Cristo y Su Justicia

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Cristo y su justicia

Texto Clave: Mateo 6:33.


 
Propósito: Que mis oyentes puedan comprender que solo la justicia de Cristo será aceptada en el juicio, y
motivarlos no solo a buscar, sino a apropiarse de esa justicia. 
INTRODUCCIÓN: En la Biblia a menudo se simboliza la justicia de Cristo como un manto de pureza
inmaculada. Ese manto blanco no está tejido en ningún telar de este mundo porque es de origen celestial. El
profeta Isaías asegura que solo la gente justa entrará por las puertas de la ciudad celestial, pero Pablo en sus
epístolas añade que no hay un solo justo en la tierra, ¿cómo puede Dios hacer justos a los redimidos si todos
son pecadores? ¿Cómo conseguir esa justicia que pueda abrir las puertas de la ciudad celestial para
nosotros?  
1.- Una búsqueda de vida o muerte. 

 La búsqueda que realmente importa no es la búsqueda de salud, ni la búsqueda de riquezas, ni


siquiera la búsqueda de la felicidad, o de la armonía en el hogar, aunque todas esas cosas son buenas,
pero lo cierto es que ninguna de ellas nos llevará al cielo. Por eso Jesús dijo que lo que realmente importa
es la búsqueda del reino de Dios y SU justicia. Mateo 6:33.
 Tener éxito en esa búsqueda es lo que finalmente nos llevará al cielo; y esa es la única búsqueda que
tiene el mejor resultado eterno para todo ser humano.
 El rico insensato no le había dado importancia a esta búsqueda del reino de Dios y su justicia, puesto
que solo se había centrado en acumular bienes para esta vida. Se había olvidado que la vida es efímera
como el rocío de la mañana que al salir el sol se desvanece. Ante el problema que el insensato debía
resolver, por la abundancia de la cosecha de ese año, él creía tener la solución asegurada. “Ya sé lo que
haré; dijo: derribaré mis alfolíes y los edificaré mayores. Le diré a mi alma: Alma, muchos bienes tienes
guardados para muchos años; reposa, come, bebe, regocíjate”. Pero, ¿aseguraba con eso su salvación?
Claro que no. En Lucas 12:16-21 Dios le dice al insensato: “Necio; esta noche vienen a pedirte tu alma; y
lo que has provisto, ¿de quién será?”.
 Jesús asegura que la riqueza no es la búsqueda más importante de la vida, sino el reino de Dios y SU
justicia. Todo lo demás, por importante que sea, es secundario y no debe ocupar el primer lugar en
nuestra vida. El rico insensato buscó el éxito material, pero nunca buscó el reino de Dios y su justicia, y
esa fue la causa de su perdición.
 Si no buscamos la justicia, y la conseguimos, y nos aferramos a ella, no entraremos por las puertas
perlinas de la ciudad celestial. ¿Por qué no decidir hoy buscar lo más importante de esta vida que es a
Cristo y su justicia?

 
2.- Lo que significa la justicia.
 

 No hablaremos de la justicia humana, porque para el mundo, la justicia es la búsqueda de la verdad de


