La Babel

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LA BABEL

Adriano Rémura*

n el siguiente ensayo se comprobará cómo el poelicismo, que


[ es el movimiento poético mexicano menos estudiado en la
actualidad, a partir del planteamiento de la lógica poética apli-
cada como manifiesto teórico y no lírico, a diferencia de las va n-
guardias poéticas hi spánicas, bosqueja no sólo la de saparición de
la inspiración clásica o idealista como modus operandi de los
poetas, si no que enuncia la awológica. concepto que se desarroll a-
rá a lo largo del texto como una posibilidad creati va para los au-
tores de gene raciones consiguientes.
La comprobación se reali za rá a partir de la confrontación teó-
rica, política y simbólica de tres de sus integrantes. Dos de ellos:
Marco Antonio Montes de Oca, por la parte su rreali sta-mí stica;
y por otra parte, el marxismo, o materialismo-solar de Eduardo
Li zalde, ambos antagonistas al poeficismo de Enrique González
Rojo Arthur, art icu lador de la lógica poética dentro de la teoría
poeticista de su autoría.

Desarticulación y análisis de la caja de Pandora

Enrique González Rojo Arthur encarna la pugna de no sólo de-


sarmar, sino anali za r la maquinaria poética que hace posible
que un humano escriba poemas. Bien podemos recordar aquella
máquina de Antonio Machado, que creaba versos: era un hombre
auto-inmerso en un nombre y a partir de cierta lógica generaba
la ilación y perfil de los textos. A diferencia de este sustancial
primer acercamiento de un poeta al enramaje interno en la poiesis,
González Rojo no propone crear esta máquina, sino desarmarla,

• Editor de la revista Versodestierro.

271
pues existe en cada uno de los poetas potenciales o cinéticos de
antemano, a semejanza de una productora de algoritmos lógicos!.
Abri r esta caja de Pandora nos llevaría a la posibi lidad, no
sólo de inve ntar nuevas máquin as derivadas de una primitiva, sino
reconst ruir el prototipo origi nal, de tal modo que el poeta podría 2
orde nar o desordenar la lógica de ese engranaje invisible: podría
- podemos deci r- tener injerencia en la praxis poética, de este mo-
do, el condicionamiento del ser-predeterm inado que se supone
era el poeta-total (cofre hermético ligado a logos3) dejaría de se r
el motor de la esc ri turación lírica. El resultado de este proceso es
tan arriesgado como difícil, pues sitúa al poeta-humano frente al
campo de la libertad - incluso, se estaría qui zá frente a un nuevo
concepto de ve rso li bre- y el ejercicio de ésta, si entendemos por
liberlad la conciencia de elegir, no por el arquetipo detonante,
sino por el ser personal, suj eto, en este caso a su propio lenguaj e,
como un lógica íntima-ge nética-simbólica mutab le4 •

I Si la poética interna. como máqu in a persona l. resuelve en el inconsciente

[os poemas. el resullado será semejante al de [os algoritmos. ya que para el al-
goritmo "O es necesaria la comprensión del problema ni del algorilmo: baSla el
fiel desempeño del ejeclllame. Un algorilmo es lolalmenle impersonal: no lo
llevamos a la solución: nos lleva. Entonces tomar conciencia de esta maqu inaria
pone al poeta al mando de sus algoritmos. O por lo menos de su lógica motora. Su
sustrato simbólico. Véase el texto del venezolano Víctor Azuaje. Las maquinas
poélicas de los libros imaginarios (v): Antonio Machado. Puede consultarse en :
http://laexccpciondelaregla.wordpress.com/ 2010/02/0J/la-maquinas-poeticas-de-
los- libros- imagi narios-v-antonio-machado.
1 Poder, también se entiende como la capac idad para cambiar la realidad .http://

es. w ik iped ia .org/w ik l/ Poder.


J Planteado desde la perspectiva idealista o platónica. donde religiosamente se

plantea el lagos es inaccesible al razonamiento mismo, y se conceptual iza con un


término general abstracto que vincule al género humano. Ej. Juan 1.1 . En el princi-
pio era ellogos y el logos era con Dios ellogos era Dios.
• La lengua como el ejercicio del habla en constante fri cción con las ideas,
símbolos y necesidades del mundo. " De esta forma se profundiza en las influ en-
cias que ejercen los aspectos sociales en la estructura de la lengua y se hace énfa-
sis en el ~ biaspectual de la sociolingOística. en el que se observan dos
ramas claramente di stintivas: una lingüística y una sociológica; la primera inves-
tiga el refl ejo de los fenómenos y ~ sociales en el sistema de la lengua, de-
nominada sociolingüística , mientras que la segunda, nombrada linguosociología,
se ocupa el reflejo de los fenómenos lingüísticos en los procesos sociales. Ello de-
term ina que si se parte de los hechos lingüísticos (~ lingüísticos) entonces se
haría un estudio soc iolingO íslico; por el contrario, si se parle del comoorlamiento
de las relac iones sociales entre las personas y se analiza esta relación y su efecto
sobre la lengua, se haría entonces un estudio linguosociológico". apunta el cubano

272 Tema y variaciones de literatura 3 4


Si hablamos de poetas cinéticos 5• qu e es el caso de los poetas
integrant es de l poericismo. podemos hablar ent onces de un movi~
miento que det erm ina en mayor o menor g rado los ejes hi stóricos.
tant o de la creación como de las políticas de cult ura que ge neran.
Desde este enfoque no ha sido va lorado el ejercicio de la lógica
poética del mov imiento poeticista, aunq ue haya brotes de esta en
di versos estilos literarios.
Es en este terreno donde li braremos el enfrent amiento de fon ~
do ent re el ejercicio hermético de Montes de Oca y el m at e r i al i s ~
mo solar de Lizalde. contra el evolucioni smo heterod oxo de Enri -
que González Rojo.

1. Contexto y trasfondo poeticista

Enri que Gonzá lez Rojo Arthur da a conoce r el 6 de enero de 1953


su poema rio Dimensión imaginaria. (Ensayo poelicista). en la co~
lección de Cuadernos Am ericanos6 , en donde anun ciaba la "pró-
xi ma" aparición de lo que él ll amaba la teoría poetic ista. y que a
lo largo de los años denominó informa lmente como El m amotre~
ta, li bro constitu ido por cerca de 600 pági nas; tamb ién anun ciaba
otro trabajo denominado Fundamentación filosófica de la teoría
poelicista y Prolegómenos al poelicismo. que ya demarcaba la
preocupación de Gonzá lez Rojo desde entonces de acompañar, un
tanto, quizá, a la manera de San Ju an de la Cruz7, sus poemas de
ensayos-filosófi cos. Sobre estas dos obras anunciadas recayó un a
alt a expectat iva por parte de los críticos, y los poetas en ge neral,
pues para 1953 la historia heredada de los tres Enriques 8 era
ya un peso de tradi ción. Enr ique Gon zá lez Martínez (humani sta

José Luis Da rias Concepción. en su texto Algunas CO lIside/"QciOIlt!!)· sobre la SO~


ciolingüíslica como dencia)' análisis variadollisra. (Subrayados nuestros) .
s Por cinéticos. me refie ro no a la corriente de 1920, sino a la defini ción de
energía cinética : "' La energía cinética de un cuerpo es una energía que surge en el
fenóme no del mov imiento. Está defin ida como el trabajo necesario para acele rar
un c uerpo". De este modo. e l poeta cinético es aque l que genera en su rededor
entusiasmo o tensiones poéticas.
6 Enriq ue Go nzá lez Rojo. Dimensión imaginaria. Méx ico. Cuadernos A me·

ricanos. 1953.
7 Cuando escribe a deta lle su ensayo sobre su poema.

! Enrique González Rojo. Apolo mllsageta. Méx ico. UAM . 1974.

Adriano Rémura 273


y eje de la ruptura con el moderni smo), Enrique González Rojo
(parte sustancial de los Contemporáneos - y según Jaime Labasti-
da, bastión poét ico de la creación de Muerte sin fin, en referen-
cia al Estudio en cristal, poema póstumo- ), y por ende Enrique
Gonzá lez Rojo Arthur, que cargaba con el peso de trascender a sus
dos antecesores.
Cincuenta y cuatro años más tarde, el 6 de enero de 2007,
aparece por fin publicado lo que sería originalmente El mamotreto,
pero en una versión crítica, en donde se presenta, en palabras del
mismo Gonzá lez Rojo, sólo lo esencial, pues siguiendo uno de los
principios de esta nueva poética donde el error es un proceso de
aprend izaje y belleza, y cree conven iente depurar para concretar
un libro "no sólo accesible, sino también honesto"9, cosa que cabe
encontrar al leer en este frag mento con el que cierra el libro:

Hoy comprendo con toda claridad a qué se debía esta actitud doble o
ambigua con mi texto: si bien, como lo expliqué prolij amente, había
una se rie de ingredientes en la teoria (por ejemplo, sus principios
generales) que me parecían o parecen desafortunados, ex istía otro
elemento en ell a - el vislumbre de una lógica poética- que me ll a-
maba la atenc ión y me empujaba a buscar la manera mejor de resca-
tarla . La solución la ha dado este escrito al poner estrictamente en su
lugar la manera poeticisla de pergeñar poemas, mostrar la indiscu-
tible innuencia poet icista en todos los expoetic istas y rescatar la
idea de un lógica poética. Con la solución en la mano, tomo ahora
esta resolución: al mismo tiempo de te rm inar este texto, o llegar al
buen puerto de su punto fi nal, formo una pequeña pira en un jardín,
y gozosamente, sin el menor asomo de arrepentimi ento, quemo,
hoja por hoja, las más de quin ientas páginas del libro de Poética que
conturbó mi vida durante tantos. El fuego, enamorado de la nada,
viene en mi ayuda.

México, D.F., a 2 de mayo de 2006.

