En El Descampado 1

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 87

1

EN EL DESCAMPADO
POESÍA REUNIDA

2
© EN EL DESCAMPADO
© Eleonora Requena
© Edición Digital, 2020.
© Prólogo de Romina Freschi
© Epílogo de Oriette D´Angelo
© Selección de Gladys Mendía

LP5 Editora
Colecció n Poesı́a para descargar

Diseñ o de portada y maquetación: Gladys Mendía


Foto de portada: Eleonora Requena

EN EL DESCAMPADO por Eleonora Requena está bajo


la licencia Creative Commons:
Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada
4.0 Internacional License.

Fox Island, WA, USA, 2020

3
EN EL DESCAMPADO
POESÍA REUNIDA

Eleonora Requena

4
Índice

Prólogo 6

Sed (1998) 9

Mandados (2000) 15

Es de día (2004) 29

La noche y sus agüeros (2007) 36

La ética del aire (2008) 41

Nido de tordo (2015) 54

Textos por fuera (2020) 66

Epílogo 83

5
El sueño cabalgaba en su abandono

El misterioso libro del silencio nocturno


R.Darío

Si escribir es una posible herramienta de la memoria, también puede


serlo del olvido, en cuanto a que “lo” signo, e incluso “lo” símbolo, pone
en el lugar del acontecimiento – el cuerpo del otro – una máscara que lo
diluye o lo contiene, dique, silencio que es imposible y muchas veces es
pura palabrería. Al evitar el olvido, la memoria crea un contenido,
activado por el dique de la escritura.
No hay sino transformación en aquello que ponemos en ella.

La escritura trabaja como el sueño, mezcla durante la inconciencia lo


vivido con (con)ciencia, y en su entramado se deslizan brebajes de
diferente graduación. El armado del sueño puede compararse al
entramado de la escritura y por ende, a la erección de la memoria.

Se alza la memoria como un cuerpo otro hecho de puro olvido, de


ese olvido con el que se tejen los sueños y se impregna la vigilia. “Como
si” que en ráfagas y olas, tiñe y destiñe. Pura coloración esa memoria,
filtro en una pantalla que nos constituye, cámara cuya impresión de luz
somos nosotres mismes, y sabemos que el tiempo nos cambia.

En el cambio y la fuga, la luz marca el tempo de esta poesía, poesía


que deja ver cómo el cuerpo que la proyecta cambia y se mueve, mueve
y muere: espacio y tiempo son trincheras débiles para lo (in)(con)sciente
humane, el cuerpo un vaso para un trasvasamiento que opera con las
mismas intermitentes señales.

“un bledo mi mente” dirá Requena, en versos que incluyen hiatos y


paréntesis impares en la formación de un cuerpo de poesía que emula
“ebriedades” y “horas de cordura”

“como respiros de ballena mi no memoria que del


vientre yo recién nacida”

6
En esa mutación del aire en el cuerpo de la ballena, lo que no se
recuerda existe en la palabra y en la generación “¿vale un peso /un real
tu semen ciego?” se interroga al padre muerto que se hunde en el olvido
y se erige en poema, sinónimo a veces de sueño o de silencio, pero estos
también lo son de “mandado”.
“… yo sé todo de ella que sin ser
ya de mi vientre
sigo siendo”

Ni entonces la muerte constituye silencio u olvido alguno, solo


transformación. Migración también, y bien lo sabe Requena, quien es
migrante en Buenos Aires. Con sabores y acentos olvidados, en
nostalgia, pero aún así, reitero, con una poética que reinventa el olvido
en poesía.

La palabra poética así es cuerpo duro, vaso o dique que contiene pero
a la vez, oracular e incantatoria, es también poción, lavaje, destilado de
olvido, alquimia que admite mentir, y por eso - sin historia - labra una
historia otra, sin mayúsculas, historia, hecha de olvido.

Dique que deviene en la palabra ora hacia el adentro sírvete al olvido


hágase en tus fauces trizas la memoria nada se le atasque
ni se arremoline no podrá represa nimia contener al río
ahora te ablucione regurgite y en la orilla deje
como a una pierdra roma
sin historia
limpia

El cuerpo del otro nunca está en las letras. La historia, como la


Historia, es “simulacro”, “argucia”. Y aún así, Requena toma notas,
escribe, observa, recuerda. Hay una forma de conocimiento otra en la
poesía. La poesía es en sí una búsqueda de conocimiento, un
conocimiento que no es más que búsqueda.

