No Calles
No Calles
No Calles
Salmo 107
Este salmo nos habla de un tiempo de prueba y aflicción. Si miramos atrás, la mayoría de las
personas nos hemos vuelto al Señor en un momento de gran prueba y aflicción. Yo recuerdo en
mis inicios, estaba recién casada, con mi hija recién nacida. Yo pasaba por una gran depresión,
y no tenía ayuda.
Estaba sola en la casa, con una bebé de días. Y no paraba de llorar, me sentía inútil, tonta, sola.
No comía, no dormía, estaba realmente fatigada, desesperada y creía que me iba a morir,
literalmente.
Y si yo les pregunto a ustedes, qué fue lo que los llevó a encontrarse con el Señor, es muy posible
que me cuenten que también pasaron por un momento en que se sintieron que no había otra
salida, que estaban al borde del precipicio, un momento donde no había salida, ni solución, que
si no fuera por el Señor, posiblemente no estarían aquí hoy.
Y es porque ese momento decisivo nos hizo volver nuestra mirada al cielo y clamar por ayuda.
Cuantos fuimos llevados a las puertas de la muerte? Cuantos soportamos angustias, traiciones,
abandonos, miseria, enfermedades? Cuantos no deseábamos vivir más? Pero la respuesta vino
cuando clamamos al Rey de Reyes y Señor de Señores. El nos rescató, personalmente. Vino el
Rey a rescatarnos. Nos tomó de la mano y nos sacó de la angustia, nos sanó y nos libró de la
ruina, de la desesperación. Nos limpió de nuestros pecados.
Ahora, les pregunto. Ahora que conocemos el amor de Dios y su misericordia, es cuando más
debemos clamar a Él en momentos de aflicción y de angustia. Y es que este salmo nos habla de
la firmeza del amor de Dios. “Alabad a Jehová, porque él es bueno, porque para siempre es su
misericordia”(v.1) El amor de Dios nunca se da por vencido.
El amor de Dios pone fin a nuestra rebeldía y nos libera de los problemas y preocupaciones, es
un amor incomparable y nunca nos abandona. Es un amor constante, sin condiciones. Él nos
acepta así como somos, así como estamos, rotos, confundidos, fracasados. Su amor no cambia.
No tenemos que irnos a arreglar antes de presentarnos delante de El. Es un amor perdurable,
sin reservas.
“Dad gracias, porque Él es bueno, porque para siempre es su misericordia” Él nos salva, nos
rescata, no importa que tan extrema sea la situación. Dios puede irrumpir en ella para
ayudarnos, con amor, con consuelo.
Tenemos tanto que agradecer, tanto que ha hecho Dios por nosotros. El Señor quiere que se lo
digamos al mundo! Que proclamemos todo lo que ha hecho por nosotos, que declaremos con
nuestra boca lo maravilloso que es Dios, no podemos retener dentro la experiencia. Tenemos
que contarlo. “Díganlo los redimidos de Jehová,Los que ha redimido del poder del enemigo”(v.2)
Dice su palabra: “Y los ha congregado de las tierras, Del oriente y del occidente, Del norte y del
sur. Anduvieron perdidos por el desierto, por la soledad sin camino, Sin hallar ciudad en donde
vivir. Hambrientos y sedientos,Su alma desfallecía en ellos“(v. 3-5) Y así como estábamos,
errantes, perdidos, cansados, con hambre y con sed, de aquí para allá buscando una salida. Así
es como nos fue rescatando, y ahora estamos reunidos en un solo camino, nos ha atraído con
cuerdas de amor hasta un solo lugar. Jesús es el camino, el pan de Dios, el agua viva, nos hace
descansar.
Siguiendo con mi testimonio, esa no fue la primera vez que el Señor me había rescatado. Yo
conocí al Señor y lo recibí como mi Unico y Suficiente Salvador cuando tenía 12 años.Recuerdo
que fue en un campamento en la montaña que duró 7 días, y claro, fueron 7 días maravillosos.
Pero luego volví a la ciudad y a la vida normal. Aunque fue la primera vez que leí la biblia, en esa
época y con esa edad la leí corrido de génesis a apocalipsis. Nunca entendía muy bien quién era
Dios.
Durante mi adolescencia y mi juventud, clamé a Dios muchas veces, y de todas Dios me salvó, Él
me libró, me sanó, me cuidó, me protegió. Pero luego volvía a mi vida normal.
“Entonces clamaron a Jehová en su angustia,Y los libró de sus aflicciones.Los dirigió por camino
derecho,Para que viniesen a ciudad habitable. Alaben la misericordia de Jehová,Y sus maravillas
para con los hijos de los hombres.Porque sacia al alma menesterosa,Y llena de bien al alma
hambrienta. Algunos moraban en tinieblas y sombra de muerte,Aprisionados en aflicción y en
hierros,Por cuanto fueron rebeldes a las palabras de Jehová,Y aborrecieron el consejo del
Altísimo.Por eso quebrantó con el trabajo sus corazones;Cayeron, y no hubo quien los
ayudase.Luego que clamaron a Jehová en su angustia,Los libró de sus aflicciones;Los sacó de las
tinieblas y de la sombra de muerte,Y rompió sus prisiones.Alaben la misericordia de Jehová,Y
sus maravillas para con los hijos de los hombres Porque quebrantó las puertas de bronce, Y
desmenuzó los cerrojos de hierro. Fueron afligidos los insensatos, a causa del camino de su
rebelión Y a causa de sus maldades; Su alma abominó todo alimento, Y llegaron hasta las puertas
de la muerte. Pero clamaron a Jehová en su angustia, Y los libró de sus aflicciones. Envió su
palabra, y los sanó, Y los libró de su ruina..”(v.6-20)
Transgredir implica violar a sabiendas los límites conocidos de la obediencia. Entonces el castigo
no es una acción directa de Dios, sino más bien una consecuencia de ignorar las leyes y
mandamientos de Dios. La liberación viene al arrepentirnos, al clamar a Dios.
