Losgaysen Mexico
Losgaysen Mexico
Losgaysen Mexico
Carlos Monsivais
Nota preliminar
* Este articulo es una continuacidn de "Los iguales, los semejantes, los (hasta
hace un minuto) perfectos desconocidos (A cien afios de la Redada de los 41)",
aparecido en debate feminista, ano 12, vol. 24, octubre de 2001. El autor ha prometido
una tercera entrega para cubrir el periodo hist6rico que llega hasta nuestros dias.
89
memoria de !o invisible
90
Carlos Monsivais
91
memoria de lo invisible
Nunca tuve relaciones con afeminados, jnunca!
Otra vez encontre en la calle a una criatura linda. Primero le invite una cerveza
y despu^s propuse que fu^ramos a mi estudio para ensefiarle unos libros y
platicar mSs a gusto. Rapido Uegamos a las caricias y ya que nos ibamos a
acostar, mientras nos quitSbamos la ropa se acerc6 a un espejo que habia y dijo:
—iVerdad que tengo muy bonito cuerpo?
Al olrlo pens6: "jAh caray, este es de los otros!"
—Acabo de recordar que tengo que atender un asunto pendiente, contests.
iQufe te parece si mejor bajamos, hablo para ver si no es necesaria mi presencia,
merendamos y luego volvemos a subir?
—Por mi jencantado! No te apures.
Fuimos a un cafe de chinos de mucho ambiente que estS cerca de la Escuela de
Leyes, en el Centro. Lo sentfe, hice como que iba a hablar y al regresar le dije:
—Fijate que tengo que ir urgentemente a ver un enfermo, pero toma, te dejo
dinero para que cenes y aqui nos vemos pasado manana, a esta hora.
Sail como si fuera huyendo de la peste.
JamSs me gustaron los afeminados ni fui capaz de acostarme con alguno. En
cuanto veia algun dengue entre mis prospectos inmediatamente lo cortaba.
Lo bonito es amar con hombres.
(En Eltas Nandiito, Una vida no velada, de Enrique Aguilar. Editorial Grijalbo,
1986).
93
memoria de lo invisible
94
Carlos Monsiv^is
95
memoria de lo invisible
torpisimas concepciones m^dicas, o mejor dicho en la ignorancia de los pro-
blemas m4s elementales de patologia sexual. Lejos de afirmarse hoy que el
invertido es un delincuente, se procura la busqueda de interpretaciones cien-
tlficas a cuya luz aparece claro que el amor socrdtico y el amor sdfico no son actos
delictivos, son hechos reveladores de trastomos constitucionales del sujeto.
En todo ser, var6n o hembra, existen adem&s de los rasgos morfol6gicos de su
sexo, vestigios de los del sexo contrario, recuerdo de la primera fepoca del feto
en que el embri6n era bisexuado. La secreci6n interna de la gl&ndula genital
correspondiente —ovario en la mujer, testiculo en el hombre— conserva e
impulsa los rasgos sexuales especificos: pero otras secreciones internas proba-
blemente emanadas de la corteza suprarrenal, por lo menos en su mayor parte
(quizSs tambifen de la hipdfisis), pueden actuar, excitando la reviviscencia de
los caracteres sexuales contrarios. La energia de las hormonas homosexuales
(ovario en la hembra, testiculo en el macho) mantiene apagadas las hormonas
heterosexuales y da lugar a la mujer morfol6gica y psicol6gicamente muy
femenina y al hombre muy varonil. Mientras que el estado horm6nico inverso,
esto es, la relativa debilidad de las hormonas homosexuales, da lugar al hom-
bre afeminado y a Ia mujer varonil (Marafidn). No basta, pues, uno de los
elementos horm6nicos para que se verifique la tendencia a la inversi6n sexual;
son precisos los dos... Un tratamiento medico opoterSpico bien dirigido; pru-
dentes operaciones quirurgicas en ciertos casos; y a Io sumo, cuando el sujeto
haya demostrado ser peligroso para la sociedad y los particulares, medidas
asegurativas de custodia y protecci6n, constituyen el unico tratamiento eficaz
contra los homosexuales".
