
años, que desde hace un año ve cómo sus resultados escolares descienden de
manera espectacular. Hasta segundo era un alumno brillante. Pero ahora ya
nada funciona. Ya ha probado una psicoterapia, interrumpida por consejo del
psicoterapeuta, porque manifestaba una <<intelectualización excesiva>>. Cuando
Charles viene a verme, parece al borde de la depresión; nada le gusta, ni el
trabajo ni ninguna otra cosa; se siente cada vez más fatigado, sin energía. sus
preocupaciones empezaron bruscamente durante un partido de tenis. Lo recuerda
con exactitud: quería demostrar a su madre que él era el más fuerte. Y cuando
más se encarnizaba en demostrarlo, más fallaba los tiros. Se sintió invadido por
una tensión muy intensa, una angustia de no poder triunfar en nada. Tuvo la
impresión de que se iba a volver loco; su corazón latía muy rápido; se ahogaba y
tuvo miedo de morir allí mismo. Aunque luego no tuvo más crisis de ese tipo,
tiene la sensación de tener dentro del cerebro un ojo que lo observa
permanentemente, y que le impide concentrarse no sólo en sus actividades
deportivas, sino sobre todo en sus actividades intelectuales. Constantemente es
presa del temor de no recuperar su estado anterior a la crisis, de haber perdido la
facultad de concentración que lo había llevado a ser el mejor alumno de su clase.
Si se concentra demasiado, piensa también, la crisis volverá. Charles repite
incansablemente que sólo desea una cosa; volver a ser el de antes; que en lo
demás no tiene ninguna dificultad. Añade que sin embargo se siente un poco
diferente de los otros en el terreno de las relaciones con las chicas de su edad: no
le interesan las chicas como tampoco las conversaciones o las bromas sobre la
sexualidad.
De común acuerdo, buscamos juntos el significado de ese ojo misterioso que tanto
lo obstaculiza. En el curso de los primeros meses no se manifiesta ninguna
mejoría. Por el contrario, Charles expresa ante sus padres, y en particular antes
su madre, una violencia que preocupa mucho a su familia. Charles no
<<explota>> en cualquier momento. Con frecuencia es en ocasión de las derrotas
de un campeón de tenis, ídolo suyo, cuando entra en un estado de angustia y de
furor incontrolables. Sigue los partidos de su ídolo con una asiduidad total. Si por
casualidad, por la diferencia horaria, el partido se retransmite en plena noche,
obliga igualmente a su madre a quedarse levantada para mirarlo. Ha llegado a
golpear a su madre cuando el jugador perdía. Charles explica que el campeón
representa para él <<un otro yo>>: como él, ha triunfado a fuerza de voluntad y
de concentración, y no soporta verlo perder. Es claro que Charles se ha
identificado del todo con el jugador. Después de un tiempo de trabajo, recuerda
que ya en el pasado había llegado a idolatrar a alguien. Un alumno de su clase,

453
UN SALTO ADELANTE
<<grande, fuerte y con una gran casa en la que recibía a amigos y amigas entre
los que tenía mucho éxito>>. Había tratado de convertirse en el mejor amigo de
ese muchacho, sin lograrlo. Pero sobre todo temía no poder imitarlo, ni gustar a
las chicas tanto como él. Al fin de cuentas, había fracasado en toda la línea, y
para superar su decepción <<se había arrojado con todas sus fuerzas,
ciegamente>> al trabajo escolar. Entender esto permite a Charles no idealizar
sus triunfos escolares: no se trataba de un <<edén>> sino de un periódico de
euforia artificial. Una fuga, no una resolución.
Siguiendo el trabajo de análisis, Charles recuerda las angustias que
experimentaba siendo niño, cuando su padre y su madre discutían. Bruscamente,
durante una sesión, vuelve a ver la expresión <<muy inquieta>> que reflejaba el
rostro de su madre en esos momentos, expresión semejante a la que vio en aquel
partido de tenis al que refiere el inicio de sus perturbaciones actuales. El ojo que
amenaza perpetuamente comienza a ser ahora <<interpretable>>: lo remite a su
envidia y a su incapacidad de seducir, de probar a la mujer que él es un hombre
fuerte. El temor que lo atenaza, ya lo ha conocido en sus identificaciones con
hombres <<fuertes>>, - el campeón, el chico de su edad - y sobre todo cuando
niño, cuando quería defender a su madre contra su padre que la amenazaba. En
la edad en que Charles puede ser fuerte como su padre, sea en el campo
deportivo, sea en el intelectual, él mismo se prohibe todo medio de
<<competición>>: sus problemas evidentemente no tienen nada de <<escolar>>,
sino que muestran, por el contrario, la importancia de la conmoción provocada por
la salida de la infancia. Cuando esto se vive mal, o cuando se acompaña de
<<complicaciones>>, la energía que libera puede volverse contra sí mismo, hasta
el punto que se experimenta, muchas veces de manera momentánea, un
verdadero salto hacia atrás.
El fenómeno que se produce a esta edad (y en todas las edades) o que a veces
no se produce, es el de l sublimación: se dirige la energía de origen sexual hacia
otros fines. Si el ser humano no tuviera esta propensión a desplazarse su energía
<<animal>> …no habría ni deportista, ni filósofos, ni artistas, ni investigadores.
Sólo habría trabajadores empujados y obligados por la necesidad de sobrevivir.
Cómo caracterizar esta inmensa ganancia intelectual provocada por la
adolescencia? Se produce un cambio cualitativo; no se trata de simplemente de
un incremento de la memoria o de circuitos que funcionarían a mayor velocidad.
El joven ser humano accede a otro tipo de pensamiento. Aprende la abstracción.
Sus actividades lúdicas lo demuestran: abandona lo que con justicia se denomina
<<juegos de niños>> por diversiones más elaboradas. Para jugar al dominó o a la
batalla, * basta con identificar imágenes o estructura semejantes; mientras que
cuando se juega a determinados juegos informáticos, los enigmas por ejemplo,
hay que ser capaz de combinar los datos adquiridos, jerarquizarlos, y construir

*
Juego de cartas para niños pequeños (N. de la T.)

454
UN SALTO ADELANTE
series de hipótesis que constituirán otras tantas alternativas entre las que habrán
que escoger para descubrir el arma del crimen o el asesino. Las aptitudes
intelectuales exigidas son fundamentalmente de otro orden: el jugador debe saber
proyectarse en el tiempo. Debe saber despegarse de un apoyo concreto e
inmediato e interrogarse en el tiempo. Debe saber despegarse de un apoyo
concreto e inmediato e interrogarse acerca de la probabilidades. Explorar el
universo de lo posible, que no se confunde en absoluto con el imaginario infantil
donde todo está permitido. Razonar sobre series, seguir varia liebres a la vez. El
niño puede resolver problemas (relativamente simples) si su entorno le aporta los
necesarios apoyos concretos: puede aprender a manejar las cuatro operaciones
<<en situación>>, para contar objetos, o para hacer intercambios que se refieren a
una determinada economía. En cambio, es incapaz de resolver un problema de
geometría, cuya representación gráfica ya es una abstracción. De manera
general, le es imposible razonar a partir de elementos puramente verbales, como
hace el adulto, y a fortiori combinar varia operaciones lógicas.
Escoger las informaciones, jeraquizarlas, ponerlas en relación según modalidades
complejas, son los procesos que nos permiten efectuar elecciones racionales;
podríamos decir, las elecciones más racionales posibles. Lo que se juega
intelectualmente en la adolescencia es por tanto capital. Con frecuencia se ha
desconocido el verdadero trabajo que se cumple durante este periodo, porque no
aparece con una claridad evidente. Y en realidad es un trabajo complejo,
acompañado por retrocesos y crisis a veces tan espectaculares que encubren su
productividad. Se puede utilizar la expresión << crisis de la adolescencia>>. Pero
en ese caso, el término no debe ir cargado de ninguna connotación peyorativa: se
trata de un cuestionamiento indispensable, sin el cual no existiría ni creación ni
progreso intelectual ni social. después de todo , Rimbauid dejó de escribir a los
19 años.
LOS CAMINOS DE LA
INDEPENDENCIA

Primero los amigos


Por lo general, los adolescentes manifiestan sus primeras e -indespensables -
veleidades de independencia haciendo bastante <<ruido>>.
La elección de un círculo de <<amigotes>> íntimos constituye uno de los signos
más precoces de autonomía. E incluso, aunque los nuevos amigos no logren
siempre una adhesión, sin reservas por parte de los padres o del entorno habitual,
es importante dar pruebas de tolerancia. Hay que respetar las iniciativas de los
que hasta hace poco tiempo eran considerados todavía como niños que había que
proteger o vigilar.

