(COMPLEMENTARIA) Musto 1844

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TRAS LAS HUELLAS

DE UN FANTASMA
La actualidad de Karl Marx

coordinado por
MARCELLO MUSTO
textos de
marcello musto * manfred neuhaus
gerald hubmann * izumi omura
wei xiaoping * guillermo almeyra
fritz wolfgang haug * michael r. krätke
geert reuten * christopher j. arthur
enrique dussel * jacques bidet

prefacio de
GABRIEL VARGAS LOZANO

MÉXICO
ARGENTINA

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grupo editorial
siglo veintiuno
siglo xxi editores, s. a. de c. v. siglo xxi editores, s. a.
CERRO DEL AGUA 248, ROMERO DE TERREROS, GUATEMALA 4824, C 1425 BUP,
04310, MÉXICO, DF BUENOS AIRES, ARGENTINA

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ALMAGRO 38, 28010, ALMAGRO 38, 28010,
MADRID, ESPAÑA MADRID, ESPAÑA

HX39.5
T73
2011 Tras las huellas de un fantasma : la actualidad de Karl Marx / coordinado
por Marcello Musto ; textos de Marcello Musto [y otros once] ; prefacio
de Gabriel Vargas Lozano. — México : Siglo XXI, 2011.
252 p. — (Biblioteca del pensamiento socialista. Serie ensayos críticos)

ISBN: 978-607-03-0288-6

1. Marx, Karl, 1818-1883. 2. Socialismo. 3. Comunismo.


I. Musto, Marcello, editor. II. Vargas Lozano, Gabriel, prologuista. III. Ser.

primera edición, 2011


© siglo xxi editores, s.a. de c.v.
isbn 978-607-03-0288-6

primera edición en italiano, 2005


© manifestolibri srl
nueva edición, 2006
titulo original: sulle tracce di un fantasma. l’opera di karl marx tra filologia e filosofia

derechos reservados conforme a la ley


impreso en programas educativos, s.a.
calz. chabacano 65 local a
06850 méxico, d.f.

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MARX EN PARÍS: LOS MANUSCRITOS
ECONÓMICO-FILOSÓFICOS DE 1844

marcello musto

parís, capital del mundo nuevo

París es una “monstruosa maravilla, conjunto asombroso de movi-


mientos, máquinas y pensamiento, la ciudad de las cien mil novelas,
la cabeza del mundo”.1 Así describía Balzac, en uno de sus cuentos,
el efecto que la capital francesa producía sobre todos los que no la
conocían a fondo.
Durante los años que precedieron a la Revolución de 1848 la ciu-
dad estaba habitada por artesanos y obreros que se encontraban en
continua agitación política, así como por colonias de exiliados, re-
volucionarios, escritores y artistas de muchos países, y el fermento
social que la permeaba había adquirido una intensidad que se puede
encontrar en pocos otros periodos históricos.2 Mujeres y hombres,
con las más diferentes dotes intelectuales, publicaban libros, revistas
y periódicos, escribían poemas, hablaban en las asambleas, se dedi-
caban a interminables discusiones en los cafés, por las calles, en los
banquetes públicos, vivían en el mismo lugar influyéndose recípro-
camente.3
Bakunin había decidido viajar más allá del Rin para encontrar-
se “de golpe en medio de esos nuevos elementos que en Alemania
ni siquiera han nacido aún [el primero de los cuales es] la difu-
sión del pensamiento político en todos los estratos de la sociedad”.4
Von Stein sostuvo que “en el pueblo mismo había comenzado una
vida propia que creaba nuevas asociaciones, que pensaba nuevas

1
Honoré de Balzac, La comedia humana, Madrid, Acantilado, 2004.
2
Véase “Rapporto informativo della polizia tedesca di Magonza”, en Hans Magnus
Enzensberger (comp.), Colloqui con Marx ed Engels, Turín, Einaudi, 1977, p. 30.
3
Véase Isaiah Berlin, Karl Marx, Florencia, La Nuova Italia, 1994, p. 90.
4
Michail Bakunin, Ein Briefwechsel von 1843, mega² i/2, Berlín, Dietz Verlag, 1982,
p. 482.

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revoluciones”.5 Ruge afirmó: “en París viviremos nuestras victorias


y nuestras derrotas”.6
Era, en pocas palabras, el lugar donde había que estar en ese pre-
ciso momento histórico.
El mismo Balzac afirmaba que “las calles de París tienen cualidades
humanas e imprimen en nosotros con su fisonomía ciertas ideas de
las que no podemos defendernos”.7
Muchas de estas ideas impresionaron también a Karl Marx, que
había ido allí en octubre de 1843,8 a los 25 años; éstas marcaron pro-
fundamente su evolución intelectual que, precisamente durante su
estancia en París, maduró decisivamente.
La disposición teórica con la que llegó a la ciudad,9 tras la expe-
riencia periodística en el Rheinische Zeitung 10 y el abandono del ho-
rizonte conceptual del Estado racional hegeliano y del radicalismo
democrático que había adoptado, fue sacudida por la visión concreta
del proletariado. La incertidumbre generada por la atmósfera proble-
mática de la época, que veía consolidarse rápidamente una nueva
realidad económico-social, se disolvió al contacto, tanto en el plano
teórico como en el de la experiencia vivida, con la clase trabajadora
parisina y con sus condiciones de trabajo y de vida.
El descubrimiento del proletariado y, por su intermedio, de la re-
volución; la adhesión, aunque aún en forma indeterminada y semiu-
tópica, al comunismo; la crítica de la filosofía especulativa de Hegel y

5
Lorenz von Stein, Der Sozialismus und Kommunismus des heutigen Frankreichs. Ein
Beitrag zur Zeitgeschichte, Lepizig, Otto Wigand Verlag, 1848, p. 509.
6
Arnold Ruge, Zwei Jahre in Paris. Etudien und erinnerungen, Leipzig, Zentralanti-
quariat der ddr, 1975, p. 59
7
Honoré de Balzac, La comedia humana, op. cit.
8
Para la biografía intelectual de la estadía parisina de Marx véanse, entre los diversos
estudios disponibles, Auguste Cornu, Karl Marx et Friedrich Engels. iii. Marx à Paris, París,
Presses Universitaires de France, 1962; Jacques Grandjonc, “Studien zur Marx erstem
Paris-Aufenthal und zur Entstehung der ‘Deutschen Ideologie’”, en Schriften aus dem Karl
Marx Haus, núm. 43, Tréveris, 1990, pp. 163-212, y el más reciente Jean-Louis Lacascade,
Les métamorphoses du jeune Marx, Presses Universitaires de France, París, 2002, pp. 129-162.
9
“Cada uno deberá confesarse a sí mismo no solamente que se ha manifestado una
anarquía general entre los reformadores sino también que él mismo no tiene una vi­sión
exacta de lo que se debe hacer”, Karl Marx, Ein Briefwechsel von 1843, mega² i/2, op. cit.,
p. 486.
10
La Rheinische Zeitung für Politik, Handel und Gewerbe se publicó como cotidiano en
Colonia del 1 de enero de 1842 al 31 de marzo de 1843. Marx escribió en ella su primer
artículo el 5 de mayo de 1842 y desde el 15 de octubre de 1842 hasta el 17 de marzo de
1843 fue su jefe de redacción.

