La Masacre de Bojayá

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LA ELABORACIÓN DE LA MEMORIA DE LA MASACRE DE BOJAYÁ

MEDIANTE EL TEATRO COMO RECONSTRUCCIÓN VIVA DE LOS HECHOS

UNA DESCRIPCIÓN DE LA OBRA DE TEATRO “KILELE”

JOSÉ RICARDO RUIZ HERNÁNDEZ

FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES Y ECONÓMICAS

DEPARTAMENTO DE CIENCIAS SOCIALES

PROGRAMA ACADÉMICO DE SOCIOLOGÍA

UNIVERSIDAD DEL VALLE

2017
LA ELABORACIÓN DE LA MEMORIA DE LA MASACRE DE BOJAYÁ

MEDIANTE EL TEATRO COMO RECONSTRUCCIÓN VIVA DE LOS HECHOS

UNA DESCRIPCIÓN DE LA OBRA DE TEATRO “KILELE”

JOSÉ RICARDO RUIZ HERNÁNDEZ

INFORME DE INVESTIGACIÓN PARA OPTAR AL TÍTULO DE SOCIÓLOGO

DIRECTOR DE TRABAJO DE GRADO:

ALBERTO VALENCIA GUTIERREZ

UNIVERSIDAD DEL VALLE

FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES Y ECONÓMICAS

DEPARTAMENTO DE CIENCIAS SOCIALES

PROGRAMA ACADÉMICO DE SOCIOLOGÍA

2017
LA ELABORACIÓN DE LA MEMORIA DE LA MASACRE DE BOJAYÁ

MEDIANTE EL TEATRO COMO RECONSTRUCCIÓN VIVA DE LOS HECHOS

UNA DESCRIPCIÓN DE LA OBRA DE TEATRO “KILELE”

JOSÉ RICARDO RUIZ HERNÁNDEZ

Descriptores

❖ Memoria

❖ Teatro

❖ Montaje Teatral

❖ Conflicto Armado

❖ Duelo

 Catarsis

FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES Y ECONÓMICAS

DEPARTAMENTO DE CIENCIAS SOCIALES

PROGRAMA ACADÉMICO DE SOCIOLOGÍA

UNIVERSIDAD DEL VALLE

2017
TABLA DE CONTENIDO

INTRODUCCIÓN ..................................................................................................................... 1
PRESENTACIÓN DEL PROBLEMA DE INVESTIGACIÓN................................................ 5
1.1 La representación de la violencia en el teatro colombiano .............................................. 5
1.2 El Nuevo Teatro en Colombia ....................................................................................... 10
1.3 El acontecimiento social como imagen generadora de una narrativa teatral ................. 18
1.4 Hacer memoria a través del teatro para dotar de sentido el pasado reciente y el presente
.............................................................................................................................................. 22
REFERENTES TEÓRICOS Y CONCEPTUALES ................................................................ 26
2.1 El pasado, el presente y la Memoria .............................................................................. 26
2.2 Memoria Colectiva, Memoria Individual ...................................................................... 30
2.3 La Utilización del Pasado Resucitado............................................................................ 34
2.4 Marco Contextual........................................................................................................... 36
2.5 La historiografía y la memoria ....................................................................................... 37
2.5.1 La voz de las víctimas como recurso para escribir la historia contemporánea ........... 39
2.6 El Pasado Reciente En América Latina ......................................................................... 41
2.7 Comisiones de Verdad en Colombia.............................................................................. 44
DE LA MASACRE DEL 2 DE MAYO DE 2002 EN BELLAVISTA .................................. 47
3.1 Los espacios de la barbarie ............................................................................................ 47
3.2 De la Masacre ................................................................................................................ 49
3.3 La Elaboración Posterior de lo Sucedido ....................................................................... 55
3.4 El Teatro como Repertorio de Acción de las Victimas.................................................. 63
3.5 La compañía Teatral “Varasanta” y su obra de teatro “Kilele” .................................... 66
3.7 El texto: Referentes vivos, los personajes y los cronotopos .......................................... 75
3.8 Catarsis e identificación: 119 Funciones por cada persona que pereció en la masacre . 86
REFLEXIONES FINALES ................................................................................................... 104
LISTA DE REFERENCIAS ................................................................................................... 108
ANEXOS ............................................................................................................................... 113
1

INTRODUCCIÓN

El conflicto colombiano es un tema recurrente en la producción dramatúrgica del país puesto

que los hechos que marcaron el devenir histórico y las vidas de las personas que los sufrieron

son la base para recrear y dar sentido a los sucesos por medio del teatro; de esta manera se

destaca la funcionalidad y el objetivo del teatro del acontecimiento, concepto que se considera

en la monografía aludiendo a diferentes obras dramáticas que nacieron de algunos sucesos

fuertes y dolorosos de la historia de nuestro país.

La presente investigación tiene como objetivo interpretar la obra de teatro titulada “Kilele”

dirigida por dramaturgo colombiano Fernando Montes, como una elaboración de memoria por

medio de la reconstrucción viva de los acontecimientos ocurridos el 2 de Mayo de 2002 en el

municipio de Bojayá - Chocó, conocidos como “la masacre de Bojayá”; teniendo en cuenta

que el montaje teatral de la obra es un acto ritual que escenifica un velorio y rinde homenaje a

cada una de las personas que murieron en la masacre. En este sentido en cada presentación de

la obra se genera para el espectador un rememorar de los acontecimientos de Bojayá para

dotarlos de otro significado.

Bojayá es un municipio de Colombia ubicado en el departamento del Chocó con un total de

población de 9.941 habitantes, está constituido por asentamientos relativamente recientes, el

más antiguo es la Boa y data de 1883; Bellavista, su cabecera municipal fue constituida en

1946; a veinte metros sobre el nivel del mar y con una distancia de 228 KM de Quibdó, capital

del departamento del Chocó. En el municipio de Bojayá las actividades económicas están

asociadas principalmente al sector primario (agricultura, pesca o ganadería) con un 74% de la

población dedicada a él.


2

Luego de varios días de enfrentamiento con los paramilitares el 2 de Mayo de 2002 los

guerrilleros del frente José María Córdoba de las FARC lanzaron un total de cuatro pipetas

sobre la población, una de las cuales explotó sobre la iglesia- refugio en donde se resguardaban

119 personas, la masacre es descrita como una de las más grandes tragedias humanitarias en

Colombia, la utilización de cilindros bomba convertidos en armas convierten a los insurgentes

en señores de la crueldad, dado el nivel de destrucción que estos artefactos pueden alcanzar en

objetivos militares y en contra de la población civil.

Este informe desarrolla el concepto de memoria a partir de la producción teatral explicando de

qué manera la obra de teatro “Kilele” resignifica la “masacre de Bojayá”, gracias a que el teatro

es un arte vivo puede llegar de una manera distinta a las personas que lo consumen y en esta

medida el presente informe describe el impacto de la obra en los espectadores y en la población,

y explica de qué manera la obra narra lo sucedido utilizando un lenguaje simbólico y teatral.

El tratamiento que se le da a la obra de teatro es de un lugar de memoria y un mecanismo

mediante el cual se expresa el recuerdo de una masacre escenificando los hechos de Bojayá;

este mecanismo trasciende la literalidad y se convierte en un fenómeno de ejemplaridad;

cuando hablamos de literalidad se hace referencia a los hechos que son recordados tal cual

ocurrieron sin otorgarles ningún tipo de resignificación, por otro lado el tratamiento que se le

da a dichos recuerdos y son transformados mediante diferentes acciones para resignificarlos se

denomina ejemplaridad. (Todorov, 2008); Sin embargo varias de las piezas teatrales que toman

como referente la realidad del país representan de manera literal los acontecimientos violentos,

sobre todo los montajes teatrales de la década del cincuenta y los que se inscriben dentro del

marco del Nuevo Teatro en Colombia. El montaje teatral de "Kilele" objeto de análisis en este

estudio reelabora los acontecimientos de la masacre del 2 de Mayo en Bojayá desde la poética

teatral, convirtiéndose en una evidencia de la reelaboración de los hechos de una forma viva

puesto que los actores son los que representan y actúan como las almas de la gente que murió
3

en la iglesia del pueblo, y así se da un mecanismo para la memoria del pasado nacional; se

convierte en un elemento reivindicativo para hacerle un homenaje a las víctimas y a los

sobrevivientes que en un momento dado tuvieron la oportunidad de ser espectadores de la obra

puesto que en el año 2007 su director hace una gira por el Chocó para dar a conocer su pieza

teatral.

En la actualidad cada vez son más las iniciativas de hacer memoria, constantemente se están

reevaluando las maneras de rememorar un pasado que nos compete y del cual todos los

colombianos tenemos la responsabilidad de conocer y de hacer que se reconozca; la producción

literaria, la fotografía, la música, el cine es decir, el arte en toda su extensión son un vehículo

para generar memoria. Sin embargo el teatro tiene una particularidad que le concede la primicia

de generar memoria en tiempo real, es decir en el aquí y el ahora, dado que en cada función el

espectador hace parte del montaje teatral, y en el caso de nuestro objeto de análisis la obra

“Kilele” el público comparte con el actor todo el ritual mortuorio que se representa de una

manera viva en escena. Los actores invitan al público a vivir de nuevo la experiencia de lo que

significó la masacre de Bojayá y en cada función se reviven los hechos por que todos lo viven

incluyendo actores y espectadores. Entonces el impacto de esta vivencia escénica en los

espectadores es una especie de catarsis o si lo mencionamos bajo la conceptualización de

Todorov es una integración de los recuerdos literales para traducirlos en ejemplares.

Esta es la descripción de las principales ideas que se tratan de sustentar en cada una de las

partes que componen este trabajo.

No solo abordaremos el montaje teatral de "Kilele" sino que tomaremos como referencia otros

modos artísticos que se convierten en vehículos de la memoria, tales como canticos, alabaos,

oraciones, danzas y todas las iniciativas de memoria y repertorios de acciones creativas de

organización comunitaria que dotan de diferentes significados y sentidos para las víctimas y

los sobrevivientes.
4

En el capítulo 1 se desarrolla el planteamiento del problema con mayor profundidad allí se

explica los inicios y el contexto de la violencia en Colombia y su posterior repercusión en los

productos teatrales, además de hacer un recuento de los principales acontecimientos que hacen

parte de la historia nacional que sirvieron como base para la realización de las obras de teatro,

hay también una explicación del surgimiento del movimiento del Nuevo teatro Colombiano.

Gracias a que el montaje teatral de "Kilele" es abordado como un ejercicio para hacer memoria

el capítulo 2 describe los referentes conceptuales y teóricos acerca de la memoria, la utilización

del pasado, el contexto latinoamericano y su vínculo con la historiografía.

En el capítulo 3 se aborda la masacre de Bojayá de la cual el dramaturgo Felipe Vergara hace

su investigación y reescribe los hechos para contarlos en la pieza teatral "Kilele una Epopeya

Artesanal"; también se muestra la pertinencia de los productos artísticos para el tratamiento de

los acontecimientos violentos, específicamente la obra de teatro "Kilele" para resignificar

desde la poética teatral la masacre de Bojayá.

Para el desarrollo de esta monografía se toma como objeto de análisis el montaje teatral titulado

"Kilele", dirigido por el actor y dramaturgo colombiano Fernando Montes, así como también

el texto teatral llamado de la misma manera escrito por el dramaturgo Bogotano Felipe Vergara

producto de una investigación realizada en el departamento del Chocó sobre la masacre de

Bojayá; el director nos concedió una entrevista para nutrir el desarrollo de la presente

investigación, se toman algunos comentarios y versiones de los espectadores consignados en

el archivo del grupo de teatro que montó la obra el cual se llama “varasanta” con el ánimo de

medir el impacto de la pieza teatral; siendo los testimonios de los espectadores y de las víctimas

que tuvieron la oportunidad de ver la obra otro foco de análisis en la presente investigación.

El procedimiento para llevar a cabo esta monografía consistió en confrontar el montaje teatral

de la obra “Kilele” con los comentarios y las entrevistas tanto del director como de los actores

y algunos espectadores en aras de medir el impacto de la obra en el espectador.


5

CAPÍTULO 1

PRESENTACIÓN DEL PROBLEMA DE INVESTIGACIÓN

1.1 La representación de la violencia en el teatro colombiano

El teatro en Colombia a principios de 1950 tuvo un vuelco que le permitió a los nuevos

dramaturgos y actores relatar la realidad de su propio país, romper con los esquemas

costumbristas del teatro español y comenzar a gestarse el nuevo teatro; los escritores

reconstruyen la realidad cargada de hechos y sucesos en la escena teatral, les dan vida y voz a

las personas que con sus testimonios cuentan lo que les tocó vivir y que muchas veces fueron

silenciados por el discurso dominante en la época.

De esta manera las generaciones de dramaturgos de mediados del siglo XX construyen un

vínculo con la realidad sociopolítica marcada por la violencia y toman el teatro como vehículo

para expresar y relatar su presente lleno de sucesos que constituyen un antes y un después en

la historia del país. La violencia como rasgo preponderante en la historia del país sirvió como

fuente de inspiración para muchos dramaturgos colombianos, y la historiografía y las ciencias

sociales nos ofrecen muestras oficiales de lo acontecido sin embargo en las narrativas teatrales

los dramaturgos reescriben la historia mediante el teatro para abordar desde ahí la identidad

nacional y darle un punto de vista a los acontecimientos a partir de la voz de las personas

directamente involucradas.

Desde esa época los escritores de teatro utilizan las artes para representar la Colombia marcada

por la violencia, se inspiran y cuentan, escuchan y escriben. Abordar medio siglo para tratar de

explicar los orígenes de la violencia y el conflicto armado en Colombia es una tarea ambiciosa

que requiere una investigación más profunda y tendríamos que remitirnos a relaciones,

movimientos, personalidades, políticas y repercusiones específicas. Sin embargo vale la pena

hacer un breve mapa de la evolución sociopolítica del país que nos lleve a entender las causas
6

de los acontecimientos de violencia, y además nos permita conocer el contexto sociopolítico

de muchas de las piezas teatrales más importantes del siglo XX que están enfocadas en

diferentes sucesos que se inscriben dentro de la llamada época de la violencia en nuestro país.

Antes que nada debemos dejar en claro que la violencia en Colombia siempre ha estado unida

a las prácticas democráticas y de integración social; puesto que el "Estado es al mismo tiempo

factor de violencia y agente de democratización de las relaciones sociales" (Valencia, 1998:

13), esto nos dice que las maneras en que la gente se integra y comparte socialmente están

dentro del mismo espacio social en que la violencia es originada. Por lo tanto si nos

proponemos entender la violencia en Colombia tendríamos que entender también como se

organizan las personas en aras de optar por una militancia política.

Con la llegada de la década de los treinta la sociedad colombiana experimenta un giro político

que desemboca en el establecimiento del Partido Liberal en el poder con el presidente Enrique

Olaya Herrera, fracturando una larga hegemonía del partido conservador. Con la nueva

plataforma política vienen los cambios y las discrepancias de orden ideológico que permea a

toda la población; sin embargo tras un largo periodo de calma política estalla en el año de 1946

lo que se conoce como la época de la violencia. Los habitantes de los pueblos y ciudades de

Colombia se enfrentaban a muerte por pertenecer al partido conservador o liberal; no solo a

muerte sino al éxodo de sus tierras, a las desapariciones y a las masacres, todo por su militancia

a alguno de los dos partidos políticos hegemónicos del momento.

Luego en el año de 1946 bajo las turbulentas condiciones políticas del gobierno y de la

sociedad, el partido liberal pierde el poder terminando así la hegemonía que reemplazó a la

conservadora en el año de 1930 y otra vez asume el ejercicio del mando el partido conservador,

no obstante había una traba para gobernar tal como ocurrió en la década de los treinta pero a la

inversa, ya que la mayoría de los dirigentes parlamentarios eran liberales, por ende se revive la

pasada querella por la permanencia en el poder. Los resentidos desplazados quieren regresar a
7

sus tierras, recuperar lo suyo con la bandera del odio y la violencia; este sectarismo político

ahora más marcado enciende de nuevo la llama de la pugna violenta pues hay distintos intereses

económicos y burocráticos (Suarez, 1973: 113, Citado en Valencia 1198), despierta de nuevo

el ímpetu del odio y comienza otra vez la persecución. El homicidio, el robo y la inseguridad

constituyen elementos de ruina.

Es importante señalar que no se luchaba por ideales concretos, en otras palabras, las dos

grandes tendencias políticas no representaban para el pueblo, especialmente para las grandes

masas campesinas, otra cosa que una tradición basada en un sentimiento o un resentimiento

heredados. Se era conservador o liberal, rojo o azul, por tradición familiar o por la región en la

cual el partido era más fuerte.

En 1948 y en plena efervescencia política es asesinado el Jefe Único del partido Liberal Jorge

Eliécer Gaitán, caudillo y dirigente a quien el conservatismo veía como una seria amenaza que

contaba con un alto porcentaje de apoyo y simpatía del pueblo; su asesinato tuvo como

consecuencia una sangrienta revuelta popular en la ciudad de Bogotá que se conoce con el

nombre del “Bogotazo”; por consiguiente los militantes liberales se retiran al campo

organizando la resistencia con el apoyo del Partido Comunista Colombiano.

Con la llegada del general Gustavo Rojas Pinilla se instaura un gobierno militar que derrocó al

presidente Laureano Gómez el 13 de junio de 1953, con el aval del ejército Colombiano logra

ejercer un fuerte control sobre los llanos orientales y se llega una tregua con las guerrillas

liberales, sin embargo, esta represión dictatorial dio paso a la censura de prensa y el bloqueo

de toda forma de oposición al gobierno militar.

El 10 de Mayo de 1957 el general Rojas Pinilla renuncia a su puesto presionado por la clase

política y por las constantes manifestaciones en su contra dejando a la junta militar el mando

del país.
8

En aras de ponerle fin al conflicto, a las ansias de los únicos dos partidos políticos por

perpetuarse en el poder, y con el ánimo de ponerle fin de una vez por todas a los

enfrentamientos bipartidistas a finales de 1957 dirigentes colombianos idearon como estrategia

política lo que denominaron “El Frente Nacional”, liberales y conservadores acordaron

alternarse la Presidencia de la Republica durante el periodo de 1958 a 1974; 16 años duraría el

"pacto de convivencia" dividiendo los cargos oficiales por igual y apoyando a un único

candidato presidencial.

La violencia de los años cincuenta quedó sumida en un sin sentido y aunque había penetrado

las fibras de las estructuras sociales, políticas y económicas del país, no era claro establecer la

naturaleza del fenómeno y mucho menos elaborar un relato íntegro o unificado para dar cuenta

de él como un proceso ya superado (Pécaut, 2012).

Pese al "pacto de convivencia" la violencia continuó con el surgimiento del "bandolerismo"

que eran los antiguos grupos armados que contaban con el respaldo de sus partidos, ahora ya

sin él continuaron en la actividad violenta, rayando con la delincuencia común. Este fenómeno

duraría desde 1958 hasta el año de 1965 que fueron abatidos los últimos bandoleros. Así mismo

muchos de los grupos guerrilleros de los años sesenta se asentaron en las antiguas zonas de

violencia donde encontraron más fácil su desarrollo.

El pacto acabó con la violencia entre los dos partidos en los años cincuenta pero creó nuevas

formas de violencia dado que no había cabida para otras formas alternativas de organización

política, era un pacto excluyente basado en el "modelo de partido único" constituido por los

dos partidos hegemónicos; por ende muchos de los grupos que promovían formas distintas de

pensamiento político al no ver respaldo institucional deciden optar por la violencia política,

como lo fue el caso del Movimiento 19 de Abril (M19), que surgió por el posible fraude

electoral de las elecciones presidenciales del 19 de Abril de 1970 las cuales sospechosamente

fueron ganadas por el candidato del Frente Nacional Misael Pastrana Borrero. (Valencia, 1998)
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Para la década de los ochenta el conflicto se nutre del narcotráfico, nacen los grupos

paramilitares, el movimiento guerrillero toma más fuerza haciendo que el ejército y las fuerzas

armadas evolucionen también, es decir que los actores del conflicto para esta etapa confluyen

y conforman nuevas dinámicas de violencia.

En esta fase también vemos como el narcotráfico y la política se unen para marcar una nueva

tendencia en el conflicto violento en Colombia.

En 1982 comienza la "guerra sucia": la guerrilla, el narcotráfico, los militares, los grupos

paramilitares, los grupos de autodefensa y los sectores civiles; todos estos actores se

interrelacionan y se realinean buscando el control político y de sus propios intereses; el auge

de los paramilitares se da en 1982 hasta 1983 contra toda forma de izquierda política y contra

los grupos guerrilleros con una leve calma durante 1984 hasta que en 1985 con la creación de

la Unión Patriótica, (partido político que nació de los acuerdos de las FARC en La Uribe) se

agudiza la persecución paramilitar.

En 1982 se crean los grupos de autodefensa que no son más que grupos de civiles armados con

apoyo militar cuyo propósito es el de la pacificación violenta de las zonas en las que actúan y

la erradicación de la guerrilla.

Para finales de los años ochenta se evidencia claramente la financiación de los grupos

paramilitares por parte de los grandes jefes del narcotráfico a quienes se les responsabiliza de

varios de los magnicidios y masacres ocurridos finalizando los años ochenta; "a partir de 1988

comienza a aparecer una nueva modalidad de violencia, solo comparable con los grandes

genocidios de la época de la violencia de los años cincuenta: la masacres de grupos de

personas campesinas, de manera indiscriminada, por parte de grupos paramilitares que hacen

gala de técnicas avanzadas de guerra." Valencia (1998:48). Los años 1990 y 1991 fueron los

años en los que la crisis social y política en Colombia llega a su cima, todas las formas de

violencia, los asesinatos selectivos de candidatos presidenciales, las limpiezas sociales en las
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ciudades, las masacres de campesinos, las acciones guerrilleras y paramilitares, la economía

del narcotráfico que conlleva otras dinámicas de violencia son "hechos que ponen en cuestión

las bases mínimas de la existencia colectiva"(Valencia, 1998:54). Es en este contexto y en las

particularidades del conflicto Colombiano que varios de los escritores nacidos en medio de la

Violencia de nuestro país se aventuran a transformar la realidad en formas narrativas que abren

paso al drama, pero un drama que es nutrido por la esencia del pueblo de nuestro país

inmortalizado en las obras de teatro y que se convierte en el tema que nos atañe en la presente

investigación: la violencia en las formas narrativas del teatro.

1.2 El Nuevo Teatro en Colombia

Con la segunda guerra mundial y con el surgimiento de la industria, se inició una nueva era en

el teatro latinoamericano, como lo menciona Jaramillo, el drama se abrió a las preocupaciones

universales y el absurdo y la filosofía existencialista fueron ganando terreno en Colombia. Los

dramaturgos reflejaron en sus obras la angustia existencial, la extrañeza y el vacío que produjo

la sociedad desarrollada en los hombres de regiones subdesarrolladas y asoladas por la

violencia y por los problemas económicos y sociales. (Jaramillo, 1992:254).

Las obras se refieren a las desigualdades e injusticias acontecidas en el campo o en la ciudad,

hablan del Estado o a la Iglesia, de la sociedad o de la condición del género humano. "Las

contradicciones se manifestaron en los personajes y en las situaciones, cuyas posiciones

antagónicas fueron una proyección de la realidad en Latinoamérica: oprimidos y opresores,

esclavos y amos, colonialismo e imperialismo, dependencia e independencia política y

cultural." (Jaramillo, 1992:254).

La primera generación de dramaturgos del siglo XX además de ser los gestores del Nuevo

Teatro en Colombia tales como Enrique Buenaventura, Carlos José Reyes, Jairo Aníbal Niño,
11

Santiago García entre muchos más que se aventuraron por incluir temas de violencia en sus

productos teatrales, tuvieron el sello del conflicto rural con temas que aluden al bandidaje y las

guerrillas; ya para los años sesenta el tipo de violencia que ocupa a los dramaturgos es la de las

círculos políticos que con sus estructuras injustas crean un inconformismo en la sociedad que

se traduce en destierros, desplazamientos forzados y masacres.

La Violencia transformó profundamente el país, y el teatro costumbrista de finales del siglo

XIX que mezclaba la comedia y el sainete español desaparece y el teatro colombiano sufrió

una serie de transformaciones, algunas de ellas se deben a los movimientos de vanguardia

europeos y norteamericanos, sin embargo respondían también a las transformaciones sociales

y políticas del país y de américa Latina. (Watson, 1978)

Los dramaturgos que vivieron la violencia sintieron la necesidad de dejar un testimonio de esta

dramática época, de analizar la historia nacional con sus conflictos más controversiales y

recrear el aquí y el ahora. Así, se fue gestando el Nuevo Teatro en Colombia que inicia en 1955,

como un reflejo de los cambios políticos y sociales que vivía el país y que se captaba en la vida

cultural; en esta época el movimiento obrero se organiza y se moviliza en la clandestinidad

como resistencia a la dictadura militar, las guerrillas comunistas defienden el campesinado y

las actividades contra guerrilleras de agudizan, todo esto sumado a la crisis de nuestro sistema

económico capitalista son el contexto desde donde se gesta el Nuevo Teatro Colombiano.

En Bogotá y en Cali se crean grupos de teatro experimental y se inician los festivales nacionales

de teatro, en el año de 1957. Estos festivales son auspiciados por el Ministerio de Educación y

son controlados por grandes personalidades de la burguesía e intelectuales cuyo propósito era

el de crear un teatro comercial para "llenar el ocio y el ansia de cultura de las clases dominantes"

(Watson, 1978: 439). El teatro universitario para la década del sesenta fortalece las bases del

Nuevo Teatro, las universidades fomentan y crean grupos teatrales, esto sumado a los diferentes

movimientos obreros y al movimiento estudiantil, a las movilizaciones y a los efectos de la


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revolución Cubana permiten que el teatro sea un medio mediante el cual se visibilizan o se

consolidan puntos de vista político; este revuelco social y político de la época hace que la

practica teatral se cuestione políticamente convirtiendo al teatro en un instrumento ideológico.

