Losgaysen Mexico

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Los gays en Mexico: la fundacion^ la

ampliacion^ la consolidacion del ghetto'^

Carlos Monsivais

A Nancy CSrdenas. tn memoriam

Nota preliminar

E n primera instancia estas notas se originan en mis dialogos con


un grupo amplio de personas, algunos de ellos testigos de los
hechos narrados, o amigos cercanos de participantes en la pri-
mera mitad del siglo XX. A lo largo de varios aiios, he tomado notas de
estos dialogos procurando unir los testimonios y las constancias escri-
tas en un relato de costumbres marginales. Mi intento "arqueol6gico"
tiene un origen: si en Mexico la diversidad ya es un hecho asumido,
son utiles los acercamientos a una de sus representaciones extremas, la
minoria combatida, invisibilizada por un periodo muy extenso y, a pe-
sar de todo, persistente y numerosa. Una advertencia: por la informa-
cion disponible, la mayor parte de estas notas se centra en un sector de
clases medias y ocasionalmente, de burguesia. Por buenas y malas ra-
zones ellos representan al conjunto de la vida gay, mientras la indaga-
ci6n historica no diga lo contrario.

* Este articulo es una continuacidn de "Los iguales, los semejantes, los (hasta
hace un minuto) perfectos desconocidos (A cien afios de la Redada de los 41)",
aparecido en debate feminista, ano 12, vol. 24, octubre de 2001. El autor ha prometido
una tercera entrega para cubrir el periodo hist6rico que llega hasta nuestros dias.

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memoria de !o invisible

La Creadon del "El Amhiente" (1920-1960)


Hay gran copia de efebos cuya impudicia aterra
y dicen que son males que trajo la posguerra.
Renato Leduc

En la decada de 1920, sin que se advierta con precision, ya es inevitable


la presencia de aquellos gays que, por su dinero o su prestigio, se exi-
men en alguna medida del acoso. Gracias a su desafio se vigorizan y
por asi decirlo se institucionalizan las "zonas de estridencia y provoca-
cion", en rigor zonas de resistencia, la unica posible entonces, minima
y maxima. (Con su mera oposicion al matrimonio, los solterones crean el
primer ambito de autonomia.) Si el gay de clases populares o clase
media baja, bajo el andamiaje del terror que incluye burlas, despidos,
golpizas, ostracismo, carceles, incluso asesinatos, no tiene posibilida-
des de actuar, los gays con dinero y/o prestigio establecen el ghetto, el
universo subterraneo que halla con rapidez codigos, lenguaje y "zonas
morales". Solterones por lo comiin (el termino mismo es un homenaje
de la hipocresia a la obviedad), los gays suelen habitar en casas satura-
das de antigiiedades o en departamentos de muy buen gusto, ya que no
en balde casi todos los decoradores de una larga etapa son gays. En el
despliegue de sus gustos vinculan lo moderno y lo tradicional, locali-
zan la musica "aim" a su sensibilidad y en buena medida la ponen de
moda, y se divierten minimizando el poder de la mirada ajena.
iQue mas? Tambien subrayan su modo de vida y su independen-
cia del Que Diran. Con mas dinero por lo general que los casados de su
clase y su edad, los gays de esta generacion se visten "enfadosamente",
habian varios idiomas con fluidez, son habitues de conciertos y obras de
teatro (en especial, son opera queens), y son devotbs de los y, sobre todo,
las cantantes populares "con estilo". El Ambiente (expresion derivada
del slang de Norteamerica, donde al principio se les llama gays a los
homosexuales por su estado permanente de euforia) produce numero-
sos excentricos, algunos de ellos con talento. Sin duda, lo memorable
de una etapa de conformacion del ghetto es la lista de personajes piibli-
cos, secretarios de estado, escritores, artistas, politicos. En terminos
comparativos, la lista es abundante. Luis Montes de Oca (secretario de
Hacienda del presidente Plutarco Elias Calles), Genaro Estrada (secreta-
rio de Relaciones Exteriores de Calles), los pintores Roberto Montenegro,
Alfonso Michel, Agustin Lazo, Manuel Rodriguez Lozano, Abraham

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Carlos Monsivais

Angel, los poetas Carlos Pellicer, Xavier Villaurrutia, Salvador Novo y


Elias Nandino, los compositores Gabriel Ruiz y Pepe Guizar, el cantan-
te JoseMojica... yactores, escenografos, decoradores, modistos. En esta
sociedad tambien participan miembros de familias porfirianas o ya de
la elite revolucionaria.
En un medio pequefio los que son y los que suelen estar se cono-
cen y el "entrar al Ambiente" (esto es, asistir sistematicamente a reunio-
nes y lugares, uniendose a la comunidad a traves de la frecuentacion
amistosa, el lenguaje y los gustos publicos) es un acontecimiento casi
formal. "Es nuevo en el Ambiente/ Cuando entre en el Ambiente". La
patina internacional se consigue de la manera clasica: los viajes a Euro-
pa, las temporadas al afio en Acapulco (Semana Santa y fin de afio), la
ida a Los Angeles a vislumbrar Hollywood y visitar, digamos, al galan
de la pantalla Ramon Novarro, los viajes a Nueva York a bares, fiestas y
comedias musicales en Broadway. Y el limite del animo fiestero no es la
opinion sobre ellos de sus vecinos, sino la informacion que los vecinos
podrian darle a la policia.
^Como se interiorizan los epitetos: joto, maricon, loca, puto, voltea-
do, pederasta, desviado, invertido, tu la trdis, del otro ladol Por los testimo-
nios se clarifica la tecnica de asimilacion. El gay se distancia de las
condenaciones que se le dedican, y suele desdefiar los insultos que de
tan hirientes son parcialmente irreales: ipor que una persona debe asu-
mir las agresiones dedicadas a la especie? Y "lo intensamente real" de
los gays se centra en el coito, en el dialogo con los iguales centrado
obsesivamente en el sexo. Al ser tan costosa en lo psiquico y lo social la
disidencia, acrecientan su valor los actos sexuales y el idioma del ghetto.
(En situaciones de riesgo cada orgasmo vale diez o veinte orgasmos
convencionales, diria el celo estadistico de los involuaados). Lo que se
llama "el joteo" es, en un principio, la inversi6n del hahla macha de las
cantinas, otro lenguaje escenico, otra sucesion de fantasias verbales (en
el caso de las cantinas, no sin consecuencias) que inventan la persona-
lidad anhelada. Si los heterosexuales "machean", los gays bien pueden
"jotear". Con gestos, frases e ingenio muy entrenado, se trazan las psi-
cologias que mezclan lo autocelebratorio con la autodenigracion. Y el
gay, tambien, desprecia a los que comparten su orientacion. En sus
memorias, el doctor y poeta Elias Nandino (1900-1987) expresa en una
escena de la decada de 1930 su "menosprecio de la especie":

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memoria de lo invisible
Nunca tuve relaciones con afeminados, jnunca!
Otra vez encontre en la calle a una criatura linda. Primero le invite una cerveza
y despu^s propuse que fu^ramos a mi estudio para ensefiarle unos libros y
platicar mSs a gusto. Rapido Uegamos a las caricias y ya que nos ibamos a
acostar, mientras nos quitSbamos la ropa se acerc6 a un espejo que habia y dijo:
—iVerdad que tengo muy bonito cuerpo?
Al olrlo pens6: "jAh caray, este es de los otros!"
—Acabo de recordar que tengo que atender un asunto pendiente, contests.
iQufe te parece si mejor bajamos, hablo para ver si no es necesaria mi presencia,
merendamos y luego volvemos a subir?
—Por mi jencantado! No te apures.
Fuimos a un cafe de chinos de mucho ambiente que estS cerca de la Escuela de
Leyes, en el Centro. Lo sentfe, hice como que iba a hablar y al regresar le dije:
—Fijate que tengo que ir urgentemente a ver un enfermo, pero toma, te dejo
dinero para que cenes y aqui nos vemos pasado manana, a esta hora.
Sail como si fuera huyendo de la peste.
JamSs me gustaron los afeminados ni fui capaz de acostarme con alguno. En
cuanto veia algun dengue entre mis prospectos inmediatamente lo cortaba.
Lo bonito es amar con hombres.
(En Eltas Nandiito, Una vida no velada, de Enrique Aguilar. Editorial Grijalbo,
1986).

