Tesis Corregida 8 10 2017

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Universidad Autónoma De Santo Domingo

(UASD)
Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas
Escuela de Derecho
DIVISIÓN DE POSTGRADO Y EDUCACIÓN PERMANENTE

El Principio de dignidad humana como garantía de la tutela judicial


efectiva en el proceso penal dominicano

Tesis de Cuarto Nivel para optar por el título de


Maestría Profesionalizante en Función del Ministerio Público.

Los conceptos emitidos en la


presente tesis es de la exclusiva
responsabilidad del sustentante

Sustentante
Thania Elizabeth Valentín Pérez

Asesores
Mtro. Francisco Acosta
Mtro. Franny González Castillo

Santo Domingo, D. N., Rep. Dom


Abril 2018
INDICE

Págs.

Dedicatorias...........................................................................................................I
Agradecimientos...................................................................................................II
Introducción..........................................................................................................III

Capítulo I. Aspectos Teóricos y Metodológicos de la Investigación


1.1 Planteamiento del Problema...........................................................................1
1.1.1 Origen del problema................................................................................1
1.1.2 Enunciación del problema.......................................................................2
1.1.3 Formulación del problema.......................................................................4
1.2 Antecedentes de la investigación...................................................................4
1.2.1 Revisión de literatura...............................................................................6
1.3 Objetivos de la Investigación..........................................................................9
1.3.1 Objetivo general......................................................................................9
1.3.2 Objetivos específicos...............................................................................9
1.4 Justificación y delimitación de la investigación...............................................9
1.4.1 Importancia............................................................................................10
1.4.2 Relevancia.............................................................................................11
1.4.3 Novedades.............................................................................................12
1.4.4 Aportes...................................................................................................13
1.4.5 Motivos..................................................................................................13
1.5 Fundamentación teórica y conceptual..........................................................14
1.5.1 Marco teórico.........................................................................................14
1.5.2 Marco conceptual..................................................................................15
1.6 Tipo de investigación....................................................................................18

Capítulo II. Nociones Generales de Dignidad Humana.................................19


2.1 Noción de dignidad humana........................................................................19
2.2 Ubicación histórica de la dignidad humana ................................................21
2.3 Doble dimensión de la dignidad humana....................................................23
2.4 Significado de la dignidad humana..............................................................26
2.5 Alcance de la dignidad humana...................................................................28
2.6 Dignidad humana y derecho a la vida.........................................................30
2.7 La dignidad humana frente a los derechos de la personalidad...................33
2.8 Relación de la dignidad humana con otros principios constitucionales
y procesales .......................................................................................................35

Capítulo III. Protección de la Dignidad Humana en el Proceso Penal........40


3.1 Protección legal de la dignidad humana.......................................................40
3.1.1 Protección nacional...............................................................................40
3.1.2 Protección internacional........................................................................43
3.2 Protección jurisdiccional de la dignidad humana.........................................50
3.3 Protección institucional de la dignidad humana...........................................57
3.4 Derechos y garantías de las partes en el proceso penal.............................64
3.5 La dignidad humana como uno de los principios del proceso penal............68
3.6 Tensión entre el principio de dignidad humana y la tutela judicial efectiva. 69

Capítulo IV. Factores que Inciden en la Protección de la Dignidad Humana


en el Proceso Penal..........................................................................................73
4.1 Principales factores en el sistema de protección de la dignidad humana. . .73
4.1.1 Efectividad legal....................................................................................74
4.1.2 Rol ineficiente de los jueces y persecutores.........................................76
4.1.3 Auxilio a las partes durante las etapas del proceso penal....................79
4.1.4 Protección de la víctima y del imputado como testigos.......................81
4.1.5 Ausencia de casas de protección de víctimas......................................84
4.2 Secuelas del sistema de protección de la dignidad humana.......................86
4.2.1 Revictimización de las víctimas.............................................................86
4.2.2 No reinserción social efectiva de las personas condenadas................89
4.2.3 Afectación de derechos y garantías de las personas imputadas..........96
4.2.4 Sistema de responsabilidad penal, civil y disciplinaria.......................100
4.2.5 Estigmatización de las víctimas y los imputados................................101

4.3 Régimen de consecuencias en el sistema de protección de la dignidad


humana.............................................................................................................103
4.3.1 El juicio con las garantías exigibles.....................................................104
4.3.2 El investigador y su rol objetivo...........................................................106
Capítulo V. Estrategias Metodológicas de la Investigación.......................109
5.1 Descripción de la información.....................................................................109
5.2 Fuentes de obtención de la información.....................................................109
5.3 Técnicas de recolección de la información.................................................110
5.4 Cronograma de actividades........................................................................110
5.5 Presupuesto de la investigación.................................................................111

Conclusiones.......................................................................................................VI
Recomendaciones...............................................................................................XI
Referencias bibliográficas................................................................................XIV
DEDICATORIA

A mi padre José F. Valentín Guzmán y mi madre Senaida Pérez de


Valentín, por ser quienes día tras día me animaron a continuar e hicieron todo
lo que estuvo a su alcance para el logro de mis metas y proyectos. Papi
aunque ya no estés entre nosotros, siempre fuiste mi inspiración para continuar
estudiando y superándome en la vida. Los amo.

A mis hijas, Rosanna Elizabeth y Mía Celeste por ser la razón de mi existir y
el estímulo que me ayuda día tras día a continuar, sin ustedes mi vida no
tendría sentido. Las amo infinitamente. A José Rafael, por siempre apoyarme
en todo lo relativo a mi formación intelectual y profesional.

I
AGRADECIMIENTOS

Es oportuna la ocasión para dar gracias a todos aquellos que aportaron


esfuerzo y dedicación a este proyecto. En primer lugar a Papá Dios, por darme
la vida y permitirme haber llegado a este momento tan importante de mi
formación profesional. A la Escuela Nacional de Ministerio Público, por apostar
a nosotros, siempre motivándonos y dándonos herramientas para cumplir
nuestra meta. Gracias a los profesores Franny Ml. Gonzales Castillo (asesor de
contenido) y Francisco Acosta (asesor metodológico), por la dedicación,
seguimiento y orientaciones dadas al proyecto, a mis hermanos y colegas de
aula, Andrés y Julisa por la entrega y el esfuerzo mostrado, no solo conmigo,
sino con todos sus pares, ayudándonos y animándonos a continuar en los
momentos más difíciles. En especial quiero dar las gracias a mis queridas e
entrañables amigas y compañeras Katiusca y Guadalupe, por todos los
hermosos momentos vividos y por demostrarme que la amistad y el
compañerismo aun existen, las quiero mucho a ambas.

II
INTRODUCCIÓN

Con la adopción de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, la


República Dominicana dio un gran paso de avance en cuanto al reconocimiento
de la dignidad humana, garantizando a las personas el respeto de este
principio, no solo por parte del Estado, sino también, frente los particulares.

El trabajo de investigación titulado “El principio de dignidad humana, como


garantía de la Tutela Judicial Efectiva en el Proceso Penal Dominicano”, tiene
soporte en la Constitución Dominicana, haciendo acopio de los instrumentos
internacionales, incluyéndolo dentro de su catálogo de artículos sobre
Derechos Fundamentales.

Tomando en cuenta que en la mayoría de los casos de violación al principio


de dignidad humana de las personas sometidas a un proceso o investigación
penal, provienen de la fuerza represiva del Estado, se hace necesario
reflexionar acerca de las principales causas y consecuencias que motivan
estos abusos de autoridad.

El principio de dignidad humana, está íntimamente relacionado con el


respeto al debido proceso y la tutela judicial efectiva, envolviendo una serie de
derechos y libertades, que de no ser respetadas, afectaría la legalidad del
proceso, por ejemplo, vulneración al estado de inocencia del imputado.

El problema radica en que aún existiendo normativas en el país, como la


Constitución, la Ley 76-02, Código Procesal Penal Dominicano, modificado por
la Ley número 10-15, del 25 de marzo del 2015, el Código Penal, y las
convenciones internacionales, a diario se cometen violaciones al principio de
dignidad humana, provenientes del aparato represivo estatal.

El presente trabajo tiene como objetivo general analizar el Principio de


Dignidad Humana como Garantía de la Tutela Judicial Efectiva en el Proceso
Penal Dominicano, así como los objetivos específicos de: analizar las nociones
III
generales de Dignidad Humana; identificar la protección de la dignidad humana
en el proceso penal y reflexionar sobre los factores que Inciden en la protección
de la dignidad humana en el proceso penal.

El Estado es el responsable de hacer cumplir las leyes existentes,


asegurando su eficacia y garantizando a las personas una sociedad igualitaria,
respetando y haciendo respetar la integridad física, la libertad, la intimidad, el
pudor y el buen nombre de todos sus ciudadanos.

El contenido expositivo del presente trabajo está estructurado en cinco (5)


capítulos; de los cuales, el primero versa sobre aspectos teóricos y
metodológicos de la investigación, resaltando los objetivos propuestos, la
importancia, relevancia, novedades, entre otros., relativas al tema de la
dignidad humana.

El segundo capítulo tratara sobre las diferentes nociones dadas a la


dignidad humana, estableciendo su ubicación histórica, su doble dimensión, el
verdadero significado del concepto de dignidad humana, así como el alcance
de la dignidad humana y su relación con el derecho a la vida y con los
derechos de la personalidad, conformados por la intimidad, el honor, el buen
nombre, la propia imagen y la relación que guarda el principio de dignidad
humana con los demás principios constitucionales y procesales.

El tercer capítulo será dedicado a la protección de la dignidad humana en el


proceso penal, analizando el marco normativo nacional, las convenciones,
declaraciones y tratados internacionales, destacando en ellos los articulados
que hacen referencia al tema de la dignidad humana, al debido proceso y a la
tutela judicial efectiva; además, la importancia de la protección dada por el
órgano jurisdiccional, el estudio de la dignidad humana, como uno de los
principios del proceso penal y la tensión generada entre el principio de la
dignidad humana y la tutela judicial efectiva.

En el cuarto capítulo, serán analizados los factores que inciden en la


protección de la dignidad humana en el proceso penal, resaltando las
consecuencias negativas que genera el rol ineficiente de los jueces y
persecutores en el desarrollo del proceso penal, además, se advertirá el deber

IV
de auxilio del Estado hacia las personas que se encuentran envueltas en un
proceso penal, el sistema de protección a víctimas y testigos y la ausencia de
casas de protección, situación que pone en riesgo la integridad física y
psicológica de las víctimas y los testigos durante el proceso.

Este capítulo comprenderá: las secuelas del sistema de protección de la


dignidad humana, la revictimización de las víctimas, no reinserción social
efectiva de los condenados, afectación de derechos y garantías de las
personas imputadas, sistema de responsabilidad civil y disciplinaria, el
problema de la estigmatización de las víctimas y los imputados como
consecuencia del proceso panal y el régimen de consecuencias en el sistema
de protección de la dignidad humana.

Para lograr los objetivos propuestos se han utilizado los estudios


descriptivos y explicativos; mediante el primero, se pretende caracterizar las
violaciones al principio de dignidad humana y el papel que juega la tutela
judicial efectiva, señalando sus principales causas, características y
propiedades, mientras que en el segundo, se expondrán de forma estructurada
las causas jurídicas y sociales que dan lugar a la problemática planteada, y la
responsabilidad del Estado ante la misma.

Como forma de profundizar en el tema, fueron entrevistados, la Lida.


Danissa Cruz Taveras, Procuradora Fiscal, Directora de la Unidad de Derechos
Humanos de la Procuraduría General de la República; así como el Lic. Carlos
González, quien se desempeña como abogado del Tribunal Constitucional y
docente en la Escuela Nacional del Ministerio Público, de materias
relacionadas al área del derecho constitucional, quienes como personas
expertas en la materia, expresaron sus consideraciones acerca de la problema
planteado.

Y el quinto capítulo tratará sobre las estrategias metodológicas de la


información, las cuales envuelven: la descripción de la información servida;
fuentes de obtención y técnica de recolección de la misma, continuando con
un cronograma de actividades, el cual comprende el periodo de tiempo en que
fue realizada la investigación y finalmente se establece el presupuesto
aproximado de la misma.

V
Capítulo I
Aspectos Teóricos y Metodológicos de la Investigación

1.1 Planteamiento del Problema.

1.1.1 Orígenes del problema.

Jiménez (2006). “Fundamento de la dignidad de la persona humana”, hace


referencia a la definición de Dignidad Humana, dada por Kant, un preclaro
exponente de la ilustración filosófica cuando escribe: “la humanidad misma es
una dignidad, porque el hombre no puede ser tratado por ningún hombre (ni
por otro, ni por sí mismo) como un simple medio o instrumento, sino siempre a
la vez, como un fin, y en ello estriba precisamente su dignidad”. En ese mismo
orden, cita la definición de Dignidad Humana, dada por Ortega y Gasset, en el
sentido de que “La dignidad humana significa el valor interno e insustituible que
le corresponde al hombre en razón de su ser, no por ciertos rendimientos que
prestara ni por otros fines distintos de sí mismo”.

Pele (2004) “Una aproximación al concepto de dignidad humana” establece


que el concepto de dignidad humana ha conocido varias fases en su
formulación histórica. Durante la época pre-moderna, dicho valor derivaba del
parentesco uniendo al hombre con Dios y hacía del primero un ser excelente
por ser creado a la imagen del segundo. Sostiene que gracias a las cualidades
que le fueron atribuidas (pensamiento, lenguaje, etc.) el ser humano podía
demostrar su grandeza y superioridad sobre los demás animales: el hombre
era el único ser valioso puesto que Dios le otorgó sólo a él las capacidades
más nobles para ejercer su predominio y perfeccionar su conocimiento. El
concepto de dignidad era así un concepto religioso y las razones de su
aparición deben buscarse en el antropocentrismo fomentado en gran parte por
la religión judeocristiana.

Establece que el concepto moderno de dignidad humana no niega la


existencia de desigualdades entre los individuos. Lo que sí niega es que esas

1
desigualdades naturales y sociales sean la justificación de un tratamiento
desigual por parte de las instituciones o un trato degradante entre los
individuos. Con otras palabras, cada uno merece un respeto debido, por el
mero hecho de ser humano.

Finalmente, la Convención American sobre Derechos Humanos (Pacto de


San José), tiene como base fundamental el respeto a los derechos
fundamentales y a la Dignidad Humana de todos los individuos, a quienes los
Estados deben garantizar el respeto a esos derechos, desde su nacimiento
hasta la muerte, no sometiéndoles a tratos inhumanos ni degradantes o que
atenten contra el pudor y la moral.

1.1.2. Enunciación del problema.

La Constitución, en su preámbulo, consagra la Dignidad Humana como uno


de sus principios fundamentales, al establecer “…regidos por los valores
supremos y los principios fundamentales de la dignidad humana, la libertad, la
igualdad, el imperio de la ley, la justicia, la solidaridad, la convivencia fraterna,
el bienestar social, el equilibrio ecológico…” ; y en sus artículos 7 y 8, establece
que los cimientos el Estado Social y Democrático de la República Dominicana,
así como la función de este, es el respeto a la Dignidad Humana.

El artículo 40, de la Carta Magna, limita el iuspuniendi del Estado, una vez
las personas hayan cometido un hecho delictivo, al hacer referencia al derecho
a la libertad y a la seguridad personal, el cual en su ordinal 1) establece que
nadie podrá ser reducido a prisión o cohibido de su libertad sin orden motivada
y escrita de juez competente, salvo el caso de flagrante delito; 6) Toda persona
privada de su libertad, sin causa o sin las formalidades legales o fuera de los
casos previstos por las leyes, será puesta de inmediato en libertad a
requerimiento suyo o de cualquier persona; 10) No se establecerá el apremio
corporal por deuda que no provenga de infracción a las leyes penales; 15) A
nadie se le puede obligar a hacer lo que la ley no manda ni impedírsele lo que
la ley no prohíbe. La ley es igual para todos: sólo puede ordenar lo que es justo
y útil para la comunidad y no puede prohibir más que lo que le perjudica, etc…”

2
La Constitución en sus artículos 41 y 42 prohíbe la esclavitud, la trata y
tráfico de personas, estableciendo como un derecho la integridad personal, la
cual forma parte de la dignidad humana, prohibiendo la tortura o
procedimientos vejatorios que impliquen la pérdida o disminución de la salud, o
de la integridad física o psíquica y en el 44 regula el derecho a la intimidad y al
honor, al punto de establecer que toda autoridad o particular que los viole está
obligado a resarcirlos o repararlos conforme a la ley.

La Convención Americana sobre Derechos Humanos en su artículo 7,


garantiza el respeto al Principio de la Dignidad Humana, el debido proceso y
las garantías judiciales, consignados en el artículo 69 de la Constitución, así
como también en el Código Procesal Penal, desde el momento en que una
persona es puesta bajo arresto y durante todo el proceso penal.

El Principio de Dignidad Humana, surge por la necesidad de poner fin a los


maltratos y vejaciones a los cuales históricamente eran sometidas las personas
acusadas de cometer una infracción a la ley penal, por parte del Estado,
garantizando la protección de sus derechos como persona.

El problema radica básicamente en que aun existiendo normativas en


nuestro país, como la Constitución, la Ley 76-02, Código Procesal Penal,
modificado por la Ley 10-15, del 25 de marzo del 2015, el Código Penal y las
convenciones internacionales, se cometen violaciones al principio de la
dignidad humana, provenientes del aparato represivo estatal, lesionando, el
derecho de defensa y a la tutela judicial efectiva, a aquellas personas
sometidas a un proceso penal.

El Estado debe asumir esta problemática focalizándose en cada una de las


instituciones encargadas de la prosecución e investigación de las infracciones
penales, estableciendo un verdadero sistema de consecuencias a aquellos
miembros que se aparten de los preceptos constitucionales y del debido
proceso, establecido en el Código Procesal Penal. En esto, jugará un papel
determinante el órgano jurisdiccional, en cuanto a la imposición de la sanción

3
correspondiente, una vez se determine algún tipo de violación a la dignidad
humana y a los derechos fundamentales en un determinado proceso, como
parte del ejercicio de una Tutela Judicial efectiva y eficaz.

En el logro de los objetivos, el órgano constitucional juega un papel


determinante, en cuanto al reconocimiento y respeto a la dignidad humana, por
lo que se hace necesario la creación de un sistema de consecuencias
aplicadas a aquellas instituciones y personas que no obtemperen al
cumplimiento de las sentencias evacuadas por los tribunales, en un plazo
razonable.

1.1.3 Formulación del problema.

A partir de las ideas expuestas, surge la siguiente interrogante, que marcará


el rumbo de la investigación:

¿Cuáles factores han impedido al Estado el cumplimiento de las leyes y


convenciones que garantizan el respeto al Principio de Dignidad Humana a las
personas sometidas a un proceso penal?

1.2 Antecedentes de la investigación.

Durante el proceso de investigación se pudo constatar que existen


investigaciones previas, acerca del respeto de la Dignidad Humana, que si bien
no coinciden de forma exacta con el tema de investigación seleccionado “El
Principio de Dignidad Humana, como garantía de la tutela judicial efectiva en el
proceso penal dominicano”, se encuentran directamente relacionados con el
mismo.

Dentro de las investigaciones consultadas a modo de tomar referencia sobre


trabajos previos, se pueden mencionar las siguientes:
 Tesis de grado sobre “Dignidad Humana del privado de libertad en el
régimen penitenciario de la República Dominicana” (2013). Sustentante:

4
Santana Abreu, Ultima Viviana. La sustentante plantea que el Sistema
Penitenciario Dominicano, carece de las fortalezas necesarias para
garantizar la seguridad de los reclusos y el respeto a la dignidad
humana, debido a los maltratos y abusos que allí se cometen. Estable
como principal problema las constantes violaciones de derechos a los
reclusos, la dificultad para ser trasladados a las audiencias, así como
también, las condiciones infrahumanas de las cárceles dominicanas,
entre otras dificultades del sistema carcelario. A su vez, se identifica con
el nuevo modelo penitenciario, llamados Centros de Corrección y
Rehabilitación y hace propuestas concretas a los fines de que las
cárceles cumplan con un rol reformador, garantizando el respeto a la
dignidad humana y a los derechos fundamentales de los internos.

 Tesis de grado sobre “Derecho a la Dignidad Humana, análisis a la


actuación policial en la fase de investigación en la Provincia Santo
Domingo, años 2009 y 2010 (2012). Sustentantes: Estrella Camacho,
Hipólito de Jesús. Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas,
Universidad Autónoma de Santo Domingo. El sustentante plantea la
forma negativa en que inciden las violaciones de derechos tanto de los
agentes policiales al realizar un arresto, como del Ministerio Público, en
las decisiones judiciales, toda vez que las pruebas obtenidas son
objetadas en el proceso penal. Hace recomendaciones puntales a fin de
que las autoridades policiales y el Ministerio Público garanticen a las
personas el respeto a su dignidad humana.

 Tesis, en grado de maestría, sobre: “Importancia de los derechos


fundamentales como piedra angular del debido proceso de ley” (2013).
Sustentante: Soto Valdez, Diomery. La autora vincula el principio de
dignidad humana, con el respeto que merece todo individuo en razón de
su condición de persona. Establece la importancia que reviste el respeto
a los derechos humanos en el curso de un proceso penal. Hace un
recorrido por las principales legislaciones nacionales e internacionales,
acerca del respeto a los derechos fundamentales, por ejemplo, la
Convención Americana sobre Derechos Humanos, enfatizando en el

5
artículo 38 de la Constitución, el cual define el principio de dignidad
humana y dedica un apartado al debido proceso y a la tutela judicial
efectiva.

 Tesis, en grado de maestría, “Limite a la libertad de prensa frente a las


investigaciones penales durante el proceso preparatorio en el Distrito
Judicial de la Vega” (2013). Sustentada por Reyes Hernández, Johanna
Isabel. La autora establece que la prensa está obligada a delimitar las
informaciones que difunde, ya que esto podría afectar el derecho de
defensa del imputado durante la etapa preparatoria. Además establece
que la función de informar tácitamente está contemplada en la ley, pero
debe adecuarse a las exigencias de otros derechos, como la tutela
judicial efectiva, el debido proceso y el principio de presunción de
inocencia.

1.2.1 Revisión de la literatura.

 Pele (2004). “Una aproximación al concepto de la Dignidad Humana”. El


autor debate un problema inherente al concepto de dignidad humana, que
consiste en la presumida vaguedad de su fundamento. Establece que
algunos autores crearon ciertas tensiones entre las bases teóricas de la
dignidad y sus implicaciones prácticas.

 Jiménez (2006). “Los fundamentos de la dignidad de la persona humana”.


El autor hace un acercamiento entre la persona humana y su dignidad,
basándose en las explicaciones que han hecho importantes filósofos y
humanistas a lo largo de la historia. Concluye con una reflexión en torno a la
urgencia, tanto del diálogo entre las personas, grupos y naciones, como en
el logro de una sensibilidad común a la altura de los tiempos, que ilumine la
conciencia de los hombres de nuestra generación.

 Santana (2011). “La declaración del imputado como medio de prueba o


medio de defensa en el proceso penal. Posición jurisprudencial y doctrinal
sobre su naturaleza”. El autor aborda el tema de las declaraciones de los

6
imputados a la luz de los derechos y garantías constitucionales y los
tratados internacionales; además, establece el valor probatorio de las
declaraciones del imputado en el proceso penal. Del mismo modo hace
referencia a la valoración dada por los jueces a dichas declaraciones,
concluyendo que las declaraciones del imputado en un juicio no pueden ser
valoradas como una confesión, pero sí, como un medio de defensa material.

 Congreso Nacional de Defensa Pública (2010). “Tutela Judicial, derechos


Humanos y privación de libertad. En dicho congreso trata primeramente
sobre el rol de la Defensa Pública en el sistema de justicia dominicano.
Dentro de los diferentes expositores, se destaca la intervención del
Licenciado Ramón Emilio Núñez N., quien abordó el tema “Tutela Judicial
efectiva y persecución penal”, estableciendo que uno de los derechos más
celosamente protegidos al amparo de la tutela judicial lo constituye, sin
lugar a dudas, el de la libertad. También señala los principios a los que
debe sujetarse la policía a la hora de efectuar un arresto, quien tiene la
obligación de presentar a la persona detenida ante el juez, sin demora, a lo
que le llama, control judicial. En su ponencia, el Licenciado Núñez,
considera que los limites al iuspuniendi del Estado, que supone la Tutela
Judicial, son obstáculos o barreras, que impiden la eficiencia de la
persecución penal y que lesionan los derechos de las víctimas, está de
acuerdo con que existan garantías que aseguren la Tutela Judicial Efectiva,
pero que no basta solo con reformar la norma, sino que también deben
operar reformas organizacionales y culturales.

 Tena (2006). “Una aproximación humanista al derecho de defensa en el


proceso penal dominicano”. Primer Concurso Nacional del Ensayo sobre el
Código Procesal Penal. El autor hace referencia a las limitantes que
representa para el poder punitivo del Estado, el respeto al derecho de
defensa y la tutela judicial, como forma de garantizar los derechos y la
dignidad de la persona sometida a un proceso penal. Hace un llamado a los
operadores judiciales, para que asuman el derecho de defensa como una
cualidad inalterable y que los jueces sean capaces de declarar la nulidad o

7
invalidez de los actos que vulnere dicho derecho, debido a que el ser
humano es el centro de atención de la actividad estatal.

 Raful (2009). “La Defensa Penal: Una visión desde los principios
fundamentales”. El autor enfoca el derecho a la defensa desde la
perspectiva de la doctrina y la jurisprudencia que emana del derecho
internacional de los derechos humanos, fundamentalmente desde las
valoraciones y reflexiones de las sentencias de la Corte Interamericana de
Derechos Humanos y la doctrina que la recrea. Además, Del mismo modo,
lo enfoca desde la visión de los principios para valorar este derecho
fundamental en su dimensión dinámica, haciendo un análisis pausado sobre
los preceptos constitucionales y las leyes nacionales que consagran el
sagrado derecho a la defensa.

 Germán (2014). “Justicia Penal, Seguridad Ciudadana y Derechos


Humanos”. Revista Justicia y Razón. Para el autor la seguridad personal es
una de las principales garantías que debe ofrecer un Estado a las personas.
Aplicar la Ley y aplicar justicia son herramientas del Estado para reducir la
violencia y garantizar la seguridad ciudadana; pero no son las únicas. Hace
referencia a la necesidad de desarrollar políticas institucionales integrales y
coordinadas para buscar respuestas a la falta de armonía entre lo que
ordena la Constitución, las leyes y los tratados internacionales, por una
parte, y los planteamientos que hace la realidad diaria de más conflictos,
más delincuencia y menores respuesta ante el fenómeno de la criminalidad.

 Moscoso (2014). “Las intervenciones telefónicas y la afectación al derecho


fundamental a la intimidad”. Revista Justicia y Razón. El autor entiende que
las intervenciones telefónicas, por su naturaleza, envuelven derechos
fundamentales cónsonos, tales como la integridad e intimidad personal y
familiar, y el derecho autónomo al secreto de las comunicaciones. Estos
conceden a los organismos de investigación elementos o medios en los
cuales afianzar un proceso de investigación penal.
 Echavarría (2015). “Apuntes sobre la Tutela Judicial Diferenciada”, Revista
Justicia y Razón. El autor sostiene que la tutela judicial diferenciada plantea

8
el desafío de buscar nuevas formas procesales que permitan reformular y
legitimar derechos, garantizando la efectividad del proceso, dentro del
debido proceso de ley y sin afectar la tutela judicial efectiva, equilibrando las
responsabilidades de las partes, con el control e iniciativa del juez.

