Peio Aguirre - El Comisariado Como Crítica

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La vindicación del criterio es una llamada a la inmunización. A todo mercado? Para } del mercado la cual
crítico se le presupone un criterio en la medida que ejerce una influencia proporciona aquello de lo que a priori carecen. La crítica debería ayudar a
en el público al que se dirige. Lo que el crítico debe proporcionar al lector subvertir este mandamiento del mercado. Lo que tiene lugar es justam ente
es una independencia de criterio, un aumento de las herramientas para la lo contrario, a saber, que crítica y mercado coinciden. Sin duda, esto
formación de ese criterio. Se dice que criterio se tiene o no se tiene. En la ocurre en la industria literaria, donde las listas de los libros más vendidos
modernidad el criterio suplantó al concepto burgués del gusto. Se puede y las listas de "lo mejor del año" tienden a mimetizarse. No por casualidad
tener buen o mal gusto, mientras que en el criterio lo principal es tenerlo o los libros que más venden son los preferidos de la crítica en los balances de
no tenerlo. Supone ir en contra del intelecto argumentar que no se pueda 1111 de año.
adquirir un criterio o una formación. Con el deterioro del juicio, el criterio
se establece más po r las afinidades electivas que los críticos mantienen
en su trabajo que por cualquier contenido con creto en la escritura. Es ¿[L COMISARIAOO COMO CRITICA?
en la elección que el crítico hilvana una línea de coherencia. Como
sujetos que vivimos en una era de copiosidad y consumo, se nos interpela ¿Hasta qué punto la relación entre las figuras del comisario y el críLico
continuamente a tener que escoger, a ejercer el criterio. El capitalismo han consolidado las relaciones de producción y distribución dentro
recompensa a aquellos sujetos que lo ejecutan, usando nuestras listas en del sistema artístico? ¿En qué medida se solapan o complementan, se
los carritos de compra online o haciendo un seguimiento algorítmico (con oponen o se enriquecen las funciones de ambos agentes? El contexto
la complicidad de las redes sociales) de nuestro historial de navegación. del arte contemporáneo es exponencialmente mucho mayor que a
Cuando compramos un bien cultural, li bro o disco, se nos invita a comienzos de 1990. Con su llegada y normalización, el comisariado ha
valorarlo, juzgarlo. Se ofertan líneas de productos parecidos o en sintonía fagocitado una especie de crítica sin crítica, esto es, un estado permanente
con aquello que ya hemos adquirido. Se busca, se apela y se invita no tanto de autorreflexividad y adopción de una criticalidad persistente, aun
al consumidor pasivo e irreflexivo, sino al experto crítico de lo cotidiano, a riesgo de erradicar lo que antes se conocía como crítica de arte. El
a los consumidores proactivos. La red produce un denso murmullo de ventrilocuismo de los agentes se ha perfeccionado en tal grado que
valoración y cortejo al cliente. La construcción del gusto está basada en esta criticalidad ha sido incorporada por todos los agentes (teóricos,
el consumo pretérito donde agregar y levantar el pulgar equivalen a lo comisarios, directores de museos y también artistas). Hemos comprobado
mismo. En la red los criterios de selección no son neutrales porque están cómo algunos de los centros de arte más avanzados se presentan en tanto
atravesados por un laberinto algorítmico que no comprendemos o que no instituciones para la crítica aunque n o queda claro donde acaba la anterior
podemos justificar desde nuestra auton omía informativa. Se diría que los crítica en este devenir crítico de la institución. La autojustificación de que
filtros de información, tan necesarios para poder vivir en un entorno de el comisariado es una forma de crítica pero realizada por otros medios, es
saturación informativa, se rebelan contra nosotros, sus usuarios, en una decir, mediante imágenes u objetos en exposiciones, y que ya no necesita
siniestra conspiración. El criterio lo es todo, también en el consumo y en de la escritura como medio para canalizarse, certifica todo un acta de
la adquisición de una identidad diferenciadora pues en ésta, y no en la defunción para la crítica. Este tipo de afi rmaciones se realiza desde el
vieja homogeneización del consumidor como una masa n eutra, reside el interior de la crítica mostrando la confusión, si no la segregación reinante.