455
UN SALTO ADELANTE
Patrick tiene trece años y medio. Ya no trabaja demasiado bien en la escuela: por
primera vez, repite un año, el segundo. Se acuesta a horas <<imposibles>>: a la
1 de la mañana todavía da vueltas por la habitación. Sus padres intentaron
ayudarlo primero haciéndolo trabajar, luego ante la persistencia de los malos
resultados, lo han privado de televisión y de fútbol, su deporte favorito.
Además Patrick se ha vuelto muy colérico. Él mismo explica su nerviosismo por la
inmediatez de sus reacciones: primero vive… y reflexiona después. Habla antes
de evaluar los efectos de su discurso. Este cambio coincide con otra
transformación: es el primer año que tiene verdaderamente amigos. Se diría que
ellos lo representan todo para él. Una verdadera revolución en su vida; hasta
entonces sus padres y sus profesores estaban inquietos por su aislamiento, que
consideraban efecto de ser hijo único.
Patrick reprocha también a su padre que éste muy poco en casa, y que apenas
llega empiece a gritarle.
Sus padres habían tenido dificultades para tener un hijo; cuando nació Patrick, lo
recibieron como a una especie de <<Mesías>>. Su madre se ocupó mucho de él
en la primera infancia, y todavía conserva hacia él una actitud muy protectora.
Ella lo explica por las circunstancias -su marido siempre trabajaba mucho y ella se
sentía sola- y por su propia timidez: no se relaciona <<fácilmente>>, y no ha
sabido encontrar actividades fuera del hogar. La madre de Patrick es consciente
de que está demasiado apegada a su hijo, y teme el momento en que tenga que
separarse de él. Se pregunta además con ansiedad lo que él podrá hacer, pues,
dice, todas las profesiones están <<taponadas>>. A ella también le gustaría
trabajar, pero los intentos que ha hecho han fracasado; se pasaba todo el tiempo
imaginándose qué estaría haciendo su hijo, si verdaderamente estaba solo en
casa.
Patrick queda muy conmovido cuando su madre evoca su soledad. Aunque
reprocha a su padre que pase tanteo tiempo fuera, no querría que éste renuncie a
su trabajo actual pues, como le permite viajar, le procura grandes satisfacciones.
Y, a pesar de que lamenta mucho <<abandonar>> a su madre, él desea también
tener su vida, con sus amigos. Patrick al mismo tiempo siete la necesidad de una
vida exterior a su familia y el deseo de no apenar a sus padres. Esta situación lo
pone muy nervioso, pues aunque sabe que es imposible que permanezca todo el
tiempo en casa, se siente culpable cada vez que sale. La cólera, la inestabilidad,
los fracasos escolares, esconden con frecuencia, como en Patrick, un conflicto
entre el deseo y la culpabilidad.
Existe un momento en la vida de las familias en que los hijos deben constituir su
propio grupo de amigos, con sus centros de interés personal. Este pasaje a veces
es difícil, pero no por ello es menos necesario. Los camaradas juegan un papel
particularmente importante en el desarrollo del individuo y en la salida de la
infancia. Muchos estudios han demostrado que los caminos de la maradería y de

456
UN SALTO ADELANTE
la amistad se vuelven cada vez más organizados y cada vez más diferenciados a
medida que los individuos crecen. Según los períodos de la adolescencia, las
modalidades de funcionamiento de los grupos presentan características diversas.
Entre 11 y 13 años, por ejemplo, la amistad se centra más sobre la actividad que
en las relaciones interpersonales. Se <<hace>> algo con los amigos, pero no se
trata todavía de constituir relaciones profundas y mutuas. Entre los 14 y los 16
años, el grupo es ante todo un espacio de seguridad. Se busca un amigo leal, que
no traicione. Alguien que nos ofrezca un espejo de nosotros mismos, que
atraviese por interrogantes y conflictos análogos y que al mismo tiempo pueda
oficiar de guía o de confidente. A partir de los 16 o 17 años, el adolescente
comienza a interesarse más en el prójimo en tanto tal; busca con más gusto la
diferencia y la complementariedad. Las variaciones múltiples, y cada grupo tiene
su singularidad. A veces el líder es de más edad, o incluso un adulto. Algunos
grupos se organizan en torno a una actividad privilegiada : un deporte, una
asociación humanitaria, como también toda la gama de la provocación, hasta la
delincuencia.
Cualesquiera sean las características, el grupo constituye un mundo diferente de
la célula familiar. Permite a veces oponerse a ella, o huir de ella, y representa la
mayor parte del tiempo un intento de individualización por intermedio de otros, un
esfuerzo de autonomía en relación con los padres. En cierto sentido, es el
eslabón intermedio entre el mundo de la infancia y la comunidad social. Y también
es el inicio de otro pasaje: las relaciones con los iguales del mismo sexo preceden
a las que se entablan con los iguales del sexo opuesto.
Algunos padres presienten que su hijo necesita un distanciamiento. En lo cual
coinciden, sin saberlo, con prácticas corrientes en otras culturas. En Africa
Occidental, en Ghana, los gonja mandan a sus hijas de 18 años a casa de una
hermana de su padre, mientras que los hijos son confiados a un hermano de su
madre. Los hijos viven en eses nuevo hogar hasta que se casan, luego de lo cual
vuelven junto a sus padres. En nuestra sociedad no es raro que los padres
piensen en confiar durante algún tiempo sus hijos a un tío o tía, a los que juzgan
menos inclinados a la indulgencia o a una severidad excesivas. Esta es
exactamente la razón invocada por los gonja para justificar el alejamiento de su
hijos.
Entre los muria, en el estado indio de Bastar, los hijos son invitados, a partir de
cierta edad, a compartir un dormitorio colectivo y mixto. En Colombia, entre los
embere, los varones dejan un día sus familias con sus pequeñas posesiones
atadas en un pañuelo; fabrican una piragua y se van de dos a tres a una orilla
cercana, o incluso mucho más lejos, y llevan una vida errante durante varios
meses o años. A cambio de la hospitalidad que se les ofrece, ayudan en los
trabajos del campo o en la pesca, y son admitidos en las fiestas del grupo.
Cuando un joven encuentra finalmente la muchacha que le gusta, se lo hace
saber. Al cabo de cuatro noches consecutivas, la pareja se considera casada y

457
UN SALTO ADELANTE
puede, si lo desea, reunirse con la familia del varón. Esta socialización entre
iguales, esta vida errante recuerdan la partida de algunos adolescentes de hoy, a
la búsqueda de una condición de adultos. Con frecuencia se <<establecen>>
cuando han encontrado un alma gemela, marcando así el fin de su salida de la
infancia.
Estos ejemplos no constituyen modelos, pero muestran que numerosas
sociedades intentan dirigir el pasaje desde la familia hacia la vida en comunidad.
Gestión que no es fácil para los padres: la atracción pro nuevos camaradas, pro
actividades exteriores a la familia y al mundo escolar, les demanda un esfuerzo de
adaptación. Deberán al mismo tiempo mantener contacto - manifestando cierto
interés por los amigos o las actividades practicada, por ejemplo - y cuidarse de
invadir el territorio personal de los hijos. Cuando el pasaje de la constelación
familiar al otro planeta se hace demasiado bruscamente, son los padres los que
deben poner límites, manejando la transición.
Los padres deben demostrar su capacidad
No siempre es agradable para los padres, pero así es: al crecer, sus hijos
comienzan a juzgarlos. Tienen necesidad, para poder conquistar su propia
autonomía, de desprender de la admiración que profesan a sus mayores, y de
dejar de considerarlos como modelos inigualables.
Carmen, una jovencita de 15 años, viene a verme por sí misma, por intermedio de
la asistencia social del liceo. Está en quinto año. Desde hace algunas semanas
está angustiada, duerme mal, tiene la impresión de no poder <<seguir>> las
clases. En realidad, Carmen advierte un cambio en su existencia. Su angustia
actual la vincula con un acontecimiento reciente: unos meses antes ha conocido a
un hombre mucho mayor que ella, un profesor de francés que da clases
particulares a su hermano menor. se enamoró inmediatamente de él, y durante el
último trimestre no ha dejado de pensar en él y de tratar de verlo. Sin embargo,
en su presencia se siente completamente paralizada. El hombre se dio cuenta y le
preguntó qué pasaba, pero ella no pudo responderle. Poco a poco, fue
imaginando diferentes estrategias para decirle que lo amaba, pero ninguna le
pareció practicable. Progresivamente se dio cuenta de que era imposible que ese
amor fuera recíproco, y ese descubrimiento la aplastó: era una carga que no podía
compartir con nadie. Carmen no quiso que su padre o su madre (con la cual tenía
bastante intimidad) lo supiera, y finalmente pudo tomar conciencia de que ya no
veía a sus padres de la misma forma.
Bruscamente, dice, se le aparecieron no ya como padres, sino como seres
humanos corrientes. Seres humanos no siempre alegres. Y tampoco
necesariamente tranquilizadores, a veces lo contrario. Carmen experimentó una
verdadera conmoción. Añade que desearía más comprensión y disponibilidad por
parte de sus padres, pero que sabe que no puede contar con eso; ellos tienen sus
propios problemas y son mucho menos sólidos de lo que ella creía. Se

458
UN SALTO ADELANTE
preocuparan. Carmen prefiere guardar su angustia para sí. Antes, pensaba que
su padre era una <<roca>>; ahora, lo encuentra más bien <<bloqueado>>. En
cuanto a su madre, la juzga demasiado ansiosa, demasiado anulada y
dependiente de sus hijos. Por último, no tiene ningún deseo de parecerse a ella.
Confrontada a una situación nueva, a límites que nunca había imaginado, Carmen
ha cambiado profundamente; sus padres ya no representan un recurso, ni un
apoyo, ni menos aún un modelo. Su pasión súbita le ha servido de detonador; ha
crecido.
Evidentemente los jóvenes no son siempre justos en sus apreciaciones.
Precisamente porque tienen muchas dificultades por expresar un juicio acerca de
sus padres, a veces cometen errores… difíciles de aceptar. Pero si se logra tomar
un poco de distancia y comprender que en realidad es un camino positivo, que
permite que el hijo se convierta en adulto, se puede hacer gala de una relativa
serenidad ante estos ataques.
Al juicio crítico, a la <<decepción>> de los hijos se asocia generalmente un
desplazamiento de la idealización de los padres hacia otros personajes,
promovidos a la categoría - provisoria por lo demás - de <<héroes>> o de
<<ídolos>>. Amigos, profesores, artistas, se convierten así en modelos que
sustituyen a los adultos de la familia. Los adolescentes encuentran en ellos una
imagen protectora o valorizada, con la que pueden identificarse cuando han
<<rechazado>> la que les proponían sus padres. Esto constituye una transición
eficaz hacia la autonomía: los padres ya no pueden aportar esta imagen positiva
porque deben ser cuestionados. Ahora son los hijos que deben juzgar a sus
padres, pero esta necesaria inversión de papeles debe apoyarse en nuevas
referencias; una personalidad no se construye en el vacío.
Las primeras fiestas carnales
En familia, la sexualidad de los hijos es un tema tabú. Un adolescente no cuenta
nunca - salvo rarísimas excepciones - su primera experiencia sexual a sus
padres. Evidentemente es un momento muy importante, que significa el pasaje de
la infancia a la categoría de adulto. También es un momento delicado, pues toca
a la vez la intimidad de los adolescentes y la de los adultos, que no abordan
tampoco fácilmente la cuestión. A pesar de la reciente evolución de las
costumbres, demostrada por la legislación sobre la mayoría de edad, la
anticoncepción y la interrupción voluntaria del embarazo, las primeras relaciones
sexuales conservan un carácter secreto, o al menos privado.
Se trata de una particularidad occidental, y no de un rasgo universal. Antaño, en
Babilonia, los jóvenes asistían al acto de desfloración. En la Edad Media, troveros
y trovadores contaban las primeras fiestas carnales y, todavía en el siglo XIX, en
nuestros campos, se preparaba el acontecimiento en público, ritualmente, por
medio de sopas y bebidas afrodisíacas. En otras culturas, por ejemplo las del
Magreb, al día siguiente de la noche de bodas se expone la sábana manchada de

