Patrimonio Cultural y Patrimonio Antropológico
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Salvador Rodríguez-Becerra
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Los aspectos inmateriales de la cultura, no han tenido una regulación jurídica tan
precisa como los bienes materiales, dada la dificultad de legislar sobre ellos, por tratarse
de aspectos inconmensurables, aunque también han sido considerados parte del
patrimonio. Esta concepción, incluye creencias, valores éticos y comportamentales que
una sociedad, una clase o grupo social consideran propios y que lo caracterizan y
distinguen y que, por tanto, también deben ser trasmitidos a los descendientes. El
honor, decía Calderón en el “Alcalde de Zalamea” es patrimonio del alma, pero también
la buena fama, la caridad o el buen gusto se consideran hereditarios y han constituido
tradicionalmente parte del patrimonio.
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transmitir a los descendientes y modificable por las generaciones siguientes, aunque
hayan existido tendencias en los ascendientes a inmovilizarlo, y un anhelo de
incrementarlo en los descendientes. La ley del Patrimonio Histórico de Andalucía se
hace eco de estas ideas básicas cuando en su preámbulo expone: “En definitiva...un
Patrimonio que hemos recibido y tenemos la responsabilidad de trasmitirles
acrecentado”.
Hasta ahora solo nos hemos referido al patrimonio como algo perteneciente a un
grupo familiar o de parentesco y por tanto correspondiente a la esfera de lo privado, sin
embargo esta claro que el concepto de patrimonio tiene hoy una dimensión social y
pública que amplios sectores de la sociedad consideran que les afecta como miembros
de una comunidad política, ya sea entidad menor, municipio, comunidad autónoma,
estado, superestado u organización internacional. Esta concepción es una novedad que
hay que enmarcarla en los procesos de identificación social y en la toma de conciencia
de que vivimos en una aldea global.
Las adjetivaciones del patrimonio cultural son tantas y tan confusas actualmente
que me ha parecido conveniente establecer unos cuadros clasificatorios para intentar
aclarar y poner un poco de orden en esta algarabía mental y terminológica, porque esta
última cuestión tiene a veces más importancia de la que pudiera parecer. Así, vemos que
diversas leyes sobre el patrimonio han sido tituladas del patrimonio histórico, y ello
desde nuestro punto de vista es una manifestación del peso que en toda intervención
legal tiene el factor tiempo, que se convierte en un valor añadido a todo objeto, ritual o
conocimiento, y aunque no es desdeñable, considero excesivo su peso en la legislación y
en la política cultural. La confusión con la Historia como ciencia social es también un
peligro a tener en cuenta. El término Patrimonio cultural que nosotros defendemos, lo
consideramos el más comprensivo de todos y hubiera sido deseable que bajo esta
rúbrica se hubieran colocado todas las leyes del patrimonio.
Con este propósito incluimos en la primera tabla los distintos tipos de patrimonio
que establece la ley del Patrimonio Histórico de Andalucía:
Tabla 1. Clasificación del patrimonio según las leyes del Patrimonio Histórico Español (1985)
y del Patrimonio Histórico de Andalucía * (1991)
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políticas que reconocen o pueden reconocer el carácter patrimonial, así como de la
identificación de los grupos, que llevándolo hasta sus últimas consecuencias tendríamos
que tener en cuenta el patrimonio de clase y hasta de grupos profesionales.
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pasado le tomaba tanto tiempo contarla como el tiempo real transcurrido (Ballart, 1997:
43). No obstante, a pesar de la afirmación anterior, no preconizamos un liberalismo
extremo que favorezca la rápida desaparición del patrimonio tradicional sometida a las
leyes del librecambio sin cortapisa alguna. Entendemos que toda generación que recibe
un patrimonio -y este concepto no puede desprenderse del sentido de herencia, es decir,
conseguido por unos y transmitido a otros- que ha contribuido a conformar su vida, su
visión del mundo, su visión paisajística, su entorno vital, sobre el que ejerce algún
derecho, así como sobre su transmisión a la siguiente generación, que a su vez tiene
derecho a reevaluar su herencia patrimonial. Una actitud extrema, que pudiéramos
llamar conservacionista nos llevaría a detener el cambio y la mejora de la calidad de vida
¿Cómo armonizar el desarrollo con el respeto al patrimonio cultural, específicamente al
patrimonio antropológico? ¿Es posible y legítima la reutilización funcional del
patrimonio antropológico?