96
Carlos MonsivSis
(los envios de presos al penal de las Islas Marias, entre las que se inclu-
yen los homosexuales detenidos al azar). En 1932, llega la cuerda a
Manzanillo, y Michel, tambien llamado el Chopin, corre peligro:
La Gallina reconocid al "comisionado" parado en la puerta. "Te habla Marentes".
El Feo lo ataj6: "iQu6 pasa?" A las seis llega la cuerda, viene el tren a tiempo...
ai tu sabes." Recibi6 un peso a cambio de la noticia y sigui6 el camino para
prevenir y cobrar por los avisos. El Feo corri6 tras Alfonso pero no lo alcanz6
ni en el leonero ni en otro lado.
El Feo busc6 a Severo/'Encuentra al Chopin y esc6ndelo a gUevo..." Chopin
pas6 la noche en la playa de La Audiencia conducido a punta de pistola a un
solitario y apartado paraje por Severo Lezama, mat6n por encargo que le debia
al Feo la vida...
En la tarde se movilizaron los soldados de la guarnici6n de la plaza y el desta-
camento de marinos acantonados en el puerto en la maniobra para asegurar a
la poblaci6n durante el embarque de los sentenciados a prisi6n en las Islas
Marias, criminates y ladrones.
El anuncio de apresar a los jotos para desterrarlos como profilaxis social agre-
gSndoIos a Ia cuerda, se prestaba para que se dijera que el gobierno era moral,
y tambien para el chantaje, disimulo y la huida a un escondite a cambio de
pesos fuertes o alhajas. Jorge Michel andaba en Colima en una diligencia en
Palacio; ahi mismo lo par6 el recadero con la noticia amenazadora. Chopin no
peligraba en Colima si le entregaba el dinero por el aviso.
En el puerto de Manzanillo se tendi6 la redada en la Pedregosa, buscando a la
"Pola Negri". Los de la policia secreta se toparon con el garrobo querido del
puto; entre 6rdenes, gritos y mentadas de madre arremetieron. Uno de la
"secreta" se doblo herido con verduguillo por el mayate. En la resistencia lo
acribillaron a balazos, "Pola Negri" amarrado, aullaba como fiera herida. El
portero del burdel, don Bias, amaneci6 muerto de muerte natural, tieso del
susto. Por el rumbo se completo la cuota. En la noche, esposados y embarca-
dos los homosexuales, velaron hasta el amanecer esperanzados en un milagro.
El barco de la armada Iev6 anclas. Dicen que en altamar muri6 la "Pola Negri".
Severo Lezama entreg6 al Chopin a las siete de la manana sano, asustado pero
completo. La Gallina le dio un t6 para el soponcio y un almuerzo para la
desvelada.
97
memoria de lo invisible
98
Carlos Monsivais
99
memoria de lo invisible
—jAqui en la cocina del infierno!
—Probando atole con el dedito...
—Probando atole con el dedote...
—jAtizando el hornillo! jMeneando las ollas del diablo Calabrote!
Arreola capta con agudeza la version coral del prejuicio. En los pue-
blos y las pequenas ciudades solo se admite la existencia de los gays si
recaban el desprecio unanime, y por eso, quien no pregona su condicion
le niega a la comunidad las oportunidades del repudio:
—Pues mire, yo prefiero que sean asi como Celso, maricas con ganas y de a de
veras, como unos que vi en la fronfera con la boca pintada y con ceja sacada, y
no como esos que parecen hombres y que andan por alii con la mirada perdida,
mordifendose los labios. No se les nota nada, si usted no se fija, pero la apa-
riencia de sus rostros testifica contra ellos, como Sodoma publican su pecado.
Se hacen sefias unos a otros y se reconocen sin hablarse y quedan en verse
quien sabe d6nde.
100
Carlos MonsivSis
rios del Atlas, los del Guadalajara gritan: "\h la Guille, a la Gaby, a la
Ay si tu,/ Atlas, Atlas, Ay Dios tu!". Una anecdota de Guille: mientras
da a luz la esposa de su amante (y chofer), se encierra en su recamara
para emitir los gemidos y efectuar los movimientos de una parturienta.
