Capitulo 6 - Análisis Del Conflicto
Capitulo 6 - Análisis Del Conflicto
Capitulo 6 - Análisis Del Conflicto
AUDIENCIA PRELIMINAR
ANÁLISIS DEL CONFLICTO
CONTENIDO: 6.1. Análisis del conflicto. — 6.2. Análisis de la dimensión estática del
conflicto. — 6.3. Jueces y gestión del conflicto.
1
REDORTA, Josep, Conflict management. Ciencia aplicada a la gestión del conflicto, Córdoba: Almuerza,
2016, p. 176
2
YARN, D.H., Dictionary of conflict resolution, 2000, p. 117, citado por REDORTA, Conflict management.
Ciencia aplicada a la gestión del conflicto, ob. cit., p. 176.
3
REDORTA, Conflict management, ob. cit., p. 177.
esenciales, superando aquella visión de intervención de técnicas estándar de
mediación o conciliación sin un proceso previo de análisis del conflicto.
De esta forma, el análisis del conflicto implica una fase previa, que corresponde al
momento de una evaluación neutral a cargo de un experto que potencia la posterior
intervención y técnica elegida.
4
REDORTA, Conflict management, ob. cit., p. 113.
5
REDORTA, Josep, La estructura del conflicto. El análisis del conflicto por patrones, Córdoba: Almuzara,
2018, p. 57.
6
REDORTA, Conflict management. Ciencia aplicada a la gestión del conflicto, ob. cit., p. 115.
7
REDORTA, La estructura del conflicto. El análisis del conflicto por patrones, ob. cit., p. 54.
- Ser capaz de explicar la relación que exista entre estos elementos de manera
simplificada y coherente.
Esta visión sistémica implica la estructuración del análisis del conflicto en una doble
dimensión que identifique la materia conflictual o dimensión estática y la energía
conflictual o dimensión dinámica y el intercambio entre dichos elementos.
En otras palabras, el análisis del conflicto como sistema complejo y alejado del
equilibrio implica la necesidad del análisis de los elementos que conforman la
materia de este, es decir, el núcleo, así como la trayectoria, dinámica o trayectoria
que siguen dichos elementos interactuando entre sí, y los efectos que originan, lo que
configura esta revisión o análisis del conflicto en doble dimensión, estática y
dinámica.
8
JIMÉNEZ SÁNCHEZ, José Elías y Harold Ignacio BARTOLO ALARCÓN, Modelado estático y dinámico del sistema
de toma de decisiones de una empresa de autotransporte de carga. Publicación Técnica N.° 306, Querétaro:
Instituto Mexicano del Transporte, 2006, p. 30. Se ha tomado la propuesta realizada en este trabajo para el
desarrollo de un modelo estático y dinámico-interactivo para la toma de decisiones en la gestión del conflicto.
Un sistema de toma de decisiones es fuente de conocimiento que puede ser
modelado, sistematizado, capturado, transmitido y expandido, con el propósito en
principio de almacenar o recolectar información sobre la experiencia empírica, en
este caso del conflicto como relación social con intereses en competencia, que sirve
de información al interior del mismo sistema conflictual así como al gestor con la
finalidad de incrementar la capitalización intelectual, es decir, potencializar el proceso
cognitivo que implica el conflicto, y así fortalecer la toma de decisiones en la gestión
del mismo.
Las respuestas a estas interrogantes organizan el análisis del conflicto en una doble
dimensión, estática y dinámica. En la primera se identifican y analizan los elementos
estructurales del conflicto de manera aislada, como una fotografía estableciendo
claramente quienes son los actores, si tienen comprensión y conciencia del conflicto,
cuáles son los objetivos en competencia, con qué recursos de poder cuentan los
actores, los terceros involucrados, las posibles y alianzas o triadas que se puedan
formar estableciendo el sistema el sistema conflictual y el posible patrón a aplicar
que son los insumos principales para formular el modelo de análisis. Estos elementos
marcaran la pauta el proceso de toma de decisiones en la gestión del conflicto, por
ello resulta necesaria identificarlos y medirlos con indicadores, estableciendo las
distintas variables de cada elemento, para evitar desviaciones significativas en los
resultados.
En tal sentido, los objetivos específicos del modelo multidimensional de análisis del
conflicto comprenderán:
De acuerdo con lo expresado, una primera visión del esquema de este modelo
multidimensional estático y dinámico-interactivo para el análisis del conflicto sería la
siguiente, correspondiendo luego definir a cada uno de sus elementos, variables e
interrelaciones:
Para ENTELMAN, pese a configurarse el conflicto como una especie del género relación
social, es decir, como secuencia de conductas reciprocas cuya diferencia con otro
tipo de relaciones sociales se encuentra en la incompatibilidad de los objetivos de los
actores que la componen, y, en consecuencia, como una sucesión de conductas que
lo configura esencialmente como un proceso dinámico e interactivo, no obstante, y
aunque parezca contradictorio a su propia definición, es necesario un análisis previo
para conocer los elementos de esta relación y luego de ello realizar el análisis
dinámico que comprende su eventual desarrollo, sus cambios en el tiempo, los
movimientos de ascenso y descenso de su intensidad, y todas aquellas mutaciones
que se pueden suceder en el transcurso del tiempo, que comprenden las actitudes y
percepciones de los actores y de sus objetivos 9.
Es decir, en el análisis del conflicto como interacción de las conductas reciprocas con
objetivos incompatibles, es fundamental y necesario conocer los grupos humanos
implicados, los roles que ejecutan las personas concretas, los valores que sustentan
cada grupo y las pautas que siguen, y sanciona el autor citado que “no comprender
esto supone no comprender el contexto del conflicto”11, porque dentro del marco de
la interacción que comprende el conflicto es conveniente tener en cuenta los factores
contextuales, en el que hay que preguntarse los elementos presentes, yendo al fondo
viendo la estructura interna del conflicto, al que denomina núcleo y se encuentra
9
ENTELMAN, Remo, Teoría de los conflictos. Hacia un nuevo paradigma, Barcelona: Gedisa, 2002, p. 76.
10
VALLCAHER, C.; R.R. COLEMAN; P.T., NOWACK y otros, Atracted to conflict: dynamic foundations of
destructive social relations, 2013, p. 4, citado por REDORTA, Conflict management. Ciencia aplicada a la
gestión del conflicto, ob. cit., p. 87.
11
REDORTA, Conflict management. Ciencia aplicada a la gestión del conflicto, ob. cit., p. 88.
conformado por aquellos elementos que están presentes en algún grado en la
situación conflictiva y en cualquier tipo de conflicto.
6.2.1 Actores
Definición
El actor es el sujeto que tiene el poder de tomar decisiones al interior del conflicto, ya
sea para mantenerlo o ponerle fin. La identificación del actor tiene como finalidad
establecer el proceso de toma de decisiones de cada uno de ellos, la mejor
percepción y comprensión de sus conductas e intenciones y la mejor construcción
de posibles escenarios futuros12, y genera como consecuencia práctica la delimitación
del campo adversario que serán ocupados por los actores.
En tal sentido, en análisis del actor implicará ciertos problemas como la identificación
del liderazgo, sobre en todos conflictos de sujetos múltiples y en su caso la
verificación de relaciones intrasistémicas de jerarquías formales o informales, cuando
no sean colectivos organizados, y el grado o nivel de centro de toma de decisión en
el caso de actores colectivos organizados dependiendo de la complejidad,
formalidad y jerarquía de la organización.
La decisión así es un objeto mental y puede ser una opinión, una regla, una tarea a
aplicar o a ejecutar, que se define por la elección consciente de una opinión o acción
a partir del conocimiento y selección de un conjunto de alternativas. La decisión es el
producto final de un proceso cognoscitivo y mental especifico de un individuo, o un
grupo de personas u una organización, por ello es un concepto subjetivo, llamado
toma de decisiones, pero que siempre se manifiesta a través de una persona física. La
toma de decisión es la base y objeto del proceso comunicacional.
La importancia del análisis de la toma de decisión a cargo de los actores del conflicto
radica en que a través de estas se abordan los problemas que hay que valorar, y
sobre todo la elección de la ruta a seguir de acuerdo con las alternativas existentes
para la gestión del conflicto.
De esta manera la toma de decisiones como proceso mental debe seguir las
siguientes etapas:
Si bien el modelo puede ser simplificado y solo basarse en el punto señalado como
(e), es importante, tener en cuenta los demás puntos mencionados, no obstante, la
decisión debe basarse en el objetivo final que se ha determinado para la solución del
problema.