A este libro llamó Reflexiones sobre la poesía (ayer y hoy), coedi-


tado por Ediciones El Aduanero y Versodestierro. Esta poética
auto-crítica postergada en mancuerna con el libro de filosofia ,

9 Enrique González Rojo, Reflexiones sobre la poesia (ayer y hoy), Méx ico.

Ediciones El Aduanero Versodestierro. 2006. p. 126.

27~ Tema y variaciones de literatura 34


pergeñado a principios de l 2000. En marcha hacia la concreción,
plantea que la poesía puede desa rrollarse y/o estudiarse en un fu-
turo desde la perspec ti va de una lógica poética, la cual desa rro-
lla sólo como un Principio.
Cabe comentar - pues coi nciden no sólo cronológicament e- la
conex ión que ex iste entre la lógica poética y la parresia , éste úl-
timo. término ac uñado por el filósofo Michel Foucault (quien
trabajó de cerca con Louis Althusser, lo cual lo vincula de algún
modo a Gon zá lez Rojo. que realizó en 1974 ulla lec tura co ntrover-
sial en México sobre épO). Hacia 1984, Foucault habla de la liber-
tad del discurso. de l fea rless speech es el título del último curso
que impartió en Berkeley un año antes de morir. En español se
tradujo como Coraje y verdad y esta traducción es afortunada
porque la PARRESiA consiste justamente en decir la verdad , pero
no una verdad di stanciada de quien la enuncia porque hab la de
correspondencias entre el mundo y el lenguaje, sino que se refie-
re a la coherencia entre lo que se dice y lo que se hace. poniendo
en juego el sentido de la vida persona!,' II.
La segunda correlación, aunque adversa, recae en el di scurso
complementario de Wittgenstein respecto a la ética, asunto que
explica muy bien Laura Hernández, en su ponencia " Poética y
retórica del di scurso marginal":

La ética no es enunciable lógicamente porque rebasa la capacidad


del leng uaje como mera representac ión de l mundo fá ctico. Puesto
que la ética se relaciona con la vida , su expresión li ngü ística ti ene que
ver con vivencias sobre lo que ocurre, sobre el hacer. Sus preguntas
se refieren a 10 que debo hacer y no hago, o a lo que no debiera hacer
y hago, es decir, se relacionan con la pra xis y la responsabilidad.
Sin embargo, esta respon sabilidad es dI' orden estético, porque cua ndo
nos formulamos estas preguntas estamos busca ndo conseguir que
nuestra vida sea buena por hermosa. Por eso para Wittgen stein la

10 Enrique González Rojo, Para leer a Alihllsser. México, Diógenes, 1974.


11 Ponencia presentada en el V Enciten/ro In/ernacional de Lingiiís/ica, Fa-
cultad de Estudios Superiores Acatlán, 2004 . "En El orden del discurso. Foucault
establece tres modos de exclusión de los discursos: la palabra prohibida, la separa-
ción de la locura y la voluntad de verdad. Esta ultima forma de coacción es la más
relevante para el tema de este trabajo porque se apoya en una base institucional".
(Véase, Foucault, El orden del discurso, trad . Alberto González, Tusq uets Edito-
res Fábu la, Barcelona, 2002 (2~. ed.), pp. 14-25)

Adriano Rémura 275


experi encia ética fu nd amental es la de asombra rse ante la existencia
del mundo: "ver el mundo como un milagro" (CE, 42) , de donde se
desprende, en consecuencia, su afirmación de que "la expresión
lingüí sti ca correcta del mi lagro de la existencia del mundo - a pesar
de no ser una expresión en el lenguajc- es la existencia del lengua·
je mi smo." (CE. 42).

A partir de esta anotación plantearé la postura de Gon zález Rojo


respecto del poeta, como aut% g ica, pues a la inversa de Wittgen-
stei n qui en sostiene que el lenguaje es la manifestación del mi-
lagro que es el mundo, aquí, el mundo-ser es el que genera el
milagro, es decir, el lenguaje. El milagro, término vindicativo con
el lagos, pl ant eado desde la divinidad de Wittgenstein, es contra-
rio a la naturaleza del milagro como concepto en González Ro-
jo, que lo disoc ia de lo divino - y cua lquier lagos inhumano- pa-
ra que así , el lenguaje-mundo sea conexión directa entre la pala-
bra y el acto, entre el yo personal y el yo práxico social. Con lo
cual vuelve a coincidir con el neo-humani smo de Foucault, al que
ya se hi zo referencia en el discurso que dictó a finales de su vida,
donde la PARR ES iA I2 es la poética en praxis, la posibilidad de una
ética-poét ica.
La heterodoxia de esta teof'ia-práxica es más cercana a la
soc iología, que a la ortodoxia, pues se plantea desde el eje cientí-
fico (fi losófico), como lo describe el mi smo González Rojo en el
capítulo primero de sus Reflexiones sobre la poesía:

El entusiasmo por lo cierto, la debilidad por lo que es en realidad


de verdad . define, pues, al filósofo, independientemente del nivel

Il Ibíd. p. 6. Foucault 10 resume así: " La parresía es una actividad verbal en

la cual el que habla expresa su relación personal con la verdad y arriesga su vida
porque reconoce que dec ir la verdad es una obligación para mejorar o ayudar a
olras personas (tanto como a si mismo). En la parresia. el que habla usa su libertad
y elige la franqueza en vez de la persuasión, la verdad en vez de la falsedad o el
silencio. el riesgo de muerte en vez de la vida y la seguridad. la ética en vez de la
li sonja. y la obligación moral en vez del propio interés y la apatía moral (ev, 272)".
La distancia entre parresia y retórica se establece una vez que el parresiasta no
pretende convencer a otros de que él posee la verdad y, en ese sentido. no hace uso
de artificios téc nicos en un afán de captar a una audiencia , ni tampoco es ajena
su opinión personal sobre lo que dice en lo que dice: ··el parresiasta actúa en la
consideración de los demas mostrándoles tan directamente como es posible lo que
realmente cree." (ev. 266). Foucault. Michel. (cv) Coraje y verdad. trad. Feli sa
Santos. Tomás Abraham . ed.

276 Tema y variaciones de literatura 34


académ ico que tenga. Como decía Jaspers : cualquier hombre que.
hall ándose asediado de preg untas ese nciales, pretenda una vez y
ot ra darles respuesta. es un fi lósofo. No es este el si tio para hab lar
de las d ife rentes y hasta con trapuestas concepciones de la verdad: la
aletheia.la adaeqllatio. el reflejo. etc. Cuando digo que amo la verdad.
aludo a ella como la práctica teór ica desti nada a quitar los ve los que
nos im piden accede r a la cosa u como es en si mi sma , sin alteraciones
subjetivas o añad idos ajenos, y hacer tal cosa para aden trarme (cog-
noscit iva meme) en ella y esta r en posib il idad, asi. de contribu ir en
algo a la transformación de l mundo. En esta concepción de la ve r-
dad se han basado mi s ensayos filo sófico -polit icos. en general.

Desde este ojo teórico se pla ntea la heterodox ia gon::alezrojeono.


donde no es ya el poeta o filósofo una ma nifestac ión (i nt eli ge nt e,
cuha o refi nada) de l dictado - léase figura dicfolorial- donde es
mano de un ser- mayor o bien supremo, o el carác ter revelado r y
profético encargado de ce rrar de nueva cuent a el círc ul o (e l halo)
canónico de la poesía escolar (ap rendi da y reproducida con base
en la tradición como seg uimi ento del culto a la cordura ' ~ y la
ce rteza) o eclesiástica, que se reproduce un a y otra vez, de manc-
ra particular para institui r en el mu ndo unajormo como verdad.
En este sentido, el poeta co mo fi lósofo, desde el ejercicio de su
palabra como acto (par resia), es decir, su auto-concepción como un
ente ético-poéti co; y por otro lado, desde la conciencia y conoci-
miento de su maquinaria interna, no como un fin , si no como un
medio para trastocar el funcionam iento de ésta, a través del ejer-
cicio de un a lógica poética; se podría definir como un ser aufOló-
gico. Si lo asumimos como tal, el resu ltado de su Poéti ca devendrá
de un conoci miento - consciente o no- de los recursos y símbolos

u ¡bid. , p. 7. Cabe aquí la acotación respecto a la cosa, lo contrapuesto de su


postura respecto a Lizalde. donde hace ev idente su poderío ante la cosa cuando
en Cada cosa es Babel. la llama para darle nombre. y arrancarla. despojarla de su
verdad esencial pa ra él otorgarle su sentido.
l ' Entiéndase po r cordura el marco que delimi ta la rea lidad como plausible .

Cordllra como el ejercicio de repetir para entender y representar el mundo de


ac uerdo a la lógica que lo gobierna y ordena. De tal modo que clloco, para Foucault
es el ser con/aIra de obra: el loco lo es porque no puede const ruir su realidad . es
un alienado. alguien expropiado de su obra. Aunque Derrida arremete contra
Foucau lt y su visión del cogito como granate de la cordu ra. Observación tomada
del ensayo '"El fa lo: símbolo privilegiado del psicoanál isis". de Cristina Marqués
Rodi lla. París. VII I. Revista Trama y Fondo. 2004.