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de la izquierda hegeliana; el primer esbozo de la concepción materia-


lista de la historia y el comienzo de la crítica de la economía política
forman el conjunto de los temas fundamentales que Marx fue madu-
rando durante este periodo.
Las notas siguientes, que dejan expresamente de lado la interpre-
tación crítica de su célebre escrito juvenil, los llamados [Manuscritos
económico-filosóficos],11 redactados durante su estancia en París, privile-
gian el fondo de las cuestiones filológicas que a él se refieren.

la llegada a la economía política

Durante su colaboración con el Rheinische Zeitung Marx ya había tra-


tado algunas cuestiones económicas, aunque siempre desde el pun-
to de vista jurídico y político.12 Sucesivamente, en las reflexiones que
desarro­lló en Kreuznach en 1843 y de las cuales surgió el manuscrito
[Sobre la crítica a la filosofía hegeliana del derecho], al concebir a la sociedad
civil como base real del Estado político, llegó a la primera formulación
sobre la importancia del factor económico en las relaciones sociales.13
Sin embargo fue solamente en París, impulsado por las contradiccio-
nes del derecho y de la política, insolubles en su propio ámbito, o sea
por la incapacidad que ambas habían demostrado para dar soluciones
a los problemas reales, e impresionado de modo decisivo por las con-
sideraciones contenidas en los Lineamientos de una crítica de la economía
política, uno de los dos artículos de Engels publicados en el primer
11
En este ensayo los manuscritos incompletos de Marx, publicados por edito-
res sucesivos, están indicados entre corchetes. Karl Marx, Ökonomisch-philosophische
Manuskripte, mega² i/2, op. cit., pp. 323-438.
12
Véase Karl Marx, Verhandslungen des 6 Rheinischen Landtags. Dritter Artikel: Debat-
ten über das Holzdiebstahlsgesetz y Rechfertigung des Korrespondenten von der Mosel, mega²
i/1, Berlín, Dietz Verlag, 1975, pp. 199-236 y 296-323. Sobre este punto véanse Louis
Althusser, Per Marx, Roma, Editori Riuniti, 1970 (1967), p. 135 (edición en español,
La revolución teórica de Marx, México, Siglo XXI, 1967); Walter Tuchscheerer, Prima del
“Capitale”, Florencia, La Nuova Italia, 1980, p. 30.
13
“El Estado político no puede existir sin la base natural de la familia y la base artifi-
cial de la sociedad civil, que son su conditio sine qua non”, Zur Kritik der Hegelschen Rechtsphi-
losophie, mega² i/2, op. cit., p. 9; “La familia y la sociedad civil son las condiciones básicas
del Estado, son propiamente los activos. Pero en la especulación aparece lo contrario”,
ibid., p. 8. Precisamente aquí, por consiguiente, reside el error de Hegel, que pretende
que “el Estado político no esté determinado por la sociedad civil sino que, inversamen-
te, la determine”, ibid., p. 100. Véase al respecto Walter Tuchscheerer, op. cit., p. 49.

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y único volumen de los Deutsch-französische Jahrbücher, donde comen-


zó un “estudio crítico escrupuloso de la economía política”.14 Desde
ese momento sus investigaciones, de carácter preminentemente filo-
sófico, político e histórico, se orientaron hacia esta nueva disciplina
que se convirtió en el centro de sus investigaciones y preocupaciones
científicas, delimitando un nuevo horizonte que jamás abandonaría.15
Bajo la influencia de La esencia del dinero de Hess y de la trasposi-
ción que éste hacía del concepto de alienación del plano especulativo
al económico-social, la primera fase de estos análisis se concentró en
la crítica de la mediación económica del dinero, obstáculo a la reali-
zación de la esencia del hombre. En la polémica contra Bruno Bauer,
Sobre la cuestión judía, Marx considera esta última como un problema
social que representa la presuposición filosófica e histórico-social de
toda la civilización capitalista. El judío es la metáfora y la vanguardia
histórica de las relaciones que ella produce, y su figura mundana se
convierte en sinónimo de capitalista tout court.16
Inmediatamente después Marx inaugura el nuevo campo de estu-
dios con un gran volumen de lecturas y notas críticas que alternaba,
como se demuestra mejor a continuación, en los manuscritos y en los
cuadernos de extractos y anotaciones que solía compilar sobre los tex-
tos que leía. El hilo conductor de su trabajo es la necesidad de develar
y desmentir la mayor mistificación de la economía política: las tesis
según las cuales sus categorías son válidas en todo tiempo y en todo
lugar. Marx fue impresionado profundamente por esta ceguera y falta
de sentido histórico de los economistas que, en realidad, trataban
así de disimular y justificar la inhumanidad de las condiciones econó-
micas de ese tiempo en nombre de su carácter natural. Al comentar
un texto de Say, observa que “la propiedad privada es un hecho cuya
constitución no pertenece a la economía política pero que consti-
tuye su fundamento [...] Toda la economía política se basa pues en
un hecho que carece de necesidad.”17 Marx formula observaciones
análogas en los [Manuscritos económico-filosóficos], en los cuales subraya
que “la economía política parte del hecho de la propiedad privada.
14
Véase Maximilien Rubel, “Introduction”, en Karl Marx, Œuvres. Economie ii, París,
Gallimard, 1968, pp. liv-lv, que ubica en ese preciso momento el origen de la larga
pesadilla de toda la vida de Marx, la obsesión teórica que no lo abandonará nunca más:
la crítica de la economía política.
15
Véase Walter Tuchscheerer, op. cit., p. 56.
16
Karl Marx, Ökonomisch-philosophische Manuskripte, mega² i/2, op. cit., p. 363.
17
Ibid., p. 364.

