Herencia Digital

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Herencia digital

Autora:  Pereira Maceira, Irma

Cita: RC D 31/2019
Tomo: 2018 3 Sucesiones - I
Revista de Derecho Privado y Comunitario

Sumario:
1. Introducción. 2. El Derecho de Sucesión ante las nuevas perspectivas. 3. Bienes
jurídicos digitales. 4. Derecho de Sucesión y patrimonio digital. 5. Legislación. Proyecto de ley.
6. Redes sociales -Mídias sociais-. 7. Regulación Europea para Protección de Datos Personales
(GDPR). 8. Consideraciones finales. Bibliografía. 

Resumen 

Las nuevas tecnologías, la sed de información, los nuevos hábitos y el deslumbramiento con los
innovadores rumbos en la realización de negocios hacen que pasemos a preocuparnos por los
bienes almacenados virtualmente como patrimonio. Ante la creciente digitalización de la vida
diaria, como se esperaba, los individuos pasan a usar productos y servicios en el mundo digital,
consumiendo, acumulando y, no raramente, también produciendo información, contenidos e
ideas, en un verdadero almacenamiento de cosas valiosas. Necesario es, por lo tanto, que haya
respaldo técnico-jurídico para que el valor económico de estos bienes digitales acumulados
por el titular sea transmitido a los familiares después de su muerte. Con la actual conformación
del universo digital, el ordenamiento jurídico nacional debe ajustarse a esa nueva realidad,
dando una nueva interpretación al concepto de herencia, para que el patrimonio digital no se
pierda con la muerte del titular. 

Palabras clave 

Patrimonio digital. Bienes jurídicos. Transmisión. Herencia. Reglamentación. 

Abstract 
The new technologies, the thirst for information, the new habits and the amazement with the
innovative ways in conducting business, makes us worry about the assets stored virtually as
assets. In the face of increasing digitisation of daily life, as one would expect, individuals start
to use products and services in the digital world consuming, accumulating, and not rare also
producing information, content and ideas, in a true storage of fortunes. Therefore, it is
necessary to be supported to ensure that the economic value of these digital assets
accumulated by the holder is transmitted to the family members after their death. With the
current digital systematic, the national legal system must adjust to the new realities, giving a
new interpretation to the concept of inheritance, under penalty of the digital heritage to be
lost with the death of the holder. 

Key words 

Digital heritage. Legal assets. Transmission. Inheritance. Regulation. 

Herencia digital[1]