El mecanismo de Nandino es transparente, y es el de la mayoria


de los gays de ese tiempo. Para conservar el prestigio intimo y no
"salarse", el gay no debe acostarse con sus iguales.
En las penumbras se conforma el ghetto. Por eso el verbo que se
usa como serial es entender, esto es, saber con exactitud el significado
del otro comportamiento. El entendido domina los secretos: quienes son
sus semejantes, en que consisten las reuniones, cual es el idioma secre-
to, por que se asiste a los bailes anuales como si se fuera a una batalla,
quienes son los que se ocultan de todos menos de unos cuantos, aque-
llos que, porque les consta, los delatan.

"Soy elegante no por distinguirme de los demds, sino


con tal de distinguir la vulgaridad de los demds"
Durante una larga etapa los testimonios no varian, y el codigo de com-
portamiento de los gays de la sociedad se vuelve un ritual. Anotense
la languidez, la ironia (en el sentido de wit, de ingenio epigramatico),
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la cultura superior al promedio y muy elevada en lo tocante a las artes,


el nacionalismo sentimental (si alguno). El comun denominador es el
afeminamiento.
Estos esnobs y dandis, los de "la primera generaci6n de homo-
sexuales en Mexico", aspiran wildeanamente a ser "una obra de arte" o
a portar una obra de arte, y en pos de la metamorfosis se rodean de
objetos del Oriente o de la era victoriana o del virreinato, o del siglo XIX
mexicano, mientras su guardarropa se adelanta a su tiempo. Y —sin
imaginar siquiera lo descrito por ese termino— suelen ser camp, esa
t^cnica gay que descubre y exalta los estilos desbordados, las madrigue-
ras del manierismo. En su c^lebre ensayo, Susan Sontag define el camp:
"Es una manera de ver el mundo como un fenomeno estetico, no en la
adopcion de la belleza, sino en terminos de artificio y estilizacion".
Los gays aman a las divas, sean de Hollywood, de la 6pera, del
cine mexicano o de la canci6n popular, y de ellas desprenden el tono
farsico o el melodram^tico, y por ellas adquieren lo esencial del reperto-
rio (el museo) de gestos que conforma una cultura y eleva a sus "alta-
res" a lo vulnerable y lo absurdamente bello. Su modelo inevitable es
europeo al principio y luego, ya en forma organica, norteamericano, y
su capital simbolico es la elegancia. En un sentido muy preciso, el
guardarropa es su "ideologia", no tanto por la frivolidad ostentosa, sino
porque la adoracion de la apariencia es la proclamacion divertida de la
disidencia. Cuando Ignacio de la Torre, yerno de Porfirio Diaz, le ense-
fia a sus invitados el closet que contiene doscientos pares de zapatos, y
comenta: "Esto, sefiores, es mi biblioteca", no se jacta de su ignorancia,
aunque la tenga, sino de su pose de dandy. (Afirma Oscar Wilde: "Los
solteros ricos deberian pagar mas impuestos. No es justo que unos
sean mas felices que los otros".)
Los predisponga o no su naturaleza fisica, los gays deben ser ob-
viamente afeminados, de voz dulzona y cejas depiladas, con el darling
como muletilla verbal, cobardes por definicion, "cientificos del vestua-
rio", de observacion precisa al armonizar una sala o una recamara, al
intuir las combinaciones del color o al disponer de las corbatas que
resaltan sin deslumbrar. Ser afeminado es asumir de antemano la con-
dicion de vencido y transformarla hasta donde se puede en las victorias
de la forma sobre cualquier pretension de contenido.

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memoria de lo invisible

El nacionalismo revolucionario contra los maricones


La izquierda tnarxista y el nacionalismo revolucionario coinciden am-
pliamente durante el auge del radicalismo (1925-1940, aproximadamen-
te). Un punto de acuerdo es el desprecio hacia los homosexuales. En un
articulo intitulado "Arte puro: puros maricones"/ Diego Rivera se ex-
playa contra el arte purista, "el metodo lacayesco de ofrecer al burgues
que paga un producto que no amenace sus intereses", y se enfada:
Por eso el "arte puro", "arte abstracto", es el nifio mimado de la burguesia
capitalista en el poder, por eso aqui en Mexico hay ya un grupo incipiente de
seudo plasticos y escribidores burguesillos que, diciendose poetas puros, no
son en realidad sino puros maricones.

Documentos: la vision penal del estado


En el articulo 53 del Codigo Penal de Veracruz (1931) se establece:
El estado especial de predisposicion en una persona, del cual resulte la posibi-
lidad de delinquir, constituye peligro socialmente.
Se consideran en estado peligroso: 1. Los reincidentes y los habituales; II. Los
alcoholicos, los toxicomanos, los fanaticos, los invertidos y demas defectuo-
sos mentales.

En 1944, Francisco Gonzalez de la Vega, una eminencia juridica


segun consta en la enumeracion de honores que acompafia a su nombre
en sus libros, termina su Derecho penal mexicano.^ En el tomo III dedica
unas paginas a la homosexualidad donde comparte el criterio, avanzado
para la epoca, del jurista espafiol Jimenez de Azua:
424. El homosexualismo es una fijacion irregular del instinto sexual que tiende a
la satisfaccion er6tica con personas del mismo sexo, llamado amor socrdtico
para los varones y amor lesbico o safico para las mujeres. Generalmente los
homosexuales activos o pasivos se clasifican en: a) absolutos; b) anfigenos o
sea los que sienten entusiasmo por ambos sexos; y c) ocasionales o sea los que
por circunstancias especiales practican la inversion, pero que vueltos a condi-
ciones sociales normales de vida adquieren hdbitos ordinarios, v. g. los presi-
diarios.

' Choque, Organo de la Alianza de Trabajadores de las Artes Plasticas, num 1,


marzo de 1934. Reproducido en Textos poUmicos, El Colegio Nacional, 1999.
^ Editorial Porrua, Mexico, 1945.

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Carlos Monsiv^is

El homosexualismo ha sido de las perturbaciones sexuales la mas discutida


dentro del derecho penal y la que representa soluciones legislativas mas con-
tradictorias. Ya sabemos, por explicaciones vertidas con anterioridad en este
mismo capitulo, que no s61o la practica de la inversion sexual sino todos los
actos de fornicacion extramatrimonial eran reprimidos penalmente en las 6po-
cas en que, por exagerada influencia de las ideas religiosas, se confundian los
pecados de lujuria con los delitos sexuales. Rebasada esta 6poca, en la edad
contemporanea los paises de tradicion latina han permanecido generalmente
indiferentes ante la practica de los actos de sodomia ratione sexus, salvo cuando
6stos se realizan con empleo de fuerza fisica o intimidacion moral, o cuando se
practican en menores constituyendo asi pederastia, o cuando se efectuan escan-
dalosamente. Por via de excepcibn algunos C6digos latinos como el chileno
sanciona al que se hiciere reo del delito de sodomia, y el derogado Codigo
espafiol de 1929 punia al que habitualmente o con escandalo cometiera actos
contrarios al pudor con personas del mismo sexo.
En cambio, generalmente los paises sajones y anglosajones sancionan el ho-
mosexualismo en si mismo considerado. C6digo alemSn, noruego, la legisla-
ci6n inglesa y la de los Estados Unidos, etc.
La Iegislaci6n mexicana no contempla como figura de delito la practica de la
inversion sexual debifendose, sin embargo, notar: que el acto homosexual rea-
lizado poT fuerza o intimidacion integra delito de violacion (v. adelante num. 517);
que cuando recae en menores (pederastia) puede constituir delito de corrupcion a
que se refiere el art. 201 del C. P.; que las acciones de lubricidad realizadas en
personas del mismo sexo sin proposito inmediato y directo de llegar al ayun-
tamiento en puberes sin su consentimiento o en impuberes, reunen las carac-
teristicas del alentado al pudor (v. adelante num. 443); y que cualquier acto
escandaloso por su publicidad efectuado por razon de homosexualismo en-
cuadrada en la tipicidad del delito de ultraje piiblico al pudor descrito en el art.
200 del C.P.
Valorando el homosexualismo a la luz del derecho penal, que en materia de
sexualidad desordenada no debe invadir el puro terreno de la conciencia o
moral individuales, limitandose a tutelar intereses tan preciosos como los
concernientes a la libertad o la seguridad sexuales —minimum fetico indispen-
sable para la vida colectiva—, nos parece correcta la actitud de los c6digos
mexicanos obedientes a la tradici6n latina de indiferencia ante estos proble-
mas, y, en la materia, nos unimos a la opini6n de Jimenez de Asua (190) —el
ilustre profesor desterrado de su cStedra espafiola pero, por derecho propio,
honorario hu^sped de las Americas— destacada en los pSrrafos que en seguida
trasladamos: "En lafepocaen que todos los actos humanos se ponian a cargo de
la voluntad, parecia 16gico castigar a los homosexuales, no ya en el caso de que
trataran de practicar por la fuerza sus uniones extraviadas— lo cual esta hoy
penado con justicia como abusos deshonestos contra el individuo— sino in-
cluso cuando sus actos contra natura se realizaban libremente entre personas
de iguales tendencias o bien mediante un convenio voluntariamente estipula-
do. En estos ultimos casos el castigo tenia lugar en defensa de las buenas
costumbres. Pero aun se mantiene en leyes vigentes y en C6digos proyectados
este viejo criterio sin violencia ni engaflo. Estas penas que algunos Codigos y
modernos proyectos imponen a los homosexuales, estSn orientados en

