Bloque 2 Tema 1 Nuestros Orígenes Históricos

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Titulación: Grado de Maestro en Educación Primaria

Asignatura: Fundamentos y Didáctica de la Historia Autora: Leonor Sierra Macarrón


Profesor: Antonio Rodríguez López

Bloque 2: Las etapas históricas

2.1. Nuestros orígenes históricos: La Prehistoria

2.1.1. Definición

La Prehistoria es el dilatado periodo de tiempo que va de la aparición del hombre sobre la Tierra,
especialmente desde los especímenes más evolucionados de Homo habilis, hace 600.000 años,
cuyos artefactos resultan reconocibles al investigador, a aquel extraño día, 6.000 años atrás, en que
algún artesano, o quizá un pastor de Egipto o de Mesopotamia, comenzó a trazar señales en el barro
para contar sus pertenencias (aparición de la escritura).

La inexistencia de documentos escritos hace que el prehistoriador centre su estudio en los vestigios
dejados por el ser humano primitivo: los propios restos humanos y los instrumentos y utensilios
utilizados por él, tales como hachas, punzones, cerámica, etc.

Al ser la Prehistoria un periodo tan amplio, tradicionalmente se la divide en tres grandes etapas en
función del material con el que los seres humanos fabricaron sus utensilios:

-Paleolítico: periodo de la piedra antigua o tallada, dividido en tres etapas: Paleolítico


Inferior (2,5 millones-125.000 a.C), Paleolítico Medio (125.000-40.000 a.C.) y
Paleolítico Superior (40.000-10.000 a.C.).
-Mesolítico: llamado también Edad intermedia (10.000-8.000 a.C.).
-Neolítico: periodo de la piedra nueva o pulimentada (8.000-6.000/5.000 a.C.).
-Edad de los Metales: dividida en tres grandes periodos en función del metal que se
emplea: cobre, bronce y hierro.

Comienzo del interés por la Prehistoria: en 1897 se celebró en Paris la Exposición


Universal con la intención de rendir homenaje a la industria y a la cultura. Algunas salas
se dedicaron a exhibir una colección de artefactos prehistóricos y ello supuso un
importante hito en la historia de la arqueología como ciencia. los asombrados visitantes
supieron entonces de nuestros antepasados de Cro-Magnon (Homo Sapiens Sapiens) y
desde esa fecha todos hemos oído hablar de aquellos hombres de hace 40.000 años que
constituyen el último eslabón de la cadena que lleva desde los primates al hombre
moderno.

2.1.2. El Paleolítico

• Características generales

Es el período más largo de la Prehistoria. Su nombre alude a la forma más antigua de tallar la
piedra. Debido a su amplitud temporal, el Paleolítico ha sido dividido por los prehistoriadores en
tres etapas de desigual duración:

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-Paleolítico Inferior: se extiende desde la aparición del primer representante del género
Homo, hace 2,5 millones de años, hasta el 125.000 a.C. En esta etapa desarrollaron su
actividad el Homo habilis y el Homo erectus.

-Paleolítico Medio: se desarrolla entre el 125.000 y el 40.000 a.C. y tiene como


principal protagonista en Europa al hombre de Neandertal (Homo sapiens).

-Paleolítico Superior: se inicia en torno al 40.000 a.C. y finaliza aproximadamente


hacia el 10.000 a.C. Se corresponde con el desarrollo de las culturas creadas por el
Homo sapiens sapiens.

• La vida cotidiana

Durante el Paleolítico se alternaron periodos glaciales con periodos interglaciales. La vida de los
hombres y mujeres en un medio ambiente tan adverso era muy difícil, y todos sus esfuerzos se
centraban en conseguir alimentos para sobrevivir. Las hordas (pequeños grupos familiares) debían
buscar una cueva o un abrigo que les sirviera de base. Su alimentación se basó en la recolección de
frutos, en la pesca y en la caza de animales. Entre éstos últimos, sus piezas favoritas fueron el reno,
el jabalí y el caballo. También cazaron animales grandes como el mamut. La necesidad de cazar y
recolectar hizo del hombre prehistórico un nómada que recorría los territorios no agotados por
otros, para garantizar su propia supervivencia. Asimismo, se llegó a cierta especialización en el
trabajo, según la cual los varones cazaban, mientras las hembras e individuos más débiles
recolectaban entre los arbustos.

