CBLM M3
CBLM M3
CBLM M3
Contenido
Introducción.......................................................................................................................2
Objetivos del módulo .........................................................................................................2
Semiología de la lactancia ..................................................................................................3
Posiciones para amamantar ................................................................................................4
Datos importantes para tener en cuenta ..............................................................................8
El papel del personal de salud . ........................................................................................ 10
La lactancia es lo mejor pero, en algunos casos, requiere de evaluación. ......................... 14
Condiciones en las que no es aconsejable amamantar ....................................................... 14
Condiciones en las que, temporalmente, no es aconsejable amamantar ............................. 16
Lactancia en situaciones espéciales ..................................................................................17
Hábitos maternos que requieren control y consejería ........................................................ 20
Lactancia y medicamentos ............................................................................................... 21
Bibliografía...................................................................................................................... 24
Introducción
Para los seres humanos alimentarse significa mucho más que comer, ya que el alimento no sólo
satisface una de sus necesidades primarias. También implica estímulos sensoriales y, fundamental-
mente, actúa como un integrador social y cultural que ofrece la posibilidad de encuentro, identidad y
comunicación. Proveer alimentos es un acto natural de cada especie para lograr su conservación. Ali-
mentar a un niño o niña significa aún mucho más.
La alimentación de un niño implica satisfacer sus requerimientos nutricionales y es, además, uno de
los elementos primordiales para lograr su crecimiento y desarrollo armónico e integral como persona.
Consiste en una experiencia de vida, de intercambio y reciprocidad entre él y quien le brinda, además
del alimento, cuidados y afecto, generando formas sutiles de integración social y cultural.
Esta relación se manifiesta y fortalece por medio de la mirada, las palabras, las caricias, y también a
través del acto mismo de brindar el alimento, lo que debe ser percibido por el niño y la madre como
una situación placentera.
En los primeros meses de la vida extrauterina, la lactancia materna cubre las necesidades tanto nu-
tricionales como psicoafectivas del bebé. Es un tiempo de aprendizaje compartido, gradual y continuo,
que fortalece la sensación de seguridad y protección del niño y, al mismo tiempo, reafirma en la madre
y en la familia su competencia para la crianza, lo cual mejora su autoestima y le permite obtener reco-
nocimiento social.
Durante ese proceso, conocer y practicar una buena postura para amamantar, junto con una buena
prendida del bebé al pecho, resulta crucial para que la lactancia resulte una experiencia placentera,
exitosa y sostenida en el tiempo.
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Semiología de la lactancia
por el Dr.Eduardo Tognetti
En el año 1990, en un artículo sobre “Parto y apego” publicado en la revista The Lancet, Lennart
Righard y Margaret Alade analizaron el comportamiento de recién nacidos a término, sanos y vigoro-
sos al nacer, nacidos de parto normal y sin medicación materna. Estos bebés fueron puestos en contacto
desde el nacimiento y sin interrupción con sus madres; se los dejó desnudos sobre el abdomen de la
madre y se observó que comenzaron a reptar hacia el pecho materno y lograron prenderse y succionar
sin necesidad de asistencia. Este comportamiento se vio alterado por la interrupción del contacto tem-
prano y la utilización de medicación durante el parto, por lo que los autores del estudio concluyeron
que, para facilitar la succión, las drogas dadas a la madre en el parto deberían ser restringidas y los
recién nacidos deberían ser dejados con la madre sin ser perturbados, hasta que estén listos para su
primer amamantamiento.
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Después de la primera hora de vida, el recién nacido suele adormecerse, por lo que es conveniente
que permanezca junto a su madre manteniéndose entre ambos el contacto piel a piel. De esta manera,
la madre podrá volver a ofrecerle el pecho tan pronto como observe que el bebé despierta y comienza
con movimientos de búsqueda para mamar.