principio del marketing más especial y penetrante. La equiparación entre crítica y comisariado como pertenecientes a una
misma genealogía, además de ahistórica, únicamente sirve para engordar
En el terreno del arte, los "selectores" ya no son los críticos en absoluto, la creciente función de la última en el interior de la industria cultural.
sino los comisarios, refrendados guardianes del criterio. El proceso se Si es propio del materialismo histórico analizar el ascenso y la bajada de
parece al cotejo: esto les sirve, esto otro no. Hay una sencilla pregunta que ciertas clases sociales como reflejo de las transformaciones epocales y del
en la esfera del arte se tiende a evitar: ¿Cómo está la crítica con respecto al sistema de producción dominante, el surgimiento o el eclipse de ciertas
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profesiones o figuras en el curso de la historia puede también iluminarnos de producción y distribución. Las teorías de lo post-, postproducción,
acerca de sus causas como simple indicio de una totalidad que se esfuerza postestudio y demás se situarían en este apartado. Desechar esta relación
en negar su representación. En este contexto histórico, resulta pertinente del curator con la realidad económica imperante es un modo de ceguera
situar el nacimiento del comisariado y en concreto del curator en el ideológica. A la definición de arriba le faltaría añadir que no son la
régimen de culturización de casi todo, desde la economía a la política, y exposición o el libro el lugar de trabajo para el comisario, sin o que es el
tiene en el concepto de "industria cultural" su definición más acertada propio cuerpo el componente biopolitico que todo comisario experimenta
y definitoria. Jameson ha lanzado algunas reflexiones sobre esta figura como su principal mercancía. En cuanto al canon, su pérdida es algo
asociándola con varios rasgos de lo posmoderno: a celebrar, y se parece mucho a la ausencia de cánones en la crítica y el
relajamiento del custodio del gusto y la autoridad de los anteriores sumos
Hoy en día se ha sostenido que el curator es más importante y creativo
sacerdotes con la irrupción de una crítica más pluralizada en Internet.
que el, o la, artista, y éste es un cambio fruto no sólo de la inmensa
transformación del museo y la galería en la sociedad contemporánea,
En lugar de moverse hacia otros territorios, la fuerza centrífuga del
donde las exposiciones famosas son tan populares como los musicales
curating arrastra a su interior todo lo que encuentra a su paso. De ahí
de éxito de Broadway, y los arquitectos tan poderosos como estrellas
q ue resulte fácil hablar de comisariado como de una no- disciplina.
del rock. Sin embargo, la función más profunda d el curalor, y el
Dicho de ot ro modo, ningún comisariado en sí mismo supone ninguna
significado fu ndamental de esta figura, radica en insertar estas
clase de crítica; pueden darse comisariados más o menos críticos,
singularidades artísticas en un contexto efímero, en una agrupación
pero eso no significa la gen eralización del curating como una forma
o exposición no-canónica, la cual, como la instalación en el ámbito
de crítica. Existe toda una brecha metodológica entre seleccionar un
de la obra ind ividual, le presta el valor efímero de un acontecimiento
conjunto de obras de artistas, las cuales están condicion adas po r su
en el tiempo. Ahora que el canon ha desaparecido, es el curator quien
construye efímeros cánones, quien reconstruye la propia idea del arte,
accesibilidad y disponibilidad, y escoger una exposición (o un libro
o una película) para la realización ele una reseña. La confusión no
sólo para desmantelarla a la semana siguiente y sustituirla por una
sólo se exti ende entre aquellos estudiantes aleccionados en las salidas
nueva. Es el curator, finalmente, q uien nos da la idea de obras reunidas
profesionales de la mediación y la gestión cultu ral, sino incluso entre
para el consumo; consumimos la exposición como un todo y no sus
practicantes más experimentados. La distinción no se centraría, tal y
componentes i ndividuales. 114
como una críti ca vulgar argumenta, e n que el planteamiento del curator
El párrafo resume en parte la pérdida de cánones en las sociedades es propositivo (o positivo) y, por lo tanto, no crítico (o negativo) con
flexibles, moldeables y en red de la posmodernidad. No hay cánones, no n ingu na tendencia o posición artística, mientras que la crítica debe
existe el canon. Ésta es una idea típicamente moderna que ha quedado ser negativa o arrastrar necesariamente un juicio de valor. Como su
rota en mil pedazos, dando paso a una pluralidad y una m ultiplicidad propio nombre indica, la crítica debe ser crítica: escrutadora, analítica,
cacofónica donde los valores son intercambiables. Cada curator inventa su d istintiva, inquisitiva, interpretativa, comparativa, examinadora,
propio canon, y lo mismo hace cada artista. Si la irrupción de la crítica fue csc udriüadora y a veces hasta polémica.