Adriano Rémura 277


que a través de él se manifiestan en el poema. Así la metáfora se
vo lverá el campo de batalla donde la inspiración se transparentará
como un complejo ensa mble de elementos autológ icos determina-
dos en (y por) el poeta. El término Olltológico. se plantea aquí co-
mo una posibilidad sincrética de la propuesta gonzalezrojeana,
pues reúne el análisis semántico con el estructural, desde el ejer-
cicio personal de una Poética. Aportación también de la hetero-
doxia poeti cista, pues no sólo pretendía ceñirse a los elementos
básicos del lenguaje e innovar a partir de los sistemas internos de
éste, sino que tambi én se proponía re-direccionar su cauce his-
tórico- semántico:

Mas resu lt a importan te subraya r que, por lo menos, o fundam en-


talmente, hay dos maneras de interpretar la inspirac ión: la idealista
y la materialista. Si el idealismo es epis tem olog ía consiste en darle
pree minencia al sujeto sobre el objeto, y en ontología a lo ideal so-
bre lo material, en el tema de la inspiración va por el lado de confe rir-
le a ésta un origen no natural. si no sobrenatural. Antecedente de este
punto de vista es la concepción soc rático-platónica de los anillos (lo
di vino, el creador artístico, el intérprete, el público) que nos muestra
que es la divinidad la que habla, en última instancia, por boca del
art ista. En una metáfora atrevida y origi nal , Rubén Darío documen-
ta lo anterior diciendo que los poetas son "pararrayos celestes"'S o,
también pod ría decirse, "antenas para captar a Dios" (Huidobro). El
concepto idea-li sta de la in spiración es el que ha predominado duran-
te siglos en el mundo de la cultura. El poeta que cree en él, no sólo
se autoconcibe como médium de lo allende y numinoso, y no sólo se
siente espírit u eleg ido, sino que, creyendo sagrada su fun ción, ve con
de sagrado, desdén o franco repudio a quienes, con estudios profanos
e irreverentes, pueden examinar algunos aspectos del modus op e-
rafldi de su creac ión. Yo, desde joven , me incliné por la interpreta-
ción materiali sta de la inspiración. Por entonces, espontáneamente ;
más tarde, de manera reflexiva y cuidadosa; pero en ambos casos, he
sido y soy part idario de concebir la inspiración -que es un estado de
ánimo especia l- como una vivencia o conju nto de vivencias exalta-

I~ Jose Francisco Zapata (el último de los infrarreali stas. lo han denominado
algunos críticos de poesia) publica el poemario El pararrayos cobarde. en alu-
sión a Rubén Dario, aunque en la postura negativa de los depositarios de la reli-
giosidad del lenguaje, más allá de su, o incluso. en contra de su propia voluntad.
Reflexiones sobre la poesía. Op. Cit. p. 39.

278 Tema y variaciones de literatura 34


das y abiertas, dada su sensibilidad y penetrac ión, para capt ar en
ciertos mome ntos pri vilegiados la be lleza y otros elementos - como
el carácte r epistémico que acompaña a la gran poe sía- que hacen
ac to de presencia en y por ella. Si no hubi era tenido este conce pto
materi alista de la inspiración - fa cult ad a la que conside ré como una
de las aptit udes más fecundas y espléndidas- qui zás no hab ría em.
prendido un ex amen de la lógica poelica, bajo la suposición, que
afortunadamen te no tuve, de que el arte, todo él. en su esencia, es
una dádiva de las deidades a los hombres. La poesía es, para mi. una
prác tica humana, demasiado hu ma na.

He aquí el di stanciamiento (o el rotundo fracaso que confi esa


Li zalde cuando se caza con el Tigre de Jorge Luis Borges o de Wi·
Iliam Blake, o con los himnos homéricos, y se aferra al peso de las
religiones primari as), diferencia antagónica idealista, respecto de
la postura materialista de Gonzá lez Rojo. Y en ese mismo punto
se genera también el quiebre que desata la memorable cri sis de la
fe de Montes de Oca, lo cual lo deja caer en el aca ntilado del horror
vacui (el terror al vacio) - como bien lo escribió Evodio Escalan·
te l6 _ O en al go que podría denomin arse con mayor precisión como
surrealismo barroco, y así volve rse esa metralleta de metafo-
ras l7 capaz de hacer fue ra "más verdadera la fe que se profesa" a
través de un lenguaje que por nat uraleza se ría "apócrifo".

2. Antagonismo con el surrealismo-místico

Evodio Escalante aborda con enfoque personal el movimiento


poeticista y publica en agosto de 2003 el ensayo La vang uardia
extraviada. Desde la presentac ión en la contraportad a del li bro,
convierte a sus protagonistas en f an/asmas de una literatura joven,
corno es la mex icana; cito: "existieron pero nadie los recuerda, se
afanaron pero pasaron inadve rtidos"'8, y a la manera de Li zalde
desdeña el aporte del movimiento - lo cual se justifica-, pues para
esos años González Rojo aún no publicaba Reflexiones sobre la

16 Evodio Escalante. La vang uardia extraviada. U N A M . 2003. p. 91.


17 Al usión al modo en que llamaban a Montes de Oca entre los poel ici stas por
su recargado verso de imágenes y metáforas. De la ent rev ista a Enrique González
Rojo. por Andrés Cardo. 2006.
11 ¡bíd. . p. 9.

Adr;ano Rémura 279


poesía, y el único banco de datos fided igno respecto a la auto-
refe rencialidad poeticista eran la Autobiografía de un fracaso,
del Tigre, y un fragmento escue to en la Biografía de Montes de
Oca al respecto. Sin embargo, Escalante as ienta una base crítica,
hasta cierto punto confiable, aunque a veces arbitraria 19 , respecto
de los dos poetas ovantes de l grupo: Montes de Oca y Eduardo
Li zalde, ya que es con ellos con quie n coincide más íntimamente
tanto en óptica, como en estética y filosofía 20 .
Marco Antonio Montes de Oca es el poeta maldito por excelen-
cia, no sólo del grupo poeticista, sino de la historia central de
la poesía mexica na del siglo xx, pues en él se encarna el mayor
cataclismo qu e pueda sufrir laJe corno concepto y praxis existen-
cial. Por el hec ho de habe r pe rtenecido a un grupo de filósofos-
poetas, tuvo que enfrentarse a la filosofía de todos los ti empos,
y después de ello, desde el infierno de la carne (e l cuerpo, a la
manera de San Agustín), desde la autoconciencia incluso - una
marca herética en su pensamiento- renunciar a ésta para ratificar
su fe a manera de dispersión. Bien asocia Evodio Escalante a Char-
les Baudelaire, que enuncia los bosques como órganos (habitan-
do las catedral es), con Montes de Oca que escribe sus bosques de

19 Dos ejemplos: 1. Polariza la poesía entre lo vernaculo y lo canónico, sien-

do peyorativo en lo primero respecto de lo segundo: aqui un fra gmento que bien


vale la pena reescribir: " De hecho puede sugerirse que el poeticismo. va nguardia
vernacula de aspiración hiperracional. no es sino una contestación y una répli-
ca a los intentos del surrea lismo por privi legiar las figura s del inconsciente y de la
esc ritura automática". Asi mismo Escalante descarta la postura critica de Gonza-
lez Rojo. y lim ita como olltognosis la propuesta del autor; perfi la la muerte como
una COI/del/a, cuando para González Rojo la cl/erda de Ariadna es sólo el trazo.
el garabato que han dejado los actos para determinar cómo será la muerte. Es de-
cir. la muerte no es condena . sino resolució" inconclusa, y apenas portal hacia la
infinita sucesión de las transformaciones, pues en la palma ha tenido nacimiento
la linea de la vida. De tal forma que no sólo se autorreconoce, sino que en ese re-
conocimiento gesta el d ominio sobre lo que vendrá. es decir, la vida . Hay que
recordar. así cierra Dimensión imaginaria. 1953, primer libro de González Rojo,
sin contar su mocedad Lu: y silencio. 1947. Op. Cit. p. 36.
lO Puede notarse la sim ilitud en la poética de Escalante, en su libro Todo signo

es cOlllrario. Colecc ión Asteriscos. Méx ico. Puebla. UAP. 1988. pp. 65. 20. 11 ,9.
En sus poemas Dominación de Nefertiti. Noche solar para la conjllnción de los
deseos. Responso p or el figre y Peqlleña biografia. Donde en su poética hay cierto
cínico desenfado respecto al tedio y la forma en que la poesía aparece para recon-
fortar con su mano de sol: cito. p. 28. Sin programa. aturdido de frío. caminarías /
con /lIIOS ojos nlle l·OS. s in pensar en nada. / mas soltando linos flatos ...

280 Tema y variaciones de literatura 34


agua sonando. en espera de la lluvia cle ri ca l que no neces ite de un a
casa de pied ra para ex istir. Es un di scí pulo, mi sionero de esa orden
de poetas contestatarios religiosos del siglo xx, ejecutantes del
sacerdocio artístico - que como bien lo ejempl ifica en su recient e
film El anticristo:' , Lars von Trier- nombran a la Natura leza como
la iglesia de Satán: la enemiga de l hombre. y Montes de Oca se
en lista en esta ig les ia del bien y del mal , que es raíz de la cu lpa
(recordemos que fue Mani"" . padre del maniqueís mo. el principal
enemigo de Sa n Agustí n. antes de que este último si ncretizara su
filosofía dentro del catolicismo) con el halo maldito del hijo pró-
digo que entona la balada eríst ica para mant ener al colibrí san-
grante en suspenso y recibir la miel de esa grandeza solar.
Marco Antonio Mont es de Oca C0 l110 voz profética, poeta enfá-
tico, colérico - o juglar desbordant eB - se yerg ue desde las Ruinas
de la infame Babilonia, alusión bíblica, que al igual que en Li za l-
de en Cada cosa es Babel. ocasiona su éxodo intelec tual. Babilo-
nia no es sólo la gran ramera, la ciudad de las falsas religiones
(es dec ir, la ciudad de la di vers idad, de las muchas cosas), etc.,
sino que representa simbólicamente el poder imprevisible de ma-
dre natlfra ~ ~, como la de nomi naba Vicente Huidobro, sobre los

~ I Anlichrisl. 2009. Director. Lars von Trier. 104 min oGuión. Lars von Trier y
Anders Thomas Jensen . Fotografia. Anthony Dod Mantle. Reparto: \Villem Defoe .
Charlotte Gain sbourg. Coproducc ión Dinamarca-A lemania-Francia-Polonia-$uc-
cia-Ita lia-Zenl ropa Entcrtainments.
~~ Mani (o Manes o Maniqueo) se autoproc lamaba el último de los profetas,
denlro de los quc se consideraba a Zoroast ro. Buda y Jesús. y cuyas revelaciones
parciales. seg ún el. estaban contenidas y se consumaban en su propia doctrina.
Aparte del zoroastrismo y del cristianismo. el maniqueísmo es otro de los movi-
mientos religiosos que reflejan una fuerte influenc ia del gnosticismo. La doctri-
na fundamental del maniqueísmo se basa en una división duali sta del universo.
en la lucha enlre el bien y el mal : el ambito de la /u: (espírÍlu) esta gobernado por
Dios y el de la osc uridad (problemas) por Salan.
l} Pese a ser una figura romantica. no hay que olvidar que la figura del juglar

en el Medioevo fue la base propulsora de la oral idad para sustentar la mitología en


torno a los heroes. y el ena ltecim iento de la conqui sta cristiana sobre Oriente. Así
se mitifica y se crea el genero de las novelas de caballeros. etc. En los siglos XI y
XII. los j uglares divulgaban oralmente el Cantar de Gesta. debido al analfabet is-
mo de la soc iedad de la epoca. Los cantares de gesta fue ron especial mente nu-
merosos en Francia. donde probablemente eran compuestos en su mayoria por
clérigos instruidos.
~. En su poética, Vicente Huidobro escribe el ya emblematico grilo VO/l-
guordisla de: Non serviom. No he de ser tu esclavo. madre Natura: seré tu amo.