1. Introducción, pág. 168


El presente trabajo tiene como objeto abordar el tema relativo a la transmisión del
patrimonio digital constituido de documentación, informaciones, correos electrónicos (e-mails)
y bienes inmateriales por herencia o por testamento. 
Estamos delante de la construcción de una nueva paideia, una formación cultural que puede
ser atractiva para la convivencia humana. Es época de la colaboración basada en la
información. La información siempre fue un arma poderosa, evidenciada por el
desenvolvimiento tecnológico. 
Son innumerables las cuestiones traídas por la revolución de la información, y el Derecho,
como ciencia social, es llamado a actuar en la misma velocidad de la nueva época. Hasta muy
poco tiempo atrás se decía que la Internet era "tierra de nadie", una "tierra sin ley", algo que
ya no condice con la verdad, pues la ciencia jurídica viene reaccionando y contribuyendo con el
reglamento de la nueva sociedad virtual[2]. 
En un pasado no muy lejano, las memorias familiares y particulares se escribían entre diarios y
álbumes de fotografías, permaneciendo preservadas y con acceso a los interesados tras la
muerte del titular. En esta nueva sociedad de la información, los viejos hábitos y sedimentados
conceptos se transformaron, dando espacio para nuevos hábitos, culturas y otra realidad
informativa[3]. 
La sociedad de la información, marcada por la evolución tecnológica, de forma profunda e
intensa, trajo un nuevo concepto de vida y organización en sociedad, penetrando en las más
diversas relaciones sociales, interconectándose la tecnología a los diversos sectores sociales,
económicos y culturales, como forma de utilización para generar conocimiento y riqueza, y
garantir el desenvolvimiento de las personas y, en gran medida, del país[4]. 
Sin embargo, las cuestiones tecnológicas todavía son extrañas en el espacio jurídico brasileño,
según Bruno Zampier Lacerda[5]: "...hay que destacar, en el Derecho Civil la repercusión de los
bienes digitales en el ambiente virtual ha sido objeto de análisis casi exclusivamente en la
esfera de la responsabilidad. Crece en nuestros tribunales el número de juzgados en que se
analizan ofensas practicadas por medios electrónicos, tales como: divulgaciones indebidas de
imágenes, pornografía de revancha, incisiones ilícitas de contenidos protegidos, delimitación
de deberes primarios y secundarios para proveedores y usuarios..." 
Es importante señalar que estamos ante una nueva propuesta económica, de base tecnológica,
denominada Internet de las Cosas (Internet of Things -IoT-), que trajo un nuevo momento
tecnológico que viene permitiendo la interacción entre personas y diversos objetos utilizados
en el día a día a través de Internet. 
Adalberto Simão Filho[6], comentando la materia bajo la óptica de Rifikin, acentúa: "Las
plataformas tecnológicas orientadas al desarrollo de Internet de las Cosas conectarán por
medio de sensores y programas específicos todas las cosas (máquinas, personas, recursos
naturales, cadenas de producción, redes de logísticas, hábitos de consumo, flujos de reciclaje y
de todo y cualquier aspecto de la vida económica) en una red mundial integrada. Esta
plataforma generará la recepción y transmisión de grandes cantidades de datos que serán
procesados, analizados y transformados por algoritmos previsivos que se han de programar en
un sistema automatizado que pueda mejorar la eficiencia termodinámica de las relaciones
económicas, con consecuente aumento de la productividad y la reducción a casi cero del costo
marginal del producto, haciendo posible la distribución de una gama de bienes y servicios por
la economía. Ocurre que, no sólo la Internet de las Cosas está ya presente en nuestro día a día,
corroborando las asertivas anteriormente presentadas, como también ya hacen parte de
nuestra realidad empresarial, ya hace tiempo, la convergencia de diversos medios de
comunicación, el desenvolvimiento de las tecnologías que puedan llevar productos de diversas
naturalezas a un lenguaje específico común, a la creación de aparatos domésticos e
industriales conectados en Internet, a la distribución de servicios o productos a costo cero o
casi cero por medio de Internet". 
De esta manera se concluye que la nueva era colaborativa hace que las empresas se adapten a
una convivencia en un mercado totalmente diferenciado, basado en una infraestructura
inteligente conectando personas y todas las cosas en una inmensa neurored mundial, iniciando
una nueva era del histórico humano, representando un avance desde el punto de vista
empresarial y del hombre empresario[7]. 
La Universidad de San Pablo hace mucho viene desenvolviendo proyectos de IoT, lo que
ratifica el estudio doctrinario arriba mencionado. En el mundo virtual, lo que ocurre son
interacciones entre un individuo u otro y/o informaciones electrónicas por medio de
hyperlinks. Una de las propuestas de IoT es permitir, con el uso de tecnología de rastreo,
identificación y cambio de informaciones, que numerosos objetos se comuniquen
automáticamente y a la distancia. Este tipo de estudio podrá permitir diversas utilizaciones,
como ejemplifica el investigador[8]. 
Son elementos que indican que la sociedad contemporánea camina a pasos largos en dirección
a la digitalización de todos los aspectos de la vida cotidiana, y que cada vez más es dirigida por
datos. Es evidente que esto puede generar una alteración de los principios fundamentales de
la privacidad de datos personales. Se exige, por lo tanto, una actualización substancial en las
políticas regulatorias, muchas de ellas en ejercicio ya hace algunas décadas, anteriores a todos
los cambios sociales y de comportamiento rediseñados por la tecnología. 
El mundo virtual alcanza hoy a todas las áreas, y las personas cada vez más adquieren sus
activos digitales con implicaciones en una serie de derechos y deberes referentes a este nuevo
mundo. Pero pocos se preguntan qué van a hacer con sus correos electrónicos (e-mails), señas
y códigos bancarios, contratos electrónicos y sistemas, producción intelectual en forma de
textos, fotos, música, videos y también bienes dispersos en Internet. ¿Qué hacer con una
biblioteca entera de libros digitales comprados en Amazon o con una colección de música
adquirida por iTunes? ¿Es posible dejar estos bienes por herencia?[9] 
Bruno Zampier Lacerda[10] se cuestiona sobre "¿Qué es posible encontrar en este espacio
cibernético que guía la sociedad de la información?" Y presenta una respuesta simple y
objetiva: "Simplemente todo. Se trata de un universo indeterminable, en constante expansión,
un verdadero laberinto por el cual navega la información, el conocimiento sin cualquier
significado o temática principal". 
Las redes sociales on line preservan la memoria de las personas, a medida que almacenan los
componentes de las memorias -fotos, comentarios y posts- por un plazo indeterminado, pero
no raro, para la posteridad. 
Plataformas de software permiten a las personas tener acceso a sus conexiones por lazos
sociales del mundo físico, para compartir informaciones, construir y desenvolver nuevas
relaciones, y colaborar en comunidades afines, sea para relacionamiento personal, profesional,
entretenimiento o cocreación y manifestación de apoyo a causas especiales. 
Con la alteración en el proceso de comunicación, el individuo pasa a ser el centro del proceso,
expresando libremente sus pensamientos y opiniones en las redes sociales, contribuyendo
muchas veces a la formación de la opinión pública -para el refinamiento de una idea colectiva-
y, así, constituyendo un acervo digital, que puede presentar potencial económico. 
Por diferentes motivos, el usuario de la red, al alimentarla constantemente, manifestando su
propia dimensión existencial, se hace detentor de intereses económicos, hecho posible por la
propia evolución, innovación y mejora de los servicios presentados a la colectividad[11]. 
En la era de la digitalización de las relaciones sociales, las interacciones profesionales,
familiares, amorosas y de amistad se hacen cada día más virtuales, concentrando en las redes
sociales y "nubes" no sólo recuerdos, fotos, películas y libros, sino también documentos. Se
forma, como consecuencia, una nueva propiedad del usuario, que resulta en derechos y
deberes relativos al mundo virtual. 
A las personas integrantes y participantes de la evolución tecnológica les compete la función