Técnica de amamantamiento
Existen muchas posiciones apropiadas para amamantar que se adaptan a cada momento y lugar. La
elección se debe realizar de modo que la mamá y el bebé estén cómodos, relajados y juntos. Ideal-
mente, se debe contar con un apoyo adecuado que permita a la madre sostener y contener al bebé sin
esfuerzo.
Si la madre y el niño se encuentran en una posición confortable y la técnica de amamantamiento es
adecuada, el equipo de salud no debe intervenir, sino simplemente observar y alentar.
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Posición sentada clásica
▪ Es conveniente que la madre mantenga la espalda recta y bien apoyada, utilizando una silla cómoda.
Puede ser útil tener las rodillas ligeramente elevadas con un banquito
bajo los pies, o elevar al niño con un almohadón sobre las piernas
para no tener que sostenerlo levantado.
▪ El niño se encuentra acostado frente a la madre a la altura de los
pechos, para que ésta pueda atraerlo hacia sí sin esfuerzo.
▪ El abdomen del niño debe quedar enfrentado al de la madre (panza
con panza).
▪ El antebrazo de la madre sirve de apoyo al cuerpo y a la cabeza del
niño, ambos en una misma línea.
▪ El brazo del niño que queda por debajo se ubica debajo del pecho de
la madre o rodeando su cintura.
▪ La madre toma el pecho con la mano en forma de “C”, con cuatro
dedos por debajo y el pulgar por arriba, sin que sus dedos interfieran
en la adhesión boca-pecho.
Posición de caballito
▪ Esta posición es recomendada para niños hipertónicos o hipotóni-
cos, con fisura palatina o madres con mamas muy grandes.
▪ Con la madre sentada, el niño se enfrenta al pecho sentado sobre la
pierna de esta a caballito.
▪ La madre afirma el cuerpo y sostiene la cabeza del niño con la
mano del brazo del mismo lado, con los dedos medio y pulgar de-
trás de las orejas y por debajo del occipucio, ofreciendo el pecho
con la mano libre.
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Posición sentada de transición
▪ Es una posición útil en el caso de bebés muy pequeños y bebés en-
fermos (por ejemplo, con enfermedades respiratorias).
▪ Puede ser útil tener las rodillas ligeramente elevadas con un ban-
quito bajo los pies, o elevar al niño con un almohadón sobre las pier-
nas para no tener que sostenerlo levantado.
▪ La madre alza a su bebé con el brazo opuesto al pecho con el que
está amamantando. El niño se encuentra acostado con el abdomen
frente al de ella.
▪ La madre sostiene la cabeza del niño por detrás de la nuca (con el
pulgar y el índice o el mayor, sin apoyar plenamente la mano sobre
la nuca), con la mano opuesta al pecho del que mama el niño.
▪ Con la mano del mismo lado sostiene el pecho y se lo presenta to-
mándolo en forma de “C”, con cuatro dedos por debajo y el pulgar
por arriba, sin que sus dedos interfieran en la adhesión boca-pecho.
Posición acostada
▪ La madre y el niño se ubican acostados y enfrentados.
▪ La madre debe apoyar en forma cómoda la cabeza sobre una al-
mohada y el niño se contiene con el brazo de la madre que apoya
sobre la cama.
▪ La cara del niño mira al pecho con el abdomen pegado al cuerpo de
la madre.
▪ Con la mano libre la madre debe dirigir el pecho hacia la boca del
niño.
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Adhesión boca-pecho (agarre o prendida)
Para que la succión sea efectiva y se logre el vaciamiento de la mama, producción suficiente de leche y preven-
ción de lesiones del pezón, es necesaria una adecuada adhesión boca-pecho. En otras palabras, una buena pren-
dida.
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Datos importantes para tener en cuenta
El tamaño de los pechos no influye sobre la capacidad de amamantar
Tanto los pechos grandes como los pequeños pueden producir la cantidad de leche requerida por el
niño. El tamaño de los pechos no guarda relación con el tamaño de las glándulas mamarias (encargadas
de producir la leche) y sólo es expresión de la cantidad de grasa presente en el pecho.