 Altagracia (2015). “Derecho Fundamental a la Intimidad como limite al


principio de publicidad de las sentencias”. Revista Justicia y Razón. La
autora estima que la protección de datos personales es una manifestación
del derecho a la intimidad que merece la pena ser respetado, protegido y
garantizado por el Estado. Además de que las sentencias judiciales, en aras
de cumplir con las garantías al derecho a la información, están revestidas
del principio de publicidad que inicialmente les corresponde por ser la
finalización de un proceso judicial de carácter público.

1.3 Objetivos de la investigación:

1.3.1 Objetivo general

Analizar el principio de dignidad humana como garantía de la tutela judicial


efectiva en el proceso penal dominicano.

1.3.2 Objetivos específicos.

1 Analizar las nociones generales de dignidad humana.


2. Identificar la protección de la dignidad humana en el proceso penal.
3. Reflexionar sobre los factores que inciden en la protección de la
dignidad humana en el proceso penal.

a. Justificación y delimitación de la investigación.

El tema será abordado desde el punto de vista social y procesal, para lo cual
se hace necesario un enfoque teórico, histórico, filosófico y doctrinal, prestando
especial importancia a las convenciones internacionales que por primera vez
utilizaron el termino de dignidad humana, obligando a los estados suscribientes

9
a incluir en sus Constituciones el respeto al principio dignidad humana, como
derecho y valor fundamental.

La delimitación territorial se circunscribirá al territorio de la República


Dominicana, en lo que respecta a la legislación nacional sobre el principio de la
dignidad humana, tomando como fuente principal, los preceptos
constitucionales y las leyes internas que contemplan el respeto a dicho
principio, su eficacia y efectividad durante el proceso penal, así como también,
el papel del Estado, sus órganos e instituciones.

1.4.1 Importancia.

El tema a ser investigado “El Principio de Dignidad Humana como garantía


de la tutela judicial efectiva en el Proceso Penal Dominicano”, es de vital
importancia para el Sistema Penal Dominicano, ante las constantes violaciones
por parte del Estado. El artículo 69 de la Constitución establece limitantes al
Derecho Procesal Penal, y al poder punitivo del Estado, garantizando que
durante el proceso penal se respete el principio de dignidad humana a toda
persona imputada. Dicho texto legal instituye el derecho a que “se presuma su
inocencia y a ser tratada como tal, mientras no se haya declarado su
culpabilidad por sentencia irrevocable, que ninguna persona podrá ser juzgada
dos veces por la misma causa y que nadie será obligado a declarar contra sí
mismo….”

Finalmente, como se puede constatar, la Carta Magna, establece los


principales límites impuestos por el principio de dignidad humana, a las
actuaciones estatales, en cuanto al ejercicio del derecho penal y procesal
penal, garantizando así, que las personas sean tratadas como tal, bajo un
marco de respeto a sus derechos, contenidos en la Convención de los
Derechos Humanos y otros tratados internacionales, de los cuales, la
República Dominicana es signatario.

10
1.4.2 Relevancia

La investigaciones tiene relevancia social, toda vez que se ha normalizado la


vulneración a uno de los principios constitucionales, como lo es la Dignidad
Humana, más grave, es el hecho de que estas violaciones provienen del
Estado, a través de sus órganos represivos, que sin lugar a dudas es el
principal sujeto obligado, que debe velar por el trato digno y el respeto a los
derechos y libertades, lo que indudablemente se traducirá en la salvaguardan
del derecho de las partes, y en la tutela judicial de los órganos jurisdiccionales.

También tiene relevancia en cuanto a lo personal, laboral, profesional e


institucional de las personas de un determinado Estado, ya que en el aspecto
personal y laboral, este principio impide que las personas sean discriminadas,
ya sea por etnia, color, religión o enfermedad, por ejemplo, el síndrome del VIH
como tampoco pueden ser obligadas a realizar trabajos denigrantes y que
afecten su intimidad y pudor.

El Estado debe garantizar que en las Instituciones Estatales, sea un requisito


obligatorio el respeto de la dignidad de las personas que requieren los
servicios, especialmente las que intervienen en los procesos penales,
trabajando de cerca con las víctimas, los imputados y los testigos,
preocupándose por el bienestar y seguridad de las víctimas y testigos y
respetando los derechos fundamentales de los imputados, no solo durante el
proceso penal, sino también en las cárceles dominicanas.

Es de interés realizar una investigación donde se establezca el papel que


tiene el Estado en el cumplimiento del principio de dignidad humana, a través
de los órganos represivos y de persecución que lo conforman (Policía Nacional,
Ministerio Público), creando un sistema de consecuencias drásticos, para
aquellos que actúen de espaldas al cumplimiento de los mismos, creando un
verdadero Estado de Derecho.

11
1.4.3 Novedades.

El sistema penal y procesal penal en la República Dominicana, ha sufrido


transformaciones positivas, encaminadas a proteger los derechos
fundamentales, no solo de los imputados, por ser la persona sobre quien el
Estado ejerce su fuerza persecutora, sino también, a favor de las víctimas y
testigos, con el objetivo de garantizar el respeto a esos derechos
fundamentales, haciendo más expeditos y agiles los procesos.

A diferencia de trabajos anteriores, la presente investigación abordará el


tema del principio de Dignidad Humana, tomando en cuenta que no es un
principio abstracto, sino que se encuentra contenido de manera textual en la
Carta Magna, no solo al momento del sometimiento, sino durante todo el
proceso penal, destacando los límites que supone la tutela judicial efectiva,
como salvaguarda de las garantías y los derechos fundamentales de las
personas.

La problemática será abordada desde el punto de vista del rol que


desempeña el fiscal como el principal responsable del respeto a los derechos
fundamentales de todo imputado, cuya obligación inicia desde el momento en
que se da inicio a una investigación penal.

La Ley 76-02, del 19 de julio del año 2002, Código Procesal Penal
Dominicano, representó un gran paso de avance para el proceso penal, aunque
en ocasiones no satisfizo las necesidades que demanda la sociedad
dominicana, en cuanto a la delincuencia y la criminalidad desbordante.

Se hiso necesario realizar reformas sustanciales a la Constitución y al


Código Procesal Penal, el cual fue reformado por la Ley 10-15, de fecha 25 de
marzo del año 2015. Esta ley modifica aspecto vinculados directamente con el
principio de dignidad humana, tales como los articulo 179 y 180, que modifica
el horario para el registro de lugares cerrados o cercados y el registro de
morada o lugares privados; el artículo 192, que aumenta el plazo para la
medida de interceptaciones telefónicas, el cual debe renovarse cada 60 días…;

12
artículos 224 y 225, sobre el arresto y el arresto flagrante, entre otras
modificaciones.

1.4.4 Aportes

La investigación permite advertir cómo el Estado puede ejercer una política


persecutora eficaz sin la necesidad de transgredir derechos fundamentales y,
mucho menos el principio de dignidad humana, tomando como referencia otras
legislaciones latinoamericanas. Por lo que se hace necesario establecer un
verdadero sistema de consecuencias, a fin de penalizar a aquellos que
vulneren las garantías y la dignidad humana de las personas perseguidas
penalmente.

1.4.3 Motivos

La motivación en la selección del tema “Principio de Dignidad Humana como


garantía de la tutela judicial efectiva en el Proceso Penal Dominicano” se
sustenta en las constantes violaciones de derechos fundamentales y a la
dignidad humana que cometen los agentes policiales y en algunas ocasiones,
el órgano persecutor, al momento de privar de su libertad a una persona, al
margen de los procedimientos establecidos constitucionalmente a tales fines.

A menudo son presentadas en los medios de comunicación las personas


imputadas de haber cometido un hecho delictivo, sin haber sido probada su
culpabilidad o participación en el hecho, violentando el principio constitucional
de presunción de inocencia que reviste a toda persona sometida a un proceso,
hasta tanto sea dictada sentencia definitiva, así como también, afectando la
intimidad y la moral de este ser humano y de sus descendientes.

13
1.5 Fundamentación Teórica y conceptual

1.5.1 Marco Teórico

Aguirre-Pabón (2011). En su obra “dignidad, derechos humanos y la filosofía


practica de Kant”, establece que el sentido primario de la dignidad, es para
Kant un sentido legal y político, expandido como analogía operativa al dominio
de la ética, con el fin de resaltar el valor especial y único que puede ser
predicado de los seres humanos en cuanto son seres racionales, capaces de
establecer y seguir leyes morales”. El autor cita a Susan Shell, quien sostuvo
que “Enmanuel Kant es seguramente el filósofo que coloco el concepto de la
Dignidad Humana, en el mapa del discurso moral moderno…”

La importancia que Kant da a la dignidad humana, se puede ver en Moncho,


(2003) “ Sobre la Dignidad Humana”, cita a Félix Meiner, Hamburgo, F.M,
(1966), quien establece que Kant, en su obra Metaphisik del Sistten, hace
mención de la palabra dignidad humana en tres momentos: 1)“…Se entiende
una máxima de la limitación de nuestra autoestima por la dignidad de la
humanidad en la persona de otro y por lo tanto el respeto en sentido
práctico…”, 2) “…lo cual va contra la auténtica autoestima (sentirse orgulloso
de la dignidad de la humanidad en su propia persona…” y 3) “…La humanidad
misma es una dignidad, pues el hombre no puede ser utilizado por ningún
hombre (ni por otro ni por sí mismo)solo como medio, sino que debe ser
utilizado siempre a la vez como fin y su dignidad (personalidad) estriba
precisamente en que él se eleva por encima por sobre todos los otros seres del
mundo…”

El tema guarda estrecha relación con La Escuela Racional, llamada “Escuela


Formal de Derecho”, que inicia con Enmanuel Kant, quien convierte la razón en
toda norma moral y jurídica, sosteniendo que “…el hombre sabe que es libre y
además se siente libre; de aquí su personalidad, pero como los demás
hombres también son libres, debemos respetar su personalidad como
queremos que se respete la nuestra: de ahí el Derecho”, lo que significa que al

14
hacer referencia a la personalidad, la utiliza como sinónimo de dignidad, la cual
debe ser respetada.

La filosofía Kantiana sobre la dignidad humana, ha trascendido de


generación en generación, hasta nuestros días y está basada en un trato
especial y digno al ser humano, que posibilite su desarrollo como persona, el
cual debe provenir no solo de persona a persona, sino del Estado hacia las
personas que lo conforman, no importando la condición de éstos.

Para Kant, la persona es un fin en sí mismo, no un medio para uso de otros


individuos, los animales sirven para alimentar a otros, pero el hombre es un
valor absoluto. Kant se opuso a la discriminación y a la esclavitud, por entender
que ambas atentan contra la dignidad de las personas.

Esta investigación está relacionada con la filosofía Kantiana sobre la


dignidad humana, razón por la cual se entiende que el Estado está llamado a
sancionar los delitos y los crímenes cometidos por sus ciudadanos, mediante la
imposición de una pena (teoría retributiva de la pena, sostenida por Kant), pero
siempre respetando la dignidad y la condición de persona de todos aquellos
sometidos a un proceso penal.

1.5.2 Marco conceptual

Dentro de los conceptos establecidos, se definirán aquellos utilizados, en el


curso de la presente investigación:

Dignidad humana

Derecho que tiene cada ser humano de ser respetado y valorado como ser
individual y social, con sus características y condiciones particulares, por el
solo hecho de ser persona. http://deconceptos.com/ciencias-juridicas/dignidad-
umana#ixzz3l9re6nPU

15
Persona

Todo aquel que es receptor de los derechos y las obligaciones establecidas


por las normas jurídicas. Para el antiguo Derecho Romano, había seres
humanos que o eran persona, los esclavos, que no eran sujetos sino objetos
del derecho, ya que eran considerados cosas, objetos del derecho de
propiedad, y que podían comprarse o venderse. Actualmente todos los seres
humanos son considerados personas, incluso las personas por nacer,
concebidas pero aun no nacidas.http://deconceptos.com/ciencias-
juridicas/persona#ixzz3lA9s0SIw

Principios

Aquellos valores, generalmente coincidentes con los éticos y morales, que la


ley establece coactivamente para que sean respetados por los habitantes de un
estado. http://deconceptos.com

Moral

Conjunto de hábitos considerados positivos por una sociedad determinada,


pudiendo variar de una a otra, por lo cual son relativos y también por el
transcurso del tiempo. La moral nos dice a través de juicios qué conductas son
aceptables y cuales reprochables, tendiendo a visualizarse en acciones
concretas.
Hay dos concepciones respecto a lo que debe considerarse como acción
moral. Una que tienden hacia el bien, que otorga la felicidad a quien la sigue, y
la otra, la moral del deber, propia de la filosofía kantiana.
http://deconceptos.com/ciencias-sociales/moral#ixzz3lokCoAMF.

Respeto

Procede etimológicamente del latín respectus, que significa “acción de mirar


atrás”, “consideración, atención”; sugiere entonces como una mirada atenta,
tomar algo en consideración. Por lo general, es la base fundamental para una

16
convivencia sana y pacífica entre los miembros de una sociedad. El respeto se
practica cuando se entiende que la libertad de acción de cada quien, termina
cuando empieza la del otro.

Tutela Judicial

Posibilidad de reclamar a los órganos judiciales la apertura de un proceso


para obtener una resolución motivada y argumentada sobre una petición
amparada por la ley. http://jorgemachicado.blogspot.com/2009/05/tutela-
judicial-efectiva.

Derechos fundamentales

Facultades o poderes reconocidos a una persona por ley suprema que le


permite realizar o no ciertos actos. Estos derechos sirven para poner límite
material al imperium (derecho de castigo) del Estado. Los sujetos o titulares de
estos derechos son los seres humanos y, los sujetos del deber jurídico, son los
Estados y las organizaciones internacionales. Esto quiere decir, que la finalidad
de estos derechos es impedir los abusos del poder por parte de los titulares de
las funciones estatales. http://jorgemachicado.blogspot.com.

Derechos Humanos

Hace referencia a las libertades, reivindicaciones y facultades propias de


cada individuo por el solo hecho de pertenecer a la raza humana. Esto significa
que son derechos de carácter inalienables (ya que nadie, de ninguna manera,
puede quitarle estos derechos a otros sujeto más allá del orden jurídico que
este establecido) y de perfil independiente frente a cualquier factor particular
(raza, nacionalidad, religión, sexo, etc. http://definicion.de/derechos-
humanos/#ixzz3lpNiszcd.

17
Intimidad

Necesidad humana y derecho natural de las personas, por lo que es


independiente y anterior a su regulación positiva. El término intimo viene
de intimus, superlativo latino que significa "lo más interior". La intimidad
corresponde al ámbito psicológico e inconmensurable del individuo, comprende
su personalidad, sus valores morales y religiosos, sus tendencias sexuales y
amorosas, sus orientaciones ideológicas. Lo íntimo está más fuera del alcance
del interés público que lo privado.  

1.6 Tipo de investigación

Estudio Descriptivo: Mediante la utilización de este tipo de investigación se


pretende caracterizar las violaciones al principio de dignidad humana y su
relación directa con la tutela judicial efectiva, señalando sus principales causas,
características y propiedades.

Estudio Explicativo: Este tipo de investigación permitirá exponer de forma


estructurada las principales causas jurídicas y sociales que dan lugar a la
problemática planteada y la responsabilidad del Estado ante la misma.

18
Capítulo II
Nociones Generales de Dignidad Humana.

2.1 Noción de Dignidad Humana.

Kant, ha sido uno de los filósofos que más importancia ha dado a la dignidad
humana, razón por la cual Jiménez (2006), en su artículo “Fundamento de la
dignidad de la persona humana”, lo cita en cuanto a que la persona no puede
ser tratada como un medio o instrumento al servicio de otras, sino como un fin,
rechazando toda forma de esclavitud, aunque deben existir desigualdades, no
por la condición de persona, sino por la capacidad intelectual de una frente a
otra.

Pele (2004), en su obra “Una aproximación al Concepto de Dignidad


Humana”, es uno de los autores que más se acerca al concepto filosófico de
Emmanuel Kant, sobre la dignidad humana, al establecer que el concepto de
dignidad humana no niega el hecho de que existan desigualdades sociales y
culturales entre las personas, pero rechaza el trato desigual o degradante de
un individuo basado en dichas diferencias sociales y culturales.

Spaemann (1988). En su obra “Sobre el Concepto de Dignidad Humana”, lo


define, como un concepto trascendental, asemejándolo al concepto de libertad,
al establecer que no indica de modo inmediato un derecho humano específico,
sino que contiene la fundamentación de lo que puede ser considerado como
derecho humano general. La idea de dignidad humana es sin duda más antigua
que la de derechos humanos, pero es difícil de comprender conceptualmente
porque indica una cualidad indefinible y simple.

Habermas, (2010) en su obra “El concepto de dignidad humana y la utopía


realista de los Derechos Humanos”, defiende la tesis de que siempre ha
existido un vínculo conceptual entre los derechos humanos y la dignidad
humana. Sostiene que la dignidad humana constituye la fuente moral de la cual
se derivan todos los derechos fundamentales. Resalta el hecho de que a pesar

19
que el concepto de dignidad humana existía en la antigüedad y que adquirió su
expresión canónica actual con Kant, solo alcanzó a materializarse en textos de
derecho internacional y en las constituciones nacionales recientes hasta
después de la Segunda Guerra Mundial.

Establece que los documentos fundacionales de Naciones Unidas que


establecieron una conexión explícita entre los derechos humanos y la dignidad
humana fueron una respuesta clara a los crímenes masivos cometidos bajo el
régimen Nazi y las masacres de la Segunda Guerra Mundial.

Espiell (2003), en su obra “La dignidad humana en los instrumentos


internacionales sobre derechos humanos”, cita el concepto de dignidad
humana, dado por el Papa Juan Pablo II, en Naciones Unidas, el 2 de octubre
del 1979, en el cual el pontífice establece que “El conjunto de los derechos del
hombre corresponde a la sustancia de la dignidad del ser humano, entendido
íntegramente y no reducido a una sola dimensión. Se refiere a la satisfacción
de las necesidades esenciales del hombre, al ejercicio de sus libertades, a sus
relaciones con otras personas. Pero se refiere también, siempre donde quiera
que sea, al hombre, a su plena dimensión humana”.

El autor cita al filósofo Uruguayo Arturo Ardao, en cuanto a la clasificación


que este hace sobre antología de la dignidad siempre existente y la axiología
respecto de la dignidad de una conducta, planteo “Pero en todo momento,
cualquiera sea su edad o su normalidad y cualquiera sea su grado de dignidad,
sino de tener la dignidad de un hombre. Semejante dignidad anterior
independiente de la dignidad moral, que ni se conquista ni se pierde, es una
dignidad, a diferencia de aquella, ontológica tanto como axiológica. En otros
términos: no ya axioetica como la dignidad moral, sino originariamente,
axioontológica”.

Sostiene que la dignidad humana ontológicamente inherente o intrínseca a


la persona humana no es únicamente el fundamento de los derechos humanos,
estableciendo que la dignidad humana es el objeto de un derecho especifico, el
cual ya ha sido proclamado en varios instrumentos internacionales, como un

20
derecho a que se reconozca, se considere, se proteja y no se viole la dignidad
inherente a todas las personas. No considera a la dignidad humana sinónimo
de los derechos humanos, aunque reconoce que es un concepto
entrañablemente unido a estos, ya que comparten la misma naturaleza,
declaración, respeto y protección.

Un aspecto a resaltar es la forma en que el autor relaciona la dignidad con la


justicia, en el sentido de “un tratamiento digno, es un tratamiento justo. Y un
tramiento injusto, es necesariamente indigno.” Esta idea nace del razonamiento
de que la dignidad y la justicia son conceptos necesariamente unidos, que se
explican recíprocamente. Todo acto, conducta o acción violatoria a la dignidad
humana, es en sí misma, por su naturaleza ilegítima.

Se considera que el principio de dignidad humana es y ha sido uno de los


pilares fundamentales que sostienen el debido proceso en la República
Dominicana. Tomando en cuenta que la libertad es la regla, desde el momento
en que una persona es puesta bajo investigación o bajo arresto por el órgano
persecutor, se debe garantizar dicho principio, a través del cumplimiento de las
garantías procesales, correspondiendo al órgano jurisdiccional la tutela de las
mismas.

2.2 Ubicación histórica de la dignidad humana.

El concepto de dignidad humana tiene su origen en la antigüedad griega,


como lo establece Bullé-Goyri (2013) en su obra “Reflexiones sobre la dignidad
humana en la actualidad”, quien afirma que en una primera etapa tuvo su
origen en Grecia y posteriormente en Roma y cuya concepción se basó en el
aprecio y reconocimiento social hacia el individuo, en la posición social que se
ocupaba. Su único fundamento era el pertenecer a un determinado grupo
social, lo que exigía al individuo una determinada forma de comportamiento,
acorde con ese aprecio y reconocimiento.

21
Sostiene que esta concepción de dignidad fundada en la condición social,
tiene como supuesta la idea de superioridad y rechaza la igualdad, razón por la
cual es justificable la esclavitud, o la convicción del ciudadano griego o romano
como ser superior. También habla de lo que llamó “dignidad posicional”, es
decir, un reconocimiento o estatus que se suma a la dignidad que compartimos
todos los individuos y que se traduce en un reconocimiento social, en un
respeto por la posición que se ocupa socialmente y que exige un trato
determinado respecto de los demás.

Dentro de los antecedentes se puede constatar que ya para el siglo XV, en


su Discurso a la Dignidad del Hombre, Giovanni Pico Della Mirandola,
humanista, renacentista, realzó la figura humana, considerando al hombre
como un milagro y un ser animado maravilloso “Pero, finalmente, me parece
haber comprendido por que es el hombre el más afortunado de todos los seres
animados y dignos, por lo tanto, de toda admiración; comprendí en qué
consiste la suerte que le ha tocado en el orden universal, no solo envidiable
para bestias, sino para los astros y los espíritus ultramundanos. ¡Cosa increíble
y estupenda! ¿Y por qué no, desde el momento en que precisamente en razón
de ella el hombre es llamado y considerado justamente un gran milagro y un
ser animado maravilloso?

Antes del 1531, Fernán Pérez de Oliva, humanista y escritor español,


escribió “El Dialogo de la Dignidad del Hombre”, en el cual afirma que el
hombre es un proyecto de hacerse a sí mismo, no una naturaleza prefijada, y
que “el libre albedrio es aquel por cuyo poderío es el género humano señor de
sí mismo y cada hombre tal cual él quiere hacerse”.

Espiell, señala que para los siglos XVII y XVIII, tanto Emmanuel Kant, como
Samuel Pufendorf, realizaron un análisis del tema basado en el paralelismo de
los conceptos de racionalidad y dignidad, de la idea del hombre como ser
éticamente libre y de la dimensión moral de la personalidad, enfoques que
incidieron de manera decisiva en todo el pensamiento occidental posterior.
Pero establece que sin lugar a dudas, es el siglo XX cuando el tema de la

22
dignidad humana encuentra su manifestación jurídica expresa, tanto en el
derecho internacional, como en el derecho interno.

Para el año 1945, uno de los primeros instrumentos jurídicos que utilizó la
palabra dignidad, fue la Carta de Naciones Unidas y para el año 1948, se
produce la histórica proclamación de la Declaración Universal de los Derechos
Humanos, la cual fue considera una consecución de la Carta de Naciones
Unidas, utilizando el concepto de la dignidad humana.

Otras convenciones que acuñan el concepto de dignidad humana son la


Convención sobre Tortura, del 27 de diciembre de 1985; Convención del Niño,
del 6 de diciembre del 1989; Convención de Naciones Unidas sobre Diversidad
Biológica, del 5 de Junio de 1992 y las dos conferencias de Naciones Unidas
sobre Derechos Humanos (Teheran, 1968 y Viena, 1994).

2.3 Doble dimensión de la Dignidad Humana.

De los Ríos Uriarte (2013) en su libro “las dimensiones trascendentales de


la dignidad humana como fundamento para la formalización de los derechos
humanos”, al definir desde una visión antropológica la dignidad humana, cita a
Aristóteles, quien decía que la ousia (sustancia): “es la causa inmanente del
ser de los entes que no se predican de un sujeto”. Explica que el filósofo hace
referencia a que la sustancia de la persona humana, de donde emana su
dignidad, no se modifica ontológicamente ni deviene en una categoría que, a la
vez, se pueda predicar de otra sustancia , puesto que ella misma es en sí
misma y no subsiste en virtud de ninguna otra.

En la filosofía moderna, Max Scheler, da una dimensión espiritual a la


dignidad humana, sosteniendo la idea de que el hombre tiene un particular
puesto en el mundo, en el cosmos, que lo hace distinto de los seres vivos.
Scheler define el espíritu, como el centro donde la persona se manifiesta a
partir del uso de su libertad, siendo el espíritu la sede de esa libertad.

23
“La dignidad, en su sentido más estricto, solo pertenece a las personas”, así
lo expresa Seifert (2002), en su obra, “Dignidad humana. Dimensiones y
fuentes en la persona humana”, añade, que no solamente dota a la persona de
un valor preciado objetivo, sino que también, eleva a la persona a un nivel
axiológico, inconmensurablemente superior.

De los Ríos, destaca la dignidad humana desde una antropología


comunitaria, citando la teoría filosófica de Marx, Walzaer y Maclntyre, en
cuanto a que el ser humano adquiere un valor dentro de su comunidad en la
medida en que, a partir de sus acciones restituye el valor social. Esta corriente
defiende el carácter estrictamente del ser humano bajo los conceptos
aristotélicos de justicia que conducen a una armonía con el todo.

Destaca dos dimensiones o niveles claramente definidos del ser humano: el


nivel ontológico y el nivel axiológico.

El nivel ontológico de la persona, hace alusión a su “ser”, a la naturaleza


humana. Este nivel lo posee todo ser humano por el hecho de ser persona y su
característica fundamental es que no puede ser alterado, es una y única. Es en
este nivel donde debe situarse la noción de dignidad humana, por lo que
permanece inalterable y no se pierde jamás, ya que perderla implicaría dejar de
ser persona.

Mientras que el nivel axiológico, es el nivel de sus acciones, a las cuales les
imprime valores (axios=valor) por lo que las ordena, las jerarquiza y las
modifica según sus intereses y circunstancias siempre cambiantes. Por lo que,
contrario al nivel ontológico, este nivel puede ser graduado porque en él
coexisten las acciones que perfeccionan al hombre en su naturaleza y las
acciones que lo alejan de su perfeccionamiento. Es el nivel en el cual las
personas tienen la facultad de discernir entre el bien y el mal, entre las
acciones consideradas buenas y las malas, acciones éticas o no éticas, etc.
Este nivel siempre será susceptible de ser modificado.

24
La autora sostiene que las acciones no determinan al ser humano. El ser
humano no necesita hacer nada para ganar o perder su dignidad, porque esta
ni se gana ni se pierde, sino que se nace con ella y se mantiene para toda la
vida, independientemente de las acciones que el hombre ejecute en su día a
día.

A pesar de lo anterior son cuatro las dimensiones transcendentales de la


dignidad humana, según establece G. Peces-Barba Martínez, en su obra
“Reflexiones sobre la evolución histórica y el concepto de dignidad humana”,
citado por De los Ríos, las cuales son: 1) Capacidad de construir conceptos
generales y de razonar, 2) reproducción de sentimientos, afectos y emociones,
3) capacidad de dialogar y comunicarnos y 4) sociabilidad.

La primera, es la capacidad de construir conceptos generales y de razonar,


es definido como la simple aprehensión que nos permite detectar el contenido
universal y necesario de las cosas por encima del particular y contingente,
como de la razón discursiva, capaz de entender procesos a partir de la
relación causa-efecto, lo que nos convierte en seres capaces de entender y
razonar.