Esta forma de vida determinó la importancia del grupo frente al individuo y, por otra parte, la
necesidad de líderes, con lo que se estaba ya entrando en la sociedad jerarquizada propia de los
periodos históricos subsiguientes. En ciertas pinturas rupestres de finales del Paleolítico se va
claramente reflejado este estilo de vida.

Durante este periodo los hombres aprenden. a trabajar la piedra, la madera y el hueso, así como a
decorar con intención los abrigos de las rocas que les sirven de refugio. En este sentido es
especialmente fecundo el final del periodo, conocido como Paleolítico superior.

-Los primeros instrumentos de piedra fueron los cantos rodados o eolitos, que apenas
servían para golpear.
-Con el tiempo, los hombres consiguieron dar forma a los cantos rodados y comenzaron
a fabricar las hachas bifaciales.
-A medida que el hombre fue evolucionando, descubrió la importancia del silex, piedra
especialmente dura, en la que trabajó a partir de entonces para obtener los rascadores
(para dejar bien limpias las pieles de restos de animales), los buriles, las puntas de
flecha y de lanza, etc.

• La vida espiritual y cultural

Desde hace unos 90.000 años, nuestros antepasados enterraban a sus muertos y les rendían culto,
colocando en sus tumbas collares, hachas de piedra, alimentos y otros objetos. También adoraban al

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Sol, a la Luna y alas estrellas; creían en las fuerzas sobrenaturales y practicaban rituales mágicos
para protegerse de los peligros y de la muerte.

Durante el Paleolítico Superior pintaron en las paredes de algunas cuevas los animales que cazaban:
bisontes, elefantes, caballos, renos, etc. Muchas de estas pinturas tienen una antigüedad de
alrededor de 15.000 años y las más importantes se han encontrado en la zona franco cantábrica
(cuevas de Altamira y Lascaux). Los prehistoriadores creen que nuestros antepasados las pintaban
como parte de una ceremonia mágica, tendente a favorecer la caza.

En otras cuevas se han encontrado estatuillas de mujeres, que reciben el nombre de venus. Se
realizaban en distintos materiales (piedra, arcilla, marfil…) y estaban relacionadas con la
fecundidad. Por este motivo, destacan algunas partes del cuerpo relacionadas con ello: vientre,
pecho, caderas y glúteos. La más conocida de todas ellas es la Venus de Willendorf.

• El proceso de hominización

El problema del origen del ser humano: durante siglos se creyó que el ser humano había surgido
sobre la Tierra con su aspecto actual. Pero en nuestros días los científicos aceptan la teoría de la
evolución, expuesta por el científico británico Charles Darwin a finales del siglo XIX. Según esta
teoría, el ser humano actual es el resultado de un proceso evolutivo que comenzó hace más de 5
millones de años. Este proceso lo fue diferenciando paulatinamente del resto de miembros del orden
de los primates, como el gorila o el chimpancé.

Definición: el proceso de hominización es la evolución progresiva del ser humano desde su estado
más primitivo al más desarrollado. Como parte de este proceso, el ser humano ha experimentado
una serie de cambios, tanto biológicos como culturales.

Cambios biológicos:

-El bipedismo o posición erguida: el ser humano liberó sus manos y brazos, gracias al
ensanchamiento de su pelvis, entre otros factores.

-El pulgar oponible en la mano: facilitó la manipulación de todo tipo de objetos, incluso
los de pequeño tamaño. Así, el ser humano pudo fabricar herramientas con las que
protegerse y satisfacer sus necesidades alimenticias.

-El aumento de la capacidad craneana y el desarrollo del cerebro: le permitió pensar y


dotarse de una cultura.

-La capacidad de hablar: permitió a los seres humanos comunicarse verbalmente y de


este modo, crear sociedades cada vez más complejas.

