Erich Fromm y Alfred Adler

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(23 de marzo de 1900 en Fráncfort del Meno, Hesse, Alemania - 18 de marzo

de 1980 en Muralto, Cantón del Tesino, Suiza) fue un destacado psicólogo


social, psicoanalista, filósofo y humanista alemán y estadounidense.

Miembro del Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad de


Fráncfort, participó activamente en la primera fase de las investigaciones
interdisciplinarias de la Escuela de Fráncfort, hasta que a fines de los años 40
rompió con ellos debido a la heterodoxa interpretación de la teoría freudiana
que desarrolló dicha escuela, la cual intentó sintetizar en una sola disciplina el
Psicoanálisis y los postulados del Marxismo. Fue uno de los principales
renovadores de la teoría y práctica psicoanalítica a mediados del siglo XX.

Filósofo y psicoanalista americano, nacido en Francfort, Alemania. Estudió


filosofía, sociología y psicología en Heidelberg y Munich. Realizó su
entrenamiento psicoanalítico en el Instituto de psicoanálisis de Berlín, y ejerció
como psicoanalista en Berlín y Francfort, donde de 1929 a 1932 colabora en la
sección de psicoanálisis del Instituto para la Investigación Social, vinculado a la
escuela de Francfort. A causa del nazismo emigra a los EE.UU y enseña en las
universidades de Nueva York, Washington, Yale y Michigan, y en el Bennington
College, en Vermont. Fue también profesor de la universidad Autónoma de
México, país en donde ejerció una profunda influencia.En los primeros años de
su llegada a América colabora en la «Revista de Investigación social»
(«Zeitschrift für Sozialforschung»), del Instituto para la Investigación Social, de
la Escuela de Francfort, y publica el libro que le ha dado más fama, Escape
from Freedom (1941), traducido al castellano como El miedo a la libertad.
Progresivamente, se fue distanciando de la escuela de Francfort así como de la
doctrina ortodoxa de Freud, de quien rechaza la metapsicología, la teoría de los
instintos o pulsiones, la libido y el complejo de Edipo. Es uno de los
promotores, junto con Karen Horney (1885-1952) y Hary Stack Sullivan (1892-
1949) del llamado «psicoanálisis cultural», una de las múltiples revisiones de
las teorías de Freud, que utiliza como instrumento de crítica (marxista) de la
sociedad. El conjunto de su obra estructura una «antropología humanista» -y
hasta una ética humanista y naturalista- basada en el psicoanálisis y el
marxismo, acentuando de forma progresiva la importancia de este último
elemento, aunque en sus obras de madurez habla más bien de «psicoanálisis
humanista».

Los conceptos fundamentales de este psicoanálisis humanista los expone


Fromm en tres de sus obras principales: El miedo a la libertad (1941), Ética y
psicoanálisis (1947), y Psicoanálisis de la sociedad contemporánea (1955): al
hombre hay que entenderlo a través de una dialéctica individuo-sociedad, en la
que la «adaptación dinámica» del hombre a la realidad se lleva a cabo
mediante un proceso de asimilación de cosas y de socialización con personas,
lo cual constituye su proceso de individuación como ser social, y se convierte
en el «carácter social»-objeto de estudio de su psicoanálisis-, o sustrato que
media entre la base económica y la superestructura ideológica.

La condición humana actual

Fromm afirma en su obra "El Corazón del Hombre", que el hombre actual se
caracteriza por su pasividad y se identifica con los valores del mercado porque
el hombre se ha transformado a sí mismo en un bien de consumo y siente su
vida como un capital que debe ser invertido provechosamente. El hombre se ha
convertido en un consumidor eterno y el mundo para él no es más que un
objeto para calmar su apetito.

Según el autor, en la sociedad actual el éxito y el fracaso se basa en el saber


invertir la vida. El valor humano, se ha limitado a lo material, en el precio que
pueda obtener por sus servicios y no en lo espiritual (cualidades de amor, ni su
razón, ni su capacidad artística). La autoestima en el hombre depende de
factores externos y de sentirse triunfador con respecto al juicio de los demás.
De ahí que vive pendiente de los otros, y que su seguridad reside en la
conformidad; en no apartarse del rebaño. El hombre debe estar de acuerdo con
la sociedad, ir por el mismo camino y no apartarse de la opinión o de lo
establecido por ésta.