En ese reconocimiento, hallamos una tradición inequívocamente


americana. Basta mencionar El Sueño de Juana Inés para entrever la
larga y labrada línea de poetas americanes que entienden la potencia

7
portadora y creadora del símbolo ante la irrefutable radiación de lo que
hemos vivido. Si todo lo que ocurre alrededor de la escritura es
inasimilable, en ese intento de asimilación, las verdades son “cuajos
dentro del poema”: “carnitas que laten, eso somos, buscarle la vuelta es
puro ocio”

Romina Freschi
Buenos Aires, agosto 2020

8
De Sed (1998)

9
Ebriedad

Si en mi ser un artefacto de uso un bledo mi mente


un arrecife edificara y las horas de cordura testigo de
(ebriedades fueran
si mis manos construyeran el más precioso trueno
(yo mi piel suave
como respiros de ballena mi no memoria que del
(vientre yo recién nacida
tuétano inconsulto riego de los dioses flora En mi
(silente espera de lágrima
ensordecedora iría a meditar con los delfines de mi padre
¿vale un peso
un real tu semen ciego? Yo a fiel, la traicionera he de
(regar tu nombre
por mis campos Sí y al sol dar esta ofrenda un
(vago rastro
del acento que me has dado Tú mi padre muerto
(entre mis sueños presentido
espejo de mi cal abierta al mundo rojo en mi memoria
bloque de siniestro hielo

10
Te preguntas para qué has de escribir
si ante el libro de poemas predilecto
todas las palabras nombran lo que
tus sueños dibujaron

y estas pleno de imágenes ajenas

te conmueves con un mínimo sonido


el soplo de las cosas persistiendo
mientras entras en la tarde
y ya es imperativa tu renuncia
entonces entiendes que callar
es el poema

11
Gárgola

Hubo el sesgado aplomo


de un silencio
y el recuerdo de palabras
cuando el sueño
cabalgaba en su abandono

Anoche
como toda noche
espiral resquebrajada
y en el fondo de los párpados
espejos

Hubo el fuego y la certeza


de otros rostros
que soñaban
y un letargo
de la mano del terror
y un foso

12
Sed

Aqueste la verdad no hay voz ni oreja


Boca sentenciosa ronda angustias
Córrete franquicia del dolor manido
Sala cicatrices Mora en un silencio
quebrantado
Borde del vocablo
no nacido hinca tu colmillo
excreta
Dicta con murmullo al peregrino
canto aletargado la querencia
Hoy se ha amurallado la esperanza
grávida de esperas
derruida

13
sobre Caos

Cuando escribo
tomo las palabras de algún remoto olvido
cúbicas de espera caen
y se esparcen en la hoja
herradura sol estera
Juegan a sortear sus nombres
en el abanico crudo de la incertidumbre
En las noches otros son los rostros
otros los espejos
entonces las palabras brillan o atormentan
en tal caso rotan en su azar perecedero
hallado íngrimo en lo espeso de una lágrima

La luz tiende a opacar voces


y a recorrer nuevos espacios
es la algarabía de algún loco
o una tristeza inadvertida que se esconde
Puede suceder lo calculado
y arrojar todos los dones al destierro
O el contorno de estas letras esfumarse

cualquier cosa

14
De Mandados (2000)

15
Ella dice:
-- me destilo en ella el duelo de saberla libre ella es este cuerpo
más allá de mí me duelo en ella cada miembro enfermo migraña tos arcada
es mío su sudor habla mis palabras va a decir
perdóname ahora callará la pienso pobre a solas recordándome
en sus sueños tristes mitigándose las culpas yo sé todo de ella que sin ser
ya de mi vientre
sigo siendo

16
mandado

Se me dijo bébete la risa drágate serena en tu butaca sin levantar la voz


arrúllate
mora como un vaso que recibe deja abierta esa puerta ella es calladita no te
palpes
mójate en el agua tibia sin vacilación no te demores sal de ahí cúbrete
la piel mojada y siempre asiente
casi obedecí pues vivo

17
ellos compartieron junto a mí esos roces
siempre reticentes a mostrarse tal cual eran: tímidas caricias de la mano sobre el
cuerpo
alimento a ser tragado en mansedumbre prestaron sus orejas al susurro y a callar
ante su ojo enfurecido tenue junto a mí el olvido se toma para sí mudos trabajos
echa abajo
esta memoria que de familiar roída nunca es convocada
ellos mis hermanos dónde están cómo han digerido los mandados
nadie como ellos y no en balde tan ajenos