Además, es necesario tener en cuenta las cualidades personales del sujeto a cargo de
la toma de decisión como:
13
JIMÉNEZ y BARTOLO, Modelado estático y dinámico del sistema de toma de decisiones de una empresa de
autotransporte de carga, ob. cit., p. 41.
Se puede realizar un perfecto análisis para la toma de decisiones, pero si el
encargado de ellas no posee estas características, el conflicto se puede prolongar y
en el peor de los casos agudizarse o escalar, y caer en errores recurrentes como14:
a) Seguir la costumbre.
b) Acogerse a una alternativa de reserva.
c) Elegir la primera solución posible.
d) Elegir entre las opciones presentadas por otras personas ajenas a la relación
de conflicto. Situación que se verá en cuanto a la intervención de terceros.
Entre las posibles sugerencias posibles destacan para adaptar soluciones al problema
y dar tiempo para que el subconsciente opere, las siguientes15:
14
JIMÉNEZ y BARTOLO, Modelado estático y dinámico del sistema de toma de decisiones de una empresa de
autotransporte de carga, ob. cit., p. 42.
15
JIMÉNEZ y BARTOLO, Modelado estático y dinámico del sistema de toma de decisiones de una empresa de
autotransporte de carga, ob. cit., p. 43.
estos derechos de titularidad múltiple o indeterminada, originando los denominados
intereses transindividuales, en el que se permite su defensa a través de una
accionabilidad conjunta a través de un ente exponencial o un cuerpo social
intermedio, siendo el reto identificar, determinar y justificar esta participación y el
grado de representatividad para la toma de decisiones.
Por otro lado, de no ser una situación de “legitimidad colectiva” que en principio
resulta extraña al derecho procesal tradicional, se podría confundir con una situación
de “representación”, sin embargo, ¿Quién sería el representado? Y ¿a mérito de que
poder el representante ejercería dicho encargo y cuáles serían sus alcances para la
validez y legitimidad el acuerdo?
16
AGUERRIZÁBAL GRÜNSTEIN, Maité, “El control de la representatividad adecuada de las asociaciones de
consumidores en el ejercicio de las acciones colectivas”, en Revista de Derecho, vol. XXIII, n.° 2, Valdivia:
diciembre del 2010, pp. 175-196.
17
BUJOSA VADELL, Lorenzo, La protección jurisdiccional de los intereses de grupo, Barcelona: Bosch, 1995, p.
161 y ss.
Finalmente, en la última parte de la cita señalada de AGUERRIZÁBAL se hace referencia a
la “necesaria existencia de un ente exponencial” o de “un representante” debido a
que cada miembro del grupo o colectividad, aunque con personalidad propia, no
puede actuar directamente a título individual por carecer de personalidad jurídica, lo
que aparentemente reduciría el problema a la posibilidad de formalizar este ente
colectivo exponencial para la representación de dichos intereses individuales, pero
acumulables, siendo, aparentemente solo un problema de índole administrativo de
poder facultar a un representante legal para la defensa de estos intereses especiales.
En el escenario actual los derechos clásicos originados en ese Estado Liberal se hallan
enfrentados y colisionan frente a nuevos tipos de derechos como los sociales,
ambientales, culturales, etc. Indica Andrea MEROI con relación a estas nuevas
relaciones de conflictos que la “irrupción de conflictos que exceden el tradicional
esquema “Juan contra Pedro” es quizá, uno de los datos más perturbadores para la
juridicidad de las últimas décadas del siglo pasado y un problema no del todo (o no
satisfactoriamente) resuelto por los ordenamientos jurídicos en general”19.
La preocupación por la falta de protección adecuada a través del proceso liberal para
estas nuevas relaciones de conflictos que tienen su origen en los derechos
fundamentales posteriores al Estado Liberal como el derecho al medio ambiente,
derechos culturales o protección de los derechos de los consumidores, que originan
situaciones de multiplicidad de titulares que de forma individual poco o nada podrían
hacer para defenderse, que en palabras de PERROT, poniendo como ejemplo al
problema de la “difusividad” de los derechos del consumidor señalaba que “el
18
CAPPELLETTI, Mauro y Bryan GARTH, El acceso a la justicia. La tendencia en el movimiento mundial para
hacer efectivos los derechos, traducido por Mónica Miranda, México: Fondo de Cultura Económica, 1996, p.
11. Señala el autor “En los Estados liberales ‘burgueses’ del siglo XVIII y del siglo XIX, los procedimientos para
los litigios civiles reflejaron la filosofía esencialmente individualista de los derechos que por entonces
prevalecían”.
19
MEROI, Andrea, “¿Son compatibles el garantismo y los procesos colectivos?”, en AA. VV., Garantismo y
crisis de la justicia, Medellín: Universidad de Medellín, 2010, p. 15.
consumido es todo y es nada”20, haciendo referencia a esta posición de un posible
titular de un derecho pero su imposibilidad de defensa efectiva de manera individual.
Así, CAPPELLETTI explicaba que los “intereses” difusos son intereses colectivos, como la
protección al aire limpio o la protección a los consumidores, en donde el problema
esencial radica en (que es la razón que sean denominados difusos) que o bien nadie
tiene el derecho a remediar el daño al interés colectivo, o bien el interés de cada uno
para remediarlo es demasiado pequeño para inducirlo a emprender una acción o
reclamo22.
En este aspecto, señalaba POSNER, que por parte del infractor al ser muy
pequeña la reclamación individual en la que el infractor es obligado a pagar
una reparación igual a los costos de su violación, pero sin poder identificar “a
quien”, debido a la “difusividad” de estos intereses, puede suceder que los
costos de identificar a los miembros de la clase y la compensación a cada uno
de ellos podría superar el monto de la condena. Por ello, el problema es que
los costos de una futura compensación a los miembros de una clase
numerosa pueden ser muy elevados, y en algunos casos pueden superar a los
beneficios de la disuasión generada por el reclamo23.
20
CAPPELLETTI y GARTHM, El acceso a la justicia. La tendencia en el movimiento mundial para hacer efectivos
los derechos, ob. cit., p. 20.
21
CAPPELLETTI y GARTHM, El acceso a la justicia. La tendencia en el movimiento mundial para hacer efectivos
los derechos, ob. cit., p. 20.
22
CAPPELLETTI y GARTHM, El acceso a la justicia. La tendencia en el movimiento mundial para hacer efectivos
los derechos, ob. cit., p. 20.
23
POSNER, Richard, El análisis económico del derecho, México: Fondo de Cultura Económica, 1992, p. 535.
Mientras que, por el lado de la víctima, la motivación o incentivo para el
reclamo y no tomar precauciones excesivas no funcionan en esta situación
porque los intereses en juego son demasiado reducidos para inducir a
cualquier víctima a asumir una porción de la carga de obtener una
compensación.
24
CAPPELLETTI y GARTHM, El acceso a la justicia. La tendencia en el movimiento mundial para hacer efectivos
los derechos, ob. cit., p. 19.
25
POSNER, El análisis económico del derecho, ob. cit., p. 534.
infracción que perjudican la gestión del conflicto en el caso de actores múltiples. En
otras palabras, la gestión del conflicto en estas situaciones debe crear mecanismos
racionales para la accionabilidad conjunta de estos intereses especiales. Como indica
POSNER26, las reclamaciones muy pequeñas no crearían ningún problema para el
reclamo si existiese el componente fijo de los costos de arreglo. Simplemente, la
gente invertiría menos cuando los intereses en juego fueran menores. Sin embargo, si
el costo fijo puede repartirse entre muchas reclamaciones quizás puedan presentarse
más, con una disminución consiguiente de los costos de error en la solución y sin
incurrir en costos directos prohibitivos. El asunto entonces es procurar una técnica
para reunir varias reclamaciones pequeñas en una reclamación suficientemente
grande para justificar los costos de la negociación; o, dicho de otro modo, para
obtener una economía de escala de en las reclamaciones.
Hay que tener presente que el interés difuso no debe asimilarse al interés general.
Aunque en ambos casos el ámbito de afectados se encuentra indefinido, el primero
es de carácter subjetivo y el segundo de carácter público, por eso el interés difuso
26
POSNER, El análisis económico del derecho, ob. cit., p. 535.