459
UN SALTO ADELANTE
sangre; en las llanuras del Brasil central, las indias muestran su sangre que corre
sobre hojas de palmera. Estos ritos, que hacen de la primera experiencia sexual
una etapa en la vida social, muestran la importancia que se le otorga
universalmente. Y no es porque en nuestra sociedad pase en silencio - dígase lo
que se quiera sobre la omnipresencia de la sexualidad de los jóvenes en la
publicidad y en los medios de comunicación de masas - que tiene menos
importancia.
El relato de Paul, que es una historia bastante corriente, muestra claramente que
la primera relación sexual no tiene nada de anodino. Sus padres vinieron a verme
para pedirme consejo. Tenían la impresión de que desde las vacaciones de
Pascua su hijo ya no era el mismo. Parecía mucho menos preocupado por su
escolaridad y mucho más distante respecto de sus padres; tampoco prestaba
atención a su manera de vestir o de peinarse. Sus padres habían llegado a
pensar que les estaba ocultando algo. Malas compañías, encuentros
inconfesables? Tal vez la droga? Los padres parecían desamparados e inquietos.
Paul, que los acompañaba, manifestaba cierta irritación. Al mismo tiempo, parecía
incómodo, y daba la impresión de que se sentiría aliviado si sus padres
comprendieran lo que había pasado. Cuando lo vi solo, le pregunté sin ambages
lo que le había pasado durante las famosas vacaciones de Pascua.
Inmediatamente me respondió, sin la menor reticencia, que había tenido entonce
sus primeras relaciones sexuales. Pero se sentía incapaz de decírselo a sus
padres.
Paul había salido de vacaciones con dos amigos, a una casa de campo donde
había estado por Navidad. Entonces había conocido a tres chicas que vivían en
los alrededores. Se había iniciado un flirt, pero nada más. En Pascua los tres
amigos, alentándose mutuamente, decidieron ir a buscarlas, con el proyecto
preciso de tener su primera aventura sexual. Y así lo hicieron: las chicas,
aparentemente más liberadas, habían comprendido bien por qué habían vuelto y,
según Paul, les habían facilitado la tarea. La experiencia no había sido muy
satisfactoria para Paul, poco informado de esas cosas. Según él, un dolor en la
espalda le había impedido estar a la altura.
Al regreso de esta escapada, que se puede calificar de iniciática, los tres
muchachos se habían contado cómo habían pasado la noche, probablemente
mejorando sus actuaciones. Y habían regresado muy orgullosos, armados de una
seguridad a toda prueba. Aparentemente. Pues al fin de las vacaciones, cuando
había que volver a casa, habían comenzado a sentirse incómodos. Paul en todo
caso tenía la impresión de guardar un secreto muy importante, aunque en el fondo
sabía que <<su aventura>> era completamente normal, y, al fin de cuentas, poco
extraordinaria. Sin poder explicárselo, no podía comunicarlo a sus padres, a pesar
del gran deseo que tenía de hacerlo. Sobre todo quería decírselo a su madre.
Evidentemente tenía necesidad de mostrarle cómo se separaba de ella, y que se
había convertido en un hombre. No es necesario contar una experiencia íntima

460
UN SALTO ADELANTE
para hacer comprender ese mensaje. Pero Paul probablemente estaba
demasiado obstaculizado por el silencio que había mantenido sus padres acerca
de estos temas como para hallar la forma de expresarse.
La liberalización de las costumbres pueden tener un efecto inesperado, un efecto
<<perverso>>; suministra a los padres un pretexto cómodo para librarse de toda
educación acerca del amor, delegando ese cuidado a los maestros o a los medios
de comunicación. Pero lo que es deseable es una educación en el sentido pleno
del término, que comience suficientemente temprano - es decir a los nueve o diez
años - y que prosiga bastante tiempo como para que los padres y los hijos hagan
un recorrido común sobre la cuestión.
Con demasiada frecuencia los padres no abordan el tema, o bien lo hacen de una
vez por todas, como si todo quedara resuelto a partir de una sola conversación.
Por supuesto que no se cumple con el papel de educador hablando continuamente
de sexualidad en la familia, sin matices y sin respeto de la intimidad, incluso
manifestando, como sucede a veces, un interés malsano por la vida sexual del
adolescente. Pero el silencio, o la explicación tipo coartada que cierra
<<definitivamente>> la cuestión, son actitudes nefastas que vuelven problemático
el acceso a la sexualidad adulta.
La sexualidad, es bueno recordarlo, no comienza en la pubertad. Freud fue el
primero en reconocer su existencia en el niño, que manifiesta una viva curiosidad
por las <<cosas sexuales>> y se forja diversas <<teorías>> sobre eso que lo
intriga: cómo se hacen los hijos, de dónde (literalmente) salen, qué significan las
diferencias anatómicas entre las niñas y los niños.
Evidentemente, la sexualidad de los adultos es muy diferente de la de los niños, y
no sólo porque el desarrollo fisiológico hace posibles las relaciones sexuales. No
se trata de un asunto del aparato genital. Es toda la personalidad del individuo,
con su vida imaginaria y con su historia, lo que se ha movilizado. Como todos los
psicólogos y psicoanalistas, veo la demostración cotidiana de ello. Las personas
vienen a consultarme por dificultades sexuales siempre tienen otros problemas,
otros interrogantes que resolver; inversamente, los que viven mal sus relaciones
afectivas o profesionales, sus relaciones con los demás, generalmente no tienen
una sexualidad satisfactoria.
Y es porque en el momento de la salida de la infancia, algo ha quedado
bloqueado.
Los primeros objetos de amor de un niño, los primeros seres a los que dedica su
afecto - y el niño no diferencia entre lo que es <<sexual>> y lo que no lo es - son
sus padres. Llega un momento (el famoso <<Edipo>>) en que está obligado a
renunciar a su deseo más caro, que es casarse <<más tarde>> con papá o con
mamá. Sigue un período de relativa calma, que generalmente se denomina
<<período de latencia>>.

461
UN SALTO ADELANTE
Con la pubertad, que abre nuevas posibilidades sexuales, los antiguos deseos
(que han sido reprimidos, no erradicados) resurgen. El incesto, al poder ser
realizado, se convierte en una verdadera amenaza para el adolescente. Entonces
está obligado a renunciar definitivamente a sus vínculos edípicos para ir a buscar
en otra parte sus objetos de amor. Al mismo tiempo, el adolescente debe elegir
una identidad sexual: durante la infancia podía aún, sin gran riesgo, ser a la vez
chico y chica, o al menos jugar a dos bandas.
El primer amor juega un papel importante en la elección sexual. En muchos
aspectos, queda del lado de la infancia: ingenuo, portador de una expectativa
desmesurada respecto del otro, al que se cree capaz de colmarle todas las
carencias, todas las esperanzas, así como el niño imagina a sus padres
todopoderosos. Al mismo tiempo, y es una de las enseñanzas fundamentales del
primer amor, aporta la experiencia de la desilusión. Al deslumbramiento pasional
sucede inevitablemente la decepción (la segunda a medida del primero) que
permite superar un modo de relación infantil con el otro. También aquí se
aprenden, seguramente, los balbuceos de la vida amorosa y sexual, que darán
forma a las relaciones ulteriores.
Es lógico que este proceso no suceda sin tropiezos. Se explica así también que la
sexualidad de los jóvenes no llegue ni fácil ni inmediatamente a su plenitud, en
contra de lo que ciertos medios de comunicación se complacen en difundir.
Naturalmente, esto no significa que la vida amorosa del adulto ignore la pasión.
Muy por el contrario, la sucesión pasión / decepción constituye el camino normal.
Pero cuando la primera decepción hipoteca toda la relación futura, la vida afectiva
queda marcada con su sello desde la infancia.
En este terreno como en otros, la línea recta no es forzosamente el mejor camino:
los giros, las crisis, los retrocesos forman parte del desarrollo fluctuante de los
sentimientos.

462
UN SALTO ADELANTE
LECTURA OBLIGATORIA

No. 15

CRISIS PREVISIBLES DE LA EDAD

ADULTA

Por: Gail Sheehy


CRISIS PREVISIBLES DE LA EDAD ADULTA

No somos distintos a un crustáceo especialmente resistente. La langosta crece


produciendo y desprendiéndose de una serie de duros caparazones protectores.
Cada vez que se expande desde el interior, debe deshacerse de la capa que la
limita. Queda expuesta y vulnerable hasta que, en su momento, crece un nuevo
caparazón para reemplazar al anterior.

Con cada paso de un estadio de crecimiento humano al siguiente también


nosotros nos vemos en la tesitura de deshacernos de una estructura protectora.
Quedamos expuestos y vulnerables, pero también en fermento y en embrión,
susceptibles de expandirnos en formas que antes desconocíamos. Dichos
desprendimientos pueden llevar varios años. Al salir de cada paso, empero,
ingresamos en un período más prolongado y más estable en el que podemos
esperar una relativa tranquilidad y la recuperación del equilibrio.

