Erich Fromm y Alfred Adler
Erich Fromm y Alfred Adler
Erich Fromm y Alfred Adler
Fromm afirma en su obra "El Corazón del Hombre", que el hombre actual se
caracteriza por su pasividad y se identifica con los valores del mercado porque
el hombre se ha transformado a sí mismo en un bien de consumo y siente su
vida como un capital que debe ser invertido provechosamente. El hombre se ha
convertido en un consumidor eterno y el mundo para él no es más que un
objeto para calmar su apetito.
El humano, debe trabajar para satisfacer sus deseos, los cuales son
constantemente estimulados y dirigidos por la maquinaria económica. El sujeto
automatizado se enfrenta a una situación peligrosa, ya que su razón se
deteriora y decrece su inteligencia, adquiriendo la fuerza material más
poderosa sin la sabiduría para emplearla.
El peligro que el autor ve en el futuro del humano es que éstos se conviertan en
robots. Verdad es que los robots no se rebelan. Pero dada la naturaleza del
humano, los robots no pueden vivir y mantenerse cuerdos. Entonces buscarán
destruir el mundo y destruirse a sí mismos, pues ya no serán capaces de
soportar el tedio de una vida falta de sentido y carente por completo de
objetivos.
Para superar ese peligro el autor dice que se debe vencer la enajenación, debe
vencer las actitudes pasivas y orientadas mercantilmente que ahora lo dominan
y elegir en cambio una senda madura y productiva. Debe volver a adquirir el
sentimiento de ser él mismo y retomar el valor de su vida interior.
Pensamiento
Para Fromm que vivió en plena Guerra Fría, ésta es el reflejo del Síndrome de
Decadencia, pues a pesar del enorme riesgo de muerte, prevalece el odio
inspirado en un narcisismo maligno, suicida, se impone entre los gobiernos de
las superpotencias.
Pero si la mayor parte de los hombres fueron corderos ¿Por qué la vida
del hombre es tan diferente de la del cordero? Su historia se escribió
con sangre; es una historia de violencia constante, en la que la fuerza se
usó casi invariablemente para doblegar su voluntad. ¿Exterminó Talaat
Pachá por si solo millones de armenios? ¿Exterminó Hitler por si solo a
millones de judíos? ¿Exterminó Stalin por si solo a millones de
enemigos políticos? Esos hombres no estaban solos, contaban con
miles de hombres que mataban por ellos y que lo hacían no solo
voluntariamente, sino con placer.
Desde luego que una mentalidad tan rica y creativa como la de Erich Fromm
que vivió intensamente su tiempo, que abrazó a un marxismo alejado del
totalitarismo imperante y que rechazó a un capitalismo feroz, que además fue
un educador, un literato de gran atractivo pues sus libros son de fácil lectura y
que combinaba tanto su experiencia clínica con su meditación filosófica,
produjo un rico pensamiento dotado de muchas aristas expuestas a lo largo de
más de veinte libros que es imposible encasillar en un capítulo como el de este
artículo, sin embargo, el barrunto anterior es el centro que permanece reiterado
tanto en sus libros previsores de la sociedad como en el juicio a los grandes
personajes de nuestra historia.
Son de importancia trascendental sus estudios acerca de la relación que existe
entre los sistemas políticos totalitarios y las religiones monoteístas. Según
Fromm las religiones monoteístas educan a los individuos en la obediencia
ciega a una autoridad superior, que pone las normas por encima de cualquier
razón o discusión. Así el hombre queda reducido a un mero servidor de un dios
todopoderoso. Esta mentalidad masoquista, adquirida desde la infancia, sería
la base psicológica que ha hecho que muchos hombres sigan ciegamente a
dictadores como Hitler. Es interesante percatarse de la gran similitud que
tienen estas ideas de Fromm acerca del monoteísmo con las de otro gran
pensador: Joseph Campbell. Poco antes de morir Fromm publicó un libro que
supuso un paso adelante en su pensamiento: “Anatomía de la destructividad
humana”. En este escrito planteó la idea de que el hombre se decanta en su
vida entre dos fuerzas: la biofilia y la necrofilia. La primera es la fuerza que
impulsa al ser humano a amar la vida y a crear. La segunda es el reverso
tenebroso de esta fuerza. La necrofilia surge cuando el hombre se decanta por
el egoísmo, y conlleva la soberbia, la codicia, la violencia, el ansia de destruir y
el odio a la vida. Es de destacar el magnífico estudio que Fromm hizo, en este
libro, de la personalidad de Hitler basándose en esta teoría de la biofilia-
necrofilia.
Obras
- http://www.arrakis.es/~afr1992/horizonte2001/fromm.htm
- http://es.wikipedia.org/wiki/Alfred_Adler
- http://mauve_ciel.tripod.com/biografiaspsi/id5.html00