27
MEROI, Andrea, “La legitimación activa en las pretensiones colectivas; cuadro de situación del derecho
argentino”, en XII Congreso Nacional de Derecho Procesal Garantista. Azul 18 y 19 de octubre de 2012.
28
MEROI, “La legitimación activa en las pretensiones colectivas; cuadro de situación del derecho argentino”,
art. cit.
29
MEROI, “La legitimación activa en las pretensiones colectivas; cuadro de situación del derecho argentino”,
art. cit.
emana del reconocimiento de situaciones subjetivas atribuibles a individuos y
organizaciones y son intereses abiertos a la participación. Sin embargo, la defensa o
protección de estos tipos de intereses supraindividuales, ya sean difusos o colectivos
no se resuelve en la dicotomía si son de naturaleza pública o privada porque en todo
caso gozarían de una naturaleza intermedia dado que en principio son
originariamente personales, pero en la medida que son compartidos o comunes a
una pluralidad de sujetos, adquieren una dimensión social que permite afirmar que
son “intereses privados de dimensión colectiva”30.
Por otro lado, están los intereses plurales homogéneos que son aquellos de
naturaleza divisible en los que cada uno de los sujetos del grupo, colectividad o
categoría interesada es titular exclusivo de un bien, con un origen fáctico común y un
contenido sustantivo homogéneo31.
BELLIDO propone que todos estos tipos de interese especiales de sujetos múltiples o
indeterminados estaría dentro del concepto de intereses transindividuales, y señala
que “Este Código Modelo tiene la virtud de ofrecer una regulación de la protección
jurisdiccional de derechos o intereses transindiviudales de carácter general, y no
limitada a los que pueden resultar afectados en un ámbito determinado (consumo,
medio ambiente, etc.) atendiendo a las dos grandes categorías de intereses
transindividuales que conceptúa la categoría de intereses difusos -en las que se
incluyen también los intereses colectivos- y la categoría de intereses individuales
homogéneos”33.
30
BACHMAIER WINTER, Lorena, “La tutela de los derechos e intereses colectivos de consumidores y usuarios en
el proceso civil español”, en VII Seminario Internacional de Formazione e Caratteri del Sistema Guiridico
Latinoamericano e Problemi del Processo Civile, Roma: mayo del 2002.
31
MEROI, “La legitimación activa en las pretensiones colectivas; cuadro de situación del derecho argentino”,
art. cit.
32
Artículo 1, Código Modelo de Procesos Colectivos para Iberoamérica. Citado por BELLIDO PENADES, Rafael,
“Una primera aproximación comparativa sobre la protección de los intereses transindividuales de los
consumidores en el Código Modelo de Procesos Colectivos para Iberoamérica y en la Ley de Enjuiciamiento
Civil Español”, en Revista Iberoamericana de Derecho Procesal, año 1, enero-junio del 2015, p. 249.
33
BELLIDO PENADES, “Una primera aproximación comparativa sobre la protección de los intereses
transindividuales de los consumidores en el Código Modelo de Procesos Colectivos para Iberoamérica y en la
Ley de Enjuiciamiento Civil Español”, art. cit., p. 248.
En este aspecto, en la categoría de intereses transindivuales estarían comprendidos
todos estos intereses de titularidad múltiple o indeterminada, definidos como
supraindividuales difusos o colectivos u homogéneos de interés individual.
El reto del gestor del conflicto en estas situaciones especiales es primero reconocer
las relaciones intrasistémicas al interior del grupo, clase o conjunto de posibles
titulares, el grado de cohesión y de fragmentación del conjunto, y sobre todo
reconocer la capacidad de liderazgo para poder dirigir o entablar el proceso de
negociación. Es por esta razón, que resulta sumamente importante el reconocimiento
de los actores, porque muchas veces los procesos de negociación fallan y por el
contrario escalan el conflicto de forma violenta, cuando se hace un análisis superficial
de este elemento y finalmente ni el proceso ni el resultado que se obtiene será
validad o legitimado por el grupo social o colectividad supuestamente representada.
Estrategias
- Identificar al líder
34
AGUERRIZÁBAL GRÜNSTEIN, “El control de la representatividad adecuada de las asociaciones de consumidores
en el ejercicio de las acciones colectivas”, art. cit., p. 176.
35
ENTELMAN, Teoría de los conflictos. Hacia un nuevo paradigma, ob. cit., pp. 79 y 80.
perteneciente a una facción no se identifica plenamente con esta o desconoce su
identificación, lo cual determina que este grado de conocimiento y pertenencia a la
facción implicará si se encuentra ante “fronteras rígidas” o “fronteras flexibles” frente
al campo adversario interno.
36
ENTELMAN, Teoría de los conflictos. Hacia un nuevo paradigma, ob. cit., p. 83.
37
ENTELMAN, Teoría de los conflictos. Hacia un nuevo paradigma, ob. cit.
38
TITO LIVIO, Historia de Roma desde su fundación (Ar Orbe Condita). Con las períocas de los libros
perdidos, traducción por Antonio Diego Duarte Sánchez, t. I, Libros 1, I.24. (así son la citas de ese libro,
como el Digesto)
En sentido inverso a lo señalado en el párrafo anterior frente a la multiplicidad de
campos adversarios internos, si se desea llegar o iniciar un proceso de negociación,
la actitud del gestor se orientará a reducir estos campos adversarios para llegar a un
óptimo de bipolaridad, es decir, solo dos posiciones entre las cuales se debe elegir.
Por ejemplo, es el caso del ballottage o segunda vuelta en la cual compiten solo
aquellas dos opciones que han superado una elección inicial entre varios grupos en
competencia los cuales deben superar sus diferencias internas para apoyar a alguna
de las dos opciones finales con la que se sienta más afín.
Esta actitud valorativa e interpretativa de las partes de integrar o formar parte de una
relación de conflicto se compone de dos elementos: por un lado, la “percepción” y en
el otro la “conciencia”, que corresponden a dos aspectos, uno de carácter subjetivo-
interno y el otro de carácter objetivo -externo en la valoración del conflicto.
Mientras que, la “percepción” del conflicto obedece al contenido con que accede el
razonamiento de los datos externos relativos a fenómenos tales como conductas,
39
ENTELMAN, Teoría de los conflictos. Hacia un nuevo paradigma, ob. cit., p. 89.
40
ENTELMAN, Teoría de los conflictos. Hacia un nuevo paradigma, ob. cit., p. 89.
actitudes, pretensiones, intenciones, riesgos o amenazas41. En donde, el actor recibe
información de estos actos, conductas, omisiones etc. que lo involucran en una
relación de conflicto pero aún pendiente de procesar, dependiendo de muchos
factores o sesgos para la determinación que pueden ser de tipo cultural, económico,
social, político, étnico, etario, de grupo, emociones, sentimientos, etc. No siendo una
unidad de medida única e invariable para todos en la valoración e interpretación de
las conductas o actos del otro sujeto para su calificación como actos o conductas de
conflicto.
En la mayor parte de las situaciones por las cuales un actor no toma conciencia de
encontrarse en una relación de conflicto con otro, se traduce generalmente en su
falta de conocimiento o respeto a la convicción de aceptar a una regla que está
obligado desde el ordenamiento jurídico, ético, moral, religioso, de convivencia
social, o de aceptación de pertenencia a una comunidad y que no acepta a un tercero
o a la contraparte como interlocutor para que induzca el reconocimiento de estar
involucrado en una situación de conflicto.
En otro aspecto, hay que hacer presente que el conflicto que se puede gestionar el
conflicto real o verídico, es decir, aquel que está plenamente percibido por los
actores y tiene conciencia de este, con una base objetiva y real. No obstante, se
presentan “situaciones” que aparentan conflictos, pero en realidad no constituyen
una relación real de conflicto, entendiendo a esta como una relación social
intersubjetiva, de conductas reciprocas que son incompatibles o están en
competencia, ya sea porque son opuestas o similares, sino que se constituyen en
“situaciones” parecidas a un conflicto.
42
ENTELMAN, Teoría de los conflictos. Hacia un nuevo paradigma, ob. cit., p. 93.
Estas “situaciones de conflictos” se generan en errores de atribución o percepción de
los sujetos o los objetos, que implican una incorrecta estructura en el análisis del
conflicto. En estos casos el gestor debe reestructurar la relación para establecer una
relación real de conflicto. Las “situaciones” de conflicto que se pueden presentar son
las siguientes:
Por otro lado, todo conflicto tiene una base cultural44 entendiendo como cultura al
conjunto de prácticas, valores y símbolos que tiene una comunidad en un
determinado espacio y tiempo, en donde esta diferencia cultural también implica que
la percepción de la violencia y la agresividad pueden ser interpretadas de diferentes
formas y en distintos grados de intensidad.