Todo lo que nos ocurre graduaciones, matrimonio, nacimiento de hijos, divorcio,


conseguir o perder un trabajo nos afecta. Estos hechos demarcadores son los
acontecimientos concretos de nuestras vidas. Empero, una etapa evolutiva no se
define en términos demarcadores, sino por una serie de cambios que se inician en
el interior. El impulso subyacente hacia el cambio se encontrara allí al margen de
que se manifieste o no, o se vea potenciado por un hecho demarcador.

La vida de una persona en cualquier momento dado incorpora tanto aspectos


externos como internos. El sistema externo está compuesto por nuestra calidad de
miembros de la cultura: nuestro trabajo, clase social, papel familiar y social, la
forma en que nos presentamos a y participamos del mundo. El campo interior se

471
CRISIS PREVISIBLE DE LA
EDAD ADULTA
refiere a los significados que dicha participación tiene para cada uno de nosotros.
¿hasta que punto se ven estimulados o burlados nuestros valores, y metas y
aspiraciones por nuestro actual sistema de vida? ¿cuántas partes de nuestra
personalidad podemos conservar y qué partes estamos suprimiendo? ¿Qué
sentimos sobre nuestra forma de vida en el mundo en cualquier momento dado?

Los cambios cruciales del hecho de sustentación comienzan a desequilibrar a una


persona en el campo interno, señalando la necesidad de cambio y del paso a un
nuevo plano en la nueva etapa de desarrollo. Estos cambios cruciales se producen
a lo largo de toda la vida, pero la gente se niega persistentemente a reconocer que
posee un sistema de vida interno. Si se le pregunta a cualquier persona que
parece deprimida por qué se siente así desplazará la mayoría el mensaje interior a
un hecho demarcador: “ Estoy así desde que nos cambiamos de casa, desde que
cambié de trabajo, desde que mi mujer volvió a la Universidad y se convirtió en
una maldita asistenta social vestida de arpillera” y así sucesivamente.
Probablemente en menos del diez por ciento dirá: « existe en mi interior una
perturbación cuyos términos exactos desconozco y que, aunque dolorosa, siento
que debo asumirla y superarla». Un número aún menor de personas logrará
explicar que la turbulencia que siente puede no tener ninguna causa externa. No
obstante, es algo cuya resolución puede prolongarse varios años.

Durante cada uno de estos pasos, lo que sentimos acerca de nuestra forma de
vida experimentará modificaciones sutiles en cuatro áreas de percepción. Una de
ellas es el sentido interior del yo con relación a otros. La segunda son las
proporciones de seguridad y peligro que sentimos en nuestras vidas. La tercera
se refiere a nuestra percepción del tiempo ¿Disponemos de mucho tiempo o
empezamos a sentir que éste se acaba? Por último, habrá un cambio en nuestro
sentido de vitalidad o estancamiento. Éstas son las vagas sensaciones que

472
CRISIS PREVISIBLE DE LA
EDAD ADULTA
componen el tono de fondo de vivir y conformar las decisiones sobre las que
actuamos.

Vivir la vida adulta no es fácil. Al igual que la infancia, cada paso no solo
representa nuevas tareas de desarrollo sino que exige dejar a un lado una serie de
técnicas que funcionaban con anterioridad. En cada paso se debe abandonar
alguna magia, se debe desprender alguna querida ilusión de seguridad y sentido
cómodamente familiar del yo, para permitir la mayor expansión de nuestra propia
singularidad.

Lo que quiero decir es que debemos estar dispuestos a cambiar de silla si


deseamos madurar. No existe una compatibilidad permanentemente entre una
silla y una persona. Tampoco existe un única silla adecuada. La que en una etapa
es conveniente puede resultar restrictiva o demasiado blanda en otra. Durante el
paso de un estadio a otro,. Nos encontramos entre dos sillas. Tambaleantes, que
duda cabe, pero evolucionando. Si de algo llegue a convencerme en el curso de la
recolección de las historias de vida que informan esta obra, fue esto: los
momentos de crisis, de ruptura o de cambio constructivo, no son previsibles sino
deseables. Significan madurez.

Naturalmente, ésta no es la única alternativa. Si el funcionamiento de la vida


adulta parece demasiado difícil, uno siempre tiene la posibilidad de instalarse en
un «hogar permanente», de acomodar todo el sistema de vida alrededor de aquel:
el trabajo, las escuelas para los hijos, las actividades sociales y todo lo demás.
Después, cuando los redobles de una nueva etapa de desarrollo empiecen a
sonar en nuestro interior, podemos manifestar la imposibilidad de alcanzar el
cambio.

473
CRISIS PREVISIBLE DE LA
EDAD ADULTA
Cuando los reveses económicos obligan a una persona joven a abandonar los
estudios y empieza a trabajar, cuando el casamiento no se produce en el
momento ansiado, cuando el niño nace excesivamente temprano o tarde, cuando
la gente no parece, sencillamente, poder alcanzarse a si misma y su realización
profesional se retarda, se produce lo que podríamos calificar como hechos
intempestivos. Éstos perturban la secuencia y el ritmo del ciclo vital esperado. Las
personas cuyas vidas se han visto singularmente conformadas por hechos
intempestivos se aferrán a algo para explicar lo que previeron.

A menudo oímos decir « Soy un pobre tardío» también « Ella se destaco


prematuramente» o «El es un caso perdido» o «Es una oportunista». Aunque el
resultado sea favorable el enano de Wall Street brota tardíamente como escultor o
la novia veterana y su joven príncipe se ven transportados a un país de ensueño,
existe una importuna sensación de que algo está fuera de lugar. Por un lado, la
sociedad ofrece muy poco apoyo a quienes zigzaguean fuera de la senda de
desarrollo conocido. Las habladurías les marginan como extraños porque desafían
la sensatez convencional y amenazan al resto de la manada. Aún más, afirma la
psicosocióloga Bernice L. Neugarten, hablamos mucho acerca de la identidad del
rol sexual pero rara vez mencionamos la poderosa influencia de la «identidad del
rol de la edad»

¿y al individuo comprometido cuya trayectoria extrema es aplaudida, también


puede tendérsele la zancadilla? El niño tenaz totalmente resuelto a cumplir su
objetivo, que ha dedicado muy poco tiempo a construir relaciones emocionales,
puede ignorar durante años formativos la sensación de vacío interior. La sociedad
lo aguijonea. O la aguijonea: piénsese en Dorothy Parker, en Marilyn Monroe y, en
este sentido, en todas las estrellas cinematográficas. Después de dedicar todas
sus energías a avanzar a la máxima velocidad por una vía estrecha, los
superastros pueden sufrir una fuerte conmoción en el paso de la edad mediana, al

474
CRISIS PREVISIBLE DE LA
EDAD ADULTA
descubrir que en realidad han quedado atrás. Por otro lado, la gente que se
compromete a fondo con un objetivo y lo cumple satisfactoriamente, en
oportunidades florece en la mitad de la vida, cuando se liberan sus emociones
hasta entonces descuidadas, lo que para él puede significar una renovación.

Existen otros acontecimientos que el individuo no puede prever: una guerra, una
depresión económica, la muerte de uno de los padres, o de un hijo, o de un
cónyuge, o una amenaza real a la propia vida , como la que yo experimenté en
Irlanda. Designo a estos hechos con el nombre de accidentes vitales.

Como el golpe de un accidente vital es más duro si coincide con un paso crítico
del ciclo vital, puede forzarnos a resolver más eficazmente las cuestiones de este
paso. Sin embargo, algunos de los hombres que sólo habían abandonado a
medias el refugio de sus padres y tratando de aferrarse a un empleo cuando la
Depresión de 1930 hizo temblar el suelo debajo de sus pies, se vieron
permanentemente afectados por la inquietud de la seguridad en el trabajo.

DOS PAREJAS DE GENERACIONES

Además de que por la edad, la etapa y el género, el desarrollo de nuestra


personalidad se ve influido por la generación y el cambio social. en un sentido
general, nos apoyamos en el sencillo y obvio método de definir a la gente por la
generación a la que pertenece:« es un viejo radical de los años treinta», o «Es una
chica de los años sesenta». Yo pongo el énfasis en los cambios interiores más
sutiles a nuestra evolución cronológica. Considero que merecen atención, no
porque sea necesariamente el factor más decisivo en nuestro desarrollo como
adultos, sino porque generalmente los ignoramos.

475
CRISIS PREVISIBLE DE LA
EDAD ADULTA
En mi investigación conocí a una familia tradicional, soñadores del sueño
americano, sin ninguna crisis manifiesta en su historia, y estudié a cada uno de
sus miembros. Me referiré a ellos como a «los Babcock». No he modificado nada,
salvo sus nombres. resultó de gran utilidad comparar dos fotos del álbun de familia
Babcok. Una de ellas había sido tomada en 1947: la novia y el novio, Ken y
margaret. La otra, de 1974, corresponde a su hijo Donald y la novia de éste,
Bonni. Entre ambas parejas se extienden veinticinco años de historia y sistemas
de valores cambiantes. ¿Cuáles son las diferencias de sueños? ¿qué visiones del
matrimonio, qué objetivos para el futuro, qué visión general de sí mismo distingue
la pareja cuando se hace a la vela en el mundo adulto?.

Algunos dirán que las dos generaciones pueden ser fácilmente reconocibles. He
aquí las palabras de los dos protagonistas:

PAREJA A

refiriéndose a sí mismos a los veintidós años, el hombre dice: Muchas cosas


provienen de mi padre. El estimuló intensamente mi participación en deportes y
competiciones. Mi padre había pertenecido al equipo de natación de Yale. Quería
que yo hiciera lo mismo. Aunque me iba realmente bien en las ciencias, me
empujo a tomar clases suplementarias. «siempre es bueno tener una carta más
alta de la que se necesita», era el consejo que daba a todos sus hijos: un as en la
manga para la seguridad económica.