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memoria de lo invisible
torpisimas concepciones m^dicas, o mejor dicho en la ignorancia de los pro-
blemas m4s elementales de patologia sexual. Lejos de afirmarse hoy que el
invertido es un delincuente, se procura la busqueda de interpretaciones cien-
tlficas a cuya luz aparece claro que el amor socrdtico y el amor sdfico no son actos
delictivos, son hechos reveladores de trastomos constitucionales del sujeto.
En todo ser, var6n o hembra, existen adem&s de los rasgos morfol6gicos de su
sexo, vestigios de los del sexo contrario, recuerdo de la primera fepoca del feto
en que el embri6n era bisexuado. La secreci6n interna de la gl&ndula genital
correspondiente —ovario en la mujer, testiculo en el hombre— conserva e
impulsa los rasgos sexuales especificos: pero otras secreciones internas proba-
blemente emanadas de la corteza suprarrenal, por lo menos en su mayor parte
(quizSs tambifen de la hipdfisis), pueden actuar, excitando la reviviscencia de
los caracteres sexuales contrarios. La energia de las hormonas homosexuales
(ovario en la hembra, testiculo en el macho) mantiene apagadas las hormonas
heterosexuales y da lugar a la mujer morfol6gica y psicol6gicamente muy
femenina y al hombre muy varonil. Mientras que el estado horm6nico inverso,
esto es, la relativa debilidad de las hormonas homosexuales, da lugar al hom-
bre afeminado y a Ia mujer varonil (Marafidn). No basta, pues, uno de los
elementos horm6nicos para que se verifique la tendencia a la inversi6n sexual;
son precisos los dos... Un tratamiento medico opoterSpico bien dirigido; pru-
dentes operaciones quirurgicas en ciertos casos; y a Io sumo, cuando el sujeto
haya demostrado ser peligroso para la sociedad y los particulares, medidas
asegurativas de custodia y protecci6n, constituyen el unico tratamiento eficaz
contra los homosexuales".

La provincia: "Si te quedas, agudntate"


Fuera de la Ciudad de Mexico, de su medio intelectual y artistico y de
su vida nocturna, impera el espiritu provinciano, mezcla de fundamen-
talismo cat61ico y analfabetismo dentifico. En las regiones, se prodigan
las golpizas, los encarcelamientos, las expulsiones de las familias, los
despidos, las humillaciones constantes. En el Istmo de Tehuantepec a
los nifios de modales "afeminados" se les educa como mujeres (el equi-
valente de los berdaches).
Los casos de Alfonso Michel y Chucho Reyes son significativos.
Michel, un pintor extraordinario, al volverse a Colima, su tierra natal,
resulta una provocacion y paga las consecuencias. En Alfonso Michel.
Mito, leyendas,^ ]oTge Chavez Carrillo documenta el acoso. Entonces, y
la practica continua hasta la decada de 1960, son frecuentes las cuerdas

Universidad de Colima, 1993.

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Carlos MonsivSis

(los envios de presos al penal de las Islas Marias, entre las que se inclu-
yen los homosexuales detenidos al azar). En 1932, llega la cuerda a
Manzanillo, y Michel, tambien llamado el Chopin, corre peligro:
La Gallina reconocid al "comisionado" parado en la puerta. "Te habla Marentes".
El Feo lo ataj6: "iQu6 pasa?" A las seis llega la cuerda, viene el tren a tiempo...
ai tu sabes." Recibi6 un peso a cambio de la noticia y sigui6 el camino para
prevenir y cobrar por los avisos. El Feo corri6 tras Alfonso pero no lo alcanz6
ni en el leonero ni en otro lado.
El Feo busc6 a Severo/'Encuentra al Chopin y esc6ndelo a gUevo..." Chopin
pas6 la noche en la playa de La Audiencia conducido a punta de pistola a un
solitario y apartado paraje por Severo Lezama, mat6n por encargo que le debia
al Feo la vida...
En la tarde se movilizaron los soldados de la guarnici6n de la plaza y el desta-
camento de marinos acantonados en el puerto en la maniobra para asegurar a
la poblaci6n durante el embarque de los sentenciados a prisi6n en las Islas
Marias, criminates y ladrones.
El anuncio de apresar a los jotos para desterrarlos como profilaxis social agre-
gSndoIos a Ia cuerda, se prestaba para que se dijera que el gobierno era moral,
y tambien para el chantaje, disimulo y la huida a un escondite a cambio de
pesos fuertes o alhajas. Jorge Michel andaba en Colima en una diligencia en
Palacio; ahi mismo lo par6 el recadero con la noticia amenazadora. Chopin no
peligraba en Colima si le entregaba el dinero por el aviso.
En el puerto de Manzanillo se tendi6 la redada en la Pedregosa, buscando a la
"Pola Negri". Los de la policia secreta se toparon con el garrobo querido del
puto; entre 6rdenes, gritos y mentadas de madre arremetieron. Uno de la
"secreta" se doblo herido con verduguillo por el mayate. En la resistencia lo
acribillaron a balazos, "Pola Negri" amarrado, aullaba como fiera herida. El
portero del burdel, don Bias, amaneci6 muerto de muerte natural, tieso del
susto. Por el rumbo se completo la cuota. En la noche, esposados y embarca-
dos los homosexuales, velaron hasta el amanecer esperanzados en un milagro.
El barco de la armada Iev6 anclas. Dicen que en altamar muri6 la "Pola Negri".
Severo Lezama entreg6 al Chopin a las siete de la manana sano, asustado pero
completo. La Gallina le dio un t6 para el soponcio y un almuerzo para la
desvelada.

A Jesus Reyes Ferreira, otro artista notable, se le detiene con las


acusaciones de "invertido, corruptor de menores y organizador de
saturnales" en su domicilio "sito en el cruzamiento de la calles Ocho de
Julio y Morelos" {Las Noticias, de Guadalajara, 19 y 2 de junio de 1938).
En su muy informado recuento Oblatos-Colonias. Andanzas tapatias,'* Juan

' Campo Raso, 2001.