43
DOMÍNGUEZ BILBAO, Roberto y Silvia GARCÍA DAUDER, Introducción a la teoría del conflicto en las
organizaciones, WORKING PAPERS 2002/48, enero del 2003.
44
REDORTA, Conflict management. Ciencia aplicada a la gestión del conflicto, ob. cit., p. 154.
45
Técnicas de medicación y ordenación para los recursos naturales, Analizando el conflicto. Recuperado de
<https://bit.ly/2TG26dR>.
- Los orígenes niveles y temas del conflicto.
- La historia propiamente dicha en la cronología de sus eventos.
- Las relaciones geográficas y temporales.
- Las interrelaciones con otros conflictos.
- Los intentos anteriores para resolver el conflicto.
- El establecimiento de zonas prioritarias; entre otros.
Otro factor que lleva a una errónea percepción y conciencia del conflicto son el rol o
papel que cumplen las emociones. Esto es así, porque las personas que están en
conflicto presentan una serie de sentimientos de inseguridad, incapacidad, confusión,
temor, ira, venganza, arrogancia y en general una ausencia de participación en la
situación conflictiva que les conduce a centrarse en lo pasado, lo negativo y lo
imposible. Pensamientos que van acompañados de una dicotomía, inflexible, no
receptiva y de auto valoración respecto del otro que les induce a no tener en cuenta
su opinión, a centrarse en su postura y muchas veces tratar al otro con desprecio,
desdén y a veces inmisericorde, situación en la que la comunicación se convierte en
imposible e inadecuada y resulta complicado tener un entendimiento de la realidad46.
En este escenario el gestor debe tratar de cambiar esta situación para que los sujetos
no tengan una visión distorsionada de la realidad y genere una errónea comprensión
del conflicto, centrándose en el presente, lo positivo y lo posible mediante la
disminución de la intensidad emocional, buscando la mejora en la comunicación y
cambios en la manera de comprender el conflicto y el punto de vista del otro,
haciendo presente que comunicarse no es ceder en la posiciones e intereses, sino
comprender la real relación de conflicto en la que están involucrados los sujetos para
iniciar un proceso de comunicación eficaz.
46
GARRIDO, Eugenio; Jaume MASIP; Ma. Carmen HERRERO (coords.), Psicología Jurídica, Madrid: Pearson
Educación, 2006, p. 566.
47
REDORTA, Conflict management. Ciencia aplicada a la gestión del conflicto, ob. cit., p. 156.
Señala REDORTA que la percepción y comunicación tienen un rol central en la creación
de significación. Las personas tienen más cosas que captar que la capacidad para
hacerlo, esto implica, que hay más cosas en el mundo de las que podemos percibir y
menos comprender, y ello conduce al fenómeno de la “percepción selectiva” por el
cual se filtra la información que el entorno produce pasando por el tamiz de las
creencias, prototipos y estéreo tipos mentales, intereses, etc. Eso tiene como efecto
la búsqueda de “información selectiva” aquellas que confirme nuestra opinión o
rebata la del adversario, y la conclusión de ello es que la “verdad percibida”
generalmente no se ajusta a la realidad48.
A este error interno para la percepción del conflicto se suma los problemas de
comunicación, que originan que los mensajes sean mal transmitidos por los
interlocutores y sean recibidos de manera incorrecta. Indicaba Lee BAILEY que los
mediadores tratan de identificar el hecho motivo de la disputa, y muchas veces se
percatan que el pleito solo es falta de comunicación entre las partes49.
En este orden de ideas, las situaciones de imprecisión son una de las características
más generales del conflicto. Se debe tener en cuenta las limitaciones a la percepción,
en consideración que la mayoría de los objetos de la realidad son imperceptibles a la
vista y sentidos de las personas. Los sentidos pueden dar información ambigua, y el
estado emocional contribuye a un error en la percepción de la realidad, generando
muchas situaciones de indeterminación. En la gestión del conflicto se debe aceptar
estas situaciones de ambigüedad e imprecisión, falta de información entre otras
causas que giran alrededor una indebida percepción del conflicto aprendiendo a
48
REDORTA, Conflict management. Ciencia aplicada a la gestión del conflicto, ob. cit., p. 157.
49
BAILEY, F. Lee, Cómo se ganan los juicios. El abogado litigante, México: Limusa, 1995, p. 18.
50
REDORTA, Conflict management. Ciencia aplicada a la gestión del conflicto, ob. cit., p. 158.
manejar sesgos sistemáticos y situaciones de probabilidad que es el campo en el que
se desarrolla el conflicto51.
51
REDORTA, Conflict management. Ciencia aplicada a la gestión del conflicto, ob. cit., p. 160.
52
CALCATERRA, Rubén, Mediación estratégica, Barcelona: Gedisa, 2003, p. 66.
53
CALCATERRA, Rubén, Mediación estratégica, Barcelona: Gedisa, 2003, p. 66.
54
CALCATERRA, Rubén, Mediación estratégica, Barcelona: Gedisa, 2003, p. 67.
Por su parte MOORE55 indica de cinco situaciones que conllevan a una errónea
percepción del conflicto:
55
MOORE, Christopher W., El proceso de mediación. Métodos prácticos para la mediación de conflictos,
traducido por Aníbal Leal, Buenos Aires: Granica, 1995, p. 206.
56
MOORE, El proceso de mediación. Métodos prácticos para la mediación de conflictos, ob. cit., p. 210.
57
MOORE, El proceso de mediación. Métodos prácticos para la mediación de conflictos, ob. cit., p. 213.
hogar porque considera que es él quien produce los ingresos, en cuyas
circunstancias considera que el reclamo no es legítimo, ni toma en cuenta las
emociones o sentimientos del afectado, no percibe el objeto del conflicto,
generando una situación de errónea percepción.
Por ello, la función autocompositiva en la audiencia preliminar del proceso civil oral
tiene como presupuesto a la “comunicación efectiva” que es la herramienta para
superar todos estos problemas atendiendo al ¿Quién? ¿Cómo? ¿A quién? ¿Cuándo?
¿Dónde? ¿Por qué? Se produce la comunicación.
Un ejemplo de fuente de error en la percepción del conflicto por el sistema de
creencias se encuentra en la interpretación del valor de la justicia. Se suele implicar el
concepto justicia con la solución a la disputa. Desde un punto de vista jurídico
correspondería a la aplicación del derecho, no obstante, la definición más remota
sería “La justicia es la constante y firme voluntad de dar siempre a cada uno lo que es
suyo”58 que reza en las Instituciones de Justiniano. Pero, precisamente el problema de
una solución imparcial única y perfectamente justa radica en la posible sostenibilidad
de razones plurales y rivales para esta solución que difieren y compiten entre sí 59.
Con este razonamiento inicial60 se plantea una situación hipotética sobre el caso de
“tres niños y una flauta”61, en donde los personajes de esta historia, Anna, Roberto y
Carla disputan entre ellos el uso de una flauta.
En este ejemplo, Anna reclamaba la flauta con el argumento de que es la única que
sabe tocarla. Roberto por su lado reclama la flauta sobre la base de que es pobre y
no tiene juguetes propios. Finalmente, Carla advierte que ella construyó la flauta con
sus propias manos y que los demás se quieren aprovechar de su trabajo. ¿A quién se
le debería dar la flauta?, ¿Qué es lo justo?
Posiblemente, de la lectura del caso, se presentarán distintas opiniones, que tal vez
serán la mayoría favoreciendo la posición de Carla sobre la base del “derecho de
propiedad”, dado que ella fue quien construyó la flauta y estaría solicitando el
reconocimiento de su esfuerzo y el disfrute de su trabajo propio. A este grupo se les
puede identificar con una posición “liberal o libertaria”, en el cual identifican el
concepto de “justicia” con el “derecho” y la exclusividad que el derecho de propiedad
otorga.
58
Instituciones, libro I, título I.
59
SEN, Amartya, La idea de la justicia, traducido por Hernando Valencia Villa, Madrid: Taurus, 2010, p. 44.