El movimiento teatral Colombiano en los años setenta, luego de una intensa búsqueda de

formas y líneas artísticas y de una relativa formación de actores y directores se enfoca hacia la

historia nacional; trabajan muy de la mano con la nueva generación de historiadores creando

grupos de investigación teatral que van en esta dirección, estudian fielmente los trabajos de los

nuevos historiadores y por ende son aún más críticos y analíticos.

Los dramaturgos y teatreros se vieron en la necesidad de establecer una comunicación directa

y actual con el público a través de temas de interés común, incorporaron las técnicas expresivas

y los recursos estéticos del teatro universal y al hacerlo los adaptaron a su realidad.

Los dramaturgos Colombianos comenzaron a tomar temas de la vida nacional nutriéndose de

los acontecimientos que afectaban el desarrollo social y político, de esta manera recreaban los

conflictos que azotaban al país. En las obras aparecen los diferentes protagonistas de la

violencia, civiles y militares, victimas y verdugos, soldados, campesinos, bandoleros,

guerrilleros, obreros, sicarios, políticos; y el pueblo que sufre las consecuencias de los hechos.

Entre muchas de las obras y autores que han recogido el tema de la violencia en Colombia

mencionaremos solo algunos que específicamente están basadas masacres que han dejado una

profunda huella en el pueblo colombiano: uno de los acontecimientos sociales sobre el cual se

han desarrollado dramaturgias y escenificaciones, hace referencia a la Masacre de las

Bananeras ocurrida en 1928 en la costa Atlántica Colombiana. Algunas de las obras que se

derivan de este acontecimiento son: “Soldados” escrita y dirigida por Carlos José Reyes

(1941), estrenada en 1966 en la Casa de la Cultura (hoy Teatro la Candelaria). Basada en uno

de los capítulo más importantes de la novela “La casa Grande” de Álvaro Cepeda Samudio.

La pieza recrea el conflicto que viven los dos soldados que son llevados para reprimir la huelga
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en las bananeras de la United Fruit Company en la costa Atlántica colombiana y que termina

con la masacre de los obreros en diciembre de 1928.

El autor enfoca el episodio desde la perspectiva de los soldados 1 y 2, quienes van en comisión

especial a "defender la patria" reprimiendo la huelga; otros dos personajes que aparecen en la

obra son el Tamborilero y el Boga, son los que representan la autoridad y al pueblo

respectivamente, y son las voces que hacen contrapunto a los soldados.

La obra dramatiza la clasificación del pueblo colombiano en categorías sociales diferentes para

poder ser dividido y explotado. Tal y como lo analiza Jaramillo (1992), los campesinos son

transformados en soldados y en obreros que deben servir incondicionalmente al sistema. La

realidad escénica corresponde a la realidad externa cuando los mismos actores que hacen el

papel de soldados se transforman en obreros y de nuevo en soldados. Los soldados fueron

obligados a remplazar a los campesinos, y luego, recuperando su rol de militares, son forzados

a disparar contra los obreros.

Tanto la novela como la obra dramática en una unión de imágenes van mostrando al espectador

una realidad externa ignorada en la historiografía oficial.

"Reyes no hizo una recreación de la historia real sino una representación crítica de esa realidad;

así, a partir de una anécdota individual y ficticia condensó una historia colectiva auténtica."

(Jaramillo, 1992)

Años después, el Teatro Experimental de Cali (TEC) reelabora este texto en colectivo y realiza

varias versiones. “La Denuncia” escrita por Enrique Buenaventura en 1974. Esta obra fue

echa a partir de "Soldados", Buenaventura reelabora el texto dramático con el fin de responder

a algunas dudas que generaba en el espectador; la obra está enfocada más que en la masacre en

sus consecuencias.

En la década de los setenta el teatro estaba muy relacionado con la política, los autores

reflejaban en sus obras sus pensamientos y filiaciones políticas, los dramaturgos consideraban
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que el teatro colombiano debía ser una expresión del conjunto del teatro Latinoamericano. La

idea del TEC era la de mantener un diálogo directo con los espectadores en cada una de las

funciones de la denuncia con el fin de socializar las ideas expuestas en la obra. Según

Buenaventura, el público compuesto mayoritariamente por obreros, campesinos y estudiantes,

empezó a pedir un contenido más completo para responder cuestiones como qué pasó con la

huelga, cual fue la causa del conflicto y cuales sus implicaciones. (Buenaventura, 2010).

El proceso de creación colectiva de la obra comenzó con la consulta de documentos que les

diera información sobre el proceso que lideró Gaitán en la cámara de representantes para

denunciar la represión de la huelga, lo que hace el grupo con toda esta información es establecer

un punto de comparación entre los hechos tal cual como sucedieron, es decir la huelga y la

posterior masacre con las tergiversaciones que sostenían los congresistas de 1929 y varias de

las personalidades involucradas en los hechos.

Como lo dice Buenaventura (2010), en la obra los personajes están divididos en dos bandos,

los que defienden los intereses de la compañía y que ponen por encima el interés económico y

los capitales extranjeros, justificando así la manera como se procedió para terminar la huelga;

y los otros que se oponen a los primeros y privilegian el bienestar del pueblo y los intereses

nacionales.

Del auge de la violencia como temática en el teatro de los años setenta surge una de las piezas

más importantes del grupo de teatro La Candelaria, hablamos de “Guadalupe Años

Cincuenta”, con la Dirección de Santiago García en 1975. Trata de las guerrillas liberales en

los llanos orientales comandadas por Guadalupe Salcedo Anda en los años cuarenta y

cincuenta, y que fueron patrocinadas por los políticos y terratenientes locales para protegerse

de la violencia ejercida por el gobierno y el ejército. Como ya lo hemos mencionado con

anterioridad en la época de la violencia muchos colombianos fueron inútilmente sacrificados

en enfrentamientos fratricidas que dividieron y fanatizaron la nación. Los terratenientes


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conservadores y liberales, ante la amenaza de la unión popular, y apoyados por el gobierno, el

Ejército y la Iglesia reprimieron al pueblo que buscaba reivindicaciones sociales y económicas.

La obra se inicia con la reconstrucción oficial de la muerte del jefe guerrillero y termina con la

reconstrucción real de su muerte. El montaje oculta y silencia los móviles que tuvo la violencia

y los fines que persiguió, la obra nos devela esa historia no contada en la historia oficial. La

candelaria maneja dos niveles de información: el oficial, representado por ruedas de prensa,

por empleados del gobierno, por políticos y por miembros de la iglesia. Esta es la versión oficial

de los sucesos y la que se difunde en los medios de comunicación.

La versión popular de los hechos es trasmitida a través de canciones llaneras que cuentan la

historia desde otra perspectiva que expresa los sentimientos y las contradicciones sufridas por

el pueblo. Tal y como lo analiza Jaramillo (1992), la obra apunta con metáforas, analogías y

signos visuales y sonoros, a una serie de problemas del pueblo colombiano: la colonización

cultural y la pérdida de identidad con el entrenamiento militar, la función des informante de los

medios de comunicación con el micrófono cuyo cable está roto; los arreglos entre los líderes

políticos, los acuerdos entre la iglesia, los militares y el Estado con la imagen del cristo de

Monserrate haciendo un saludo fascista. La guitarra llanera es empuñada por los cantantes

como un arma; esta imagen condensa la función desalineante de la cultura popular y la lucha

cultural y militar a que se enfrentó el pueblo llanero. (Jaramillo, 1992)

En Agosto de 1994 sale a la luz pública de los espectadores la obra titulada “La siempre viva”,

del teatro El Local, bajo la dirección y dramaturgia de Miguel Torres sobre las víctimas del

holocausto del Palacio de Justicia ocurrido el 6 y 7 de Noviembre de 1985, en sus textos se

recuerda el drama de la violencia no sólo de los muertos sino también de los vivos. La toma

del Palacio de Justicia significó uno de los acontecimientos más sangrientos y violentos de la

historia nacional, además de la desaparición de los once empleados de la cafetería que salieron

vivos de ese holocausto. El grupo utiliza su sede en el barrio La Candelaria como una casa de
16

inquilinato donde se desarrolla la historia de la familia Marín, cuya hija Julieta es uno de los

once desaparecidos. El escenario es el patio y las habitaciones traseras de la casa donde se

alojan los inquilinos y la dueña, una mujer viuda con dos hijos que se ve obligada a alquilar

cuartos para sostenerse y pagar la educación de sus hijos. La historia de Julieta Marín hija de

la dueña del inquilinato está basada en la historia de una de las victimas desaparecidas; en la

obra confluyen estas dos vertientes de la vida nacional: el quehacer cotidiano de miles de

colombianos hacinados en casas de inquilinato, su lucha diaria por la sobrevivencia y el

enfrentamiento entre guerrilleros y el ejército en el Palacio de Justicia donde perecieron más

de cien personas.

Los diferentes habitantes de la casa muestran en su miseria cotidiana los estragos sociales que

la violencia y el deterioro económico del país han causado en sus vidas. La pieza teatral es uno

de los mejores documentos que recrean el episodio ya que se aleja del sensacionalismo de

algunos medios de información, no explota los sentimientos, ni crea situaciones esquemáticas

o discursos panfletarios. Los hechos se recrean de forma real, se utilizan los documentos

radiales del momento que narran el proceso de la toma, la respuesta militar, y las voces de los

personajes envueltos en la situación.

El tema de los desaparecidos es abordado en la obra, pues es uno de los más ignorados y menos

discutido dado que no hay quien se responsabilice de los hechos.

"El destino de Julieta y de su madre que se niega a aceptar la muerte condensa la historia de

tantas familias que han experimentado la misma suerte, como las madres de la plaza de Mayo

que incansables siguen buscando respuestas y se niegan al olvido. Lucia, como las madres

argentinas, sale con una pancarta a denunciar y a buscar a su hija. Los otros habitantes de la

casa también expresan su frustración ante la actitud del gobierno cuando en la escena final

golpean los vidrios de la ventanas en un gesto de protesta ante la impunidad que se ha instalado

en el país." (Jaramillo, 1992). Para el año 2013 el dramaturgo Antioqueño Jorge Ivan Grisales
17

escribe la pieza teatral titulada “Buscando mis Huesos” que retoma los acontecimientos

ocurridos en el año 2000 en el caserío “El Salado”, ubicado en Montes de María a 18

Kilómetros de la cabecera Municipal de Carmen de Bolívar, del departamento de Bolívar,

Colombia. Estos hechos son conocidos como “La Masacre del Salado”. Lo que ocurrió en este

lugar fue un evento catastrófico en donde fueron masacrados más de cincuenta habitantes de la

zona a manos de los grupos paramilitares.

En "Buscando mis huesos" el espacio desde donde ocurre la obra es la fosa común. Aquí yacen

los desmembrados cuerpos que no tuvieron los respectivos rituales y por tal razón deben purgar

por cien años, repitiendo el instante anterior a su muerte para poder ser llevados al lugar de

descanso. Como lo introduce Grisales (2013) en la escena se repite ese instante que nosotros,

hacedores del arte teatral, proponemos contra el olvido. "La obra está compuesta de

microhistorias cuyos vínculos los va encontrando el espectador como en una especie de puzzle.

El inconsciente entra en juego, así como el actor ha hecho un viaje por el acontecimiento social

y creado una codificación; propone al espectador el juego de decodificar ese aparato estético

que discurre en la escena." (Grisales 2013:24).

De esta manera vemos como los dramaturgos contemporáneos han tomado como insumo el

acontecimiento social para transformarlo en un acontecimiento poético-teatral; ellos tomaron

los hechos dramáticos ocurridos en diferentes pueblos y ciudades del país y que dejaron

profundas huellas en la memoria colectiva generando propuestas teatrales en aras de establecer

una conversión, es decir una modificación de los acontecimientos en ideas poéticas y

metafóricas en donde la ficción y la realidad se entretejen para formar un rico producto teatral

en el que el espectador se reconoce, se sorprende y se enfurece.

De esta manera nacen textos teatrales propios y con un nivel de expresión que revelan una

crítica hacia nuestro proceso histórico, que tratan de captar y de representar los acontecimientos

sociales generando obras tan representativas que perduran en la memoria del espectador, pues
18

los dramaturgos imprimen su sensibilidad y creatividad revelando relatos, violencias, masacres

no registradas o menguadas por la historia oficial dando paso a una nueva forma de entender

la violencia en Colombia.

Es precisamente una de estas masacres la que se convierte en el eje de nuestra investigación:

la “Masacre de Bojayá”, el dramaturgo Felipe Vergara toma este acontecimiento como la

imagen generadora de la pieza teatral “kilele”. En esta pieza teatral encontramos un vínculo

dialógico entre el teatro, la sociología y la memoria; y con este carácter multidisciplinar

presenta una relectura analítica a partir de diversos fragmentos, memorias e imágenes de la

“Masacre de Bojayá”. Las víctimas son las principales portadoras de la verdad con sus

testimonios concernientes a las violencias o masacres acaecidas en el territorio nacional; es

pues cómo las masacres, las formas de muerte, las condiciones sociales y las víctimas se miran

bajo el foco del lente teatral.

1.3 El acontecimiento social como imagen generadora de una narrativa teatral

Dado que el conflicto es la sustancia del Arte Dramático, es en un contexto como el colombiano

donde los autores posibilitan que a partir de los episodios de violencia se establezca una

relación entre la ficción y la realidad puesto que se recrean distintos puntos de vista compuestos

por referentes significativos; así mismo, la puesta en escena evidencia los elementos culturales

y autóctonos de las comunidades o las expresiones y lenguajes cargados de simbolismos que

aluden a múltiples significados. Cuando el autor se vale de los conflictos reales para escribir

una obra dramática su producto literario es denominado como teatro del acontecimiento, es

decir que la obra se nutre de la realidad y del contexto social en el cual se desenvuelve el

dramaturgo.
19

Por lo tanto es pertinente definir “acontecimiento” para referirse a la “Masacre de Bojayá”

que ocurrió en 2002 en Bellavista en el centro de la cabecera municipal, en el caserío de Bojayá

que sirvió de referente real para concebir la obra "Kilele".

Tomaremos como referencia, en primer lugar, la definición de acontecimiento dada por

Derrida:

Un acontecimiento supone la sorpresa, la exposición, lo inanticipable (...).

Es evidente que si hay acontecimiento, es preciso que jamás sea predicho,

programado, ni siquiera verdaderamente decidido (...). El acontecimiento

es también lo que viene, lo que llega u ocurre (...). Uno de los rasgos

del acontecimiento es no sólo que viene como aquello que es imprevisible,

lo que viene a desgarrar el curso ordinario de la historia, sino también que es

absolutamente singular. (Derrida 1977).

Ahora bien, desde el punto de vista social confluyen fuerzas que intentan darle sentido a dichos

acontecimientos; el acontecimiento es una manera de entender cómo reacciona una sociedad,

una acontecimiento social hace referencia a un hecho o un evento sorpresivo, repentino y

generado por causas determinadas y por ende genera consecuencias; una serie de

acontecimientos encadenados entre sí, tiene como resultado grandes procesos que son

estudiados por diferentes ciencias de acuerdo a su interés. Los acontecimientos pueden ser

biológicos, climáticos históricos y hasta acontecimientos en la vida de un individuo particular.

"El acontecimiento social siempre supone un quiebre con los sucesos anteriores, para la historia

el acontecimiento social es la base de su estudio. La historia recurre al análisis de

acontecimientos y hechos pasados a través de las causas que lo generaron y a partir de las

consecuencias que tales eventos proyectaron hacia el futuro" (Grisales 2013:42)

El termino acontecimiento social se aplica a los hechos sobresalientes que alteran el curso

común de la historia como por ejemplo nuestro estudio del caso de la masacre de Bojayá el
20

cual fue un hecho ocurrido en un espacio y tiempo determinado, de carácter imprevisto y de

desarrollo impredecible en donde hubo agresión y violencia extrema contra población

indefensa que no tienen parte en el conflicto. Es un hecho que tiene consecuencias destructivas

en el orden espiritual, material, psicológico y social, en la cual no hubo una pronta atención

adecuada a las víctimas de los actos del acontecimiento.

En este sentido se analiza la “Masacre de Bojayá” como acontecimiento social y al estudiar

estos eventos en donde se integran elementos sociales, políticos, y económicos, Felipe Vergara

como dramaturgo va tejiendo la pieza teatral “kilele” en cuyos textos están impregnadas miles

de voces y recuerdos del suceso que marcó la historia de nuestro país, una historia en ocasiones

olvidada, pero perpetuada en la obra y dotada de un simbolismo y de un significado metafórico

donde se conecta el testimonio de las víctimas y el texto teatral.

El teatro del acontecimiento como su nombre lo indica parte del acontecer, del hecho social en

cuanto tal y pone de manifiesto las vicisitudes de la población victimizada, es una forma de

hacer memoria histórica y de recrear poéticamente las masacres en aras de resignificar lo

sucedido para los directamente afectados. Es un teatro de transformación que genera un

mecanismo que es capaz de tomar procesos tanto individuales como colectivos y renovarlos

bajo la reflexión, el autoconocimiento y la emancipación.

Mediante el lenguaje y las imágenes artísticas Felipe Vergara autor de la obra “kilele” logra

dinamizar el panorama de crueldad e impunidad dejado por la oleada de masacres ocurridas

en las zonas rurales de Colombia, tales acontecimientos se inscriben dentro del conflicto

armado y afecta un sector de la población rural y vulnerable; los acontecimientos tuvieron

lugar el 2 de mayo de 2002 en Bellavista en el centro de la cabecera municipal que se conocen

como “La masacre de Bojayá”; sitio donde se concentraba la mayor parte de la población civil

en donde las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y los paramilitares de las

AUC se enfrentaban por el dominio territorial de la región y el acceso al río Atrato, de esta
21

manera la población es utilizada como escudo humano quedando a merced del fuego cruzado;

hombres, mujeres y niños se dirigen al centro religioso local buscando resguardarse de las

balas, no sólo porque ésta edificación era de cemento a diferencia de la mayoría de las casas

del sector sino por el carácter religioso y moral que ella representaba para los pobladores; sin

embargo todo fue en vano pues luego de varios días de enfrentamientos, un cilindro cargado

con explosivos y metralla lanzado por las Farc estalla en la iglesia donde mueren violentamente

119 civiles; además causando graves heridas a más de cien habitantes; de este modo causaron

el desplazamiento forzado de prácticamente toda la población, lo que implicó el destierro y la

supervivencia en condiciones inhumanas e indignantes en los lugares en donde les tocó llegar,

la mayoría fueron a parar a Quibdó o a otras poblaciones para escapar de la confrontación

armada.

Es así como en la obra de teatro “kilele” aparecen re-elaborados los eventos catastróficos

anteriormente descritos y tal y como lo explica la socióloga Laura Sofía Fontal (Fontal, 2015:

14) las elaboraciones del evento histórico no corresponden a ejercicios historiográficos,

académicos o verificables y por ello no pueden ser consideradas como elaboraciones de un

relato histórico; sin embargo en ella aparece re-narrado por lo que recibe el reconocimiento

como obra sobre la “masacre de Bojayá” por ese motivo la obra es abordada como construcción

de memoria acerca del hecho histórico.

Por consiguiente decimos que la obra de teatro titulada “kilele” escrita por el dramaturgo

Felipe Vergara es un vehículo de la memoria.

Pero ¿qué es vehículo de la memoria?, son los medios que personas o colectivos usan para

transmitir reconstrucciones o interpretaciones de acontecimientos del pasado de acuerdo con

las necesidades de su presente. Los vehículos se vuelven fuentes que difunden visiones y

versiones acerca de lo sucedido e impactan en la producción social por ser constructores de

memoria.
22

Los vehículos de la memoria se definen por su carácter social y por la necesidad de un

entramado cultural para su transmisión debido a que la memoria se produce “en tanto hay

agentes sociales que intentan “materializar” estos sentidos del pasado en diversos productos

culturales” (Jelin, 2012:70). Son esos productos culturales los que se convierten en vehículos

y pueden ser publicaciones, museos, monumentos, películas o libros de historia, también

pueden ser actuaciones y expresiones que incorporan performativamente el pasado. (Van

alphen, citado en Jelin, 2012:70)

1.4 Hacer memoria a través del teatro para dotar de sentido el pasado reciente y el

presente

Se pretende analizar la pieza teatral como vehículo de la memoria que aporta significados y

sentidos acerca de la barbarie ocurrida en Bojayá. Fue un ejercicio que sirvió para dar

coherencia y estabilidad a la experiencia colectiva de los habitantes del municipio. Como

menciona Mendoza, “con la narrativa se le da orden, estabilidad, coherencia a la experiencia,

se le lleva al terreno de lo conocido, es una forma de ordenar, de dar significado a lo ocurrido

a una colectividad” (Mendoza, 2004: 13).

Podemos decir que el objeto de la presente investigación es describir las formas de re-

elaboración y resignificación de los eventos concernientes a la “Masacre de Bojayá” mediante

el uso de las formas narrativas del teatro.

La masacre en la producción teatral abre la discusión acerca del tratamiento que se le debe dar

a los acontecimientos traumáticos, de qué manera se representan a las víctimas o sí las formas

de reconstruir los eventos catastróficos se escribe de una manera ejemplar teniendo como

premisa enaltecer la figura de la víctima y transformarla en héroe. Sin embargo esta tarea de

reescribir los eventos en las formas narrativas del teatro se pueden realizar desde distintas
23

perspectivas, pues actor y director son los investigadores de la dramaturgia del acontecimiento

social, que como imagen generadora nos guía en la creación del acontecimiento teatral.

Consideramos que los ejercicios que plantea el teatro para hacer memoria dan muestra de una

reelaboración de los acontecimientos para hacerlos útiles y ejemplares. La posibilidad de

reinventar el pasado e introducirlo en un nuevo tiempo está dada por los trabajos de la memoria.

Como menciona Rodríguez, el pasado “se transforma en memoria cuando es susceptible de

reactivación en el presente, cuando podemos actuar sobre él con miras al futuro” (Rodríguez,

2008: 52).

“Kilele”, escrita en el año 2004 producto de un proceso de investigación realizado en el Chocó

con el premio de residencia artística otorgado por el Ministerio de Cultura, fue concebida como

un retrato ficticio y poético de la resistencia de los pueblos negros e indígenas de la zona; el

texto dramático hace referencia específicamente a la Masacre de Bojayá y a las formas de

narrar lo sucedido.

Las obras del grupo de teatro Bogotano llamado “Varasanta” juegan un papel importante, pues

es un grupo que se ha mantenido trabajando y creando por más de dieciocho años

ininterrumpidos. Cuenta también con la fortuna de ser una sala concertada, de modo que tiene

un espacio en dónde reunirse, ensayar, entrenar y crear sus obras, y a su vez abrirle las puertas

a muchos otros grupos para que muestren su trabajo. Sus obras son fruto de investigaciones y

creaciones sobre los elementos más importantes del oficio del actor y sobre temas que buscan

reflexionar sobre nuestra realidad desde la poética de la acción teatral.

Para el grupo de teatro “Varasanta” que da vida a la obra Kilele, la puesta en escena es una

forma de retomar la función elemental del teatro, regresar al origen produciendo un teatro que

surge de la exploración de la estructura ritual más básica, una obra colectiva inspirada en un

rito mortuorio. Según Garcia del ritual se rescata (…) el valor del aquí y el ahora (estar en el

origen), el momento de intensidad provocada, sobrepasar el ego, la transformación de la


24

energía, la repetición, el ritmo como vehículo de transformación el manejo del tiempo, la

acción impecable del juego: las convenciones, la improvisación dentro de las reglas, la

capacidad de materializar la imaginación a través de la evocación, el desafío, la espontaneidad;

y el story telling (la narración oral): comunicar la idea, la palabra que narra, la creación de

mundos imaginarios, el poder de la evocación, memoria y las asociaciones, el poder de la

palabra para moldear el comportamiento del otro, la palabra acción, en fin la epopeya. (Garcia,

2011:259)

Es así como la pieza teatral “Kilele: una epopeya artesanal”, se convierte en una

manifestación artística de lo sucedido, que resignifica los hechos de la masacre ocurrida en el

municipio de Bojayá ubicado en el departamento del Chocó. La obra surge de los relatos de

muchos velorios, de novenas interrumpidas, de llantos del rebullicio y del duelo, de la mano

del personaje de Viajero, un campesino chocoano, que vivía en un pueblito en medio de la

selva chocoana. Un día desafortunado, su familia compuesta por su esposa y dos hijos tuvieron

que esconderse en la iglesia del pueblo para huir de un enfrentamiento de dos grupos armados,

uno de ellos arrojó un cilindro de gas que se precipitó contra la iglesia en donde estaban

resguardados. En esta acción mueren la esposa y el hijo de Viajero, junto con otras 117

personas. Él no tuvo más remedio que salir corriendo del pueblo desolado junto con su hija

pequeña Rocío, Viajero vive atormentado por estos hechos y ante todo porque no pudo enterrar

a sus muertos con los rituales propios de su cultura, ya que los violentos no se lo permitieron.

Un día el espíritu del río, Atrato, se le aparece para recordarle sus orígenes y para crear un

vínculo con sus difuntos. A partir de ese momento, Viajero tiene la misión de hacer todos los

ritos fúnebres para que las almas de sus muertos puedan descansar en paz. Así este héroe tiene

que cruzar un gran camino para al fin lograr cumplir su promesa.


25

En el proceso creativo de la puesta en escena tanto el director como el dramaturgo y los actores

de Kilele, tomaron algunos elementos de los rituales fúnebres de la cultura afrochocoana como

sus cantos, creencias y mitos cuya riqueza expresiva son de resaltar.

El tratamiento dramatúrgico que se le da a cada uno de estos acontecimientos es una manera

de representar el pasado, donde el individuo constituye no sólo una identidad individual sino

también una identidad colectiva, es el sentido de pertenecer a un grupo en el que el ser humano

encuentra su reconocimiento y su existencia.