Dolor al amamantar
La causa más frecuente de dolor al amamantar es una mala prendida. La succión sólo puede doler o
molestar en el momento del inicio de la mamada (sobre todo durante los primeros días después del
nacimiento). Pasada esta etapa, la succión no debe provocar dolor. El dolor durante la mamada corres-
ponde una prendida inadecuada o a una patología que debe ser atendida inmediatamente.
Si la mamá sólo siente dolor al inicio de la prendida y ese dolor cede rápidamente a medida que avanza
la toma, se puede considerar algo normal. Si, en cambio, el dolor no cede, se debe consular inmedia-
tamente con el equipo de salud, quien evaluará la prendida.
1
Para evaluar la ganancia de peso, el equipo de salud deberá contar con al menos dos (2) mediciones realizadas en la misma
balanza y en condiciones similares de vestimenta.
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Inicio de la adhesión boca-pecho
Con el inicio de la adhesión boca-pecho, los primeros movimientos de succión pueden provocar mo-
lestias. Esto se debe a la presión negativa y el estiramiento del pezón realizada sobre los conductos
lactíferos, que todavía no están llenos de leche.
Puerperio inmediato
Durante el puerperio inmediato, el dolor persistente durante la mamada corresponde a una prendida
inadecuada. Es importante la evaluación y corrección de la prendida para evitar que se produzca una
lesión.
Tetinas y chupetes
Desde el inicio y hasta que la lactancia esté correctamente instalada (aproximadamente dentro del
primer mes de vida), no se recomienda usar tetinas o chupetes. De esta manera, se busca evitar la
llamada “confusión del pezón” que dificulta la prendida al pecho; sin embargo, una vez instalada ade-
cuadamente la lactancia se recomienda usar el chupete (especialmente durante los períodos de sueño
del bebé) ya que su uso reduce el riesgo del Síndrome de Muerte Súbita e Inesperada del Lactante.
Se aconseja consultar las "Recomendaciones sobre el uso del chupete para equipos de salud, padres y
cuidadores" (MSAL, 2007).
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El papel del personal de salud para hacer la diferencia.
Detección de alertas para poder acompañar a la madre,
evitando el abandono de la Lactancia Materna.
por el Dr. Antonio Morilla
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Si pasa tiempo sin que la leche sea extraída, ya sea por succión o por intervención manual de la
madre, se acumula el FIL (“Factor Inhibidor de la Lactancia” ver módulo 2) en la mama que comunica
al hipotálamo de la madre que no produzca más leche, porque no es evacuada.
Para comprender por qué muchas mujeres prefieren quedarse sin leche, sirve consultar la imagen a
continuación, que representa el esquema básico de la producción de leche.
¿Hay que abandonar la lactancia si el bebé tiene problemas con el aumento de peso
en las primeras semanas de vida?
Respecto al motivo “el bebé no aumentaba de peso”, la información que actualmente brinda la Or-
ganización Mundial de la Salud (OMS) en relación con las nuevas Curvas de Crecimiento (repre-
sentación gráfica de su desarrollo en el tiempo), indica que la variabilidad del peso de los niños de-
pende de varios factores. Un primer factor deriva del hecho de que los bebés, al nacer, tienen un peso
que no es el real debido a que la madre por lo general recibió una hidratación por suero durante el
trabajo de parto que suele ser algo excesiva. En consecuencia, los bebés tienen más peso al nacer
porque reciben ese excedente de líquido de la madre. Se observa entonces que hay pérdidas importan-
tes de peso los primeros días. Por esta razón, es normal que hasta los 14 a 21 días de vida el bebé no
recupere peso de nacimiento.
La información de las Curvas de Crecimiento de la OMS indica que hay bebés que no aumentan de
peso durante la primera semana de vida y esto es aceptable siempre que resulten normales otros
parámetros tales como la vitalidad que presenta el niño, la coloración de la orina clara y abundante
y la actividad del intestino.
