La Leyenda de La Bruja
La Leyenda de La Bruja
La Leyenda de La Bruja
Cuando escuchó las burlas no hizo ni dijo nada. Sin embargo, eso no
se podía quedar así. Entonces, la mujer juró vengarse a costa de su
propia existencia. No pasaron muchos días cuando cerró un trato
con el diablo. La gente lo supo porque, cuando pasaban cerca de la
casa, escuchaban que la mujer hablaba a gritos con alguien. No
obstante, todos sabían que estaba sola.
Además, los gritos eran como cantos con una voz de ultratumba que
hacían temblar a todo aquel desafortunado que la escuchara. Poco
tiempo después, Aculco se volvió un pueblo lleno de terror. Primero
desapareció un niño, luego dos y, por último, tres.
Todos sabían que aquella bruja tenía algo que ver. Así que, un día,
el pueblo, armado de valor, se reunió y fueron armados con
antorchas, hachas y piedras a su casa. ¡Querían quemarla viva! Sin
embargo, nadie abrió la puerta.
Por eso, si dañaban el árbol no solo ella sufriría sino también los
niños. Las madres de los niños desaparecidos estaban presentes así
que rogaron al hombre que no dañara al árbol por piedad a sus hijos.
El valiente comprendió el pesar de las madres y asintió con la cabeza.
Además, hizo prometer a todos no dañar al árbol.
Pasaron decenas de años y, aquella historia se volvió una leyenda
que se narra en Aculco. Cabe señalar que, según se cuenta, si clavas
un cuchillo o algo filoso en el tronco de aquel deforme y gran árbol,
primero saldrá una especie de savia blancuzca que luego se teñirá
de rojo. Después, si pones atención, escucharás los quejidos
infantiles de dolor y las risas de la bruja de Aculco quienes estarán
ahí, por lo menos, hasta el final de los tiempos.