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memoria de lo invisible

Jose Donan complementa la informacion que soHa propordonar el pro-


pio Chucho Reyes, al que se le aplica entonces el metodo de costumbre,
a el y a otros detenidos se les saca de la Comisaria a las seis de la
mafiana, se les hace barrer las calles rumbo a la estacion de trenes y se
le envia a la Ciudad de Mexico. En el camino, los espectadores les gri-
tan, los escupen y les arrojan objetos. Entre quienes apoyan la expul-
sion se hallan los integrantes del Bloque de Obreros de Artes Plasticas,
de izquierda.
A los jotos se les deshumaniza a fondo. En Historia de lo inmediato,
el poeta y cronista Renato Leduc da su version de la Feria de San Mar-
cos en Aguascalientes:
Pero el clou —como dicen los franceses—, o la cereza del helado de la feria,
son los puestos de polio de los maricones. A la salida de los gallos, de la
partida, de los tablados, no hay feriante ni familia local que no pase a sabo-
rear el plato de polio, de enchiladas u otro antojito a los puestos alineados en
un costado del bello Jardin de San Marcos y a bromear sanamente con los
afeminados que los atienden: son hacendosos, serviciales, amables y discre-
tos... "Unas pobres muchachas que se ganan la vida honradamente", segun
explico uno de ellos al gobernador Rodriguez, quien los conminaba se atavia-
ran y se pintarrajearan menos escandalosamente. En ellos se duplica todo el
repertorio del cine nacional: Hay la Final, la Tongolele, la Maria Felix, Tofia la
Negra, etcetera. Hay otros con motes mas originales. Una noche el Brujo
Zepeda, matador de toros, miraba fijamente al que nos servia. "iQu€ me
ves...? , pregunto este. Y el Brujo. "La personalidad que tienes. ^Como te
llamas?" Y el tipo: "No soy rnas que una triste mesera... Me dicen la Mundial".
—"Dame tu direccion", solicito Zepeda. "Presta un lapiz y un papel" —pidio
el tipo. El matador le tendio una pluma y una forma de giro telegrafico, unico
papel que traia. La Mundial examino cuidadosamente la forma, y con la mSs
graciosa de sus sonrisas dijo: "Te voy a escribir mi direccion aqui donde dice el
beneficiario". Pero era admirable la amplitud de criterio y la condescendencia
del pueblo y la sociedad de Aguascalientes hacia esta desviada subespecie
humana tanto tiempo marginada... Ahora las cosas estan cambiando. El ho-
mosexualismo es ya casi un timbre de gloria. "Para hacer carrera en el Servicio
Exterior —decia el difunto licenciado Rojo de la Vega—, en Mexico se requiere
ser maricon o heredo-porfirista. Algo debe tener esto... Conozco infinidad de
putas regeneradas... pero no he visto todavia un solo maricon arrepentido...".

No han quedado testimonios de los victimados y perseguidos de


esa "subespecie humana" que tanto irrita a Leduc. Si en los espacios de
"cierta tolerancia" de la capital se institucionalizan las tensiones y los
abatimientos psiquicos, en la provincia la linica seria de salud mental
de los gays es el exilio. Quedarse es asumir el castigo, la burla perma-
nente, el trato reservado a los eternos menores de edad (se emplea con
ellos el diminutivo, para subrayar que nunca son adultos), las golpizas.

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Carlos Monsivais

los asesinatos. Una version convincente de este acoso es el destino tra-


gico de La Manuela en El lugar sin limites, la pelicula de Arturo Ripstein,
sobre la novela de Jose Donoso.
iQue "humaniza" en parte? Las cualidades del gay, el saberlos par-
te del paisaje social, la costumbre de tratarlos, las sensaciones de supe-
rioridad que provocan. En su novela La feria (1963), Juan Jose Arreola
ofrece un excelente resumen de la mentalidad pueblerina en este tema:
— 1 \ qu6 me dice usted de los otros?
—Los tu me entiendes,,,
—Los del yo no sabia.
—Asi era desde chiquito,
—A mi me daban miedo las mujeres.
—jAy Dios tu, a mi me dan asco! Fuchi.
—Cuando se te acaba el perfume, me tiras con el pomo...
—Los que se desgajaron como un cerro aparte el dia de
la maldicion.
—El dia del cataclismo, el dia del terremoto original...
—iAy el temblor! [Ay el temblor!
—Pues mire usted, a mi me dan risa.
—A mi me dan lastima.
—A veces son muy buenas personas.
—Son buenos cocineros.
—Son buenas costureras.
—Son muy trabajadores.
—Deberian de caparlos.
—Ponerlos a todos a vender tamales en la plaza, con mandiles blancos man-
chados de mole.
—iAy, si, de mole! jAy, si, manchados de mole..!
—Mire, mejor vamos hablando de otra cosa. Vamos dejandolos en su mundito
aparte, ahogandose como ratas, agarrandose desesperados a un pasaje de San
Agustin...
—ilmaginate tu que compromiso! Tener que salvar mi alma en este cuerpo tan
grandote...
—En este cuerpo de hombre tan feo y tan grandote.

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memoria de lo invisible
—jAqui en la cocina del infierno!
—Probando atole con el dedito...
—Probando atole con el dedote...
—jAtizando el hornillo! jMeneando las ollas del diablo Calabrote!

Arreola capta con agudeza la version coral del prejuicio. En los pue-
blos y las pequenas ciudades solo se admite la existencia de los gays si
recaban el desprecio unanime, y por eso, quien no pregona su condicion
le niega a la comunidad las oportunidades del repudio:
—Pues mire, yo prefiero que sean asi como Celso, maricas con ganas y de a de
veras, como unos que vi en la fronfera con la boca pintada y con ceja sacada, y
no como esos que parecen hombres y que andan por alii con la mirada perdida,
mordifendose los labios. No se les nota nada, si usted no se fija, pero la apa-
riencia de sus rostros testifica contra ellos, como Sodoma publican su pecado.
Se hacen sefias unos a otros y se reconocen sin hablarse y quedan en verse
quien sabe d6nde.

En la provincia hay dos excepciones parciales de la regla del me-


nosprecio, ambas caracterizadas por el alto numero de extranjeros:
Acapulco y Cuernavaca. En Cuernavaca, las reuniones alrededor de las
albercas corren a cargo de europeos o norteamericanos con dinero. Uno
de ellos, Joachim von Bloch, se ufana de su pertenencia a la nobleza
alemana. (A el lo parodia sin fortuna Luis Spota en Casi el paraiso.)
Acapulco es un "mercado de la carne" para los turistas de cualquier
persuasion.
Los gays de Guadalajara comparten las pretensiones criollas de su
entorno, lo que significa orgullo por la prosapia, algo de dinero y de-
masiado tiempo a la disposicion: levantarse tarde, sobremesas dilata-
das, noches en vela, fines de semana en Chapala o Los Angeles. Los
gays sirven a la tradicion, ponen de realce las genealogias de la "aristo-
cracia tapatia", estudian y coleccionan el arte virreinal, redescubren el
gran arte popular. La Buena Sociedad de Guadalajara admite a "deca-
dentes" notorios y dos de ellos, Guillermo Hermosillo, Guille, y Gabriel
Orendain, Gaby, resultan legendarios. Son elegantes, administran con
parsimonia el escandalo, apaciguan con gran elocuencia a sus familias,
y son a tal punto escuela de modales, ironia y vestuario que sus anec-
dotas se coleccionan. Su notoriedad alcanza el nivel de la cultura popu-
lar. Segun explica Juan Jose Dorian {Oblatos-Colonias), en su honor o en
su descredito se inventa una porra emitida en los encuentros entre dos
equipos, el Atlas y Guadalajara. Al ser Hermosillo y Orendain partida-