La sociedad de consumo para funcionar bien necesita una clase de hombres


que cooperen dócilmente en grupos numerosos que quieren consumir más y
más, cuyos gustos estén estandarizados y que puedan ser fácilmente influidos
y anticipados. Este tipo de sociedad necesita hombres que se sientan libres o
independientes, que no estén sometidos a ninguna autoridad o principio o
conciencia moral y que no obstante estén dispuestos a ser mandados, a hacer
lo previsto, a encajar sin roces en la máquina social. Los hombres actuales son
guiados sin fuerza, conducidos sin líderes, impulsados sin ninguna meta, salvo
la de continuar en movimiento, de avanzar. Esta clase de hombre es el
autómata, persona que se deja dirigir por otra.

El humano, debe trabajar para satisfacer sus deseos, los cuales son
constantemente estimulados y dirigidos por la maquinaria económica. El sujeto
automatizado se enfrenta a una situación peligrosa, ya que su razón se
deteriora y decrece su inteligencia, adquiriendo la fuerza material más
poderosa sin la sabiduría para emplearla.
El peligro que el autor ve en el futuro del humano es que éstos se conviertan en
robots. Verdad es que los robots no se rebelan. Pero dada la naturaleza del
humano, los robots no pueden vivir y mantenerse cuerdos. Entonces buscarán
destruir el mundo y destruirse a sí mismos, pues ya no serán capaces de
soportar el tedio de una vida falta de sentido y carente por completo de
objetivos.

Para superar ese peligro el autor dice que se debe vencer la enajenación, debe
vencer las actitudes pasivas y orientadas mercantilmente que ahora lo dominan
y elegir en cambio una senda madura y productiva. Debe volver a adquirir el
sentimiento de ser él mismo y retomar el valor de su vida interior.

Pensamiento

Dos libros son particularmente importantes para conocer el pensamiento del


sabio alemán, el primero es El miedo a la libertad y el segundo es El corazón
del hombre, en ellos se manifiesta inconforme con su pertenencia a una
“escuela” nueva de psicoanálisis, para concluir diciendo que él propone una
estructura filosófica de referencia diferente, la del Humanismo dialéctico. A
pesar de esto, se considera que los libros "El Miedo a la libertad", "Ética y
Psicoanálisis" y "Psicoanálisis de la sociedad contemporánea" presentan
también una continuidad en lo que atañe al pensamiento psicológico de Erich
Fromm, además de que en la obra "Psicoanálisis de la sociedad
contemporánea" funda lo que él llama el psicoanálisis humanista, mientras que
en "Ética y Psicoanálisis" sustituye el sistema Freudiano de desarrollo de la
libido por uno que se basa en los procesos de asimilación y socialización del
individuo. Él mismo menciona al principio de "Ética y Psicoanálisis" que es
menester leer ese libro junto con "Miedo a la libertad" para comprender
completamente su caracterología.

Fromm dice en el prefacio de El Corazón del hombre que El miedo a la


libertad fue el fruto de su experiencia clínica y de la especulación teórica para
comprender tanto a la libertad, como a la agresión y al instinto destructor. El
pensador distingue entre la agresión al servicio de la vida, biofilia, y la necrofilia
o agresión al servicio de la muerte.

En un libro previo, El arte de amar, Fromm analizó la capacidad de amar y por


el contrario El corazón del hombre tiene como eje la enunciación y
caracterización de dos síndromes, el de crecimiento (amor a la vida, a la
independencia y la superación del narcisismo) y el de decadencia (amor a la
muerte, a la simbiosis incestuosa y al narcisismo maligno)

Para Fromm que vivió en plena Guerra Fría, ésta es el reflejo del Síndrome de
Decadencia, pues a pesar del enorme riesgo de muerte, prevalece el odio
inspirado en un narcisismo maligno, suicida, se impone entre los gobiernos de
las superpotencias.

A Fromm le interesa la visión de Hobbes en el sentido de que el hombre es


lobo del hombre, pero al mismo tiempo, destaca la inclinación humana al
autosacrificio. Se pregunta respecto de esta condición dual si es el hombre lobo
o cordero de sí mismo. En busca de una respuesta recurre al Nuevo
Testamento para concluir finalmente que este libro refleja tanto una condición
como la otra, luego concluye que el hombre es a la par lobo y cordero.