Adriano Rémura 281


humanos; y por otra parte, los atributos de la mujer percibidos
como un poder de dominación sobre el templo cárnico de los sol-
dados de dios, pues ante esta tentación, tantas guerras han sido
perdidas, y ganadas gracias al deseo sexual insatisfecho de los
hombres. Lo anterior se ejemplifica en esta referencia respecto a
Babilonia: "Salgan de en medio de ellos y apártense, dice el se-
ñor. No toquen nada impuro y yo los veré con agrado. Yo seré
un padre para ustedes, que pasarán a ser mis hijos e hijas, dice el
señor Todopoderoso". (2 Corintios 6: 14-18). Afirmación que con
el tiempo se vuelve clara, pues comprobado está que la naturaleza
es la que tiene ese poder atribuido, y es todopoderosa, pues el
hum ano lucha desde las trincheras del conocimiento para enten-
der, y contener de algún modo, no sólo los misterios, sino los ries-
gos de la Tierra, del universo y sus diversos sistemas vivos. El
hombre dios se apropia de los rasgos de la naturaleza y los ocupa
como herramienta de poder sobre sus potenciales escuchas. Cons-
truye un vinculo entre cielo (concepto de lo inalcanzable) y lo hu-
mano (la tierra, lo que somos, o alcanzamos a ver). Este puente, que
existe entre Las bodas del cielo y del infierno, de William Blake,
uno de los principales influjos de Montes de Oca, se argumenta
también como La casa de la fundación del cielo y de la tierra,
refiriéndose a la Torre de Babel , cuya mención más antigua data
de hace cinco mil años. Esta alusión es elemental para comprender
por qué los románticos, como Novalis o Holderin, se lan zan a re-
conquistar el espírilll como un espacio interior (en contraposi-
ción del dios como entidad concreta), y lo hacen desde la apro-
piación de los elementos de la naturaleza para transmutarla en un
padre que todopoderoso los guía y los libra de las inclemencias del
exterior. Es la crisis que genera la filosofía de Kant, la trasmuta-
ción del aparato idealista (pues niega que la razón humana pueda
trasce nder y llegar a esos entes en si mismos: mundo, dios , alma 25 ),

Te servirás de mí: está bien. No quiero y no puedo evitarlo; pero yo también me


serv iré de ti. Yo tendré mi s árboles que no serán como los tuyos, tendré mis mon-
tanas, tendré mis d os y mis mares, tendré mi cielo y mis estrellas. Y ya no podrás
decirme : Ese árbol eSlá mal. no me gusta ese cielo .... los mios son mejores".
2J Aunque más adelante Friedrich Schelling tratara de contrastar la postura

escéptica de Kant , con las siguientes ideas que trataron de modernizar el cris-
tianismo: 1. La naturaleza tiene un lado oscuro desordenado que tiene que ilumi-
narse mediante su propia voluntad de conocimiento. En Dios, estas dos propie-
dades son inseparables. 2. El hombre puede llegar a conocer las partes abismales

282 Tema y variaciones de literatura 34


10 que pone en jaque la fe en este ser materi al supremo, y aparece
la connotac ión del sol personal. La introyección del sol cósmico
se vuelve simboli zac ión del mioca rdi o.
Así. el carác ter heréti co de esta nueva forma de si ncreti za r lo
religioso dev iene en el II/alditismo romántico tanto de los siglos
XVIII y XIX. Y en el siglo xx tras el desc ubrimi enlO freudi ano dc lo
on írico y el psicoanál isis. se manifiesta este mu ndo interno a tra·
vés del sueño: el surrealismo. Montes de Oca intent a resolve r este
vínculo al confronta rse con la Babel cont emporánea. El conce p-
to de dios cósmico (la misma complejidad de lo que es arri ba es
abajo. de la retóri ca poeticista de lo muy grande y lo muy chico),
se convierte en el concepto de un dios personal y así las ruin as
de la infa me torre bab ilónica se construyen en la ca rne como
un túnel para ll egar al corazón, centro del flujo sanguíneo - de
la vida informáti ca del gen- al cual infiltran la image n del sol
artificial-el sol padre.
Para Montes de Oca. el craso enfrentami ento con la conquista
de los misteri os nat ura les, represent ados por el cielo, impl ica la de-
velac ión de la verdad filosófica , y a través de la búsqueda de ésta
(que en el caso de Babel es la ciencia arquitectónica, asoc iada
con la ciencia del leng uaje) es la que li mitaría y al mismo tiempo
potenciaria la posibilidad de entrar en el cielo, por la propia
cuent a hum ana, y de tal modo esclarecer esa verdad insoluble: la
inex istencia de un se r mayor que mira el lodo desde lo alto. Pero
sólo se encuentra con la rui na de esa ciencia lingü ísti ca y pre·
sient e que retomar esa osadía es un a labor que le implicaría la
vida entera, y aú n más, saber que la torre de la ciencia es in fi nita,
pues tras cada hallazgo nace el nuevo mi steri o. Aq uí un fragmen·
to del poe ma Ciclo l6 donde alcanza a entreverse esta derrota,
este derrumbe:

Quizá los an illos


En los que un pl aneta ba il a si n hall ar salida;

de la naturaleza y completar la imagen que Dios tiene de sí. 3. Cuando el hombre


libremente se entrega a su naturaleza abismal, a su propia autoafirmación como
realidad separada de Dios, el hombre cae en el mal.
!~ De un verso del poema Cie/o, incluido en el poemario Vendimia de/juglar.
Joaqu in Morti z, 1965. p. 63 . extrae el titulo de Un Imeno un relampago y luego
nada. coeditado por u.... t.l/u.... r y Verdehalago, 2002.

Adriono Rémuro 283


Un resplandor
Un trueno sin re lámpago ni víct imas,
Un harnero en el pecho
Que sólo deja pasar el oro molido del rec uerdo
Que mira s en la hora de las visit aciones
La torre que pa ra dormir
Ha de volverse escombros

Pese a que en una primera época Montes de Oca definía el albur


de los ingeiieros como unjazz verbal, natural, incluso, para cons.
truir la música de cualquier poesía; cuando se enfrenta al blo-
que, al muro que representa la ignorancia (o hermetismo) de la cla-
se proleta ri a, dentro de la cual también se asume (pues escr ibe
desde su carácter plebeyo), entra en su crisis y se asume imposibi-
litado de trastocar esa maquinaria interna, ese espacio en don-
de se de sarroll a el ser (el de los entes no intelectuales y el propio),
se predetermina y consuma, o en este caso, se consume. De tal
modo que, para madurar y llegar a esa consumición habría que
ser iniciado en el protocolo del sueño, que en palabras de Novalis,
es la práctica de la muerte, como se manifiesta en el cierre de la
parte VI de sus Himnos a la noche: enciende ya el crepúsculo su
llama I postrer adiós del dia que se muere. I Nos rompe un sueño
el vil terreno lazo, I y nos hunde del Padre en el regazo. 17 Montes
de Oca toma esta forma mística-surrealista expresada a través del
ejercicio bárroco de la metáfora para introspectarse en un mun-
do ideal y crecer árbol denrr0 28 a un espacio de paz. Se sumerge
en el mar pa ra trasmutar (como escribe en su infame Babilonia),
pero el dogma se interpone y lo sostiene al fondo del océano, quie-
to, tal como lo escribe entre sus Ruinas: todo se ahoga de pena I y
las mismas escafandras se amoratan bajo el mar.
La heterodox ia del Montes de Oca se funde en el canon, es
hierática, es alter nativo del canon, lo que lo trastoca y lo revita-
li za. Sus dos hermanos mayores, Lizalde y Gonzá lez Rojo, a dife-
rencia de él no son creyentes. Y como sustancialmente se ha visto

H Novali s. Himnos a la /loche. Valencia. Editorial Pre-Textos, 1995.


2' Octavio Paz. Arbol adentro. México. Se ix Barra l. 1988. Donde el rama-
je venal deri va en el sueño. y la imagen se vuelca solar. lumbre, sangre. El sol
penetra y habla desde el interior de la mente. Amanece / en la noche del cuerpo. /
Allá adellfro, en mi/ rente, / el árbol habla. ¡Acércate, ¿lo oyes?

