Ensayo-Sociedad Lectora. María Martins

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 8

UNIVERSIDAD PEDAGÓGICA EXPERIMENTAL LIBERTADOR

INSTITUTO PEDAGÓGICO DE CARACAS


DEPARTAMENTO DE CASTELLANO, LITERATURA Y LATÍN
CÁTEDRA: LITERATURA VENEZOLANA
ASIGNATURA: PROMOCIÓN DE LA LECTURA

Ensayo:

Los Libros y el Interactuar

Docente: Estudiante:
Miranda Grisel María Martins
C.I:29.776.346

Caracas, julio de 2021


Las novelas han estado presentes ante grandes acontecimientos históricos,
debido a que diferentes sociedades le daban un uso distinto: Se cuenta que la novela
nació en el siglo 17 con la única intención de moralizar a las masas. En el siglo 18
surgió una fiebre de lectura que se extendió por Europa y América donde los jóvenes
eran las “víctimas” de esta patología que los hacía leer día y noche; causando
alboroto y preocupación por aquellas mujeres que ahora querían aprender a leer y
romper con los roles dominantes. Para el siglo 19 las altas clases sociales vieron en la
literatura aquello que podría educar y unir a la sociedad como ya no lo hacía la
religión.

¿Por qué la literatura podía ser todo eso y ahora no? Sin duda las personas ya
no ven que la literatura tiene diversos usos y propósitos en la vida. El placer y
aprendizaje que se encontraban en los libros ahora lo ven en las películas, por lo que
leer se vio tristemente desplazado en medida tal, que en las instituciones escolares ya
no se enseña a leer por placer ni mucho menos para formar lectores. Las personas
leen pero no entienden, como pequeños seres sin cultura donde su único
contraargumento es “¿No te cansas de leer?” sin saber de lo que se pierden. Pero,
entonces, ¿Cómo volver a formar lectores consumados? Para los jóvenes hay mucho
misterio y prejuicio hacia la lectura, palabras cómo “es aburrido” brotan
constantemente de sus bocas, y esta, siendo una vil mentira, la toman como una
realidad; porque eso es lo que ven en casa con familiares que tampoco leen y en
escuelas sin espacios de lectura. Es ahí donde debemos centrarnos, la lectura aún si es
silenciosa no debe ser un acto solitario.

La literatura es la expresión del don de la palabra escrita; y creo que, si les


demostramos a los jóvenes que esta puede ser compartida, recitada y gritada, verán
que es un acto de todo, menos aburrido.
En una clase de literatura llegamos a leer y debatir sobre la novela “El túnel”
de Ernesto Sábato, y el meollo del asunto comenzó con una ventana: ¿Era consciente
Castel de lo que significaba su pintura?, ¿Había en verdad un significado en esa
ventana pintada?, ¿O todo era, por el contrario, espontáneo? Fueron diferentes las
perspectivas en ese pequeño debate, y sin embargo, era enriquecedor el observar los
diferentes puntos de vista; aun si no estás de acuerdo con ellas. Esa es la magia de un
libro cuando tienes con quien compartirlo ¿Por qué las escuelas ya no aplican esto?

Nos encontramos en medio de un sistema educativo que prioriza por mucho el


entendimiento de las matemáticas y no el de las letras, y resulta que los pocos que se
dedican a esta suelen cometer dos errores cruciales:

1. Inculcar la lectura solo para aprender a leer: Lerner (1996) sostiene que en
las escuelas la lectura no es didáctica ni expresiva; es solo un método de
evaluación.
2. Someter a los estudiantes a tener una misma interpretación de lo leído: El
propio Gabriel García Márquez (Citado en Lerner, 1996) ríe sobre las
conclusiones a las que llegan los estudiosos con respecto a sus obras
“Esto me convenció de una vez por todas de que la manía de interpretar
acaba siendo, en último análisis, una nueva forma de ficción, que a veces
termina en disparates.” (p.3)

Estas situaciones son críticas porque están olvidando que la libertad de la


literatura se encuentra justamente en aquellos libros que generen espacios de
compartir o debatir; justo en aquellos donde pueden dar su opinión, y que antes que
ser corregidos, ser escuchados.

Por otra parte, no podemos juzgar completamente a los docentes que llevan
a cabo estos actos, porque sucede que el sistema educativo tiene fallas de las cuales
ellos también son víctimas. Inclusive, estos pequeños actos de “adoctrinamiento”
como puede ser la manía de tener una misma interpretación, muchas veces estos no
son más que reflejos de tradicionalidad; porque probablemente a ellos también les
enseñaron así.

De tal modo, García Márquez (Citado en Lerner 1996) opina que “En
síntesis, un curso de literatura no debería ser más que una buena guía de lecturas.
Cualquier otra pretensión no sirve nada más que para asustar a los niños. Pienso yo,
aquí entre nosotros.” (p.3). Es decir, que: aun cuando leer es nutrirse de
conocimientos y experiencias que, siendo ajenas, hacemos nuestras, no hay
necesidad de libros extensos o incesantemente complejos. La razón por la que un
libro influye tanto sobre nosotros es por todos los mensajes que dejan en él. Entonces,
¿Cuál es la necesidad de enseñar que solo hay una forma de lectura?

