Jesucristo

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JESUCRISTO fundamental, la continuidad entre el personaje

aparecido en la carne y el ser divino confesado por la fe:


¿Quién dice la gente qué soy?
«A este Jesús al que vosotros habéis crucificado, Dios lo
“Llegado Jesús a la región de Cesarea de Filipo, hizo está ha hecho Señor y Cristo»; «Éste que os ha sido
pregunta a sus discípulos: ¿quién dicen los hombre que sustraído, este mismo Jesús vendrá... de la misma
es el Hijo de hombre? Ellos dijeron; unos que Juan el manera» «A este Jesús que un momento fue rebajado
Bautista; otros, que Elías, otros, que Jeremías o uno de por debajo de los ángeles, lo vemos coronado de gloria
los profetas. Les dijo Jesús; Y vosotros ¿Quién dices que eterna». La revelación que convirtió a Saulo en el
soy yo?; Simón Pedro contestó; Tú eres el Cristo, el Hijo camino de Damasco, es del mismo tipo: «Yo soy Jesús,
de Dios vivó. Jesús le dijo; Bienaventurado eres Simón, al que tú persigues»; no sólo descubre al perseguidor,
hijo de Jonás, porque no te ha revelado esto la carne ni que la presencia del Señor es inseparable de los suyos,
la sangre, sino mi Padre que está en los cielos. sino que le hace reconocer la identidad entre el ser
celestial que se le impone con su omnipotencia y el
“Jesús”
blasfemo galileo, al que él perseguía con todo su odio.
En este artículo, deliberadamente breve, no se pretende No importa que no haya «conocido a Cristo según la
decir ni «todo lo que hizo Jesús», cuya relación no carne», pues para siempre ha sido «aprehendido por
cabría en el mundo entero como ni siquiera todo lo que Cristo Jesús» y sacrifica todas sus ventajas para entrar
representan su persona y su obra para la fe y el en «el conocimiento de Cristo Jesús [su] Señor». El
pensamiento del NT. Sólo se procurará destacar, en la Cristo grandioso que llena el universo con
relación de esta obra y en la expresión de esta fe, todo la plenitud divina es «el Cristo tal como lo habéis
lo que sugiere y significa, entre nombres divinos, el recibido, el Señor Jesús».
empleo del nombre de Jesús.
II. JESÚS NAZARENO

Jesús, ser de carne, «nacido de mujer, nacido sujeto a la


ley» apareció en el mundo en una fecha dada,
«mientras Quirino era gobernador de Siria», en una
familia humana, la de «José, de la casa de David»,
establecida «en una ciudad de Galilea, llamada
Nazaret». El nombre que, como todo niño judío, recibe
en la circuncisión no es excepcional en Israel. Pero Dios,
que en este niño se ha hecho Emmanuel, «Dios con
nosotros», cumple en él la promesa hecha al primer
Jesús, Josué, de estar con él y de revelarse «Yahveh
salvador». Sin embargo, su origen parece tan común
que para designarlo no se añade normalmente a su
nombre, como en el caso de una familia conocida, el
nombre de su padre y de sus antepasados, sino
sencillamente el de Nazaret, su patria. Las genealogías
I. «ESTE JESÚS»
de Mateo y de Lucas subrayarán más tarde la
Este nombre significa por lo pronto lo que designa ascendencia regia de Jesús; las primeras proclamaciones
normalmente el nombre en el lenguaje humano y en de la fe insisten más bien en la forma corriente de
particular en el pensamiento bíblico: el ser mismo en su designarlo y en el recuerdo dejado por el paso de «Jesús
singularidad, en su individualidad concreta y personal: nazareno».
él y no otro, él y todo lo que es, este Jesús, como lo
nombran varios textos. Este demostrativo, expresado o
no, traduce casi siempre la afirmación cristiana
Elaborado por; Alex Neider González Ospina.
III. JESÚS EN LOS EVANGELIOS A través de la voluntad de «confesar a Jesucristo venido
en la carne», esta atención revela la certeza, cada vez
Jesús es el nombre empleado ordinariamente por los
que recurre este nombre, de tocar y de revelar
evangelios para designar a Cristo y relatar su actividad.
la riqueza del «Verbo de vida».
Parece, sin embargo, que generalmente se le llamaba
«rabbi», maestro, y después de su muerte y de su IV. EL NOMBRE POR ENCIMA DE TODO NOMBRE
entrada en la gloria se evoca al «señor».
Si la fe cristiana no puede desasirse de Jesús y de todo
lo que este nombre implica en cuanto a rebajamiento y
a humanidad concreta, es porque este nombre ha
venido a ser «el nombre por encima de todo nombre»,
el nombre ante el cual «toda rodilla se dobla, en el
cielo, en la tierra y en los infiernos». El nombre de Jesús
ha venido a ser el nombre propio del Señor; cuando
Israel invocaba el nombre del Señor para hallar en él
la salvación, pronunciaba el nombre que Dios mismo se
había dado, Yahveh, el que está siempre con su pueblo
para liberarlo. Este nombre evocaba una personalidad
extraordinariamente acentuada y vigorosa, a la que era
inútil tratar de forzar o de halagar. El nombre de Jesús
evoca la misma omnipotencia divina, la misma vitalidad
invulnerable, pero bajo rasgos que nos son familiares y
en los que fácilmente nos orientamos, pues se trata de
alguien que para siempre se nos ha dado y nos
Pero los evangelios, fuera de ciertas excepciones
pertenece.
determinadas y sobre todo los trozos puramente
«lucanos»: etc., hablan siempre sencillamente de Jesús. La única salvación de la humanidad, la única riqueza de
No es en modo alguno un esfuerzo artificial para la Iglesia, el único poder de que dispone es Jesús:
restablecer un lenguaje anterior a la fe, del tiempo en «Jesucristo te cura». Toda la misión de la Iglesia está en
que Jesús no había todavía acabado de revelarse y en «hablar en nombre de Jesús». Así Pablo, en las
que la mayoría no veían en él más que a un hombre. Sin sinagogas de Damasco a raíz de su conversión, «predica
el menor artificio siguen los evangelistas el movimiento a Jesús»; en el ágora de Atenas «anuncia a Jesús y la
mismo de la fe, que consiste siempre en aplicar a «este resurrección», y en Corinto, «a Jesucristo, y a Jesucristo
Jesús», al personaje concreto, los títulos salvadores y crucificado». Toda la existencia cristiana consiste en
divinos, los de Señor, de Cristo, de salvador, de Hijo de «consagrar la vida al nombre de nuestro Señor
Dios, de siervo de Dios. Los evangelios, hablando Jesucristo», y el gozo supremo consiste en ser «juzgado
siempre de Jesús, están exactamente en la línea de lo digno de sufrir ultrajes» y en «morir por el nombre del
que quieren ser: el evangelio, el anuncio de la buena Señor Jesús».
nueva de Jesús, de Cristo Jesús, del Señor Jesús. El
evangelio de Juan, el más solícito en subrayar
constantemente la cualidad divina de Cristo, en mostrar
en cada uno de sus gestos la gloria del Hijo único, la
soberanía confiada al Hijo del hombre, no pierde
ninguna ocasión de pronunciar el nombre de Jesús,
repitiéndolo incluso cuando parece superfluo, en los
diálogos más sencillos.

Elaborado por; Alex Neider González Ospina.

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