¿Qué me decidió a casarme? Bueno, fue conocerla y enamorarme, saber que era
lo que debíamos hacer: Pasar el resto de nuestras vidas juntos. Yo quería una
familia muy unida. quiero decir que los lazos como los de la familia de ella y eso
me atrajo.

476
CRISIS PREVISIBLE DE LA
EDAD ADULTA
En cuanto a mi propio futuro, todo era cuestión de alcanzar una serie de metas.
Quería ver en marcha algunas de mis ideas; era cuestión de trabajar y ponerlas en
práctica. En la Facultad me sentí muy excitado llevando a cabo mi propia
investigación.

Pero cuando mis amigos me proponían que hiciéramos negocios, yo me daba


cuenta que solo la investigación no era suficiente. Ella interviene con un
comentario: Es que la investigación no iba acompañada de una compensación
económica.

El: consideré los negocios más que nada como un medio.

Aprovechar el gran momento. En realidad, no me gusta tener que preocuparme


por el dinero y deseo hacerla feliz.

El punto de vista de ella con respecto al sueño de él: de acuerdo, yo sabía que él
amaba la investigación. Pero después de seis meses de trabajar en la puesta en
marcha de su nueva empresa, me dijo: « lo hago porque quiero poder darte todo lo
que deseas», refiriéndose a cuestiones materiales. Yo le pregunte: “¿Pero
realmente quieres hacerlo? Sé cuánto te gusta la investigación. En ese momento
me di cuenta de que la aventura comercial era un gran desafío para él. Había
llegado a tener afecto a las máquinas comerciales.

El introduce una corrección: bueno, un interés.


Ella: Un enorme interés.
El: Lo considera una herramienta.
Ella: Eso es algo sobre lo que solíamos discutir. Le dije que se estaba desviando.
Era sofocante.

477
CRISIS PREVISIBLE DE LA
EDAD ADULTA
Ella, refiriéndose a sus propios objetivos y ambiciones: Había una serie de
actividades que realmente me interesaban. Especialmente la psicología. Pero no
pude planificar mi futuro. En realidad, dependía de él. Por eso cambié tres veces
de Facultad: su carrera estaba primera. A mí me gustaba mucho trabajar con
niños con problemas, en realidad, con todos los niños. Mi idea consistía en
trabajar hasta los treinta y después tener hijos hasta los cuarenta: una verdadera
madre y ama de casa típica.

PAREJA B

El, refiriéndose a su sueño a los veintiún años: Cuando era pequeño me


enseñaron a perseguir el éxito económico. A ser un buen proveedor para mi
familia. Planta los pies en la tierra y cumple.

Esto es lo que me repitieron incansablemente desde que tenía corta edad y ésta
es la meta que me fijé: tener hijos, mantener a mi esposa, poseer una hermosa
casa, enviar a mis hijos a Yale, como hizo mi padre, y ser un éxito en los negocios.

¿Qué me llevo a casarme? Cuando nos conocimos, ambos éramos muy jóvenes e
inmaduros. Mi padre pensaba que ella era maravillosa. Mi familia era menos
pudiente que la de ella.

El punto de vista de ella: Yo me encontraba muy sola. Una de las razones por las
que quería casarme con él era la de tener una gran familia. El era muy dinámico.
Pensaba que era capaz de hacer cualquier cosa.

El protesta: puedo.
Ella se corrige: Sí, creo que es mucho lo que él puede hacer.
Pero uno nunca sabe a dónde le conducirá.

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CRISIS PREVISIBLE DE LA
EDAD ADULTA
Las aspiraciones de ella: Pasé un año en la Universidad, especializándome en
radio y televisión. Después renuncié a la idea de un trabajo que tuviera que ver
con ese campo. Sólo trabajé para ganar algo de dinero. Nada creativo. En
realidad, no me entregaba a lo que hacía. Mi deseo era casarme y tener una gran
familia.

La pareja A está formada por el hijo, Donnald, y su prometida, que actualmente


tienen veintidós años respectivamente. La pareja B la componen Margaret
cuarenta y seis años y kent, el padre de 48 años. Si usted tuvo algún problema en
diferenciar los sueños y los valores de los dos conjuntos generacionales, se
encontró en la misma confusión que afecta a los Babcock.

Como señala el padre con orgullo, su hijo sigue exactamente sus propios pasos:

Obtuve mi diploma en Yale y me case a la semana siguiente. Donald está


exactamente en la misma posición.

De igual modo que todos crecemos y envejecemos gradualmente, el sistema de


vida interior tiene su propio reloj inquebrantable. Probablemente en algún
momento de nuestra vida todos nos sentimos como el hombre que aúlla, sin ser
oído, en una historieta de Jules Feiffer (véase pagina de enfrente)

No obstante, los acontecimientos que exigen una acción antes de que estemos
preparados, a menudo tienen el benéfico efecto de lanzarnos a la siguiente etapa
de evolución a pesar de nosotros mismos.

Como veremos más adelante, cada persona aborda los peldaños en su estilo de
avance característico. algunas personas nunca llegan a completar toda la

479
CRISIS PREVISIBLE DE LA
EDAD ADULTA
secuencia. Ninguno de nosotros «resuelve» en un paso por ejemplo, saltando del
hogar familiar a un trabajo o al matrimonio los problemas que se derivan de la
separación de quienes nos han cuidado en la infancia.

Tampoco «alcanzamos» la autonomía de una vez para siempre al convertir


nuestros sueños en metas concretas, incluso si las alcanzamos. Las cuestiones o
los objetivos centrales de un período nunca son plenamente completados y
dejados de lado. pero cuando pierden su primacía y la estructura de vida de un
momento dado ha cumplido su propósito, estamos preparados para pasar al
periodo siguiente.

¿Cómo es posible alcanzar el propio nivel? Lo que a nosotros pueda parecerles


apatía, terquedad, una delirante negativa afrontar una tarea obvia, puede ser para
una persona el único desvío que posteriormente la llevará al otro lado. Los logros
evolutivos alcanzados pueden perderse…… y luego volver a ganarse. Es posible
aunque no pueda demostrarse que el dominio sobre el conjunto de cometidos nos
fortifique para el próximo período y el siguiente conjunto de desafíos. Pero es

480
CRISIS PREVISIBLE DE LA
EDAD ADULTA
importante no pensar demasiado mecánicamente. Las máquinas operan por
unidades. la burocracia opera (supuestamente) paso a paso. Los seres humanos,
gracias a Dios, poseen una dinámica interna individual que jamás puede ser
codificada en forma exacta.

Aunque se ha señalado las edades en que es probable que los estadounidenses


superen cada etapa, y las diferencias entre hombres y mesurada a la edad. Lo
importante son las etapas, y especialmente, la secuencia.

A continuación presentamos un breve bosquejo de la escala evolutiva.

ARRANCAR RAICES

Antes de los dieciocho, la divisa es clara y contundente; «tengo que alejarme de


mis padres» Pero rara vez las palabras se relacionan con la acción. Por lo general,
cuando todavía estamos dentro de la seguridad de nuestra familia, aunque
estudiemos lejos, sentimos que nuestra autonomía se encuentra sometida a una
constante erosión.

Después de los dieciocho empezamos a arrancar raíces con fruición. La


Universidad, el servicio militar y los viajes cortos son los vehículos que
habitualmente proporciona nuestra sociedad para los primeros viajes de ida y
vuelta entre la familia y nuestra independencia. En el intento por separar nuestra
visión del mundo de la de nuestra familia, a pesar de las violentas protestas en
sentido contrario «se exactamente lo que quiero» vamos detrás de cualquier
creencia a la que podemos llamar propia. Y en el proceso de experimentación de
esas creencias, a menudo nos sentimos atraídos por las novedades,

481
CRISIS PREVISIBLE DE LA
EDAD ADULTA
preferentemente por aquellas que son más misteriosas e inaccesibles para
nuestros padres.

Cualquiera sean las tentativas de adhesión que probemos en el mundo, nos


acecha el temor de que en realidad somos chicos que no pueden cuidarse solos.
Encubrimos ese temor con actos de desafío y fingida confianza. Nos volvemos a
nuestros contemporáneos en busca de aliados que sustituyan a nuestros padres.
Aquéllos se convierten en conspiradores y en tanto que su perspectiva engrana
con la nuestra, sustituyen el santuario familiar. Pero esto no perdura demasiado
tiempo. En cuanto se apartan de los pocos sólidos ideales de «nuestro grupo», se
consideran traidores. Es corriente volver de rebote a la familia entre los dieciocho
y los veintidós años.

Los cometidos de este paso consisten en situarnos en un rol grupal de pares, en


un rol sexual, en una ocupación, en una ideología o visión del mundo. Como
resultado de ello, adquirimos el ímpetu necesario para abandonar físicamente el
hogar y para que nuestra identidad empiece a abandonar emocionalmente el
hogar.

Incluso en el momento en que una parte de nosotros intenta ser un individuo, otra
parte ansía restablecer la seguridad y el confort que suponen unirse a otro. Así,
uno de los mitos más populares de este paso indica que podemos reforzar nuestra
evolución asimilándonos a una persona fuerte. Pero la gente que se casa durante
este periodo, a menudo prolonga los lazos económicos y emocionales con la
familia y con los parientes, lo que dificulta que se llegue a ser autosuficiente.

Un paso tormentoso a través de los años de la etapa de arrancar raíces,


probablemente facilitará la progresión normal de ciclo vital adulto. Si no se

482
CRISIS PREVISIBLE DE LA
EDAD ADULTA
produce una crisis de identidad en este punto, surgirá durante una transición
posterior, en la que quizá resultará más difícil soportar las penurias.