La segunda dimensión es la reproducción de sentimientos, afectos y


emociones, esta proviene de su dignidad ontológica y no se pierden ni se
agotan, son constitutivos del ser humano. En esta dimensión, la voluntad del
ser humano le permite actuar e imprimir en sus acciones la huella de su ser,
como por ejemplo, las transformaciones de algunos elementos y objetos que se
encuentran en la naturaleza en utensilios útiles que le han permitido mejorar su
calidad de vida, como también, la huella que impregna un pintor en cada obra
que realiza, la cual es percibida por las personas que pueden verla y apreciarla.

La tercera dimensión es la capacidad de dialogar y comunicarnos, el


lenguaje es la forma más excelsa de expresar la sociabilidad, haciendo
referencia a las 4 características del lenguaje, establecidas por Peces-Barba,
quien sostiene que el lenguaje combina: racionalidad, expresividad, abstracción

25
y capacidad descriptiva, definiéndolo como una de las más altas dimensiones
de la dignidad.

Benjamín (2008) en su obra sobre el lenguaje en general y sobre el lenguaje


de los hombres, define el lenguaje, como “El principio encaminado a la
comunicación de contenidos espirituales, en los objetos en cuestión, en la
técnica, en el arte, en la justicia o en la religión”.

Partiendo de esta definición, en los casos en que el lenguaje no sea


suficiente para comunicar los contenidos de la actividad humana, será
necesario la segunda dimensión, los sentimientos y las emociones expresadas
en el arte. Ambas se complementan, colocando al ser humano por encima de
los demás seres vivientes, pues ambos expresan contenidos que provienen de
su dignidad humana y que, por lo mismo, no pueden ser imitados ni
reproducidos.

La cuarta dimensión, es la sociabilidad, en la que se establece que el ser


humano es un ser sociable, que solo cuando se relaciona con los demás es
cuando puede entender el verdadero ser del hombre. Es solo en la relación con
los demás que la persona se actualiza y se ejerce plenamente. Mi “yo” unido a
un “tú”, es un verbo, una acción plena, completa. Aclara De los Ríos, que ese
“tú” que mi “yo” necesita, es a su vez, un “yo”. Explica que la relación entre
personas se da de un “yo” a otro “yo”, ya que detrás del “tú” que mi “yo”
necesita existe una persona a quien es imposible poseerla, que es un fin en sí
misma, que me impide usarla como un medio.

2.4 Significado de la Dignidad Humana.

En la parte inicial del presente capítulo, fueron establecidas diferentes


nociones y conceptos que intentan definir a grandes rasgos la dignidad
humana, desde el punto de vista de la religión, la filosofía, ciencia, la ética y la
moral. Ahora toca adentrarse aún más a su verdadero significado.

26
Para el profesor Starck, en su libro “Introducción a la Dignidad Humana en el
Derecho Alemán” la concepción cristiana de la dignidad humana se basa en la
dimensión metafísica del ser humano, de la cual surge una relatividad del poder
de Estado, además de que no es en la causa en donde se encuentra una
concepción humana de la dignidad, sino en las consecuencias, por lo que la
dignidad humana corresponde al ser humano concreto, rechazándose toda
posibilidad de utilización del ser humano como simple medio para los fines de
una sociedad organizada en forma colectiva o tecnocrática.

Sostiene Starck que de la garantía de la dignidad humana no resulta que


todo el Derecho esté bajo exigencias máximas, sino que debe ser entendido
elementalmente por su validez total. Las trampas típicas en la aplicación y la
casuística de hechos de su vulneración pueden concretar lo anterior y, por lo
tanto, hacer más transparente el significado de la dignidad humana.

“D. Cruz, Procuradora Fiscal, establece que el derecho penal está fundado
en la necesidad inherente a la dignidad intrínseca de la persona humana, para
decirlo en términos de la Declaración Universal, debemos aclarar que estos
son atributos del ser humano, de todo ser humano en cuanto tal, anteriores y
superiores a toda autoridad, la cual, en consecuencia, no los crea, sino que los
descubre, no los otorga sino que simplemente los reconoce, porque tiene que
reconocerlos. De allí que solamente el ser humano, de carne y hueso, pueda
ser el verdadero titular de esos derechos; determinados en el artículo 1.2 de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos” (D. Cruz, Directora de la
Unidad de Derechos Humanos de la Procuraduría General de la República.
Comunicación personal, 28 de noviembre del año 2016)”.

La dignidad humana acompaña al ser humano desde el momento en que es


concebido, tomando en cuenta las legislaciones que protegen el derecho a la
vida desde el estadio intrauterino, y que en consecuencia prohíbe el aborto, lo
que indica que carecería de significado y contenido si no existiese un derecho
positivo que lo proteja y un Estado que lo garantice.

27
2.5. Alcances de la Dignidad Humana.

Para Pele la dignidad humana no solo tiene un alcance vertical (la


superioridad de los seres humanos sobre los animales), sino también un
alcance horizontal (la igualdad de los seres humanos entre ellos, sea cual sea
el rango que cada uno pueda desempeñar en la sociedad), añade que en la
época pre-moderna se caracterizaba por su desigualdad, donde la dignidad de
las personas dependía de su posición social y sus bienes, por lo que se daba
una división social, entre dueños y esclavos, señores y vasallos, considerando,
al ser humano un ser excelente y superior, ya que ha sido creado por Dios.

Considera que si bien el concepto de dignidad humana nace en la época


pre-moderna, su alcance ha sido desarrollado en la época moderna, en la cual
se produce un trato mutuo de respeto entre los seres humanos, regido por los
derechos humanos, y en este nuevo concepto de dignidad humana, el individuo
es valioso en sí y no por su parentesco divino, entendiéndose como una “igual
dignidad” que pretende generar una igualdad jurídica y política de los individuos
a pesar de sus posiciones sociales y desigualdades naturales.

Para él “el valor del ser humano deriva de sus capacidades, aunque esta se
manifiestan de distintas formas en cada individuo, e incluso, no se manifiestan
en ciertos individuos”.

La dignidad humana es un valor que hace diferente a los seres vivos, los
hace ser persona y al ser un valor especial y único, debiendo ser respetada y
protegida por los congéneres y por el Estado, por ser el principal guardián y
garante de los mismos.

Dorn (2011). en su obra “Límite a la dignidad de las personas: límite a la


autonomía individual”, establece que la dignidad humana es uno de los
principios o valores éticos que ha recibido una consagración unánime tanto a
nivel de Derecho Internacional como en textos constitucionales, a lo que llama,
ética-pública, vinculante para los poderes públicos y la sociedad en general. La

28
Carta de Naciones Unidas, del 10 de diciembre de 1948, así como la
Declaración Universal de los Derechos Humanos, en su preámbulo, asignan a
la dignidad humana un papel importante en la construcción de un orden social
cohesionado, en torno a los valores de libertad, justicia y paz.

Se puede decir que dentro de la ética-pública de la dignidad humana se


encuentra el alcance internacional, compuestos por las convenciones y
tratados internacionales que obliga a los Estados y el alcance constitucional, el
cual forma parte de la legislación interna, obligando a cada Estado y a la
sociedad en general, a respetar y garantizar el respeto a la dignidad humana
de sus habitantes.

En ese mismo orden, Dorn reconoce la importancia al contenido ético –


público, ya que su positivización da lugar a una exigencia jurídica de respeto y
protección, de parte del poder público, que como garante del poder público
queda habilitado para ejercer su poder de policía imponiendo prohibiciones o
límites al ejercicio de los derechos y libertades personales, invocando la
protección del valor de la dignidad humana.

La dignidad humana transciende más allá de la existencia terrenal del ser


humano, en el sentido de que un niño antes de nacer se encuentra revestido de
dignidad, esto lo demuestra el hecho de que muchas legislaciones extranjeras
prohíben constitucionalmente el aborto; pero también, de igual forma, la
dignidad va más allá de los límites de la existencia humana, ya que trasciende
la muerte.

Para Dorn, “La muerte de un ser humano, es una perdida para la


humanidad, ya que desaparece además de un ente, un proyecto de vida, una
historia”, aunque que si bien desaparece un ente, no desaparece su proyecto
de vida, historia, honor y su pudor, aspectos que transcienden los linderos de la
vida humana y que deben ser respetados aun cuando su titular ya no pueda
exigirlos, responsabilidad que recaerá sobre su descendencia y sobre el
Estado.

29
2.6 Dignidad Humana y derecho a la vida.

La Constitución en su artículo 37 establece el primero y más importante de


los derechos fundamentales “el derecho a la vida”, el cual va desde el momento
de la concepción hasta la muerte, prohibiendo en su parte in fine, la pena de
muerte, los tratos crueles y degradantes.

El Estado es responsable de garantizar el respeto a la dignidad humana y


con ella los derechos fundamentales a los cuales tiene derecho todo ser
humano desde su nacimiento y durante su existencia. Al ser la vida un bien tan
preciado, nadie puede disponer de ella, ya que por ejemplo, ni con el
consentimiento de la mujer embarazada puede justificarse un aborto, lo que
evidencia el reconocimiento a la dignidad humana, desde el vientre materno.

La palabra dignidad humana se encuentra íntimamente relacionada con el


concepto de persona y del derecho a la vida, como lo señala López (2001) en
su obra “Libre desarrollo de la personalidad y derecho a la vida”, cuando
establece las principales posturas doctrinales a cerca del derecho a la vida, las
cuales son objeto de debates en el terreno normativo, porque responden a
cierta idea contrapuesta del mundo y de la posición de la persona.

Una de estas doctrinas se asienta en la realidad biológica, estableciendo que


hay un ser humano, un individuo humano desde que se produce la unión de los
dos gametos germinales y la otra, la interpreta con distintos fundamentos,
cuando dice que “no hay un hombre mientras el desarrollo embrionario no ha
llegado a un cierto punto, o bien, hasta que no exista la personalidad jurídica no
puede hablarse de un derecho a la vida.

López sostiene que si bien los conceptos jurídicos de persona y de derecho


a la vida son indispensables para que una determinada experiencia jurídica
proteja la vida humana con la intensidad que merece su dignidad, lo cierto es
que ellos son útiles para hacerlo cuando, como en la época que vivimos, tales

30
conceptos permiten justificar de un modo coherente y lógico dicha valoración y
protección.

Dentro de las convenciones, pactos y convenios que dentro de su contenido,


establecen el derecho a la vida, se puede mencionar: La Declaración Universal
de los Derechos Humanos, “Todo individuo tiene derecho a la vida…” (artículo
3); Convenio Europeo, para la protección de los derechos humanos y de las
libertades fundamentales “El derecho de toda persona a la vida es inherente a
la persona humana…”, (artículo 2); Pacto Internacional de los derechos civiles
y políticos “El derecho a la vida es inherente a la persona humana…”, (artículo
6-1); Convenio de la Unión Europea “Toda persona tiene derecho a la vida…”,
(artículos 2-1); Declaración Americana de derechos del hombre “Todo ser
humano tiene derecho a la vida…”, (artículo 15); Declaración Americana de los
Derechos del Hombre “Todo ser humano tiene derecho a la vida…”, (artículo
1), y finalmente, el Pacto de San José “Toda persona tiene derecho a que se
respete su vida, este derecho estará protegido por la ley y, en general, a partir
del momento de la concepción”.

Para, Moore y Pasaud, la vida o el desarrollo humano comienzan en la


fertilización, cuando el gameto masculino se une al gameto femenino para
formar una única célula llamada cigoto. Este nuevo ser humano es capaz de
dirigir su propio crecimiento y desarrollo, debido a que inmediatamente produce
proteínas y enzimas humanas.

Erazo (2011) en su artículo “La vida como derecho fundamental de las


personas” sostiene que el derecho a la vida es una de las garantías
constitucionales absolutas, el primer derecho, el más natural, por lo tanto, una
de las formas de garantizar este derecho es la debida penalización para
quienes intenten violentarlo.

Sostiene que del derecho a la vida depende la posibilidad de gozar y ejercer


los restantes derechos, que el derecho a la vida es el derecho a la propia
existencia, física y biológica, de las personas naturales; es un derecho
individual del que son titulares los seres humanos, derecho que está

31
reconocido por los principales instrumentos de derechos humanos y por el
Estado, por lo tanto, le competen a este, deberes legales e institucionales para
conseguir que el mismo sea efectivo.

Morales (2015), en su escrito “Irrenunciables e irrevocables: el derecho a la


vida y vivir con dignidad“, establece que según el filósofo Aristóteles la vida es
el máximo de los bienes y que su objetivo principal es la felicidad, por lo que
resulta de carácter irrefutable que el derecho a la vida, no solamente en la
concepción biológica, sino también, en el ámbito psíquico, social y ético, es
decir “vivir con dignidad”, es el bien jurídico jerárquicamente más importante
que debe proteger todo ordenamiento legal. El marco teórico de los Derechos
Humanos y la plataforma normativa constitucional vigente a nivel mundial,
convergen de forma irreversible e irrevocable en defender sin distinción alguna
a la persona en su dignidad humana, lo que implica fortalecer un proceso
humanista, solidario y multidimensional de cambio progresivo hacia niveles
significativos de calidad de vida, que involucre el disfrute pleno de todos los
derechos humanos… (P. Morales (2015, 4 de marzo). Diario la Nación, de
Venezuela. http://www.lanacion.com.ve/columnas/opinion/irrenunciables-e-
irrevocables-el-derecho-a-la-vida-y-vivir-con-dignidad/).

Se puede concluir que la vida humana inicia desde el momento de la


concepción, ya que desde el vientre materno existen derechos, por ejemplo: las
madres solteras, tiene derecho a recibir una pensión alimentaria mientras curse
un embarazo, por parte del padre de la criatura, en procura del buen desarrollo
intrauterino de ese niño o niña, como también, en muchos países está
penalizado el aborto.

El Estado está en la obligación de proporcionar las condiciones necesarias


para que la vida, pueda ser disfrutada de forma digna, desde el punto de vista
económico, social, moral y jurídico, estableciendo un régimen de
consecuencias para aquellos que osen transgredirlo. La vida es el bien más
preciado, y sin la cual es imposible el disfrute de los demás derechos
fundamentales, por lo tanto, la tortura, los tratos vejatorios e inhumanos, los
actos de barbarie, la esclavitud, son prohibidos, para que la dignidad humana

32
sea elevada a su dimensión más alta, siempre teniendo como base el respeto
al derecho a la vida.

2.7 La dignidad humana frente a los derechos de la persona-


lidad.

Existen diferencias elementales entre persona y personalidad.

“Persona es la denominación genérica que se da a todos los individuos de


la especie humana, iguales en naturaleza y dignidad”, como expresa Sánchez,
(2010), en su obra “Personas y Derechos de la Personalidad”; en tanto que
personalidad es “el conjunto de rasgos biológicos, sociológicos y psicológicos
que caracterizan a un sujeto y si le falta alguno de ellos no puede imaginarse
que exista”.

Desde la perspectiva filosófica y ética, se destacan cuatro elementos


definitorios de la personalidad, a saber: la autoconciencia, el autodominio, la
subjetividad y la responsabilidad moral. En el análisis sociológico, la
personalidad queda determinada por el conjunto de papeles o funciones que
desempeña el individuo dentro de la sociedad y, finalmente, biológicamente
cada persona luce características peculiares y es portador de un genotipo
único, pero con elementos comunes a sus congéneres.

Los derechos de la personalidad son aquellos que protegen a las personas


frente a otras y el Estado en un plano de igualdad; de ahí que Sánchez
entiende que los derechos de la personalidad, subjetivamente consisten en la
atribución o pretensión que a todas las personas corresponde de ser tenidos y
respetados como persona y como seres libres, mientras que objetivamente, es
el conjunto de condiciones necesarias para que se mantenga vivo ese carácter
en el ser humano, su condición superior y excelsa de ser racional.

La Declaración Universal de los Derechos Humanos, establece por primera


vez estos derechos de la personalidad, al expresar su artículo 12 que “Nadie

33
será objeto de injerencia arbitraria en su vida privada, su familia, su domicilio o
su correspondencia, ni de ataques a su honra o a su reputación. Toda persona
tiene derecho a la protección de la ley contra tales injerencias o ataques”.

La Constitución, en su artículo 43 reconoce el derecho al libre desarrollo de


la personalidad, al establecer que todas las personas disfrutaran de este
derecho, sin más limitaciones que las impuestas por el orden jurídico y los
derechos de los demás. Mientras que en su artículo 44 se encuentran
contenidos los derechos de la personalidad, como son: la no injerencia en la
vida privada, familiar, el domicilio y la correspondencia; derecho al honor, al
buen nombre y a la propia imagen.

Según estos textos legales “1) El hogar, el domicilio y todo recinto privado
de la persona son inviolables, salvo en los casos que sean ordenados, de
conformidad con la ley, por autoridad judicial competente o en caso de
flagrante delito”; además, de que “2) Toda persona tiene el derecho a acceder
a la información y a los datos que sobre ella o sus bienes reposen en los
registros oficiales o privados, así como conocer el destino y el uso que se haga
de los mismos, con las limitaciones fijadas por la ley. El tratamiento de los
datos e informaciones personales o sus bienes deberá hacerse respetando los
principios de calidad, licitud, lealtad, seguridad y finalidad. Podrá solicitar ante
la autoridad judicial competente la actualización, oposición al tratamiento,
rectificación o destrucción de aquellas informaciones que afecten
ilegítimamente sus derechos.

Este texto legal también comprende que “3) Se reconoce la inviolabilidad de


la correspondencia, documentos o mensajes privados en formatos físicos,
digital, electrónico o de todo otro tipo. Sólo podrán ser ocupados, interceptados
o registrados, por orden de una autoridad judicial competente, mediante
procedimientos legales en la sustanciación de asuntos que se ventilen en la
justicia y preservando el secreto de lo privado, que no guarde relación con el
correspondiente proceso. Es inviolable el secreto de la comunicación
telegráfica, telefónica, cablegráfica, electrónica, telemática o la establecida en
otro medio, salvo las autorizaciones otorgadas por juez o autoridad

34
competente, de conformidad con la ley” y 4) El manejo, uso o tratamiento de
datos e informaciones de carácter oficial que recaben las autoridades
encargadas de la prevención, persecución y castigo del crimen, sólo podrán
ser tratados o comunicados a los registros públicos, a partir de que haya
intervenido una apertura a juicio, de conformidad con la ley.

El cumplimiento de estos derechos de la personalidad permite la efectiva


garantía de la dignidad humana, ya que forman parte de ella. La positivización
constitucional del derecho al respeto de la intimidad de las personas, en todos
los aspectos de la vida privada, así como también, el respeto al honor, al buen
nombre y a la propia imagen, no tiene otro norte, más que garantizar la
inviolabilidad de dichos derechos frente a los particulares y el Estado, el cual en
ocasiones es el principal transgresor de los mismos.

2.8 Relación de la dignidad humana con otros principios cons-


titucionales y procesales.

Los principios constitucionales son aquellos preceptos que garantizan el


respeto a los derechos fundamentales, cuyo cumplimiento se impone a todos
los órganos estatales, limitando el poder ejercido por el Estado sobre sus
ciudadanos.

Algunos principios constitucionales son a la vez principios procesales, ya


que garantizan la Tutela Judicial Efectiva en un proceso penal. En lo adelante
serán analizados aquellos principios que más se relacionan con el principio de
la dignidad humana.

Principio de Supremacía de la Constitución:

Se encuentra contenido en el artículo 6 de nuestra Carta Magna, el cual en


su parte infine establece que “Son nulos de pleno derecho, toda ley, decreto,
resolución, reglamento o acto contrarios a esta Constitución”. La supremacía
de la Constitución garantiza el respeto a los cánones constitucionales. La

35
violación de este principio puede acarrear la violación a derechos
fundamentales y a la dignidad humana y al orden institucional. Este es el
principio que establece la jerarquía de la Constitución sobre las demás leyes.

Principio de igualdad de todos ante la Ley:

Este principio tiene como fin principal establecer la igualdad de las personas
ante la Ley, es decir, que la Ley se aplica a todas las personas, sin ningún tipo
de discriminación, por lo que tienen derecho a recibir el mismo trato de las
instituciones, así como también, gozar de los mismos derechos, libertades y
oportunidades.

El Estado es el encargado de promover el respeto a este importante


principio, por lo que está obligado a adoptar medidas para impedir la
discriminación, la marginalidad, la vulnerabilidad y la exclusión, como se extrae
del artículo 39 de la Carta Magna.

Principio de Legalidad:

Establece que los actos emanados de la autoridad pública son y deben ser
fundamentados en la Ley y dentro de sus atribuciones. Lo que se puede
traducir en que cualquier acto contrario a los preceptos legales, será
considerado como nulo, (artículo 73).

Principio de personalidad de la pena:

El artículo 40.14 de la Constitución, establece que “nadie puede ser


responsable penalmente por el hecho de otro”. El derecho penal recae sobre
una o varias personas imputadas de cometer un hecho delictivo, por lo que él o
los responsables deben ser individualizados, es decir, deben ser debidamente
identificadas, de modo que no exista duda sobre su identidad.

En el derecho penal, diferente al derecho civil, la responsabilidad recae


sobre el autor o autores del hecho y nunca sobre los familiares u otras

36
personas relacionadas a éstos, práctica que por mucho tiempo se ha heredado
regímenes dictatoriales.

Los artículos 40, 41 y 42 de la Constitución contienen otros principios que


intervienen directamente en el proceso penal, bajo el nombre de libertades y
seguridad personal, cuyo contenido va encaminado a la protección del bien
más preciado que tienen las personas después de la vida, la libertad y cuya
violación, en desconocimiento de los preceptos constitucionales, conllevan la
inmediata puesta en libertad de la persona afectada, por parte del órgano
jurisdiccional.

De estos textos legales se mencionan aquellos que guardan más relación


con el principio de la dignidad humana, a saber:

“Nadie podrá ser reducido a prisión o cohibido de su libertad sin orden


motivada y escrita de juez competente, salvo el caso de flagrante delito”;
es decir, ninguna autoridad podrá realizar el arresto de una persona, sin contar
con una orden de arresto, expedida por un Juez competente, a menos que el
arresto se haya efectuado en flagrante delito, es decir, mientras se cometía el
hecho delictivo o inmediatamente después de ser cometido. De no existir una
de estas dos circunstancias a la hora del arresto, el órgano jurisdiccional está
en la obligación de verificar la legalidad del arresto y de comprobar que fueron
violentados preceptos constitucionales por parte del órgano persecutor,
ordenará la libertad pura y simple del detenido.

“Toda persona privada de su libertad será sometida a la autoridad


judicial competente dentro de las cuarenta y ocho horas de su detención
o puesta en libertad. La autoridad judicial competente notificará al
interesado, dentro del mismo plazo, la decisión que al efecto se dictare”.
Toda persona detenida será presentada dentro del plazo establecido ante un
Juez competente y como Juez de las garantías, determinará la legalidad o no
del arresto de la persona.

37
“Las medidas de coerción, restrictivas de la libertad personal, tienen
carácter excepcional y su aplicación debe ser proporcional al peligro que
tratan de resguardar”, Aquí juega un papel muy importante el principio de
proporcionalidad, teniendo en cuenta que la libertad es la regla y la prisión es
excepción, por lo que a la hora de ser impuesta la medida de coerción
consistente en prisión preventiva, el Juez está llamado a verificar la gravedad
del daño cometido, la peligrosidad de la persona imputada, como también, el
peligro de fuga que pudiera existir, evitando que la medida impuesta se
convierta en una pena anticipada.

“Nadie es penalmente responsable por el hecho de otro”, ya se ha


hecho referencia a este principio de personalidad de la pena, en la primera
parte de este apartado.

Los preceptos legales mencionados, van encaminados a proteger derechos


fundamentales, inherentes al principio de dignidad humana, como el caso de la
libertad que posee toda persona, la cual no puede ser violentada por ningún
órgano o institución estatal y persona alguna. El Estado debe velar por que
nadie sea puesto bajo arresto en desconocimiento de los derechos y garantías
constitucionales que protegen a cada ciudadano.

Existen otros mandatos que no son consideradas principios, aunque en


esencia lo son ya que prohíben acciones que menoscaban la dignidad humana
de las personas, reduciéndolos a cosas, dentro de estos se pueden mencionar
los artículos 41 y 42 de la Carta Magna. El primero, prohíbe la esclavitud, la
servidumbre y la trata y tráfico de personas, acciones que lesionan en gran
manera la dignidad de las personas afectadas. El segundo, este establece el
respeto a la integridad física, psíquica y moral y a vivir sin violencia,
condenando, la tortura, los actos vejatorios, la violencia intrafamiliar, y los
experimentos y procedimientos sin contar con el consentimiento de la persona
y que no se ajusten a las normas científicas y bioéticas internacionalmente
reconocidas, tampoco a exámenes ni procedimientos médicos, poniendo como
única excepción, los casos en que se encuentre en peligro la vida de la
persona.

38
El Capítulo II de la Carta Magna tiene como título “Las garantías a los
derechos fundamentales”, dentro de los cuales se encuentran los principios
procesales que forman parte de la Tutela Judicial Efectiva y el Debido Proceso
de Ley (artículo 69).

39
Capítulo III
Protección de la Dignidad Humana en el Proceso Penal.

3.1 Protección legal de la dignidad humana.

El principio de dignidad humana se encuentra protegido por la Constitución


en su preámbulo y en los artículos 5, 7 y 8 y 38, además en el Código Procesal
Penal, modificado por la Ley 10-15, del 25 de marzo del año 2015, en sus
artículos 10 y 95 (al hablar de un trato digno) consignan la protección a la
dignidad humana. En lo adelante haremos referencia a estos artículos, al
abordar el próximo apartado, el cual trata sobre la “protección nacional de la
dignidad humana”.

3.1.1 Protección nacional.

La Constitución, en su preámbulo consagra la Dignidad Humana, como uno


de sus principios fundamentales, al establecer “…regidos por los valores
supremos y los principios fundamentales de la dignidad humana, la libertad, la
igualdad, el imperio de la ley, la justicia, la solidaridad, la convivencia fraterna,
el bienestar social, el equilibrio ecológico…” además en sus artículos 7 y 8,
establece que los cimientos del Estado Social y Democrático de la República
Dominicana, así como la función de este, es el respeto a la Dignidad Humana.
En este sentido, sostiene Cruz Taveras, en el marco de la citada entrevista,
que “tenemos una constitución dotada de derechos fundamentales,
encargados de velar y salvaguardar estos derechos. Así mismo, el código
penal dominicano se compone de una gama de artículos que protegen estos la
dignidad y los derechos fundamentales”.

El profesor González considera que “todos los instrumentos internacionales


y las leyes se enfocan en la efectividad y respeto de este derecho, lo que
entiendo es que en muchos casos su protección no es efectiva, por la forma de
aplicación que realizan las autoridades de cara al proceso penal (C. González,

40
experto en Derecho Constitucional y abogado del Tribunal Constitucional.
Comunicación personal, 03 de enero del año 2017)”.
La Constitución, prohíbe la esclavitud, la trata y tráfico de personas,
estableciendo como un derecho la integridad personal, la cual forma parte de la
dignidad humana, prohibiendo la tortura o procedimientos vejatorios que
impliquen la pérdida o disminución de la salud, o de la integridad física o
psíquica (artículos 41 y 42). El artículo 44 de la Carta Magna, va ligado al
principio de la dignidad humana, estableciendo el derecho a la intimidad y al
honor, al punto de establecer que toda autoridad o particular que los viole está
obligado a resarcirlos o repararlos conforme a la ley.

