Citas Sobre Lecturas Varios Autores
Citas Sobre Lecturas Varios Autores
Citas Sobre Lecturas Varios Autores
escritura en nuestras clases; saberes que no deben ser descalificados, sino que deben ponerse en relieve en tanto saberes
sobre el texto y sobre la cultura que estn activos en cada clase. Discutir su estatuto epistemolgico es precisamente la
tarea reservada a una didctica; ensear a sopesarlos es la tarea inminente de una formacin docente que no sea reductiva
en sus modos de concebir el conocimiento escolar.
En: Bombini, Gustavo. Reinventar la enseanza de la lengua y la literatura. Libros del Zorzal. Bs. As. 2006.
...ensear a leer no es oponer un saber contra otro saber (el saber del profesor contra el saber del alumno an
insuficiente), sino colocar una experiencia junto a otra experiencia. Lo que el maestro debe transmitir es una
relacin con el texto: una forma de atencin, una actitud de escucha, una inquietud, una apertura. Y eso no es
limitarse a una posicin pasiva, no es meramente administrar el acto de la lectura durante la clase. No es slo
dejar que los alumnos lean, sino hacer que la lectura como experiencia sea posible.
En: Larrosa, J. : La experiencia de la lectura. Estudios sobre literatura y formacin. Laertes. Barcelona 1996. Tercera edicin
ampliada en Fondo de Cultura Econmica. Mxico 2004
En: Alvarado, Maite (coord.). Problemas de la enseanza de la lengua y la literatura. Universidad Nacional de Quilmes
Editorial. Bs. As. 2007.
En: Bombini, Gustavo. La trama de los textos. Lugar Editorial. Bs. As. 2005.
() quisiera abordar un ltimo punto: el de las relaciones complejas entre lectura y escuela. Esas relaciones son vividas con
frecuencia en tono de conflicto por los alumnos, quienes pueden volverse muy feroces cuando hablan de la institucin escolar.
Otro tanto puede ocurrir con nosotros como ex alumnos. () muchos jvenes aunque no todos- estuvieron de acuerdo en
afirmar que la enseanza ejerca un efecto disuasivo sobre el gusto de leer. Se quejaban de esas clases donde se disecan los
textos, de las horribles fichas de lectura, de la jerga especializada, de los programas arcaicos. Y de tantas otras cosas.
En: Petit, Michle. Lecturas: del espacio ntimo al espacio pblico. F.C.E. Mxico. 2001.
Es posible que algn maestro piense que el texto tiene un sentido, independiente del lector, el sentido
que l mismo ha construido o el que otros le otorgan, una clave nica, una especie de interpretacin
oficial a la que toda lectura correcta debera acercarse... Los lectores que acierten o al menos se
acerquen a la verdadera lectura merecern ser aprobados, los que no acierten o no acuerden con ella
reprobarn Pero la descalificacin de estas interpretaciones diferentes o raras no las har
desaparecer. Nada va a impedir que las lecturas personales, en secreto, se sigan produciendo Bastar
un pequeo cambio de actitud de ese maestro prestar oreja, ponerse a escuchar los comentarios, las
pequeas acotaciones, las distintas formas de atencin para que afloren. El maestro ver entonces
cmo su texto, ese texto tan conocido, se multiplica y abre en significaciones inesperadas. Ha pasado por
el lector, por cada uno de los lectores que hay en su aula, ya no es el mismo de antes
En: Montes, Graciela. La gran ocasin. La escuela como sociedad de lectura. Ministerio de Educacin, Ciencia y
Tecnologa de la Nacin. Bs. As. 2006.
Intentemos centrarnos en las polticas pedaggicas especficas. Por dnde sugiere empezar para
atemperar las experiencias dolorosas de los chicos en las escuelas en desventaja, las de los sectores
sociales ms bajos?
Hablemos de la lectura, entonces, de las formas como leen chicos y adolescentes. Cuando los docentes tienen
que enfrentar a chicos con dificultades escolares suelen pensar que en la casa no se lee y que nadie tiene
intereses de ningn tipo. Falso, obviamente. La sociologa puede y debe aportar entonces la posibilidad de
establecer una diferencia entre los modos de lectura que se verifican en las familias y los modos de lectura
escolares. Los docentes deberan entender que no hay solo un tipo de lectura ni una sola manera de leer.
En la escuela, en Francia, cuanto ms se avanza en los grados, menos se autoriza a los nios o a los
adolescentes a identificarse con los personajes, a interesarse en la historia. Se hace una suerte de lectura
mecnica.
Exacto, se hace lingstica estructural, semiologa textual. Es como si usted abriera un motor y sacara las
piezas para saber cmo funciona. Y los chicos de los medios populares se resisten a eso, no les interesa. Y
tienen razn. Hay que armar una relacin bastante intelectual con el texto para que esas mecnicas gusten. El
problema es que los docentes creen que a esos alumnos no les gusta leer y no saben leer. Lo que hay que tratar
de explicarles a los docentes es que en los medios populares no se lee poco, ni sin inters, sino que no se leen
las mismas cosas ni de la misma manera ni con las mismas expectativas de los sectores medios y altos.
Lahire, Bernard. En los sectores populares no se lee poco ni sin inters entrevista en Clarn. Disponible en:
http://www.clarin.com/suplementos/zona/2006/07/30/z-03815.htm
I
(sobre la lectura) una prctica cultural realizada en un espacio intersubjetivo, conformado histricamente, en
el cual los lectores comparten dispositivos, comportamientos, actitudes y significados culturales en torno al acto
de leer () Heredera del concepto de praxis, la idea de prctica cultural recuerda la actividad productiva del ser
humano () Las prcticas culturales no son las acciones aisladas que registramos: presuponen cierta continuidad
cultural en las maneras de leer, de relacionarse con lo escrito, de otorgarles sentido a los textos.
En: Rockwell, Elsie. La lectura como prctica cultural: concepto para el estudio de los libros escolares. Lul
Coquette, N 3, Bs. As., El Hacedor- Jorge Baudino, noviembre de 2005, pgs. 14-15.
La naturaleza y la calidad de nuestra conversacin sobre un libro depende en gran medida de nuestra lectura:
qu tanta atencin pusimos, qu partes nos aburrieron, cules nos saltamos, cules nos excitaron
especialmente, cules nos hicieron reflexionar, cules desataron fuertes emociones, cules nos trajeron
recuerdos de nuestra vida pasada y de nuestras lecturas previas, cules nos ensearon cosas que no sabamos,
etctera. Queda claro, entonces, que si vamos a ayudar a los nios a hablar tan bien como puedan de un libro,
debemos pensar en las circunstancias de lectura: dnde y cundo se va a hacer.
En: Montes, Graciela. La gran ocasin. La escuela como sociedad de lectura. Ministerio de
Educacin, Ciencia y Tecnologa de la Nacin. Bs. As. 2006.