-Cambios culturales:

-Capacidad para manejar instrumentos con las manos.

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-Capacidad para fabricar instrumentos con las manos.

-Capacidad de hacer fuego.

-Desarrollo de creencias mágicas y/o religiosas.

-Desarrollo del culto a los muertos.

-Desarrollo de las primeras manifestaciones artísticas (pinturas rupestres).

-Formación de sociedades complejas.

Ejemplos del proceso de hominización: África es la cuna de la humanidad, porque allí surgieron,
de entre los primates nuestros primeros antepasados. Reciben el nombre de homínidos (grupo de
primates que incluye al ser humano actual y a sus antepasados fósiles). Ellos se adaptaron a una
nueva situación medioambiental, caracterizada por la disminución de los bosques y los recursos
alimenticios de origen vegetal.

-El primer homínido que caminó erguido fue el Australopithecus. Vivió hace 5 millones
de años en África oriental. Aunque su capacidad craneal no superaba la de un gorila,
fue capaz de adaptarse al nuevo medio y encontrar otras formas de alimentación.

-El Homo habilis: pudo descender el Australopithecus hace 2,5 millones de años.
Fabricó utensilios de piedra, como guijarros tallados y se le considera el primer
representante del género Homo, es decir, del género específicamente humano.

-El Homo erectus: surgió en tierras africanas hace 1,5 millones de años. Se comunicaba
a través de un lenguaje muy simple, y aprendió a utilizar el fuego, lo que le facilitó su
expansión por algunas zonas de Europa y Asia.

-El Homo sapiens: el primer representante es el Hombre de Neandertal. Surgió hace


unos 120.000 años. Su mayor capacidad craneana le permitió fabricar una gran variedad
de instrumentos de piedra, llegando a colonizar todo el continente euroasiático. Además,
enterraba a sus muertos y aya poseía creencias religiosas.

-Homo sapiens sapiens: se extendió hace unos 40.000 años por casi todos los
continentes. Es más avanzado técnica y culturalmente que los homínidos anteriores. En
Europa los restos más antiguos se conocen como Hombre de Cromagnon.

• Los yacimientos de Atapuerca

Los restos humanos más antiguos de Europa se han encontrado en la Península Ibérica,
concretamente en las excavaciones arqueológicas de la Sierra de Atapuerca, situadas a 15
kilómetros de la ciudad de Burgos.

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Se han encontrado fósiles humanos en dos yacimientos. En la Sima de los Huesos se han hallado
13.000 restos de esqueletos de poblaciones pre-neandertales, que están estrechamente emparentados
con el antiguo Homo heidelbergensis1. Los 86 restos humanos encontrados en la Gran Dolina
pertenecen a cráneos y mandíbulas de seis individuos (cuatro niños y dos adultos) que vivieron hace
unos 800.000 años y cuyas características antropomórficas parecen diferenciarlos de otros fósiles
encontrados hasta la fecha en Europa. Debido a esto, se considera que pertenecen a una nueva
especie del género Homo a la que se le ha dado el nombre de Homo antecesor, es decir, “el que va
primero”. De esta manera, se considera que el Homo antecessor es el antepasado común del
hombre de Neandertal y el Homo sapiens sapiens.

Su cara es parecida a la nuestra, aunque su cráneo es todavía primitivo. Además, de debía de ser
más alto y robusto que el hombre actual. El Homo antecessor era nómada y se alimentaba de los
frutos silvestres y de la caza. También practicaba el canibalismo, como prueban las marcas y estrías
producidas en los huesos por piedras afiladas.

2.1.3. El Mesolítico

Hace aproximadamente 10.000 años se produjeron cambios decisivos en la vida de aquel hombre
cazador y recolector del Paleolítico. El final de la glaciación, la retirada de los hielos hacia el norte,
alteró el ecosistema del planeta entero, transformando por completo su flora y su fauna. El cambio
fue mayor y definitivo en la región que empezaba en el norte de Egipto y Palestina, y que, pasando
por Siria y el extremo oriental de Anatolia, llegaba hasta Mesopotamia, en forma de creciente lunar,
llamada por eso “Creciente Fértil”.