100
Carlos MonsivSis

rios del Atlas, los del Guadalajara gritan: "\h la Guille, a la Gaby, a la
Ay si tu,/ Atlas, Atlas, Ay Dios tu!". Una anecdota de Guille: mientras
da a luz la esposa de su amante (y chofer), se encierra en su recamara
para emitir los gemidos y efectuar los movimientos de una parturienta.
Los gays populares de Guadalajara disponen de un espacio legen-
dario, el barrio de San Juan Dios, ya desde los inicios del siglo XX sino-
nimo de vida gay. DoMn recuerda en Gente profana en el convento,^ la
coleccion de estampas del pintor Gerardo Murillo, al Dr. Atl. Alii el
artista refiere un episodio de 1919 cuando tras la derrota en Aljibes de
los carrancistas, a 61 lo captura una turba, que le quita su ropa, y le
adjudica la de una difunta, "una blusa color de rosa llena de encajes".
Se Uevan al Dr. Atl a Ometusco, y alii, cuando el oficial a cargo del
pelot6n ve el aspecto del artista
se ri6 de mi a sus anchas, y cuando me pregunt6 de d6nde era yo y le contests
con cierta humildad, no exenta de socarroneria, que era de Guadalajara y del
barrio de San Juan de Dios, el capitan tuvo que cogerse la barriga para no
estallar de brisa "jClaro, dijo, ya me lo figuraba yo!".
La minoria gay s61o dispone de unos cuantos representantes visi-
bles (que no sean "jotos de torterla") y su m^todo para "hacer historia"
es no desaparecer. En el periodo 1920-50, son "delegados de la especie"
los imposibilitados para evitarlo, los carentes del escudo de "la doble
vida". Por eso, la eleccion de profesiones no solo es asunto de la voca-
cion (el gusto, la capacidad imaginada o autoconcedida) sino de un
criterio pragmatico: "En este trabajo mi manera de ser importa menos".
En su turno, los gays de clases populares, esa "masa deseante" desco-
nocida, carecen de la conciencia de lo diferente y, ven en el comporta-
miento la unica teoria valida. "Lo que yo hago es lo que yo pienso".
Los gremios favorecidos en la seleccion de simbolos sexuales son
los soldados, los marinos, los meseros, los choferes. Se juega al bridge
y el poker, y el alcohol es simultaneamente escape y confesionario,
autoengafio y aceptacion lacrimosa de los padecimientos de la
marginacion. ^Cuales son los pasos de la identidad gay de acuerdo con
la sociedad? Los contenidos en los siguientes terminos: aberracion, ano-
malia, enfermedad, marginalidad, condicion minoritaria. En este senti-
do, por mal definidas y brumosas que resulten las teorias que cada gay

' Botas, Mexico, 1950.

101
memoria de lo invisible

sustenta sobre su conducta, funciona impecablemente esa sobredeter-


minacion o esa adopcion del fatalismo. El determinismo interpretativo
colma los huecos de la explicacion que vuelve "racional" el deseo y sus
practicas.

Las voces de la denigracion


En sus inicios el argot de una minorfa nunca es muy amplio, en la
medida en que suele imponerse desde fuera, e implica la adopcion por
sus victimas del vocabulario peyorativo. Entre otros terminos, los pre-
visibles: Maricon: de Maria, la mujer por antonomasia. Puto, el equiva-
lente de puta, el que vende su cuerpo. Joto: la figura de la baraja, toda
engalanada. Loca: que pierde el juicio creyendose mujer. Item mas: Flo-
ripondio, mujercito, piripitipi, invertido, Tu la trais, sodomita, pederasta. Para
mujeres: tortillera, manflora. Y para los prostitutos: el nahuatlismo mayate,
el insecto que empuja la mierda.

Los bares: al fin solos


Oh, cuanta noche habitan nuestros deseos.
Quevedo. Marco Bruto

En 1949 ya existe un Iugar gay, el Madreselva, un cabaret pequefio don-


detosentendidos beben pero no bailan, ansian pero no suelen aventurarse
mas alia de lo verbal, mas alia de lo admitido por el juego de las manos
bajo la mesa y el "coito visual". Los asistentes temen las redadas y por
eso llevan dinero extra y prescinden de anillos y relojes costosos. En
1951, frente al teatro Lirico, se inaugura Los Eloines, un cabaret ameni-
zado por un conjunto cubano, que mezcla obviedades y sigilos, al am-
paro de un cuadro enorme de Carlos Merida, situado detras de la barra.
El duefio, Daniel Mont, el King Kong, convoca a los gays de buena
sociedad, que luego del teatro, la opera o la Sinfonica, cenan en sitios
chic y —con frecuencia de smoking— se descuelgan en Los Eloines a
"codearse con el peladaje". No hay otra: las reglas del Ligue exigen el
slumming, la nostalgie de la boue, esa "nostalgia del cieno" que obliga a
los de la Alta a sumergirse en los barrios bajos, e igualar la caceria de los
proletarios con la fascinacion del abismo. En Los Eloines las escenas
chuscas se suceden, y una, divulgada mitologicamente, describe la
102
Carlo.s Monsivais

entrada en el bar de un profesor de literatura, alto y robusto, de voz


potente, ansioso de pleito. Se acoda en el mostrador y grita: "Vine a ver
si aqui hay un hombre". Nadie responde y todos siguen hablando sin
darse por notificados. Insiste: "Vine a buscar a un hombre. ^No hay
ninguno?". El barman le pide que se largue, y don Pancho, el profesor,
reitera: "Por ultima vez, ^que no hay aqui un hombre?". Un joven se le
acerca y comenta en voz baja: "No, aqui no hay ningun hombre, y la
que se va a la chingada para ver si alii lo encuentra, eres tu, pendeja".
Un golpe seco "que retumba" asegura un testigo, el profesor cae fulmi-
nado y lo sacan de Los Eloines como un fardo.
La novedad de los lugares es tanta que su atractivo principal es su
existencia. Entre los mas famosos. Las Adelas, a un costado de la Plaza
Garibaldi, frecuentado por travestis, gays en pos de la aventura, turistas
y heterosexuales borrachos. En la rockola canciones rancheras, como
"Un mundo raro" de Jose Alfredo Jimenez: "Di que vienes de alia,/ de
un mundo raro,/ que no sabes llorar,/ que no entiendes de amor,/ y que
nunca has amado". Los que salen del Iugar a las siete de la mafiana
observan a la cola de sefioras con sus botes. A esa hora. Las Adelas se
convierte en lecheria.
L'Etui, un bar en Avenida Chapultepec y Florencia, afamado por el
mesero, Chucho, personaje que conoce a todos, transmite recados, es
servicial y es el periodico de la comunidad: "^Van a ir al velorio de
Ramoncito Gay?". El Eco, en la calle de Sullivan, que es cabaret y res-
taurante y posee una barra enorme, es la pasarela de los entendidos. El
Tenampa, el centro de la Plaza Garibaldi, estalla en la madrugada en un
girar de opciones sexuales, entre mariachis y confesiones alcoholicas a
todo volumen.

La segunda generacion de gays


De un modo imposible de precisar, la sociedad y la opinion publica
aceptan distraldamente la existencia de los gays, no sin burlas, despre-
cios y la inevitable deshumanizacion. Sin embargo, alii estan, en los res-
taurantes de lujo, en los conciertos, en la plaza de la Condesa en Acapulco,
en los estrenos de Broadway. En la decada de 1950 la red de amistades y
conocencias (el ghetto) es lo bastante amplia como para aminorar los
hostigamientos y asegurar la visibilidad primera. Hay reuniones ince-
santes y hay anfitriones "institucionales", y en los testimonios se cita a

103
memoria de lo invisible

dos: Wencho Mont y Morley Webb, social hosts insustituibles porque la


Buena Sociedad Gay (entelequia que organiza fiestas muy reales) los fre-
cuenta, los visitantes de Estados Unidos y Europa les llaman al llegar a la
ciudad, y los "debutantes" de buena presencia buscan conocerlos.
Wencho es un artifice del open house y del estar al dia en estilos de
bada, que ensefia obligatoriamente a sus amigos. Morley, un norteame-
ricano muy rico, ofrece una fiesta anual de disfraces de la que no se
exceptiia nadie que sea Alguien en el Ambiente. A ellos se agregan
otros excentricos, miembros de familias conocidas, muchas de ellas
porfirianas. Asi por ejemplo los hermanos Ben-Hur y Emilio Baz Viaud.
Ben, disefiador y pintor, vive por largo tiempo en Estados Unidos don-
de se hace amigo de la elite gay, entre ellos Cole Porter, Christopher
Isherwood, George Cukor, Clifton Webb. Cuando alguien de la minoria
selecta de los gays viaja a Mexico, Ben Baz es su anfitrion, el que les
ofrece cocteles y los relaciona convenientemente. Su hermano Emilio es
un gran pintor apenas conocido. Y Arturo Pani, el Raro, es un decora-
dor de interiores cuyo sobrenombre le viene de un comentario de su
madre. "No, si mi hijo no es joto, solo es rarito".
Al lado de los recordados, algunos evocan a los "tatuados" por los
sobrenombres. Entre ellos, la Virgen del Chingadazo, un anticuario asal-
tado por un mayate que de una cuchillada le marca la cara para siempre.
O La Mujer que Espanto a Dracula, el productor de teatro que en sus
vanos intentos de seducir practica el strip-tease con luces tenues. O El
Culo de Nube, orgulloso de su espiritualidad y sus sentimientos reli-
giosos. O Deepy, al que llaman asi porque borracho se pone profundo
y se interroga sobre el sentido de la vida. (De el se repite su filosofema:
"Entre el ser y el no ser hay un abismo".) O la Confiesome Madre,
duefio de una tienda de objetos religiosos que a la menor provocacion
cuenta sus relaciones familiares (terribles) y la historia de su tio cura
que lo violo y ahora lo excomulga.
Estan desde luego los modistos. Uno muy afamado es Henri de
ChatOlon, al que Diego Rivera, sin piedad alguna, retrata probandose un
sombrero de mujer ante el espejo, y el que debe pedir perdon en publico
por decir en una entrevista: "Las mexicanas tienen las nalgas muy feas".
Otro modisto: Armando Valdes Pieza que viste a Maria Felix y Dolores
del Rio, entre pleitos celebrados por la alta calidad de los celos.
Hay anecdotas muy significativas. En una de ellas, un escritor
costumbrista famoso, sorprende a su hijo, muy amanerado, contonean-