El artículo 68 de la Constitución garantiza el respeto a los derechos


fundamentales, al establecer que “La Constitución garantiza la efectividad de
los derechos fundamentales, a través de los mecanismos de tutela y
protección, que ofrecen a la persona la posibilidad de obtener la satisfacción de
sus derechos, frente a los sujetos obligados o deudores de los mismos. Los
derechos fundamentales vinculados a todos los poderes públicos, los cuales
deben garantizar su efectividad en los términos establecidos por la presente
Constitución y por la ley”.

En su artículo 69, hace referencia a la Tutela Judicial Efectiva y al Debido


Proceso de Ley, estableciendo derechos o garantías de los cuales debe gozar
toda persona sometida a un proceso penal.

El principio de la Dignidad humana garantiza que desde el inicio de un


proceso penal sea respetada la integridad física de un individuo la intimidad y
su honor, como se establece en el artículo 44 de la Carta Magna y dentro de
este renglón se encuentra la inviolabilidad del domicilio, estableciendo que solo
pueden ser limitados siempre y cuando medie una orden judicial.

Las personas tienen derecho a reclamar ante las autoridades competentes


la actualización, oposición al tratamiento, rectificación y la destrucción de todas
aquellas informaciones que reposan en registros oficiales y privados, que
afecten sus derechos, y con estos, su dignidad y su honor. Se Puede

41
mencionar el caso de los burós de créditos que contengan informaciones
erróneas o no actualizadas sobre datos personales y aquellos datos que han
sido consultados de forma ilegal, es decir, sin la autorización del usuario.
Además, aquellos casos de registros sobre comisión de infracciones penales,
popularmente llamados fichas, en los cuales exista un error respecto a la
persona imputada.

La correspondencia y el secreto de la comunicación, son inviolables y


debidos al avance la tecnología, no solo pueden ser físicos, sino documentos
electrónicos, digitales o de otro tipo, sin la previa autorización de un juez
competente. Del mismo modo, son inviolables la comunicación cablegráfica,
telefónica, telegráfica, electrónica, etc., para las cuales la ley procesal ha
establecido procedimientos y condiciones que se deben dar para la obtención
de dichas autorizaciones, en procura de evitar violaciones irreparables a la
intimidad y la dignidad de las personas sometidas a un proceso de
investigación penal.

El artículo 44 de la Constitución prohíbe la publicación de informaciones


oficiales, obtenidas por las autoridades, en el curso de una investigación penal,
hasta tanto medie sentencia definitiva.

La libertad de expresión y de información tiene límites. El artículo 49 de la


Constitución establece que este derecho será ejercido respetando el derecho al
honor, a la intimidad, la dignidad y la moral de las personas.

El Código Procesal Penal modificado por la Ley 10-15, del 25 de marzo del
2015, en su artículo 10 define la dignidad de la persona humana, como el
derecho que tiene una persona a que se respete su dignidad personal y su
integridad física, psíquica y moral, prohibiendo la tortura, los tratos crueles,
inhumanos o degradantes.

En su artículo 95, establece que desde el momento en que el Ministerio


Público solicite la aplicación de una medida de coerción o la realización de un
anticipo de prueba, el imputado debe recibir un trato digno, inclusive desde el

42
momento de su arresto, resultando ilegal aquellos métodos que entrañen
violencia o el uso excesivo y desproporcionado de la fuerza.
Otros de los derechos y garantías establecidas es el principio de “No auto
incriminación”, la cual está muy ligada al principio de la dignidad humana, ya
que nadie puede ser obligado a declarar contra sí mismo y mucho menos bajo
el empleo de malos tratos o métodos que constriñan su voluntad, sin perjuicio
de que ningún imputado puede ser presentado ante los medios de
comunicación de forma que dañe su reputación o lo exponga a peligro.

La Ley 224, sobre Régimen Penitenciario, del 13 de junio del año 1984, se
expresa en cuanto al uso del poder estatal en los centros de reclusión, al
prohibir en su artículo 5 la tortura, maltratos, vejaciones o humillaciones de
ninguna especie, estableciendo las sanciones a ser impuestas a todo miembro
del penal que incurra en estas violaciones a la dignidad humana, aspectos que
rigen lo concerniente a la permanencia de los internos en las cárceles del país
para evitar la violación de derechos fundamentales.

3.1.2 Protección internacional.

El primer instrumento internacional que usó el concepto de dignidad


humana fue la Carta de Naciones Unidas, de 1945, en cuyo preámbulo
establece que “…los pueblos de las Naciones Unidas resueltos a firmar la fe en
los derechos fundamentales del hombre, en la dignidad y el valor de la persona
humana, en la igualdad de derechos de hombres y mujeres y de las naciones
grandes y pequeñas…”. Lo que significa que la inclusión de la palabra dignidad
humana, constituyó un reconocimiento y respeto de los derechos inherentes al
ser humano.

Tres años más tarde se produjo la proclamación de la Declaración Universal


de los Derechos Humanos (DUDH), en el año 1948, la cual significó otro
reconocimiento de los derechos inherentes a los individuos como sujeto de
derecho y de su relación con el Estado.

43
La DUDH, en su preámbulo, recoge el concepto de la dignidad humana en
dos momentos, primeramente en su primer párrafo, al establecer que
“Considerando que la libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen por base
el reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los derechos iguales e
inalienables de todos los miembros de la familia humana” y en su párrafo quinto
expresa “Considerando que los pueblos de las Naciones Unidas han
reafirmado en la Carta su fe en los derechos fundamentales del hombre, en la
dignidad y el valor de la persona humana y en la igualdad de derechos de
hombres y mujeres, se han declarado resueltos a promover el progreso social y
a elevar el nivel de vida dentro de un concepto más amplio de la libertad”;
cuestiones que van unidas al artículo 1, el cual dispone que “Todos los seres
humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están
de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los
otros”.

Durante la Segunda Guerra Mundial fueron cometidos actos de barbarie


que marcaron significativamente a la sociedad, lo que motivo el surgimiento de
un mecanismo legal que pusiera fin a tantos atropellos y abusos contra los
individuos por parte del Estado, lo que se aprecia en el segundo considerando
de la DUDH, según el cual fueron cometidos actos de barbarie y ultrajantes
para la humanidad.

Dentro de estos actos de barbarie se pueden mencionar: la legalización del


racismo, las masacres de intelectuales, prácticas generalizadas de tortura,
exterminio de grupos completos, como los judíos, serbios, homosexuales, etc.

Años más tarde surge un instrumento legal de suma importancia para los
derechos humanos de los países latinoamericanos, llamado Convención
Americana de Derechos Humanos (CADH) o Pacto de San José, de la cual la
República Dominicana es signataria. Esta fue suscrita en San José, Costa
Rica, del 7-22 de noviembre del año 1969, en cuyo preámbulo se encuentran
contenidos los principios que motivan el surgimiento de la misma, como son:
consolidar en el continente un régimen de libertad personal y de justicia social,
fundado en el respeto de los derechos esenciales del hombre y reconoce que

44
los derechos esenciales del hombre no nacen del hecho de ser nacional de
determinados Estados, sino que tiene como fundamento los atributos de la
persona humana.
La Convención en su artículo 5 hace referencia al derecho a la integridad
personal, estableciendo el derecho que tienen las personas a que se respeto
su integridad física, psíquica y moral, prohibiendo la tortura y los tratos
inhumanos o degradantes, disponiendo que toda persona privada de libertad
será tratada con el respeto debido a la dignidad inherente al ser humano.

En sus artículos 6, 7 y 8 expresa que se prohíbe la esclavitud o la


servidumbre, así como también, la trata de esclavos y la trata de mujeres;
además, de lo relativo a la libertad personal y a las garantías judiciales,
contenidas en los artículos 68 y 69 de la Carta Magna, bajo el nombre de
garantías de derechos fundamentales, tutela judicial efectiva y debido proceso.

Otro instrumento internacional lo es el Pacto Internacional de los Derechos


Civiles y Políticos, adoptado y ratificado por la Asamblea General en fecha 16
de diciembre de 1966, cuya entrada en vigor ocurre el 23 de marzo de 1977, el
cual en su preámbulo considera que conforme a los principios enunciados en la
carta de Naciones Unidas, la libertad, la justicia y la paz en el mundo, tienen
por base el reconocimiento de la dignidad inherente a todos los miembros de la
familia humana y de sus derechos iguales e inalienables; reconociendo que
estos derechos se derivan de la dignidad inherente a la persona humana.

Reconoce el derecho a la vida, se prohíbe la tortura y los tratos degradantes


y se prohíbe de forma específica el sometimiento de una persona, sin su libre
consentimiento, a experimentos médicos o científicos que no se sujeten a las
reglas científicas.

En sus artículos 9 y 10 condena la detención o prisión arbitraria y se


establece el respeto a la dignidad de toda persona privada de su libertad,
disponiendo que las personas procesadas estén separadas de las personas
condenadas, como también que los menores de edad procesados estarán
separados de los adultos y llevados ante un tribunal especial, sin dejar de lado

45
el fin principal del régimen penitenciario, en el entendido de asegurar la reforma
y readaptación social de los penados, tal y como establece la Ley 224, sobre
Régimen Penitenciario.
Otro instrumento internacional es la Convención Internacional sobre la
Eliminación de todas las formas de la Discriminación Racial, del 21 de
diciembre del 1965, la cual hace referencia al concepto de dignidad, en su
preámbulo, específicamente en el primer y segundo párrafo, enlazada a la
Carta de Naciones Unidas y a la Declaración Universal de los Derechos
Humanos, respectivamente, en cuanto al concepto de dignidad.

Las Reglas Mínimas de las Naciones Unidas para el Tratamiento de los


Reclusos, del año 1955. La Regla 1- 5, trata sobre la dignidad inherente a los
reclusos como seres humanos, las cuales, obligan a los Estados a tratar a
todas las personas privada de su libertad con el debido respeto a su dignidad y
valor inherente al ser humano, prohibiendo toda forma de torturas y malos
tratos.

La Convención Interamericana, para Prevenir, Sancionar y Erradicar la


Violencia Contra la Mujer “Convención de Belém Do Pará”, del 9 de junio del
año 1994, en su preámbulo establece que la violencia hacia la mujer es una
ofensa a la dignidad humana y una manifestación de las relaciones de poder
históricamente desiguales entre mujeres y hombres. En sus artículos 4 y 6
consigna, entre otros derechos “…Derecho a que se respete su integridad
física, psíquica y moral; derecho a no ser sometida a tortura; derecho a que se
respete la dignidad inherente a su persona y que se proteja a su familia,
finalmente, ser libre de toda forma de discriminación “.

La Convención contra Tortura, del 27 de diciembre de 1985, la cual en su


preámbulo proclama que “los derechos iguales e inalienables de todos los
miembros de la familia humana, emanan de la dignidad inherente de la
persona humana”; y la Convención del Niño, del 6 de diciembre del 1989,
establece la dignidad intrínseca de todos los miembros de la familia humana y
hacer referencia al concepto de la dignidad humana.

46
Se debe hacer referencia a la Convención de las Naciones Unidas sobre
Diversidad Biológica, del 5 de junio de 1992, en cuyo preámbulo establece que
el reconocimiento de la diversidad genética de la humanidad no debe dar lugar
a ninguna interpretación de tipo social o político que cuestione la dignidad
intrínseca y los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la
familia humana, como también, a las dos conferencias sobre las Naciones
Unidas sobre Derechos Humanos (Teherán, del año 1968 y Viena, del año
1994, las cuales hacen referencia a la dignidad humana.

La proclamación de Teherán, en su párrafo II, exhorta a todos los Estados


partes a esforzarse aún más para que así puedan ofrecer a sus ciudadanos
una vida libre y digna; La Convención de Viena, reconoció en su preámbulo
que “todos los derechos humanos derivan de la dignidad inherente a la persona
humana y que esta es el sujeto esencial de los derechos humanos y de las
libertades fundamentales”. Dicha proclamación, en su Capitulo B, parte II,
establece las medidas a ser adoptadas por los Estados contra el racismo, los
derechos del niño, la condena de la tortura, la discriminación, la xenofobia, etc.

Brewer-Carias (2006) en la “Revista sobre la aplicación de los tratados


internacionales sobre derechos humanos en el orden interno de los países de
América Latina”, sostiene que una de las características más destacadas del
derecho de los derechos humanos en América Latina, es la progresiva
aplicación por los tribunales nacionales y en particular por los tribunales
constitucionales, de los instrumentos internacionales de derechos humanos a
los efectos de su protección en el orden interno. Establece que estas
declaraciones solo tienen carácter declarativo de los derechos humanos, en los
cuales solo se reconoce la existencia de los mismos, los cuales son
considerados en las constituciones y en los propios tratados internacionales
como derechos inherentes a la persona humana.

Weegan & Espinoza (s/f) en su obra “EL Derecho Internacional de los


Derechos Humanos y la Función Ministerial”, apuntan que a partir de la
proclamación de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, por parte
de la Asamblea General de Naciones Unidas, se produjo una

47
internacionalización de los mismos, ya que entre los años 1966 y 1976, se
aprobaron, adoptaron y entraron en vigor el Pacto Internacional derechos
Civiles y Políticos, el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y
Culturales, los cuales junto a la Declaración Universal de Derechos Humanos
conforman la Carta Internacional de los Derechos Humanos. Del mismo modo,
establecen que este proceso de especialización se ha concretado en
instrumentos como la Convención sobre los Derechos del Niño de 1989, la
Declaración de Naciones Unidas sobre la Eliminación de la Violencia contra la
Mujer de 1993, la Convención de Naciones Unidas contra la Tortura y otros
Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes de 1984 o el Protocolo de
Estambul, entre otros.

Sostiene el autor que los derechos humanos se derivan del reconocimiento


de la dignidad humana, la cual es inherente a cada uno y que es la misma para
todos los seres humanos. En la actualidad todas las personas están protegidas
por el derecho internacional de los derechos humanos, por lo que un individuo
en caso de sufrir una violación a estos derechos tiene la posibilidad de pedir
protección de organismos locales, regionales o internacionales, y demandar al
Estado que ha producido esa violación, siendo este sistema de protección de
los derechos humanos de carácter obligatorio para quienes se adhieren a él.

Destaca Weegan & Espinoza dos características que vuelven única la


Declaración Universal de los Derechos Humanos; la primera se refiere al
reconocimiento de la dignidad humana como sustento de todo orden y de todo
derecho, atribuyéndole igual dignidad a todos los seres humanos y; la segunda,
se refiere a su pretensión, ya que son proclamados los mismos derechos para
todas las personas, en todas partes del mundo, sin importar su raza, sexo,
condición social, capacidades, etc.

De igual modo, presta atención a aquellas características de los derechos


humanos que se desprenden de la dignidad humana, tales como:
universalidad, es decir, válidos para todo individuo y en todo lugar;
imprescriptibilidad, lo que significa que no se pierden con el paso del tiempo y
que una vez conquistado, permanece vigente; inalienabilidad, por lo que no

48
pueden ser quitados a nadie por ninguna persona, institución o gobierno, son
irrenunciables, por lo que nadie puede renunciar a ellos, ni de forma voluntaria
y por medio de la coacción; son intransferibles, pertenecen de forma exclusiva
a la persona, por lo que una persona no puede pasar sus derechos a otra,
deben ser asumidos por el propio sujeto para sí, y es responsabilidad del sujeto
exigir su complimiento; son integrales, ya que todos los derechos se consideran
integrados en un solo conjunto, de manera que cuando se viola una norma, se
puede hablar de una violación de derechos humanos en general; son
interdependientes, guardan una estrecha relación entre sí, por lo que en la
doctrina se llega a hablar de una constelación de derechos.

Otra consecuencia que se deriva del proceso de discusión de la DUDH es el


reconocimiento del individuo como sujeto de derechos humanos, ya que antes
solo los Estados eran sujeto de este derecho. Explica el autor que en la
actualidad todos estamos protegidos por el derecho internacional de los
derechos humanos y que todo individuo en caso de sufrir una violación a sus
derechos fundamentales tiene posibilidad de pedir la protección de organismos
locales, regionales e internacionales y demandar al Estado que ha producido
dicha violación.

El derecho internacional de los derechos humanos contiene una serie de


prohibiciones tajantes para los estados, así como también, un grupo de
principios positivos de protección para los individuos, que en conjunto dan
forma a lo que hoy se conoce como el “Estado de derecho”. Este sistema de
protección de los derechos humanos es de carácter obligatorio para quienes se
adhieren a él, y en ningún caso podrá ser potestativo.

Los operadores del sistema de justicia están obligados a tener un


conocimiento profundo del derecho internacional de los derechos humanos. El
Ministerio Público es el principal promotor y protector de este derecho y de los
instrumentos internacionales de protección de los mismos.

Finalmente, sostiene que entre los motivos que compelieron a la comunidad


internacional a organizarse en junio de 1945, bajo la forma de las Naciones

49
Unidas, estuvo el de “reafirmar la fe en los derechos fundamentales del
hombre, en la dignidad y el valor de la persona humana, en la igualdad de
derechos de hombres y mujeres y de las naciones grandes y pequeñas”. Desde
ese momento y hasta nuestros días, la dignidad humana ha sido invocada por
los más diversos instrumentos jurídicos, siendo el principal de ellos, la DUDH.

3.2 Protección jurisdiccional de la dignidad humana.

La Constitución Dominicana, del 26 de enero del año 2010, en su artículo


184 instituye el Tribunal Constitucional, el cual garantizará la supremacía de la
Constitución, la defensa del orden constitucional y la protección de los
derechos fundamentales, atribuye a sus decisiones un carácter de precedentes
vinculantes para todos los poderes públicos y los órganos del Estado.

Dentro de sus atribuciones se encuentran: 1) Las acciones directas de


inconstitucionalidad contra las leyes, decretos, reglamentos, resoluciones y
ordenanzas, a instancia del Presidente de la República, de una tercera parte
de los miembros del Senado o de la Cámara de Diputados y de cualquier
persona con interés legítimo y jurídicamente protegido; 2) El control preventivo
de los tratados internacionales antes de su ratificación por el órgano legislativo;
3) Los conflictos de competencia entre los poderes públicos, a instancia de uno
de sus titulares; 4) Cualquier otra materia que disponga la ley.

Rolla (2002). En su obra “El valor normativo del principio de la dignidad


humana: consideraciones en torno a las Constituciones Iberoamericanas”, es
de la opinión que una tutela orgánica de los derechos reconocidos y
garantizados necesita de la justicia constitucional, el cual es considerado como
el principal tribunal de los derechos y las libertades, citando a Cappelletti, quien
hiso referencia a la jurisdicción constitucional de las libertades. Hace referencia
a la importancia de las garantías, como condición indispensable para la
existencia de un derecho, afirma que no se puede hablar de derechos si las
posiciones subjetivas de la persona no se encuentran protegidas eficazmente.

50
Las competencias de los tribunales constitucionales por regla general se
clasifican en: 1) Control de Constitucionalidad normativa u orgánica; 2) Control
de constitucionalidad de conflictos de atribuciones y competencias; 3) Control
de constitucionalidad a través del amparo de derechos y garantías y 4) Otras
competencias residuales.

La ley 137-11, Orgánica del Tribunal Constitucional y de los Procedimientos


Constitucionales), del 15 de junio del año 2011, regula el funcionamiento de
dicho tribunal, los procedimientos constitucionales de naturaleza jurisdiccional,
define el Tribunal Constitucional como el órgano supremo de interpretación y
control de la constitucionalidad, el cual es autónomo de los poderes públicos y
de los demás órganos del Estado.

La referida ley define la justicia constitucional como la potestad que tiene el


Tribunal Constitucional y el Poder Judicial de pronunciarse en materia
constitucional, respecto a los asuntos de su competencia, para lo cual realiza
procesos y procedimientos jurisdiccionales que tienen como objetivo sancionar
las infracciones constitucionales, garantizando la supremacía, integridad y
eficacia del orden constitucional, su adecuada interpretación y la protección
efectiva de los derechos fundamentales, dentro de los que se encuentra la
dignidad humana (artículo 5).

Dentro de los principios rectores que rigen el sistema de justicia


constitucional, el Principio de Efectividad guarda estrecha relación con el
presente apartado, el mismo resume la responsabilidad del juez y del órgano
jurisdiccional, de garantizar la efectiva aplicación de las normas
constitucionales y de los derechos fundamentales frente a los sujetos obligados
o deudores de los mismos, respetando siempre las garantías mínimas del
debido proceso. Del mismo modo, les obliga a utilizar los medios más idóneos
y adecuados a las necesidades concretas de protección frente a cada cuestión
planteada.

El control de constitucionalidad es un mecanismo procesal que persigue


hacer funcional la jerarquía de la Constitución como norma suprema. El Control

51
de la constitucionalidad permite a los tribunales el control y regulación de la
norma jurídica, respecto a toda ley, decreto, reglamento o acto de los poderes
públicos, se que provengan del poder legislativo, ejecutivo, judicial o de
particulares.

La República Dominicana cuenta con un control de constitucionalidad mixto,


compuesto por el control difuso y el control concentrado.

La Ley 137-11, Orgánica del Tribunal Constitucional y de los Procedimientos


Constitucionales, en su artículo 51, define el control difuso de
constitucionalidad, al establecer que todo juez o tribunal del Poder Judicial, el
cual este apoderado del fondo de un asunto, ante el cual se alegue como
medio de defensa la inconstitucionalidad de una ley, decreto, reglamento o
acto, tiene competencia y está en el deber de examinar, ponderar y decidir la
excepción planteada como cuestión previa al resto del caso.

Según Acosta (2010) en su obra “El control de constitucionalidad como


garantía de la supremacía de la Constitución”, el control difuso fue
sistematizado y desarrollado en los Estados Unidos de Norteamérica y lo
puede ejercer cualquier juez del sistema de justicia, contrario a lo que ocurre en
el sistema concentrado, en el cual se reserva dicha facultad a un único órgano.

El ejercicio de esta técnica se hace en un caso concreto y en relación a una


norma que es invocada en el mismo, por lo que la norma que se inaplica debe
tener relevancia para el caso, el autor Quiroga León, afirma que …”el único
escenario válido en el que el juzgador ordinario abre su facultad constitucional
de juzgar la inconstitucionalidad de una ley será su confrontación, en un caso
concreto, con los bienes jurídicos tutelados materia de una real controversia
judicial, solo en tanto y en cuanto esa ley entre necesariamente al examen en
su aplicación concreta, real y tangible.”

El profesor Acosta sostiene que este control se ejerce vía incidente y como
medio de defensa, en la medida que quien invoca la inconstitucionalidad es la
parte en perjuicio de la cual se pretende aplicar la norma de que se trate y que

52
el efecto de la sentencia que se dicta es relativo y como consecuencia la norma
impugnada no sale del sistema.
Añade el autor que queda evidenciado que el juez ordinario ante quien se
invoca la inconstitucionalidad, además de tener la obligación de resolver el
caso principal debe dar respuesta al aspecto constitucional, citando nueva vez
a Quiroga León, quien sostuvo que el sistema difuso de control de
constitucionalidad ha sido diseñado “para hacer del Juez ordinario un doble
juez, por un lado un juez ordinario y original de la causa que sea materia de su
validad competencia y por el otro, juez constitucional que ex oficio deberá ser
guardián de la constitucionalidad de la leyes que sean materia de su valido
conocimiento y para que después no pueda alegar que el sistema no le
permitió hacer uso adecuado de este sistema o modelo”.

En cuanto a la legitimación del control difuso explica que no presenta


mayores complicaciones ya que la inaplicación de la norma puede invocarla
cualquiera de las partes que intervienen en el proceso, independientemente de
la calidad que tenga.

Se entiende que al ser la dignidad humana un principio constitucional, los


jueces antes del conocimiento de una medida de coerción, incluso, de la
audiencia preliminar o del fondo del un proceso, están obligados a decidir,
previa solicitud de partes o de oficio, si ha existido violación a dicho principio,
cuya verificación se impone ante cualquier otro pedimento, asumiendo el
juzgador un papel de juez de las garantías, subsanando la violación a dicho
principio.

La protección jurisdiccional de la dignidad humana no solo es solicitada ante


el juez de amparo, sino que en cualquier etapa del proceso se puede invocar la
violación a derechos fundamentales y de la dignidad humana, estando el juez
en la obligación de decidir ante dicho pedimento, previo a cualquier otra
cuestión planteada.

El Control Concentrado, también llamado austriaco o europeo, fue la obra de


Hans Kelsen y tiene vigencia en toda Europa Continental y en el Continente

53
Americano, el control de constitucionalidad se atribuye, de manera exclusiva, al
Tribunal Constitucional ya que como regla general, los tribunales ordinarios
están inhabilitados para inaplicar o anular una ley inconstitucional.

Pellerano (1998), sobre el control concentrado de inconstitucionalidad


establece que “puede ser ejercido contra cualquier clase de ley, ya que se
entienda en su noción material o su noción formal, con la única condición que
se haya cumplido con el formalismo constitucional que complementa su
eficacia, esto es, una promulgación”.

Sobre el carácter vinculante de las sentencias dictadas por el Tribunal


Constitucional, el profesor Acosta sostiene que este es un tema relevante, por
el hecho de que está en juego el respeto de la supremacía de la Constitución,
cuyo principal defensor es el Tribunal Constitucional. El reconocimiento del
carácter vinculante implica que los poderes públicos no pueden incorporar la
norma anulada y los jueces deben interpretar el derecho siguiendo las
directrices trazadas por dicho tribunal.

El profesor hace referencia a Fuente Balle, quien entiende que en materia de


interpretación no tiene sentido la distinción entre la interpretación jurisdiccional
anglosajona y la continental, en el sentido de que en la primera crea norma,
mientras que la segunda no. Cuando el Tribunal Constitucional estima una
acción en inconstitucionalidad crea norma negativa y cuando dicta una
sentencia interpretativa crea una norma positiva.

Concluye el autor que el carácter vinculante de las sentencias


constitucionales no pueden admitir discusión, toda vez que toda norma se
caracteriza por ser general y de cumplimiento obligatorio.

El artículo 53 de la citada Ley establece lo relativo a la Revisión


Constitucional de Decisiones Jurisdiccionales, este artículo da esta facultad al
Tribunal Constitucional, el cual tendrá que revisar las decisiones
jurisdiccionales que hayan adquirido la autoridad de la cosa irrevocablemente

54
juzgada, con posterioridad al 26 de enero del 2010, estableciendo los casos en
que procederá dicha revisión:
1) Cuando la decisión declare inaplicable por inconstitucional una ley, decreto,
reglamento, resolución u ordenanza.
2) Cuando la decisión viole un precedente del Tribunal Constitucional .
3) Cuando se haya producido una violación de un derecho fundamental,
siempre que concurran y se cumplan todos y cada uno de los siguientes
requisitos: a) Que el derecho fundamental vulnerado se haya invocado
formalmente en el proceso, tan pronto quien invoque la violación haya tomado
conocimiento de la misma. b) Que se hayan agotado todos los recursos
disponibles dentro de la vía jurisdiccional correspondiente y que la violación no
haya sido subsanada. c) Que la violación al derecho fundamental sea
imputable de modo inmediato y directo a una acción u omisión del órgano
jurisdiccional, con independencia de los hechos que dieron lugar al proceso en
que dicha violación se produjo, los cuales el Tribunal Constitucional no podrá
revisar.

La admisión de solicitud en revisión de decisiones jurisdiccionales por las


causas previstas en el numeral 3 queda a discreción de los jueces del tribunal
constitucional, cuando en razón de su especial trascendencia o relevancia
constitucional, su contenido justifique un examen y una decisión sobre el
asunto.

Otra vía, cuya principal función es la protección de derechos fundamentales,


la constituye la Acción Amparo.

