Adicción A Los Videojuegos

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Adicción a los videojuegos

Cada vez son más los niños y jóvenes que juegan a videojuegos y que, como
consecuencia de su uso incorrecto, acaban convirtiéndose en adictos a ellos.

Tanto es así, que en 2018, debido a esta creciente problemática,  la Organización


Mundial de la Salud (OMS), catalogó la adicción a los videojuegos como un desorden
de salud mental, incluyéndolo dentro del apartado relacionado con los desórdenes
adictivos de la Clasificación Internacional de Enfermedades.

Ventajas del uso de videojuegos


Existen numerosas e importantes ventajas para los programas de prevención del
abuso y de la dependencia a los videojuegos. Entre estas, destacan:

 Son una forma de entretenimiento divertida que no debería ser


incompatible con realizar otras actividades, incluso, al aire libre.
 Favorecen la concentración, la atención selectiva, la MCP, la MLP, la
agilidad mental y la aptitud visoespacial…
 Desarrollan la coordinación óculo-manual y los reflejos así como el
tiempo de reacción.
 Presentan un buen entorno para el aprendizaje ya que desarrollan la
curiosidad y la creatividad y pueden favorecer aplicaciones creativas.
 Favorecen la autoestima.
 Muchos videojuegos son educativos y disminuyen la probabilidad de
conductas problemáticas.
 Favorecen la socialización, al formar parte de una “comunidad” de
jugadores.
 Pueden mitigar el estrés.

Inconvenientes del uso de videojuegos


Los videojuegos están en el punto de mira de todos aquellos que trabajamos en
la salud infantojuvenil. Y, aunque no todos los inconvenientes son aplicables a los
videojuegos, esto nos debería permitir ser más conscientes del momento de la
compra, leyendo la información detallada, la edad para la que son recomendables…

Entre los principales inconvenientes del uso de videojuegos, hallamos:


 Transmisión de valores violentos. Aunque muchos piensen que no se van
a transmitir dichos valores a las pautas de comportamiento general del
niño o del adolescente, puesto que uno es el mundo virtual y otro es el
real, ello no es cierto.
De hecho, el psicólogo Albert Bandura fue quien nos habló acerca del aprendizaje
vicario o modelado como una forma de adquisición de conductas nuevas por parte de
la observación. En dicho aprendizaje, el refuerzo de una conducta se basa en
aquellos procesos cognitivos de imitación del comportamiento del modelo. Por tanto,
los adolescentes expuestos a los videojuegos violentos, pueden llegar a aprender
modelos para interactuar y responder violentamente con su entorno social y,
como asocian sentimientos positivos a la violencia, se produce una desensibilización
sistemática. A partir de aquí, un adolescente puede entender como algo normal y
tolerable la violencia, haciéndose insensible al dolor de los demás.

 Transmisión de valores sexistas y, concretamente, la transmisión de


actitudes que promueven los estereotipos de rol sexual o, lo que es lo
mismo, las creencias de que las personas somos diferentes en función
del sexo y del rol social asignado. En este sentido,
muchos videojuegos presentan a la mujer como un objeto sexual, le dan
un papel poco relevante socialmente y dependiente del hombre, lo cual
significa que fomentan conductas machistas de las cuales ya nos
deberíamos estar alejados. No deja de ser relevante puesto que
el aprendizaje de valores forma la personalidad del niño y del
adolescente.
 Cuando se dedica un tiempo excesivo a los videojuegos, se limita,
reduce e, incluso, se elimina el tiempo que se puede dedicar a otras
actividades necesarias, convenientes o agradables.
 Algunos videojuegos de estrategia, acción o rol producen una respuesta
de estrés muy elevada, que produce sintomatología fisiológica de
ansiedad.
 Problemas en las relaciones familiares y sociales. El uso excesivo de los
videojuegos, en cuanto a tiempo, disminuye el tiempo que se puede
dedicar a las actividades en familia o a las interacciones sociables que
hacen que la conducta sea adaptativa y saludable.
 Efectos físicos secundarios. La exposición a exposición a una excesiva
estimulación óptica, en algunos casos, con grandes descargas de
iluminación de una vez, las radiaciones que emite la pantalla, la postura
corporal incorrecta, e incluso, la falta de higiene en algunas habitaciones
donde se juega durante horas, sin salir, ventilar, comiendo o sin
ducharse, perjudica seriamente la salud y el bienestar de los niños y
adolescentes.
 Adicción. Algunas de las cuestiones anteriores, favorecen un uso
excesivo de los videojuegos que se podría convertir en un abuso. Sin
embargo, hablaríamos de adicción a los juegos online si, a los anteriores
se les suma no poder realizar sus actividades cotidianas, necesidad de
jugar cada vez más tiempo para conseguir los mismos objetivos y
malestar intenso cuando se esta un tiempo – o bien se priva, por
ejemplo, a causa de un castigo – sin jugar con los videojuegos.

Pautas para gestionar y limitar el uso de videojuegos


1. Establecer un horario de juego. Antes de empezar a jugar, programad juntos:
durante cuánto tiempo se va a jugar y cuál será el momento de terminar para
hacer otras actividades o mantener relaciones sanas con la familia y los
amigos. Algunos juegos no guardan los resultados obtenidos si no se llega a
una determinada fase, con lo cual siempre se pospone la finalización y el niño
o adolescente ve potenciado su deseo de jugar. En cambio, en la
modalidad multijugador online, no acaban ni aunque el jugador haya
abandonado la partida, pero también favorece la demora de la finalización. Por
tanto, acordar una hora de inicio y otra de finalización, se convierte en un
mecanismo de control fundamental ya que permite una regularidad en
los patrones de alimentación y sueño y de realización de tareas cotidianas,
escolares y domésticas.
2. Concretar las actividades a realizar en los períodos en que no se
juega. Teniendo en cuenta tanto las tareas escolares y cotidianas como las
actividades de ocio – no vinculadas a los videojuegos – familiares y sociales,
que sean alternativas saludables.
3. Evitar o controlar los videojuegos online. Por sus características, son los más
adictivos del mercado y debido a diversas cuestiones: como ya he dicho, la
actividad continúa aunque tu hijo haya abandonado el juego, lo que favorece
una demora de la finalización y potencia el deseo de seguir jugando; no tienen
un final determinado ya que siempre hay más niveles que conseguir, obtener
más puntos e incluso, en algunos de ellos, dinero; establecimiento de
comunidades virtuales de jugadores con intereses parecidos, con el
consiguiente sentido de pertenencia. Por ello es importante controlar el tiempo
que nuestros hijos pasan jugando a videojuegos online, hasta que no
tengamos una organización del tiempo libre lo suficientemente bien
estructurada como para no permitirnos pasar demasiado tiempo jugando a los
mismos.
4. No instalar la videoconsola ni el ordenador en la habitación. Cuando se juega
en la habitación, se potencian todos los comportamientos anteriormente
descritos, favorece elaislamiento familiar y social, altera la realización de las
tareas escolares, cotidianas y caseras, altera los patrones de alimentación y de
sueño, que se pueden ver interrumpidos y dificulta la realización de tareas con
la familia. Es mejor tener tanto la videoconsola como el ordenador en alguna
de las zonas comunes de la casa como el comedor, el salón o alguna sala de
estar.
5. Conocer los videojuegos que utilizan vuestros hijos. Así controlamos aquellos
contenidos que, por edad, consideramos indeseables y, por otra parte, rompe
la barrera generacional que la aparición de las nuevas tecnologías produce.

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