Transgénicos

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Implicaciones en el uso de Transgénicos

Los alimentos transgénicos han alcanzado gran importancia en el ámbito de la


investigación, fruto de su expansión en las últimas décadas. Al ser el derecho a la
alimentación un derecho humano, su evolución no puede dejarse en manos del sector
privado exclusivamente, por la capacidad del sector público para limitarlos o
impulsarlos y, en cualquier caso, contribuir a la seguridad alimentaria.

Para lograrlo, y por su evolución transfronteriza, es preciso llegar a tratar los


transgénicos como bienes públicos globales (BPG), entendidos como aquellos bienes
públicos puros o impuros que no se puede proveer o regular desde el ámbito nacional
o regional, sino desde un punto de vista global. Su valoración como BPG supone, ya
por el hecho de ser bienes públicos, una mayor implicación del sector público para su
suministro o regulación.

Es necesario, entonces, analizar las externalidades positivas y negativas que generan


los alimentos transgénicos como bienes públicos, pero desde una perspectiva global.
La dificultad estriba en que, según el autor, los transgénicos son positivos o negativos,
con lo que no existe el consenso necesario para limitarlos, e incluso impedirlos o
impulsarlos. No obstante, sí existe el consenso respecto a algunas cuestiones
fundamentales de los alimentos transgénicos, como la mejora de la productividad, su
contribución a la reducción de las especies, la dependencia de los agricultores o el
monopolio de las empresas que cuentan con la patente. Es necesario identificar estas
cuestiones para, al margen de polémicas de uno u otro lado, iniciar el adecuado
suministro o regulación.

Patente de los Transgénicos


En busca de tanta tecnología y mejoramiento genético, veces olvidamos precisamente
el impacto que estas tecnologías tienen en la sociedad. Hoy nos fijamos en la extraña
relación entre los transgénicos y las patentes. ¿Cómo es posible que alguien pueda
patentar la vida?
En los últimos años el número de patentes de rasgos genéticos en plantas está
creciendo exponencialmente. Esto puede tener consecuencias dramáticas para los
agricultores de todo el mundo.

Patentar material vivo


Al patentar una planta o sus semillas, el dueño de la patente tiene derecho exclusivo a
plantar, cultiva y vender el producto. Por lo general se patentan plantas con
características especiales o con secuencias genéticas como la resistencia a
enfermedades o a los efectos del cambio climático. También Monsanto está
desarrollando plantas resistentes a los pesticidas.
"La patentabilidad de los rasgos es un problema, ya que las plantas se desarrollan y sus
genes mutan de manera natural", dijo Judith Düesberg a DW. "El rasgo de una
manzana con puntos rosas es patentada, y si un agricultor encuentra por accidente
una manzana con puntos rosas en su árbol, técnicamente él podría ser demandado por
el dueño de la patente”.
Los que están a favor, alegan que es necesario defender la ley de patentes, ya que
garantiza la financiación de nuevas inversiones. De no ser así, se obstaculizaría el
desarrollo de nuevas y mejores tecnologías. La compañía declaró que "todos los días
invierte millones de dólares para la investigación y el desarrollo de sus productos
agrícolas. [...]".

Por el otro lado, los críticos sostienen que las patentes bloquean el acceso de los
agricultores al material genético y minimizan la biodiversidad y la diversidad de
especies, aumentando así la dependencia entre los agricultores y los productores de
semillas

Tradicionalmente los agricultores han accedido a las semillas que usan en sus campos
(ya sea porque la compran, la intercambian o la heredan de sus antepasados), y las
guardan para sus siguientes cosechas. Por eso es que ha sido difícil para las empresas
transformarla en una mercancía, pues a diferencia de otras productos, la semilla es un
ser vivo que puede reproducirse, lo que hace difícil su control monopólico. Para ello se
han creado dos mecanismos que van de la mano: cambios tecnológicos en
fitomejoramiento (a través del desarrollo de híbridos y los Organismos Genéticamente
Modificados -OGM-); y la imposición de derecho de propiedad intelectual.
Acceso a esta tecnología
¿Quién se beneficia de los cultivos y alimentos transgénicos?

Los cultivos y alimentos transgénicos no están diseñados para beneficiar al


agricultor ni al consumidor, sino a las grandes multinacionales que los
comercializan. La introducción de OMG exacerba los efectos de un modelo
industrial de agricultura basado en los monocultivos (altamente
impactantes para el medio ambiente). Las multinacionales como Monsanto,
Syngenta o Bayer, buscan incrementar sus beneficios en detrimento de los
pequeños agricultores, de un modelo sostenible de producción agraria y de
un reparto equitativo de los recursos naturales.

¿Cómo funciona el negocio de los transgénicos?

Las grandes corporaciones avanzan hacia el control total de la agricultura.


Patentan semillas transgénicas, presionan a los gobiernos para que
autoricen su cultivo…, y una vez que los agricultores han entrado en su
negocio, ya son clientes cautivos.

¿Se pueden volver a plantar las semillas transgénicas?

No. Hacerlo supondría violar la patente y los derechos de propiedad


intelectual sobre las semillas. Los agricultores se ven obligados a comprar
cada año semillas y los agroquímicos asociados de la misma multinacional.
Esto hace particularmente vulnerables a los pequeños agricultores y
agricultoras de los países del Sur.
Monsanto hizo posible la existencia de “semillas suicidas” gracias a la
modificación genética: semillas programadas para nacer una sola vez,
haciendo que su descendencia fuera estéril y evitar así que el agricultor las
pudiera volver a sembrar. Esto fue posible gracias a una técnica de
Monsanto denominada “Tecnología de restricción del uso genético”,
vulgarmente llamada ”Terminator”. El mayor problema de esta tecnología es
que si la modificación genética se “escapase” a otras plantas, ¡se volverían
también estériles!

