CBLM M3

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La primera versión del presente curso fue realizada en el año 2015 por especialistas

en Lactancia Materna y el asesoramiento de expertos de la Dirección Nacional de Ma-


ternidad, Infancia y Adolescencia (DiNaMIA), del Ministerio de Salud de la Nación.
La versión actual ha sido revisada y actualizada por los expertos de la DiNaMIA.

Contenido

Introducción.......................................................................................................................2
Objetivos del módulo .........................................................................................................2
Semiología de la lactancia ..................................................................................................3
Posiciones para amamantar ................................................................................................4
Datos importantes para tener en cuenta ..............................................................................8
El papel del personal de salud . ........................................................................................ 10
La lactancia es lo mejor pero, en algunos casos, requiere de evaluación. ......................... 14
Condiciones en las que no es aconsejable amamantar ....................................................... 14
Condiciones en las que, temporalmente, no es aconsejable amamantar ............................. 16
Lactancia en situaciones espéciales ..................................................................................17
Hábitos maternos que requieren control y consejería ........................................................ 20
Lactancia y medicamentos ............................................................................................... 21
Bibliografía...................................................................................................................... 24
Introducción

Para los seres humanos alimentarse significa mucho más que comer, ya que el alimento no sólo
satisface una de sus necesidades primarias. También implica estímulos sensoriales y, fundamental-
mente, actúa como un integrador social y cultural que ofrece la posibilidad de encuentro, identidad y
comunicación. Proveer alimentos es un acto natural de cada especie para lograr su conservación. Ali-
mentar a un niño o niña significa aún mucho más.
La alimentación de un niño implica satisfacer sus requerimientos nutricionales y es, además, uno de
los elementos primordiales para lograr su crecimiento y desarrollo armónico e integral como persona.
Consiste en una experiencia de vida, de intercambio y reciprocidad entre él y quien le brinda, además
del alimento, cuidados y afecto, generando formas sutiles de integración social y cultural.
Esta relación se manifiesta y fortalece por medio de la mirada, las palabras, las caricias, y también a
través del acto mismo de brindar el alimento, lo que debe ser percibido por el niño y la madre como
una situación placentera.
En los primeros meses de la vida extrauterina, la lactancia materna cubre las necesidades tanto nu-
tricionales como psicoafectivas del bebé. Es un tiempo de aprendizaje compartido, gradual y continuo,
que fortalece la sensación de seguridad y protección del niño y, al mismo tiempo, reafirma en la madre
y en la familia su competencia para la crianza, lo cual mejora su autoestima y le permite obtener reco-
nocimiento social.
Durante ese proceso, conocer y practicar una buena postura para amamantar, junto con una buena
prendida del bebé al pecho, resulta crucial para que la lactancia resulte una experiencia placentera,
exitosa y sostenida en el tiempo.

Objetivos del módulo

Que el participante del curso sea capaz de:


▪ Identificar los elementos básicos para una adecuada técnica de amamantamiento.
▪ Familiarizarse con las pautas para una adecuada evaluación profesional del amamanta-
miento.
▪ Reconocer las contraindicaciones (temporarias o definitivas) para la lactancia materna y
evaluar el riesgo-beneficio.

2
Semiología de la lactancia
por el Dr.Eduardo Tognetti

Para un correcto enfoque de la semiología de la lactancia es necesario considerar no sólo aspectos


relativos a la técnica del amamantamiento, sino también con la formación del vínculo madre-hijo y la
necesidad de facilitar el contacto madre-hijo temprano y sostenido.

El primer contacto: temprano y sostenido


Para lograr un buen inicio de la lactancia materna, es ne-
cesario ofrecer el pecho al niño lo más pronto posible des-
pués del nacimiento. Idealmente, durante la primera hora
de vida. Este hecho es muy importante, ya que los recién
nacidos a término y sanos están especialmente alertas du-
rante la primera hora posterior al parto.
Contacto temprano y sostenido quiere decir que el bebé
permanezca junto a su madre desde el momento del naci-
miento y que se estimule el contacto piel a piel entre am-
bos, facilitando el contacto visual, táctil y verbal desde los
primeros minutos de vida. Así, tan pronto como el niño
presente signos de querer iniciar el amamantamiento, su
madre podrá ofrecerle el pecho.
La interacción mediante contacto de piel a piel favorece el mantenimiento de la temperatura y la
glucemia neonatal dentro de rangos normales, una relación más estrecha con la madre y la reduc-
ción de los niveles de llanto, con apaciguamiento del recién nacido.
Cuando el contacto piel a piel es fomentado desde el momento del nacimiento, es más probable que se
inicie tempranamente el amamantamiento y que la prendida a pecho sea correcta, todo lo cual está
relacionado también con una mayor duración de la lactancia y una mayor probabilidad de lactancia
exclusiva.

En el año 1990, en un artículo sobre “Parto y apego” publicado en la revista The Lancet, Lennart
Righard y Margaret Alade analizaron el comportamiento de recién nacidos a término, sanos y vigoro-
sos al nacer, nacidos de parto normal y sin medicación materna. Estos bebés fueron puestos en contacto
desde el nacimiento y sin interrupción con sus madres; se los dejó desnudos sobre el abdomen de la
madre y se observó que comenzaron a reptar hacia el pecho materno y lograron prenderse y succionar
sin necesidad de asistencia. Este comportamiento se vio alterado por la interrupción del contacto tem-
prano y la utilización de medicación durante el parto, por lo que los autores del estudio concluyeron
que, para facilitar la succión, las drogas dadas a la madre en el parto deberían ser restringidas y los
recién nacidos deberían ser dejados con la madre sin ser perturbados, hasta que estén listos para su
primer amamantamiento.

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Después de la primera hora de vida, el recién nacido suele adormecerse, por lo que es conveniente
que permanezca junto a su madre manteniéndose entre ambos el contacto piel a piel. De esta manera,
la madre podrá volver a ofrecerle el pecho tan pronto como observe que el bebé despierta y comienza
con movimientos de búsqueda para mamar.

Técnica de amamantamiento

Una adecuada técnica para el amamantamiento resulta funda-


mental para el inicio, mantenimiento y continuidad de la lactan-
cia, como también para la prevención de las patologías más habi-
tuales que contribuyen en gran medida a su abandono. Este objetivo
se verá facilitado si un miembro del equipo de salud observa la
prendida y realiza una intervención oportuna, de ser necesario.
Dentro de las patologías prevenibles podemos mencionar:
▪ Hipogalactia secundaria.
▪ Inadecuado vaciamiento de la mama.
▪ Dolor, grietas o úlceras del pezón.
▪ Ingurgitación mamaria.
▪ Taponamiento de conductos.
▪ Mastitis.