Al reconstruir poéticamente el acontecimiento social, se construye una identidad, de alguna

manera se politiza la violencia, se busca visibilizar lo invisible, se nombra lo ocurrido, los

actantes adquieren cuerpo, nombre y rostro.

En esta medida se puede considerar al lenguaje dramático como una forma de historia narrativa,

una historia de los acontecimientos, de las biografías y de la política del país, es una alternativa

para descubrir y construir con ellas historias de mentalidades y de valores, historias del

imaginario colectivo o incluso de la imaginación.

Así el texto dramático se aproxima a la historia nuestra, a los personajes que no son conocidos,

a las historias de vida, a lo cercano y palpable haciendo posible una resignificación de los

contenidos y hechos que marcaron a los implicados en la masacre de Bojayá.


26

CAPÍTULO 2

REFERENTES TEÓRICOS Y CONCEPTUALES

2.1 El pasado, el presente y la Memoria

Si una persona se dispone a recordar su pasado cuando en él han ocurrido eventos que le han

dejado profundas huellas en su memoria, aparte de ser una tarea difícil es una forma de

encontrar el sentido a esos eventos, de comprenderlos para así proyectarse a un futuro; no se

recuerda de manera individual sino que se recuerdan las vivencias compartidas de la persona

con sus círculo social que a su vez nutren su experiencia de vida y hacen de la memoria un

conjunto de experiencias colectivas.

Todos los individuos pueden privilegiar o marginar en su memoria algunos recuerdos según

sean sus niveles de represión que van condicionados por el contexto social en el cual crecen;

son capaces de legitimar algunas versiones de lo sucedido frente a otras que son marginadas;

en ese sentido, la historia vivida se distingue de la historia escrita, o sea que la historia escrita

tiene todo lo necesario para constituir un marco vivo y natural en el que un pensamiento puede

apoyarse para conservar y encontrar la imagen de su pasado (Halbwachs,1950). A medida que

el niño va creciendo, se modifica a su vez la idea que tiene de su pasado, puesto que al ser

miembro activo de una sociedad, ésta le imprime en su comportamiento nuevas formas de

relacionarse, nuevas vivencias, hechos y nociones que repercuten en sus recuerdos.

Cuando recordamos lo hacemos con la ayuda del pasado pero también con datos que están en

nuestro presente y de esta manera es que vamos recomponiendo los recuerdos, además de que

todas las formas del pasado vivido permanecen enteras en nuestra memoria, sin embargo el

comportamiento de nuestro cerebro nos impide evocar la totalidad de sus manifestaciones; el

pasado no se guarda como una copia fiel de lo acontecido, sino que las memorias de los
27

individuos y de los grupos deciden qué se recuerda y qué se elimina; puesto que algunos

recuerdos resultan más útiles y tienden a sustituir a otros.

En suma, las líneas que configuran los hechos del pasado están dibujadas en nuestro espíritu,

en la parte inconsciente y que a su vez se confirman en la sociedad con los momentos en que

el tiempo vuelve a poner en presencia de nosotros a las personas con las que compartimos ese

pasado, con las que vivimos o compartimos las circunstancias; a veces los recuerdos se van

desvaneciendo en nuestro cerebro y la tarea de las interacciones sociales que sostenemos con

los otros es afianzar y reconstruirlos a partir de las líneas ya sostenidas por nuestros otros

recuerdos y los recuerdos de los demás. (Halbwachs, 1950)

Las imágenes confluyen y se completan haciendo un todo lleno de recuerdos con sentido,

enriqueciéndose la memoria con la ayuda de los recuerdos de los demás. El recuerdo se nutre

de lo que aporta el colectivo con el cual se comparte la experiencia de vida puesto que se crean

lazos de afinidad y de solidaridad; se comparte un pasado que necesita del grupo para que los

hechos puedan ser reconstruidos y recordados.

Tal y como lo expone Halbwachs (1950), el sujeto es partícipe de múltiple hechos sociales que

condicionan y restringen su proceder, así mismo son la base de sus recuerdos puesto que al ser

parte de un grupo comparte sus historias y experiencias; cuando yo soy el protagonista y busco

reforzar mi historia individual los recuerdos de los otros son indispensables para complementar

los mios.

A diferencia de la gran ciudad en la que es fácil pasar desapercibido, los habitantes de un pueblo

al estar en constante interacción y cercanía registran en su memoria fielmente cada uno de los

comportamientos, gestos y particularidades y cuando reaccionan en común esa pequeña

sociedad contribuye a su vez a modificarse, es decir que "en medios semejantes todos los

individuos piensan y recuerdan en común, no sin dejar a un lado su propio punto de vista en

concordancia y relación con la de los demás" (Halbwach, 1950:39). Si en algún momento dado
28

sus recuerdos se desdibujan, basta con situarse en la perspectiva de los otros para

recomponerlos.

Cuando los recuerdos de una serie de acontecimientos ya no cuentan con un grupo que los

respalde o de unas personas que cuenten lo que sucedió (ya sea porque estuvieron implicadas

o que sufrieron las consecuencias de dichos hechos), que soportaron, confluyeron o vivieron el

instante preciso entonces es aquí donde el único medio de salvar dichos recuerdos es mediante

la narración escrita y ordenada, puesto que si las palabras y los pensamientos mueren, los

escritos permanecen. Tal como lo plantea Halbwachs (1950) La memoria colectiva es una

corriente de pensamiento continua, con una continuidad que no tiene nada de artificial, puesto

que retiene del pasado sólo lo que aún está vivo o es capaz de vivir en la conciencia del grupo

que la mantiene.

En suma, la memoria puede definirse como una “construcción social narrativa” (Rodríguez,

2008), que está presente en todos los medios discursivos que se utilizan para narrar y comunicar

experiencias vividas.

Según Halbwach (1924), en efecto, el recuerdo individual es sustentado y organizado por la

“memoria colectiva”, o sea por un contexto social del que forman parte el lenguaje, las

representaciones sociales del tiempo y del espacio, las clasificaciones de los objetos y de la

realidad externa al sujeto y las relaciones que el individuo mantiene con la memoria de los

demás miembros de un mismo ambiente social. “No basta con reconstruir trozo a trozo la

imagen de un acontecimiento pasado para obtener un recuerdo. Es preciso que esta

reconstrucción se haga a partir de datos o nociones comunes que se encuentran tanto dentro

de nosotros como de los demás, porque pasan sin tregua de nosotros a ellos y viceversa; esto

sólo es posible sí todos forman parte y continúan haciéndolo de una misma sociedad.”

(Halbwach 1949/1996, págs. 45-46).


29

Tomemos como ejemplo nuestra primera infancia, si no podemos recordarla es en efecto

porque nuestras impresiones no se pueden aferrar a ninguna relación, y todavía no somos seres

sociales (Halbwach 1949/1996, pág. 49). Al contrario, los hechos y nociones que nos da menos

trabajo recordar son los de dominio común, por lo menos en algunos ámbitos sociales. Estos

recuerdos son pues, en cierta medida “de todos” y porque podemos basarnos en la memoria de

los demás, somos capaces de traerlos a la mente en cualquier momento, cuando queramos.

(Halbwach 1949/1996, pág. 59). Por lo tanto, recordar significa volver a evocar, mediante la

interacción social, el lenguaje, las representaciones colectivas, las clasificaciones etc., es decir,

reactualizar la memoria del grupo social de pertenencia.

La misma sociedad crea herramientas que potencian o llevan a que la gente recuerde, tales

como textos, imágenes, testimonios, archivos, técnicas de memorización, narrativas etc.

La conmemoración del pasado es esencial en toda comunidad, puesto que frente al pasado se

crea una memoria que es compartida por todos los miembros socializados en la colectividad, a

su vez se constituye como una de las modalidades de organización del mundo social.

La experiencia vivida y el recordar significan reconocer la pertenencia de todos los miembros

de una sociedad a un universo simbólico que ya existía antes de que los individuos nacieran y

que seguirá existiendo después de que mueran. Mediante la conmemoración del pasado a través

de un fondo común de recuerdos, y también gracias a las interacciones sociales necesarias para

fijarlos y para convocarlos la memoria contribuye al sentido de pertenencia, a la cohesión y a

la identidad social, sentirse parte de un grupo y de orígenes comunes fortalece el sentido de

pertenencia y la identidad colectiva.

No podemos olvidar intencionalmente pero pueden deteriorarse las huellas de la memoria, los

objetos, los instrumentos a los que confiamos la conservación de la propia memoria pueden

desdibujarse en el devenir del tiempo, o cuando las comunidades no tienen manera de


30

exteriorizar su propia memoria colectiva ya sea mediante cantos, alabados, narraciones o

representaciones teatrales, entonces se cierne sobre el grupo el riesgo de una amnesia colectiva.

Inicialmente Halbwuachs (1924) sostiene la idea durkheimiana de un sujeto colectivo y por lo

tanto de una memoria de la colectividad, la memoria colectiva se fortalece y dura en el tiempo

gracias a que tiene por soporte a un conjunto de hombres y mujeres que están ahí para

perpetuarla con su idiosincrasia y su ingenio pero no como individuos aislados, sino más bien

porque son parte de un grupo y entre todos hacen que se recuerden los acontecimientos. Cada

memoria individual es un punto de vista sobre la memoria colectiva, este punto de vista cambia

según el lugar que ocupa en su interior y a su vez, este lugar cambia según las relaciones que

yo mantengo con otros círculos sociales (Halbwuachs, 1949/1996, pag. 61).

La memoria tiene también una función conservadora, pues debe conservar un conjunto de

huellas para que estén disponibles a las personas y sean interpretadas libremente; esta

interpretación se hace necesaria ya que cada elemento de nuestra memoria es un indicio del

pasado sí se considera por separado, y debe ser reconstruido a partir de la relación con otras

huellas del mismo pasado, es por decirlo de alguna manera una especie de huella-referente,

para que esto sea posible se debe disponer de muchas huellas y conectarlas entre sí para darles

después significados.

2.2 Memoria Colectiva, Memoria Individual

El fenómeno de la memoria ocupa un lugar central en los debates sobre la política y la cultura

en el mundo actual, aludiendo casi siempre a sus diferentes formas tales como la memoria

social, la memoria colectiva, la memoria individual o la memoria cultural. Maurice

Halbwauchs, fue el historiador que creó e introdujo en el debate académico el concepto de

“Memoria Colectiva”, identificada como una corriente de pensamiento continua, dado que

retiene el pasado que aún está vivo y que solo es capaz de vivir en la conciencia del grupo.
31

Este tipo de memoria colectiva no son más que percepciones fundamentales que las personas

producen cuando comparten un espacio y se interrelacionan, que crean redes de cooperación

con otras personas en otros lugares y comparten ideas provocando recuerdos que a su vez son

compartidos por los miembros de la colectividad.

Halbwachs también introduce el término de Memoria Histórica diferenciándolo de la categoría

que se explicó anteriormente, puesto que es una memoria prestada, escrita, pragmática y

unificada, en cambio la Memoria Colectiva es producida, es viva, es oral, normativa, corta y

plural; además dentro de las dinámicas sociales o marcos que construyen los hombres en una

comunidad también se encuentra el lugar de la memoria en donde se posibilitan los recuerdos.

Por lo tanto Halbwachs (1968: 214) define Marcos Sociales de la memoria como un sistema de

interrelaciones de memorias individuales, en donde yo y el otro nos sumergimos en el mismo

pensamiento social y el grupo no conserva más que la estructura de las conexiones entre las

diversas memorias individuales, sin embargo según el autor no existe memoria estrictamente

individual y memoria estrictamente colectiva sino marcos sociales de la memoria.

En un primer momento Todorov aclara que la memoria no se opone de ninguna manera al

olvido; sería plausible hablar de supresión (el olvido) y la conservación; (la memoria) entre

estos dos conceptos hay una constante interacción. “La memoria como tal, es forzosamente

una selección: algunos rasgos del suceso serán conservados, otros inmediata o progresivamente

marginados, y luego olvidados. (Todorov, 2008:22)

Hablábamos de que para Todorov (1995) la memoria es una selección y que algunos eventos

son conservados y otros de momento o gradualmente son marginados hasta llevarlos al olvido;

el autor maneja los términos de supresión (olvido) y conservación, y que de esta manera la

memoria es una interacción de ambos; ahora bien, según la propuesta de Todorov la

recuperación de la memoria en un contexto social y político será de suma importancia dado

que permitirá que el pasado funcione como eje inicial en los procesos de análisis de los
32

acontecimientos del mundo actual, en otras palabras es la utilización del pasado para

comprender el presente.

En este sentido se debe aclarar que hay una distinción entre la recuperación del pasado y su

posterior utilización, es decir cuál es el uso que se le dará a los recuerdos, al pasado que regresa

en las mentes de los sujetos, como la memoria es una selección se debe reconocer que existen

criterios ya sean conscientes o inconscientes de elección y así mismo dichos criterios son los

que orientarán el uso que hacemos del pasado. (Todorov, 1995).

El individuo posee la capacidad de recuperar los recuerdos traumáticos y frustrantes para

otorgarles el lugar en la memoria donde no causen daño. “Nada debe impedir la recuperación

de la memoria”, con esta premisa el autor nos indica la necesidad moral de recordar que tienen

los individuos que han sido participes en acontecimientos catastróficos o víctimas de masacres.

Cuando los acontecimientos vividos por el individuo o por el grupo son de naturaleza

excepcional o trágica, tal derecho se convierte en un deber: el de acordarse, el de testimoniar:

la vida ha sucumbido ante la muerte, pero la memoria sale victoriosa en su combate contra la

nada. (Todorov, 2008:26).

Los recuerdos son reprimidos en la mente de las personas cuando éstos le son intolerables, el

sujeto deja atrás su memoria viva, aquella que necesita de una conciencia para traer sus

vivencias y recuerdos de su infancia, solo porque estos recuerdos están cargados de

acontecimientos dolorosos y traumáticos; la cura que propone el psicoanálisis pasa primero por

la recuperación de esos recuerdos reprimidos. Sin embargo los recuerdos reprimidos están en

constante actividad y, no permiten que el sujeto viva con tranquilidad; luego de haber sido

recuperados los recuerdos pueden ser puestos en un lugar donde sean conscientes y no hagan

daño. “Así, al volverse parte de la memoria viva, el pasado antes reprimido o rechazado cesa

de ordenar el presente de manera subyacente. La memoria colectiva podría seguir el mismo

camino.” (Todorov 2008: 26).


33

En el momento en que las personas deciden hablar acerca lo acontecido en sus vidas y cuando

recuerdan en medio del diálogo con el otro se empieza a recuperar el pasado, sin embargo, no

sólo es el pasado el que aflora mecánicamente sino que siempre es su representación; en este

ejercicio de memoria se logran algunos trazos de recuerdos o de hechos pasados, entre los

hechos en sí y los vestigios que dejan se tiene lugar un proceso de selección que los individuos

no pueden controlar a voluntad.

Además de este se lleva a cabo otro proceso de selección ahora ya consciente y voluntario: de

todos los vestigios del pasado la persona elige retener y consignar solamente algunos recuerdos

que son dignos de perpetuarse. Sin embargo este trabajo de selección va seguido por un trabajo

en el que se privilegia la información que verá la luz y otra que será relegada a la periferia de

la mente. Un hecho es necesariamente el resultado de la combinación de algunas trazas

materiales con un sentido dado; y el sentido (atribuido a las cosas) es producido exclusivamente

por los seres humanos. (Todorov 2013)

Una vez se establecen los hechos se deben interpretar, o sea ponerlos en relación los unos con

los otros señalando las causas, los efectos, las similitudes y las oposiciones; se encuentran así

una vez más los procesos de selección y combinación. El término de «verdad» puede ser útil

aquí pero a condición de darle un sentido nuevo: no una verdad de adecuación, de

correspondencia exacta entre los discursos del presente y los hechos del pasado, sino una

verdad de revelación que permite comprender el sentido de un hecho. Un gran libro de historia

no contiene solamente informaciones exactas, sino que nos enseña también cuáles son los

fundamentos de la sicología individual, o aquellos de la vida social y política. (Todoróv

2013:35).
34

2.3 La Utilización del Pasado Resucitado

Luego de la tarea de identificar los hechos dolorosos y de narrarlos el individuo tiene dos

posibilidades para el tratamiento de sus recuerdos; tal y como lo introduce Todoróv la primera

es sacralizarlos o sea relegarlos y aislarlos en el plano mental, la segunda es banalizarlos,

asimilarlos y entenderlos (2008:36). “Sacralización, o el aislamiento radical del recuerdo, y la

banalización, o la asimilación abusiva entre pasado y presente.” (Todoróv 2008: 36).

Todorov nos explica claramente que la sacralización es en primer lugar una supresión, un muro,

y una manera de aislar los recuerdos que están puestos en la mente del individuo pero es

prohibido tocarlos; para "sacralizarlos es necesario separar los hechos de su contexto dado que

existe el temor de que las circunstancias evocadas no impliquen que los sucesos traumáticos

puedan ser excusables" (2008: 37). La persona tiene el temor de poner en contexto los hechos,

de tratar de explicarlos o entenderlos puesto que esto significaría la justificación de los mismos

y desvirtuar la gravedad de ellos. El sujeto asume que buscar las causas es como buscar las

excusas de los acontecimientos, por ende si se sacralizan los recuerdos no se pueden

comprender.

Por otro lado la banalización es lo contrario, aquí los hechos del pasado se despojan de toda su

especificidad y se vuelven un simple instrumento que debe ser utilizado en el presente.

Todorov (2008) funda su crítica a los usos de la memoria en una diferencia entre diversas

formas de reminiscencia: el suceso recuperado puede ser leído de manera literal o de manera

ejemplar, es decir si el pasado del individuo o del grupo al que pertenece está formado por

acontecimientos dolorosos y estos son preservados en su literalidad sin otorgarles ningún tipo

de continuidad ni acomodándolos más allá de ellos; este tipo de memoria se denomina

“memoria literal” en este caso hay una marcada contigüidad con las asociaciones que se

imprimen sobre los recuerdos, se establecen las causas y las consecuencias de los hechos y se
35

identifican a los implicados y los responsables del extremo dolor estableciendo además una

continuidad entre el ser que fue y el que ahora es o el pasado y el presente del grupo y de esta

manera se extiende las consecuencias del trauma inicial a todos los instantes de la existencia

del ser humano.

Ahora bien si se toma la decisión de utilizar el acontecimiento recuperado como un modelo

para comprender nuevos eventos, o sea abrir el recuerdo a posibles analogías y

generalizaciones, se denomina “memoria ejemplar”; cuando la conducta deja de ser privada y

entra en el marco de lo público en donde se construye un ejemplo y se extrae una lección, el

pasado se convierte en principio de acción para el presente. Aquí las asociaciones que se gestan

se llevan a cabo por la semejanza y no por la contigüidad. “...la memoria literal, sobre todo si

es llevada al extremo, es portadora de riesgos, mientras que la memoria ejemplar es

potencialmente liberadora. El uso literal, que convierte en insuperable el viejo acontecimiento,

desemboca a fin de cuentas en el sometimiento del presente al pasado.” (Todorov 2008: 52).

El uso ejemplar, por el contrario, da la posibilidad de utilizar el pasado con vistas al presente

tomando las lecciones de las injusticias como combustible para la lucha contra las que se

producen en la actualidad, para entender al otro despojándonos del yo.

Las personas que no logran hacer un duelo, que se rehúsan a admitir la ausencia y la pérdida,

que viven en el pasado y en el dolor y no son capaces de integrar el pasado a su presente

dominado por el recuerdo sin control; son individuos a los que la angustia se convierte en eje

de su vida, y están condenados involuntariamente a la locura y al delirio.

Sacralizar la memoria es otra forma de hacerla estéril por eso luego de recuperarse el pasado

se debe preguntar: ¿para qué puede servir? y ¿con qué fin?

La memoria ejemplar puede generalizar pero no en su totalidad, no elimina la identidad de los

hechos, los presenta en relación entre sí, elaborando comparaciones que develan las semejanzas

y las diferencias.
36

2.4 Marco Contextual

“La memoria intenta preservar el pasado sólo para que le sea útil al presente y a los tiempos

venideros. Procuremos que la memoria colectiva sirva para la liberación de los hombres y

no para su sometimiento.” Jacques Le Goff

En la actualidad los términos “verdad” y “memoria” son resaltados en el campo de la política

y puestos en consideración como un deber moral para con los seres humanos, no sólo en la

Europa de la posguerra sino también en los países del cono sur que han sido azotados por

regímenes guerreristas, dictaduras o mandatos que subyugaron al pueblo y que por ende éste

reconoce ese pasado como un pasado marcado por la violencia; cuando hablamos de memoria

aludimos a un pasado reciente que tiene su lugar en nuestro presente y que se visibiliza por los

documentos y narraciones de los sobrevivientes, “La memoria” es, asimismo una manera de

referirse al pasado violento de otros países latinoamericanos y a diez, veinte o treinta años de

algunos hechos, “la memoria” está saturada de la experiencia de los sobrevivientes. Según

Pérotin (2007), El pasado está “presente”, no sólo para quienes han sobrevivido sino también

para las generaciones que de él no tienen sino recuerdos heredados. El pasado reciente,

nombrado como “la memoria”, actúa como una gran sombra tendida sobre nuestra época que

asegura la identidad de los grupos sociales y especialmente de la nación.

Algunos investigadores toman su oficio como una especie de reportaje moderno en el que

informan lo que han visto y escuchado durante su indagación, produciendo escritos que se

pueden tomar como verdaderos esquemas de memoria pues consideran algunas situaciones

como inauditas, fuera de lo común y hasta hechos dramáticos como fuentes de sus

elaboraciones narrativas.
37

La proximidad con los hechos o el haberlos vivido supone otras formas de investigación, sin

embargo en la historia del tiempo presente es indispensable intentar ser objetivos estando lo

más cerca posible de las cosas.

Historizar un acontecimiento (en el sentido estricto o amplio del término “acontecimiento”) es

hacer investigaciones sobre él ya no como algo que está ocurriendo sino como algo acaecido.

Los acontecimientos catalogados como dramáticos y que por ende desencadenan grandes

efectos psicosociales en los implicados, y que deben historizarse son en muchas partes de

américa Latina hoy, la violencia política (como las guerras lo son para la Europa del siglo XX).

"La expresión lo indica: es un acontecimiento de orden político cuya singularidad y

temporalidad histórica es menester poner de relieve" (Pérotin 2007).

Se ha de aclarar entonces que con frecuencia confundimos entre, por un lado, los hechos que

podemos considerar establecidos en un momento dado, y por el otro el contexto u origen de

dichos hechos que a veces son susceptibles de nuevas interpretaciones a partir de nuevas

perspectivas que vienen con la época y por ende cambiantes según el paso del tiempo.

2.5 La historiografía y la memoria

Los recuerdos vividos, es decir los expresados directamente de la boca de las víctimas, para

los historiadores se convierten en el punto focal en la reconstrucción de un acontecimiento;

dado que se propone historizar la memoria misma de los hechos para comprender la experiencia

subjetiva de una sociedad a lo largo del tiempo.

Usar las fuentes orales implica la distinción entre historia de vida, entrevista, o testimonio oral

para de esta forma recomponer un universo cultural que de cuenta de la apariencia e

importancia de las cosas para quienes las vivieron en el tiempo (Pérotin 2007); es así como se

historiza el acontecimiento propiamente dicho: la violencia política.


38

Otro enfoque que también es utilizado por la historiografía consiste en historizar la memoria

del acontecimiento, o sea reconstituir la memoria de los hechos tal y como se cristalizó en el

recuerdo de los implicados, es decir que se interviene en la memoria de cada uno de ellos.

La historización de la memoria es un ejercicio reciente y conforme van aumentando las

investigaciones en este campo se hace más necesario buscar nuevas estrategias para acceder a

los archivos de la memoria oral, a los recuerdos de la gente luego de haber transcurrido cinco,

diez o quince años después de los acontecimientos.

Tal y como lo menciona Pérotin (2007), historizar el acontecimiento significa reconstruir en

primer lugar, el hecho positivo, real, incluso cuando se explora su dimensión vivida o la

experiencia que significó para los otros individuos, pues al fin de cuentas lo que se procura

conocer es el acontecimiento pasado.

En tanto que “historizar la memoria del acontecimiento es reconstruir el proceso actuante en

las representaciones mentales que los sujetos se hacen de él; es tratar de comprender la

subjetividad de una sociedad a lo largo del tiempo” (Perotin, 2007). De esta manera la materia

prima con la que los historiadores trabajan es en suma la memoria de la gente, el recuerdo que

evidencia los hechos para las personas que lo han vivido en el momento de contarlo, sin

embargo ese recuerdo será interpelado de diferente manera: en líneas generales, para conocer

la parte conservada del pasado o bien la parte reconstruida sobre la base del presente (Pérotin,

2007).

La verdad que los historiadores intentan explicar es la de los hechos tal y como ocurrieron y la

de la experiencia de quienes los vivieron, en este sentido cuando se pretende historizar el

tiempo presente cabe resaltar que hay dos maneras de interrogar los testimonios: una parte

desde el momento en que las cosas ocurrieron y otra se inclina hacia el momento en que el

testigo las cuenta: Los psicólogos nos ayudan a comprender los dos elementos que se

transmiten en el testimonio: el hecho pasado y su sentido actual. Y también nos dejan saber
39

que ni la parte del hecho ni la del sentido son estables. Con el tiempo, el relato se desprende de

detalles fácticos y circunstanciales. En cambio, se carga con un nuevo análisis de lo vivido,

producto del “trabajo” del individuo sobre su recuerdo cuando éste vuelve a aflorar en su

conciencia o cuando él lo relata. Con el sentido del pasado que se entrega en la reminiscencia

tocamos la parte de la memoria que es construcción continua del yo a través de una vida

(Pérotin, 2007).