Sin embargo, no todos los hombres han desarrollado de la misma manera


ambas condiciones, pues en la inmensa mayoría predomina el cordero, en
tanto una minoría es dominada por la condición de lobo, pero esta minoría ha
sabido exaltar la condición de lobo que existe en la inmensa mayoría, y cito:

Pero si la mayor parte de los hombres fueron corderos ¿Por qué la vida
del hombre es tan diferente de la del cordero? Su historia se escribió
con sangre; es una historia de violencia constante, en la que la fuerza se
usó casi invariablemente para doblegar su voluntad. ¿Exterminó Talaat
Pachá por si solo millones de armenios? ¿Exterminó Hitler por si solo a
millones de judíos? ¿Exterminó Stalin por si solo a millones de
enemigos políticos? Esos hombres no estaban solos, contaban con
miles de hombres que mataban por ellos y que lo hacían no solo
voluntariamente, sino con placer.

Fromm concluye que “El hombre ordinario con poder extraordinario es el


principal peligro para la humanidad y no el malvado o el sádico” lo cual se
puede concretizar cuando se combinan en él las tres orientaciones que forman
el Síndrome de decadencia y que “mueve al hombre a destruir por el gusto a la
destrucción y a odiar por el gusto de odiar”.

En contraposición describe el Síndrome de crecimiento “el amor a la vida (en


cuanto opuesto al amor a la muerte) el amor al hombre (opuesto al narcisismo)
y el amor a la independencia (opuesto a la fijación simbiótico-incestuosa).

Desde luego que una mentalidad tan rica y creativa como la de Erich Fromm
que vivió intensamente su tiempo, que abrazó a un marxismo alejado del
totalitarismo imperante y que rechazó a un capitalismo feroz, que además fue
un educador, un literato de gran atractivo pues sus libros son de fácil lectura y
que combinaba tanto su experiencia clínica con su meditación filosófica,
produjo un rico pensamiento dotado de muchas aristas expuestas a lo largo de
más de veinte libros que es imposible encasillar en un capítulo como el de este
artículo, sin embargo, el barrunto anterior es el centro que permanece reiterado
tanto en sus libros previsores de la sociedad como en el juicio a los grandes
personajes de nuestra historia.
Son de importancia trascendental sus estudios acerca de la relación que existe
entre los sistemas políticos totalitarios y las religiones monoteístas. Según
Fromm las religiones monoteístas educan a los individuos en la obediencia
ciega a una autoridad superior, que pone las normas por encima de cualquier
razón o discusión. Así el hombre queda reducido a un mero servidor de un dios
todopoderoso. Esta mentalidad masoquista, adquirida desde la infancia, sería
la base psicológica que ha hecho que muchos hombres sigan ciegamente a
dictadores como Hitler. Es interesante percatarse de la gran similitud que
tienen estas ideas de Fromm acerca del monoteísmo con las de otro gran
pensador: Joseph Campbell. Poco antes de morir Fromm publicó un libro que
supuso un paso adelante en su pensamiento: “Anatomía de la destructividad
humana”. En este escrito planteó la idea de que el hombre se decanta en su
vida entre dos fuerzas: la biofilia y la necrofilia. La primera es la fuerza que
impulsa al ser humano a amar la vida y a crear. La segunda es el reverso
tenebroso de esta fuerza. La necrofilia surge cuando el hombre se decanta por
el egoísmo, y conlleva la soberbia, la codicia, la violencia, el ansia de destruir y
el odio a la vida. Es de destacar el magnífico estudio que Fromm hizo, en este
libro, de la personalidad de Hitler basándose en esta teoría de la biofilia-
necrofilia.