60
En la oportunidad que tuve de desarrollar el curso de Derecho Procesal Civil en el Programa de Habilitación
para Magistrados. Academia de la Magistratura. 7.° Curso de Habilitación de Magistrados nombrados por el
Consejo Nacional de la Magistratura, junio del 2012.
61
SEN, La idea de la justicia, ob. cit., pp. 44-47.
Más allá del universo de opiniones en este laboratorio por el cual no se podría
establecer una ley de carácter universal y general sobre cómo piensan los
magistrados y las personas, y porque piensan así62, y de la anecdótico en cuanto a la
variedad de la respuesta, se aprecia que puede existir más de una solución correcta y
valida, pero distintas entre sí63.
En este aspecto, Robert COOVER65 indicaba que los actos de interpretación significan
prácticas sociales y sugiere la construcción social de una realidad interpersonal a
través del lenguaje, pero que pueden ser muy distintas de persona en persona,
grupos, colectividades etc. generando estos errores de percepción y conciencia del
conflicto, y de su comprensión, en tanto, lo que para uno es real para otros no lo
será.
6.2.3 Objetivos
62
Un estudio acerca del complejo universo de factores que llevan a los jueces a tomar sus decisiones de
acuerdo con condicionantes sociológicas, psicológicas, económicas, políticas, filosóficas y jurídicas se puede
revisar en POSNER, Richard, Cómo deciden los jueces, traducido por Victoria Roca Pérez, Barcelona: Marcial
Pons, 2011.
63
El análisis estratégico aplicado al derecho parte del campo de la “no certidumbre” del derecho desde un
perfil menos habitual contrario a la tesis de la “única respuesta correcta” de tal modo que, si no se puede
hablar de una solución correcta única en el campo de las inferencias lógicas, tampoco se podría hablar de una
solución correcta única en el campo de las decisiones jurídicas. BARRAGÁN, Julia, Estrategias y Derecho,
México: Ediciones Miguel Ángel Porrúa, 2009, p. 18.
64
SEN, La idea de la justicia, ob. cit., p. 47.
65
COOVER, Robert, Derecho, narración y violencia. Poder constructivo y poder destructivo en la
interpretación judicial, traducido por Christian Courtis, Barcelona: Gedisa, 2002, pp. 113-115.
Los objetivos o metas de los actores en los conflictos son objetos, a los que cada
actor le agrega un valor. Indica ENTELMAN66 que hay tres clases de objetos del conflicto,
distinguiéndose entre objetivos concretos, simbólicos y transcendentes. Conforme a
lo señalado:
- Adhesión firme a una posición; cuando los actores se han adherido tan
firmemente a determinada posición que satisface sus intereses, que el interés
mismo aparece desdibujado y equiparado con la posición y ya no se puede ver
como una entidad separada. Para esto se debe entender que el conflicto
interno se gestiona sobre la base de intereses mientras que el conflicto sobre la
base de posiciones. La equiparación del interés con la posición implica que el
conflicto se ha formalizado, y solo puede ser resuelto con la adjudicación de la
posición, llegando a ser difícil la separación de los intereses con una solución
67
MOORE, El proceso de mediación. Métodos prácticos para la mediación de conflictos, ob. cit., p. 300.
específica. Por ejemplo, en un proceso de alimentos en que la manutención del
menor solo se resuelve asignando la pensión solicitada judicialmente sin
espacio para la negociación. La tendencia a aferrarse a una posición de línea
dura dificulta el trabajo del gestor.
Pero, para que funcione el engaño debe haber visos de verosimilitud, percibida la
parte como dotada de autoridad, capacidad y voluntad de ejecutar la actividad que
es la base de la amenaza para satisfacer determinado interés68
68
MOORE, El proceso de mediación. Métodos prácticos para la mediación de conflictos, ob. cit., p. 312.
69
MOORE, El proceso de mediación. Métodos prácticos para la mediación de conflictos, ob. cit., p. 313.
las relaciones entre las partes y de la posibilidad que haya de dividir las cuestiones
del conflicto en elementos más pequeños70.
Es así, que con relación a los objetivos incompatibles en el conflicto se pueden dar
las siguientes situaciones71:
Partiendo de la definición de MIAL (1999)74, que señala dos tipos de poder, un hard
power y otro soft power dependiendo si el conflicto es violento, e implicando por un
lado el uso de la fuerza en todas sus formas y en el otro basado en la persuasión.
PARÍS75 muestra algunas, entre ellas:
70
ENTELMAN, Teoría de los conflictos. Hacia un nuevo paradigma, ob. cit., p. 114.
71
MOORE, El proceso de mediación. Métodos prácticos para la mediación de conflictos, ob. cit., p. 315.
72
ENTELMAN, Teoría de los conflictos. Hacia un nuevo paradigma, ob. cit., p. 117.
73
PARIS ALBERT, Sonia. La transformación de los conflictos desde la filosofía para la paz, tesis doctoral,
departamento de filosofía, sociología y comunicación audiovisual y publicidad, Castellón de la Plana:
Universidad Jaume I, 2005, p. 28.
VON BERTALANFFY, Ludwig, Teoría general de los sistemas, México: Fondo de Cultura Económico, 1976, p.
125.
74
MIAL, (1999, p. 10), citado por PARÍS ALBERT, La transformación de los conflictos desde la filosofía para la
paz, ob. cit., p. 126. “On the hand it means the power to command, order, enforce-coercitive or ‘hard power’.
On the other, it means, the power to induce cooperation, to legitimize, to inspire. Persuasive or ‘soft power.
Hard power has always been important in violet conflict, but soft power may be more important in conflicts
managed peacefully”.
75
PARÍS ALBERT, La transformación de los conflictos desde la filosofía para la paz, ob. cit., pp. 125 y ss.
- El concepto de poder de Kennneth Boulding (1993)76, quien presenta distintas
acepciones del término. En principio, identifica al poder como el “potencial
para cambiar” y al mismo tiempo lo entiende como “la capacidad que se tiene
de conseguir lo que se quiere”, desde el punto de vista individual. Desde el
punto de vista colectivo, se refiere a la “capacidad de conseguir los objetivos
comunes”, y finalmente lo circunscribe al concepto de “limite o frontera”
señalando que el conflicto estalla cuando unos reducen a otros las fronteras de
sus posibilidades.
76
BOULDING, Kennneth, 1993, citado por PARIS ALBERT, La transformación de los conflictos desde la filosofía
para la paz, ob. cit., p. 126.
77
ARENDT, Hannah, 1993, citado por PARIS ALBERT, La transformación de los conflictos desde la filosofía para
la paz, ob. cit., pp. 130 y ss.
En el concepto de ARENDT se define al poder como una construcción social que
solo tendrá validez en una comunidad, fuera de ella no existe el poder, y su
finalidad precisamente es el equilibrio del poder entre los miembros de la
sociedad para poder vivir en libertad.
(1) Está presente en toda interacción, que implica que solo existe el poder
cuando hay relaciones sociales
(2) No es positivo ni negativo, simplemente es. Siendo un concepto neutro en
su origen.
(3) Será positivo o negativo el uso que se le otorgue. El resultado del uso del
poder es que se valora como positivo o negativo.
(4) Es el producto de las relaciones interpersonales, no de los individuos.
(5) Las personas siempre buscan el equilibrio del poder ya sea productiva o
destructivamente.
(6) El equilibrio de poder productivo puede darse expandiendo las fuentes de
poder.
(7) Es necesario un equilibrio relativo de poder para un manejo productivo
del conflicto.
El punto central que es que el poder está en el centro de toda interacción social y,
por ende, en la relación de conflicto, y persistentemente en cuanto a su búsqueda,
obtención, equilibrio y desigualdad generan relaciones críticas, como las siguientes79:
78
GIRARD y KOCH, 1997, citado por PARIS ALBERT, La transformación de los conflictos desde la filosofía para
la paz, ob. cit., p. 143.
79
PARIS ALBERT, La transformación de los conflictos desde la filosofía para la paz, ob. cit., p. 28.
partes respecto de los recursos de poder del otro. La información completa o
la plena conciencia del conflicto pueden externalizarlo.
En resumen, hay una relación sustancial entre los recursos de poder y la conciencia
del conflicto, en cuanto el equilibrio de poder real o aparente pueden postergar,
desplazar u ocultar al conflicto hasta que dicha información es conocida por las
partes y se toma conciencia de la relación de conflicto y este se puede externalizar.