Los historiadores y los sociólogos están de acuerdo en que esa es la forma de tratar la

memoria, la socióloga especialista en la memoria social, Lavabre (1995, citado en Pérotin,

2007) insiste, sin embargo, en el peso que puede representar el pasado violento y que no

es posible contentarnos con una idea de la memoria como pura reinterpretación del

pasado, reconstrucción, imposición retroactiva de sentido. Siempre, la mayoría de las

veces, evocar la memoria de las guerras y las masacres significa embarcarse en la cuestión

de los efectos y las huellas en la memoria. (Pérotin, 2007)

“Historizar la violencia significa introducir cierta racionalidad en hechos crueles y

repugnantes... (Pérotin, 2007)

2.5.1 La voz de las víctimas como recurso para escribir la historia contemporánea

El hecho de haber presenciado acontecimientos violentos y en esta medida históricos, hizo que

muchos países Europeos fueran conscientes al finalizar la Segunda Guerra Mundial de la

magnitud de la misma, específicamente con el juicio de Nuremberg y con el procesamiento de

los criminales de guerra Nazis. Por consiguiente los historiadores debieron ponerse a trabajar

en un pasado cercano, la guerra; se crearon nuevos organismos de talla nacional en donde los
40

encargados de escribir la historia serían las víctimas, los testigos, los aliados y los victimarios

para reconstruir los hechos de la guerra con los valores del Estado.

Los testigos cobraron un papel preponderante en la escritura de los hechos convirtiéndose en

verdaderos "historiadores profesionales", fueron los responsables de conciliar los elementos

tanto de la historia como de la memoria en la Europa de la posguerra, es decir que se replanteó

la forma de tratar la historia contemporánea en tiempos violentos a partir de 1945.

Para esta época se crearon las “Instituciones de la Memoria”, Comisiones Históricas Judías en

la inmediata posguerra. “Un primer elemento era la importancia atribuida a la vivencia de los

actores. Éstos se convertían en la pieza central de la historia por escribir y, entonces, era

preciso recoger sus testimonios en forma sistemática”. (Pérotin, 2007)

La historia contemporánea se aborda de una manera científica desde hace poco tiempo,

adquiere protagonismo y se instala en la sociedad por la necesidad de la misma de conocer su

pasado más cercano; el concepto de memoria histórica se implanta y a su vez se busca historizar

los símbolos y representaciones que la constituyen.

Se trata de historizar el tiempo presente en un conjunto de criterios científicos donde el

investigador y el acontecimiento son contemporáneos, el acontecimiento dramático foco de

análisis e investigación por parte de los historiadores es, como lo menciona Pérotin (2007) el

hecho fundacional de su tiempo y que el presente y el pasado interactúan en el trabajo del

historiador o la historiadora, de tal forma que la sociedad y lo social están involucrados en este

periodo de la historia. En esta medida los acontecimientos se inscriben en el espacio público y

pasan a constituirse en fenómenos sociales.

Dos vertientes confluyen en el devenir histórico de las sociedades, tenemos el acontecimiento

mismo y la construcción de su recuerdo o “remanencia” como lo dice el historiador francés

H.Rouso (1987), término científico que hace referencia a la persistencia parcial de un fenómeno

luego de la desaparición de sus causas.


41

“Se legitima el recuerdo de un acontecimiento ocurrido como la capacidad del colectivo de

retomarlo y de darle continuidad en el tiempo”. (Rouso, 1987).

Así surge otro enfoque para el tratamiento de los hechos históricos que coge el recuerdo y la

remanencia y los historiza para que sobresalga el suceso como tal dándole importancia a la

memoria como eje específico de la historia.

Rouso (Citado en Perotin 2007), en sus estudios e investigaciones resalta que el impulso para

que el recuerdo resurja y evolucione se debe a que la prensa, el cine, los programas televisivos

y algunos informes históricos pueden verse como facilitadores de la memoria.

La disciplina histórica se había ocupado hasta entonces de la memoria individual, que se

manifestaba y se apoyaba en los relatos testimoniales individuales, pero otra cosa era el

surgimiento de la memoria colectiva y las representaciones compartidas por todos: la memoria

colectiva no puede probarse positivamente; como el inconsciente, estamos limitados a

aprehenderla por sus manifestaciones (Pérotin 2007).

Se dice que Rouso fue uno de los historiadores que forjaron los cimientos en donde se sitúa la

historia de la memoria: el de las representaciones y lo simbólico, puesto que lo que se intenta

reconstruir no es el suceso mismo como tal sino lo que la memoria hace de él con el discurrir

del tiempo.

2.6 El Pasado Reciente En América Latina

El afán por estudiar el pasado vivo de muchos historiadores y académicos se debe a que en

países como Chile, Argentina o Perú la transición democrática tras un periodo de violencia y

represión política puso en evidencia la importancia de historizar el pasado reciente, incluso

muchos de ellos han vivido los acontecimientos que estudian.

Mantener la memoria y sobreponer la verdad del pasado es la constante en las sociedades del

Cono Sur puesto que varios de los países que lo integran han vivido la transición de un régimen
42

político dictatorial a uno democrático de una manera gradual, por tal motivo uno de los

lineamientos para tener en cuenta es la creación de las comisiones de la verdad y de

instituciones que abogan por la defensa de los derechos humanos, así como también por la

democracia recuperada que se consolida mediante el establecimiento de una justicia penal

contra los culpables de violaciones a los derechos humanos. (Pérotin 2007).

Las personas que integran los equipos de las comisiones de la verdad proceden de diversos

sectores de la sociedad, competentes en varios campos disciplinarios además de ser

reconocidos por la esfera pública:

[…] La Argentina fue pionera con la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (o

CONADEP, 1983-1984). A la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación de Chile (o

Comisión Rettig, 1990-1991) se debe la introducción del término “verdad”, que luego se usó

en forma generalizada. El último de estos organismos, la Comisión de la Verdad y

Reconciliación del Perú (o CVR, 2001-2003), llevó a cabo un trabajo de gran amplitud. Estas

tres comisiones sudamericanas y las establecidas en América Central (la Comisión de

Esclarecimiento Histórico de Guatemala, 1997-1999, y la Comisión de la Verdad para El

Salvador, 1992-1993) se cuentan entre las comisiones “históricas” de la verdad a escala

mundial. (1984:13).

Las Comisiones de la Verdad pertenecen a la categoría de comisiones no judiciales de

investigación, son avaladas internacionalmente y son las que investigan los casos en donde se

viola el derecho internacional humanitario; su enfoque es reconstruir los acontecimientos,

indagar y reunir material probatorio para identificar a las víctimas junto con sus victimarios,

así como también los móviles políticos y sociales en los que se desencadenaron los sucesos,

examinando los factores y las causas de forma más amplia y tomando como vector la

historización de la violencia para llegar a la verdad. (Pérotin, 2007).


43

En la Argentina de 1985, año en que se llevó a cabo el Juicio a las Juntas, el pueblo adquirió

un lugar en el proceso, dado que se puso al pasado en el banquillo de los acusados mediante

los medios de comunicación; de esta forma se consolida la existencia del pasado en la

conciencia colectiva de los Argentinos. La transición a la democracia que tuvo lugar en este

país facilitó una reconversión a la memoria puesto que gracias al recuerdo permanente de lo

ocurrido se puede construir una barrera contra la repetición de los acontecimientos así como

también los movimientos que abogan por los derechos humanos que propenden a activar la

memoria y a promover el recuerdo tal como lo hace: La Comisión Provincial por la Memoria

de la provincia de Buenos Aires (www.comisionporlamemoria.org ) y lleva a cabo asimismo

tareas de investigación, difusión y educación sobre el pasado reciente, que giran en torno de la

conservación documental: custodia los archivos de la Dirección de Inteligencia de la Policía de

la provincia (DIPBA). (Pérotin 2007)

Estudiar el pasado cercano, el que nos compete a todos es saber que en ocasiones la línea entre

la historia y la memoria se difumina, se pierde o convergen, y en donde el investigador debe

promover en sus investigaciones la idea de reconstruir la democracia en relación con la

memoria y la verdad de las víctimas.

Tal y como lo Plantea Rodríguez (2008), la memoria que es entendida como “campo de lucha

por las representaciones” nos dice que las memorias no pretenden reconstruir fielmente lo

sucedido, sino que están mediadas por unos sentidos y unas intenciones sobre el uso del

pasado. Además los relatos que se construyen no tienen poder en sí mismos, deben ser

legitimados por alguna institución, es de suma importancia conocer quien recuerda, como

reconstruye y como lucha por otorgarle legitimidad a su relato.

Pese a que la memoria oficial es reconocida y legitimada por los sectores dominantes, las

sociedades construyen formas que les permiten dar lugar a memorias alternativas y al

surgimiento de memorias marginales y subalternas. Los sectores sociales que se encargan de


44

llevar a cabo estas reivindicaciones son aquellos que han sido calificados como minorías y que

“con su defensa al derecho a la memoria construyen un pasado en el presente, con el que

modifican radicalmente el privilegio que detentan los grupos que hacen la historia del presente”

(Farfán, 2008:56, citado en Fontal 2015).

2.7 Comisiones de Verdad en Colombia

En este orden de ideas podemos resaltar que luego de más de 60 años de violencia intensa en

Colombia que se ha desarrollado dentro del marco de un conflicto armado interno, en el 2005

entra en vigor la ley 975 o la ley de Justicia y Paz, cuyo fin es el de promover un espacio de

transición hacia la paz y que involucre tanto a los actores del conflicto armado al margen de la

ley como a las víctimas dándoles la posibilidad de acogerse al programa de reparación y velar

por su derecho humano a la verdad.

En la actualidad Colombia está viviendo un proceso de justicia transicional bastante

significativo puesto que involucra tanto a las víctimas como a los victimarios, además esta ley

contempla los derechos de verdad, justicia y reparación reivindicando a las víctimas del

conflicto y a la sociedad en general. Con el ánimo de esclarecer la verdad de los hechos

ocurridos en enfrentamientos, masacres, asesinatos, secuestros, desapariciones o bombardeos,

se está llevando a cabo un proceso de reconstrucción del pasado vivo como camino a la

memoria colectiva del país que pretende reavivar los sentimientos y experiencias en fechas

conmemorativas a acontecimientos violentos.

En Colombia se crea el Centro Nacional de Memoria Histórica como establecimiento público

cuyo objetivo es el de recuperar, reunir y poner a disposición de la sociedad e investigadores

los documentos, testimonios orales y todas la evidencias de las violaciones al artículo 147 de

víctimas y restitución de tierras; su misión es contribuir a “la realización de la reparación


45

integral y el derecho a la verdad del que son titulares las víctimas y la sociedad en su conjunto

así como al deber de memoria del Estado con ocasión de las violaciones ocurridas en el marco

del conflicto armado colombiano, en un horizonte de construcción de paz, democratización y

reconciliación.”(CNMH, 2010)

Uno de los objetivos del centro es comprender el conflicto armado en Colombia desde una

perspectiva social evidenciando a los responsables y las condiciones que lo propiciaron,

conocer las dinámicas políticas, sociales e institucionales que nutrieron el conflicto; para que

las víctimas y la sociedad en general hagan uso de su legítimo derecho a la verdad y para que

tengan las garantías de la no repetición.

Un pilar estratégico en el Centro de Memoria Histórica es posicionar a la memoria como un

derecho institucional y en la sociedad, y como patrimonio público facilitando las condiciones

para que el pueblo colombiano y sus víctimas realicen actos de conmemoración y ejercicios de

memoria histórica del conflicto armado.

La Paz es el eje central y con ella viene la dignificación de las víctimas su reparación simbólica

y la puesta en marcha de mecanismos no judiciales para la contribución a la verdad. […] El

pasado, nos recuerda Halbwachs, se actualiza desde el presente y en este encuentra sus

principios de selección, descripción e interpretación. Es decir que son las necesidades, los

miedos y anhelos de una sociedad –las contingencias contemporáneas– los que reconfiguran y

reformulan constantemente su memoria histórica. (Halbwachs 1968)

El Centro de Memoria Histórica en Colombia ha producido un documento titulado ¡Basta ya!

tras seis años de trabajo y esfuerzo por documentar y recuperar la memoria de cincuenta y

cuatro años de guerra en Colombia que va desde 1958 hasta el año 2012 “... Según el informe,

durante medio siglo de conflicto han muerto 218 mil personas. Cuatro de cada cinco víctimas

eran civiles y tenemos hoy 5,6 millones de víctimas. (CNMH, 2013).


46

Es un documento histórico que reúne y estudia particularmente 21 casos de episodios de guerra

en el país; la Ley de víctimas ha documentado 5,6 millones de víctimas desde 1985 o un

promedio de 200 mil por año; según el registro único de víctimas que creó la Ley de Víctimas

hay 25007 casos, cifra que coloca a Colombia en el punto más alto de Latinoamérica.1

Pese a que muchas masacres y actos crudos de violencia en algunos sectores del país resuenan

más que otros, la violencia de baja intensidad y poca visibilización se ha incrustado en la

memoria de las víctimas con mayor fuerza puesto que fue permanente y sistemática; “Las

pequeñas masacres aquellas de tres o cuatro personas pasaron casi totalmente desapercibidas

ya que quedaron fuera del radar de los medios. Pero ocurrían con una frecuencia que les

permitía a los asesinos mantener a la población civil en un estado constante de zozobra,

imperceptible para el resto del país y muy efectivo a la hora de controlar el territorio.”(CNMH,

2013)

Cabe resaltar que el conflicto armado en Colombia obedece a un conjunto de acciones

intencionales de orden político y militar, cuyas alianzas y estrategias son producto de complejas

redes sociales y de poder; así es posible identificar diferentes responsabilidades tanto políticas

como sociales de los hechos. Sin duda alguna el país posee una fuerte resistencia al conflicto,

a lo largo de las dos últimas décadas las movilizaciones por la memoria se han convertido en

la base para la visibilización del conflicto que paralelamente discurre.

Es así como los reclamos de justicia y reparación se hacen públicos, la memoria se proyecta en

Colombia como un deber moral y como una necesidad de no dejar impune los hechos de la

guerra, además del reconocimiento de las víctimas no como agentes casuales sino como parte

del conflicto que merecen recuperar su dignidad como seres humanos.

1
Véase el informe del Registro Único de la Unidad de Víctimas
47

CAPITULO 3

DE LA MASACRE DEL 2 DE MAYO DE 2002 EN BELLAVISTA

En este capítulo se presenta una descripción de la masacre del 2 de mayo en Bellavista, se

describe el espacio de la barbarie y las acciones de resistencia así como también los usos y

sentidos que la comunidad le otorga a la masacre.

3.1 Los espacios de la barbarie

En el plano económico el departamento del Chocó es un punto estratégico dentro de la

geografía Colombiana, está integrado por vastas zonas en donde coinciden con el área de

influencia de actores armados, volviendo vulnerables a su gente, territorio y riqueza. La

población de estas regiones es principalmente afrocolombiana e indígena. Las principales

actividades económicas de las cuales devienen sustento los pobladores de la región son la

agricultura, la cacería y la pesca. En la agricultura principalmente la siembra de plátano y yuca,

la caza de animales de monte como la Guagua y la pesca del Bocachico, el quícharo, el Caga,

la doncella, la mojarra, la guaraqueta entre otros.

La región es rica en oro y plata, existe una gran cantidad de árboles maderables y el comercio

de pescado con Tumaco y Buenaventura es fluido; hacia el norte Bojayá linda con el municipio

del Carmen del Darién, que constituye un centro de explotación maderera a gran escala y por

tal motivo es generador de grandes conflictos con los pobladores del sector. Siguiendo el cauce

del río Atrato esta vía fluvial es idónea para el comercio a través del golfo con Antioquia

Cartagena y Panamá. En el sur el municipio de Bojayá limita con Quibdó, y Alto Baudò ambas

regiones son estratégicas para el desarrollo económico tanto por su riqueza en flora y minería
48

como por sus facilidades de comercialización y distribución de productos dentro y fuera del

país. (Vergara, 2008). (Ver anexo # 1)

Bojayá es un municipio colombiano ubicado en el departamento del Choco, fue segregado del

Municipio de Quibdó y convertido en municipio en 1960, su cabecera municipal es la localidad

de Bellavista. Bojayá es uno de los municipios con alta concentración de población afro e

indígena, es titulado como territorio colectivo o como otras zonas del departamento en donde

hay presencia de actores armados o espacios en los cuales hay un gran auge de transacciones

inscritas al narcotráfico; los atropellos en contra de la población civil por parte de los actores

armados en gran medida se debe a que esta región es calificada como clave para potenciar la

economía del país, esto sugiere una fuerte relación entre los ascendentes niveles de población

desterrada, la usurpación de territorios titulados colectivamente con la presencia de actores

armados y las propuestas de desarrollo del gobierno nacional. (Vergara 2008: 43).

Dentro del contexto del conflicto armado la población masculina es potencialmente reducida

puesto que son reclutados por los grupos armados, las mujeres y los niños tienen que soportar

en la mayoría de los casos la muerte de sus padres o de sus hermanos mayores, así como los

sinsabores del destierro y la responsabilidad de la reconstrucción de los lazos familiares y

comunitarios ante las nuevas circunstancias en las que los dejó el conflicto.

El río Atrato que baña las tierras del departamento es el escenario entre los años 1996 y 2006

de numerosas masacres, muertes selectivas y colectivas, desapariciones, desplazamientos,

robos, saqueos, bloqueos, quemas, secuestros y abusos sexuales. Con cada hecho violento las

comunidades y los municipios del Chocó se convierten en espacios del destierro, en

poblaciones marcadas por los efectos de la violencia y sesgadas en sus proyectos de vida por

el arma del miedo y la represión (Vergara, 2008).

“Los actores armados poco a poco se van instalando en el pueblo y a partir de 1997 comenzaron

a visitarlos con más frecuencia los paramilitares; a partir de ese momento comenzaron una serie
49

de desapariciones, abusos, amenazas, señalamientos, intimidaciones y asesinatos.” (Vergara,

2008: 48).

3.2 De la Masacre

La mañana del jueves 2 de Mayo de 2002 fue la trágica masacre que marcó la vida de los

pobladores de Bellavista, corazón de la cabecera municipal de Bojayá transformando

radicalmente sus historias. Durante varios días los pobladores de la región estuvieron sitiados

a merced de los enfrentamientos entre las FARC y los PARAMILITARES; soportando además

condiciones precarias de salubridad y de hambre, “...la población civil en estado de

indefensión, quedó como escudo ante la total indiferencia de los señores de la guerra que

atacaban blancos civiles de manera indiscriminada, recurriendo repetidamente al lanzamiento

de armas no convencionales, tales como cilindros bomba con metralla, e impidiendo la atención

y auxilio médico a las personas heridas” (ICNMH, 2010: 15).

Pese a las súplicas de la población civil para que cesaran el fuego cruzado, este no se suspendió

ni siquiera después de que las FARC lanzaron un cilindro bomba e impactara la iglesia en la

que la comunidad local se resguardaba de los enfrentamientos. No hubo consideración alguna

por las mujeres, los ancianos y los niños que soportaban el horror, estaban solos, la fuerza

pública llegó días después los ametrallamientos indiscriminados, los saqueos y los combates

obligaron a la población civil a desplazarse forzadamente hacia Quibdó y otras poblaciones

para escapar del conflicto armado.

Las FARC fueron los responsables, los guerrilleros del frente José María Córdoba lanzaron un

total de cuatro pipetas sobre la población, una de las cuales explotó sobre la iglesia- refugio;

sin embargo este grupo insurgente en sus declaraciones argumentan que lo sucedido fue un

simple error o un daño involuntariamente causado, la masacre es descrita como una de las más

grandes tragedias humanitarias en Colombia, la utilización de cilindros bomba convertidos en


50

armas convierten a los insurgentes en señores de la crueldad, dado el nivel de destrucción que

estos artefactos pueden alcanzar en objetivos militares y en contra de la población civil.

Tal y como lo plantea el informe del Centro de Memoria Histórica (2010) la masacre de Bojayá

marcó un punto de inflexión en la mirada hacia las FARC dentro y fuera del país, además de

las representaciones del conflicto armado interno; siendo ya una guerrilla desacreditada

internamente por los fracasos en los diálogos de Paz del Caguán, así como por la crueldad de

sus acciones tanto para la fuerza pública como para la población civil.

“[…]Los paramilitares de forma conjunta con las FARC participaron activamente en la

exposición de la población civil al fuego cruzado, elemento central del escenario en el que se

produjo la masacre. Otras violaciones de normas humanitarias, como el desplazamiento

forzado y el pillaje posterior a la masacre, que hacen igualmente responsables de crímenes de

guerra a las Autodefensas Unidas de Colombia.” (ICNMH, 2010).

…estábamos comiendo cuando cayó esa pipeta… ¡bum… ey, vea! Le digo

que esto quedó que usted no podía caminar de la gente que quedó muerta…

Ay, unos quedamos locos… yo quedé aplastada por las cosas que me

cayeron del techo, y cuando por fin pude salir de ahí estaba ese poco de

gente que no podía caminar, porque todo lo que era «tendío» era muerto

ahí en la iglesia…(Testimonio, mujer anciana, Bellavista, 2009). (ICNMH, 2010: 53).

Fueron masacrados en la capilla del pueblo 119 personas y otras 100 personas resultaron

gravemente heridas. Como consecuencia de la masacre, los pobladores se vieron obligados a

abandonar su territorio y, la mayoría de estos se refugiaron en Quibdó, la capital del

departamento. Aproximadamente a las diez de la mañana y a unos 400 metros de la iglesia los

guerrilleros instalan una rampa de lanzamiento en el patio de una casa; a eso de las 10 y media

dispararon el primer cilindro que no ocasionó víctimas fatales, luego dispararon en segundo
51

que cayó sin estallar en el patio trasero del puesto de salud, entre tanto los paramilitares

continuaban resguardados alrededor del caserío del área central de Bellavista, utilizando a la

población civil como escudo.

[…]En ese momento, algunas de las personas que se encontraban en el templo estaban

tomando el desayuno que se les repartió cuando se hizo evidente que era imposible el

retorno a sus viviendas. Hacia las once de la mañana, el tercer cilindro-bomba que

disparó la guerrilla rompió el techo de la iglesia, impactó contra el altar y estalló,

detonando su carga de explosivos y de metralla, produciendo una gran devastación: en

el suelo y hasta en los muros quedó la evidencia de los cuerpos desmembrados o

totalmente deshechos, y la sangre manchó el lugar, mezclándose y perdiéndose entre

los escombros. (CNMH, 2010: 54).

En septiembre de 2002 retornaron a Bellavista bajo las promesas del gobierno entrante de

reubicarlos en otro sector; cinco años tardó la construcción del nuevo pueblo y fueron

reubicados como reparación de lo sucedido.


52

Foto # 1. FUENTE: De otros mundos: Oscar Collazos

El repudio que ocasionó la masacre de Bellavista despertó la conciencia de muchas personas e

instituciones que adelantaron obras de caridad a nivel nacional e internacional, el gobierno

decidió compensar los siglos de abandono y puso en marcha el proyecto de construcción de un

nuevo pueblo para los afectados y damnificados con el fin de darles algo de alegría en medio

de tanta tristeza.

En octubre del 2007 la nueva Bellavista estaba lista y muchas de las familias comenzaron a

transportar sus bienes al nuevo pueblo, sabiendo que al recibir su nueva casa sería destruida la

antigua, la de “Bellavista viejo” y con ella se esconderían la muerte y el horror. Sólo la casa de

las hermanas y la iglesia reconstruida constituirían un monumento al recuerdo de los seres

queridos y al perdón de los causantes de los hechos.


53

La masacre marcó un cambio radical en la historia de la población chocoana de Bellavista,

puesto que ocasionó la salida de todos sus pobladores obligándolos a adquirir el nombre de

desplazados, sin embargo ha sido una de las pocas comunidades que ha tenido un retorno

satisfactorio a su lugar de origen gracias a la construcción del “Nuevo Bellavista”. La magnitud

de los hechos colocó a Bellavista en el centro del debate acerca de las dimensiones que el

conflicto armado estaba tomando en el país; al parecer para que una comunidad exista en el

panorama nacional y político es necesario ser víctimas de una masacre.

Foto # 2. FUENTE: Revista “Semana” <Tras la masacre ocurrida en mayo del 2002, la

población de 1506 habitantes de Bojayá (Bellavista) fue reubicada en 264 casas a pocos

kilómetros del viejo Bojayá destruido por combates entre guerrilleros y paramilitares.>

A partir del siniestro, la Unión Europea, luego de constantes presiones de la comunidad

internacional se une a la declaración de las FARC como terroristas. Tras la masacre se disparó
54

el porcentaje del desplazamiento el cual registró un 77% a Mayo 11 del 2002. (Citado en,

Vergara Figueroa Aurora, 2008).

La ubicación geográfica de Bellavista es estratégica para la realización de proyectos de alto

alcance económico; sus límites demarcan rutas muy importantes para el “abastecimiento de

armas y drogas y para la implementación de megaproyectos como el cultivo de palma africana”

(Vergara, 2008). Al oriente del municipio de Bojayá está el pueblo antioqueño de Vigía del

Fuerte, sólo el río Atrato divide los dos departamentos. Hacia la margen occidental se encuentra

el límite con Bahía Solano, puerto importante sobre el océano pacífico.

Después de los trágicos hechos del 2 de Mayo la guerra por el territorio no cedió y la fuerza

pública, los paramilitares y la guerrilla continuaron exhibiendo su arsenal fuertemente para

asegurar el control del territorio, forzando a las comunidades al desplazamiento y

sometiéndolas a un duro bloqueo económico poniendo en riesgo su supervivencia.

Como lo describe el Informe GMH (2010) la continuidad del desplazamiento evidencia la

persistencia de la guerra en Bojayá. En el año 2004, cerca de 1100 campesinos afro-

colombianos se desplazaron por nuevos enfrentamientos armados; entre febrero y marzo del

2005, otros 2000 huyeron a las cabeceras municipales de Bellavista y Vigía del Fuerte, por

miedo a que se reanudaran la violencia y los combates. Todas las aldeas de comunidades negras

de la zona quedaron abandonadas, 102 generándose una situación de desconcierto e inseguridad

que se mantuvo durante los años 2006 y 2007.