2) Desde el pasado siglo fue calando la concepción del patrimonio como bien
escaso y valioso, raro y poco corriente, aunque no utilitario. Los objetos y en general los
bienes muebles perdían su valor inicial como objeto útil y ganaban un nuevo valor
simbólico, económico, identitario, sentimental y hasta sagrado, como si de un fetiche se
tratara. Este concepto, heredado de los folcloristas, ponía el énfasis en lo propio,
distintivo y autóctono, y, también, en lo rural y tradicional y en el pasado; tiene por
tanto un carácter restrictivo (Prat y Comelles: Reunión preparatoria...1992). Esta
concepción lleva aparejada una selección de bienes, -no todos los bienes son
considerados dignos de conservarse-, en función de unos criterios revisables, según la
consideración que de lo valioso tiene cada época. Citemos algunos ejemplos: Para los
románticos todo lo medieval tenía valor patrimonial, cuando para otros eran sólo
ruinas; para los historiadores de las mentalidades, los exvotos, objetos deleznables o de
mal gusto para muchos, se convirtieron en objetos patrimoniales dignos de
conservación (Vovelle, 1985); las desvencijadas y obsoletas fábricas constituyen en la
actualidad monumentos patrimoniales dignos de ser estudiados y visitados por cierto
turismo especializado (Capel, 1996).
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3) El tratamiento del patrimonio antropológico, incluye las siguientes secuencias
interconectadas:
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producto de actividades laborales, estéticas y lúdicas propias de cualquier grupo
humano, arraigadas y transmitidas consuetudinariamente...@ y también los
Aconocimientos o actividades que procedan de modelos o técnicas tradicionales
utilizados por una determinada comunidad... Edificaciones e instalaciones cuyo modelo
constitutivo sea expresión de conocimientos adquiridos, arraigados y transmitidos
consuetudinariamente y cuya factura se acomode, en su conjunto o parcialmente, a una
clase, tipo o forma arquitectónico utilizados tradicionalmente..." (Art. 47).
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comportamiento humano en cualquiera de sus manifestaciones vivas con rigor
metodológico hace Antropología. Seguidamente exponemos las principales posiciones
en la realidad personal e institucional española:
4) Patrimonio como cultura viva e integral: Los individuos son sujetos del
patrimonio y a la vez sujetos de la cultura, en los que se da sin distinción lo recibido de
lo incorporado. ANo tiene sentido desde los sujetos del patrimonio, afirmar que la
cultura tradicional está en peligro por el acoso de la cultura industrializada@. No cabe
marcar líneas infranqueables entre las condiciones de gestación de la cultura y la forma
en que se trasmite. El patrimonio cultural es algo integral y no constituye la suma de los
patrimonios específicos. Se evita así el riesgo de fetichización de los objetos, tan
frecuente en este campo. Esta postura equipara patrimonio cultural a la cultura en su
totalidad (Reunión preparatoria...1992:8). A este respecto nos preguntamos, ¿También
debemos considerar parte del patrimonio cultural la drogadicción o el movimiento
hippy? Entendemos que a estas manifestaciones les falta la consolidación para pasar a
formar parte del patrimonio, porque algunas de estas expresiones culturales han tenido
una vida efímera. Estas expresiones en cuanto a su problemática son objeto de estudio
de la Sociología y Antropología como fenómenos y comportamientos humanos, pero no
son patrimoniales y dignos de ser conservados.
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legislador ha sido sensible a la cultura como un todo, a nadie escapa que amplias
parcelas de la misma no podrán conservarse de forma vívida, sino que pasarán a los
archivos, bibliotecas, fonotecas, videotecas, hemerotecas, etc., y esto será siempre
cultura interpretada. La Antropología Cultural, mediante el método comparativo y la
técnica de la observación participante en un prolongado trabajo de campo, puede
reconstruir a través de cuadros o aproximaciones la cultura de una comunidad en un
tiempo concreto. Esta posición excluye otras que niegan la posibilidad de aprehender la
cultura y, por tanto, de conservarla y transmitirla por ser ésta una realidad viva,
cambiante e inaprensible. Desde esta perspectiva radical los objetos conservados en
museos resultarían engañosos pues un mismo objeto usado en épocas y/o culturas
distintas puede tener diversas funciones y/o significados.
“El patrimonio etnológico esta constituido por todos aquellos objetos, elementos,
prácticas, costumbres y tradiciones que son características e identificadoras de la
cultura de una sociedad, fruto de sus peculiares relaciones con el medio y experiencia
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histórica” (Escalera, 1985). ¿No es esto una definición de cultura desde la antropología?
Y sin embargo, nosotros entendemos que Patrimonio cultural y Antropología son dos
cosas distintas, aunque muy relacionadas y no siempre coincidentes. La Antropología
puede ilustrar la concepción del patrimonio sobre la escasa relevancia de los datos
sueltos, evitar el falso problema de las urgencias, - el grito ¡esto se acaba!, tan extendido
entre aficionados y románticos, carece de sentido en este contexto-, desacralizar los
objetos patrimoniales, también los artísticos, y poner de manifiesto la centralidad de los
problemas en las culturas.