Estos territorios, antaño poblados de vegetación, comenzaron un lento proceso de desecación-


actuales desiertos-, de modo que sus habitantes tuvieron la necesidad de recolectar y almacenar las
especies silvestres del trigo y la cebada muy abundantes en la zona. Tuvieron que aprovechar las
manadas salvajes de vacas, ovejas, cabras y cerdos que pacían en su territorio. Con el transcurso de
los siglos, sólo los valles de los grandes ríos de la región garantizaron adecuadamente la
subsistencia, convirtiéndose en centros importantes de inmigración.

Si atendemos a los testimonios arqueológicos del periodo, en este momento se descubrió la


posibilidad de realizar instrumentos insertando pequeñas cuchillas de piedra en mangos de madera,
eran los microlitos, con los que posteriormente se fabricarían las hoces del Neolítico. Además, se
constaron las ventajas de dotar de un mango de madera a los útiles de madera y el arco se difundió
como arma de caza y de guerra. El hombre tuvo que aguzar su ingenio para poder seguir cazando lo
necesario cuando las presas ya no aparecían en grandes manadas.

Estas novedades no hicieron su aparición al mismo tiempo, como tampoco eran iguales las
circunstancias ambientales en las diversas regiones; por lo que sabemos, en Europa occidental
fueron menores los estragos del cambio climático y más suave, por tanto, la transición: El hombre
pudo aquí durante milenios seguir viviendo a la antigua usanza (buscando su alimento) y esperar así
que poco a poco le fueran llegando los descubrimientos que en Oriente la necesidad imponía.

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Homo heidelbergensis: Especie del género Homo, antecesora del Homo neandertalensis. El nombre de esta especie
procede de una mandíbula de 500.000 años de antigüedad, encontrada cerca de la población alemana de Heidelberg.

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La revolución aún no se había consumado, el hombre seguía dependiendo de la generosidad de la


naturaleza. El Mesolítico fue un periodo de transición, en el que se difundieron por entero los
logros del periodo anterior y se prepararon las grandes innovaciones de la etapa siguiente.
Por lo tanto, en el Mesolítico comenzó el importante proceso de la Revolución Neolítica, que
continuó después en el Neolítico.

2.1.4. El Neolítico.

• Definición

Es el tercer gran periodo de la Prehistoria. Su nombre alude a la forma más moderna de tallar la
piedra. Desde el punto de vista cronológico, se desarrolla aproximadamente entre los años 10.000 y
3.000 a.C. En la Península Ibérica el Neolítico se desarrolló entre 5.000 y 3.000 a.C.

• La Revolución Neolítica

En el séptimo milenio a.C. el hombre del Creciente Fértil descubre que los animales pueden
domesticarse y que las plantas que importan a su manutención pueden obtenerse plantando
adecuadamente las correspondientes semillas. La agricultura acabó por imponerse,
paulatinamente, en todas partes y trajo consigo que los hombres fijasen su residencia
definitiva. Al principio, se formaron pequeñas aldeas de pastores y campesinos con unos pocos
cientos de habitantes. Con el paso del tiempo, esta nueva forma de vida generó importantes
desplazamientos de grupos humanos y la formación de los primeros núcleos urbanos de la Historia.

Además, la agricultura trajo consigo la necesidad de multiplicar y perfeccionar los recipientes para
granos y líquidos, y ello hizo inevitable la aparición de la cerámica. Burda y secada al sol al
principio, alcanza rápidamente un cierto grado de sofisticación, y ya antes del quinto milenio a.C.
se realiza en diversos colores y con distintos motivos ornamentales, iniciando así un campo artístico
que en la Antigüedad alcanzará logros importantes.

Por último, la agricultura hizo posible la acumulación de víveres y de riqueza en general y provocó
la distinción de clases o grupos sociales de diferente rango. Surgió, además, el excedente que -más
allá de las necesidades inmediatas, ya cubiertas- podía ser comercializado, destinándose a fines
diferentes al consumo directo. Es, en definitiva, el origen del comercio.

