Q 100

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a.1.

 LOS HOMBRES, ¿NACIERON O NO NACIERON JUSTOS?

Objeciones por las que parece que los hombres no nacieron justos:

2. Más aún. La justicia lo es por la gracia, como dice el Apóstol en Rom 5,16.21. Pero la gracia no se
traspasa, porque sería natural; sino que es infundida sólo por Dios. Por lo tanto, los niños no habrían nacido
en justicia.

Contra esto: está lo que dice Anselmo en el libro De Conceptu Virg.: Si el hombre no pecara, junto con el
alma racional sus hijos recibirían la justicia.

Respondo: Por naturaleza, el hombre engendra un ser semejante según la especie. Por lo tanto, todos los
accidentes derivan de la naturaleza de la especie, y, así, los hijos se asemejan a los padres, a no ser que
haya defecto en la acción natural, defecto que no se dio en aquel estado de inocencia. Sólo en los
accidentes individuales no es necesario que los hijos se asemejen a los padres.

La justicia original… era un accidente de la naturaleza, no causado por los principios de la especie, sino
por un don infundido por Dios a toda la naturaleza. Esto es evidente, porque las cosas opuestas están en
un mismo género, y se dice que el pecado original, como opuesto a la justicia original, es un pecado de
naturaleza. Por eso pasa de padres a hijos. Por lo mismo, también se transmitiría la justicia original.

A las objeciones:

2. Algunos sostienen que los niños no habrían nacido con la justicia gratuita, que es principio del mérito,
sino con la original. Como la raíz de la justicia original en la que fue creado el hombre consiste en el
sometimiento sobrenatural de la razón a Dios, que se tiene por la gracia santificante, hay que decir: Los
niños habrían nacido en justicia y en gracia igual a la del primer hombre, que, como dijimos (q.95 a.1), fue
creado en gracia. Sin embargo, no puede deducirse que la gracia fuese natural, ya que no era producida
por la generación, sino infundida al hombre junto con el alma racional. Al igual que, cuando el cuerpo está
dispuesto, por creación Dios infunde directamente el alma.

3. Está incluida, en lo dicho.

Artículo 2: En el estado de inocencia, los niños, ¿hubieran o no hubieran nacido confirmados en justicia?

Objeciones por las que parece que en el estado de inocencia los niños hubieran nacido confirmados en
justicia:

1. Dice Gregorio en IV Moral. comentando Job 3,13: (Descansaría con mi sueño): Si la caída del hombre no
hubiera degradado a los primeros padres, no engendrarían hijos para el infierno, sino que sólo
engendrarían a los que ahora han de ser salvados por el Redentor. Por lo tanto, todos nacerían confirmados
en justicia.

Contra esto: está lo que dice Agustín en XIV De Civ. Dei: Cuán dichosa sería la sociedad humana si ni
ellos, esto es, los primeros padres, hubieran cometido el mal que transmitieron a sus descendientes, ni
tampoco descendiente alguno cometiera pecado por el que mereciera ser condenado. Con eso se da a
entender que, si los primeros hombres no hubieran pecado, alguno de sus descendientes hubiera podido
pecar. Por lo tanto, no debieron nacer confirmados en gracia.

Respondo: No parece posible que los niños en estado de inocencia nacieran confirmados en justicia. Es
evidente que los niños al nacer no poseerían una perfección superior a la de sus padres en el momento
de engendrarlos. Y los padres, mientras engendrasen, no estarían confirmados en justicia, pues la
criatura racional se dice que está confirmada en justicia cuando alcanza la bienaventuranza en la visión
clara de Dios, a quien, al ser bondad por esencia, no puede rechazarse... Pero estamos hablando según la
ley general, porque, por un privilegio especial, como la fe enseña de la Virgen María, puede suceder lo
contrario, y tan pronto como Adán alcanzase la bienaventuranza en la visión de Dios, vendría a ser
espiritual en inteligencia y cuerpo, acabando así su vida animal y, con ella, la generación. Por eso, es
evidente que los niños no nacerían confirmados en justicia.

A las objeciones:

1. Si Adán no hubiera pecado no habría engendrado hijos para el infierno, es decir, nadie contraería su
pecado, causa del infierno. Pero podrían llegar allí si usasen mal su libertad. Puede también contestarse
que, aun cuando no fuesen condenados al infierno por el pecado, no se debería a estar confirmados en
gracia, sino a una especial providencia que los guardaría inmunes de pecado.

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