uno de los d istintivos de la época liberal, ¿es el nacimiento del comisariado
su correspondiente en nuestra era neoliberal? A la aceleración del Un test sobre la posible confluencia entre ambas funciones es el de la
consumo cultural le sigue un proceso de estancamiento en la inventiva escritura. Sin ningún temor puede decirse que no existe crítica de arte
preocupante. La cultura parece detenida en el continuo reciclaje del (si se quiere en su sentido tradicional) sin su materialización física,
pasado a modo de revivals y relecturas sin fin, sobreviviendo en la si n escritura. El ardid avispado y posrnoderno consiste entonces en
proliferación de la mediación y la intervención de terceros entre las fases deconstruir el propio término escritura, apelando por ejemplo a la
114. Fredric Jameson, El postrnodernismo revisado, op. cit., pp. 72-73. écriture como un pretexto que cuestionaría la cláusula de la escritura
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propiamente dicha, a saber, el argumento de que para detectar m odelos resuena acerca de la función social de la crítica y sus dificultades en
d e "escritura" (crítica) ya no es necesario recurrir a la escritura sino nuestro tiempo. Este debate apenas ha tenido ninguna repercusión en la
que ésta puede darse "expandida" en un tiempo y espacios diferidos, crítica de arte desarrollada en Españ a, lo que aclara el punto muerto en
en la propia "espacialización" de una exposición o proyecto, en el el que nos encontramos. En la d iscusión, se aborda la consecuencia del
ordenamiento editorial de un catálogo, etc. La solución genérica que comisariado en la crítica. El historiador Benjamín H. D. Buchloh enfatiza
solventa el problema de la escritura para el comisario es el deslizamiento el poder de los intereses institucionales y económicos que hace que el
d e la terminología, desde la anterior crítica de arte a la presente escritura juicio de la crítica se vacíe por el acceso organizacional del comisario
d e arte o art writing, lo cual es sintomático de la creciente indiferencia a los aparatos de la industria cultural (por ejemplo en las bienales y las
hacia el potencial contestatario y polémico de la crítica. Quizás un exposiciones colectivas), o por el acceso inmediato del coleccionista a las
crítico no deba reducir toda su actividad a la escritura si no desempeñar ofertas del mercado. La anterior pericia en el juicio y en la elaboración de
también otras labores organizativas y creativas aunque resu lta evidente un criterio se sustituye por w1a legión de expertos especial izados. Buchloh
1 que la categoría de "crítico de arte" no es aplicable sin el componente de insiste en algo que h a venido repitiendo desde los ai\os setenta; esto es,
la escritura. Pero, ¿y si la tan cacareada crisis de la crítica no fuera sino que con la creciente espectacularización del arte, la crítica, como una
una depresión creativa en la escritura? ¿Puede estimularse la crítica por voz tradicionalmente independiente de las instituciones y mercados, fue
medio de una vigorización de la escritura? lo primero en desaparecer, mientras que lo siguiente ha sido la función
educativa del museo de arte moderno.Por su parte, Andrea Fraser no ve
Si resulta cuestionable la existencia de una conciencia o pensamiento separación entre el ejercicio de la crítica de arte por un lado y la práctica
que se dé de modo platónico, como posición deudora de un idealismo artística por otro. "Pensar de modo site-specific quiere decir escribir para
improductivo, también se deduce que parece imposible que la labor de una audiencia de un modo activo. Significa no tomar erróneamente al
la escritura no conlleve de facto algún tipo de crítica interna. De ahí la lector como el otro de tu discurso, sino como las personas reales que
ligazón entre escritura y crítica. Las dificultades se acrecienta n cuando se van a coger la revista y hojearla. Significa pensar sobre quiénes son esas
detecte el síntoma de una "enfermedad" en la crítica y ésta se pone acto personas y cuáles son los intereses que traen a esa publicación y cómo
seguido en manos de sus "curadores''. Lo que domina es una absorción puedes dialogar con esos intereses de un modo críticd'. 11•