Tal como señala REDORTA: “Nadie tiene todo el poder, el poder es siempre una balanza,
una interacción, una relación que puede ser muy cambiante en función de las
circunstancias”80.
En este sentido, el poder tiende a ser dinámico, nunca es estático, cambia de acuerdo
con las circunstancias y su uso. El poder siempre estará presente en toda clase de
conflicto, porque es atributo de las partes y todos tienen recursos de poder, ya sea
en menor o mayor medida. El poder es intencional, se usa para conseguir cambiar o
modificar la voluntad del otro, y asimismo, es gradual y el significado puede variar de
acuerdo a los sujetos.
En esta perspectiva KARRAS identifica como las bases conceptuales del poder las
siguientes81:
− Relatividad.
− Puede ser real o aparente.
− Puede ser ejercido sin acción.
− Es siempre limitado.
− Existe en la medida que sea aceptado.
− Sus fines no pueden separarse de sus medios.
− Su ejercicio siempre implica costos y riesgos.
− Las relaciones de poder cambias a través del tiempo.
En dicho aspecto, hay una triple dimensión en cuanto al concepto poder que su
percepción, significado y sus manifestaciones, tal como describe SIERRALTA82:
La percepción del poder; en tanto, que no importa la fuente que lo genere, este debe
ser percibido por otro u otros para que exista. Es una relación de doble vía en cuanto
a uno de los sujetos debe sentir que tiene poder y el otro admitir o aceptar ese poder.
Por ello, la percepción de poder es un elemento sustancial para que este tenga
efectos, y en el debate o dialogo, como es el caso de la audiencia preliminar, la
comunicación verbal y no verbal, así como la información que se transmite,
constituyen elementos importantes para generar esa percepción de poder.
Es así, que muchos procesos judiciales son utilizados como mecanismos de mejorar
una “ventaja de amenaza” para modificar la conducta del adversario. Un acuerdo en
dichas circunstancias podría generar abusos o desequilibrios, como los que indicaba
80
REDORTA, Conflict management. Ciencia aplicada a la gestión del conflicto, ob. cit., p. 141.
81
KARRAS, Chester Luis, The negotiation game, 1970, p. 56, citado por SIERRALTA, Aníbal, Negociaciones y
teorías de los juegos, Lima: PUCP, 2009, p. 82.
82
SIERRALTA, Negociaciones y teorías de los juegos, ob. cit., pp. 82-87.
Alcalá- Zamora83 “en la sombra de una supuesta autocomposición se esconde una
situación de abuso”, por ello, en la audiencia preliminar se puede desmitificar el
poder, para entablar comunicaciones más eficaces y poder llegar en su caso a
soluciones más equilibradas.
Finalmente, las manifestaciones del poder; que se relaciona con las fuentes d de las
que emana o las formas o maneras en que ese ejerce como la influencia, el dominio
de mercado, la información, la tecnología, armas bélicas, la fuerza, la autoridad, etc.
83
ALCALÁ-ZAMORA Y CASTILLO, Niceto, Proceso, autocomposición y autodefensa (Contribución a los fines del
proceso), México: Imprenta Universitaria, 1947, p. 73.
84
WEBER, Max, Economía y sociedad, 1964, p. 43, citado por SIERRALTA, Negociaciones y teorías de los
juegos, ob. cit., p. 84. “Poder significa la probabilidad de imponer la propia voluntad, dentro de una relación
social, aún contra toda resistencia y cualquiera sea el fundamento de esa probabilidad”.
85
DEUTSCH, Karl, Política y gobierno, 1998, p. 41, citado por SIERRALTA, Negociaciones y teorías de los
juegos, ob. cit., p. 84. “instrumento por el cual se obtienen todos los demás valores”.
86
ÁVILA-FUENMAYOR, Francisco y Claudia ÁVILA MONTAÑO, “El poder: de Maquiavelo a Foucault”, en Revista
de Ciencias Sociales, vol. XVIII, abril-junio del 2012, pp. 367-380.
87
ENTELMAN, Teoría de los conflictos. Hacia un nuevo paradigma, ob. cit., p. 125.
88
SIERRALTA, Negociaciones y teorías de los juegos, ob. cit., p. 82.
89
ENTELMAN, Teoría de los conflictos. Hacia un nuevo paradigma, ob. cit., p. 127.
de la relación de conflictos en el que será utilizado por uno o todos los actores
para satisfacer su interés en competencia e incompatible con el otro sujeto.
90
SERRANO, Carlos, “Hiroshima y Nagasaki: cómo fue el ‘infierno’ en el que murieron decenas de miles por
las bombas atómicas”, en BBC, News Mundo, agosto del 2020. Recuperado de <https://bbc.in/3g3Drsp>.
91
ENTELMAN, Teoría de los conflictos. Hacia un nuevo paradigma, ob. cit., p. 129.
o Probabilidad que se produzca el efecto esperado; entre más probable es
la modificación de la conducta y la satisfacción del interés en
competencia, más efectivo será el recurso de poder.
o Cantidad de destinatarios a quienes se dirige el recurso de poder; como
se ha visto todo recurso de poder tiene un costo, el uso y el asumirlo,
por ello, la cantidad de personas determinará la posibilidad de uso o de
recepción de dicho recurso.
o Determinación de la escala de valores. Que implica a establecer una
jerarquía de recursos de poder valoradas en la misma unidad de
referencia. Ejemplo, dinero versus dinero, fuerza versus fuerza, etc. y el
orden de la significación que tiene para cada parte.
o Grado de modificación de la conducta, en tanto, el recurso de poder
será más jerarquizado en cuanto su uso pueda promover el cambio de
conducta del oponente, determinando si es más o menos intenso. Este
criterio, será luego muy importante para determinar las variables de
interacción en la relación conflictual.
o Grado de restricción de alternativas, que considera, que el uso de
recursos de poder por uno de los actores puede reducir el campo de
negociación del otro actor. Por ejemplo, la amenaza de una demanda, si
se hace efectiva da por terminada las negociaciones, debiendo esperar
otro momento que haya equilibrio de poder.
o Saturación por el uso, que se sujeta a la curva de utilidad marginal
decreciente, e implica que el uso de cada unidad de un recurso produce
un nivel de satisfacción hasta llegar a la saturación y ser igual a 0, en
que comienza a decrecer dicho grado. Esto implica, que el uso reiterado
de un recurso de poder solo será efectivo hasta cierto punto. Siguiendo
el ejemplo anterior, si la amenaza de demanda nunca se cumple, ya no
tendrá el mismo, efecto y más bien el destinatario del recurso saldrá del
espacio de negociación.
6.2.5 Terceros
Explica RAIFFA92 que, en 1970, cuando los Estados Unidos negociaba con las Filipinas
un contrato acerca de derechos en bases militares, los negociadores debían tener en
mente contratos y tratados similares con otros países como España y Turquía. Esto,
explica del efecto de que una negociación llega a quedar a vinculada a otra. En igual
situación, al discutirse el tratado SALT II, esta se vinculó como otras sobre gastos de
defensa. En la negociación de cereales con la Unión Soviética, los Estados Unidos
amenazaron con vincular la negociación con los alimentos y el petróleo.
Este efecto de vinculación con otros sujetos u otros tremas que aparentemente están
fuera del conflicto o no serían partes de los actores u objetivos incompatibles,
entendiendo al conflicto como una situación de bipolaridad, genera la figura de los
terceros que pueden sentirse atraídos al objeto o núcleo del conflicto para fomentar
o disuadir el conflicto, o hacia una de las partes.
De acuerdo con ello, conforme señala ENTELMAN, se podría a agrupar a los terceros en
las siguientes categorías93:
92
RAIFFA, Howard, El arte y la ciencia de la negociación, traducción por Guillermo Cárdenas, México: Fondo
de Cultura Económica, 1991, p. 21.
93
ENTELMAN, Teoría de los conflictos. Hacia un nuevo paradigma, ob. cit., pp. 134-143.
Terminado, aunque superficialmente este punto por la naturaleza de la extensión del
presente trabajo, aunque ello exige mayor desarrollo por su importancia, existen
otros terceros que gravitan alrededor del conflicto:
- Y, en otro extremo el “tercero disuasor” que son aquellos cuyo poder les
permite obligar a la terminación del conflicto bajo la amenaza de intervenir,
que de acuerdo con su inventario de recursos de poder e influencia directa o
indirecta para provocar la terminación del conflicto puede ser en un primer
grado “persuasor” y en un grado más intenso “disuasor”. No se debe confundir
a estos terceros con los gestores del conflicto, que como se ha explicado,
tienen la perspectiva de gestión, mientras que estos terceros disuasores o
persuasores tienen la perspectiva de resolución.