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¿Cuándo el equipo de salud debe indicar "abandonar la lactancia"?
Excepto que exista una contraindicación médicamente justificada para la lactancia (ver más adelante
de este mismo Módulo), el médico nunca debería indicar el abandono de la lactancia. El papel del
equipo de salud debe ser acompañar a la madre en todas sus dudas, mitos y posibles dificultades que
pudieran presentarse en relación a la lactancia. Antes de indicar una suspensión definitiva de la lactan-
cia, siempre se debe tener en cuenta el riesgo que representa para la salud del lactante la posibilidad
de no recibir leche materna.
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→ Para descongelarla o entibiarla no se recomienda usar microondas. Lo ideal es el Baño María
(pero no sobre el fuego), o bien colocar el recipiente bajo el chorro de agua caliente.
→ Recuerde a la madre que, mientras más se extraiga, más leche producirá. Una mujer puede pro-
ducir más leche con ayuda de la succión de su hijo y de la extracción manual, generando un
pequeño banco en su casa que le será útil una vez incorporada al trabajo. Con esto se evitaría,
en parte, el destete temprano.
Otra forma que tiene el equipo de salud para prevenir el destete prematuro es a través de la derivación
a grupos de apoyo a la lactancia materna, ya sean propios del hospital o centro de salud, o de la
comunidad. En nuestro país, por ejemplo, existe un grupo de apoyo que cuenta con referentes en mu-
chas provincias, llamado “La liga de la Leche”.
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La lactancia es lo mejor pero,
en algunos casos, requiere de evaluación.
por el Dr. Eduardo Tognetti
Casi todas las madres pueden amamantar exitosamente, lo que significa iniciar la lactancia materna
durante la primera hora de vida, dar lactancia materna exclusiva durante los primeros 6 meses y con-
tinuar la lactancia hasta los 2 años o más junto con la alimentación complementaria. Sin embargo, hay
algunas circunstancias en las cuales la leche humana no está recomendada y el equipo de salud deberá
valorar cada situación en particular. En la revisión de las contraindicaciones de la lactancia materna es
importante considerar los cuadros que introducen un riesgo significativo para la madre o el niño y
que no tienen curación; las causas a analizar son: la enfermedad o medicación materna, y la en-
fermedad del niño.
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La Organización Mundial de la Salud propone que las autoridades sanitarias de los distintos países
identifiquen cuál es la forma más adecuada de alimentar a los lactantes de acuerdo a su situación
epidemiológica y a sus posibilidades de implementar una de dos políticas sanitarias en sus comunida-
des, optando por lactancia artificial (alimentación de sustitución aceptable, factible, asequible, soste-
nible y segura) o por lactancia materna con medicamentos antirretrovirales (ARV). Una vez elegida,
una de estas alternativas debe convertirse en la única que se fomente como norma asistencial.
En la Argentina, el Ministerio de Salud de la Nación recomienda suspender la lactancia materna
en estos casos, indicando su inhibición y asegurando al recién nacido alternativas alimentarias ade-
cuadas. En Argentina se distribuyen sucedáneos de leche materna durante los primeros 6 (seis) meses
de vida, en forma gratuita, para estos niños.
Madre infectada con Virus Linfotrópico Humano de células tipo I y II (HTLV-1 y HTLV-2)
Se ha demostrado la transmisión del virus HTLV tipo I y II a través de la leche materna, así como
también la eficacia de la prevención por la supresión de la lactancia materna y la limitación de su
duración. La infección materna por este virus es una contraindicación para la alimentación a pecho,
siempre y cuando se disponga de sustitutos adecuados.