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Pero no nos la explica”,18 “da por supuesto en forma de hecho, de


acontecimiento, lo que debe deducir”.19
La economía política considera, por eso, el régimen de propiedad
privada, el modo de producción que lo acompaña y las categorías eco-
nómicas correspondientes, como inmutables y eternamente duraderas.
El hombre de la sociedad burguesa aparece como el hombre natural.
En resumen, “cuando se habla de la propiedad privada se cree tener
que tratar con una cosa externa al hombre”,20 comenta Marx, cuyo re-
chazo de esta ontología del intercambio no podría ser más directo.
Por el contrario, apoyado en diversos y profundos estudios histó-
ricos que le habían dado una primera clave de lectura sobre la evo-
lución temporal de las estructuras sociales,21 y haciendo suyas las que
consideraba las mejores intuiciones de Proudhon, en particular su
crítica contra la idea de propiedad como derecho natural,22 Marx ya
había aprehendido el conocimiento central sobre la provisionalidad
histórica. Los economistas burgueses habían presentado las leyes del
modo de producción capitalista como si fuesen leyes eternas de la
sociedad humana. Marx, en cambio, poniendo como exclusivo y dife-
renciado objeto de investigación la naturaleza específica de las rela-
ciones de su tiempo, “la realidad lacerada de la industria”,23 subrayó
la transitoriedad de la misma, su carácter de fase históricamente pro-
ducida, y emprendió la investigación de las contradicciones que el
capitalismo produce y que llevan a su superación.
Este modo diferente de entender las relaciones sociales determinó
importantes consecuencias, la más significativa de las cuales fue, sin
duda, la relativa al concepto de trabajo alienado. Contrariamente a
los economistas, así como al mismo Hegel,24 que lo concebían como

18
Ibid., p. 374.
19
Véase Maximilien Rubel, Karl Marx, Milán, Colibrí, 2001, p. 78.
20
Pierre Joseph Proudhon, Che cos’ è la proprietà?, Milán, Zero in Condotta, 2000,
p. 51 y ss. (Edición en español, ¿Qué es la propiedad? Investigaciones sobre el principio del
derecho y del gobierno, Buenos Aires, Libros de Anarres, 2005.)
21
Karl Marx, Ökonomisch-philosophische Manuskripte, mega² i/2, op. cit., p. 384.
22
Véase Gyorgy Lukács, Il giovane Hegel e i problemi della società capitalistica, Turín,
Einaudi, 1975 (1960), p. 748 y ss. y Jean Hyppolite, Saggi su Marx e Hegel, Milán, Bom-
piani, 1965, p. 97 y ss.
23
Véase Ernest Mandel, La formazione del pensiero economico di Karl Marx, Bari, La-
terza, 1970, pp. 180-181. (Edición en español, La formación del pensamiento económico de
Marx, México, Siglo XXI, 1968.)
24
Karl Marx, Excerpte aus James Mill. Éléments d’économie politique, mega² iv/2, op. cit.,
p. 453.

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una condición natural e inmutable de la sociedad, Marx empezó un


recorrido que lo llevaría a rechazar la dimensión antropológica de
la alienación, sustituyéndola por una concepción con base histórico-
social que remitía el fenómeno a una determinada estructura de las
re­laciones productivas y sociales,25 el enajenamiento humano en las con­
diciones del trabajo industrial.
Las notas que acompañan los extractos de James Mill muestran
“cómo la economía política establece la forma enajenada de las re-
laciones sociales [die entfremdete Form des geselligen Verkehrs] como la
forma esencial y originaria y correspondiente al destino humano”.26
Lejos de ser una condición constante de la objetivación, de la pro-
ducción del obrero, el trabajo alienado es para Marx, por el contra-
rio, la expresión de la socialidad del trabajo dentro de los límites del
orden actual, de la división del trabajo que considera al hombre “un
torno, una herramienta [...] y lo transforma en un aborto espiritual
y físico”.27
En la actividad laboral se afirma la peculiaridad del individuo, la
actuación de una imprescindible necesidad suya; sin embargo, “esta
realización del trabajo aparece en la fase de la economía privada
como una anulación del obrero [Entwirklichung des Arbeiters]”.28 El
trabajo sería afirmación humana, liberación creadora, “pero en las
condiciones de la propiedad privada mi individualidad está a tal pun-
to alienada que esta actividad me es odiosa, es para mí un tormento
y sólo la apariencia de una actividad y es por lo tanto solamente una
actividad exigida a la fuerza [erzwungene Thägkeit] y que me es impues-
ta sólo por una accidental necesidad exterior”.29
25
Ibid., p. 456.
26
Karl Marx, Ökonomisch-philosophische Manuskripte, mega² i/2, op. cit., p. 365.
27
Karl Marx, Exzerpte aus James Mill. Éléments d’économie politique, mega² iv/2, op. cit.,
p. 466.
28
Véase Walter Tuchscheerer, op. cit., pp. 142, 154-155.
29
Al respecto, remitimos al testimonio de Arnold Ruge: “Lee mucho, trabaja con in-
tensidad no común [...] pero no termina nada, deja todo por la mitad para zambullirse
cada vez de cabeza en un infinito mar de libros”, trabaja “casi hasta enfermarse, sin acos-
tarse durante tres o cuatro noches seguidas”, carta de A. Ruge a L. Feuerbach del 15 de
mayo de 1844, en Hans Magnus Enzensberger (comp.), Colloqui con Marx ed Engels, op.
cit., p. 22; “Si Marx no se mata él solo con el desorden, la soberbia y el trabajo desespera-
dísimo, y si la extravagancia comunista no le borra toda sensibilidad por la simplicidad y
la nobleza de la forma, de sus infinitas lecturas e incluso de su dialéctica sin conciencia
se puede esperar algo [...] Quiere siempre escribir sobre las cosas que apenas ha termi-
nado de leer, pero después recomienza a leer y a tomar apuntes. Sin embargo, pienso
que, tarde o temprano, conseguirá terminar una obra larguísima y abstrusísima en la