El 25 de diciembre del 1977, mediante Resolución Num.739, el Congreso


incorporo al derecho positivo la Convención Americana de Derechos Humanos,
la cual en su artículo 25 establece que “Toda persona tiene derecho a un
recurso sencillo y rápido o a cualquier otro recurso efectivo ante jueces o
tribunales competentes, que la ampare contra actos que violen sus derechos
fundamentales reconocidos por la Constitución, la lay o la presente
convención, aun cuando tal violación sea cometida por personas que actúen en
ejercicio de sus funciones oficiales.”

55
El profesor Arias (s/f), durante el seminario sobre “Régimen Legal y
Perspectiva del Derecho de la Competencia en R.D.”, define el amparo como el
mecanismo llamado a proteger los derechos fundamentales, exceptuando el
derecho a la libertad (el cual es protegido mediante la figura del Habeas
Corpus), sea que provengan de la Constitución, los tratados internacionales o
las leyes. De igual modo, define la acción de amparo como la facultad de todo
individuo de reclamar la protección de sus derechos fundamentales en justicia.

Considera que la acción de amparo constituye un excelente muro de


contención para que las personas con investidura oficial y el Estado comiencen
a ajustar sus actos y actuaciones a la protección de los derechos
fundamentales.

El artículo 72 de la Constitución establece que la acción de amparo es para


reclamar ante los tribunales, la protección inmediata de derechos
fundamentales, no protegidos por el Habeas Corpus.

La Ley 137-11, da potestad al Tribunal Constitucional, por mandato del


artículo 53 de la Carta Magna, de revisar las decisiones jurisdiccionales que
haya adquirido la autoridad de cosa irrevocablemente juzgada, con
posterioridad al 26 de enero del 2016, siempre que se den las siguientes
circunstancias: a) que el derecho fundamental vulnerado se haya invocado
formalmente en el proceso, tan pronto quien invoque la violación haya tomado
conocimiento de la misma b) Que hayan agotado todos los recursos
disponibles dentro de la vía jurisdiccional correspondiente y que la violación no
haya sido subsanada y c) Que la violación del derecho fundamental sea
imputable a modo inmediato y directo a una acción u omisión del órgano
jurisdiccional, con independencia de los hechos que dieron lugar al proceso en
que dicha violación se produjo, los cuales el Tribunal Constitucional no podrá
revisar.

56
El Tribunal Constitucional tendrá la discrecionalidad de agotar este recurso
en razón de su especial trascendencia o relevancia constitucional se justifique
una revisión sobre el asunto planteado.

El artículo 94 de la misma Ley establece que todas las sentencias emitidas


por el Juez de amparo pueden ser recurridas en revisión ante el Tribunal
Constitucional en la forma y bajo las condiciones establecidas en esta ley. Esta
resolución prescribirá las medidas necesarias para la pronta y completa
restauración del derecho fundamental conculcado al reclamante o para hacer
cesar la amenaza a su pleno goce y disfrute.

Otra acción que está llamada a restituir el derecho fundamental de la


libertad, cuando este ha sido conculcado, es la acción de Habeas Corpus,
establecida constitucionalmente. Mediante esta acción toda persona privada de
su libertad o amenazada de serlo, de manera ilegal, arbitraria o irrazonable,
tiene derecho a interponer dicha acción ante un juez o tribunal competente,
para que conozca y decida de forma sencilla, efectiva, rápida y sumaria, la
legalidad de la privación o amenaza de su libertad.

Como se observa, la dignidad humana forma parte de los Derechos


Fundamentales y, por lo tanto, los procedimientos y acciones antes descritas,
ya sean provenientes de los tribunales ordinarios o del Tribunal Constitucional
están llamadas a resguardar este principio, el cual constantemente es
vulnerado tanto por las autoridades, durante la detención o arresto de una
persona imputada de la comisión de un hecho delictivo como por los
particulares.

3.3 Protección Institucional de la Dignidad Humana.

La protección institucional de la dignidad humana, descansa principalmente


en tres instituciones públicas: Policía Nacional, Ministerio Público y Defensor
del Pueblo.

57
La Policía Nacional.

Estrella (2012). En su tesis de grado “Derecho a la Dignidad Humana,


análisis a la actuación policial en la fase de investigación en la provincia Santo
Domingo, años 2009 y 2010 “, establece que la policía tuvo su origen en el
Imperio Romano, dos siglos A.C., siendo el primero que utilizara a la policía
como mecanismo de protección y custodia del templo de cere, lugar donde
reposan los archivos del Estado y se encontraba la ley creadora del Tribunado.
Esta función fue ejercida por un cuerpo de ediles, que constituyo el primer
cuerpo defensivo de la sociedad, contra las extralimitaciones de la ciudadanía.

En la edad Media la sociedad estaba representada por los señores feudales


y los esclavos; los primeros, organizaron patrullas que recorrían sus dominios
para mantener el orden y apresar a cualquier intruso. Posteriormente, con el
surgimiento de los Estados modernos los reyes y los nobles organizaron tropas
destinadas a la vigilancia policiaca, pero no para las personas, sino para
proteger los intereses de la corona y de los gentiles hombres, lo que
representaba crímenes políticos, venganzas personales, robos y despojo.

La Policía Nacional Dominicana surge en 1936, mediante decreto No.1523,


del 2 de marzo, bajo el nombre de Policía Nacional, Noveno Sistema Policial,
cuya misión es mantener el orden, la tranquilidad pública, la seguridad de las
personas y de la propiedad, la prevención de las infracciones, la persecución y
aprehensión de los delincuentes, desmantelando la llamada Policía Municipal.

Dentro de los factores que incidieron para su creación se encuentran: factor


económico, debido a la incapacidad de los Ayuntamientos Municipales para el
mantenimiento de la Policía Municipal; factor social, debido al crecimiento
poblacional para esa época y, factor político, debido a la ambición desmedida
de perpetrarse en el poder del tirano Rafael Leónidas Trujillo Molina.

El artículo 255 de la Constitución del año 2010, establece que una de las
misiones de la Policía Nacional será “el perseguir e investigar las infracciones

58
penales, bajo la dirección legal de la autoridad competente, la cual se
sobreentiende es el Ministerio Público.

La Policía Nacional Dominicana en numeradas ocasiones ha actuado de


espaldas a la misión y visión para la cual fue creada, ya que constantemente se
producen violaciones a los derechos fundamentales de los ciudadanos a los
cuales están llamados a proteger, con la excusa de un perfil sospechoso y los
alegados intercambios de disparos, bajo los cuales han dado muerte a muchos
jóvenes, en comunidades pobres y marginadas de nuestro país.

Existe una realidad que no se puede obviar, y es el hecho de los bajos


salarios que perciben los miembros de dicha institución, acompañado de las
irregularidades que se dan a lo interno de la misma, en ocasiones, se convierte
en una especie de atenuante, ante la comisión de faltas cometidas por los
policías en el ejercicio de sus funciones. Ante esta y otras muchas
problemáticas, fue iniciado un proceso de reforma integral de la Policía
Nacional, la cual vendría a derogar la Ley 96-04, del 28 de enero del año 2004.

Dicho proceso ha culminado con la promulgación de la nueva Ley orgánica,


por parte del Poder Ejecutivo, la Ley 590-16, del 15 de julio del 2016, viene a
transformar de forma sustancial una institución, cuyo esquema, históricamente
ha estado vinculado al trujillismo rampante, que aún impera en diversos
sectores de la sociedad.

La nueva ley orgánica de la Policía Nacional, en su considerando tercero,


establece que: “constituye una prioridad del Estado Dominicano construir un
clima de seguridad ciudadana, mediante la conformación de una Policía
Nacional profesionalizada, eficiente y eficaz, al servicio de la ciudadanía para
prevención del delito y la violencia, con pleno respeto a los principios
democráticos y a los derechos humanos” y como se aprecia, existe el interés
de sensibilizar y humanizar a los agentes de la Policía Nacional, para que en lo
adelante actúen apegados al respeto de los derechos fundamentales de las
personas.

59
En su considerando octavo impone sistemas de control interno que
garanticen el cumplimiento del deber policial, bajo el cumplimiento de cinco
principios, como son: de transparencia, idoneidad, lealtad, así como el respeto
al poder civil y a la ciudadanía.
Esta ley tiene por objeto establecer y regular la organización,
funcionamiento y los principios fundamentales de la actuación de la Policía
Nacional, los derechos, deberes, el estatuto de carrera, de la seguridad social y
el régimen disciplinario de sus miembros, así se expresa el artículo 1 de la
referida ley orgánica.

El artículo 14 de la Ley 590-16, contiene los principios que deben guiar


todas y cada una de las actuaciones de los miembros de la Policía Nacional,
respetando la dignidad humana, en el sentido de que la Policía Nacional debe
respetar y proteger la vida y la dignidad de las personas, defendiendo los
derechos humanos, sin discriminar y absteniéndose de infringir torturas, tratos
crueles o degradantes.

El apartado 1 y 2, del artículo 5, establece que la Policía Nacional tiene


como misión, proteger la vida, la integridad física, y la seguridad de las
personas; garantizando el libre ejercicio de los derechos fundamentales. Es
evidente la inclinación de esta nueva ley orgánica hacia el respeto de la
dignidad humana y los derechos fundamentales de las personas sometidas a
la acción de la justicia.

A partir de la nueva reforma, el Consejo Superior Policial ahora estará


integrado por 8 miembros, el Ministro de Interior y Policía y el Procurador
General de la República (artículo 15). Conforme a los artículos 22 y 23 de la
aprobada ley, el Jefe de la Policía Nacional, recibirá el nombre de Director
General de la Policía Nacional. En su artículo 44 crea el Instituto Policial de
Educación, el cual tiene a su cargo el diseño, planificación, ejecución,
supervisión, control y actualización de las políticas y programas de estudio en
las diferentes áreas de la institución.

60
Deja establecida la carrera policial, la cual se basa en los criterios de
profesionalidad, eficacia, objetividad, igualdad de oportunidades, antigüedad,
méritos, legalidad, ética y capacidad. Las promociones estarán basadas en el
reconocimiento y mérito de sus miembros y que los policías serán ingresados
al Sistema de Seguridad Social (Ley 87-01) y al Senasa, siéndole prohibido
prestar servicios particulares a personas físicas o morales.

En su sección III, específicamente el artículo 55, la ley regula el uso de la


fuerza, estableciendo el momento y las circunstancias en que un agente policial
hará uso de ella y que aun haciendo uso de la misma, se establecen las
condiciones en que debe hacerlo. El acápite 4 del referido artículo, establece
que al hacer uso de la fuerza, los agentes reducirán al mínimo los daños y las
lesiones, respetando y protegiendo la vida humana.

El artículo anterior es de vital importancia en el tema que nos ocupa, ya que


a todo lo largo de la Ley 590-16, se puede apreciar un interés marcado en
preservar la integridad física de las personas, lo que también se traduce en el
respeto a la dignidad de los ciudadanos.

Hay sectores que están en desacuerdo con la nueva ley policial, ya que
según estos, la ley entra en conflicto con preceptos constitucionales, se
entiende que si el Estado se compromete con determinación a ponerla en
ejecución, se reducirán de forma gradual, muchos de los males que han
impedido la ejecución de una verdadera política criminal en la República
Dominicana, en la cual la Policía Nacional juega un papel fundamental.

Ministerio Público

La Constitución da un giro trascendental a la figura del Ministerio Público


como institución, dotándola de autonomía funcional, administrativa y
presupuestaria. En su artículo 169 lo define como “el órgano del sistema de
justicia, responsable de la formulación e implementación de la política del
Estado contra la criminalidad, dirige la investigación penal y ejerce la acción
pública en representación de la sociedad”.

61
Establece cinco principios bajo los cuales los miembros del Ministerio
Público ejercerán sus funciones: principios de legalidad, objetividad, unidad de
actuaciones, jerarquía, indivisibilidad y responsabilidad, más adelante, a estos
principios se unirán otros igual de importantes, establecidos en la Ley 133-11,
Ley Orgánica del Ministerio Publico.

El Presidente de la República tendrá la responsabilidad de nombrar al


Procurador General de la República y a la mitad de sus procuradores adjuntos.
En el año 2011 fue promulgada la Ley 133-1, Ley Orgánica del Ministerio
Público, la cual rige todo el funcionamiento y regula la función de este
importante órgano del Estado.

Dentro de sus atribuciones se encuentran velar porque todo imputado sea


instruido de sus derechos para garantizar el efectivo cumplimiento de las
normas del debido proceso y el respeto de la dignidad humana, sin
discriminación alguna, como lo expresa Cruz Taveras, al establecer que “es
necesario que los órganos investigadores establezcan protocolos que nos
permitan evaluar su desempeño en cada una de las fases, tomando como
principio la legalidad, la búsqueda de la verdad y la imparcialidad generada de
un servicio profesional”.

Se puede observar que la función del Ministerio Publico no es solo


perseguir e investigar los hechos punibles, sino que su función debe ser
realizada con pleno respeto a la dignidad humana de la persona investigada y
sometida a un proceso penal. De no actuar apegado a la Constitución, a los
tratados y convenciones internacionales, a las leyes internas, así como
también, al debido proceso, los jueces estarán en la obligación de tutelar esos
derechos fundamentales conculcados, lo que afectara los intereses de las
víctimas y de la sociedad en general.

Otra función del Ministerio Público contenida en la Ley 133-11, es la


vigilancia permanente a los cuarteles y destacamentos policiales, recintos
militares o de cualquier otra agencia de investigación o seguridad destinados al

62
arresto de personas, en los centros penitenciarios y correccionales, los
institutos de reeducación para menores y cualquiera otros recintos destinados a
la detención de personas, sean respetados los derechos fundamentales y
vigilar las condiciones en que estos se encuentren recluidos.
Siempre ha sido un tema de debate el determinar cuál es el límite de la
actuación policial y cuándo empieza la del fiscal, por lo que la ley vino a
resolver esta interrogante al establecer que la dirección funcional de la
investigación pertenece al Ministerio Público, quien velará porque los agentes
policiales no cometan excesos ni violación al principio de la dignidad humana
durante el cumplimiento de su deber.

El Defensor del Pueblo.

La figura del Defensor del Pueblo ha sido creada mediante la Ley 90-01, el
primero de febrero del año 2001, la cual tiene como principal objetivo la
protección de los ciudadanos ante las actuaciones inadecuadas u omisiones
provenientes de los organismos e instituciones de la Administración Pública,
empresas centralizadas, descentralizadas, autónomas, como de personas
naturales o jurídicas, que sean prestadores de servicio público, según se
expresa en uno de sus considerandos.

El Defensor del Pueblo será electo por el Senado de la República mediante


ternas, actúa como una autoridad independiente y neutral. El artículo 2
establece como objetivo esencial del Defensor del Pueblo la salvaguarda de
las prerrogativas constitucionales de los ciudadanos, ya sean personales o
colectivas, ante eventuales violaciones cometidas por empleados de la
administración pública.

Dicho funcionario tendrá las prerrogativas y facultades de iniciar cualquier


investigación, ya sea de oficio o a solicitud de parte que conduzcan a
esclarecer actos u omisiones provenientes del sector público o de aquellas que
no sean públicas pero que presten servicios públicos. Tendrá jurisdicción en
todo el territorio nacional y su cede en el Distrito Nacional. A pesar de que este
funcionario tiene potestad para recibir denuncias, no tiene facultad para

63
modificar o anular actos de la administración, solo podrá sugerir cambios en los
criterios que ha servido de base para modificarlos o aplicarlos (artículo 14).

El Defensor del Pueblo podrá investigar actos administrativos opuestos a la


ley y reglamentos; acciones u omisiones arbitrarias, injustas, irrazonables,
ofensivas y discriminatorias por partes de entes de la Administración Pública y
sobre acciones realizadas de forma erróneas.

3.4 Derechos y garantías de las partes en el proceso penal.

El sistema procesal penal dominicano está compuesto por un conjunto de


derechos y garantías constitucionalmente establecidas, cuyo propósito principal
es asegurar a las partes el mantenimiento de la seguridad jurídica y el equilibrio
entre la verdad material y los derechos fundamentales, así como el
establecimiento de los limites necesarios al poder punitivo Estatal.

Se debe tener en cuenta que no solo deben ser respetados los derechos y
garantías del imputado en el proceso penal, también los derechos de las
víctimas, quienes en ocasiones resultan afectadas producto del cumplimiento
estricto de algunas garantías procesales.

La Constitución en su artículo 40 establece un catálogo de derechos,


destinados a proteger la libertad y seguridad personal de los individuos, desde
el mismo momento en que estos son investigados por la comisión de un hecho
delictivo.

Estos derechos tienen la misión de poner límites al poder estatal, el cual en


ocasiones es abusivo y avasallante, evitando la violación a derechos
fundamentales y principalmente al principio de la dignidad humana. Dentro de
esos derechos y garantías están:

1. Nadie podrá ser reducido a prisión o cohibido de su libertad sin orden


motivada y escrita de juez competente, salvo el caso de flagrante delito;

64
2. Toda autoridad que ejecute medidas privativas de libertad está obligada a
identificarse;
3. Toda persona, al momento de su detención, será informada de sus
derechos;
4. Toda persona detenida tiene derecho a comunicarse de inmediato con sus
familiares, abogado o persona de su confianza, quienes tienen el derecho a ser
informados del lugar donde se encuentra la persona detenida y de los motivos
de la detención;
5. Toda persona privada de su libertad será sometida a la autoridad judicial
competente dentro de las cuarenta y ocho horas de su detención o puesta en
libertad. La autoridad judicial competente notificará al interesado, dentro del
mismo plazo, la decisión que al efecto se dictare;
6. Toda persona privada de su libertad, sin causa o sin las formalidades
legales o fuera de los casos previstos por las leyes, será puesta de inmediato
en libertad a requerimiento suyo o de cualquier persona;
7. Toda persona debe ser liberada una vez cumplida la pena impuesta o
dictada una orden de libertad por la autoridad competente;
8. Nadie puede ser sometido a medidas de coerción sino por su propio hecho;
9. Las medidas de coerción, restrictivas de la libertad personal, tienen carácter
excepcional y su aplicación debe ser proporcional al peligro que tratan de
resguardar;
10. No se establecerá el apremio corporal por deuda que no provenga de
infracción a las leyes penales;
11.) Toda persona que tenga bajo su guarda a un detenido está obligada a
presentarlo tan pronto se lo requiera la autoridad competente;
12. Queda terminantemente prohibido el traslado de cualquier detenido de un
establecimiento carcelario a otro lugar sin orden escrita y motivada de
autoridad competente;
13. Nadie puede ser condenado o sancionado por acciones u omisiones que
en el momento de producirse no constituyan infracción penal o administrativa;
14. Nadie es penalmente responsable por el hecho de otro;
15. A nadie se le puede obligar a hacer lo que la ley no manda ni impedírsele
lo que la ley no prohíbe. La ley es igual para todos: sólo puede ordenar lo que

65
es justo y útil para la comunidad y no puede prohibir más que lo que le
perjudica;
16. Las penas privativas de libertad y las medidas de seguridad estarán
orientadas hacia la reeducación y reinserción social de la persona condenada y
no podrán consistir en trabajos forzados;
17. En el ejercicio de la potestad sancionadora establecida por las leyes, la
Administración Pública no podrá imponer sanciones que de forma directa o
subsidiaria impliquen privación de libertad.

En el caso del primero de estos derechos el legislador tuvo la intención de


garantizar la libertad personal, no permitiendo que el órgano persecutor sea
quien decida privar a un individuo de uno de los derechos más preciados,
después de la vida, por lo que delegó este poder de decisión a un órgano
imparcial, el cual hará las veces de árbitro y cuya función principal es garantizar
el respeto a los derechos fundamentales, a la libertad personal y al principio de
dignidad humana de toda persona sometida a un proceso penal.

El derecho número 5, que establece el plazo de las 48 horas para que un


individuo sea presentado ante la autoridad judicial, mediante el conocimiento
de una medida de coerción, establecida en el artículo 226 del Código Procesal
Penal, este órgano decidirá si existen méritos suficientes para que esta
persona sea mantenida en prisión y si existe la posibilidad de imponer otra
medida menos gravosa o en su defecto ordenar la libertad pura y simple,
limitando o si se quiere, supervisando las actuaciones del órgano investigador.

En relación a los derechos 13 y 15, están directamente relacionados al


principio de legalidad de las leyes, para que se pueda condenar por la comisión
de un delito, debe existir una ley positiva que lo tipifique y a la vez establezca
las sanciones a ser impuestas, todo con anterioridad a la comisión del mismo.
Solo de esta forma podrá ser exigible el respeto a una determinada norma.

Nuestra Carta Magna, en su artículo 68, estable los derechos que


garantizan el respeto a los derechos fundamentales, los cuales no son más que
mecanismos de tutela y protección frente a los sujetos obligados, es decir, a las

66
instituciones y órganos del Estado, llamados a respetar y proteger estos
derechos, garantizando la efectividad de los mismos, así como el conjunto de
garantías, cuyo único objetivo es garantizar una real tutela judicial y el debido
proceso a las partes.

El Código Procesal Penal, contempla el principio de igualdad ante ley,


estableciendo que las personas son iguales ante la ley, delegando en los
jueces y en el Ministerio Público la facultad de verificar las condiciones
particulares de las personas y del caso.

El artículo 27 del Código Procesal Penal, expresa el principio de igualdad


entre imputado y víctima, en el sentido de que la víctima tiene derecho a
contar con una representación legal asumida por el Estado, en los casos en
que sus recursos económicos no le permitan asumir una representación legal
privada, teniendo el derecho de intervenir y ser informada de los resultados del
proceso.

Se considera víctimas:
1. A la persona ofendida directamente por el hecho punible;
2. Al cónyuge o unido consensualmente, hijo o padre biológico o adoptivo,
parientes dentro de tercer grado de consanguinidad o segundo de afinidad, a
los herederos, en los hechos punibles y cuyo resultado sea la muerte
directamente de la persona ofendida, o una imposibilidad física de ejercer
directamente la acción;
3. A los socios, asociados o miembros, respecto de los hechos punibles que
afectan a una persona jurídica, cometidos por quienes la dirigen, administran o
controlan”.

Sin perjuicio de las disposiciones constitucionales y convencionales, los


derechos de la víctima en el proceso se encuentran claramente establecidos en
el artículo 84 del Código Procesal Penal.

1. Recibir un trato digno y respetuoso;


2. Ser respetada en su intimidad;

67
3. Recibir la protección para su seguridad y la de sus familiares;
4. Intervenir en el procedimiento, conforme a lo establecido en este código;
5. Recurrir todos los actos que den por terminado el proceso;
6. Ser informada de los resultados del procedimiento y del proceso;
7. Ser escuchada antes de cada decisión que implique la extinción o
suspensión de la acción penal, aunque ella no lo solicite;
8. Recibir asistencia técnica legal gratuita, en caso de insolvencia económica,
de conformidad con la ley;
9. A presentar el acto conclusivo que considere pertinente, luego de
constituirse en querellante, en los casos de instancias privadas, no obstante el
ministerio público reitere el archivo.

Las partes deben litigar con lealtad, absteniéndose de proponer medidas


dilatorias, meramente formales y de abusar de la facultades que Código
Procesal Penal les reconoce (artículo 134), lo que implica que en el Ministerio
Público y los jueces descansa la responsabilidad de intervenir ante cualquier
acción que implique la intención manifiesta de dilatar el proceso y de violentar
los derechos que le asisten a cada una de las partes, ejerciendo una real tutela
judicial.

Estas prácticas dilatorias provienen en la mayoría de los casos de la parte


imputada, quienes amparados en el garantismo procesal hacen todo lo posible
por extender el proceso y lograr el cansancio o el desinterés de la víctima y, en
la mayoría de los casos, la extinción del plazo máximo de duración del proceso,
el cual es de cuatro años.

3.5 La dignidad humana como uno de los principios del pro-


ceso penal.

El principio de dignidad humana se encuentra constitucionalmente


establecido en el artículos 38 y 74 de la Carta Magna, siendo un derecho
sagrado, innato e inviolable y su respeto y protección constituye una
responsabilidad de los poderes públicos.

68
El Código Procesal Penal al establecer que toda persona tiene derecho a
que se respete su dignidad personal y su integridad física, psíquica y moral
está indicando que no puede ser sometido a torturas ni a tratos crueles,
inhumanos y degradantes. Durante el proceso penal deben ser respetados
todos los derechos fundamentales y en especial la dignidad humana de las
personas imputadas, debido a que es la persona sobre quien recae todo el
peso de la autoridad estatal.

El Ministerio Público debe velar porque a las personas imputadas y a las


victimas les sean respetados sus derechos fundamentales, evitando las
violaciones y los excesos, como también el empleo de la fuerza, ya que de esto
dependerá que el proceso pueda superar las etapas establecidas en el Código
Procesal Penal.

El derecho a la integridad personal establecido en la Constitución se


encuentra directamente relacionado a la dignidad humana, ya que exige el
respeto a la integridad física, psíquica, moral y a vivir sin violencia. El Ministerio
Publico debe ser abanderado del respeto al principio de la dignidad humana, no
solo durante el tiempo en que los imputados y victimas permanecen bajo su
dominio, sino también, que debe verificar las condiciones en que se produjo un
determinado arresto, es decir, si durante la ejecución del mismo, incluso
después, se violentaron derechos fundamentales.

3.6 Tensión entre el principio de dignidad humana y la tutela


judicial efectiva.

El respeto a la dignidad humana es el fin último de muchos de los derechos


fundamentales constitucionalmente establecidos, cuya tutela y protección se
apoya en las llamadas garantías constitucionales y procesales que garantizan
el respeto de estos derechos frente al Estado y frente a los particulares.

Se puede establecer que la tutela judicial efectiva consiste en la protección


jurisdiccional de los derechos fundamentales, cuyo objetivo primordial es

69
impedir la intervención del Estado en la vida de los ciudadanos, más allá de los
límites impuestos por la Constitución y las leyes, como lo señala Cruz Taveras,
cuando sostiene que “las ultimas legislaciones han conminado a los jueces a
enfocarse en la garantía de la dignidad de las personas en cada uno de los
proceso. Reconociendo la capacitación exigida para los jueces de carrera”.

Sacoto (2007), en su Tesis titulada “Tutela Judicial Efectiva: la


independencia del Juez”, hace un razonamiento acerca del papel del Juez
como principal garante de los derechos fundamentales, al establecer que el
Juez en el Estado Democrático realiza contrapeso con otros poderes, la tutela
efectiva busca restablecer el derecho lesionado, reparar daños ocasionados
por particulares y los órganos estatales, requiere total independencia interna,
sin jerarquía vertical y externa, no depender de ningún otro poder, retirando el
Poder político del Poder judicial, agrega que el Juez debe obrar dejando la
política propia del ser humano y poniendo en ellos los valores de dignidad
humana, debe luchar contra la corrupción y defender la democracia y seguridad
jurídica del Estado.

La Convención Americana de Derechos Humanos, en su artículo 8,


consagra las garantías procesales de las cuales se beneficia todo ciudadano
sometido a un proceso penal y que garantizan el debido proceso de ley y el
respeto a los derechos fundamentales. Los Jueces tienen el deber de observar
permanentemente el cumplimiento y respeto de estas garantías por parte del
Estado a través de sus órganos de investigación.