de reformular las técnicas de reglamento de la nueva era. La vida digital tiene un
desenvolvimiento en gran medida autónomo, y su existencia va más allá de la vida del usuario.
Los valores que están envueltos en la herencia digital, sean económicos o personales,
comprenden derechos fundamentales como privacidad y intimidad. 
La evolución de los derechos fundamentales en general es dividida en tres generaciones o
dimensiones, pero la doctrina cogita la existencia de una cuarta generación, que resulta de las
innovaciones tecnológicas, relacionadas con el patrimonio genético del individuo, así como de
derechos de una quinta generación, que decoren la realidad virtual[12]. 
Estamos delante de los derechos de quinta generación. La realidad por todos vivida es
incontestable. De ese modo, no debemos tener como valor solamente bienes materiales, sino
también los bienes in-materiales que son libremente transmisibles, incluso el conjunto de
bienes digitales dejados por su titular después de su muerte. 
El valor sufre toda la influencia del componente histórico, geográfico, personal, social, local,
etcétera. Y se impone mediante un comando de poder que establece reglas de interpretación
-jurídicas o no-. Por eso existen muchos valores que no se pueden determinar. Ellos irán
variando con la propia historia de los individuos[13]. 
2. El Derecho de Sucesión ante las nuevas perspectivas, pág. 173
El Derecho de Sucesión surgió con el fortalecimiento de la propiedad privada y
consecuente interés del hombre en la producción de renta y generación de valores,
asegurándose de que sus adquisiciones serían transmitidas a sus herederos[14]. 
Pero, cuando se piensa en la muerte, en que desaparece alguien, viene un sentimiento de
irreparable tristeza y dolor por la pérdida, en especial si es un ser querido. Sin embargo, la
muerte nos trae una especie de continuidad de la vida que se fue, en lo que se refiere a sus
bienes que, de inmediato, se transmiten a sus sucesores legítimos o testamentarios. 
De esta manera los bienes inmateriales pertenecientes a una determinada persona,
granjeados al paso del tiempo en las redes sociales, son dotados de valor, patrimonial y/o
sentimental, y deben ser transmitidos. Todavía no basta la muerte. Quedan los sobrevivientes,
igualmente sujetos a la voluntad de los muertos en lo que toca al recibimiento de su
patrimonio, una vez que la sucesión pre-supone la vocación hereditaria, que puede haber sido
instituida por el de cujus en vida. 
Según Bruno Zampier Lacerda[15]: "...El ambiente virtual, así como pasa en el mundo no
virtual, comporta aspectos nítidamente económicos, de carácter patrimonial, así como otros
conectados plenamente a los derechos de personalidad, de naturaleza existencial. Así se cree
que sea adecuada la construcción de dos categorías de bienes: los bienes digitales
patrimoniales y los bienes digitales existenciales. Y, a veces, algunos bienes con esta
configuración se podrán presentar con ambos aspectos, patrimonial y existencial a un solo
tiempo..." 
Y ante la acelerada evolución tecnológica se tiene una preocupación considerable con la
posibilidad jurídica de la transmisión de bienes digitales causa mortis, o sea, bienes
considerados inmateriales e incorporales, personales, y que no son asegurados por la
legislación patria, pero que inducen a un cambio en los conceptos tradicionales utilizados en el
campo de las sucesiones. Por eso vale retomar el concepto del bien jurídico y comprender lo
que son los bienes jurídicos digitales. 
3. Bienes jurídicos digitales, pág. 174
Clóvis Bevilaqua señala que "bien es todo aquello que corresponde y atiende a la
solicitación de los deseos humanos"[16]. Bienes, en sentido genérico, son cosas materiales e
inmateriales que tengan un valor que pueda ser expresado económicamente y, por eso,
pueden ser objeto de una relación jurídica, siendo susceptibles de apropiación. 
Para mejor entendimiento, es necesario ir en dirección al concepto de bienes incorpóreos
(complejo de relaciones jurídicas), que forman la universalidad de derecho expresada en el
artículo 91 del Código Civil brasilero: "Constituye universalidad de derecho el complejo de
relaciones jurídicas, de una persona, dotada de valor económico"[17]. 
El patrimonio y la herencia son considerados como una universalidad. Son el complejo de
relaciones jurídicas de una persona, apreciables económicamente[18]. 
Relativo a los bienes incorpóreos, Maria Helena Diniz enseña que no tienen existencia tangible
y se refieren a los derechos que las personas naturales o jurídicas tienen sobre las cosas, sobre
los productos de su intelecto o contra otra persona, presentando valor económico tales como:
los derechos reales, obligaciones y actorales[19]. 
Washington de Barros Monteiro define que: "Aunque de existencia abstracta o ideal, son
reconocidas por la orden jurídica, teniendo para el hombre valor económico"[20]. França, por
su parte, los trata como bienes inmateriales -que puede ser considerado sinónimo de bienes
incorpóreos-, afirmando que "son objetos de derecho cuando presentan por lo menos un
interés moral"[21]. 
Una vez clara la existencia jurídica de bienes incorpóreos, ¿de qué manera ese concepto se
aplica al documento electrónico? 
Tenemos al documento electrónico como aquel que se encuentra memorizado en forma
digital, en forma de archivo digital, y cada vez más hace parte de la vida de las personas. Los
bienes que fueran insertados progresivamente en Internet por un usuario, consistiendo en
informaciones de carácter personal que le traen alguna utilidad, tengan o no contenido
económico[22]. Las cuentas existentes en las redes sociales, incluso, se pueden transformar en
memoriales con el fallecimiento de su titular. 
Con los nuevos hábitos de consumo cambiamos la forma de relacionarnos y el registro de
nuestra vida; servicios de almacenamiento de datos contienen informaciones de valor del
titular de la cuenta, correspondiendo, a veces, a verdaderas fortunas. Las viejas cartas escritas
guardadas en un baúl o en cajones fueron sustituidas por posts en blogs, e-mails, fotos, videos,
películas, libros digitales y otros que hoy están almacenados virtualmente. 
En esta línea de entendimiento, es posible afirmar que el ciberespacio contiene una buena
cantidad de activos digitales, con o sin valor económico, de propiedad de una persona
determinada, y por esta razón tiene su titular el derecho de comercializarlos. Y si tiene la
posibilidad de que sean comercializados, seguro que pueden ser transmitidos por herencia. 
El destino de estos bienes digitales no debe ser ignorado por los titulares de las cuentas
virtuales, sea bajo el punto de vista patrimonial o sentimental. Los problemas surgen cuando
las empresas prestadoras de servicios de Internet se niegan a dar acceso a los activos digitales
del de cujus, por ausencia de legislación específica. 
Como hay mucha inseguridad jurídica alrededor del destino de los activos digitales, esto por sí
solo refuerza la necesidad de planear este destino, si es posible, mediante testamento o
declaración de última voluntad, para que el deseo del de cujus sea realizado. En ausencia de
referidos documentos, y considerando que la vida digital tiene vida propia y que su existencia
on line va más allá de la muerte del titular, cabe aquí cuestionar: ¿qué destino tendrá ese
patrimonio digital? 
Es urgente la necesidad de amparo legal no sólo de la titularidad de bienes digitales, sino
también de la sucesión, administración futura o cualquier forma de transmisión. 
4. Derecho de Sucesión y patrimonio digital, pág. 177
Son muchos los modos de negocios que pueden ser emprendidos a partir de Internet o
por medio de ella, multiplicando considerablemente la capacidad empresarial. Es fácil percibir
que la Internet pasó a ser un centro sin fin de negocios donde las actividades empresariales
vienen creciendo de modo alarmante. Las personas persiguen el legítimo e irrenunciable
derecho de buscar el lucro como principal resultado en negocios y nuevos modelos
económicos. 
La nueva economía movida por Internet no para de crecer. Camina a una velocidad impar en la
historia. Es difícil, o casi imposible, imaginar la dimensión cogida por el comercio electrónico
en días actuales, una vez que ocupa dimensiones inconmensurables. 
Para el filósofo italiano Norberto Bobbio[23]: "...no es necesario mucha imaginación para
prever que el desenvolvimiento de la técnica, la transformación de las condiciones económicas