18
no puede inmiscuirse un verso saludable en esta tarde tironeada por el tedio
imposible convocar a pajarillos cobijarse en la cornisa un hombre tambaleante
escupió
toda su molicie en mi zapato deben ser las seis reverbera aturde tanto atisbo
mejor será colarse en un café
y en paz sorberse

19
hechos como fuimos de bermejos llantos hechos de un dolor
arcaico somos henos imbuidos en nosotros llanos de vacío
castos trepidantes nos llamamos riego fuego revelado
vivos y en armar insulsos entramados ocupamos
eso que de buena o mala gana
se proclama
tiempo

20
la mañana se ha pasado entre el mascar compulsivo del silencio
tramo a tramo devorado por mis dientes cincelado puesto romo
ensalivado vuelto a ser un promisorio campo de pastar angustias
disipar oficios engullirme
y contemplar el espectáculo televisivo último grito en cirugía
estética útiles consejos de cocina sueca
desgarradores testimonios de la vida

21
no se puede oír más que al silencio con sus bombos amarillos
declarar la festividad de tu ser solo tu pregunta será
un bicho bajo tierra y quien más sino el silencio
te responde:

22
Domingo, 9:13 p.m y nada sereno

se pierden los sabores ya no sabes como dirías dolor estrago


las palabras no te son las dóciles palabras que se doblan
o emergen como una bendición todo
lo que nombres será parco no recuerdas tus acentos evades
las metáforas por obvias o imprecisas no te crees
olvidaste el calor las ganas
y cobijas la nostalgia

23
(a María Antonieta Flores)

dónde haces el hueco en cuál mascado te relames tu silencio di


por dónde inquieres las porfías en qué costras acalladas cuál cicatriz
cómo te acompasas y feliz discurres entre atajos cuánto escamoteas
tu desgano por qué lloras
cómo olvidas
manda
tus respuestas
a mi
fax
por
favor

24
ni en los sueños escapamos nunca nombran nuevos territorios
siempre es vana la ilusión de paso de extravío en los suburbios de un paisaje
ellos entreveran lo evocado yuxtaponen lo manido revisado por el cuerpo
sólo es cualquier rostro aquel que anoche vislumbraste nada significan
tres sortijas la ventana a medio abrir y el miedo sólo es otro sueño
confrontándote

25
En el descampado
ocupo la memoria en escucharme
porque entiendo que este ahora sin más señas el presente
no convoca ya ciertos paisajes se quedaron en sus toldos bajo el sol
muchas palabras rostros ya no hieren son apenas un furtivo manotazo
extiendo en un mantel los días muertos en porciones regulares los devoro
he hecho las paces puedo aseverar
que no recuerdo haber estado en laberintos y me miento no me importa
quiebro en dos la vara que volcase
en turbios mis vocablos

26
vengo de atender a tus mandados
pude apenas zigzaguear en el camino y tuve que abrir trochas
para el desahogo hago este recuento y reconozco
me serví de tus deseos y esa voz que se me impuso
hizo un dictado de apetencias que si tuyas también fueron
destiladero de mis goces
recurrente en esa tenue pretensión por el olvido no dejé
de izar banderas y de dar por entendidas las derrotas
ten aquí este abrojo dulce apenas
como la vergüenza y trágalo
no más

27
Dique que deviene en la palabra ora hacia el adentro sírvete al olvido
hágase en tus fauces trizas la memoria nada se le atasque
ni se arremoline no podrá represa nimia contener al río
ahora te ablucione regurgite y en la orilla deje
como a una piedra roma
sin historia
limpia

28
De Es de día (2004)

29
ir a él sin elegancias, sin amagos para hallarle
en calzoncillos, presto al primer trago o a un café cargado
tu visita inesperada rompa su mudez, su estarse torvo, despeinado
si entran los reflejos de la luz por las rendijas, córrele cortinas, ábrele ventanas
entre la mañana a sus dominios, el poema musaraña que despierte
te haga un lado en su rutina, no reniegue
que viniste a incomodarle en su marasmo, a importunarle con tu angustia terca
te reciba

