La Transacción
La Transacción
La Transacción
1. INTRODUCCIÓN
Fernando, a causa de la pandemia, buscaba independizarse y le compró a María, su amiga de infancia,
su departamento a un monto de 200 mil soles. María accedió a venderlo y le mostró el lugar, con el que
Fernando quedó encantado y, rápidamente, accedió a comprarlo; ambos hicieron la transferencia en
ese instante. Sin embargo, al momento de la entrega, Fernando quedó sorprendido porque encontró el
departamento totalmente vacío, sin ninguna de las comodidades con las que contaba cuando María se
lo mostró. Llamó a María para cuestionar tal hecho, a lo que ella respondió que solo le había vendido el
departamento, mas no lo que estaba dentro de él; pero Fernando creía que sí lo había comprado con el
mobiliario.
Tal hecho podría solucionarse si Fernando presenta una demanda ante el Poder Judicial, lo que, por la
lentitud y onerosidad de nuestro sistema, podría resolverse hasta dentro de 5 años y con el pago de
una gran cantidad de dinero por los costos y costas del proceso. Todo ello, para que el juez le dé la
razón a una de las partes y se termine resolviendo la controversia tras un largo y costoso proceso.
Sin embargo, también podría resolverse si Fernando y María ceden cada uno alguna parte. Por ejemplo,
si Fernando accede a pagar un poco más del monto que, según él, le correspondía pagar, y María accede
a ceder aquellos accesorios del inmueble que, según ella, no le correspondía entregar. Con ello, ambas
partes habrían realizado concesiones recíprocas y se verían satisfechas con el acuerdo.
A pesar de su evidente utilidad para resolver conflictos y de su gran capacidad para crear o modificar
obligaciones, nuestro Código Civil regula la transacción solo como medio de extinción de las
obligaciones, desde el artículo 1302 al 1312. Sin embargo, esta ubicación es injusta para la infinidad de
funciones que tiene la transacción, las cuales no se limitan al mero hecho de extinguir obligaciones,
sino que puede crear nuevas, o modificar y crear otras existentes.
Por ello, en las siguientes líneas vamos a analizar la figura de la transacción, cómo opera en nuestro
sistema jurídico, las ventajas que presenta, sus diferencias con los demás medios extintivos de las
obligaciones y si puede entenderse o no como un medio de solución de controversias.
2. ¿QUÉ ES LA TRANSACCIÓN?
El concepto de transacción se encuentra en el artículo 1302 del Código Civil, como aquel medio por el
cual las partes resuelven un asunto dudoso o litigioso, haciéndose concesiones recíprocas.
Esta, sin embargo, es una noción restringida de la transacción, que, en su acepción más amplia, puede
ser entendida como un negocio o acuerdo entre las partes[1].
Así, diversos autores han entendido la transacción como un contrato bilateral. Uno de ellos es Walter
Vásquez, quien señala que el carácter contractual de la transacción es una constante, mientras que su
naturaleza como modo de extinción de las obligaciones no es de carácter constante, concluyendo así en
su naturaleza contractual[2]. Por otra parte, para Raúl Ferrero Costa, la transacción es un “acuerdo
mediante el cual las partes, haciéndose concesiones recíprocas sobre algún asunto dudoso o litigioso,
lo resuelven haciendo innecesaria la intervención judicial que podría promoverse o finalizando la ya
iniciada”[3].
En el derecho comparado, por su parte, también se tiene la visión contractualista de la transacción. Así,
la doctrina mexicana la caracteriza como un contrato en virtud del cual las partes previenen una
controversia futura o determinan una presente[4].
En esa misma línea, el I Pleno Casatorio Civil concluye que es un contrato por el cual las partes,
en ejercicio de su autonomía, deciden sobre determinado asunto, pero considera correcta su
ubicación dentro de los medios de extinción de las obligaciones, al ser esta la finalidad de
dicho contrato[5]. Esto último, no obstante, resulta cuestionable pues la transacción puede ser utilizada
para extinguir relaciones jurídicas patrimoniales distintas a las obligacionales, así como para crear o
modificar relaciones jurídicas, incluyendo algunas que no formaban parte de la controversia inicial. Por
ello, estimamos que la transacción puede ser considerada como un contrato (producto de la voluntad
de las partes) que busca resolver o prevenir controversias entre las partes provenientes de un asunto
dudoso o litigioso, a través de concesiones recíprocas entre las mismas.