En la mayoría de los casos, el HTLV-1 produce una infección retroviral crónica asintomática que
perpetúa la infección en poblaciones endémicas. Se estima que no más del 5 % de las personas infec-
tadas con HTLV-1 desarrollan leucemia/linfoma de células T del adulto (ATLL) o paraparesia espás-
tica tropical (PET)/mielopatía asociada a HTLV-1.
La ATLL es una forma de leucemia de curso agudo, que afecta principalmente a varones entre los
50 y 60 años. A diferencia de ATLL, la PET suele presentarse con más frecuencia en mujeres. La edad
promedio del inicio de los síntomas es de 45 años.
Citomegalovirus
Esta patología requiere evaluación individual. Existe transmisión por leche materna. Según el caso
clínico, puede ser necesaria una interrupción temporal de la lactancia. Usualmente, no hay riesgo de
enfermedad seria en el recién nacido de término, pero sí existe riesgo de enfermedad seria y secuelas
en el recién nacido pretérmino o inmunodeficiente. Se puede lograr una disminución significativa de
la carga viral en la leche materna por congelación a -20°C, o pasteurización.
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Condiciones en las que, temporalmente, no es aconsejable amamantar
o que requieren de evaluación periódica
Herpes simple
El virus del Herpes Simple ha sido aislado en la leche materna, pero su transmisión por esta vía es
infrecuente.
El origen de la infección posnatal corresponde, en general, al contacto con lesiones herpéticas activas
en los pezones o cerca de ellos, o lesiones orales o genitales y sus secreciones, pero no por la leche
materna extraída. Se debe interrumpir el amamantamiento en las mujeres que presenten lesiones
mamarias hasta que éstas sanen. Si el herpes se localiza en un solo pecho, el niño puede seguir
amamantándose del pecho sano hasta que se produzca la curación. Para prevenir el contagio, es im-
portante el lavado cuidadoso de las manos y cubrir las lesiones activas de la piel.
El tratamiento materno con Aciclovir no está contraindicado en la lactancia materna.
Varicela
Si la madre presenta síntomas desde 5 días antes y hasta 48 horas después del parto, situación
en la que el recién nacido presenta baja tasa de anticuerpos transferidos transplacentarios, se debe
considerar al bebé infectado y con riesgo de desarrollar una infección grave con diseminación de la
enfermedad, debiéndose iniciar tratamiento con Gammaglobulina específica y tratamiento antiviral.
Está contraindicado el amamantamiento y el contacto con la madre mientras dure el período de
contagio. Si la madre no presenta lesiones en la mama, puede extraerse leche y administrarla a
su hijo/a.
Si la enfermedad se manifiesta luego de las 48 horas posteriores al parto, se debe tener en cuenta
que la varicela es contagiosa desde días antes de aparecer la erupción; en consecuencia, no es útil
aislar al lactante de su madre recién diagnosticada, pudiendo continuar el amamantamiento si
no presenta lesiones en la mama. En este caso, si el lactante desarrolla varicela, los anticuerpos
presentes en la leche materna contribuirán a mejorar la evolución de la enfermedad.
En el caso de Herpes Zoster, sólo hay que tomar medidas higiénicas y evitar el contacto con las
lesiones.
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Lactancia en situaciones espéciales
Lactantes con Fenilcetonuria
La Fenilalanina es un aminoácido esencial; por eso es imprescindible que el niño reciba su requeri-
miento diario. En estos casos, se requiere una cuidadosa valoración individual y se permite lactancia
materna parcial junto con la administración de una fórmula especial libre de Fenilalanina, siempre
llevando a cabo un monitoreo de los valores plasmáticos de Fenilalanina y adecuando la alimentación
a estos valores.
Hepatitis A
Si la madre presenta una infección por el virus de la Hepatitis, puede continuar amamantando.
Es necesario extremar las medidas de higiene, con adecuado lavado de manos, dado que la principal
vía de transmisión es fecal-oral.