De esta forma, el hombre puede ya dedicarse a otras tareas y no sólo a la búsqueda de alimento,
como había sucedido en el Paleolítico; se permitiría a las minorías selectas que abandonen las tareas
relacionadas directamente con la manutención para dedicarse a otras consideradas también
importantes para la sociedad: surgen los soldados, los artesanos, los sacerdotes. De esta manera, se
formarán sociedades cada vez más complejas y jerarquizadas.

Quizá el último paso en esta evolución imparable fue el nacimiento de las formas religiosas, de
los pequeños objetos o las importantes construcciones que deben ser interpretadas como
manifestaciones externas de un sentimiento religioso que, además, sirve de aglutinante al grupo. El
Neolítico pleno produce una enorme cantidad de ídolos –en forma de placa los primeros, cilíndricos

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los más recientes- en los que casi siempre destaca la representación de los ojos. En el final del
periodo aparecen ya grandes y misteriosas construcciones.

• Las construcciones megalíticas

Entre los grupos humanos del Neolítico avanzado, aquel sentimiento religioso, unido a la
imprescindible organización y jerarquización social, produjo impresionantes construcciones de
piedra llamadas megalitos.

Quizá los mejores ejemplos los podamos encontrar entre aquellos pueblos de la fachada atlántica de
Europa que levantaron menhires y dólmenes. Además, en ocasiones llegaron a agruparlos hasta
formar fantásticos diseños.

Contra la llamada teoría difusionista, que hacia venir de Oriente estas prácticas, los especialistas
actuales, con la ayuda otra vez del (-14- han establecido definitivamente que surgió esta costumbre
en diversos lugares a la vez, espontáneamente, con la implantación del nuevo orden económico que
supuso la llegada de los cereales de Oriente.

Aparecen los megalitos en Europa cuando el Neolítico ha avanzado lo suficiente, en la segunda


mitad del quinto milenio, y llegaron a ser en su momento más de 100.000. Los principales ejemplos
se encuentran en España, Portugal, Francia, Gran Bretaña, Irlanda, Escandinavia y norte de
Alemania; el Atlántico baña precisa y misteriosamente todas estas riberas.

Podemos agrupar estas construcciones en dos grandes tipos, según su finalidad:

-Los dólmenes: eran enormes cámaras funerarias, formadas por varias piedras verticales
en las que se apoya otra horizontal. En algunos casos, cabían doscientos cadáveres.

-Tumbas de corredor: surgen de la evolución de los dólmenes. Estaban formados por


grandes losas de piedra o megalitos, que casi siempre se cubrían finalmente de un
túmulo de tierra.

-El menhir: una larga piedra hincada en el suelo, podía servir también para indicar el
lugar de un enterramiento, pero resultaba inevitablemente una manifestación de culto
solar, más evidente todavía cuando aparece en forma de enormes alineamientos, como
los de Carnac en Francia o en misteriosos circulas que señalan el orto y el ocaso de los
astros. En contadas ocasiones, como el famoso círculo de Stonehenge, es tal la com-
plejidad de la construcción que aún se discuten su técnica y su finalidad.

2.1.5. La Edad de los Metales

Un impulso estético y no la necesidad de nuevos y mejores útiles fue quizá lo que llevó al hombre a
trabajar los metales. Se conservan adornos de cobre o de oro de unos ocho mil años a.C., y
nuevamente de la próspera región del Creciente Fértil. Inicialmente, estos primitivos metales fueron
usados como distintivos de cierta categoría social; cuando el hombre descubrió sus ventajas,
comenzó a producir instrumentos a gran escala.

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• La Edad de Cobre

Definición: A partir del año 6.000 a.C. se aprendió la técnica de fundir el mineral para obtener el
cobre, así como el verterlo después en moldes para obtener la forma deseada. Sin embargo, debido a
su escasa dureza, este material se usó, sobre todo, para hacer objetos de adorno.