30
como lo muestra el plano raso de la pantalla estrecha
hay cuerpos despoblados de alguna identidad posando ante la cámara
en el desempeño de sus artes fúricas, a saber del buen disfrute
de tu ojo, el de ellos no sabrías inferir si sobrepasa al tuyo
ahora detendrás la imagen del placer cuando tu vista satisfecha les olvide
ya al hartazgo de esa irrealidad atañida, la memoria no echa al fuego
otro pasaje que ése mismo concretándose en tu parpadeo
es más denso siempre y tórrido el encuentro con el otro
que salobre te desea, no es así
no debería serlo de ese modo como lo demuestra el set donde sencillo
clama en sus ardores un actor representando, perpetuando en su retardo
la eyaculación, su goce breve
y no en balde tú agradeces su despojo, su acabar tan solitario como el tuyo
sin secreto

31
quise mascullarme el día con un canto que evocase la derrota de Cadenas
porque asirse de palabras para hablar de uno
te atempera
escupir torpes grafías exaltadas, borronear una libreta
y embriagarse de tu propio tono alebrestado
hecho de materia lacerante, de remilgos, de candentes sobras
reconforta
ampararse de la lluvia
aligerar las cargas imprecisas
contemplarte recogiendo tus cenizas
siempre restablece diluir
tu enmarañado
corazón
en un poema
de otro

32
marital

éste nunca me lo he permitido, ejercitar caligrafías sobre asuntos míos, tuyos


para qué tender un puente sobre un charco si de una zancada
tu esperar es el acuerdo y con saña demoramos los encuentros
es mejor estar estremecidos, supurar los devaneos del temor si no me quieres
y te ayunas las palabras dulces o las tragas
el amor no escribe telegramas ni es la costra que se cae de una herida seca
se alimenta de tormentos y le impide tramas a los días que hagan sus amagos,
difuminen con sosiegos cuanto sientes o repeles
debe ser mejor este exabrupto, aletargado por las cuentas, los niñitos distrayendo a
la rutina confusión o estúpida alegría
si nosotros anudamos nuestros cuerpos cómo entonces respirar
por separado
que se mueva como un toro en el encierro tu dolor, el mío
este trecho lo andaremos juntos, sin metáfora, uno y otro
sin razón, concierto, enamorados

33
es de día
hay sol que lo demuestra, trago las salivas de la noche al levantarme
en el baño reconcilio mis humores y abro los drenajes, comienza entonces
el tecleo de rutinas a engranarse, bebo, camino, mastico
nada sé sobre el futuro y a los recuerdos les abrigo o echo por el caño
en realidad nada puedo decir, menos proclamar lo que aprendí, mejor
pacer en charcos nimios, quedos
puedo hablar por mí y a nadie le aconsejo en su refriega
entender estos asuntos de latido, copiar en un cuaderno tristes notas
sobre logros y penurias ¿para quién? ¿para el sosiego de alguien?
ahora se hace noche, oscuridad pues

34
the elderflower is champagne

nada podría entumecer las letras impresas en papel rústico, editadas por miles, del
ejemplar que sostengo entre mis manos, en él leo las pequeñas flores de un jardín
inglés, los vientos fríos que soplan ya muy lejos, algunas tazas sucias, las ortigas, una
filigrana que camina hacia el silencio con la nitidez de una metáfora calina, El
champán es una flor muy vieja, apunta el traductor que quiso decir y no pudo, pues
los diques del poema suelen contener lo que debieron y no más, y ya es muy tarde
para enmiendas, aunque quede huella del reniego en una nota al margen que salvó
el acaso si pudiere… el tiempo se aclimata a lo que leo, una motocicleta pasa
desgranando su rugido, las otras máquinas de adentro perseveran en su sinfonía,
Jesús Alberto lo diría, el silencio es una cosa inacabada y contra él conspira el
freezer, las mesitas cojas, el acecho de los otros pobladores de la casa.
al fin y al cabo, sólo queda la carátula almendrada de este libro de poemas
desdiciendo los paisajes de sus voces traducidas.

35
De La Noche y sus agüeros (2007)

36
La cama

La cama es una tabla de la proa desprendida,


apenas una triza del gran barco que anoche se hubo hundido.
la mañana ceba trechos entre las pestañas,
clava en sienes tallos de narcisos.
quien sobrevivió a un naufragio no es un héroe,
sólo conservó cuatro monedas dentro del bolsillo,
en el zafarrancho supo asirse a la madera
que le arrimó el azar,
aligerarse de los pesos de su abrigo.
luego despertar,
ajeno,
turbio entre las sábanas de arena,
inocente de su propia treta

37
Los que ausentes,
los que huimos
y amañados
por las sombras
escupimos a la noche,
los despiertos,
le debemos
a los trinos
la sonrisa
o el aliento,
en tanto
al otro lado
de lo inmenso
las pequeñas aves
arman su revuelo,
lerdos nos sumimos
y aguardamos
el despliegue
matinal,
la luz que crece

