En El Descampado 1
En El Descampado 1
En El Descampado 1
EN EL DESCAMPADO
POESÍA REUNIDA
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© EN EL DESCAMPADO
© Eleonora Requena
© Edición Digital, 2020.
© Prólogo de Romina Freschi
© Epílogo de Oriette D´Angelo
© Selección de Gladys Mendía
LP5 Editora
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EN EL DESCAMPADO
POESÍA REUNIDA
Eleonora Requena
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Índice
Prólogo 6
Sed (1998) 9
Mandados (2000) 15
Es de día (2004) 29
Epílogo 83
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El sueño cabalgaba en su abandono
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En esa mutación del aire en el cuerpo de la ballena, lo que no se
recuerda existe en la palabra y en la generación “¿vale un peso /un real
tu semen ciego?” se interroga al padre muerto que se hunde en el olvido
y se erige en poema, sinónimo a veces de sueño o de silencio, pero estos
también lo son de “mandado”.
“… yo sé todo de ella que sin ser
ya de mi vientre
sigo siendo”
La palabra poética así es cuerpo duro, vaso o dique que contiene pero
a la vez, oracular e incantatoria, es también poción, lavaje, destilado de
olvido, alquimia que admite mentir, y por eso - sin historia - labra una
historia otra, sin mayúsculas, historia, hecha de olvido.
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portadora y creadora del símbolo ante la irrefutable radiación de lo que
hemos vivido. Si todo lo que ocurre alrededor de la escritura es
inasimilable, en ese intento de asimilación, las verdades son “cuajos
dentro del poema”: “carnitas que laten, eso somos, buscarle la vuelta es
puro ocio”
Romina Freschi
Buenos Aires, agosto 2020
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De Sed (1998)
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Ebriedad
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Te preguntas para qué has de escribir
si ante el libro de poemas predilecto
todas las palabras nombran lo que
tus sueños dibujaron
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Gárgola
Anoche
como toda noche
espiral resquebrajada
y en el fondo de los párpados
espejos
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Sed
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sobre Caos
Cuando escribo
tomo las palabras de algún remoto olvido
cúbicas de espera caen
y se esparcen en la hoja
herradura sol estera
Juegan a sortear sus nombres
en el abanico crudo de la incertidumbre
En las noches otros son los rostros
otros los espejos
entonces las palabras brillan o atormentan
en tal caso rotan en su azar perecedero
hallado íngrimo en lo espeso de una lágrima
cualquier cosa
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De Mandados (2000)
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Ella dice:
-- me destilo en ella el duelo de saberla libre ella es este cuerpo
más allá de mí me duelo en ella cada miembro enfermo migraña tos arcada
es mío su sudor habla mis palabras va a decir
perdóname ahora callará la pienso pobre a solas recordándome
en sus sueños tristes mitigándose las culpas yo sé todo de ella que sin ser
ya de mi vientre
sigo siendo
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mandado
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ellos compartieron junto a mí esos roces
siempre reticentes a mostrarse tal cual eran: tímidas caricias de la mano sobre el
cuerpo
alimento a ser tragado en mansedumbre prestaron sus orejas al susurro y a callar
ante su ojo enfurecido tenue junto a mí el olvido se toma para sí mudos trabajos
echa abajo
esta memoria que de familiar roída nunca es convocada
ellos mis hermanos dónde están cómo han digerido los mandados
nadie como ellos y no en balde tan ajenos
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no puede inmiscuirse un verso saludable en esta tarde tironeada por el tedio
imposible convocar a pajarillos cobijarse en la cornisa un hombre tambaleante
escupió
toda su molicie en mi zapato deben ser las seis reverbera aturde tanto atisbo
mejor será colarse en un café
y en paz sorberse
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hechos como fuimos de bermejos llantos hechos de un dolor
arcaico somos henos imbuidos en nosotros llanos de vacío
castos trepidantes nos llamamos riego fuego revelado
vivos y en armar insulsos entramados ocupamos
eso que de buena o mala gana
se proclama
tiempo
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la mañana se ha pasado entre el mascar compulsivo del silencio
tramo a tramo devorado por mis dientes cincelado puesto romo
ensalivado vuelto a ser un promisorio campo de pastar angustias
disipar oficios engullirme
y contemplar el espectáculo televisivo último grito en cirugía
estética útiles consejos de cocina sueca