284 Tema y variaciones de literatura 34


a lo largo de los tiempos, es la fe un arraigue de tan honda s ra íces
que ocasiona d ía tras día la guerra. entre las mi smas religiones
principalmente, pero sobre todo pobreza. y un a clara disti nc ión
entre los que saben y no saben : los ecles iásticos y su rebaño.:<l Y
esto sucede por el simple hec ho de lo incompat ibles que son los
dogmas. pues cada uno de ellos se postula como cI ú"ico cierto. Lo
reflex iona con intel igenc ia Richard Dawkins, cuando habla ace r-
ca de la rutina irracional del dogma, y explica : " la fe puede se r
contag iada (como un vi ru s) por un orador cari smático o un libro
persua sivo, pero má s usualmente la fe es hereditaria".JO
Montes de Oca mil ita de ntro de la corri ente de poe ta s neo-
míst icos dialogant es del siglo xx, y desde ahí. desde el concepto
romántico del espíritu del pueb lo, vo/ksgeist, man ifiesto en el in-
dividuo, enfren ta su heterodoxia clerical contra la heterodoxia
sec ular de Enrique Gonzá lez Rojo. Este ant agoni smo radi cali zado
entre la volunt ad y la creen cia, estriba entre lo que es y /0 que
puede ser. Montes de Oca opta por permanecer y "conservar de
aquella ex peri enc ia el g usto por la claridad y la orig inalidad
de la imagen" y "pronto rec haza esa mecá ni ca que inhibía a la
inspiración":]' nuestra única manera congénita de volar, esc ribe.
Inspiración que él conci be de manera opuesta a la materialista, y
la asume dentro de lo que Gonzá lez Rojo denomina, a la manera
de Kant , como idealista. Evodío Esca lante lo define así:

2'1 De aqui podemos hablar del ('o llocimienlo como un rango de pode r de acuer-

do con la forma que toma la realidad. Existen por tanto muchas biblias. pues no
hay sóto una. Por ejemplo. el Libro de 1" Sab; .jI/ría de Jesús. hijo de Sirac es uno
de los libros sapienciales. comun y fam il iarmente ll amado el Libro de Si rác ides,
y tambien del Sirácida. La tradición lat ina 10 ha llamado Libro del Ec/esüü/ica.
Forma parle de la di vina I'A. STORA integrante del Canon Amplio Oriental y Occiden -
tal, sustento de las Biblias propias de las iglesias cristianas ortodoxas. orienta les y
tambien por la Iglesia Católica Romana.
lO Consulten el video La humildad de la ciellcia, de Richard Dawkins. hup:l!

www.youtube.com!watch?v=-vsV~ NsK6A & feat u re=re 1ated


J I Montes de Oca escribe en El desie rlo florido su tristeza por no poder acceder

al conocimiento de dios: "Tri ste porque Dios no me busca ni me encuentra , I Tri ste
porque la belleza del mundo apenas es el umbral de Dios, ! Pero lambien el biombo
que ensordece la vista y enceguece eltaclo I Y la verdad que nos marea mientras
damos vueltas en torno a nuest ra pie]"', Un trlleno. /111 resplandor y IlIego nada.
Op. Cit. p. 30.

Adr;ono Rémura 285


De aquí que mi entras, como se ha visto, la esc ritura de González Rojo
y Eduardo Li za lde, con los debidos andam ios fi losóficos, se est ruc-
tura en orden a obtener res ultados cognoscitivos, la de Montes de Oca
en cambio se solaza dando rienda suelta a su cascada de intuiciones. J2

La Babel de Montes de Oca, su ciudad de rameras, de fa lsas reli-


giones, no soporta la división de las lenguas, donde el fracaso con-
siste en que cada uno de los constructores termina por construir
su propia Lengua, por lo cual la uni ficación falla, y al mismo tiem-
po mitifica lo inalcanzable del cielo, desde su óptica. Así el poeti-
cismo se di suelve. Y el antagonismo se acentúa. Montes de Oca lo
deja claro en uno de sus últimos libros, donde invierte el proce-
so natural de las cosas para generar el artificio de la lu z, modifica
uno de los ve rsos que componen su poema Ciclo, y publica el poe-
mario Un trueno un resplandor y luego nada. En la introducción
de este libro deja claro que no cabe luga r en su mente o estética
para trastocar ese mecanismo interno - el corazón (la vida)- , esa
máquina reconfi gurable - la mente-, de la que hablaba no sólo
Mac hado sino de una manera más concreta Enrique González
Rojo. Para él lo humano es inmutable, sólo cabe imaginar lo que se
es, y cumplir el destino dictado por el círculo solar del tiempo que
reina; ser sólo el constructor que sigue al pie de la letra los planos:

Tu corazón que nació antes que el resto de tu ser, tu corazón que ha de


morir pr imero que el resto de ti , ¿no es tu verdadero ser? Si tu corazón
eres tú extrae de su calma toda su fuerza. Si no atrapas lo imag inario
olvida la realidad o vívela en un rebaño. En poesía un gajo no pudre a
su vecino. Pega con sangre de presenc ia y de olvido la esfera que no
pensó ni soñó Parménides. El poeta ed ifica, ed ificándose. Danos la
gran costra de esp lendor y granates que no se hunden. Que no haya
diferencia ent re intimidad y destino. Entre la caricia y lo tocado que
a su vez nos toca. Crea la permanencia que unge al porvenirY

12 Op. Cit. p. 93.


11 Un trueno un resplandor y luego nada. Op. Cit. p. 11 .

286 Tema y variaciones de literatura 34


3. Antagonismo entre lo heterogéneo y lo heterodoxo

Una de las principales fallas de la critica contemporánea . al menos


en México. es jerarquizar la importancia de los poetas a partir de un
solo estándar de va lores. cuando la multipli cidad cultural. estéti ca
y geográfica (por ende. lin güí sti ca) es tan amp li a como infinita ,
La variedad de poetas activos es impresionante. Necesa ri a es la
acotación porque desde el ejercicio de 1111 esq/lema cenfralizado
de valores. Eduardo Li za lde. según el mi smo Esca lant c. representa
al poeta mayor de l grupo pocticisla. por tanto es el más canónico
de los tres, contrario a lo que se pensaba. ya que es el más preo-
cupado por manlener /111 diálogo con la tradición J",
Durante años fueron amigos de lenguaje. fil osofía y militan cia ,
Enrique González Rojo y Eduardo Li za lde. La ruptura después
de 20 años de amistad se debIó en gran parte al di stanc iam ient o
radical de sus posturas frente a la realidad. compuesta ésta de
política, fil osofía y poesía. En un prin cipio, el marxismo y la lucha
por defender la ca usa de los proletarios (o má s específicamente
de quienes inadvertidamente han sido sometidos) era manifiesto
en sus respectivas obras. Pero paulatinamente Li zalde. con su voz
escénica e imponente, fue enderezando camino, y para madurar. una
vez impenetrado el núcleo donde se gestan la s trans formaciones,
se volcó hacia la estét ica iluminista lS de su época . El entor no
reclamaba la fisión poeticista para completar esa tradición lan
necesitada de diferentes voces, pero serpenteando alrededor del
mismo tronco crista lino.
De los poeticistas. Lizalde fue el primero en dese nfundar for-
malmente su palabra respecto al movimiento J6 , y en 198 1, en pl ena

).O Ya en El Tig re en la casa lizalde vuelve al pocta dóci l. fu n aso pero ham-

brienlo de la blancura. la unificac ión uniw!rsal. es para los tradicionalista pa-


cianos. la tradición de la poesía. Cito: Uno se pone a odiar como unafiera, entoll-
ces, I y alguien pasa y le dice: I " vete 1I cenar, tigrilla. l /a leche está culienle.
u Enlendido este illImi"ismo como la abolición de ciertos rasgos sociales. con
la preten sión. como el nombre lo dice de gobernar con la luz de la razon, que en
términos de Weishaupt conllevaria: "la dest rucción del concepto de pauiOlismo
y nacional ismo y sustitución por un gobierno mundial y control internacional".
Wikipedia. Esto explica la necesidad de trasmutar al sol-ast ro en sol-íntimo. y
deposilarlo en sí mbolos.
l6Aunque fue publicada primero la Autobiografía de Montes de Oca , en 1967.
Poesia reunida, México. f CE. 1971. En donde hace breve mención sobre cierto
legado del poeticismo en su obra.

Adriono Rémura 287


consolidac ión de una época (los 60-70), publica su Autobiografía
de un fracaso (El poeticismo), y na rra la desafortun ada hi stori a
de unos jóvenes áv idos de poesía, y arrogante, los ac usa de pre-
tender entender el se ntido de la poesía sin conocer todo lo dicho
previamente por los pe nsadores mexicanos y uni versales. Con
enu nciaciones en latin , a la usa nza de las misas ininteligib les, pe-
ro que dejaban claro cuál era el le nguaje culto, Lizalde hace un
recuento de los elementos por los cuales él considera el poe ticis-
mo como un a burla, un absu rdo respecto de la erudic ión de los
antecesores que fundaron la poesía contemporánea en México, y
compara al mov imiento (o sus frutos, o posibles fru tos) con versos
torturados que ya toman hoy el camino obediente y razonable
que los conduce al cementerio de los mastodontes. 37 Valdría pre-
guntar, ¿cómo puede extingui rse algo que no ex istió? ¿Qué busca
hacer Lizalde en este intento de sofocar " un error"?
Los elementos contex tuales con los que él argu menta en Auto-
biografía de un fracaso que el movi miento es irrelevante, son de
índole retóri ca, y permiten ent reve r una poética Iizaldeana, por
un lado; por otro, ciert a melancolía por un a posible poética que
prefirió no ejecutar. Aq uí se enumera n:
1. Concibe la antología como un sac rifi cio sui cida.
2.A firma fue una pretensión adolescente, descontextualizada
de la tradición.
3. Critica las limitadas lecturas del grupo y el desconocimiento
de Wittgenstein.
4. Elogia lo performáti co, lo lúdico. Elementos de las vanguardias
surrealistas.
5. Apunta la prete nsión ingenua y obvia de los postul ados
poeticistas, respecto de cualqu ie r gran literatura: originali-
dad, claridad y compl ejidad.
6. Reduce la poesía, al menos retóricamente, a ser sólo un efecto
sobre el lector.
7. Asegura que "el poeticismo era, más que un proyecto ig-
noran te y estúpido, un proyecto equivocado, que salió de
madre a desti empo".
8. Contrapone abierta mente la conclusión gonzalezrojeana con
que concluye la Dimensión imaginaria, y escribe que '''el

17 Eduardo Lizalde, Alllobiografia de un/racaso (el poeticismo), Martín Casi-

llas Ed itores I INBA, Méx ico, 198 1. p. 48.