Posiciones para amamantar

Existen muchas posiciones apropiadas para amamantar que se adaptan a cada momento y lugar. La
elección se debe realizar de modo que la mamá y el bebé estén cómodos, relajados y juntos. Ideal-
mente, se debe contar con un apoyo adecuado que permita a la madre sostener y contener al bebé sin
esfuerzo.
Si la madre y el niño se encuentran en una posición confortable y la técnica de amamantamiento es
adecuada, el equipo de salud no debe intervenir, sino simplemente observar y alentar.

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Posición sentada clásica
▪ Es conveniente que la madre mantenga la espalda recta y bien apoyada, utilizando una silla cómoda.
Puede ser útil tener las rodillas ligeramente elevadas con un banquito
bajo los pies, o elevar al niño con un almohadón sobre las piernas
para no tener que sostenerlo levantado.
▪ El niño se encuentra acostado frente a la madre a la altura de los
pechos, para que ésta pueda atraerlo hacia sí sin esfuerzo.
▪ El abdomen del niño debe quedar enfrentado al de la madre (panza
con panza).
▪ El antebrazo de la madre sirve de apoyo al cuerpo y a la cabeza del
niño, ambos en una misma línea.
▪ El brazo del niño que queda por debajo se ubica debajo del pecho de
la madre o rodeando su cintura.
▪ La madre toma el pecho con la mano en forma de “C”, con cuatro
dedos por debajo y el pulgar por arriba, sin que sus dedos interfieran
en la adhesión boca-pecho.

Posición sentada invertida


▪ Se requiere de un almohadón de apoyo para el brazo materno, del
lado que va a amamantar.
▪ El niño se encontrará acostado, rodeado por el brazo de la madre,
con el cuerpo rodeando la cintura de la madre, apoyado sobre el an-
tebrazo materno, alineado y enfrentado al costado de la mamá (panza
con costillas).
▪ La mano de la madre del mismo lado sostiene la cabeza del niño por
debajo de la nuca, sin tocarla, entre el dedo índice (o medio) y el
pulgar, ya que el contacto a mano llena sobre la nuca del niño pro-
vocaría la extensión del cuello, que lo haría llevar la cabeza hacia
atrás y alejarse del pecho.
▪ Con la mano libre la mamá le ofrecerá el pecho.

Posición de caballito
▪ Esta posición es recomendada para niños hipertónicos o hipotóni-
cos, con fisura palatina o madres con mamas muy grandes.
▪ Con la madre sentada, el niño se enfrenta al pecho sentado sobre la
pierna de esta a caballito.
▪ La madre afirma el cuerpo y sostiene la cabeza del niño con la
mano del brazo del mismo lado, con los dedos medio y pulgar de-
trás de las orejas y por debajo del occipucio, ofreciendo el pecho
con la mano libre.

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Posición sentada de transición
▪ Es una posición útil en el caso de bebés muy pequeños y bebés en-
fermos (por ejemplo, con enfermedades respiratorias).
▪ Puede ser útil tener las rodillas ligeramente elevadas con un ban-
quito bajo los pies, o elevar al niño con un almohadón sobre las pier-
nas para no tener que sostenerlo levantado.
▪ La madre alza a su bebé con el brazo opuesto al pecho con el que
está amamantando. El niño se encuentra acostado con el abdomen
frente al de ella.
▪ La madre sostiene la cabeza del niño por detrás de la nuca (con el
pulgar y el índice o el mayor, sin apoyar plenamente la mano sobre
la nuca), con la mano opuesta al pecho del que mama el niño.
▪ Con la mano del mismo lado sostiene el pecho y se lo presenta to-
mándolo en forma de “C”, con cuatro dedos por debajo y el pulgar
por arriba, sin que sus dedos interfieran en la adhesión boca-pecho.

Posición acostada
▪ La madre y el niño se ubican acostados y enfrentados.
▪ La madre debe apoyar en forma cómoda la cabeza sobre una al-
mohada y el niño se contiene con el brazo de la madre que apoya
sobre la cama.
▪ La cara del niño mira al pecho con el abdomen pegado al cuerpo de
la madre.
▪ Con la mano libre la madre debe dirigir el pecho hacia la boca del
niño.

Posición madre acostada y niño en decúbito ventral


▪ La madre se encontrará acostada de espalda con el
niño recostado sobre ella en decúbito ventral en-
frentado al pecho para lograr una adecuada adhe-
sión boca-pecho.
▪ Esta posición puede aconsejarse en madres que
presentan un reflejo de eyección enérgica de leche
haciendo que el bebé se atragante al mamar y
suelte el pecho. Esta posición permitirá que la
eyección de leche en contra de la gravedad dismi-
nuya en fuerza evitando el problema.
▪ Resulta también una posición adecuada para las
madres con operación cesárea con dificultad para
movilizarse.

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Adhesión boca-pecho (agarre o prendida)
Para que la succión sea efectiva y se logre el vaciamiento de la mama, producción suficiente de leche y preven-
ción de lesiones del pezón, es necesaria una adecuada adhesión boca-pecho. En otras palabras, una buena pren-
dida.

Sugerencias para una correcta prendida


▪ En una posición adecuada, la madre sostiene el pecho con su mano libre y estimula los labios del niño con el
pezón, manteniendo la estimulación hasta que abra ampliamente la boca como para pronunciar la letra “A”.
▪ La madre debe atraer al niño hacia el pecho con el pezón apuntando al paladar para lograr la denominada
prendida asimétrica, en la que la boca del niño abarca una mayor porción de la areola por debajo del pezón
apoyando el mentón sobre la mama.
▪ Cuanto menor sea la porción visible del pezón, mejor será la prendida al pecho (pero se debe tener cuidado en
mujeres con pezones muy grandes, ya que esta regla puede no ser tan clara). Se deberá observar que, en la
prendida correcta, la boca se encuentre ampliamente abierta y los labios evertidos (boca de pescado).
▪ Cuando el bebé está mamando adecuadamente, se puede observar que la succión no es continua: realiza pausas
y abre la boca a su máxima capacidad, indicando que su boca se está llenando de leche; cuanto más dure la
pausa, mayor será la cantidad de leche que el bebé recibe.
▪ Para realizar una succión efectiva del pecho, el niño necesita crear una tetina, formada aproximadamente por
un tercio de pezón y dos tercios de tejido mamario.
▪ En la succión del pecho, la lengua del recién nacido realiza un movimiento en forma de ondas peristálticas,
que favorece el vaciamiento.

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Datos importantes para tener en cuenta
El tamaño de los pechos no influye sobre la capacidad de amamantar
Tanto los pechos grandes como los pequeños pueden producir la cantidad de leche requerida por el
niño. El tamaño de los pechos no guarda relación con el tamaño de las glándulas mamarias (encargadas
de producir la leche) y sólo es expresión de la cantidad de grasa presente en el pecho.