los hechos imputables al individuo, y la aplicación de las leyes al transgresor.
 Pero muchas veces la justicia humana es parcial y se aplica por motivos ajenos a las leyes, ya sea por
motivos políticos o por la influencia que el transgresor tiene con los que ostentan el poder.
 En otras ocasiones en la búsqueda de la justicia humana, se cometen las más grandes injusticias
condenando a inocentes a penas inhumanas. Eso no es justicia sino injusticia.
 Es por ello que nos concentraremos en lo que la Biblia dice sobre la justicia divina que es lo que debe
buscar todo aquel que desea entrar en el reino de los cielos.
 Para Dios, ¿qué es la justicia? Una respuesta imperfecta sería la siguiente: la justicia es todo aquello
que va en perfecta armonía con la voluntad de Dios expresada en su palabra. Cuando por obra o
pensamiento vamos en contra de esa voluntad, estamos cayendo en pecado.
 ILUSTRACIÓN: En el momento que escribo estas líneas, leo en la prensa local el problema que debe
afrontar un afamado sacerdote que tiene desde hace años uno de los programas de radio más
escuchados de la ciudad. En su programa diario confesó al aire que él había transgredido el voto del
celibato teniendo relaciones sexuales con una mujer. Pero no solo dijo eso, sino que añadió en el
programa que llevaba en su cartera un condón para lo que en cualquier momento se pudiera ofrecer.
¿Qué significaba eso? Que ese sacerdote estaba cometiendo de manera constante el pecado de adulterio
al llevar ese condón de forma permanente en su cartera. Pecaba constantemente en su mente, con sus
pensamientos lujuriosos reprobables.
 Jesús dijo en Mateo 5:27,28 que es adúltero, y violador de la ley, no solo el que comete el pecado de
adulterio, sino también quien mira a una mujer para codiciarla; de esta manera estableció el pecado
albergado en la mente, cosa que el ser humano no puede juzgar. También subrayó Jesús que nuestra
justicia debe ser mayor a la justicia de los escribas y fariseos, (Mateo 5:20) de lo contrario no entraremos
en el reino de los cielos. ¿Cómo va a ser esto posible? ¿Cómo escaparemos de la condenación de la ley?
 Nos preguntamos: ¿Cómo era la justicia de los fariseos? Dice el evangelio que los fariseos eran tan
estrictos en el cumplimiento de las leyes de Dios que hasta separaban el diezmo de las plantas y semillas
más pequeñas para no fallarle a Dios. Pero, ¿acaso eso significaba que eran justos a los ojos de Dios?
Definitivamente no; porque Jesús los llamó sepulcros blanqueados, porque eran externamente justos pero
internamente estaban llenos de podredumbre como las tumbas de su tiempo y las tumbas modernas.
 Pablo, quien era fariseo estricto durante la primera etapa de su vida, confesó ser el más grande
pecador. No conocía la justicia por experiencia propia. Su justicia antigua era como trapos de inmundicia.
No podía dejar de pecar, lo que significa vivir actuando contra la justicia divina.
 En Romanos 7:14-21 Pablo relata la alarmante lucha que se libraba en su interior entre su naturaleza
pecaminosa y la obediencia plena a la ley de Dios. “No hago el bien que quiero, sino lo que aborrezco, eso
hago. En mi carne no habita el bien. El mal que no quiero, eso hago. Así que, queriendo yo hacer el bien
hallo esta ley, que el mal está presente en mí”.
 La declaración de Pablo genera un gran problema: ¿Cómo puede ser justo el hombre, controlado por
su naturaleza pecaminosa, que se complace en pecar?
 Job 25:4. ¿Cómo puede un hombre ser justo ante Dios? ¿O, cómo será limpio el que nace de mujer?
He allí una pregunta cuya única respuesta es que no existe medio humano que pueda declarar justa a una
sola persona de esta tierra.
 Dios es tan santo que la vida más santa de cualquier ser humano es presentada ante Él como vestido
de ropas de inmundicia, símbolo de pecado. En Zacarías 3:1-3 se presenta al Sumo Sacerdote Josué
vestido, no con las ropas sacerdotales, sino con ropas sucias, símbolo de sus pecados. Esas ropas sucias
son las que lleva cada ser humano durante toda su vida mientras no encuentre la clave para que esas
ropas manchadas sean cambiadas por unas ropas limpias de lino fino blanco y resplandeciente, símbolo
de santidad y pureza.
 
3.- La fuente de la justicia. 

 ¿Quién es la fuente de la verdadera justicia? ¿Dónde está esa fuente? La Biblia es muy clara al
decirnos que hay una fuente de justicia en el universo. Esa fuente es Dios.
 El profeta Daniel confesó lo que es obvio, que el único poseedor de la justicia es Dios. “Tuya es,
Señor, la justicia”. Daniel 9:7.
 La justicia de Dios no es pasajera; no cambia. Su justicia es permanente. “Tu justicia es justicia
eterna”. Salmo 119:142.
 Dios ama la justicia, es parte de su naturaleza, él es la fuente de la justicia. “Porque Jehová es justo, y
ama la justicia”. Salmo 11:7.
 El único verdaderamente justo siempre es Dios. “Con la mira de manifestar en este tiempo su justicia,
a fin de que él sea el justo”. Romanos 3:26.
 La única fuente de justicia es Dios. Todo lo que no procede de Dios es pecado; y pecado es igual a
injusticia.

 
4.-  El milagro de una vida sin pecado. 