Causó tanto escándalo que Monsanto se comprometió públicamente a no


usarla. Aunque existe, no se comercializa.

El quid de la cuestión son las patentes y los derechos de propiedad


intelectual.

¿Resultan los cultivos transgénicos más baratos para los agricultores?

No. Las semillas transgénicas están diseñadas para un modelo de


agricultura industrial, en el que agricultores y agricultoras tienen poco que
decir. Las semillas transgénicas están patentadas y, para su uso, se exige el
pago del derecho de propiedad intelectual. En España, son, de media, un
20% más caras.

Pruebas de efectividad para su aprobación


Tras décadas debatiendo sobre los peligros o no de los alimentos
genéticamente modificados, un informe elaborado por 20 de los mejores
científicos de Estados Unidos llegó a la conclusión que no hay
absolutamente ninguna evidencia de que estos cultivos sean dañinos para
la salud o el medioambiente.

En un informe de 400 páginas, la Academia Nacional de Ciencia, Ingeniería y


Medicina -principal organismo asesor de EE.UU. para temas científicos-
también informó que las nuevas tecnologías “han difuminado las diferencias
entre cultivos transgénicos y tradicionales”.

Sin embargo, activistas ambientales pusieron en duda los hallazgos y dicen


que hay conflicto de intereses por los lazos que se han creado entre la
academia y las empresas agrícolas que producen las semillas transgénicas

Los expertos revisaron 20 años de literatura científica -unas 900


publicaciones-, escucharon las observaciones de científicos, ingenieros y
activistas en 80 congresos y leyeron más de 700 comentarios que usuarios
dejaron en el sitio de la institución sobre los efectos de cultivos
genéticamente modificados (GM) de maíz, soya y algodón.

“Escarbamos bien a fondo en la literatura para tener una mirada nueva sobre
los datos que hay sobre los cultivos GM y los convencionales”, explicó el
profesor Fred Gould, jefe del comité investigador y codirector Centro de
Ingeniería Genética de la universidad de Carolina del Norte.
Impacto en la salud

El panel de expertos no encontró evidencias que vinculen el consumo de alimentos


transgénicos con el desarrollo de enfermedades.

Tras buscar cualquier indicio sobre posibles daños para la salud que sea
directamente atribuible a alimentos transgénicos, los expertos no
pudieron encontrar ni una prueba.
"Los estudios que se han hecho en animales y en la composición química de
cultivos GM no muestran diferencias entre los alimentos transgénicos y los
convencionales que pueda implicar un mayor riesgo para la salud que el
consumo de los convencionales", se lee en el comunicado de la Academia.
Si bien los expertos aclaran que a la fecha no se han hecho investigaciones
sobre los efectos a largo plazo para la salud del consumo de transgénicos, "los
datos disponibles no muestran asociaciones entre los GM y enfermedades o
trastornos crónicos".
Impacto en el medio ambiente

El algodón, maíz y soya representan casi la totalidad de cultivos transgénicos.

En este aspecto, los investigadores tampoco encontraron pruebas de que


los cultivos transgénicos puedan estar afectando las especies silvestres
o que tengan un impacto negativo en el medio ambiente.
Al contrario, el comité sugirió que los alimentos modificados podrían jugar un
papel importante en el cambio climático, pues se pueden crear cultivos más
resistentes a los embates del clima.
Sin embargo, el panel de expertos advirtió que en este aspecto se necesitan
más estudios para entender los posibles usos de la tecnología así como la
seguridad y eficacia de cultivos específicos.
"La tecnología está cambiando con tal rapidez que necesitamos ver hacia
dónde nos llevará en el futuro", comentó Gould.

Impacto en la agricultura

En cuanto a los efectos de cultivos transgénicos en la agricultura, los expertos


concluyeron que la soya, algodón y maíz GM -que representa casi la
totalidad de cultivos transgénicos a la fecha- por lo general tiene
resultados económicos favorables para los productores que han
adoptado esta actividad.
También aclaran que los beneficios económicos para productores pequeños y
medianos dependerán del apoyo institucional para que sean competitivos en un
mercado global
Sin embargo, el comité descubrió que en muchos lugares las hierbas malas se
han hecho resistentes al herbicida glifosato, utilizado en la mayoría de cultivos
GM, por lo que recomienda más estudios sobre cómo tratar estas hierbas
resistentes.
"Conflicto de intereses"

FUENTE DE LA IMAGEN,GETTY
Estas conclusiones no han sido bien recibidas por algunos activistas contra los
transgénicos.
La plataforma estadounidense Food & Water Watch publicó un comunicado
en donde ponía en duda la veracidad del informe.
"Los lazos (de la Academia) con compañías de tecnología y otras
corporaciones de agricultura son tales que han creado conflictos de intereses
en todos los niveles de la organización, lo que reduce la independencia e
integridad del trabajo científico del comité", se lee en el sitio.
Entre los conflictos que la organización asegura haber encontrado con la
Academia Nacional de Ciencias están "los millones de dólares en financiación"
que reciben de las compañías de biotecnología o las invitaciones que hacen
patrocinadores como la multinacional Monsanto y científicos a favor de
alimentos transgénicos a participar en informes y trabajos del comité.

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