y sociales, la ampliación de los conocimientos y la intensificación de los medios de
comunicación podrán producir cambios sociales que crean ocasiones favorables para el
nacimiento de nuevos esclarecimientos y por lo tanto, para nuevas demandas de libertad y de
poderes". 
Es innegable que la revolución tecnológica innovó las formas de generación de riqueza
transformando la economía global, donde se busca, cada vez más, la horizontalidad económica
de los espacios de mercado sin fronteras, poderes e intereses nacionales, integrando agentes
de pesquisa y desenvolvimiento, producción, comercialización y distribución por medio de
métodos y modos de hacer transitar con rapidez, por grandes distancias y sin restricciones,
ideas, personas y bienes en cadenas globales de información, producción y consumo[24]. 
Siendo así, una vez que la Internet interfiere positivamente en el funcionamiento del mercado,
por la libertad de acceso a cualquier persona, se facilita el ejercicio de la libre iniciativa. Más
personas ejercen una actividad económica en determinado mercado a costos reducidos, tanto
por anuncios en sites específicos como por el montaje de pequeñas tiendas virtuales por
microempresarios, más allá de grandes tiendas virtuales, contribuyendo a la libertad de
concurrencia entre los agentes económicos[25]. 
Aunque el testamento digital o cualquier otra forma de transmisión de tales bienes no conste
expresamente en el Código Civil brasilero, el artículo 1857 dice: "Toda persona capaz puede
disponer, por testamento, la totalidad de sus bienes o de parte de ellos, para después de su
muerte"[26]. No existe, por lo tanto, óbice para que ocurra la transferencia de archivos
digitales como patrimonio[27], sobre todo cuando son oriundos de relaciones jurídicas con
valor económico. 
Se resalta que el patrimonio transmisible es constituido de bienes materiales e inmateriales,
pero que siempre puedan valorarse eco-nómicamente, y no se confunde con los derechos
personalísimos que se extinguen con la muerte, y que pueden ser protegidos en caso de
ofensa después de la muerte del titular (la llamada tutela post mortem de los derechos de
personalidad). El heredero no es representante del de cujus, pues sucede sus bienes y no su
persona, asumiendo apenas la titularidad de las relaciones jurídicas patrimoniales del
fallecido[28]. 
Por su especificidad, la transmisión de herencia digital tanto por sucesión mortis causa cuanto
por testamento no encuentra respaldo legal, por ser temas contemporáneos recientes y que
tratan de derechos de herencia y derechos de personalidad. Pero es deber del Derecho
propiciar la solución de los conflictos que surjan relativos a la propiedad de tales bienes y,
consecuentemente, a la transmisión a sus herederos. 
El mayor problema está en que no forma parte de la cultura brasileña el uso de testamento,
hasta por desconocimiento acerca de su facilidad, y la legislación no prevé la sucesión digital. 
En publicación en sitio digital, la periodista Daniela Carasco, al discurrir sobre el asunto,
asevera que "Andrey Guimarães Duarte, presidente del Colegio Notarial de Brasil, explica que
el término oficialmente no existe, pero su intención puede estar presente en un testamento
público o privado..." Citando a Gisele Truzzi, especialista en Derecho Digital, esclarece:
"Testamento público: documento hecho por notario, en el que quedan atestados los deseos y
destinos de los patrimonios. Como parte de este patrimonio pueden estar bienes virtuales,
como acceso a cuentas de e-mails y redes sociales, documentos, carteras de criptomonedas
(moneda digital), cuenta bancaria digital, créditos en servicios on line, cupones o cualquier
contenido que cargue informaciones que generen valor financiero o sentimental [...] Después
de hecho, el documento queda almacenado en la Censec (Central Notarial de Servicios
Electrónicos Compartidos) y pueden ser accedidos por familiares del fallecido". Los archivos
digitales creados o adquiridos conteniendo fotos, películas, música, e-books, íconos, agendas
de contacto, bit coin, etcétera, pueden ser objeto de documento particular constituido de
testamento privado, afirma Gisele Truzzi. Esclarece que el "Testamento privado: puede ser
hecho en casa, pero, para tener validad jurídica, el testador debe obedecer la regla del Código
Civil, principalmente en lo que se refiere a las testimoniales. Si nadie tuviera conocimiento
sobre el después de la muerte del testador, no habrá garantía de cumplimiento. El documento
queda almacenado en un banco virtual para ser consultado después de la muerte del titular
del patrimonio". 
En 2017, Miguel Sá creó el sistema Chronos, por lo que el usuario puede perpetuar un legado y
enviar testamentos a familiares. El sistema ofrece un cronómetro programable posibilitando el
disparo de mensajes después de la muerte en formato de video, foto y hasta un testamento
digital con documentos confidenciales, en cualquier fecha en el futuro. Todo el contenido es
almacenado en una cuenta del usuario en el DropBooks y aspectos como seguridad de acceso y
sigilo son garantidos con protocolos de criptografía. El sistema envía notificaciones cerca de la
fecha indicada en el cronómetro, de modo que el usuario puede cambiar la fecha conforme
sea necesario. Terminado el tiempo, todo es encaminado a los destinatarios originalmente
registrados por el usuario. Esta cuenta puede ser acoplada al Facebook y programar la
publicación de posts para después de su muerte[29]. 
Ante la inexistencia de testamento, el juez, en proceso de inventario, podrá determinar el
rompimiento del sigilo, cuya solicitación quedará a cargo de los términos de uso, previamente
firmados con cada proveedor. 
Aun podemos pensar en la posibilidad de transmisión de bienes digitales por codicilos, como
por ejemplo las señas que dan acceso a los bienes digitales de pequeño valor patrimonial o de
valor sentimental guardados en la "nube". 
En principio, esto puede ser aplicado, también, en los casos en que se deja orientación para
que determinados bienes no sean visitados aunque haya autorización judicial. 
Hay que resaltar que esa orientación de restricción sólo podrá tener éxito si el acceso a esas
cuentas digitales puede ser considerado una invasión de privacidad del testador. Caso
contrario, será considerado una cláusula restrictiva de acceso a los bienes de la legítima, que
es vedado por nuestro ordenamiento jurídico, conforme el artículo 1848 del Código Civil
brasileño, afirma Lara[30]. 
Delante de la disposición legal, una vez constatado el valor patrimonial (material o inmaterial)
de los bienes virtuales dejados por el fallecido, a nuestro ver, no es necesario la creación de
nuevas normas, pero sí la aplicación inmediata de las ya existentes, atendiendo a sus
peculiaridades. 
Y tanto es verdad que poseen valor patrimonial que hemos visto, recientemente, el caso de la
británica Louise Palmer, que ha perdido a su hija de 19 años, Becky Palmer, que tenía la
costumbre de postear muchas cosas en su cuenta de Facebook y mantenía contacto con sus
amigos. En los últimos tiempos de vida, su madre la ayudaba a dialogar con sus amigos en la
red social. Con su muerte, Facebook, con su nueva política, cambió algunas configuraciones de
la página, haciendo de la cuenta de la joven un "memorial" que puede ser visualizado por
amigos. Esto puede pasar si algún amigo o familiar solicita a la red social que transforme la
página de la persona en "memorial". Pero nada jurídicamente, es evidente, a pesar de la
preocupación de las grandes compañías de Internet. 
El caso que ganó repercusión en las redes sociales sirve como reflexión sobre la herencia
digital, que incluye activos como cuentas en redes sociales, señas y e-mails. Google tiene una
gerencia que permite que el usuario crea una especie de testamento virtual, que puede dar
acceso a determinados servicios a la persona escogida (hasta 10 contactos), en caso de que la
persona no la use más. Existe también la opción de desactivar la cuenta, apagando todos los
datos del usuario. En caso de que no haya utilización del perfil es apagado con 9 meses de
inactividad. 
Como se puede ver, la posibilidad de hacer constar en el acervo hereditario los archivos
digitales como patrimonio hace que no solamente el acervo patrimonial material, sino también
el acervo cultural del fallecido, sean transmitidos totalmente a sus herederos, como forma de