 Romanos 3:23 Aunque no hay un solo ser humano que no conozca el pecado, la buena noticia es que
Jesús sí vivió una vida sin pecado.
 Romanos 3:10 Aunque no existe un solo hombre justo en la tierra, la buena noticia es que Jesús es la
encarnación de la verdadera justicia.
 El cerebro del ser humano se complace en pecar, pero Jesús nunca conoció el pecado. Él era el
segundo Adán que se encarnó como humano, pero en su encarnación recibió un cuerpo sin inclinaciones
al pecado. Por ello podemos decir que Cristo fue santo desde siempre y eso es una garantía a nuestro
favor. “Sed cuidadosos, sumamente cuidadosos en la forma en que os ocupáis de la naturaleza de Cristo.
No lo presentéis ante la gente como un hombre con tendencias al pecado. Él es el segundo Adán. El
primer Adán fue creado como un ser puro y sin pecado, sin una mancha de pecado sobre él; era la
imagen de Dios. Podía caer, y cayó en la transgresión… Pero Jesucristo era el unigénito hijo de Dios.
Tomó sobre sí la naturaleza humana, y fue tentado en todo sentido como es tentada la naturaleza
humana. Podría haber pecado, podría haber caído, pero en ningún momento hubo en él tendencia alguna
al mal”. (White; carta 8, 1895).
 De ningún ser humano se ha dicho lo que anunció el ángel a la virgen María acerca de Jesucristo.
Jesús fue llamado santo desde el mismo vientre de su madre. Lucas 1:35.
 La vida de Jesús fue una vida impecable. Nadie pudo señalarle un solo pecado a Jesús.
 Sin embargo él murió de la muerte más ignominiosa. Esa es la gran manifestación del amor de Dios.
¿Por qué murió si solo el pecador debe morir? “La paga del pecado es muerte”. Romanos 6:23.
 “Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados”. Isaías 53:5.
 Jesús, el perfecto guardador de la ley, murió en una cruz. No por él, sino por todo aquel que en él
crea. Juan 3:16. Todo el que acepte su sacrificio expiatorio por fe recibe el manto de su justicia pura e 
inmaculada.
 Con la muerte de Jesús en la cruz, mis pecados han sido ya clavados en el madero y la justicia de la
ley ha sido satisfecha.
  
5.- Cómo conseguir la justicia. 