La Carta Magna, en su artículo 69, consagra estas mismas garantías


procesales, encaminadas al respeto de los derechos fundamentales de los
imputados, los cuales detallamos a continuación:

1. El derecho a una justicia accesible, oportuna y gratuita


2. Derecho a ser oída, dentro de un plazo razonable y por una jurisdicción
competente, independiente e imparcial, establecida con anterioridad por
la ley,

70
3. El derecho a que se presuma su inocencia y a ser tratada como tal,
mientras no se haya declarado su culpabilidad por sentencia irrevocable,
4. El derecho a un juicio público, oral y contradictorio, en plena igualdad y
con respeto al derecho de defensa.
5. Ninguna persona puede ser juzgada dos veces por la misma causa,
6. Nadie podrá ser obligada a declarar contra sí mismo,
7. Ninguna persona podrá ser juzgada sino conforme a leyes preexistentes
al acto que se le imputa ante un juez o tribunal competente y con
observancia de la plenitud de las formalidades propias de cada juicio,
8. Es nula toda prueba obtenida en violación a la ley;
9. Toda sentencia puede ser recurrida de conformidad con la ley. El
tribunal superior no podrá agravar la sanción impuesta cuando solo la
persona condenada recurra la sentencia;
10. Las normas del debido proceso se aplicarán a toda clase de actuaciones
judiciales y administrativas.

La Ley 10-15, que modifica al Código Procesal Penal, materializa y amplía


muchas de estas garantías constitucionales, estableciendo la forma y los
plazos en que serán ejecutadas, muchas de las cuales son utilizadas como
tecnicismos legales para dilatar los procesos. Como ejemplo de estos derechos
procesales, dentro de los que se pueden mencionar: el artículo 101 del Código
Procesal Penal, modificado por la Ley 10-15, en cuanto a los efectos de la
rebeldía, debido a que si bien la rebeldía no suspende el procedimiento
preparatorio, una vez presentada la acusación, no permite la celebración de la
audiencia preliminar, sin detrimento de las pretensiones civiles, las cuales
pueden ser interpuestas ante la jurisdicción civil, sin la posibilidad de accionar
civilmente ante el mismo tribunal, una vez levantada la rebeldía. El proceso se
suspende hasta tanto es presentado forzosa o voluntariamente el imputado.

Los artículos 111 y 113 en cuanto al derecho de elección y designación de


un defensor por parte del imputado, si bien es cierto que el imputado tiene el
derecho irrenunciable a hacerse defender por un abogado de su elección, cuya
designación está exenta de toda formalidad, no es menos cierto que este
derecho históricamente ha sido utilizado como tecnicismo legal para dilatar los

71
procesos, en el ejercicio de la tutela judicial efectiva, el juez debe tener un
papel proactivo, en cuanto a detectar y evitar la dilación de los procesos,
aplicado lo consignado en el artículo 134 que establece la lealtad procesal,
aplicando las sanciones de lugar.

El ejercicio de la tutela judicial efectiva de los derechos fundamentales no


puede convertirse en excusas procesales para la afectación de los derechos y
principio de igualdad entre las partes, bien es cierto que sobre la figura del
imputado recae todo el peso estatal, no menos cierto es que sobre la víctima
recae el daño provocado por el hecho delictivo, quien en ocasiones no cuenta
con los recursos económicos y los medios para permanecer activa en un
proceso.

La tutela judicial efectiva no consiste únicamente en velar porque se


respeten los derechos fundamentales de los imputados en los procesos, sino
también, en promover una justicia real y oportuna, en la cual no solo se dicte
una absolución o condena, sino que se logre el resarcimiento del daño
provocado en un tiempo razonable, lo que se traducirá en la pronta
restauración de la paz social.

Expresa Montano (1997) que”...Sin embargo, es desde el punto de vista de


las víctimas donde debe reivindicarse una importancia creciente de la
intervención penal para tutelar la dignidad humana. Esto coincide con la
evolución que lleva en la actualidad a profundizar los estudios de victimología
para hacer que el Derecho Penal también se ocupe de ellas”; a lo que se añade
que si bien el objeto del Derecho Penal es el mantenimiento de la paz pública
para permitir la convivencia en sociedad, esta no será posible si no hay
confianza en un sistema jurídico justo, por lo que no puede concebirse un
ordenamiento justo en el cual no se tomen en cuenta los derechos de quienes
resultan perjudicados por las transgresiones al mismo.

72
Capítulo IV
Factores que Inciden en la Protección de la Dignidad
Humana en el Proceso Penal

4.1 Principales factores en el sistema de protección de la


dignidad humana.
El sistema de protección de la dignidad humana en la República
Dominicana comprende un conjunto de organismos e instituciones públicas y
privadas, creados con el fin de garantizar el debido proceso de ley y una real y
efectiva tutela judicial a todas las partes envueltas en una investigación y/o en
un proceso penal.

Dentro de las instituciones que intervienen en los procesos con el fin de


resguardar la seguridad y la dignidad humana de las partes, especialmente de
las víctimas, sus familiares y testigos, por ser la parte afectada y
razonablemente vulnerable, podemos mencionar: Ministerio Público; Poder
Judicial; Unidad de Protección a Víctimas y Testigos; Centro de Asistencia a
Sobrevivientes de Violencia (estos dos últimos creados por la Procuraduría
General de la República); Ministerio de la Mujer (dando asistencia legal,
psicológica y económica a las víctimas), entre otras instituciones que deben
velar por el respeto de la dignidad humana a todas las partes envueltas en un
proceso penal.

Se debe resaltar el hecho de que el respeto a la dignidad humana de los


imputados se encuentra más que resguardado por la Constitución y por el
Código Procesal Penal, mientras que la víctima fue relegada a un segundo
plano, lo que traía como consecuencia la vulneración al principio de igualdad
de las partes, violaciones a sus derechos, el desgaste y posterior desistimiento
de esta.

El Estado está en la obligación de proteger la dignidad de las partes en todo


proceso, evitando con esto, victimizar o revictimizar a la parte que ha recibido

73
el daño, así como también, la vulneración de las garantías y derechos
fundamentales a los imputados.

4.1.1 Efectividad legal.

El sistema de protección a la dignidad humana en la República Dominicana


históricamente estuvo enfocado solo a la protección de la dignidad y las
garantías procesales de los imputados, pero hoy en día, tal y como ha quedado
demostrado, tanto la Constitución como nuestra Normativa Procesal Penal se
han preocupado y ocupado en proteger los derechos de las víctimas.

La Declaración sobre los Principios Fundamentales de Justicia para las


Víctimas de Delito y Abuso de Poder, define el concepto víctima como “…a las
personas que, individual o colectivamente, haya sufrido daños, inclusive
lesiones físicas y mentales, sufrimiento emocional, perdida financiera o
menoscabo sustancial de los derechos fundamentales, como consecuencia de
acciones que violen la legislación penal vigente en los estados-miembros,
incluida la que proscribe el abuso de poder”.

Esta Declaración establece en su artículo 4 que “… las víctimas serán


tratadas con compasión y respeto a su dignidad. Tendrá derecho al acceso de
los mecanismos de la justicia y una pronta reparación del daño que haya
sufrido, según lo dispuesto por la legislación nacional.”

Al respecto, la profesora Veras Almánzar, en su ensayo “Protección de la


víctima-testigo de violencia de género e intrafamiliar en el proceso penal”,
afirma que la noción de víctima abarca aspectos físicos, psicológicos,
económicos. También establece que la victimización se da cuando existe
violación, sea por acciones y omisiones que constituyen vulneración de los
derechos y garantías de los ciudadanos, por los administradores de justicia.

Añade que esta definición incluye a los familiares o personas que tengan
relación inmediata con la víctima directa y a las personas que hayan sufrido

74
daño al intervenir para asistir a la víctima en peligro o para prevenir la
victimización.

Los casos en los cuales se produce más vulneración a la dignidad de la


víctima y de sus familiares y allegados, son los casos de violencia de género e
intrafamiliar, definido por la ley dominicana como “…Todo patrón de conducta
doméstica o intrafamiliar mediante el empleo de fuerza física o violencia
sicológica, verbal, intimidación o persecución, contra uno o varios miembros de
la familia o contra cualquier persona que mantenga una relación de
convivencia contra el conyugue, exconyugue, conviviente, exconviviente o
pareja consensual o contra la persona con quien haya procreado un hijo o hija
para causarle daño…”

Las víctimas, en la mayoría de los casos tienen la doble condición de


víctima- testigo y tendrá la difícil misión de testificar en contra de su pareja o
expareja, pudiendo verse aún más afectada en su dignidad, no solo ella, sino
también su círculo familiar. En estos casos, el Ministerio Público debe hacer
todo el esfuerzo posible para evitar que estas víctimas, sus familiares y testigos
no sean revictimizados y/o amenazados en su dignidad o integridad física y
psicológica.

Existen otros delitos en los cuales la dignidad de las víctimas se ve afectada


desde la misma comisión del delito, como también, durante el proceso penal
que de él se derive, por ejemplo, las víctimas del delito de Tráfico Ilícito de
Migrantes y Trata de Personas, tipificado en la Ley 137-03, del 07 de agosto
del año 2003, en este tipo de delito, a las víctimas, la cuales en su mayoría son
mujeres o menores de edad, se les vulnera la dignidad humana, al someterlas
a un trato cruel, degradante, prostitución, secuestro, entre otras.

Existe una responsabilidad del Estado, a través del Órgano Persecutor, en


el resarcimiento del daño causado a estas víctimas, como también, en la
protección de su dignidad humana (intimidad, pudor, buen nombre) durante el
proceso de investigación y sometimiento de los infractores; tal como lo exige el
artículo 27 del Código Procesal Penal, en el entendido de que contribuye en

75
cuanto a la tutela de los derechos de las víctimas, obligando a los actores del
sistema a respetar dichos derechos.

4.1.2. Rol ineficiente de los jueces y persecutores.

Para Escandón (2006) dentro del nuevo sistema penal acusatorio los jueces
son los garantes y responsables de inspeccionar que las actuaciones que se
realicen dentro del proceso de investigación por parte de la policía y de la
fiscalía, y que puedan afectar derechos de las partes investigadas, se lleven a
cabo dentro del marco de la legalidad, ejerciendo así la función de Juez de las
garantías.

El Juez es la máxima autoridad en el proceso penal y asume un papel


activo desde el inicio del proceso ya que interviene en la etapa previa al juicio
para resguardar derechos fundamentales de los imputados y de las víctimas.

El fiscal debe pedir autorización al juez de las garantías para realizar


acciones que mermen los derechos del imputado, como son: arrestar, allanar,
intervenir comunicaciones, etc., sin perjuicio de que la defensa del imputado
tiene el mismo derecho a acudir ante el juez control cuando se presenten
acciones que limiten el derecho a una adecuada defensa, o cuando se
desconozcan sus derechos fundamentales.

Dentro de las funciones del juez de las garantías se encuentran: asegurar


los derechos de las partes en el proceso; dirigir las audiencias que procedan;
dictar sentencia en el procedimiento abreviado y conocer y fallar las faltas
penales de conformidad con el procedimiento contenido en la ley procesal
penal.

En la República Dominicana el juez podría actuar de oficio ante la violación


a un derecho fundamental o garantía procesal, como ejemplo podemos citar:
un imputado que se encuentre en estado de indefensión debido a una
representación técnica deficiente, como también, declarando inconstitucional

76
un artículo que violente en un determinado momento una garantía procesal,
como seria, el de igualdad procesal entre las partes.

La actividad jurisdiccional se encuentra regulada por lo establecido en la


Constitución, en su artículo 149, el cual en su Párrafo I, establece que “La
función judicial consiste en administrar justicia para decidir sobre los conflictos
entre personas físicas o morales, en derecho privado o público, en todo tipo de
procesos, juzgando y haciendo ejecutar lo juzgado. Su ejercicio corresponde a
los tribunales y juzgados determinados por la ley…”

El Juez es quien ejerce la policía de la audiencia, por lo tanto, dirige el


proceso, llevando a cabo una real tutela judicial, en la cual se cumpla al pie de
la letra el debido proceso de ley, lo que se traducirá en un proceso blindado y
en una sentencia cuyas posibilidades de ser anulada por un tribunal de alzada
a través de un recurso de apelación, sea cero.

Escandón, (2006), hace referencia a las características exigibles a la figura


del Juez y que incluyen atributos que reflejan actitudes, valores, virtudes y
capacidades, tales como:

a) Imparcialidad: Constituye una de las características fundamentales que


se reclama a los jueces, dentro de los nuevos modelos procesales,
porque ella garantiza la seguridad jurídica del derecho de las partes en
conflicto.
b) Independencia: Esta no solo constituye una situación excepcional y de
privilegio del Juez, sino también, un derecho del ciudadano que debe ser
garantizado. El nuevo Juez debe ser independiente en relación a las
partes dentro de los límites de una controversia que enfrenta derechos
de sus respectivos titulares e independiente de los otros poderes, es
decir, no dependiente del Poder Ejecutivo, ni del Poder Legislativo.
c) Idoneidad: Esta guarda una estrecha relación con los atributos
personales y técnicos, como son: conducta intachable y honorable,
dignidad de vida, vocación de servicio, humanismo, justicia, prudencia,

77
responsabilidad, actualización permanente, experiencia profesional,
investigación constante, etc.
d) Objetividad y libertad decisoria: Esta cualidad hace referencia a la
actitud del Juez frente a influencias diversas del Derecho, provenientes
de sí mismo, de consensos y presiones sociales, políticas y del poder,
así como las que derivan del impacto e influencia de los medios de
comunicación.

En cuanto al rol ineficiente del órgano persecutor se debe establecer que


tanto el órgano policial, como el Ministerio Público, deben ser los principales
interesados en someter ante los tribunales un caso en el cual se haya dado
cumplimiento estricto a los preceptos constitucionales y a las leyes, en cuanto
al respeto de los derechos fundamentales y las garantías procesales de las
personas imputadas, de lo contrario, las consecuencias que se deriven de
estas violaciones de derechos, afectaran no solo los intereses de las víctimas,
sino de la sociedad en general.

Inmediatamente un imputado es puesto en libertad por el órgano


jurisdiccional, debido a la violación de estos derechos fundamentales y/o
garantías procesales, se cierra la posibilidad de un arresto posterior por este
mismo hecho, aunque el proceso de investigación continua sin violarse el
principio non bis in ídem ó nadie podrá ser juzgado dos veces por un mismo
hecho.

Otra función importante del órgano persecutor es dar protección a las


víctimas y testigos de un proceso, cuando la integridad física y la dignidad de
estos se vean amenazados. De igual modo deben ser diligentes y estar alerta
ante las tácticas dilatorias ejercidas por la defensa en procura de extender el
proceso y así lograr el desgaste y desinterés de las víctimas.

Las consecuencias negativas resultantes del ejercicio ineficiente del órgano


persecutor y de la función del juez, provocaría resultados nefastos en lo que
concierne al respeto de los derechos fundamentales de los imputados, como
también, los derechos reconocidos a las víctimas, los cuales se verían

78
afectados ante un garantismo desmedido a favor de los imputados, que traiga
como consecuencia la vulneración de sus derechos.

4.1.3 Auxilio a las partes durante las etapas del proceso penal.

El Estado está en la obligación de proveer a las partes envueltas en un


proceso penal los recursos institucionales y económicos mínimos
indispensables que le permitan contar con la asistencia legal efectiva y
garantista; a la víctima, a fin de mantener interés en su proceso y la tutela
efectiva de sus derechos; y al Ministerio Público para que pueda llevar a cabo
una investigación seria y objetiva como también, el Estado debe ofrecer
soporte de otras instituciones estatales, en cuanto al suministro de información
y apoyo logístico, a fin de lograr una condena ejemplar, la cual beneficiará no
solo a la víctima, sino también, a la sociedad en general.

El profesor Gonzales, establece que “El constituyente del 2010 estableció la


dignidad humana como el fundamento del estado social y democrático de
derecho, así lo establece el artículo 7 de la Norma Suprema, por ende, todas
las actuaciones del estado deben siempre estar encaminada en el respecto de
la misma, de lo que se infiere que las persecuciones penales del Estado deben
ser hecha siempre con respeto a la dignidad humana”

Una muestra fehaciente del auxilio formal que el Estado presta a las
víctimas es el catálogo de derechos, consignados a esta en el artículo 84 del
Código Procesal Penal, cuyo cumplimiento recae sobre el Ministerio Público y
el Poder Judicial.

Para la Covencion Americana de Derechos Humanos la víctima de un delito


tiene “el derecho de obtener del Estado una investigación judicial… que se
realice seriamente y con los medios a su alcance…a fin de identificar a los
responsables… e imponerle las sanciones pertinentes.”

Una de las causas que más causan el desistimiento y desinterés de las


victimas es el tema de los recursos económico ya que en ocasiones son

79
escasos y no pueden sostener el costo que les representa un proceso penal
con sus diferentes etapas, por lo que optan por llegar a acuerdos con la parte
imputada, o simplemente desistir del proceso.

Desde la etapa inicial de proceso penal, en lo referente a la figura del


imputado, el Estado debe tener presente que su misión no es solo levantar su
dedo acusador, sino también, proveerles una defensa pública eficiente y, de ser
necesario, toma las medida pertinentes para brindarle seguridad a sus
familiares, en los casos en que éstos se encuentren amenazados.

Este auxilio a las partes asume una connotación diferente en los casos de
violencia intrafamiliar, para los cuales el Estado cuenta con tres Casas de
Acogida para albergar a las mujeres víctimas y a sus hijos menores de edad,
cuando la vida de estos esté peligro. En estos casos el Estado también cuenta
con soporte psicológico para la mujer maltratada y su agresor, en los casos en
que procedan.

En casos más extremos, en los cuales una de las partes haya muerto en
manos de la otra o hayan muerto ambas partes, de no existir un familiar
cercano que asuma la guarda y custodia de los hijos menores de edad, el
Estado está en la obligación de asumir esos menores de edad, ubicándolos en
un albergue y brindándoles protección, educación, alimentos y seguimiento
psicológico.

Otra responsabilidad del Estado es proteger la intimidad, el honor y la


dignidad de las partes envueltas en un proceso penal, tal lo establece el
artículo 44 de la Constitución cuando consigna que “Se garantiza el respeto y
la no injerencia en la vida privada, familiar, el domicilio y la correspondencia del
individuo. Se reconoce el derecho al honor, al buen nombre y a la propia ima-
gen. Toda autoridad o particular que los viole está obligado a resarcirlos o
repararlos conforme a la ley”.

La vida privada solo puede ser del conocimiento de terceros en los casos en
que la persona lo consienta, o en los casos en que sea ordenado por un juez;

80
de lo contrario, toda injerencia en la esfera privada de una persona carecerá de
legalidad y será considerada como una violación a su dignidad humana.

La profesora Sosa Pérez, en la Constitución Comentada, al referirse al


artículo 44 establece que “El Estado está en la obligación de tutelar los
derechos a la personalidad, los cuales están integrados por el derecho a la
intimidad, el derecho al honor, al buen nombre y a la imagen de las personas.
Estos derechos son considerados como irrenunciables, inalienables e
imprescriptibles. Estos derechos implican una calidad mínima de vida, la
existencia de un espacio propio y reservado frente a las acciones de
conocimiento de los demás. Estos derechos constituyen los bienes de la
personalidad que pertenecen al ámbito de la vida privada de las personas
(Sosa. R (3ra. Edición de La Constitución Comentada, Fundación
Institucionalidad y Justicia (FINJUS), julio del año 2012)”.

4.1.4. Protección de la víctima y del imputado como testigos.

La profesora Veras Almánzar define el testigo como aquella persona física


que es capaz de aportar al escenario judicial información relativa al caso de
que se trate. Esta información bien pudo haber sido obtenida directamente a
través de sus sentidos o de indirectamente en forma de referencia.

La declaración del imputado es un medio de defensa que le permite ejercer


su derecho de ser oído frente a la acusación existente y de introducir
información que se considere pertinente para su defensa. El artículo 69.6 de
nuestra Carta Magna asigna un rango constitucional a la declaración del
imputado, al establecer que nadie podrá ser obligado a declarar contra sí
mismo.

Para Santana (s/f), la declaración del imputado reviste una importancia


procesal tal, que pudiera afectar los intereses más preciados del hombre como
son el honor, la moral, la consideración, la familia, la libertad, el patrimonio y la
seguridad pública de la sociedad Dominicana.

81
El artículo13 del Código Procesal Penal, establece el principio de No
autoincriminación, en el sentido de que “Nadie puede ser obligado a declarar
contra sí mismo y todo imputado tiene derecho a guardar silencio. El ejercicio
de este derecho no puede ser considerado como una admisión de los hechos o
indicio de culpabilidad ni puede ser valorado en su contra”.

Inmediatamente es iniciada una investigación, el imputado podrá asumir


tres posibilidades procesales, relativo a lo que declare o no sobre los hechos:
a) abstenerse a declarar; b) rechazar los cargos y c) aceptar la comisión del
hecho delictivo. El hecho de que el imputado decida permanecer en silencio, no
le representa ningún tipo de perjuicio, ya que no podría ser punible de auto-
encubrimiento, sino más bien, es interpretado como una autodefensa.

Sostiene el referido autor que el Ministerio Público carece de mecanismos


institucionales para obligar al imputado investigado a declarar todo cuanto sepa
sobre el hecho objeto de investigación, añadiendo que, el investigado habla si
quiere y sobre lo que quiere o se acoge al derecho de permanecer callado, por
lo que entiende, que actualmente la sociedad Dominicana esta desprotegida y
no se vislumbra una adecuada solución al problema.

El artículo 69.2 de la Constitución establece el derecho que tiene toda


persona a ser oída, dentro de un plazo razonable y por una jurisdicción
competente, independiente e imparcial, establecida con anterioridad por la ley.
Expresa Tena (2006), cuando sostiene que siendo la declaración del imputado
una facultad y no un deber, como es el caso de los testigos, no tiene el deber
de coadyuvar en la investigación de la verdad de la acusación, sino que
prestará su declaración como un mero objeto en el proceso, sino más bien
como sujeto procesal con las mismas facultades formales que el acusador para
indagar en procura de la verdad.

Sostiene que en ciertas infracciones, por su naturaleza especial, la víctima


deberá ser ofertada en calidad de testigo, siendo en esos casos el único o
principal medio de prueba para el establecimiento de una acusación, como

82
ejemplo de estos supuestos se encuentran los casos de violación, atraco y
violencia contra la mujer e intrafamiliar.

La normativa procesal penal no limita ni excluye la participación de la


víctima como testigo por el hecho de ser parte interesada o porque por hecho
de que podría carecer de objetividad debido a que todo aquel que tenga
conocimiento de un hecho puede ser testigo.

El Código Procesal Penal, en su artículo 70, establece el principio de


libertad probatoria o de no taxatividad de la prueba, en el sentido de que “…
Los hechos punibles y sus circunstancias pueden ser acreditados, mediante
cualquier medio de prueba permitido, salvo prohibición expresa.”

La problemática mayor que se presenta es en los casos de violencia de


género e intrafamiliar, ya que estos hechos afectan desde el punto de vista
sicológico a las víctimas. Estas víctimas se ven expuestas constantemente a
amenazas, intimidación y chantaje emocional, como también la falta de
protección a la que se ven expuestas ante la manipulación y chantaje de su
agresor. Ante estos supuestos el Ministerio Público debe tomar en cuenta que
no es el testigo más idóneo para sustentar su acusación.

En ambos casos, tanto en lo que respecta a la declaración del imputado,


como al testimonio de la víctima-testigo, el Estado juega un papel primordial en
cuanto a la protección no solo de estas personas, sino también de sus
familiares.

Se entiende que debido a que el testimonio o declaración de los imputados


no es considerada como prueba, sino como un medio de defensa, la doctrina
presta una especial atención al tema de la víctima como testigo, esto debido a
la vulnerabilidad, peligro y daño psicológico que experimentan muchas víctimas
a la hora en que son propuestas como testigos.

La Constitución establece en su artículo 8 la obligación del Estado en la


protección de las personas involucradas en un proceso panal, al señalar que

83
“…Se reconoce como finalidad principal del Estado la protección efectiva de los
derechos de la persona humana y el mantenimiento de los medios que le
permiten perfeccionarse progresivamente dentro de un orden de libertad
individual y de justicia social, compatible con el orden público, el bienestar
general y los derechos de todos…”.

En los casos de testigos la protección del Estado debe ser integral,


abarcando lo físico, psicológico, provisión de albergues, entre otros aspectos.
El Estado está obligado a dar cumplimiento a los compromisos internacionales
creados en protección a las víctimas en los diferentes escenarios del proceso
pena.

La Declaración de ONU establece que la responsabilidad en lo relativo a la


protección integral de la victimas recae sobre el Estado a través de sus
instituciones, por conducto de los medios gubernamentales, toda vez que está
obligado a proporcionar los servicios y asistencia a las víctimas y prestar
atención a las que tengan necesidades, por la índole de los daños que haya
recibido.

4.1.5. Ausencia de casas de protección a víctimas.

En la actualidad el Estado solo cuenta con tres casas o albergue destinados


a la protección de víctimas de violencia intrafamiliar, llamada “Casa de
acogida”, en las cuales se acogen a las mujeres en compañía de sus hijos
menores de edad, con la finalidad de resguardarlas de las agresiones físicas,
verbales y psicológicas proferidas por sus parejas o exparejas durante el curso
de la investigación de este tipo de delitos.

Cuenta con el Centro de atención a víctimas y testigos, creado por la


Procuraduría General de la República, su objetivo es brindar atención integral y
especializada a las víctimas y testigos. Es totalmente gratuito y comprende
servicios psicológicos para casos específicos como: delitos sexuales, violencia
de género e intrafamiliar y ayuda a familiares de víctimas de homicidio. Este

84
último centro de atención no está destinado a albergar a las víctimas y testigos,
sino a prestarles asistencia cuando les es requerida.

También cuenta con el Servicio Nacional de Representación Legal de los


Derechos de la Victima (RELEVIT), el cual pertenece a la Procuraduría General
de la República desde el año 2007, este tiene una labor activa en el proceso y
de acompañamiento para con las víctimas.

El Estado tiene Centros de albergue a Niños, Niñas y Adolescentes,


víctimas de abuso físico y sexual, por parte de sus padres, prostitución, entre
otros, como el Consejo Nacional para la Niñez y la Adolescencia (CONANI),
también patrocinando instituciones sin fines de lucro, como son las llamadas
ONGs, destinadas a estos mismos fines.

Fuera de estas iniciativas, el Estado no cuenta con la cantidad de Centros


suficientes para atender y dar protección a las víctimas resultantes de estos y
otros delitos, las cuales necesitan igualmente ser protegidas, tanto ellas como
sus familiares, no solo en su integridad física, sino también en su dignidad
humana, de los peligros que enfrentan, más aun, si cuentan con la doble
calidad de víctima testigo.

Existen instituciones de carácter privado, sin fines de lucro, dentro de las


cuales se encuentran el Centro de Protección a Víctimas de Delitos
(CEPROVIDE), el cual da asistencia legal gratuita a las víctimas de Violencia
de delitos, así como el Patronato de Ayuda a Casos de Mujeres Maltratadas
(PACAM), la cual tiene como misión movilizar los recursos necesarios para
promover acciones tendentes a salvaguardar la integridad de la mujer contra
toda forma de discriminación, sin perjuicio de que estas instituciones sin fines
de lucro no constituyen albergues para las víctimas y sus hijos e hijas, sino que
se limitan a dar asistencia legal, psicológica y económica a estas víctimas.

85
4.2 Secuelas del sistema de protección de la dignidad huma-
na.

El proceso penal debe garantizar el respeto a los derechos fundamentales


de las personas imputadas de haber cometido un delito, desde el mismo
momento en que se da inicio a una investigación. Sobre los jueces recae la
responsabilidad de verificar el cumplimiento del debido proceso, tanto de parte
del órgano policial, como del órgano investigador.

El cumplimiento del debido proceso no debe dejar a un lado los derechos de


la parte afectada, quienes en la mayoría de los casos han recibido un daño
psicológico, emocional y económico a raíz de haber sido víctimas de un hecho
delictivo, quedando muchas veces atrapadas en un proceso que lejos de
solucionar el daño recibido, termina revictimizandolas.