desgarradores testimonios de la vida
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no se puede oír más que al silencio con sus bombos amarillos
declarar la festividad de tu ser solo tu pregunta será
un bicho bajo tierra y quien más sino el silencio
te responde:
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Domingo, 9:13 p.m y nada sereno
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(a María Antonieta Flores)
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ni en los sueños escapamos nunca nombran nuevos territorios
siempre es vana la ilusión de paso de extravío en los suburbios de un paisaje
ellos entreveran lo evocado yuxtaponen lo manido revisado por el cuerpo
sólo es cualquier rostro aquel que anoche vislumbraste nada significan
tres sortijas la ventana a medio abrir y el miedo sólo es otro sueño
confrontándote
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En el descampado
ocupo la memoria en escucharme
porque entiendo que este ahora sin más señas el presente
no convoca ya ciertos paisajes se quedaron en sus toldos bajo el sol
muchas palabras rostros ya no hieren son apenas un furtivo manotazo
extiendo en un mantel los días muertos en porciones regulares los devoro
he hecho las paces puedo aseverar
que no recuerdo haber estado en laberintos y me miento no me importa
quiebro en dos la vara que volcase
en turbios mis vocablos
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vengo de atender a tus mandados
pude apenas zigzaguear en el camino y tuve que abrir trochas
para el desahogo hago este recuento y reconozco
me serví de tus deseos y esa voz que se me impuso
hizo un dictado de apetencias que si tuyas también fueron
destiladero de mis goces
recurrente en esa tenue pretensión por el olvido no dejé
de izar banderas y de dar por entendidas las derrotas
ten aquí este abrojo dulce apenas
como la vergüenza y trágalo
no más
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Dique que deviene en la palabra ora hacia el adentro sírvete al olvido
hágase en tus fauces trizas la memoria nada se le atasque
ni se arremoline no podrá represa nimia contener al río
ahora te ablucione regurgite y en la orilla deje
como a una piedra roma
sin historia
limpia
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De Es de día (2004)
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ir a él sin elegancias, sin amagos para hallarle
en calzoncillos, presto al primer trago o a un café cargado
tu visita inesperada rompa su mudez, su estarse torvo, despeinado
si entran los reflejos de la luz por las rendijas, córrele cortinas, ábrele ventanas
entre la mañana a sus dominios, el poema musaraña que despierte
te haga un lado en su rutina, no reniegue
que viniste a incomodarle en su marasmo, a importunarle con tu angustia terca
te reciba
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como lo muestra el plano raso de la pantalla estrecha
hay cuerpos despoblados de alguna identidad posando ante la cámara
en el desempeño de sus artes fúricas, a saber del buen disfrute
de tu ojo, el de ellos no sabrías inferir si sobrepasa al tuyo
ahora detendrás la imagen del placer cuando tu vista satisfecha les olvide
ya al hartazgo de esa irrealidad atañida, la memoria no echa al fuego
otro pasaje que ése mismo concretándose en tu parpadeo
es más denso siempre y tórrido el encuentro con el otro
que salobre te desea, no es así
no debería serlo de ese modo como lo demuestra el set donde sencillo
clama en sus ardores un actor representando, perpetuando en su retardo
la eyaculación, su goce breve
y no en balde tú agradeces su despojo, su acabar tan solitario como el tuyo
sin secreto
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quise mascullarme el día con un canto que evocase la derrota de Cadenas
porque asirse de palabras para hablar de uno
te atempera
escupir torpes grafías exaltadas, borronear una libreta
y embriagarse de tu propio tono alebrestado
hecho de materia lacerante, de remilgos, de candentes sobras
reconforta
ampararse de la lluvia
aligerar las cargas imprecisas
contemplarte recogiendo tus cenizas
siempre restablece diluir
tu enmarañado
corazón
en un poema
de otro
32
marital
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es de día
hay sol que lo demuestra, trago las salivas de la noche al levantarme
en el baño reconcilio mis humores y abro los drenajes, comienza entonces
el tecleo de rutinas a engranarse, bebo, camino, mastico
nada sé sobre el futuro y a los recuerdos les abrigo o echo por el caño
en realidad nada puedo decir, menos proclamar lo que aprendí, mejor
pacer en charcos nimios, quedos
puedo hablar por mí y a nadie le aconsejo en su refriega
entender estos asuntos de latido, copiar en un cuaderno tristes notas
sobre logros y penurias ¿para quién? ¿para el sosiego de alguien?