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Marx llegó a estas conclusiones recogiendo las teorías válidas de


la ciencia económica, criticando sus elementos constitutivos e invir-
tiendo los resultados de las mismas.30 Eso fue posible mediante un es-
fuerzo intensísimo y sin tregua. El Marx de París es un hombre famé-
lico de lecturas a las que se dedica día y noche. Es un Marx lleno de
entusiasmos y de proyectos, que traza planes de trabajo tan grandes
que jamás podrá terminar, que estudia cada documento relativo a las
cuestiones que examina para después ser absorbido por el progreso
rapidísimo de su conocimiento y por las mutaciones de los intereses
que lo trasladan, puntualmente, hacia nuevos horizontes, ulteriores
propuestas y nuevamente otras investigaciones.31
Sur la rive gauche de la Seine planifica una crítica de la filosofía del
derecho de Hegel, realiza estudios sobre la Revolución francesa para
escribir una historia de la Convención, proyecta una crítica de las
doctrinas socialistas y comunistas existentes.32 Después se lanza a un
furioso estudio de la economía política que, de improviso y acuciado
por la prioridad de despejar definitivamente el terreno alemán de la
crítica trascendente de Bauer y sus asociados, interrumpe para escri-
bir su primera obra: La sagrada familia. Y después, nuevamente, otros
cien propósitos: si había que hacer una crítica, ésta pasaba por su
cabeza y por su pluma. Sin embargo, el joven más prolífico del movi-
miento de la izquierda hegeliana era también el que había publicado
menos que muchos otros. Lo incompleto, que caracterizará toda su
obra, aparece ya en los trabajos de su año parisino. Su escrupulosidad
tenía mucho de increíble: se negaba a escribir una frase si no conse-
guía demostrarla de diez modos diferentes.33 La convicción de la insu-
que volcará a granel todo el material que ha acumulado”, en A. Ruge a M. Duncker, 29
de agosto de 1844, ibid., p. 28. A este respecto véase Mario Rossi, Da Hegel a Marx. iii. La
scuola hegeliana. Il giovane Marx, Milán, Feltrinelli, 1974 (1963), pp. 152 y 211.
30
Véase carta de A. Ruge a M. Duncker del 29 de agosto de 1844, en Hans Magnus
Enzensberger (comp.), op. cit., p. 28.
31
Véase el testimonio de Paul Lafargue, que reproduce los que contaba Engels so-
bre el otoño de 1844: “Engels y Marx adquirieron la costumbre de trabajar juntos. En-
gels, que sin embargo era de una precisión extrema, más de una vez perdió la paciencia
ante la escrupulosidad de Marx, que se negaba a escribir una frase si no podía probarla
de diez modos diferentes”, en Hans Magnus Enzensberger (comp.), op. cit., p. 28.
32
Véase el testimonio de Heinrich Bürgers: “En ese periodo la severa autocrítica
que acostumbraba ejercer sobre sí mismo le impidió realizar la obra mayor”, ibid., p. 41.
33
Sobre esta complicada relación véase David Riazanov, Einleitung, en mega i/12,
Berlín, Marx-Engels-Verlag, 1929, p. xix, quien fue el primero en señalar la gran dificul-
tad que existe para definir un confín preciso entre los simples cuadernos de extractos y
los que, en cambio, deben ser considerados propiamente trabajos preparatorios.

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marx en parís: los manuscritos económico-filosóficos de 1844 123

ficiencia de sus informaciones y de la inmadurez de sus evaluaciones


le impedía publicar gran parte de los trabajos a los que se había de-
dicado y que, por eso, quedaban fragmentarios y apenas esbozados.
Sus apuntes, por lo tanto, son preciosísimos. Miden la amplitud de
sus investigaciones, contienen algunas de sus reflexiones y deben ser
valorados como parte integrante de su obra. Eso vale también para
el periodo parisino, durante el cual tanto los manuscritos como las
notas de lectura atestiguan el lazo estrecho e inescindible que existe
entre los escritos y los apuntes.34

manuscritos y cuadernos de extractos: los papeles de 1844

A pesar de estar incompletos, y de la forma fragmentaria que los dis-


tingue, los [Manuscritos económico-filosóficos de 1844] casi siempre han
sido leídos prestando escasa atención a los problemas filológicos que
los caracterizan, los cuales han sido ignorados o considerados poco
importantes.35 Los manuscritos fueron publicados íntegramente por
primera vez sólo en 1932, y además en dos ediciones diferentes. En la
colección dirigida por los estudiosos socialdemócratas Landshut y Ma-
yer, titulada Der Historische Materialismus, aparecieron bajo el título Na-
tionalökonomie und Philosophie,36 mientras que en la Marx-Engels-Gesam­
tausgabe fueron titulados Ökonomisch-philosophische Manuskripte aus dem
Jahre 1844.37 Además del nombre, ambas publicaciones se distinguían
también por el contenido y por el orden de las diversas partes que evi-
denciaban grandes diferencias. La primera, repleta de errores debido
al pobre descifrado del original, no publicó el primer grupo de hojas,
el llamado primer manuscrito, y le atribuyó equivocadamente a Marx
34
Véase Jürgen Rojahn, “Il caso dei cosidetti ‘manoscritti economico-filosofici dell’
anno 1844’”, Passato e Presente, núm. 3, 1983, p. 42.
35
Karl Marx, Der historische Materialismus. Die Frübschriften, edición de Sziegfried
Landshut y Jacob Peter Mayer, Leipzig, Alfred Kröner Verlag, 1932, pp. 283-375. Una
nueva edición, esta vez compilada solamente por Landshut, apareció en 1953; para la
última redición véase Karl Marx, Die Frübschriften, Stuttgart, Alfred Kröner Verlag, 2004.
36
Karl Marx, Ökonomisch-philosophische Manuskripte aus dem Jahre 1844, mega i/3, Ber-
lín, Marx-Engels-Verlag, 1932, pp. 29-172.
37
Estas páginas, que atestiguan la dificultad de la clasificación, aparecen en la mega²
tanto en la primera sección, que contiene las obras y los borradores, como en la cuarta,
que recoge los extractos. Véase Karl Marx, mega² i/2, op. cit., pp. 439-444; Karl Marx,
mega² iv/2, op. cit., pp. 493-500.