Los gays populares de Guadalajara disponen de un espacio legen-
dario, el barrio de San Juan Dios, ya desde los inicios del siglo XX sino-
nimo de vida gay. DoMn recuerda en Gente profana en el convento,^ la
coleccion de estampas del pintor Gerardo Murillo, al Dr. Atl. Alii el
artista refiere un episodio de 1919 cuando tras la derrota en Aljibes de
los carrancistas, a 61 lo captura una turba, que le quita su ropa, y le
adjudica la de una difunta, "una blusa color de rosa llena de encajes".
Se Uevan al Dr. Atl a Ometusco, y alii, cuando el oficial a cargo del
pelot6n ve el aspecto del artista
se ri6 de mi a sus anchas, y cuando me pregunt6 de d6nde era yo y le contests
con cierta humildad, no exenta de socarroneria, que era de Guadalajara y del
barrio de San Juan de Dios, el capitan tuvo que cogerse la barriga para no
estallar de brisa "jClaro, dijo, ya me lo figuraba yo!".
La minoria gay s61o dispone de unos cuantos representantes visi-
bles (que no sean "jotos de torterla") y su m^todo para "hacer historia"
es no desaparecer. En el periodo 1920-50, son "delegados de la especie"
los imposibilitados para evitarlo, los carentes del escudo de "la doble
vida". Por eso, la eleccion de profesiones no solo es asunto de la voca-
cion (el gusto, la capacidad imaginada o autoconcedida) sino de un
criterio pragmatico: "En este trabajo mi manera de ser importa menos".
En su turno, los gays de clases populares, esa "masa deseante" desco-
nocida, carecen de la conciencia de lo diferente y, ven en el comporta-
miento la unica teoria valida. "Lo que yo hago es lo que yo pienso".
Los gremios favorecidos en la seleccion de simbolos sexuales son
los soldados, los marinos, los meseros, los choferes. Se juega al bridge
y el poker, y el alcohol es simultaneamente escape y confesionario,
autoengafio y aceptacion lacrimosa de los padecimientos de la
marginacion. ^Cuales son los pasos de la identidad gay de acuerdo con
la sociedad? Los contenidos en los siguientes terminos: aberracion, ano-
malia, enfermedad, marginalidad, condicion minoritaria. En este senti-
do, por mal definidas y brumosas que resulten las teorias que cada gay
101
memoria de lo invisible
103
memoria de lo invisible
104
Carlos Monsivais
106
Carlos Monsivais
107
memoria de lo invisible
Los suefios tristes de este amor extrano... La idea de filtrar lo gay cali-
ficandolo de "mundo raro" o de "amor extrano" (lo queer), es una de
tantas estrategias para decir la verdad. Entonces, la marginalidad busca
institucionalizar lo inesperado. Ademas de las pasiones alcoholicas en
los cabarets, se programa la ruptura de las inhibiciones, y en cada oca-
si6n se legitiman los inconvenientes de la audacia: "Me desperte y dije:
iPero qu6 hago yo aqui y qui^n es esta maravilla (o iquien es este ho-
rror)?". Un himno del ligue durante d6cadas es "Una aventura mas":
Yo s6 que soy una aventura mas
para ti,
que despues de esta noche
te olvidaras de mi.
Yo s6 que soy una ilusi6n fugaz
para ti,
un capricho del alma
que hoy me acerca a ti.
Aunque me beses con loca pasi6n
y yo te bese feliz,
en la aurora que llega
llora mi corazon por ti.
Yo s6 que soy una aventura mas...
En una cultura machista ^tiene sentido que un hombre se dirija
asi a una mujer? La cancion solo se aclara si un hombre se la dedica a
otro, como sucede en 1968 con "Strangers in the Night", (Strangers in
the night,/ exchanging glances,/ wanderin' in the night/ what's worth
the chances...")
109
memoria de lo invisible
Los chistes pueden ser pueriles, como los poemitas que se decla-
man a coro:
Al subir la barca me dijo el barquero,
las nifias bonitas no pagan dinero.
iYo no soy bonita ni lo quiero ser
porque las bonitas se echan a perder!