preservación de la identidad familiar, en el contexto social. 
5. Legislación. Proyecto de ley, pág. 181
Es estrictamente necesaria una actualización del ordenamiento jurídico nacional, que
garantice a los titulares de la herencia y a sus herederos los derechos provenientes de los
bienes digitales granjeados en vida por el fallecido. 
El Derecho de Sucesión contemporáneo se resiente de una perfecta adecuación al avance
tecnológico, como ya se dijo anteriormente. Con el increíble aumento de las relaciones
personales de modo virtual, se establece un nuevo medio para interacciones entre los
usuarios, con respecto a la elaboración, compra y almacenamiento de artículos digitales de
cualquier naturaleza. 
Los bienes digitales son clasificados como inmateriales, por la naturaleza de su existencia
digital, disponible en la esfera virtual. Sin embargo, el control hecho por los diversos sistemas,
íconos, servicios digitales y redes sociales incluso, en lo que toca a la herencia digital, tiene
como base el reglamento interno de cada uno de los proveedores o prestadores de servicios
en la plataforma digital. Cada cual hace valer sus propios intereses, ante la inexistencia de
legislación propia. 
Pero el Derecho, a pesar de su evolución, no siempre consigue acompañar y alcanzar su
objetivo de amparo, ante la velocidad con que avanza la tecnología. Algunos eruditos intentan
suplir las necesidades normativas y las lagunas existentes en la legislación, toda vez que los
herederos sólo podrán heredar los bienes digitales en la hipótesis del fallecido haber dejado
disposición de última voluntad. 
Maria Adriana Dantas Virgínio[31] trae entendimiento en el sentido de que: "Los bienes
digitales merecen ser incluidos extensivamente en el concepto de herencia, una vez que
integran el patrimonio del individuo. En cuanto a los archivos que posean valor económico,
como videos y música, la cuestión no es tan problemática, teniendo en vista el principio del
patrimonio que norteña el Derecho de Sucesiones. En contrario, algunos eruditos entienden
que los archivos que no puedan ser avalados financieramente, como fotos personales, escritos
caseros y videos particulares, son excluidos del concepto del espolio. Sin embargo, los
sucesores pueden heredar este material en caso de que haya disposición de última voluntad
del de cujus; en la hipótesis de no existir, los herederos no podrán pleitear judicialmente la
posesión del referido contenido, pero tendrán el derecho de requerir la exclusión de este
acervo, en caso de que esté disponible al público en redes sociales, por ejemplo". 
Ante la ausencia de legislación específica y la inexistencia de previsión expresa en el Código
Civil brasileño, que no disciplina la herencia digital en el Libro V -que trata del Derecho de las
Sucesiones-, encontramos disparidad en las decisiones judiciales, teniendo en vista que los
tribunales juzgan los casos concretos solamente con base en las normas generales que rigen el
asunto, propiciando tratamiento diferenciado a los casos que le son sometidos, aunque sean
semejantes las situaciones concretas. 
Atendiendo a la búsqueda contemporánea, se encuentra para su apreciación en el Senado
Federal el Proyecto de Ley (PL) 4099/2012, de autoría del diputado federal Jorginho Mello
(PSDB/SC), que examina la alteración de la redacción del artículo 1788 del Código Civil,
agregando un párrafo único para que conste la garantía de transmisión a los herederos de
todos los contenidos de cuentas y archivos digitales del de cujus, con la siguiente redacción: 
...serán trasmitidos a los herederos todos los contenidos de cuentas o archivos digitales de
titularidad del autor de la herencia. 
El PL, ya aprobado por la Comisión de Constitución y Justicia de la Cámara de los Diputados,
está aguardando la aprobación por el Senado. 
La propuesta contenida en el PL 4847/2012, de autoría de Marçal Filho (PMDB/MS), establece
normas sobre la herencia digital, agregando el Capítulo II-A y los artículos 1797-A a 1797-C del
Código Civil, a saber: 
Capítulo II-A de la Herencia Digital: Artículo 1797-A. La herencia digital se define como el
contenido intangible del fallecido, todo lo que es posible guardar o acumular en espacio
virtual, en las siguientes condiciones: I. señas; II. redes sociales; III. cuentas de Internet; IV.
cualquier bien y servicio virtual y digital de titularidad del fallecido. Artículo 1797-B. Si el
fallecido, teniendo capacidad para testar, no lo hubiera hecho, la herencia será trasmitida a los
herederos legítimos. Artículo 1797-C. Cabe al heredero: I. definir el destino de las cuentas del
fallecido: a) transformarlas en memorial, dejando el acceso restringido a amigos confirmados y
manteniendo apenas el contenido principal o, b) apagar todos los datos del usuario o, c)
remover la cuenta del antiguo usuario. 
A su vez, el Marco Civil de la Internet (Ley 12.965/2014) establece principios y reglas básicos
para garantizar los derechos y deberes por el uso de la Internet en Brasil y auxiliar en la
solución de los conflictos que envuelven el derecho a la herencia digital, pero no hay
referencia específica sobre la problemática relativa a la herencia digital. 
Trae como fundamento el reconocimiento de la escala mundial de la red; su conexión íntima
con diversos derechos humanos y fundamentales, destacando los de ciudadanía, difusos y de
desenvolvimiento de la personalidad, de los que derivan otros como el de participación
política, etcétera[32]. 
El artículo 3º del Marco Civil de la Internet trae, de forma ejemplar, referidos principios del
Derecho Electrónico en Brasil: 
Artículo 3º. La disciplina de uso de Internet en Brasil tiene los siguientes principios: I. garantía
de libertad de expresión, comunicación y manifestación del pensamiento, en los términos de la
Constitución Federal; II. protección de privacidad; III. protección de los datos personales, en la
forma de red; IV. preservación y garantía de la neutralidad de la red; V. preservación de la
estabilidad, seguridad y funcionalidad de la red, por medio de medidas técnicas compatibles
con los padrones internacionales y por el estímulo al uso de las buenas prácticas; VI.
responsabilidad de los agentes de acuerdo con sus actividades, en los términos de la Ley; VII.
preservación de la naturaleza participativa de la red; VIII. libertad de los modelos de negocios
promovidos en Internet, desde que no entren en conflicto con los demás principios
establecidos en esta Ley. Párrafo Único: Los principios expresos en esta Ley no excluyen otros
previstos en el ordenamiento jurídico patrio relacionados a esta materia o en los tratados
internacionales en que la República Federativa del Brasil sea parte. 
Al tratar de la protección de la privacidad, referido como principio en el Marco Civil de
Internet, el legislador garantiza la protección a los datos personales por tratarse de un derecho
muy agredido en la era de la tecnología de la información, a saber: "...al proteger la privacidad,
el Marco Civil pone a salvo toda y cualquier información textual o audiovisual que sea
considerada privativa. Más allá de proteger la privacidad en general, el Marco Civil da énfasis a
la protección de los datos personales, informaciones que puedan identificar a una persona y
que comúnmente son utilizadas o requeridas por los proveedores de acceso a Internet o
proveedores de servicios en Brasil"[33]. 
Ante la disposición expresa del artículo 3º de la Ley, seguida por el artículo 4º, IV, de la Ley
12.527/2011, así como la previsión con-tenida en el inciso XXXIII del artículo 5º de la
Constitución Federal, se extrae la conclusión en el sentido de que si alguien envía un video,
foto, escritos, conversaciones o cualquier dato en red social, la propiedad permanece con
quien la franqueó y no con la empresa propietaria del site de la red social. Hay una relación
directa con la vida de quien la franqueó, aunque las reglas contractuales constantes de los
términos de uso, en general, establezcan lo contrario. 
Siguiendo el avance tecnológico, la evolución y transmutaciones del comportamiento social, el
Derecho necesita acompañarlo, paso a paso, a pesar de los esfuerzos de la iniciativa legislativa.
Para que no ocurran injusticias y exclusión de bienes del acervo del fallecido, se necesita que el
legislador innove para garantizar la estabilidad y seguridad jurídica, pero también que incluya
la hipótesis de apreciación por el Poder Judicial de cuestiones controvertidas respecto de la