Es posible afirmar que la ausencia del Estado precede a la masacre, y que la iglesia católica a

través de su diócesis en Quibdó es la que suple esta ausencia; “Esta tragedia se pudo evitar pero

el Estado sólo entra a un pueblo cuando han matado a un poco de gente”(citado en Hernandez

Mora 2002), describe con rudeza y resignación un habitante de Bojayá, y efectivamente así

fue, la presencia tan reclamada del Estado en la región sólo se hizo efectiva después de la

masacre, o como lo menciona el Informe del GMH (2010), el Estado Colombiano comienza
55

a instalarse o a hacerse visible en las zonas de guerra, cabalgando sobre los acontecimientos,

en una especie de reconocimiento de que el territorio y la población sólo cobran existencia real

por cuenta del conflicto armado. Lo sucedido en Bellavista, cabecera municipal de Bojayá,

pone en evidencia de manera dramática el desamparo y la soledad en la que viven la guerra

centenares de pequeños poblados colombianos, alejados de los principales centros

administrativos y políticos del país, y carentes de los recursos más elementales, incluidos los

de comunicaciones.

En el ámbito social y cultural el sentido de comunidad se acabó pues los habitantes tuvieron

que trasladarse al nuevo pueblo y comenzar desde cero, dejar sus viejas viviendas y cambiar

de lugar, de estilo de vida y comenzar a resignificar todo, a darle un sentido, a buscar diferentes

formas de congregación alrededor de lo acontecido y de sus repertorios ancestrales para

contarlo, “...para escuchar, para compartir, para activar la memoria en torno a diferentes formas

de ritualización del duelo tales como la oración, el canto, la danza, las peregrinaciones, los

alabaos, los tejidos y otras expresiones estéticas de su dolor” (Hernández, 2002). Bojayá se

constituye como un espacio de duelo pero también de resistencia, se ha conservado el Cristo

fragmentado y despedazado que estaba en la iglesia destruida como símbolo y como manera

de activar la memoria, es el icono de las víctimas y un referente de la trayectoria personal y

colectiva de este pueblo en el antes, durante y después de la masacre.

3.3 La Elaboración Posterior de lo Sucedido

Los procesos de resistencia y los trabajos de duelo

En este acápite se describen algunos mecanismos de resistencia y elaboración del duelo que

llevaron a cabo las comunidades víctimas de la barbarie; se consideran sus formas de afrontar

la situación, su estilo nuevo de vida, y la gran carga emocional con la que hicieron sus trabajos
56

de duelo y valentía al mismo tiempo que retornaban y se reubicaban en el “Nuevo Bellavista”;

todo esto en aras de que el país y la comunidad internacional no olviden nunca los sucedido en

Bellavista aquel 2 de Mayo.

La resistencia alude a la capacidad que poseen los pueblos de mantenerse en su propio territorio

pese a las dificultades; tales como la esclavitud, la precariedad, la vulnerabilidad, la violencia

o la marginalidad. “La música, la tradición oral, los rituales y los cuerpos alimentan los

repertorios de resistencia y articulan elementos ancestrales y contemporáneos para procurar el

reconocimiento de su historia y de sus identidades étnicas y territoriales” (Pardo, 2009). Como

lo plantea Pardo, el ser humano se dignifica creando, pues de esta manera adquiere una

fortaleza tal que le permite encauzar el dolor y reestructurarlo por medio del arte; dado que en

las diferentes manifestaciones de orden artístico y creativo lo que se procura es la relación con

el otro para generar comprensión y solidaridad, al ser visto y tener un espectador es en donde

se moviliza la verdad, es decir se concibe al arte como forma fundamental de relacionarse con

la verdad y de perpetuarse en la memoria de los espectadores. Un arte que transforma, que

busca la emoción como factor de comprensión, hay algo que se genera en la mente del

individuo y que pide explorar la condición humana, más aún cuando esa condición está

mediada por un acontecimiento traumático o una situación de violencia y de masacre. En las

comunidades rurales se generan fuertes lazos de convivencia y de solidaridad, nutridos por todo

un pasado ancestral que les otorga identidad, además en este seno comunitario es en donde se

gestan los mecanismos para tramitar y mitigar los impactos de la violencia en la cual están

inmersos.

La creación de grupos y organizaciones sociales ha sido una característica de las poblaciones

del Medio Atrato. 2 Los repertorios de iniciativas de memoria a lo largo de la región de

2
Ver Pardo, Mauricio (Ed.) Op. Cit.; Memoria Histórica, CNRR. 2009. Memorias en tiempo de guerra.
Repertorio de iniciativas. En: http://www.memoriahistorica-cnrr.org.
co/archivos/arc_docum/memoria_tiempos_guerra_baja.pdf
57

Bellavista son diversas: mujeres, hombres y niños buscan sus afinidades de acuerdo a sus

tradiciones y respondiendo a las dinámicas que la guerra va imponiendo. El producto creativo

que nace de estas poblaciones en situación de vulnerabilidad es heterogéneo, es diverso y lo

utilizan para denunciar, para mostrar y hacer frente a la guerra, a la vez que fortalecen su

identidad y su relación con el territorio y la cultura. (Pardo, 2009).

En este orden de ideas el propósito de este capítulo es documentar algunas iniciativas de

memoria, diferentes repertorios de acciones creativas o expresiones de organización

comunitaria que les permite dar un punto de vista al conflicto armado y a los hechos del 2 de

mayo de 2002.

Destacando cómo en estos procesos locales las mujeres y los jóvenes son los encargados de

activar los espacios de difusión y asumen la transmisión de una historia de resistencia y de

valentía, de permanencia en el territorio ancestral, de proponer las actividades que se inscriben

en el duelo y la memoria común a los habitantes de Bellavista.

La llegada de los actores armados y la confrontación violenta han implicado una interacción

de los habitantes de la región con el conflicto y sus dinámicas, y ello ha hecho que las artes de

versar, componer, cantar, y bailar de las comunidades afro-descendientes se recreen con nuevas

palabras y significados. Los versos, los cantos, las danzas que han expresado a través del tiempo

sentimientos y elementos de orden simbólico local sobre el amor, la relación de pareja, las

actividades agrícolas, entre otras, también documentan la guerra, la violencia y los daños que

ella produce (ICNRR, 2009). Bojayá es un territorio rico en melodías, cantos y alabaos puesto

que sus raíces africanas dan prueba de ello; estos ritmos y mezclas melódicas no cuentan con

un registro escrito y se instalan en la memoria de sus habitantes, por ende hacen parte del

patrimonio cultural intangible; se entonan en sus actividades diarias: las mujeres al salir a lavar

la ropa al río, al compartir con otras mujeres escuchan y recitan sus versos; los temas que se
58

tocan en las interpretaciones son variados y van desde las reivindicaciones raciales, su

identidad afro colombiana, hasta las irregularidades políticas y administrativas de la región.

Luego de la masacre de Bojayá los compositores de la localidad deciden narrar los hechos

ocurridos, el impacto que tuvo la masacre en sus vidas y el posterior desplazamiento hacia

Quibdó luego su retorno cuatro meses después; así como también su experiencia de vivir en el

nuevo pueblo ya sin sus seres amados.

Una de las canciones acerca de lo sucedido el 2 de mayo, narra:

¡oiga, señor presidente!/ ¡ay, doctor Andrés Pastrana!/ ha venido a visitar esta linda

tierra chocoana/ mire cómo está mi pueblo/ todas las casas cerradas/ sus habitantes de

Bellavista ya se encuentran desplazad(os)/ la FARC con autodefensas y ellos dos

estaban peleando/ la FARC lanzó una pipeta y cayó dentro de la iglesia/ lo que hicieron

con mi pueblo, ¡por Dios, no tiene sentido!/ ¡matar tanto inocentes sin haber ningún

motivo!/ yo te suplico, ¡ay, Dios mío! ¿Por qué nos das el castigo?/ mi pueblo no se

merece que mueran viejos y niños/ también la virgen del Carmen, la patrona de mi

pueblo, está toda destrozada/ mire qué cosas son eso” recuerdo” que el 2 de mayo, fecha

que no olvido yo/ pasó un caso en Bellavista/ el mundo entero conmovió/ cuando yo

entré a la iglesia y vi a la gente destrozada/ se me apretó el corazón mientras mis ojos

lloraban/. (ICNMH 2010: 282).

Tal y como lo describe el Informe del CNMH3 (2010) las expresiones oral, cantada, y corporal

documentan la destrucción, la muerte y el miedo que generan el conflicto armado, pero también

expresan los procesos organizativos de solidaridad y apoyo mutuo. En Bellavista y Vigía del

Fuerte, las organizaciones de mujeres y de jóvenes se originaron antes de la agudización de la

3
Informe del Centro Nacional de Memoria Histórica
59

violencia, y contaron con el acompañamiento de la arquidiócesis a través de comunidades

eclesiales de base y sus procesos de formación y alfabetización.

Algunas iniciativas de memoria vienen desde las víctimas o los testigos del horror, de

movimientos sociales y organizaciones sociales que por medio de imágenes o de actos

performativos reconfiguran el dolor y el sufrimiento; y de esta manera sus memorias

individuales que aluden a un pasado de sufrimiento se trasladan del ámbito privado y solitario

a un ámbito público de recordar.

Y así como lo expresa Jean Paul Sartre en su frase:

“Lo importante no es lo que han hecho de nosotros, lo importante es lo que nosotros hacemos

con lo que han hecho de nosotros” (Tomado de www.antroposmoderno.com). Varios de los

trabajos representan la capacidad del ser humano de transformar la adversidad, de reedificar

las condiciones de maldad y violencia a las que se exponen a diario con el conflicto armado;

muchos de estos grupos de la región de Bellavista se conformaron a partir de la necesidad de

hablar sobre las nuevas condiciones de miedo e incertidumbre tras la llegada de los

paramilitares en el año de 1997, dado que el número de desaparecidos, muertes selectivas y

amenazas iba en aumento. En los encuentros realizados se fortalecía el espíritu comunitario

mediante el compartir de las experiencias y del miedo, se compartían las denuncias y las

injusticias que venían de los grupos armados.

“Las mujeres: bordadoras de esperanza” es uno de estos grupos de la zona, son mujeres que

organizan las fiestas religiosas y culturales en la parroquia de San Pablo Apóstol de Bellavista;

se autodenominan Guayacán, que luego de sus encuentros y diálogos y a raíz de tantas

reuniones que les permitió organizarse, crearon una microempresa de bordados, y así

combinaron las actividades de costura y bordado con sus conversaciones y desahogos de la

violencia. El grupo de estas mujeres se reunían para hablar en secreto de los abusos, las

masacres las desapariciones y las torturas, entre otras atrocidades adjudicadas a los grupos
60

armados. Desde la artesanía y el bordado de camisetas ellas van haciendo historia tanto en el

presente como del pasado. Las mujeres de Guayacán son sujetos históricos, porque desde su

trabajo de artesanía, se han unido para rechazar todo atropello en contra de la vida. Ellas han

apoyado todas las denuncias que han hecho la Diócesis y la Comisión de Justicia y Paz, en

contra de todos los grupos armados. (Tomado de [www.antroposmoderno.com]).

Tras la masacre del 2 de Mayo el grupo de mujeres se convirtió en un apoyo moral, pues ahí

se les permitió desahogarse y compartir el dolor, las pérdidas, las mujeres dentro del grupo

lloraban a sus muertos, los recordaban y hablaban sobre el vacío que les generó la masacre,

elaboraban juntas su duelo. Esta experiencia las llevó a elaborar un telón lleno de bordados en

memoria y dignificación de las víctimas, cuyas dimensiones son de cinco metros de largo por

cuatro de ancho:

[…] El telón fue bordado por las mujeres y está compuesto por catorce hileras donde

aparecen seis nombres en cada una. Tiene una extensión de 6 m. por 2.5 m. y fue hecho

en nombre de todos los muertos del 2 de mayo. Las mujeres pertenecían al grupo de

trabajo de base conformado por las Hermanas Agustinas. Al parecer antes del evento

violento eran unas veintiséis mujeres de las cuales solo quedaron trece. El telón fue una

estrategia contra el miedo, “para conversar, para hacer algo y no estar solo pensando en

la muerte, a quien se llevaban, que pasaba.” Durante el proceso de elaboración se

conformó un espacio de apoyo colectivo donde era factible hablar, recordar a los

muertos, traer a la memoria momentos con esas personas. En varios casos fueron los

familiares sobrevivientes los que bordaron los nombres de las víctimas. Un joven de

Bellavista dibujó los nombres y figuras de flores, pájaros, canoas y pescados a lado y

lado, luego se repartieron los hilos y las tiras con cada uno de los nombres. Cada mujer

entregó su parte y al final todas se juntaron para pegar retazo por retazo. Según cuentan

algunas mujeres, “el día del acabado final fue ¡!!Muy bonito¡¡¡ hubo fotos, abrazos y
61

aplausos, fue un momento muy especial, como de poder hacer algo bonito, de sus

propias manos, para ellos, sus muertos.” El telón se construyó durante cuatro meses

“Úrsula, Candelaria, una Hermana Agustina, junto con Mayito, una de las señoras de

Bellavista, fueron las que estuvieron en la coordinación de todo el proceso”. El telón

fue expuesto en el Museo de Antioquia, junto con la túnica del Padre Antún, el Cristo

mutilado de la iglesia, fotos de Jesús Abad y las camisetas y bluzones que también tejen

las mujeres de Bojayá.] (Testimonio tomado de ICNRR, [en línea] fecha de consulta,

06-10-15) Ver anexo # 2

La Danza es otra de las formas en que los pobladores recuerdan la masacre, mediante la

utilización de sus cuerpos al ritmo de un tambor, cuentan lo sucedido: el desplazamiento de las

comunidades y su posterior retorno; en las representaciones que los pobladores hacen los

acompaña una mujer que después de cada danza narra fragmentos de testimonios de la masacre

y de lo que sucedió después de esta, de los fantasmas que todavía viven en el pueblo y los

traumas que carga la gente. Las danzas son combinadas con el teatro y con intervenciones

dramáticas que nutren las narrativas de la memoria en los integrantes del grupo y en los

espectadores.

Como lo relata los testimonios del Informe del CNMH (2010) el padre «Jorge Luis Mazo»

quien fuese asesinado por los paramilitares fue el encargado de crear el grupo de danza y de

teatro con jóvenes del municipio de Bellavista para que la danza como recurso tradicional y el

teatro como recurso innovador fuesen lenguajes que posibiliten el fortalecimiento de la

identidad,

En ese tiempo frente a los problemas que afrontamos como comunidad el grupo trataba

de… por ejemplo, cuando ya empezó la presencia de los paramilitares, que había el

terror, que nadie quería salir de la casa, que reclutaban y todo, pues el grupo trataba
62

como de animar por barrios o a veces hacíamos obras sociales, noches recreativas…

hacíamos una presentación de danza como para que la gente no se concentrara sólo

en el problema sino que tratara de distraerse, de descubrir que aparte de todo el

problema que había, todavía había vida y que había que seguir viviendo mientras que

se muriera. Entonces hacíamos obras de teatro o si no hacíamos las danzas

dramatizadas o las obras de teatro así, criticando, o también los problemas que había

dentro del municipio, falta de colaboración del alcalde… tratábamos de mirar de qué

manera se criticaba, de mostrarle al pueblo de qué forma se tenía que reclamar, qué

cosas estaban pasando y que teníamos que abrir los ojos, pero el grupo siempre se

mantuvo resistente (Testimonio, taller de memoria histórica con jóvenes. Bellavista,

CNMH, 2009).

A pesar de lo ocurrido el pueblo tiene la firme convicción de seguir viviendo, sin embargo las

huellas del dolor en la memoria y en el cuerpo, los obliga a construir colectivo, grupo y en ese

engranaje de afinidades y comparaciones emerge la recuperación de los espacios que significan

solidaridad, apoyo, encuentro y resistencia local. Esa energía desbordada, esa emoción que los

habitantes sienten al bailar son prueba del pasado ancestral cultural que los nativos de la región

poseen en su sangre, evidencia la resistencia que sus antepasados tuvieron ante los embates de

la esclavitud. O como lo demuestra el testimonio de un joven de Bellavista que hizo para el

Informe del GMH (2010), Hay una conexión entre el que baila y no baila. En el momento en

que la persona que baila entrega toda su fuerza permite al que está viendo conectarse, vivir el

momento aunque no se mueva, su corazón está vibrando, eso permite que todos dancemos.

Que todos disfrutemos de la danza (Testimonio, taller de memoria histórica con jóvenes.

Bellavista, 2009).

La conmemoración del primer año de la masacre y el retorno a su territorio incentivó al grupo

para que retomara su actividad dancística, para este día presentaron un acto especial a la
63

memoria de las víctimas y para que nadie olvidará lo que pasó aquel 2 de Mayo, en la cual

niños, jóvenes y adultos danzan para contar la destrucción, el éxodo y el regreso; “danzar la

propia historia rompe el silencio y allana el camino para el reencuentro de la vida en

comunidad” (IGMH, 2010).

Hay una clara continuidad y similitud entre las danzas mediante las cuales sus antepasados

manifestaban su rechazo a la esclavitud, y las de rechazo a la guerra: Mantenerse en pie

significa continuar haciendo lo que el cuerpo social e individual demanda, seguir en

movimiento. (IGMH, 2010)

3.4 El Teatro como Repertorio de Acción de las Victimas

También bajo la iniciativa de la diócesis de Quibdó, se promueve el Teatro en diferentes

poblaciones de la ribera del río Atrato; con el apoyo y participación de varios dramaturgos que

intervinieron bajo la coordinación de la pedagoga artística alemana Inge Kleutgens, quien había

trabajado el tema de conflicto armado en diferentes comunidades y países de Centroamérica;

ella llegó en el año 2002 cuando se da el hecho nefasto de Bojayá junto con muchas

organizaciones para apoyar a las personas que habían sobrevivido a esta masacre de 119

personas, Miembro y líder de la Agencia de cooperación AGEH (Servicio Civil por la Paz) de

Alemania, invitada por la Diócesis de Quibdó; esta cooperante Alemana es Teatro pedagoga y

tiene una amplia trayectoria en el mundo teatral sobre todo en lugares de conflicto.

Con ella se promueve la estrategia de acompañamiento a las víctimas mediante teatro

pedagogía, una iniciativa que le apuesta a reconocer a las víctimas del conflicto armado como

actores sociales y políticos para brindarles un apoyo psicopedagógico por medio de la

expresión artística que posibilita el Teatro. Bajo su dirección nacieron muchas obras de teatro

y se crearon algunos grupos de teatro, de esa experiencia se escribe el libro titulado “Ese Atrato

que juega al teatro.” recopilación de ocho obras producidas con la participación de indígenas,
64

mestizos y negros, e integraron de manera creativa la música, la danza, el texto y el gesto.

“Para el director del grupo de teatro Imágenes, de Vigía del Fuerte, la propuesta se orientaba

a la creación de un teatro politizado y de compromiso con la realidad, de cara a las situaciones

que viven constantemente los jóvenes, los abusos de los grupos armados legales e ilegales, y

las dificultades que soportan a causa del conflicto.” (IGMH, 2010: 290).

“Los muertos hablan” fue la obra que se creó en Bellavista y que integró a los jóvenes del

grupo de danzas, en el proyecto se acordó poner en escena las voces de rechazo hacia la

violencia mediante cartas escritas por sus integrantes que iban dirigidas a sus familiares y

amigos ausentes:

«Querido Wilmar: tú no sabes el vacío que dejaste en esta familia, por eso eres un niño muy

querido, y lo que más me gustaba de ti era tu sonrisa, tu voz… ya nunca voy a escuchar tu voz

cuando decías: mami, tengo hambre…» «Hola, querido Valencia. Como ya lo sabes,

físicamente nos hemos separado, pero espiritualmente no. Por eso te pido que nos regales esa

energía positiva que siempre tenías, a todos los habitantes del municipio de Bojayá

especialmente Bellavista…”4

Es así como el Teatro se constituye en un “vehículo de la memoria” en donde se mezcla con la

danza el canto y el rito; tal y como lo concibe Elizabeth Jelin, una memoria producida mientras

los sujetos comparten un pasado y un presente, una cultura y unas costumbres; materializando

estos elementos y sentidos autóctonos en productos culturales. Jelin utiliza el término para

referirse tanto a libros, archivos y objetos conmemorativos como a expresiones y actuaciones

que antes que re-presentar el pasado, lo incorporan performativamente. 5

4
Testimonios citados en Kleutgens, Inge. 2008. Ese Atrato que juega al Teatro. Tomo 2. Libretos de ocho
historias para teatro. Creación Colectiva. Diócesis de Quibdó. AGEH. Servicio Civil para la Paz.

5
Véase Jelin, 2002. Pp 37.
65

Muchos de los actos que se llevaron a cabo en solidaridad con las víctimas de la masacre

tuvieron como base los rituales propios de la cultura afrochocoana, y en este sentido vemos

otras maneras de “ejemplarizar” las circunstancias y los recuerdos para que sean asimilados.

Así el 8 de Mayo en la ciudad de Quibdó se realizó “el combate espiritual” en la jornada de

resistencia civil activa en el malecón, donde la población quibdoseña hizo “...un ritual que

buscaba ante todo una especie de exorcismo contra los violentos desde sus propios

conocimientos y poderes, una suerte de “combate espiritual que los erradicará de su tierra y de

su río”, y un instante para tratar de «lavar con rituales tradicionales la sangre de los muertos de

Bojayá.”6

Pasaron cuatro meses para que se celebrara la primera misa en el lugar de la barbarie, (la

iglesia), que ya había sido reconstruida; muchos feligreses y sobrevivientes realizaron una

peregrinación a la que llamaron “Retorno con Dignidad”. “La misa fue acompañada con las

danzas de los jóvenes sobrevivientes quienes prendieron fuego en círculo mientras el párroco

«limpiaba» el lugar y lo purificaba con agua bendita. El poder de la música y el fuego se unieron

en un ritual en el que el llanto y los recuerdos, que meses atrás habían sido impedidos, se

expresaron con fuerza y dolor.” (ICNMH, 2010).

En el camino del retorno, se crearon con el fin de nombrar y materializar el dolor, versos,

alabaos, canciones de rap y cantos litúrgicos describiendo los hechos y denunciando a los

responsables. La expresión cultural se convirtió para muchos en la forma como individual y

colectivamente, hombres y mujeres, ancianos, jóvenes, niños y niñas pudieron nombrar y

movilizar de manera muy íntima el dolor que escapa en ocasiones a la palabra. El siguiente

verso fue narrado en dicha peregrinación:

Son muchos los que aquí cayeron/

6
En: http://www.elpais.com.co/paisonline/especiales/bojaya/historias4.html. El País, 9 de mayo de 2002
66

Que no se han podido identificar/

Sin dar cristiana sepultura/

Para poder vivir en paz. Dolor, ceniza y sangre/

El 2 de mayo yo vi/ eso me ha servido un poco/ para poder resistir/ (ICNMH, 2010: 294).

Como ya lo habíamos mencionado la diócesis de Quibdó a partir del 2002 lidera su programa

de acompañamiento a las víctimas junto con la pedagoga Inge kleutgens miembro de la

asociación Alemana para el desarrollo, y hacen del teatro una estrategia pedagógica, también

con la ayuda del dramaturgo Felipe Vergara ponen a andar el proyecto teatro pedagogía para

la paz y la transformación social que consistió en una serie de talleres teatrales dictados a la

comunidad de Bellavista- Chocó. A partir de esta experiencia Felipe Vergara decide escribir

una obra basada en los acontecimientos del 2 de Mayo en Bojayá la cual es titulada “kilele”.

Los actores que forman parte de este proyecto artístico se nutrieron de las representaciones

colectivas que hacen parte de la cultura chocoana y que ellos mismos tuvieron la oportunidad

de experimentar en el departamento cuando fueron a hacer el trabajo de campo y

posteriormente a presentar la obra, ellos vieron las narrativas sociales, los cantos, las

costumbres y las rutinas de los pobladores para luego incluirlas en el juego escénico de Kilele.

3.5 La compañía Teatral “Varasanta” y su obra de teatro “Kilele”

El Teatro Varasanta fue creado en 1994 por Fernando Montes, Carlos Villada y Adriana Rojas.

Nació como un centro permanente de investigación y exploración teatral, abierto a expresiones

dramáticas contemporáneas y con una marcada mirada hacia otras culturas. A lo largo de sus

veinte años de trabajo artístico, han desarrollado una metodología de trabajo rigurosa y unas

técnicas de entrenamiento actoral particulares, que los ha posicionado en la escena teatral

Colombiana.
67

En el año 2007 el grupo adquiere su propia sede que se ha convertido en un espacio cálido de

creación; el trabajo de Varasanta tiene un telón de fondo sociopolítico dado que el grupo busca

reflexionar sobre la realidad desde la poética de la acción teatral. El trabajo desarrollado por el

Teatro Varasanta fundamenta su práctica en la relación entre tradición y creación

contemporánea. Entrenamiento y espectáculos están poblados de cantos, historias,

movimientos, expresiones y vibraciones, elementos oriundos de la tradición orquestados y

renovados por una visión particular del contexto contemporáneo de las artes performáticas,

buscando el desarrollo integral del ser humano, el crecimiento del movimiento cultural del país

y la paz a través de la creación. (Montes, 2011).

“Kilele” es un producto artístico que maneja unas narrativas estéticas dentro de un contexto

determinado, que pone a los ojos del espectador un entramado lleno de símbolos, es decir, un

lenguaje expresivo y detonador de significados. La obra teatral circula en “un conjunto de

estructuras de significación” llamado cultura, denominado así por Clifford Gueertz, aquí el

autor ubica el arte dentro de un sistema donde circulan objetos y procesos en torno a un

conjunto de categorías y valores que sectores de nuestra sociedad han convenido como

legítimos para ordenar. (Gueertz, 1978).

La obra fue montada por el grupo de teatro Varasanta en el 2005, su director nos comenta que

desde hace tiempo los miembros del grupo querían montar una obra sobre la realidad del país,

y que fue un proceso creativo muy interesante porque los mismos actores sentían la necesidad

de contar la realidad, la violencia que se permea en todas partes y que la vemos a veces ajena

a nosotros.