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Dentro de las dos semanas siguientes a la exposición y con la mayor premura posible, administrar
Gammaglobulina estándar al lactante 0,02 cm3/kg y vacuna contra la Hepa-titis A, en forma simultánea
y en diferentes sitios de aplicación.
Hepatitis B
El amamantamiento no está contraindicado para los niños nacidos de madres que presentan antígeno
de superficie positivo para Hepatitis B.
Aunque el virus de la Hepatitis B ha sido aislado en la leche materna, el contagio por esta vía es muy
bajo.
Con inmunoprofilaxis adecuada, incluyendo inmunoglobulina y vacuna contra la Hepatitis B antes
de las 24 horas de vida, administradas en distintos sitios de aplicación, los recién nacidos amamanta-
dos, hijos de portadoras crónicas de HBV, no sufren riesgos adicionales de transmisión de virus de la
Hepatitis B.
Hepatitis C
El Centro para el Control y Prevención de las Enfermedades de los Estados Unidos de Norteamérica
(CDC, por sus siglas en inglés) y la Academia Americana de Pediatría consideran que, en la actualidad,
no hay datos que indiquen que el virus de la Hepatitis C se transmita a través de la leche materna, por
lo que la lactancia no está contraindicada para los niños nacidos de madres infectadas con este virus.
El ARN del virus de la Hepatitis C ha sido aislado en la leche materna, pero no se ha documentado
el contagio por esta vía.
Si bien el riesgo de transmisión vertical fue relacionado con el título materno de HCV ARN en el
momento del nacimiento, la tasa de transmisión es similar en los niños alimentados a pecho y en los
que reciben alimentación artificial.
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Con respecto a la fiebre Chikungunya, el mayor riesgo de transmisión al recién nacido se produce
cuando la mujer tiene viremia en el período intraparto; en este caso, la transmisión puede alcanzar al
49%, no habiendo evidencia de que el virus se transmita a través de la leche materna.
Lactancia y cesárea:
Es importante que, independientemente del tipo de parto se realice la inmediata colocación del bebe
al pecho. La cesárea no es impedimento para comenzar la lactancia lo antes posible, de no existir
razones clínicas justificables.
Tanto en la sala de partos como en la sala de internación conjunta, la madre y él bebe necesitaran
ayuda adicional para encontrar la posición más cómoda y adecuada para la colocación al pecho. La
recuperación puede ser más larga que en casos de partos vaginales, por eso el apoyo del equipo de
salud y permitir que la mujer esté acompañada tal como anticipa la ley 25.929 es fundamental.
Lactancia en tándem:
Se denomina lactancia en tándem cuando una madre que está amamantando a su hijo, vuelve a estar
embarazada, y decide no interrumpir la lactancia y seguir dando el pecho durante todo el embarazo.
Una vez nacido el pequeño, amamanta a los dos conjuntamente o por separado.
Continuar con la lactancia durante el embarazo es una decisión personal y dependerá de la edad y
situación de salud de cada niño/a en particular. El equipo de salud debe ofrecer una escucha activa
sobre los sentimientos y las expectativas del nuevo embarazo, y brindar información para acompañar
la mejor alternativa en cada caso. Si bien la LM no está contraindicada durante el embarazo, el equipo
de salud deberá aconsejar sobre los signos de alarma a tener en cuenta.
Aquellas madres que desean continuar con la lactancia en tándem deben tener
en cuenta darle prioridad siempre al recién nacido ya que su nutrición depende
de la cantidad de leche que ingiera.
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Hábitos maternos que requieren control y consejería
Alcohol
El impacto del consumo de alcohol sobre la lactancia se verifica en la reducción de la eyección de
leche, que disminuye durante las 4 horas siguientes a la ingesta y se incrementa durante las 8 a 16
horas luego de la supresión de esta.
La leche materna segrega significativas cantidades de alcohol y, cuanto más alcohol tenga la madre
en la sangre, más alcohol tendrá su leche. Para que esta situación no sea nociva para el niño, la cantidad
de alcohol consumida debe ser moderada y es conveniente espaciar la lactancia alejándola del mo-
mento consumo de alcohol.