288 Tema y variaciones de literatura 34


laberinto mecánico era peor que el de Creta. porque no tenía
hilo de Ariadna".
9. Evidencia la imitación de obras que él reali zó como forma
lúdica de su aprendi zaje.
lO. Descart a los prototipos de la máqu ina poeticista. asumi en-
do era n prestados.
11. Toma de mancuerna la crítica de Gabriel Zaid a la máqu in a
de Mairena 38 , para argumentar que la falta de humor, la dema-
siada seriedad de pensar esa máquina hac ía que el poeticis-
mo no funcionara.
12. Vi ncula la hermenéutica poeticista con la de ot ros filósofos
que habian ya planteado las posibilidades polisé micas, y la
suped ita a estas.
13. Se di sc ulpa públicamente por su marxismo (escolar) y su
renuncia a ésteJ9 •

Para Montes de Oca, escribe Li zalde. era importa nte el poeti cis-
mo: "por lo que tenia de intransigen te, de irritante, de antiburgués,
y por las perspectivas novedosas de trabajo que parecía abrir,
por lo que represent aba de enloquecedora mente blasfemo rompi-
mien to con todo lo establec ido y solemn e en el terreno de la crea-
ción literaria'''I o.
Todos estos motivos, efectivamente son origen de la hetero-
geneidad en la obra de Lizalde, pero no de la heterodoxia de la
lógica poética gonza lezrojeana. De la Mala hora al nacimien-
to del Tigre hay un largo cami no de trasmutac iones, o mejo r
dicho, de adherenc ias y renuncias. El resultado de este proce so

JI Op . Cit. p. 18.
J9 Op. Cit. p. 50. Rescribo un fragmenlo: "Pero la arrogancia irresponsable
del poeticismo se mezcló pronto con la indefectible prepotencia marxi sta , cuyos
estragos poéticos fueron en mi s trabajos doblemente graves a partir de los años
t953 y 1954. En este ultimo, ofrec í una conferencia presuntuosa, agresiva y trasno-
chada contra Octavio Paz. en una de las aulas mayores de la Facullad de Fi losofía.
Paz. que acababa de llegar de Franc ia, se había mostrado atento con nosotros. e
interesado en averiguar si había algo novedoso en nuestro mov im iento. Mal ha
resullado con frecuencia a nuestro mayor poeta su generoso entusiasmo por la
obra de los jóvenes. Tarde reparé aquellas in sulsas criticas paupérrimamente
marxistas y acartonadas de la obra de Paz, que ya era extensa y magnifica en
esos juveni les años suyos, que ya admiraba yo y que sólo la artificial y deshones-
ta práct ica del análisis ideológico permitía abordar de aquel modo".
00 Op. Cit. p. 41 .

Adriano Rémura 289


es un hedonismo fulgurante, relleno de sol líquido, de discur-
so aleccionador y confesiones rabiosas. Eduardo Hurtado dice
al respecto:

En 1979 apa rece Caza mayor. Aquí la ambigüedad del tigre casero
desaparece; a cambio, sobresale la decisión de enfrentar sin engaños
la idea de la propia disolución. El intento resulta, de pronto, casi
grandilocuente; pero todo cambia cuando el autor confiesa que no
hay mejor manera de asumir la muerte propia que perder la vida (en
el sentido de gastársela), y nos describe su forma de hacerlo: filo-
sofando en las cantinas. 41

El pensamiento hedonista de Lizalde transita por el lado del epi-


cureísm0 42, aunque es también un atormentado de su propia con-
ciencia, por su estado de gracia, que a fuerza de reconocimiento
tuvo que afrontar para reconciliarse con el sol matérico del tiem-
po en que le tocó beber de los ríos de Heráclito, y así incursionar en
ese CÍrculo. Canta, ruge su sacrificio en pos de su trascendencia.
¿Su ser?, es su pensamiento: el tigre enjaulado en las rayas de su
ser. Y lo escribe, acaso burlándose de sí mismo, en su análisis
hermenéutico 43,

La jaula del pájaro.

¿Qué es esto? ¿Qué signifi ca el del en esa línea, decíamos? ¿Q ué la


jaula es una prisión destinada al pájaro? ¿Que es propiedad suya?
¿Qué se está comparando el pájaro mismo con la jaula? El del, en

4 1 Luis Vicente de Aguinaga cita este fragmento del libro Este decir y no decir,

de Eduardo Hurtado, Editorial Aldvs, México, en su texto "Siempre a la sombra


del bar El Paraíso: Caza mayor". Tomado del numero 133, de la revista Crítica.
editada por la UAP.
olla doctrina que predicó Epicuro de Samos ha sido tergiversada a través de
la historia, hasta el punto de que algunos lo toman como un libertino mientras que
otros lo consideraron una faceta. Epicuro consideraba que la felicidad consiste en
vivir en continuo placer, porque para muchas personas el placer es concebido co-
mo algo que excita los sentidos. Epicuro consideró que no todas las formas de
placer se refieren a lo anterior, pues lo que excita los sentidos son los placeres
sensuales. Existen otras formas de placer que segun él se refieren a la ausencia de
dolor o de cualquier tipo de aflicción. También afirmó que ningún placer es malo
en sí, sólo que los medios para buscarlo pueden ser el inconveniente, el riesgo o el
error. (Wikipedia)
OJAutobiografia de un/racaso. Op. Cit. p. 44 .

290 Tema y variaciones de literatura 34


esa simple frase. puede sig nificar entonces muchas cosas. puede te -
ner muchos sentidos: procede ncia (la jaula es del pajaro): pri sión (la
jaula es el rec into en que esta ca utivo el pájaro. la carcel del pájaro);
comparación o metáfora (el pájaro es como una jaul a. el pája ro es
la jaula de su propio corazón. verbig rac ia) . Hay otras posibles.

Pero Li zalde encuent ra una metáfora mejor para este pájaro-jau la.
o especie de ánge l ca ido: el tigre. Lo vue lve un sol que camina den-
tro de la oscuridad de la tierra. oscuridad que semejan sus rayas-
rejas. ye n la que también se concibe el se r. de ta l modo, convierte
su ser en la jau la de l so l. En este proceso ge nera la ilusión de se r
él la tierra y el sol qu e se ilum ina; tambié n la cá rcel en la que sólo
puede beber de l fuego inmóvi l del ce ntro solar. Una vez consti tu i-
da esta casa-jau la. puede moverse con ell a hacia cualquier si tio. Es
un nómada que protege su casa de fuego y al que poco le importa
conve rtirse en alebrije (animal heterogéneo) para protegerse de
lo que él pe rcibe como caos: necesita orde narlo, darle figura geo-
métr ica, hacerlo aseq uible en un garabato, ecuación o 110ema.
Goberna rlo con su pe nsamiento fact ual, con su manera de ejercer
elamor. u

Yo disfru té en la fie sta.


Pe rseg uí estas mínimas
bestezuelas volátiles
que comen y hablan miel
entre a saco en los restos
del esplendor antiguo.
me harté con los jardines de gorjeos

.u El deseo. segun Freud. se genera a parti r de la introyección de un miedo.

que para se r tra scendido deberá ser concretado en objetos y situaCIOnes. Segu n la
Wikipedia . la ¡ntroyección es un proceso psicológico por el que se hacen propios
rasgos. conductas u otros fragmentos del mundo que nos rodea. especialmente de
la personalidad de otros sujetos. La identificación . incorporación e internali za-
c ión son terminos relacionados. De acue rdo con Sigmu nd Freud. el ego y el supe-
rego se construyen mediante la introyección de patrones de conducta externos en
la persona del sujeto. La introyección es también el nombre de un mecanismo de
defen sa en el que las amenazas externas se imernalizan. pudiendo neutralizarlas
o aliviarlas: de manera similar. la introyección de un objeto o sujeto amado (por
ejemplo. una persona de gran importancia) reduce la ansiedad que produce el ale-
jamiento o las tensiones que causa la ambivalencia hacia el objeto. Se considera
un mecanismo de defensa inmadu ro.

Adriano Rémura 29 1
cultivados por Góngora y su gente,
anduve entre lagartos ebrios,
monté garzas copiadas de un poema famoso,
hice buches - dorados, eso sí-
con versos pretendida mente filosófi cos,
noemas ate rciopelados
por la s ¡es y las úes ..
y empiezo a hablar así ,
póngome a hablar en seco, de amor,
a estas alturas.

Lizalde se adentra en los entramados de la carne, y el deseo que


siente al experime ntar el miedo que aquélla le ocasiona. Esta dia-
léctica psicoanalítica freudiana4s se manifiesta en su propensión,
su inevitable impulso por mantener, o tener en control las mani-
fe staciones de la naturaleza: sea cosa, sea perra, abeja o palabra.
En lo ancho de sus poemarios aparecen estas bestezuelas, objetos
(o blancos) que lo motivan a la caza. Es un sol carnívoro, hijo de
Tenochtitlan, y como tal necesita corazones que se sacrifiquen en
su nombre, lleno de vacío, según suscribe la teoría del Quantum.
Entra y sale del sueño, no permanece en el hangar imaginario de
su oniria, sino que la ejerce, la monta como un teatro, un mundo
que se materializa en conquista. O entendido filosóficamente, la
trascendencia es edificación interior a partir del mundo externo
que aprende. Y anoto un par de fragmentos de Lamentación por
IIna perra: 46

¿Cómo expul sar del sueño


el sueño tuyo, amada?
¿Cómo cerrar las puertas del sueño,
a toda forma viviente?

(. .. )

¿Cómo escapar de un tigre


que crece al avanzar cuando lo sueñan
como la mole de nieve en la colina?

os Eduardo Lizalde. ¡Tigre. tigre!. Fondo de Cultural Económica, Mex ico.


1985. p. 81.
'6 0 p. Cit. pp. 90. 91 . 92 .