4.2.1 Revictimización de las víctimas.

Respecto al tema de revictimización, Unger (s/f), en su escrito “Víctima y


revictimización. Reflexiones en torno al proceso penal” coincide con Viñuelas
(2010) en que la importancia de la Declaración sobre los principios
fundamentales de justicia para las víctimas de delitos y del abuso de poder
radica en el reconocimiento y la sistematización de los derechos propios de la
víctimas, agrupándolos en tres conjuntos interrelacionados: a) derecho de
acceso a la justicia y a un trato justo; b) derecho al resarcimiento planteado
desde la óptica de la responsabilidad civil generada por el delito y c) derecho a
una asistencia material, que considere el aspecto material, médico, psicológico
y social de los daños.

Resalta el aporte de teóricos como Mendelsohn y Von Hentig, quienes son


considerados como los padres fundadores de la victimología debido a que en el
siglo XX ambos comenzaron a preocuparse por la relación de la víctima con las
instituciones e intentaron rescatar su protagonismo dentro del sistema penal,
en un mundo donde el positivismo criminológico realzó la figura del imputado,

86
dejando de lado a la víctima, la cual fue considerada un objeto que no aportaba
nada al hecho criminal, ya que era irrelevante para comprender mejor al
delincuente, lo que nos ubica irremediablemente ante el fenómeno de la re
victimización.

En su obra Unger define dos niveles de victimización; a saber:

a) La victimización primaria: hace referencia a aquel daño sufrido por un


sujeto en razón de un delito y sus consecuencias a corto plazo.
b) La victimización secundaria: un sujeto luego de ser víctima, puede
volver a ser víctima en razón de una revictimización o victimización
secundaria. Esta noción hace referencia a la mala o inadecuada
atención que recibe una víctima al entrar en contacto con el sistema de
justicia y con las instituciones sociales en general. Comprende el
conjunto de consecuencias negativas psicológico, social, jurídico y
económico causadas por las relaciones que tiene una víctima con el
sistema jurídico, la frustración de legitima expectativas frente a la cruda
realidad institucional.

Con frecuencia esta segunda experiencia puede ser tan grave o aún más
que la primera y aumenta la dimensión del daño. Los casos en los que con más
frecuencia se da el fenómeno de la victimización secundaria, son aquellos
relacionados con Violencia Intrafamiliar, violación sexual y abuso sexual a
niños, niñas y adolescentes.

En cuanto a los casos de violencia intrafamiliar, la profesora Veras


Almánzar establece que existen medios legales y estratégicos para hacer
comparecer y hacer hablar a las víctimas, como la conducencia, prueba sobre
la prueba, interrogatorios sugestivos, en caso de testigo hostil, entre otros
mecanismos. Pero la utilización de estas vías, puede llegar a colocar a las
víctimas como un simple objeto, provocando la “revictimización secundaria”.

Sostiene que esta situación se traduce en la incomprensión de la situación


de la víctima de violencia frente al proceso, esto unido a la carencia de

87
recursos económicos para movilizarse, excesivos formalismos, pero sobre
todo, el desamparo y desprotección a la víctima por los órganos estatales
(policía, ministerio público y entidades relacionadas al proceso penal), lo que
provoca en la parte perjudicada la renuncia a poner denuncia, como la negativa
a comparecer como testigo.

La ley procesal penal, consagra en su artículo 27, como principio pilar, los
“Derechos de las víctimas”, en el sentido de que esta tiene la facultad de
intervenir en el procedimiento, siendo respetada en su dignidad y su integridad
física. La posibilidad de ser arrestada (conducida) en caso de negativa,
contribuye a la vulneración de este principio. Los actores procesales deben
estar sensibilizados ante este tema, para comprender este fenómeno de la
violencia intrafamiliar y así dar el trato adecuado a estas víctimas especiales.

En los casos de abuso sexual a niños, niñas y adolescentes, es otro


escenario en los cuales se puede dar el fenómeno de la revictimización
secundaria, debido a la vulnerabilidad de los menores de edad. Comúnmente
estos niños y niñas se encuentran expuestos y bajo el dominio de sus
agresores, por lo que las autoridades deben tomar medidas urgentes a fin de
ubicar a esos menores de edad en lugares seguros, lejos de la influencia de
familiares y allegados que en alguna medida intenten proteger al agresor.

Para evitar la revictimización de estos menores de edad, tanto primaria,


como secundaria, la toma de testimonio es realizada mediante un sistema de
circuito cerrado de cámaras, en los cuales, se introduce el menor en una
habitación, en compañía de una psicólogo, experta en el trato a menores de
edad, mientras que tanto el juez, los padres o tutores del menor, acompañados
por un abogado, como el imputado, en compañía de su defensor, se
encuentran en otra habitación, procediendo a hacer las preguntas pertinentes
al menor de edad, las cuales son realizadas a través de una línea telefónica a
la psicóloga y esta a su vez le formula dichas preguntas a la víctima menor de
edad.

88
Con este sistema se evita que el niño, niña o adolescente tenga contacto
directo con su agresor, lo que podría repercutir en un mayor daño psicológico y
emocional para la víctima, así como también, afectaría el proceso de forma
significativa, ya que el agresor trataría de persuadir al menor de edad
inhibiéndolo o haciendo que el menor se retracte.

Para Unger (s/f) existen una multiplicidad de factores y sujetos que inciden
en el fenómeno de la revictimización, dentro de los que se puede mencionar: la
actuación de la policía y de los demás sujetos intervinientes en el proceso
penal (jueces, fiscales, abogados y otros auxiliares de justicia), los cuales en su
afán por reunir las pruebas ligadas a una investigación criminal, pueden llegar a
descuidar el trato brindado a la víctima, también existe la negativa intervención
de terapeutas y médicos, los cuales por falta de capacitación revictimizan.

De igual modo, la revictimización de la víctima puede generarse por la


escasez de información entregada a la víctima sobre las características del
proceso, otro factor es la sobre estimación de la investigación pericial en
desmedro de la atención integral de la víctima, la excesiva lentitud de los juicios
que interfiere con la readaptación de las víctimas y la resultante de los
elementos propios del tradicional juicio oral, como es la narración de los hechos
en presencia del victimario y el cuestionamiento directo acerca de la
credibilidad de la víctima, entre otros.

4.2.2 No reinserción social efectiva de las personas condenadas .

La reinserción social es entendida como la “readaptación del reo a la vida


social y comunitaria, de manera que este corrija las fallas que lo llevaron a
cometer el delito y pueda regresar a la sociedad, cuando esté recuperado”. La
reinserción social es de fundamental importancia en el sistema penal, ya que
implica la readaptación del condenado a la vida en sociedad, para que
abandone la conducta delictiva y se haga parte de la comunidad.

89
El sistema penitenciario debe plantear la necesidad de un tratamiento
orientado hacia la disminución de la conducta típica y al aumento de conducta
deseadas o pro sociales, dando cabida a los factores particulares de cada
caso, buscando la disminución de la reincidencia y la peligrosidad, como
también, potenciando la integración social positiva del interno.
La Licenciada Cruz Taveras comenta que “el nuevo modelo del sistema
penitenciario, el cual es modelo de excelencia mundial declarado por las
Naciones Unidas, tiene una dependencia llamada ‘‘Medio Libre’’ el cual se
encarga de crear todos los mecanismos para la reinserción efectiva y saludable
de toda persona que alguna vez estuvo interna en el sistema penitenciario, y
brinda seguimiento y soporte luego que es puesto en libertad (Comunicación
personal, 28 de noviembre de 2016)”.

El tratamiento penitenciario debe ser diferenciado, ya que no se puede


seguir realizando las mismas intervenciones con delincuentes sexuales que
con un delincuente ladrón o estafador; con un pandillero que comete actos
delictivos para ser aceptado por su grupo que con un homicida en serie o un
sicario, o con los delincuentes que tienen implicaciones mentales o trastornos
de personalidad o estado de ánimo.

La Corte Constitucional Colombiana ha marcado importantes precedentes


en cuanto al tema de protección al derecho y dignidad de los reclusos,
incluyendo en sus decisiones la línea jurisprudencial de ambos tribunales.

Cera y Hassan, (2011), en su artículo “La dignidad humana: incorporación


de la jurisprudencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos por la Corte
Constitucional Colombiana”, analizan la Sentencia T-1030/03, dada por la Corte
Constitucional Colombiana, en virtud de que los internos del centro carcelario
“El Barne”, denuncian una serie de tratamientos lesivos de su derecho a la
dignidad humana. Consideran que se les viola el derecho, en razón a que viven
en malas condiciones, debido a que las instalaciones no poseen los recursos
físicos para una estancia aceptable, ya que tienen una deficiente alimentación y
carecen de atención médica oportuna.

90
El Juez, luego de revisar los cargos alegados, se pronunció a favor de las
razones alegadas por los reclusos, concluyendo: “El Complejo penitenciario El
Barnes” es una cárcel nueva, donde existe un excesivo celo por la seguridad,
lo que ha sido el pretexto para que se violen caprichosamente los derechos de
los internos, por excesiva drasticidad de los directivos”, por lo que impartió
ordenes tendentes a tutelar los derechos violados a los reclusos. La referida
sentencia fue impugnada por el director de la cárcel, pero esta fue ratificada por
el Juez de segunda instancia, estableciendo algunas observaciones para
resolver.

Dentro de estas observaciones se encuentra el “determinar hasta dónde la


calificación de un centro carcelario y penitenciario como de alta seguridad,
implica y justifica, debido a la clase de delito que cometieron, quienes se
encuentran en ella recluidos, la imposición de mayores y muchos más severas
limitaciones al ejercicio de determinados derechos fundamentales en relación
con el resto de los demás reclusos del país…”

Consideran las autoras que el Estado aun procurando la realización de fines


legítimos como de la paz y el orden debe adoptar las medidas menos gravosas
a la dignidad de la persona. La imposición de uniformes, el corte obligatorio de
cabellos deben ceñirse a marcos racionales que no intervengan en el núcleo
esencial de la dignidad humana.

Añaden que el principio de dignidad humana es la vía efectiva para la


protección de los derechos de la población carcelaria frente a la vulneración por
parte de las autoridades del Estado. La dignidad es principio, fundamento del
estado social de derecho y fuente del ordenamiento jurídico.

En la República Dominicana el Sistema Penitenciario se encuentra


establecido por la Ley 224, del 26 de junio del año 1984, la cual en su artículo 2
establece el fin que persigue la ejecución de la pena privativa de libertad, el
cual reza “ La ejecución de la pena privativa de libertad tiene por objeto,
fundamental, la protección social y la readaptación del condenado, a fin de
restituirlo a la sociedad con voluntad y capacidad para respetar la ley…”,

91
valiéndose para esto de los recursos educativos y asistenciales necesarios,
conforme los progresos científicos.

El principal fin que persigue la ejecución de la pena es lograr que los


individuos que se encuentran bajo prisión lleven a cabo un proceso de
readaptación tan eficiente, que una vez se encuentren fuera del recinto
carcelario sean capaces de convivir de forma armónica con la sociedad que les
rodea. Para esto se hace necesario que a los internos, en primer lugar, se les
respete sus derechos fundamentales, como también, se les someta a un
seguimiento psicológico, conductual, religioso y laboral, que les permita ver la
vida de forma positiva y diferente, hacia su reinserción a la sociedad que les
espera.

Los reclusos no podrán ser objeto de tortura, maltratos, vejaciones o


humillaciones de ninguna especie. Reservando las medidas de seguridad para
los casos contemplados en la Ley.

La misma Ley, en su artículo 6, crea la Dirección General de Prisiones, bajo


la cual estarán los Centros Penitenciarios del país. Es un organismo central,
dependiente de la Procuraduría General de la República. Tendrá a su cargo la
atención de los reclusos y elementos antisociales, en procura de obtener su
readaptación, eliminando o disminuyendo su peligrosidad, como también,
atender sus necesidades de orden moral o material.

La Dirección General de Prisiones queda organizada como un servicio de


bienestar, asistencia y readaptación social y estará a cargo de un Director
General que tendrá fundamentalmente las funciones siguientes:

a)       Dirigir y supervigilar la marcha administrativa, técnica y orgánica


del servicio;
b)       Proponer proyectos de reglamentos para el servicio y dictar las
instrucciones para la correcta y cabal aplicación de las
disposiciones legales y reglamentarias;

92
c)        Destinar, trasladar y suspender a los empleados y funcionarios
del servicio, a los cargos que corresponda, de acuerdo con las
disposiciones legales y reglamentarias;
d)       Aplicar al personal de vigilancia las medidas disciplinarias que
determine el reglamento;
e)       Disponer el traslado de los reclusos a su permanencia en los
establecimientos penitenciarios y de readaptación; y
f)       Ejecutar las demás funciones que se le fijen por ley o reglamento.

En las penitenciarias, presidios, cárceles y centros abiertos, funcionará una


comisión formada por el director del penal, el secretario, un psiquiatra, un
visitador social y cualquier otra persona que preste servicio en un
departamento del penal. Dicha comisión deberá evaluar mensualmente el
progreso, tratamiento, adaptación, permisos y sanciones de los reclusos.

El artículo 68 establece que la instrucción constituye uno de los medios


fundamentales en la rehabilitación de los reclusos, la cual se coordinará con el
sistema de instrucción pública, a fin de que una vez, el recluso es puesto en
libertad, pueda continuar su preparación. Todos los centros penitenciarios
contaran con una biblioteca y se instara a los reclusos, a que se sirvan de ella.

Esta Ley dispone que se presentará asistencia y protección moral y material


a los reclusos egresados, a fin de que puedan desarrollar normalmente su vida
en libertad. También dispone, que existirá un departamento especial encargado
de la asistencia de los reclusos liberados.

El artículo 436 del Código Procesal Penal protege los derechos de los
condenados, al establecer que estos gozan de todos los derechos que le
reconocen la Constitución, los Tratados Internacionales y las leyes no pudiendo
aplicarse mayores restricciones que las que expresamente dispone la
sentencia irrevocable y la Ley.

93
En el plano internacional, existen tratados internacionales que contienen las
formas que deben seguir los Estados ratificantes, con relación al trato de las
personas privadas de libertad, dentro de estos podemos mencionar:

 Reglas Mínimas para el Tratamiento de los Reclusos.


 Reglas Mínimas de las Naciones Unidas sobre las Medidas no Privativas
de Libertad, Regla de Tokio.
 Principios Básicos para el Tratamiento de los Reclusos.
 Conjunto de Principios para la protección de todas las Personas
sometidas a cualquier tipo de detención o prisión.
 Pacto Internacional de los Derechos Civiles y Políticos.
 Convención Americana sobre Derechos Humanos.

Las Reglas Mínimas para el tratamiento de los reclusos, fue adoptada por el
Primer Congreso de las Naciones Unidas sobre Prevención del Delito y
Tratamiento del Delincuente, celebrado en Ginebra, en 1955. Las mismas
contienen una serie de regulaciones y normas que deben ser atendidas por los
Estados miembros e incorporarlas a su legislación. La mayoría de los países
Latinoaméricanos han incorporado estas reglas a sus legislaciones internas,
pero constantemente son violadas por los mismos Estados.

Dentro de los principales obstáculos que han impedido a nuestro país dar
cumplimiento a estas reglas mínimas, se puede mencionar: La sobrepoblación
carcelaria de los centros penitenciarios; las deficiencias físicas de los mismos;
la carencia de un personal penitenciario calificado y el bajo presupuesto
destinado a las cárceles.

Según estadísticas realizadas por la Dirección General de Prisiones, sobre


la tasa de hacinamiento en los diferentes recintos del Sistema Penitenciario,
comprendida en los años 2011-2015, se establece que para el año 2011, la
tasa de hacinamiento carcelario en la totalidad de los recintos tradicionales era
de 184.17%, para el año 2012, ascendía a un 194.95%, ya para el año 2013,
ascendió a un 251.07%, llegando a un 259.81% en el año 2014 y finalmente,

94
sufriendo un ligero descenso en el año 2015, cuando se ubicó en un 248.37%.
Mientras que en los Centros de Corrección y Rehabilitación, pertenecientes al
Nuevo Modelo, solo se verifica tasa de hacinamiento en la Cárcel de Najayo, la
cual asciende a un 81.77%.

Las tasas de hacinamiento de las cárceles de República Dominicana son


extremadamente altas, lo que impide que los internos sean tratados de forma
digna, lo cual es una obligación del Estado y menos que reciban el debido
seguimiento, según las necesidades particulares de cada uno, a través de los
programas que estimulen su desarrollo personal, intelectual y espiritual.

En cuanto a la incorporación de los reos a la sociedad, este Instrumento


plantea: “El fin y la justificación de las penas y medidas privativas de libertad
son, en definitiva, proteger a la sociedad contra crímenes. Solo se alcanzará
este fin si se aprovecha el periodo de privación de libertad para lograr, en lo
posible, que el delincuente, una vez liberado, no solamente quiera respetar la
ley y proveer a sus necesidades, sino también, que sea capaz de hacerlo. Para
lograr este propósito, debe emplear todos los medios curativos, educativos,
morales, espirituales y de otra naturaleza, y todas las formas de asistencia de
que pueda disponer”.

La reinserción a la sociedad no termina con la liberación del recluso, sino


que se deberá disponer de los servicios de organismos gubernamentales o
privados capaces de prestar al recluso puesto en libertad una ayuda post-
penitenciaria eficaz, que tienda a disminuir los prejuicios hacia él y le permita
readaptarse a la comunidad.

La figura del Juez de Ejecución de la Pena es de vital importancia en cuanto


a la protección de los derechos fundamentales de los reclusos y al seguimiento
de las personas que han sido favorecidos con la libertad condicional.

Dentro de las atribuciones del Juez de Ejecución de la Pena se encuentran:


ejecutar todo lo que tiene que ver con la sanción penal que se le impone
mediante sentencia a una persona; responder a las solicitudes de libertad

95
condicional de los condenados, una vez hayan cumplido la mitad de la pena;
conocer de la prescripción de la pena y una de las funciones más importantes
es vigilar la forma en que viven los condenados, los alimentos que le
suministran, los programas de educación, recreación, deportivos, religiosos y
todo lo que tiene que ver con el programa insertado en el centro que conlleva al
mejoramiento del pensamiento del individuo que está cumpliendo condena.

En la República Dominicana los escasos programas de reinserción social


están destinados a las personas condenadas, pero debido al grado de
hacinamiento de los recintos carcelarios, tanto presos preventivos como
condenados se encuentran en un mismo recinto, razón por la cual estos
programas son impartidos a ambos grupos.

Existe un alto número de reincidencias, debido a la deficiencia en el


seguimiento dado por el Estado a las personas que han sido puestas en
libertad o beneficiados con una libertad condicional. Esto se puede apreciar,
por ejemplo, en las personas que han sido sometidas por violación a la Ley 24-
97, sobre Violencia de Género e Intrafamiliar, a los cuales no se les da el
seguimiento psicológico y físico debido, razón por la cual constantemente
reinciden en el mismo delito, ya sea contra la misma víctima o con otra
diferente. Un proceso de reinserción inefectivo deja a la sociedad desprotegida.

La ley establece mecanismos de seguimiento y de protección a aquellas


personas que han sido puestas en libertad, pero que en la práctica se cumplen
en lo mínimo o simplemente no se les da cumplimiento, por lo que el estado
debe establecer un efectivo régimen preparatorio para la liberación, organizado
dentro del mismo establecimiento o en otro lugar adecuado, bajo una vigilancia
que no deberá ser confiada a la policía, sino que comprenda una asistencia
social eficaz.

4.2.3 Afectación de derechos y garantías de las personas imputadas.


Durante el proceso penal las personas imputadas gozan de una serie de
garantías y derechos, cuya función principal es poner límites al poder punitivo
del Estado, como también, a las instituciones que lo conforman. Estos

96
derechos se pueden ver afectados por una serie de actuaciones, ya sea por la
autoridad policial, como por el órgano investigador.

Desde el momento en que una persona es imputada o señalada de ser el


responsable de la comisión de un delito, se activan estos derechos y garantías,
contenidas en el artículo 69 de la Carta Magna.

Sostiene Ferrajoli (2008) que “mientras las garantías penales subordinan la


pena a los presupuestos sustanciales del delito (lesión, acción típica y
culpabilidad), las garantías procesales o instrumentales permiten la efectividad
de esas garantías en tanto se afirme la presunción de inocencia, la separación
entre acusación y juez, la carga de la prueba y el derecho del acusado a la
defensa”.

Dentro de las garantías procesales establecidas para la parte imputada, se


pueden mencionar:

El principio de presunción de inocencia el cual puede considerarse como la


principal garantía a favor del imputado, convirtiéndose en uno de los pilares del
proceso penal acusatorio. Este principio obliga al Estado a respetar el estado
de inocencia de la persona imputada, hasta tanto sea demostrada su
culpabilidad a través de una sentencia definitiva. De no ser hallada culpable,
esta persona jamás podrá ser señalada o estigmatizada por ninguna institución
estatal o privada, solo por el hecho de haber sido sometido a un proceso penal,
de ser así, se le estaría violentando su derecho al buen nombre y su dignidad
humana.

Es deber del Estado romper con este estado de inocencia, a través de un


juicio público, oral y contradictorio, en el cual hayan sido expuestas y discutidas
públicamente las pruebas aportadas, tanto por el Ministerio Público, como por
la defensa, las cuales deben ser objeto de un escrutinio minucioso por parte del
órgano jurisdiccional, el cual tendrá la responsabilidad de verificar la legalidad,
pertinencia y la relevancia de dichas pruebas, procediendo luego a declarar la
culpabilidad o no de la parte imputada.

97
Este principio, limita la imposición de medidas coercitivas cuando lo que
está en juego es la libertad de la persona imputada, en el sentido de que el juez
debe determinar, a través del análisis de una cintila probatoria, la procedencia
o no de una medida tan gravosa, como la prisión preventiva, para lo cual
tomará en cuenta lo establecido en el artículo 229 del Código Procesal Penal
sobre el peligro de fuga, evitar desaparición y ocultamiento de pruebas,
protección de víctimas y testigos, la gravedad del delito cometido y el peligro de
que vuelva a cometerlo de ser dejado en libertad, debido a que la libertad es
considerada como la regla y la prisión como una excepción.

Este principio presenta limitaciones, ya que solo puede ser afectado a


través de dos mecanismos: a través de una autorización judicial o por arresto
flagrante. La primera, solo puede ser ordenada por un juez, luego de que el
órgano persecutor lo haya solicitados mediante instancia motivada, la cual será
analizada por el órgano jurisdiccional, el cual dará respuesta, de forma escrita y
motivada a dicha solicitud, ya sea denegándola o autorizando dicho arresto.

El arresto flagrante solo se justifica cuando la comisión del delito es actual,


y su autor es descubierto, aunque la condición de flagrancia se abandona al
caso concreto y a la razonabilidad y decisión del tribunal, en supuestos como
cuando la persona responsable es perseguida y cuando es detenida
inmediatamente después de haber cometido el hecho, o cuando es sorprendido
con objetos o huellas que hagan inferir que se acaba de cometer un delito.

En el arresto flagrante cuando los jueces son más cuidadosos a la hora de


analizar posibles violaciones o afectaciones del derecho de libertad y de otros
derechos, como el derecho a la intimidad, al pudor, al libre tránsito, etc., ya que
ha sido costumbre la violación de derechos fundamentales durante la ejecución
de esta modalidad de arresto.

En ambas modalidades de arresto, en virtud de orden judicial o como en


delito flagrante, con frecuencia se producen violaciones a la intimidad de las
personas investigadas, ya que los agentes penetran al interior de las viviendas

98
sin la debida autorización de allanamiento, lo que les impide ocupar objetos
que luego puedan ser utilizado como medio de prueba.

Otra garantía procesal la constituye el derecho de defensa la cual se puede


definir como la prerrogativa que tiene toda parte del proceso de defenderse,
haciendo valer su declaración (si así lo decidiere), las pruebas y los medios con
los cuales cuenta, no solo en un juicio público, oral y contradictorio, sino desde
que se inicia la investigación.

Desde que un imputado es detenido debe ser informado inmediatamente de


las razones que motivaron su arresto, a ser oído por un juez competente, en
cualquier instancia del proceso, a ser asistido por un abogado de su elección,
como también, ser notificado de la acusación que instrumente en su contra el
Ministerio Público.

El derecho de defensa puede ser afectado por la fiscalía, en el sentido de


que amparados en la llamada fase secreta del proceso, se abstiene de poner
en conocimiento de la parte imputada las pruebas que posee en su contra,
como tampoco, en muchos casos, obvian poner en conocimiento del imputado
la acusación presentada en su contra, lo cual constituye una violación
aberrante del derecho de defensa, toda vez que es a partir de ese momento
cuando el imputado puede preparar su estrategia de defensa.

El Juez debe garantizar una efectiva tutela judicial, evitando de este modo
las violaciones a los derechos y garantías de las personas imputadas, quienes
deben enfrentarse al avasallante poder del Estado, por lo que a todo imputado
se le debe garantizar el debido proceso y el respeto de sus derechos
fundamentales y garantías procesales.

99
4.2.4 Sistema de responsabilidad penal, civil y disciplinaria.

El Mapa Judicial Iberoamericano, en su evaluación de desempeño, del


sistema disciplinario para jueces en Iberoamérica, establece que en la
República Dominicana los jueces del Poder Judicial, en el ejercicio de sus
funciones jurisdiccionales, y en base al principio de independencia de los
jueces, tienen libertad de actuación. No obstante esto según lo establecido en
la ley de carrera judicial y el Reglamento de dicha ley, los jueces que en el
ejercicio de sus funciones cometan faltas o no cumplan con sus deberes y con
las normas establecidas, serán administrativamente responsables y
sancionados en consecuencia, sin perjuicio de otras responsabilidades civiles,
penales o de otra índole, resultante de los mismos hechos y omisiones.

Los Jueces del orden judicial están sujetos a la ley de carrera y sus
reglamentos y pueden incurrir en falta disciplinaria si dejan de cumplir sus
deberes y las normas de trabajo establecidas, si ejercen incorrectamente o en
forma desviada sus derechos y prerrogativas, si desconocen las órdenes
legítimas de sus superiores jerárquicos o incurren en cualesquiera de las
causas de sanción disciplinaria prevista en la ley y sus reglamentos o en la
violación de otras disposiciones sobre la materia, emanadas de autoridades
competentes.

En virtud del artículo 13 de la Ley 28-11, Orgánica del Poder Judicial, el


Consejo del Poder Judicial tendrá el control disciplinario sobre jueces,
funcionarios y empleados del Poder Judicial, con excepción de los integrantes
de la Suprema Corte de Justicia.

El Régimen disciplinario tiene los objetivos siguientes:

a) Contribuir a que los jueces cumplan leal, eficiente y honestamente sus


deberes y responsabilidades, a fin de mantener el mejor rendimiento del
Poder Judicial.
b) Procurar el adecuado y correcto ejercicio de los derechos y prerrogativas
que se consagran a favor de los jueces.

100
c) Procurar que las faltas disciplinarias sean juzgadas y sancionadas
conforme a su gravedad y en base a estrictos criterios de la legalidad,
equidad y objetividad.

El régimen de responsabilidad civil y penal se regulara según lo establece el


derecho común, sin perjuicio del régimen a que pueda someterse un Juez por
acciones disciplinarias.

El artículo 62 de la Ley 327-98, sobre Carrera Judicial establece que según


la gravedad de las faltas, las autoridades competentes podrán imponer las
siguientes sanciones: a) amonestación oral; b) Amonestación escrita; c)
Suspensión sin sueldo, por un periodo de hasta treinta días y d) Destitución.