Niveles elevados de alcohol en la madre pueden producir en el bebé somnolencia, sueño profundo,
dificultad para despertar y disminución del progreso pondo-estatural.
El alcohol se absorbe con gran rapidez, alcanza concentraciones altas a los 15 minutos de la ingesta
y pasa rápidamente a la leche materna. Los niveles pico de concentración de alcohol se presentan entre
los 30 y los 90 minutos de la ingesta.
Se debe evitar amamantar hasta 2 horas después de tomar alcohol.
Una ingesta diaria de alcohol de 0,5 g por kilo materno no causa problemas serios al bebé. Cantidades
de 1 g por kilo materno pueden causar coma alcohólico en el bebé.
Se debe ayudar a la madre a ajustar adecuadamente el consumo de alcohol, tanto en los volúmenes a
consumir, como en cuanto a su cronología.
Nicotina
La nicotina reduce la producción de leche por inhibición de la prolactina e interfiere el reflejo de
eyección láctea.
Hay datos que demuestran que los hijos de madres fumadoras que son amamantados muestran mejores
niveles de salud en general, con menor incidencia de enfermedades respiratorias y de riesgo de Sín-
drome de Muerte Súbita e Inesperada del Lactante, que los hijos de madres fumadoras que son alimen-
tados con biberón.
Si la madre ha intentado dejar de fumar, pero aún no lo ha logrado, no se debe contraindicar la lactan-
cia, ya que sus beneficios superan los posibles riesgos. En estos casos se le debe aconsejar a la madre:
▪ Que fume la menor cantidad de cigarrillos posible.
▪ Que no fume antes de amamantar sino después.
▪ Que lo haga al aire libre, sin exponer al niño al humo del cigarrillo.
▪ Que cambie su ropa luego de fumar, para evitar transportar las toxinas del tabaco en la ropa.
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Cafeína
La denominada guaranina del guaraná, la teína del té, y
la mateina del mate, son en realidad moléculas de cafeína.
La vida media de la cafeína en el cuerpo varía de acuerdo a las distintas edades. En los adultos es de
4,9 horas; en los neonatos es de 97,5 horas y en niños de 3 a 5 meses de edad, de 14 horas. Por esta
causa, en los neonatos amamantados por una madre que toma café se produce una acumulación im-
portante de cafeína en sangre con el paso de los días.
La identificación de lactantes activos, en estado de alerta, con ojos bien abiertos y patrón de sueño
con cortos períodos de reposo, puede corresponder a un excesivo consumo de cafeína en la madre y a
la prolongada vida media que presenta la cafeína en los lactantes con la consecuente acumulación
mencionada.
Lactancia y medicamentos
Son muy pocos los medicamentos contraindicados durante la lactancia.
De darse el caso e indicarse la suspensión de la lactancia materna, deberá
ser justificada por un profesional sobre la base de razones médicas.
La mayoría de los medicamentos ingeridos por la madre pasan a la leche
en algún grado, pero, en general, no producen efectos secundarios en los
bebés y, cuando los producen, no son significativos, ya sea porque la con-
centración en la leche es baja para ser clínicamente relevante o porque no
son biodisponibles.
Se debe considerar el riesgo para el lactante de recibir una pequeña cantidad de fármaco con la leche
materna, conociendo la toxicidad potencial para el lactante por la acción propia del fármaco o por
inmadurez metabólica y qué efectos –tanto a corto como a largo plazo– tendrá este medicamento sobre
el lactante, frente al riesgo que implica perder parcial o totalmente la lactancia.
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El riesgo de recibir una pequeña cantidad de fármaco con la leche materna debe
ponderarse frente al riesgo de interrumpir o perder la lactancia. Esta pondera-
ción debe hacerse a partir de evaluar los efectos en el corto o largo plazo que
tendrá este medicamento sobre el lactante.