104
Carlos Monsivais

dose en el vestibulo de Bellas Artes. Le grita y lo zarandea. El vastago


responde: "Comportate, papa, £no ves que te estan viendo los padres
de otros jotos? Esos nunca hacen escandalitos". Un caso (mucho mas
que eso) es el del boicot a un cantante espafiol, Miguel de Molina, de
voz excepcional. De Molina es republicano en la Guerra Civil, durante
el sitio de Madrid interpreta el Himno de la Republica en los teatros, y
al triunfo del franquismo se queda en Espafia en situacion muy riesgosa.
Se prenda de 61 un marques, golfo notorio que, al verse rechazado,
decide vengarse. Una noche, el marques y su grupo de rufianes secues-
tran a Miguel a la salida del teatro, lo pelan al rape, lo golpean salvaje-
mente y le hacen ingerir aceite de ricino. Como puede, Miguel se va de
Espafia y se establece en Argentina. Intenta probar suerte en Mexico, y
en 1944 se presenta en el Teatro Lirico en el momento de un gran con-
flicto. Debido a la disputa por la titularidad del contrato, los lideres del
nuevo Sindicato de Actores (Mario Moreno Cantinflas, Jorge Negrete y
Gabriel Figueroa) se oponen, y anuncian que se presentaran a cancelar
el debut. El presidente Manuel Avila Camacho quiere impedir el pleito
y pone bajo vigilancia policial a los lideres. Cantinflas escapa, entra al
Lirico disfrazado y cuando Miguel empieza a cantar, se levanta y grita:
"jMaric6n! jEn Mexico nomas cantan los hombres! jLargate!". Unos dias
despues, sin haberse presentado, De Molina sale del pais.

Los crimenes de odio: "Lo matd por maricon"


Si siempre han existido, solo a partir de la decada de 1940 comienza a
notarse la alta frecuencia de los crimenes de odio contra homosexua-
les. Antes, la hipocresia inmensa reduce al silencio todo lo concer-
niente a los gays, y tal vez por eso —hipotesis complementaria— los
crimenes de odio se multiplican al ya comentarse e imprimirse las no-
ticias sobre "lo indecible", al divulgarse las nociones freudianas y diluirse
un tanto la bruma informativa. Entonces, se agudizan el miedo y el asco
y el machismo ofendido exige el sacrificio del corruptor.
No obstante las veintenas de gays victimados cada afio en todo el
pais, no hay temores o rachas homicidas que detengan la fiebre del Li-
gue. Al tanto de los riesgos, los gays estan seguros: de algo se tiene uno
que morir y, ademas, el sentido del humor adereza la resignacion. Se-
gun relataba Wencho Mont, uno de sus amigos cada que observaba en
los bares a un gay irse con un mayate, canturreaba la trova yucateca:
105
memoria de Io invisible

El dia que cruzaste por mi camino,


tuve el presentimiento de algo fatal,
esos ojos, me dije, son mi destino,
esos brazos morenos son mi dogal.
Con cierta regularidad, se cumple "el presentimiento de algo fa-
tal", y algunos mueren estrangulados por el "dogal" de los brazos mo-
renos, aunque lo usual es la safia de incontables pufialadas. Los amigos,
por serlo y por estar en las agendas, sufren detenciones y chantajes, y
las familias suelen renunciar a cualquier investigacion. iQue ganarian?
No se hallara al criminal, el morbo rodeara el caso y algunas victimas
son casados y con hijos. Ademas, en la prensa se habla de crimenes de
homosexuales y no, como es casi siempre lo cierto, de crimenes contra
homosexuales.
Algunos casos son celebres. Menciono cuatro:
—la muerte del sacerdote FuUana Taberner en 1958, asesinado por
el luchador Pancho Valentino y dos complices. El primer dia, la prensa
sostiene las "relaciones intimas" del cura y el luchador. Luego ya no se
menciona este vinculo porque el clero oculta la existencia de sacerdotes
gays.
—el asesinato del compositor Nico Jimenez en 1959, autor de
"Espinita" ("Suave que me estas matando,/ que estas acabando con mi
juventud"), en su departamento de la calle Revillagigedo.
—el asesinato en septiembre de 1959 de una prestamista rica, Mer-
cedes Cassola, conocida como "jotera" (mujeres que amistan con gays
para sentirse seguras), y de su amante Ycilio Massine, que ejercia la
prostitucion masculina. El crimen es muy sangriento, a el lo castran y
con la sangre de ambos escriben injurias en las paredes. Como de cos-
tumbre, los detenidos y difamados son gente gay. Dos de ellos, de ino-
cencia demostrada, pasan varios meses en la carcel. Y una de las
consecuencias del caso es el cierre de los bares gay en la ciudad de
Mexico. El regente del D.F., Ernesto P. Uruchurtu o se entera de la exis-
tencia de homosexuales en Mexico o cree necesario extirpar el mal impi-
diendo la reunion de pecadores.
—el asesinato del intelectual italiano Alvise Querel, en 1968, en su
departamento en la calle Estocolmo, cerca del Paseo de la Reforma. El
crimen es tipico: abundancia de pufialadas, letreros contra la victima
escritos con su sangre. Y la investigacion policiaca es inexistente y es
maligna. Se detiene a varios amigos de Alvise cuyos nombres divulga-

106
Carlos Monsivais

dos por la prensa estan en la agenda. En un acto de perfecta abyeccion,


el director de Difusion Cultural, el articulista Gast6n Garcia Cantu, di-
fama al gran escritor Juan Vicente Melo, hablando de sus orgias (v.
revista Siempre!)
—los asesinatos del compositor Rafael Elizondo y su primo, apu-
fialados en su departamento.

"Que es faltar a las leyes honradasi del hombre y de Dios"


En cualquier etapa, el complemento de la vida gay es la miisica. La
opera o las canciones populares son al mismo tiempo autobiografia,
creacion instantanea de estados de animo, altares veneradisimos, pro-
veedoras de letra de doble sentido, paisaje acustico de las predileccio-
nes. A los opera queens se afiaden, en una dimension casi siempre
complementaria, los fans del bolero, un genero valorado por su calidad
melodramatica y su vocacion de exceso. AUi se declara lo que dificil-
mente admiten las conversaciones. En 1953 se conoce el primer exito de
y para los entendidos, "Tu me acostumbraste", del cubano Frank
Dominguez, en la version "desgarrada" y abiertamente melodramatica
de Olga Guillot:
Tii me acostumbraste
a todas esas cosas,
y tu me ensefiaste
que son maravillosas.
Sutil llegaste a mi
como la tentacion,
llenando de inquietud
mi corazon.
Yo no concebia
como se queria
en tu mundo raro,
y por ti aprendi.
Por eso me pregunto
al ver que me olvidaste,
ipor que no me ensefiaste
como se vive sin ti?