Llegados a este punto cabe preguntarnos, ¿Qué debe primar, la lógica científica o
las necesidades sociales? La primacía la tiene la sociedad, aunque se debe poder
compaginar ambas. Excavar un ciudad de la cultura romana, pongamos por caso, tiene
mayor interés social que científico, por cuanto que las ciudades romanas son bastante
bien conocidas por los arqueólogos, pero constituyen bienes de incalculable valor
histórico-patrimonial. El patrimonio es una construcción social y debe hacerse desde el
presente y sus necesidades, según los siguientes criterios: Representar la diversidad,
articular y explicar la desigualdad, afianzar la identidad, contribuir al desarrollo
socioeconómico y no olvidar que el patrimonio no puede incluir todo lo que las culturas
han creado. En síntesis, mi propuesta se articula en los siguientes apartados:
51) Conservar elementos significativos que identifican a las sociedades vivas para
que los cambios sociales no resulten más dramáticos que lo son por causas económicas,
y documentar de la mejor manera posible, los sistemas culturales para su conocimiento
y posible reestudio en el futuro.
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siempre que no se ponga en peligro su conservación, me parece aceptable y encomiable,
y
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organizaciones proteccionistas sino también editando series sobre artesanías, fiestas,
arqueología, oficios, gastronomía, etc. En este mismo sentido las administraciones
públicas editan series, cuadernos, monografías que contribuyen a profundizar en esta
línea. Estas actuaciones no quedarían completas si olvidáramos la necesaria actuación
en los centros de enseñanza. La administración educativa está dando pasos para dotar a
los docentes de materiales didácticos con los que facilitarles la tarea de difundir el
respeto al patrimonio. En este sentido, en nuestra comunidad autónoma se ha incluido
una asignatura optativa en el curso 31en la Enseñanza Secundaria Obligatoria, titulada
Patrimonio Cultural de Andalucía, así como toda una serie de programas y proyectos
didácticos en el área de Cultura andaluza, tal como el Proyecto Demófilo, dedicado a la
investigación-acción en la cultura tradicional andaluza, el Programa Maimónides a la
investigación científica y tecnológica, y los de Patrimonio Histórico, Flamenco, entre
otros.
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general del Estado; concretamente la ley del Patrimonio Histórico de Andalucía,
aprobada en 1991, que incorpora figuras jurídicas muy novedosas en relación con el
llamado patrimonio inmaterial y etnográfico.
La Ley del Patrimonio Histórico Andaluz (1991) fue más sensible al patrimonio
antropológico, pues aparecen en ella nuevas figuras jurídicas tales como los lugares de
interés etnológico, los edificios y estructuras de relevante interés etnológico. Define esta
ley que AForman parte del Patrimonio Etnográfico Andaluz los lugares, bienes y
actividades que alberguen o constituyan formas relevantes de expresión de la cultura y
modos de vida propios del pueblo andaluz@ (Art. 61). Pero la principal novedad la
constituye la figura de los llamados Lugares de interés etnológico: Parajes naturales, los
conjuntos arquitectónicos, espacios públicos antiguos o actuales, construcciones o
instalaciones vinculadas a formas de vida, cultura y actividades tradicionales del pueblo
andaluz, que merezcan ser preservadas por su valor etnológico@ (Art. 27-6). También
tienen contenidos de interés antropológico, el Planeamiento urbanístico en que se
tendrán en cuenta los valores que se pretenden preservar (Art. 64), el Patrimonio
inmueble, en el que se contemplan los edificios y construcciones, viviendas populares
con todos sus elementos y espacios rituales y de sociabilidad, y el Patrimonio mueble de
interés etnológico, formado por bienes materiales y documentos (Art. 62). El
Patrimonio inmaterial, recogido por primera vez en la ley de 1985, comprende:
Prácticas, saberes, rituales, expresiones verbales, artísticas y otras manifestaciones
culturales.
Para su protección y fomento, la ley establece que tendrán preferencia sobre las
demás actividades de su misma naturaleza para conocimiento, difusión, protección y
subvenciones; también contempla conocimientos y actividades en peligro de
desaparición: ayuda a su estudio, recogida en soportes seguros y difusión (Art. 63). Así
mismo la norma establece la inspección por la Administración de dichos bienes caso de
estar catalogados, ordenar obras de mantenimiento en caso de peligro con hasta el 50%
y la expropiación total o parcial por interés social. También establece compromisos para
la propia Administración autonómica : el 1% de toda obra pública de la Junta de
Andalucía destinado a obras de conservación y acrecentamiento del PHA (Art. 87), el 20
% de excavaciones arqueológicas se destinará a la conservación y restauración de
yacimientos y materiales (Art. 89), las ayudas a la rehabilitación de viviendas (estudio y
beneficios) se podrán aplicar a conservar y restituir inmuebles del PHA (Art. 92), el pago
de deudas a la Junta y la aceptación de donaciones (Art. 87), y la cesión, uso y
explotación de inmuebles, etc. (Art. 93). Las subvenciones se podrán aplicar, previa
declaración por los técnicos, a obras de conservación y mantenimiento o custodia de
excavaciones arqueológicas y actividades relacionadas con el patrimonio etnográfico
(Art. 95), a propietarios mediante convenios, contratos y créditos refaccionarios
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condonables, ya sea vigente significativo o significativo en peligro, identificatorio del
pueblo andaluz, de una actividad o profesión, de un grupo de edad o estrato y de una
comunidad (Art. 96).
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