Los riesgos no son siempre iguales y el peligro con cualquier fármaco disminuye con la edad del
niño. Con el crecimiento maduran la función renal y el metabolismo hepático; como consecuencia, el
fármaco se elimina mejor. Cada mes disminuye la ingesta de leche (ml/kg de peso) y, por lo tanto, la
dosis de fármaco que recibirá el niño.
Evaluar siempre:
▪ Cantidad de fármaco.
▪ Toxicidad.
▪ Madurez metabólica.
▪ Edad del niño.
▪ Efectos a corto o largo plazo.
▪ Madre que es dependiente o que consume drogas psicotrópicas de abuso: anfetaminas, cocaína,
heroína, marihuana, fenciclidina, heroína o LSD. Estas drogas incapacitan a la madre para cuidar
a su hijo y ponen en riesgo la vida y la salud de ambos, cualquiera sea el tipo de alimentación. Cada
una de estas drogas provoca distinto tipo de alteraciones en el niño razón por lo cual están contrain-
dicadas. La metadona usada en el tratamiento de dependientes de los opiáceos es compatible
con la lactancia.
▪ Madre que esté recibiendo agentes antineoplásicos, citostáticos que interfieren con la replicación
del ADN, la división celular y suprimen la médula ósea.
▪ Tratamiento o diagnóstico materno con isótopos radioactivos.
▪ Es posible que una madre, durante el período de amamantamiento, requiera estudios o tratamiento
con radiofármacos. En ese caso, debe suspender transitoriamente la lactancia hasta que haya desa-
parecido la actividad del radiofármaco en su leche. Se debe consultar al médico especialista en me-
dicina nuclear antes de realizar el estudio, a fin de determinar la conducta a seguir. En caso de tener
que suspender transitoriamente la lactancia, se puede alentar a la madre a extraerse leche
previamente para poder administrarla a su hijo mientras dura la suspensión.
▪ Amiodarona. Antiarrítmico. Riesgo de hipotiroidismo por contener 35% de Yodo, y de efectos car-
diovasculares adversos.
▪ Cloranfenicol. Antibacteriano. Efectos descriptos: sopor, flatulencia y vómitos. Riesgo teórico de
depresión de médula ósea. Evitar principalmente en el período neonatal.
▪ Ergotamina. Antimigrañoso. Puede inhibir la prolactina y provocar vómitos, diarrea y convulsiones.
▪ Sales de oro. Antiartrítico. Su larga vida media en adultos sugiere una potencial acumulación. Posi-
bilidad de diarrea, dermatitis, nefrotoxicidad y discrasias sanguíneas.
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▪ Litio. Antipsicótico. Toxicidad en el recién nacido con cianosis e hipotonía. Erupción cutánea.
▪ Fenindiona. Antitrombótico. Se encuentra en cantidades significativas en leche materna. Fue repor-
tado un caso de trastorno de la coagulación en un recién nacido.
▪ Isotreitoína. Retinoide. Antiacné sistémico. Se acumula en la leche. Muy liposoluble. Amplio rango
de efectos adversos en adultos. Mutagénico y carcinogénico en animales.
▪ Pseudoefedrina. Descongestivo. Puede originar irritabilidad e insomnio, e inhibir la prolactina, dis-
minuyendo la producción de leche.
▪ Tetraciclinas (Uso crónico). Antibacteriano. Se excreta poco por leche materna. No es conveniente
su uso prolongado (3-4 semanas), por su capacidad de alterar los cartílagos de crecimiento, la colo-
ración de los dientes o la flora intestinal del lactante.
▪ Existe un grupo de medicamentos, como la Cabergolina, que se encuentran contraindicados por ser inhibido-
res de la secreción de prolactina, aunque no porque produzcan daño al niño.
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Bibliografía
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Full-Term Infants. Recuperado de https://bit.ly/2iWKGYx
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