clasificación de cuáles tipos de bienes -que componen el acervo digital- podrían ser
transmitidos por herencia. 
6. Redes sociales -Mídias sociais-, pág. 185
Viejos hábitos y sedimentados conceptos se están transformando en creciente
movimiento mundial, asustando y apasionando personas, introduciendo elementos nuevos en
un escenario político, económico y social cada vez más globalizado. La tecnología digital crea
una nueva cultura y otra realidad informativa[34]. 
Vânia Moreira Kensky resalta que: "La tecnología digital rompe con las formas narrativas
circulares y repetidas de la oralidad y el encaminamiento continuo y en secuencia de la
escritura y se presenta como un fenómeno discontinuo, fragmentado y, al mismo tiempo,
dinámico, abierto y veloz. Deja de lado la estructura social y jerárquica en la articulación de los
conocimientos y se abre para el establecimiento de nuevas relaciones entre contenidos,
espacios, tiempos y personas diferentes"[35]. 
Una red social es constituida de individuos conectados por actos sociales. Son grupos on line
de interacción de usuarios y de compartimiento de informaciones con intereses semejantes.
"Empezaron a surgir las redes de comunicación con la finalidad de compartimiento de
informaciones. Para que el individuo pueda ingresar en la red social es imprescindible la
creación de un perfil personal, con el relleno de datos. En general, las redes sociales permiten
el franqueo de fotos, videos, blogs personales en la página del usuario [...] Además, las redes
sociales permiten la creación de grupos y comunidades que son como círculos de intereses
más restrictivos dentro de cada red, con la posibilidad de la persona de dejar de ser
anónima"[36]. 
Entienden Alexandre Aires Silva e Isabela Lima Rocha: "...No obstante su concepto anteceda el
advenimiento de la red mundial de ordenadores -Internet-, la expresión mídias sociais (social
media) pasó a ser reconocida a partir del surgimiento de esta nueva herramienta tecnológica
[...] De esta manera [...] pueden ser definidas como sistemas on line usados por personas para
la producción de contenidos de forma descentralizada, provocando la interacción social a
partir del compartimiento de informaciones, opiniones, conocimientos y perspectivas,
exteriorizados por medio de textos, imágenes, videos y audios. En esta medida, ‘redes sociales’
son especies del genero mídias sociais y significan las interacciones sociales en forma de red
mediadas por Internet"[37]. 
Anna Adami enseña: "El concepto de red social se refiere a la Antropología y Sociología,
materias que estudian el comportamiento de la sociedad. Se denomina red social al complejo
de relaciones entre personas que hacen parte de un grupo y que facilitan la interacción.
Actualmente debido al gran suceso de las redes sociales, que se estiman en más de 300 tipos,
las empresas adhirieron a esta herramienta, y buscan mantener un relacionamiento con sus
consumidores e insertar su publicidad de alguna forma"[38]. 
Evento alguno ha proporcionado tan gran cambio en los hábitos como la revolución digital, con
el surgimiento de Internet y del teléfono móvil. Las personas se comunican diariamente
usando medios electrónicos, compartiendo informaciones en diversos formatos, en y para
cualquier lugar del mundo, en tiempo real. 
Bijker pone la cuestión de los valores ante la tecnología como un péndulo, que oscila entre una
posición en que los valores dan forma a la tecnología y otra en que la tecnología da forma a los
valores[39]. 
El entendimiento del autor nos lleva a la teoría tridimensional del Derecho de Miguel Reale,
según la cual "en todo y cualquier momento de la vida jurídica coexisten los aspectos
formativos, fácticos y axiológicos, pues las relaciones entre tecnología y sociedad integran
enlaces de interacción dinámica y dialéctica con el Derecho"[40]. 
Surge el Derecho como valor de justicia, que emerge del significado de los elementos de la
realidad; acto y valor se correlacionan de forma de mantener su polaridad y, al mismo tiempo,
demandar mutuamente su implicación, lo que origina la estructura normativa. 
El mundo jurídico es llamado a prescribir soluciones para los nuevos actos sociales que se
multiplican, atribuyéndoles valor, reconociéndolos como parte de su contenido normativo,
ampliando la gama de actos jurídicos y haciendo conocer, por la interdisciplinariedad,
Derecho, tecnología y familia, teniendo a la persona como fuente de todos sus valores. 
Las redes sociales, con la finalidad de atender a las necesidades de sus usuarios, en lo que toca
a herencia digital, y frente a la ausencia de normativas específicas sobre el tema en la mayoría
de los países cubiertos por ellas, crearán normativas propias para tratar el asunto, las que en
algunas hipótesis resultan no satisfactorias para los posibles sucesores del de cujus, y para la
solución del conflicto es accionado el Poder Judicial[41]. 
Facebook trata la cuestión de la herencia digital de dos formas: La primera es la extinción de la
cuenta del usuario, desde que se encuadre en algunos requisitos, entre ellos que la cuenta
quede inactiva por un período de tiempo determinado por la red social, pasando así, después
de este período, a ser automáticamente excluida. La segunda opción sería la transformación
de la página del usuario fallecido en un memorial, lo que debe ser hecho por requerimiento de
alguien que posea vínculo con el de cujus. 
Así como Facebook, Twitter también da a la familia de la persona fallecida la opción de
exclusión de su cuenta pero el proceso presenta mayor complejidad que en Facebook, ya que
las exigencias varían: van desde el envío de documentos por los familiares para la sede de la
empresa (en EE. UU.), hasta la hipótesis en que es necesario probar que la cuenta a ser
excluida es realmente de una persona fallecida[42]. 
Es tan grande la importancia de los bienes digitales almacenados en los sites de las redes
sociales que alguna que otra vez ocurre la invasión con la finalidad de sustraer datos
almacenados pertenecientes a los usuarios, como lo acontecido el día 22 de marzo pasado con
Facebook, a saber: 
El Ministerio Público del D. F. investiga el uso ilegal de datos de los usuarios de Facebook. El
Ministerio Público del Distrito Federal y Territorio (MPDFT) abrió un proceso de investigación
para averiguar los riesgos a usuarios brasileños en el episodio que envuelve a la consultoría
internacional Cambridge Analítica y Facebook. La investigación va a apurar la conducta de la
plataforma y de la representación de la empresa en Brasil, denominada CA Ponte. El escándalo
se manifestó cuando un exfuncionario de Cambridge Analítica, Cristopher Willie, dio
declaraciones publicadas por el periódico Observer of London, conectado a la publicación The
Guardian, en el último sábado (17), detallando cómo la empresa usó datos de 50 millones de
perfiles, adoptando el método conocido como "psicografía", para dirigir el voto de estas
personas hacia Donald Trump en las elecciones presidenciales de EE. UU. en 2016. El
documento del MPDFT, que formaliza la apertura de la investigación, apunta la acción de
Cambridge Analítica como "tratamiento ilegal de datos" y recuerda que la empresa empezó a
operar en Brasil en 2017 en asociación con la Ponte, unión denominada ahora CA Ponte. La
investigación se propone "aclarar los hechos" ante la gravedad de éstos y los riesgos a los
consumidores y a las personas cuyas informaciones personales puedan ser manipuladas.
"Existen sospechas de que Cambridge Analítica puede estar haciendo uso, de forma ilegal, de
datos personales de millones de brasileños, usuarios de Facebook o no, para fines de perfiles
psicográficos en escala nacional y regional", dice el texto. La preocupación se justifica, continúa
el documento, por el hecho de la empresa de anunciar cómo una consultoría actúa con análisis
de datos para influenciar comportamientos, sobre todo en procesos electorales. En el
reportaje de Channel 4, británico, presentado en esta semana, directores de la empresa
filmados sin conocimiento informan que después de participar en diversas campañas en todo
el mundo, "están yendo a Brasil"[43]. 
La constante evolución de las tecnologías llega a su ápice con un nuevo paradigma de la
computación: la Cloud computing, o computación en nube, utilizada tanto por personas físicas
cuanto por personas jurídicas. La opción por el almacenamiento de datos en la nube no es
