Señorio de Jesus

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4C JESÚS, SEÑOR, MI SEÑOR

1. OBJETIVO

Proclamar a Jesús como mi Señor, y Señor de todas las áreas de mi vida.

2. IDEA CLAVE

Si con el pecado usurpamos el Reino de Dios, al rendirnos ante Jesús como nuestro Señor,
se restablece el plan original de Dios, y tenemos acceso a la herencia de hijos de Dios.

3. METODOLOGÍA

a. Didáctica y Pedagogía
Que los participantes cumplan la segunda condición que San Pablo indicó para ser salvados:
Proclamar con la boca el señorío de Jesús.
Cuando se descubre el Santísimo, no se trata de alabarlo ni adorarlo, sino de que cada uno
de los participantes se rinda ante él.
b. Tiempo
80 minutos.

4. DESARROLLO DE LA ENSEÑANZA

A. INTRODUCCIÓN
a. Evocación
¿Quién es la personalidad más importante que conoces del medio político, deportivo, religioso,
social o económico?
b. Presentación y ubicación del tema
Después de haber aceptado a Jesús como Salvador personal por la fe y una sincera conversión,
es necesario reconocerlo como Señor de toda nuestra vida.
Si con la conversión miramos para el pasado, con este tema nos lanzamos hacia el futuro, de hoy
en adelante; y así poder experimentar la salvación integral.
c. Objetivo del tema y motivación
Vamos a cumplir con la segunda condición señalada por San Pablo para experimentar la
salvación: Proclamar con la boca que Jesús es el Señor (Rom 10, 9-10).
No basta que Jesús esté en nosotros. Es necesario que él se siente en el trono de nuestra vida.

I. ETAPA 1. Nueva Vida 53


B. CUERPO DE ENSEÑANZA
a. Jesús, fue constituido Señor en su glorificación
Sepa, pues, con certeza toda la casa de Israel que Dios ha constituido Señor y Cristo a
este Jesús a quien ustedes han crucificado: Hech 2, 36.
En su resurrección y glorificación, Dios concedió a Jesús todo el poder en el cielo y en la tierra.
Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra: Mt 28, 18b.
Se le otorgó un título glorioso: Señor
Por lo cual, Dios le exaltó y le otorgó el Nombre, que está sobre todo nombre. Para que al
nombre de Jesús toda rodilla se doble en los cielos, en la tierra y en los abismos, y toda
lengua confiese que Cristo Jesús es SEÑOR para gloria de Dios Padre: Flp 2, 9-11.
Señor:
• Era el título reservado al emperador romano, y significaba que era el dueño y soberano de
todo el mundo.
• En el Antiguo Testamento este título era reservado exclusivamente a Dios. Denota la total
autoridad divina. Ostenta el poder ejecutivo, legislativo y judicial.
Dios otorga el título de “Señor” a Jesús, porque lo ha constituido como dueño absoluto de todo el
universo:
• Sobre el tiempo: Pasado, presente y futuro.
• Sobre el mundo visible e invisible; vivos y muertos; ángeles y santos; Satanás y todos los
demonios están sometidos a él.
• Sobre la creación: Hombres, animales, plantas, tierra, etc.
El dominio de Jesús sobre todo el universo debe extenderse de una manera especial y concreta
sobre aquellos que creen en su Nombre; en nosotros.
b. Proclamación de Jesús como Señor, para ser salvados
Tiene todo en sus manos y nada escapa a su poder, pero eso no basta. Hay que reconocerlo
como el propio Señor de la vida, para que sea él quien tome autoridad en nosotros.
Cada uno de nosotros tiene su propio reino donde legisla, gobierna y decide como soberano.
Nuestra conciencia e individualidad reclaman territorios exclusivos, que solamente nosotros
conocemos y penetramos.
Nuestra libertad nos da derecho de reservarnos ciertos aspectos de nuestra vida que nos
pertenecen de forma personal.

! Recurso Didáctico: Todos se colocan una corona en la cabeza.