Frecuencia y duración de las mamadas


Se debe tener en cuenta que el principal estímulo para la producción de leche es una succión adecuada
del niño y una toma que se prolongue lo suficiente como para lograr el vaciamiento completo del pecho
asegurando la ausencia del FIL (ver Módulo 2). La producción de leche será mayor cuantas más veces
el bebé succione y vacíe el pecho.
La duración ideal de la toma es aquella en la que el niño suelta espontáneamente el pecho, ya que él
es el único que sabe cuándo ha quedado satisfecho. No se deben aplicar horarios ni esquemas rígidos
en cuanto a la frecuencia y duración de las tomas. La frecuencia habitual para mamar es de unas 8 a
12 veces por día (pero eso puede variar de un niño a otro). En lactantes mayores con buena ganancia
ponderal1, no es necesario hacer un seguimiento específico de la cantidad de tomas diarias.
Para amamantar correctamente a libre demanda, se deben seguir las señales del bebé, quien demuestra
cuándo está listo para amamantarse moviéndose, chupándose el dedo, poniéndose inquieto, buscando
o quejándose levemente. No se debe esperar el llanto, ya que es un signo tardío de hambre y dificulta
una adecuada prendida al pecho. Amamantando cuando emite las primeras señales, el bebé tomará el
pecho calmado, con una prendida y succión adecuadas.

¿Un pecho o los dos?


Los bebés pueden mamar de uno o de los dos pechos en cada toma, pero siempre es importante lograr
un vaciamiento completo del pecho por cual inicia.
Si el bebé se muestra satisfecho o se duerme una vez que finaliza el primer pecho, no es necesario
ofrecerle el otro, que deberá ser ofrecido primero en la próxima toma. En estos casos, es probable
que el bebé compense su necesidad de alimento disminuyendo los intervalos entre mamadas.

Dolor al amamantar
La causa más frecuente de dolor al amamantar es una mala prendida. La succión sólo puede doler o
molestar en el momento del inicio de la mamada (sobre todo durante los primeros días después del
nacimiento). Pasada esta etapa, la succión no debe provocar dolor. El dolor durante la mamada corres-
ponde una prendida inadecuada o a una patología que debe ser atendida inmediatamente.
Si la mamá sólo siente dolor al inicio de la prendida y ese dolor cede rápidamente a medida que avanza
la toma, se puede considerar algo normal. Si, en cambio, el dolor no cede, se debe consular inmedia-
tamente con el equipo de salud, quien evaluará la prendida.

1
Para evaluar la ganancia de peso, el equipo de salud deberá contar con al menos dos (2) mediciones realizadas en la misma
balanza y en condiciones similares de vestimenta.

8
Inicio de la adhesión boca-pecho
Con el inicio de la adhesión boca-pecho, los primeros movimientos de succión pueden provocar mo-
lestias. Esto se debe a la presión negativa y el estiramiento del pezón realizada sobre los conductos
lactíferos, que todavía no están llenos de leche.

Puerperio inmediato
Durante el puerperio inmediato, el dolor persistente durante la mamada corresponde a una prendida
inadecuada. Es importante la evaluación y corrección de la prendida para evitar que se produzca una
lesión.

Después de las primeras semanas


El dolor después de las primeras semanas, con irritación de los pezones o vasoespasmo, puede deberse
a infecciones por Candida albicans o Estafilococo, patologías que deben ser atendidas inmediata-
mente.

Tetinas y chupetes
Desde el inicio y hasta que la lactancia esté correctamente instalada (aproximadamente dentro del
primer mes de vida), no se recomienda usar tetinas o chupetes. De esta manera, se busca evitar la
llamada “confusión del pezón” que dificulta la prendida al pecho; sin embargo, una vez instalada ade-
cuadamente la lactancia se recomienda usar el chupete (especialmente durante los períodos de sueño
del bebé) ya que su uso reduce el riesgo del Síndrome de Muerte Súbita e Inesperada del Lactante.
Se aconseja consultar las "Recomendaciones sobre el uso del chupete para equipos de salud, padres y
cuidadores" (MSAL, 2007).

9
El papel del personal de salud para hacer la diferencia.
Detección de alertas para poder acompañar a la madre,
evitando el abandono de la Lactancia Materna.
por el Dr. Antonio Morilla

Tal como se describió en el Módulo 1, en la República Argentina un elevado porcentaje de mujeres


inicia la lactancia. Sin embargo, su prevalencia decae rápidamente hacia los 6 y 12 meses. Durante los
primeros meses de vida, el motivo más citado por las madres para abandonar la lactancia es “me quedé
sin leche”, lo cual pone de manifiesto que es importante acompañar a las familias con la adecuada
técnica de lactancia para que no lleguen a esa situación.
Es frecuente que se produzca un destete innecesario en situaciones donde la demanda de leche del
bebé es mayor porque coincide con una etapa de crecimiento acelerado. En esos momentos, en 2 ó 3
días suele incrementarse la demanda y el bebé se manifiesta más apegado y demandante. Al observar
esto, es probable que la madre piense que el bebé se está quedando con hambre y que ella “no
tiene suficiente leche”. Este sentimiento puede verse reforzado por familiares o allegados que, por
desconocimiento, opinen que un niño puesto al pecho con frecuencia es sinónimo de una madre con
poca cantidad de leche.
Recordemos que el éxito en la lactancia no es responsabilidad exclusiva de la madre: su promo-
ción y apoyo es una responsabilidad colectiva de los sistemas, equipos y servicios de salud, la familia
y la comunidad y los lugares de trabajo. Por este motivo, los equipos de salud deben estar disponibles
para reforzar positivamente a las mujeres que amamantan con información oportuna y adecuada para
evitar el abandono de la lactancia por una evaluación equivocada.
El equipo de salud debe familiarizarse con los motivos más frecuentes de ese abandono en su comu-
nidad para poder anticipar y abordar adecuadamente los diferentes problemas. Como punto de partida
se puede tomar el listado obtenido por la Encuesta Nacional de Nutrición y Salud (ENNyS-1) presen-
tado en el Módulo 1 (ENNyS-1, 2007). Para los motivos referidos se ofrecen soluciones posibles a
continuación, pero en todo caso, antes de suspender total o parcialmente la lactancia, el equipo de
salud debe siempre:
▪ Escuchar atentamente a la familia para comprender qué sucede.
▪ Evaluar los principales problemas relacionados con la lactancia y proponer acciones apropiadas.
▪ Alentar el apoyo familiar, enfatizando los beneficios para todos miembros de la familia.
▪ Estimular a la madre que va a tener que separarse de su hijo a realizarse una extracción de leche
antes que suspender la lactancia.
▪ Ponderar los riesgos relacionados con la alimentación artificial.
▪ Prescribir fórmulas infantiles únicamente como última medida, luego de haber realizado una cuida-
dosa evaluación de la situación.
▪ Evaluar las prácticas institucionales que puedan interferir con la lactancia y proponer mejoras.