Hablando un poco con el director del proceso de creación del montaje de la obra "Kilele", nos

comenta que la "génesis emocional" de la cual surgió la obra de teatro era que en el trabajo

diario con los actores de improvisación, exploración y acercamiento en la escena se les notaba

la necesidad de expresar la violencia y lo violento del colombiano, y también de mostrar un


68

punto de vista de la realidad del país. “…aparecía mucha violencia, una necesidad de hablar

sobre la violencia del país, que ninguno de nosotros quería, ninguno viene ni de la política, ni

de ninguna...nada... ninguna formación ni ningún interés realmente, ni practicante de ningún

partido, ni iglesia, nada... queríamos hacer arte y ahí empezamos a trabajar desde la poética

sobre la realidad y la violencia. " 7

"Kilele", es escrita por el dramaturgo Felipe Vergara, cuenta la historia de Viajero, un

campesino chocoano que vivía en un pueblito en medio de la selva chocoana. Un día

desafortunado, su familia compuesta por su esposa y dos hijos que tuvieron que esconderse en

la iglesia del pueblo para huir de un enfrentamiento armado, uno de los grupos armados tiró un

cilindro de gas que se precipitó en la iglesia donde estaban. En esta acción mueren la esposa y

el hijo de Viajero junto con otras 117 personas. Él no tuvo más remedio que salir corriendo del

pueblo desolado con su pequeña hija Rocío. Viajero vive atormentado por estos hechos y ante

todo porque no pudo enterrar a sus muertos con los rituales propios de su cultura, ya que los

violentos no se lo permitieron. Un día el espíritu del río, ATRATO, se le aparece para

recordarle sus orígenes y para crear un vínculo con sus difuntos a partir de ese momento

VIAJERO tiene la misión de hacer todos los ritos fúnebres para que las almas de sus muertos

puedan descansar en paz. Así este héroe tiene que cruzar un gran camino para al fin lograr

cumplir su promesa.

...Un día, un Dios le permitió a un hombre subir al cielo y contemplar las vidas de los otros

Hombres. ¡Qué inmenso mar de luces! Unas eran chiquitas y pálidas, casi arrastradas por el

suelo. Pero otras se veían gruesas y fuertes como los cirios pascuales. Muchas estaban serenas

aunque el viento las azotara con fuerza pero había otras que chisporrotean como las velas de

sebo...8

7
Entrevista realizada a Fernando Montes el día 23 de octubre de 2016
8
Fragmento dicho por el personaje de Nohelia en la obra “Kilele”
69

En la creación y puesta en escena de Kilele, el grupo de teatro “Varasanta” y el dramaturgo

Felipe Vergara tomaron algunos elementos de los rituales fúnebres de la cultura afro chocoana,

como sus cantos, creencias y mitos, cargados de riquezas expresivas que nutrieron la puesta en

escena; En la obra hay una referencia directa a lo festivo, denotada por la palabra de origen

africano Kilele 9 que está escrita en lengua Swuahili y significa bulla y alboroto. Para los

habitantes del chocó esta palabra hace referencia a fiesta y rebelión y sale a relucir cuando allí

hay fiesta y carnavales; de esta manera la gente encuentra una válvula de escape en medio de

las tensiones que genera el conflicto armado y otras condiciones adversas que existen en la

región.

El grupo pretendía con la obra en primera instancia contar lo que había pasado y poner en

escena los factores que propiciaron la masacre; en segundo lugar querían hacer un homenaje a

las victimas tomando como eje el hecho de que lo más trágico de la masacre es no haber podido

enterrar a los muertos y todo lo que eso implica para los familiares y sobrevivientes, de manera

que ese era uno de los objetivos del montaje, elaborar un gran ritual a manera de velorio en

donde la reparación se vuelve real y viva encarnada por los actores.

Para el grupo Varasanta como lo expone Fernando Montes existe una gran diferencia entre

hacer teatro político y hacer teatro políticamente además de tomar un partido que no tiene nada

que ver con la opinión ni mucho menos con un color político, sino que su partido es por el ser

humano y por el lugar del ser humano en medio de un conflicto armado.

Sus poéticas de creación son encaminadas a generar fuerzas creativas que se opongan a las

destructivas y su teatro busca forjar una resistencia rotunda a cualquier forma de olvido. Así

mismo el grupo manifiesta que el núcleo de su trabajo es el arte y no el comprometimiento con

9
El baile de los Kileles: Como en los bailes de África; se desarrolla en círculo, el solista lleva la dirección del
canto y el personal del círculo forma el coro en círculo donde van hombres y mujeres. este vestigio se conserva
de los negros esclavizados traídos de África, en su coreografía se dan pasos cortos hacia adelante y hacia atrás,
pero avanzando. es uno de los tipos de danza monótona, como el coro que repiten los bailarines y los
espectadores pueden hacerlo siendo este un baile de la comunidad.
70

ningún tipo de bandera... (Varasanta, 2011), "lo que pretendemos es que en nuestra obra la

vida florezca en medio de un territorio estéril y que la luz de la creación disperse las sombras.

Es por esto que no hacemos teatro político sino que nuestra política es hacer teatro."(

Manifiesto Patafisico, hacia una poética de la política, Pelética, Patética, Peluda)10

El teatro es una fuente que transforma al ser humano para producir un cambio en el interior de

la sociedad a partir del individuo. El grupo hace un replanteamiento de la función que cumple

el teatro en nuestra sociedad actual y frente al conflicto que nos desangra.

La propuesta del grupo de teatro para la creación de la obra teatral se orienta según ellos “desde

el respeto y escucha de la voz del otro, y no desde el arrasamiento, de la barbarie y del olvido

de la masacre como acaeció” de esta manera el teatro vuelve al ritual para rebelarse. Así mismo

para el teatro varasanta, es importante retomar el origen del ritual para así reencontrarse. Como

lo comenta el director de la obra acerca de su inicio:

... Lo que buscamos es producir una acción eminentemente teatral que surja de la

exploración de la estructura ritual más básica. Una práctica colectiva altamente

organizada y teatralizada inspirada en un rito mortuorio.

Del ritual rescatamos: el valor del aquí y el ahora (estar en el origen) , el momento

de intensidad provocada, sobrepasar el ego, la transformación de la energía, la

repetición, el ritmo como vehículo de transformación, el manejo del tiempo, la

acción implacable del juego: la convenciones, la improvisación dentro de las

reglas, la capacidad de materializar la imaginación a través de la evocación, el

desafío, la espontaneidad, y la narración oral: comunicar la idea, la palabra que

narra, la creación de mundos imaginarios, el poder de la evocación, la memoria y

10
Artículo escrito en 2011para una publicación de la Mostra Latinoamericana de Sao Pablo, cuya temática era
"Teatro y Política"
71

las asociaciones, el poder de la palabra para moldear el comportamiento del otro,

la palabra acción, en fin la epopeya. 11

En Kilele se representa el drama social de Bojayá, como lo dijimos anteriormente y según

el antropólogo Víctor Turner (1982) quien toma este concepto del teatro, en especial de la

tragedia y que se define “como el proceso social disonante que surge en situaciones de

conflicto y violencia” (Turner, 1982).

El drama social es en suma una forma de entender la naturaleza ritualizada de la vida

contemporánea y constituye un espacio de crisis en donde el ritual adquiere un valor

restaurativo. Los dramas sociales separan y dividen, pero también cohesionan a la gente y

generan formas de reintegración. En esta medida el dramaturgo Felipe Vergara observó una

estructura dramática en el interior del drama social que se presentó en Bojayá tras la masacre,

encontrando el núcleo mediante el cual se da la estructura de la obra “Kilele” y que a su vez

da a conocer el "potencial teatral" de la vida social.

La obra Kilele representa el drama social de Bojayá y allí los sobrevivientes rompen el velo

de la muerte y se comunican con las almas que según sus creencias aun penan en el limbo.

Constanza Millán (2009) afirma que los muertos sin deudos vivos, desde la cosmovisión

afrochocoana, se agrupan en una especie de sombra que deambula por diferentes lugares del

espacio habitado. El contacto de los vivos con las ánimas provoca la pérdida del alma y la

fuerza vital. Con la masacre, la diferenciación y comunicación prescrita que deben establecer

los humanos con lo alto y lo bajo quedó alterada. "El comportamiento de silencio y respeto

propio del lugar de concentración del aliento divino (la iglesia) es transgredido a través del acto

violento. La muerte colectiva sin ritual, en algunos casos de personas que quedaron sin deudos,

11
Tomado del archivo de varasanta del proyecto presentado por el grupo al Ministerio de Cultura para acceder a
una beca.
72

condujo a la existencia de las ánimas que ahora permanecen en penitencia en el espacio

colectivo de concentración de la fuerza vital" (Millán, 2009).

En Kilele, el drama social es reinterpretado “en las tablas” donde se le da un nuevo sentido a

la acción reparadora y abre un camino para la memoria por medio de lo que se revive en el

ritual, el espectador tiene la oportunidad de hacer el duelo y acompañar a las animas hacia el

paso a la eternidad y su posterior descanso.

En el siguiente fragmento de la obra Kilele se muestra al personaje de Viajero, cuyas acciones

son a partir de la interacción con las ánimas de personas que perecieron en la masacre junto

con la personificación del río Atrato quien es un espíritu que conserva su mismo nombre:

ATRATO pasa recogiendo en su trasmallo a una cantidad de Ánimas que anteriormente

estaban vivas y eran la gente del pueblo. Los muertos (que ahora usan máscaras) se

meten en una fosa común. VIAJERO ve la fosa, la destrucción y busca sus familiares

llamándolos por sus nombres. Encuentra a su hija ROCÍO. La abraza tratando de ser

fuerte. 12

Es así como en las líneas de la obra de teatro “kilele”, objeto de análisis y estudio de la presente

investigación; el personaje llamado el “Ángel de la muerte” lo predice:

EL ÁNGEL DE LA MUERTE.- ¡La señal! No se puede decepcionar a los dioses

cuando dicen que hay que correr...

O tal y como lo plantea la siguiente acotación13 del Acto unico de la obra de teatro “Kilele” y

la posterior intervención en escena de los personajes de Felicia, Ruth y Brígida:

12
Fragmento de la obra “Kilele” escrita por Felipe Vergara.
13
En el teatro, la acotación se refiere a las notas o comentarios de naturaleza descriptiva que el autor incluye
en la obra teatral para explicar detalles relativos a los movimientos y acciones de los personajes en escena, así
como todo lo relacionado con la puesta escénica. En este sentido, las acotaciones no forman parte del texto
pronunciado por los actores, y su función es más bien indicar a los actores y al director ciertos aspectos de la
73

Entra un corrillo de negras ensombrilladas y oscuras que más parecen aves de

mal agüero que mujeres de carne y hueso. Susurran. Encima de ellas, unas aves

de verdad (los guacos) comienzan a cantar siniestramente: “Gua, cabó, cabó,

cabó”, “Gua, cabó, cabó, cabó” y también: “Ya-acabó... Yaacabó... Yaaacabó”

Su canto llena no sólo el escenario sino el auditorio entero. Las mismas parecen

aterradas porque se santiguan con la esperanza de que el símbolo de la cruz

pueda silenciar el canto de los guacos.

En este aparte del texto teatral los personajes que ingresan a escena simbolizan el mal augurio,

la amenaza y el peligro inminente, a su vez son caracterizados de una manera sombría y lúgubre

para lograr tales efectos en el público asistente.

Diferentes culturas toman en consideración señales sobre la proximidad de la muerte o los

presagios que la anuncian. Tales presagios están ligados a animales, en especial a los pájaros

que a su vez simbolizan con su vuelo el paso entre la vida y la muerte, tanto en la cultura

occidental como en la oriental, de distintas maneras. El autor Di Nola (Citado en Garcia, 2011)

en su libro Antropología de la muerte, reflexiona sobre el simbolismo de los cuervos, que en

su canto “atraen a la muerte” o el búho, que es considerada un ave de mal agüero también, que

anunció la masacre de la iglesia.

BRIGIDA.- Aunque podría no significar nada... ¿verdad? (Silencio) ¿verdad?

Silencio, las mujeres se miran incómodas.

FELICIA.- Él a veces canta porque sí. Porque quiso cantar.

BRÍGIDA.- Por hacer bulla.

representación teatral, como gestualidad, tono de voz, expresiones, etc. Las acotaciones, en general, aparecen en
todos los textos de carácter dramático, sean para teatro, televisión, cine u ópera.
74

FELICIA.- Eso, por hacer bulla.

Silencio. Los guacos empiezan de nuevo a cantar.

RUTH.- Yo la verdad no creo que estén cantando sin razón.

BRIGIDA.- Ni yo.

RUTH.- Cuando el guaco canta por cantar, tiene un timbre más opaco.

FELICIA.- Como más ronco (Pausa. Están muy pensativas)

RUTH.- Sí, más ronco, más turbio.

FELICIA.- Y estos estaban chillando.

RUTH.- Ya acabó. Lo decían bien clarito.

Pausa larga. Las mujeres se quedan pensativas.

RUTH.- (A BRÍGIDA) Podrían estarle cantando a usted.

BRIGIDA.- Con eso no se juega, vecina.

RUTH.- ¡O a mí!

BRÍGIDA.- ¿Qué?

RUTH.- Que incluso podrían estarme cantando a mí, no sé, pero lo que si es seguro

es que algo va a pasar.

FELICIA.- Una gente muy rara llegó anoche. Están en la orilla de enfrente.

(Pausa) Y lo más raro es que hace días que los noélidas que estaban acá se fueron

hacia la parte alta del pueblo, por allá donde está el cementerio.14

14
Escena de la obra “Kilele”
75

3.7 El texto: Referentes vivos, los personajes y los cronotopos

El personaje es uno de los elementos de análisis de texto teatral más importantes. Pavis (1980)

según su Diccionario de teatro define esta categoría básicamente (del latín persona, máscara)

como el papel desempeñado por el actor. El personaje es el que ejecuta la acción y al mismo

tiempo, toda acción necesita de él para ser llevada a cabo.

En este sentido, en kilele hay unos personajes que el dramaturgo Felipe Vergara creó finalmente

y que después cada actor matizó. El texto es enriquecido gracias a que en la obra esos

personajes tienen unos referentes vivos, es decir, unas personas de carne y hueso que habitan

en el chocó o que fueron la inspiración para tejer diferentes diálogos en la obra. Esta

característica le da a kilele un carácter polifónico, es decir, en la obra dialogan varias voces de

personas que sufrieron y luego narraron al dramaturgo sus dolores; dándole un peso mayor a

los diálogos que son pronunciados por los actores y crea una relevancia social de las letras que

componen el texto.

La gente del pueblo grita otras cosas todo es un caos y confusión. VIAJERO busca

desesperadamente a su hijo que se le pierde. Los dioses siguen quemando el Pueblo y

la gente busca refugio. En la confusión se distinguen Dos hombres que corren

desesperados. Se dirigen directamente al público.

HOMBRE 1.- Dos hombres mutilados corren desesperados buscando ayuda...

HOMBRE 2.- Corren 80 metros, hasta llegar a la casa de las hermanas Agustinas...

HOMBRE 1.- Golpean desesperadamente para que alguien les abra, pero nadie les

abre
76

HOMBRES 1 y 2.- Los dos hombres mueren desangrados, delante (en frente) de la

puerta.

Desaparecen. Otro hombre sobresale dentro de la multitud.

HOMBRE.- Tan pronto como como vio la carnicería el padre Jiménez pensó de

inmediato en los sobrevivientes, los sacó de la iglesia y se los llevó para el monte

"Vamos Padre, Vamos" escuchaba que la gente le gritaba, pero como iba

empujándolos y dándose cuenta que nadie se le quedara atrás, se le cerró la selva y se

perdió entre el pantano, la ciénaga y la manigua Desaparece. Una mujer sobresale de

entre los demás. Se dirige directamente al público.

MUJER.- Un hombre corre con un bebé herido en el vientre entre sus brazos, al llegar

a la orilla del río se encuentra con una guerrillera, ella al verlo se da cuenta de lo que

han hecho, entierra su fusil en el piso y decide ayudarlo.

Desaparece. Otra Mujer se distingue entre el caos y se dirige directamente al público.

En cuanto a la categoría del espacio y tiempo, en el teatro puede haber más de un tiempo y

más de un espacio, especialmente en el teatro contemporáneo. Según el filósofo del lenguaje

Mijail Bajtin (1981) esta categoría se asimila con el concepto de cronotopo que es utilizado

para la novela, este encierra la relación intrínseca entre las dos categorías, en “el que el tiempo

se condensa, se vuelve compacto y visible, mientras que el espacio se intensifica, se precipita

en el movimiento del sujeto y de la historia. Los indicios del tiempo se descubren en el espacio

y este último se percibe y se mide desde el tiempo” (Bajtin,1989: 145)

Algunas intervenciones de los personajes aluden al dolor e insatisfacción de la población civil

en las localidades aledañas al rio Atrato, y por supuesto de las víctimas de la masacre y los

sobrevivientes que en su condición de excluidos luchan por la atención del Estado, como lo
77

veremos en la siguiente frase del texto: “Los niños de por aquí son antipáticos. Dicen que no

pueden jugar con desplazados” o “Por eso lo mataron. Al que más cosas sabe lo mata

cualquiera”.

Hay tres categorías en las cuales se dividen los personajes de la obra Kilele: la primera es la de

los mortales que habitan la tierra, que representan a la gente del chocó, a los sobrevivientes de

la masacre y a los que llegaron a ofrecer su ayuda. En ese territorio donde habitan, siempre su

vida está acompañada por el desasosiego y por la angustia del día que vendrá, por las penas de

los que se fueron y no pudieron llorar, pero también estos son héroes que luchan por su

supervivencia, por la memoria de sus ancestros y por su dignidad. Por otra parte se incluyen

también en esta categoría a los actores del conflicto (guerrilla, paramilitares y militares) “los

diosecillos de poca monta” como los llama el dramaturgo, que con sus poderes dan muerte a

quien les place.

Los espíritus es la otra categoría y que son representados en la obra como los SANTOS

LOCOS, la figura de ATRATO y EL ÁNGEL DE LA MUERTE quienes transitan por espacios

liminales de los mortales y de los ensombrecidos (la última categoría de los personajes) y son

la conexión de unos con otros, el puente, la vía por donde los vivos y muertos se comunican.

“Están recubiertos por lo sagrado y lo ritual, en ellos se condensa la posibilidad de cruzar los

umbrales, la tenue línea que divide el mundo terrenal con el inframundo.” (Garcia, 2011: 321).

Finalmente están los ensombrecidos, que son las ánimas en pena que no han podido descansar

en paz y claman a los mortales por su entierro, por los rituales para el descanso de su alma.

Ellos habitan el inframundo, donde tienen que deambular por siglos y en donde siempre están

perdidos. El limbo es su morada. Ensombrecidos se los llama en el Chocó a las personas

víctimas de la mala suerte, representan dentro de sus imaginarios a las que han trabajado (les

han hecho brujería) y que al final perecen. (García, 2011).


78

LOS MORTALES: El personaje de Viajero como héroe, un campesino chocoano,

protagonista de la obra. Deja de ser víctima y se convierte en héroe por la fortaleza y el coraje

de sobrevivir a más de un desplazamiento, y por cumplir finalmente la promesa de enterrar a

sus muertos. Cuenta el dramaturgo en una entrevista concedida a Carolina García contreras

ganadora del segundo puesto en investigación teatral del Ministerio de Cultura en el año 2011;

que para este personaje se inspiró en un “pelado” que vivía en Quibdó. Le decían Viajero

porque nació en una canoa en medio del Atrato. Viajero es el “nombre de gastar” y otro es el

nombre de pila. El de gastar lo usan más porque los nombres de pila son los que utilizan para

hacerles “trabajos” (brujería), según la gente del Chocó, y lo tienen normalmente escondido

(Garcia, 2011).

Las Ensombrilladas: Muestra la imagen de unas señoras de pueblo con sombrilla, ante la

inclemente lluvia de esta zona del país, que cuchichean en las esquinas y que creen como

muchos en “agüeros y supercherías”. Ellas son contadoras de historias, son las que difunden la

información, son las poseedoras de la tradición oral que recuerdan a los demás lo que pasó y

también cuentan y especulan lo que pasará. Por otra parte también representan a las

sobrevivientes que perdieron a seres queridos en la masacre; en ellas también recae la

representación de la mujer sola a quien le mataron al esposo y los hijos, y que debe salir

adelante frente a las dificultades.

LOS DIOSECILLOS DE POCA MONTA:

Estos personajes, al tener un carácter de Dioses, pueden dominar el mundo de los vivos y de

los muertos. Estos diosecillos representan en la obra a las frutas dañadas, la trinidad maldita:

MANISALVA, ÈLMER Y NOELIA. Es una forma de representar a los actores del conflicto:

paramilitares, militares y guerrilla. La representación que de ellos se hace no los diferencia

entre mejores o peores, sino que son igualmente culpables; este hecho remite a lo que las gentes
79

del Choco dijeron sobre los culpables de la masacre: “culpable el estado por hacer caso omiso

a las alarmas iniciales, y dejar pasar a los paramilitares, que también fueron culpables al

esconderse tras la iglesia y colocar de escudo a los civiles, y finalmente los guerrilleros por

haber tirado la pipeta de gas.”

LOS ESPIRITUS: Santos locos de pueblo: son Santa Rita, Santa Tecla y san José representan

al mismo tiempo a los santos exiliados por “los diosecillos de poca monta” y a los locos del

pueblo que están más allá del límite de la realidad. Después de la tragedia hubo gente que quedó

muy afectada psicológicamente, quizá fruto de un trastorno de estrés postraumático. El

dramaturgo comenta: “...un día en Buchadò nos quedamos en un lugar que se llama la casa de

acompañantes, que son unas casas que construyeron unas organizaciones humanitarias en

caso de desplazamiento. ...Nosotros nos estábamos quedando allí y yo estaba escribiendo la

escena de las ENSOMBRILLADAS cuando llegó un tipo ahí a conversarme. Ese tipo me regaló

un `secreto` (una oración) y a mí me sorprendió porque regalar eso no es algo que la gente

hace, y yo no llevaba mucho tiempo allá, era para protegerse en los caminos. Esa oración en

el origen, pero un poco alterada, es la oración que dice Viajero cuando Rocío se muere. Este

señor loco, sigue diciéndome cuanta cosa, porque hay mucho loco en el ATRATO, como dice

la obra. De hecho, esos tres personajes de SANTA RITA, SANTA TECLA Y SAN JOSÉ son

sacados de imágenes de varios de ellos y sobre todo de ese diálogo que tuve con este señor

que se llamaba así mismo SAN JOSÉ.” 15

Atrato espíritu del río: Atrato es el padre de Viajero, es el ser que llegó a recordarle sus

orígenes y los deberes con su pueblo. Atrato es el río, fuente de vida para los Chocoanos pero

15
Entrevista tomada de: Garcia Contreras Carolina; segundo puesto.Teatro Híbrido: Representaciones
contemporáneas de violencia, muerte y dignidad en el teatro colombiano. Premio Nacional de Investigación
Teatral 2011. Colección pensar el teatro. Ministerio de Cultura. República de Colombia.
80

también testigo de la desaparición. Tiene la condena y la desagradable tarea de cargar bajo sus

aguas secretos que no deben salir a flote.

Para los habitantes de Bellavista y en general para los Afrochocoanos, el río es un elemento

que brinda autodefinición, pertenencia y clasificación en las relaciones sociales y con el

espacio. “De Acuerdo con el relato colectivo que comparten los pobladores, el nombre de

Bellavista surge precisamente por la relación que este lugar guarda con el río Atrato. Bellavista

es vista bella del río, es un “divisadero”, “la constantemente visible”. “Bellavista tiene vista

para arriba y para abajo del río, y además es divisada sí se viene de abajo o sí se viene de arriba.

(Millán, 2011) Al río se le adjudican atributos “normales” cuando sus facultades están

relacionadas con lo vivo, cuando hay movimiento en él. No está bien cuando se aquieta o, como

lo dicen algunos lugareños, cuando se tapona. En el pensamiento Afrochocoano, los atributos

que se le dan al río corresponden al eje de lo vivo, en tanto este refleja movimiento, tanto de

corriente de agua como de viaje; es movimiento sobre el río, el viaje, lo que da origen al pueblo

de Bellavista. Ser de Bellavista tiene que ver entonces con el movimiento, la visibilidad, el

viaje, lugar de paso que facilita las labores de producción.

El ángel de la muerte: presencia incómoda para los diosecillos de poca monta. Es aquel

enviado de Dios que sostiene la mesa grande donde se posa la vida de los hombres cuando

mueren. Al ser los diosecillos los victimarios de los hombres y las mujeres, estos temen que el

Ángel de la muerte, en retaliación se los lleve a ellos.

LOS ENSOMBRECIDOS: Rocío la hija de VIAJERO, ella no fue a la iglesia ese día

siniestro, estaba con él en otro lugar. Después de lo que pasó, tuvieron que irse a una ciudad en

donde ni ella ni él se sentían cómodos, los otros niños no jugaban con ella por ser desplazados,

¿que son desplazados? Pregunta ella. No hay respuesta. Un día su hermano muerto

POLIDORO, se le aparece y la invita a jugar con una bolsa, este juego inocente termina con la
81

muerte de la niña, ella se asfixia con la bolsa. “Felipe nos contó que el personaje de Rocío

nace de una historia que le contaron unos desplazados en jijuamiandò; cuando los

paramilitares quisieron ocupar eso al norte del Chocó, empezaron las matanzas, las

amputadas, las cosas más escabrosas que uno ha oído de la violencia paramilitar; la zona es

donde ahora están cultivando palma africana. A los desplazados les tocó irse a Riosucio

Chocó, que es un pueblo en la parte baja del río, en las bocas del Atrato. Allí la gente por las

inundaciones vive con el agua a la cintura en su propia casa, tienen que ir al segundo piso

para poder dormir secos. Allá conoció a Rocío una compositora de vallenatos muy buena.16

Las ánimas: Son las voces de miles y miles de personas desaparecidas en todo el mundo que

aún hoy no descansan en paz, de las que nunca se supo nada. Entre ellas está la madrina de

VIAJERO, y su misma esposa e hijo. Las almas viajan en un bote y de vez en cuando las detiene

un hombre de camuflaje verde oliva que les pregunta para donde van y de dónde vienen. Ellas

se burlan de él porque ya ni vienen de ninguna parte ni van para ningún lugar. En Kilele se le

da voz a los muertos para que digan lo que les gustaría decir si estuvieran vivos.