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un cuarto manuscrito que en realidad era un resumen del capítulo fi-


nal de la Fenomenología del espíritu de Hegel.38 Sin embargo, se ha teni-
do muy poco en cuenta que también los editores de la primera mega,
al darle un nombre, al colocar el prefacio al principio —en realidad
se encuentra en el tercer manuscrito— y al reorganizar el conjunto,
terminaron por hacer creer que Marx había tenido desde el comien-
zo la idea de escribir una crítica de la economía política y que todo
había estado dividido originalmente en capítulos.39
Además, generalmente se dio por sentada la tesis —inexacta— se-
gún la cual Marx habría redactado estos textos sólo después de ha-
ber leído y compendiado las obras de economía política,40 cuando
en realidad el proceso de escritura se hizo alternando entre grupos
de manuscritos y extractos41 y, por el contrario, estos últimos intersec-
taron toda la producción parisina, desde los ensayos para el Deutsch-
französiche Jahrbücher hasta La sagrada familia.
A pesar de su forma evidentemente problemática, de la confusión
resultante de las diversas versiones mandadas a imprimir y, sobre
todo, de la conciencia de la ausencia de gran parte del segundo ma-
nuscrito, el más importante y desgraciadamente perdido, ninguno de
los intérpretes críticos y responsables de las nuevas ediciones se de-
dicó a rexaminar los originales, cosa que, sin embargo, por ese texto
que tanto pesaba en el debate entre las diferentes interpretaciones
críticas de Marx, resultaba tan necesaria.
Escritos entre mayo y agosto, los [Manuscritos económico-filosóficos]
no pueden ser considerados una obra, un texto coherente escrito de
manera sistemática y preordenada. Todas las muchas interpretacio-
nes que han querido atribuirles el carácter de una orientación con-

38
Véase Jürgen Rojahn, “Il caso dei cosidetti ‘manoscritti economico-filosofici
dell’anno 1844’”, op. cit., p. 43; Jürgen Rojahn, “The emergence of a theory: The im-
portance of Marx’s notebooks exemplified by those from 1844”, Rethinking Marxism,
vol. 14, núm. 4, 2002, p. 33.
39
Véase David McLellan, Marx prima del marxismo, Turín, Einaudi, 1974, p. 189.
40
Véase Nikolai Lapin, Der junge Marx, Berlín, Dietz Verlag, 1974, p. 304 y ss.
41
Sin pretender de ningún modo presentar el infinito debate sobre este escrito
de Marx, circunstanciamos la referencia a dos entre los más importantes trabajos que
avanzan estas posiciones. A la primera orientación pertenecen Landshut y Meyer,
que fueron los primeros que leyeron “en cierto sentido la obra más central de Marx
[que] forma el punto nodal de todo su desarrollo conceptual” y “en su núcleo anticipa
ya El capital ”, véase Karl Marx, Der historische Materialismus. Die Frübschriften, op. cit., pp.
xiii y v. A la segunda, en cambio, corresponde la célebre tesis de coupure épistémologique
de Althusser; véase Louis Althusser, Per Marx, op. cit., p. 15 y ss.

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marx en parís: los manuscritos económico-filosóficos de 1844 125

cluida, tanto las que revelaban en ellos que el pensamiento marxiano


estaba ya completo como las que los indicaban como una concepción
definida y opuesta a la de la madurez científica,42 son refutadas por
el examen filológico. No homogéneos y muy lejos de presentar una
conexión estrecha entre las partes, los manuscritos son, más bien, la
expresión evidente de un pensamiento en continuo movimiento.43 El
modo de asimilar y utilizar las lecturas de las cuales éste se nutría es
mostrado por el examen de los nueve cuadernos que nos llegaron, los
cuales tienen más de 200 páginas de extractos y comentarios.44
En los cuadernos parisinos se reúnen los rastros del encuentro de
Marx con la economía política y del proceso de formación de sus
primerísimas elaboraciones sobre la teoría económica. Al confrontar
estos cuadernos con los escritos del periodo, publicados o no, surge
de modo decisivo la importancia de las lecturas en el desarrollo de
sus ideas. Circunscribiendo la lista únicamente a los autores de eco-
nomía política, Marx redacta extractos de los textos de Say, Schüz,
List, Osiander, Smith, Skarbek, Ricardo, James Mill, MacCulloch, Pre-
vost, Destutt de Tracy, Buret, De Boisguillebert, Law y Lauderdale.45
Además, en los [Manuscritos económico-filosóficos], en los artículos y en
la correspondencia de la época, aparecen referencias a Proudhon,
Schulz, Pecquet, Loudon, Sismondi, Ganihl, Chevalier, Malthus, De
Pompery y Bentham.
Marx escribió los primeros extractos del Traité d’économie politique
de Say, del cual transcribió partes enteras, mientras iba asimilando co-
nocimientos elementales de economía. La única anotación es poste-
rior y se concentra del lado derecho de la hoja, destinado, como solía,
a esta función. También los compendios de Smith, cronológicamente
sucesivos, tuvieron el objetivo análogo de lograr adquisiciones básicas
de las nociones económicas. De hecho, aunque sean más extensos,
42
Véase Emile Botticelli, “Présentation”, en Karl Marx, Manuscrits de 1844, París,
Éditions Sociales, 1962, pp. xxxvii-xl; Ernest Mandel, La formazione del pensiero econo-
mico di Karl Marx, Bari, Laterza, 1970 (1969), p. 175.
43
Están contenidos en Karl Marx, mega² iv/2, op. cit., pp. 279-579 y Karl Marx, mega²
iv/3, Berlín, Akademie Verlag, 1998, pp. 31-110.
44
En ese periodo Marx lee a los economistas ingleses todavía en traducciones
francesas. Para una descripción de los originales de los cuadernos véase Jürgen Ro-
jahn, “Il caso dei cosidetti ‘manoscritti economico-filosofici dell’anno 1844’”, op. cit.,
pp. 52-56.
45
Véase Jacques Grandjonc, Marx et les communistes allemands à Paris 1844, París,
Maspero, pp. 61-62; véase también la carta de K. Marx a H. Börnstein, escrita a más
tardar en noviembre de 1844, mega² iii/1, Berlín, Dietz Verlag, 1975, p. 248.

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no presentan casi ningún comentario. A pesar de eso, el pensamiento