de espacios para la c rítica por el mercado y su consiguiente esterilización
como simple placebo sin una función social. A esto debe ai'ladirse la Esto reclamaría cierta conciencia de site-specificity a la hora de escribir,
heterogeneidad de formas y estilos: desde el modelo belletrista, y otra al indicar que el críti co tiene en cuenta a la audiencia a la que se d irige
con un mayor contenido discursivo, a las diferencias estructurales que el texto siendo consciente de que cada medio y contexto es particula r
asoman de la variedad de medios en revistas, periódicos y catálogos (lo que exige una multiplicidad de voces y registros aplicados con
institucionales.'" puntualidad). Tanto David Joselit como Robert Storr observan con
interés esta idea de una crítica situada en contexto, lo que teóricamente
En diciembre de 200 1 una mesa redonda tuvo lugar en Nueva York para supondría que el crítico puede escoger el modo de dirigirse a otros
discutir las implicaciones a resolver por la crítica de arte en el cambio de lectores escribiendo de d iferentes maneras, o simplemente puede
milenio. La iniciativa fue organ izada por October en el número 100 de permanecer flexible y ágil como escritor variando la velocidad o
la revista. Una década después, la transcripción de dicha conversación
probando diferentes géneros. Para Storr, escribir con un plazo defin ido
115. Por bellelrisla (belielrislic) del academ icismo francés Bel/e Lellre como derivado de o pa ra medios de amplia tirada supone una limitación en cuanto a los
las Bellas Artes se refiere aquí a una clase de escritura pomposa, retórica que a menudo
concierne los sentimientos del autor o su personalidad y que tiende a evil ar una reflexión 116. VV.AA., "Round 'fo ble: TI1e Prcsent Conditions of Arl Criticisrn", October, nº 100,
sobre el arte. 2002, p. 223. Traducción propia.
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tipos de escritura posibles, mientras que uno de los cometidos para Lo que está en juego para el establecimiento de cualquier crítica site-
cualquier crítico estaría en explorar lugares en los cuales no se está speci.fic es determinar hasta qué punto toda escritura trasciende el
muy seguro de lo que se puede hacer. Testear estilos antes no probados contexto en el que se inserta. Quiero decir, calcular la inmanencia que
refresca el intelecto. Aflade que la crítica podría no necesariamente una crítica situada en contexto o ad-hoc mantiene respecto al contexto
aspirar a ser literatura, pero es una forma literaria, y aprender a de su aparición. La acusación de que a veces los críticos publican en
escribir en una variedad de formatos usando diferentes aspectos de la espacios no alineados en la tendencia críticamente correcta debe ser
voz puede ser un medio para ganar acceso a nuevas ideas así como a impugnada. La respuesta de Buchloh de que su escritura trasciende
audiencias inexploradas. 111 el contexto de Artforum encuentra justificación en la medida que él
usa la revista como un m edio o canal donde no tiene que rebajar su
Este tipo de crítica site-specific es rechazado por Buchloh, para quien tono o hacer concesiones en la escritura; claro está que en este punto
todo esto resulta un paliativo, pues el intento de rehabilitar cualquier el historiador pasa por alto el rango que su propia posición histórica le
modelo de crítica folletinesca evade el problema de una crisis en la otorga. ¿Acaso universalizar particularidades no es propio de una crítica
crítica que se encuentra también en el interior de una crisis institucional fu ndada bajo principios de autoridad? ¿Socavaría una crítica site-specific
y social más amplia. Esta negatividad se opone a los remedios, pues la necesidad de esa autoridad? De este debate se desgaja el juicio típico
como él reconoce, "preferiría mirar a una esfera cultural donde la validez atribuible a la Crítica Institucional, según el cual cualquier participación
de la escultura contemporánea fuera contestada en lugar de centrarme o connivencia con las estructuras de poder nos convierte de facto en sus
en trabajo que es promocionado como 'nueva escultura', preferiría leer cómplices: la imposibilidad de escapar al determinismo institucional.