Las almas de los muertos insepultos de Bojayá se encuentran en este limbo donde habitan

ensombrecidas con otras viejas almas de distintos lugares del mundo, todas conviven y tienen

la misma pena.

Tomasa y Polidoro: Estos personajes representan a tantos y tantos colombianos desaparecidos

que han terminado en una fosa común, en una alcantarilla o en el fondo de un río. Un cuerpo

sin nombre, un cuerpo que no aparece, es un doble dolor para sus deudos, es un lamento que

no encontró en el sepulcro la resonancia de su descanso y su dolor que no acaba.

“POLIDORO.- Fue como caer en un abismo, papá. Se sintió un vacío con candela, hubo

gente que salió viva pero sin ropa, la ropa se les ripió de lo fuerte de la explosión... De cerca

no se siente el bum que sienten los demás. Adentro se siente un sonido agudo, como un

16
Entrevista realizada a Fernando Montes el 23 de octubre de 2016.
82

silbido intenso. El oído derecho me quedó dormido del estropicio, ya me he ido recuperando

pero a veces todavía me duele. Yo quedé tirado en el mismo lugar, pero uno no piensa nada,

las tejas le caen a uno encima, uno ve a los muertos pero uno no se siente nada hasta rato

después.”

El personaje de Tomasa representa a una de las mujeres del pueblo creyente que pensó que los

armados iban por lo menos a respetar la casa de Dios y no iban a hacer nada contra ella y no

fue así. TOMASA murió en la iglesia y deambula sin sepultura.

Para el autor, el director, los actores y productores de la obra Kilele, los temas que los

motivaron en un comienzo para emprender este proyecto fueron los sueños, la muerte, el olvido

y la memoria, como lo plantea Carolina García (2011) ellos crean una obra fuertemente

arraigada a la idea de duelo que, como su nombre en latín (duellum) lo indica, significa “un

combate entre dos en medio de la guerra”. En este caso el combate es entre uno y el muerto,

un combate cargado de lo que Freud en su libro Duelo y Melancolía llama: la negación del

inconsciente: en donde la muerte como suceso trágico para la cultura occidental es rechazada

y repudiada. La muerte revela la intimidad de un dolor que no queremos mostrar al mundo, un

dolor que no tiene otra vía que la aceptación y continuar el camino.

Este trabajo teatral enuncia lo sucedido desde uno de los marcadores de sufrimiento más

importante para quienes vivieron el suceso: el sin sentido, la incertidumbre, la pérdida de lo

que se daba por hecho, y, es desde la enunciación de este marcador que se genera el acto

creativo de la transmisión de un dolor que se canta. (Montes, 2007).

Esta forma de representar lo sucedido ubica al espectador que escucha y que ve estas memorias

en relación con las maneras que tiene el ser humano de expresar su dolor y de hacer una especie

de duelo mediante el teatro que revive la experiencia del dolor para así darle un tratamiento de

sanación; es la repetición de los hechos de la masacre en la escena lo que conlleva a que el


83

espectador tenga una serie de sensaciones y sentimientos que facilitan la reparación y la

posterior sanación.

A continuación presentamos una síntesis de cada una de las escenas que compone la obra Kilele

y la interacción de los personajes entre sí:

Escena # 1

ELMER, NOELIA, CASTAÑO Y MANISALVA, le dan la bienvenida al público, aparentando

que asistirá a una celebración o fiesta. Después de que el público es llevado a la sala de la obra

empieza el viaje. Aquí hay algunos aspectos fundamentales: por un lado la idea de invitar al

público a una falsa fiesta. Se sabe que algunos actores armados, después de masacrar una

población hacen una celebración por haber silenciado al enemigo. La metáfora del viaje es

importantísima aquí, no sólo por su protagonista, sino porque va a servir de hilo conductor en

todo la obra.

La primera escena de Kilele rompe el espacio de la cuarta pared17. Cuando entran a la sala

principal, VIAJERO se sitúa en un lugar que parece ser el río Atrato en medio del Chocó, la

quietud de Viajero habla de un no tiempo, de un tiempo delirante, elongado que no se puede

contar ya que no está contado por las manecillas del reloj sino por la impotencia y la

desesperación (Montes, 2005).

17
La cuarta pared es la pared imaginaria que existe entre el actor y el espectador. Es una idea que tiene su
origen en el teatro. Para ello nos tenemos que imaginar las tres paredes en el escenario, y la cuarta, invisible, que
separa éste del público y deja ver al espectador un trocito de vida del personaje a través de él. Hoy en día la cuarta
pared se aplica tanto en teatro como en cine y tv, aunque el aspecto técnico en ambos casos tiene algunas
diferencias. Mientras el público en teatro está siempre localizado en el mismo sitio, en cine el espectador se sitúa
donde está la cámara en cada momento, y ésta cambia de un punto de vista a otro ya que las acciones de los actores
se vuelven performativas y ese espacio objetivo se vuelve un espacio dramático por la interacción que los actores
hacen con el público constantemente. Tomado de: http://www.premiereactors.com/
84

Escena # 2

El canto del Guaco, aquí el canto del Guaco anuncia la muerte y el temor empieza a sembrar

su semilla en la gente del pueblo. Unos quieren no creer, pero parece que la desgracia es ya un

hecho y no sirven las bendiciones que se dan para evitar el vuelo del pájaro de mal agüero.

La iglesia en llamas: Todos corren a la iglesia buscando un refugio. El cilindro de gas es

lanzado a la iglesia y los diosecillos de poca monta queman 119 muñequitos de papel. El sonido

de los tambores marca la desgracia, luego un silencio sepulcral invade el espacio. El fuego aquí

es el elemento fundamental que marca el curso de la tragedia. Esas figuras de papel simbolizan

las vidas de los hombres y mujeres quemadas.

Tras las cenizas, los locos se creen santos o los santos se vuelven locos: SAN JOSÉ, SANTA

RITA Y SANTA TECLA pierden la razón. La locura entra a jugar un papel importante, se

convierte tanto en una prisión como en una quimera. Ellos cuentan historias sobre lo que pasó

después de la tragedia y predicen que alguien vendrá con el río a cobrar las deudas.

La locura y los santos son el símbolo de la desestabilización total a la que se vio sometida la

población civil, quien no encontraba refugio ni en sus santos, puesto que ellos también fueron

consumidos por las llamas como se evidencia en muchas fotografías de tiempo después que le

dieron la vuelta al mundo. Esos santos de yeso descuartizados hablaron de lo que sucedió y de

lo que dejó ese hecho en la mente de la población.

Escena # 3

Las animas piden ser enterradas como Dios manda; las ánimas hacen un llamado a

VIAJERO, para que les prometa llevar a cabo todos los rituales para su cristiana sepultura.

ATRATO le da a VIAJERO un puñado de hierba caliente para que este hable con sus muertos.

Aquí el símbolo del ánima se vuelve central porque en él se posa el espíritu de sus ancestros y

da cuenta de la importancia que los afrochocoanos le dan a sus muertos, lo que marca un
85

aspecto cultural diferencial. ATRATO, dios del río tiene en sus manos esa hierba que en el

Chocó se cree que abre las puertas de ciertos umbrales, que comunica el mundo de los vivos

con el de los muertos.

Escena # 4

Las mujeres solas del pueblo dan las versiones públicas de los hechos. Llega la cooperación

internacional con ayudas que a veces no son las más necesarias. Quieren abrazar a las víctimas

y sacarse fotos con las sobrevivientes. Las mujeres usan la palabra para transmitir su memoria

de los hechos, de tanto ser repetidas, suelen desgastarse, suelen ser palabras agotadas y

abusadas.

Escena # 5

La muerte vuelve a posarse en el escenario. Rocío es ensombrecida por las ánimas y se la lleven

con ellas. El suicidio marca esta escena. Se dice en el Chocó que las ánimas que no descansan

en paz se llevan a sus seres queridos. Eso le pasó a Rocío, su hermano Polidoro se la llevó.

Escena # 6

Aquí las ánimas cansadas, hablan de lo que ha sido deambular por siglos. Estos espectros

representan a todos los desaparecidos del mundo que llenan fosas comunes o el fondo de ríos

y mares. Aquí las fosas se representan con una canoa en donde las almas de los muertos sin

sepulcro deambulan por siglos.

Escena # 7

VIAJERO, buscando a sus muertos se topa con los santos locos a, ellos le dan algunas señas

sobre qué camino tomar. Él no está muerto pero también parece un alma en pena. Símbolo del

desplazamiento forzado en nuestro país, representa ese caminar cansado que tantos

colombianos realizan diariamente.


86

Escena # 8

Viajero cumple la promesa de llevar a cabo todos los ritos fúnebres que su pueblo le legó: se

escuchan alabaos, gualis, se ven colgadas mariposas negras y se toma viche y aguardiente. Las

ánimas por fin descansan en paz. Viajero termina su camino, llegó a su destino. En el escenario

hay una puerta grande, como símbolo de ese umbral que se cruza y que marca el final y el

principio mismo de una época.

3.8 Catarsis e identificación: 119 Funciones por cada persona que pereció en la masacre

Cada función de Kilele está dedicada a la memoria de una persona muerta aquel 2 de mayo

en Bojayá; el grupo quiso hacer por lo menos 119 funciones de la obra, y esto se cumplió en

Abril del 2011.18

En las reacciones del público se evidencia que este establece una relación emocional con lo

que ve ante sus ojos. En dicha relación, se pueden explorar dos fenómenos conocidos como

catarsis e identificación. Estos fenómenos se han estudiado en el teatro por medio de lo que se

conoce como “recepción de la obra” que como indica Pavis (1989), condensa la actitud del

espectador ante el espectáculo; en sí es la manera en que utiliza las informaciones provistas por

la escena para descifrar el espectáculo, enmarca el análisis de los procesos mentales,

intelectuales y emotivos de la comprensión del espectáculo.

La identificación hace referencia según Pavis (1989), al placer que extrae el espectador de lo

que está viendo, y a los mecanismos inconscientes que despierta. También está directamente

relacionado con el reconocimiento de ciertas características como experiencias, pensamientos

y sentimientos propios, entre otros. El espectador que se identifica con algún personaje o alguna

situación de la escena está llevando esa experiencia hasta su propia vida por medio del

18
Comentario del autor Felipe vergara, tomado de: Garcia Contreras Carolina; segundo puesto.Teatro Híbrido:
Representaciones contemporáneas de violencia, muerte y dignidad en el teatro colombiano. Premio Nacional de
Investigación Teatral 2011. Colección pensar el teatro. Ministerio de Cultura. República de Colombia
87

recuerdo. En algún momento, una palabra del actor o la actriz activa en él una asociación, un

recuerdo que desencadena una sensación. Es como verse a sí mismo en escena. De esta manera,

esas sensaciones o sentimientos de alegría o tristeza serán compartidos por este espectador que

se identifica, y por esa vía, también compartirá sus lágrimas o sonrisas.

La identificación puede o no desembocar en una Catarsis. Este término, descrito por vez

primera por Aristóteles en la poética (siglo IV a.c), y profundizado siglos después desde otro

enfoque por Sigmund Freud, se refiere a la descarga de pensamientos y sentimientos

reprimidos e inconscientes, así en el momento en que los pobladores de Bellavista y quienes

habían sido testigos de la masacre vieron la obra reaccionaron algunos con llanto, otros con un

sentimiento de paz al entender los acontecimientos e interpretar la obra como ese gran duelo y

velorio que estaba pendiente hacia sus muertos.

Al final de cada función se hizo posible una reparación en cada una de las personas en el

público, reparación en términos concretos y reales pues este “velorio” convertido en obra de

teatro permitió que las victimas desahogaran su sufrimiento, su frustración y sus intenciones

de materializar su dolor; Varasanta con su obra logra específicamente eso, materializar un

dolor, hacerlo real y vivo para poder experimentarlo y que se constituya en un medio para la

memoria y así no se vuelvan a repetir los hechos tan lamentables en el que perecieron tantas

personas. Cuando los sobrevivientes de la masacre que habían perdido a sus familiares vieron

la obra en el año 2007 sintieron una descarga emocional que los ayudó a asimilar su perdida,

tal descarga funciona como una válvula de escape ante todas las tensiones psíquicas que posee

el sujeto. La acumulación de emoción reprimida depende de dos procesos distintos: la

generación de tensión y el bloqueo de la descarga, es decir que los sucesos traumáticos de la

masacre estaban en la mente del espectador reprimidos antes de presenciar y experimentar el

ritual en la obra, algo así como referenciados de manera literal y por ende perjudiciales para su
88

salud mental; entonces al momento de revivir los hechos por medio de la obra de teatro se da

la tan esperada descarga emocional o catarsis. Kilele desbloquea para sanar.

Como ya lo habíamos mencionado con anterioridad en la conceptualización de Todorov, las

emociones dolorosas que los sobrevivientes a la masacre experimentaron estaban reprimidas

por diferentes circunstancias y su bloqueo mental representaba un recordar de manera literal

los acontecimientos, en este sentido las escenas dramáticas conmueven al público porque tocan

emociones reprimidas y por ende las escenas de Kilele permiten una resignificación de los

hechos para que sean recordados de forma ejemplar.

Según Aristóteles la tragedia podía producir catarsis, llevando al público a emociones como la

piedad y el terror. Aristóteles creyó que la catarsis tenía consecuencias en extremo importantes

para el público, como conjunto de individuos, y estos como miembros de una comunidad;

experimentando de esta forma una especie de purificación emocional, corporal, mental y

religiosa. Mediante la experiencia de la compasión y el miedo (eleos y phobos), los

espectadores de la tragedia experimentarían la purificación del alma de esas pasiones.

Las víctimas sobrevivientes de la masacre fueron espectadoras de su propia tragedia dos veces,

una en la vida real el día en que lanzaron la pipeta a la iglesia y otra en el teatro en el momento

en que vieron representados en escena esos hechos; ya no eran partícipes de la tragedia sino

que ahora la veían convertida en arte y en símbolos que les emocionaba y conmovían, pero lo

más importante les permitiría hacer el duelo a sus seres fallecidos. Tras las presentaciones de

la obra a lo largo de las poblaciones del rio Atrato la compañía teatral Varasanta se encontró

con seres humanos que necesitaban ser escuchados pero les era imposible hablar, puesto que

en esa época las disputas entre los paramilitares y los guerrilleros se intensificaron y la

población civil estaba en medio de esa guerra, sin poder hablar, sin poder llorar a sus muertos,

en donde si pronunciabas una idea perdías la vida, porque eras señalado y te convertías en

objetivo militar. Así que la obra les significó una voz y un grito de auxilio pero también de
89

esperanza, porque el país y el mundo entero tenía que darse cuenta de lo que estaba sucediendo

en ese lugar.

“Un silencio bulloso”, con esta frase la actriz Catalina Medina describe lo que sintió cuando

vió por vez primera a las víctimas de la masacre en la gira por el Atrato, dado que para los

pobladores les era imposible hablar, ella veía en su expresión facial el dolor, el sufrimiento y

la incertidumbre; la población civil no tenía idea de lo que iban a ver salvo rumores de que

un grupo de blancos rolos iban a representar una obra basada en la masacre del 2 de Mayo.

Catalina nos comenta que “el cambio fue total, pude comparar la expresión facial de los

espectadores al final de la función y sentí que algo se les había iluminado”19, Claro está que

al momento de revelarles la intención de presentar la obra a lo largo de todos los pueblos de la

rivera del rio Atrato, a los líderes afro y a la arquidiócesis de Quibdó, ellos, en un principio lo

recibieron con desconfianza e inseguridad, sin embargo ellos mismos luego de ver la función

que fue privada quedaron sumamente conmocionados y manifestaron al grupo que debían

mostrar la obra a la población civil asumiendo los riesgos o los inconvenientes que pudiese

provocar.

La catarsis permite al espectador redimir o purificar sus emociones al verlas proyectadas en los

personajes de las obras, en donde se castiga o se enaltece de acuerdo a las circunstancias

propuestas en la misma. Al involucrarse en la trama, la audiencia puede experimentar dichas

pasiones junto con los personajes, pero sin temor a sufrir sus verdaderos efectos. De modo que,

después de presenciar la obra teatral, se entenderá mejor a sí mismo, y no repetirá la cadena de

decisiones que llevaron a los personajes a su fatídico final.

Por otro lado Thomas Scheff (Citado en García 2011) en su libro La catarsis en la curación,

el rito y el drama sostiene que la búsqueda de emoción es un intento por revivir y por tanto

resolver, anteriores experiencias dolorosas que quedaron inconclusas. El autor afirma: “cuando

19
Entrevista realizada a Catalina Medina via E- Mail
90

lloramos por el destino de Romeo y Julieta, estamos reviviendo nuestras propias experiencias

personales de pérdida abrumadora, pero en condiciones nuevas y menos amargas”. Para el

autor, el grito, la risa, el llanto y otros procesos emotivos catárticos ocurren cuando es revivida

una depresión emocional no resuelta.

En el montaje teatral de la obra “kilele” la música se convierte en un elemento narrativo, tan

importante como el texto y la imagen; dado que mediante ella se acentuaron las atmósferas de

la obra, el grupo buscó coordinar los cantos tradicionales de la cultura afrochocoana con la

música producida en vivo por los mismos actores y sus instrumentos. El montaje sonoro tiene

como referente la música del pacífico y de África misma. Los cantos de la obra remiten a la

cultura afrochocoana, pues son alabaos los que se apoderan de las voces de los distintos actores,

es decir los “alabaos” son los cantos de alabanza y exaltación que se interpretan a “capella” en

velorios, novenas y últimas noches de un difunto, o con acompañamiento musical para las

celebraciones en honor a los santos patrones.

Una de las incertidumbres más dolorosas de los sobrevivientes a la masacre, es el no haber

enterrado a sus muertos bajo los rituales fúnebres necesarios para su descanso, sencillamente

porque no tenían un cuerpo presente al cual honrar; fue tal la magnitud de la explosión que los

cuerpos quedaron desintegrados por toda la iglesia, en este sentido los símbolos y las

representaciones de los muertos contenidas en la obra les permitió a los dolientes resolver su

duelo. Una de las funciones que recuerdan los actores fue la que hicieron en la iglesia ya

reconstruida en Bojayá propiamente, la vio la gente civil y algunos soldados desde afuera pues

no se puede entrar armas en el templo, allí la emoción se apoderó de los asistentes en el

momento en que los actores dicen “venimos a abrazar a los sobrevivientes”; un actor nos

comenta que apenas terminan de decir la frase la gente se puso a aplaudir y algunos se fueron
91

a abrazarlos como si realmente necesitaran que alguien llegara y los abrazara. “Sentí que para

la gente fue una catarsis”20.

Desafortunadamente la masacre de Bojayá fue el evento que visibilizó la situación social de la

zona rural del Chocó, pues la guerra entre guerrilleros y paramilitares se venía recrudeciendo

y los civiles eran las principales víctimas. Ellos no podían llorar a sus muertos sin la amenaza

de convertirse en objetivo militar pues “sí tu lloras a un muerto que mataron los paracos es

porque tú eres guerrillero”21… sin importar si es la mamá, llorar implicaba pertenecer a un

bando y eras asesinado por el otro, en este sentido muchos de los muertos fueron enterrados en

fosas comunes hasta sin el ataúd y nadie podía llorarlos; un actor nos revela sus impresiones

acerca de las reacciones del público y nos comenta que esa función fue única... La gente reía,

eso fue lo que más me marcó, la gente reía, no de “esto es chistoso” sino de: “me río por no

llorar”...22 èl recuerda que al final de la función hubo un soldado que le dejó el arma al

compañero y entró en la iglesia llorando, ese acción lo marcó y le pareció bastante

conmovedora, otros asistentes en medio del sentimiento y la emoción manifestaron que la obra

era para ellos una voz de esperanza y que al fin sus propias voces eran escuchadas; en medio

del escenario empezaron a llorar como nunca lo habían podido hacer, lloraron por sus hijos,

tíos, padres y demás familiares muertos pero que en la obra estaban mencionados y

representados.

En el proceso creativo de la obra el tema de la memoria fue central y recurrente. Montes nos

comenta que no solo fue utilizado como un tema de “provocación” para que los actores tuviesen

unos impulsos que les ayudaran a crear las escenas, sino que fue importante para encontrar el

sentido mismo de la obra, para reelaborar, representar y renombrar un acontecimiento de

20
Comentario de un integrante del grupo Varasanta. (Tomado del Archivo de Varasanta)
21
Ibid
22
Archivo Varasanta.
92

violencia sin precedentes en nuestro país; es así como el estado de catarsis no solo fue para los

espectadores sino también para los mismos actores quienes creen que esa es una de las

particularidades del arte; en el entrenamiento actoral los actores tenían una necesidad imperante

de contar sobre la violencia, y las propuestas escénicas siempre estaban cargadas de violencia,

sin embargo, nos comenta el director, que en el momento en el cual se propusieron a incluir la

realidad del país y trabajar en el montaje de la obra Kilele todo el proceso fue diferente, pues

las improvisaciones teatrales eran mucho más interesantes, y además el proceso creativo se

potencializó con las escenas que se volvieron más artísticas, más bellas y orgánicas, como lo

dice el director en la entrevista, los actores se volvieron mejores, sus materiales eran todos más

interesantes, todo lo que sucedía en el escenario era muy fuerte y muy poderoso, así que por

primera vez se había accedido a esas capas del ser de los actores que estaban nubladas; y tomar

la realidad del país y transformarla significó para el grupo Varasanta una luz que les permitió

hacer arte desde lo nuestro, desde lo que somos como colombianos que vivimos en un estado

permanente de guerra y violencia; era entonces muy interesante porque al ser más autóctono el

material era más universal, al tocar más las capas profundas de las personas el material se

volvió más sensible y por ende más provechoso para el espectador.

No Nos propusimos a abordar la violencia como materia creativa, podría decirse que

fue ella quien nos abordó, quien irrumpió en nuestro teatro en busca de una poética

que liberara aunque fuera brevemente de esa invisibilidad de la que ha sido revestida.

Sin duda, tratamos de rehuirla, de no afrontarla pero ante nosotros se posan: décadas

de violencia política, de genocidios, desapariciones, masacres, impunidad,

magnicidios, desplazamiento masivo de la población civil, turbios contratos pactados

a la sombra de una simulada democracia y la patria convertida en un campo santo.23

23
Tomado del Archivo Varasanta.
93

En el momento en que el público ve la obra, se percibe una actuación que es verosímil y además

que logra transportar a los espectadores al tiempo y lugar de la masacre, gracias al trabajo

orgánico de los actores y actrices, se logra crear una atmosfera real y absolutamente cercana

para los asistentes de la obra; gracias a que ellos logran transmitir unas emociones específicas

que aluden a los hechos de la masacre. Y así el material escénico de la obra Kilele con todos

los ingredientes teatrales tales como la caracterización de los personajes, el montaje sonoro, la

disposición del escenario, los elementos del ritual en donde el actor y la actriz transitan por el

escenario usando sus máscaras y sacan de su baúl vestidos y zapatos para ser otros cuerpos y

ser otras voces creando una realidad brutal para los ojos del curioso espectador. Los actores

traen el pasado para vivir intensamente el presente en la escena, es decir lo resignifican y

aludiendo de nuevo al eje de nuestra investigación lo transforman para dotarlo de sentido y de

esta manera es como llega a las fibras sensibles del espectador y es el punto de giro en donde

entra el estado de catarsis, pues se generan emociones que ayudan al público a desahogarse de

sus propios sufrimientos; y en el caso de la presente investigación, les ayudó a las víctimas que

vieron la obra a hacer el duelo por sus muertos que no pudieron enterrar. (…) se era

indispensable para poder hablar de eso: la poética, absolutamente indispensable, no había

una forma distinta de hablar de eso, no solo por seguridad porque se dicen cosas muy directas

sino también para no abordar esa realidad tan cruda directamente que no tiene sentido...24

Tal y como lo dice Fernando Montes, en el momento en que se presentó el trabajo artístico a

la gente de Bojayá y al público en general, se empezó a ver la necesidad tan grande que tenemos

los colombianos de hacer un trabajo de memoria, de tratar de comprender estos

acontecimientos y captarlos desde una perspectiva sensible, (…algo que se facilitó gracias al

teatro); no desde los números y las cifras estadísticas que nos muestran siempre sino que más

24
Entrevista realizada a Fernando Montes el 23 de octubre de 2016
94

bien se necesitaba comprender que sucedía en el corazón …y ese para mí es un proceso de

catarsis y lo que pasó con la obra con mucha gente fue un proceso de catarsis… 25.

De igual manera el montaje de la obra con toda su estructura dramática y caracterización propia

de la compañía teatral Varasanta abrió un camino distinto en el ámbito teatral del país, puesto

que los artistas y los jóvenes a partir de ahí encontraron una posibilidad de hacer arte y trabajar

sobre la realidad desde la dinámica propuesta por ellos que antes no existía, es decir antes se

hacía teatro pero tomando como referentes los hechos sociales y reproduciéndolos en forma

literal. Ahora en cambio con la obra se mostró que si se puede crear un engranaje artístico y

sensible entre la realidad y la poética del teatral.