94
VON BERTALANFFY, Teoría general de los sistemas, ob. cit., p. 38
Sobre dichos supuestos el pensamiento sistémico actual propone un enfoque de
análisis que identifica elementos de un todo llamado sistema, que reconoce
interacciones entre ellos e influencia entre sí (modificaciones). El producto del
sistema implica efectividad de cada uno de los elementos y de sus interacciones.
Así, la teoría de los sistemas distingue entre sistemas cerrados y sistemas abiertos,
sobre la base de la “equifinalidad”, por lo que, en cualquier sistema cerrado, el
resultado final está inequívocamente determinado por las condiciones iníciales. Si se
alteran las condiciones iníciales o el proceso, el resultado final cambiará también. No
ocurre lo mismo en los sistemas abiertos en ellos pueden alcanzarse el mismo
resultado o estado final partiendo de distintas condiciones iníciales y por diferentes
caminos95.Si las organizaciones sociales no se estudian y administran desde la
perspectiva de sistemas abiertos, no pueden adaptarse a las influencias y a las
fuerzas cambiantes del ambiente, y el resultado será niveles insuficientes y poco
efectivos en el funcionamiento.
b) Globalismo o totalidad
95
VON BERTALANFFY, Teoría general de los sistemas, ob. cit., p. 44.
96
WIENNER, Norbert, Cibernética y sociedad, traducido por José Novo Cerro, Buenos Aires: 1969, p. 17.
deberá producir cambios en todas las unidades del mismo, debido a las
interrelaciones existentes entre ellas”, que es la denominada “REACCION GLOBAL”,
por ello, se debe ser consciente de la relación entre los subsistemas o unidades del
sistema y con los efectos que causan en otros sus productos y modificaciones.
c) Homeostasia
Se refiere al equilibrio dinámico entre las partes del sistema frente a los cambios del
exterior, para ello se deben identificar las relaciones entre todos los elementos de un
sistema, los subsistemas y los sistemas alternativos
97
ENTELMAN, Teoría de los conflictos. Hacia un nuevo paradigma, ob. cit., p. 136.
98
REDORTA, Conflict management. Ciencia aplicada a la gestión del conflicto, ob. cit., p. 113.
99
REDORTA, Conflict management. Ciencia aplicada a la gestión del conflicto, ob. cit., p. 114.
en el caso de las relaciones interpersonales, y en especial en el desarrollo de los
objetivos o propósitos de la función autocompositiva dentro de la audiencia
preliminar.
El hecho es que el juez poder contar con las capacidades y herramientas para
desarrollar una adecuada gestión del conflicto desde la perspectiva del Conflict
Managament, para no esconder o desarrollar so pretexto de una conciliación al plea
berganing o adelanto de opinión, cuyo fin objetivo no es el análisis y gestión del
conflicto sino la descarga procesal, que fue lo que sucedió con la audiencia de
conciliación que estaba prevista en el Código Procesal Civil.
Hay “combinaciones laborales” que me parecen imposibles (y quizá se debe solo a mis propias
incapacidades). Dos ejemplos:
1) un juez que tuviera que hacer de mediador o conciliador.
2) un psicólogo clínico que tuviera que hacer de psicólogo del testimonio
El entrenamiento, la formación necesaria para llevar a cabo esas actividades me parece totalmente
diferente: aplicar el derecho v. lograr un acuerdo con el que las partes se sientan/estén conformes;
ayudar al paciente a superar sus problemas psicológicos (casi sin importar la verdad sobre ellos) vs.
valorar la fiabilidad del recuerdo que de un evento tiene una persona.
Aun teniendo el tiempo necesario para supuestamente formarse adecuadamente en labores tan
diversas, los sesgos profesionales que cada una de esas actividades genera son difícilmente
controlables, incluso por la propia persona que los sufre. Y, pues, una obviedad: Los seres humanos no
lo podemos todo, aunque le pongamos toda la buena voluntad.
Si lo anterior es así, nuestras prácticas deberían ser plenamente acordes a ello.
A dicha afirmación, hubo voces que negaban tal incompatibilidad entre jueces y
conciliadores, algunas airadas y otras pacíficas. Sin embargo, un grupo minoritario en
101
Véase, al respecto la cuenta de Facebook de Carmen Vásquez, de fecha 5 de setiembre del 2019.
Recuperado de <https://tinyurl.com/y6dqvq5q>.
el que me encuentro, compartimos tal visión. En ese sentido, replique a dicha
publicación102:
[E]l juez no debería ser conciliador porque proceso y conciliación son mecanismos distintos, tienen
objetivos distintos, tienen una distinta dinámica y un distinto concepto de justicia. Pero está muy
arraigado el mito del buen juez Magnaud.
Pues bien, el tema central y problema o reto esencial del proceso civil oral trata
precisamente de exponer y superar la incompatibilidad entre la actividad judicial y la
actividad conciliadora o de gestión del conflicto, y el cambio de perspectiva que
debe haber en el desarrollo de Conflict Management en la audiencia preliminar. No
es una crítica a las capacidades o conocimientos del juez, sino una apreciación de la
incompatibilidad de lógicas y los incentivos perversos que pueden originar la
combinación de tales actividades. No obstante, debo señalar que el presente análisis
se enfoca hacia el proceso civil, en el que se supone hay una igualdad de armas entre
las partes, no así en el denominado derecho procesal social que incluye los casos de
familia, laborales o la justicia de paz en la que la conciliación o mediación resultan
herramientas necesarias y propias a la naturaleza de los conflictos que se ventilan en
dichos procesos.
102
Véase, al respecto la cuenta de facebook de Carmen Vásquez, de fecha 6 de setiembre del 2019.
Recuperado de <https://tinyurl.com/y6dqvq5q>.
103
FISHER, Roger; William URY y Bruce PATTON, Si… ¡de acuerdo! Como negociar sin ceder, traducido por
Eloísa Vasco Montoya y Adriana de Hasssa, 13.ª ed., reimp., Bogotá: Norma, 1995, p. 227.
104
SUMARIA BENAVENTE, Omar, Introducción al sistema de la tutela jurisdiccional, 3.a ed., Lima: Olejnik, 2018,
p. 42.
105
ENTELMAN, Teoría de los conflictos. Hacia un nuevo paradigma, ob. cit., p. 75.
En tal sentido, la visión del conflicto como relación social con objetos incompatibles,
no es estática sino dinámica, y el conflicto como relación social se gestiona, no se
resuelve, y es así que en la negociación o conciliación la relación de conflicto se ve
hacia el futuro porque cambia, se amolda, muta, varia.
En sentido opuesto, el proceso judicial tiene una visión estática del conflicto, en el
cual la ruptura del orden por la desobediencia a la ley, se crea un espacio artificial y
abstracto pero presente que es el proceso, distinto del plano real pasado y finito, y
que se prolonga hasta que el juez vuelva a colocar el triunfo del orden por sobre el
caos, y es por ello que el proceso tiene ciertas características o ficciones como por
ejemplo la “litispendencia” que provoca la inamovilidad de los hechos y derechos
postulados al inicio del mismo hasta que no se pronuncie la sentencia o la “cosa
juzgada” que implica la imposibilidad de mutar, variar, modificar o alterar la decisión
que se toma.
Por otro lado, existe una difundida generalización hacia una concepción negativa de
la justicia estatal frente a los mal denominados “mecanismos alternativos de solución
de conflictos” (MARCS). Y digo mal denominados, porque en principio tal como se
explicó no hay “mecanismos alternativos”, ni subsidiarios, ni complementarios, todos
son mecanismos principales y autónomos que responde a la combinación de
distintas variables como son la cultura y el concepto de autoridad.
106
GARAPON, Antoine y Iovanna PAPADOPULOS, Juzgar en Francia y en Estados Unidos. Cultura Jurídica y
Common Law, Bogotá: Legis, 2003, p. 43.
107
GARAPON y PAPADOPULOS, Juzgar en Francia y en Estados Unidos. Cultura Jurídica y Common Law, ob.
cit., p. 49.