reciente, por ser una evolución de lo que ya fue el almacenamiento de los datos en el propio
ordenador del usuario. Aunque en Brasil el uso de la tecnología sea muy reciente. Servicios
como Gmail y Hotmail, para gestionar e-mails; Youtube y FlickR, para almacenamiento de
videos, y DropBox e iCloud, que funcionan como discos virtuales, cada vez más sin la necesidad
de instalar cualquier icono en su máquina. 
Para Hélio Oliveira Azara: "...Hoy muchas aplicaciones están disponibles a través de Internet,
más allá de servicios de almacenamiento, plataformas de desenvolvimiento de sistemas, y aún
existe la posibilidad de una infraestructura de TI completa, como por ejemplo: servidores,
redes y varios otros equipamientos y recursos de hardware y software. Empresas conocidas
como Gmail, Youtube, Amazon y tantas otras tienen aspectos comunes que son la
disponibilidad de servicios a cualquiera hora y acceso a estos servicios a través de cualquier
dispositivo como teléfono móvil, notebook [...] smartphone y tantos otros..."[44] 
La discusión relativa a los bienes digitales engloba "...el Derecho de Familia y las relaciones
post mortem, y representa un desafío al Derecho de Sucesión, por cuanto no se tenga pensado
en diversas formas de patrimonio y herencia, que no las tradicionales, como, por ejemplo, las
de la realidad de hoy, que se manifiestan en el modo digital. Eso porque es grande la gama de
los que almacenan reales [...] tesoros en archivos digitales almacenados en nube, páginas de
relacionamiento, blogs, como, por ejemplo, derechos sobre música, libros, fotos, textos,
poesías, ilustraciones [...] y hasta documentos personales que pueden valer mucho..."[45] 
Las personas que tienen patrimonio digital prefieren garantizar sus archivos digitales,
delegándolos a las empresas especializadas en almacenamiento de informaciones,
almacenamiento en nube, quienes detentan la guardia de los mismos o se valen de inventario
digital.
7. Regulación Europea para Protección de Datos Personales (GDPR), pág. 190
Marcando una nueva era en la protección de datos personales, la Regulación General
para Protección de Datos de la Unión Europea (GDPR) fue diseñada para armonizar las leyes de
privacidad de datos en los países miembros, asegurar la protección del derecho a la privacidad
de datos personales, y rediseñar cómo la privacidad es abordada en los países de la región. 
La sociedad contemporánea camina a pasos largos en dirección a la digitalización de todos los
aspectos de la vida cotidiana, y cada vez más creando y siendo dirigida por datos. 
Dos principios fundamentales constan en la GDPR, el de la finalidad: cualquier dato sólo puede
ser requerido y mantenido en una base conforme a la finalidad a que se presta, y el del
consentimiento: quien cede datos propios necesita consentir, salvo hipótesis expresamente
previstas en el Reglamento; considerados padrón oro de protección y seguridad de datos[46]. 
La GDPR protege el derecho de privacidad de los individuos de la Unión Europea (UE), pero
tiene por objetivo la aplicación extraterritorial -en otras palabras, se aplica a todas las
organizaciones que procesan datos personales de residentes en la UE, independientemente de
la localidad física de estas organizaciones-. Trae el aumento de las opciones reales de control
de los datos personales y del uso que organizaciones hacen de estos datos. Fue diseñada para
asegurar una serie de derechos a los individuos con respecto a la privacidad de sus datos,
incluyendo el derecho de ser informado, derecho de acceso, derecho de ratificación, derecho
de borrar, derecho de restringir procesamiento, derecho a la portabilidad de datos, derecho de
objetar y derecho con relación a la toma de decisión automatizada y perfil. 
Entiende Rodrigo Vaz Sampaio: "...Brasil no pasará distante del Reglamento. Empresas
brasileñas, que presentan filiales en la Unión Europea o que oferten servicios en la UE,
deberán adaptarse a las reglas del Reglamento a fin de colectar y almacenar datos de los
ciudadanos europeos. Pero más importante aún será la concientización que necesitamos de
inmediato de legislación adecuada para esta disciplina, más allá de pesquisas científicas serias,
conducidas en el área jurídica sobre el tema"[47]. 
Una legislación adecuada se aguarda en Brasil, porque las empresas brasileñas que presentan
filiales o servicios en la UE deberán adaptarse a las reglas del Reglamento en lo que dice
respecto a la colecta y almacenamiento de datos del consumidor. 
En el sector de negocios en Brasil, esto tendrá considerable influencia, especialmente para
empresas de tecnología. Claudio Yuge, en trabajo titulado Não é só na Europa: O que a Lei de
Privacidade GDPR afeta no Brasil?, indica: 
Como las reglas exigen justificativos para el uso de datos personales, todas las compañías que
utilizan informaciones transmitidas por los consumidores y que tuvieran conexiones con
grupos de la UE necesi-tarán adecuarse a las novedades [...] Las leyes brasileñas no son muy
claras en los puntos ya establecidos por GDPR. Esa indefinición, junto a los recientes casos de
huida de datos, deben hacer que muchas de las medidas impartidas por la UE también sean
debatidas en nuestra legislación[48]. 
El aumento de la digitalización de la vida diaria y las diversas modalidades de negocios
emprendidos por Internet, como sería de esperar, trajo una multiplicidad de capacidad
empresarial -centro de negocios-, pasando los individuos a utilizar productos y servicios en el
mundo digital, consumiendo, acumulando y, no es raro, también produciendo informaciones,
bienes, contenidos e ideas que deben ser protegidas y seguras, pilares indispensables en una
sociedad civilizada. 
8. Consideraciones finales, pág. 192
El ser humano pasa la vida granjeando bienes de contenido eco-nómico y la creciente
digitalización de varias actividades del cotidiano contemporáneo impacta en las relaciones
jurídicas, en la exacta medida en que transforma en bienes jurídicos esas actividades digitales.
Son los llamados bienes jurídicos digitales, que inauguran una nueva fase en el tratamiento del
patrimonio, su comercialización y transmisión. 
La sociedad, a su vez, por intermedio de las redes globales de información, se ha hecho gran
productora de bienes digitales: pasó a comunicar, contratar y comercializar bienes y servicios
en los nuevos canales de distribución; cambiar mensajes e interactuar con otras personas;
publicar contenidos en la forma de videos, fotos, artículos; compartir conocimiento e
información; movilizar personas en torno a causas; u otros, como consecuencias considerables
oriundas del mundo virtual, sin que haya una legislación adecuada para respaldo de tales
relaciones. 
Los numerosos profesionales y empresas que proporcionan servicios directos e indirectos
forman verdaderas cadenas invisibles en las que intermedian personas, en consecuencia de la
custodia, uso, gestión, transmisión y retransmisión de la información, conforme el caso. 
Los negocios jurídicos son cada vez más celebrados en el espacio virtual, especialmente en las
relaciones jurídicas de consumo, lo que caracteriza el inmenso valor económico tanto para las
personas cuanto para las empresas. 
El dato, una vez insertado, pasa a tener valor económico. La empresa que recibe los datos
tiene el deber de mantenerlos en privacidad. 
Con la creciente digitalización de la vida diaria, como sería de esperar, los individuos pasan a
usar productos y servicios en el mundo digital, consumiendo, acumulando y, no raro, también
produciendo informaciones, contenidos e ideas. 
Necesario es, por lo tanto, que haya respaldo para que el valor económico de estos bienes
digitales acumulados por el titular sean transmitidos a los familiares -o conforme testamento-
en ocasión del fallecimiento. 
Las empresas de Internet que desenvuelven una red social poseen reglas propias y formas
diferentes de retirada del material de un usuario fallecido o del acceso al contenido de sus
cuentas por familiares y herederos, en razón de la política de privacidad adoptada, visando
siempre sus propios intereses. 
En consecuencia de la falta de legislación que define el modo de actuación de las empresas
exploradoras de Internet, ellas desenvuelven sus propias reglas, que se destinan a todos los
países en que actúan, aunque sepamos también que no somos una aldea global, pues
poseemos enormes diferencias entre naciones[49]. 