4.2.5 Estigmatización de las víctimas y los imputados en el Proceso Pe-


nal.

El problema de la estigmatización de las víctimas y los imputados en


proceso penal puede ocurrir desde dos vertientes: estatal y social. En lo que
respecta a la estigmatización de las víctimas y los imputados llevada a cabo
por el Estado se materializa cuando en el caso de las víctimas en los casos de
explotación sexual de menores de edad, violaciones, violencia intrafamiliar,
entre otros, no se hace un buen manejo en cuanto a la protección de la
intimidad, el pudor y la dignidad de esas víctimas.

Con frecuencia las personas estigmatizadas son devaluadas y rechazadas,


también son objeto de discriminación, ataques, insultos, por lo que suelen
experimentar estrés y daño psicológico.

Cuando los casos que envuelven a víctimas, como son los menores de
edad, son publicados en los medios de comunicación, las vidas de estas
familias queda expuesta de inmediato, aun cuando no se haya hecho mención
del nombre menor de edad, por lo que el Estado debe impedir que estos casos
sean llevados a la luz pública, hasta tanto finalice la etapa de investigación y
esos menores se encuentren protegidos por el Estado.

101
Durante la realización de las audiencias o durante la realización de los
anticipos de pruebas, en los casos de menores de edad, las entrevistas en
circuito cerrado, el órgano investigador debe velar porque se proteja en la
medida de lo posible la integridad física y psicológica de estas víctimas,
evitando exponerlas a presión, a críticas, menosprecio y burlas por parte de su
agresor o de cualquier otra persona tanto del entorno familiar de esta, como
también del imputado.

En los casos de violencia intrafamiliar es frecuente que las víctimas sean


estigmatizadas, no solo por el sistema de justicia, sino también, por sus
familiares y los familiares de su agresor, provocando en estas un sentimiento
de soledad, pero sobre todo de culpa.

La estigmatización social de estas víctimas se da dentro de su entorno


social y comunitario, debido a que en la mayoría de los casos, son señaladas
como las responsables de haber causado o provocado la falta cometida por el
imputado. En los casos de mujeres maltratadas, con frecuencia son criticadas y
despreciadas por sus familiares y por las personas allegadas, debido a que
estas personas no conocen en qué consiste el llamado síndrome de la mujer
maltratada, responsable de las altas y bajas que experimentan las mujeres
víctimas de este tipo de violencia.

La estigmatización de las personas imputadas llevada a cabo por el Estado,


vulnera el principio de presunción de inocencia, el cual prohíbe que las
personas imputadas sean consideradas culpables de cometer un determinado
hecho delictivo sin que antes haya mediado sentencia definitiva. La violación a
este principio procesal no solo afecta la dignidad y el buen nombre del
imputado, sino también, de sus familiares, quienes corren el riesgo de ser
señalados socialmente solo por el hecho de ser pariente o allegado de la
persona imputada.

La exposición en los medios de comunicación del rostro de una persona


que está siendo señalada como responsable de la comisión de un hecho

102
delictivo, le degrada socialmente, ya que, aun siendo declarado inocente de las
imputaciones atribuidas, socialmente será señalada como responsable.

Tan pronto una persona es sometida a la justicia, queda registrado en el


Sistema de Investigación Criminal de la Procuraduría General de la Republica y
una vez esta persona es puesta en libertad debe iniciar el proceso de retiro de
ficha, el cual se torna lento y tortuoso. Mientras perdure este registro en el
Sistema de datos de la Procuraduría General de la República, la persona
señalada no podrá reintegrarse plenamente a la sociedad, debido a que este
registro afecta su reputación, buen nombre y su dignidad.
El Estado debe contar con mecanismos para evitar que las víctimas y los
imputados resulten estigmatizados, garantizando por los procesos judiciales, el
respeto a sus derechos y principios fundamentales.

4.3 Régimen de consecuencias en el sistema de protección


de la dignidad humana.

Estarck (2005) en su obra “Introducción a la dignidad humana en el Derecho


Alemán, sostiene que cualquier poder del Estado está obligado a respetar la
dignidad humana, esta obligación impide al Estado transgredir la dignidad
humana. El Derecho público debe ser creado de tal manera que las violaciones
de la dignidad sean imposibles cuando se interpreten las normas.

El autor divide la protección del Estado en dos áreas: 1) Protección a través


de apoyo material del Estado y; 2) Protección frente a los ataques de terceros
contra la dignidad humana. En cuanto a la primera sostiene que el Estado debe
asegurar unas condiciones mínimas para una vida digna de los ciudadanos que
no están en condiciones de desarrollarse personalmente o socialmente por
enfermedades físicas o mentales y que no pueden mantenerse ellos mismos.
Este derecho solo se refiere al aseguramiento de lo mínimo para subsistir; sin
embargo, la segunda área hace referencia a la proporcionalidad de la protección
tomando en cuenta la forma, gravedad del peligro e intensidad de la violación.

103
Añade que la protección de la dignidad humana entre los ciudadanos se
concreta en la garantía de la dignidad por el Estado, por medio de normas de
prohibición y sanción que pueden ser de forma jurídico penales, jurídico civil o
jurídico administrativa.

El Tribunal Constitucional cumple su rol en cuanto a hacer valer el respeto a


los derechos fundamentales que le han sido desconocidos a los ciudadanos,
pero no cuenta con un sistema de consecuencias para aquellos individuos y las
instituciones que no dan cumplimiento a las sentencias emanadas de dicho
órgano.
4.3.1 El juicio con las garantías exigibles .

El fin del proceso penal es la búsqueda de la verdad y restaurar la armonía


social que ha sido quebrantada, bajo un sistema de garantías, lo que
garantizara el respeto de la dignidad y los derechos inherentes a la condición
humana. Para Tena, en su referido ensayo, titulado “Una aproximación
humanista al derecho de defensa en el Proceso Penal Dominicano, cuando se
habla de la búsqueda de la verdad, no es esa verdad adquirida bajo las
concepciones inquisitivas, que implantaron la idea de que el fin del proceso
penal es la búsqueda de una verdad objetiva, histórica, material, sustancial,
real, tal como lo refiere Ferrajoli, en el sentido de “una verdad absoluta y
omnicomprensiva en relación a las personas investigadas”, la cual fue
delegada monopólicamente en un tribunal. En este sistema inquisitivo se
persigue un resultado, sin llevar a cabo un debido proceso, en el cual las
pruebas se hagan contradictorias, como también, la acusación presentada por
el Ministerio Público, tal cual ocurrió con nuestro viejo Código Criminal.

De lo anterior se deduce que el proceso penal debe lograr el


convencimiento del juzgador sobre la verdad de la acusación, fundado en
pruebas y explicable racionalmente. Añade el autor que el modelo garantista
propone una nueva concepción de verdad, la cual busca la reconstrucción del
hecho, pero a través del contradictorio entre los sujetos procesales: acusación

104
y defensa. La verdad que busca el proceso penal es una verdad aproximativa o
relativo-objetiva.

Una de las garantías del proceso penal y del juicio penal, lo es el estado de
inocencia, y en ese sentido se expresa Maier (2004) cuando sostiene “que la
Ley fundamental impide que se trate como si fuera culpable a la persona a
quien se le atribuye un hecho punible, cualquiera que sea el grado de
verosimilitud de la imputación, hasta tanto el Estado, por intermedio de los
órganos judiciales establecidos para exteriorizar su voluntad en esta materia,
no pronuncie la sentencia penal firme que declare su culpabilidad y la someta a
una pena. Los habitantes de la nación gozan de un estado de inocencia
mientras no sean declarados culpables”.

La presunción de inocencia se mantendrá durante todo el proceso y solo


podrá ser destruida ante el convencimiento total y más allá de toda duda
razonable del juzgador. Durante el juicio penal intervienen una serie de
derechos y garantías que legitiman el proceso, tal y como se ha establecido,
estas se encuentran contenidas en la Carta Magna y el Código Procesal Penal.

Sostiene Maier que la falta de certeza representa la imposibilidad del


Estado destruir la situación de inocencia construida por la ley que ampara al
imputado, razón por la cual, ella conduce a la absolución, por lo tanto, cualquier
otra posición del Juez, respecto de la verdad, duda o probabilidad, impiden la
condena y desembocan en la absolución.

Otro de los derechos que garantizan la defensa en el proceso penal, es el


derecho a ser oído ya que mediante el ejercicio de este derecho, el imputado y
la víctima tienen la posibilidad de agregar las circunstancias de interés que le
permitan aminorar o inhibir la acusación penal, como señala Maier, al expresar
que “la imputación correctamente formulada es la llave que abre la puerta de la
posibilidad de defenderse eficientemente, pues permite negar todos o algunos
de sus elementos para evitar o aminorar la consecuencia jurídico penal…”,
para que esto suceda, dicha imputación o acusación debe ser puesta en
conocimiento de la persona imputada.

105
Este derecho o garantía no solo puede ser ejercido en la etapa de juicio,
sino en cualquier etapa del proceso. En la etapa de juicio, a través del ejercicio
de esta garantía, el imputado ejerce su defesa material, no significando esto
que si contrariamente decidiere permanecer en silencio, esto le pueda
perjudicar. Es un derecho del imputado y la víctima, hacer uso de la palabra o
permanecer en silencio.

La Constitución, establece otras garantías procesales como la preexistencia


de una ley, previo a la ocurrencia de un hecho delictivo, el juez natural (tribunal
creado antes de la ocurrencia de un determinado hecho delictivo), derecho a
una justicia accesible, oportuna y gratuita; prohibición de doble imputación o
persecución por un mismo hecho, entre otras.

El éxito de la etapa de juicio va a depender de la manera en que hayan sido


llevadas las etapas anteriores, como también, el cumplimiento del debido
proceso y el respeto de las garantías procesales reconocidas.

4.3.2 El investigador y su rol objetivo

El Ministerio Público es el órgano responsable, de formular e implementar la


política del Estado contra la criminalidad, como también de dirigir la
investigación penal, ejerciendo la acción pública en representación de la
sociedad, de acurdo con el artículo 169 de la Constitución.

En el ejercicio de sus funciones este órgano tiene el deber de garantizar los


derechos fundamentales que asisten a los ciudadanos, como también, la
defensa del interés público tutelado por la ley, entre otras funciones. La ley
sustantiva establece que el Ministerio Público ejercerá sus funciones apegados
a los principios de legalidad, objetividad, unidad de actuación, jerarquía,
indivisibilidad y responsabilidad.

La Ley 133-11, Orgánica del Ministerio Público, define en su artículo 15, el


Principio de Objetividad, estableciendo que “Los miembros del Ministerio

106
Publico ejercer sus funciones con un criterio objetivo para garantizar la correcta
aplicación de las normas jurídicas. Les corresponde investigar tanto los hechos
y circunstancias que fundamenten o agraven la responsabilidad penal del
imputado, como los que la eximan, extingan o atenúen…”

Del artículo anterior se desprende que durante la investigación el Ministerio


Público debe estar abierto ante la posibilidad de que su hipótesis o teoría del
caso no sea correcta o que la aparición de nuevos elementos de prueba pueda
cambiar el curso de la investigación que dirige.

En virtud del principio de objetividad el Fiscal debe procurar la obtención de


las pruebas no solo de cargo, sino también de descargo, lo que implica que al
finalizar la investigación, la decisión que tome el fiscal debe corresponderse
objetivamente a dichos elementos de prueba, indicios o evidencias obtenidos.

El Fiscal no puede tomar una decisión arbitraria, sino que esta decisión
debe reflejar el resultado de las investigaciones realizadas. Debe realizar todas
las investigaciones necesarias para determinar la responsabilidad o no del
imputado, como lo señala Roxin, en el sentido de que “debe investigar también
las circunstancias que sirvan de descargo. (..) “La fiscalía tiene que averiguar
los hechos; para ello, tiene que reunir con el mismo empeño, tanto los
elementos de cargo como los de descargo”.

El fiscal no debe ver los casos desde un punto de vista personal, ni cerrarse
al surgimiento de otras posibilidades, esto le permitirá tomar las decisiones
adecuadas, como también, de ser necesario, abrir aún más su radio de acción,
tomando las decisiones oportunas en cada caso.

Independientemente del rol persecutor que ostenta el Ministerio Público, de


surgir elementos nuevos que varíen el curso de una investigación o que
determinen o sugieran la no participación o no responsabilidad de la persona a
quien se le atribuye la comisión o participación en un determinado hecho
delictivo, este tiene el deber y la responsabilidad de hacer el retiro de la

107
acusación, de haberla presentado, o de hacer uso de otro requerimiento
conclusivo, como el archivo.

108
Capítulo V
Estrategias metodológicas de la información

5.1 Descripción de la información

Al ser el concepto de la dignidad humana un tema esencialmente filosófico y


desde cierto punto de vista, abstracto, se han expuesto diferentes obras
teóricas-filosóficas, con el fin de adentrar a significado de este principio y
derecho fundamental, tutelado por el órgano jurisdiccional, pasando a formar
parte no solo del proceso penal, sino también, de la convivencia humana.

Las informaciones presentadas han tenido como base legal, la Constitución


de la República Dominicana, leyes nacionales y convenciones internacionales
que protegen el principio de la dignidad humana y que obligan a los Estados a
respetarlo. De igual modo, fueron utilizados diversos artículos de revistas
nacionales e internacionales que han tratado de forma directa el tema u otros
temas muy relacionados a dicho principio, como también, a la tutela judicial
efectiva.

5.2 Fuentes de obtención de la información

Para la obtención de las informaciones utilizadas en la investigación, han


sido consultadas diferentes obras y leyes nacionales de forma física,
provenientes de la biblioteca particular de la sustentante y de las bibliotecas de
diferentes universidades, como también, bases de datos electrónicas, las
cuales contienen una vasta biblioteca de documentos electrónicos, tales como
tesis, informes, estudios, artículos, etc., relacionados a este y otros muchos
temas de interés, estas fuentes virtuales son: Google Académico, Dialnet y
Vilex.

109
5.3 Técnica de recolección de la información

La técnica de recolección utilizada en la presente investigación es la


revisión documental, en el entendido de que fueron tomadas referencias de
autores dominicanos y extranjeros que han hecho aportes importantes y
valiosos al tema en cuestión. Fueron utilizados documentos de relevancia y
actualidad, tales como informes, artículos de revistas, tesis de grado, leyes,
convenciones y datos empíricos. Se realizarons varias entrevistas, a personas
cuya principal área de trabajo está relacionada con aspectos constitucionales,
derechos humanos y el debido proceso de ley.

Para la realización de dichas entrevistas se ha un cuestionario, contentivo de


las preguntas a ser realizadas a cada una de las personas entrevistadas, cuyo
principal objetivo es determinar el grado y las principales formas en que se
manifiesta la vulneración al principio de la dignidad humana, cómo estas
violaciones han incidido en el proceso penal y cuál debe ser el papel del estado
como principal garante del respeto a los derechos fundamentales

5.4 Cronograma de actividades

La investigación comprende el periodo diciembre-marzo del año


2017, desglosado de la manera siguiente:

Dic. Ene. Feb. Marzo

Actividades 1 2 3 4 1 2 34 12 3 4 12 3 4
Investigación x x
Lectura/fichado x x
Revisión del material x x
Borrador x
investigación
Redacción capítulos x x x x
Corrección x
Impresión x
Corrección final x
Terminación x

110
5.5 Presupuesto de la Investigación.

Combustible 3,000.00
Material gastable 2,000.00
Libros 4,000.00
Impresión 2,000.00
Fotocopias 1,200.00
Tecnología y asesoría 5,000.00
Derecho a tesis 20,000.00
Encuadernación y empastado 3,000.00

Total 40,200.00

111
CONCLUSIONES

Al finalizar la investigación se hace necesario establecer que el sistema de


protección a la dignidad humana, debe ser fortalecido desde los tres poderes
del Estado; el Poder Ejecutivo, sus instituciones y órganos de persecución; el
Poder Legislativo, mediante el fortalecimiento de las leyes existentes y; el
Poder Judicial, mediante un buen ejercicio de la Tutela Judicial Efectiva y
aplicación de sanciones a quienes violenten los derechos fundamentales y la
dignidad humana.

Mediante el estudio de la Constitución, las leyes internas y los tratados


internacionales, fueron identificadas las principales herramientas que protegen
el principio de dignidad humana durante el proceso penal y finalmente, fueron
analizados los principales factores que inciden en la protección de la dignidad
humana en el proceso penal, el cual envuelve el papel de todos los actores del
sistema, quedando evidenciado el rol rezagado de los jueces y persecutores en
cuanto a la protección de dicho principio, así como también, en cuanto al auxilio
de las partes durante el desarrollo del proceso penal, protección de las víctimas
y de los imputados como testigos y una cantidad muy limitada de casas de
protección de víctimas.

La dignidad humana es una de las características que diferencian los seres


humanos, dando un valor especial y único. Dicho valor debe ser respetado y
protegido, no solo por los demás congéneres, sino también por el Estado, por
ser el principal guardián y garante de los mismos.

Esta dignidad humana transciende la existencia terrenal del ser humano, en


el sentido de que un niño aun antes de nacer se encuentra revestido de
dignidad, esto lo demuestra el hecho de que muchas legislaciones extranjeras
prohíben constitucionalmente el aborto; además, la dignidad va más allá de los
límites de la existencia humana, ya que trasciende aun después de la muerte.

VI
Tal como establece De los Ríos Uriarte, (2013), en el sentido de que “el ser
humano no necesita hacer nada para ganar o perder su dignidad, porque esta
ni se gana ni se pierde, sino que se nace con ella y se mantiene para toda la
vida, independientemente de las acciones que el hombre ejecute en su día a
día”.

Las principales ideas, prácticas y debilidades existentes en el sistema de


justicia, las cuales permitirán hacer oportunas recomendaciones, con miras a
posibles soluciones a la realidad existente, hacen extraer las conclusiones
siguientes:

 La función del Ministerio Público no solo es perseguir e investigar los


hechos punibles, sino que debe ser realizada con pleno respeto a la
dignidad humana y los derechos fundamentales de la persona
investigada y sometida a un proceso penal, conforme lo establece el
artículo 169 de la Constitución, de lo contrario, los jueces estarán en la
obligación de tutelar esos derechos fundamentales conculcados.

 En cuanto a las víctimas, los fiscales deben impedir las llamadas tácticas
dilatorias, las cuales provienen en la mayoría de los casos de la parte
imputada, quienes hacen lo posible por extender el proceso judicial,
logrando el cansancio, desinterés y desistimiento de la víctima, lo cual
trae condigo la extinción de la acción penal por vencimiento del plazo
máximo del proceso, el cual es de 4 años.

 La vida es el bien más preciado, ya que es la base para el disfrute de los


demás derecho fundamentales, por lo que debe ser disfrutado de forma
digna, desde el puto de vista económico, social, moral y jurídico, razón
por la cual, la tortura, tratos vejatorios, los inhumanos, actos de barbarie
y la esclavitud son prohibidos para el respeto efectivo de la dignidad
humana.

 El fiel cumplimiento a los derechos de la personalidad permite la efectiva


garantía de la dignidad humana, ya que forman parte de ella. La

VII
positivización constitucional de la intimidad de las personas, así como el
respeto al honor, al buen nombre y a la propia imagen, establecidos por
el artículo 44 de la Constitución garantizan la inviolabilidad de dichos
derechos, no solo frente a los particulares, sino frente al Estado, el cual
en ocasiones es el principal transgresor de los mismos.

 La tutela judicial efectiva, consignada en el artículo 69 de la


Constitución, no consiste únicamente en velar porque se respeten los
derechos fundamentales de los imputados en los procesos, sino
también, en promover una justicia real y oportuna, en la cual no solo se
dicte una absolución o condena, sino que logre el resarcimiento del
daño provocado a la víctima en un tiempo razonable, lo que se traducirá
en la pronta restauración de la paz social.

 En la República Dominicana el ejercicio ineficiente del órgano persecutor


y de la función del juez, provoca resultados nefastos en lo que concierne
al respeto de los derechos fundamentales de los imputados y de las
víctimas, los cuales se ven afectados ante un garantismo desmedido a
favor de los imputados, que trae como consecuencia la vulneración de
sus derechos.

 El Estado no cuenta con la cantidad de Centros suficientes para atender


y dar protección a las víctimas y testigos de los procesos judiciales,
quienes necesitan ser protegidos, como sus familiares, no solo en su
integridad física, sino su dignidad humana, de los peligros que enfrentan.
Solo cuenta con escasos centros para albergar y dar protección a las
víctimas de Violencia de Género e Intrafamiliar más aun, en los casos
en que la victima cuentan con la doble calidad de victima testigo.

 Las principales problemáticas que presentan las cárceles se deben a: la


sobrepoblación carcelaria de los centros penitenciarios; los pocos
centros carcelarios; las deficiencias físicas de los mismos; la carencia de
un personal penitenciario calificado y el bajo presupuesto destinado a las
cárceles.

VIII
 La tasa de hacinamiento de las cárceles de República Dominicana son
extremadamente altas, lo que impide que los internos sean tratados de
forma digna y menos que reciban el debido seguimiento, según las
necesidades particulares de cada uno, a través de los programas que
estimulen su desarrollo personal, intelectual y espiritual.

 En la República Dominicana los escasos programas de reinserción


social están destinados a las personas condenadas, pero debido al
grado de hacinamiento de los recintos carcelarios, tanto presos
preventivos como condenados se encuentran en un mismo recinto,
razón por la cual estos programas son impartidos a ambos grupos.

 La Constitución y la ley penitenciaria establecen jueces y mecanismos


de seguimiento y de protección a aquellas personas que han sido
puestas en libertad, pero en la práctica estos mecanismos se cumplen
en lo mínimo, o simplemente no se les da cumplimiento.

 El Sistema de Justicia de la República Dominicana actualmente no


cuenta con un sistema serio de consecuencias a ser aplicados a
aquellas personas que expongan públicamente en los medios de
comunicación el rostro de las personas imputadas de la comisión de un
crimen o delito, por ejemplo los perjuicio de niños, niñas y adolescentes,
aun estando expresamente prohibido por la Ley 136-03, que establece el
sistema de protección a los niños, niñas y adolescente.

 El Tribunal Constitucional actualmente no cuenta con un sistema legal y


estructural de consecuencias para aquellas personas y las instituciones
que no dan cumplimiento a las sentencias emitidas por dicho órgano,
situación que resulta contradictoria con su naturaleza protectora de
derechos fundamentales.

 El Ministerio Público debe estar abierto ante la posibilidad de que su


hipótesis o teoría del caso no sea la correcta o que la aparición de

IX
nuevos elementos de prueba puedan cambiar el curso de la
investigación que dirige, lo que permitirá tomar decisiones adecuadas.

 Independientemente del rol persecutor que ostenta el Ministerio Público,


de surgir elementos nuevos que varíen el curso de una investigación o
que determinen o sugieran la no participación o no responsabilidad de la
persona a quien se le atribuye la comisión o participación en un
determinado hecho delictivo, este tiene el deber y la responsabilidad de
hacer el retiro de la acusación, de haberla presentado, o de hacer uso
de otro requerimiento conclusivo, como el archivo.

X
RECOMENDACIONES

De la experiencia de esta investigación se hacen las siguientes


recomendaciones:

 El Estado debe orientar a la población a cerca del derecho que les


concede el artículo 135, del Código Procesal Penal, el cual les permite,
ante una falta o mal desempeño de un funcionario del sistema penal,
interponer una acción disciplinaria ante las instancias que
correspondan, sin perjuicio de demandar indemnizaciones civiles,
conforme a las leyes que regulan la materia.

 Debe existir un programa de adiestramiento permanente de los


miembros de la Policía Nacional sobre el procedimiento establecido por
el Código Procesal Penal y del protocolo interno de su institución, a la
hora de ejecutar las órdenes del órgano jurisdiccional, como por los
fiscales, durante el proceso de investigación de un determinado caso.

 El Estado debe disponer los fondos económicos suficientes para la


apertura de Casas de Acogida para la protección de víctimas y testigos
de diferentes delitos a nivel nacional. En la actualidad, solo existen
casas de acogida para las víctimas de Violencia de Género e
Intrafamiliar y sus hijos menores de edad, como también, las casas
destinadas a la recepción de niños, niñas y adolescentes que se
encuentren en peligro o explotados sexualmente.

 De comprobarse que el Fiscal durante el proceso de investigación se


haya apartado del principio de objetividad o haya violentado el principio
de dignidad humana a la persona imputado, el juez pueda suspender de
oficio la audiencia y notificar al Superior Inmediato del Ministerio Público
actuante, como también, al Consejo Superior del Ministerio Público
intimándoles a que procedan de inmediato a la sustitución de este
funcionario, como fiscal investigador.

XI
 Tomando en cuenta que en virtud de lo establecido en el artículo 169 de
la Constitución, el Ministerio Público es el órgano responsable de la
investigación penal, así como también, del ejercicio de la acción pública;
la Procuraduría General de la República debe crear un sistema de
protección integral de la dignidad humana y los derechos de las
personas que intervienen en el proceso penal, conformado por los
órganos y las instituciones públicas que actualmente intervienen de
forma aislada en los procesos, para que exista una asistencia real e
integral, desde el momento en que se inicia la investigación y durante el
desarrollo del proceso, proporcionando los medios y facilidades a los
actores, con el fin de evitar violaciones a dichos derechos.

 La Procuraduría General de la República debe iniciar un programa de


sensibilización de los principales actores del sistema (Policías, Fiscales,
Jueces, entre otros) y para la protección efectiva de la dignidad
humana, frenando la victimización primaria y secundaria de estas
víctimas.

 Durante la realización de las audiencias o la realización de los anticipos


de pruebas, en los casos de menores de edad, las entrevistas en
circuito cerrado, el órgano investigador debe velar porque se proteja en
la medida de lo posible la integridad física y psicológica de estas
víctimas, evitando exponerlas a presión, a críticas, menosprecio y burlas
por parte de su agresor o de cualquier otra persona tanto del entorno
familiar de esta, como también del imputado

 El Órgano Jurisdiccional debe asumir un rol activo, aún de oficio, ante la


verificación de violaciones a la dignidad humana de los imputados,
disponiendo sanciones drásticas para aquella autoridad y persona que
la haya violentado.

 El Tribunal Constitucional debe establecer mecanismos coercitivos


efectivos, como procesos disciplinarios, sanciones pecuniarias, etc., a
ser aplicados a los funcionarios que reúsen dar cumplimiento a las

XII
sentencias emitidas por dicho órgano, a fin de lograr el resarcimiento
integral del daño causado.

 La Procuraduría General de la República, a través de la Dirección


General de Prisiones, deben dar prioridad a la construcción de más
recintos penitenciarios a nivel nacional, para reducir el hacinamiento
que actualmente existe. De igual modo, disponer que los reclusos
preventivos se encuentren separados de los reclusos condenados, cosa
que en la actualidad no existe, lo que hace más difícil el proceso de
reinserción social que debe llevarse a cabo con los reclusos
condenados.

 La Dirección General de Prisiones deberá disponer de los servicios de


organismos gubernamentales o privados capaces de prestar al recluso
puesto en libertad una ayuda pos penitenciaria eficaz, que tienda a
disminuir los prejuicios hacia él y le permita readaptarse a la comunidad,
de acuerdo a Las Reglas Mínimas para el Tratamiento de los Reclusos,
de 1955.

 El Estado debe establecer un régimen preparatorio para la liberación,


organizado dentro del mismo establecimiento o en otro lugar adecuado,
bajo una vigilancia que no deberá ser confiada a la policía, sino que
comprenda una asistencia social eficaz.

XIII
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