292 Tema y variaciones de literatura 34


( ... )

Murió la perra impune y nadie


la habrá de rescata r del césped blanco
en que hoy retoza,
y no despe rtará de l sueño sin raíces
que ata su fronda infame al cuerpo.

El blanco devora a la perra, la mi sma perra a la que Pa z hace


chillOlA 7 , Lizalde mantiene esa ten sión materiali sta, ese diálogo de
lo oscuro-numinaso con lo ciego -radian te, y CÓIllO se mu erde n la
cola para formar el circulo (vicioso, acaso) que oro rga el placer y
el eq uilibrio entre lo que due le y lo que es placebo, poder puro. Li-
zalde re~uelve la disolución existe ncia l planteada por Sa rtre y
Carnus, con una propuesta materialista hedónica , que cumple
con nombrar las cosas para mantenerla s en e l orden artificial del
mundo creado a imagen y se mejanza de su c reador, y así suscitar
el pl acer del orden. Si lo entendemos a la ma ne ra de la fllnción
trascendente de Hegel , asumiríamos que el numen (ente ndi do co-
mo lo sagrado e inefable y no como centro de volunt ad e inte li -
gencia~8) lo que conforma es una realidad que envuelve a otras
realidades; las s upera~ 9. Es decir lo religioso como una func ión
imaginativa que se impone sobre las cosas mi smas.

01 En su poema Las palabras: "Dales la vuelta. cógelas del rabo (chillen .

putas) I azótalas, I dales azúcar en la boca I a las rejegas. I ínna las, globos. pín-
chalas. I sórbeles la sangre y tuétanos, I séca las. / capa las, I pisa las. gallo galant e
! tuérce les el gaznate, cocinero. ! desplúmalas. I destripalas. toro. I buey. arrastra-
las, I h:izlas, poeta I haz que se traguen todas las palabras."'
01 El numen, en el sentido cont rario al digioso, se entiende desde su defini-

ción fenomenológica , es un centro de voluntad y de intel igencia capaz de man-


tener unas relaciones con los hombres de indole que podríamos llamar lingüísti -
ca (en sus revelaciones o manifestaciones) del mi smo modo que el hombre puede
mantenerlas con él (por ejemplo. en la oración). Las relaciones religiosas del hom-
bre y el numen son relaciones prácticas, ((políticas», en el sentido más amplio.
Cubren todo e l espectro de conductas interpersonales y no son sólo relaciones de
amor o de respeto. También son relaciones de recelo. de temor, de odio o de des-
precio. (Wikipedia)
09 O dicho de otro modo. las sincretiza en una sola a partir de un rito, que

reproduce los símbolos de la cultura absorbida, y suplanta nuevas representacio-


nes de estos, de acuerdo al interés de poder. Un ejemplo claro es la heterogenei-
dad del catolicismo, que utiliza para su fin , incluso símbolos de las primeras cul -
turas. como el de la Madre Magna, que era representada con una cru z.

Adriano Rémura 293


Llama la atención cómo en Li zalde siendo un hombre non re-
Iigiere50 , se man ifieste este culto por la simbología de las religio-
nes prim ari as, y en especial el de la piedra de los sac rificiosS1, el
sol; como un a forma de saciar el ansia devoradora de las cosas
in visibles, sigui endo el rito, 10 vuelve corazón:

Cosa desnuda ,
transparente a fuerza de proyec tar
su nombre de materia

( ... )

Cosa en escape
como el vuelo ex tremado mas veloz que el vuelo
o caza sin alcance.

(. .. )

y le digo a la roca :
muy bi en, roca, abl andate,
despierta, desperézate,
pasa el puente del reino,
sé tú misma, sé mía ,
dime tu pétreo nombre
de roca apasionada Y

~ Si bien religiere quiere dec ir "volverse a ligar o ligarse de nuevo", los reli-
gio,w s prefieren interpretarla como "unir al hombre con dios", La significación
original, de la pa labra en latín, es la primera, (Wikipedia) .
ji En su poema Piedra de sol, Octav io Paz intenta simbolizar el sol mexica con-

solidado en una noción lingUística de poesía mexicana. Piedra en la que sacrifica


(sincret iza) una multiplic idad de tradiciones, comenzando con la francesa surrea-
lista , que camina de la mano de la Ilust ración y la Revolución Francesa, y también
el legado del modernismo anglosajón. La circu laridad del poema cumple la inmo-
vilidad eterna del sol. Estos elementos dan redondez y sobre todo occidenta lidad
al pensamiento azteca, que coincidía ínti mamente con los símbolos españoles, en
10 que respecta el centralismo imperial que ejercían los aztecas sobre las demás
culturas, en plena decadencia, símil de España, aunque ésta se hallaba en pleno
desenvolvimiento de conquista. Así, Paz, suelda en un poema las dos culturas para
fortalece r el Sol reinante. Octavio Paz, Libertad bajo palabra, fCE, México, 1960.
j l Eduardo Lizalde, Cada cosa es Babel. UNA M, México. 1966. p. 35.

294 Tema y variaciones de literatura 34


Escalante nombra este acto como preposlerar, que significa tra-
bucar o invertir el orden que debe te ner alguna cosa Sl • O dicho de
otro modo. inverti r el sentido de su ese ncia. Si es amenazante, se
vuelve dócil. Si es ve raz se vuelve imaginario. Las cosas, elemen-
tos que componen la naturaleza se vuelven entonces artificios (u
objetos nominados por su funciona lidad) en la mente del poeta.
Afue ra lo táctil es hiriente, ruptura en la percepción frág il del
humano, hecho de tensiones y órganos sese nt a por ciento agua.
Por eso, Li zalde preposlera, cumple la fisión se mántica y trastoca
lo concreto:

Se nombra en el destrui r,
en el romper lo roto,
como el mago de la ci ru gía
que deslazara un sa po para armar
con sus fibras y sus nervios
un caballo enano.).I

Eduardo Li za lde se ge nera la figura de un dios element al capaz


de moldear el barro a su imagen y semejanza, ¿Q ué diferencia
hay entre éste y el dios instituido? No la hay, la estructura lógica
es la misma. La lógica trascendental, y obedece a la misma re-
producción sistemática, Y el acto de religarnos funge entonces
como un sincretismo constante de ideologías religiosas, filosofías
y políticas para reduci rl o todo a una sola cosa. Así, lo heterogéneo
aparece como el lino compuesto por cada una de las cosas que
añade a sí conforme las encuentra. Es un mu ndo compuesto de
todos los mundos a los que vuelve o encuentra asequibl es.
El Tigre se burla de los niños caslrados ss por un dios-padre
celestial, desdibuja la caricatura de ese dios para enca rnar él

u Enliéndase por cosa. algo que puede ser objeto del pensamiento, o acción.
(Wikipedia). Aunque para Kant, la cosa es incognosible en si.
~ Op. Cit. p. 21.
ss Evod io Esca lante hace notar los versos: "Malos tenores, I tipludos como in-
mensos niños castrados" y más adelante "azules loros flotantes , Icaricatu ras supre-
mas de lo humano", para asi descartar, sacar de la casa a Ol ivier Messiaen y Kant,
para concluir su perorata así: " Lección antropomórfica levemente teológica : sólo
el hombre sabe cantar, por algo es la superior de las espec ies". Evodio Escalanle,
La I'anguardia eXfral'iada, UNAM, México, 2003. p. 78.

Adriano Rémura 295


mismo al padre, y relam iéndose las garras embadurnadas con
la miel seca de ese cadáver se sign ifica como un dios elemental
contem-poráneo, que de sea sustituir al dios instituido. Y queda
expresado en este verso donde Baudelaire traza el círculo protec-
tor de la casa: O mon cher Belzeblllh, je t 'odore:/ resguarda bien
/a casa 56 y vuelve a condensa r en el sol-tigre a ese dios pagano que
cuid a la entrada a su mundo, y lo contrata, no, más bien, le impone
su desti no: el de cuidar la O, la boca rasgan te del tigre, y vuelve
a Belcebú, demonio de demonios, así, con el trazo de un ve rso,
parte de su séquito de palabras.

4. La autología y la tensión dialéctico del canon


heterogéneo y la heterodoxia religiosa

La vigencia del poeticismo radica en lo ambicioso de la lógica


poética, como un a reconfiguración de la realidad a partir de la
aUl%gia, donde lo grande es lo pequeño y el cosmos externo e
interno están en constante cambio, de acuerdo con quien sabe uti-
li zar la maquinaria de su mente, la materia de su ser y la subleva-
ción de su calma (¿alma?).
El poeta como creador tiene un ser para si, del cual se des-
prenderá un ser para qué. Tanto el sentido existencial del poeta
como el de todos los humanos que serán alcanzados por la maqui-
naria poética de éste, queda en juego. Por una parte, el Tigre penetra
y les arranca la esencia a estos, para luego mantenerles vagando
en la suntuosidad de su reino. Contrario sería González Rojo, que
accede a los se res y a la naturaleza en general para que entren y
salgan de su espacio reflexivo.
Éste es el legado de la poesía que en un principio aparece co-
mo social , y que en Lizalde vuelca hacia lo universal; la eternidad
de l círculo, y en González Rojo hacia lo "pluriversal", los infinitos
mundos en constante transformación. Ambos entienden que lo
que parece tangible alojo es un cúmulo de infinitos mundos
agrupados de tal modo que parecen concretos a la mirada, y cada
uno de esos mundos son penetrables o accesibles, dependiendo

56 Eduardo Lizalde. ¡Tigre. ligre!. Fondo de Cuilura l Económica. México.

1985. p. 21.