38
La luz puede cambiar su materia argenta,
equiparar la tarde con silbidos,
acrecentar la funda de la almohada,
restallar, cicatrizar lo pútrido,
no haría nada nuevo haciéndose susurro,
mordisco en la cadera de un gigante,
mecedora para hacerse viejo, arrollo ceniciento,
cuenta de rosario,
tarde derrocada, taza rasa que me bebo,
puede hacerse noche afuera
mientras dentro se sostiene, se suspende,
se desliza, se macera,
trama, se resiste
y al final tanto nadar para partir, morir
en las orillas
de un mar muerto

39
Le clavé semillas al ojal de la mañana,
esquivé los filos de las mesas,
me hice la desentendida cuando aquel moscón
pasó zumbando brea,
“sí, el nocturno en pleno día” me rondaba,
germinaba con sus cantos invisibles

40
De Ética del aire (2008)

41
anoche revolvía vertederos, leía escritos de hace meses, días,
me asomaba sobre algunas palabras que entendía entonces,
los textos son admoniciones, con sus pequeñas claves y señales para el futuro,
cuando ya no sirven para nada los leemos nuevamente
y nos apuntan con su dedo te lo dije,
todo pasaba ante nuestros ojos mientras pretendíamos torcerlas,
a ésas, las verdades como cuajos dentro del poema

42
quiero prisa, olvidos instantáneos,
necesito economías,
desahogar por la ventana la calina,
tirar todas las bolsas de basura,
incendiarme los quebrantos en la sala,
salvaguardias, canjes de fortuna,
un desalojo rápido, un pase de salida,
el cruce de miradas que resuma la orden
del disparo, un trueno que proclame el escampado,
el acallamiento inadvertido
de chicharras,
la demora en los asuntos plenos,
un recuerdo dibujándome la risa,
al menos
la compresa
para la afiebrada llaga,
una siesta,
acaso
algún abrazo quieto,
inmundo

43
Minería

cávate en ti mismo un hoyo y cincela rocas de granito,


róete los bordes,
detona algunas cargas de explosivos,
el boquete hará las veces de un sillón de cuero
para dejarte caer con los labios cosidos,
arrópate a la sombra de cualquier sentencia breve
y así eludirás severos cantos o al espejo,
serán tus días en la mina del silencio angosto,
del tenaz minero tras la veta de su propio eco

44
para contar es necesario llevar alguna prisa,
hay que deshacerse de palabras,
dejar atrás anécdotas fallidas o tragarse algún paisaje
desprovisto de afecto o interés malsano,
va ligero el automóvil deslizándose bajo tu mando,
por avenidas llenas y luces intermitentes,
vienes porque aún rotan en tus pensamientos
la cara risueña de un amigo,
la sorpresa por los imprevistos o mejor,
la certeza de que en realidad nada controlas,
eres un ejecutante más del libre asueto de los cuerpos
dejándose al gobierno de lo fortuito:
el saludo a destajo, el afectuoso o el inesperado,
la mirada que esquivaste en la reunión,
tu obsesiva revisión de los asuntos crasos,
el bocado muy salado que pasaste con un trago de agua,
de noche el rostro de las calles no es sereno,
vas entonces. aceleras para abrir un nuevo episodio,
porque haciéndote fragmentos del conjunto puedes
reposar afanes o prepararte para lo que venga,
así sepas que llegar no llega,
que cuando abras por fin la puerta de tu dormitorio
la cama te invitará a seguirte recorriendo,
esta vez hacia adentro y entrarás en los caldos
de lo que quisieras olvidar y no puedes,
pero para que esto ocurra debes llegar antes
y por los momentos este atasco en la vía te lo impide,
no pienses que contar o hacer el plan de un cuento
evitará el fraude de saberte en marcha
creyendo que al fin has llegado

45
cargarás tu roca hasta la cumbre,
por cada paso torpe leerás un verso,
apuntado como sueles en el antebrazo
cuando huyes por caminos de alfileres,
marciales o leves, de amores o de odios,
culposos o al desgaire,
cuándo aprenderás a ser más precavida,
impune al deshacerte los hilvanes,
a no mostrar muñones
en la puerta de la iglesia,
cuándo a ser desobediente
y no decirte tanto en los reveses,
siempre los peñascos se desgajan,
te lapidan una entraña nueva,
móntalos de nuevo en las espaldas,
cuesta a tu desmedro,
cuesta arriba