Las mujeres, ¿Se quedan sin leche?


Es poco frecuente que una mujer presente menor producción de leche, de la que su propio bebé
necesita. De hecho, la naturaleza ha dotado a las mujeres con la capacidad de adecuar la cantidad
producida a las necesidades de cada hijo, y eso se puede observar claramente en el caso de madres de
mellizos que logran amamantar a ambos a pesar de la alta demanda de producción que ello implica.
Cuando se incluye un biberón, el bebé duerme más y demanda menos, razón por la cual estimula
en menor grado la función de la glándula mamaria. Al haber menos estímulo en el pecho, se genera
un círculo vicioso que termina en la disminución en la cantidad de leche producida.

10
Si pasa tiempo sin que la leche sea extraída, ya sea por succión o por intervención manual de la
madre, se acumula el FIL (“Factor Inhibidor de la Lactancia” ver módulo 2) en la mama que comunica
al hipotálamo de la madre que no produzca más leche, porque no es evacuada.
Para comprender por qué muchas mujeres prefieren quedarse sin leche, sirve consultar la imagen a
continuación, que representa el esquema básico de la producción de leche.

Es importante volver a reforzar el concepto de que cuando la técnica de amamantamiento es la co-


rrecta (es decir, se amamanta a demanda, se siguen las señales de saciedad del bebé y no se está pro-
cediendo según esquemas rígidos basados en horarios predeterminados), las probabilidades de que la
mujer tenga suficiente leche son máximas y siempre va a lograr cubrir los requerimientos de su bebé.
El equipo de salud debe trabajar fuertemente para brindar a cada mujer la confianza suficiente, de
modo que se sienta segura de poder proveer la cantidad de leche que su bebé necesita, ya que su cuerpo
está diseñado para ese fin.

¿Hay que abandonar la lactancia si el bebé tiene problemas con el aumento de peso
en las primeras semanas de vida?
Respecto al motivo “el bebé no aumentaba de peso”, la información que actualmente brinda la Or-
ganización Mundial de la Salud (OMS) en relación con las nuevas Curvas de Crecimiento (repre-
sentación gráfica de su desarrollo en el tiempo), indica que la variabilidad del peso de los niños de-
pende de varios factores. Un primer factor deriva del hecho de que los bebés, al nacer, tienen un peso
que no es el real debido a que la madre por lo general recibió una hidratación por suero durante el
trabajo de parto que suele ser algo excesiva. En consecuencia, los bebés tienen más peso al nacer
porque reciben ese excedente de líquido de la madre. Se observa entonces que hay pérdidas importan-
tes de peso los primeros días. Por esta razón, es normal que hasta los 14 a 21 días de vida el bebé no
recupere peso de nacimiento.
La información de las Curvas de Crecimiento de la OMS indica que hay bebés que no aumentan de
peso durante la primera semana de vida y esto es aceptable siempre que resulten normales otros
parámetros tales como la vitalidad que presenta el niño, la coloración de la orina clara y abundante
y la actividad del intestino.

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¿Cuándo el equipo de salud debe indicar "abandonar la lactancia"?
Excepto que exista una contraindicación médicamente justificada para la lactancia (ver más adelante
de este mismo Módulo), el médico nunca debería indicar el abandono de la lactancia. El papel del
equipo de salud debe ser acompañar a la madre en todas sus dudas, mitos y posibles dificultades que
pudieran presentarse en relación a la lactancia. Antes de indicar una suspensión definitiva de la lactan-
cia, siempre se debe tener en cuenta el riesgo que representa para la salud del lactante la posibilidad
de no recibir leche materna.

¿Cómo puede ayudar el personal de salud a prevenir el destete prematuro?


El Ministerio de Salud de la Nación define que un niño sufre un destete prematuro cuando ha aban-
donado la lactancia materna exclusiva antes de los seis meses de edad o cuando, directamente, ya no
hay lactancia antes de los dos años. Es muy importante acompañar a la madre y mantenerse alerta para
detectar señales de un destete prematuro.
Hay muchos indicios para detectar estas señales con antelación, incluso desde el embarazo. Por ejem-
plo, se puede preguntar con delicadeza si el bebé fue deseado o planificado. Una madre adolescente o
que está sola presenta por lo general un mayor riesgo de abandono de la lactancia o destete prematuro.
Por eso, es importante conocer los antecedentes familiares y de salud de la mujer para poder actuar
oportunamente.
Otro motivo referido por las mujeres de
abandono de la LM es la vuelta al trabajo. Para
eso es importante que el equipo de salud se fa-
miliarice con la legislación vigente y asesore a
la mujer sobre sus derechos en relación a li-
cencias y acceso a salas de lactancia.
Si la madre tiene que comenzar a trabajar
fuera de su casa, es necesario anticiparse y su-
gerirle que extraiga su leche en casa para que
vaya ganando práctica y comience a acumu-
larla, generando un pequeño stock para el fu-
turo inmediato. La leche puede ser conservada en condiciones de higiene y temperatura adecuadas
para que otra persona se la dé al bebé en su ausencia. Lo ideal es que sea administrada con un vasito o
cuchara y no con biberón, para evitar la confusión con el pezón (esta práctica es recomendada hasta
que la lactancia esté instalada).
Si la madre ya se encuentra trabajando y no puede salir a amamantar a su bebé, o puede, pero éste no
está cerca, recomiende que se extraiga leche en su lugar de trabajo, utilizando los descansos por lac-
tancia que le corresponden por ley y que se mencionaron el Módulo 1.
El lugar para la extracción de leche debe ser un espacio limpio, cómodo e idealmente exclusivo para
tal fin (nunca el baño). Luego de que la madre haya extraído su leche, debe rotular el frasco con la
fecha de la extracción, para luego reservarla en la heladera hasta la hora de regresar a su casa.
Los tiempos recomendados para la conservación doméstica de la leche humana para niños término
sanos son (American Breastfeeding Medicine, 2010):

12
→ Para descongelarla o entibiarla no se recomienda usar microondas. Lo ideal es el Baño María
(pero no sobre el fuego), o bien colocar el recipiente bajo el chorro de agua caliente.
→ Recuerde a la madre que, mientras más se extraiga, más leche producirá. Una mujer puede pro-
ducir más leche con ayuda de la succión de su hijo y de la extracción manual, generando un
pequeño banco en su casa que le será útil una vez incorporada al trabajo. Con esto se evitaría,
en parte, el destete temprano.