de Marx resulta claro por el orden de los fragmentos y, como sucede
a menudo en otras partes, por su modo de contraponer entre sí tesis
divergentes de diversos economistas. Un carácter diferente tienen en
cambio los de Ricardo, en los cuales aparecen sus primeras observa-
ciones. Éstas se concentraron sobre los conceptos de valor y precio,
concebidos aún como perfectamente idénticos. Esta igualdad entre
los valores de las mercancías y los precios reside en la concepción
inicial de Marx, que otorgaba realidad sólo al valor de cambio pro-
ducido por la competencia, relegando el precio natural al reino de
la abstracción, como una pura quimera. Al avanzar los estudios estas
notas críticas ya no son esporádicas sino que se intercalan en los resú-
menes de las obras, aumentando, con el avance del conocimiento, de
autor en autor. Frases aisladas, después consideraciones más extensas,
hasta que, habiéndose concentrado, mediante los Éléments d’économie
politique de James Mill, en la crítica de la intermediación del dinero
como dominio completo de la cosa enajenada sobre el hombre, la
relación se invierte y ya no son sus textos los que interrumpen los
extractos sino que sucede exactamente lo opuesto.
Por último, para demostrar una vez más la importancia de los ex-
tractos nos parece útil señalar la utilización de estas notas, sea cuan-
do fueron redactadas, sea posteriormente. Parte de ellas fueron pu-
blicadas, en 1844, en el Vorwärts!, el bisemanario de los emigrados
alemanes en París, para contribuir a la formación intelectual de los
lectores.46 Sobre todo, dado que eran tan exhaustivas, fueron después
utilizadas por Marx, que tenía la costumbre de releer sus apuntes
tiempo después,47 en los manuscritos económicos de 1857-1858 —me-
jor conocidos como los [Grundrisse]—, en los de 1861-1863 y en el
primer libro de El capital.48
En conclusión, Marx desarrolló sus pensamientos tanto en los [Ma-
46
Véanse las memorias de Paul Lafargue, en las cuales recuerda que Marx “tenía
la costumbre de releer después de varios años sus libretas y los fragmentos marcados
en sus libros”, en Hans Magnus Enzensberger (ed.), Colloqui con Marx ed Engels, op. cit.,
p. 244.
47
Véase Friedrich Engels, Zur vierten Auflage, mega² ii/10, Berlín, Dietz Verlag, 1991,
p. 23. Al respecto véase también Karl Marx, mega² iv/3, op. cit., pp. 613-640 y Maximilien
Rubel, “Les premières lectures économiques de Karl Marx (ii)”, Études de Marxologie,
núm. 2 (1959), p. 67 y ss.
48
“No existe nada en qué apoyarse para establecer que los manuscritos forman un
conjunto en sí mismo”, en Jürgen Rojahn, “Il caso dei cosidetti ‘manoscritti economi-
co-filosofici dell’anno 1844’”, op. cit., p. 57.

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marx en parís: los manuscritos económico-filosóficos de 1844 127

nuscritos económico-filosóficos] como en los cuadernos de extractos de


lecturas. Los manuscritos están llenos de citas —el primero es casi una
colección de ellas—, y los cuadernos de compendios, aunque mayor-
mente centrados sobre los textos que leía, están acompañados por sus
comentarios. El contenido de ambos, así como la modalidad de es-
critura —caracterizada por la división de las hojas en columnas—, la
numeración de las páginas y el momento de la redacción, confirman
que los [Manuscritos económico-filosóficos] no son una obra separada49
sino una parte de su producción crítica, que en este periodo estuvo
compuesta por los extractos de los textos que estudiaba, por las re-
flexiones críticas sobre ellos y por elaboraciones que, impulsivamente
o de modo más razonado, ponía en el papel. Separar estos manuscri-
tos del resto, extrapolarlos de su contexto, puede por lo tanto llevar a
un error interpretativo. La sola complejidad de estas notas, junto con
la reconstrucción histórica de su maduración, muestra realmente el
itinerario y la sofisticación de su pensamiento crítico durante el in­
tensísimo año de trabajo parisino.50

crítica de la filosofía y crítica de la política

El ambiente que circundó el avance de las ideas de Marx y la influencia


que sobre él ejerció, en el plano teórico y práctico, merece una breve
reflexión más. Este ambiente se caracterizaba por una profunda trans-
formación económica y social y, en primer lugar, por la gran expan-
sión proletaria. Con el descubrimiento del proletariado Marx pudo
descomponer, en términos de clase, la noción hegeliana de sociedad
civil. Además, asumió la comprensión de que el proletariado era una
clase nueva, diferente de los pobres, ya que su miseria se derivaba de
sus condiciones de trabajo mismas. Se trataba de la demostración
de una de las principales contradicciones de la sociedad burguesa: “el
obrero se empobrece tanto más cuanto mayor es la riqueza que pro-
duce, cuanto más su producción crece en potencia y en extensión”.51
La rebelión de los tejedores de Silesia, que se produjo en junio, le

49
Véase Jürgen Rojahn, The emergence of a theory: The importance of Marx’s notebooks
exemplified by those from 1844, op. cit., p. 45.
50
Karl Marx, Ökonomisch-philosophische Manuskripte, mega² i/2, op. cit., p. 364.
51
Véase Michael Löwy, Il giovane Marx, Bolsena, Massari Editore, 2001, p. 57.

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dio a Marx una ocasión más para desarrollar su orientación. En las


“Glosas críticas al margen del artículo ‘El rey de Prusia y la reforma
social. De un prusiano’”, publicadas en Vorwärts!, mediante la crítica
a Ruge y a un artículo precedente del mismo que acusaba a esa lucha
de falta de espíritu político, tomó distancia de la concepción hegelia-
na que veía en el Estado el único representante del interés general
y que relegaba todo movimiento de la sociedad civil al ámbito de la
parcialidad y de la esfera privada.52 Al contrario, para Marx “una re-
volución social se encuentra desde el punto de vista de la totalidad”53
y, bajo el impulso de este acontecimiento de considerable y explícito
carácter revolucionario, él destacó el error de cuantos buscaban la
base de los problemas sociales “no ya en la esencia del Estado sino en
una determinada forma de Estado”.54
De un modo más general, repudió la reforma de la sociedad, ob-
jetivo de las doctrinas socialistas, la igualdad del salario y una nueva
organización del trabajo en el marco del régimen capitalista como
propuestas de quien todavía está prisionero de lo que combate
(Proud­hon) y de quien, sobre todo, no comprendía la verdadera re-
lación que existía entre la propiedad privada y el trabajo alienado.
En efecto, “aunque la propiedad privada parece ser el fundamen-
to, la causa del trabajo alienado [entäusserten Arbeit], es más bien la
consecuencia”;55 “la propiedad privada es el producto, el resultado,
la consecuencia necesaria del trabajo alienado [entäusserten Arbeit]”.
A las teorías socialistas Marx les opuso un proyecto de transformación
radical del sistema económico para el cual era “el capital [el] que
debe ser suprimido ‘como tal’”.56
Cuanto más advertía la cercanía de estas doctrinas a su pensamien-
to, tanto más se acentuaba la crítica a las mismas, reforzada por la ne-
cesidad de aclarar los problemas. La elaboración de su concepción lo
llevó a una continua confrontación entre las ideas que lo rodeaban
y los diversos resultados que nacían del avance de sus estudios. El re-
corrido fulminante de su maduración se lo impuso. La misma suerte
le tocó a la izquierda hegeliana. Por el contrario, los juicios sobre sus
representantes fueron los más severos, ya que encarnan también la au-
52
Karl Marx, Kritische Randglossen zu dem Artikel “Der König von Preußen und die Sozial-
reform. Von einem Preußen”, mega² i/2, op. cit., p. 462.
53
Ibid., p. 455.
54
Karl Marx, Ökonomisch-philosophische Manuskripte, mega² i/2, op. cit., pp. 372-373.
55
Ibid., p. 372.
56
Ibid., p. 387.