107
memoria de lo invisible

El efecto de los boleros se potencia en escenarios propicios a la


dicha del melodrama: cabarets, departamentos a la luz de la madrugada,
casas de vecindad. Alguien pone el disco y se desatan el sentimiento y
su ideologia, el sentimentalismo. Al olrse por ejempio, el bolero
"Prohibido"es enorme el placer de imaginarse viviendo lo indicado por
la letra:
Yo no se si es prohibido,
si no tiene perd6n,
si me arrastra al abismo,
solo s€ que es amor.
Yo no s^ si este amor es pecado
que tiene castigo,
si es faltar a las leyes honradas
del hombre y de Dios,
solo s4 que me aturde la vida
como un torbellino
que me arrastra y me arrastra
a tus brazos con ciega pasion.
Es mas fuerte que yo, que mi vida,
mi credo y mi sino,
es mas fuerte que todo el respeto
y el miedo hacia Dios.
Y aunque sea pecado te quiero
te quiero lo mismo,
aunque a veces de tanto quererte
me olvido de Dios.
A lo mejor se alude a un adulterio que alcanza el ateismo por
amnesia, pero lo probable es que se trate de un affair gay. Los composi-
tores y letristas "de Ambiente" filtran su experiencia a traves de las torch
singers, o mas especificamente, a traves de las interpretaciones de Maria
Luisa Landin y de la predilecta, Elvira Rios:
Querido, vuelvo otra vez
a conversar contigo.
La noche tiene un silencio
que me invita a hablarte,
y pienso si tu tambien estaras recordando,
cariflo, los suenos tristes de este amor extrafio...
108
Carlos Monsiviis

Los suefios tristes de este amor extrano... La idea de filtrar lo gay cali-
ficandolo de "mundo raro" o de "amor extrano" (lo queer), es una de
tantas estrategias para decir la verdad. Entonces, la marginalidad busca
institucionalizar lo inesperado. Ademas de las pasiones alcoholicas en
los cabarets, se programa la ruptura de las inhibiciones, y en cada oca-
si6n se legitiman los inconvenientes de la audacia: "Me desperte y dije:
iPero qu6 hago yo aqui y qui^n es esta maravilla (o iquien es este ho-
rror)?". Un himno del ligue durante d6cadas es "Una aventura mas":
Yo s6 que soy una aventura mas
para ti,
que despues de esta noche
te olvidaras de mi.
Yo s6 que soy una ilusi6n fugaz
para ti,
un capricho del alma
que hoy me acerca a ti.
Aunque me beses con loca pasi6n
y yo te bese feliz,
en la aurora que llega
llora mi corazon por ti.
Yo s6 que soy una aventura mas...
En una cultura machista ^tiene sentido que un hombre se dirija
asi a una mujer? La cancion solo se aclara si un hombre se la dedica a
otro, como sucede en 1968 con "Strangers in the Night", (Strangers in
the night,/ exchanging glances,/ wanderin' in the night/ what's worth
the chances...")

El humor: "iComo estds, mi reina?/ Princesa,


porque mamd no ha muerto"
En la reuni6n, con espiritu ritual, el anfitrion entona un 6xito de Liber-
tad Lamarque:
Loca, me Uaman mis amigos,
pues todos son testigos
de mi liviano amor.
\Loca\\...

109
memoria de lo invisible

El humor, un favor de la conversacion (Borges), juega un papel


esencial. Al fin y al cabo los homosexuales son gays, alegres por defini-
cion, que buscan en el ingenio el santuario de su vision del mundo, alii
donde la burla de si es el primer signo de reconocimiento. Las frases se
suceden y algunas se instalan como logros:
—(En una discusion teatralizada se hace la mimica de lanzarle un
zarpazo al rostro del interlocutor) Eras bonita.
—Se fue a Europa sobresaltado y regreso sobrecogido.
—La unica mujer que lo ha tenido en sus brazos es su mama.
—Antes de tener una relacion se echaba frascos de perfume en el
cuerpo para que lo cogieran infraganti.
—Espejito, espejito, dime, iquien es la mas bonita?/ Maria Felix,
pero tii eres la mas necia.
—Lo confundio la costumbre, y en vez de decir "Tengo un hambre
atroz", dijo: "Tengo un hombre atras".
—Dedicatoria perfecta:
Aqui debia ir tu nombre,
pero no lo pongo porque es de hombre.
La repeticion desgasta los hallazgos verbales que permanecen como
seiiales de la tribu: "Chula de bonita/ Perdon, fui una loca y me ofusque".
Al semen se le llama "shampu de carifio", al joven proletario recien
ligado se le dice "wash and wear", en las reuniones, al filo de la madru-
gada, estalla la procacidad:
Anda que te den, que te den por el culo,
anda por arriba y busca tu chulo,
anda que te den, que te den por atr4s,
y ver^s que nunca te arrepentirSs.
(Con miisica de "Polichinela")

Los chistes pueden ser pueriles, como los poemitas que se decla-
man a coro:
Al subir la barca me dijo el barquero,
las nifias bonitas no pagan dinero.
iYo no soy bonita ni lo quiero ser
porque las bonitas se echan a perder!
La opresion desemboca en el hablar en femenino, el metodo don-
de la diversion se convierte en gozo del oprimido. Del "No merezco
hablar en masculino", se pasa al "Me divierto muchisimo inventando-
me la identidad". El travestismo verbal, inevitable, va del autofestejo a

110
Carlos Monsivais

la autocompasion. Y como equilibrio se entonan canciondtas semipi-


caras:
El chofer de este cami6n es un gran manejador,
pero tiene un gran defecto
que le gusta el cobrador.
El chofer de este cami6n es un gran as del volante,
pero tiene un gran defecto
que le gusta su ayudante.

Cuando la gana llega, la gana gana


lEn donde comienza la historia de una minoria unida por la naturaleza
del deseo y la cultura de las tinieblas sociales? Necesariamente por el
Ligue, evidente o discreto, ritual o improvisado. En ese rumor que so-
lia transmitirse de generacion a generacion, el Ligue es el habito de
reglas muy faciles de manejar y de riesgos que se olvidan al estallar la
lujuria. ^Como se liga, donde se liga? Novo nos proporciona una infor-
macion valiosisima sobre el ligue en la decada de 1920:
Garantizado el intercambio de miradas, ese lenguaje primero y
ultimo de los gays, cualquier Iugar es propicio para el Ligue. Lo clasico
antes de 1950 es la avenida San Juan de Letran, donde no es infrecuente
ver a gays "de posibles" que, como jugando, lanzan al aire monedas de
plata. En 1937, en su poema "Declaracion de odio" (de Los hombres del
alba) Efrain Huerta proporciona la vision machista de la avenida:
Te declaramos nuestro odio, magnifica ciudad.
A ti, a tus tristes y vulgarisimos burgueses...
a tus desenfrenados maricones que devastan
las escuelas, la plaza Garibaldi,
la viva y venenosa calle de San Juan de Letran.

En SU acercamiento a Los hombres del alba, "los que tienen en vez de


corazon,/ un perro enloquecido", Huerta enumera a los bandidos, los
asesinos cautelosos, los violadores, los profesionales del desprecio, y alii
incluye a "los maricas con fiebre en las orejas/ u en los blandos rifiones".
Tambien se liga en la Avenida Juarez (Sergio Magafia aborda el
tema en su cancion "El Musafir"), y en los balnearios, los bares, los
banos de vapor, los cines, los sitios proximos a los cuarteles, algunos
cabarets. El Ligue, la ronda incesante de los cuerpos, es el centro de la
vida gay, ordenado por una certeza: si lo que se hace no es voluntario,
tampoco es involuntario.
Ill
memoria de lo invisible