La cultura de los Millares: Esta cultura de la Península Ibérica se desarrolló cerca de


las minas de la actual provincia de Almería. Los pobladores de esta zona explotaban las
minas, fundían y elaboraban piezas de cobre, y vivían en pequeños núcleos amurallados
situados en las colinas para facilitar la defensa.

• La Edad de Bronce

Definición y características: La Edad del Bronce es un periodo de la Prehistoria o de la


Protohistoria que se extiende, según las zonas, entre el 3.500 y el 1.500 a.C. Se denomina así
porque se empiezan a fabricar armas y utensilios con la aleación del cobre y el estaño, resultando un
metal más duro que el cobre. La Edad del Bronce se divide a su vez en varios periodos: La primera
Edad del Bronce, el Bronce Pleno y el Bronce tardío.

El origen de su descubrimiento parece estar en el Oriente Próximo, de donde partió su difusión


hacia otras zonas del planeta. En el tercer milenio, en las tumbas sumerias, en los pueblos de
Anatolia central, en la Troya prehistórica, aparecen tantas armas y objetos suntuarios en bronce que
hemos de preguntamos por el origen, del estaño que precisaban. La respuesta no puede ser otra que
el comercio: la ruta del Danubio, hacia el corazón de Europa, y las aguas del Mediterráneo hacia la
península Ibérica, es decir, lo que se conoce como las rutas de los metales. Por ejemplo, se sabe
que los prospectores de metales fenicios llegaron hasta las Islas Casitérides, presumiblemente las
Islas Británicas, en su búsqueda de minas de estaño.

El bronce permitió fabricar una gran variedad de instrumentos: útiles agrícolas (hoces y azadas),
armas de guerra (espadas, lanzas y escudos) y utensilios domésticos (vasos, jarras y cuencos).

En la península Ibérica la primera cultura del bronce que aparece es la de El Argar, llamada Cultura
Argárica, que tuvo su centro en Almería. También, aunque más tardía, pertenecen a la Edad del
Bronce los monumentos megalíticos de la llamada Arquitectura Ciclópea de las Islas Baleares y
Cerdeña.

La cultura de El Argar: se extiende por el sudeste peninsular. Utiliza bronces de


buena calidad, y tiene un mayor número de piezas. Sólo las hoces de siega se hacen de
sílex. Su economía se basa en la agricultura y en la minería, explotadas de forma
intensiva. Los poblados están situados en los altos y rodeados de murallas,
características de una sociedad guerrera. Cambian radicalmente los enterramientos, que
se hacen individualmente o por parejas; no hay ya megalitos. Los enterramientos están
dentro del poblado, debajo de la vivienda, en urnas de cerámica. Los restos artísticos

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son escasos, pero los que se conservan son de gran calidad técnica, aunque carecen, en
general, de adornos. Esta cultura llega hasta el Bronce III.

Islas Baleares: En las Islas Baleares, sobre todo en Menorca, aparecen restos de una
cultura metalúrgica del bronce, entre cuyas manifestaciones destacan, en torno año
1.000 a.C. imponentes construcciones megalíticas como los talayots (enormes torres
cíclopeas de defensa), las navetas (cámara con columnas sobre las que se apoya una
falsa cúpula) y las taulas (formadas por dos grandes piedras en forma de “T”.

• La Edad del Hierro

El descubrimiento de la metalurgia del hierro se produjo en algún sitio entre el Mar Negro y las
montañas de Armenia, en el último milenio a.C. El hierro ya era conocido, e incluso se han
encontrado objetos de hierro fundido que se datan en torno al 1800 a.C. Sin embargo, los primeros
en trabajar el hierro en abundancia fueron los hititas, hacia el 1300 a.C., que lo exportaban a Egipto
y a Asiria. En Grecia el hierro entró con los dorios hacia el 1200 a.C. En el resto de Europa alcanzó
su máximo esplendor hacia el 450 a.C., con la cultura de La Tène. El hierro es más duro y resistente
que el bronce, y proporcionó una gran superioridad cultural a los pueblos conocedores de su
metalurgia.

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