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marx en parís: los manuscritos económico-filosóficos de 1844 129

tocrítica a su propio pasado.57 El Allgemeine Literatur-Zeitung, el órgano


mensual que Bruno Bauer dirigía, afirmaba perentoriamente en sus
páginas que “el crítico se abstenga de participar en los dolores o las ale-
grías de la sociedad [...] sesione majestuosamente en soledad”.58 Para
Marx, en cambio, “la crítica no es una pasión del cerebro [...] un cu­
chillo anatómico, es un arma. Su objeto es su enemigo, al cual no quie-
re refutar sino aniquilar [...] No se coloca más como fin en sí mismo,
sino ya solamente como medio.”59 Contra el solipsismo de la “crítica
crítica”,60 que partía de la concepción abstracta según la cual reconocer
una enajenación quería decir haberla ya superado, le había parecido,
de modo claro, que “la fuerza material sólo puede ser abatida por la
fuerza material”61 y que el ser social solamente podía ser cambiado por
obra de la praxis humana. Descubrir la condición alienada del hombre,
tomar conciencia de la misma, debía significar, al mismo tiempo, obrar
en pro de su efectiva supresión. Entre la filosofía encerrada en el aisla-
miento especulativo, que producía solamente estériles batallas de con-
ceptos, y su crítica, “que está en medio de la batalla”,62 no podía haber
una distancia mayor. Era lo que separaba la búsqueda de la libertad de
la autoconciencia de la búsqueda de la libertad del trabajo.

conclusiones

El pensamiento de Marx vio durante este año crucial una evolución


decisiva. Ya está seguro de que la transformación del mundo es cues-
tión de praxis, “que la filosofía no podía cumplir precisamente porque

57
Véase Mario Rossi, op. cit., pp. 148-149 y 599.
58
Bruno Bauer (ed.), Allgemeine Literatur-Zeitung, cuaderno 6, Charlottenburg, Ver-
lag von Egbert Bauer, 1844, p. 32. Véase la carta de K. Marx a L. Feuerbach del 11 de
agosto de 1844, mega² iii/1, Berlín, Dietz Verlag, 1975, p. 65.
59
Karl Marx, Zur Kritik der Hegelschen Rechtsphilosophie. Einleitung, mega² i/2, op. cit.,
p. 172.
60
Marx utiliza el epíteto en La sagrada familia para denotar a Bruno Bauer y a otros
jóvenes hegelianos que colaboraban en la Allgemeine Literatur-Zeitung y burlarse de ellos.
61
Ibid., p. 177. (Edición en español, La sagrada familia, Buenos Aires, Claridad,
2008.)
62
Karl Marx, Zur Kritik der Hegelschen Rechtsphilosophie. Einleitung, mega² i/2, op. cit.,
p. 173. (Edición en español, Crítica de la filosofía del derecho de Hegel, Buenos Aires, Del
Signo, 2004.)

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ella entendía esa tarea solamente como un trabajo teórico”.63 Marx se


despide de manera definitiva de la filosofía que no ha alcanzado esta
conciencia y que no ha realiza­do la necesaria modificación transfor-
mándose en filosofía de la praxis. Su análisis, en adelante, no parte
de la categoría de trabajo alienado sino de la realidad de la miseria
obrera. Sus conclusiones no son especulativas sino que están dirigidas
a la acción revolucionaria.64
Su misma concepción política cambia profundamente. Sin adoptar
ninguna de las angostas doctrinas socialistas y comunistas existentes,
y por el contrario, tomando distancia de ellas, madura la conciencia
plena de que son las relaciones económicas las que tejen la red conec-
tiva de la sociedad y que “la religión, la familia, el Estado, el derecho,
la moral, la ciencia, el arte, etc., no son sino modos particulares de la
producción y caen bajo el dominio de su ley universal”.65 El Estado ha
perdido así la posición prioritaria que detentaba en la filosofía políti-
ca hegeliana y, absorbido dentro de la sociedad, es concebido como
una esfera determinada y no determinante de las relaciones entre los
hombres. Según Marx, “sólo la superstición política imagina todavía
hoy que la vida civil deba necesariamente ser mantenida unida por el
Estado mientras, por el contrario, en la realidad el Estado es mante-
nido unido por la sociedad civil”.66
Su estructura conceptual cambia también radicalmente respec-
to al sujeto revolucionario. De la referencia inicial a la “humanidad
que sufre”67 Marx llega a la identificación del proletariado. Éste es
considerado, primeramente, como noción abstracta fundada sobre
antítesis diálecticas, “elemento pasivo”68 de la teoría, para convertirse
después, sobre la base de un primer análisis económico-social, en el
elemento activo de su propia liberación, en la única clase dotada de
potencialidad revolucionaria existente en el orden social capitalista.
Por último, la crítica más bien vaga de la mediación política del
Estado y de la económica del dinero, obstáculos a la realización de la
esencia en común del hombre de matriz feuerbachiana, es sustituida
por la de una relación histórica que comienza a delinear en la pro-
63
Karl Marx, Ökonomisch-philosophische Manuskripte, mega² i/2, op. cit., p. 395.
64
Véase Ernest Mandel, op. cit., p. 175.
65
Karl Marx, Ökonomisch-philosophische Manuskripte, mega² i/2, op. cit., p. 390.
66
Friedrich Engels-Karl Marx, Die heilige Familie, op. cit., p. 128.
67
Karl Marx, Ein Briefwechsel von 1843, mega² i/2, op. cit., p. 479.
68
Karl Marx, Zur Kritik der Hegelschen Rechtsphilosophie. Einleitung, mega² i/2, op. cit.,
p. 178.