ahora se hace noche, oscuridad pues
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the elderflower is champagne
nada podría entumecer las letras impresas en papel rústico, editadas por miles, del
ejemplar que sostengo entre mis manos, en él leo las pequeñas flores de un jardín
inglés, los vientos fríos que soplan ya muy lejos, algunas tazas sucias, las ortigas, una
filigrana que camina hacia el silencio con la nitidez de una metáfora calina, El
champán es una flor muy vieja, apunta el traductor que quiso decir y no pudo, pues
los diques del poema suelen contener lo que debieron y no más, y ya es muy tarde
para enmiendas, aunque quede huella del reniego en una nota al margen que salvó
el acaso si pudiere… el tiempo se aclimata a lo que leo, una motocicleta pasa
desgranando su rugido, las otras máquinas de adentro perseveran en su sinfonía,
Jesús Alberto lo diría, el silencio es una cosa inacabada y contra él conspira el
freezer, las mesitas cojas, el acecho de los otros pobladores de la casa.
al fin y al cabo, sólo queda la carátula almendrada de este libro de poemas
desdiciendo los paisajes de sus voces traducidas.
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De La Noche y sus agüeros (2007)
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La cama
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Los que ausentes,
los que huimos
y amañados
por las sombras
escupimos a la noche,
los despiertos,
le debemos
a los trinos
la sonrisa
o el aliento,
en tanto
al otro lado
de lo inmenso
las pequeñas aves
arman su revuelo,
lerdos nos sumimos
y aguardamos
el despliegue
matinal,
la luz que crece
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La luz puede cambiar su materia argenta,
equiparar la tarde con silbidos,
acrecentar la funda de la almohada,
restallar, cicatrizar lo pútrido,
no haría nada nuevo haciéndose susurro,
mordisco en la cadera de un gigante,
mecedora para hacerse viejo, arrollo ceniciento,
cuenta de rosario,
tarde derrocada, taza rasa que me bebo,
puede hacerse noche afuera
mientras dentro se sostiene, se suspende,
se desliza, se macera,
trama, se resiste
y al final tanto nadar para partir, morir
en las orillas
de un mar muerto
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Le clavé semillas al ojal de la mañana,
esquivé los filos de las mesas,
me hice la desentendida cuando aquel moscón
pasó zumbando brea,
“sí, el nocturno en pleno día” me rondaba,
germinaba con sus cantos invisibles
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De Ética del aire (2008)
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anoche revolvía vertederos, leía escritos de hace meses, días,
me asomaba sobre algunas palabras que entendía entonces,
los textos son admoniciones, con sus pequeñas claves y señales para el futuro,
cuando ya no sirven para nada los leemos nuevamente
y nos apuntan con su dedo te lo dije,
todo pasaba ante nuestros ojos mientras pretendíamos torcerlas,
a ésas, las verdades como cuajos dentro del poema
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quiero prisa, olvidos instantáneos,
necesito economías,
desahogar por la ventana la calina,
tirar todas las bolsas de basura,
incendiarme los quebrantos en la sala,
salvaguardias, canjes de fortuna,
un desalojo rápido, un pase de salida,
el cruce de miradas que resuma la orden
del disparo, un trueno que proclame el escampado,
el acallamiento inadvertido
de chicharras,
la demora en los asuntos plenos,
un recuerdo dibujándome la risa,
al menos
la compresa
para la afiebrada llaga,
una siesta,
acaso
algún abrazo quieto,
inmundo
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Minería
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para contar es necesario llevar alguna prisa,
hay que deshacerse de palabras,