crítica que reflexiona sobre las actuales dificultades de escribir crítica y Para alguien como Fraser, cuya autorreflexividad le impide ver su propio
que tiene en esta dificultad uno de sus asuntos".'" A su manera, Buchloh trabajo trascendiendo las instituciones, la única opción pasaría no por
aún cree en una autonomía para la crítica, una autonomía distinta a la medio de un rechazo supremo sino mediante la metodología crítica del
abogada por el formalismo de Greenberg, la cual separaba la vida y el site-specific (incluyendo también las páginas de Artforum).
arte como dos esferas independientes. La oposición a esta modalidad
de crítica fue el impulso que dio origen a la revista de nombre La posición de Buchloh es característica de algunos críticos con
revolucionario October. En un momento de la discusión, Buchloh respecto a los medios en los que publican; participar, aun a sabiendas
es interpelado por Hal Foster, para quien ante este "todo o nada" de de que el medio forma parte del paisaje cultural que transformar. De
Buchloh corremos el riesgo de quedarnos con "nada". Buchloh, bajo una manera consciente, esta situación le resulta familiar a todo crítico
ciertas circunstancias, estaría más contento con nada. Fraser interroga: que se precie. No hace falta salirse del sistema a negociar y sopesar las
"Pero Benjamín, ¿cómo puedes decir que estás más contento con nada m últiples contradicciones de la actividad crítica. La ansiedad para el
cuando escribes para Artforum?""' Entonces Buchloh se defiende crítico radica en que a menudo siente que su voz no es escuchada igual
argumentando que no ha escrito para esa revista más que un puflado de en el espacio del museo. Se desvela entonces una esquizofren ia bicéfala
veces en los últimos diez aflos y que él no escribe el tipo de crítica que se para hablar según convenga desde una posición u otra: comisarios de
está cuestionando, esto es, una ampulosa crítica belletrista. 1" día y críticos de noche. Así empleamos nuestras fuerzas en la carrera
de fondo del arte. Otro de los argumentos que separarían al crítico del
11 7. !bid., p. 224.
comisario está en el empleo del tiempo. Los defensores del comisariado
argumentan que éste va a la par (sincrónica) con el arte que se realiza
11 8. !bid.
en cada momento, colocándose en paralelo con el proceso creativo
119. lbid. del artista, mientras que la critica se produce a posteriori, después del
120. !bid. acontecimiento que es la exposición. Esto último exigiría impulsar una
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crítica presciente y en tiempo real. Todavía no hace tanto los comisarios transformada, licuada, tamizada en una experiencia que desde lo visual
eran críticos o académicos universitarios, esto es, escritores. Ahora pasa al orden del discurso.
muchos lectores reprochan que los textos curatoriales suelen mirar más
hacia la teoría que hacia la imagen, olvidando al lector. Esta diseminación de la fuerza productiva del curator dejaría sus huellas
en los propios cuerpos de los trabajadores de la mediación artística y cuya
La usurpación por parte del comisario del rol que por tradición le estaba secuela más inmediata es una continua sensación de falta o insatisfacción.