Aunque los derechos de personalidad cesen con la muerte de la persona, habiendo cualquier
violación a esos derechos, sus familiares pueden presentar a la consideración del Poder Judicial
una eventual petición a título de indemnización. 
El ordenamiento jurídico brasileño debe ajustarse a las nuevas realidades oriundas de la
evolución tecnológica, pues la acumulación de bienes en el espacio cibernético creció
enormemente. 
No es hábito del ser humano pensar en la muerte, por el contrario, hay una resistencia sin
límites. Nosotros vivimos la vida y siquiera nos damos cuenta de que la muerte podrá llegar a
nuestra puerta en cualquier instante. Igualmente no tenemos el hábito de hacer testamento. 
A las personas les gusta ser recordadas por sus hábitos. La sociedad de información tiende a
retratar el recuerdo de las personas, cada vez más, por intermedio de los hábitos digitales.
Siendo así, hay que atribuir al patrimonio digital el mismo destino dado a los bienes constantes
del patrimonio común del individuo, una vez que no existe óbice para la recepción de los
bienes digitales en el ordenamiento jurídico. 
No hay que negar el carácter patrimonial del acervo digital, con todas sus consecuencias y
efectos de sucesión. No hay legislación específica, pero tampoco existe impedimento para la
transmisión de los bienes digitales. Caso contrario, el patrimonio digital será totalmente
perdido con la muerte del titular, aunque existan sucesores. 
Hay necesidad de una nueva interpretación del concepto de herencia, ajustándola a la actual
sistemática digital, englobando los bienes digitales y virtuales de valor económico o moral,
transmitiéndolos inmediatamente a los herederos o sucesores. 
Bibliografía, pág. 195
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[1] Para visualizar curriculum vitae, haga click en el nombre de la autora.
[2] LARA, Moisés Fagundes, Herança digital, S.C.P., Porto Alegre, 2016, p. 13.
[3] KENSKY, Vânia Moreira, Educação e tecnologias: O novo ritmo da
informação, Papirus, Campinas (SP), 2007, ps. 31/32.
[4] Cfr. NUNES, Luiz Antonio Rizzatto, O princípio constitucional da pessoa
humana: doutrina e jurisprudência, 3ª ed., Saraiva, São Paulo, 2010, p. 16.
[5] LACERDA, Bruno Torquato Zampier, Bens digitais, Editora Foco Jurídico,
Indaiatuba (SP), 2017, p. 5.
[6] SIMÃO FILHO, Adalberto, Revisitando a nova empresarialidade a partir do
Marco Civil em contexto de Internet das Coisas, em DE LUCCA, Newton; SIMÃO
FILHO, Adalberto e LIMA, Cíntia Rosa Pereira de (coords.), Direito & Internet III, t.
II, Marco Civil da Internet (Lei 12.965/2014), Quartier Latin, São Paulo, 2015, ps.
43-45.
[7] SIMÃO FILHO, ob. cit., p. 44.
[8] USP desenvolve projetos ligados à "Internet das Coisas", www5.usp.br,
acesso em 25-6-2018.
[9] LARA, Herança digital cit., p. 14.
[10] LACERDA, Bens digitais cit., p. 10.
[11] LACERDA, Bens digitais cit., p. 31.
[12] GONÇALVES, Carlos Roberto, Direito Civil esquematizado, Saraiva, São
Paulo, 2011, vol. I, p. 157.
[13] NUNES, ob. cit., p. 20.
[14] SPAGNOL, Débora, A destinação do patrimônio virtual em caso de morte
ou incapacidade do usuário: herança digital, disponível em www.jusbrasil.com.br,
acesso em abril de 2018.
[15] LACERDA, Bens digitais cit., p. 58.
[16] BEVILAQUA, Clóvis, Teoria geral do Direito Civil, RED Livros, Campinas,
1999.
[17] Código Civil. Comentado, coordenadora Regina Beatriz Tavares da Silva,
10ª ed., Saraiva, São Paulo, 2016, ps. 154/155: "É a constituída de bens singulares
corpóreos heterogêneos ou incorpóreos (complexo de relações jurídicas), a que a
norma jurídica, com o intuito de produzir certos efeitos, dá unidade, por serem
dotados de valor econômico, como por ex., a o patrimônio, a herança ou o
espólio..."
[18] DINIZ, Maria Helena, Curso de Direito Civil, Saraiva, São Paulo, 2009, p.
136.
[19] DINIZ, Maria Helena, Curso de Direito Civil, Saraiva, São Paulo, 2014, p.
371.
[20] MONTEIRO, Washington de Barros e PINTO, Ana Cristina de Barros
Monteiro França, Curso de Direito Civil, 44ª ed., Saraiva, São Paulo, 2012, vol. I, p.
192.
[21] FRANÇA, Rubens Limongi, Instituições de Direito Civil, 4ª ed., Saraiva, São
Paulo, 1996, p. 98.
[22] LACERDA, Bens digitais cit., ps. 59/60.
[23] BOBBIO, Norberto, A era dos direitos, 10ª ed., tradução Carlos N.
Coutinho, Campus, Rio de Janeiro, 1991, p. 34.
[24] CRUZ, Alberto Fernando Blumenschein e FREITAS, Luiz Carlos T. de,
Manual Simplificado de Comércio Eletrônico, Aquariana, São Paulo, 2000, ps.
17/18.
[25] Código Civil. Comentado cit., p. 1955: "...Não se pode negar que o
testamento é um negócio principalmente patrimonial, no sentido tradicional e
especifico, é um ato de última vontade em que o testador faz disposição de bens,
dá um destino ao seu patrimônio, e isso acontece, realmente, na grande maioria
dos casos. Mas não desnatura o testamento o fato de, ao lado disposições
patrimoniais, existirem outras, extrapatrimoniais, e, mesmo, não descaracteriza o
testamento se ele apresentar, somente disposições não patrimoniais".
[26] Ídem nota anterior.
[27] SERPA LOPES, M. M., Curso de Direito Civil, Freitas Bastos, Rio de Janeiro,
1961, vol. 6, p. 51: "Patrimonio é provavelmente uma palavra derivada de patris
munium, indicativa do conjunto de bens recebido por uma pessoa de seus pais ou
ascendentes".
[28] VENOSA, Silvio de Salvo, Curso de Direito Civil, 11ª ed., Atlas, São Paulo,
2011, p. 3.
[29] CARASCO, Daniela, Testamento digital: quem serão os herdeiros da sua
história virtual?, disponível em www.universa.uol.com.br, acesso em abril de
2018.
[30] LARA, Herança digital cit., ps. 75/76.
[31] DANTAS VIRGÍNIO, Maria Adriana, A sucessão de acervo digital. Direito de
Informática, FBV, 5-1-2015, disponível em
www.idireitofbv.wikidot.com/sucessao-deacervodigital, acesso em 6-5-2018.
[32] DEL MASSO, Fabiano Dolenc; ABRUSIO Juliana e FLORÊNCIO FILHO, Marco
Aurélio (coords.), Marco Civil da Internet: Lei 12.965/2014, Revista dos Tribunais,
São Paulo, 2014. GUERRA FILHO, Willis Santiago e GARBELLINI CARNIO, Henrique,
Metodologia jurídica politico-constitucional e o Marco Civil da Internet:
Contribuição ao Direito digital, ps. 14/15.
[33] JESUS, Damásio de e MILAGRE, José Antonio, Marco Civil da Internet:
Comentários à Lei 12.965, de 23 de abril de 2014, Saraiva, São Paulo, 2014, p. 22.
[34] KENSKY, Educação e tecnologias... cit., ps. 31/32.
[35] KENSKY, Educação e tecnologias... cit., p. 32.
[36] MACEIRA, Irma Pereira, A proteção do direito à privacidade familiar na
Internet, Lumen Juris, Curitiba, 2015, ps. 172/173.
[37] SILVA, Alexandre Aires e ROCHA, Isabela Lima, Herança digital, 2014, dis-
ponívelem www.fadisma.com.br/entrementes/anais/wp-
conternte/uploads/2016/, p. 3.
[38] ADAMI, Anna, Redes sociais, disponível em
www.infoescola.com/sociedade/re-dessociais-2, acesso em 6-5-2018.
[39] BIJKER, A., Sociohistorical Technology Studies, in Handbook of Science
and Technology Studies, Sage, London, 1995, p. 254, citado na obra Nova
fronteira do Direito na era digital, coordenadores Ivette Senise Ferreira e Luiz
Olavo Baptista, Saraiva, São Paulo, 2002, p. 9.
[40] REALE, Miguel, Fundamentos do Direito, 3ª ed., Revista dos Tribunais, São
Paulo, 1988, p. 103.
[41] BISOGNIN, Jaqueline, Herança digital: A problemática da inexistência de
legislação especifica e suas consequências nas redes sociais, Anais da Semana
Acadêmica, Fadisma Entrementes, Edição 13, Ano 2016, disponível em
www.sites.fadisma.com.br, acesso em 6-5-2018.
[42] BISOGNIN, Herança digital: A problemática da inexistência de legislação
especifica e suas consequências nas redes sociais cit.
[43] Ministério Público do DF investiga uso ilegal de dados dos usuários do
Facebook, in jornal Bom dia Advogado, Fonte: Agência Brasil, 22-3-2018,
disponível em https://pt.wikipedia.org/wiki/Computa%C3%A7%C3%A3o, em
nuvem, acesso em 30-6-2018.
[44] AZARA, Hélio Oliveira et al., 2011, p. 2.
[45] SILVA e ROCHA, Herança digital cit.
[46] Regulação Europeia para Proteção de Dados Pessoais (GDPR), tradução
Sheila Pereira Maceira (Consultora de Transformação Digital, Designer de
Produtos e Serviços Digitais).
[47] SAMPAIO, Rodrigo Vaz, O que esperar do regulamento europeu sobre
proteção e segurança de dados?, disponível em
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[48] Disponível em https://m.tecmundo.com.br/amp/mercado/130675-nao-
so-europalei-privacidade-gdpr-afeta-brasil.htm, acesso em 30-6-2018.
[49] LARA, Herança digital cit., p. 45.

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