dejar atrás anécdotas fallidas o tragarse algún paisaje
desprovisto de afecto o interés malsano,
va ligero el automóvil deslizándose bajo tu mando,
por avenidas llenas y luces intermitentes,
vienes porque aún rotan en tus pensamientos
la cara risueña de un amigo,
la sorpresa por los imprevistos o mejor,
la certeza de que en realidad nada controlas,
eres un ejecutante más del libre asueto de los cuerpos
dejándose al gobierno de lo fortuito:
el saludo a destajo, el afectuoso o el inesperado,
la mirada que esquivaste en la reunión,
tu obsesiva revisión de los asuntos crasos,
el bocado muy salado que pasaste con un trago de agua,
de noche el rostro de las calles no es sereno,
vas entonces. aceleras para abrir un nuevo episodio,
porque haciéndote fragmentos del conjunto puedes
reposar afanes o prepararte para lo que venga,
así sepas que llegar no llega,
que cuando abras por fin la puerta de tu dormitorio
la cama te invitará a seguirte recorriendo,
esta vez hacia adentro y entrarás en los caldos
de lo que quisieras olvidar y no puedes,
pero para que esto ocurra debes llegar antes
y por los momentos este atasco en la vía te lo impide,
no pienses que contar o hacer el plan de un cuento
evitará el fraude de saberte en marcha
creyendo que al fin has llegado
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cargarás tu roca hasta la cumbre,
por cada paso torpe leerás un verso,
apuntado como sueles en el antebrazo
cuando huyes por caminos de alfileres,
marciales o leves, de amores o de odios,
culposos o al desgaire,
cuándo aprenderás a ser más precavida,
impune al deshacerte los hilvanes,
a no mostrar muñones
en la puerta de la iglesia,
cuándo a ser desobediente
y no decirte tanto en los reveses,
siempre los peñascos se desgajan,
te lapidan una entraña nueva,
móntalos de nuevo en las espaldas,
cuesta a tu desmedro,
cuesta arriba
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soy una renegada de mí, esto te lo digo bajito, como para que no oigas,
escribo lo subversivo a mis propias defensas, me mello cada vez y me aniquilo,
pero como sé que quedo dicha y siguen siendo acero las palabras,
ellas continúan tercas ahuecándome,
porque no hay cercados que sus propias fuerzas no derriben
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hoy escribo sobre la fragilidad,
el cuidado y las prudentes aguas para los materos,
las astillas y el valioso plato hecho trizas sobre el suelo,
la mudanza es cosa de pequeños trances,
asuntillos con las sombras,
son acuerdos al desgaire que se fraguan en gavetas,
y poco sabemos, pero prestos les servimos viandas,
en realidad no sé porqué escribo esto,
esta tarde sólo me rasguña un algo irremediable
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el poema que me guardo
es una almendra masticada,
la santa inquisición de un beso,
una factura sin pagar, ese codazo,
yo me guardo en la mudez de esta mañana,
lo que sigue es cuerpo y vísceras tronando,
bruscos anatemas y jadeos,
la calina adentro que recala,
cuánto añoro el delineado firme,
no este parpadeo,
sondéame una voz serena, aguda,
escanciadora,
lábrame una luz que me traicione
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Ética del aire
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Kit de palabras conjuro para sacarte de mi cabeza
51
Propósito angosto
52
la memoria es un hálito,
un fetiche, un tesoro,
cómo preservarla del fuego
que todo lo arrasa
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De Nido de tordo (2015)
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Esther escribe textos entrañados. los traza en un cuaderno y luego
los transcribe en la pantalla. allí los deja serenarse en carpetas
tituladas de modo caprichoso: Signos, Miel de abajo, Ojos de tordo,
son vasijas dejadas en consignación en una tienda de abalorios.
