Señorio de Jesus
Señorio de Jesus
Señorio de Jesus
1. OBJETIVO
2. IDEA CLAVE
Si con el pecado usurpamos el Reino de Dios, al rendirnos ante Jesús como nuestro Señor,
se restablece el plan original de Dios, y tenemos acceso a la herencia de hijos de Dios.
3. METODOLOGÍA
a. Didáctica y Pedagogía
Que los participantes cumplan la segunda condición que San Pablo indicó para ser salvados:
Proclamar con la boca el señorío de Jesús.
Cuando se descubre el Santísimo, no se trata de alabarlo ni adorarlo, sino de que cada uno
de los participantes se rinda ante él.
b. Tiempo
80 minutos.
4. DESARROLLO DE LA ENSEÑANZA
A. INTRODUCCIÓN
a. Evocación
¿Quién es la personalidad más importante que conoces del medio político, deportivo, religioso,
social o económico?
b. Presentación y ubicación del tema
Después de haber aceptado a Jesús como Salvador personal por la fe y una sincera conversión,
es necesario reconocerlo como Señor de toda nuestra vida.
Si con la conversión miramos para el pasado, con este tema nos lanzamos hacia el futuro, de hoy
en adelante; y así poder experimentar la salvación integral.
c. Objetivo del tema y motivación
Vamos a cumplir con la segunda condición señalada por San Pablo para experimentar la
salvación: Proclamar con la boca que Jesús es el Señor (Rom 10, 9-10).
No basta que Jesús esté en nosotros. Es necesario que él se siente en el trono de nuestra vida.
Proclamar a Jesús como Señor, significa entregarle nuestro trono y reconocer su autoridad en
todas las áreas de la vida: Trabajo, dinero, sexo, familia, futuro, deseos, decisiones, valores, etc.
También incluye someter bajo su poder nuestros miedos, heridas y frustraciones
Al proclamar a Jesús como Señor de toda nuestra vida, se hace efectiva su salvación en
nosotros, pues si por el pecado nos rebelamos contra Dios con un golpe de estado, ahora
proclamando su señorío le devolvemos lo que habíamos usurpado.
Por eso, San Pablo afirma que para ser salvados precisamos confesar a Jesús como Señor:
Si confiesas con tu boca que Jesús es Señor, serás salvo, pues con la boca se confiesa
para conseguir la salvación: Rom 10, 9-10.
Ciertamente no se trata de una fórmula que se pronuncia sólo con los labios; sino de una realidad
efectiva.
Al principio del tema preguntábamos por la persona más importante que conocías. Tú ahora
conoces al Señor de señores y al Rey de reyes. Es más, al proclamarlo el Señor de toda tu vida,
eres heredero de su Reino.
B. JESÚS ES MI SEÑOR
Rom 10, 9-10.