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marx en parís: los manuscritos económico-filosóficos de 1844 131

ducción material la base de todo análisis y transformación del presen-


te: “En la relación del obrero con la producción está incluida toda
la transformación del hombre en siervo [menschliche Knechtschaft], y
todas las relaciones de servidumbre no son otra cosa que modificacio-
nes y consecuencias de la primera relación.”69 Por consiguiente, Marx
ya no plantea una genérica reivindicación de la emancipación sino la
transformación radical del proceso real de producción.
Mientras llega a estas conclusiones, planifica otros trabajos más:
después de La sagrada familia continúa los estudios y los resúmenes
de economía política, delinea una crítica a Stirner, esboza el “Plan
para un escrito sobre el Estado”,70 extiende apuntes sobre Hegel,71
programa escribir una crítica al economista alemán List que realizará
poco después.72 Es imparable. Engels le ruega que lance su material
al mundo porque “el maldito tiempo apremia”73 y Marx, antes de ser
expulsado de París,74 firma con el editor Leske un contrato para la pu-
blicación de una obra en dos volúmenes que debería titularse Crítica
de la política y de la economía política.75 Sin embargo habrá que esperar
15 años, hasta 1859, para que una primera parte de su obra, Para la
crítica de la economía política, sea publicada.
Los [Manuscritos económico-filosóficos] y los cuadernos de extractos
y de anotaciones muestran el sentido de los primeros pasos de esta
empresa. Sus escritos están llenos de elementos teóricos derivados de
predecesores y contemporáneos. Ninguno de los borradores o de las

69
Karl Marx, Ökonomisch-philosophische Manuskripte, mega² i/2, op. cit., pp. 373-374.
70
Karl Marx, Die Entstebungschichte des modern Staats oder die französische Revolution,
mega² iv/3, op. cit., p. 11.
71
Karl Marx, Hegel’sche Construction der Phänomenologie, ibid.
72
Karl Marx, “Über Friedrich List Buch Das nationale System der politischen Ökonomie”,
Beiträge zur Geschichte der Arbeiterbewegung, año 14, vol. 3, 1972, pp. 425-446.
73
Carta de F. Engels a K. Marx de los primeros días de octubre de 1844, mega² iii/1,
Berlín, Dietz Verlag, 1975; véase además F. Engels a K. Marx, 20 de enero de 1845:
“Trata de terminar tu libro de economía política; aunque quedases descontento con
muchas cosas, no importa, los ánimos están maduros, y debemos golpear el hierro mien-
tras está caliente”, ibid., p. 127. Al escribir así, Engels demuestra no conocer todavía a
Marx tan bien como lo conocía A. Ruge que, en la carta a K. M. Fleischer del 9 de julio
de 1844, afirmaba por el contrario que “sería una gran lástima si no escribiese libros.
Pero tenemos que resignarnos y esperar”, en Hans Magnus Enzensberger (comp.), op.
cit., p. 26.
74
Presionadas por el gobierno prusiano, las autoridades francesas emitieron una
orden de expulsión contra diversos colaboradores del Vorwärts! Marx se vio obligado a
abandonar París el 1 de febrero de 1845.
75
Marx y Engels, Werke, vol. 27, Berlín, Dietz Verlag, 1963, p. 669.

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obras de este periodo puede ser clasificado en una disciplina específi-


ca. No hay escritos puramente filosóficos, ni esencialmente económi-
cos, ni solamente políticos. Lo que se deriva de ellos no es un nuevo
sistema, un conjunto homogéneo, sino una teoría crítica.
El Marx de 1844 tiene la capacidad de combinar las experiencias
de los proletarios de París con los estudios sobre la Revolución france-
sa, la lectura de Smith con las intuiciones de Proudhon, la rebelión
de los tejedores silesianos con la crítica a la concepción hegeliana del
Estado, los análisis de Buret76 sobre la miseria con el comunismo. Es
un Marx que sabe reunir estos diferentes conocimientos y experien-
cias y que, tejiendo el lazo entre ellos, da vida a una teoría revolucio-
naria.
Su pensamiento, en particular las observaciones económicas que
comienzan a desarrollarse durante la estadía parisina, no son el fruto
de un destello inesperado sino el resultado de un proceso. La ha-
giografía marxista-leninista, que durante tanto tiempo dominó en
el pasado, presentándolo con una inmediatez imposible y preorde-
nando un resultado final instrumental, ha trastornado el camino del
conocimiento y representa la más pobre de las reflexiones. La Marx
Forschung, en cambio, reconstruyendo génesis, deudas y conquistas de
los trabajos de Marx, evidencia la complejidad de la elaboración, per-
mite nuevas interpretaciones y, sobre todo, restituye un método y una
obra que todavía interpelan a todo pensamiento crítico del presente.

Traducción de Guillermo Almeyra

76
Véase Eugène Buret, De la misère des classes laborieuses en Angleterre et en France, París,
edhis, 1979.

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ÍNDICE

prefacio a la edición en español, por gabriel vargas lozano 9

la marx-engels gesamtausgabe (mega2)


y el redescubrimiento de marx, por marcello musto 21

PRIMERA SECCIÓN
mega2: LA NUEVA EDICION HISTÓRICO-CRÍTICA
DE LAS OBRAS COMPLETAS DE MARX Y ENGELS

clásico entre los clásicos. bases filológico-editoriales,


estructura y últimos desarrollos de la
marx-engels gesamtausgabe (mega), por manfred neuhaus 65

clásicos incompletos. constelaciones filológico-editoriales


en marx y en otros clásicos de las ciencias sociales,
por gerald hubmann 81

SEGUNDA SECCIÓN
INVESTIGACIÓN ACTUAL SOBRE EL PENSAMIENTO DE MARX

la investigación sobre marx en japón y la actividad del


grupo de trabajo de la mega en sendai, por izumi omura 93

el estado actual de la investigación sobre


marx en china, por wei xiaoping 108

marx en parís: los manuscritos económico-filosóficos de 1844,


por marcello musto 116

apuntes sobre la penetración de marx en américa latina,


por guillermo almeyra 133

[251]

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252 índice

TERCERA SECCIÓN
EL CAPITAL: LA CRÍTICA INCOMPLETA

el proceso de aprendizaje de marx. en contra de corregir


a marx con hegel, por wolfgang fritz haug 149

la renovación de la economía política: donde marx sigue


siendo insustituible, por michael r. krätke 166

una transustanciación recorre… la sustancia introversa


ideal y la forma extroversa ideal del valor en el capital,
por geert reuten 185

el capital de marx y la lógica de hegel,


por christopher j. arthur 201

hegel, schelling y el plusvalor, por enrique dussel 216

la reconstrucción metaestructural de el capital,


por jacques bidet 227

apéndice. la importancia actual de marx, 150 años después


de los grundrisse. conversación con eric hobsbawm,
por marcello musto 239

los autores 247

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