Entonces está atenta, unida a ellos por la noción de algo que dijo y
no recuerda. Es una atadura que la hace volver a la silla y encender
de nuevo la pantalla para leerlos y no reconocerse del todo en esas
palabras traídas de otro sitio, arrojadas al agua y prendidas con
cadenas, como anclas.
55
Ese estar sujeta a leves hilos, ese decidir cortarlos. Esther se sabe
en suspenso cuando deja pendiente alguna letra sin decir, ya lo
sabe, debe regresar, esta vez por los atajos que conoce, las trochas
empinadas y luego entrar por la puerta de servicio, tomar un vaso
de agua, demorarse fisgoneando en la despensa y seguir hacia las
habitaciones solitarias del poema.
56
El laberinto entró en Esther. Se le trepó en las sienes desliendo lo de
afuera y lo de adentro. Se alojó en su oreja, le giraban los tumultos,
puso en jaque las fijezas. Cómo darle albergue al extravío, cómo
estar ajena en solitario al horno interior meditativo.
Sólo se sació de sus desprendimientos cuando se meció en sus
propios brazos arrullándose con una canción de cuna para ahogarse:
lo que eres sigues siéndolo, pero ya lo sabes, bébelo.
57
Esther se sostiene de un poema de Yolanda que habla sobre
construcciones en el aire. Piensa en un norte a dónde dirigir sus
letras, su mano izquierda aprieta la caparazón de una chicharra, la
derecha enturbia el agua de una charca. libra la batalla del sigilo,
servir sobre un mantel de cuadros amarillos la merienda, contar
algún recuerdo sórdido, la historia de su madre, un sueño lúcido.
Mira los lejanos bordes del paisaje. ojalá que en el intento no se le
descosan los remiendos y se hunda como un fardo que ha llenado
con pesadas piedras sus bolsillos.
58
El doctor le muestra en la radiografía la sombra del pequeño corazón
en gota de su hija. gaby escribe que los pomos de las puertas son
como los corazones. Un puño tiene esa forma, el grito de Mireya
también.
Doménica los cuece en gres y los clava en la pared, a tiro.
los ojos de María son sus fuentes claras, Eva no lo nombra, Ruth
abreva todos los latidos. a la abuela el corazón se le partió en una
camilla, Jackie lo descarna, Blanca lo empareda, la canción de moda
lo profana, un torpe corazón arrolla los asuntos del entendimiento.
Perseveran cuando nos dormimos, y laten.
59
Gaby: El corazó n en estos momentos es un puñ o que golpea.
Domé nica: leı́ el latido de un corazó n que sabe cuá l es el factor de su sangre, rh
femenino.
Sentenciado por sueñ os mal paridos, fibrila. Tanta sangre, tanta arteria para un solo
testigo.
60
ERÓTICA DEL AIRE
61
ESO
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IF
me dices
lo que Eliot dice
La casa es de donde se parte
yo te digo
lo que Adonis
Mi cuerpo es mi camino
pongámonos
de acuerdo
hagamos de este viaje
el fin como Kavafis reza
no lleguemos nunca aunque lleguemos
63
DICE ÁMAME HASTA HOLLARME
64
BEBO
en tu cristal
mordientes
descalabros
chispas lı́quidas
precipicios
cuchillas de oro
65
De Textos por fuera (2020)
66
DÉBILES INSTANCIAS
No es de tu interé s mi incoherencia,
dice quien arguye sus minucias
67
•
68
•
69
•
70
•
71
•
escriba
desde otra silla por favor
má s lejos
del llanto, del trueno
del deseo
los codos sobre la mesa
sin má scaras
sin miedo
72
•
73
•
74
•
75
•
76
•
77
•
78
•
rememora
anula el verbo
79
•
para salir
hacer silencio
80
•
81
DIEZ NOTAS AL MARGEN DE UNA PÁGINA EN BLANCO
82
CUANDO CALLAR ES EL POEMA: A MODO DE EPÍLOGO
Oriette D´Angelo
Iowa City, septiembre, 2020
83
Eleonora Requena (Caracas, Venezuela 1968)
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http://lp5blog.blogspot.com
https://lp5editora.blogspot.com/
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