reservado al crítico esconde de modo subrepticio cierta afinidad con el La compensación a esta carencia casi ontológica o ansiedad crónica se
pensamiento pragmatista-liberal. Esto equivale, según el pragmatista traduciría en un deseo de hacer más y más, de actividad frenética. Sólo
Richard Rorty, a que las esferas públicas y privadas deben permanecer en esta repetición agonística podemos hallar los rasgos de la necesidad
separadas. Las necesidades de autocreación personal (lo que equivale a lo autoafirrnativa y de autocreación personal en el comisario y no tanto en
privado) y el ejercicio de la política (lo que equivale a lo público) deben el contenido de esta o aquella exposición concreta. Consecuencia de este
mantenerse cada una en su propio ámbito, lo que viene a sugerir que síndrome es una aceleración del ámbito profesional y la impaciencia como
debemos intentar alcanzar la "excelencia poética" los fines de seman a, acto casi reflejo. La espontaneidad ha dejado paso a la territorialización,
mientras que el resto de los días la acción debe recaer en la búsqueda del el exclusivismo y el antagonismo demagógicos, indicios del alto grado de
bien común. Cuando estas dos esferas se entremezclan como resultado de codificación de la ideología neoliberal, la cual parece ha encontrado en el
la envidia, el egoísmo o el subjetivismo individualista, las consecuencias comisario (in)dependiente a uno de sus embajadores.
son desastrosas para la política. Esta desintegración, garantizaría por otra
parte, como buen pensamiento de corte liberal, el respeto por la profesión, No obstante, la nostalgia por la eliminación de las divisiones culturales
la protección de la subjetividad y el individualismo necesario para del trabajo está en la agenda de todo aquel que se pretenda crítico. La
encontrar un hueco dentro del sistema.'" Esto lleva a Rorty a considerar labor facilitadora, mediadora, catalizadora y pedagógica del curator
a Jacques Derrida como un filósofo irrelevante para la política y a su vez parece asentarse en un pragmatismo desde el cual difícilmente es posible
corno el más extraordinario de los pensadores-artistas. contemplar una totalidad en proceso de cambio. A pesar de que la fantasía
de poner patas arriba la institución anime a los curators, la realidad
La labor del comisario se mantendría en primera instancia ligado a de la vida institucional nos muestra un espíritu reformista. Reforma
la esfera pública, pues su trabajo, aún perteneciéndole, y habiendo y comisariado van juntos de la mano lejos de constituir un binomio
trasvase de subjetividad, queda diluido en lo público. El horizonte de negativo. Las respuestas en estos casos son más bien antidialécticas, y
esta disolución la conforma primero su propia subjetividad en tanto que ejemplos de tanto la celebrada figura del networker curator, corno su
agente/mediador/ productor, pero también la institución y su burocracia, opuesto, es decir, la negación del com isario y su sustitución por otros
las políticas culturales de la administración, las horas de gestión, la términos corno productor cultural o investigador están bien identificados
base económica (tanto su sueldo como los presupuestos), el espacio en el contexto artístico espa110I. Parece no existir la posibilidad de escapar
arquitectónico, los discursos imperantes del presente, la mediación en a esta polaridad asfixiante.