Otra forma que tiene el equipo de salud para prevenir el destete prematuro es a través de la derivación
a grupos de apoyo a la lactancia materna, ya sean propios del hospital o centro de salud, o de la
comunidad. En nuestro país, por ejemplo, existe un grupo de apoyo que cuenta con referentes en mu-
chas provincias, llamado “La liga de la Leche”.

13
La lactancia es lo mejor pero,
en algunos casos, requiere de evaluación.
por el Dr. Eduardo Tognetti

Casi todas las madres pueden amamantar exitosamente, lo que significa iniciar la lactancia materna
durante la primera hora de vida, dar lactancia materna exclusiva durante los primeros 6 meses y con-
tinuar la lactancia hasta los 2 años o más junto con la alimentación complementaria. Sin embargo, hay
algunas circunstancias en las cuales la leche humana no está recomendada y el equipo de salud deberá
valorar cada situación en particular. En la revisión de las contraindicaciones de la lactancia materna es
importante considerar los cuadros que introducen un riesgo significativo para la madre o el niño y
que no tienen curación; las causas a analizar son: la enfermedad o medicación materna, y la en-
fermedad del niño.

Condiciones en las que no es aconsejable amamantar


Lactantes con diagnóstico de Galactosemia
La Galactosemia es un error congénito del metabolismo en el que
se presenta una imposibilidad de metabolizar la galactosa en glucosa.
Esta patología, de no ser atendida a tiempo puede producir retraso
neurológico y del crecimiento, con hepatoesplenomegalia. Dado que
un componente fundamental de la lactosa es galactosa, la lactancia
materna y cualquier fórmula que contenga lactosa o galactosa están
contraindicadas en los niños afectados.
La lactosa y la galactosa deben ser excluidas de la alimentación de
estos niños, sustituyéndolas por fórmulas especiales libres de lactosa
o fórmulas de soja.
Se debe evaluar la función hepática del niño y consultar a un especialista.

Lactantes con enfermedad de orina de jarabe de arce


En estos casos se debe suspender la lactancia y se requiere una fórmula especial, libre de Leucina,
Isoleucina y Valina.

Madre con infección con Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH)


El VIH se transmite a través de la leche materna, por lo cual la lactancia materna determina un riesgo
adicional de infección para el neonato. Según estudios, se estima un incremento del riesgo en el orden
del 15% en aquellas madres con infección crónica y de hasta el 30% cuando la infección de la madre
ocurre cerca de un año antes del parto.

14
La Organización Mundial de la Salud propone que las autoridades sanitarias de los distintos países
identifiquen cuál es la forma más adecuada de alimentar a los lactantes de acuerdo a su situación
epidemiológica y a sus posibilidades de implementar una de dos políticas sanitarias en sus comunida-
des, optando por lactancia artificial (alimentación de sustitución aceptable, factible, asequible, soste-
nible y segura) o por lactancia materna con medicamentos antirretrovirales (ARV). Una vez elegida,
una de estas alternativas debe convertirse en la única que se fomente como norma asistencial.
En la Argentina, el Ministerio de Salud de la Nación recomienda suspender la lactancia materna
en estos casos, indicando su inhibición y asegurando al recién nacido alternativas alimentarias ade-
cuadas. En Argentina se distribuyen sucedáneos de leche materna durante los primeros 6 (seis) meses
de vida, en forma gratuita, para estos niños.

Madre infectada con Virus Linfotrópico Humano de células tipo I y II (HTLV-1 y HTLV-2)
Se ha demostrado la transmisión del virus HTLV tipo I y II a través de la leche materna, así como
también la eficacia de la prevención por la supresión de la lactancia materna y la limitación de su
duración. La infección materna por este virus es una contraindicación para la alimentación a pecho,
siempre y cuando se disponga de sustitutos adecuados.
En la mayoría de los casos, el HTLV-1 produce una infección retroviral crónica asintomática que
perpetúa la infección en poblaciones endémicas. Se estima que no más del 5 % de las personas infec-
tadas con HTLV-1 desarrollan leucemia/linfoma de células T del adulto (ATLL) o paraparesia espás-
tica tropical (PET)/mielopatía asociada a HTLV-1.
La ATLL es una forma de leucemia de curso agudo, que afecta principalmente a varones entre los
50 y 60 años. A diferencia de ATLL, la PET suele presentarse con más frecuencia en mujeres. La edad
promedio del inicio de los síntomas es de 45 años.

Citomegalovirus
Esta patología requiere evaluación individual. Existe transmisión por leche materna. Según el caso
clínico, puede ser necesaria una interrupción temporal de la lactancia. Usualmente, no hay riesgo de
enfermedad seria en el recién nacido de término, pero sí existe riesgo de enfermedad seria y secuelas
en el recién nacido pretérmino o inmunodeficiente. Se puede lograr una disminución significativa de
la carga viral en la leche materna por congelación a -20°C, o pasteurización.

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Condiciones en las que, temporalmente, no es aconsejable amamantar
o que requieren de evaluación periódica

Tuberculosis activa no tratada


Es importante tener en cuenta que el bacilo de la tuberculosis no ha sido aislado en la leche materna
y que la transmisión se produce por vía aérea.
Existen controversias sobre la necesidad de separar al niño de la madre. La OMS aconseja no sepa-
rarlos y administrar Isoniacida al niño durante 6 (seis) meses, si la madre había iniciado tratamiento
durante un lapso menor de 2 (dos) meses antes del parto. Por otra parte, la Academia Americana de
Pediatría y otros autores recomiendan la separación madre-hijo hasta que hayan transcurrido las pri-
meras 2 (dos) semanas de tratamiento y la madre ya no contagie (esputo negativo).
En el caso de mantener el contacto madre-hijo, además de la quimioprofilaxis al recién nacido, se
puede indicar a la madre el uso de barbijo de alta eficiencia mientras está con el niño, a fin de minimizar
el riesgo. Sólo está contraindicada la leche materna en caso de TBC mamaria.

Herpes simple
El virus del Herpes Simple ha sido aislado en la leche materna, pero su transmisión por esta vía es
infrecuente.
El origen de la infección posnatal corresponde, en general, al contacto con lesiones herpéticas activas
en los pezones o cerca de ellos, o lesiones orales o genitales y sus secreciones, pero no por la leche
materna extraída. Se debe interrumpir el amamantamiento en las mujeres que presenten lesiones
mamarias hasta que éstas sanen. Si el herpes se localiza en un solo pecho, el niño puede seguir
amamantándose del pecho sano hasta que se produzca la curación. Para prevenir el contagio, es im-
portante el lavado cuidadoso de las manos y cubrir las lesiones activas de la piel.
El tratamiento materno con Aciclovir no está contraindicado en la lactancia materna.