46
soy una renegada de mí, esto te lo digo bajito, como para que no oigas,
escribo lo subversivo a mis propias defensas, me mello cada vez y me aniquilo,
pero como sé que quedo dicha y siguen siendo acero las palabras,
ellas continúan tercas ahuecándome,
porque no hay cercados que sus propias fuerzas no derriben

47
hoy escribo sobre la fragilidad,
el cuidado y las prudentes aguas para los materos,
las astillas y el valioso plato hecho trizas sobre el suelo,
la mudanza es cosa de pequeños trances,
asuntillos con las sombras,
son acuerdos al desgaire que se fraguan en gavetas,
y poco sabemos, pero prestos les servimos viandas,
en realidad no sé porqué escribo esto,
esta tarde sólo me rasguña un algo irremediable

48
el poema que me guardo
es una almendra masticada,
la santa inquisición de un beso,
una factura sin pagar, ese codazo,
yo me guardo en la mudez de esta mañana,
lo que sigue es cuerpo y vísceras tronando,
bruscos anatemas y jadeos,
la calina adentro que recala,
cuánto añoro el delineado firme,
no este parpadeo,
sondéame una voz serena, aguda,
escanciadora,
lábrame una luz que me traicione

49
Ética del aire

el aire no pende de las ramas,


lía torbellinos,
trama

50
Kit de palabras conjuro para sacarte de mi cabeza

sacacorchos, tirabuzón, tachadura


eclipse de sol, raticida, licor, disolvente,
ángel exterminador, papelera, catapulta,
armadura, congelador, tippex, jabón
esparadrapo, delete, delete, se acabó

51
Propósito angosto

llevar a cabo el día,


abreviarlo,
abrevarlo

52
la memoria es un hálito,
un fetiche, un tesoro,
cómo preservarla del fuego
que todo lo arrasa

53
De Nido de tordo (2015)

54
Esther escribe textos entrañados. los traza en un cuaderno y luego
los transcribe en la pantalla. allí los deja serenarse en carpetas
tituladas de modo caprichoso: Signos, Miel de abajo, Ojos de tordo,
son vasijas dejadas en consignación en una tienda de abalorios.
Entonces está atenta, unida a ellos por la noción de algo que dijo y
no recuerda. Es una atadura que la hace volver a la silla y encender
de nuevo la pantalla para leerlos y no reconocerse del todo en esas
palabras traídas de otro sitio, arrojadas al agua y prendidas con
cadenas, como anclas.

55
Ese estar sujeta a leves hilos, ese decidir cortarlos. Esther se sabe
en suspenso cuando deja pendiente alguna letra sin decir, ya lo
sabe, debe regresar, esta vez por los atajos que conoce, las trochas
empinadas y luego entrar por la puerta de servicio, tomar un vaso
de agua, demorarse fisgoneando en la despensa y seguir hacia las
habitaciones solitarias del poema.

56
El laberinto entró en Esther. Se le trepó en las sienes desliendo lo de
afuera y lo de adentro. Se alojó en su oreja, le giraban los tumultos,
puso en jaque las fijezas. Cómo darle albergue al extravío, cómo
estar ajena en solitario al horno interior meditativo.
Sólo se sació de sus desprendimientos cuando se meció en sus
propios brazos arrullándose con una canción de cuna para ahogarse:
lo que eres sigues siéndolo, pero ya lo sabes, bébelo.

57
Esther se sostiene de un poema de Yolanda que habla sobre
construcciones en el aire. Piensa en un norte a dónde dirigir sus
letras, su mano izquierda aprieta la caparazón de una chicharra, la
derecha enturbia el agua de una charca. libra la batalla del sigilo,
servir sobre un mantel de cuadros amarillos la merienda, contar
algún recuerdo sórdido, la historia de su madre, un sueño lúcido.
Mira los lejanos bordes del paisaje. ojalá que en el intento no se le
descosan los remiendos y se hunda como un fardo que ha llenado
con pesadas piedras sus bolsillos.

58
El doctor le muestra en la radiografía la sombra del pequeño corazón
en gota de su hija. gaby escribe que los pomos de las puertas son
como los corazones. Un puño tiene esa forma, el grito de Mireya
también.
Doménica los cuece en gres y los clava en la pared, a tiro.
los ojos de María son sus fuentes claras, Eva no lo nombra, Ruth
abreva todos los latidos. a la abuela el corazón se le partió en una
camilla, Jackie lo descarna, Blanca lo empareda, la canción de moda
lo profana, un torpe corazón arrolla los asuntos del entendimiento.
Perseveran cuando nos dormimos, y laten.