todos sus frentes (publicitarios, comunicativos y networks), los y las
artistas (sobre todo), las obras u objetos de arte, la segunda literatura o Trato de delinear el establecimiento de un paralelismo el cual, casi como
escritura crítica, el conflicto y finalmente el espectador, la audiencia o el una boutade, intenta equiparar una circunstancia liberal-pragmatista
sujeto receptor de la experiencia. El contexto, como una superestructura co n el rol del comisario mientras el crítico mantiene una resistencia
discursiva, engulliría la fuerza productiva del comisario y la devolvería negativa (que no deconstructiva). El marketing corporativo del mercado
establece sus fuerzas uniéndolas al nuevo consenso curatorial. El
121. Ver Richard Rorty, Contingencia, ironía y solidaridad, Paidós, Bar celona, 1991. co misariado está empezando a establecerse mediante una conciencia de
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comunidad global, de consenso y cierta corrección política que evita el Esta función parece difícil de recuperar. Ello hace priori taria una
conflicto y el antagonismo. Liam Gillick, por su parte, distingue el hecho ecología del comisariado que redefin a su posición interna e n medio de
de que el comisariado ha entrado en una fase dinám ica y que la mayoría esa corriente que le ha dado forma y vida, para a contim1ación estab lece r
de los que antes eran críticos son ahora comisarios al m ismo tiempo que mecanismos de defensa y resistencia ante s u reutilización e integración
su papel en tanto que crítico lo entiende como una voz semiautónoma en e l aparato institucional que es la industria cultur.'ll; el cu-mtor va
que se convierte en débil: "los más brillantes, y los más listos, se implican cavando un vacío detrás de sí m ismo, m ientras la d ivisión del tral:lajo
en esta múltiple actividad de ser mediador, productor, interface y neo- en la cadena productiva del arte sigue s u marcha desp1-eocupada. A un
crítico".122 Argumenta q ue todo se articula en base a evacuaciones de un tiempo, la fuerza de una espiral lo arrastra hacia un vacio liberal, hacia
lugar a otro, y que esta redefinición de los roles se asemeja a un campo la contingencia absoluta. Dentro del comisariado hay una tendencia
de batalla de la lucha por el espacio crítico donde la idea del periodo interna al pragmatismo y también un impulso a la utop1a. Es en el cruce
moderno tardío de q ue el artista desarrolla o interio riza una especie de este pragmatismo con una dimensión utópica de la prác tica artística
d e doble en la figura del crítico ha mutado en una voz comisaria! que donde se puede producir el cortocircuito productivo que otorgue al
p ermanece en paralelo con la del artista. (Un ejemplo de paralelismo lo comisario un élan critico y no complaciente con el devenir natural
tendríamos en Donald Judd, para quien escribir crítica d e arte no era del orden de las cosas. Una dialéctica o dinamismo descontentadizo
más que una manera de m atar el tiempo, lo cual convertiría la función entre una crítica de arte como escritura y un comisariado estratégico y
crítica en parasitaria). Esta condición de la crítica de arte, al igual que n ecesario sería la ún ica manera de prevenir la osificación de la primera
la deconstrucción como un método parasitario, llevaría a plantearnos por la publicidad y la banalización de la segunda por el mercado en la
cuestiones del uso d el estilo dialéctico, la pereza y la distracción como industria cultural.
h erramientas de producción.

El problem a de la función social del comisario persiste cuando los


espacios q ue sirvieron para articular una auténtica cultura vanguardista
han quedado vaciados por el influjo de la industria cultural, que ha
dado nacimiento a uno de sus agentes más flexibles en la economía de lo
inmaterial. Sirva esta condición histórica para compararla con aquella otra
función de la crítica moderna y revolucionaria re flejada en la siguiente
definición de Eagleton:
la principal m isión del crítico marxista es participa r activamente en
la emancipación cultural de las masas y ayudar a dirigirla. Organizar
talleres de escritores, estudios de artistas y teatro popular; transformar
el aparato cultural y educacional; las actividades de d iseño y
arquitectura públicas; una preocupación por la calidad de la vida
cotidiana desde el d iscurso público hasta el "consumo" doméstico.123

122. Liam Gillick y Saskia Bos, "Towards a Scenario: Debate with Liam Gillick·; en Saskia
Bos e t al. (eds.), Modernily Today: Contribution lo a Topical Artislic Discourse, De Appel,
Ám sterdam, 2004, pp. 67-7 l.

123. Terry Eagleton, Walter Benjamín o hacia una crítica revolucionf,ria, Cútcdra, Madrid, 1998, p. l52.

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