Varicela
Si la madre presenta síntomas desde 5 días antes y hasta 48 horas después del parto, situación
en la que el recién nacido presenta baja tasa de anticuerpos transferidos transplacentarios, se debe
considerar al bebé infectado y con riesgo de desarrollar una infección grave con diseminación de la
enfermedad, debiéndose iniciar tratamiento con Gammaglobulina específica y tratamiento antiviral.
Está contraindicado el amamantamiento y el contacto con la madre mientras dure el período de
contagio. Si la madre no presenta lesiones en la mama, puede extraerse leche y administrarla a
su hijo/a.
Si la enfermedad se manifiesta luego de las 48 horas posteriores al parto, se debe tener en cuenta
que la varicela es contagiosa desde días antes de aparecer la erupción; en consecuencia, no es útil
aislar al lactante de su madre recién diagnosticada, pudiendo continuar el amamantamiento si
no presenta lesiones en la mama. En este caso, si el lactante desarrolla varicela, los anticuerpos
presentes en la leche materna contribuirán a mejorar la evolución de la enfermedad.
En el caso de Herpes Zoster, sólo hay que tomar medidas higiénicas y evitar el contacto con las
lesiones.

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Lactancia en situaciones espéciales
Lactantes con Fenilcetonuria
La Fenilalanina es un aminoácido esencial; por eso es imprescindible que el niño reciba su requeri-
miento diario. En estos casos, se requiere una cuidadosa valoración individual y se permite lactancia
materna parcial junto con la administración de una fórmula especial libre de Fenilalanina, siempre
llevando a cabo un monitoreo de los valores plasmáticos de Fenilalanina y adecuando la alimentación
a estos valores.

Lactantes con alergia a la proteína de leche de vaca


En el caso de niños con diagnóstico de alergia a la proteína de leche de vaca (APLV), es muy impor-
tante poder sostener la lactancia materna por el efecto protector que brinda al niño. En estos casos se
recomienda realizar una cuidadosa exclusión en la dieta materna de productos lácteos que contengan
proteína de leche de vaca (PLV) durante tiempos que son variables, teniendo en cuenta los síntomas y
la consideración del médico tratante (Marina Orsi et al., 2009).
Recién nacidos para los cuales la leche materna es la mejor opción de alimentación, pero pueden
necesitar, además de leche materna, otros alimentos por un período limitado
En este grupo se incluyen:
▪ Lactantes nacidos de menos de 1500 g (muy bajo
peso al nacer).
▪ Lactantes nacidos de menos de 32 semanas de ges-
tación (muy prematuros).
▪ Recién nacidos con riesgo de hipoglucemia debido
a una alteración en la adaptación metabólica.
Condiciones en las cuales la lactancia NO está con-
traindicada
▪ Infecciones maternas agudas comunes
Frente a las enfermedades infecciosas comunes en la
madre, es importante tener en cuenta que:
▪ El período de contagio comienza antes de la aparición de los síntomas.
▪ Se produce IgA específica por contacto de antígenos con el tejido linfático del intestino y de los
bronquios de la madre, que se excretarán a través de su leche, protegiendo al niño de la infección o
disminuyendo la gravedad de los síntomas.
▪ Es necesario indagar la vía de contagio (que, en estos casos, no es la leche materna) e implementar
las medidas higiénicas correspondientes.
▪ De requerirlo, se debe indicar tratamiento a la madre con medicamentos compatibles con la lactancia.
▪ Se deben indicar medidas de sostén y ayuda para el cuidado de la madre y el del bebé.
▪ Lo mejor es evitar romper el vínculo madre-hijo que, en general, constituye una fuente de placer y
bienestar.
▪ Los niños enfermos evolucionan mejor si se mantiene la lactancia materna.

Hepatitis A
Si la madre presenta una infección por el virus de la Hepatitis, puede continuar amamantando.
Es necesario extremar las medidas de higiene, con adecuado lavado de manos, dado que la principal
vía de transmisión es fecal-oral.

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Dentro de las dos semanas siguientes a la exposición y con la mayor premura posible, administrar
Gammaglobulina estándar al lactante 0,02 cm3/kg y vacuna contra la Hepa-titis A, en forma simultánea
y en diferentes sitios de aplicación.

Hepatitis B
El amamantamiento no está contraindicado para los niños nacidos de madres que presentan antígeno
de superficie positivo para Hepatitis B.
Aunque el virus de la Hepatitis B ha sido aislado en la leche materna, el contagio por esta vía es muy
bajo.
Con inmunoprofilaxis adecuada, incluyendo inmunoglobulina y vacuna contra la Hepatitis B antes
de las 24 horas de vida, administradas en distintos sitios de aplicación, los recién nacidos amamanta-
dos, hijos de portadoras crónicas de HBV, no sufren riesgos adicionales de transmisión de virus de la
Hepatitis B.

Hepatitis C
El Centro para el Control y Prevención de las Enfermedades de los Estados Unidos de Norteamérica
(CDC, por sus siglas en inglés) y la Academia Americana de Pediatría consideran que, en la actualidad,
no hay datos que indiquen que el virus de la Hepatitis C se transmita a través de la leche materna, por
lo que la lactancia no está contraindicada para los niños nacidos de madres infectadas con este virus.
El ARN del virus de la Hepatitis C ha sido aislado en la leche materna, pero no se ha documentado
el contagio por esta vía.
Si bien el riesgo de transmisión vertical fue relacionado con el título materno de HCV ARN en el
momento del nacimiento, la tasa de transmisión es similar en los niños alimentados a pecho y en los
que reciben alimentación artificial.

Virus Dengue, Zika y Chikungunya


Ninguna de estas infecciones transmitidas por el mosquito Aedes aegipti constituye una contraindi-
cación para la lactancia, aunque la posibilidad de amamantar dependerá del estado clínico de la madre.
Actualmente no hay evidencia de que el virus Zika pueda ser transmitido a los bebés a través de la
leche materna. Las madres en áreas con circulación de virus Zika deberían seguir la recomendación de
OPS/OMS acerca de Lactancia Materna para la población general (Lactancia materna exclusiva por
los primeros 6 meses, seguida por continuación de la lactancia materna con alimentación complemen-
taria hasta los 2 años o más) (OPS, Declaración sobre la transmisión y prevención del virus del Zika,
2016).

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Con respecto a la fiebre Chikungunya, el mayor riesgo de transmisión al recién nacido se produce
cuando la mujer tiene viremia en el período intraparto; en este caso, la transmisión puede alcanzar al
49%, no habiendo evidencia de que el virus se transmita a través de la leche materna.