Proclamar a Jesús como Señor, significa entregarle nuestro trono y reconocer su autoridad en
todas las áreas de la vida: Trabajo, dinero, sexo, familia, futuro, deseos, decisiones, valores, etc.
También incluye someter bajo su poder nuestros miedos, heridas y frustraciones
Al proclamar a Jesús como Señor de toda nuestra vida, se hace efectiva su salvación en
nosotros, pues si por el pecado nos rebelamos contra Dios con un golpe de estado, ahora
proclamando su señorío le devolvemos lo que habíamos usurpado.
Por eso, San Pablo afirma que para ser salvados precisamos confesar a Jesús como Señor:
Si confiesas con tu boca que Jesús es Señor, serás salvo, pues con la boca se confiesa
para conseguir la salvación: Rom 10, 9-10.
Ciertamente no se trata de una fórmula que se pronuncia sólo con los labios; sino de una realidad
efectiva.

54 1. Nueva Vida I. ETAPA


Ejemplo: En las monarquías constitucionales, el rey o la reina tienen un puesto honorífico,
pero en realidad no son los que gobiernan, sino el Parlamento con el Primer
Ministro. El rey firma los tratados y las leyes, pero no los elabora. El rey es sólo
para las fiestas y desfiles; su fotografía está hasta en las estampillas postales.
Aparece en las portadas de las revistas, pero no ejerce ningún poder en la
práctica.
A veces podríamos hacer lo mismo con Jesús: Tú eres el rey, pero yo soy el Primer Ministro.
Yo elaboro las leyes de mi vida y tú eres sólo para las fiestas. En realidad, yo mantengo con las
riendas de mi existencia.
Nosotros hemos sido esos Primeros ministros que hoy día hemos de reconocer el poder real a
Jesús para que gobierne totalmente en nuestra vida, entregándole cuanto somos y tenemos.
Si tú lo proclamas hoy como tu Rey y Señor, esto te abre la puerta para entrar en el paraíso.
Garantizado.
Ejemplo: El ladrón de la cruz reconoce a Jesús como rey (Señor).
Aquella tarde estaban muriendo los tres crucificados en el Calvario. Un ladrón
maldice a Jesús. El otro lo reconoce como Rey y Señor y así lo proclama delante
de todos.
El ladrón fue salvado cuando proclamó a Jesús como Rey, su Rey; su Señor.
Jesús responde: “Hoy estarás conmigo en el Paraíso”.
1º ¿Qué es proclamar a Jesús como Señor?
Entregar 100 % todas las áreas de nuestra vida. No 51, ni 90, ni 99%. Todo o nada. Jesús lo pide
todo, porque hace dos mil años él lo entregó todo por y para cada uno de nosotros.
Reconocer y someterse a su poder ejecutivo, legislativo y judicial.
Para siempre. De ahora en adelante, Jesús tomará todas las decisiones de nuestra vida.
2º ¿Cómo se proclama?
Proclamar su señorío significa rendirse totalmente ante él y someter toda nuestra vida a su
Evangelio.
Esta proclamación se hace con tres características:
• Públicamente: Se debe proclamar delante de la comunidad.
• En voz alta: Para que los demás sean testigos que estamos sometidos a Jesús, Señor.
• Con orgullo: Con la certeza que somos privilegiados de tener tal Señor, que no nos domina
sino que nos libera y nos hace felices.
Se trata devolverle el trono que habíamos usurpado, con el pecado, colocándolo en el centro de
nuestra vida
RECURSO DIDÁCTICO: El círculo del Señorío
Con el pecado habíamos hecho girar el
mundo alrededor nuestro.
Se hace alusión al círculo del pecado del
tema 2.
Nosotros éramos el centro y Jesús era un
! simple satélite. Nosotros éramos reyes con
nuestro trono, corona y territorio.
Pero hoy cambiamos el centro de
gravitación.
Dejamos el trono a Jesús y nosotros
estamos a su servicio, para que él sea
nuestro Señor, mi Señor.