Obras

 Erich Fromm: una escuela de vida


 Las cadenas de la ilusión: una autobiografía intelectual
 ¿Podrá sobrevivir el hombre?
 Del tener al ser
 El amor a la vida
 El arte de amar
 La vida auténtica
 El arte de escuchar
 El dogma de Cristo
 El humanismo como utopía real
 El miedo a la libertad
 Espíritu y sociedad
 Ética y política
 La atracción de la vida
 La condición humana actual
 La crisis del psicoanálisis
 La patología de la normalidad
 Lo inconsciente social
 Sobre la desobediencia
 Y seréis como dioses
 Anatomía de la destructividad humana
 El corazón del hombre: su potencia para el bien y para el mal
 Ética y psicoanálisis
 Grandeza y limitaciones del pensamiento de Freud
 La misión de Sigmund Freud: su personalidad e influencia
 La revolución de la esperanza: hacia una tecnología humanizada
 La sociedad industrial contemporánea
 Marx y su concepto del hombre
 Psicoanálisis de la sociedad contemporánea: hacia una sociedad sana
 Sociopsicoanálisis del campesino mexicano: estudio de la economía y la
psicología de una comunidad rural
 El lenguaje olvidado
 Psicoanálisis y Religión
(Viena, Austria, 7 de febrero de 1870 - Aberdeen, Escocia, 28 de mayo de
1937) fue un médico y psicólogo austríaco, discípulo de Sigmund Freud,
fundador de la llamada psicología individual y precursor de la moderna
psicoterapia. Adscrito primero al grupo de Freud, se apartó de él en 1911 al
divergir sobre distintos puntos de la teoría psicoanalítica. Sus conceptos
básicos son los de carácter, complejo de inferioridad y conflicto entre la
situación real del individuo y sus aspiraciones.

Alfred Adler nació en Rudolfsheim, un suburbio de Viena, el 7 de febrero de


1870 era el segundo de seis hermanos de origen judío, se graduó en Medicina
en 1895, donde comenzó a trabajar de oftalmólogo en 1897. Más tarde hizo
prácticas como internista. Su primer encuentro con Freud se produce en 1899.
Adler defendió las ideas de Freud en la Escuela vienesa de Medicina, en los
círculos médicos locales y en la prensa. Desde 1902 participó en una pequeña
tertulia organizada en casa de Freud. Escribe (1904) "El doctor como
educador”. Ya por esta época Adler, a petición de Freud, desiste de su primera
decisión de romper con el círculo. En 1907 escribió su monografía sobre la
inferioridad de los órganos y su compensación psíquica: "Estudio sobre la
inferioridad de los órganos y su compensación psicológica”. En 1908 da una
conferencia en Viena sobre "el instinto de agresión”. En 1910 es nombrado
presidente de la rama vienesa de la asociación psicoanalítica. Edita, junto con
Freud y Stekel en 1910 "Revista de psicoanálisis", siendo Adler su director.
Entre enero y febrero de 1911 dicta cuatro conferencias que constituyen "una
crítica sobre la teoría sexual de Freud en la vida mental". Al terminar la cuarta
conferencia la mayoría de los freudianos presentes decidieron, pese a la
opinión contraria de Steckel, que siguiera siendo miembro de la sociedad
psicoanalítica, pero advirtiéndole de no rechazar la teoría sexual de Freud.

En agosto de 1911 anuncia en la editorial de la Revista de psicoanálisis su


renuncia a formar parte del consejo editorial, lo que marcó su retirada del
movimiento psicoanalítico. En 1912 se publicó "El carácter neurótico”. En este
trabajo Adler establece la "psicología individual" como teoría de la unidad del
individuo que tiende a metas finales de carácter inconsciente. En esta obra
desarrolla el tema de la compensación infantil al sentimiento percibido de
inferioridad mediante distintas estrategias hacia una meta final (de
superioridad). En sus obras posteriores Adler desarrollo su modelo psicológico
centrado en las influencias del medio social y familiar en el carácter del sujeto,
en conjunción con sus construcciones subjetivas de sus experiencias;
conjunción que desemboca en el "Estilo de Vida" inconsciente, rector del
psiquismo humano. Después de la primera guerra mundial, organizó las
clínicas de orientación de niños en Viena, siendo propiamente el primer
psicólogo/psiquiatra infantil. Entre 1927-28, Adler dio una serie de conferencias
en los Estados Unidos. La popularidad de Adler radicaba en la accesibilidad y
optimismo de sus teorías, en comparación con las de sus contemporáneos
Jung y Freud. El modelo de la psicología adleriana concibe la psicopatología
como expresión extrema del egocentrismo del sujeto contra los intereses de la
cooperación social.