Lactancia y cesárea:
Es importante que, independientemente del tipo de parto se realice la inmediata colocación del bebe
al pecho. La cesárea no es impedimento para comenzar la lactancia lo antes posible, de no existir
razones clínicas justificables.
Tanto en la sala de partos como en la sala de internación conjunta, la madre y él bebe necesitaran
ayuda adicional para encontrar la posición más cómoda y adecuada para la colocación al pecho. La
recuperación puede ser más larga que en casos de partos vaginales, por eso el apoyo del equipo de
salud y permitir que la mujer esté acompañada tal como anticipa la ley 25.929 es fundamental.

Lactancia materna en partos múltiples


La lactancia brinda muchas ventajas a las madres y bebes en general, pero en el caso de nacimientos
múltiples, éstas cobran especial relevancia dada la situación de vulnerabilidad y sobrecarga en la que
se encuentran tanto la madre como los bebes. La lactancia favorece ahorrar dinero y tiempo en la
preparación de biberones, acelera la contracción uterina, proporciona defensas a los bebes enfermán-
dose menos y fomenta el contacto y el vínculo transmitiendo un sentimiento de seguridad y confianza.
Las madres pueden producir bastante leche para dos bebés,
e incluso tres. Los factores importantes no son la producción
de leche, sino el tiempo, apoyo y estímulo del cuidado de sa-
lud por parte de los proveedores de salud, familia, y amigos.
Es importante brindar información específica sobre las po-
siciones para colocar a ambos bebes al pecho en simultáneo
(que ahorrará tiempo a la madre), así como conversar sobre
la necesidad del apoyo y ayuda de otros miembros del entorno
familiar y social para llevar adelante la lactancia de manera
exitosa.
Otro tema a reforzar es la práctica de la técnica de extrac-
ción y almacenamiento de leche que puede ser de gran utili-
dad cuando la madre no pueda poner a ambos bebés al pecho
en simultáneo, teniendo que recurrir a otro adulto que ali-
mente a uno de los bebés.

Lactancia en tándem:
Se denomina lactancia en tándem cuando una madre que está amamantando a su hijo, vuelve a estar
embarazada, y decide no interrumpir la lactancia y seguir dando el pecho durante todo el embarazo.
Una vez nacido el pequeño, amamanta a los dos conjuntamente o por separado.
Continuar con la lactancia durante el embarazo es una decisión personal y dependerá de la edad y
situación de salud de cada niño/a en particular. El equipo de salud debe ofrecer una escucha activa
sobre los sentimientos y las expectativas del nuevo embarazo, y brindar información para acompañar
la mejor alternativa en cada caso. Si bien la LM no está contraindicada durante el embarazo, el equipo
de salud deberá aconsejar sobre los signos de alarma a tener en cuenta.
Aquellas madres que desean continuar con la lactancia en tándem deben tener
en cuenta darle prioridad siempre al recién nacido ya que su nutrición depende
de la cantidad de leche que ingiera.

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Hábitos maternos que requieren control y consejería

Alcohol
El impacto del consumo de alcohol sobre la lactancia se verifica en la reducción de la eyección de
leche, que disminuye durante las 4 horas siguientes a la ingesta y se incrementa durante las 8 a 16
horas luego de la supresión de esta.
La leche materna segrega significativas cantidades de alcohol y, cuanto más alcohol tenga la madre
en la sangre, más alcohol tendrá su leche. Para que esta situación no sea nociva para el niño, la cantidad
de alcohol consumida debe ser moderada y es conveniente espaciar la lactancia alejándola del mo-
mento consumo de alcohol.
Niveles elevados de alcohol en la madre pueden producir en el bebé somnolencia, sueño profundo,
dificultad para despertar y disminución del progreso pondo-estatural.
El alcohol se absorbe con gran rapidez, alcanza concentraciones altas a los 15 minutos de la ingesta
y pasa rápidamente a la leche materna. Los niveles pico de concentración de alcohol se presentan entre
los 30 y los 90 minutos de la ingesta.
Se debe evitar amamantar hasta 2 horas después de tomar alcohol.
Una ingesta diaria de alcohol de 0,5 g por kilo materno no causa problemas serios al bebé. Cantidades
de 1 g por kilo materno pueden causar coma alcohólico en el bebé.
Se debe ayudar a la madre a ajustar adecuadamente el consumo de alcohol, tanto en los volúmenes a
consumir, como en cuanto a su cronología.

Nicotina
La nicotina reduce la producción de leche por inhibición de la prolactina e interfiere el reflejo de
eyección láctea.
Hay datos que demuestran que los hijos de madres fumadoras que son amamantados muestran mejores
niveles de salud en general, con menor incidencia de enfermedades respiratorias y de riesgo de Sín-
drome de Muerte Súbita e Inesperada del Lactante, que los hijos de madres fumadoras que son alimen-
tados con biberón.
Si la madre ha intentado dejar de fumar, pero aún no lo ha logrado, no se debe contraindicar la lactan-
cia, ya que sus beneficios superan los posibles riesgos. En estos casos se le debe aconsejar a la madre:
▪ Que fume la menor cantidad de cigarrillos posible.
▪ Que no fume antes de amamantar sino después.
▪ Que lo haga al aire libre, sin exponer al niño al humo del cigarrillo.
▪ Que cambie su ropa luego de fumar, para evitar transportar las toxinas del tabaco en la ropa.

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Cafeína
La denominada guaranina del guaraná, la teína del té, y
la mateina del mate, son en realidad moléculas de cafeína.
La vida media de la cafeína en el cuerpo varía de acuerdo a las distintas edades. En los adultos es de
4,9 horas; en los neonatos es de 97,5 horas y en niños de 3 a 5 meses de edad, de 14 horas. Por esta
causa, en los neonatos amamantados por una madre que toma café se produce una acumulación im-
portante de cafeína en sangre con el paso de los días.
La identificación de lactantes activos, en estado de alerta, con ojos bien abiertos y patrón de sueño
con cortos períodos de reposo, puede corresponder a un excesivo consumo de cafeína en la madre y a
la prolongada vida media que presenta la cafeína en los lactantes con la consecuente acumulación
mencionada.

Es aconsejable disminuir la ingesta de cafeína y alejarla de las tomas del pecho.


La concentración promedio de cafeína en el café varía según la preparación de este, ya que cuanto
más concentrado más cantidad de cafeína tendrá; también cambia con el tipo de café y por ello se
observan diferencias entre el café de filtro, el expreso, instantáneo, etc.