296 Tema y variaciones de literatura 34


de la mirada del que se acerca a ell os. Y hay en esta visión poéti.
ca. la visión científica de una filosofía cuántica.
Si lo palpa mos en el marco general de un panorama. en una
foto a distancia. en una fotografia social: se man ifiesta la radi cali·
dad entre "lo que se impone como verdadero", en contrapos ición
de "lo que se teor iza". Lo que se instituye en contraposición de lo
que evoluciona. El antagonismo entre el materialis mo de Liza lde
y el de González Rojo osci la entre la prefiguración designativa del
primero. y la analítica figurativa del seg undo. Es decir, cada uno
responde a su modo las siguientes preguntas: ¿Cómo se habrá de
int erve nir el núcleo atómico? ¿Q ué sentido habremos de darle?
La respuesta de cada uno de los poeticistas a las interrogan-
tes anteriores determina la direcc ión en que se enfoca la fuerza
lírica de sus poemas, de lo cual, podemos entrever los elementos
que componen su orden simbólico y as í dividir en algunos plantea-
mientos gene rales la naturaleza conceptual de su confrontac ión.
El orden de enumeración prese nta primero la post ura Li za lde/
Montes de Oca. en cont raste de la gonza lezrojea na:
l. Lo que es / lo que pudiera ser.
2. Permanencia / Continuidad.
3. Universal id ad / ·'Pluriversa lidad".
4. Simbolismo / Autología.
5. Sociedad / Indi viduo.
6. Totalidad / Particularidad.
7. Integración / Deconstrucción.
8. Lo que se impone / lo que se infiltra.

Eduardo Li za lde hace suyo, con amor O con odio , lo que lOca, él es
todas esas cosas que ha logrado absorber, más all á de sí mi smas,
pues sabe es el universo en sí mismo. No sólo es negación afirma-
tiva de Montes de Oca, complem\..nto natural, sino composición
de una nueva forma canónica de realidad. Cada cosa es Babel es
la intención de convertir en fracaso la obra inconclusa que repre-
senta esa torre infinita que es la ciencia. Si la muerte de una
propuesta es ahogarla en un vaso de ag ua, Lizalde lo hace al pie
de la letra siguiendo el manual de Muerte sin fin. Es el monstruo
vora z - el mito en consta nte renovación- que devora y acumula en
sí la naturaleza bajo su propio nombre, es el canon heterogéneo, sí,
el engranaj e hegeliano de la trascendencia. Y asume, al igual que
Montes de Oca, al lenguaje como el milagro de esta maquinaria,
también denominada medida, cálculo, tiempo.

Adriano Rémura 297


Con asepsia filosófica, Li za lde asume el laberinto de la exis-
tencia como invertebrado si no sujeta la barra de bronce; no asu-
mible, como lo afirma en su Autobiografía de un fracaso, pues:
" no hab ía hilo de Ariadna para resolver este laberinto"57. Para
Gonzá lez Rojo quedaba claro ya el sentido infinito de la existen-
cia, y concluye el único poemario poeticista publicado con estos
versos: "me ves contempl ar / la palma de la mano, / mis ojos se dan
cuenta / que ha tenido / nacimiento la línea de la vida / que es el
hilo / con que Ariadna nos lleva hacia la muerte". Entre el indi-
vidualismo posmodernista y el indi viduo humanista del moder-
nismo, sólo resta lo sustancial: el individuo está inmerso en el caos
de todas las cosas y los seres y lo único que puede dar sentido a su
existencia es un a lógica propia que lo vincule, lo ligue al mundo
sin arra nca rle su propia forma de percibir-ser-hacer la realidad.
Una autológica, de la cual pueda generar su sentido y sig nificado,
un autologos que pueda sustentarlo para enfrent ar la adversidad
y el connicto que susciten las diversas lógicas. Este ejercicio
práxico, como lo planteaba el mismo Michel Foucault, no requie-
re del conse ntimiento de sistemas amplios ni de superestructu-
ras simbólicas, sino sólo el númen (la voluntad e inteligencia) del
yo ge nerado.
Por conclusión, tenemos que Cada cosa es Babel, donde el
control de las cosas a través de la palab ra produce el placer de la
certeza y es al mismo ti empo inmutable detrás de los ojos; y Rui-
nas de la infame Babilonia 58 , que reconstruye el mito del fracaso
por descifrar humanamente un más allá, son opuestas a Para
deletrear el infinito, que constituye la continuidad y vigencia de
la Babel lingüística, que seguirá construyéndose infinitamente.
González Rojo deja claro que el infinito o infinitos no poseen tal
vez un solo tiempo; podrían se r cuenta innumerable de los mun-
dos invisibles que componen el paisaje, viviendo simultáneamente
no en el mismo espacio, pero sí contiguamente, y cito de Dimen-

S1Edua rdo Lizalde, AUlobiografia de unfracoso. Op. Cil. p. 42 .


n A la muerte de Montes de Oca, José Ángel Leyva, en una entrevista con
Fabiola Palapas, afirma que: "de manera particular me gustó aquella etapa de
Marco Antonio Montes de Oca de Las ruinas de la infame Babilallia. poema
extraordinario, con gran cantidad de sugerencias, con un discurso muy poét ico
que curiosamente coincide el titulo con el poema Cada cosa es Babel. de su com-
pañero Eduardo Lizalde".

298 Tema y variaciones de literatura 34


sión imaginaria5Q: "Tras el viaje me duele / ver que. en el prin cipio I
de una vida nueva. / cual quie n se mucre. / abandono. I C01110 última
huella. un camino. I Cuando. ya ce rca de ti. I he dejado la ausenc ia,
I contem plo mis sandalias I sorprendido / por la grandiosa huella
I del paisaje". En pocas palabras el paisaje, visión panorám ica de
un espacio. sea cuerpo. universo. tierra. sólo es una representación
compleja de lo que sucede en cada una de sus células.
No es cas ual idad. sino sólo natural que sea en el siglo xx cuan-
do se log ra fisio nar el átomo y se genera otra forma de energ ía; de
igual modo, se desarticula el herm et ismo del ser interior hum ano
y se reconoce una noción mínima de donde se puede transformar
la figura sustancial de los hum anos: se ab re la caja de Pandora, o
dicho de otro modo. la bóveda evolut iva darwini ana. La escri tura,
con el margen crítico de la lingü ística, a diferencia de su origina l
tarea. ya no existe para conservar, sino para manifestar, transfor-
mar, y en un sentido más cercano a lo autológico, particularizar
los mundos que le rodean o le componen.
Existe entonces la conc ienc ia de que el orden de las cosas es
efí mero y puede ser alterado. La lógica inferna, que es específica
en cada uno de los se res, rompe con la naturaleza global del
idealismo. y da la posi bilidad de concebir un logos íntimo. Dicho
de otro modo, el poeta puede construi r (las veces que pueda) su
propia máqui na creadora.
Tras estas premisas se puede concluir que la oUlología puede
describirse como el cúmulo de posibilidades y decisiones que
componen el func ionamie nto ético de un ser. Por tanto, le es indi-
ferente la ideología maniqueísta religiosa, pues le resulta inne-
cesaria, ya que la forma allfo/ógica de vincularse con el mundo
- el yo en sí- es (re)conociéndolo para tran sformarlo y no (re)eli-
giéndolo para repet irlo. ¿C uál es la diferencia entre ideología
relig iosa y aur%gio? La primera de .. iva en dos opciones: ser po-
seído y ser poseedor; tener o ser tenido. La seg unda deriva en
infi nitas posibilidades in-conocidas. La primera retoma la his-
toria tal como ha sido escr ita. Para la segunda, dudar implica la
consta nte ex perimentación del conocim ient o. Su cauce hi stórico
se escribe a partir de las dudas, y tran sita en el continuo principio,

J9 Enrique Gonzá lez Rojo. Dimensión imaginaria (Ensayo poericisra). Cua-

dernos Americanos. México. 1953. p. 91. Primera ed ición. Con ilustraciones de


Salvador Elizondo.

Adr;ano Rémura 299


pues ahí es donde radica la pregunta que da esencialidad al ser y
su contexto 60 •
En dado caso, el objetivo del antiteísmo que se lee tras la lógica
poética (como insinuara Demócrito) no es di scutir la existencia
o permanencia del concepto dios, sino de mostrar lo innecesario
que resu lta un mecanismo que no cumple ya con los requerimien·
lOS de una humanidad contemporánea, que poco a poco ha apren·
dido a desarrollar su voluntad y a comp render sus necesidades;
por lo que requiere de más herramientas para aprovechar la infor·
mación que día a día se genera. No es satisfactorio para el arte ni
para una sociedad con mayor consciencia, tener menos libertad de
elección. pues esta limitante no le permitirá elegirse un sentido,
una conexión natural con el amplio panorama de la realidad
compuesta por muchas otras realidades.
A manera de conclusión un fragmento del poema inédito, Yo.
este demiurgo del caos61 , de Enrique González Rojo Arthur:

Mi ilusión era encontrar.


al fin al de mi proceso destructivo.
la primera pi ed ra de mi fantasía
o los umbrales de la nada .

Romperlo todo.
Todo, todo.
No deja r titere con cabeza
ni con titiritero.
Mi sueño dorado:
dinamitar las entrañas
del sentido común . dar escopetazos
a la razón apoltronada en el trono del príncipe.
destruir a pi sotones a brújul as embustera s
que transforman en promiscuos los puntos cardinales,
decapitar los ideales modosos, circunspectos,

60 Arnold Hauser. Historia social de la litera/uro y el ar/e, Debate, Madrid.

1998. Tomo 1. Concepto de la historia desarrollado por este autor. donde apunt a
que la historia debe esc ribirse a partir del presente, y no viceversa. de tal modo que
pueda entenderse mejor la evolución de los sucesos y sus moti vaciones a panir del
análisis de las diferentes ciencia humanisticas .
.. Poema inédito de Enrique González Rojo, inclu ido en su poemario Defi·
niciones. Puede consultarse en hup:/Ienriquegonza lezrojo.com/pdf/ YOESTEDE·
MIURGODELCAOS.pdf

300 Tema y variaciones de literatura 34


nacidos de una tri ste ambición acom plejada
por su propia estat ura,
preparar ratoneras para lugares comunes
y arrojarlos al primer preci picio que nos sa lga al paso,
tener las casas, los monumentos, las ig lesias
- donde el incien so pastorea sus nubes
para meter al cielo en su recinlo- ,
como materia prima para erguir
la be lleza indesc riptibl e de las ruinas.

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