La psicoterapia y la pedagogía adleriana tienen como finalidad el desarrollo de


la cooperación humana salvando los obstáculos que impone el estilo de vida
hacia la compensación de la inferioridad percibida. La psicología individual
parte de la idea de que el hombre es un individuo que se mueve hacia una
meta determinada y defiende el estudio del enfoque teleológico (hacia fines)
que investiga la meta de una persona de tipo inconsciente. Las metas son
construidas subjetivamente ya en la época infantil, influida por el ambiente o
constelación familiar, y por la aspiración del niño a compensar su sentimiento
de inferioridad. La relación entre la meta y los modos de alcanzarla configuran
la personalidad del sujeto.

Alfred Adler murió en 1937 en Aberdeen, Escocia, de un ataque al corazón.

Otras de las obras de Adler son: "La práctica y la teoría de la psicología


individual" de 1920, "Comprensión de la naturaleza humana" de 1928-1930, "La
educación de los niños" de 1929, "Superioridad e interés social" (obra póstuma
de 1965).

Complejo de inferioridad y superioridad

En sus teorías se definen y estudian los complejos de inferioridad y


superioridad como ejes de su corriente.

El complejo de inferioridad considera la percepción de desarraigo que un


individuo obtiene a causa de haber padecido una infancia mala, plena de
burlas, sufrimientos, rechazos, etcétera.

Con más detalle puede describirse al complejo de inferioridad, en la ciencia de


la psicología y el psicoanálisis, como el sentimiento en el cual, de un modo u
otro, una persona se siente de menor valor que los demás, lo cual,
normalmente, sucede en forma inconsciente y lleva a los individuos afligidos a
sobrecompensarlo. Pero esto último, a su vez, plantea una alternativa. Porque
la necesidad de sobrecompensación puede resultar o bien en exitosos logros o
bien en comportamiento esquizotípico severo. Así, un sentimiento normal de
inferioridad puede actuar como motivación para alcanzar objetivos, mientras
que un complejo es un estado avanzado de desánimo y evasión de las
dificultades.

Respecto del complejo de superioridad, Adler considera que es un mecanismo


inconsciente, neurológico, en el cual el individuo trata de compensar sus
sentimientos de inferioridad, resaltando aquellas cualidades en las que
sobresale.

En términos más técnicos, para Adler, el complejo de superioridad es la


consecuencia del proceso de transferencia que busca esconder la inferioridad
percibida, con la pretensión de ser superior a los demás, en algún aspecto vital.
La percepción de superioridad es la consecuente reacción a un sentimiento de
inferioridad no expresado externamente, maximizando hacia el exterior
aquellos aspectos en que, por transferencia de objetos, o por observación
diferencial, consideramos destacar del comportamiento colectivo aparente. Es
una maximalización subjetiva del hecho sincrónico que nos lleva a buscar
aquello que los demás consideran insólito, en nosotros mismos.

Pero, básicamente, el complejo de superioridad se manifiesta como una


afectación de la personalidad que conduce a la adopción de posturas
prepotentes o arrogantes en el trato con los demás.

El síndrome de superioridad es una consecuencia de un previo complejo de


inferioridad mal resuelto. Quien no siente la "inferioridad", no precisa exhibir su
"superioridad"; por otra parte, quien es claramente superior, es así percibido
por los demás, sin requerir una manifestación mayor.

De todas maneras es importante advertir que un individuo, aunque exhiba


comportamientos autoritarios y arrogantes, o desarrolle actitudes de
prepotencia, no necesariamente se hallará en un auténtico "complejo de
superioridad", si no es consecuencia de una percepción previa de ser inferior
en algo. Y esto, por cierto, dicho al margen de lo disvalioso que pudieren
resultar sus actitudes en la convivencia social. La motivación del individuo debe
quedar esclarecida mediante el diagnóstico, a fin de evitar errores de terapia.

Los complejos de superioridad e inferioridad son a menudo presentados ambos


por las mismas personas, y se manifiestan de maneras diferentes. Sin
embargo, los dos complejos pueden existir el uno sin el otro.
Linkografía
- http://es.wikipedia.org/wiki/Erich_Fromm

- http://www.arrakis.es/~afr1992/horizonte2001/fromm.htm

- http://es.wikipedia.org/wiki/Alfred_Adler

- http://mauve_ciel.tripod.com/biografiaspsi/id5.html00

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