La Época Clásica
La Época Clásica
La Época Clásica
La filosofía clásica sienta las bases para el discurso político y lógico del
pensamiento occidental, que se caracteriza por el uso de la retórica (sofistas) y
la mayéutica (Sócrates).
Sócrates, teniendo en cuenta lo moralista que era, este no concordaba con los
sofistas y afirmaba que los conceptos como el bien, el mal y la justicia eran
absolutos, llegando hasta ellos por un proceso que se conoce como el
“método socrático” que consiste en 2 pasos: la ironía y la mayéutica.
Discípulos de Sócrates
Platón (427 -347 a.C.). Platón funda después de la muerte de Sócrates en 387
a.C. la Academia, institución donde se formaría Aristóteles.
Platón considera que lo único eterno e inmutable es el mundo de las ideas,
teniendo en cuenta la existencia de 2 mundos: el mundo sensible, de los
sentidos, y el inteligible, el de las ideas. Utiliza el “mito de la caverna” para
explicar cómo nuestros sentidos nos engañan y ocultan la verdad. Esto se
conoce también como el idealismo platónico.
El último representante de la filosofía griega como tal es el discípulo de
Platón, Aristóteles (384 - 322 a.C). Fue maestro de Alejandro Magno desde
343 a.C. y en 353 a.C. funda el Liceo. Aristóteles se diferencia de Platón por
incorporar ideas más naturalistas llegando a la conclusión de que
dependemos de los sentidos y de la experiencia para aprender. Esto se conoce
también como intelectualismo.
Los cuatro elementos y la idea del Arjé, inspiró a la mayoría de los filósofos
presocráticos, como Thales que afirmaba que era el agua, o Anaxímenes que
creía que era el aire, Heráclito proponía que era el fuego.
Según él, “nadie se puede bañar dos veces en el mismo río”, por el mismo
hecho de que todo está en movimiento. Nunca tenemos la misma experiencia
ni vemos dos veces lo mismo, porque las cosas cambian en un constante
devenir.
Esta doctrina del devenir cautivó a filósofos más cercanos a nosotros como
Hegel, Nietzsche, y Heidegger.
El Ser:
Una de las aportaciones principales de la filosofía de Parménides es
precisamente su definición del Ser, al que le atribuye una serie de
características.
Unidad. El ser no puede ser más que “uno”, si fuera otra cosa distinta al
“uno” sería el no-ser.
Indivisible. Con relación a la unidad, el ser es indivisible y compacto.
El vacío sería el no-ser, y el no-ser no existe.
Finito. El ser es finito y esférico. Estas ideas probablemente las tomó
de los pitagóricos, que relacionaban dichas características con lo
determinado.
Inmutable. El Ser no puede cambiar. Si el Ser cambia o se mueve deja
de Ser.
Indestructible. El Ser es, si deja de ser ya no puede ser el Ser.
Ingénito. El Ser no ha podido ser engendrado, ya que entonces habría
sido creado por el No-ser, y el No-ser no existe.
Parménides es considerado como el primer metafísico y fundador de la
ontología, por ser el primero que sitúa al ser o al ente como principio. Su
poema supone, además, un uso de la dialéctica y de la deducción lógica
totalmente novedoso en su época.