59
Gaby: El corazó n en estos momentos es un puñ o que golpea.

Domé nica: leı́ el latido de un corazó n que sabe cuá l es el factor de su sangre, rh
femenino.
Sentenciado por sueñ os mal paridos, fibrila. Tanta sangre, tanta arteria para un solo
testigo.

Ruth: Un puñ ado de mujeres hacié ndose cargo o no.

Delivery to the following recipient failed permanently: [email protected]

Jacqueline: Ya no hay parentela ni camilla, si acaso otra rotura, un descalabro, cierto


desenlace.

Mireya: Sigo allı́. El paı́s me tiene rota, só lo eso.

60
ERÓTICA DEL AIRE

podrías anudártelo a tu dedo


ponle un solo anzuelo cébalo
me deshago
me consumo
pendo de tu hilo
jálame a tu labio
témplalo

61
ESO

¿y có mo será esa geografı́a del silencio?


¿tierra como me dijiste? ¿olvido? ¿voluntad?
¿batir el reloj de arena contra el piso?
un barco me lo explico
será que entonces la escritura sigue siendo el mar
que es el morir
tendré que idear una manera de construir tu ausencia sin palabras eso

62
IF

me dices
lo que Eliot dice
La casa es de donde se parte
yo te digo
lo que Adonis
Mi cuerpo es mi camino
pongámonos
de acuerdo
hagamos de este viaje
el fin como Kavafis reza
no lleguemos nunca aunque lleguemos

63
DICE ÁMAME HASTA HOLLARME

entonces me cabalga el rostro me tritura sus dolores


se me empotra encima de los labios
deberı́a amordazarle los gemidos pero só lo miro en un sentido
anverso a sus escollos las fisuras
los rugosos goznes de la voz que yace en el castillo de su cuerpo
son medrosas piedras ronquidos de un gigante alegre
navajazos destazando un saco de frijoles
dice á mame en la grava del jardı́n de los senderos cojos
sobre mantos de opalina
crú jeme el quebranto juega en este campo donde viejas minas
alemanas volará n tus pasos
le hurgo con mis dedos en su ardor y nada sé de acuerdos
llueve en la condena de mi boca se restriega en mı́ ristras salobres
lego a todos mis olvidos el presente
sus misterios saben a las lá grimas de un toro

64
BEBO

en tu cristal
mordientes
descalabros
chispas lı́quidas
precipicios
cuchillas de oro

65
De Textos por fuera (2020)

66
DÉBILES INSTANCIAS

Enumerar anı́micos pasajes de la vida adentro de una casa a punto de desplome

Capturar las formas vagas que la bruma cerca

Los obreros de la construcció n vecina taladran las aceras por


donde jamá s pasé , las fabriles sierras han sesgado las cabillas,
un polvillo flota hasta caer sobre los libros, las tazas, el piso

Quié n hace tanta bulla, y ni deja


testar las islas que van quedando

Los amigos tienen cara de metralla

Dormir conforta a los desesperados

No es de tu interé s mi incoherencia,
dice quien arguye sus minucias

Las uvas verdes cuelgan en racimos desde siempre

Depurar, decı́as, entre los escombros

67

tacho borro suprimo


má s allá del simple gesto
imploro a la memoria
condescendencia

68

escribo sobre tu cuerpo


borro y escribo
sobre tu cuerpo
rememoro y escribo
sobre tu cuerpo

(que no está en estas letras)

69

contempla las moscas que como palabras


asedian la herida expuesta
no es tu oficio el de la servil enfermera
acaso el de la enferma
paciente

70

“está s cerca de la poesı́a, aunque le temas y abundes”

71

escriba
desde otra silla por favor
má s lejos
del llanto, del trueno
del deseo
los codos sobre la mesa
sin má scaras
sin miedo