La opresion desemboca en el hablar en femenino, el metodo don-
de la diversion se convierte en gozo del oprimido. Del "No merezco
hablar en masculino", se pasa al "Me divierto muchisimo inventando-
me la identidad". El travestismo verbal, inevitable, va del autofestejo a
110
Carlos Monsivais
112
cia de la minoria. No es paradoja de segundo orden un idioma intrans-
ferible donde tambien se satisfacen las obsesiones. Tan sordidas como
se quieran, las circunvoluciones del ligue le otorgan a los proscritos el
vocabulario basico ya no sujeto a las imposiciones del exterior, ya no
dependiente de los vocablos y conceptos que los heterosexuales acufian
a modo de prisiones y cepos de infamia. Al ejecutar las acciones conde-
nadas "por la moral y las buenas costumbres" (en todo caso, faltas ad-
ministrativas y no delitos), los exiliados de la Respetabilidad encuentran
el arma defensiva que es su programa inicial de autonomia.
La homofobia emite las palabras que son decretos de ejecucion:
maricdn, puto, joto, invertido, desviado, mariposdn. Por demasiado tiempo
estas agresiones vulneran cualquier identidad positiva de sus destinata-
rios, que antes de la lucha por los derechos civiles y la certificacion de
los derechos humanos, solo se defienden con los recursos parodicos,
mientras mas enloquecidos mas eficaces. Asi, el tramite de normaliza-
cion de la conducta (hasta donde era posible) le asigna a estos vocablos
(demoliciones sucintas) un rol muy distinto. Creados para difamar y
pulverizar moralmente, los insultos se convierten en versiones carica-
turales, ya no definiciones estrictas.
Ni siquiera la sordidez es fiel a si misma. De modo instintivo, los
exploradores y paseantes de las antiguas salas de cine, vastas y
populosas, descubren que, en su urgencia, los monosilabos del deseo
vencen o aplazan cualquier censura intima. Ande yo caliente y grite la
gente. Hoy, esto comienza a volverse incomprensible, casi desapareci-
dos los espacios de sombras, borrados por las minisalas que no admi-
ten el viaje incesante de las butacas al bano, de la mano sobre la rodilla
propia a la entrepierna ajena, de la luneta a la galen'a, del miedo a los
"ganchos" y los policias, a la reiteracion de los movimientos corporales
que provocan el arresto, el chantaje, la extorsion. En este punto la expe-
riencia ha sido la madre de la persistencia. En el caso de los cines "de
Ambiente", la victima solia volver al lugar del crimen.
El gay esta al tanto de lo que es porque le gusta lo prohibido. Al
inscribir su impulso en la esfera de la fatalidad, no lo que es sino lo que
no debio ser, el gay pobre o de provincia ignora sus derechos basicos, y
se considera inmerso en una pesadilla. ^Que aniquilamiento de las pre-
tensiones mas adecuado que el hacinamiento en banos de vapor, en
cines de segunda o tercera, en las calles y avenidas que son ghettos
ambulantes? La sordidez es el mas vindicativo de los closets, y son
113
memoria de Io invisible
114
Carlos MonsivSis
entre los resplandores del jadeo, surge la pregunta inevitable: "^Tu li-
garias conmigo"? Y con la respuesta se inicia la asimilacion del patetis-
mo. Escribe Villalobos:
Conforme transcurria el tiempo, la soledad y el miedo lo asediaban cada vez
mas, incluso las sombras mismas se convirtieron en entes siniestros que al
igual que 61 vagaban de callejon en callej6n, de parque en parque, de sotano en
s6tano, de refugio en refugio. Durante mucho tiempo estuvo convencido de
que en las penumbras podia librarse, o evadir momentSneamente a la
CuerauSperi, pero a Aurelio, la obsesidn y la paranoia lo hicieron dudar de
aquella certeza, pens6 que en algunas de las sombras estaban transfigurados
algunos de los embajadores del destino, quienes lo fiscalizaban. Desde enton-
ces tambifen las sombras le provocaron desconfianza.
Su miedo se acrecentaba, le temia a policias y a cualquier persona que transita-
ba por las banquetas, a los perros, incluso a su propia imagen que repentina-
mente aparecia proyectada entre las luces y las bardas, entre las luces y el piso
de concreto. Pero habia un temor mas profundo, el encuentro diario e irreme-
diable consigo mismo, por ese motivo evitaba regresar al vecindario y verse en
el espejo.
—continuara—
115