Cr4ditos y descriditos de la sordidez


iQue es la sordidez, aquello alejado de las luces de la respetabilidad, lo
que impulsa al contacto intimo con desconocidos, a la aventura riesgosa,
a la inminencia del chantaje y el arresto, a las turbias recompensas de la
adrenalina, al abandono por unas horas de la personalidad de todos los
dias, a la conciencia torturada que ve en el castigo su idea fija mezclada
indisolublemente con la recompensa? La sordidez es lo propio del con-
junto que incluye los bafios malolientes, las butacas ruinosas de los ci-
nes, el piso resbaloso, las ojeadas de apremio, el cinismo valeroso, la
mano confianzuda, la mano temblorosa, la pierna que se pega con ansie-
dad a la pierna contigua, las idas y vueltas por la sala del cine, las pelicu-
las observadas a rafagas en los intervalos de la vehemencia masturbatoria...
En ]acinto de Jesus, Hugo Villalobos entrevista a buen numero de
informantes e integra sus relatos en una biografla basica que es indivi-
dual y colectiva, es de un tiempo y de una psicologia de tribu, donde la
experiencia de cada uno suele explicar la de todos y a la inversa. "Ni
igual, ni semejante, ni distinto", podria ser un lema que situe a cada
uno de los personajes de este libro en relacion con los demas.
iComo se da el despertar a la opcion estigmatizada, a los amores
profundos, al revoloteo sentimental, a los desgarramientos y las dudas,
a los suplicios producidos por el rechazo cotidiano? Un personaje tipi-
co clasico, el migrante elegido por Villalobos, deserta de la comunidad
pequefia en pos de las libertades de la gran ciudad, donde entre los
estimulos se encuentran el anonimato y el desfogue. El provinciano se
acomoda en cuartos y departamentos, se asoma a la capital a traves del
ligue, y hace de su cuerpo el instrumento del conocimiento. Los saberes
de la epidermis se transmiten a la sensibilidad y la imaginacion, y si el
saber es muy reiterativo tambien suele serlo la experiencia urbana.
El gay que se urbaniza atraviesa el espacio secreto y publico a la
vez donde "la raza maldita" se reconoce gracias a la mirada posesiva y
la mirada braguetera, y a partir de alii se palpa febrilmente, sitiia su
identidad con el apoyo inevitable de la burla y el choteo, se asegura de
su lugar en la sociedad atendiendo a los atropellos policiacos, usa del
melodrama como intermediaci6n literaria y si no va hasta el limite es
porque, en los convenios de su cultura formativa, el limite ha sido su
punto de partida.
En este universo de la inmersion erotica y sexual (en el planeta de
los ligues circulares), se ubica una de las estrategias de la independen-

112
cia de la minoria. No es paradoja de segundo orden un idioma intrans-
ferible donde tambien se satisfacen las obsesiones. Tan sordidas como
se quieran, las circunvoluciones del ligue le otorgan a los proscritos el
vocabulario basico ya no sujeto a las imposiciones del exterior, ya no
dependiente de los vocablos y conceptos que los heterosexuales acufian
a modo de prisiones y cepos de infamia. Al ejecutar las acciones conde-
nadas "por la moral y las buenas costumbres" (en todo caso, faltas ad-
ministrativas y no delitos), los exiliados de la Respetabilidad encuentran
el arma defensiva que es su programa inicial de autonomia.
La homofobia emite las palabras que son decretos de ejecucion:
maricdn, puto, joto, invertido, desviado, mariposdn. Por demasiado tiempo
estas agresiones vulneran cualquier identidad positiva de sus destinata-
rios, que antes de la lucha por los derechos civiles y la certificacion de
los derechos humanos, solo se defienden con los recursos parodicos,
mientras mas enloquecidos mas eficaces. Asi, el tramite de normaliza-
cion de la conducta (hasta donde era posible) le asigna a estos vocablos
(demoliciones sucintas) un rol muy distinto. Creados para difamar y
pulverizar moralmente, los insultos se convierten en versiones carica-
turales, ya no definiciones estrictas.
Ni siquiera la sordidez es fiel a si misma. De modo instintivo, los
exploradores y paseantes de las antiguas salas de cine, vastas y
populosas, descubren que, en su urgencia, los monosilabos del deseo
vencen o aplazan cualquier censura intima. Ande yo caliente y grite la
gente. Hoy, esto comienza a volverse incomprensible, casi desapareci-
dos los espacios de sombras, borrados por las minisalas que no admi-
ten el viaje incesante de las butacas al bano, de la mano sobre la rodilla
propia a la entrepierna ajena, de la luneta a la galen'a, del miedo a los
"ganchos" y los policias, a la reiteracion de los movimientos corporales
que provocan el arresto, el chantaje, la extorsion. En este punto la expe-
riencia ha sido la madre de la persistencia. En el caso de los cines "de
Ambiente", la victima solia volver al lugar del crimen.
El gay esta al tanto de lo que es porque le gusta lo prohibido. Al
inscribir su impulso en la esfera de la fatalidad, no lo que es sino lo que
no debio ser, el gay pobre o de provincia ignora sus derechos basicos, y
se considera inmerso en una pesadilla. ^Que aniquilamiento de las pre-
tensiones mas adecuado que el hacinamiento en banos de vapor, en
cines de segunda o tercera, en las calles y avenidas que son ghettos
ambulantes? La sordidez es el mas vindicativo de los closets, y son

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memoria de Io invisible

precisamente la pena y el gozo que de alii se desprenden los que evitan


la observacion racional del deseo. A los paseantes en los cines se les
podria aplicar lo dedicado por el poeta Carlos Pellicer a su amigo Salva-
dor Novo:
Y asi hay noches de luna sin gobierno
en que, para decirnos su amargura,
arroja paraisos al infierno.
Una aclaracion pertinente: las criaturas de la biisqueda van a los
cines a arrojar sus paraisos (el sueno del amor pleno, el espejismo de la
respetabilidad, la resistencia al miedo), porque solo deshaciendose de
ellos en la oscuridad los recuperan en los estremecimientos del placer.
Esto obtiene la mecanica de la represion. Los proscritos vislumbran el
paraiso en el triunfo sobre las prohibiciones por un minuto, cinco mi-
nutos, una hora, una noche, lo que sea. El lema de esta actitud podria
ser una frase de un bolero de Consuelo Velasquez: "No quiero arrepen-
tirme despues/ de lo que pudo haber sido y no fue". Y el gay se abisma
en el circulo del eterno retorno: siempre liga como por vez primera, la
experiencia no le produce madurez sino mafia, el terror al castigo
desmadeja su voluntad y, para restaurar los dafios, nada mas tiene a
mano el desencanto, la indiferencia, la tortura animica o el cinismo (en
los marginados, el cinismo ha sido entre otras cosas la aspiracion a la
salud mental).
La sordidez no es solo el conjunto de atmosferas lugubres, de
escenarios inhabitables, de la impudicia que es la destruccion colectiva
del pudor, del autoescarnio que anticipa y neutraliza el escarnio ("But if,
Baby, I'm the bottom you're the top", dice Cole Porter en una de sus
canciones mas gay). Luego la sordidez se observa de otra manera. Si los
cines son ya templos minusculos del consumo, si el sida veda las prac-
ticas mas salvajes, si las marchas gay en la ciudad de Mexico y
Cuadalajara obstaculizan la rendicion al Que Diran, la sordidez pierde
su inmenso poder retentivo, asi no desaparezca ni se prescinda de sus
compulsiones.
Con la perdida de la juventud, al devaluarse lo que de Objeto
Sexual tiene cada persona, el patetismo se aduefia de la escena. ^Como
enfrentar la conjura de las miradas de rechazo a las que se afiade la
propia? Con las limitaciones de la edad, el patetismo es simultanea-
mente la autocritica, la confesion de vencimiento, la huida por la puerta
de la autocompasion y la disculpa social. En el "hedonismo a oscuras",

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Carlos MonsivSis

entre los resplandores del jadeo, surge la pregunta inevitable: "^Tu li-
garias conmigo"? Y con la respuesta se inicia la asimilacion del patetis-
mo. Escribe Villalobos:
Conforme transcurria el tiempo, la soledad y el miedo lo asediaban cada vez
mas, incluso las sombras mismas se convirtieron en entes siniestros que al
igual que 61 vagaban de callejon en callej6n, de parque en parque, de sotano en
s6tano, de refugio en refugio. Durante mucho tiempo estuvo convencido de
que en las penumbras podia librarse, o evadir momentSneamente a la
CuerauSperi, pero a Aurelio, la obsesidn y la paranoia lo hicieron dudar de
aquella certeza, pens6 que en algunas de las sombras estaban transfigurados
algunos de los embajadores del destino, quienes lo fiscalizaban. Desde enton-
ces tambifen las sombras le provocaron desconfianza.
Su miedo se acrecentaba, le temia a policias y a cualquier persona que transita-
ba por las banquetas, a los perros, incluso a su propia imagen que repentina-
mente aparecia proyectada entre las luces y las bardas, entre las luces y el piso
de concreto. Pero habia un temor mas profundo, el encuentro diario e irreme-
diable consigo mismo, por ese motivo evitaba regresar al vecindario y verse en
el espejo.

Esto es parte de la historia invisible.

—continuara—

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