LOS PENOSOS VEINTE

Los penosos veinte nos sitúan frente al problema de cómo participar en el mundo
adulto. Nuestro centro de atención diverge del tumulto interior de los últimos
momentos de la adolescencia «¿quien soy yo?» y pasamos a preocuparnos por la
elaboración de lo externo: «¿Cómo pongo en marcha mis aspiraciones?» «¿ A
dónde voy?» «¿Quién puede ayudarme?» «¿cómo lo hicieron ustedes?»

en este periodo, es más prolongado y estable que el paso que conduce a él, las
tareas a realizar son tan grandiosas como vigorizantes: dar forma a un sueño, esa
visión de nosotros mismos que generará energía, vitalidad y esperanzas.
Prepararse para una vida de trabajo. Si es posible encontrar un mentor. Y dar
forma a la capacidad de intimidad sin perder, el proceso, la consistencia del yo
que hasta ese momento hemos plasmado. Debe erigirse la primera estructura de
prueba al rededor de la vida que decidimos intentar.

Hacer lo que «debemos« es el tema omnipotente de los veinte. Los «debo» se


definen fundamentalmente por los modelos familiares, la prensa de la cultura o los
prejuicios de nuestros iguales. Si las costumbres culturales predominantes indican
que uno debe casarse e instalarse a puertas cerradas, nace una nueva familia
nuclear. Si nuestros iguales insisten en que uno sólo debe hacer lo que le es
propio, es muy probable que la persona de veinticinco años se encarame a una
Harley -Davidson y eche humo por la ruta en el cumplimiento del compromiso de
no tener compromisos.

483
CRISIS PREVISIBLE DE LA
EDAD ADULTA
Uno de los aspectos aterradores de la década de los veinte años es la convicción
interna de que las elecciones que hacemos son irrevocables. Este es un temor
falso. El cambio siempre es posible y alguna alteración de nuestras elecciones
originales resulta probablemente inevitable.

Como siempre, están presentes dos impulsos. Uno de ellos es el de construir una
estructura firme y segura para el futuro mediante compromisos profundos:
«asentarse» pero es probable que quienes se deslizan por un camino ya abierto
sin hacer un examen a fondo, se encuentren encerrados.

El otro impulso es el de explotar y experimentar, manteniendo provisionalmente


cualquier estructura, de modo que sea fácilmente reversible. En una forma
extrema, esto es lo que hacen las personas que pasan de un trabajo a otro y de
una relación personal limitada a otra, dejando transcurrir la veintena en estado de
transeúnte.

Aunque las elecciones de esta década no son irrevocables, establecen una pauta
de vida. Algunos siguen la pauta del encierro, otros las de ser transeúntes, unos
las del niño prodigio, otros la pauta de dispensadores de cuidados, y muchas más.
Dichas pautas influyen profundamente en los aspectos concretos planteados por
cada persona durante cada paso, de modo que en el curso de esta obra
esbozaremos loa más comunes.

Animados por poderosas ilusiones y por la fe en el poder de la voluntad, por lo


común en los veinte insistimos en que el camino que hemos escogido es el único
auténtico de la vida. Nos encogemos de hombres frente a la más leve insinuación
de que somos como nuestros padres, de que dos décadas de permanecer junto a
ellos pueden reflejarse en nuestros actos y actitudes actuales.
-Yo no- es el lema- yo soy diferente.

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CRISIS PREVISIBLE DE LA
EDAD ADULTA
ALCANZAR LOS TREINTA

Impacientes por dedicarnos a los «debo», a medida que nos aproximamos a los
treinta surge desde el interior una nueva vitalidad.

Tanto los hombres como las mujeres expresan que se sienten demasiado
limitados y restringidos. De ello culpan a todo tipo de cosas, pero las restricciones
se refieren a los efectos de la profesión y las elecciones personales de los veinte.
Pueden haber sido elecciones perfectamente adecuadas para aquella etapa, pero
ahora ya no encajan como antes. Algún aspecto interior que fue dejado de lado
pretende hacer patente su existencia. Deben hacerse nuevas e importantes
elecciones y alterarse o profundizarse compromisos. La tarea implica grandes
cambios, torbellinos y a menudo crisis: una simultánea sensación de estar en el
fondo y querer surgir.

Una respuesta habitual consiste en desbaratar la vida que nos hemos esforzado
por consolidar entre los veinte y los treinta. Esto puede significar emprender un
camino secundario hacia una nueva visión, o convertir el sueño de «presentarse
para presidente» en una meta más realista. La persona soltera siente el impulso
de encontrar un compañero. La mujer que antes se sentía contenta en su casa,
con los hijos, ansía aventurarse en el mundo. La pareja sin hijos reconsidera la
idea de tenerlos. Casi todos los que están casados en especial aquellos que lo
están desde hace siete años se sientes insatisfechos.

Si el descontento no conduce al divorcio, exigirá o debería exigir una seria revisión


del matrimonio y de las aspiraciones de cada miembro al alcanzar los treinta. La
esencia de esta condición fue expresada por un adjunto de un bufete jurídico de
Wall Street, de 29 años de edad.

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CRISIS PREVISIBLE DE LA
EDAD ADULTA
-Estoy pensando en dejar la empresa. Hace cuatro años que trabajo aquí y estoy
en buena posición, pero no tengo clientes propios. Me siento débil. Si espero
mucho más, será demasiado tarde, demasiado cerca del fatídico momento de
tomar la decisión de asociarme o no. yo estoy orientado hacia el éxito. Pero la idea
de tener cincuenta y cinco años y estar atado a un trabajo monótono, me vuelve
loco. Ya me está volviendo un poco loco. Yo diría que el ochenta y cinco por
ciento del tiempo disfruto plenamente de mi trabajo. Pero cuando me cae en
suerte un caso retorcido, salgo del juzgado preguntándome: «¿Qué estoy
haciendo aquí?» tengo la sensación visceral de estar perdiendo el tiempo. Ahora
estoy tratando de encontrar alguna forma de hacer una contribución social o de
asomar la cabeza en el gobierno municipal. Sigo diciéndome que tiene que haber
algo más.

Además del impulso de ampliarse profesionalmente, siente el deseo de expandir


su vida personal. Desea tener dos o tres hijos más.

Para mí ha adquirido gran significación el concepto de hogar, de un lugar en el


que apartarme de los problemas y descansar.

Amo a mi hijo de una manera que no había imaginado. Nunca pude vivir solo.

Consumido por la tarea de tomar decisiones críticas, pone de manifiesto el cambio


esencial que se produce a esta edad: la necesidad absoluta de ocuparse más de
sí mismo. El yo tiene ahora un nuevo valor y su competencia ha quedado
demostrada.

Su mujer lucha con sus propias prioridades de los treinta años.

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CRISIS PREVISIBLE DE LA
EDAD ADULTA
Quiere estudiar pero desea tener más hijos. Si decide quedarse en su casa, quiere
que él dedique más tiempo a la familia en lugar de ampliar los compromisos
profesionales. A la vez, él manifiesta que lo que espera de su esposa es:

Quisiera no ser molestado. Parece cruel, pero me gustaría no tener que


preocuparme por lo que hará ella la semana que viene.

Por tal razón le he dicho en diversas oportunidades que debería hacer algo . por
ejemplo, volver a estudiar y graduarse de asistente social, o licenciarse en
geografía, o cualquier otra cosa. Algo que le permita realizarse para que yo no
tenga que preocuparme por sus problemas. Quiero que tome decisiones con
respecto a sí misma.

La dificultad del consejo que se le da a la esposa es que tiene como punto de


origen la comodidad de él y no la evolución de ella.

La mujer capta inmediatamente la falta de interés: está tratando de quitársela de


encima. Al mismo tiempo, él niega a ella la misma libertad de ser «egoísta« en la
toma de una decisión independiente para ampliar sus propios horizontes. Ambos
perciben la carencia de reciprocidad. Y esto es lo que significa para la pareja
alcanzar los treinta.

ARRAIGO Y EXPANSION

A principios de los treinta la vida se vuelve menos provisional, más racional y


ordenada. Empezamos a instalarnos en el pleno sentido de la palabra. La mayoría
de nosotros empieza a echar raíces y a lanzar nuevos brotes. La gente compra
casas y toma con mucha seguridad lo de escalar posiciones en su carrera. En
especial los hombres se preocupan por «lograrlo«. Por lo general la satisfacción

487
CRISIS PREVISIBLE DE LA
EDAD ADULTA
matrimonial rueda cuesta abajo durante los treinta ( en caso de quienes siguen
juntos) comparada con la pareja de elevadas miras y valores de los veinte. Esto
coincide con la reducida vida social de la pareja fuera de la familia y de la atención
de la crianza de los hijos.

LA DECADA TOPE

Mediados los treinta nos encontramos en un cruce de caminos. Hemos llegado a


la mitad de muestra ruta. Pero aunque nos estamos acercando a la flor de la vida,
ya empezamos a ver que hay un lugar en el que ésta concluye. El tiempo empieza
a atenazarnos.

La pérdida de la juventud, la pérdida del poder físico que siempre hemos dado por
obvio, la marchita firmeza de roles estereotipados con los que hasta entonces nos
hemos identificado, el dilema espiritual de no tener respuestas
absolutas….cualquiera de estas situaciones pueden otorgar a este paso el
carácter de crisis.

Estos pensamientos se abren paso en la década que va de los treinta y cinco a los
cuarenta y cinco a la que podemos designar Década Tope. Es una época de
riesgos y oportunidades. Todos tenemos la posibilidad de reelaborar la estrecha
identidad por la que nos definimos en la primera mitad de nuestra vida. Quienes
son capaces de aprovechar al máximo esta oportunidad, sufrirán una verdadera
crisis de autenticidad.

Para superar esta crisis de autenticidad, debemos volver a examinar nuestros


objetivos y reflexionar sobre la forma de emplear nuestros recursos en lo sucesivo.
«¿Por qué hago todo esto?», «¿en qué creo realmente?». no importa lo que
hallamos estado haciendo, partes de nosotros que han sido suprimidas

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CRISIS PREVISIBLE DE LA
EDAD ADULTA
necesitarán encontrar expresión los «los malos» sentimientos exigirán ser
reconocidos junto a los buenos.