Los momentos difíciles nos llegan a todos, las dificultades, las tormentas, todo eso es natural de
la vida. Pero cuando clamamos a Dios, él sana nuestro corazón, trae liberación, pone un manto
de protección. Entonces podemos atravesar esas dificultades o esas tormentas con todas las
armas y herramientas que necesitamos.
Él quiere que clamemos a Él, no es suficiente con pensar que Dios nos va a ayudar. Aunque la
palabra nos diga en el salmo 139 “Aun antes de que haya palabra en mi boca, he aquí, oh Señor,
tú ya la sabes toda.” Eso no significa que no debamos clamar. Porque como dice la Palabra en
Jeremías 33:3 “Clama a mi y yo te responderé…” Dios quiere que clamemos a El.
“Alaben la misericordia de Jehová, Y sus maravillas para con los hijos de los hombres; Ofrezcan
sacrificios de alabanza, Y publiquen sus obras con júbilo.” (v. 21-22)Cuando clamamos a Dios,
cuando Él nos responde, que alegría sentimos, que emoción, eso fortalece la fe, fortalece
nuestra alma. Alabamos, Glorificamos y Adoramos a Dios con todo nuestro corazón, llenos de
alegría y agradecimiento.
“Los que descienden al mar en naves,Y hacen negocio en las muchas aguas,Ellos han visto las
obras de Jehová,Y sus maravillas en las profundidades.Porque habló, e hizo levantar un viento
tempestuoso,Que encrespa sus ondas.Suben a los cielos, descienden a los abismos;Sus almas se
derriten con el mal. Tiemblan y titubean como ebrios,Y toda su ciencia es inútil.Entonces claman
a Jehová en su angustia,Y los libra de sus aflicciones.Cambia la tempestad en sosiego,Y se
apaciguan sus ondas.Luego se alegran, porque se apaciguaron;Y así los guía al puerto que
deseaban.Alaben la misericordia de Jehová,Y sus maravillas para con los hijos de los
hombres.Exáltenlo en la congregación del pueblo,Y en la reunión de ancianos lo alaben. ”(v.23-
32)
No hay mayor alegría que cuando atravesamos las tormentas, y vemos la mano de Dios actuar.
Los tiempos difíciles hacen que maduremos, siempre y cuando estemos agarrados del Señor.
Cuando hemos visto a Dios actuar, obrar en momentos de angustia, eso hace que cambie
nuestra visión, hace que amemos más profundamente a Dios. Entre mayor haya sido la prueba,
más alto es nuestro grito de alabanza! Es cuando alabamos al Señor con todas nuestras fuerzas.
“El convierte los ríos en desierto,Y los manantiales de las aguas en sequedales; La tierra fructífera
en estéril,Por la maldad de los que la habitan.Vuelve el desierto en estanques de aguas,Y la tierra
seca en manantiales. Allí establece a los hambrientos, Y fundan ciudad en donde vivir. Siembran
campos, y plantan viñas, Y rinden abundante fruto. Los bendice, y se multiplican en gran manera;
Y no disminuye su ganado.Luego son menoscabados y abatidos A causa de tiranía, de males y
congojas. El esparce menosprecio sobre los príncipes, Y les hace andar perdidos, vagabundos y
sin camino. (v.33-40)
Dios cuida de los suya, Dios escucha la oración. Cualquier crisis que estemos atravesando en este
momento. Soledad, depresión, opresión, enfermedad, cualquier tormenta sabemos que
tenemos un Dios, un Rey que está sentado en el Trono, que está atento, esperando para que
clamemos a Él. Está atento para mandanos ayuda, para enviar a Sus ángeles, para abrir puertas,
para darnos estrategias. Pero para eso, debemos clamar. No calles.
Hemos sido redimidos del poder del enemigo. Demos gracias a DIOS por Su misericordia. No
calles, ora, clama. Dios rompió las cadenas de la opresión y nos dio libertad. La tormenta puede
mostrarnos lo pequeños que somos, pero también muestra lo Grande que es nuestro Dios.
El es Soberano, puede cambiar los ríos en desierto, y también puede hacer que en el desieto
broten estanques de agua. “Levanta de la miseria al pobre,Y hace multiplicar las familias como
rebaños de ovejas.Véanlo los rectos, y alégrense,Y todos los malos cierren su boca. ¿Quién es
sabio y guardará estas cosas,Y entenderá las misericordias de Jehová? (v. 41-43)
No te calles, ORA, Dios está esperando que clames, Dios está esperando que lo alabes, entonces
Él se va a levantar, entonces Su Gloria se va a manifestar, entonces no podrás callarte más, y no
te detendrás y le darás gracias todos los días de tu vida.