 Leamos estos maravillosos textos que retumbaron por el mundo durante la reforma del siglo XVI a
través de Martín Lutero: “Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro
Señor Jesucristo. Romanos 5:1.  “El justo por la fe vivirá” Gálatas 3:11.
 Nunca podremos conseguir el manto de la justicia de Cristo por medio de obras buenas que nosotros
hayamos hecho. Romanos 4:1-5.
 ¿Qué es justificación solo por la fe? Elena de White lo dice de esta manera: “¿Qué es justificación por
la fe? Es la obra de Dios de echar al polvo la gloria del hombre y hacer por el hombre lo que no está en su
poder hacer por sí mismo”.  (R&H 16 de septiembre de 1902).
 El manto blanco es el símbolo de la perfecta justicia de Cristo. Un símbolo de su vida perfecta. Nos
preguntamos: ¿Cómo conseguir esa justicia que es nuestra única garantía de salvación? Veamos cómo
consiguió la justicia el publicano que oraba junto al fariseo. Lucas 18:9-14.
 El fariseo era un guardador de la ley y se ufanaba de ello, pero todo ese esfuerzo no le daba derecho a
recibir el manto de la justicia de Cristo. Trasladando esa historia hasta nuestros tiempos, podríamos
hacerle decir al fariseo: “Señor; te doy gracias porque pertenezco desde hace tiempo a tu iglesia, la iglesia
verdadera. Guardo el sábado de sol a sol y doy diezmos de todo lo que gano, y hasta doy un segundo
diezmo para ofrendas. Soy vegetariano, Señor, y hace tiempo que me estoy esforzando por ser vegano.
Voy a la iglesia cada día que hay culto y leo todos los días la lección de Escuela Sabática. Y no soy un
pecador adúltero como mis vecinos”.
 Qué bien que ese fariseo hacía todas esas cosas buenas, pero ninguna de ellas, ni todas juntas lo
acreditaban para ser vestido con el manto de la justicia de Jesús. Me pregunto: ¿Cómo podía conseguir
ese precioso regalo? De la misma forma como la consiguió el publicano que oraba a Dios diciendo: “Dios,
sé propicio a mí que soy pecador”. El publicano creyó en el perdón de Dios y recibió por la fe el manto de
la justicia de Jesús.
 ¿Cómo la consiguió el sumo sacerdote Josué? Zacarías 3:3-5 dice que Josué solo tuvo que aceptar
que Jesús le quitara el vestido asqueroso de sus pecados, y aceptar que le pusiera el manto blanco de su
justicia. No tuvo nada que comprar, ni nada que hacer. Solo aceptar por la fe el maravilloso regalo de la
justificación por la fe de Cristo.
 ¿Cómo la consiguió el hijo pródigo? La consiguió a través de la confesión de su pecado y la
aceptación del perdón de Dios; exactamente igual que el publicano. Lucas 15:11-24. El padre dijo a sus
siervos que le quitaran las ropas viles y lo vistieran con las ropas de gala, las ropas del perdón y de la
justificación por la fe. El pródigo no merecía nada, pero recibió lo que no merecía por la gracia de su padre
que él aceptó por fe. “Maten el becerro gordo y comamos y hagamos fiesta” dijo el padre, porque un hijo
descarriado había vuelto al redil de Dios.
 ¿Cómo la consiguió Saulo de Tarso? No la consiguió por obras de justicia que él haya hecho porque
había sido un enemigo de la causa de Dios. Había arrastrado a los cristianos por las calles para llevarlos a
la muerte; ¿cuáles obras eran sus méritos para ser acreedor al manto blanco de la justicia de Cristo?
Ninguna. Solo merecía el castigo eterno; pero Jesús le extendió el manto de su justicia y lo convirtió en el
campeón de la Gracia. Por ello, Saulo  exclamó: “No merezco nada, pero Jesús me llamó por su
Gracia”. Gálatas 1:15. Romanos 3:24,28.
 ¿Cómo la consiguieron los gentiles que no conocían la justicia? No la consiguieron por las obras de la
ley, porque la ignoraban. Fue por el oír con fe.
 ¿Cómo la podemos conseguir nosotros; tú y yo? Como la consiguieron los gentiles; su fe les fue
contada por justicia. Romanos 4:4,5. Solamente por fe, porque por la obras les era imposible alcanzarla.

 
6.- Conclusión: 

 Tal vez no haya en los evangelios una parábola que ilustre perfectamente lo que significa poseer el
manto de la justicia de Cristo para entrar con él a la fiesta de bodas en el cielo, como la que encontramos
en Mateo 22:1-14.
 En ella leemos que el rey hizo un banquete para su hijo, y envió invitaciones a todos los hombres de
bien de La ciudad. Sin embargo ninguno de los invitados aceptó la invitación del rey. Ante la negativa de
los invitados de la alta sociedad, el rey envió a sus siervos a invitar por los caminos a cualquiera que
encontraran; buenos y malos. Ricos y pobres. Sabios e ignorantes. Fue así que la casa se llenó de
convidados.
 Pero hubo un problema con uno de los invitados: rehusó ponerse el vestido de bodas que el rey
entregaba para entrar a la fiesta. Tal vez pensó que su vestido era de mejor calidad que el ofrecido por el
rey.
 Dice el evangelio que se pasó a la fiesta sin el vestido de bodas, pero no duró mucho tiempo en el
recinto. Antes de empezar la fiesta, el rey entró para ver a los convidados y descubrió allí a un hombre sin
el vestido de bodas. “Amigo; le dijo. ¿Cómo entraste aquí sin vestido de bodas?” Él enmudeció porque no
tenía argumento alguno para justificar su conducta. ¿Por qué? Porque el vestido que el rey ofrecía para el
banquete era gratuito.
 El rey ordenó que el infractor, el rechazador de su manto de justicia, fuera echado a las tinieblas de
afuera, donde será el lloro y el crujir de dientes.
 Hermano, amigo; No intentes entrar al cielo con el vestido de tus propias justicias, porque no será
aceptado en la fiesta de bodas del Cordero. El manto de la justicia de Cristo está tejido en el telar del
cielo.
 Recibe hoy ese manto blanco de la justicia de Cristo que es el único requisito para que puedas gozar
del derecho a estar en la fiesta de bodas del Cordero en el reino de los cielos.
 El vestido que el rey ofrece gratuitamente es la justicia de Cristo imputada a todo aquel que cree en
él. Juan 3:16.

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