Ahora bien, tal como está regulada en nuestro ordenamiento legal, la transacción no puede ser utilizada
para resolver cualquier tipo de conflicto entre las partes, sino solamente aquellos que versen sobre
asuntos dudosos o litigiosos. Asunto dudoso es aquel controvertido sobre el que las partes no se
ponen de acuerdo y tienen opiniones divididas, siendo susceptible de originar un litigio. Asunto
litigioso, por su parte, es aquel sobre el que hay litis, para lo que se necesita uno o varios puntos de
contradicción entre la demanda y la contestación de demanda, ya sea en sede judicial o arbitral. No
todo lo que es dudoso es litigioso, pero todo lo que es litigioso es dudoso.
La transacción puede ser judicial o extrajudicial. La primera, que versa sobre asuntos litigiosos,
no genera controversia en tanto es el acto por el cual las partes ponen fin a un litigio, que tendría que
ser homologado por el juez o tribunal arbitral para que goce del carácter de título ejecutivo. Por su
parte, la segunda, en la que nos centraremos en el presente trabajo, busca prevenir que se llegue a
sede judicial o arbitral y se incurra en todos los costos que esta implica; en otras palabras, la
transacción extrajudicial es aquella por la cual las partes resuelven sus pretensiones sin
necesidad de acudir al juez y que, según el inciso 5 del artículo 693 del Código Procesal Civil, también
goza de carácter de título ejecutivo y puede dar lugar a un proceso ejecutivo.
La importancia de la transacción radica en que, la resolución de un conflicto a través de un proceso, sea
judicial o arbitral, implica que las partes deban incurrir en una serie de costos para poner fin a la disputa.
Ello, a su vez, disminuye el nivel de satisfacción al que pueden llegar una vez terminado el mismo, pues,
les den la razón o no, habrán pasado años y habrán invertido tiempo y dinero en resolver la controversia.
Por lo tanto, la transacción tiene por función reducir los costos de transacción en que tienen
que incurrir las partes para solucionar el problema y aumenta su nivel de satisfacción, ya que,
producto de ella, ninguna de las partes resulta vencedora o perdedora, sino que, por el contrario, ambas
ceden parcialmente hasta obtener un resultado que no termine por perjudicarlas.
En el ejemplo inicial, si Fernando y María optan por una transacción extrajudicial, no solo estarían
extinguiendo la obligación, sino que estarían resolviendo una controversia que les habría
costado años y dinero. A su vez, Fernando estaría haciendo uso de dinero que inicialmente no formaba
parte del acuerdo y María estaría transfiriendo la propiedad de bienes que no tomaba en cuenta al
momento de realizar el contrato inicial. Podemos ver, entonces, que la transacción dista de los demás
medios de extinción de las obligaciones en varios puntos.
5. CONCLUSIONES
• La transacción puede ser entendida como un contrato que consiste en concesiones recíprocas de
las partes, con el fin de resolver un asunto dudoso o litigioso y así, prevenir (transacción
extrajudicial) o concluir (transacción judicial) un litigio.
• A diferencia de los demás medios de extinción de obligaciones, la transacción, puede crear o
modificar nuevas obligaciones, incluso a través de nuevos negocios
jurídicos. Asimismo, puede incluirse dentro de los acuerdos materias externas a la relación
jurídica inicial, siempre y cuando sean disponibles, sea por voluntad de las partes, y sirva para
resolver controversias.
• La transacción extrajudicial es un medio de solución de controversias autocompositivo, a
disposición de las partes, que no necesita la intervención de un tercero. Cumple con las
características de los demás MARCs, tales como la voluntariedad, vinculatoriedad, es privado,
no formal, con resultados beneficiosos y esperados para las partes, entre otros.
• Su mayor ventaja frente a los demás medios alternativos de solución de controversias es el
menor costo en que deben incurrir las partes para obtener un resultado igual de vinculante para
ellas, mientras que su principal desventaja es su limitado marco de actuación, el mismo que se
circunscribe a asuntos dudosos o litigiosos, así como a la necesidad de que sean ambas partes
las que cedan algo.
• El acuerdo de transacción puede consistir en dejar a la suerte la decisión final del asunto, en
cuyo caso debe seguirse la regulación expresa en el Código Civil. Es el azar el que decide el
destino de la controversia, porque esa fue la voluntad de las partes, quienes asumen el riesgo
de que sea la otra la que resulte en mayor posición.
Editores.
[4] Rojina, R. (1953). La Transacción. En Revista Notarial. Órgano del Colegio de Notarios del Distrito
https://doi.org/10.18800/derechopucp.199701.015
[7] Castillo, M. (2017). Derecho de las Obligaciones. En Colección lo esencial del Derecho. No. 13. Lima:
*Esta entrada es una versión reducida del artículo con el mismo nombre que se publicará en la edición
N° 97 de la Biblioteca de Arbitraje Mario Castillo Freyre.
Fuente de Imagen: actualicese.com