Aterroriza avanzar por el traicionero puente que conduce a la segunda mitad de la


vida. No podemos llevarnos todo con nosotros en este viaje a través de la
incertidumbre. En el camino descubrimos que estamos solos. Ya no tenemos que
pedir permiso porque somos los proveedores de nuestra propia seguridad.
Debemos aprender a darnos permiso a nosotros mismos. Tropezamos con
aspectos femeninos y masculinos de nuestra naturaleza que por lo general hasta
ese momento habían permanecido ocultos. Hay penas porque está agonizando
el viejo yo. Asumiendo nuestras partes acalladas e incluso las no deseadas nos
preparamos a nivel interior para la reintegración de una identidad que es nuestra y
sólo nuestra, no para una forma artificial compuesta con el fin de complacer a la
cultura o nuestros compañeros. Al principio el paso es oscuro. Pero si nos
desmontamos podemos vislumbrar la luz y reunir todas nuestras partes en una
renovación.

Las mujeres son consientes de hallarse en ese cruce de caminos interior antes
que los hombres. Al aguijón del tiempo a menudo obliga a la mujer a detenerse y
hacer un examen general a los 35 años. No importa cuáles sean las opciones que
ya ha tomado, siente una urgencia de «última oportunidad» de revisar las
oportunidades que ha dejado de lado y aquéllas que la edad y la biología
suprimirán en un futuro ahora previsible. Con todos sus dilemas y confusiones
acerca de dónde empezar a buscar un nuevo futuro, habitualmente disfruta de una
sensación de alivio. La energía empieza a crecer. Tiene mucho que hacer.

También los hombres sienten el peso del tiempo a mediados de los treinta. La
mayoría responde apretando más a fondo el acelerador de su carrera. Se trata de
su «última oportunidad» de apartarse de la manada. Ya no resulta suficiente ser

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CRISIS PREVISIBLE DE LA
EDAD ADULTA
un leal segundo ejecutivo, un prometedor novelista joven, un abogado que realiza
algún trabajo pro bono como tarea paralela. Cuando llega este momento quiere
participar en la administración ejecutiva, ser reconocido como escritor, o político
activo con su propio programa legislativo. Descubre con cierta desazón, que ha
sido demasiado ansioso por complacer y demasiado vulnerable a la crítica. Ahora
quiere poner a flote su propio barco.

Durante este período de intensa concentración en el progreso externo, es habitual


que los hombres no tengan conciencia de los más espinosos problemas internos
que les empujan hacia adelante.

El análisis que se descuidó a los 35, vuelve crucial a los cuarenta.

No importa hasta donde haya llegado, a los cuarenta el hombre normalmente se


siente deteriorado, inquieto, agobiado y desvalorizado. Se preocupa por su salud.
Se pregunta: «¿esto es todo?». es posible que lleve a cabo el apartamiento de
una serie de líneas básicas establecidas a lo largo de su vida, incluyendo el
matrimonio.

Son cada vez más los hombres que intentan una segunda carrera en la mitad de
su vida. Algunos se vuelven autodestructivos. Muchos experimentan un importante
cambio de dirección volcando todas sus energías en su propio proceso: entra en
juego un aspecto sentimental más tierno. Se interesan por desarrollar un yo ético.

RENOVACION O RESIGNACION

En algún punto, mediados los cuarenta, se recupera el equilibrio, se alcanza una


nueva estabilidad que puede resultar más o menos satisfactoria.

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CRISIS PREVISIBLE DE LA
EDAD ADULTA
Si uno se ha negado a vivir la transición de la mitad de la vida, la sensación de
deterioro se calcificará en resignación. Uno a uno se alejarán las seguridades y el
apoyo de la persona que permanece quieta. Los padres se convertirán en hijos;
los hijos se volverán extraño; un compañero evolucionará o se alejará; la carrera
se transformará en un simple trabajo…. Y cada uno de estos acontecimientos se
sentará como un abandono. Es probable que vuelva surgir la crisis de los 50, y
aunque esta vez el golpe será más fuerte, la sacudida puede ser exactamente lo
que necesita la persona resignada de edad madura para buscar la revitalización.

Por otro lado….

Si en el paso de la mediana edad nos hemos conformado y hemos descubierto


una renovación de los objetivos alrededor de los cuales estamos ansiosos por
construir una estructura vital más auténtica, éstos pueden ser los mejores años. La
felicidad personal gira bruscamente en sentido ascendente para los compañeros
que ahora son capaces de aceptar el siguiente hecho: «No puedo esperar que
nadie me comprenda plenamente». Podemos perdonar a nuestros padres las
dificultades de nuestra infancia. Podemos dejar ir a los hijos sin que nos
provoquen un silencio mortal. A los cincuenta surge una calidez y maduración. La
amistad llega a ser más importante que nunca y lo mismo ocurre con la intimidad.

Teniendo en cuenta qué es lo más menudo proclama la gente que ha


sobrepasado la mitad de la vida, el lema de esta etapa podría ser: «basta de
tonterías»

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CRISIS PREVISIBLE DE LA
EDAD ADULTA
LECTURA OBLIGATORIA

No. 16

LA VEJEZ: INTRODUCCION

Por: Simone de Beavouir


LA VEJEZ

Cuando Buda era todavía el príncipe Sidarta, encerrado por su padre en un


magnífico palacio, se escapó varias veces para pasearse en coche por loa
alrededores. En su primera salida encontró a un hombre achacoso, desdentado,
todo lleno de arrugas, canoso, encorvado, apoyado en un bastón, balbuceante y
tembloroso. Ante su asombro, el cochero le explicó lo que es un viejo: “Que
desgracia - exclamó el príncipe- que los seres débiles e ignorantes, embriagados
por el orgullo propio de la juventud no vean la veje. Volvamos rápido a casa. De
qué sirven los juegos y las alegrías si soy la morada de la futura vejez”.

Buda reconoció en un anciano su propio destino porque, nacido para salvar a los
hombres, quiso asumir su condición total. En eso ese diferenciaba de ellos, que
eluden los aspectos que les desagradan. Y en particular la vejez. Norteamérica
ha tachado de su vocabulario la palabra muerte; se habla del ser querido que se
fue: asimismo evita toda referencia a la edad avanzada, En Francia, actualmente,
es también un tema prohibido. Cuando al final de la fuerza de las cosas infringí
ese tabú, ¡qué indignación provoque!. Admitir que yo estaba en un umbral de la
vejez era decir que la vejez acechaba a todas las mujeres, que ya se había
apoderado de muchas. ¡Con amabilidad o con cólera mucha gente, sobre todo
gente de edad, me repitió abundantemente que la vejez no existe!.

Hay gente menos joven que otra, eso es todo. Para la sociedad, la vejez parece
una especie de secreto vergonzoso del cual es indecente hablar. Sobre la mujer,
el niño, el adolescente, existe en todos los sectores una abundante literatura;
fuera de las obras especializadas, las alusiones a la vejez son muy raras. Un
autor de historietas cómicas tuvo que rehacer toda una serie porque había incluido
entre sus personajes a una pareja de abuelos: “Suprima a los viejos”, le

493
LA VEJEZ
ordenaron.1 Cuando explico que estoy trabajando en un ensayo sobre la vejez, las
más de las veces me dicen: «¡Qué idea... ! ¡ Si usted no es vieja... ! Qué tema
triste... ».

Justamente por eso escribo este libro: para quebrar la conspiración del silencio.
La sociedad de consumo, observa Marcuse, ha sustituido la conciencia
desdichada por una conciencia feliz y reprueba todo sentimiento de culpa. Hay
que perturbar su tranquilidad. Con respecto a las personas de dad, es no sólo
culpable sino criminal. Escudada en los mitos de la expansión y la abundancia,
trata a los ancianos como parias. En Francia, donde la proporción de viejos es la
más alta del mundo – el 12% de la población tiene más de 65 años, están
condenados a la miseria, a la soledad; a la invalidez, a la desesperación. En los
Estados Unidos su suerte no es más afortunada. Para conciliar esta barbarie con
la moral humanista que profesa, la clase dominante toma el partido cómodo de no
considerarlos como hombres; si se escuchara su voz habría que reconocer que es
una voz humana; yo obligaré a mis lectores a escucharla. Describiré la situación
que se les presenta y la manera en que la viven; diré lo que- desnaturalizado por
las mentiras, los mitos, los estereotipos de la cultura burguesa – pasa realmente
en sus cabezas y en sus corazones.

La actitud de la sociedad con respecto a ellos es por lo demás de una profunda


duplicidad. En general no considera a la vejez como una clase de edad definida.
La crisis de la pubertad permite trazar entre el adolescente y el adulto una línea de
demarcación que no es arbitraria sino dentro de límites estrechos: a los 18, a los
21 años, los jóvenes son admitidos en la sociedad de los hombres. Casi siempre
esta promoción va acompañada de «ritos de pasaje». El momento en que
comienza la vejez está mal definido, varía según las épocas y los lugares. En
ninguna parte se encuentran «ritos de pasaje» que establezcan un nuevo

1
Referido por Francois Garrigue, Dernières nouvelles d’Alsace, 12 de octubre de 1968,

494
LA VEJEZ
estatuto.2 En política, el individuo conserva toda su vida los mismos derechos y los
mismos deberes. El código civil no establece ninguna distinción entre un
centenario y un cuadragenario. Los juristas consideran que fuera de los casos
patológicos la responsabilidad penal de los hombres de edad es tan cabal como la
de los jóvenes3. Prácticamente no se lo considera una categoría aparte y por lo
demás ellos no lo querrían; existen libros, publicaciones, espectáculos, emisiones
de televisión y de radio destinados a los niños y a los adolescentes: a los viejos,
no.4 En todos esos planos se los asimila a los adultos más jóvenes. Sin embargo,
cuando se decide su condición económica parece considerarse que pertenecen a
una especie extraña; no tienen ni las mismas necesidades ni los mismos
sentimientos que los otros hombres puesto que basta acordarles una miserable
limosna para sentirse en paz con ellos. Esta ilusión cómoda es acreditada por los
economistas, por los legisladores cuando lamentan el peso que los no-activos y no
aseguraran su propio futuro instituyendo la protección de las gentes de edad. Los
sindicalistas no se equivocan; cuando formulan reivindicaciones siempre atribuyen
una parte importante al problema de la jubilación.