Lactancia y medicamentos
Son muy pocos los medicamentos contraindicados durante la lactancia.
De darse el caso e indicarse la suspensión de la lactancia materna, deberá
ser justificada por un profesional sobre la base de razones médicas.
La mayoría de los medicamentos ingeridos por la madre pasan a la leche
en algún grado, pero, en general, no producen efectos secundarios en los
bebés y, cuando los producen, no son significativos, ya sea porque la con-
centración en la leche es baja para ser clínicamente relevante o porque no
son biodisponibles.
Se debe considerar el riesgo para el lactante de recibir una pequeña cantidad de fármaco con la leche
materna, conociendo la toxicidad potencial para el lactante por la acción propia del fármaco o por
inmadurez metabólica y qué efectos –tanto a corto como a largo plazo– tendrá este medicamento sobre
el lactante, frente al riesgo que implica perder parcial o totalmente la lactancia.

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El riesgo de recibir una pequeña cantidad de fármaco con la leche materna debe
ponderarse frente al riesgo de interrumpir o perder la lactancia. Esta pondera-
ción debe hacerse a partir de evaluar los efectos en el corto o largo plazo que
tendrá este medicamento sobre el lactante.
Los riesgos no son siempre iguales y el peligro con cualquier fármaco disminuye con la edad del
niño. Con el crecimiento maduran la función renal y el metabolismo hepático; como consecuencia, el
fármaco se elimina mejor. Cada mes disminuye la ingesta de leche (ml/kg de peso) y, por lo tanto, la
dosis de fármaco que recibirá el niño.

Evaluar siempre:
▪ Cantidad de fármaco.
▪ Toxicidad.
▪ Madurez metabólica.
▪ Edad del niño.
▪ Efectos a corto o largo plazo.

Algunos medicamentos o drogas contraindicados con la lactancia

▪ Madre que es dependiente o que consume drogas psicotrópicas de abuso: anfetaminas, cocaína,
heroína, marihuana, fenciclidina, heroína o LSD. Estas drogas incapacitan a la madre para cuidar
a su hijo y ponen en riesgo la vida y la salud de ambos, cualquiera sea el tipo de alimentación. Cada
una de estas drogas provoca distinto tipo de alteraciones en el niño razón por lo cual están contrain-
dicadas. La metadona usada en el tratamiento de dependientes de los opiáceos es compatible
con la lactancia.
▪ Madre que esté recibiendo agentes antineoplásicos, citostáticos que interfieren con la replicación
del ADN, la división celular y suprimen la médula ósea.
▪ Tratamiento o diagnóstico materno con isótopos radioactivos.
▪ Es posible que una madre, durante el período de amamantamiento, requiera estudios o tratamiento
con radiofármacos. En ese caso, debe suspender transitoriamente la lactancia hasta que haya desa-
parecido la actividad del radiofármaco en su leche. Se debe consultar al médico especialista en me-
dicina nuclear antes de realizar el estudio, a fin de determinar la conducta a seguir. En caso de tener
que suspender transitoriamente la lactancia, se puede alentar a la madre a extraerse leche
previamente para poder administrarla a su hijo mientras dura la suspensión.
▪ Amiodarona. Antiarrítmico. Riesgo de hipotiroidismo por contener 35% de Yodo, y de efectos car-
diovasculares adversos.
▪ Cloranfenicol. Antibacteriano. Efectos descriptos: sopor, flatulencia y vómitos. Riesgo teórico de
depresión de médula ósea. Evitar principalmente en el período neonatal.
▪ Ergotamina. Antimigrañoso. Puede inhibir la prolactina y provocar vómitos, diarrea y convulsiones.
▪ Sales de oro. Antiartrítico. Su larga vida media en adultos sugiere una potencial acumulación. Posi-
bilidad de diarrea, dermatitis, nefrotoxicidad y discrasias sanguíneas.

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▪ Litio. Antipsicótico. Toxicidad en el recién nacido con cianosis e hipotonía. Erupción cutánea.
▪ Fenindiona. Antitrombótico. Se encuentra en cantidades significativas en leche materna. Fue repor-
tado un caso de trastorno de la coagulación en un recién nacido.
▪ Isotreitoína. Retinoide. Antiacné sistémico. Se acumula en la leche. Muy liposoluble. Amplio rango
de efectos adversos en adultos. Mutagénico y carcinogénico en animales.
▪ Pseudoefedrina. Descongestivo. Puede originar irritabilidad e insomnio, e inhibir la prolactina, dis-
minuyendo la producción de leche.
▪ Tetraciclinas (Uso crónico). Antibacteriano. Se excreta poco por leche materna. No es conveniente
su uso prolongado (3-4 semanas), por su capacidad de alterar los cartílagos de crecimiento, la colo-
ración de los dientes o la flora intestinal del lactante.
▪ Existe un grupo de medicamentos, como la Cabergolina, que se encuentran contraindicados por ser inhibido-
res de la secreción de prolactina, aunque no porque produzcan daño al niño.

Fuentes confiables para consultar


la medicación compatible con la lactancia
Existen dos fuentes confiables y actualizadas en
donde obtener información sobre medicación ma-
terna y lactancia.
Una de ellas es la página del Hospital Marina
Alta (de Alicante, España).
Disponible en: www.e-lactancia.org
Esta página se encuentra en idioma castellano y
clasifica los fármacos según su nivel de riesgo
para la lactancia y el lactante como riesgo muy
bajo, riesgo bajo probable, riesgo alto probable y
riesgo muy alto. En caso que la medicación sea
clasificada con algún criterio de riesgo, se ofrece
una alternativa segura.
Otra alternativa, es la página LacMed®.
Disponible en: www.toxnet.nlm.nih.gov/newtoxnet/lactmed.htm

Esta página se encuentra en idioma inglés. In-


cluye información sobre la sustancia consul-
tada en la leche materna, en la sangre del niño
y los posibles efectos adversos en el lactante.
Sugiere alternativas terapéuticas cuando es po-
sible. Toda la información deriva de la litera-
tura científica y está ampliamente referenciada.
Se realiza una revisión por pares de la informa-
ción para asegurar su validez y actualización.

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Bibliografía

American Breastfeeding Medicine. (2010). Human Milk Storage Information for Home Use for
Full-Term Infants. Recuperado de https://bit.ly/2iWKGYx
Ministerio de Salud Argentino (2007) Encuesta Nacional de Nutrición y Salud (ENNyS) .
Documento de resultados. Recuperado de https://bit.ly/2CaYx3L
Marina Orsi et al. (2009). Propuesta de Guía para el manejo de los niños con alergia a la proteína
de la leche de vaca. Recuperado de https://bit.ly/2F7Z7Bu
Ministerio de Salud Argentino (2007). Recomendaciones sobre el uso del chupete para equipos de
salud, padres y cuidadores. Recuperado de https://bit.ly/2ChyuIl
OPS. (2016). Declaración sobre la transmisión y prevención del virus del Zika. Recuperado de
https://bit.ly/2TxlEAq

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