I. ETAPA 1. Nueva Vida 55


D I N Á M I C A : Rey de reyes
Objetivo:
Aceptar a Jesús como el Señor de mi vida y rendirme incondicionalmente a él.
Se acondiciona previamente un lugar para exponer el Santísimo atrás de una cortina
(Tener presente las normas del obispo local, al respeto).
En la cortina existe un dibujo o cartel de Jesús.
Motivación:
Cada uno de nosotros es rey con un reino. Cada uno tiene un territorio donde es el rey.
Allí manda, domina y legisla. Es soberano. Esta área es sagrada y nadie tiene derecho
a entrar. Como Napoleón, nos declaramos emperadores y nos coronamos a nosotros
mismos.
!
Procedimiento:
El predicador, señalando el dibujo, hace la siguiente pregunta ¿Es éste el Señor de tu
vida? (Desprende con respeto y de manera sorpresiva el dibujo y/o recorre la cortina).
¡Éste es el Señor de tu vida! (Mostrando al Santísimo).
Se induce a los participantes a que entreguen su corona, arrojándola a los pies de
Jesús, Rey de reyes y Señor de señores. Ante él se dobla toda rodilla en el cielo y en
la tierra.
Hoy es día de rendirnos incondicionalmente ante Jesús, entregándole nuestra corona,
nuestro reino y sometiéndonos 100 % a él, de manera especial aquella área, territorio o
aspecto que jamás hemos querido entregarle.

En el pecado usurpamos el Reino de Dios. Pero ahora, al reconocer el señorío de Jesús,


se lo regresamos y es cuando nosotros recuperamos la herencia.

Oración de proclamación del Señorío de Jesús


Jesús, yo acepto hoy tu Evangelio como norma de toda mi vida
y a ti como el modelo al cual voy a seguir e imitar.
Te proclamo como el Señor, mi Señor,
que tienes toda la autoridad sobre mí.
Reconozco que tú y sólo tú, tienes el poder ejecutivo, legislativo y judicial en mi vida.
Someto mi reino a tu Reino, te entrego toda mi vida y para siempre.
Y como signo, te entrego mi corona y me pongo de rodillas
para reconocer tu total autoridad sobre mí.
El predicador motiva la siguiente oración, a la cual los participantes responden: ¡Jesús es mi
Señor!
• De mi familia y amistades. • De mi patria y mi hogar.
• De mi pasado, presente y futuro. • De mi casa y bienes materiales.
• De mis estudios o trabajo. • De mis esperanzas y temores.
• De mi salud y enfermedad. • De mi vida política y social.
• De mi pobreza o riqueza. • De mi imaginación y memoria.
• De mis amigos y conocidos. • De mi inteligencia y voluntad.
• De mi cuerpo y de mi alma. • De mis ojos, oídos, manos y pies.
• De todas mis relaciones personales. • De mi manera de divertirme.
• De mi sexualidad y emotividad. • De mi manera de comer y vestir, pensar

56 1. Nueva Vida I. ETAPA


C. CONCLUSIÓN
Has tomado una decisión vital. De ahora en adelante es Jesús por medio del Evangelio quien
decide en tu vida.
Si con el pecado habías usurpado parte del Reino de Dios; ahora se lo has devuelto y te has
sometido a su Señorío.

! ¡Ahora tenemos derecho a la herencia! !

Somos herederos de Dios y coherederos de Cristo Jesús.

Al principio del tema preguntábamos por la persona más importante que conocías. Tú ahora
conoces al Señor de señores y al Rey de reyes. Es más, al proclamarlo el Señor de toda tu vida,
eres heredero de su Reino.

I. ETAPA 1. Nueva Vida 57


4C. JESÚS, SEÑOR, MI SEÑOR
A. JESÚS ES EL SEÑOR, EL REY DE REYES
Hech 2, 36.

B. JESÚS ES MI SEÑOR
Rom 10, 9-10.

JESÚS ES MI SEÑOR, CIEN POR CIENTO Y PARA SIEMPRE

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