Los viejos, que no constituyen ninguna fuerza económica, no tienen medios de


hacer valer sus derechos; el interés de los explotadores es quebrar la solidaridad
entre los trabajadores y los improductivos de modo que éstos no sean definidos
por nadie. Los mitos y los estereotipos que el pensamiento burgués ha puesto en
circulación tratan de mostrar que en el viejo hay otro. «Con adolescentes que
duran un número bastante grande de años, la vida hace viejos», observa Proust;
conservan las cualidades y los defectos del hombre que siguen siendo. Eso es lo

2
Las fiestas celebradas en ciertas sociedades el día en que el individuo llega a los 60 o a los 80
años no tienen carácter de un iniciación.
3
El procurador general Mornet abrió su requisitoria contra Pétain recordando que la justicia no
tomaba en cuenta las edades. Desde hace algunos años, las “encuestas de personalidad” que
preceden al proceso, pueden subrayar la edad del procesado, pero como una particularidad entre
otras.
4
La Bonne Presse acaba de lanzar una publicación destinada a la gente de edad; se limita a dar
informaciones y consejos prácticos.

495
LA VEJEZ
que opinión quiere ignorar. Si los viejos manifiestan los mismos deseos, los
mismos sentimientos, las misma reivindicaciones que los jóvenes, causan
escándalo; en ellos el amor, los celos parecen odiosos y ridículos, la sexualidad
repugnante, la violencia irrisoria, Deben dar ejemplo de todas las virtudes. Ante
todo se les exige serenidad; se afirma que la poseen, lo cual autoriza a
desinteresarse de su desventura. La imagen sublimada que se propone de ellos
es la del Sabio aureolado de pelo blanco, rico en experiencia y venerable, que
domina desde muy arriba la condición humana; si se apartan de ella, caen por
debajo; la imagen que se opone a la primera es la del viejo loco que chochea, dice
desatinos y es el hazmerreír de los niños. De todas maneras, o por su virtud o por
su abyección se sitúan fuera de la humanidad. Es posible, pues, negarles sin
escrúpulo ese mínimo que se considera necesario para llevar una vida humana.

Tan lejos elevamos ese ostracismo que llegamos a volverlo contra nosotros
mismos; nos negamos a reconocernos en el viejo que seremos «De todas la
realidades [la vejez] es quizá aquella de la que conservamos más tiempo en la
vida una noción puramente abstracta», ha señalado justamente Proust. Todos los
hombres son mortales; lo piensan. Muchos de ellos llegan a viejos; casi nadie
prevé de antemano este avatar. Nada debería ser más esperado, nada es más
imprevisto, que la vejez. Cuando se los interroga sobre su futuro, los jóvenes, y
sobre todo las muchachas, interrumpen la vida a los 60 años cuando más.
Algunos dicen: «o llegaré hasta entonces, me moriré antes». Y otros incluso «Me
mataré antes...». El adulto se comporta como sí nunca hubiera de llegar a viejo.
A menudo el trabajador se queda estupefacto cuando suena la hora de la
jubilación, la fecha esta fijada de antemano, la conocía, hubiera debido
prepararse. El hecho es que –a menos de estar seriamente politizado – hasta el
último momento ese saber le había sido extraño.

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Llegado el momento, y ya al irse acercando, por lo común se prefiere la vejez a la
muerte. Sin embargo, a distancia, consideramos con más lucidez a esta última.
Forma parte de nuestras posibilidades inmediatas, nos amenaza a toda edad, a
veces llegamos a rozarla; con frecuencia le tenemos miedo. En cambio nadie sé
vuelve viejo en un instante: jóvenes o en la fuerza de la edad, no pensamos,
como Buda, que estamos habitados ya por nuestra futura vejez, separada de
nosotros por un tiempo tan largo que se confunde a nuestros ojos con la eternidad,
ese futuro lejano nos parece irreal. Y además los muertos no son nada, se puede
sentir un vértigo metafísico ante esa nada, pero en cierta manera tranquiliza, no
plantea problema. «Ya no seré»: conservo mi identidad en esa desaparición5. A
los 20, a los 40 años pensarme vieja es pensarme otra. Hay algo aterrador en
toda metamorfosis. De niña me quedaba estupefacta y hasta me angustiaba
cuando imaginaba que un día había de transformarme en persona mayor. Pero el
deseo de seguir siendo uno mismo generalmente queda compensado a esa tierna
edad por las ventajas considerables de la condición de adulto. En tanto que la
vejez aparece como una desgracia: aun entre las gentes a las que se considera
bien conservadas, la decadencia física que entraña salta a los ojos. Porque la
especie humana es aquella en que los cambios debidos a los años son más
espectaculares: los animales se consumen, se descarnan, se debilitan, no se
metamorfosean. Nosotros sí. Se nos encoge el corazón cuando al lado de una
joven hermosa vemos su reflejo en el espejo de los años futuros: su madre. Los
indios nambikwaras, cuenta Lévi Strauss, tienen una sola palabra para decir
«joven y bello» y otra para decir «viejo y feo». Ante la imagen que los viejos nos
proponen de nuestro futuro, somos incrédulos; una voz en nosotros murmura
absurdamente que no nos ocurrirá. Antes de que nos caiga encima, la vejez es
algo que sólo concierne a los demás. Así se puede comprender que la sociedad
logre disuadirnos de ver en los viejos a nuestros semejantes.

5
Con mayor razón, esa identidad está garantizada para quienes creen tener un alma inmortal.

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No sigamos trampeando; en el futuro que nos aguarda está en cuestión el sentido
de nuestra vida; no sabemos quiénes somos si ignoramos lo que seremos:
reconozcamos en ese viejo, en esa vieja. Así tiene que ser si queremos asumir
en su totalidad nuestra condición humana. Por lo mismo no seguiremos
aceptando con indiferencia la desventura de la postrera edad, nos sentiremos
incluidos: lo estamos. Denuncia de modo flagrante el sistema de explotación en
que vivimos. El viejo incapaz de subvenir a sus necesidades representa siempre
una carga. Pero en las colectividades donde reina cierta igualdad – en el interior
de una comunidad rural, en ciertos pueblos primitivos – el hombre maduro, sin
querer saberlo, sabe sin embargo que mañana su condición será la que asigna
hoy al viejo. Es el sentido del cuento de Grimm, cuya versión se encuentra en las
regiones rurales de todo el mundo. Un campesino hace comer a su padre
separado de su familia, en una pequeña escudilla de madera; sorprende a su hijo
juntando maderitas: «Es para cuando tú seas viejo», dice el niño.
Inmediatamente el abuelo recobra su lugar en al mesa común. Entre su interés a
largo plazo y su interés inmediato, los miembros activos de al colectividad inventan
soluciones de compromiso. La urgencia de las necesidades obliga a ciertos
primitivos a matar a sus viejos padres, a riesgo de sufrir más adelante la misma
suerte. En los casos menso extremos, la previsión y los sentimientos filiales
atemperan el egoísmo. En el mundo capitalista el interés a largo plazo ya no se
practica: los privilegiados que deciden la suerte de las masas ya no temen
compartirla. En cuanto a los sentimientos humanitarios, a pesar de las charlas
hipócritas, no intervienen. La economía está basada en el lucro, a él está
subordinada prácticamente toda la civilización; sólo interesa el material humano en
la medida en que rinde. Después se lo desecha. «En un mundo en mutación en
que las máquinas tienen una carrera muy corta, los hombres no deben servir
demasiado tiempo. Todo lo que excede de 55 años debe ser arrumbado», dijo
recientemente6 en un congreso el doctor Leach, antropólogo de Cambrige.

6
Escrito en diciembre de 1968.

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La palabra «arrumbar» expresa muy bien lo que quiere decir. Nos cuentan que la
jubilación es la época de la libertad y del ocio; los poetas han alabado «las delicias
del puerto» 7. Son mentiras desvergonzadas. La sociedad impone a la inmensa
mayoría de los ancianos un nivel de vida tan miserable que la expresión «viejo y
pobre» constituye casi unos pleonasmos; a la inversa, la mayoría de los indigentes
son viejos. Los ocios no abren al jubilado posibilidades nuevas; en el momento en
que el individuo se encuentra por fin liberado de coacciones, se le quitan los
medios de utilizar su libertad. Está condenado a vegetar en la soledad y el
aburrimiento, es un puro desecho. Que durante los quince o veinte últimos años
de su vida un hombre no sea más que un desecho es prueba del fracaso de
nuestra civilización; esta prueba nos angustiaría si consideramos a los viejos como
hombres, con una vida humana detrás de ellos, y no como cadáveres ambulantes.
Los que denuncian nuestro sistema mutilante deberían poner de relieve este
escándalo. Concentrando los esfuerzos en la suerte de los más desheredados se
consigue conmover a una sociedad. Para demoler el sistema de castas, Gandhi
se concentró en la condición de los parias; para destruir la familia feudal, China
comunista emancipó a la mujer. Exigir que los hombres sigan siendo hombres
durante su edad postrera implicará una conmoción radical. Imposible obtener este
resultado con algunas formas limitadas que dejaran intacto el sistema; la
explotación de los trabajadores, la atomización de la sociedad, la miseria de una
cultura reservada a un mandarinado concluye en esa vejez deshumanizada.
Muestran que hay que retomarlo todo, desde el comienzo. Por eso se guarda tan
cuidadoso silencio sobre la cuestión; por eso es necesario quebrar ese silencio.
Pido a mis lectores que me ayuden.

7
La expresión es de Racan.

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