Es necesario demostrar que la literatura puede ser interacción, ¿Cuántas


veces leímos un libro del cual sentíamos que podríamos hablar durante horas para
toparnos con el hecho de que no había con quién? Ese vacío de personas con quien
compartir deviene de este problema de escasez de lectores, la cual debe de empezar a
combatirse desde la infancia; cuando los niños se encuentran más ávidos de aprender.
Un ejemplo de ello es cómo estos reaccionan felices cuando la maestra dice “Hora del
cuento”. ¿En qué momento se pierde ese estímulo? Cuando a medida que crecen se
ven carentes de un objetivo, descubren que leer es solo una evaluación por medios de
textos escolares que muchas veces no incitan ni impulsan a la imaginación.

Además, Lerner (1996) defiende que “Cuando el trabajo se realiza con


unos pocos libros que además pertenecen al género “texto escolar”, se obstaculiza aún
más la posibilidad de que aparezcan diferentes maneras de leer.” (p.5). Y es que a
secuela de esa evaluación conocemos a la lectura en voz alta; donde se inculca un tipo
de lectura eferente, que, sin ser algo malo, es el resultado del razonamiento lógico
ante lo que se lee. Pero, que nuevamente, no estimula el placer por leer.

Sin embargo, debemos de estar de acuerdo con que también debemos hacer
algo con lo leído: No basta dejarlo en sus mentes cuando en cambio podemos
simbolizar y exponer todo lo que la literatura aporta a la sociedad, por lo que
debemos plantear objetivos que verdaderamente inciten a tomar una perspectiva sobre
lo que es leer. Comenzando, por supuesto, con un buen libro, y lo bueno de esto es
que existen muchos libros y géneros los cuales escoger.

En relación a ello, es fácil dejarse obnubilar por la cantidad de géneros que


hay y sobre cual debería de elegirse, y es que tradicionalmente se escogen y vuelven a
escoger los clásicos que ya conocemos; olvidando que los tiempos cambian y esas
historias que, aún atemporales, ya no son suficientes para nuevas generaciones que
buscan algo con que identificarse. Como expresa Teixidor (2000) “Todas las materias
escolares se dirigen a la razón. La única que se ocupa de las emociones y su expresión
adecuada es la lectura.” (p.14).

Entonces, ¿Por qué no intentar algo distinto? , si bien la literatura juvenil es


un género nuevo en comparación a aquellos que buscaban moralizar a sus lectores, es
precisamente este género, que sin ser blanco o negro, el capaz de plasmar emociones
y preocupaciones de una generación actual. Lo cual es esencial cuando volvemos al
tema de promover una lectura interactiva donde hay que buscar hacer algo con esta.
¿Y qué mejor forma de hacerle conocer a una persona lo que es la literatura que
envolviéndola en ella? Es momento de que los estudiantes cada día, aunque sea un
poco, se encuentren con espacios de lectura, que en sus salones resplandezcan
imponentes las imágenes y los fragmentos de aquellos libros que ahora están en
misión de interpretar. Y cuando eso ya no sea suficiente ahí estarán sus compañeros
para hablar de ellos; con pasión, libertad, creatividad y un docente al lado que sin
presunciones estará ahí para enseñarles que “Si un libro es espejo; te mostrará tu
realidad, si un libro es ventana; te mostrará la de otros”
En definitiva, la literatura es transitoria porque transitoria es la sociedad; a la
literatura unas generaciones la alzan y la tornan indispensable, como magia y verdad.
Y otras, la mantienen opacada y tildada de prescindible. Las personas no ven leer
como algo esencial porque ya no se les enseña a verlo como tal; en las escuelas se ven
rodeados de un sistema que no aprovecha las cualidades de su propia materia, y que
insiste en hacerles creer que existe una sola opinión o un solo mismo análisis.

Por esta razón es importante la interacción: Es para que aquellos entusiastas


que ahora tienen tanto que decir, pero sin saber cómo, se encuentren con semejantes o
incluso con diferentes con los que ahora puede tener una unión. Así que esperemos
que a partir de ese momento, en palabras de Liliana Bodoc, la única vez que se
queden sin palabras, sea porque estén sorprendidos y no vacíos.
DECÁLOGO

1. Comprenderás el contexto histórico de la novela al momento de leerla.

2. El separar a un artista de su obra no será una opción.

3. Respetarás los libros clásicos y los contemporáneos.

4. Los buenos personajes tienen una construcción psicológica; analízala.

5. No maltrataras libros; ni siquiera los ajenos.

6. El único vicio en tu vida será la compra de libros.

7. Al menos una vez leerás “El Capitán Tormenta” como referente de

lectura clásica y de aventura.

8. No amarás a los personajes Tóxicos antes que a los niños buenos.

9. Tu estabilidad emocional sólo puede verse destruida por un libro.

10. El único arquetipo que seguirás es el de personajes femeninos fuertes,

capaces e independientes.

Ameno.
BIBLIOGRAFÍA

Bodoc Liliana, (2012, julio 16). Mentir para decir la verdad [Grabación en video de
la
Conferencia Ofrecida por Evento TEDxJoven, Río de la Plata]

La Fiebre por la novela (2016, agosto). La Nación [Periódico en Línea]. Disponible


en: https://www.nacion.com/opinion/foros/la-fiebre-por-la-
novela/GDL6HYBHGVBR7AYP4PNJWCXKTY/story/#:~:text=Foros-,La
%20fiebre%20por%20la%20novela,-Hacia%20el%20a%C3%B1o [Consulta:
2021, julio 15]

Lerner Delia, (1996, Marzo). “Es posible leer en la escuela”. Lectura y Vida, Año 17,
N°1.

Teixidor Emili, (2000). La literatura juvenil, ¿un género para adolescentes?


Cuadernos de literatura infantil y juvenil. España: Torre de Papel, Año nº 13,
Nº 133, 2000, págs. 7-15

También podría gustarte