Luego de esta experiencia con la obra Kilele el grupo hizo muchas obras más bajo esta premisa

artística y continúan en estos momentos trabajando sobre la realidad con esa perspectiva, “…

teniendo esa experiencia con el público siempre hay un proceso de catarsis, y de comprensión

de algo que yo no domino, y ahí si la catarsis no se hace a voluntad... algo se abre en la

persona, en el alma, en el corazón, se emana y se irradia.”26

El espacio escénico de la obra “kilele” se asemeja a un ritual fúnebre. Se dispone de toda una

simbología que alude a la muerte, una muerte cercana y mágica. El espectador presencia un

velorio del pacífico colombiano y se deja llevar a medida que va transcurriendo la historia, y

toma el rol de un miembro de la comunidad pues las actuaciones son entre el público con la

finalidad de involucrarlos en la trama, el espectador llora y recuerda sus propios muertos,

muchas sensaciones pasan a través de él porque los referentes visuales que utiliza la obra lo

hacen posible. Sobre esto Fernando Montes afirma que en su búsqueda la concepción del

espacio escénico es fundamental pues fue el teórico teatral Grotowski quien elimina la

diferencia entre el espacio para los actores, el escenario, y el espacio para el público. Ahora

25
Ibid
26
Ibid
95

bien, la resultante de esta eliminación no es más que la posibilidad de resaltar el encuentro

único e irrepetible entre dos seres de carne y alma. Este encuentro es esencial al teatro pues

el cine o la televisión nunca podrán reemplazarlo. Grotowski comenzó a incluir al espectador

como parte integral del espacio escénico, de la escenografía, de esta manera se crea un espacio

primordial y una atmosfera única en la cual el espectador testigo puede participar activamente

con todos sus niveles de percepción y por ende esta es la revivicencia de los acontecimientos

de la masacre en el teatro que en la presente investigación se considera para la ejemplarizacion

de los mismos.

La Actriz Catalina Medina nos dice que gracias a que la obra rompe con la estructura tradicional

del teatro y los personajes no entran a un escenario, sino que se mezclan con los espectadores

sin ningún aviso y antes de pasar a la sala, posibilita que en la cercanía se de una reacción más

profunda y se invita al espectador a sentir y a pensar sobre la realidad del país. Catalina nos

revela que cuando ella y Felipe Vergara hicieron los talleres teatrales en diversos barrios de la

región, con el fin de recopilar testimonios y verdades acerca de la masacre para luego escribir

la obra Kilele, los talleres eran con jóvenes y niños en donde tocaban temas locales y donde

se construían historias basadas en acontecimientos reales, interrogando a los y las jóvenes sobre

imaginarios que tenían ellos, sus padres, madres abuelos y abuelas, acerca de sus experiencias

de vida; nos dice que se encontraron con personas maravillosas, llenas de vida y que pese a las

circunstancias se les veía la esperanza, pero también la necesidad de contar lo sucedido; no fue

fácil para ellos ganarse la confianza de los habitantes pero luego de varias semanas pudieron

darse cuenta de la magnitud de los acontecimientos. Los talleres teatrales fueron un espacio

para imaginar y pensar pero desde sus propias vivencias, desde la precariedad de su estilo de

vida y desde su idiosincrasia, de esas raíces afro que los mueven y que son el motor para seguir

adelante.
96

La puesta en escena de Kilele utiliza fragmentos de la cultura afro descendiente y cantadoras y

cantores guían a la concurrencia para que sigan la tonada de los cantos y los alabaos que se

hacen en los rituales mortuorios, así como también las supersticiones de la gente del pueblo en

referencia a las animas y animales de mal augurio por las cuales se va tejiendo la historia de

“Viajero” el protagonista; todo esto se queda en el inconsciente del público y en su memoria

contribuyendo así a que no se olvide lo que sucedió aquel 2 de Mayo en la rivera del rio Atrato.

“Que importante que en la ciudad, en la capital, estén hablando de nosotros, aunque sean

blancos”.

En la gira que tuvo la compañía por los pueblos de la rivera del rio Atrato, el público asistente

a la obra tenía la particularidad de ser las víctimas, llegaban callados a ver la función, no

hablaban porque era un problema de seguridad procedían con mucha cautela pues hablar de

más con extraños también significaba el riesgo de convertirse en objetivo militar; sin embargo

después de la obra el cambio era total: (…) venían a abrazarnos a saludarnos, y se creaba una

solidaridad, y una vez recuerdo que algunos decían que maravilla que ustedes estén haciendo

esto, que esto se esté informando, que estén contando y que no se olvide… 27

Ellos además querían compartir su dolor con todo el mundo, querían que toda Colombia se

enterara de la magnitud de lo sucedido y la obra “Kilele” les abrió la oportunidad de contar y

de desahogar su espíritu; las palabras de un hombre que vió la obra dan muestra de ello y al

finalizar la función se le acerca al dramaturgo Felipe Vergara, y le dice que su esposa estaba

allá en la iglesia el día de la masacre y que le tocó salir corriendo para la loma, luego le sugiere

27
Entrevista realizada a Fernando Montes el 23 de octubre de 2016
97

que esa sería una buena historia para incluirla en la obra; “esto es lo más cercano a la historia

que hemos visto. Mucho más cercano que lo que dicen los medios de comunicación”28

Luego de ver la obra en Bogotá una persona comenta que ella misma recordó cosas y al vivir

la experiencia de Kilele se dio cuenta que esas cosa aún seguían vivas y abiertas, ella también

lloró a sus muertos (García 2011); para esta espectadora la función le restituyo el duelo de sus

muertos, además que le hizo entender que todavía tenía viejas heridas sin sanar, fue un recordar

y un vivir para después desahogarse. La palabra terapia fue una de las que pronunció un

espectador luego de ver la obra, él entendió que toda la obra era una terapia para los asistentes

y para los actores, se replanteó muchas cosas incluso la posición de él como ciudadano dentro

del conflicto Colombiano.

Una persona del Chocó que vió la obra dice lo siguiente: “esta obra es la mejor manera de

garantizar que quienes cometieron este crimen, tengan un castigo, sabiendo que estos hechos

nunca serán olvidados y que permanecerán para siempre en la memoria del pueblo”29

Con este comentario vemos las posibilidades del teatro para convertirse en vehículo de

memoria y para gestionar formas de reparación y de no olvido o para resarcir eventos de dolor

pero también para sanarlos.

En una hoja que reúne algunos comentarios del público un espectador escribe lo siguiente:

“Dicen los Tules que la última muerte, la definitiva, es cuando desaparecemos en el corazón

de quienes nos amaron, el último adiós está marcado por el olvido… Mientras siga el fuego

encendido, las danzas y los cantos seguirán vivos nuestros muertos.”30

La actriz Magda Niño nos comenta que la experiencia con los espectadores antes de la función

fue muy inquietante, pues pese a que la población civil sabía de qué se trataba la obra no

hablaba de lo que había pasado en Bojayá, la gente no podía hablar libremente sobre las causas

28
Tomado del Archivo Varasanta
29
Tomado de Garcia 2011
30
Hojas de comentarios del público. Tomado de García 2011
98

y las razones del evento, por que como ya lo hemos mencionado con anterioridad se corría el

riesgo de convertirse en objetivo militar, todos sabían que los móviles de la masacre giraban

en torno a la disputa por el territorio con el fin de desplazar a la población; de manera que en

la obra de teatro se tocan todos estos móviles abiertamente, el grupo cuenta lo que pasó y ponen

en escena dichos factores y claramente la gente reaccionó a esto, y decían en medio de la

función que era cierto, que las cosas habían sucedido de esa manera y en la mitad de la obra,

después que hicieron la parte de la masacre, la gente estaba llorando al lado de los actores

usando de excusa la obra, estaban llorando realmente a sus hermanos, a sus hijos, a sus papás,

a sus amigos, porque no lo habían podido hacer en ese momento. Para la actriz actuar en Kilele

fue una reconciliación con la profesión y entender lo que es ser actriz, pues ella también sentía

la responsabilidad de hacerles el duelo a los muertos, de mostrarles su respeto a través de la

mística del teatro.

Un reportero del diario “El Tiempo” que vió la obra para escribir sobre ella comenta que para

él fue inevitable que la piel se pusiera como de gallina y además que le salieran algunas

lágrimas por la conmoción, a él se le encogió el corazón y sintió como una patada en el

estómago la obra para luchar contra el olvido y para recordarnos…que esos hechos violentos

que aparecen en las noticias son más que cifras: son familias, niños, hombres, mujeres, sueños

y esperanzas rotas. El reportero comenta también que al final de la función el público queda

en silencio cuando los actores cantan la canción “déjenme llorar al muerto, déjenme llorar”

La obra le da al público la experiencia teatral real viva de la cual éste sale transformado, con

otra mirada del conflicto armado, con un respeto hacia el pueblo chocoano, es decir permite

que el espectador entre en dialogo real con los actores y los hace participes del homenaje a los

muertos para que nunca se olvide lo que paso en Bojayá. Montes nos dice que se encontró con

múltiples reacciones y percepciones acerca de la obra, que la gente salía triste, se sentía mal
99

por lo desconectados que a veces estaban de las zonas de guerra y de violencia, con

sentimientos aparentemente contradictorios: una fuerte energía y una tristeza profunda.

“No salí desolada, sino exorcizada… los colombianos tienen una capacidad insólita para

recuperarse de estos acontecimientos…” Este fue uno de los comentarios de una mujer que

vió la obra en bogota y que escribió en una de las redes sociales de Fernando Montes, así como

también otro espectador manifiesta que las imágenes de la obra son contundentes y que dejan

ver la levedad y la fragilidad de la vida, dice: “al final de la obra me llamó la atención que se

ve que ya todas esas personas muertas han cruzado el umbral y se encuentran en total descanso

eso es como ¡uff! Una liberación hasta para uno”. Más que palabras son las lágrimas de

emoción de la gente nos comenta el director, una vez había un espectador que se veía que estaba

aplaudiendo con el alma, Fernando nos comenta que después de la función este señor le dijo

que necesitaba hablar con él, el hombre completamente destrozado o transformado porque le

habían movido sus sentimientos, era el sobrino de Fredy Rendon alias “El Aleman”, un

paramilitar del que se hace referencia en la obra. El sobrino de ese señor, se dedicó a hacer

teatro como una forma que él sintió de reivindicar lo que hizo su tío. Le contó a Fernando que

sentía como una carga en sus hombros que debía reivindicar. Él sintió que la obra se la estaban

dedicando.

La actriz Catalina Medina recuerda en particular un comentario del público al final de la obra

cuando se presentó por la región del Atrato: “Una señora de unos setenta años me vió sentada

media hora más o menos después de que terminara la obra se me acercó y me dijo: “gracias

por este mágico funeral”…31 en ese momento Medina supo que el mensaje en verdad había

llegado al público, era el gran velorio para los muertos insepultos hechos teatro; por lo tanto en

la reviviscencia de los acontecimientos en la escena se lograron los velorios que no se les había

podido hacer a las víctimas del 2 de Mayo. “Lo que más nos impresionó fue ver operar en las

31
Entrevista realizada a Catalina medina marzo de 2017
100

comunidades excluidas del Chocó, el fenómeno de catarsis que describió Aristóteles hace ya

tanto tiempo y en un lugar tan lejano.”32 La actriz vió que en cada uno de los pobladores a los

que se les presentó la obra existía la necesidad reprimida de llorar la masacre, de poder llorar

los muertos que son fruto del círculo de violencia perpetuado por tantos años en nuestro país.

La obra para muchos de los habitantes de la zona, se convirtió en un vehículo para soltar esos

nudos vitales y eso es en sí un fenómeno de catarsis. Es importante, mantener presente esta

memoria y reactualizarla a través de la obra de arte. En ese sentido, la complejidad de capas

y niveles de comunicación de la acción teatral reverberan en él y son más profundos que el

simple relato de los hechos33. La obra logra soltar esos nudos, para el grupo este fue un proceso

clave y necesario en nuestro país porque esa violencia se empeora con el acumule de rabia, de

ira y de deseo de venganza si no es elaborada o ejemplarizada si utilizamos el concepto eje de

esta investigación o en pocas palabras si no es sublimada.

Nicolás Cancino es otro actor perteneciente al grupo de teatro Varasanta que hace de “Viajero”,

el personaje principal de la obra; él nos comenta que en la función que dieron en el barrio la

Candelaria la recepción del público fue muy particular, que al final toda la sala se quedó silente

por varios minutos, nadie aplaudió hasta que el director encendió las luces pero la gente seguía

sentada, inmóvil y asimilando la experiencia del velorio hecho obra; nos comenta que se oían

sollozos, moqueos y lágrimas pero no aplaudían, entonces lo que en verdad se sintió en la sala

fue que llegaron a las fibras internas y sensibles de los espectadores y movieron algo en el

interior de sus mentes que les ayudó a entender la magnitud de los acontecimientos. “Nosotros

nos salimos y nos cambiamos, cuando bajamos todavía había gente llorando…”34 , la gente

recordó a sus propios muertos y los lloró de nuevo pues varias de la personas que asistieron a

esa función también de alguna forma habían sido víctimas del conflicto armado o tenían

32
Ibid
33
Ibid
34
Entrevista realizada a Nicolás Cancino marzo de 2017
101

familiares que habían perecido por la guerra, fueron los comentarios que Nicolás nos

proporcionó para esta investigación.

Fernando Montes nos dice que la obra lleva un mensaje de los que no tienen voz, y el hecho de

que como meta se fijó unas funciones que no bajaran de 119, hace que la gente sepa que

murieron 119 personas, y que cada función sea dedicada a una persona eso hace del

compromiso con la comunidad aun mayor; la importancia de la obra radica en que el material

de las escenas era vivo, con referentes vivos y temas que llegan directo al corazón del público.

Un segundo aspecto muy importante en el proceso fue que se pretendía hacer con la obra un

homenaje a las víctimas, elaborar un gran ritual mortuorio para que ellas pasasen a la eternidad

evitando que se queden como almas en pena, pues la obra "Kilele" son las almas buscando los

ritos de verdad; Varasanta propuso desde lo que ellos podían hacer una reparación simbólica

pero totalmente real, viva y activa pues el teatro les permitió hacerlo, es decir, fue real, viva y

activa porque lograron con la obra tocar corazones y hacerles sentir en el cuerpo y en la mente

emociones reparadoras (…) a través de los cantos, a través de las marchas, de las formas, de

la forma en que está hecho el espectáculo, en la disposición con la gente, del sueño, pues de

muchos estratos y elementos que hay…

Para Felipe Vergara la obra es una metáfora de la realidad, pero no como un espejo de la misma

sino que esta le concede al espectador una bandeja de referentes que le permitirán comprender

por sí mismo su propio rol en el conflicto. Kilele evita los juicios y señalamientos de culpables,

toma con la poética teatral una interpretación del conflicto que vive nuestro país. Es así como

desde esta perspectiva el público puede entender que no es tan ajeno a la guerra como en

ocasiones se cree y si en cambio como muchos otros colombianos ha sido víctima de la

violencia tendrá la oportunidad de visualizarse desde otro punto de vista.

Pero ¿Cuál es el impacto concreto que produce en la sociedad este tipo de obras? si el público

es tan reducido y tan homogéneo en donde se prioriza el espectáculo efímero, la rumba o la


102

diversión que satisfaga sus sentidos; esa pregunta es muy apropiada si se tiene en cuenta que

son pocas las personas que van a ver teatro. Una persona luego de ver la obra admite haber

sentido emociones liberadoras para su espíritu y en sus propias palabras comenta: (…) yo

recordé cosas, muchas cosas, y uno ve como esas cosas de pronto siguen abiertas sin uno darse

cuenta hasta que tropieza con esto y mire también lloré a mis muertos acá en este teatro. ¡Qué

fuerte esto!35

Es tipo de funciones despiertan la conciencia del individuo citadino que no se entera en verdad

de lo que sucede en las zonas lejanas del país, es un baldado de realidad que no se muestra en

otros medios de comunicación. Además la obra les da la posibilidad de conmoverse: (…)

porque uno esta acá cerquita viendo como quien dice en vivo y en directo las cosas. Ahí es

cuando uno dice: ¡mierda! y yo, ¿qué he hecho ante esto? nada, por lo menos esta gente pues

dice algo pero los demás como uno somos un poco pasivos, pero este tipo de funciones como

que lo despiertan a uno…36

Fernando Montes nos comenta que el teatro debe volver a su esencia, es decir al encuentro

irrepetible con el otro, y que el teatro en su "esencia" no es la representación de personajes,

situaciones o historias; su “valor recae en la función de crear una experiencia vital capaz de

transgredir la realidad ordinaria en que estamos envueltos, de ejercitar la imaginación creativa

y la participación activa del espectador”.

En obras como Kilele, una epopeya artesanal (2005), Ánimula, Vágula Blándula (2008) y

fragmentos de libertad 200 años, libertad en proceso (2009), el grupo Varasanta retoma este

objetivo primordial de la investigación a través del acto creativo, de los fenómenos del conflicto

y su relación con el hecho artístico.

35
Testimonio grabado después de una función en Bogotá por Carolina Garcia en 2009
36
Ibid
103

En los montajes teatrales el grupo Varasanta no aborda los conflictos políticos y sociales como

materia creativa sino al contrario son ellos quienes los abordan e irrumpen en su teatro en busca

de una poética que los libere aunque brevemente de esa invisibilidad de la que son revestidos

por la historia oficial.

Quedamos con el gran interrogante del papel del artista dentro de la sociedad actual, ¿cómo

seguir creando obras dentro del marco de una realidad que es desgarradora en un país cada vez

más acostumbrado a su propio dolor? ¿Cómo crear un arte que parte del dolor personal y ajeno

sin que se convierta en mercancía?

Montes nos dice que la historia de nuestro conflicto aún se está escribiendo y su final parece

distante y complejo. Sin embargo el punto de giro en las interpretaciones de la violencia en

nuestro país es que mediante el arte se puede llegar de una manera misteriosa por los canales

de nuestro inconsciente, y que este flujo puede cambiar nuestra mirada, y quizás despejar el

brumoso panorama que nos rodea. Varasanta al redimensionar dichos acontecimientos atroces

busca, desde el arte, la reparación simbólica de nuestra dignidad.

"El arte, creemos, dentro de un universo lleno de vasos comunicantes, puede además de

entretener y alivianar el peso de la vida cotidiana, fluir por canales invisibles pero reales

dentro de las redes que conforman nuestros estados de conciencia, hacerse tierno o feroz y

redimir las penas de aquellos que no tienen voz. Nuestras acciones, nuestras evocaciones,

nuestros impulsos, pretenden develar esas huellas del pasado que se deslizan secretamente en

el presente, elaborando una memoria, un duelo, un resarcimiento poético a través del hecho

teatral." Varasanta 2011


104

REFLEXIONES FINALES

Finalizando la década de los cincuenta el teatro se convirtió en una herramienta en donde la

gente tenía la oportunidad de contar sus historias y sus experiencias marcadas con la violencia

de la década, de esta manera se movilizaban los acontecimientos como meras representaciones

de la realidad que contaban hechos del pasado reciente pero desde el punto de vista de la gente,

eran manifestaciones de una memoria literal, fragmentada y mítica.

Los dramaturgos escribían sobre una sociedad violenta que presentaba todos los días

situaciones de desplazamiento y desapariciones, que se desarrollaba bajo el miedo de los que

estaban en el poder y las obras se referían a las injusticias o desigualdades del campo o de la

ciudad que aludían al bandidaje o a la guerrilla.

En el Nuevo Teatro gestado hacia finales de los años cincuenta se reflejaban los cambios

políticos y sociales de Colombia que estaban atravesados por las ideologías de los únicos dos

partidos políticos existentes, en la escena teatral se representaban también los inconformismos

y desajustes transformados en actos de barbarie y violencia en el territorio. Los grupos de teatro

experimental proponen formas de expresión para activar su propia voz y decir lo que piensan

generando espacios de activismo político y de resistencia. Es importante señalar que el Nuevo

Teatro logró modificar las mentalidades y representaciones compartidas dando nuevas formas

de pensar la sociedad colombiana, especialmente desde los jóvenes que formaron grupos

universitarios de teatro. En las obras de teatro de esta época se evidenciaba la reproducción de

una memoria literal que enfatizaba en representar los acontecimientos tal cual como sucedían

en la realidad.

En el montaje teatral de la obra “Kilele” se dibuja la masacre de Bojayá con la intención de

transformarse en una memoria ejemplar, puesto que se recupera de manera sensible y profunda

la tragedia; en el montaje teatral hay una nueva manera de enfrentarse a la violencia nacional,
105

sin recurrir al panfleto o a la denuncia de los actos violentos de una forma literal, o a la

ilustración de los hechos, el grupo Varasanta consigue elaborar un poema a partir de la masacre;

logra transgredir no solo con su obra Kiléle sino con todos los demás montajes teatrales creados

a lo largo de estos casi treinta años de vida artística, los modelos de poder preponderantes en

la sociedad colombiana, mediante el uso de formas creativas, de poéticas que llegan hasta lo

más profundo del espectador aun cuando en ocasiones no es posible hablar.

El teatro hecho por el grupo Varasanta nos pone la verdad en la cara pero lo hace de una manera

que se cala en los huesos, porque la verdad no es triste, lo triste es no verla; además el teatro

se convierte en un medio para la resistencia de muchos grupos marginados y relegados que

han atravesado por situaciones catastróficas de violencia.

La intención de Varasanta con el montaje de Kilele es establecer una narrativa de la masacre,

en la cual los espectadores y las propias víctimas interactúen en conjunción con los actores

para desembocar en una construcción de una memoria activa y viva; mediante este ritual

llamado Kilele el espectador puede reconocerse y hablar de lo acontecido sin que quede en el

olvido o marginalizado en su mente. En la obra se rememora la masacre de Bojayá desde la

actuación y por eso es necesario ver el montaje para lograr este tipo de sensaciones que hacen

entender lo que pasó en Bojayá; como lo vimos la memoria colectiva es viva, oral y plural y

de la misma manera el ritual mortuorio en la escena de la obra Kilele es vivo se realiza mediante

la representación escénica de los acontecimientos de Bojayá y por ende se recuerda por medio

de la interacción con el público. Llámese catarsis o liberación, ejemplarización o desahogo los

hechos de la masacre que se reviven y reconstruyen por medio del ritual escénico, dejan una

huella en el espíritu de las personas que asisten a la función de Kilele, les permite seguir

adelante aceptar su presente y entender su pasado; esto es realmente lo valioso y evidencia

realmente el poder de transformación del arte.


106

La representación teatral de la masacre en la escena de Kilele tiene varios elementos definidos

que coadyuvan a que el relato llegue a lo más profundo del ser, ahí se conjugan la experiencia

del director y el talento de los actores con la disposición del escenario que involucra al

espectador, los recursos escénicos tales como las velas del velorio, el vestuario, el maquillaje

y las expresiones corporales que hablan por sí solas y aluden a sentimientos o emociones que

se transmiten fácilmente al público.

La reconstrucción de la masacre de Bojayá en las escenas de la obra Kilele es elaborada porque

busca introducir el pasado en el presente y hace que el espectador encuentre su momento

catártico, su descanso espiritual y mental, permite que el espectador se reivindique al

interactuar con el ritual en la obra. La obra hace posible que se re-signifique la muerte, por

ejemplo los personajes de las Animas son las almas y las voces de muchas personas que

fallecieron y que desaparecieron, pero entonces en la obra de teatro se les permite hablar y se

les escucha, en una de las escenas ellas viajan en la canoa remando por el rio Atrato, este viaje

es un símbolo de eternidad, de transición hacia la paz y hacia un sitio donde puedan descansar.

Las ánimas en la escena # 3 piden ser “enterradas como Dios manda” contactan a Viajero el

protagonista de la historia para que prometa llevar a cabo todos los rituales para su cristiana

sepultura; se manejan símbolos tales como las hierbas o pócimas que facilitan el dialogo con

el mundo espiritual y autóctono de la región y lo podemos señalar en el momento en que el

personaje de Atrato le da a Viajero un puñado de hierba caliente para que éste hable con sus

muertos. En esta parte el símbolo del ánima se vuelve central porque aquí se representa el

espíritu de los ancestros, y da cuenta de la importancia que los afrochocoanos le dan a sus

muertos. Podemos de esta manera evidenciar en uno de los momentos de la obra el carácter de

re-significacion de los hechos y de la masacre que para el ojo del espectador se convierte en un

modelo narrativo visual y vivencial que le permite sanar su mente, una sanación mediante el

teatro.
107

Finalmente podemos señalar que la construcción de memoria por medio del teatro es en la

medida en que se producen cambios de mentalidad y sensaciones emocionales en el momento

de presenciar el montaje teatral, el tratamiento que se le da a los acontecimientos de la realidad

del país mediante las poéticas teatrales funcionan en el espectador como un desahogo y lo

invitan a pensar de otra manera la realidad del país; de esta manera transformamos la cultura

moderna en donde compartimos el dolor pero también lo sanamos colectivamente. El teatro es

una gran expresión de esos cambios pues revela nuevas formas de interpretación que

actualmente está teniendo una gran acogida en la sociedad además de cambiar la manera de

integrar y percibir el arte en nuestro diario vivir.


108

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Biblioteca Virtual: www.cholonautas.edu.pe


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Teatro Varasanta: www.teatrovarasanta.com

Blog del Dramaturgo Felipe Vergara: http://www.dramaturgiacolombiana.org/?q=node/10

Facebook del Teatro Varasanta

DOCUMENTOS DE REFERENCIA

Archivo general del Teatro Varasanta.

Programas de mano de Kilele, una epopeya artesanal.

Corpus de Prensa

Periódico El tiempo desde 02 de Mayo hasta 31 de Julio de 2002. Cali- Colombia.

Periodico El País desde 02 de Mayo hasta 31 de Agosto de 2002.

VIDEOS

Video de la obra Kilele. Teatro Varasanta


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ANEXOS

Anexo # 1
114

Anexo # 2 Fotografía tomada de http://twitpic.com

Anexo # 3 Fotografia tomada de http://elplatanalsombrio.blogspot.com.co/


115

Anexo # 4 obra: kilele / Felipe Vergara /Grupo Varasanta. /foto Carlos Mario lema

Anexo # 5 “El Ángel de la Muerte” Archivo Varasanta

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