72

el silencio es una boca hambrienta

73

carnitas que laten, eso somos, buscarle la vuelta es puro ocio

74

no me gustan los discursos tienen


un amargo
de absoluto

75

y sı́, quien hace palabras hace olvido

76

quien somete el justo yerro a su saber (a su pesar)


blande una mancuerna laxa
que deviene en simulacro, en argucia
en escritura

77

y sı́ Darı́o, a las palabritas inmisericordes


tambié n les torceré el pescuezo

78

rememora
anula el verbo

79

para salir
hacer silencio

80

el olvido es una peste asintomá tica


sin fá bula
salubre

81
DIEZ NOTAS AL MARGEN DE UNA PÁGINA EN BLANCO

1. Viejos ardides, nuevos artilugios


2. Se trata de una trama entre dos ausentes
3. Prefiero la periferia a los bordes
4. Aquı́ sobra todo el espacio
5. Nada se escapa de estas cuatro esquinas
6. La sequı́a es un fenó meno atmosfé rico
7.( )
8. Los sorbos de whisky son la aliteració n
de lo no dicho, no escrito, callado
¿previo a un grito?
9. No hay texto, ni pretexto
10. Sı́, no se entiende nada, ya sé

82
CUANDO CALLAR ES EL POEMA: A MODO DE EPÍLOGO

«El deseo tiene lugar en esa repercusión


que surge de articular el lenguaje al nivel del otro.»
JACQUES LACAN

La poesía de Eleonora Requena se construye sobre el silencio y el espacio. En el


descampado alberga trazos importantes sobre la trayectoria de su poética: un
lugar donde concurre la voz del deseo y la necesidad de nombrar. En este libro,
el lector se aproximará a su obra con pasos cuidadosos pero certeros.
Cuidadosos, porque la poesía de Eleonora Requena produce sed por lo absoluto,
sed que solo se ve colmada por el agua de una fuente donde ella pide deseos.
Certeros, porque aquí se encuentra parte del universo de la autora, parte
suficiente para conocer el propio tacto que la nombra. Si tuviera que escoger
escribir como alguien que admiro, sin duda la mano que escribe este epílogo
escogería a Eleonora Requena. Su balance entre la cautela y el desbordamiento
produce el más bello de los lenguajes, el más transparente y honesto. ¿A qué otra
cosa puede aspirar un poeta si no es a transmitir la honestidad del mundo
interior? Cuando Requena dice que «el silencio es una cosa inacabada y contra él
conspira el freezer, las mesitas cojas, el acecho de los otros pobladores de la casa»,
la poeta teje con palabras el espacio dejado por los muebles que se arrastran en
la casa que los contiene. Cuando Requena dice que «los textos son admoniciones,
con sus pequeñas claves y señales para el futuro», la poeta cumple un rol de
hechicera: poesía como sentencia predicha por sus ancestros. Requena dice
«arrópate a la sombra de cualquier sentencia breve/ y así eludirás severos cantos
o al espejo» y todas las palabras se suspenden a partir de su mandato.
En el descampado es libro de cabecera y casa que arropa en tiempos
turbulentos. Los poemas de este libro dan orden y calman sin dejar de lado la
tormenta. Sin la tormenta no hay poema, como dice la misma autora: «En las
noches otros son los rostros/ otros los espejos/ entonces las palabras brillan o
atormentan». Conocer y empaparse de la poesía de Eleonora Requena es también
contaminarse de todo el brillo que está por nombrarse.

Oriette D´Angelo
Iowa City, septiembre, 2020

83
Eleonora Requena (Caracas, Venezuela 1968)

Ha publicado: Sed (1998), Mandados (2000), Es de día (2004), La Noche y sus


agüeros (2007), Ética del aire (2008) y Nido de tordo (2015). Su trabajo está
incluido y reseñado en Rasgos comunes. Antología de la poesía venezolana
del siglo XX (Pre- Textos, España, 2019), Cantos de fortaleza, antología de
poetas venezolanas (Kalathos, España, 2016), The Princeton encyclopedia of
poetry and poetics (2012), Las palabras necesarias, muestra antológica de
poesía venezolana del siglo XX (LOM, Chile, 2010) y El hilo de la voz,
antología crítica de escritoras venezolanas del siglo XX (Angria, Caracas,
2003). Obtuvo el Premio de la V Bienal Latinoamericana de Poesía José
Rafael Pocaterra (2000) y el Premio Italia 2007 para la Poesía, certamen
«Mediterráneo y Caribe», auspiciado por el Instituto Italiano de Cultura de
Venezuela y el Centro de Poesía Contemporánea de la Universidad de
Boloña. Coordina talleres literarios. Actualmente reside en Buenos Aires.
Su más reciente libro: Textos por fuera, El Taller Blanco Ediciones, Bogotá,
2020.

84
http://lp5.cl/

http://lp5blog.blogspot.com

https://lp5editora.blogspot.com/

85
86
87

También podría gustarte