108
ENTELMAN, Teoría de los conflictos. Hacia un nuevo paradigma, ob. cit., p. 61.
el análisis del conflicto como problema general de la sociedad haya aparecido a
mitad del siglo XX109, sin embargo, añade, desde la antigüedad, el hombre había
desarrollado, sin teorizar sobre ello, diversos métodos de resolución de conflictos110.
Es de esta forma que cuando enfrentamos la parte externa del conflicto, es decir la
parte formal, los mecanismos autocompositivos no son adecuados, porque el
objetivo es distinto, no se parte de la reconstrucción de la “solución” por los propios
actores sino de la “resolución” del conflicto a través de la imposición de una voluntad
de un tercero a la cual los actores se han sometido a través de resultados
“distributivos” otorgando a veces todo lo que es objeto del conflicto a un actor en
desmedro del otro a través de la relación “ganador-perdedor”.
Así, como los juegos, a pesar de ser parecidos tienen distintas lógicas, en igual
sentido, el proceso judicial y la negociación, conciliación o mediación presentan
distintas lógicas a pesar de una supuesta apariencia. Así, el proceso el proceso
judicial es un juego suma cero, con un ganador y un perdedor, de acuerdo con la
adjudicación de la regla que hace el juez sobre los hechos probados y por ello, exige
la imparcialidad del juez. Mientras que, en la conciliación o negociación, se utilizan de
manera cooperativa las estrategias para llegar a soluciones en las que se distribuya el
exceso de utilidad, donde es el propio interés del jugador quien define las jugadas,
por ello, el mediador o conciliador no necesita ni siquiera ser imparcial.
109
ENTELMAN, Teoría de los conflictos. Hacia un nuevo paradigma, ob. cit., p. 69.
110
ENTELMAN, Teoría de los conflictos. Hacia un nuevo paradigma, ob. cit., p. 61.
111
ENTELMAN, Teoría de los conflictos. Hacia un nuevo paradigma, ob. cit., p. 66.
En igual sentido los momentos en que actúa el proceso judicial y las negociación y
conciliación son distintos y representan distintas aptitudes y actitudes de quien los
dirige.
No obstante, puede suceder que cuando el juez concilia o actúa como mediador, más
bien genera incentivos perversos para ir al proceso, estando que el jugador o parte
en situación de desventaja prolonga el daño y prescinde de la instancia negocial
reteniendo indebidamente el bien o incumpliendo la obligación, estando que dentro
del mismo proceso se puede producir la negociación. Por ello, en el mundo
anglosajón la mediación funciona porque crea incentivos para no ir al proceso, pero
en un sistema que incluye una instancia negocial intraprocesal a cargo del juez,
contradictoriamente crea incentivos para no ir a una negociación extraprocesal y más
bien ir al proceso, incrementando la carga procesal.
En este aspecto, refiere BAILEY, que los mediadores rinden un valioso servicio a las
partes en disputa simplemente manteniéndolas fuera del tribunal, ya que los litigios,
una vez que se entablan, son largos y costosos. Si la disputa no termina con un
arreglo y se promueve un litigio, la mediación no termina y, excepto raros casos,
continúa en el curso del litigio e incluso en la apelación, a cargo del mediador no del
mismo juez. Solo cuando la mediación falla el último remedio es el litigio113.
BARRY114, en su libro Teorías de la justicia, realiza una exposición y análisis crítico de las
dos teorías de la justicia que considera rivales principales, la denominada justicia
como garantía de ventaja mutua y la justicia como imparcialidad115. Ambos enfoques
tienen una base común, en principio que la noción de justicia surge cuando hay un
conflicto de los intereses entre gentes o grupos de gentes diferentes. En segundo
lugar, que la idea de justicia importa aquello sobre lo que cualquiera podría alcanzar
mediante un acuerdo racional116. Luego, la justicia importaría un conflicto previo y una
repartición racional posterior.
No obstante, estos enfoques difieren en la manera cómo llegar del momento del
desacuerdo al acuerdo. Así, en el primer enfoque se permite que el acuerdo refleje el
112
BAILEY, Cómo se ganan los juicios. El abogado litigante, ob. cit., p. 18.
113
BAILEY, Cómo se ganan los juicios. El abogado litigante, ob. cit., p. 13.
114
BARRY, Bryan, Teorías de la justicia, traducido por Cecilia Hidalgo, Barcelona: Gedisa, 2001.
115
BARRY, Teorías de la justicia, ob. cit.
116
BARRY, Teorías de la justicia, ob. cit., p. 23.
poder de negociación de una de las partes. En este principio de justicia como garantía
de ventaja mutua se apela al autointerés como el motivo para comportarse de
manera justa. Es decir, llegar al punto de acuerdo, implica que si el acuerdo no refleja
el poder diferencial de negociación tendría más bien un incentivo para violarlo o
negarlo. Mientras que en el segundo enfoque no se ve restringido por la exigencia de
que cada uno encuentre que ser justo es igual a ser ventajoso por lo que se separa el
acuerdo de la negociación.
117
BARRY, Teorías de la justicia, ob. cit., p. 25.
118
Para efectos de este ensayo se entiende al concepto árbitro como tercero que resuelve la disputa pudiendo
encontrarse el conciliador o negociador en tanto cumplan esa función.
119
BARRY, Teorías de la justicia, ob. cit., p. 25.
En este sentido, la idea justicia como garantía de ventaja mutua implica el resultado
justo (outcome) debería representar para ambas partes una “ganancia” sobre lo que
habrían adquirido si el conflicto continuara. Esto implica que el resultado justo debe
dividirse en dos partes:
En este segundo momento, en la prescripción para mover a los sujetos del “punto de
desacuerdo” al “punto de acuerdo” existen razones que compiten:
Por ello, en principio el rol del tercero que actúa como gestor sería “simular los
resultados de la negociación”120
De acuerdo con BARRY, las intenciones de las partes a través del tercero serán
“obtener resultados que los actores racionales deberían alcanzar dadas sus ventajas y
desventajas estratégicas respectivas”121, es decir, establecer una solución negociada.
120
BARRY, Teorías de la justicia, ob. cit., p. 26.
121
BARRY, Teorías de la justicia, ob. cit., p. 26.
En estas tres situaciones, se dará los incentivos para llamar a un tercero y proponga o
determine la solución negociada, la cual tendrá distinta intensidad:
De donde se formó una visión económica estándar del acuerdo, en el que las partes
negociadoras racionales alcanzarán la curva del contrato, pero no se puede
establecer en que punto de la curva terminarán. El resultado podría estar en
cualquier parte, considerando la “psicología de las partes”. De esta forma, la crítica de
esta visión estándar es que las características personales de las partes pueden
generar una situación de “desigualdad objetiva” en el poder de negociación.
g) La solución de Nash
122
VON NEUMANN, John y Oskar MORGENSTERN, The theory of games and economic behavior, Princeton:
Princeton University Press, 1944, citado por BARRY, Teorías de la justicia, ob. cit., p. 29.
123
NASH, John F., “The bargaining problem”, en Econometrics, n.° 18, 1950, pp. 155-162, citado por BARRY,
Teorías de la justicia, ob. cit., p. 29.
Los negociadores racionales terminarán en el punto donde el producto de las
utilidades de las partes resulte maximizado, cuando el resultado del desacuerdo se le
asigna 0 para cada una de las partes124.
No obstante, aunque interesante no podría ser una solución negociada, pues conlleva
a pensar que esta sería el resultado de la satisfacción de ciertas condiciones (pero
que puede ser muy absurda en sus implicaciones).
124
BARRY, Teorías de la justicia, ob. cit., p. 29.
En principio, lo que importa en una solución negociada no es llegar a una solución
única, sino proporcionar “razones” para creer que alguien estaría mejor (en términos
de la función utilidad propia de esa persona) siguiendo estás prescripciones que
siguiendo alguna regla de conducta alternativa.
Para el caso materia de análisis presente respecto si los jueces pueden alcanzar en el
proceso judicial a una solución negociada dejando de lado los sesgos que pueden
ocurrir, satisfaciendo las condiciones y estructura de esta. La primera percepción es
que sería muy complicado desprenderse del concepto de justicia como
imparcialidad, propia de la actividad jurisdiccional y aplicar el principio de justicia
como garantía de ventaja mutua natural los procesos de negociación, mediación y
conciliación, y en segundo lugar, esta confusión de roles puede provocar sesgos para
la determinación de la estructura de la solución negociada y arraiga el mito del “buen
juez Magnaud” y confundir la bondad con la justicia en los términos de este tipo de
soluciones.